Stuck-Up Suit - Vi Keeland
Stuck-Up Suit - Vi Keeland
Stuck-Up Suit - Vi Keeland
estadounidense basada en el libro del mismo nombre escrito por Candace Bushnell. 4 Personaje de la
serie Sexo en la Ciudad. Big significa gran o grande, de ahí el juego de palabras con el mote de
Graham.
Había salido del tren tan rápido, que debió habérsele deslizado de la mano.
Yo aparentemente había estado tan ocupada admirando su jugoso trasero,
abrazado por los pantalones, para darme cuenta. Levantando el iPhone, se
sintió caliente en mis manos. La funda olía a él. Quise olisquear más cerca,
me contuve.
Me cubrí la boca y miré alrededor. Si mi vida fuera un programa de
televisión, la pista de risas hubiera sido insertada ahora mismo. Nadie
estaba mirándome. A nadie parecía importarle que tuviera el teléfono del Sr.
Pantalones Elegantes.
¿Qué iba a hacer con esto?
Metiéndolo dentro de mi bolso con estampado de leopardo, sentí como si
estuviera albergando una bomba mientras salía de la estación hacia la
soleada acera de Manhattan. Podía sentir el teléfono vibrando con
notificaciones de mensajes y sonó al menos una vez. No estaba preparada
para tocarlo de nuevo hasta que no tuviera mi café.
Después de detenerme en mi vendedor callejero habitual, me tomé mi taza
de café mientras caminaba las dos cuadras al trabajo. En este día en
particular, iba tarde, así que decidí renunciar a descubrir la vida del Sr. Gran
Imbécil hasta después del almuerzo.
Cuando llegué a mi escritorio, saqué el teléfono y me di cuenta de que la
batería estaba en rojo, así que lo conecté a mi cargador. Mi puesto como
asistente de una legendaria columnista de consejos no era ciertamente el
trabajo de mis sueños, pero pagaba las facturas. Ida Goldman era la dueña
de Pregunta a Ida, una columna diaria que había durado años. Ida había
intentado prepararme últimamente, pidiéndome probar mi mano escribiendo
algunas de las respuestas. Las críticas elegidas eran publicadas en el diario
mientras las respuestas a las otras eran publicadas en el sitio web de Ida.
Parte de mi trabajo era publicar las preguntas que llegaban y decidir cuáles
de estas le pasaba a mi jefa.
Mientras los consejos de Ida siempre eran sensibles y políticamente
correctos, mi forma de hacer las cosas tendía a ser más directa, básicamente
cortando las tonterías. Como resultado, ella en realidad nunca publicaba mis
respuestas. Ocasionalmente, no podía resistirme a responsabilizarme de
responder a algunas de las preguntas que no pasaban el corte; las que
habrían terminado en la basura de todos modos. Algunas de estas personas
necesitaban una pista y sentía que era poco solidario ignorar sus suplicas
por ayuda.
Recientemente descubrí que mi esposo tiene una reserva de porno.
¿Qué hago?
—Trisha, Queens.
¡Vamos! Invierte en un buen vibrador. Asegúrate de poner todo de la forma
en que estaba después de que tengas tu gran final mientras él está en el
trabajo.
Me emborraché en una fiesta y besé al novio de mi mejor amiga. Ahora
no puedo dejar de pensar en él. Me siento horrible, pero creo que es
probable que me esté enamorando. ¿Alguna palabra de sabiduría?
—Dana, Long Island.
Sí. Eres una zorra. ¡Te veo el próximo martes, Dana!
Mi novio me pidió hace poco que me casara con él. Dije que sí. Es el
hombre más dulce y amable que he conocido. El problema es, que el
diamante que me dio era más pequeño de lo que había esperado. De
verdad no quiero lastimar sus sentimientos. Necesito saber una forma
educada de expresarle mi decepción.
—Lori, Manhattan.
Dios tiene el mismo dilema cuando se trata de ti, cariño. PD: Cuando tu
prometido deje tu trasero egoísta, dale mi número.
Responder un par de correos de una forma honesta y directa siempre
parecía darme la energía que necesitaba para empezar el día. La mañana
pasó rápidamente. Para el mediodía, el teléfono del Sr. Gran Imbécil estaba
completamente cargado, así que me lo llevé al cuarto de descanso. Había
ordenado comida thai para las dos.
Después de terminar el almuerzo, Ida salió de la habitación, dándome unos
diez minutos de privacidad para husmear el teléfono. Por suerte, no estaba
protegido con contraseña. Primera parada: fotos. No había demasiadas, y si
pensaba que iba a conseguir pistas sobre quién era este tipo basándome en
las fotos en su galería, tendría que pensar en otra cosa. La primera foto era
un pequeño y esponjoso perro blanco. Parecía una especie de terrier. La
siguiente era de las tetas desnudas de una mujer con una botella de champán
en el centro. Eran pálidas, perfectamente redondeadas y totalmente falsas.
Qué asco. Luego había más fotos de un pequeño perro seguidas de una foto
tomada de un grupo de mujeres mayores que parecían estar en clase de
jazzercise5. ¿Qué demonios? No pude evitar reírme a carcajadas. La foto
era una selfie suya y de una mujer mayor. Estaba vestido más casual, su
cabello un poco despeinado y, de hecho, estaba sonriendo. Se veía
increíblemente apuesto en esa foto. Era difícil creer que fuera el mismo tipo
estirado del tren, pero el hermoso rostro confirmaba que lo era.
5 Ejercicios que mezclan aeróbicos y baile.
Cinco minutos más hasta que tuviera que volver a mi escritorio. No había
una cuenta de correo vinculada al teléfono, así que, en cambio, abrí sus
contactos y decidí llamar al primero nombre en la lista: Avery.
—Bueno, bueno. Graham Morgan. Ha pasado mucho tiempo. ¿Qué pasó?
¿Has acabado de repasar el alfabeto y ahora estás empezando de nuevo?
Recuerdas que no era uno de tus juguetes, ¿verdad? —Escuché el estallido
de un claxon y el tráfico de fondo, seguido por la puerta de un auto
cerrándose que ahogó los sonidos de la ciudad—. Al edificio, Langston. Y
no vaya por el parque. Los cerezos están floreciendo y no necesito la piel
hinchada antes de mi reunión. —Terminó de gruñirle al conductor y recordó
que estaba al teléfono—. Así que, ¿qué pasa, Graham?
—Mmmm. Hola. No soy Graham, de hecho. Mi nombre es Soraya.
—¿Sor… qué?
—So-ra-ya. Es princesa en persa. Aunque no soy persa. Mi padre solo
pensó…
—Cualquiera que sea tu nombre, dime lo que quieres y por qué estás
robándome tiempo valioso. ¿Y por qué me llamas del teléfono de Graham
Morgan?
Graham Morgan. Incluso el jodido nombre era sexy. Me lo imaginaba.
—En realidad, encontré este teléfono en el tren. Estoy muy segura de que
pertenece a un hombre que vi esta mañana. ¿A finales de los veinte, tal vez?
Cabello negro, un poco largo para el tipo que lleva trajes, rizado en las
puntas. Estaba usando un traje azul. Tenía un gran reloj.
—¿Precioso, arrogante y enojado?
Me reí un poco.
—Sí, era ese.
—Su nombre Graham Morgan y sé justo dónde deberías llevar el teléfono.
Tomé un bolígrafo de mi bolso.
—Bien.
—¿Estás cerca de la línea de tren 1?
—No estoy lejos.
—Bien. Bueno, toma el 1 y ve hasta el centro. Pasa Rector Street y bájate
en la terminal sur del Ferry.
—Bien. Puedo hacerlo.
—Una vez te bajas. Ve a la derecha por Whitehall y luego a la izquierda en
South Street.
Conocía la zona e intenté visualizar los edificios alrededor. Era un
vecindario bastante comercial.
—¿No me llevará esto por Río Este?
—Exactamente. Arroja el teléfono de ese imbécil dentro y olvida de que
alguna vez viste al hombre.
La línea de teléfono quedo muerta. Bueno, eso fue interesante.
2
Soraya
abía planeado devolver el teléfono esa mañana.
No, de verdad. Así es.
Entonces de nuevo, también planeé terminar la universidad. Y viajar por el
mundo. Por desgracia, lo más lejos que me había aventurado fuera de la
ciudad durante el último año, fue cuando mi maleducado trasero
accidentalmente se quedó dormido en el tren a Path y terminó en Hoboken.
El teléfono estaba oculto con seguridad en el compartimiento lateral de mi
bolso, me senté en el vagón siete, una hilera atrás y diagonalmente al otro
lado de Mr. Gran Imbécil, robando miradas de soslayo mientras leía The
Wall Street Journal. Necesitaba más tiempo para estudiar al león. Las
criaturas en el zoológico siempre me fascinaron, especialmente la forma en
que interactuaban con los humanos.
Una mujer abordó en la siguiente parada y se sentó directamente frente a
Graham. Era joven, y la longitud de su falda bordeada lo inapropiado. Sus
piernas bronceadas estaban torneadas, desnudas y sexys, incluso mis ojos se
demoraron un momento. Sin embargo, el león nunca se movió. Ni siquiera
pareció realmente notarla mientras alternaba entre leer y hacer clic sin
pensar en su gran reloj. Sinceramente, habría pensado que era más de putas
que eso.
Cuando llegó su parada, tomé la decisión de devolverle el teléfono. O
quizás mañana. Un día más no importaría. Por el resto de mi viaje, volví a
través de sus fotos. Solo que esta vez, las estudié, prestando mucha atención
a los detalles del fondo, más que al sujeto focal.
La foto de él y de la anciana fue tomada delante de una chimenea. No lo
había notado antes. La chimenea estaba revestida con una docena de
marcos. Enfoque el marco que estaba menos pixelado. Era de un niño y una
mujer. El chico tenía unos ocho o nueve años y llevaba un uniforme de
algún tipo. La mujer, al menos creía que era una mujer, tenía algo parecido
a un corte de cabello al rape. El chico podría haber sido Graham, pero no
podía estar segura. Casi perdí mi parada enfocando en lo que resultó ser un
cartero en la parte de atrás de otra foto. ¿Qué demonios estaba haciendo?
Me detuve en mi camión de café habitual y ordené.
—Tomaré un latte grande de vainilla, helado, sin azúcar y con leche de soja.
Anil sacudió la cabeza y rió entre dientes. De vez en cuando, cuando él
tenía una fila llena de mujeres que parecía que se habían perdido tratando
de encontrar un Starbucks, pedía algo ridículo. En voz alta. Por lo general,
por lo menos conseguía que uno creyese que Anil's Halal Meat servía
bebidas elaboradas. Básicamente, tenías cuatro opciones: negro, con leche,
azúcar, o ir a algún otro lado. Él ni siquiera ofrecía edulcorante. Dejando
caer mi dinero en la taza, me entregó mi habitual café negro, y me reí
mientras me alejaba oyendo a una mujer preguntar si hacía Frappuccinos.
Cuando llegué a la oficina, Ida estaba de un humor particularmente rancio.
Jodidamente impresionante. El mundo entero pensaba que Pregúntale a Ida
era una amada institución americana, solo unos pocos sabían la verdad. La
mujer que incursionaba dando dosis de consejos azucarados conseguía su
felicidad de molestar a la gente y siendo mezquina.
—Encuentra un número del Hotel Celestine. —Fue su saludo.
Encendí la torre de la vieja computadora de escritorio en la que me hacía
trabajar. El internet en mi teléfono era mucho más rápido, pero no iba a usar
mis datos solo porque ella se negara a entrar en el siglo XXI. Cinco minutos
más tarde, le llevé el número a su oficina.
—Aquí tienes. ¿Quieres que te haga una reserva?
—Saca la carpeta de viajes del archivador.
Se la entregué y esperé, dado que nunca contestó mi pregunta. Ida cruzó el
abultado archivo hasta que encontró una pequeña tarjeta doblada del tipo de
las que te da el hotel con el nombre de la criada. Lo leyó y luego me lo
mostró.
—Llama al hotel. Diles que Margaritte no sabe cómo limpiar una
habitación. Que la última vez que me quedé en la Celestine, la alfombra no
estaba correctamente aspirada, y había pelos negros en la pared en la ducha.
—Bien…
—Menciona a Margaritte por su nombre y que específicamente quiero una
habitación aseada por alguien más. Luego pide un descuento. —¿Y si no
dan descuento?
—Entonces, reserva la habitación de todos modos. Mi habitación estaba
perfectamente limpia la última vez.
—¿Quieres decir que la alfombra y la ducha no estaban sucias? Dejó
escapar un suspiro exasperado como si estuviera agotando su paciencia.
—Las tarifas de las habitaciones son un atraco. No voy a pagar 400 dólares
por noche.
—Así que, en su lugar, ¿quieres que alguien sea despedido? Levantó una
gruesa y dibujada ceja.
—¿Quieres ser tú?
Sí. Esta perra debería estar dando consejos sobre moralidad.
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Afortunadamente para mí, era miércoles: el día en que Ida se reunía con su
editor cada semana. Por lo tanto, al menos, solo tuve que soportarla durante
medio día antes de que me dejara con una larga lista de tareas pendientes:
—Ordenar nuevas tarjetas de visita. (Hazlas menos coloridas esta vez, yo
manejo un negocio, no un circo).
—Actualizar el blog. (La carpeta amarilla tiene cartas y respuestas diarias,
no improvises mientras escribes. Pregúntale a Ida NO sugiere hacerlo al
estilo perrito para animar a tu novio, que acaba de perder a su amado
terrier Jack Russell).
—Introduce las facturas en la carpeta azul de Contabilidad Rápida. (Toma
todos los descuentos, incluso si pasó la fecha).
—Envía los contratos a Lawrence para su revisión.
No había órdenes en ésta. Me di cuenta del porqué poco después. Había
escrito a través de cada página del documento con un marcador naranja
brillante. Ridículo. Inaceptable.
—Recoge la limpieza en seco. (El ticket está en mi escritorio, no le pagues
si la marca en la manga izquierda de mi chaqueta mohair no salió.) ¿Qué
diablos era un mohair de todos modos?
—Entrega de Speedy Printing esta tarde. (No hay propina. Llegó diez
minutos tarde otra vez la semana pasada.)
La lista seguía sin cesar. Tuve que aguantarme para no escanearlo y
publicarlo en el blog bajo la última respuesta que dio a un empleado que
estaba teniendo problemas con su jefe. En vez de eso, empecé a subir la
música (Ida no permitía música en el lugar de trabajo), le di propina al
encargado de la entrega de la impresora, un billete de veinte dólares y tomé
un descanso de una hora con mis pies descalzos sobre el escritorio para
jugar con el teléfono de Mr. Gran Imbécil un poco más. Mirando mis dedos
en movimiento, admiré la última obra de Tig, dos plumas tatuadas en la
parte superior de mi pie derecho que colgaban de una pulsera de tobillo de
cuero. Muy Pocahontas. Necesitaba parar en la tienda para que pudiera
tomarle una foto para su pared, ahora que la hinchazón había bajado.
Estaba casi en mi límite de uso de datos del mes, por lo que metí a Graham
Morgan en Google en su teléfono. Me sorprendió cuando la búsqueda
devolvió más de mil resultados. El primero fue el sitio web de su empresa:
Morgan Financial Holdings. Hice clic en el enlace. Era un sitio web
corporativo típico, todo muy estéril y práctico. La lista de las tenencias era
una página larga, todo desde propiedades inmobiliarias hasta una firma de
inversión financiera. El sitio apestaba a dinero viejo. Apostaría a que papi
todavía tenía una gran oficina de esquina y la visitaba cada viernes después
del golf. El tema común del sitio también parecía resumir la ocupación de la
empresa, gestión de patrimonios. Los ricos se hacen más ricos. ¿Quién
estaba administrando mis activos? Oh espera. Está bien. No tenía ninguno.
A menos que hayas contado mi gran estante. Y en realidad tampoco tenía a
nadie manejando eso.
Hice clic en la pestaña Acerca de, y mi mandíbula se abrió. La primera foto
era del propio Adonis, Graham J. Morgan. El tipo era realmente precioso.
Una fuerte nariz, mandíbula cincelada y ojos del color del chocolate
fundido. Algo me dijo que podría tener ascendencia griega. Me lamí los
labios. Maldita sea. Debajo, leí su biografía. Veintinueve, Summa Cum
Laude en Wharton, soltero, bla, bla, bla. La única cosa que me sorprendió
fue la última frase: El Sr. Morgan fundó Morgan Financial Holdings hace
solo ocho años, sin embargo, su diversa cartera de clientes compite con las
empresas de inversión más antiguas y prestigiosas de la ciudad de Nueva
York. Supongo que estaba equivocada acerca de papi.
Después de limpiar la baba del teclado, me mudé a la pestaña Equipo.
Mostraba treinta directores y gerentes diferentes. Había un tema común allí,
también. Sobre educados y frunciendo el ceño. Excepto por un solo
renegado que se atrevió a sonreír para su foto corporativa. Ben Schilling,
que aparentemente era un gerente de marketing. Aburrida con la vida
corporativa, pero reacia para volver a mi lista de tareas pendientes, recorrí
los contactos de Graham de nuevo. Pasé por encima del nombre de Avery y
me pregunté si solo eran mujeres a las que el Sr. Gran Imbécil logró enojar.
A pocos nombres de Avery, aterricé en el primer nombre masculino: Ben.
Hmmm. Sin pensarlo demasiado, envié un texto:
Graham: ¿Qué pasa?
Me emocioné cuando vi los tres puntos empezar a rebotar, lo que indica que
estaba escribiendo una respuesta.
Ben: Trabajando en esa presentación. Lo tendré listo mañana como
estaba planeado.
Graham: Genial. Dile a Linda que te programe en mi agenda. Al menos,
había conseguido su nombre correcto. Vi los tres puntos empezar y luego
parar. Luego comenzar de nuevo.
Ben: No creí que Linda regresara. Después de lo que pasó ayer en la
reunión.
Ahora estábamos llegando a algún sitio. Me senté en mi silla. Graham:
Sucedieron muchas cosas en la reunión de ayer. ¿A qué te refieres
específicamente?
Ben: Ummm... Quise decir, cuando le gritaste “estás despedida, sal de mi
oficina”.
Este chico era realmente un completo Imbécil. Alguien necesitaba patear su
trasero. Inicié Safari y volví a abrir la última página que había visitado. A
mitad de camino, encontré lo que estaba buscando: Meredith Kline, gerente
de Recursos Humanos.
Graham: Tal vez fui un poco duro. Estoy en reuniones toda la tarde.
¿Podrías detenerte y decirle a Meredith en RRHH que Linda tiene un mes
de baja?
Ben: Por supuesto. Estoy seguro de que lo apreciará. Si era demasiado
agradable, pensé que podría sospechar algo.
Graham: Aprecio no recibir una demanda. Lo que ella aprecie no es de
mi incumbencia.
Pensé que había empujado lo suficiente, así que tiré el teléfono en mi bolso
antes de que pudiera hacer más daño. Mañana lo devolvería. Y estaba
deseando conocer al Imbécil en persona.
3
Soraya
organ Financial Holdings ocupaba todo el vigésimo piso de acuerdo a la
señal en el vestíbulo. Mi estómago gruñó mientras esperaba un ascensor.
Teniendo en cuenta que acababa de desayunar, sabía que eran los nervios, y
eso me enojaba.
¿Por qué se me ocurrió enfrentarme cara a cara a este imbécil que me ponía
nerviosa?
Su apariencia.
En el fondo, sabía que era su apariencia, y eso era ridículo. Yo no era una
persona superficial, pero una parte de mí no podía dejar de derretirse por
este Imbécil. Esa parte de mí realmente necesitaba callarse ahora.
El ascensor hizo un ding y se abrió, permitiendo que un hombre de
negocios más viejo y yo entráramos. Éramos solo nosotros dos mientras las
puertas se cerraban. Cuando el hombre se rascó sus bolas, miré hacia abajo
al tatuaje de plumas en mi pie para distraerme. ¿Por qué era un imán para
los hombres que rascaban su basura? Afortunadamente, el elevador llegó a
la vigésima planta pronto. Salí del ascensor, permitiendo que el hombre
reinara libre en su espacio privado.
Una señal negra con letras doradas que decía Morgan Financial Holdings
colgaba encima de dos puertas de vidrio transparente. Tomando una
respiración profunda y ajustando mi pequeño vestido rojo, caminé a través
de la entrada. Sí, me había emperifollado para esta mierda. No juzgues.
Una recepcionista joven y pelirroja me sonrió.
—¿Puedo ayudarla?
—Sí, estoy aquí para ver a Graham Morgan.
Parecía que estaba a punto de reírse de mí.
—¿Está esperándola?
—No.
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—El Sr. Morgan no ve a nadie que no tenga una cita.
—Bueno, tengo algo muy importante suyo, así que realmente necesito
verlo.
—¿Cuál es su nombre?
—Soraya Venedetta.
—¿Puede deletrear su apellido para mí? ¿Vendetta? ¿Cómo una venganza
contra alguien?
—No, es Ven-E-detta. Hay una E en el medio. V-E-N-E-D-E-T-T-A. —Si
tuviera un centavo por cada vez que alguien cagó mi apellido... bueno, sería
más rica que Graham J. Morgan.
—De acuerdo. Señorita Venedetta. Bueno, si lo desea, puede tomar asiento
allí mismo. Cuando el Sr. Morgan llegue, le preguntaré si está dispuesto a
verla.
—Gracias.
Enderezando mi vestido, tomé asiento en el lujoso sofá de microfibra
diagonalmente enfrente de la recepción. No debería haberme sorprendido
que Sr. Gran Imbécil no estuviera aquí todavía, ya que no estaba en el tren
habitual esta mañana. Me pregunté cuánto tiempo exactamente tendría que
esperar; solo pedí ausentarme medio día, y debía volver a Ida después de la
hora del almuerzo.
Estaba buscando sin pensar a través de algunas revistas financieras con la
cabeza baja cuando las puertas se abrieron. Mi corazón comenzó a palpitar
cuando noté a Graham, que parecía enojado como siempre. Estaba
engalanado con pantalones negros y una nítida camisa blanca enrollada en
las mangas. Tenía ese reloj reluciente envuelto alrededor de su muñeca.
Sostenía una corbata borgoña en una mano y una laptop en la otra. Cuando
pasó, una ráfaga de su embriagante colonia inmediatamente me golpeó
como un puñetazo en la nariz. Estaba mirando hacia delante,
completamente ajeno a mí o a cualquier otra cosa a su alrededor.
La recepcionista se iluminó cuando pasó por ella.
—Buenos días, Sr. Morgan.
Graham no respondió. Simplemente soltó un gruñido apenas audible en
respuesta cuando rápidamente nos pasó y desapareció por el pasillo.
En serio.
La miré.
—¿Por qué no le dijiste que estaba aquí para verlo?
Rió.
—El Sr. Morgan necesita tiempo para relajarse en la mañana. No puedo
golpearlo con un visitante inesperado en el momento en que entre por la
puerta.
—Bueno, ¿exactamente cuánto tiempo voy a tener que esperar? —Hablaré
con su secretaria en unos treinta minutos.
—¿Estás bromeando?
—Absolutamente no.
—Eso es jodidamente ridículo. Me tomará dos minutos hacer lo que tengo
que hacer. No puedo esperar toda la mañana. Voy a llegar tarde al trabajo.
—Señorita Vendetta...
—Ven-E-detta...
—Venedetta. Lo siento. Hay ciertas reglas aquí. La regla número uno es
que, a menos que el Sr. Morgan tenga una reunión importante programada
por la mañana, no debe ser molestado tan pronto como llegue.
—¿Qué hará exactamente si lo molestas?
—No quiero averiguarlo.
—Bueno, yo sí. —Levantándome de mi asiento, corrí por el pasillo
mientras la pelirroja se apresuró detrás de mí.
—Señorita Venedetta. No sabe lo que estás haciendo. ¡Vuelva aquí ahora
mismo! Lo digo en serio.
Me detuve cuando encontré una puerta oscura de madera de cerezo con el
nombre Graham J. Morgan grabado en una placa sobre él. Las sombras de
las ventanas de cristal que rodeaban la puerta estaban completamente
cerradas.
—¿Dónde está su secretaria?
Señaló un escritorio vacío frente a su oficina.
—Normalmente se sienta justo allí, pero no parece estar todavía. Así que,
eso es una razón más por la que no puedo molestarlo ahora, porque
probablemente está enojado por eso.
Miró a otra empleada que estaba trabajando en un cubículo cercano. —
¿Sabes por qué Rebecca no ha llegado todavía?
—Rebecca renunció. La agencia está buscando un reemplazo. —Genial —
bufó la recepcionista—. Y duró que... ¿dos días? La mujer se echó a reír.
—No está mal, considerando...
¿Qué maldita clase de persona era este Graham Morgan? ¿Quién se creía
que era?
La adrenalina repentinamente me recorrió. Me acerqué al escritorio vacío
de la secretaria y presioné el botón del intercomunicador que estaba
etiquetado GJM.
—¿Quién demonios crees que eres...? ¿El Mago de Oz? Estoy bastante
segura de que tendría un acceso más fácil a la reina Isabel II. El miedo en
los ojos de la recepcionista era palpable, pero sabía que era demasiado
tarde, así que se quedó al margen y observó. No hubo respuesta durante un
minuto completo. Luego llegó su profunda y penetrante voz.
—¿Quién eres?
—Mi nombre es Soraya Venedetta.
—Venedetta. —Había repetido mi nombre claramente. No se me pasó que a
diferencia de todos los demás, él había pronunciado mi nombre
perfectamente bien.
Cuando no dijo nada más, volví a pulsar el botón.
—He estado esperando pacientemente para verte. Pero aparentemente, estás
masturbándote allí o algo así. Todo el mundo está muerto de miedo de ti, así
que nadie quiere decirte que estoy aquí. Tengo algo que imagino que has
estado buscando.
Su voz llegó de nuevo.
—¿Oh en serio?
—Sí. Y no te lo daré a menos que abras esa puerta.
—Déjeme preguntarle algo, Srta. Venedetta.
—Bien…
—Esta cosa que usted afirma que estoy buscando. ¿Es la cura para el
cáncer?
—No.
—¿Es un Shelby Cobra original?
¿Un qué?
—Um… no.
—Entonces, te equivocas. No hay nada que posiblemente podrías tener que
estoy buscando, eso haría que abrir esa puerta y tener que lidiar contigo
valga la pena. Ahora, por favor, deja este piso, o tendré a seguridad
escoltándote.
Maldición . No iba a seguir lidiando con esta mierda. No quería tener nada
que ver con él de aquí en adelante, así que decidí dejar su estúpido teléfono.
Agarrando mi propio teléfono, tuve una idea. Un regalo de despedida. Tomé
tres fotos de mí misma: una de mi escote con un gran dedo medio en el
medio, una de mis piernas y una de mi trasero. Entonces programé mí
número en su teléfono, nombrándome a mí misma De Nada Imbécil. Elegí
específicamente no mostrar mi cara ya que no quería que me reconociera en
el tren.
Envié las tres fotografías y las seguí con un texto final. Tu madre debería
avergonzarse de ti.
Le di el teléfono a la recepcionista y lei dije:
—Asegúrate de que reciba su teléfono.t
Salí de allí a pesar de sentirme un poco_ derrotada y muy furiosa.
5
Mi humor solo empeoró cuando volví2 a trabajar. Lo único bueno fue que
Ida tuvo una inesperada reunión fuera C de la oficina, así que no tuve que
lidiar con ella. Acabé tomando ventajaEy saliendo una hora antes.
Después del trabajo, me aventuré a ver 4 a Tig y a su esposa, Delia, antes de
F
regresar a mi apartamento. Él y yo habíamos sido mejores amigos desde
que éramos pequeños, creciendo como 1 vecinos. Tig y Del poseen Tig's
Tattoo and Piercing en la Octava Avenida.F
_
Podía oír el sonido de la aguja de Tig zumbando en la esquina; estaba
p
ocupado con un cliente. Tig manejaba todas las cosas de tinta y Delia se
i
encargaba de los piercings. Siempre que estaba en este tipo de estado de
c
ánimo inestable, tendía a ser muy impulsiva. Ya había decidido que esta
0
noche en casa iba a teñir las puntas de mi cabello rojo, pero eso no parecía
0
suficiente para satisfacerme.
1
—Del, quiero que perfores mi lengua. A
—Vete de aquí. —Agitó su mano desdeñosamente.
. Era muy consciente de
mis cambios de humor. j
—Lo digo en serio. p
—Dijiste que nunca conseguirías un piercing.
g No quiero que vuelvas y me
eches la culpa cuando cambie de nuevo " tu humor.
—Bueno, cambié de opinión. Quiero uno. c
Tig nos escuchó y apartó su atención del su cliente por un segundo.
a
—Te conozco. Alguna mierda debes haber caído hoy para que quieras
perforar tu lengua de repente. s
Soltando un suspiro profundo, dije: =
—Alguna mierda, correcto. "
c
Procedí a contarles la historia completa, desde encontrar el teléfono de
a
Graham hasta su rudeza hacia mí por el intercomunicador hoy.
l
Tig habló a través del sonido de la aguja.
—Así que, olvídalo. Ya no tienes quei lidiar con ese imbécil. Estás dejando
b
que llegue a ti. Solo bórralo de tu memoria.
r
Sabía que Tig tenía razón. Simplemente e no podía entender por qué el
rechazo de Graham estaba teniendo1 tal efecto en mí. No iba a sobre
analizarlo esta noche o relacionarlo con
" mis problemas de rechazo por parte
de mi padre. Tal vez solo estaba esperando
/ ser agradablemente sorprendida
hoy en lugar de totalmente decepcionada.
> Algo me impedía dejarlo ir. Había
más cosas que esperaba descubrir sobre Graham y nunca llegaría a hacerlo.
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No entendía por qué importaba tanto, y hasta que pudiera averiguarlo, me
desquitaría conmigo misma.
—Todavía quiero que perfores mi lengua.
Rodó sus ojos.
—Soraya...
—Vamos, Del. ¡Solo hazlo!
Mi lengua punzaba en el viaje en tren a casa. Leyendo sobre la lista de
instrucciones post-tratamiento, no pude evitar reírme.
No besar o participar en otras actividades orales hasta que esté
completamente curado.
Sí... eso no iba a ser un problema, viendo que no tenía a nadie para
participar en dichas actividades. Todas las instrucciones parecían bastante
fáciles hasta que llegué a la última.
No tome bebidas ácidas o alcohólicas mientras la herida esté sanando.
Bueno, mierda. Me habían disparado en el pie con esa, decidiendo perforar
mi lengua en una noche donde realmente necesitaba ahogar mis penas en un
poco de alcohol.
Al regresar a mi apartamento, me quité mi ropa y comencé el proceso de
volver las puntas de mi cabello rojo, lo que significaba mi peor estado de
ánimo posible. Justo cuando pensaba que sabía exactamente cómo iba a ir
esta noche, lo último que esperaba ocurrió.
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4
Graham
Mi día había sido invadido por un par de tetas sin rostro y un tatuaje de
plumas. Peor, ellos podían hablar.
De todas las cosas jodidas que podría haberme enviado a mí, junto con
todas esas tomas corporales, tuvo que elegir esas palabras. Tuvo que enviar
el mensaje que me desarmaría y jodería completamente el resto de mi día.
Tal vez de mi semana.
Tu madre debería estar avergonzada de ti.
Jódete, Soraya Venedetta. Jódete, porque tienes razón.
Esta extraña mujer se había metido bajo mi piel.
Había dicho su nombre una vez a través del intercomunicador, pero se
quedó conmigo. Normalmente, los nombres entraban por un oído y salían
por el otro.
Soraya Venedetta.
Bueno, técnicamente, su nombre completo era Soraya De Nada, Imbécil
Venedetta.
¿Cómo consiguió mi teléfono?
El texto siguió obsesionándome mientras lo leía una y otra vez.
Tu madre debería estar avergonzada de ti.
Cada vez, me puso más enojado que la anterior, porque en el fondo, sabía
que no había palabras más verdaderas. Mi madre se habría avergonzado de
mí, de la forma en que trataba a la gente a diario. Todos tratan con la
tragedia de forma diferente. Después de que murió mi madre, había elegido
sacar a la gente de mi vida, concentrando toda mi energía en la escuela y mi
carrera. Ya no quería sentir nada, no quería conectar con nadie. La forma
más fácil de lograr eso era alejar a las personas. Si ser un Imbécil era una
forma de arte, entonces yo lo había dominado. Cuanto más exitoso me
volví, más fácil se volvió.
Era increíble lo que un hombre de mi posición y apariencia podía conseguir.
Casi nadie distinguía mi mierda o me cuestionaba. Solo lo aceptaban. En
todos estos años, ninguna persona me había hablado en mi lugar de trabajo
de la forma en que Soraya Venedetta lo había hecho hoy. Nadie.
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Mientras su actitud valiente por el intercomunicador me impresionó, casi
había me olvidado de ella hasta que Ava, la recepcionista, golpeó mi puerta
y me entregó mi teléfono.
Y ahora, horas después, todavía estaba sentado aquí completamente
obsesionado con la profunda comprensión que provenía de las palabras de
Soraya. Y completamente obsesionado con su conjunto de tetas
derramándose de su vestido que era del color del diablo.
Adecuado.
Soraya Venedetta era un pequeño diablo.
Me había dejado incapaz de concentrarme en el trabajo, así que cancelé la
reunión que tenía en la tarde y dejé la oficina.
De regreso en casa, me senté en mi sofá y sorbí un coñac mientras seguía
rumiando. Sintiendo que algo estaba roto conmigo, mi terrier de West
Highland, Blackie, se sentó a mis pies, sin siquiera preocuparse por intentar
que jugara con él.
Mi condominio en Upper West Side tenía vista al horizonte de Manhattan.
Ahora estaba oscuro, y las luces de la ciudad iluminaban el cielo nocturno.
Mientras más bebía, las luces parecían más brillantes, y más se escapaban
mis inhibiciones. En algún lugar de la vasta ciudad, Soraya se sentía
satisfecha con su pequeño acto, ignorando que me había hecho polvo en el
proceso.
Mirando fijamente la imagen del tatuaje de pluma en su pie de nuevo, se me
ocurrió que no mostraba su cara porque probablemente era fea como el
infierno. Ante ese pensamiento, mi propia risa resonó a través de la piedra
fría, de la sala vacía. Ojalá supiera cómo se veía. Ojalá hubiera abierto la
puerta de la oficina para poder cerrarla en su cara.
Mi dedo se detuvo sobre su nombre, De Nada Imbécil. Quería hacerla sentir
como ella me había hecho, como la mierda. No estaba más allá de ir ahí.
Así que, lo hice. Respondí el mensaje de texto.
