Paquete Tecnológico - Maíz-Soya.2012

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Modelo productivo para el cultivo de

Maíz y soya en la Altillanura


colombiana
(Paquete Tecnológico)

Compiladores:
Samuel Caicedo G.1; Luis Fernando Campuzano2; Andrés Camilo Hernández 3;
Herbintoy Alfonso4; Tatiana Paola Olarte5, Sandra Xiomara Pulido C6; César Augusto
Jaramillo Salazar7.

C. I. Tibaitatá

2012

1
I.A. M.Sc. Investigador
2
I.A. Ph.D. Investigador
3
I.A. Asistente de investigación
4
I.A. Asistente de investigación.
5
Economista. Asistente de investigación.
6
I.A. M.Sc. Investigadora –
7
MVZ. M.Sc. Investigador -
TABLA DE CONTENIDO

1. Maíz y soya: contexto internacional 3


2. El maíz y la soya en Colombia 4
3. Potencial del maíz y de la soya en la Altillanura, como despensa de materias
primas para la agroindustria 5
4. Sistema de producción rotación maíz-soya 7
Preparación del terreno 8
Labranza mínima o reducida 10
La labranza cero o siembra directa 11
5. Materiales: variedades o híbridos por sembrar 11
Caso soya 13
Caso maíz 15

Rotación de cultivos y épocas de siembra 16

Épocas de siembra 20
Métodos y densidad de siembra 22
6. Fertilización 23
Efecto de la inoculación en soya 25

7. Control de malezas 28
8. Manejo y control de plagas 28
9. Manejo de enfermedades en soya 30

10. Cosecha 31
Bibliografía 34

2
1. Maíz y soya: contexto internacional

El maíz y la soya, al igual que otros cereales y tuberosas como la yuca, además de
integrar la dieta de la alimentación humana se utilizan como materias primas en la
elaboración de alimentos balanceados para animales, en particular aves y cerdos.

El principal productor de maíz es Estados Unidos, que consume casi el 86% de su


producción y solo exporta el 14% restante. Esto significa que gran parte de la
cosecha se transa dentro de su propio país, de manera que los precios
internacionales del grano se determinan allí. La demanda mundial de maíz pasó de
199 millones de toneladas en 1960/1961 a 805 millones de toneladas en 2009/10,
crecimiento equivalente a 2,83% promedio anual.
Los países que registraron la mayor demanda en el último año (2009/10) fueron
Estados Unidos (34,75%), China (19,75%), los miembros de la Unión Europea
(7,45%), Brasil (5,77%) y México (3,82%). Aunque los mayores incrementos anuales
se han presentado en Vietnam (13,73%) y Corea del Sur (11,33%), es en Estados
Unidos y China donde la demanda ha mantenido tasas de crecimiento sostenido
desde 1960 (2,38 y 4,65% en promedio anual, respectivamente).

Por su parte, la soya, debido a su gran valor proteico, entre 36 y 42%, es un


componente fundamental en la agricultura moderna para la producción de alimentos
concentrados de alto uso en avicultura y porcicultura. Es un cultivo mecanizable, que
ofrece una posibilidad viable para la producción racional y sostenida con base en la
rotación de cultivos, lo cual garantiza la conservación y el mejoramiento del potencial
productivo del suelo.

Los principales países productores de la oleaginosa son Estados Unidos, Brasil,


Argentina y Paraguay. En 2009, Estados Unidos exportó el 43% de su producción,
Brasil el 39, Argentina el 13 y Paraguay el 74. La demanda mundial por ella mantuvo
una tendencia creciente durante el periodo 1964-2010, de 30 millones de toneladas
en 1964 a 236 millones de toneladas en 2010. Los mayores crecimientos se
presentaron en India, que pasó de demandar 12.000 toneladas en 1964 a 7,7
millones de toneladas en 2010, y Turquía, que pasó de 4.000 a 1,3 millones de
toneladas en el mismo periodo.

Los países con mayor participación en la demanda mundial de soya 1964/1965


fueron Estados Unidos (47,87%), China (24,37%) y Japón (6,74%). Si estos
resultados se comparan con las participaciones por el mismo concepto en el año

3
2009/2010, se encuentra que nuevos jugadores han entrado al mercado de la soya:
Argentina (16,14%), Brasil (14,62%), la Unión Europea (5,84%) e India (3,29%).
Argentina y Brasil no solo se han constituido en países demandantes sino también en
importantes productores de soya en el mundo

El incremento de la demanda mundial de maíz y soya desde 1961 ha ido de la mano


con aumentos de la producción. En el caso del maíz, la mayor producción se debe
principalmente a mejoras en los rendimientos, que se han más que duplicado, y en
menor medida al aumento del 50% registrado en el área cosechada. En la soya se
explican por los mayores rendimientos de los cultivos, que también se han más que
doblado, y por la mayor área cosechada, que se ha cuadruplicado.

