Soporte Vital Avanzado en Combate Tactico España-1021-1035

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

Estrés de combate

Gestión del estrés en SVA en combate/operaciones militares

Introducción

Una de las varias definiciones comprensivas del estrés que incluye todos los
factores emocionales importantes es la de McGrath (1976), que considera al es-
trés como la interacción entre tres elementos: la demanda percibida, la capacidad
de afrontamiento percibida y la percepción de la importancia de ser capaz de
afrontar la demanda.

El estrés laboral es un problema reconocido entre los profesionales de la


salud, y a los médicos se les ha considerado personal de alto riesgo. Según algu-
nos autores uno de cada cinco médicos y según otros uno de cada tres médicos
padece alteraciones emocionales en algún momento de su trabajo, dependiendo
del nivel de morbilidad que se acepte y de su especialidad clínica. En soporte
vital avanzado las demandas del trabajo son muy exigentes (Morgan y Westmo-
reland, 2002) y el trabajo con personas en situación vital muy comprometida
es lo frecuente, de tal modo que un error puede ser letal. A pesar de conocerse
la situación, se educa al médico para estar siempre en «orden de revista», sin
tener en cuenta si puede estar afectado psíquicamente o no. No son infrecuentes
una serie de distorsiones cognitivas como «yo no voy a necesitar ayuda», «yo
puedo con todo», o «no solicites ayuda porque lo van a considerar un signo de
debilidad personal». Hay una presión constante para no «perder la cabeza», no
preocuparse por lo que sucede, no preocuparse por quién muere a tu alrededor
ni como te puede impactar. Se enseña o se aprende a mantener una distancia
emocional prudencial de la situación para ser lo más clínico y científico posible.
El médico en el cumplimiento de su misión no puede permitirse el lujo de tener
aquellas emociones que puedan interferir con su rendimiento, «te las guardas
para después y ya las resolverás». Ese después nunca llega, se trata de olvidar,
de no afrontarlo y el estrés acumulativo no respeta, llega el momento en el

1023
que el vaso se desborda y las estrategias de afrontamiento habituales no sirven.
Antes de llegar a este punto de fractura hay que tomar una serie de medidas
que ayuden a controlar los efectos continuados de la activación fisiológica y
emocional. De estos temas se va a tratar en este capítulo: El nivel de activación
fisiológica adecuada para realizar el trabajo de forma óptima y estar atentos
para prevenir el síndrome del quemado (burnout).

Si bien es cierto que se necesita estar activos para rendir, pero ¿cuál es el nivel
de activación adecuado para optimizar el rendimiento?

Comencemos admitiendo unas reglas:

• E xiste una clara relación entre el nivel de activación cerebral y la ejecución


conductual.
• Si el nivel de activación es bajo, la búsqueda de novedades es baja y la per-
sona acaba rindiendo poco.
• Si los niveles de activación son muy altos (como cuando se produce una
crisis de pánico), se produce una ruptura en la ejecución, que técnicamente
llamamos «bloqueo de la acción».
• En una situación de crisis el nivel de activación es muy alto y solo las per-
sonas muy preparadas y entrenadas ejecutan bien bajo estos niveles de acti-
vación. Exige y prepárate de la forma más realista para todos los escenarios
posibles en los que te puedas encontrar inmerso.

Activación y sistema nervioso autónomo

La característica clave que distingue el estrés de combate/operativo es la ac-


tivación de la rama simpática del sistema nervioso autónomo (SNA). El SNA se
activa cuando el cerebro percibe una amenaza para su supervivencia, producién-
dose como resultado una descarga inmediata de las hormonas del estrés. Esta
descarga prepara al organismo para la reacción de «lucha o huida» descrita por
Cannon (1932). La respuesta se caracteriza por el incremento de la presión arte-
rial y el flujo sanguíneo a nivel músculo esquelético, incrementándose la fuerza
y mejora de las habilidades motoras gruesas (correr o enfrentarse a un contrin-
cante), vasoconstricción de los pequeños vasos en las partes distales (que sirve
para reducir el sangrado de las heridas), dilatación pupilar, paralización de los
procesos digestivos, y temblor muscular.