De hecho, mi madre está muerta. Pero sí, supongo que estaría
avergonzada.
Tal vez pasaron cinco minutos antes de que mi teléfono sonara.
Soraya: Lo siento.
Graham: Deberías.
Debí dejarlo estar. Se habría sentido como la mierda, y eso habría sido el
final de ello. Pero estaba borracho. Sin mencionar jodidamente caliente.
Mirar fijamente a sus tetas, piernas y trasero todo el día me había excitado.
Graham: ¿Qué llevas puesto, Soraya?
Soraya: ¿Lo dices en serio?
Graham: Arruinaste mi día. Me lo debes.
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Soraya: No te debo nada, jodido pervertido.
Graham: Esto es de la mujer que me mandó una foto de su escote. Lindas
tetas, por cierto. Son tan grandes que, al principio, pensé que era una
imagen de un trasero.
Soraya: Tú eres el trasero.
Graham: Muéstrame tu rostro.
Soraya: ¿Por qué?
Graham: Porque quiero ver si coincide con tu personalidad. Soraya:
¿Qué significaría eso?
Graham: Bueno, eso no sería mal agüero para ti.
Soraya: Nunca vas a ver mi rostro.
Graham: Probablemente es mejor. Así que, dame una pista de lo que estás
usando.
Soraya: Es rojo.
Graham: ¿Así que no te has cambiado de ese vestido?
Soraya: No, estoy desnuda con agua goteando por mi cuerpo y mi lengua
está palpitando gracias a ti.
Eso fue algo extraño de decir.
Graham: Esa es una imagen interesante.
Soraya: En verdad estás loco, amigo.
Graham: ESTOY un poco loco, de hecho. Probablemente necesito que mi
cabeza sea revisada porque he estado fantaseando con una persona sin
cabeza todo el día.
Soraya: Bueno, la foto desnuda no va a suceder.
Graham: ¿Y si yo voy primero?
Debió quedar traumatizada porque no volvió a responder después de eso.
Decidiendo dejar de meterme con ella, lancé mi teléfono al otro lado del
sofá y levanté a Blackie en mi pecho desnudo donde se quedó hasta que me
dormí.
***
Me las arreglé para sacar a Soraya de mi cabeza un poco al día siguiente,
pero dos mañanas después, la obsesión regresó con toda su fuerza.
El tren de la mañana estaba particularmente abarrotado, y no conseguí un
asiento. Sosteniéndome de un poste de metal para mantener el equilibrio,
miré a mi alrededor. De hecho, casi nunca prestaba atención a la gente en el
tren, y ahora, estaba recordando por qué.
Jodidos fenómenos.
En un punto, mis ojos vagaron por i el suelo, en los pies de una mujer
diagonalmente a través del pasillo. Mit corazón latía furiosamente mientras
mis ojos aterrizaban en un tatuaje de _pluma igual al de Soraya. Los dedos
de su pie también estaban pintados del5mismo tono de rojo.
2
Santa mierda. C
Era ella. E
¡Ella tomaba el mismo tren! Así es 4 cómo debe haber encontrado mi
teléfono. F
No podía levantar la vista. No quería1 decepcionarme. Sería mucho mejor
F
mantener la fantasía sin tener que enfrentar la realidad. Pero Dios, tenía que
hacerlo. Tenía que saber cómo se veía _realmente.
p
Contando lentamente hasta diez, dejé a mis ojos viajar lentamente por la
i
longitud de sus piernas que estaban cruzadas. Falda negra de piel, bolsa con
c
estampado de leopardo a su lado, blusa corte bajo de color púrpura brillante
0
mostrando la piel atormentada con la que había estado fantaseando. Luego,
0
mis ojos aterrizaron sobre el cuello.
1
Joder. F
Joder. .
Joder. j
p
Estaba mirando al frente. Cabello sedoso y liso de color negro, teñido de
g
rojo sangre en la parte inferior, atado atrás en una coleta, mostrando un
"
largo y delicado cuello. Brillantes labios rojos en la forma de un arco
c
perfecto. Nariz perforada. Grandes ojos marrones como platillos. Como
sabes, el diablo tenía cara de ángel. l De hecho, Soraya Venedetta era un
bombón. Mi verga se estremeció con a emoción. Si me costaba olvidarla
antes, ahora iba a ser imposible. s
s
Cuando se giró y se dio cuenta de que = la estaba mirando, nuestros ojos se
bloquearon. Inseguro de si sabía quién" era yo, mi latido se aceleró. Luego,
simplemente apartó la vista inafectadachacia la ventana del tren.
¿No sabía cómo me veía? a
Sacudí mi cerebro. Solo había un parl de fotos mías en mi teléfono, unas
donde vestía de forma casual mientras i visitaba a mi abuela. Tal vez no
había pasado por mis fotos. No, Soraya b Venedetta definitivamente habría
abierto su gran boca si me reconociera.r
e
Ella no sabía. 1
"
Dejando escapar un suspiro de alivio, seguí mirando fijamente a su hermoso
rostro, asombrado de que fuera la misma/ persona que había vuelto mi vida
del revés el otro día. Un asiento vacío>llamó mi atención, así que me senté,
saqué mi teléfono, y me deslicé por su nombre.
Esto iba a ser divertido.
Graham: ¿Tu cabello es largo o corto?
Era la cosa más inofensiva que podía pensar en decir. Me di cuenta que si
hubiera empezado diciéndole lo que fantaseaba en la ducha esta mañana
(limpiando esas tetas grandes e increíbles y deslizando mi polla entre ellas)
podría no responder de nuevo.
Soraya: ¿Tienes una preferencia?
Graham: Largo. Me encanta una mujer con cabello largo.
No podía mirar en su dirección, pero me di cuenta que por la ventana podía
ver su reflejo. Su cabeza se levantó, y dio un vistazo en mi dirección antes
de bajar la vista a su teléfono.
Soraya: Corto. Tengo el cabello muy corto.
Mentirosa.
Después que envió el mensaje de texto, una sonrisa traviesa tentó sus
labios. Yo lo arreglaría.
Graham: Eso es muy malo. Tuve una fantasía recurrente todo el día de
ayer acerca de ti teniendo el cabello lo suficientemente largo como para
sujetarlo a la altura de mi cintura.
Tuve un estremecimiento al ver que su sonrisa traviesa desaparecía. Sus
labios se separaron, y estaba seguro de que si estuviera más cerca podría
haber escuchado una respiración fuerte. Se movió inquieta en su asiento por
un minuto antes de responder.
Soraya: Lo siento. No se puede hacer. Estoy bajo instrucciones estrictas
de no participar en ninguna actividad oral por un tiempo.
¿Qué mierda?
Graham: ¿Quién?
Soraya: De quién. De quién, sería la frase apropiada.
Graham: La etiqueta apropiada para textos, de una mujer que envía
pornografía a extraños.
Soraya: No envío pornografía a extraños. Tú simplemente me enfadaste.
Quería mostrarte lo que te estabas perdiendo al negarte a bajar de tu
trono y verme.
Graham: Si ese es el resultado, planeo enfadarte de nuevo. Con
frecuencia.
Se quedó mirando por la ventana por un tiempo. Me estaba acercando a mi
parada. Esta mujer tenía una forma de meterse bajo mi piel, y sabía que no
sería capaz de concentrarme en mi reunión de las ocho en punto con su
comentario de restricción en la actividad oral colgando en el aire. Así que
cedí.
Graham: ¿De quién? Soraya: Delia.
Joder. ¿Era lesbiana? Ese pensamiento nunca había cruzado por mi mente.
¿Qué clase de lesbiana envía tomas de piel a un hombre? Graham: ¿Eres
gay?
El tren desaceleró cuando llegamos a mi parada. Si no tuviera una reunión
importante, me habría quedado solo para ver con lo que salía. Contra mi
mejor juicio, dejé a mis ojos vagar hacia ella antes de que estuviera de pie
para irme. Su cabeza estaba baja mientras escribía el texto, pero había una
sonrisa en su cara. Una hermosa, sonrisa real. No una de esas sonrisas
forzadas y practicadas en el espejo que la mayoría de mis citas parecía
perfeccionar. No. Soraya Venedetta sonrió realmente. Era una poco torcida
y muy jodidamente hermosa.
Mi teléfono destelló indicando que había llegado un nuevo mensaje.
Afortunadamente, sacó mi atención de verla antes de ser atrapado.
Soraya: LOL. No, no soy gay. Delia perforó mi lengua hace dos días. De
ahí la estricta prohibición en las actividades orales hasta que haya tenido
el tiempo de sanar.
Joder.
Cerré los ojos en un intento de calmarme, pero solo empeoró las cosas. Una
imagen de su dulce carita con esa pícara lengua perforada bajando sobre mi
polla tenía a mis ojos saltando abiertos de nuevo.
Completamente distraído, apenas logré salir del tren antes de que se cerrara
la puerta. ¿Cómo diablos iba a lograr nada hoy con ese nuevo trozo de
información?
5
Soraya
ra un hermoso día, del tipo en el que no hay ni una nube en el cielo azul.
Miré por la ventana tratando de averiguar qué diablos se había metido en
mí. Había estado en torno a hombres guapos antes,
incluso había salido con algunos. Entonces, ¿por qué estar cerca de Graham
J. Morgan me envió de regreso a cuando tenía trece años y me ponía
nerviosa cuando el chico lindo se sentaba frente a mí en la cafetería de la
escuela?
Odiaba la reacción que mi cuerpo tenía hacia él. Había una química que
venía naturalmente y era casi imposible de reprimir. No podía luchar contra
lo que me invadía, de la misma forma en que no podía forzar la química que
faltaba con Jason, el último buen tipo con quien salí.
Al estar en un tren temprano esta mañana, no estaba preparada para
encontrarme cara a cara a Graham. Cuando nuestros ojos se bloquearon, sus
pupilas se dilataron y durante una fracción de segundo pensé que quizá
estaba teniendo la misma reacción física hacia mí que yo tenía por estar
cerca de él. Pero luego apartó la vista completamente, sin verse afectado. Su
apenas reconocimiento de mi existencia fue un virtual rechazo, pero mis
manos seguían temblando cuando llegó su primer mensaje. Lo único bueno
era que, al menos, el impacto de verlo no parecía haberse registrado en mi
rostro. No tenía idea de quién era yo, y yo planeaba mantenerlo así.
Ida interrumpió mi pensamiento. Dejó caer una gruesa pila de cartas
desplegadas en mi escritorio. ¿Quién realmente escribe una carta y la envía
por correo a una columna de consejos hoy en día? ¿Hola, correo
electrónico? ¿Estás ahí? Soy yo, el siglo XXI.
—¿Crees que puedes trabajar en algunas respuestas para la columna de
Internet?
—Claro. Puedo hacer eso.
—Tal vez esta vez, puedas dar el consejo apropiado.
Me sentía jodidamente inapropiada esta mañana.
—Lo intentaré.
—Intentarlo no es lo suficientemente bueno. Hazlo bien esta vez. — Cerró
de golpe la puerta de su oficina, y yo estiré mi dedo medio. Lo que tú digas
Pasé cerca de una hora escudriñando la pila hasta que encontré unas cuantas
cartas que pensé que sería capaz de responder al estilo Ida. Mis primeros
borradores resultaron en arrugadas bolitas de papel que se perdieron en el
bote de basura. Entonces me di cuenta que había un truco para sacar los
consejos de mierda. Primero, redactaría la respuesta como creía que debía
ser. Entonces, cambiaría cada oración exactamente a lo opuesto del que
sería mi consejo. Sorprendentemente, el proceso de dos pasos parecía
realmente generar esa vibra estilo Ida.
Querida Ida,
El año pasado atrapé a mi novio engañándome. Dijo que fue un terrible
error y prometió que fue algo de una sola vez. Después de muchos
dolores de cabeza, accedí a seguir comprometida con nuestra relación.
Pero simplemente no puedo superarlo. Hay un hombre en el trabajo al
que me siento muy atraída. Creo que, si durmiera con él, podría
ayudarme. ¿Pueden dos errores salvar una relación?
—Paula, Morningside Heights
Paso 1.
Querida Paula,
¡Sí! ¡Dos errores no hacen un acierto, pero hacen un infierno de buena
excusa! ¡Ve por ello! Claro, una relación requiere compromiso, pero
también lo hace la locura. La infidelidad no es un error; es una opción.
Sé realista. Una vez infiel, siempre infiel. Devuélvesela, monta ese
bombón, y luego vete antes de que tu novio lo haga de nuevo.
Paso 2.
Querida Paula,
No. Dos errores nunca hacen un acierto. Si realmente estás
comprometida a salvar tu relación, debes evitar la tentación a toda
costa. La gente comete errores, pero también pueden aprender de ellos
y cambiar. Errar es humano, perdonar es divino. Sé divina. Confía en
que no lo volverá a hacer. Sobrellévalo si realmente lo amas.
Después de conseguir el truco, eliminé dos días de respuestas antes de
dárselas a Ida para revisar. Cuando mi teléfono zumbó a mediodía, estaba
emocionada, esperando que fuera Graham. Tan ridículo como era,
realmente ansiaba sus mensajes enfadados, cachondos. La desilusión se
instaló en mí al encontrar un mensaje de Aspen. Me había olvidado de
nuestra cita de esta noche. Mi reacción inmediata fue cancelar. Pero en vez
de eso, mentí y escribí que estaba deseando salir. Era un amigo de un amigo
que conocí en una fiesta y parecía un tipo muy agradable. Además,
sentarme en casa y esperar un mensaje de un hombre que nunca tendría
interés en una mujer como yo, era simplemente triste.
Después del trabajo, hice un esfuerzo adicional para verme bien esperando
que cambiara mi estado de ánimo. Me metí en unos jeans ajustados y una
camisa púrpura brillante que mostraba mi abundancia de escote. Añadiendo
un sexy par de sandalias con tiras negras tachonadas, me miré al espejo. Me
veía malditamente bien. Jódete, Graham Morgan, quien no creía que valiera
un segundo vistazo.
Viviendo en Brooklyn, por lo general me encontraba con mis citas en
cualquiera que fuese el lugar al que íbamos. El transporte público no era
exactamente propicio para recoger a la gente, lo que funcionaba para mí, ya
que no era particularmente aficionada a dar mi dirección a extraños. Pero
Aspen planeaba llevarme a algún lugar en Long Island, así que me había
recogido.
—Espero que no te moleste. Solo necesito hacer una parada rápida. —
Claro, no hay problema.
A diferencia de cuando nos habíamos conocido en la fiesta, el viaje en auto
estuvo lleno de una conversación incómoda. Tuve que hacer preguntas para
mantener la conversación.
—¿Así que, a dónde vamos? Mencionaste un club.
—Es un club de comedia. No voy hasta las nueve.
—¿Estás actuando?
—Sí. —Se encogió de hombros—. Pensé dos pájaros, un tiro.
Algo acerca de su respuesta me molestó. Implicaba que nuestra cita era una
tarea. Pero traté de sacar lo mejor de ello. Había pasado mucho tiempo
desde que fui a un club de comedia, y tal vez estaba tratando de mostrarme.
Cuando mi teléfono zumbó en mi bolso, me asomé para ver quién era.
Odiaba admitirlo, pero parte de mí quería que fuera Graham.
Aspen entró en el estacionamiento y estacionó.
—Solo será un minuto.
¿Me estaba dejando en el auto?
—¿Dónde estamos? —Miré alrededor en la oscuridad. Había un 7 Eleven a
la izquierda y White's Funeral Home a la derecha.
—Tengo que detenerme en White’s. Mi tía murió.
—¿Tu tía murió?
—Sí. Solo serán diez minutos. —Empezó a salir—. ¿A menos que quieras
venir conmigo?
—Umm... voy a esperar aquí.
¿Qué demonios?
Me senté allí perpleja en el estacionamiento. Esencialmente me estaba
llevando al funeral de su tía para luego actuar. Cuando volvió a sonar mi
teléfono, pensé que podía usar la distracción.
Graham: ¿Cómo está tu lengua?
Soraya: Mejor. La hinchazón ha bajado.
Graham: He estado preocupado por eso todo el día.
Soraya: Ah, ¿sí?
Sonreí. Mi conversación con el bellísimo pervertido podría ser el punto
culminante de mi cita con Aspen.
Graham: ¿Qué estás haciendo ahora mismo, Soraya?
Escuché su sexy voz raspar la pregunta en mi oído mientras leí su texto. El
vello de mis brazos se levantó. Mi cuerpo lo tenía mal por este hombre, sin
tener en cuenta lo que mi cerebro decía.
Soraya: Estoy en una cita, en realidad.
Mi teléfono se quedó en silencio durante mucho tiempo. Comencé a pensar
que era eso. Pero entonces volvió a vibrar.
Graham: ¿Es seguro asumir que no va bien ya que estás enviando
mensajes?
Soraya: Eso sería una suposición segura.
Graham: ¿Cómo se llama?
Soraya: ¿Por qué quieres saber?
Graham: Así tengo un nombre para ponerle al hombre que de repente me
desagrada.
De nuevo sonreí al maldito teléfono.
Soraya: Aspen.
Graham: Es un Imbécil.
Soraya: ¿Y sabes eso por su nombre?
Graham: No. Lo sé porque estás enviando mensajes a otro hombre
durante su cita.
Soraya: Supongo que, si estuviera contigo, no enviaría mensajes.
Graham: Si estuvieras conmigo, no te importaría dónde está tu teléfono.
Soraya: ¿Es así?
Graham: Ciertamente lo es.
Curiosamente, tendí a estar de acuerdo con él. Suspiré y decidí compartir
los detalles de mi lamentable cita.
Soraya: Me llevó a un funeral. i
Graham: ¿Para su cita? t
Soraya: Síp. _
5
Graham: Espero que me envíes mensajes 2 mientras caminas hasta el tren
más cercano. C
Soraya: El funeral está en Long Island.
E Estoy un poco atascada con él
por el resto de la cita. 4
Graham: ¿Hay algo más que solo un Ffuneral?
1 después.
Soraya: Sí. Me está llevando a trabajar
Graham: ¿Cómo dices? F
Soraya: LOL _
Graham: ¿Dónde estás? Iré a buscarte. p
i
Eso era... ¿Agradable del Sr. Gran Imbécil?
Soraya: Gracias. Pero estoy bien. c
0
Dejó de enviar mensajes después de eso. Peor aún, Aspen regresó al auto.
0
Las cosas se pusieron peor desde allí. Al llegar al club de comedia, mi cita
1
procedió a bajar dos vodkas por su garganta. Cuando le mencioné que él
C
nos estaba llevando a casa, me dijo que conocía su límite. Al parecer, no
.
conocía el mío. Tres minutos después de que subió al escenario y contó sus
j
primeros chistes malos, hice un viaje al baño de mujeres, y luego salí por la
p
puerta trasera. Once dólares en taxi más
g tarde, estaba esperando el primero
de lo que serían tres trenes para volver
" a casa. Tal vez necesitaba tomar un
paréntesis de salir por un tiempo. c
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=
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l
6
Graham
stuve de un humor pésimo toda la mañana. Pensándolo bien, mi ira empezó
a surgir en algún momento la noche anterior. Justo en el momento en que la
mujer con cuerpo de diablo y rostro de ángel, me dijo que preferiría estar en
una cita con algún imbécil que la llevara a un funeral, a que yo la invitara a
salir.
Si no tuviera una reunión temprana esta mañana, me habría metido en ese
tren y le diría exactamente quién era yo. Mirando la imagen de sus
deliciosas tetas en mi teléfono de nuevo, me di cuenta de exactamente quién
era yo... más o menos un acosador, últimamente. Y eso me molestaba aún
más. A la mierda ella y su cita.
—¡Rebecca! —Presioné el intercomunicador y esperé que mi secretaria
respondiera.
Nada.
—¡Rebecca! —La segunda vez, gruñí tan fuerte, que el intercomunicador
no era necesario. Toda la maldita oficina tenía que haberme escuchado.
Aún nada.
Lanzando una carpeta en mi escritorio, caminé hacia mi secretaria. Una
pelirroja estaba sentada en su escritorio.
—¿Quién eres tú?
—Soy Lynn. Su secretaria por los últimos dos días. —Frunció el ceño como
si yo supiera de qué diablos estaba hablando.
—¿Qué le pasó a Rebecca?
—No lo sé, señor Morgan. ¿Quiere que lo averigüe?
—No. Me gustaría que me trajeras un almuerzo. Pavo en trigo integral
ligeramente tostado con una rebanada de Alpine Lace Swiss. No dos. Una.
Café. Negro.
—Bueno.
—La recepcionista controla el dinero para gastos menores. Habla con ella.
Me sonrió, pero no se movió.
—Bueno, ¿qué estás esperando? Ve. —Oh. ¿Quiere que vaya ahora?
Me quejé y regresé a mi oficina.
Era temprano por la tarde cuando mi teléfono vibró y destelló una nueva
imagen de las piernas de Soraya. Nunca antes había iniciado nuestras
conversaciones.
Jódeme.
Esta mujer iba a ser mi muerte. Necesitaba que estuviera de acuerdo en
verme.
Graham: Muéstrame más.
Soraya: Eso es todo lo que vas a recibir.
Graham: Eres tan provocadora. Ábrelas para mí.
Soraya: De ninguna manera.
Graham: ¿De repente tienes moral?
Soraya: Tengo mis límites, y mostrarte entre mis piernas es
definitivamente un límite duro.
Graham: Y definitivamente no hay límite en cuán DURO me pondría. De
hecho, solo imaginarlo me está poniendo como una roca en este
momento.
Soraya: Pervertido. ¿No estás en el trabajo?
Graham: Sabes que estoy en el trabajo. ¿Por qué me enviaste una foto de
tus piernas entonces? Estás tratando de irritarme.
Soraya: No se necesita mucho.
Graham: No me mostrarás tu coño. Al menos déjame oír tu voz. Soraya:
Ya has escuchado mi voz.
Graham: Sí, pero estabas molesta. Quiero oír cómo suenas cuando estás
mojada y caliente.
Soraya: ¿Y cómo sabes que estoy mojada y caliente? Graham: Puedo
sentirlo.
Soraya: De verdad...
Graham: Sí.
Mi teléfono empezó a vibrar. Soraya.
Mi voz fue intencionalmente baja y seductora.
—Hola, nena.
—No me digas nena.
Solo el sonido de su voz hizo que mi cuerpo vibrara de excitación. Mi voz
sonaba tensa.
—Quiero verte. Necesito saber cómo eres.
Dios, necesito tocarte.
—No creo que sea buena idea.
—¿Por qué no?
—No creo que seamos indicados el uno para el otro. No soy tu tipo.
Levantando una ceja, le pregunté:
—¿Y cuál es exactamente mi tipo?
—No lo sé... ¿una perra pretenciosa y rica? Alguien que elogie a un
arrogante trajeado como tú.
Una profunda risa me invadió.
—Un arrogante trajeado, ¿eh?
—Sí. Eres pomposo, y crees que puedes andar sobre toda la gente.
—Bueno, solo hay una persona sobre la que quiero estar ahora, Soraya.
Completamente. Encima. De. Ti.
—¿Cómo llegaste a ser tan Imbécil de todos modos?
—¿Por qué todo el mundo es cómo es? No hemos nacido de esa manera. Se
aprende.
—Entonces, ¿ser un Imbécil es un arte que has dominado? —Soy un
Imbécil porque... —titubeé—. Porque no quiero lidiar con la mierda que
inevitablemente viene cuando dejo bajar mi guardia. —¿Qué pasó para
hacerte querer tener la guardia alta?
—¿Qué sucede con las preguntas profundas, Soraya? No me abro a las
mujeres que ni siquiera he follado.
—¿Si te dejo que me folles, me contarás todos tus secretos? Mi polla se
estremeció pensando en estar con ella.
—Te diré lo que jodidamente quieras saber si tener sexo contigo es una
posibilidad ahora.
—Exactamente. ¡Exactamente ese es mi punto!
Aunque discutimos un poco, pude sentir el humor en su tono. De alguna
manera supe que estaba sonriendo conmigo y disfrutando de nuestro
pequeño intercambio.
Me aclaré la garganta y le dije:
—Está bien... vamos a cambiar las cosas. ¿Cómo te volviste una chica
traviesa tan rara?
—Siempre he sido así.
Me reí entre dientes. De alguna manera, creía eso. Parecía ser naturalmente
valiente, no haciendo un drama. Así era realmente.
—¿Qué haces para vivir, Soraya?
—¿Qué crees que hago?
—Esa es una pregunta difícil. —Me rasqué la barbilla y puse mis piernas
sobre mi escritorio—. Basándome en lo poco que sé sobre ti... un increíble
par de tetas y piernas... diría que tal vez eres una bailarina de striptease en
algún club oscuro y lleno de humo.
—Bueno, acertaste en la parte oscura y llena de humo. Mi oficina es
aburrida, y a mi jefe le gusta esconder colillas6.
—Será mejor que no se esté escondiendo con tu trasero. Jesús.
Tranquilízate antes que piense que eres un lunático celoso.
—Él es un ella... y son colillas de cigarrillos las que esconde detrás de una
puerta cerrada en su oficina. Trabajo para una columna de consejos. Es un
trabajo triste, solo paga mis facturas.
—En realidad creo que suena muy intrigante. ¿Qué columna es? —No
estoy segura que deba decírtelo. Podrías intentar acecharme en el trabajo.
—¿No sería irónico? ¿No recuerdas cómo te presentaste? —Es Pregunta a
Ida.
—Siento que conozco ese nombre.
—Ha estado alrededor por años.
Está bien. Mamá solía leerla.
—Mi madre solía leer esa columna. ¿Qué haces ahí?
—Me encargo de organizar papeles y respondo a algunas de las consultas
que llegan a través del sitio web, y asisto a Ida.
Me reí.
—¿Así que tú le das consejos a la gente?
—¿Qué es tan difícil de creer?
—Necesito un consejo.
—Bueno…
—¿Cómo puedo hacer que aceptes verme?
—Créeme. A veces, es mejor mantener las cosas en misterio. No puedo
pensar que salga algo bueno de encontrarnos.
—¿Por qué?
—Solo me estarías usando por sexo.
6 En el original, sneak buts, juego de palabras que literalmente significa esconder traseros.
Tuve que pensar si tenía razón. La atracción sexual estaba fuera de cuestión.
Pero en el fondo, sabía que esta conexión con ella era mucho más profunda
que eso. Simplemente no podía averiguar de dónde venía o qué significaba.
Soraya había encendido una especie de fuego en mí que no podía extinguir.
Tenerla desnuda debajo de mí era definitivamente una meta, pero no era
solo eso. Necesitaba entenderlo.
—No es por ser un imbécil, pero puedo conseguir lo que quiera cuando
quiera, de casi cualquier persona. No se trata de eso.
—¿Entonces qué es?
—No lo sé exactamente —dije, sinceramente—. Pero quiero averiguarlo.
Permaneció en silencio durante unos segundos y luego pareció retirarse.
—Creo que debería irme.
—¿Por algo que dije?
—Solo necesito irme.
—Bien entonces. ¿Cuándo volveremos a hablar?
—No lo sé.
Entonces, simplemente colgó.
Soraya Venedetta jodidamente me cortó. Un deseo por perseguirla me
alcanzó.
Calma tu polla, Graham.
Mi estómago gruñó, recordándome que incompetente-Lynn nunca volvió
con mi sándwich y café.
Al acercarme a la recepción, pregunté:
—¿Dónde demonios está mi secretaria? Se suponía que volvería con mi
almuerzo.
—Me temo que ha notificado a la agencia que no volverá. Jodidamente
genial.
Me dolía la cabeza por la abstinencia de cafeína. Volví a mi oficina y agarré
mi chaqueta antes de dirigirme a la tienda de delicatessen en la calle.
Al abrir mi computadora portátil eni la mesa, se me ocurrió una idea
brillante. Miré en la parte superior delt sitio web de Pregunta a Ida y decidí
enviar una pregunta con la esperanza_ de que llegara a Soraya. Empecé a
escribir: 5
2
Querida Ida, C
Hay una mujer que no puedo sacar Ede mi mente. Me envió fotos de sus
tetas, piernas y trasero, pero no me 4 dejó verla en persona. La única
razón que se me ocurre es que es muy F fea y tiene miedo de mostrarme
su rostro. ¿Cómo puedo lograr que1 acepte verme y entender que no
todos los hombres son tan superficiales F como parece pensar?
_
—Arrogante Trajeado, Manhattan
p
Riéndome sólo, cerré el portátil y terminé
i mi Pastrami en pan de centeno.
Esta mujer incluso me hacía comerc como la mierda. Hice un par de
llamadas de negocios y revisé a Meme 0 en el hogar de ancianos antes de
abrir de nuevo mi portátil. Una respuesta
0 de Pregunta a Ida estaba
esperando en mi bandeja de entrada. 2
Querido Arrogante Trajeado, 9
.
Es muy posible que estés sacando la conclusión equivocada. No hay
p
evidencia que sugiera que esta mujer es fea. Tal vez, simplemente no le
n
interesas. También puede que quieras mirarte en el espejo y considerar
g
el hecho de que una personalidad fea, es mayor disuasión de lo que
"
rostro feo alguna vez podría ser.
c
Inclinando mi cabeza hacia atrás por lal risa, me maravillé con el ingenio de
esta mujer. Esa boca… no podía esperar a a follarla. Además del hecho de
que era graciosa, sincera, hermosa, sexy,
s y a diferencia de cualquier persona
con la que había estado antes, había unas parte de ella que parecía vulnerable
y cautelosa. Quería saber más de porqué = tenía tanto miedo de mí. Esta clase
de curiosidad no era característica de "mí en absoluto. Mientras que eso era
perturbador, mi necesidad de llegar a conocerla
c desbancó a todo lo demás.
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l
Sentarme frente a ella en el tren sin comerla
i descaradamente con los ojos
era realmente una forma de arte. Como un ventrílocuo que maneja un
maniquí sin mover los labios, tuve queb mirarla de alguna manera sin que lo
supiera. r
Esta mañana en particular, en verdad efue un reto mantenerlo sutil, no solo
porque se veía condenadamente sexy, 1 sino porque no estaba sola. Un
hombre fuertemente tatuado que parecía" mucho más su tipo que yo, estaba
sentado junto a ella. Estaban hablando/ y riendo, y básicamente quería
golpear su cuello de lápiz. >
Mi sangre empezó a bombear cuando él se inclinó hacia ella y la besó. No
podía decir si fue en la cara o en los labios dado que solo fui capaz de
esconderme. Entonces se levantó y salió del tren, dejándola detrás.
Los celos, que antes habían estado persistiendo bajo la superficie, ahora
habían estallado. Era tan cegador, de hecho, que ni siquiera estaba pensando
cuando de repente escribí un texto.
Graham: ¿Quién demonios es él?
Pareció congelarse antes de mirarme lentamente. Su piel, ya pálida, se
volvió casi blanca. Su cabeza se había levantado y se encontró con mi
mirada al instante. Sabía que era yo.
¿Siempre había sabido que tomábamos el mismo tren?
Pensé sobre ello un poco más. Sin ninguna duda, sus ojos habían aterrizado
directamente en los míos como si supiera exactamente dónde mirar.
Había estado fingiendo no saber quién era todo este tiempo.
Debió buscar mi foto en línea. No sabía de qué otra forma podía
reconocerme, pero eso en verdad ya no importaba. Todo lo que importaba
era que ahora estaba cara a cara con la mujer que se había infiltrado en mi
mente, cuerpo, y alma desde el momento en que abrió su gran boca en ese
intercomunicador.
Mi parada era la siguiente, pero no iba bajar. Bueno, sinceramente, iba a
bajarme en otra cosa: este altamente tenso concurso de miradas. Comprendí
que ella también estaba absorbiendo ese hecho, que también yo conocía su
identidad.
Se levantó de repente. Su parada debía venir después. Hice lo mismo,
caminando hacia la salida y parándome justo detrás de ella. Estaba mirando
mi reflejo en el vidrio de las puertas. Mi boca se curvó en una sonrisa
engreída. Era como el gato de Cheshire que finalmente había atrapado a su
pequeño ratón. Un toque de diversión brilló a través de su expresión.
Cuando las puertas se abrieron, la seguí, caminando tranquilamente a su
lado. Los dos nos movíamos muy lentamente, inseguros de dónde ir o qué
hacer. Cuando el tránsito de personas pareció desaparecer por la escalera
mecánica del segundo nivel, estábamos casi solos en la plataforma del
metro. De repente la agarré de la cintura, obligándola a girarse y mirarme.
Su pecho estaba agitado, y pude sentir el temblor de su cuerpo. Mi propio
corazón estaba corriendo. Saber que estaba teniendo esa clase de efecto en
ella era sorprendente, excitante. Tan jodidamente excitante.
El olor de su piel prácticamente me estaba drogando. Eso, en combinación
con la calidez de su cuerpo tan cerca del mío, me había dado
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una rabiosa erección. Era como un adolescente a punto de correrme en mis
pantalones de tres mil dólares.
Cuando me moví lentamente hacia ella retrocedió hacia un gran pilar de
concreto. La apoyé contra la columna y acuné sus mejillas entre mis manos,
plantando mis labios sobre su boca. Se abrió para mí cuando mi lengua
ansiosa fue en busca de la suya. Toda la vida a mi alrededor desapareció. El
sonido de rendición que hizo en mi boca me incitó a besarla más profundo.
Sus tetas cálidas y abundantes se sentían como una manta eléctrica en mi
pecho. El metal frío del anillo de su lengua contra el calor de mi propia
lengua envió lo que se sintió como espasmos a través de mí. Si no
estuviéramos en público, no podía imaginar ser capaz de detenerme solo
besándola. No quería nada más que tomarla aquí.
Me empujó y se aclaró la garganta:
—¿Cómo supiste que era yo?
Acaricié su labio inferior con mi pulgar.
—No voy a responder a eso hasta que me digas quién era ese chico que
estaba besándote.
—Eso no fue un beso. Fue un besito en la mejilla. Era mi amigo, Tig. Se
reunió conmigo para desayunar temprano esta mañana.
—Amigo, ¿eh?
—Está muy casado. Su esposa también es una buena amiga.
—Entonces, ¿no hay nada ahí?
—No, pero si lo hubiera, no te debo una explicación. —Se limpió la boca,
que probablemente todavía estaba adolorida por mi ataque—. Entonces,
dime cómo sabías que era yo.
—La pluma en tu pie, genio. Tus pies estaban en la fotografía de tus
piernas. Utilicé ese tatuaje para identificarte. He estado observándote
durante días. Al parecer tú hiciste lo mismo conmigo.
No negó que sabía quién era yo todo el tiempo.
Moví mi boca más cerca de la suya.