Se espera que la demanda mundial de maíz y soya continúe creciendo a tasas


dinámicas. Según proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos
(USDA, por su sigla en inglés), el consumo mundial de maíz pasará de 803,2 millones
de toneladas en 2009/10 a 939,7 millones en 2019/20. Esta demanda provendrá
especialmente de China, que pasará de consumir 159 millones a 201,4 millones de
toneladas; Brasil crecerá de 45,5 a 52,5 millones, e India lo hará de 17,4 a 22,9
millones.

Asimismo, se espera que el consumo mundial de soya se incremente de 235,2


millones de toneladas en 2009/10 a 290,2 millones en 2019/20. Especialmente
responderán por él China, que pasará de 54,6 a 77,3 millones de toneladas; Brasil,
de 9,3 a 12,7 millones; e India, de 34,7 a 42,3 millones.

2. El maíz y la soya en Colombia


Entre los años 2010 y 2011 el área cosechada de maíz aumentó alrededor de 9%, de
231.037 a 252.151 hectáreas; en ese periodo mantuvo su participación en el total del
área cosechada en el país alrededor del 17%. Por su parte, la ocupación aumentó en
cerca de 20.000 empleos directos en el periodo mencionado, debido principalmente
al aumento de las áreas tecnificadas, principalmente en café, y de las siembras en la
Altillanura (Fenalce, 2011).

Las importaciones de maíz amarillo aumentaron de 1,7 millones de toneladas en


2001 a 3,6 millones en 2011. Colombia se considera como un importador neto,
condición que no ha variado sustancialmente. Los principales proveedores de maíz
amarillo para Colombia son Estados Unidos (77%), Argentina (20%) y Ecuador (3%).
El alto porcentaje de importación proveniente de Estados Unidos se entiende en

4
buena medida por la diferencia del costo unitario por tonelada del importado frente al
producido en el país; mientras en ese país fue de 96 dólares, en Colombia osciló
entre 114 en Córdoba, y 140 en la sabana nativa del Meta (Observatorio
Agrocadenas, 2004). No obstante, la situación actual demuestra la necesidad de un
fuerte viraje que conduzca a reducir gradualmente las importaciones y sustituirlas por
la producción nacional, fomentando el cultivo en áreas con mayor competitividad.
Esta proyección se asocia directamente al cambio abrupto del precio internacional
como consecuencia de la utilización en Estados Unidos de casi el 20% para la
producción de etanol.

Si bien el país había venido registrando una mejora en su producción interna de


maíz, que entre 2000 y 2005 creció 55% (de 1,2 a 1,9 millones de toneladas), para el
periodo comprendido entre 2006 y 2010 la misma disminuyó de 1.473.027 a
1.268.764 toneladas, al tiempo que las importaciones aumentaron 28,5%, lo que
configura un déficit permanente en la balanza comercial. En igual periodo el consumo
aparente creció 39,5%, es decir, más de 1 millón de toneladas (de 3 a 4,2 millones)
(Agrocadenas, 2006; Fenalce, 2011). Se estima que el 65% del volumen de consumo
aparente de maíz amarillo tiene como fin la producción de alimentos balanceados.

3. Potencial del maíz y de la soya en la Altillanura, como despensa


de materias primas para la agroindustria
La búsqueda de la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de la cadena
avícola y porcícola en el país son un imperativo en los tiempos de globalización de
los mercados. Según Fenavi (2006), por sus particularidades y la extensión de su
cadena, la industria avícola ofrece posibilidades interesantes para desarrollar un
esquema de "clusters", con el propósito de reubicar las fuentes de producción,
procesamiento, aprovechamiento y acceso a los mercados (internos y de
exportación). Se trata de cohesionar los diferentes agentes económicos y sociales
relacionados con esa actividad, para permitir el manejo de economías de escala en
los diferentes procesos.