La activación del SNA es automática y virtualmente incontrolable. Es un re-


flejo provocado por la percepción de una amenaza. Una vez que se inicia, el SNS
controlará todos los sistemas voluntarios e involuntarios hasta que la amenaza
percibida desaparece o se escapa de la situación, se deteriora la ejecución, o se
activa el sistema nervioso parasimpático para restablecer el equilibrio homeos-
tático.

1024
Al percibir la amenaza se ponen en marcha dos sistemas cerebrales:

• L
 a formación reticular (FR), que es la responsable de mantener alerta al
cerebro. Las entradas sensoriales estimulan la FR. La corteza se activa para
procesar la información. Se envía también hacia abajo, a nivel músculo-es-
quelético para mejorar la velocidad y la coordinación, se llega al nivel de
máxima ejecución.

(Fotos extraídas: www.virtual.unal.edu.co)

• E
 l sistema nervioso autónomo (SNA): Moviliza al cuerpo para que se adap-
te a las necesidades de la situación, estando más alerta o más relajado. Se
produce activación de la rama simpática para los estados de emergencia:
Aumento de la frecuencia cardiaca, de la frecuencia respiratoria para dispo-

Sistema Nervioso Autónomo. (Foto extraída: www.centrodealternativas.com)

1025
ner de mayor cantidad de oxígeno, del tono muscular para disponerse para
la acción, de la transpiración. En los estados de relajación se activa la rama
parasimpática: el descanso, hacer la digestión, etc.

Nivel de activación y rendimiento

Una vez activado, el SNA provoca cambios fisiológicos inmediatos, de los que
quizá el más llamativo y que podemos monitorizar de forma más sencilla es el
aumento de la frecuencia cardiaca. Esta frecuencia variará desde una media de 70
latidos por minuto a más de 200 en menos de un segundo.

Siddel (1995), investigó a oficiales de policía simulando situaciones conflictivas


y disparando con balas de pintura, pudo comprobar como la frecuencia cardiaca
se incrementaba hasta las 200 pulsaciones con picos de hasta 300 pulsaciones por
minuto. En estas simulaciones los policías sabían que su vida no corría peligro al-
guno, no resulta difícil imaginar que en situación de combate real estos parámetros
se pueden incrementar o mantenerse en el tiempo, y si el combatiente no dispone de
recursos para poder enfrentar la situación, puede devenir en una baja psiquiátrica.

En 1955 Hebb propuso la que denominó la «teoría del arousal óptimo» en la


que postula que hay un nivel de activación óptimo en el que se logran dos cosas:
por una parte se logra un nivel de sensaciones placenteras en las que el organismo
se encuentra bien y por otro lado el nivel de rendimiento personal también está
optimizado. En los niveles bajos de activación se produce lo que Hebb llamó
«el aburrimiento» y en los niveles altos se produciría la ansiedad que produciría
malestar personal e interferencias con el rendimiento, idea esta última que sería
contratada por Eysenk (1982), al comprobar que, en la realización de tareas dua-
les, la ansiedad no afecta a la tarea principal aunque sí a la secundaria y no en
todos los casos.

Curva de Hebb (1955). Nivel de activación y eficiencia conductual

1026
• Necesidad de activación: efectos de la deprivación sensorial.

En 1957 Heron publicó su Pathology of Boredom (Patología del Aburrimien-


to), y refiere en la descripción de su experimento que daba 20 dólares diarios a
cada sujeto experimental por permanecer en la cama, pero con deprivación de las
entradas sensoriales. En una habitación aislada, llevaban una máscara para tapar
los ojos, tapones para los oídos y las manos vendadas. Tenían acceso al agua y a
la comida bajo demanda y había pausas para ir al baño. Inicialmente los sujetos
experimentales se encontraban muy contentos por estar en el estudio, tumbados
en una cama sin hacer nada. Pronto fueron incapaces de concentrarse y la mente
comenzó a divagar, comenzaron a alucinar. Las conocidas como alucinaciones
por deprivación sensorial.

Un sujeto veía una procesión de ardillas portando bolsas, otro veía animales
prehistóricos paseando por la jungla, otro veía gafas bailando por la calle. Los
sujetos comenzaron a seguir las imágenes para aliviar el aburrimiento.