—¿Te gustó lo que viste? ¿Es por eso que sigues enviándome mensajes de
texto? Cuando me di cuenta por primera vez que eras tú, no podía creer lo
jodidamente hermosa que eras.
—Entonces, todo eso de que pensabas que podría haber sido fea fue… —
Una vasija de mierda. Estoy tan increíblemente atraído por ti, Soraya. Y tu
cuerpo ahora está diciéndome que te sientes de la misma manera. —No
importa lo guapo que seas. Eres un ser humano peligroso.
—No tienes idea de lo peligroso que soy cuando quiero algo. No me
detendré ante nada para conseguirlo. Y en este momento no hay nada que
quiera más que tú. Pero si puedes decirme honestamente que no tienes
ningún interés, me alejaré, y nunca volverás a escuchar de mí de nuevo. Y
si el hecho de que estés temblando es alguna indicación, te estás sintiendo
exactamente como yo.
—Yo no quiero sentirme de esta forma por un tipo como tú.
Escucharla decir eso fue un verdadero balde de agua fría. ¿Por qué clase de
jodido ser humano me tomaba? Podría haber tratado a la gente como mierda
de vez en cuando, pero no era un jodido criminal, por el amor de Cristo.
—Déjame decirte algo, Soraya. Puede que no sea el tipo más amable en el
planeta o incluso el mejor para ti. De hecho, sé que no lo soy. Pero no
puedes negar lo que está pasando entre nosotros. Solo hay un final para
esto.
—¿Y cuál es?
—Yo enterrado profundamente en tu interior.
—Eso no puede pasar.
—Cada maldita noche, sueño con ese jodido anillo en tu lengua
arremolinándose alrededor de mi polla. Eres lo único en lo que puedo
pensar. De hecho, eres lo único en lo que podía pensar antes de siquiera ver
tu maravilloso rostro. Pero después de todo lo que pasó, fui hombre muerto.
—Acaricié su mejilla de nuevo—. Solo pasa tiempo conmigo.
—Si te dijera que no quiero dormir contigo, ¿todavía querrías verme?
Cerrando los ojos brevemente, los abrí y dije:
—Respetaría eso.
—He sido lastimada demasiadas veces en mi vida. He jurado no entregarme
a nadie de esa forma de nuevo a menos que estuviera segura de sus
intenciones. Así que, si quieres estar conmigo, entonces no hay sexo.
¿Quieres hablar conmigo? Bien. ¿Quieres llegar a conocerme? Bien. Pero
se detiene allí. ¿Es eso lo que realmente quieres?
—Lo quiero todo, pero tomaré lo que pueda obtener… por ahora. —
Entonces, ¿cuándo va a pasar esto?
—Esta noche. Te recogeré, y te llevaré a una cita real que no involucre el
cadáver en descomposición de alguien en la otra habitación.
—Eres tan romántico.
—Iré con la cosa de no sexo, pero apunta mis palabras. Cuando llegue el
momento, no voy a ser el que esté rogando por ello.
Por el resto de ese día, la perspectiva de verla más tarde me consumió. Para
pasar esa espera insoportable, decidí escribir a Pregunta a Ida.
Querida Ida:
Estoy viendo a una mujer que ha dejado claro que no quiere tener sexo
conmigo. La cosa es que, ella no sabe lo que se va a perder. Estoy
pensando que, ¿debe haber algo que pueda hacer para cambiar su
opinión?
—Arrogante Trajeado, Manhattan.
Alrededor de una hora después, una respuesta apareció en mi bandeja de
entrada.
Querido Arrogante Trajeado:
Tengo la sensación de que tal vez solo asumes que todas las mujeres
deben querer abrirte las piernas. Estoy suponiendo que hay un motivo
por el que esta mujer siente que tener sexo contigo sería perjudicial
para su bienestar. Tal vez trata de llegar a conocerla por un tiempo, de
darle un motivo para confiar en ti. Demuestra que estás involucrado.
Mientras tanto, TÚ deberías invertir en una buena ducha fría. Suena
como que la vas a necesitar.
7
Soraya
Soraya: ¿A dónde vamos?
Había dejado el trabajo una hora antes para prepararme. Más de la mitad de
la ropa que poseía estaba en una pila apilada en mi cama. Normalmente,
cualquier estado de ánimo dictaba mi atuendo. No era melindrosa. Para mí,
el estilo era una expresión de mi propia personalidad individual, no seguía
las últimas tendencias o la de las Kardashian. Por lo tanto, me estaba
volviendo loca encontrarme en mi décima combinación.
Graham: A un restaurante, por desgracia. A menos que hayas cambiado
de opinión. Seré más que complaciente si prefieres que te deleite en mi
casa.
Si fuera alguien más, todos sus pequeños comentarios perversos me
molestarían. Pero por alguna razón... Graham me hacía sonreír. Mi
respuesta a su invitación siempre lo arruinaba.
Soraya: En realidad, tal vez cambié de opinión.
Graham: Dame tu dirección. Todavía estoy en la oficina, pero puedo estar
allí en diez minutos, donde quiera que vivas.
Me reí de su desesperación. Por mucho que creyera que estaba llena de mí
misma, había algo muy entrañable en la honestidad que mostraba deseando
estar conmigo. Normalmente, para un tipo como él, mostrar desesperación
era un signo de debilidad. Casi me hacía sentir mal por jugar así con él.
Casi.
Soraya: Quería decir sobre cenar esta noche. No estoy segura de que sea
una buena idea.
Graham: Mierda. Si no te presentas, espera un golpe en tu puerta.
Soraya: Ni siquiera sabes dónde vivo.
Graham: Soy un hombre muy ingenioso. Pruébame.
Soraya: Bien. Estaré allí. Pero solo me diste una dirección. ¿A dónde
iremos? Necesito saber qué ponerme.
Graham: Usa lo que tengas puesto ahora mismo.
Miré hacia abajo.
Soraya: ¿Un sostén de encaje y una tanga? ¿A dónde me llevarás, a un
club de striptease?
Pasaron unos sólidos cinco minutos antes de que respondiera. Graham: No
me digas mierda como esa.
Soraya: ¿No eres fanático del rosa caliente?
Graham: Oh, lo soy. El tono se verá tan encantador como la huella de
una mano en tu trasero si no dejas de jugar conmigo.
Las nalgadas no eran algo que me gustara. No era la palabra clave. Sin
embargo, el pensamiento de él golpeando mi trasero tuvo a mi cuerpo
tarareando. Estaba excitada por un texto. Jesús. Este hombre era peligroso.
Necesitaba descansar, tiré el teléfono en mi cama y volví a meterme en mi
armario. Un pequeño vestido negro sobre saliendo de la parte trasera me
llamó la atención. Lo había comprado para un funeral. Me arrepentí
pensando que debería haberlo usado la otra noche para mi cita con Aspen.
Cuando lo saqué de la percha, mi teléfono estaba parpadeando con un
nuevo mensaje de texto entrante.
Graham: Dejaste de responder. Voy a tomar eso como que estás ocupada
fantaseando con mi mano golpeando ese trasero fino. Tenía una extraña
habilidad para convertir una simple pregunta en algo sucio.
Soraya: Estoy ocupada tratando de averiguar qué usar. Lo que me lleva
de nuevo a la pregunta original que te envié, ¿a dónde iremos?
Graham: Hice una reserva en Zenkichi.
Soraya: ¿En Brooklyn?
Graham: Sí, en Brooklyn. Solo hay uno. Dijiste que vivías allí, y como te
niegas a dejar que te recoja, escogí un lugar cercano a ti. Soraya: Vaya.
Genial. He querido probar ese lugar. Es una especie de dolor en el trasero
el llegar desde tu oficina, sin embargo. Graham: Sin problema. Ya que
eres un dolor en mi trasero. Nos vemos a las siete
La estación de metro estaba a una cuadra y media del restaurante. Cuando
doblé la esquina, había un auto negro de la ciudad estacionándose. No tengo
idea de porqué, pero me agaché en una puerta para ver a la persona salir. Mi
estómago me dijo que era Graham.
Mi intestino no estuvo mal. Un chofer uniformado salió y abrió la puerta
trasera, y Graham salió a la acera. Dios, el hombre rezumaba poder. Estaba
vestido con un traje caro diferente del que había llevado esta mañana. Por la
forma en que le quedaban los trajes, no había duda que los mandaba hacer a
la medida. Aunque no era el traje de fantasía que llevaba puesto lo que le
daba el aire de supremacía; era la forma en que lo usaba. De pie frente al
restaurante, se detuvo erguido y confiado. Tenía el pecho abierto y ancho,
los hombros hacia atrás, las piernas separadas y firmemente plantadas.
Miraba hacia delante, sin tocar su teléfono ni mirar sus pies para evitar el
contacto visual. Una mano estaba en el bolsillo de sus pantalones, con el
pulgar fuera. Me gustaba el pulgar enganchado en el exterior.
Esperé unos minutos, y cuando finalmente miró en otra dirección, salí por
la puerta. Cuando se volvió y me vio, me volví consciente de mi andar. La
forma en que observaba cada paso que daba, hacía que una parte de mí
quisiera correr hacia otro lado, pero a la otra parte le gustaba la intensidad
de su mirada. Mucho. Así que bajé mis nervios, agregué un poco de
movimiento a mis caderas y decidí que no sería un ratón para su gato. Sería
el perro.
—Graham. —Asentí mientras me detenía delante de él.
—Soraya. —Imitó mi tono de negocios y asintió.
Nos quedamos mirándonos uno al otro en la acera, a una distancia segura
entre nosotros, por el minuto más largo en la historia de los minutos. Luego
gruñó:
—Al diablo esto. —Caminando hacia delante en mi espacio, tomó un
puñado de mi cabello alrededor de su mano, lo usó para inclinar mi cabeza
donde la quería, y entonces su boca devoró la mía.
Por una fracción de segundo, traté de resistirme. Pero era un cubo de hielo
tratando de luchar contra el calor del sol. Fue imposible. En vez de eso, me
derretí en la cegadora luz. Si no hubiera envuelto su otra mano alrededor de
mi cintura, habría una buena posibilidad de que hubiera quedado en el
hormigón. Mi mente quería pelear contra él a cada paso, pero mi cuerpo no
pudo resistirse a ceder. Traidor.
Habló sobre mis labios cuando finalmente soltó mi boca. —Pelea todo lo
que quieras, algún día estarás rogándome. Grábate mis palabras.
Su arrogancia me trajo a mis sentidos.
—Estás tan lleno de ti mismo.
—Preferiría estar llenándote a ti.
—Cerdo.
—¿Qué dice eso de ti? Estás mojada por un cerdo.
Traté de apartarme del puño que había envuelto alrededor de mi cintura.
Pero solo lo hizo apretarme más fuerte.
—No estoy mojada.
Arqueó una ceja.
—Solo hay una manera de verificar eso.
—Retrocede, Morgan.
Graham dio un paso hacia atrás y levantó ambas manos en rendición. En
sus ojos había un brillo de diversión.
Dentro, Zenkichi estaba oscuro y no era lo que esperaba. Una mujer
japonesa vestida tradicionalmente nos llevó por un largo pasillo que me
hizo sentir como si estuviéramos saliendo. La pasarela estaba llena de rocas
y piedras de pizarra, como si estuviéramos caminando por un sendero a
través de un jardín asiático al aire libre. Ambas partes estaban alineadas con
bambú alto y linternas encendidas. Pasamos una apertura a una gran zona
de asientos, pero la anfitriona siguió. Al final del pasillo, nos acomodó en
una cabina privada, rodeada con lujosas y gruesas cortinas. Después de que
tomó nuestra orden de bebidas, señaló el timbre en la mesa y nos dijo que
no molestaría a menos que la llamáramos. Luego desapareció, cerrando las
cortinas. Se sentía como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo,
en vez de dentro de un concurrido y elegante restaurante.
—Esto es hermoso. Pero extraño —dije.
Graham se quitó la chaqueta y se acomodó en su lado de la mesa, con un
brazo en la parte superior de la cabina.
—Adecuado.
—¿Estás diciendo que soy extraña?
—¿Vamos a pelear si digo que sí?
—Probablemente.
—Entonces sí.
Mi frente se arrugó.
—¿Quieres pelear conmigo?
Graham tiró de su corbata, aflojándola.
—Me parece que me excita.
Me reí.
—Creo que necesitas terapia.
—Después de los pasados días, creo que puedes tener razón.
La camarera regresó con nuestras bebidas. Colocó un vaso alto delante de él
y un vaso de vino delante de mí.
Graham había ordenado Hendrick y tónica.
—Esa es la bebida de un viejo, ginebra y tónica —dije mientras bebía un
sorbo de vino.
Rodó el hielo en su vaso, luego lo llevó a sus labios y me miró por encima
del borde antes de beber.
—Recuerda lo que me hace el que discutas conmigo. Tal vez quieras mirar
debajo de la mesa.
Mis ojos se abrieron.
—No lo estás.
Sonrió y arqueó una ceja.
—Adelante. Pon tu cabeza debajo. Sé que te mueres por echar un vistazo de
todos modos.
Después de que ambos terminamos nuestras bebidas, y algunos de mis
nervios habían comenzado a calmarse, finalmente tuvimos nuestra primera
conversación verdadera. Una que no era sobre sexo o anillos en la lengua.
—¿Cuántas horas trabajas por día en esa gran oficina de lujo? —
Normalmente llego a las ocho y trato de irme a las ocho. —¿Doce horas al
día? Son sesenta horas a la semana.
—Sin contar los fines de semana.
—¿También trabajas los fines de semana?
—Los sábados.
—¿Entonces tu único día libre es el domingo?
—A veces también trabajo la noche del domingo.
—Eso es una locura. ¿Cuándo encuentras tiempo para divertirte? —Me
gusta mi trabajo.
Me burlé.
—No sonó así cuando me detuve el otro día. Todo el mundo parece tenerte
miedo, y te negaste a abrir la puerta.
—Estaba ocupado. —Cruzó los brazos sobre su pecho.
Yo hice lo mismo.
—Yo también. Tomé dos trenes para entregarte el teléfono personalmente,
¿sabes? Y no tuviste la decencia de salir y darme las gracias. —No sabía lo
que estaba detrás de la puerta esperando por mí, o habría salido.
—Una persona. Una persona estaba detrás de la puerta. Una que salió de su
camino por ti. Si fuera una mujer casada de sesenta años con el cabello
azul, deberías haber salido a darme las gracias.
Suspiró.
—Soy un hombre ocupado, Soraya.
—Sin embargo, aquí estás en una noche de semana a apenas las siete p.m.
¿No deberías estar trabajando hasta las ocho si estás tan ocupado?
—Hago excepciones cuando es necesario.
—Qué considerado de tu parte.
Arqueó una ceja.
—Quieres mirar debajo de la mesa, ¿verdad?
No pude evitar reírme.
—Cuéntame algo más sobre ti. Aparte de que eres un adicto al trabajo con
un complejo de superioridad que toma bebidas de lujo. Todo eso, podría
haberlo adivinado de mis observaciones en el tren.
—¿Qué te gustaría saber?
—¿Tienes hermanos o hermanas?
—No. Soy hijo único.
—Rayos, nunca lo hubiera imaginado—murmuré en voz baja. —¿Qué
dijiste?
—Nada.
—¿Qué hay de ti?
—Una hermana. Pero no nos hablamos en este momento. —¿Y por qué?
—Mala cita a ciegas.
—¿Te arregló una?
—Sí.
—¿Con el tipo que te llevó al funeral? ¿Cómo se llamaba, Dallas?
—Aspen. No, no me arregló con Aspen. Escogí ese desastre por mi cuenta.
Me arregló con un tipo con el que solía trabajar. Mitch.
—Y no te fue bien, ¿verdad?
Lo fijé con una mirada.
—Lo apodé Estridente Mitch.
Soltó una risa con eso.
—No suena muy bien.
—No lo fue.
Entrecerró los ojos.
—¿Y voy a tener un apodo mañana?
—¿Te gustaría uno?
—No si es algo como Estridente Mitch.
—Bueno, ¿qué tenías en mente?
Las ruedas giraron en su cabeza durante unos treinta segundos. —¿Morgan
con el órgano grande7?
Puse los ojos en blanco.
—Puedes comprobar bajo la mesa en cualquier momento. —Hizo un guiño.
Seguí tratando de llegar a conocerlo, a pesar de que todos los caminos
llevaban a entre sus piernas.
—¿Alguna mascota?
—Tengo un perro.
Recordando al pequeño perro que vi en su celular, dije:
—¿Qué clase de perro? Pareces ser de la clase de gente que tiene uno
grande y da miedo. Como un gran danés o un mastín napolitano. Algo
representativo de lo que me sigues incitando a mirar bajo la mesa. Ya sabes,
perro grande, gran...
—El tamaño de un perro no es un símbolo fálico —me interrumpió.
Entonces, era el lindo perrito de las fotos.
—¿En serio? Creo que leí un estudio una vez que decía que los hombres,
sin saberlo, compraban perros que representaban el verdadero tamaño de su
pene.
—Mi perro era de mi madre. Falleció cuando era un cachorrito, hace doce
años.
—Lo siento.
Asintió.
—Gracias. Blackie es un terrier de West Highland.
—¿Blackie? ¿Es negro? —El perrito de la foto había sido blanco. —En
realidad, es blanco.
—¿Y por qué Blackie? ¿Por llevar la contraria? ¿O hay otra razón para el
nombre?
Su respuesta fue recortada.
—No hay otra razón.
Justo en ese momento, la camarera vino con nuestra cena. Pedí el entrante
de pescado de Bonito Shut, básicamente solo porque el menú decía que era
para comedores aventureros. Y Graham ordenó Sashimi. Ambos platos
parecían arte cuando llegaron.
—Odio comerlo, es tan hermoso.
7En el origina dice “Morgan Big Organ”, al traducirlo pierde la rima.
—Está bien.
—Chloe, ¿quieres tu habitual leche de fresa?
¿Leche de fresa?
De ninguna manera.
Me volví hacia Chloe.
—¿Leche de fresa? Me encanta la leche de fresa.
—Ese es mi favorito.
—¿Qué tipo?
—Quik —dijo.
Nunca había tomado leche Nesquik delante de Genevieve. Por lo tanto, ella
no tenía ni idea de que esto era una loca coincidencia.
—Es una locura. Esa es mi bebida favorita en todo el mundo. —Me volví
hacia Genevieve—. ¿Puedo cambiar mi pedido a la leche de fresa, también?
—Por supuesto. —Genevieve lucía divertida.
En presencia de mi hija, por primera vez en mi vida adulta, bebía leche
Nesquik abierta y descaradamente. Salía del closet de leche de fresa.
Chloe se volvió hacia su madre.
—Tienes que darle un popote loco.
—Oh, no creo que él quiera una.
Para el beneficio de Chloe, miré a Genevieve como si estuviera loca por
pensar que no lo haría.
—¡Por supuesto que sí!
Genevieve sacudió la cabeza y luego puso un popote largo y rosado delante
de mí. Chloe alucinó al verme beber de ella.
—Sabes, Chloe, nunca me di cuenta de lo mucho mejor que sabe esta leche
cuando la bebes de un popote loco.
—¡Lo sé! —gritó.
La alegría en sus ojos era palpable. Me podría acostumbrar a esto. Me hizo
sentir tan bien que, la mera visión de un tontorrón como yo haciendo cosas
infantiles, podría poner una sonrisa muy necesaria en su rostro. Esta niñita
acababa de sufrir una pérdida traumática, pero era equilibrada y amada por
su madre. Tuve que, al menos, concederle a Genevieve eso. Parecía una
muy buena madre.
A lo largo de la cena, Chloe disfrutó viéndome sorber mis fideos. Haría
cruzar mis ojos solo para hacerla reír una y otra vez. Genevieve permaneció
en silencio, pero observando, a menudo descansando su barbilla en su mano
mientras nos miraba. Estaba dando un paso atrás, permitiendo que Chloe y
yo nos uniéramos.
Después de la cena, Genevieve hizo que Chloe se lavara las manos y se
cepillara los dientes. No estaba seguro de lo que se llevaría a cabo el resto
de la noche hasta Chloe se acercó a mí de nuevo y preguntó:
—¿Te quedas a dormir?
—No. No, no me voy a quedar. Pero me quedaré un tiempo más. ¿Qué
sigue en la agenda?
—¿La qué?
Tenía que aprender a hacer mi lenguaje más amigable para los niños. —¿A
qué te gusta jugar después de la cena?
—Vestirme.
—¿Vestirte?
—Sí.
—¿Qué conlleva eso?
—No hay que llevar nada. Vestidos.
Me reí.
—¿Vestidos?
—Sí. —Entonces huyó, presumiblemente para ir a buscar algo. Miré a
Genevieve como si tuviera que traducir todo esto para mí. —¿Vestidos?
—Chloe tiene un cofre lleno de vestidos de princesa y otros disfraces en su
habitación. Le gusta ponérselos sobre su pijama y girar en ellos hasta que se
cansa. Es una especie de ritual al acostarse.
Chloe regresó corriendo hacia mí. Ahora estaba usando un vestido rosa
sedoso y llevaba una corona de plástico. Prácticamente, antes de que
pudiera parpadear, una boa blanca de plumas fue colocada alrededor de mi
cuello.
—Chloe, Graham tal vez no quiera vestirse como una dama. —Está bien.
He estado intentando ponerme en contacto con mi lado femenino. Ha estado
en mi lista de tareas pendientes.
Chloe agarró mi teléfono y me lo dio.
—¡Toma una foto de nosotros!
Tomé un selfie de Chloe y yo, e instintivamente se lo envié a Soraya. Sin
conocer su estado de ánimo esta noche, me arrepentí de mi decisión de
enviarlo, pero ya era demasiado tarde.
—Volveré —dijo Chloe mientras retiraba la boa de mi alrededor. Regresó a
su habitación, dejándonos a Genevieve y a mí solos en la sala. Unas cuantas
plumas perdidas habían caído a su paso, aterrizando en la alfombra.
—Eres muy bueno con ella, Graham.
—Esto se siente más... natural... de lo que esperaba.
—Claro que sí. Porque es tu hija.
Antes de que pudiéramos continuar la conversación, Chloe llegó corriendo
hacia mí otra vez. Esta vez, llevaba un vestido rojo de aspecto navideño con
ribetes blancos, y de piel. Sostenía un sombrero de copa negro.
—¿Eres una princesa de nieve?
—Soy una princesa de Navidad. —Colocó el sombrero de copa en mi
cabeza—. Y tú eres Scrooge.
—Creo que hay muchas personas que probablemente dirían que me has
encasillado, Chloe.
—¿Qué?
—Nada. —Sonreí. Tuve que seguir recordándome que estaba hablando con
una niña de cuatro años y medio.
El juego de disfrazarse continuó durante aproximadamente una hora antes
de que Genevieve le dijera a Chloe que tenía que ir a la cama.
—Ya es media hora después de tu hora de acostarse. Di buenas noches a
Graham.
Mi hija caminó hacia mí. Mi hija. Todavía tenía que acostumbrarme. Se
detuvo frente a mi rostro. Dios, se parecía tanto a mi madre. Mamá la habría
querido tanto. Eso me recordó que necesitaba reservar un tiempo
determinado para dar esta noticia a Meme.
No pude evitar alzar las manos y acariciar las mejillas de Chloe. No quería
asustarla, pero había estado deseando hacerlo toda la noche, y esta era mi
última oportunidad.
—Buenas noches, cariño.
—¿Vas a regresar?
—Puedes contar con eso, Chloe. —Ninguna palabra más verdadera había
salido de mi boca. Le iba a costar mucho trabajo el tratar de deshacerse de
mí.
i
Esta noche definitivamente había ido mejor de lo que podría haber previsto.
t
De vuelta en la limosina, la sensación de calidez dentro de mí fue
_
rápidamente reemplazada por la preocupación cuando revisé mi teléfono y
5
me di cuenta de que Soraya nunca respondió a la foto que le había enviado.
Un presentimiento se apoderó de mí. 2No era propio de ella no responder a
uno de mis textos. C
E
Era un imbécil. 4
Un total y puto Imbécil. F
Nunca debí enviar esa foto. 1
Mi corazón comenzó a golpear. ¿Debería
F dejarla sola esta noche o ir a
Brooklyn? _
—Solo estacione enfrente del condominio,
p Louis. Todavía no sé a dónde me
dirijo. i
Justo cuando el auto se detuvo en micedificio, mi teléfono zumbó con una
notificación de mensaje de texto. 0
Soraya: Lo siento. No me llego hasta 0 ahora. Mi teléfono se estaba
8
cargando en la otra habitación. Te ves adorable en una boa. Me alegro
que las cosas fueran bien. Creo que 2 me voy a acostar temprano esta
noche. Me siento un poco indispuesta.. Hablamos mañana. XO
p
Dejando escapar un enorme suspiro de alivio porque había respondido,
n
incliné la cabeza hacia atrás en el asiento antes de releer el mensaje de
g
nuevo. No estaba seguro si ir a Brooklyn o no. Dijo que no se sentía bien.
"
Cogí el teléfono y marqué su número, pero fue al buzón de voz. ¿Estaba
ignorando mi llamada o ya se había ido c a la cama? Tal vez lo puso en modo
silencioso. Cuando el teléfono pitól para dejar un mensaje, empecé a
caminar. a
—Hola guapa. Me apena que no te sientas s bien. Solo quería oír tu voz antes
s
de que te acostaras a dormir. Probablemente ya estás en la cama. Esta noche
fue bien. Quiero que la conozcas cuando = estés lista. Pero, Soraya, necesitas
saber algo. No creo que hubiera estado " listo para esto si no fuera por ti. El
hombre que era hace unos años no es c el hombre que soy ahora. Era una
persona miserable. Liam fue el mejor apadre para ella en ese entonces. Estoy
l padre que ahora merece. Porque me
seguro. Pero gracias a ti, seré el tipo de
i
has enseñado mucho sobre lo que es importante en la vida.
b
Me detuve. r
Mierda. e
Dile que la amas. Solo dile. 1
—Soraya, yo... "
BIP. /
La maldita cosa me colgó. >
20
Soraya
o había visto el auto estacionado en la acera fuera de mi edificio, hasta que
bajó la ventanilla y su voz sexy me llamó la atención.
—¿Quieres un paseo, hermosa?
Me dirigí al auto oscuro.
—Eso depende. ¿Qué tipo de paseo ofrece, Sr. Gran Imbécil?
Tomándome por sorpresa, Graham abrió la puerta, tiró de mi brazo y me
llevó dentro, sobre su regazo, en un rápido movimiento. Lo juguetona que
fue su acción me hizo sonreír, aunque era de mañana y no había tomado mi
segunda taza de café. Eso no pasaba seguido.
Me reí, probablemente sonando como una colegiala, pero no pude evitarlo.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Vine a llevar a mi mujer a trabajar.
—¿Tu mujer? Suenas como un hombre de las cavernas. —Lo que
secretamente me encantó.
Enterró su rostro en mi cuello y respiró profundamente. Cuando exhaló,
sentí la tensión salir de su cuerpo.
—Te extrañé anoche. No te sentías bien. ¿Estás mejor hoy? —En realidad,
lo estoy. Pensé que me iba a dar algo. Pero una buena noche de sueño me
hizo sentir mucho mejor.
—¿Sabes qué más puede hacerte sentir mejor? —Su brazo derecho estaba
en mi regazo, manteniéndome fija en el lugar mientras su otra mano
empezaba a deslizarse por mi muslo. Llevaba una falda que le permitía un
fácil acceso.
—Déjame adivinar, ¿tu pene? ¿Tu pene puede hacerme sentir mejor? —
Ahora que lo mencionas, estoy seguro que lo haría. Pero eso no es lo que
tenía en mente, en realidad.
—¿No?
Negó lentamente.
—En realidad, he estado fantaseando acerca de lo jodidamente sexy que te
ves cuando te vienes, y quería tener la oportunidad de mirarte de cerca.
Estaba pensando que me gustaría follarte con mis dedos de camino al
trabajo hoy. Cuando estoy dentro de ti, estoy demasiado distraído para
estudiar tu rostro.
—Quieres estudiar mi rostro... —giré mi dedo en círculos, señalando la
vecindad general de mi regazo—, mientras tu…
—Te follo con los dedos. Sí.
Miré a los ojos de Graham. Estaba hablando en serio. Sin apartar la mirada,
hablé con su conductor:
—71ª y York, por favor, Louis.
Las pupilas de Graham se dilataron mientras presionaba el botón del divisor
de privacidad con una sonrisa, que era una deliciosa mezcla entre malvado
y encantado. Estaba vestido para el trabajo con su traje de costumbre a
medida, luciendo cada centímetro como el hombre de negocios de gran
alcance que era. Sin embargo, en ese momento, el único negocio en el que
estaba concentrado era yo. Esa mirada en sí me despertó. Así que, cuando
me mantuvo en su regazo y abrió mis piernas, ya estaba mojada para él. No
tuvo que esforzarse mucho para conseguir lo que buscaba.
Sorprendentemente, sentir que sus ojos se fijaban en mí todo el tiempo no
me hizo sentir auto consciente. En cambio, en realidad, aumentó lo que
sentía al saber que él se estaba excitando al mirarme.
Ni siquiera estábamos en el puente de Brooklyn cuando terminé. Sentada,
suspiré contenta, apoyando mi cabeza contra su pecho.
—Esto es mucho mejor que el tren.
Se rió entre dientes.
—Espero que te refieras a mis servicios y no al medio de transporte. —Por
supuesto.
Sus brazos estaban envueltos alrededor de mí, y me apretó antes de besar la
parte superior de mi cabeza.
—Estos servicios están a tu disposición veinticuatro/siete, Soraya. Solo di
la palabra.
Disfrutando de la serenidad posterior a la liberación, y la sensación de estar
envuelta en los brazos de Graham, estuve callada por un tiempo, ambos lo
estuvimos. Después de cruzar Manhattan, supe que no nos quedaba mucho
tiempo antes que llegáramos a mi oficina, y me sentí culpable por no haber
preguntado por la noche anterior.
—Me encantó la foto de Chloe y tú con la boa que enviaste anoche. Parecía
que tuviste una buena primera visita.
—Es extraordinaria.
Aparté mi cabeza de su pecho para verlo hablar. Sus ojos se iluminaron
mientras hablaba de ella.
—Es inteligente y divertida. Y sarcástica. Y hermosa. —Acarició mi mejilla
—. En realidad, es como tú.
—Su madre es inteligente y hermosa.
—¿Qué tan jodido sería si digo que me fui a casa anoche pensando que
deseaba que fuera nuestra?
—Bastante jodido. —Hice una pausa—. Pero también honesto y dulce. —
No puedo esperar a que la conozcas.
Eso me aterraba.
—No estoy segura de estar lista para eso.
Graham asintió como si lo entendiera, aunque vi dolor en sus ojos.
—Pero quiero oír todo sobre ella de ti. Solo creo que tenemos que tomarlo
lento. Realmente no sé nada de niños, y seguimos averiguando cómo llevar
nuestra propia relación.
Sentí su cuerpo endurecerse.
—Ya he averiguado todo sobre nuestra relación.
—No quise decir...
—Está bien. Lo entiendo, Soraya.
Querida Ida,
Mi novio y yo hemos estado juntos por poco más de cuatro meses. Lo
amo, y me ha dicho que también me ama. Mi preocupación es que no
me hace sentir especial, querida, o deseada. Nunca está ansioso por
verme, y a menudo necesito ser la que inicia la actividad sexual. He
intentado hablar con él sobre esto, pero no ha cambiado las cosas.
¿Estoy siendo tonta por necesitar sentirme querida?
—Krista, Jersey City
Seguí revisando el correo diario, dejando a un lado los que creía que tenían
potencial.
Querida Ida,
Mi novio, Brad, y yo, nos mudamos juntos hace seis meses.
Una semana después de haber firmado el contrato de
arrendamiento, perdió su trabajo....
Querida Ida,
Mi marido parece haber perdido su deseo sexual...
Querida Ida,
Estoy saliendo con un hombre que es reflexivo y cariñoso. El problema
es que...
Querida Ida,
Me temo que dejé que el amor de mi vida se escapara de mis manos
hace unos años. Todo aquel que me encuentro, palidece…
Cuando terminé, quise golpear mi cabeza sobre el escritorio. Ya me había
sentido como una mierda por el modo en que Graham y yo nos despedimos
esta mañana. Leer sobre todos estos problemas de relación me hizo darme
cuenta de lo poco agradecida que era. Aquí, Graham viajaba hasta Brooklyn
para recogerme, dejando claro cuánto me echaba de menos (por no
mencionar un bello y espectacular orgasmo temprano en la mañana, sin
tomar placer a cambio), y ¿yo qué hice? Hice que se sienta como una
mierda. Buen trabajo, Soraya.
La cosa era que lo quería más de lo que incluso sabía que era posible querer
a otro ser humano. Y ese pensamiento me asustó como el infierno. Más aún
ahora que había una niña involucrada. Me recosté en el asiento, e intenté
imaginar mi vida sin Graham. No tardé mucho en darme cuenta que estaba
jodida. Porque ya no podía. También me hizo darme cuenta que estaba
siendo una novia de mierda.
Tomando una respiración profunda, busqué mi teléfono. Soraya: Lo siento
por esta mañana. Quiero conocer a Chloe.
Los pequeños puntos comenzaron a saltar inmediatamente. Me preguntaba
si también estaba teniendo problemas para concentrarse debido a la forma
en que dejamos las cosas.
Graham: ¿Estás segura?
Soraya: Ella es una extensión de ti, y quiero conocer todo sobre ti.
Mi teléfono permaneció en silencio durante unos minutos, y esperé con
impaciencia una respuesta.
Graham: Gracias, Soraya.
Soraya: No. Gracias a ti.
Graham: ¿Por esta mañana?
Soraya: Por ser el hombre que eres.
Estaba relativamente tranquila de nuevo después de eso. Al menos dos días
más. Hasta el sábado, cuando íbamos a almorzar para conocer a Genevieve
y Chloe.
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—Le dijiste a Genevieve que iba a venir, ¿verdad?
—Sí.
—Y no se opuso.
La mandíbula de Graham se flexionó y no dijo nada. Por otra parte, no
necesitaba hacerlo.
—No me quiere aquí. —Suspiré.
—No importa lo que quiera.
—Claro que sí. Es la madre de Chloe.
Estábamos en la parte trasera del auto de Graham, el tráfico era muy ligero,
y llegábamos con más de media hora de adelanto al almuerzo. Mis nervios
ya estaban al borde y, esta nueva información, saber que Genevieve había
dicho que no me quería allí, hizo que me doliera la cabeza.
—Si ella tuviera una preocupación legítima por el bienestar de Chloe,
habría aceptado dejar que te la presentara. Pero no lo hizo, y es importante
para mí. —Tomó mi mano y apretó.