Uno de estos "clusters" se localizaría en la Altillanura plana de la Orinoquía, en


donde es posible producir maíz y soya con costos inferiores a los de introducción del
bien importado (Fenavi, 2006) (Figuras 1 y 2).

5
Figura 1. Cultivo de soya en la Altillanura

Figura 2. Cultivo de maíz en la Altillanura

Los bajos precios de la tierra y la abundante disponibilidad de agua lluvia


(especialmente en el primer semestre) contribuyen a lograr una producción de maíz
sin aplicar riego, y a reducir los costos de producción de la tonelada de grano. Este
programa se asocia con la necesidad de desarrollar acciones conjuntas entre el
Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR), la Corporación Colombiana de
Investigación Agropecuaria (Corpoica), la Federación Nacional de Cultivadores de
Cereales y Leguminosas (Fenalce), el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz
y Trigo (Cymmit), Coagro, gremios y eslabones de la cadena avícola-porcícola, para
continuar generando las tecnologías apropiadas (en este caso el componente
genético), que faciliten el desarrollo del cluster proyectado.

6
El cultivo del maíz en Colombia posee condiciones favorables para su expansión,
debido principalmente al precio internacional asociado a la reducción de los
volúmenes excedentes exportables de Estados Unidos, donde se tiene proyectado
utilizar el grano como principal fuente de biomasa para los procesos de producción
de etanol como biocombustible. El precio internacional actual de 250 dólares, que
tiende a llegar en el futuro cercano a los 252 dólares, representa para Colombia
condiciones de competitividad, pues los precios actuales del producto nacional
oscilan entre 200 y 300 dólares en las dos regiones de mayor competitividad (Caribe
húmedo y Altillanura).

En este contexto, la Altillanura plana colombiana presenta, según los diferentes


actores de la cadena, las mejores ventajas comparativas como efecto principalmente
del costo de la tierra y la disponibilidad de un excelente régimen hídrico para la
producción. De hecho, entre los años 2005 y 2006 el costo de producción por
tonelada en esta región se estimó en 125 dólares, con tendencia a reducirse hasta
110 dólares.

Es menester entonces, continuar con el proceso de la revolución tecnológica


realizada por Corpoica, Fenalce y Cimmyt, con miras a generar tecnologías
apropiadas para convertir sabanas nativas en sabanas productivas con materiales
genéticos colonizadores como el H-108 y el H-111. Los mismos son tolerantes a
aluminio y bajos contenidos de fósforo, que han representado en un periodo
relativamente corto la incorporación de más de 5.000 hectáreas en un sistema de
producción maíz-soya.

4. Sistema de producción rotación maíz-soya


Una de las principales problemáticas de la producción de soya es la utilización de
una sola variedad, la soyica P-34 (95% del área del país) (Valencia et al., 2006),
posicionada por más de diez años en el mercado nacional por su alto potencial en
producción de grano en suelos de mediana a alta fertilidad.

Es de resaltar que los sistemas productivos monovarietales son de alto riesgo por su
vulnerabilidad a factores bióticos y abióticos adversos, como es el caso de la
mencionada soyica P-34, que a pesar de ser una variedad susceptible al aluminio del
suelo se siembra a gran escala en la Altillanura colombiana, como consecuencia de
la falta de disponibilidad de semillas de variedades adaptadas.

7
La utilización de variedades de soya de baja adaptación en zonas productoras o
potenciales y no compatibles con los sistemas de rotación predominantes en cada
región, ha contribuido a la reducción significativa de los beneficios económicos del
sistema productivo y de las áreas de siembra. Esta situación se puede acentuar con
los tratados de libre comercio en los que la apertura y globalización de los mercados
exige altos niveles de competitividad. La tasa de cambio y los altos costos de
producción interna son factores económicos que contribuyen ostensiblemente a la
importación de soya de países como Estados Unidos (soya subsidiada), Brasil,
Argentina, Paraguay y Bolivia, donde prevalece la economía de escala.

Con base en esta necesidad, Corpoica ha desarrollado variedades adaptadas a las


condiciones de la Altillanura plana, como también para los suelos mejorados de
piedemonte y Altillanura. Entre ellas se encuentra la variedad Corpoica Superior 6,
que es precoz con adaptación a los suelos mejorados de esa geografía; y la variedad
Corpoica Sabana 7 con adaptación a los suelos ácidos de la Altillanura plana.