Como aplicación práctica de esta investigación se podría concluir que aque-


llos puestos de trabajo que tienen poca o escasa estimulación y con tareas muy
repetitivas y poco intelectuales conducen a la producción de errores y de acciden-
tes laborales.

• El otro extremo: La sobrecarga sensorial.

La sobrecarga sensorial produce déficit en el rendimiento. Se cuenta de forma


anecdótica que en la guerra civil americana, solo el 25% de los soldados recorda-
ba haber disparado sus mosquetones durante el combate. Al limpiar el campo de
batalla, algunos mosquetones tenían el peine con los 5 cartuchos, sin haber dispa-
rado un solo tiro durante el fragor de la batalla. Habían cargado los mosquetones
pero no habían disparado. En imágenes televisivas más recientes se ha podido
comprobar cómo los soldados de patrulla al ser sorprendidos en una emboscada
y producirse un alto nivel de activación, unos responden quedándose inmóviles y
otros abren fuego sin precisión alguna.

La mayoría de la gente disminuye, de forma significativa, su rendimiento en


situación de crisis. Únicamente los más preparados están entrenados para ges-
tionar las emergencias. Por eso son convenientes los simulacros para practicar.
Cuánto más parecidos a la realidad sean los escenarios, mejor.

Activación y nivel de atención

Los médicos y enfermeros en SVA también están entrenados para centrarse


en el problema principal, tienen menor probabilidad de distraerse en cosas menos
importantes.

1027
• Teoría de Easterbrook(1959): hipótesis de la restricción del campo atencional

Según esta hipótesis, la activación produce un estrechamiento del foco aten-


cional sobre un número cada vez menor de señales informativas de la tarea. Este
estrechamiento es selectivo, ya que la atención se focaliza en las señales relevan-
tes y tiende a desatender las irrelevantes. A medida que aumenta la activación
se producirá mayor rendimiento en la tarea central pero se excluirán las tareas
secundarias, si se continúa aumentando la activación acabará en detrimento de
actividad central. El nivel de activación dependerá de las demandas de las tareas.

Imagínese que está haciendo deporte corriendo por una urbanización, si el


nivel de activación es bajo saludará a los conocidos y respetará los cruces de ca-
lles. Repentinamente se escapa un doberman y sale corriendo detrás de usted. El
nivel de activación es altísimo, su atención está focalizada en el perro y en escapar,
ignora todos los estímulos que hay alrededor.

• Nivel óptimo de activación

En algún punto entre los dos extremos está el nivel óptimo. Niveles bajos de
activación, también está fuera del foco de atención. Nivel alto de activación, se
produce la visión de túnel.

Nivel de activación y foco atencional

• Efectos del estrés sobre los diferentes sistemas

o Sobre el sistema visual:

A aproximadamente 175 latidos por minuto una persona experimentará la


elevación de los párpados, y las pupilas se dilatarán «los ojos se ponen como pla-

1028
tos»; en ese momento se experimenta un estrechamiento del campo visual (lo que
se conoce como «visión de túnel»).

Se produce hipermetropía, con mal cálculo de la profundidad visual: para


resolver este problema es conveniente entrenar a los tiradores a apuntar con los
ojos abiertos (visión binocular), mejor que con ojo cerrado (visión monocular).

Efectos del nivel de activación medido en frecuencia cardiaca (l.p.m)

Efectos del nivel de activación medido en frecuencia cardiaca (l.p.m)

1029
Se reduce la campimetría en un 30%, enfocándose hacia un solo elemento hos-
til: entrenar en el escaneo ocular continuo (movimientos sacádicos) para detectar
más de un elemento hostil.

o Sobre el sistema auditivo:

A unos 145 latidos por minuto, la zona del cerebro que procesa la audición,
se desactiva. Por esto no es raro que personas digan: «No oí eso», «Oí voces pero
no podía entender lo que decían» o «Escuché algo» y «No oí ningún disparo».

o Sobre la memoria:

A 175 latidos por minuto, problemas para recordar: «Amnesia por Incidente
Crítico».