—¿Cuál era entonces su preocupación?
De nuevo, ese músculo contundente en su mandíbula se flexionó. —No es
importante.
A pesar de querer saberlo, lo dejé pasar. Sobre todo, porque nos detuvimos
en la 3ª Avenida y Louis nos interrumpió.
—La 60ª está cerrada. Tienen una especie de grúa en la calle, así que todo
está bloqueado.
—Está bien. Nos bajaremos aquí —respondió Graham.
Después de salir del auto, comprobó su reloj antes de extender su mano
para ayudarme a salir de la parte trasera, y no la soltó después de cerrar la
puerta detrás de mí.
—¿Quieres ir temprano al restaurante?
—Hace buen día. ¿Por qué no damos un paseo por el vecindario? — Pensé
que sentarme y esperar sería mucho más estresante que dar un paseo en un
hermoso día.
A mitad de nuestro paseo, pasamos por un estudio de baile, West Side Steps.
—¿Es aquí donde está Chloe? —Genevieve le había dicho a Graham que
Chloe acababa de comenzar una nueva sesión de clases de baile no muy
lejos de Serendipity 3.
—No lo sé. —Nos detuvimos, pero la gran ventana de cristal reflejaba para
que nadie pudiera ver dentro. Después de pasar de largo, una voz de mujer
nos llamó.
—Graham. —Volviéndonos, encontramos a Genevieve abriendo la puerta
del estudio de baile.
—Genevieve. —Graham asintió—. ¿Recuerdas a Soraya? Dejó ver una
súper sonrisa practicada.
—Por supuesto. Me alegro de verte.
Claro que sí.
—La clase no termina por otros veinte minutos. Pero puedes ver a través de
la sala de observación. Es un vidrio unidireccional para que no te vea
viéndola practicar.
Graham me miró y asentí.
Dentro, la sala de observación estaba llena de padres. La mayoría sentados
y charlando, ni siquiera mirando a través del cristal hacia la clase en el otro
lado. Graham caminó vacilante hacia la ventana. La sala estaba llena de
chicas de cuatro y cinco años que llevaban tutús de ballet. Busqué a Chloe
entre el mar de rosa. Habría destacado incluso si no fuera la niña más
adorable de la habitación. Su traje era verde neón, donde todas las otras
chicas llevaban colores pastel.
—Se niega a conformarse y vestir lo que las otras chicas llevan a clase.
Espero que crezca.
Graham seguía mirando a la niña con fascinación.
—Espero que no lo haga.
Los ojos de Genevieve se estrecharon hacia mí. Llevaba un traje de
pantalón color crema con una camiseta de seda azul marino, femenino,
costoso y elegante, pero ciertamente nada que no encontraras en una docena
de mujeres en el Upper West Side en cualquier momento.
—Esta es una clase nueva para ella. Solía venir los martes por la noche
mientras su padre... —Se dio cuenta de lo que había dicho y se corrigió—.
Mientras Liam iba al gimnasio al otro lado de la calle. La última sesión
terminó hace unas semanas, y pensé que era mejor cambiarla al fin de
semana para que no tuviera que recordar la vieja rutina.
Graham asintió.
Una mujer embarazada se acercó.
—Eres la mamá de Chloe, ¿cierto?
—Sí.
Las manos de la mujer habían estado dobladas encima de su enorme vientre
antes de extender una hacia Genevieve.
—Soy la mamá de Anna, Catherine. Anna no dejaba de hablar de Chloe la
semana pasada después de clase. Pensé que podríamos juntar a las chicas
algún día.
—Por supuesto. Estoy segura que a Chloe le encantaría. Graham estaba
atado al cristal, sus ojos siguiendo los movimientos de Chloe, pero se
volvió hacia Catherine.
La mujer sonrió.
—Debes ser el papá de Chloe. Es tu viva imagen, ¿no es así? Graham se
quedó inmóvil, mirando a Genevieve.
Sin compromiso, ella lo presentó.
—Catherine, éste es Graham Morgan.
La mujer extendió su mano y me miró dado que ahora yo también estaba
frente a ella.
—¿Eres la niñera?
Eso sacó a Graham de su nube. Envolvió su mano alrededor de mi cintura
posesivamente.
—Esta es Soraya. Mi novia.
Graham no se dio cuenta, pero Genevieve se encontró con mi mirada, y la
suya brilló con diversión. Perra.
Salimos antes que terminara la clase, no queriendo que Chloe nos
encontrara allí, y le dijimos a Genevieve que la encontraríamos en el
restaurante.
En la calle, el aire fresco se sintió bien. Finalmente pude respirar mejor. —
Esa mujer no me quiere.
—Está celosa de ti. Siempre ha sido insegura de su aspecto. —¿Ella? Es
preciosa.
Graham se detuvo en la calle.
—Es atractiva, por supuesto. Pero es ordinaria. A diferencia de ti. —
Extendió sus brazos y tomó mi rostro con ambas manos—. Eres
extraordinaria.
Estaba completamente serio y por la forma en que me miraba, las dudas que
se habían levantado de nuevo dentro de mí, se pusieron a descansar.
Chloe literalmente saltó dentro de Serendipity 3 quince minutos más tarde.
No se había cambiado su ropa de baile, y era imposible no sonreír
mirándola. Después de una breve pausa donde Genevieve señaló hacia
nuestra mesa, saltó el resto del camino hacia donde estábamos sentados.
Graham se puso de pie.
—Chloe. —Asintió y sonrió.
—Galleta. —Puso todo su peso detrás de ella, se estiró y golpeó su mano en
el aire buscando chocar la de Graham. Lo cogió desprevenido, casi
perdiendo la conexión de manos. El intercambio fue cómico. Chocar manos
era tan... ajeno a Graham.
Cuando se sentó de nuevo, me incliné:
—¿Galleta?
Susurró de regreso:
—Como las galletas Graham. Aparentemente, tengo un apodo.
—¿Cómo te llamas? —Chloe subió a su silla y se arrodilló. Estaba sentada
directamente frente a mí.
—Mi nombre es Soraya. Es un placer conocerte, Chloe.
—¿Soraya?
—Es correcto. —Al primer intento.
—Amo tu cabello. Mamá, quiero hacer eso en mi cabello.
Genevieve levantó el menú.
—No lo creo.
—¿Eres la esposa de Graham?
—No.
—¿Eres su...?
Genevieve volvió a interrumpir a su curiosa hija.
—Soraya es amiga de Graham, cariño. Ahora, ¿por qué no te sientas bien
en la silla?
Ella se encogió de hombros.
—Pero me gusta sentarme sobre mis rodillas. Puedo alcanzar mejor las
cosas.
—Siéntate. Si necesitas algo y no puedes alcanzarlo, te lo acercaré. Chloe
hizo una mueca, pero plantó su trasero en el asiento correctamente.
—¿Recuerdas la vez que vinimos aquí después de obtener la cuenta de
Donovan? —le preguntó Genevieve a Graham.
—No. —La respuesta de él fue rápida. Estaba claro que recordaba, pero
trataba de alejarla del tema.
Bajando sus ojos hacia el menú, Genevieve sonrió ampliamente. —Eso es
malo. Pero estoy segura que recuerdas lo que pasó más tarde esa noche.
—Galleta, ¿qué vas a ordenar?
—No lo sé todavía, Chloe. ¿Tú qué vas a ordenar?
Ella arrugó todo su rostro y sostuvo su dedo índice contra su nariz en un
profundo pensamiento.
—El chocolate caliente helado.
—¿Supongo que has estado aquí antes?
—Solía venir cada semana después de bailar, con mi papá. —El rostro de
Chloe vaciló. Su siguiente pregunta la dirigió hacia mí—. ¿También
conociste a mi papá, Soraya?
—Ummm...
Graham apoyó su mano en mi rodilla debajo de la mesa y respondió por mí.
—No conoció a tu papá, Chloe.
—¿Sabes lo que mi papá ordenaba cada semana?
—¿Qué?
Arrugó su nariz como si algo oliera mal.
—Café.
Graham bajó su menú. Ni siquiera le había echado un vistazo. —Pediré lo
mismo que tú, Chloe.
Ella sonrió tan grande, que casi podía contar todos sus pequeños dientes
blancos. Cuando el mesero vino a tomar nuestro pedido, también pedí un
chocolate caliente helado. Genevieve solo ordenó un café. Le dejó a Chloe
una lata llena de crayones y un menú de papel infantil para colorear.
Inmediatamente se puso a trabajar.
—¿Cuál es tu color favorito, Galleta?
—Azul. —Los ojos de Graham se estrecharon hasta las puntas de mi
cabello—. ¿El tuyo?
—Verde. Quería pintar mi habitación de verde, pero mami dijo que no era
acordado para la habitación de una niña.
Genevieve interrumpió:
—Dije que no era adecuado para la habitación de una niña. Chloe se
encogió de hombros y regresó a colorear.
—Entonces, Soraya, ¿en qué trabajas? —preguntó Genevieve. —Trabajo
para un columnista. Pregúntale a Ida.
—¿La columna de relaciones?
—Esa.
Fingió sonreír.
—Tendré que recordar eso, la próxima vez que busque consejo.
Asentí.
—¿Cómo se conocieron?
—Graham escribió en la columna de consejos para relaciones hace algunos
años.
—¿Lo hizo?
Los ojos de Genevieve se abrieron de par en par.
Aunque disfruté de su reacción, pensé que era mejor no molestarla
demasiado.
—Solo estoy bromeando contigo. Nos conocimos en el tren. Algo así.
Graham olvidó su teléfono y yo lo encontré.
—¿Graham tomó el tren?
—Lo hizo ese día.
Graham apretó mi rodilla.
—Mami no toma el tren. ¡Papi y yo solíamos tomarlo juntos! —anunció
Chloe, basándome en los hechos, hablar de Liam no parecía molestarla
como pensé que haría. Continuó coloreando y luego su dedo índice volvió a
su nariz. Estaba claro que era su posición de pensamiento, y era
malditamente adorable—. ¿Vendrás a mi fiesta de cumpleaños?
Observé languidecer el rostro de Graham. No sabía cuándo era el
cumpleaños de su hija. Había tanto con lo que necesitaba ponerse al día.
Yo respondí.
—¿Cuándo es tu cumpleaños?
—29 de mayo.
—¿Qué tipo de fiesta tendrás?
—Una fiesta de princesa. ¿Vendrás?
Mis ojos se dirigieron a Genevieve para pedir ayuda.
—Su fiesta será en nuestra casa de verano en los Hamptons.
Chloe interrumpió.
—Es grande. Puedes quedarte con nosotros.
—En realidad iba a preguntarle a Graham si quería unirse a nosotros,
Chloe.
Dejó claro que la invitación no era con compañía.
A Graham no pareció importarle una mierda.
—A Soraya y a mí nos encantaría asistir a tu fiesta de cumpleaños, Chloe.
Veremos si podemos lograrlo. Gracias por la invitación.
Cuando llegó la hora de irse, vi en los ojos de Graham que todavía no
estaba listo para dejar a su hija. Su hija. Todavía no parecía real. En frente
del restaurante, Chloe me dio un rápido adiós y luego se volvió hacia
Graham. Él se agachó a la altura de sus ojos en la calle y le habló:
—¿Hay algo en especial que quieras para tu cumpleaños, cariño?
Su dedo se acercó a la punta de su nariz mientras miraba hacia el cielo.
Cuando miró a Graham a los ojos y pronunció su respuesta, no podía saber
la ironía del destino.
—Quiero a mi papá de vuelta.
21
Graham
n cuestión de semanas, fui de Genevieve i siendo un recuerdo lejano, a
llamarla regularmente y a que apareciera t en mi oficina sin previo aviso. Me
quité las gafas y froté las manos sobre_mi rostro antes de presionar el botón
del intercomunicador. 5
—Que entre. 2
Genevieve se pavoneó en mi oficina yCse plantó al otro lado de mi escritorio
en la silla de invitados. E
—Necesitamos hablar. 4
—¿Chloe está bien? F
—Está bien. 1
—Entonces, ¿qué estás haciendo aquí,FGenevieve?
_
—Te acabo de decir que necesitamos hablar.
p
Me puse las gafas y volví a meterme i en el montón de papeles de mi
escritorio, sin levantar la vista cuando chabló.
—Estoy ocupado. Haz una cita a tu salida.0
Ella suspiró alto, pero no se movió. 0
—La fiesta de cumpleaños de Chloe es8 un evento familiar.
—Y… A
—Debes estar ahí. .
—Te dije la otra noche cuando hablamos p que asistiríamos.
—Ella no es familia. n
—Aún no, no. g
"
Genevieve parecía asustada.
c
—No puedes estar hablando en serio ¿Diciendo
l algo así? ¿Cuánto tiempo la
conoces? Tienes una hija a considerar a ahora. Como figura paterna, no
deberías estar presentándole a nuestra s hija a alguien que ni siquiera
conoces. Chloe podría volverse cercana s a ella.
=
"
—Lo sé muy bien. c
—Casi ni se conocen. ¿Cuánto ha pasado?
a ¿Un mes? ¿Dos meses? —La
conozco mejor que a nadie. l
—Nosotros pasamos casi tres años juntos.
i
—Y, sin embargo, nunca conocí la mujerb que eras realmente. Las cosas de
las que eras capaz. r
—No es justo. e
1
—Todo lo contrario. Creo que he sido " muy justo contigo. Más de lo que
mereces. Te acostaste con mi mejor amigo,
/ me privaste de mi hija durante
más de cuatro años y ahora te presentas
> en mi oficina sin avisar para
insultar a alguien que me importa profundamente.
—Ella no es la correcta para ti.
—Déjame adivinar. ¿Tú sí lo eres?
—Bueno, sí. Estamos en el mismo nivel, Graham.
—No lo creo. Nunca me habría acostado con Avery.
Se estremeció, pero se recuperó rápidamente, enderezando la espalda
mientras hablaba.
—Tiene un anillo en la lengua. Lo vi el otro día.
—Sí. Y se siente increíble en mi pene.
Sus ojos se estrecharon.
—No durará.
—Vete, Genevieve. Tengo trabajo que hacer.
—Solo estoy tratando de proteger a mi hija.
—A nuestra hija.
—Eso es lo que dije.
—Fuera. —Señalé la puerta.
—Bien. —Se puso de pie—. Pero no digas que no te lo advertí.
Esa noche, llevé a Soraya a cenar. Ahora que había cuadrado con
Genevieve que Soraya estaría conmigo para la fiesta de Chloe este fin de
semana, lo único que quedaba era convencer a Soraya para que me
acompañara. Ya había expresado dudas sobre ir. No abordé el tema durante
nuestra cena, pensando que era mejor que tuviera una buena comida y vino,
y hacer mi movimiento más tarde en la noche.
La última hora la había pasado llevándola al orgasmo primero con mi boca,
y luego una segunda vez mientras hacíamos el amor, conmigo penetrándola
por detrás. Cuando soltó un suspiro relajado y cómodo, decidí que ya era
hora. Todavía detrás de ella, besé su hombro desnudo y moldeé mi cuerpo
alrededor del de ella.
—Significaría mucho para mí si vinieras conmigo este fin de semana. —No
lo sé, Graham.
Me acerqué más.
—Te necesito allí conmigo.
—Necesitas tiempo con tu hija. Y ambos sabemos que a Genevieve no le
gusto.
—Es importante para mí. Sé que tienes tus dudas. Quiero que veas que
todavía podemos hacer esto, aunque las cosas hayan cambiado.
—Graham…
—¿Por favor? —pregunté suavemente.
—Está bien. —Parecía derrotada, pero no me importaba. Era lo
suficientemente egoísta como para tomarlo como fuera.
—Gracias. Voy a hacer que valga la pena el próximo fin de semana. Lo
prometo.
Llevaba un tiempo pensando hacer esto. i Con todos los cambios sucediendo
últimamente, no había mejor momentot que el presente para morder la bala.
_
Cuando Louis me dejó en la sala de tatuajes de Tig’s en la octava avenida,
5
me sentí bombardeado. La campana sonó cuando abrí la puerta. Como de
2
costumbre, olía a incienso de canela y a tabaco. Bob Marley estaba tocando.
C
Estar aquí de alguna manera extrañamente me recordó mis días en la
E
universidad.
4
Tig sacó su cigarrillo y me saludó. F
—¡Señor Gran Imbécil! Cuando vi 1tu nombre en la lista de citas, casi
destrocé un ladrillo. ¿Qué mierda? ¿QuéF te llevó finalmente a perder la
cabeza? —No le dijiste a Soraya que iba_ a venir, ¿verdad?
—No —dijo Delia—. Cuando llamaste p para hacer la cita, dejaste en claro
que querías que fuera una sorpresa, asíi que no la arruinaremos. ¿Verdad,
Tig? c
0
Tig me llevó hasta el asiento de la esquina.
—¿Tienes idea de lo que te harás? 0
8
C
—Sí. Sé exactamente lo que quiero. De . hecho, intenté dibujarlo para ti. —
Sacando un pedazo de papel del bolsillo,
p dije—: Mis habilidades de dibujo
no son tan buenas como las tuyas, pero n te da una idea de lo que tengo en
mente. g
Tig encendió un cigarrillo y entornó "los ojos para examinar mi intento de
diseño de tatuaje. c
—Reconozco esto. —Rió entre dientes—. l Bien. Creo que podemos hacerlo
incluso mejor. ¿Por qué no te acuestas?a
s
Lo miré mientras preparaba la aguja. s
—¿Te ha dicho algo sobre lo que está pasando
= con nosotros?
"
Soltó humo.
c
—¿Te refieres al drama de tu bebé?
a
—Bueno. Obviamente sabes que recientemente descubrí que tengo una hija.
l
—Si me hubiera hablado de ieso, no te diría nada, amigo.
—Suficientemente
b justo.
Maldita sea. No iba a sacar
r información de él.
El aguijón de la aguja quemó mi pechoe cuando comenzó el diseño. Hace
unos años, nunca hubiera imaginado 1tener un segundo tatuaje en mi vida.
Pero de alguna manera se sentía natural" hacerlo. Parecía más que marcar mi
cuerpo. Era arte, que a su vez era una/ expresión de amor. Soraya tenía una
manera de hacer que viera muchas>cosas de manera diferente ahora.
Después de varios minutos de verlo trabajar en silencio, le dije: —La amo,
Tig.
Dejó la aguja y extendió las manos.
—Woow, woow. ¿Por qué me lo estás diciendo?
—Porque eres su amigo. No tiene a muchos cerca.
—¿Le dijiste esas dos palabras a ella?
—No. No he tenido la oportunidad adecuada, pero lo haré. También tengo
la impresión de que todavía no confías en mí, y creo que es importante que
entiendas que, a pesar de los recientes acontecimientos, estoy en esto a
largo plazo.
—Mira, no voy a enloquecer. Personalmente no confío en ti. Pero Soraya
parece demasiado inmersa en esto para que yo, al menos, te tome en serio.
Si le importas, entonces voy a tener que aceptarlo y confiar en su juicio.
—De acuerdo... bueno, aprecio tu honestidad.
—Solo recuerda lo que dije. No le rompas el corazón, y no tendré que
romper tu bonito rostro.
Tragué mi ira por el amor de Soraya.
—Te escuché alto y claro la primera vez que amenazaste mi vida, Tig. —Si
este tipo fuera cualquier otro, menos el mejor amigo de Soraya, no habría
tomado su mierda, pero no necesitaba que me insultara.
Cuando Tig terminó el tatuaje, aplicó cinta adhesiva clara sobre él. No
podía esperar a mostrárselo a Soraya.
Delia llegó por la esquina.
—Ya que te estás aventurando, SGI, estaría feliz de perforar algo para ti
mientras estás aquí.
—¿SGI?
—Señor Gran Imbécil.
—Oh, por supuesto. —Puse los ojos en blanco y arrojé un rollo de efectivo,
el cual era el triple de la cantidad que debía en el mostrador.
Tomó el dinero y lo colocó en caja.
—Entonces... ¿anillo en el pene? ¿Qué dices?
Un escalofrío protector corrió a través de mi pene, desde la base a la punta.
Auch.
—Poco a poco, Delia.
—Está bien. —Se encogió de hombros—. No puedo decir que no lo intenté.
i
La siguiente noche, no podía contener mi emoción mientras me dirigía a
t
casa de Soraya para una visita sorpresa después del trabajo. Me quitaría la
_
venda, y podría finalmente mostrarle mi tatuaje.
5
Con la fiesta de cumpleaños de Chloe2 este fin de semana, revelárselo esta
noche sería un buen momento. Le recordaría
C lo importante que era para mí.
Había trabajado hasta tarde y tomé la Edecisión ir sin avisar, compré algo de
su comida mexicana4favorita para llevar.
Soraya me dejó entrar sin ningún problema,
F pero cuando abrió la puerta, su
estado de ánimo 1parecía apagado.
F
—Graham... no te esperaba. Adelante.
La empujé hacia mí, le pasé la mano _por la espalda y agarré su trasero. —
p de verme?
¿No estás contenta
—No, noi es eso.
Coloqué la bolsa de papelc en la mesa de la cocina.
—Tengo una sorpresa para ti. No podía 0 esperar a venir aquí esta noche para
0
mostrártela.
8
—¿Qué D es?
Al quitarme la .chaqueta, dije:
—Comamos primero. Traje tus enchiladas
p favoritas de No Way Jose's.
Soraya estuvo callada durante toda la n cena. Algo definitivamente estaba
mal. Me pregunté si estaba nerviosa g por ir a los Hamptons este fin de
"
semana.
Tomé suc plato.
—¿Quieres hablar del lo que te molesta?
Esquivando miapregunta, dijo:
—En realidad no. Dime cuál s es la sorpresa primero.
s
Se sentía extraño presentarle el tatuaje
= cuando estaba en un humor tan
taciturno. No era exactamente cómo había
" imaginado este momento, pero
no iba a poder ocultarlo mucho másctiempo ya que tenía la intención de
sacarla de ese mal humor más tarde. Iba a a ver mi pecho de un modo u otro.
—Está bien... esto es algo que he lquerido hacer por mucho tiempo.
Finalmente me decidí y loihice. Espero que te guste.
b
Soraya se mordió el labio con anticipación mientras lentamente
r
desabrochaba mi camisa. Mi corazón estaba latiendo. ¿Y si pensaba que era
espeluznante? Mierda. Era demasiadoetarde. Observó mientras arrancaba la
1
cinta.
"
—Todavía está un poco rojo —dije,
/ extrañamente nervioso.
Se cubrió>la boca.
—Oh Dios mío. Graham... es...
—¿Te gusta?
Sus ojos brillaron.
—Es increíble. —Miró hacia su pie—. Es exactamente igual que el mío. —
Por supuesto. Tig lo hizo para que coincidiera.
Recorrió el área alrededor de mi pecho mientras examinaba el tatuaje
colocado estratégicamente sobre mi corazón. Era el nombre de Soraya
escrito en texto. Debajo de las letras había una versión más pequeña del
mismo diseño de plumas que tenía en el pie.
—Pensé que la pluma era el acento perfecto para tu nombre. Nuestra
historia podría haber sido diferente si no hubiera podido usarlo para
identificarte cuando nos conocimos. Estoy muy agradecido por esa pluma.
—Ella seguía mirando silenciosamente con asombro cuando le dije—:
Sabes, no es casualidad que el otro tatuaje que me hice no estuviera cerca
de mi corazón. Eres la única mujer que lo ha poseído.
Dile que la amas.
¿Por qué es tan malditamente difícil dejarlo salir?
Porque tienes miedo de que no sienta lo mismo.
Su mano seguía trazando el tatuaje. Atrapé sus dedos con los míos para
detener el movimiento y llamar su atención.
—Soraya... Yo te…
—Graham, tengo un retraso.
¿Retraso?
—¿Qué?
—Tengo un retraso.
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—¿Retraso? ¿Qué quieres decir? ¿Retraso de qué?
—De mi periodo. Tengo un retraso. Estoy asustada.
Parpadeé varias veces.
—¿Crees que estás embarazada?
—Estoy tomando la píldora. Es improbable, pero nunca tengo retrasos. Así
que, estoy preocupada. Acabo de mirar el calendario y me di cuenta hoy.
Bueno, ahora su extraño estado de ánimo tenía sentido.
—¿Podría haber otras razones para explicarlo?
—Leí que el estrés puede causar un retraso a veces. Así que espero que eso
sea. Esto es lo último que necesitas ahora mismo.
—¿Te preocupas por mí?
—Sí. ¡Por supuesto que sí! Estás teniendo problemas teniendo una hija.
Esto sería demasiado. —Enterró su cara en sus manos—. Demasiado. Moví
sus manos de su rostro y la empujé hacia mí.
—Soraya, estoy de acuerdo en que el momento no sería ideal, pero no te
equivoques, la idea de que lleves a mi bebé no me trae nada más que
felicidad. No creo que estés lista... no… pero si sucediera, lo vería como
una bendición.
Me miró.
—¿De verdad?
—Sí... de verdad. —Le acaricié las mejillas, sonreí y repetí—: De verdad.
—Gracias por decir eso, porque he tenido tanto miedo de mencionarlo
siquiera.
—No tengas miedo. Nunca tendrás que pasar por algo sola otra vez.
Necesitaba saberlo.
—¿Podemos hacer una prueba? —pregunté.
—No sé si estoy lista. No quiero tomarla demasiado pronto de todos modos,
podría obtener un resultado falso. Esperaré hasta después de este fin de
semana... una vez que hayamos pasado la fiesta. Entonces, lo haremos.
—Lo que quieras.
Sabía por la expresión de su rostro que estaba rezando por no llevar a mi
bebé.
¿Estaba loco por desear lo contrario?
22
Soraya
as dos horas de viaje hasta East Hampton el sábado en la mañana fueron
sorprendentemente rápidas con poco y nada de tráfico. Considerando que
era el fin de semana del Día de los Caídos,
habíamos esperado algo peor. Todavía era muy temprano en la temporada
con el clima frío, así que tal vez la mayoría de los neoyorkinos no habían
empezado sus descansos de fin de semana fuera de la ciudad.
Graham le había dado el fin de semana libre a Louis, prefiriendo conducir
su Beemer a los Hampton. Había bajado las ventanillas, así que mi cabello
estaba moviéndose salvajemente alrededor con el viento. Ambos estábamos
usando lentes de sol. La vida era buena. Había prometido no dejar que mi
periodo retrasado o el inminente encuentro con Genevieve hoy, arruinaran
esta escapada de fin de semana.
Graham nos había reservado un cuarto en una hostería para esta noche,
cerca de la propiedad de Genevieve. Nos dirigíamos derecho a la fiesta, ya
que él no quería llegar tarde. El asiento trasero estaba lleno con regalos
envueltos en papel color pastel. Aparentemente, Graham sentía la necesidad
de compensar todos los cumpleaños de Chloe que se había perdido. Había
ordenado a su secretaria que prácticamente limpiara la sección de niñas en
Toys “R” Us.
Durante el viaje, Graham estaba siendo particularmente atento con lo que
necesitaba, preguntándome si estaba bien, si necesitaba agua, si tenía frío.
Sabía que la pequeña posibilidad de que pudiera estar embarazada estaba
constantemente en su mente. También estaba constantemente en la mía.
En realidad, no me había sorprendido que se tomara tan bien las noticias de
que mi periodo estaba retrasado. Graham sería un padre fabuloso; ya estaba
probándolo. Estaba en un lugar de su vida en que estaba listo para eso. Yo,
por otro lado, todavía no estaba siquiera segura de que quisiera niños, así
que la idea de un embarazo, en especial dada la situación actual con Chloe,
era aterradora. Definitivamente estábamos en páginas diferentes en cuanto a
lo que eso concernía.
En un punto durante el viaje, Graham se volteó hacia mí. —¿Has estado
alguna vez en los Hamptons?
—Nunca. Rockaway y Coney Island han sido lo único para mí. Sin
embargo, siempre he querido ir, pero nunca tuve la oportunidad, o el dinero
para reservar un lugar.
—Creo que te encantará. Hay muchas pequeñas galerías y tiendas.
Debemos salir a explorar un poco mañana.
—Solo estoy feliz de salir de la ciudad. No importa qué hagamos.
—Bueno, me gustaría llevarte a unas vacaciones de verdad pronto. El
trabajo debe de calmarse en los próximos meses. Piensa dónde te gustaría
ir… St. Barts, Hawái, Europa. Hay tantas opciones. Alquilaré un jet.
—Muy bien, Sr. Pantalones Elegantes. Pero puedes elegir tú, porque no he
ido a ninguna parte. No importa de todos modos; solo quiero estar contigo.
Apretó mi mano.
—Eres la primera persona que ha dicho esas palabras y que de verdad lo
creo.
Era fácil olvidar lo rico que era Graham algunas veces, porque se había
vuelto tan relajado a mi alrededor. Insistía en que prefería cosas como
comer en el suelo en envases de cartón, que ir a restaurantes lujosos la
mayoría de las noches. A menudo me preguntaba si de verdad era lo que le
gustaba, o si solo lo hacía para calmarme o para hacerlo parecer más con los
pies en la tierra de lo que en verdad era. De verdad no necesitaba un jet
privado o unas vacaciones costosas. De hecho, prefería las cosas simples.
Mientras salíamos a la autopista, mi estómago empezó a sentirse revuelto.
Estar en el auto era un pequeño y agradable oasis que pronto sería
interrumpido.
Veinte minutos después de conducir a través de los ventilados caminos,
estacionamos en los Hamptons, en la hacienda junto al mar de Genevieve.
La gran casa de madera estaba parcialmente escondida entre grandes setos
verdes.
Más allá del portón de hierro forjado negro, podía ver lo que grande que era
la casa con sus molduras de color blanco, ventanas arqueadas y un porche
que se envolvió alrededor de este. Si pudiera hablar, habría dicho, “Estás
oficialmente fuera de tu liga, perra de Brooklyn”.
Graham dejó los regalos en el auto, decidiendo buscarlos más tarde. Una
mujer en un traje de ama de llaves color gris nos recibió al frente con
mimosas. Tomé una e inmediatamente la dejé, recordando que había una
pequeña posibilidad de que pudiera estar embarazada. Maldición. De
verdad necesitaba licor hoy.
—Vayan derecho por la casa hacia las puertas francesas que llevan al patio
—dijo.
Sintiendo mis nervios, Graham protectoramente colocó su mano en mi
espalda mientras entrabamos juntos.
El vestíbulo prácticamente había vomitado hortensias lavandas. Genevieve
estaba en la gran cocina blanca, organizando incluso más de ellas cuando
pasamos por ahí.
—¡Graham, lo lograste! —Sonrió.
Limpiándose las manos, caminó alrededor de la isla de granito para
saludarnos. Lucía como si fuera a abrazarlo, pero se detuvo, probablemente
sintiendo su aprehensión. Por no mencionar que su agarre no había dejado
mi torso.
Sus ojos se quedaron fijos en Graham.
—Chloe está afuera jugando con algunos de sus amigos. Los adultos
estaban por ahí también. ¿Recuerdas a Bret Allandale? Está aquí con su
esposa, Laura. También están Jim y Leslie Steinhouse.
Ya que había elegido ignorarme, me aclaré la garganta y dije: —Tienes una
bonita casa.
—Gracias. De hecho, Graham eligió esta propiedad.
Confundida, lo miré buscando una aclaración, pero no la ofreció. En
cambio, simplemente apretó su agarre sobre mí.
Ella continuó:
—Esta era nuestra casa de verano… antes de que las cosas cambiaran.
Graham finalmente habló.
—La casa estuvo a nombre de ambos en algún momento… hasta que
felizmente le vendí mi parte a Liam. —Miró hacia las puertas que llevaban
al patio—. Deberíamos ir a ver a Chloe. —Graham me llevó afuera sin
hacer más conversación con Genevieve.
Una piscina estaba en medio del gran patio. A la izquierda había un
brillante campo de tenis. A la derecha había una gran área de césped donde
al menos una docena de niñas con vestidos de flores estaban corriendo
alrededor. Una gran casa hinchable con la forma de un castillo de princesa
estaba instalada junto con una estación de algodón de azúcar rosado.
También había un improvisado salón de belleza al aire libre, donde las
chicas podían hacerse el cabello como una princesa. Genevieve
definitivamente había ido con todo.
Graham estaba mirando las niñas, tratando de ver a Chloe. —Entonces…
¿esta era tu casa, Graham?
—Sí… solo por poco tiempo. Puse nuestros nombres después de que nos
comprometiéramos. Entonces, cuando me enteré de lo que estaba pasando,
no tuve nada que ver con esto. Las huellas de Genevieve están sobre todo.
Era más fácil para mí simplemente vender la mitad a Liam y terminar con
esto.
—Pero elegiste esta casa. Debió ser difícil cederla.
—Sí. Me encantaba lo cerca que estaba del agua. La arquitectura también
tenía mucho encanto.
—Ciertamente lo tiene. Tienes buen gusto.
Se inclinó y acarició mi oreja.
—Eso diría.
Tenía que admitir, que saber que este había sido su nido de amor con
Genevieve en algún momento, me puso incluso más incómoda sobre estar
aquí.
Miré alrededor a lo conservadoramente vestidos que estaban todos. En sus
camisas tipo polo ajustadas, Graham se mezclaba bien. Como siempre,
destacaba con mi vestido sin mangas azul real y las puntas de mi cabello a
juego. Había tenido ganas de cambiar de color, pero juré que lo dejaría azul
para que Graham no pensara que estaba saliéndome de control.
Cuando Chloe vio a Graham, fue directamente hasta él.
—¡Galleta Graham!
Se arrodilló con sus brazos abiertos, así que ella corrió directamente hacia
él y pretendió caerse hacia atrás cuando se arrojó en sus brazos.
—Feliz cumpleaños, cariño.
Cuando se apartó, ella me miró.
—Hola, Soraya.
—Hola, Chloe. —Me agaché—. ¿Puedo tener un abrazo también? —Nos
abrazamos, y me besó ligeramente en la mejilla. Su boca estaba pegajosa
por el algodón de azúcar.
Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Graham otra vez. —¿Vienes a
perseguirnos?
—Claro. Eres la cumpleañera. Lo que sea que quieras. ¿Por qué no vuelves
con tus amigas por un minuto? Ya voy para allá, ¿bien?
Chloe asintió entusiasmada y corrió para reunirse con las otras niñas. Él se
enderezó.
—¿Estarás bien si te dejo a solas con los lobos por un rato? —Claro.
Estamos aquí por Chloe. Puedo encargarme del resto de ellos. Susurró en
mi oído, provocando que un escalofrío recorriera mi cuello: —Te lo
compensaré a lo grande después. Lo prometo.