El sistema de rotación de cultivos permite mejorar la fertilidad en el suelo y facilita el


manejo de malezas, plagas y enfermedades, los cuales en un sistema de
monocultivo tienen una alta participación en los costos de producción y terminan
siendo limitantes en la producción de los cultivos de maíz y de soya. La estrategia de
rotación de cultivos de tipo leguminosa (soya) y gramínea (maíz) posibilita mejorar la
capacidad productiva de los suelos, mediante la incorporación de nitrógeno fijado y
aportados a ellos gracias a la actividad simbiótica de la soya; aumentar su contenido
de materia orgánica mediante la incorporación de los residuos de cosecha; y crear un
medio propicio para el desarrollo de microorganismos benéficos, como es el caso de
las bacterias fijadoras de nitrógeno (Rizobium), y las promotoras de crecimiento
vegetal (Azospirillum y Azotobacter).

De acuerdo con lo anterior, la producción de materia prima para alimentos


balanceados en la Altillanura es una alternativa que puede llegar a ser competitiva en
los mercados internacionales, si se ejecuta de manera sostenible.

Preparación del terreno

Los suelos de la Orinoquía presentan limitaciones químicas, físicas y biológicas para


el buen crecimiento y desarrollo de las raíces de los cultivos; por tanto, es necesario
realizar prácticas adecuadas de manejo y conservación para conducirlos
gradualmente hacia modelos de producción competitivos y sostenibles.

8
En el establecimiento de sistemas de producción agrícolas en esa región es
importante el concepto de la “construcción de suelo” mediante un manejo apropiado
que evite su degradación; lo que implica el mejoramiento integral y la corrección de
problemas edafológicos intrínsecos antes de poder implantar sistemas
conservacionistas como la siembra directa.

En sabana nativa se recomienda hacer la


preparación temprana del suelo entre
octubre y noviembre. Consiste en realizar un
pase de rastra seguido por la aplicación de
las enmiendas o correctivos (teniendo en
cuenta llevar el suelo a una saturación de
bases aproximadamente al

50%), seguido de un pase de cincel rígido


(figura 3). Las cales dolomitas necesitan de
Figura 3. Preparación del suelo con arado de cincel
un periodo mínimo de 30 días de suelo
húmedo para su apropiada reacción. En suelos de la Altillanura plana donde se va
sembrar por primera vez, se requieren entre 2 y 3 toneladas de cal dolomita, cantidad
que va disminuyendo en las siguientes siembras.

Figura 4. Incorporación de correctivos al suelo

9
Se debe aplicar la cal con encaladora, incorporarla con el pase de rastra o arado de
cincel rígido, procurando profundizar preferiblemente hasta los primeros 20 cm desde
la superficie (figura 4). En zonas de sabana, con uno o dos años de rotación de
cultivos, se recomienda verificar que el suelo cumpla con la saturación de bases
requerida por el cultivo.
Los sistemas de labranza de conservación disminuyen la intensidad del sobrelaboreo
del suelo, y de esa manera se reducen los costos de producción, se evita la erosión y
se favorece la conservación de las propiedades químicas, físicas y biológicas del
suelo, haciendo más competitiva y sostenible la producción de cultivos anuales.

Labranza mínima o reducida

Es correctiva y se recomienda para las condiciones de piedemonte o Altillanura, con


el fin de mejorar las condiciones físicas que limitan el buen desarrollo de las raíces
de los cultivos (figura 5). En este tipo de labranza se deben disminuir los pases de
preparación máximo a tres labores, incluyendo la desbrozada o guadañada de la
soca; se recomienda el uso de cinceles vibratorios de 0-20 cm de profundidad y
rígidos mayores de 30 cm, según los niveles de compactación que tenga el suelo.
Estas labores se deben realizar en suelos con contenido de humedad a capacidad de
campo. En los que presenten problemas de degradación y compactación, es
indispensable el uso de cinceles y abonos verdes, hasta la recuperación total.

 Reducción en el número de pases.

 Dejar mínimo 30% de los residuos


de cosecha.

 Menores pérdidas de M. O y
emisión de CO2.

 Menor pérdida de suelo (erosión).

 Reducción de costos.

Figura 5. Tipos de implementos de labranza vertical utilizados en la labranza mínima


o reducida.