A más de 185 latidos por minuto, se produce un aumento de la hipervigilancia


y «lapso mental», que aumenta más la hipervigilancia y empeora la situación.

o Sobre los tiempos de reacción:

Hicks, en su ley (1952) establecía que el tiempo de latencia entre el estímulo


y la respuesta oscila alrededor de medio segundo, de tal modo que si entrena-
mos una segunda técnica, el cerebro pierde tiempo en la elección de la técnica a
ejecutar y se incrementa el doble el tiempo de reacción, pudiendo haber riesgo
vital.

Como mejorar el nivel de activación personal: modelo de zonas individuales de


funcionamiento óptimo (ZIFO)

Las conocidas como zonas individuales de funcionamiento óptimo (ZIFO),


en las que las características de personalidad, nivel de madurez, la ansiedad ras-
go, la ansiedad estado, las habilidades de afrontamiento, la complejidad de la
tarea y las habilidades, juegan un importante papel en la determinación de los
niveles de ejecución y de las zonas óptimas. Los niveles de estrés son personales
para cada individuo en función de las características reseñadas anteriormente y
por ende, la zona óptima de ejecución es diferente para cada persona.

La toma de decisiones en situaciones de presión depende de una serie de ca-


racterísticas:

• C
 aracterísticas de la decisión (número de decisiones necesarias, número de
decisiones alternativas, velocidad de las decisiones necesarias, secuencia de
decisiones requerida).

1030
• C
 aracterísticas de la percepción (número de estímulos necesarios, número de
estímulos presentes, duración de los estímulos, intensidad de los estímulos, y
claridad de los estímulos correctos entre los estímulos conflictivos).
• C
 aracterísticas motoras de la habilidad (número de acciones musculares ne-
cesarias para ejecutar la habilidad, la cantidad necesarias de acciones de
coordinación requeridas, precisión y estabilidad requeridas, y habilidades
motoras finas).

Si se entrena el nivel de funcionamiento óptimo se puede lograr mejorar el


rendimiento personal y aumentar el nivel de confianza en las habilidades propias,
el sentido de autoeficacia y la autoestima. ¿Cómo hacerlo?: mejorando la expe-
riencia a través del entrenamiento de situaciones dinámicas, utilizando técnicas
de visualización (la llamada imaginería mental) y si se observa que aumenta el ni-
vel de activación más allá de lo esperable, desactivarlo con técnicas de respiración
diafragmática. Sin embargo, la mejor técnica continúa siendo el entrenamiento,
estar preparados para aquello a lo que vamos a enfrentarnos y creer en lo que se
está haciendo. Es la mejor manera de evitar el burnout.

BURNOUT

Burnout es sinónimo de «estar quemado», de estrés laboral crónico y de desgaste


profesional y personal. El término fue introducido por Freudemberger en 1974.

En su acepción original, se consideraba como un estrés laboral e institucional


que se genera en aquellas profesiones que están en relación constante y directa
(relación de ayuda) con otras personas, especialmente cuando estas son proble-
máticas o tienen problemas. Actualmente el concepto se ha generalizado a todas
las profesiones (Robles, 2004).

Mount (1986) definía a la persona «quemada» como alguien que «pasa de


cuidar a la apatía, se encierra en sí mismo distanciándose, pasa de la franqueza a
la autoprotección, de la confianza a la sospecha, del entusiasmo a la desilusión e
incluso al cinismo, y de la autoestima a la desvalorización personal».

Durante los años 70 la doctora Maslach, se interesó por los procesos emocio-
nales ligados a distintas situaciones laborales. Tras la pertinente revisión biblio-
gráfica encontró que había dos conceptos relacionados con el tema:

• P
 reocupación distanciada (Lief y Fox, 1963), que se caracterizaba por el
comportamiento característico del personal médico que trataba al paciente
sin implicarse emocionalmente con él.
• D
 eshumanización defensiva (Zimbardo, 1970), como mecanismo de defensa
ante situaciones continuadas de demanda de ayuda, que lleva a un trato frío
y distante.

1031
Para Maslach y Jackson (1982), el burnout consiste en una respuesta del sujeto
ante:

• S ituación de estrés crónico.