Graham corrió hacia Chloe, y observé divertida mientras recibía
instrucciones. Completamente a su disposición, corrió en círculos
persiguiendo a las niñas. Se cernía sobre ellas. Estaba jugando el papel de
algún monstruo amable. Me reí mientras se tumbaba en el suelo y dejaba
que lo aplastaran. Era como si hubiera sido atacado por una explosión de
chiffon rosado.
No pude evitar pensar que tal vez la posibilidad de estar embarazada con el
hijo de este hombre no era la peor cosa del mundo. Mientras más lo miraba
ahí, más me daba cuenta de que quería compartir mi vida con él. Pero nunca
sería sencillo; Genevieve siempre sería parte de eso.
Una conversación diagonal atrás de mí me llamó la atención lejos de
Graham y las niñas por un momento.
—Ese de ahí es Graham Morgan.
—Sí. Conoces la historia, ¿verdad? ¿Que Graham es en realidad el padre
biológico de Chloe?
—El peor secreto guardado del mundo si me lo preguntas. —
Aparentemente, todos lo sabían menos él.
—Una locura.
—Me imagino. Una mujer y dos tipos apuestos como esos. —Suena como
uno de tus libros, Elise.
—Lo sé.
—Supongo que Morgan perdió un poco la razón por un rato después de que
Genevieve lo dejó por Liam. Cortó lazos con mucha gente. De verdad
estaba enamorado de ella. Aparentemente, después de que descubrió el
romance, estaba tan desolado, que vino aquí y quebró la mitad de las
ventanas de esta casa.
—¿Estás bromeando?
—No.
—Vaya. Tendría una aventura solo para ver a Stanley la mitad de
apasionado de eso por mí.
—Gen ha pagado por su error, pobrecita. Enviudando a una edad tan joven.
Todos hacemos tonterías cuando somos jóvenes. No se merecía este dilema.
—Bueno, es bueno verlo a él aquí por la pequeña niña.
—Me pregunto si se reunirán por el bien de su hija. Hacen niños hermosos
juntos.
—Ese sería un final feliz para una trágica historia, ¿verdad? El único final
feliz que él conseguirá será de mí, perra.
Unos minutos después, había estado tan preocupada pensando en lo que
esas mujeres estaban diciendo, que no había notado a Graham
escabulléndose detrás de mí para plantar un beso en mi cuello. Los
chismosos sí se habían dado cuenta, sin embargo. Sus ojos prácticamente
estaban saliéndose de sus cabezas. Su pequeña fantasía del felices para
siempre estaba rápidamente cambiando por la demostración pública de
afecto de Graham con alguien que probablemente asumieron estaba
trabajando en la fiesta.
No pude evitar sonreír hacia ellos cuando me giré.
—Giro inesperado.
Graham parecía confundido, pero no me preguntó al respecto.
Examinó mi rostro.
—¿Cómo estás?
Puse mi mejor sonrisa feliz.
—Bien.
—Chloe quiere abrir sus regalos, así que voy a ir al auto por ellos. —Te
ayudaré.
Graham y yo hicimos tres viajes por separado de ida y vuelta para recoger
los regalos. Cuando regresamos, Genevieve estaba dejando un gran pastel
que tenía forma de un vestido de volados en la mesa. Todas las niñas se
arremolinaron como moscas.
Genevieve había contratado a un fotógrafo profesional. Cuando fue el
momento de que Chloe soplara las velas, llamó a Graham para que fuera y
saliera en la foto.
El fotógrafo hizo que Genevieve y Graham posaran para varias fotos con
Chloe. La visión hizo que mi estómago se revolviera porque mi mente
seguía reproduciendo lo que esas mujeres estuvieron diciendo. No era que
no quisiera que Graham estuviera en la foto con su hija, pero verlo tan cerca
de Genevieve era inquietante. El fotógrafo probablemente asumió que
estaban casados. Viéndolos a los tres me hizo preguntarme qué habría
sucedido si ahora no estuviera en el panorama. Esta escena era como un
vistazo en una bola de cristal de lo que podría haber sido. ¿Graham
consideraría volver con ella si no fuera por mí? Me había dicho que no lo
haría, pero podría ser diferente si no existiera en su vida. Podría ser la única
cosa que está evitando que esa pequeña niña tenga a sus padres juntos. Mi
propia niñez vino a mi cabeza.
¿Era la Theresa de Chloe?
Mis pensamientos fueron a Graham, quien estaba caminando hacia mí con
dos platos de cerámica con pastel. Aparentemente, esta fiesta de niños era
demasiado lujosa para cosas de papel.
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—Es chocolate. —Me guiñó un ojo—. Tu favorito.
No tenía el corazón para decirle por qué había perdido mi apetito; ni
siquiera el chocolate sería capaz de curar la ansiedad que vino con la
comprensión de que era una potencial destruye hogares. Así que, me tragué
el pastel mientras estábamos ahí de pie y observé mientras Chloe empezaba
a abrir sus regalos.
Una hora y pilas de papel de regalo después, de verdad necesitaba usar el
baño. No había estado tomando nada más que agua y café descafeinado, ya
que el licor estaba fuera de cuestión. Graham estaba ensamblando algunos
de los juguetes de Chloe y no se había dado cuenta de que me fui.
La ventana del baño de arriba me dio la visión perfecta de donde Graham
estaba de pie abajo, mostrándole a Chloe cómo montar un muelle saltarín.
Sintiéndome tan en conflicto, mi corazón se apretó mientras miraba el dulce
rostro de Chloe, el cual era en esencia un reflejo del rostro de Graham.
¿Estaba alejando a esta niña del perfecto cuento de hadas de vivir bajo el
mismo techo con sus dos padres?
Entonces, lo miré a él. El hombre a quien amaba, quien probablemente no
estaba seguro de si lo hacía. Lo quería para mí. Y eso me hizo sentir
culpable. Estaba bastante segura de que, si quería hijos, él era el único
hombre que quería como el padre.
Aparté mis ojos de la ventana y me senté en el retrete. Mirando mi ropa
interior, lo vi inmediatamente. Rojo brillante. Me había bajado el periodo.
Mi estómago se hundió.
Había esperado sentirme aliviada, pero era lo opuesto: completa decepción.
Revelaba una verdad que no estaba ni siquiera del todo consciente hasta ese
momento: una parte de mí había querido un bebé con él incluso si no estaba
del todo lista. Porque lo amaba. En lugar de alivio, la sangre simbolizaba
una pérdida de algo que ni siquiera supe que quería hasta ahora.
Afortunadamente, mi vestido era de un color oscuro, y había guardado un
par de bragas y un tampón en mi bolso, solo en caso de que esto sucediera.
Dejé el baño con un poco de menos esperanzas de las que había entrado,
sabiendo que también debería contarle las noticias a Graham esta noche.
Mientras caminaba por el pasillo, me detuve ante la foto de boda de Liam y
Genevieve. Miré los ojos de Liam en la foto y susurré en voz baja: Amigo,
sí que dejaste un desastre detrás. Espero que estés en un mejor lugar.
Si pensé que estaba teniendo un mal día antes, se hizo abundantemente
claro que lo peor todavía estaba por venir cuando vi quien me estaba
esperando debajo de las escaleras.
—Genevieve.
—¿Puedo hablar algo contigo, Soraya, por favor? —Sin darme oportunidad
de responder, me hizo señas para que la siguiera, y comenzó a caminar
hacia un par de puertas francesas.
Sintiéndome emocional por lo que acababa de suceder en el baño, era la
última persona con la quería hablar en el momento. Aun así, la seguí como
un perrito. Cerró la puerta tras nosotras.
—Toma asiento. —Apuntó a un sofá de cuero marrón. A diferencia del
resto de la casa que era brillante y aireada, este cuarto era oscuro y
masculino. Estanterías construidas estaban alineadas en las paredes, y un
gran escritorio de madera de cerezo estaba posicionado en el lado opuesto.
Genevieve caminó tras el escritorio y abrió un gabinete. Sacó una botella de
cristal ornamentada con licor y dos vasos, sirviendo líquido ámbar en
ambos antes de ofrecerme uno.
—No, gracias.
—Tómalo. Puede que lo necesites. —Su tensa sonrisa estaba enmarcada
con más rencor que dulzura.
Al diablo. No hay razón para abstenerme más. Agarré el vaso y me tomé la
mitad de un trago. Quemó el camino por mi garganta hasta mi estómago. —
Pensé que era hora de que ambas tuviéramos una charla de mujer a mujer.
—Y ya que me has acorralado en un cuarto, asumo que de lo que quieres
hablar no es algo que quieres que Graham escuche.
—Así es. Algunas cosas simplemente son mejor entre mujeres. —Bueno,
adelante, Genevieve. —Me acomodé en el sofá—. Saca cualquier cosa
horrible fuera de tu pecho para que podamos seguir. —Muy bien. No voy a
irme con rodeos entonces. —Tomo de su trago—. Quiero que dejes de
acostarte con el padre de mi hija.
—¿Disculpa?
—¿Qué parte no entendiste?
—No tienes derecho a decirme qué hacer.
—Ahí es donde te equivocas. Tus acciones tienen un impacto directo en mi
hija. Ella se merece una familia.
—Que Graham esté involucrado conmigo no tiene nada que ver con Chloe.
—Claro que sí. Estás siendo egoísta.
— Estoy siendo egoísta. Te acostaste con el mejor amigo de Graham y
luego no le dijiste que era el padre de Chloe durante cuatro años para que tu
esposo no te dejara. Y yo soy la egoísta.
—No estamos hablando de mí.
—Infiernos que no. Solo quieres que Graham esté lejos de mí para poder
intentar hundir tus garras en él. Esto no tiene nada que ver con el bienestar
de tu hija.
Dejó salir un suspiro exagerado.
—No lo entenderías, Soraya. No eres una madre.
Lo sentí en ese momento. Un borboteo de emociones comenzando a
burbujear desde mi interior. El baño y ahora su no tan sutil recordatorio. —
No. No soy una madre.
—Esta es una oportunidad para Chloe, para tener su familia. Graham y yo
tenemos mucho en común. Tenemos un negocio en común, nos movemos
en los mismos círculos sociales y tenemos una hija juntos.
—No te ama.
Genevieve se rió.
—No puedes ser tan inocente, ¿verdad? Creyendo alguna noción ideológica
de que el amor lo conquista todo.
—No, pero…
—Somos compatibles, y soy la madre de su hija. Si desaparecieras, después
de unas semanas, estaría de regreso haciéndole mamadas bajo el escritorio,
y olvidaría que siquiera existes.
Me estremecí. Estando en un estado tan emocional, la visión de ella bajo el
escritorio de Graham fue como si me hubieran dado un puñetazo físico.
Sonrió como un lobo que encuentra a su pobre oveja. Luego fue por el
golpe final:
—Hemos follado en ese sofá en el que estás sentada. Esta era, después de
todo, su oficina. Es el único cuarto que no decoré después de que se
terminó. Me recordaba a él. —Se encogió de hombros y terminó lo que
quedaba en su vaso.
—Si crees que Graham volverá contigo después de lo que le hiciste, nunca
lo conociste muy bien.
—Dime, Soraya. ¿Quién es la mujer en la vida de Graham a la que valora
más que a nadie?
—Su abuela.
—Y todavía llora la muerte de su padre después de más de diez años.
¿Puedes honestamente decirme que la familia no es lo más importante para
ese hombre? —Se levantó—. Te superará. Pero no superará no despertarse
en la misma casa que su hija todos los días.
23
Graham
e sientes bien? —Me había quedado atascado con Bret Allanadle durante
tres cuartos de hora. Encontrando a Soraya en el patio mirando la puesta de
sol sobre el agua, envolví mis manos
alrededor de su cintura y me puse detrás de ella.
—Estoy bien.
Sin pensarlo, mis dedos acariciaron su vientre plano. Había gente rodeando
el patio, así que bajé la voz.
—Pensar que mi hijo podría estar creciendo dentro de ti, dentro de este
hermoso cuerpo, es absolutamente increíble.
—Graham...
—Lo sé. No crees que estés lista. Pero creo que serás una madre asombrosa.
¿Cuán molesta estarías si admitiera que una parte de mí espera que estés
embarazada? De esa manera no tendrás más remedio que tolerarme. —
Aparté su cabello a un lado y le besé el cuello.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Cualquier cosa.
—Si estuviera embarazada, ¿querrías criar al niño juntos? —Por supuesto,
¿por qué lo preguntas?
—No lo sé. Estoy cansada y emotiva, supongo. Ha sido un largo día.
—Bueno, entonces, salgamos de aquí pronto. De todos modos,
probablemente deberías descansar.
Después que el sol se puso completamente, decidí que era hora de irnos.
Había visto a Chloe bostezando dos veces, y tampoco parecía que iba a
resistir mucho más. Estaba sentada ante una mesa de tamaño infantil con
otra niña, moldeando algo en plastilina de color rosa. Saqué una pequeña
silla para Soraya con un guiño, y ambos nos sentamos.
—¿Qué estás construyendo?
—Un muñeco de nieve.
—¿Un muñeco de nieve rosado?
Dejó de amasar y me miró como si acabara de decir algo ridículo. —Es un
muñeco de nieve niña.
—¿Disfrutaste de tu fiesta, Chloe? —preguntó Soraya.
—Sí. Pero no ha terminado. Mi cumpleaños dura todo el fin de semana.
Soraya se rió entre dientes.
—Lo hace, ¿verdad?
Chloe asintió rápidamente.
—Mañana por la mañana, cuando nos despertemos, comeremos panqueques
de chocolate y leche de fresa.
—Lamento que nos lo perdamos. Eso suena delicioso —dije. —¿Por qué
nos lo perderemos? ¿Dormirás hasta tarde?
—En realidad, no. Pero no nos quedaremos aquí esta noche, cariño. —¿No
quieres desayunar conmigo?
—Por supuesto que sí.
—¿Quién va a juntar el resto de mis juguetes por la mañana? Mamá dijo
que montarías mi auto y la casa de mis sueños.
—Lo dijo, ¿verdad?
—Por favooooooor.
Miré a Soraya, inseguro de cómo decirle no a mi hija. Tenía encuentros
limitados con niños, y la idea de decepcionarla cuando acababa de
conocerla no era algo que estuviera listo por hacer. Soraya cubrió mi mano
con la suya y la apretó.
—¿Qué tal esto, Chloe? Graham y yo podemos volver temprano mañana y
desayunar. Entonces puede preparar tus regalos.
—¿De verdad?
Soraya me dio un asentimiento reconfortante antes de volver a Chloe con
una sonrisa.
—De verdad, cariño.
Hicimos una rápida ronda de despedidas, y luego Genevieve nos acompañó
hasta la puerta.
—Chloe está muy emocionada que regreses por la mañana. Es una pena que
no te alojes por la noche. Hay mucho espacio. —Pareció dirigir su atención
a Soraya—. Sé que le encantaría despertar y tener a su padre bajo el mismo
techo, a pesar que podría no saber quién eres tú para ella todavía.
—¿A qué hora es el desayuno?
—Avery va a salir de la ciudad por la mañana para unirse a nosotros. Estará
aquí a las nueve. ¿Por qué no a las nueve y media? —Está bien. Nos vemos
por la mañana.
—Estoy deseando que llegue, Graham. —Genevieve me puso la mano en el
brazo y bajó la voz—. Chloe tiene suerte de tenerte. Sé que cometí algunos
grandes errores, pero espero que, por su bien, podamos superarlos.
Realmente me gustaría que Chloe conociera a su padre... que tuviera una
familia real.
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Soraya estaba inusualmente tranquila durante el corto trayecto hasta Harbor
House Bed and Breakfast, incluso después de registrarse. Una vez que
subimos a la cama, la atraje hacia mí y traté de convencerla para que
hablase sobre lo que estaba pasando dentro de esa hermosa cabeza.
—Háblame. No eres tú misma esta noche. —Su cabeza descansó en mi
pecho justo sobre mi corazón, y acaricié su cabello sedoso en la oscuridad.
La lista de mierda que podría estar molestándola era interminable en estos
días. Estábamos pasando el fin de semana visitando una casa que solía
poseer y una hija que acabo de conocer... mientras que mi novia,
posiblemente embarazada, era despreciada en cada oportunidad por mi ex.
¿Por qué me estaba jodidamente preguntando qué estaba mal? Sería más
sencillo preguntar qué estaba bien. Aunque esa respuesta era fácil para mí.
Ella tenía razón. Incluso con todo el caos alrededor, no recordaba un
momento en mi vida en que algo se sintiera tan bien para mí. Nosotros
estábamos bien.
—Solo estoy cansada.
—Así que no tiene nada que ver con pasar tiempo con mi jodida ex perra o
haber descubierto recientemente que tengo una hija de cuatro años, o la
posibilidad que podrías estar embarazada. ¿Estoy olvidando algo?
Rió en voz baja y luego suspiró.
—Olvidas el desayuno con Avery. Eso debería ser fabuloso. —Ah. Sí. Nada
como una fiesta con dos perras para el desayuno.
Soraya se calló otra vez después de eso. Odiaba ir a dormir sin el aire
despejado, pero había sido un largo día, y ella necesitaba descansar.
Después de unos diez minutos, su respiración se hizo lenta y constante, y
supe que se había quedado dormida. Mirando fijamente en la oscuridad
mientras la abrazaba estrechamente, me di cuenta que realmente no
necesitábamos rehacer el día. A veces, las palabras tácitas son las que más
se necesitan decir.
—Te amo, Soraya—le susurré a mi bella durmiente—. Joder, te amo.
i
—¿Qué hora es? —Estiró los brazos sobre su cabeza, y la sábana que cubría
t
su cuerpo se deslizó hacia abajo dejando al descubierto sus pezones que
_
sobresalían a través de su top blanco. Había estado sentado en silencio en el
5
escritorio del otro lado de la habitación, trabajando desde las cinco, pero me
2
acerqué a la cama incapaz de resistir poner mis labios en algo de esa piel
C
expuesta.
E
Bajé la sábana más y levanté su camiseta,
4 trazando una línea de besos en su
estómago. F
—Son casi las ocho y media.1 Estabas realmente agotada. —
Aventurándome más arriba, lamí bajo F uno de sus pechos.
—Mmmm... —El sonido que hizo fue _ directamente a mi polla—. ¿A qué
hora es el desayuno? p
—Estoy a punto de tener mi comida de i la mañana ahora. —Levantando su
c
top completamente sobre sus pechos, chupé un pezón. Con fuerza. Pasó sus
dedos por mi cabello. 0
0
—Graham...
9
—Hmmm... —Me moví hacia el otro pezón 6 y giré mi lengua, mirándola— .
¿Qué puedo hacer por ti, preciosa? ¿Preferirías
. que te coma, o jugamos al
escondite con mi pene? p
Sus ojos se cerraron mientras mordía nsu pezón. Cuando un gemido gutural
salió de sus labios, pensé que podría g tener un momento adolescente.
Resiste, Graham. "
c
Arrastrándome más arriba por su cuerpo, hablé con mis labios contra su
l
boca.
a
—¿Qué va a ser? Parte de mí necesita s estar dentro de ti ahora, Soraya.
Decide si es mi lengua o mi polla. —Besés un camino de su boca a su oreja,
y de nuevo otra vez antes de concluir= que, si ella no iba a responder, me
gustaría empezar por debajo de su "cintura y hasta arriba, hasta quedar
satisfecho. Tomando mi decisión, levanté
c mi cabeza para decirle y lo que
encontré fue una patada en el estómago.
a Lágrimas rodaban por su rostro.
—¿Soraya? ¿Qué dem…? l
—Tengo la regla. i
—Oh, cariño... —Cerré los ojos, apoyéb mi frente contra la suya.
r
—Está bien. Yo... yo... realmente noe quería estar embarazada de todos
modos. —Se secó las mejillas—. Me 1 quedé atrapada en el momento.
Observándote con tu hija, dándome cuenta
" de lo buen padre que vas a ser,
supongo que solo quería ser parte de eso.
/
>
—No hay nada que me gustaría más. Puede que no sea hoy o mañana. Pero
vamos a tener eso algún día.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Cuando se trata de ti, no tengo dudas.
—Dios, Graham. ¿Por qué duele tanto? Siento que he perdido algo, aunque
nunca lo tuve en realidad. —Lloró durante mucho tiempo mientras la
sostenía. Una vez que las compuertas se abrieron, todo salió a borbotones.
El dolor en mi pecho al verla angustiada era casi más de lo que podía
soportar. Tuve que ahogar mis propias lágrimas más de una vez. Cuando
finalmente se calmó, quise tanto decirle que la amaba, pero tenía miedo que
pensara que solo lo decía porque estaba triste.
—¿Por qué no te quedas aquí mientras voy a tomar el desayuno con Chloe
y luego regreso? Lo último que necesitas es a Genevieve en estos
momentos.
—Pero quiero despedirme de Chloe.
—Bueno, ¿qué te parece esto? Está a pocos kilómetros de la casa. Tomaré
un taxi y desayunaré, así puedes pasar unas horas en la cama. Entonces,
cuando te sientas con ánimos, puedes venir a buscarme y despedirte de
Chloe.
Ella asintió.
—Me gustaría eso. No creo que pueda tolerar a Avery y Genevieve por
mucho tiempo.
—Entonces eso es lo que haremos. —Incliné su barbilla para forzar que me
mirara a los ojos—. Vamos a superar todo esto. Lo prometo. ¿Está bien? No
tenía idea en ese momento, pero algunas promesas no podían ser
mantenidas.
24
Soraya
a habitación del hotel estaba muy tranquila después que se fue Graham.
Sola con mis pensamientos, levanté y dejé el teléfono, por lo menos una
docena de veces. ¿A quién podría llamar? No había
nadie con quien pudiera contar para una opinión imparcial. Mi situación era
demasiado parecida a casa para mi mamá o mi hermana. Siempre estaba
Delia. Pero había estado con Tig desde que tenía catorce años y creía en los
finales de cuentos de hadas. Su realidad no involucraba a una niña pequeña,
a una ex ingeniosa, o crecer con un padre que la olvidó y a una madre que
estaba demasiado triste para irse de la casa durante años.
Guiándome por la tristeza de mi situación, hice algo que nunca pensé que
haría. Encendí mi portátil.
Querida Ida,
He estado saliendo con un hombre, por casi dos meses, de quien me he
enamorado profundamente. Hace algunas semanas, se enteró que tiene
un hijo con su ex novia. Es una historia sórdida, pero en esencia ella lo
engañó, le mintió sobre quién era el padre, y le impidió conocer a su
hijo durante años.
Por supuesto, su ex es hermosa, inteligente, y comparten una pasión
por los negocios en los que ambos trabajan. En muchas áreas, ambos
son más compatibles de lo que somos juntos. Para empeorar las cosas,
ella me ha dejado claro que lo quiere de regreso.
El problema es que, él en verdad me importa, y tampoco quiero
lastimarlo. En verdad necesito una opinión imparcial aquí. ¿Debería
retirarme con gracia y dejarlo tener una oportunidad de reavivar su
relación con su ex, para que puedan tener una familia de verdad? Lo
amo lo suficiente para hacer ese sacrificio.
—Theresa, Brooklyn.
Escribir la carta tuvo un inesperado efecto catártico en mí. No esperaba que
Ida me diera las perlas de la sabiduría. La mayoría de las veces, sus
consejos eran absoluta mierda. Pero el acto de escribir la carta parecía
ayudarme a poner todos mis sentimientos en perspectiva. También ayudó a
darme cuenta que, hasta que llegase el día en que tomara la decisión de
retirarme realmente, Genevieve ya no iba a joder con mi cabeza.
it_52CE4F1F_pic001A.jpg" class="calibre1"/>
En el viaje a la casa de la perra, puse la música a todo volumen y canté a
todo pulmón. En el momento, entendí por completo por qué los atletas
siempre parecían tener audífonos antes de cada evento. Necesitaban
animarse para evitar que sus dudas y miedos tomaran el control.
Entrando en la gran calzada, me estacioné y me quedé mirando a la casa
solariega. Los Hamptons eran hermosos, pero mi culo definitivamente
pertenecía a Brooklyn. Al salir del auto de Graham, se abrió la puerta
principal, y salió una mujer. Tomó una larga mirada de mí, y una sonrisa
malvada se extendió lentamente por su rostro inmaculado.
—Samira. Qué encantador que hayas venido.
Pegué mi mejor sonrisa falsa para emparejarla con la suya. —Ainsley. Es
tan espléndido verte.
Avery parecía divertida. Encendió un cigarrillo, lo que me sorprendió hasta
la mierda.
—Cuánto ha pasado, ¿siete, ocho semanas? Estoy sorprendida.
Generalmente Graham tira la basura todos los martes.
—Sabes lo que dicen: la basura de una persona es el tesoro de otro hombre.
Tomó una larga calada en sus pulmones y luego procedió a soplar una
media docena perfecta de anillos de O de humo. No había visto a nadie
hacer eso desde que mi tío Guido dejó de fumar sus Lucky Strikes sin
filtros en los años noventa.
—Sabes, fumar provoca cáncer. —Incliné la cabeza y susurré—: Y arrugas.
Después de dos bocanadas más, se deshizo del cigarrillo en una maceta muy
grande.
—Con el tiempo, se aburrirá de ti y recobrará sus sentidos. Una buena
mamada, o cualquiera que sea el servicio que le ofreces que lo está
manteniendo visitando los barrios bajos en estos días, acabará por
envejecer.
—Le preguntaría a tu marido si eso era verdad, pero supongo, por el palo
que está atascado tan profundo en tu trasero, que ese pobre hombre no ha
tenido un buen sexo oral en muchos años.
En el interior, la casa estaba tranquila excepto por el golpeteo de los tacones
de Avery:
—¿Dónde están todos?
Se sirvió una taza de café. Por supuesto, no le ofreció una a su invitada.
Mirándome por encima de su taza con una sonrisa maliciosa dijo: —¿Te
refieres a la familia feliz?
—Me refiero a Graham y Chloe.
—Mamá, papá y su hermosa descendencia están en la playa, llevando a su
hija para la natación inaugural de la temporada.
—Eso es lindo.
—Cuando Graham y Genevieve compraron esta casa, solían follar como
conejos en el océano. Ahora que lo pienso, su hija incluso pudo haber sido
concebida allí.
Esta perra era en verdad una pieza de trabajo. Me obligué a otro es lindo
haciendo mi mejor esfuerzo por fingir que no estaba llegando a mí. Pero la
verdad era que, no podía evitar estar celosa ante la idea de Graham y
Genevieve. Obviamente, habían tenido una relación sexual. No tenía
necesidad de visualizar cómo se veían.
Caminé hasta la pared de puertas correderas de cristal que conducen al patio
y más allá, debajo de la playa. A cien metros en la distancia estaban
Graham y Genevieve. Ambos estaban en medio de desvestirse y Chloe
estaba saltando arriba y abajo emocionada entre ellos. Dolía terriblemente
ver al hombre del que estaba enamorada retozando en la playa con otra
mujer.
Cuando ambos se desnudaron quedando solo en sus bañadores y piel,
observé en lo que parecía como cámara lenta mientras Chloe tomaba la
mano de cada uno de sus padres y los tres corrían hacia el mar de la mano.
Un día moderno de Norman Rockwell14 presentando a Barbie y Ken. La
visión hizo a mi pecho tener una sensación aplastante.
Avery se acercó detrás de mí, observando por encima de mi hombro. —Qué
familia feliz podrían ser. Mira la sonrisa en el rostro de Graham.
Graham estaba sonriendo. Estaba riendo y chapoteando en el agua con
Chloe y Genevieve. En verdad se veía contento.
Avery sorbió su café.
—Rompe hogares.
Abrí la puerta de cristal y salí. Cuando me volví para cerrar la puerta, Avery
estaba sonriendo triunfalmente. No se movió cuando estrellé la puerta frente
a su cara.
De camino a casa, Graham sostuvo mi mano mientras conducía.
—¿Cómo te sientes?
—Mejor.
—Gracias por venir conmigo. Sé que no fue fácil para ti.
it_52CE4F1F_pic001A.jpg" class="calibre1"/>
14 Norman Rockwell es un pintor, ilustrador y artista estadounidense cuyos trabajos se caracterizan
por sus temas amables y tiernos, como familias reunidas, viajes familiares en automóvil, interiores de
barberías y heladerías con niños, entre muchos otros.
—Me alegra que hayas pasado tiempo con tu hija. Es una niñita asombrosa.
Graham se iluminó.
—Lo es, ¿no es así?
—¿Genevieve y tú han hablado de tus planes de decirle que eres su padre?
—Genevieve piensa que es mejor no decir nada tan pronto. Piensa que
deberíamos seguir pasando tiempo juntos, así que cuando finalmente le
digamos, ella ya está cómoda conmigo. Sugirió que fuera a cenar de nuevo
esta semana.
Por supuesto que lo hizo .
—Probablemente sea una buena idea.
Nuestra conversación nunca había sido tan forzada. Estaba bastante segura
de que ambos lo sentíamos, pero ninguno sabía cómo arreglarlo. Aunque
Graham seguía tratando.
—Entonces, ¿qué pensaste de los Hamptons?
—¿Quieres que sea sincera?
—Por supuesto.
—Creo que el paisaje es hermoso. El océano, las casas, todos los barcos en
el puerto deportivo. Pero no es un lugar en el que alguna vez me podría
imaginar pasando mis veranos. La gente parece tan… homogénea.
—Es una buena forma de decirlo. Nunca ha sido mi lugar favorito tampoco.
De hecho, es muy diferente en temporada baja. Siempre he preferido salir
en octubre o noviembre. Aún hay muchos granjeros y pescadores que viven
allí. La ciudad es muy diferente cuando son solo la gente local.
—Si no es tu lugar favorito, ¿Por qué compraste esa casa?
—Genevieve la quería. Y si estamos siendo honestos, en ese momento, el
símbolo de estatus de tener una casa en los Hamptons parecía importante.
—¿Ya no lo es?
Graham apretó mi mano.
—Mis prioridades han cambiado.
—Si fueras a comprar una casa de verano ahora, ¿dónde sería? Respondió
inmediatamente.
—En Brooklyn.
Me reí entre dientes.
—¿Pasarías el verano en Brooklyn?
—Pasaría el verano dentro de ti. Ya no importa dónde.
25
Soraya
l miércoles por la noche, Graham cenó con Genevieve y Chloe. Tuve
dificultades para sentarme en casa y mantener mi mente lejos de cómo se
verían los tres juntos a la mesa del comedor compartiendo una comida. Así
que, en lugar de ir directamente a casa, pasé por la tienda de tatuajes de Tig
y Delia y comimos algo de sushi y sake. A las nueve y media, cuando ya
era hora de cerrar, estaba lo suficientemente llena y borracha como para
estar lista para ir a casa.
Quitándome mi ropa de trabajo, conecté mi teléfono y me metí en la cama.
Justo cuando cerraba los ojos, la campana sonó. Ya que no me había
enviado mensajes de texto durante toda la noche, tuve la sensación de que
Graham podría pasarse. Fui a la puerta y apreté el botón para abrirle la
puerta, luego deslicé el pestillo de la cerradura de la parte superior y esperé
a escuchar pasos en la puerta.
La abrí, sonriendo, justo cuando sus nudillos llamaban suavemente a la
puerta.
Ver al hombre al otro lado hizo que mi sonrisa cayera inmediatamente. —
¿Papá? ¿Qué estás haciendo aquí?
Se quitó el sombrero y lo cruzó sobre su pecho.
—¿Puedo entrar?
—Por supuesto.
Esta mañana, le había pedido a Dios una señal sobre cómo debería manejar
mi relación con Graham. Me hizo pensar si enviar a Frank Vendetta era
algún tipo de mensaje retorcido.
Caminé hacia el armario de la cocina.
—¿Puedo darte algo de beber? —Nerviosa, accidentalmente dejé que la
puerta de madera golpease después de que cogiera una copa para mí.
Mi padre se sentó en la mesa.
—Agua está bien.
El olor de Old Spice llenando mi cocina me llevó directamente de vuelta a
mi infancia.
—Creo que voy a necesitar algo más fuerte —dije, abriendo una botella de
Merlot.
—Está bien, entonces en ese caso, tomaré lo mismo que tú. —Vino,
entonces. —Serví dos copas y le di una.
Sonrió.
—Esto es agradable. Nunca pensé que disfrutaría de una copa de vino con
mi hija esta noche.
Corté por lo sano.
—¿Qué te trae por aquí, papá?
Tomó un sorbo y luego dejó escapar un largo y lento suspiro. Su expresión
se tornó seria.
—He estado pensando en venir a verte por un tiempo, pero seguí
postergándolo porque no quería molestarte.
—Entonces, ¿por qué esta noche?
—Se sentía como que era el momento.
—Di lo que viniste a decir.
—El día que me visitaste, me hiciste una pregunta directa que realmente no
supe cómo responder. Querías saber si me hubiera quedado con tu madre, si
Theresa no me hubiera querido o si quizás nunca la hubiese conocido. No
estaba preparado para esa pregunta entonces.
—¿Has descubierto la respuesta?
—He pensado mucho en ello estos últimos días. La conclusión es, si
Theresa no hubiera aparecido, creo que hay una gran probabilidad de que tu
madre y yo todavía estuviéramos casados a día de hoy. Es difícil para mí
admitirlo porque no quiero culpar a Theresa de mis acciones y decisiones
personales.
—Pero ese día también me dijiste que no te arrepientes de las elecciones
que tomaste, lo que significa que no te arrepientes de hacernos daño. Eso es
muy difícil de aceptar.
—No. Eso no es lo que quise decir. Te amo y me arrepiento de hacerte
daño, pero no me arrepiento de enamorarme de Theresa.
—¿Cómo puedes afirmar que nos has querido cuando te fuiste así? Mi
padre apoyó la cabeza entre sus manos antes de decir: —No es así de
simple. Hay diferentes tipos de amor, Soraya. —El amor por tus hijos debe
ser lo primero.
Cerró los ojos como si mis palabras picasen, luego hizo una pausa antes de
seguir hablando.
—A veces la vida te lanza una bola curva, algo que nunca viste venir.
Tenemos que tomar decisiones sobre si queremos ser fieles a nosotros
mismos u honorable con los que amamos. Si nunca hubiera conocido a
Theresa, probablemente hubiera sido muy feliz con tu madre porque no
habría conocido la diferencia. Pero dado que la conocí y desarrollé una
fuerte conexión con ella, supe lo que me estaría perdiendo si lo dejaba ir.
No había vuelta atrás.
—¿Y qué fue exactamente lo que Theresa tenía que ma no? ¿Fue puramente
sexual?
—De ningún modo. Es difícil de explicar. Es solo un nivel de química,
Soraya, una especie de atracción magnética entre dos personas que nunca
había sentido con tu madre o con nadie. Podría haberlo ignorado. Elegí no
hacerlo. Fue egoísta. No lo niego.