10
La labranza cero o siembra directa

Consiste en sembrar un cultivo sobre el rastrojo de un cultivo anterior, sin una gran
remoción de ese suelo (figura 6). Pero la siembra directa es mucho más que eso: es
una tecnología conservacionista. Básicamente apunta a preservar los componentes
más importantes de los recursos naturales, como son el suelo y los nutrientes
requeridos por las plantas; estos últimos, asociados a moléculas orgánicas, son
liberados o mineralizados a la solución del suelo, y se tornan disponibles mediante
procesos que requieren la participación de agentes descomponedores presentes en
este, como es la microbiota.

Figura 6. Siembra directa de soya en la Altillanura plana colombiana

El componente biótico del suelo realiza actividades vitales para el mantenimiento y


supervivencia de las comunidades vegetales y animales, como la descomposición de
la materia orgánica, la producción de humus, el ciclaje de nutrientes y energía, la
fijación de nitrógeno atmosférico, la producción de compuestos complejos que
promueven la agregación del suelo, la descomposición de los residuos de cosecha, y
el control de plagas y enfermedades.

La mayoría de los suelos sometidos a la agricultura intensiva reducen su nivel de


materia orgánica por mecanismos de exposición de las fracciones al ataque
microbiano, debido al tipo de labranza y también a la pérdida de las capas
superficiales por la escorrentía, que arrastra grandes cantidades de humus.

11
El nuevo reto está basado en no remover el suelo, y poner mayor énfasis en los
procesos biológicos orientados a aumentar y mantener su productividad. Bajo este
enfoque, el sistema de labranza cero o siembra directa requiere condiciones edáficas
(físicas, químicas y biológicas) óptimas de la capa productiva para la no labranza, lo
que permitirá un excelente crecimiento radicular y, por ende, buenos rendimientos de
grano.

Este sistema involucra la rotación de cultivos y el mantenimiento de coberturas


vegetales y su desecación previa (figura 7). Con estas consideraciones, es posible
obtener una cosecha con altos beneficios económicos y ambientales.

Figura 7. Siembra del nuevo cultivo sobre la soca del cultivo anterior.

12
5. Materiales: variedades o híbridos por sembrar

Caso soya

Figura 8. Panorámica cultivo de soya en la Altillanura.

Corpoica desarrolló la variedad de soya Corpoica superior 6, con adaptación a los


suelos de vega del piedemonte llanero y a suelos intervenidos o mejorados de la
Altillanura plana, donde se pretende introducir variabilidad genética, asegurar una
producción sostenible e incrementar los beneficios socioeconómicos; es una
excelente alternativa de rotación de cultivos en sistemas integrados de producción
(figura 8).
Entre las características de la variedad de soya Corpoica superior 6 (figura 9)
resaltan su precocidad (de 10 a 15 días más precoz que otras variedades) y el bajo
peso de su semilla (100 semillas pesan alrededor de 14 gramos); esto último se debe
a que tarda más en florecer que otras variedades y su maduración es precoz, por
tanto reduce su periodo de llenado. Ello la convierte en una excelente alternativa
para la siembra, puesto que como se requiere menos cantidad de semilla por
hectárea, en términos económicos representa un menor costo.
Por otra parte, la variedad de soya Corpoica sabana 7 fue desarrollada por Corpoica
en el Centro de Investigaciones La Libertad, como alternativa genética para la
Orinoquía colombiana, con adaptación a oxisoles de la altillanura (saturación de
bases entre 40 y 60%), y altitudes entre 300 y 1.200 msnm. Corpoica sabana 7 fue
avalada por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) en suelos de la Altillanura y
suelos de terraza alta del piedemonte llanero (figura 10).

13
Figura 9. Variedad de soya Corpoica superior 6.

Figura 10. Variedad de soya Corpoica sabana 7.

El rendimiento de grano en oxisoles de la Altillanura y terrazas altas superó a la


variedad tradicional en 21,7%. Cuando la saturación de bases fue del 25,7% y en
saturaciones de bases entre 40 y 60%, la diferencia en rendimiento fue 6,2 y 18,1%;
en los oxisoles de la Orinoquía y particularmente cuando la saturación de bases está
entre 40 y 60%, arroja rendimientos promedio entre 2,38 y 2,65 t/ha; vale mencionar
que el mayor potencial en producción de grano por unidad alcanzado
experimentalmente fue de 3,2 t/ha.

14
Caso maíz
Como resultado del trabajo cooperativo entre el Cimmyt y Corpoica, entre 2000 y
2001 fueron liberados dos híbridos de maíz amarillo: Corpoica H-108 y Corpoica
altillanura H-111, respectivamente, adaptados a las condiciones de suelos ácidos y
con un alto potencial de producción.