• Trabajo en condiciones difíciles.
• En contacto directo con pacientes.

Y se caracteriza por:

• C
 ansancio emocional: consiste en la disminución y pérdida de recursos emo-
cionales propios; sensación de que uno ya no tiene nada que ofertar a los de-
más, de que ha tocado techo, por lo que se siente emocionalmente agotado,
la persona cansada emocionalmente utiliza expresiones tales como: estoy
«agobiado» y ya «no puedo más»; «estoy al límite», etc. Esta dimensión
mide el componente básico del estrés personal del sujeto.
• D
 espersonalización (deshumanización): consiste en el desarrollo de una ac-
titud negativa e insensible hacia las personas que tenemos que prestar asis-
tencia.
• F
 alta de realización personal: consiste en incapacidad para lograr las me-
tas propuestas, sintiéndose mal por ello. Esta dimensión mide la evaluación
personal que hace el sujeto de sí mismo.

1. Criterios diagnósticos

La CIE de la OMS en su 10ª revisión, en el capítulo XXI que hace referencia a


los «factores que afectan al estado de salud», incluye un código para el Burnout,
que es traducido como «agotamiento», dentro del apartado referido a «los pro-
blemas relacionados con el manejo de las dificultades de la vida» (Anexo, código
Z73.0).

• S e considera un trastorno adaptativo crónico, en asociación con las deman-


das psicosociales de trabajar directamente con personas.
• Se requieren al menos 6 meses de periodo desadaptativo, y puede ocasionar-
se tanto por un excesivo grado de exigencias como por escasez de recursos.
• El burnout resulta de una discrepancia entre los ideales individuales y la
realidad de la vida ocupacional diaria.

2. Modelo explicativo

Se han ofrecido muchas teorías para explicar cómo se desarrolla el burnout.


Una de ellas explica que el burnout comienza cuando un individuo que es extre-
madamente comprometido con un trabajo insatisfactorio, aumenta el número de
horas trabajadas en base a intentar conseguir el alto nivel de expectativas mante-
nidas por otros, o más probablemente por el mismo individuo.

1032
A la par que aumenta el número de horas trabajadas, la exposición a los es-
tresores laborales aumenta, se van consumiendo las energías adaptativas de la
persona y como consecuencia disminuye su eficiencia laboral. La respuesta de la
persona a los sentimientos de improductividad consiste en trabajar más, lo que
incrementa la exposición a los estresaros laborales y acaba consumiendo toda la
energía de la persona, dejando las «baterías» descargadas. La autoperpetuación
de este ciclo tiene una alta probabilidad de acabar en burnout a menos que el in-
dividuo ponga en marcha los mecanismos para recuperarse.

Cuando el burnout se desarrolla, no es consecuencia del incremento repentino


de los estresores laborales, sino consecuencia de la incapacidad del individuo de
afrontar con los estresores laborales crónicos que le han ido erosionando paula-
tinamente.

Se puede expresar de una forma más gráfica. Cuando cualquier profesional,


una vez finalizada su formación accede a su primer puesto de responsabilidad con
los pacientes puede acontecerle el pasar por las fases que se describen a continua-
ción (Robles, 2004):

• F
 ase I: Esta fase se caracteriza por una gran ilusión, grandes expectativas
con respecto al trabajo y no delimitación de roles. Se empieza a introducir la
desilusión debido a desajuste entre expectativas y su actuación profesional.
• F
 ase II: Se produce frustración debido a las excesivas exigencias y por las
expectativas no cumplidas. En esta fase el profesional, realiza un análisis de
su situación personal que conlleva a realizar:

o Un ajuste adecuado, caracterizado por:

– Esfuerzo y desarrollo.
– Diseño del cambio de la situación inicial con flexibilidad emocional.
– Realización de otras actividades.

o O bien un ajuste inadecuado, que se caracteriza por:

– Negación de la situación.
– Mantenimiento de planteamientos que conducirían al agotamiento.

• F
 ase III: Si el profesional no supera la Fase II pasa finalmente a esta otra en
la que se produce:

o Evitación de los pacientes.


o Evitación activa/pasiva de las tareas asignadas.
o Evitación de nuevas metas profesionales.
o Irritación con los compañeros y la subsiguiente culpabilización.