—Pero no te arrepientes.
—No hay una sola respuesta afirmativa o negativa a esa pregunta. Lamento
que tú y tu hermana se vieran afectadas por mis acciones, pero no me
arrepiento de seguir a mi corazón. Me habría arrepentido de todas maneras.
Escogí la ruta egoísta, la que les hacía más daño, y por eso, lo siento.
—No sé si podría hacer lo mismo si hubiese estado en tu situación. —
Entonces eres una persona mejor que yo, cariño.
—Me acabas de decir que, a pesar de ello, estarías con mi madre hoy en día
si no hubieras tomado la decisión egoísta. Tus hijas se habrían evitado años
de inseguridad. Por ejemplo, no tendría los problemas de confianza que
tengo con los hombres hoy en día. Mi madre no hubiera estado casi
hospitalizada por depresión. Puede que no te hubieras sentido más
satisfecho si te hubieras quedado, pero tu familia hubiera estado mejor. —
Las lágrimas empezaban a saturar mis ojos—. Así que, básicamente, hemos
sufrido las consecuencias de tus acciones.
—Y por eso, lo siento de verás, Soraya. Es lo que realmente vine aquí a
decirte, más que nada.
Continué asintiendo en silencio, tratando de procesar todo.
—No sé si estoy lista para aceptar tus disculpas, pero lo aprecio y estoy
contenta de que hayas venido. He aprendido mucho de esta conversación.
He necesitado orientación últimamente.
—¿Esto tiene que ver con ese hombre rico que estás viendo? Me miró
bastante mal el día que te recogió de mi calle. Realmente cuida de ti.
Aparentemente tenemos mucho en común. Porque lo sepas o no, te quiero
mucho.
—¿Sabes qué? Tú y Graham tienen mucho en común, más de lo que
probablemente puedas suponer. —Sollocé.
Él es tú, y yo soy Theresa ahora.
Chloe es quien fui una vez.
i
Antes de salir para volver a casa, mi padre se quedó por una segunda copa
t
de vino. También puse algo que había cogido durante un viaje que Graham
y yo hicimos a la Pequeña Italia. _
5
Las cosas no estaban en absoluto 2arregladas entre papá y yo, pero
acordamos mantenernos en contacto. Al C menos una relación con un hombre
en mi vida iba en la dirección correcta.E Desafortunadamente, la visita de
papá solo me dejó más atormentada sobre 4 Graham.
F
it_52CE4F1F_pic009F.png" class="calibre1"/> Las señales estaban por
todas partes1esa noche.
F
Graham me había llamado para decir que Chloe tenía fiebre alta e infección
_
de oído. Al parecer, no podía dormir y le pidió que se quedara y le leyera
p
para olvidarse que estaba enferma. Le dije que cuidara de su pequeña y que
i
nos veríamos al día siguiente.
c
Mientras tanto, se me ocurrió conectarme0 y me di cuenta que Ida había
enviado sus respuestas que iban a ser publicadas
0 en el periódico de mañana.
Una de ellas era la respuesta a mi correo
9 electrónico. Antes de leerlo, saqué
mi copa de vino del fregadero y vertí D el resto de la botella. Tomé una
respiración profunda para prepararme..
Querida Theresa, j
p
Por mucho que pareces estar enamorada g de este hombre, creo que ya
conoces la respuesta correcta a tu" dilema. Todas las apuestas están
descartadas cuando hay un niño implicado.
c
Aunque me indicaste que su ex esl la causa del fin de su relación,
a
aparentemente ella ha llegado a la conclusión de que cometió un error,
s
uno que quiere rectificar por el bien de su hija. El hecho de que la
decisión de poner fin a su relación nos fuera directamente de él (sino solo
a consecuencia de que ella se fuera) = me lleva a creer que aún podría
albergar sentimientos por ella. Según " indicas, son bastante compatibles,
lo cual es aún más preocupante. cMe suena como que esto podría
a
convertirse en una situación complicada para ti a medida que pase el
tiempo. l
i
También has mencionado que no quieres b hacerle daño. Tal vez, si él
sintiera que le has hecho daño de alguna
r manera, podría superarte más
rápidamente. Podrías, por ejemplo, darle
e la impresión de que hay alguien
más en escena. 1
Haz lo correcto y encuentra un hombre " sin equipaje. Devuélvele éste a su
/
familia. Cuando se trata de involucrarse con hombres que tienen hijos,
>
tengo un lema: inteligencia sobre el corazón.
it_52CE4F1F_pic009E.jpg" class="calibre1"/>
Tenía el estómago hecho un nudo. A pesar que Ida acababa de ayudarme a
solidificar la conclusión que estaba empezando a pensar, todavía era difícil
de absorber la dureza de esta respuesta. Sabía que lo correcto era alejarse,
pero ¿cómo te alejas de lo mejor que te ha pasado?
Ella también tenía razón: no había manera de que Graham me dejara ir
fácilmente, a menos que pensara que lo había traicionado. El engaño era la
única cosa que nunca toleraría. La idea de engañarlo de esa manera era tan
dolorosa, que me provocó piel de gallina. Sin embargo, sinceramente, no
podía ver otra solución. Ciertamente no había manera de que pudiera
mirarlo a los ojos y decirle que no lo quería. Tenía que conseguir que
rompiera conmigo por ira, y solo había una manera de hacerlo.
¿Estaba loca por considerar pretender engañarlo solo para que me dejara?
¿O era un movimiento honorable y desinteresado por el bien del bienestar
de una niña? Casi no podía creer lo que estaba considerando.
Después de darle vueltas toda la noche, llegué a una decisión e ideé un
reacio plan de juego. Mañana, me daría una última noche con él, disfrutaría
de él, me permitiría amarlo por última vez. Después, empezaría el proceso
de distanciamiento hasta que pudiera encontrar la manera de hacer que
pareciera que había otra persona. Me recordé que, si bien no podía volver
atrás y cambiar mi propia infancia, tenía el poder de cambiar la de Chloe.
Esto iba a doler muchísimo. No podía hacerlo sola. Solo había una persona
que sabía no trataría de convencerme de no hacerlo.
Cogí el teléfono y le envié un mensaje a Tig.
Soraya: Necesito tu ayuda.
i
t
_
5
2
C
E
4
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1
F
_
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0
0
9
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p
g
"
c
l
a
26
Graham
sta cosa de la paternidad no era para cobardes.
A pesar de que Chloe no sabía que yo era en realidad su padre, la traté
como si lo supiera. Me aseguré de que me viera casi todos los días y la
convertí en una prioridad.
La última noche fue particularmente difícil porque nunca había tratado con
un niño enfermo antes. Genevieve pensó que sería una buena idea si tomaba
la delantera cuidando de Chloe. Si mi hija iba a pasar el tiempo en mi casa
al final, necesitaba saber cómo cuidar de ella en la enfermedad o en salud.
Chloe principalmente solo quería que la abrazase y le leyera. La pobre tenía
pus saliendo de sus oídos y ardía. Me sentía impotente porque no había
nada que pudiera hacer realmente para que se sintiera mejor, aparte de
simplemente estar allí. Estaba cada día más unida a mí. Demostraba que, a
pesar de la distancia entre nosotros a lo largo de los años, existía una
conexión innata entre un padre y un hijo.
Gracias a Dios Soraya estaba siendo tan comprensiva con todo esto. La
echaba de menos como un loco. Estaba empezando a tener una abstinencia
grave. Por mucho que me encantaba pasar tiempo con mi hija, tenía que ver
a mi novia esta noche. Necesitaba sentir su coño envuelto alrededor de mi
pene. Necesitaba tomar su sexy cabello negro en un puño. Necesitaba
escuchar ese sonido que hacía cuando se venía conmigo dentro de ella.
Mierda... tenía que decirle de una vez por todas lo mucho que la quería.
La suerte estaba de mi lado porque Chloe se sentía un poco mejor. Los
antibióticos estaban comenzando a surtir efecto. Después de tener una cena
temprana con ella, me dirigí directamente a donde Soraya. Iba a hacer que
el auto la recogiera y la llevara a mi casa, pero dijo que preferiría que fuese
yo a la suya. Bromeé que estaría contento de llegar15 a cualquier lugar que
quisiera esta noche.
Cuando abrió la puerta, inmediatamente hundí mi cara en su cuello,
aspirando su perfume de vainilla. Ese olor casi me puso cachondo. —
Mierda. Te he echado de menos —dije contra su piel—. ¿Cómo has
conseguido ser incluso más guapa?
15 En original “come” lo que significa ir, llegar o correrse en un acto sexual
Era un alivio ver que las puntas de su i cabello seguían azules. Un vestido
azul real ajustado a juego abrazaba sust llenos pechos. Por mucho que quería
rasgar aquel vestido y chupar sus duros_ pezones, en la misma medida había
echado de menos su sonrisa, su risa y5su actitud sarcástica. A pesar de que
no habíamos estado separados por 2mucho tiempo, estar inmerso en la
C a un mundo de distancia de la otra
paternidad se sentía como si había estado
parte importante de mi vida. AmabaE a mi hija, pero mi hogar era con
Soraya. 4
F
Bajando la mano por su espalda, le pregunté:
1
—¿Tienes hambre? F
—No. Mencionaste que cenabas con_ Chloe, por lo que acabo de comer
algo. p
Parecía que algo la estaba molestando.i
c
—¿Tienes algo en mente?
0
Vaciló.
—No. 0
9
—¿Qué quieres hacer esta noche? Podríamos
D ir a tomar una copa, ver una
película, lo que quieras. .
—¿Podemos simplemente quedarnos aquí? j
—Sabes que nunca me quejaré por tenertep toda solo para mí.
—¿Cómo está Chloe esta noche? g
"
—Mucho mejor. El doctor le dio penicilina y el dolor del oído ha
c
disminuido significativamente.
l
—Me alegro de escuchar eso.
a
Mis ojos se posaron en el fregadero. Me di cuenta de que había dos vasos
s
sucios de vino. Una descarga de adrenalina me golpeó.
s
¿Dos vasos? ¿Quién coño estuvo aquí? =
—¿Tuviste compañía? "
c
Su cara enrojeció. a
—Ehh... en realidad, mi padre pasó porl aquí.
Aunque aliviado por la explicación,i me molestó que no me lo hubiera
dicho. b
r
—De verdad… e
—Sí. Apareció sin avisar aquí anoche.1
Mi corazón se encogió, porque sabía " que, en circunstancias normales,
habría venido a decírmelo. Verle no/ puede haber sido fácil para ella.
Aunque sabía la respuesta, le pregunté>de todos modos.
—¿Por qué no me dijiste nada sobre esto?
it_52CE4F1F_pic008E.jpg" class="calibre1"/>
—Estabas con Chloe. No quería molestarte. De todos modos, estuvo bien.
Solo hablamos. No fue tan malo como me imaginaba que sería verle
después de la forma en que salí de su casa ese día.
—¿Qué te dijo?
—¿Sabes qué? No quiero perder esta noche volviendo a pensar en todo eso.
Mi padre y yo... estamos realmente bien. Fue una buena visita.
—¿Estás segura de que no quieres hablar de ello?
—Totalmente.
—Está bien. —La atraje hacia mí y planté mi frente contra la suya—.
¿Sabes qué estaba pensando? Tal vez deberíamos ir a Italia para nuestras
vacaciones. Quiero besar el suelo de la tierra que te trajo a mí. Nunca he
estado allí. Podríamos visitar la costa de Amalfi. ¿Qué piensas?
—Estoy segura de que Italia es hermosa.
—No has respondido a mi pregunta. —Me alejé para examinar su rostro—.
No pareces tan emocionada como yo pensaba que estarías. No tenemos que
ir allí. Podemos ir a otro lugar.
Ella puso sus dos manos alrededor de mi rostro y dijo:
—Eres increíble. Tendría suerte de ir a cualquier parte contigo. —Sin
embargo, no estaba sonriendo cuando lo dijo.
¿Qué demonios?
—¿Estás bien? Pareces abatida. ¿Está segura de que tu padre no te molestó?
—Estoy bien.
—No te creo.
Se quedó en silencio y estaba empezando a alarmarme en serio. Pasé el
dorso de la mano por su mejilla.
—Sabes que me puedes contar cualquier cosa, ¿verdad? Sé que las cosas
con Genevieve y Chloe no han sido fáciles para ti. Necesito que hables
conmigo cuando las cosas te molestan, no mantenerlas dentro. No hay nada
que no podamos arreglar mientras no guardes en secreto las cosas.
—No hay nada de qué hablar. Solo tengo un humor extraño esta noche.
¿Podemos simplemente acostarnos?
Examiné su rostro antes de responder.
—Por supuesto.
A pesar de su explicación, una nube ominosa parecía seguirnos mientras
nos dirigíamos a su habitación. Me quité mi corbata. Mientras me
desabrochaba la camisa, Soraya se sentó en la cama, observándome. Me
encantó el hecho de que estuviera tan cautivada conmigo desnudándome,
pero para ser honesto, era un poco extraño y poco habitual en ella estar
simplemente mirándome de esa manera. Definitivamente no estaba
actuando como ella misma esa noche.
Lanzando mi camisa en la silla, dije:
—No quieres hablar, así que tendré que encontrar otra manera de hacer que
te sientas mejor.
Se levantó y se acercó a mí y después pasó lentamente su dedo índice
alrededor del tatuaje de su nombre sobre mi corazón.
—Que hicieras esto significa mucho para mí. En realidad, no creo que
alguna vez lo haya expresado lo suficiente.
— Tú significas mucho para mí. Me trajiste de nuevo a la vida, Soraya. Esto
era lo menos que podía hacer para expresar lo que siento. Representa la
forma en que estás siempre conmigo, incluso cuando no podemos estar
físicamente juntos por el trabajo o por Chloe. En última instancia, sabiendo
que estás ahí para mí y que me respaldas es lo que me ayuda a seguir
adelante.
Continuó mirando mi tatuaje cuando preguntó:
—¿Quieres hacer el amor conmigo?
—¿Hubo alguna vez una duda sobre si eso estaría sucediendo?
—No, pero quiero tomarlo con calma esta noche. Saborearlo.
—Puedo hacerlo lento.
El sexo no podía resolver todo, pero estaba seguro de que intentaría sacarla
de ese mal estado en el que estaba. Le iba a mostrar con mi cuerpo
exactamente lo mucho que la amaba, que no había nada que no pudiéramos
atravesar mientras nos quedábamos juntos tanto en sentido literal como
figurado.
Se acercó y empezó a besarme apasionadamente de una manera que casi se
sentía desesperada. Cuando caímos en la cama, su agarre alrededor de mi
cuello era fuerte mientras me atraía hacia ella, abriendo las piernas de par
en par.
—Por favor —rogó.
Al verla desnuda y abierta de piernas así, de inmediato tuve que recordarme
a mí mismo su solicitud de tomar las cosas con calma, porque en ese
momento, solo quería devastar su coño.
Mientras entraba en ella, dejó escapar el jadeo más asombroso en mi oído.
Entrando y saliendo de ella con una intensidad lenta y fuerte, me di cuenta
que definitivamente había una diferencia entre follar pura y
desenfrenadamente y hacer el amor de manera loca y apasionada. Había que
estar verdaderamente enamorado de alguien para conseguir lo último. Y
estaba definitivamente enamorado de Soraya de una manera que nunca
había estado con nadie antes. Era hora de hacérselo saber.
Mientras me hundía en ella, tratandoi de no aplastarla con el peso de mi
cuerpo ansioso, le susurré al oído. t
_
—Te quiero tanto, Soraya. —Retirándome y empujando hasta el fondo en
ella de nuevo, repetí—: Te amo. 5
Respondió simplemente agarrándose a2mí más fuerte, moviendo sus caderas
C me devolviera esas tres palabras.
y guiando mi cuerpo. Deseaba tanto que
En cambio, permaneció en silencio Ehasta que sentí la humedad en mis
hombros. 4
F
Estaba llorando. 1
—Nena, ¿qué pasa? F
Mi corazón latía más rápido. ¿Había_ estado delirando al pensar que lo
p claro?
estaba llevando todo bien? ¿Estaba todo
Cuando reduje mis movimientos, murmuró:i
—No pares, Graham. Por favor, no te detengas.
c
0 más duro de lo que pretendía. Gritó
Frustrado, recuperé el ritmo, follándola
0
de placer mientras sus músculos pulsaban alrededor de mi pene. Me corrí
tan duro, vaciándome dentro de ella. 3
4
Nuestros pechos se levantaron y cayeron. a medida que jadeábamos el uno
encima del otro. j
Me miró a los ojos durante más tiempo p y parecía estar luchando contra sus
palabras. Lo que finalmente dijo casi me
g deshizo.
—Puede que tu nombre no esté tatuado " sobre mi corazón, pero siempre
estará grabado en mi alma. He pasado c dos décadas pensando que no era
l
capaz de ser amada. Gracias por demostrar que estaba equivocada. Has
cambiado mi vida. a
s
A pesar de que no contenía las tres palabras que esperaba oír, en muchas
maneras, significaba aún más. s
=
Hicimos el amor tres veces más esa "noche, cada vez más intenso que el
anterior. Cuando Soraya finalmente secdurmió en mis brazos, una sensación
de aprensión me mantuvo despierto. a
it_52CE4F1F_pic00A3.png" l class="calibre1"/>
i
Durante la semana siguiente, empezó a quedar claro que había tenido
buenas razones para estar preocupado. b Soraya me daba una historia
r
diferente cada noche del porqué no podía verme.
e
Su hermana necesitaba ayuda en la mudanza.
1
Su madre quería ir de compras. "
Tenía planes con Tig y Delia. /
>
El temor se multiplicó cada día mientras pensaba de nuevo en nuestro
último encuentro, que si bien fue sensual y apasionado tuvo algún
comportamiento extraño por parte de Soraya.
Por mucho que sus palabras sobre mí cambiándole su vida me habían
tocado, no pude dejar de obsesionarme con el hecho de que ni una sola vez
había usado la palabra amor. Con cada hora que pasaba, la omisión parecía
crecer en importancia.
Tal vez no me amaba.
De todas formas, algo estaba mal y necesitaba llegar al fondo de ello. Traté
de darle el espacio que aparentemente quería. Me concentré en Chloe para
borrar de mi mente el hecho de que Soraya estaba distanciándose de mí.
Al terminar la semana, sin embargo, no me dejó otra opción más que
esperar frente a su apartamento hasta que apareció. Supuestamente, estaba
con Tig y Delia otra vez. Pero seguro como el infierno que no era con ellos
con quien venía paseando por la calle mano a mano a las nueve de la noche.
27
Soraya
odo sucedió tan rápido.
Marco y yo acabábamos de salir de la tienda de Tig. Dado que Graham y yo
no nos habíamos visto en unos pocos días, tuve la sospecha de que podría
aparecer sin avisar una noche de esta semana. Solo que no tenía ni idea de
qué noche sería. Nuestro plan para esta noche era el mismo que para ayer
por la noche. Nos sentábamos, veíamos películas, y esperábamos a ver si
Graham me sorprendía con una visita. Si lo hacía, dejaría que Graham viera
a Marco dentro de mi apartamento y le diría que lo sentía, que había
conocido a alguien, y que no tenía la intención de hacerle daño.
No sería difícil de creer. Sentada junto a Marco en el metro, incluso tuve
que admitir que nos veíamos más como una pareja de lo que Graham y yo
nos veíamos. Con su piel oliva, su cabello negro en punta, un cuerno
italiano alrededor de su cuello, y sus grandes bíceps, él era más como Pauly
D. de Jersey Shore que un hombre que gobernaba una sala de juntas. En
honor a la verdad, antes de Graham, él era mi tipo. Aunque no Marco,
específicamente. Nos conocíamos desde hacía demasiado para eso.
Marco era el primo de Tig; todos habíamos sido amigos desde que éramos
niños. A pesar de que no lo había visto desde hacía unos años, sabía que me
haría el favor de pretender ser mi novio. Cuando Tig le dijo que viniera a la
tienda el lunes, él había consentido hacerlo incluso antes de que le explicase
las circunstancias.
—¿Estás bien, muñeca? —Marco me apretó la rodilla.
—Solo nerviosa.
—¿Quieres que volvamos a repetir lo que quieres que diga si él se presenta?
—No. —Forcé una sonrisa—. Ya tenemos el plan.
O eso pensé.
Pero no había planeado que Graham estuviera de pie fuera de mi edificio
antes de que yo llegara. Estaba apoyado en su auto, mirando hacia abajo,
mensajeando en su teléfono. Por suerte, lo vi antes de que él me viera.
Saltando en modo pánico, sabiendo lo que iba a pasar, rápidamente agarré
la mano de Marco. Cuando Graham levantó la vista y me vio, realmente vi
el momento en que rompí su corazón en su rostro. Incluso desde mitad de la
manzana, sus ojos se iluminaron durante una fracción de segundo cuando
me vio. Esa luz se extinguió rápidamente cuando vio al alto, oscuro y
tatuado hípster con el que iba de la mano.
Mi corazón se evisceró completamente al ver el dolor en sus ojos. Había
practicado las cosas que le diría una y más de mil veces, sin embargo,
cuando se acercó a nosotros en la calle, era incapaz de hablar.
—¿Soraya? ¿Qué demonios?
Me quedé mirando hacia abajo a la acera, incapaz de mirar a los ojos de
Graham. Marco se imaginó lo que estaba pasando y saltó para ayudarme. —
Debes de ser Grant. Soraya me dijo que había una posibilidad de que
aparecieras antes de que tuviera la oportunidad de hablar contigo. —
¿Hablarme de qué? ¿Soraya? ¿Qué coño está pasando? —Graham estaba
prácticamente gritando en ese momento.
—Amigo. Cálmate. Iba a decírtelo. Justo hablamos de ello anoche en la
cena.
—¿En la cena? ¿Anoche? ¡Soraya! Respóndeme. ¿Qué diablos está
pasando?
Cuando no respondí y tampoco lo miré, Graham se puso delante de mí.
Hacer el papel de novio protector era algo natural para Marco. Dio un paso
parcialmente delante de mí y se puso en la cara de Graham.
—Amigo. Solo voy a advertirte una vez. Mantén las manos para ti mismo, y
no toques a mi chica. No quiero tener que patear tu culo de niño bonito aquí
en la calle.
—¿Tu chica?
Todo sucedió tan rápidamente después de eso. Graham dio un paso atrás, y
luego comenzó a darse la vuelta, solo para volver atrás y lanzar todo su
peso en un golpe que se estrelló contra la mandíbula de Marco. Un fuerte
crujido hizo que el ácido se elevase por mi garganta, y por un segundo,
pensé que iba a vomitar allí mismo, en la calle. No estaba inmediatamente
segura si el sonido era por la mandíbula de Marco o por la mano de Graham
rompiéndose. Los latidos de mi corazón pulsaban fuerte en mis oídos; por
lo que sabía podría haber sido el sonido de mi propio corazón rompiéndose.
Marco retrocedió unos pasos, su mano en su mandíbula en un intento de
aliviar el dolor. Pero había crecido viendo a Tig y Marco pelear, y sabía que
algo tan pequeño como una fractura de mandíbula no terminaría esta pelea.
Antes de que pudiera interponerme entre ellos, Marco se lanzó contra
Graham. Los dos hombres chocaron, y Marco golpeó a Graham contra un
auto estacionado.
—¡Paren! —Por fin había conseguido hablar—. ¡Por favor, paren! ¡Marco,
no!
Graham de alguna manera se las arregló para echar a un lado a Marco, y
entonces estuvo de pie frente a mí, su pecho subía y bajaba, sus nudillos
rotos y sangrando. Sin pensar, alargué mi mano hacia su mano lesionada.
—Graham.
Se apartó de mi toque como si fuera fuego.
—Dilo, Soraya.
Miré hacia abajo.
—¡Dilo! Dime que eres una maldita infiel y yo soy un maldito imbécil.
Dios. Porque a pesar de que lo estoy viendo justo en frente de mis ojos,
todavía no quiero creerlo.
Las lágrimas rodaban por mis mejillas. No podía mirarlo. Cuando volvió a
hablar, su voz era baja y dolorosa. Sonaba roto. —Mírame, Soraya. Mírame.
Finalmente reuní el coraje para levantar la cabeza. Mirando fijamente a sus
ojos, las lágrimas corrían por mi rostro, le dije la verdad absoluta. —Lo
siento mucho, Graham.
Sus ojos se cerraron por un momento antes de girarse, se metió en su auto, y
se fue sin decir nada más. Le miré, llorando, hasta que ya no pude ver ni
rastro de su auto.
¿Qué acababa de hacer?
—No te comportes como un marica.i —Las manos de Tig ahuecaban el
t con Del quince minutos después de
rostro de su primo. Se había presentado
_
que Marco y yo entrásemos a mi apartamento. Ni siquiera me había dado
cuenta de que Marco les había llamado.5
2
—Realmente creo que eso debería hacerseC en urgencias. —Era la segunda
vez que expresaba mi opinión de queEla mandíbula, obviamente dislocada,
de Marco debía ser puesta en su lugar 4en el hospital.
—Está bien. Lo he hecho antes. Tres Fveces cuando él estaba haciendo esa
mierda estúpida del kickboxing. —Le1 entregó a Marco la botella de Jack
que había traído con él—. Un trago más,F que sea grande.
_
El pobre Marco bebió de la botella y luego
p se paró frente a su primo con los
ojos cerrados. i
—Listo. c
—A la de tres. Uno… 0
—¡Mieeeeerda! —Marco dejó escapar0 un grito espeluznante, y yo corrí al
baño. Esta vez, realmente vomité. A
7
Cuando regresé, Tig se rió. .
—Se me olvidó cuán chica eres. p
—Has dicho tres y lo hiciste en una. n No me diste oportunidad de salir
corriendo de la habitación. g
—Por supuesto que lo hice en uno. "¿Quién demonios de verdad cuenta
hasta tres cuando la persona está tensacy esperando?
—¿Cómo diablos iba a saberlo? l
a
—Dale a tu amante una bolsa de guisantes, ¿quieres, nena?
s
Miré en el congelador, en busca de una s bolsa de algo congelado. Pero no
tenía ningún tipo de verduras. =
—No como guisantes. "
—¿Que más tienes? c
a
Saqué una caja de Choco-Tacos; helados en forma de tacos. Tig sacó uno de
l
la caja y se lo dio a su primo.
i
—Eso es perfecto. Un taco para el maricón al que un tipo trajeado le disloca
b
la mandíbula.
r
Marco hizo una mueca al poner el helado congelado a descansar contra su
e
mejilla.
1
—Lanza un buen golpe para ser un niño bonito.
"
—¿Entiendo entonces que las cosas no/ fueron exactamente como planeaste?
—Del me había tenido en sus brazos >hasta que finalmente había dejado de
llorar. Para entonces, Tig estaba jugando al doctor con su pobre primo.
—De ningún modo. Ni siquiera lo hicimos en mi apartamento. Nos vio en
la calle, por lo que entré en pánico y agarré la mano de Marco.
—Eso debe haberle dado una buena imagen.
Solté una respiración profunda.
—Fue horrible. Estaba tan herido, Del.
—Sabías que lo estaría. ¿Crees que se lo tragó?
Asentí con la cabeza, lágrimas silenciosas de nuevo cayendo por mi cara.
—Sí. Sinceramente, no creo que hubiese alguna otra manera de hacerlo.
Aun viéndome de la mano de otro hombre y escuchando a Marco llamarme
su chica, todavía quería confirmación. Él creía tanto en nosotros, que ni
siquiera quería aceptarlo cuando estaba justo frente a sus ojos. Ha sido así
desde el día en que lo conocí. No sabía que un hombre podía ser tan firme
en su amor y apoyo. Era la parte más bonita de él.
Cuando mis hombros empezaron a temblar de nuevo, Del me envolvió de
nuevo en sus brazos.
—Él va a dar eso a su pequeña. Querías hacer esto por ella. Esa parte de él
no va a cambiar. Simplemente ya no va a estar dedicado a ti.
28
Graham
ebecca!
¿Era tan difícil encontrar gente competente en estos días? Golpeé el botón
del intercomunicador de nuevo, gritando más fuerte:
—¡Rebecca! —No había forma de que no pudiera oírme los últimos diez
minutos. Toda la condenada oficina tenía que haberme escuchado, aunque
la puerta de mi oficina estaba cerrada. Sin respuesta, fui en busca de mi
secretaria. Su escritorio estaba vacío, y parecía que no estaba hoy, aunque
estaba sentada allí cuando entré hace solo tres horas. Gruñendo con un
montón de papeles, me dirigí a recepción.
—¿Dónde está Rebecca?
—¿Quién?
—Mi secretaria. De nuevo no está en su escritorio.
—Oh. Se refiere a Eliza.
—Lo que sea. ¿Dónde está?
—Renunció esta mañana, señor Morgan.
—¿Ella qué?
—Renunció.
—Jesucristo. Ya es imposible encontrar personal fiable. —Tiré el montón
de papeles que estaba sosteniendo en el escritorio de la recepción— .
Necesito cinco juegos de estos.
Un poco después, llamaron a mi puerta:
—¿Qué?
La recepcionista sostenía las fotocopias que había pedido, junto con un
montón de periódicos.
—¿Dónde quiere las copias?
Señalé con mi dedo, sin levantar la vista de mi trabajo:
—En el aparador.
—No ha sacado sus periódicos del buzón esta semana, así que se los traje.
—No los quiero.
Unos minutos después, todavía no había levantado la vista, y me di cuenta
de que la recepcionista todavía estaba en mi oficina. Suspirando, la
reconocí, no que quisiera hacerlo. Pero al ver que estaba parada en el otro
lado de mi escritorio mirándome, me dejaba poca elección:
—¿Qué?
—Ava. Mi nombre es Ava.
—Lo sé.
—¿Puedo decirle algo, señor Morgan?
Lancé mi pluma sobre el escritorio:
—Ya me has interrumpido, así que escupe lo que sea que te gustaría decir, y
acaba de una vez.
Asintió.
—He trabajado aquí durante dos años.
¿De verdad?
—Y…
—¿Sabe cuántas secretarias tuvo en ese tiempo?
—No tengo idea. Pero ya que estás desperdiciando mi tiempo, voy a
suponer que estás a punto de iluminarme.
—Cuarenta y dos.
—En una ciudad de este tamaño, es condenadamente increíble lo difícil que
es encontrar buena ayuda.
—¿Sabe por qué se van?
—No estoy seguro de que me importe.
—Se van porque usted generalmente es un jefe tirano.
Mis cejas saltaron.
—¿De verdad, Ava?
—Lo es, señor Morgan.
—Entonces, ¿por qué sigues aquí? Acabas de decir que has estado aquí por
dos años.
Se encogió de hombros.
—Mi padre solía ser como usted. Además, no tenemos tanta interacción ya
que estoy en recepción todo el día. La mayoría de los días usted pasa
zumbando a mi lado y ni siquiera reconoce mi existencia. Lo que está bien
para mí.
—¿Y tú punto en todo esto es…? ¿Estás tratando de terminar tu racha de
dos años soportándome? Porque en diez segundos, creo que tendrás éxito.
—No, señor. El punto que quería hacer es que… bueno… hace algunos
meses usted empezó a cambiar. Eliza, su secretaria, estuvo aquí por casi seis
semanas, y de hecho parecía gustarle su trabajo.
Me le quedé mirando, pero no dije nada, obligándola a seguir.
—Hasta hace algunos días. Cuando el Enojado Señor Morgan regresó. No
sé lo que sucedió, pero sea lo que sea, lo siento. Y espero que consigamos
que el Amable Señor Morgan regrese muy pronto.
¿Amable Señor Morgan? Él era el imbécil al que pisotearon. —¿Ya has
terminado, Ava?
—Así es. Lo siento si lo molesté. Solo quería decir que parecía feliz. Y
ahora no lo es.
Cogí mi pluma y procedí a enterrarme de nuevo en mi trabajo. Ava se dio
por aludida esta vez. Justo cuando estaba a punto de salir, le pregunté:
—¿Qué le paso a tu padre?
—¿Perdone?
—Dijiste que tu padre solía ser como yo.
—Oh. Conoció a mi madrastra. Ahora es diferente.
—Deja los periódicos en el aparador y no dejes que la puerta te golpee en el
trasero cuando salgas.
Me serví un trago y me quedé mirando i por la ventana de mi oficina. Ya
estaba oscuro. Durante los últimos tres t días, salí de la casa antes de que
_
saliera el sol y regresé a mitad de la noche. Estaba exhausto, y no tenía nada
5
que ver con mi falta de sueño. La ira que estaba cargando era físicamente
2
agotadora. La sangre hervía en mis venas. Estaba angustiado, rechazado,
C
traicionado, lleno de furia. El dolor apretó el frío músculo que había
E
reemplazado el cálido corazón dentro de mi pecho; un corazón que había
4
empezado a descongelarse después de conocer a Soraya.
F
Me habían traicionado antes. Joder, Genevieve
1 y Liam eran mi mejor amigo
y prometida. Cuando la mierda cayó con F ellos, había perdido a dos personas
que habían formado gran parte de mi vida durante años. Sin embargo, esa
pérdida no se sentía como esta. No, _ no había comparación. Esto era
completamente devastador; el tipo de ppérdida que sientes cuando pierdes a
alguien con la muerte. Todavía no podíai superar lo que me había hecho
Soraya… lo que nos había hecho. Nunca c hubiera pensado que era capaz de
ser infiel. La mujer de la que me enamoré
0 era abierta y sincera. Me hizo
preguntarme si la había conocido en absoluto.
0
A como lo hice durante los últimos
Mi teléfono vibró en mi bolsillo, y justo
A
tres días, mis esperanzas se elevaron anhelando ver el nombre de Soraya
.
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p class="calibre1"/>
n
destellar en la pantalla. Pero, por supuesto, no lo era; se había ido. Devoré
el contenido de mi copa y respondí. g
—Genevieve. "
—Graham. ¿Qué pasa? ¿Dónde has estado? c
—He estado ocupado. l
a
—Chloe está empezando a hacer preguntas.
s Has cancelado verla dos noches
seguidas. Está muy vulnerable ahora sdespués de perder a Liam y necesita
consistencia. Ella te necesita, Graham.= De alguna manera, ya se ha
encariñado. "
Cerré los ojos. Lo último que queríac hacer era defraudar a Chloe. Había
cancelado porque no quería que me vieraa de esta forma; infeliz y enojado.
l la cabeza de mi culo por el bien de
Pero ahora era un padre. Tenía que sacar
mi hija. i
—Lo siento. No va a suceder de nuevo. b
—¿Qué te pasa? r
—Nada que te preocupe. e
—¿Está pasando algo con esa novia tuya?1
Ignoré su pregunta. "
/
—¿Y si voy a desayunar por la mañana> y luego llevo a Chloe a la escuela?
—Eso estaría bien. —El teléfono se quedó en silencio por un minuto—.
Chloe no es la única que te extraña, Graham. Me gusta tenerte cerca. —Te
veré mañana a las siete, Genevieve.
Después de colgar, puse mi vaso vacío en el aparador. La pila de periódicos
que Ava había dejado todavía estaba allí. The City Post, el periódico en que
Pregunta a Ida era impreso cada día. Escogí el de arriba y me le quedé
viendo. Había evitado intencionadamente acercarme al periódico, incapaz
de confiar en mí mismo para no buscar la columna de Pregunta a Ida por
señales de las palabras de Soraya. Lo último que necesitaba era leerla dando
consejo a algún pobre arrastrado sobre el tema de amor o engaño. De
ninguna jodida manera. Tiré el periódico de nuevo en la pila y decidí
dejarlo por hoy.
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—Mami dijo que te gustaban las bananas en tus panqueques. —Chloe y yo
estábamos sentados en la mesa del comedor terminando nuestro desayuno y
leche de fresa. Genevieve había subido para vestirse para ir a trabajar.
—Así es. Y también las chispas de chocolate. Mi abuela solía hacer
panqueques de banana con chispas de chocolate para mí todo el tiempo
cuando tenía tu edad. —Me incliné hacia mi hija y susurré—: ¿Quieres
saber un secreto?
Asintió rápido con la cabeza.
—A veces los hace para mí. Y son incluso mejores que los de tu mamá.
Chloe se carcajeó. El sonido era la mejor medicina en el mundo para mí;
nada pudo detener a mi rostro de sonreír cuando oí eso. Me había
mantenido alejado de mi hija para protegerla de lo que estaba sintiendo,
preocupado de que mi mal humor fuera contagioso. Sin embargo, la
realidad era al revés; era la disposición naturalmente despreocupada de
Chloe la que era contagiosa. Esta preciosa niñita había perdido a un hombre
al que amaba como su padre hace solo algunos meses, y aun así aquí estaba
sonriendo. Si ella podía hacerlo, yo también podría. Mi hija fue inspiradora.
Me acerqué y tomé sus mejillas.
—Te he extrañado, cariño.
—No has venido a verme por unos días.
—Lo sé. Lo siento. Estaba atrapado en algo. Pero eso no volverá a suceder.
—¿Podemos ir a ver a tu abuela un día para desayunar? No solo era
inspiradora, sino que también estaba llena de buenas ideas.
—A ella le encantaría. Le he contado todo de ti, y no puede esperar a
conocerte.
—¿También puede venir Soraya?
Mi pecho se apretó incluso por la mención de su nombre. De hecho, todavía
podía imaginar a los cuatro juntos. Las tres mujeres más importantes de mi
vida y yo. Mi hija, Meme, y la mujer que amaba. Era crudo hablar, pero no
le mentiría a mi hija.
—Lo siento, Chloe. No podrá venir con nosotros. ¿Pero tal vez tú y yo
podamos ir juntos este fin de semana?
Genevieve escogió ese momento para regresar al comedor. —¿Estás
enojado con Soraya? —Mis ojos se encontraron brevemente con Genevieve
antes de responder a mi hija.
—Algunas veces las cosas no funcionan entre los adultos y dejan de verse.
—¿Por qué no funcionaron las cosas contigo y con Soraya? Me gustaba.
Tomé una respiración profunda.
—También me gustaba. —Viendo mi reloj, cambié de tema—. Vas a llegar
tarde si no nos movemos. Pensé que te dejaría en la escuela hoy, ¿si está
bien contigo?
Chloe corrió a recoger sus cosas mientras Genevieve y yo limpiábamos los
últimos platos de la mesa del comedor.
—¿Quieres venir a cenar con nosotros esta noche? Estoy haciendo otro de
tus favoritos, pollo a la parmesana.
Había asumido que Genevieve iba a intentar discutir lo que acababa de
escuchar de mí y de Soraya. Estuve aliviado cuando pareció seguir adelante.
Tal vez Genevieve y yo pudiéramos hacer esto de la co-paternidad mejor de
lo que anticipé.
—Me gustaría. Gracias.
i llegué, usando un vestido azul muy
Genevieve estaba toda arreglada cuando
t siempre fue una mujer hermosa,
apropiado que mostraba su figura. Ella
_
pero la maternidad parecía haber agregado un poco a sus curvas haciéndola
5
más voluptuosa. Le entregué una botella de su merlot favorito que había
2
recogido en mi camino. Me había estado alimentando durante las últimas
C
semanas; era lo menos que podía hacer para no aparecer con las manos
vacías. E
4
—¿Vas a salir esta noche? F
—No. No estaba pensando en ello. ¿Por1 qué lo preguntas? —Te ves… bien.
Sonrió. F
—Gracias. _
—De nada. p
—Tengo que remover la pasta. ¿Por qué i no entras en la cocina y nos abres
el vino? c
Genevieve sacó dos copas de cristal0del armario, y descorché la botella
mientras iba a trabajar en la estufa. 0
—¿Chloe está arriba? A
C
—De hecho, todavía no está en casa. Su. mejor amiga, Emily, la invitó a una
cita de juegos. La mamá de Emily llamóp hace un rato para preguntar si
podía quedarse a cenar. Espero que no n te importe. Últimamente, he tenido
momentos difíciles en decir que no agcualquier cosa que pide. Después de
que Liam se mudara el año pasado, ella" realmente estaba pegada a mi lado.
Entonces, después de que él murió, cno quería jugar con ninguna de sus
amigas. Me pareció alentador que quisiera
l cenar con Emily, así que le dije
que podía quedarse. Estoy segura de que
a regresará para el momento en que
hayamos terminado. s
s jugar con sus amigos. Cuando mi
Odiaba la idea de que Chloe no quisiera
propia madre estaba enferma, había =pasado por un retraimiento similar.
" tenía miedo de dejarla. Si me iba a
Viendo hacia atrás, me di cuenta de que
c Genevieve hizo buenas elecciones
algún lugar, algo podría cambiar o pasar.
por Chloe. a
—Eres buena madre. l
Estaba sorprendida por mi cumplido. i
—Gracias, Graham. Eso significa mucho b para mí, viniendo de ti.
r
Durante la cena, hablamos sobre todoe de trabajo. Había olvidado lo fácil
que era hablar con ella. Habían pasado1 años desde que tuvimos una
conversación real. Después de terminar" nuestra comida, nos serví una
segunda copa de vino. /
—Esto es bueno —dijo Genevieve. >
Asentí.
—¿Puedo preguntarte algo personal?
—¿Te detendré si digo que no?
Ella sonrió.
—Probablemente no. ¿Qué pasó entre Soraya y tú?
—Preferiría no hablar de ello.
—Lo entiendo.
Había tantas preguntas sin contestar en mi cabeza. Tal vez finalmente era el
momento de obtener algunas respuestas:
—¿Puedo hacerte una pregunta personal?
Sus cejas se elevaron.
—Cualquier cosa.
—¿Estás segura de ello?
—Déjame primero conseguir algo más fuerte que el vino. —Terminé mi
segundo vaso de vino mientras Genevieve desaparecía en la cocina.
Regresó con dos copas de coñac—. ¿Por qué no nos sentamos en la sala?
Genevieve se quitó los tacones, luego se me unió en el sofá. Los dos
estábamos en silencio, tomando nuestras bebidas por un tiempo. Me quedé
mirando el suelo cuando finalmente dije:
—¿Qué te hizo dirigirte a Liam? —Era una pregunta que había pasado la
mayor parte de un año preguntándome. Los recientes sucesos obviamente lo
habían vuelto a poner de nuevo en mis pensamientos.
Soltó un suspiro audible.
—Me hice la misma pregunta un millón de veces. La respuesta no es tan
sencilla. Era egoísta. Me gustó la atención que Liam me dio. Tú estabas tan
ocupado y envuelto en el crecimiento de tu negocio que creo que me sentí
un poco abandonada. Eso no quiere decir que sea culpa tuya. Porque no lo
es. Solo quería ser el centro de tu mundo; la razón por la que te gustaba
levantarte de la cama cada mañana. No me malinterpretes, éramos
compatibles en tantos niveles. Teníamos nuestro trabajo, y el sexo no era
nada más que espectacular. Pero nunca sentí como si fuera el amor de tu
vida. Liam me hizo sentir así. El problema fue que, después de que nos
separamos y yo estuve con Liam, me di cuenta que él no era la razón por la
que yo salía de la cama cada mañana. Tú lo eras.
Miré a Genevieve por primera vez. Hace cuatro años nunca podría haber
entendido de lo que estaba hablando. Pensé que ella era el amor de mi vida.
Hasta que conocí a Soraya. Tuve que obligarme a salir de la cama estos
últimos días ya que ella ya no estaba en mi vida.
Asentí.
—Gracias por ser sincera conmigo.
—Es lo menos que podía hacer.
Tragué los restos de la copa y me levanté.
—Creo que necesito otro. ¿Te gustaría rellenar?
—No, gracias.
La siguiente copa alta de alcohol me dejó sintiendo incluso más relajado.
Genevieve y yo cambiamos nuestra conversación a temas más ligeros, y me
acomodé en el sofá cómodamente esperando a mi hija.
—¿Graham? —Su tono había cambiado, y vaciló hasta que estaba
mirándola a los ojos—. Lo siento. Sé que lo he dicho antes, pero quiero que
sepas que lo digo en serio desde el fondo de mi corazón. Odio haberte
lastimado, y me gustaría poder hacer todo de nuevo y devolver todas mis
decisiones egoístas.
—Gracias.
—He madurado desde entonces. Tener una hija me enseñó mucho sobre mí.
Ya no tengo que ser el centro del universo de nadie, porque ella es el mío.
—Puedo ver eso.
No fue hasta que me levanté para ir al baño una hora más tarde que todo el
alcohol realmente me golpeó. Había tenido una bebida en mi oficina antes
de irme, dos copas de vino en la cena, y debía ir por el cuarto coñac. Estar
borracho no era una sensación que disfrutaba. La sensación de no estar en
un claro estado de ánimo normalmente era algo que despreciaba. Pero esta
noche, se sentía bien. Mis hombros estaban relajados, y la ira que había
estado llevando alrededor parecía haberse aligerado un poco también.
Después de que me alivié, fui en busca de otro relleno de mi copa
perpetuamente vacía y luego tropecé de regreso a la sala. Genevieve no
estaba allí, y estaba en silencio. Apuré la mitad de mi copa y cerré los ojos,
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apoyando la cabeza contra el sofá. Debí haber dormido algunos minutos
antes de que la voz de Genevieve me despertara.
—Chloe acaba de llamar mientras estaba arriba cambiándome y preguntó si
podía dormir en casa de Emily. Estaba tan emocionada. No pude decir que
no. Lo siento. Espero que no estés molesto conmigo por no preguntarte
primero.
—Mientras ella sea feliz, yo soy feliz. Es tarde. Debería irme de todas
formas. —Me levanté del sofá y me tambaleé un poco.
—Por qué no te hago un poco de café primero. Luego puedes llamar a tu
chofer o a un taxi, en lugar de tomar un tren.
—Probablemente ésa sea una buena idea. —El sofá era tan cómodo, me
dejé caer de espaldas y cerré los ojos. Eso fue lo último que recordé hacer
hasta que la voz de Genevieve me despertó horas después en medio de la
noche.
—¿Graham?
—Mmmm.
—Te quedaste dormido.
—Mierda. —Froté las manos sobre mi rostro—. Lo siento. Me pondré en
marcha.
Estaba cubierto con una manta, y el cuarto estaba oscuro, pero la luz del
pasillo iluminó la habitación lo suficiente para ver a Genevieve delante de
mí. Llevaba una larga bata de seda que estaba atada por la cintura.
—Preferiría que te quedaras. Pero… —Desató su bata y la dejó caer.
Dudando, sus manos se alzaron, y deslizó el material sedoso de sus
hombros. La bata hizo un charco a sus pies mientras se paraba frente a mí,
completamente desnuda—. Te desperté con la esperanza de que vendrías a
mi cama en lugar de quedarte en el sofá.
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29
Soraya
n mal sueño me había provocado despertar en sudor. Aunque no podía
recordar claramente, implicaba a Graham y a Genevieve desnudos. Fue tan
molesto que no pude volver a dormirme.
Los ocasionales vehículos pasando proporcionaban pequeños vislumbres de
luz mientras estaba sentada en mi oscuro dormitorio con esa misma terrible
sensación de duda que me había mantenido despierta casi todas las noches
desde el fiasco con Graham y Marco.
¿Había hecho lo correcto?
¿Qué si no terminaba con Genevieve?
¿Qué si todo fuera para nada?
Esos tipos de pensamientos pasaban por mi mente. También me preguntaba
constantemente dónde estaba y qué estaba haciendo, especialmente si se lo
estaba haciendo a ella. Se había alejado de mi tan herido que no me habría
sorprendido ni un poco si Genevieve aprovechara la situación en cuanto se
enterara.
Sus últimas palabras siguieron atormentándome.
Mírame.
Mi pecho se sentía oprimido. Era la mujer más desinteresada de la tierra o
la más estúpida. A pesar de todo, el dolor de perder a Graham simplemente
no se estaba desvaneciendo. Dudaba que alguna vez dejara de anhelarlo,
pero ¿se podría poner siquiera un poco más fácil? Hasta el momento, el
paso del tiempo no había ayudado.
Si él estaba ahogando sus penas en otra persona o no, sabía que Graham
estaba en algún lugar devastado. Realmente me había amado. De alguna
manera, estaba segura de que todavía lo hacía, aunque estuvo
decepcionado. Un amor construido para durar simplemente no se deshace
tan rápido. Realmente sentí que lo nuestro habría resistido la prueba del
tiempo si yo no hubiera terminado las cosas.
Cuando el primer rayo de sol apareció en mi ventana, agarre mi teléfono.
Delia siempre estaba despierta hasta la madrugada. Constantemente
necesitaba asegurarme de que había tomado la decisión correcta, la llamé en
la primera oportunidad que tuve.
Contestó.
—¿Otra vez sin dormir?
—Lo sé. Algo tiene que cambiar. Soy un desastre. Ni siquiera he tenido la
energía para teñir mis puntas rojas.
—Ahora, así es como sé que estás en problemas.
—En serio, ¿verdad? Todavía estoy usando el azul como si mi mundo
entero no se hubiera dado la vuelta.
—Escucha, Rainbow Brite16, anoche hablé con Tig y está de acuerdo en
que necesitamos escapar.
—¿Tú y Tig? —Entré en pánico—. ¡No puedes dejarme sola ahora! —
No… tú y yo. Como un viaje de chicas. Necesitas salir de la ciudad. Todo
aquí es un recordatorio de Graham.
—¿Dónde exactamente iríamos?
—Bueno, viendo como que ya no tienes un novio millonario, obviamente
tenemos que pensar en los costes, pero, de todos modos, creo que tengo la
solución perfecta para eso.
—Está bien…
—¿Te dije que mi hermano Abe trabaja en animación japonesa? En
realidad, está en Japón ahora.
Atontada caminando hacia la cocina para hacer un poco de café, bostecé.
—¿Quieres ir a Japón?
—¡No! Abe posee un condominio cerca del océano en California. Playa
Hermosa. En este momento está vacío. Nos podría alojar allí gratis. Miré
los billetes anoche y son razonables, sobre trescientos dólares. ¿Qué dices?
Cualquier cosa sería mejor que estar aquí en esta depresión. No podía
recordar la última vez que tuve cualquier tipo de vacaciones.
La decisión fue una fácil.
—¿Sabes qué? Sí. Vamos a hacerlo. Vamos a California.
Creciendo en Brooklyn, siempre había i soñado con ver California, un
t
escenario glorificado en muchos de los programas de televisión que había
crecido viendo. A pesar de que yo_ era probablemente el opuesto del
estereotipo de una chica de California, 5 había anhelado ver el Océano
Pacifico y la experiencia de la vida sin 2 preocupaciones que había asociado
con la Costa Este. Siempre parecía el polo C opuesto de Brooklyn.
La casa del hermano de Delia, Abe, estaba E justo al lado del agua. Mientras
4
me sentaba en la arena, escuchando el sonido de las olas, los pensamientos
en Graham nunca quedaron atrás.F Delia estaba en el condominio
durmiendo, y yo estaba aprovechando 1 el tiempo sola para disfrutar de la
tranquila playa antes de que se llenaseFde gente.
_
16 Serie de animación creada en 1984 en la que la protagonista tiene un caballo con el pelo de
p
colores. De ahí que lo use como broma. i
Mi atención se desplazó diagonalmente c a través de la arena a las únicas
otras personas en la playa. Una mujer0y una niña sentadas una al lado de la
otra con las piernas cruzadas en la 0postura del niño, una posición que
reconocí de la clase de yoga que una vez A tomé.
E
Sus ojos estaban cerrados mientras respiraban dentro y fuera, absorbiendo
.
los sonidos del océano. Desesperada por calmar mi mente, hice algo que
p
normalmente nunca haría. Al acercarme a ellas, les pregunte:
n
—¿Les importa si me uno a ustedes? g
—No, para nada —dijo la mujer—." Casi hemos terminado con nuestra
meditación de calentamiento, sin embargo. c Siéntate en la arena y haz lo que
estamos haciendo. l
a
Cerré los ojos, traté de alejar los pensamientos ansiosos de Graham y
s
Genevieve y simplemente concentrarme en mi respiración y los sonidos a
s
mi alrededor. Durante la siguiente media hora, seguí adelante mientras esta
=
madre e hija se movían con una sincronizada precisión, enseñándome varias
"
posiciones, como la del perro en descenso. Trate de no pensar en el hecho
c
de que me recordaban un poco a Genevieve y a Chloe. Esta chica era solo
a
un poco mayor que la hija de Graham.
l
Definitivamente me sentí más tranquila i para el momento en que
terminamos. b
La mujer me entrego un pote con aguar de su bolso.
—¿Eres de por aquí? e
1
—No, en realidad. Estoy aquí por esta semana, visitando desde Nueva York.
"
—¡Siempre he querido ir a Nueva York! —dijo la niña, volviéndose hacia
su madre. /
> el próximo año. La emoción lleno
—Tal vez tu padre y yo podamos llevarte
los ojos de la niña.
—¿De verdad?
—¿Hacen muchos viajes familiares? —pregunté.
—En su mayoría los cortos de fin de semana, sí. Mi esposo y yo
compartimos la custodia de Chloe con su madre.
Casi me ahogo con mi agua.
—¿Dijiste Chloe? —Me volví hacia la niña—. ¿Tu nombre es Chloe? —
Eh… sí. —Sonrió.
—Es un hermoso nombre.
—Gracias.
Volviéndome a la mujer, le pregunte.
—Entonces… ¿eres su madrastra?
—Sí.
—Vaya. Yo solo asumí…
—¿Qué es mi hija? ¿Porque estamos juntas?
—Sí.
—Bueno, tienes razón. Es mi hija. No la considero menos que una hija de
verdad solo porque no está relacionada por sangre conmigo.
—Soy afortunada de tener dos madres —dijo Chloe.
Asentí en silencio.
—Sí, lo eres.
—Bueno, tenemos que irnos. Chloe tiene práctica de ballet. —Me tendió la
mano—. Soy Natasha, por cierto.
La tomé.
—Soraya.
—Fue maravilloso conocerte, Soraya. Espero disfrutes de tu estadía en
Playa Hermosa.
—¡Tal vez te veremos en Nueva York el próximo año! —dijo Chloe,
saltando arriba y abajo.
Sonreí.
—Tal vez. Gracias de nuevo por la clase de yoga.
Sola de nuevo en la arena, contemplé lo que significaba ese encuentro. En
los días previos a romper con Graham, había estado buscando señales para
justificar que dejarlo era lo correcto. Sin embargo, no estaba buscando
ninguna señal en absoluto hoy, además de una que me golpeó en el rostro
como una tonelada de ladrillos.
Chloe.
Eso no era una coincidencia.
Nunca había considerado que un niño podría ver tener una madrastra como
ganar un padre, en lugar de perder a una persona. Mis propias experiencias
personales habían estado guiando mis decisiones. Theresa ni siquiera
intentó llegar a conocerme, y mucho menos actuó como una segunda
madre. Nunca hizo un esfuerzo para incluirme en cualquier cosa que mi
padre y sus hijas hicieran juntos. No hubiera sido así con Chloe y conmigo.
¿Por qué nunca lo había pensado de esta manera? El miedo, estrés y la
culpa me habían cegado, y ahora veía las cosas desde una perspectiva
totalmente diferente por primera vez… ahora que era demasiado tarde.
Unas horas después, Delia y yo nos i relajábamos en el salón con aire
t
acondicionado tras una tarde en la playa.
_
Había agarrado impulsivamente mi teléfono y abierto los mensajes de texto
5
entre Graham y yo, mirando a través de todos los antiguos textos desde el
principio de nuestra relación El último2mensaje que me envió fue la mañana
C
antes de atraparme con Marco. Simplemente decía: Te amo.
E
Delia no sabía qué había estado haciendo
4 durante los últimos minutos.
Probablemente pensó que estaba navegando
F por internet. Cuando notó las
lágrimas que comenzaban a caer de 1mis ojos, se acercó y me arrebató el
teléfono de las manos repentinamente.F
_
—¿Mirando los viejos mensajes de Graham? ¡Se acabó! Estoy requisándote
p
esto y apagándolo. No te traje a California para esta mierda. —¡No puedes
quitarme el teléfono! i
—Mírame —dijo, manteniendo presionado c el botón de encendido—. Lo
tendrás de vuelta en Nueva York. 0
0
i
0
tA
F
3
_
.5
30
Graham
i teléfono vibró justo cuando salía de la oficina.
—Hola, Genevieve.
—¿Por qué no respondiste mis textos?
—Día ocupado.
—Esperaba que pudieras venir después del trabajo. Tenemos que hablar de
lo que pasó entre nosotros.
—Ya estoy en camino para ver a Chloe.
—Bien. Nos vemos cuando llegues.
Lo último que me apetecía era hablar de la otra noche con Genevieve.
Estaba hasta el cuello en el trabajo por haber estado preocupado durante las
últimas semanas, las dos últimas noches no he ido a ver a mi hija porque
cuando salí del trabajo, su hora de acostarse ya había pasado. Eso no podría
volver a suceder. Planeé cenar con Chloe antes de regresar a la oficina fuera
de horario.
Las gotas de lluvia golpeaban las ventanas de la limusina. Casi todas las
noches en el camino a casa, instintivamente iba a enviarle un mensaje de
texto a Soraya, olvidando por una fracción de segundo que habíamos
terminado. Luego quedaba esa horrible sensación ácida de realidad que
amargaba la boca de mi estómago. Me frustraba haber confiado en ella tan
plenamente. Después de lo que sucedió con Genevieve y Liam,
probablemente era la persona más reticente de por aquí. Pero había
confiado en Soraya con mi vida. ¿Cómo no pude ver que se estaba
produciendo un cambio de sentimientos? La cosa entera no tuvo ningún
maldito sentido.
—No estoy seguro de cuánto tiempo estaré aquí, Louis. Te enviaré un
mensaje cuando esté listo para volver a la oficina —dije mientras nos
acercábamos a la casa rojiza de Genevieve.
Genevieve me saludó, tomando mi chaqueta mojada y colgándola. Se quedó
allí torpemente, jugando con sus perlas.
—Acerca de la otra noche...
—¿No podríamos hablar de esto después de que haya visto a mi hija? —
Está bien. —Miró al piso—. Está en su habitación.
Chloe estaba jugando con su casa de muñecas.
it_52CE4F1F_pic00AF.jpg" class="calibre1"/>
—¡Galletas Graham! Te extrañé.
Inclinándome y acercándola en un abrazo, dije:
—También te extrañé, chica lista.
—¿Aún estás triste?
—¿Qué quieres decir?
—¿Por Soraya?
—¿Por qué lo preguntas?
—Tu sonrisa no es tan grande como suele ser.
Era tan perspicaz. Al parecer, no lo heredó de su despistado padre. Lo
último que quería era que mi hija pensara que algo estaba seriamente mal
conmigo o que podía haber sido su culpa. Tratando de devanarme los sesos
para explicarle de alguna manera, en última instancia, decidí que era mejor
ser honesto.
—Estoy un poco triste, Chloe, sí... por Soraya. Pero no es por eso que no
estuve aquí en los últimos dos días. Salí del trabajo muy tarde, pero no
dejaré pasar otros dos días sin volver a verte, ¿de acuerdo?
—Mi papá solía trabajar hasta tarde mucho.
Me pregunté cuánto de eso era realmente trabajo o Liam simplemente
estaba follando a Genevieve.
—Lo hizo, ¿verdad?
—Entonces, ¿cuándo dejarás de estar triste?
—No estoy seguro, pero ¿sabes qué? Ya me siento mejor al estar contigo.
—Así fue como me sentí cuando te conocí. Después que mi papá murió, me
hiciste sentir mejor, aunque todavía estaba triste.
Yo SOY tu papi
Y te amo mucho.
La atraje hacia mí y le besé la frente.
—Me alegro de haber podido hacer eso por ti.
Chloe y yo jugamos con su casa de muñecas por un rato hasta que
Genevieve entró y se arrodilló para unirse a nosotros. Podía sentir su mirada
fija en mí, sabiendo que estaba ansiosa por discutir las cosas. Después de la
otra noche, estaba preocupado por estar a solas con ella de nuevo. Aunque
con Chloe en casa, no había mucho que pudiera ser capaz de hacer.
—La cena estará lista en cinco minutos —dijo Genevieve antes de salir de
la habitación.
Genevieve había horneado un prosciutto casero, una pizza plana de higo
para nosotros y una llena de queso para Chloe. Continuó llenando mi copa
it_52CE4F1F_pic0066.jpg" class="calibre1"/>
de vino con Cabernet, y yo la dejé, sabiendo que ayudaría a limar asperezas
a cualquier discusión que fuéramos a tener más tarde.
Después de meter a Chloe en la cama y leerle un cuento para la hora de
acostarse, Genevieve me esperaba en la cocina, terminándose lo que sobró
del vino.
Antes de que pudiera abrir la boca, le dije:
—Realmente no hay necesidad de discutirlo.
—Necesito disculparme otra vez. Actué con demasiada insistencia. No sé
qué me sucedió. Verte acostado tan cómodamente en mi casa, me hizo
recordar. Eso, junto con el hecho de que habíamos bebido demasiado...
—No era el alcohol, y lo sabes. Has dejado tus intenciones muy claras por
algún tiempo.
—Tienes razón. Ebria o no, te quiero de vuelta, Graham. Haré lo que sea
necesario para tener la oportunidad de hacerte feliz de nuevo. —¿Pensaste
que enseñarme tu coño iba a hacerme olvidar todo… lo que hiciste?
Cuando Genevieve se desnudó frente a mí esa noche, yo me levanté de un
salto del sofá y le pedí que volviera a ponerse la ropa. En realidad, lucía
sorprendida por mi rechazo.
—¿Asumiste que, debido a mi ruptura con Soraya, iba a ceder? Lo que pasó
con Soraya no cambiará el hecho de que simplemente no puedo confiar en ti
otra vez, Gen. Y mientras creo que serías genial para una rápida follada de
venganza, estoy seguro como el infierno de que no voy joder con la madre
de mi hija si no tengo ninguna intención de estar con ella.
—No estás pensando con claridad, Graham. Ahora tenemos una pequeña
oportunidad de cambiar la vida de nuestra hija. No voy a poder esperar por
ti siempre.
—Déjame ahorrarte un poco de tiempo. —Me incliné—. No esperes más.
—No sabes lo que dices. ¿Cómo puedes cerrar tan fácilmente la puerta a
esa posibilidad?
—Tú cerraste la puerta, Genevieve. La cerraste y tiraste la llave. —¡Cometí
un error!
—Shh. La despertarás —le dije. Cerré los ojos para calmarme, tomé una
respiración profunda y dije—: Chloe siempre tendrá mi amor. Tú, como su
madre, siempre tendrás mi respeto. Pero perdiste tu oportunidad de un
futuro conmigo el día que decidiste traicionar mi confianza. Quiero que mi
hija tenga autoestima. Tengo que dar un buen ejemplo aferrándome a la
mía. —Incapaz de tolerar nada más de esta conversación, me acerqué a
donde estaba colgando mi chaqueta y me la puse—. Mi chofer está afuera.
Tengo que volver a la oficina. Gracias por la cena. Volveré mañana por la
noche.
it_52CE4F1F_pic00B3.png" class="calibre1"/>
Mi oficina estaba completamente a oscuras, excepto por una pequeña
cantidad de luz procedente de la lámpara verde de banquero de mi
escritorio. Jugando con mi reloj, todo lo que podía pensar era en esa maldita
pila de periódicos burlándose de mí desde el otro lado de la habitación.
Durante la semana pasada, repetidamente descarté la idea de pasar por todas
las respuestas de Pregunta a Ida buscando alguna pista potencial de Soraya.
Entre haber admitido mi tristeza a Chloe y la discusión con Genevieve esta
noche, me sentía más débil.
Trayendo la pila a mi escritorio, revisé la columna de cada edición como un
lunático. Después de diseccionar a fondo más de una docena de respuestas,
nada destacó como inusual. Es decir, hasta que llegué a la respuesta número
veinte.
Una mujer había escrito con un dilema acerca de si debía o no romper con
su novio de quien estaba profundamente enamorada, para que él pueda
volver con la madre de su hijo. Por el bien del niño. Miré la fecha, fue poco
antes de nuestra ruptura. Los otros detalles narraban exactamente lo que
pasó con Genevieve y conmigo.
Mi corazón comenzó a martillar contra mi pecho.
El nombre: Theresa, Brooklyn.
Theresa era el nombre de su madrastra.
Si había alguna duda de que Soraya había escrito la pregunta, la respuesta
solo la confirmó. El consejo de Ida fue romper con el novio y sugirió que
"Theresa" lo hiciera parecer como si estuviera engañándolo para que el
pobre tonto la cortara más fácilmente.
Inteligencia sobre sentimientos, le aconsejó Ida.
Lancé el periódico al otro lado de la habitación. Todo empezaba a tener
sentido.
Soraya mintió.
No estaba saliendo con ese tipo. Estaba fingiendo. La ira por la respuesta de
Ida se transformó en alegría. Nunca había sido más feliz al saber que
alguien me había mentido en toda mi vida.
Leí de nuevo el comienzo de la pregunta.
He estado saliendo con un hombre durante casi dos meses, de quien me
he enamorado profundamente.
Se había enamorado de mí.
Profundamente.
Me congelé, paralizado primero por la sorpresa, luego un alivio intenso,
luego un deseo abrumador de simplemente llegar a ella.
Me enamoré profundamente también, nena. Tan jodidamente profundo.
Inmediatamente cogí mi teléfono y marqué su número.
Siguió sonando y fue al buzón de voz.
Marqué de nuevo.
La misma cosa.
Escribí un texto.
Graham: ¿Dónde estás?
No hubo respuesta durante cinco minutos. Envié un mensaje de nuevo.
Graham: Necesito verte. ¿Estás en tu casa?
Incapaz de esperar más, agarré mi abrigo y pedí a Louis que me recogiera.
Cuando llegamos al apartamento de Soraya en Brooklyn, no hubo
respuesta. Mirando hacia la ventana, pude ver que las luces estaban
apagadas.
¿Dónde mierda estaba?
—¿A dónde, señor? —preguntó Louis mientras volvía al auto.
—Octava Avenida. La tienda de tatuajes de Tig.
Cuando llegamos, le dije a Louis que esperara afuera, iba a necesitar ese
auto listo para reservar el hotel una vez que lograra que Tig me dijera dónde
estaba.
Tig apagó el último cigarrillo.
—¡Trajeado! ¿Qué demonios estás haciendo aquí? Ya es tarde. Estamos a
punto de cerrar.
—¿Dónde está?
—No está aquí.
—¿Dónde está? —repetí más fuerte.
—Está en California con Del.
—¿California?
—Sí. Fueron en un viaje de chicas. Solo las dos.
—¿Dónde se están hospedando?
i
—No te voy a decir dónde están malditamente hospedándose. ¡Eres su
jodido ex loco! t
—Necesito llamar al hotel. No está _contestando su teléfono. De hecho,
llama a Delia. Dile que necesito hablar5con Soraya.
—No. 2
C
Me acerqué a él, pegándome incómodamente a su rostro.
E
—Dame la información, Tig. No tienes 4 ni idea de lo que soy capaz en este
estado. F
—Oh, sé de lo que eres capaz, chico guapo.
1 Has destrozado la mandíbula de
mi primo Marco. F
Tig parecía darse cuenta de que había _ metido la pata. Su primo. Estaba
metido en esto. p
—No es su novio en absoluto, ¿verdad? i
—No he dicho eso. c
0
—Leí la puta columna de Ida, Tig. Sé que se inventó todo el asunto. Lo
0
admitas o no, sé la verdad. Tienes que decirme dónde está.
3
—¿Qué, vas a alquilar un jet de lujo a0 California? Con tu dinero, te dejaré
contratar a un investigador privado. .No va a salir de mi boca dónde se
encuentra. j
Una bombilla se apagó en mi cerebrop mientras me dirigía a una pequeña
g
caja escondida en la esquina de la tienda.
—¿Qué es esto? ¿Tu alijo de hierba? " Apuesto que a los policías les
encantaría saber esto. c
—No harías eso... l
a
—Haré cualquier cosa para llegar a Soraya ahora mismo. ¿Parece que estoy
bromeando? s
s
—Jesús, tus jodidos ojos son demoníacos.
=
—Dime dónde está, Tig. "
Se desplazó por su teléfono con ira y cdespués escribió una dirección en un
pedazo de papel antes de lanzármelo. a
—Aquí. Es el condominio del hermanol de Del en Playa Hermosa.
Acerqué el papel a mi pecho y caminéihacia la puerta.
b
—Gracias. Sin resentimientos. Nuncar te hubiera delatado. Soraya jamás
volvería a hablar conmigo. Y no podíaearriesgarme, porque realmente amo a
esa mujer. 1
—Lo que sea, SGI. —Por primera vez, " sin embargo, Tig parecía realmente
creerme. Sacudió la cabeza, con la boca/ curvada en una leve sonrisa—. Será
mejor que no le hagas daño, Trajeado. >
it_52CE4F1F_pic00B4.png" class="calibre1"/> Me subí al siguiente vuelo
comercial al Aeropuerto de Los Ángeles.