1033
o Inicio del absentismo laboral.
o Desinterés.
o Pérdida de la autoestima personal y profesional.
o Ocultación de todo lo anterior para mantener el puesto de trabajo.
o Deseos de ascender, para abandonar el actual puesto de trabajo y ser re-
compensado por su gran esfuerzo.

3. Clínica

Se produce por inadaptación laboral y se manifiesta por:

• d esmotivación
• disminución de rendimientos
• vivencias de baja realización, ineficacia e insuficiencia.

Los síntomas primarios que se observan son:

• irritabilidad
• cansancio, astenia
• alteraciones conductuales.

Y los síntomas asociados:

• S íntomas psicosomáticos de aparición temprana, entre los que se incluyen


quejas de fatiga crónica, cefaleas, úlcera u otros trastornos digestivos, pér-
dida de peso, etc.
• Síntomas y signos conductuales: absentismo laboral, abuso de alcohol, fár-
macos u otras drogas, comportamientos de alto riesgo, conflictos familiares,
etc.
• Síntomas y signos emocionales: distanciamiento afectivo, irritabilidad, baja
autoestima, dificultades de concentración, recelos, ideas de suicidio.
• Signos defensivos: negación de las emociones, atención selectiva, ironía, ra-
cionalización, desplazamiento de afectos.

4. Flame Out

Antes de utilizarse el término burnout en Estados Unidos (Schwab, 1986) se


utilizaba el concepto de «Flame Out» para referirse a las diferentes alteraciones
que sufrían los trabajadores en sus empleos.

Este síndrome se caracterizaba por:

• F atiga intensa, frecuentemente asociada con hiperactividad.


• Sentimientos de tristeza, desánimo, depresión, culpa, remordimiento, des-
esperanza, etc.
• No admitir que se está exhausto y negar la pérdida de eficiencia.

1034
• P erder la objetividad.
• Síntomas físicos de cansancio: fatiga, dolor de cabeza, dolores de espalda,
úlcera de estómago (la conocida úlcera por estrés).

5. Normas de prevención

Son unas normas sencillas, que por sabidas son ignoradas. Cuídate a ti mismo
para poder cuidar de los demás.

•  vita la soledad.
E
• Intenta modificar las situaciones altamente estresantes.
• Disminuye tu ritmo de vida.
• Aprende a decir «no».
• Aprende a delegar obligaciones.
• Intenta estar en paz contigo mismo.
• Cultiva el sentido del humor.
• Cuida tu salud.
• Revalúa tu escala de valores.
• No te comprometas en actividades que te superen.
• Organiza tu tiempo libre y disfrútalo.

Bibliografía

CANNON Walter B. (1932). The wisdom of the body, 2nd Edition, 1939, Norton
Pubs, New York.
CIE 10. Décima Revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades,
(1982). Trastornos Mentales y del Comportamiento. Descripciones Clínicas y
Pautas para el Diagnóstico. Meditor. Madrid.
EASTERBROOK J. A. «The effect of emotion on cue utilization and the organi-
zation of behavior». Psychological Review, 66, 1959. 183-201.
EYSENCK M. W. Attention and Arousal. Cognition and Performance. New York:
Springer 1982 (Trad. cast.: Atención y Activación. Cognición y Realización.
Barcelona: Herder, 1985).
FREUDENBERGER M. «Staff Burn-out». J Soc Issues, 1974. 30:159-166.
HEBB D. O. «Drives and the C.N.S. (Conceptual Nervous System)». Psychologi-
cal Review, 62, 1955. 243-254.
HERON W. «The pathology of boredom». Sci. Amer, 196, 1957, 52-56.
HICK W. E. «On the rate of gain of information». The Quarterly Journal of Ex-
perimental Psychology, 4, 1952, 11–26.
LIEF HI., Fox RC. «The medical students training for detached concern». En
Lief HI., Lief VF., Lief NR. (Eds.) The psychological basis of medical practice:
Harper and Row, 1963.
MASLACH C. «Burned out. Hum behavior», 1976; 59: 16-22.

1035

También podría gustarte