Cuando llegué al apartamento, no había nadie. El teléfono de Soraya
continuó mandándome al correo de voz, al igual que el de Delia. Al menos,
it_52CE4F1F_pic002D.jpg" class="calibre1"/>
sabía que volvería aquí. Según Tig, habían programado estar aquí unos
pocos días.
Tomando un paseo hasta la playa, decidí que tenía que hacerle saber que
estaba aquí. Empecé a enviar una serie de textos, derramando mi corazón,
aunque no había respondido a ninguno de mis mensajes anteriores.
No había estado prestando atención y de alguna manera me choqué con un
hombre musculoso paseando a una pequeña cabra con manchas.
¿Qué mierda?
—Mire por dónde va, compañero —dijo con acento australiano. —Lo
siento. Hoy no tengo la cabeza en orden.
—¿Está bien?
—Estoy buscando a alguien.
Asintió a sabiendas.
—Una mujer.
—¿Qué me delató?
—Me recuerdas a mí hace unos años, vagando por esta playa, enamorado
de mi Aubrey, ajeno a todo el mundo que me rodeaba. Todo se resuelve si
está destinado a ser, ya sabes.
—¿Por qué estás... paseando una cabra?
—Es una larga historia. Si quieres dar un paseo con nosotros, te daré los
detalles, olvídate de la mujer un poco... hasta que la encuentres.
Su nombre era Chance Bateman. era una antigua estrella australiana de
fútbol, ahora vivía en Playa Hermosa. Me contó la historia de cómo había
conocido a su esposa, Aubrey, en una parada de descanso en Nebraska.
Fueron a un aventurero viaje juntos, pero terminaron separados por algún
tiempo después. Pero al final las cosas funcionaron.
Procedí a compartir mi propia historia con él. La gran similitud era que
cada uno de nosotros había conocido a nuestras mujeres en los lugares más
desagradables.
—Piénsalo, amigo. No son coincidencias. Un australiano y una estirada
princesa de Chicago que conectan en medio de la nada de Nebraska. Sin
embargo, era mi alma gemela. Y tú... dijiste que normalmente no tomabas
el tren. Por alguna razón, esa mañana lo hiciste. Tienes que confiar en el
destino. Todo está escrito. No importa si es hoy o en dos años, si está
destinado a ser, va a suceder de una manera u otra.
Chance miró su teléfono.
—Tengo que correr. Eres un buen tipo. Si todo sale bien con tu señora,
debes traerla por nuestra casa antes de marcharte de la ciudad. Este tipo
probablemente era una de las personas más carismáticas que había
conocido.
Sonreí por primera vez en lo que pareció una eternidad.
—Podría tomarte la palabra.
Me dio una palmadita en el hombro.
—Buena suerte, compañero.
Como despidiéndose también, la cabra dejó salir un largo: Beeee.
Mirándolo alejarse con el animal, sacudí la cabeza con asombro. Envíe un
mensaje adicional a Soraya, aún sin saber si había recibido alguno de los
anteriores.
Graham: Acabo de encontrarme con un hombre paseando una puta
cabra.
i
t
_
5
2
C
E
4
F
1
F
_
p
i
c
0
0
B
5
.
j
p
g
"
c
l
31
Soraya
elia estaba en la ducha. Era mi oportunidad para localizar mi teléfono. Ella
aceptó apagar el suyo también. Hemos estado viviendo sin nuestros
teléfonos por más de veinticuatro horas, y en verdad estaba manteniendo el
rumbo.
Saqueando su bolsa, no pude creer que fuera tan fácil. Simplemente lo
había puesto en el lugar más obvio. Confió en mí cuando obviamente no
debería haberlo hecho.
La manzana apareció en la pantalla cuando el teléfono encendió. Mi
corazón se hundió.
Varios mensajes y textos perdidos.
Eran todos de Graham.
¿Pasó algo?
Desplazándome hasta la parte superior de la cadena de textos, tragué saliva
con nerviosismo mientras leía desde el principio.
Graham: ¿Dónde estás?
Graham: Necesito verte. ¿Estás en casa?
Graham: Mentiste. Lo descubrí todo.
Graham: Olvidaste una cosa muy importante cuando hiciste lo que creíste
que era correcto. No puedes hacerme dejar de amarte.
Graham: Si no estoy feliz, mi hija puede sentirlo. Ya lo ha hecho. Sé que
piensas que tu vida habría sido mejor si tus padres estuvieran juntos,
pero, ¿alguna vez consideraste que tal vez habría sido peor? ¿Si tu padre
estuviera físicamente presente pero deprimido y retraído mientras
anhelaba a otra mujer?
Graham: Mi hija entenderá que mi amor por ti no tiene nada que ver con
mi amor por ella. Tu padre apesta en comunicar eso. Aprenderé de sus
errores. Tú me ayudarás. Lo haremos juntos.
Mi corazón empezó a latir fuera de control cuando leí el siguiente mensaje.
Graham: Acabo de aterrizar en Playa Hermosa. Estoy yendo por ti.
Graham: Mierda. No estás en casa. Dime dónde encontrarte. Graham:
Voy a volver.
Graham: Estoy en la playa. Todo lo que puedo pensar es en abrazarte de
nuevo, besarte y golpear ese trasero tan duro por alguna vez creer que
podría estar mejor sin ti.
El siguiente texto no tenía sentido, pero me hizo reír.
Graham: Acabo de encontrarme con un hombre paseando una puta
cabra.
i champú cuando irrumpí en el baño
Pobre Delia, su cabeza estaba llena de
divagando sobre los mensajes de textot de Graham. Esperaba que estuviera
_ de renunciar a los teléfonos, pero
enojada porque había roto nuestro pacto
5
no lo estaba. Después de enjuagarse, saltó fuera de la ducha y me encontró
2
registrando mi maleta por algo que no fueran los asquerosos pantalones de
chándal que no había lavado en tres díasC que estaba usando.
E
—¿Estás bien? 4
—Estaba equivocada. No debería haber F tomado la decisión por nosotros. Lo
amo, Del. Graham tenía razón. Yo no1 lo alejaría de su hija. Le daría otra
persona en su vida que la ama. No soyFTheresa. Quiero estar involucrada en
la vida de Chloe. Anoche me di cuenta _ que no estaba solo en duelo por la
pérdida de Graham. También lo estaba p por la pérdida de la niñita a la que
amaba. i
c
—¿Qué vas a hacer?
0
—Caer de rodillas y rogar perdón.
0
Del resopló riendo:
9
—Es un hombre. Si caes de rodillas, Fno serás capaz de rogar por nada. Tu
boca estará muy llena rápidamente. .
Tenía razón. Quitándome la ropa, corríp de regreso en el baño en sujetador y
n
bragas para lavarme. Cuando usé la toalla para limpiar mi rostro, bajo mis
g
brazos, y todas las partes importantes, le dije a Del:
"
—Le debo una gran disculpa. Espero no haber arruinado las cosas para
c
nosotros. Parece entender por qué lo hice. Solo espero poder arreglar las
l
cosas de nuevo.
Del se apoyó contra la puerta del baño a mientras me cepillaba los dientes.
Estaba sosteniendo algo de mi ropa sy me la ofreció cuando terminé: —
Aquí. Tus tetas saltan de la parte superior
s de la camisa. Tardará bastante en
hacerlo bien de nuevo. =
Sonreí mientras me deslizaba en los pantalones:
"
—Estas tetas son las que empezaron todo,
c ya sabes.
ia
—Y esa pluma en tu pie. También tengo el crédito por algo de esto, ya que
tl
fue mi esposo el que te tatuó con esa marca de identificación que ayudó al
i
_
Señor Gran Imbécil a resolver el rompecabezas de Soraya.
b
5
La mención del tatuaje en mi pie me r hizo mirar hacia abajo. Mis pies
2
estaban desnudos, y me quedé mirando e a la pluma. Graham había obtenido
C
el mismo tatuaje sobre su corazón. ¿Cómo 1
E podía haber pensado que estar
sin él era bueno para cualquiera de nosotros?
"
4 Habíamos estado juntos por
poco más de un mes cuando se tatuó / mi nombre en su cuerpo. Era el
F
hombre más romántico, arrogante, engreído>
1 trajeado que alguna vez se
había cruzado en mi vida. Y era perfecto F para mí.
Lavada y vestida, revoloteé de nuevo_ en el dormitorio en busca de algún
perfume. Del continuó siguiéndome: p
—¿Vas a enviarle un texto, o simplemente i esperar a que aparezca aquí de
nuevo? c
0
—No lo sé. ¿Qué crees que debo hacer? —Mi corazón estaba latiendo con
0
anticipación. Si tuviera que esperar mucho más para llegar a él, podría
9
explotar.
E
Del estaba en silencio mientras cepillaba. mi cabello y me deslizaba en mis
sandalias. Luego levantó el teléfonoj y llamó a Tig. Medio escuchaba
mientras hablaba. Cuando colgó, me sonrió:
p
—Tengo un plan para que te reúnas con g SGI.
—¿Un plan? "
—¿Confías en mí? c
—Por supuesto que sí. l
—Entonces quítate la camisa de nuevo. a
s
it_52CE4F1F_pic00B7.jpg" class="calibre1"/>
s
=
"
32
Graham
unas pocas cuadras de donde estaba Soraya, me tropecé con un viejo vagón
de tren rojo que resultó ser una cafetería. Sonriendo, decidí entrar y tomar
una taza de café. Había caminado toda la mañana y luego de vuelta a la
playa durante horas esperando oír de Soraya. Algo de cafeína
definitivamente era necesario si quería tener la resistencia para ir tan duro
como planeaba cuando finalmente tuviera a mi mujer de nuevo en mis
brazos.
—Quiero un café solo, grande —dije a la camarera mientras me deslizaba
en la cabina. Todo el interior del restaurante estaba modernizado para
funcionar como cafetería, aun así, gran parte del interior original de vagón
de ferrocarril estaba intacto. Estaba sentado en un asiento auténtico de tren
cuando mi teléfono vibró en mi bolsillo. Ver el nombre de Soraya en la
pantalla hizo que todo mi cuerpo al instante saltara a la vida. Lo rocé para
abrir y me sorprendí al descubrir que no era un mensaje en absoluto.
Era una foto. O fotos, en realidad. Unas muy inesperadas. Una foto de sus
hermosas tetas, una foto de sus sexys piernas, y una foto de su muy follable
trasero. Las tres tomas eran similares a nuestro primer intercambio de
mensajes, las fotos que había dejado en mi teléfono cuando salió de mi
oficina furiosa. Pude ver que estas fotos fueron tomadas recientemente por
las líneas de bronceado que ahora marcaban su piel. Me estaba sacando el
dedo medio entre su clavícula esa primera vez, faltaba notablemente en las
nuevas fotos. Las guardé en mi iPhone y le respondí de inmediato.
Graham: ¿Dónde estás? Esas son mis tetas, piernas y trasero. Voy por
ellos.
Mientras me sentaba en la cafetería esperando su respuesta, tuve una
sensación de Déjà vu. Ese tipo paseando una cabra de hoy tenía absoluta
razón. Aquí estaba, sentando en un vagón de tren, mirando fotos de tetas,
piernas y trasero de una mujer que me volvía loco. De nuevo. No había
coincidencias en mi vida. Este viaje que tomamos, aunque jodido por el
giro que hizo, estaba destinado a suceder.
Soraya: Estoy fuera con Delia. No volveré por unas horas.
Pasé mis dedos por mi cabello con frustración. Necesitaba verla ahora. Si
eso no era físicamente posible, al menos necesitaba saber con seguridad que
estábamos en la misma página.
Graham: Dime que tengo razón. No puedo esperar más. ¿No fuiste infiel
e hiciste esto por Chloe y por mí?
i
La espera mientras respondía fue agonizante.
Soraya: Le pedí a Marco que fingiera t estar conmigo. Es el primo de Tig.
Nunca te he sido infiel realmente. _
5
Graham: Deberías haber hablado conmigo.
Soraya: Sé eso ahora. Fue estúpido. 2
C
Graham: Lo fue, y voy a ponerte sobre E mi regazo y azotar tu trasero como
castigo más tarde. 4
Soraya: ¿Lo prometes? F
Graham: Quiero prometerte un montón 1 de cosas, cariño. Pero preferiría
hacerlo en persona. ¿A qué hora vuelves?
F
Soraya: No estoy segura. Te mandaré _ un mensaje cuando vuelva al
apartamento. ¿Dónde estás? p
Graham: A un par de cuadras, sentado i en un tren.
Soraya: ¿Un tren? c
0
Graham: No te preocupes. Está inmóvil. No voy a ninguna parte sin ti.
0
Soraya: ¿Lo prometes? B
Graham: Nada me apartará de ti, Soraya.
8
Me senté en ese tren por más de dos .horas esperando. Soraya había dicho
que me mandaría un mensaje cuando jllegara al apartamento y mi paciencia
p
estaba disminuyendo. Incapaz de sentarme por más tiempo, caminé por la
g vibró.
pasarela hasta que mi teléfono finalmente
"
Soraya: He vuelto.
c
Graham: De camino.
l
El apartamento del hermano de Delia aestaba en la sexta planta, unidad 6G.
Presioné el botón del ascensor y esperé
s pacientemente. La luz sobre las
puertas lentamente se iluminó con cada s número mientras subía los pisos. La
maldita cosa iba a paso de tortuga y aún= tenía que bajar. No podía esperar
tanto. Encontrando la puerta de las escaleras,
" empecé a subir el primero de
seis pisos. Para el tercero, debería haber
c empezado a desacelerar, pero en su
lugar, empecé a tomarlos de dos en dos. a Mi corazón estaba latiendo fuera de
mi pecho, aun así, ni siquiera estaba unl poco falto de aire. Necesitaba llegar
a ella. Al principio del sexto piso, corrí
i el resto del camino arriba. Cuando
alcancé su planta, abrí la puerta del b pasillo y continué corriendo. La
adrenalina latía a través de mis venas cuando
r llegué a la unidad 6G.
Intenté respirar profundamente para e calmarme, pero fue imposible
relajarme. Mi pecho se levantaba1 y bajaba. Necesitaba verla tan
desesperadamente. "
/
it_52CE4F1F_pic001B.jpg" > class="calibre1"/>
Toqué y esperé.
Cuando finalmente abrió, me congelé por un momento.
Soraya.
Dios, era jodidamente increíble.
Estaba de pie en la puerta, llevando solo un sujetador rosa y bragas y sus
puntas estaban teñidas de rosa eléctrico a juego. Nunca en mi vida había
visto tal belleza. Me quedé ahí por un minuto entero, solo observándola.
Entonces, finalmente hablé:
—¿Qué significa el rosa eléctrico?
Me miró a los ojos.
—Amor. Significa que estoy enamorada.
Mis ojos se cerraron. Por un segundo, pensé que podría desmoronarme ahí
en el umbral y llorar. Era tan jodidamente feliz, mis emociones necesitaban
una salida.
—Me asusta entrar.
—¿Por qué? —Su rostro momentáneamente cayó.
—Porque hay tanto que quiero hacerte, tanto que siento ahora mismo, que
me asusta no ser gentil.
Sus mejillas se sonrojaron un poco.
—No quiero que seas gentil. Quiero que seas tú. Un mandón imbécil
estirado con un inesperado lado dulce. Un padre que va a amar a su hija
incondicionalmente sin importar qué y nunca dejarla atrás. Y un compañero
dominante en la cama que a veces lo necesita un poco rudo. Quiero todo de
ti, Graham.
Di un paso dentro y cerré la puerta detrás de mí.
—Oh, vas a tener todo eso, definitivamente. Mi boca, mis manos, mis
dedos, mi cuerpo, mi polla. —Tomándola en mis brazos, la besé con todo lo
que tenía.
Entre besos, se disculpó una y otra vez.
—Siento lo que hice. Pensé que era lo correcto.
—Sé que lo hiciste. Solo prométeme que nunca me alejarás de nuevo, nena.
—Lo prometo.
La sorprendí levantándola y acunándola en mis brazos.
—Ya que respondiste la puerta con ese atuendo, supongo que Delia no está
aquí.
—Tiene familia en Playa Hermosa. Se va a quedar con su primo esta noche.
—Recuérdame enviarle un regalo de i agradecimiento. Quizá un auto.
t
Empecé a caminar por el pasillo en busca de su dormitorio. Cuando la dejé
_ que su pie estaba vendado.
en el borde del colchón, me di cuenta de
—¿Qué pasó aquí? 5
—Arreglé mi tatuaje. 2
—¿El de la pluma? —¿Cambió el queChabía replicado en mi pecho?
E
—Sí. —Se inclinó hacia el vendaje4 y lentamente quitó parte de atrás.
Contuve la respiración hasta que me diF cuenta de que no había cambiado el
tatuaje, le había añadido algo. Justo1 como yo había hecho, mi nombre
estaba escrito sobre la pluma. Graham.F
_
Sin palabras, me incliné y la besé. Cuando nos separamos por aire, apuntó
p
sus ojos abajo de nuevo a su pie para que siguiera.
i
—¿No quieres ver el resto de los cambios que hice?
c
Entrecerré mis ojos.
0
—¿Más tinta?
0
—Adelante, quítalo. —Se mordió suBlabio inferior y levantó su torneada
pierna. A
.
Si había alguna duda en mi mente de quej era la mujer perfecta para mí, ver
lo que había hecho, habría eliminado phasta la última pizca. Miré abajo, las
emociones ahogándome. g
—No sé qué decir. Es hermoso. —Escrito " en la misma caligrafía que mi
c
nombre encima de la pluma, estaba Chloe, debajo.
l
—Te amo, Graham. Y a tu hija también. a Sé que es pronto y que tenemos
que ir despacio, pero quiero ser parte sde su vida. Quiero estar involucrada.
Tenías razón. Solo por como las cosassresultaron con mi padre, no significa
que no pueda funcionar. Quiero recogerla
= de clases de baile y quemar
galletas con ella los fines de semana. "Quiero verla crecer y aprender de su
increíble padre. No solo te amo, Graham…
c —Atrapé una lágrima que caía
por su mejilla—. Amo a Chloe también. a
Oír esas palabras se sintió como si un l gran peso fuera levantado de mis
hombros. Me ama, y a mi hija también. i Fue la primera vez desde que era un
niño que sentí que tenía una familia debverdad de nuevo.
r
—Vine aquí con tantas emociones reprimidas, que estaba nervioso de no ser
e
gentil contigo. Pero, de alguna manera, me suavizaste. Te amo también,
hermosa… más que a nada. Estoy 1más controlado ahora, aunque aún
necesito estar dentro de ti. Dime…" —Empecé a quitarme la ropa—.
¿Quieres que te haga el amor ahora y te/ folle duro después; o quieres que te
folle duro ahora y me guardo lo dulce >para la próxima vez?
No respondió de inmediato. Me quité rápido mi ropa y cuando enganché los
dedos en mi bóxer, me detuve y la miré por una respuesta.
—¿Qué va a ser, Soraya? —Me bajéi los bóxers, revelando que ya estaba
totalmente preparado para ella, para latopción que me diera.
_
Se lamió los labios.
5
—Follar primero. Dulce después.
2
—Buena elección. —Estaba sentada C en el borde de la cama. Le quité las
bragas y sentí la humedad ya entreE sus piernas antes de levantarla—.
Envuelve tus piernas alrededor de mi cintura.
4
F contra la misma, y no desperdicié
Nos moví a la pared, sujetando su espalda
tiempo en levantarla sobre mi polla. 1
F
—Jodeeeer. —Dejé escapar un gemido cuando la bajé sobre mí. Era
_
increíble que hubieran pasado menos de dos semanas desde la última vez
que estuve dentro de ella. La manera p en la que lo había ansiado, hizo
parecer una eternidad el tiempo que i estuvimos separados. Intenté ir
despacio al principio, asegurándome de
c que su cuerpo estaba listo para mí.
Pero cuando gimió y me dijo que me0 amaba y amaba mi polla dentro de
ella, todas las apuestas terminaron. 0
B me preocupó estar haciéndole daño
La embestí duro y rápido. En un punto,
por el sonido de su cuerpo golpeando7 repetidamente contra la pared. Pero
cuando intenté ir con más calma, me .rogó que fuera incluso más duro. No
j
había nada mejor que escuchar a la mujer que amas decirte que amaba tu
p
polla y lo quería más duro. Nos corrimos largo y duro, gritando mientras
g
nos liberábamos al mismo tiempo. Estaba seguro de que los vecinos tenían
"
que haberlo oído. Diablos, quería que lo oyeran. Quería que todo el puto
c
mundo supiera lo que esta mujer me hacía.
l
Murmuré contra sus labios: a
—Jodidamente te amo, Soraya Venedetta.
s
—También te amo, Trajeado. Creo que s me enamoré de ti antes incluso de
conocerte. =
Sonreí con suficiencia. "
c por mensaje.
—Debió haber sido mi increíble encanto
a
—En realidad, eras bastante imbécil. lFueron las fotos que mantenías en tu
teléfono las que me hicieron darme cuenta
i que había un hombre hermoso
bajo ese corazón de acero. b
—Me gustan las fotos que recibí esta rmañana mucho más que las que hubo
e hacer fotos diarias como parte de
antes de conocernos. Tal vez deberíamos
1
la compensación que me debes por el dolor que me has hecho pasar.
—Puedo hacer eso. Es fácil. "
/
—No dije que sería toda tu compensación.
—Déjame adivinar, ¿tomarás un pago>adicional en forma de mamadas? —
Eso suena como un principio.
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Sus cejas se alzaron.
—¿Un principio? ¿Cuánto tiempo voy a estar en deuda contigo para
resarcirme exactamente?
Acuné sus mejillas.
—Diría que sesenta deberían servir.
—¿Sesenta días? Creo que puedo manejar eso.
—Años, Soraya. Espero sexys fotos y mamadas durante los próximos
sesenta años.
Su rostro se volvió serio.
—En realidad, no hay nada que me gustaría más.
—Bien. Porque realmente no tenías opción en el asunto. Esta fue la primera
y última vez que me dejarás.
i
t
_
5
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E
4
F
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F
_
p
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0
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3
3
.
j
p
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"
c
l
a
33
Soraya
hloe sorbió su chocolate caliente congelado mientras nos sentábamos en
Serendipity 3. Graham seguía mandándome mensajes. Estaba
enloqueciendo porque estaba atascado en el tráfico después de llevar a
Meme a su primer día de vuelta a clase de Jazzercise esta mañana. Sabía
que quería que esta noche fuera perfecta, pero le aseguré que Chloe estaba
contenta y que no había razón para que se diera prisa.
Por supuesto, entendía por qué estaba nervioso. Para Chloe, sin embargo,
era solo otra noche cenando con nosotros.
—¿Puedo tomar un sorbo? —pregunté.
Asintió y reposicionó el popote para que estuviera en mi dirección. —
Mmm. Está muy bueno. No hay duda de porqué te gusta.
Chloe apoyó su barbilla en sus palmas y confesó:
—Mi mamá se enojó conmigo esta mañana.
—¿Por qué? —pregunté con la boca llena del brebaje.
—Quería el cabello rosa como tú.
Genevieve debe amarme.
—Oh-oh. ¿Qué hiciste?
—Estaba pintando mi cabello con acuarelas.
Intentando ocultarlo, sonreí internamente. Me tocó que quisiera ser como
yo.
—Chloe, no intentes colorearlo de nuevo. No funciona de todos modos,
como probablemente descubriste, ¿cierto? Algún día, lo haré por ti de la
manera correcta si todavía quieres el cabello rosa para entonces.
Estaba sonriendo.
—¿Lo harás? —Amaba cuando podía ver expresiones de Graham en su
rostro.
—Sí. Pero no pronto.
Hice una nota mental para buscar algunas extensiones rosas eléctricas para
la próxima vez que jugáramos a disfrazarnos. Chloe y yo teníamos un
montón de diversión los fines de semana cuando se quedaba con Graham y
conmigo. Amaba ponerse mis vestidos e intentar caminar en mis tacones.
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Estaba segura de que Genevieve se volvería loca si supiera la mitad de las
cosas que hacíamos. Para Chloe, era más como una hermana mayor
divertida que una figura de autoridad.
Unos meses después de reunirme con Graham en Playa Hermosa, me mudé
de mi apartamento en Brooklyn a su condominio. Mientras que me gustaba
tener mi propio espacio, no tenía sentido mantener el apartamento cuando
mi insaciable hombre insistía en que pasara cada noche en su cama. Así que
cedí y, honestamente, hizo la vida más fácil ya que ahora solo tenía que ir y
venir entre dos lugares… la casa de Chloe y la nuestra.
Cuando Graham entró en el restaurante, estaba moviéndose entre las mesas,
parecía nervioso.
—¡Lo lograste! —Sonreí.
—Maldito tráfico.
—Maldito es una palabrota, Galleta Graham —reprendió Chloe.
—Dame un poco de azúcar, Galletita de Azúcar —le dijo a Chloe mientras
inclinaba su mejilla para un beso.
Graham me dio un casto beso en los labios, luego se sentó. Estaba sudando
y pasó una servilleta por todo su rostro. Me miró y coloqué mi palma en su
rodilla.
—Te amo —articuló.
Frescas gotas de sudor se formaron en su frente. Después de que la
camarera le trajera agua y un menú, empezó a hacer jirones nerviosamente
una servilleta. Cuando empezó a hacer clic en su reloj de ida y vuelta, supe
que estaba a punto de hacerlo. Entonces, empezó a hablar.
—Así que, Chloe, hay algo de lo que necesito hablarte esta noche —dijo.
Chloe continuó sorbiendo su bebida mientras lo miraba inocentemente con
sus grandes ojos de gacela.
Continuó:
—Te he estado ocultando algo.
—¿Tomaste uno de mis juguetes de casa por error?
Él rió nerviosamente.
—No. Es sobre tu padre.
—¿Qué pasa con papi?
Graham inhaló lentamente, luego exhaló.
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—Tu padre, Liam… te quería muchísimo. Sé que perderlo fue duro.
Siempre será tu padre. Pero hay distintos tipos de padres. A veces, los niños
pueden tener más de uno. Como tu amiga Molly, por ejemplo. No tiene
madre, sino dos papás que están casados. Lo que intento decir es… en
realidad soy uno de tus padres también.
Ella estaba en silencio, entonces dijo:
—¿Estuviste casado con mi padre que murió? Mamá me dijo que tener dos
padres se llama ser gay.
—No. —Graham me miró y no pudimos evitar reír un poco. Continuó— :
Estuve con tu madre antes que él. Genevieve y yo te hicimos juntos. No lo
supe en el momento, sin embargo. Entonces, tu madre y tu padre, Liam, se
casaron. Liam se enamoró de ti y se convirtió en tu papá. Él creía que era tu
único papá. Descubrí que existías después de que Liam muriera. Cuando vi
tu rostro, supe que eras mía. Sé que es confuso, pequeña. —Puso una su
mano en la barbilla de ella—. ¿Ves lo mucho que nos parecemos? Eso es
porque eres mi hija.
Extendió su pequeña mano hacia el rostro de él y empezó a examinar sus
rasgos. Fue adorable cuando dijo:
—Siempre pensé que te conocía de alguna parte.
—Sí. Desde el momento en que nos conocimos, ¿verdad? Eso es porque
estamos conectados. —Graham sonrió.
—¿De verdad eres mi papá?
—Lo soy —susurró con voz temblorosa.
—Vaya. —Chloe se quedó quieta por un momento mientras lo procesaba
todo. Entonces, sin advertencia, saltó a sus brazos. Graham cerró sus ojos,
viéndose muy feliz y aliviado.
Simplemente me recosté y disfruté de la vista de ellos abrazándose con
fuerza. La reacción de Chloe confirmaba que habíamos tomado la decisión
correcta al decirle esta noche. Genevieve nos había dado problemas al
principio sobre ello. Quería estar aquí, pero Graham prometió sentarse con
las dos después de llevar a Chloe a casa más tarde.
Había una razón para el momento de esta conversación.
Cuando Graham me disparó una mirada inquisitiva sobre el hombro de
Chloe, asentí, dándole silenciosa aprobación para que le diera la otra parte
de las noticias.
—Entonces, Soraya y yo tenemos algo más que decirte. Sus ojos se
ampliaron con emoción.
—¿Me van a llevar a Disney World?
—No. —Se rió—. Pero iremos algún día, ¿de acuerdo? Intervine:
—¿Sabes que siempre dijiste que querías tener un hermano o hermana?
—Sí.
Graham colocó su brazo a mi alrededor.
—Bien… eso está a punto de suceder.i Soraya y yo vamos a tener un bebé.
t
Lo que significa que vas a ser una hermana mayor.
Al principio, Chloe no dijo nada, pero _ cuando empezó a saltar arriba y
5
abajo con alegría en su asiento, Graham y yo dejamos escapar un suspiro
2
colectivo de alivio. Ella salió de su asiento y se acercó a mí.
C
—¿Dónde está? E
—Está aquí. —Señalé a mi vientre mientras4 ella colocaba su mano sobre él.
—¿Va a salir con cabello rosa? F
Me reí. 1
—No. Pero averiguaremos cómo es él Fo ella en unos seis meses.
Empezó a hablarle a mi estómago. _
p
—¡Hola! Soy tu hermana. —Graham y yo nos miramos y sonreímos.
i
Cuando Chloe me miró, casi me perdí cuando dijo—: Gracias.
c
—De nada. Gracias por ser tan dulce0conmigo. —La verdad era que, si la
hija de Graham no me hubiera abierto 0 su corazón, no sabía lo que
podríamos haber durado. Su innata bondad B lo hizo posible.
La camarera vino y preguntó: F
—¿Está todo bien por aquí? .
Chloe exclamó orgullosamente: j
—Sí. Voy a ser una hermana mayor y tengo p dos papás. ¡Soy gay!
g
Claramente había malentendido lo que" Genevieve le había explicado sobre
los padres de su compañera, interpretando
c que significaba que cualquier
persona con dos padres era automáticamente
l gay. Tendríamos que
explicárselo más tarde. a
La camarera pensó que era adorable. s
Graham intervino: s
—Sabes, la palabra gay significa feliz.=
Chloe sonrió con su cabeza todavía en"mi estómago.
—Entonces, soy muy, muy gay. c
a
it_52CE4F1F_pic000F.jpg" l class="calibre1"/>
i
b
r
e
1
"
/
>
Epilog
Graham
Siete meses después…
Querida Ida,
Ha pasado un tiempo desde que te he escrito. Podrías recordarme como
Arrogante Trajeado, Célibe en Manhattan, Follado en Manhattan y
Cincuenta Sombras de Morgan. El mismo tipo. Bien, esta noche, estoy
feliz de decir que me he ganado un nuevo nombre: Cara de Caca en
Manhattan. Así es. Acabo de mirarme en el espejo del baño y he notado
que literalmente tengo una mierda sobre mi frente. No me preguntes
cómo llegó allí. ¿Sabes qué es lo divertido? Nunca he sido más feliz en
mi vida. Eso es verdad. ¡Este tipo con mierda en su rostro es
delirantemente feliz! Esa comprensión dio pie a este mensaje.
¿Recuerdas esa chica de boca inteligente que conocí en el tren… sobre
la que solía escribirte? Su nombre es Soraya. La embaracé. ¿Puedes
creerlo? Dio a luz a mi hijo hace un mes. La he atrapado para siempre
y ahora produciendo pequeños Morgan italianos de cabello oscuro.
Tengo un hijo, Ida. ¡Un hijo! Por consiguiente, la mierda en mi frente
ahora mismo. Seguramente es de cuando cambié su pañal hace un
ratito. Sí, la caca sigue ahí. No la he limpiado todavía porque… lo he
mencionado… ¿soy delirantemente feliz? No he dormido en seis días.
¡SEIS DÍAS, Ida!
Ni siquiera sabía que los humanos podían sobrevivir sin dormir, pero,
al parecer, ¡puedes! Soy la prueba. ¿Sabes por qué es todo bueno?
Porque soy DELIRANTEMENTE FELIZ. Sin dormir. Hay una cosa,
sin embargo, que mi vida se está perdiendo. Verás, Soraya no me deja
que la convierta en una mujer honesta. Cree que tiene que perder todo
su peso del bebé, caber en un elegante vestido blanco y caminar por un
pasillo. Nuestra cita está programada para seis meses desde ahora, pero
no puedo esperar otro día. Quiero que sea mi esposa. Sé que no
necesitamos un pedazo de papel para validar lo que tenemos, pero soy
egoísta. Lo quiero todo porque la amo muchísimo. Así que, mi pregunta
para ti es… ¿qué puedo hacer para convencerla de que se case conmigo
mañana?
—Cara de Caca en Manhattan.
Presioné enviar y el teléfono de Soraya sonó. Miré mientras leía el mensaje
que acababa de mandar, no a la cuenta de correo de Ida, sino directamente a
ella.
Estaba sentada a mi lado en la camai con sus enormes y hermosas tetas
t
colgando fuera mientras alimentaba a nuestro hijo, Lorenzo.
Chico afortunado. Está haciendo lo que _ me gustaría hacer ahora mismo.
5 teléfono por un rato antes de enviar.
Se rió para sí misma, luego tecleó en su
Mi teléfono vibró. 2
Querido Cara de Caca, C
E Insomne en Manhattan, porque
Tal vez un mejor nombre para ti sería
por lo que muestra tu disperso 4mensaje… estás tenso. Creo que
F feliz”, tu hijo manteniéndote
mientras que eres “delirantemente
despierto te está convirtiendo en parte1 zombi, parte tonto. Por cierto,
F mierda en su rostro, pero, por
nadie jamás ha lucido más sexy con
favor, límpiala. Eso dice que eres _oficialmente el mejor padre en el
mundo para nuestros hijos, Chloe py Lorenzo. Esa caca en tu frente
ahora mismo solo es otro ejemploi de eso. Nunca te he amado más.
Estoy empezando a darme cuenta dec que, si hacerlo legal significa tanto
0
para ti, entonces es lo mínimo que podría hacer para agradecerte. Digo
0
que mañana vayamos al ayuntamiento y me hagas una Morgan.
6
Siempre con amor, Señora Morgan en B Manhattan.
P.D. Tomaremos el tren. .
j
p
g
"
c
l
a
s
s
=
FIN.
Vi Keeland
Es autora bestseller del New York Times. Con más de un
millón de libros vendidos, sus títulos han aparecido en más de cincuenta
listas de Bestseller y actualmente están traducidos en doce idiomas. Vive en
Nueva York con su esposo y sus tres hijos, donde disfruta de su propio
felices para siempre con el niño que conoció a los seis años.
Es un ratón de biblioteca y se la puede ver leyendo su Kindle en los
semáforos, mientras le cortan el pelo, pasando el aspirador, caminando,
durante los eventos deportivos, y con frecuencia mientras pretende trabajar.
Es una aburrida abogada de día, y una emocionante autora de bestsellers,
por la noche.