Corpoica H-108. Es el primer híbrido triple de maíz en Colombia para suelos ácidos
de la Altillanura plana (Figura 11). Fue desarrollado a partir de tres poblaciones de
maíz del programa suramericano del Cimmyt. El germoplasma derivado de estas
poblaciones fue seleccionado por su tolerancia a suelos ácidos con alta toxicidad de
aluminio, y por su eficiencia en la capacidad de utilizar los bajos niveles de fósforo
disponibles.

Al sembrar por primera vez en sabanas no intervenidas se recomiendan los híbridos


de maíz amarillo Corpoica altillanura H-111 y Corpoica H-108; para lotes intervenidos
o mejorados se pueden utilizar los híbridos comerciales que sean aptos para la
región. Es necesario verificar que la semilla sea de un solo tamaño.

Figura 11. Características del híbrido de maíz H 108.

El híbrido de maíz Corpoica H-108 tolera hasta el 60% de saturación de aluminio,


con requerimientos de fósforo superiores a 6 partes por millón (ppm). En lotes
comerciales el rendimiento de grano observado se encuentra entre 3.800 y 5.700
kilogramos por hectárea, dependiendo del grado de saturación de aluminio. En

15
general, las mayores producciones se han presentado en suelos en donde se han
mejorado las propiedades físicas, químicas y biológicas, mediante la rotación de
cultivos y el manejo eficiente del recurso suelo.

Corpoica H-111. El híbrido de maíz Corpoica altillanura H-111 fue liberado en el año
2001 como un componente importante en los esquemas productivos de la Altillanura,
en la rotación de cultivos (maíz-soya) en los sistemas agroforestales como el caucho
intercalado con cultivos anuales, y en el uso como forraje para el mejoramiento de la
nutrición en la producción pecuaria (figura 12); además es tolerante a enfermedades
foliares como Phyllachora maydis, Helminthosporium maydis y H. Turcicum, Puccinia
polysora y Phaeosphaeria maydis.

Figura 12. Característica del híbrido de maíz H 111.


El híbrido de maíz Corpoica altillanura H-111 tolera hasta el 60% de saturación de
aluminio, con requerimientos de fósforo superiores a 6 pm. En lotes experimentales
el rendimiento de grano observado se encuentra entre 3.800 y 4.900 kg/ha,
dependiendo del grado de saturación de bases intercambiables.

Rotación de cultivos y épocas de siembra


En los sistemas productivos de la Altillanura se hace rotación de dos cultivos al año,
en arreglos como soya/maíz (figura 13), maíz/soya, arroz/soya. Para estos sistemas
la variedad de soya Corpoica superior 6 ha presentado excelente comportamiento
agronómico en el segundo semestre en suelos de vega, y en los dos semestres del
año en condiciones de la Altillanura; para el primer semestre es recomendable el
híbrido de maíz Corpoica H 108. Mediante el sistema de rotación soya/maíz en la

16
Altillanura plana se busca lograr la mayor expresión genética de los materiales y
maximizar los beneficios económicos.
En el primer semestre, los genotipos de ciclo corto o medio y hábito de crecimiento
determinado, siempre y cuando sean sembrados en la época adecuada, constituyen
la mejor oferta varietal para la obtención de altos rendimientos. Los materiales de
crecimiento tardío y hábito indeterminado son afectados por los excesos de
humedad, que conllevan a retención de las hojas. Sin embargo, con variedades
precoces esta fecha se puede ampliar unos días más, e inclusive se pueden realizar
siembras en días posteriores; de esta manera las precipitaciones en las etapas
iniciales suplirían los requerimientos hídricos para la germinación y favorecerían la
asociación con la bacteria fijadora de nitrógeno Bradyrizobium japonicum, en el caso
de la soya.
En el segundo semestre, la siembra del maíz se efectúa desde inicio del mes de
agosto bajo el sistema de siembra directa, y su cosecha se realiza a partir del mes de
diciembre, que corresponde a la época de verano.
ESQUEMA PROPUESTO EN SISTEMAS DE ROTACIÓN DE SOYA-MAÍZ CON
LA VARIEDAD CORPOICA SUPERIOR 6 PARA LA ALTILLANURA
400,0

350,0

300,0

250,0
mm

200,0

SEMESTRE A SEMESTRE B
150,0

100,0

50,0 SOYA
Corpoica Superior 6 MAÍZ
95 días 120 días
0,0
Sep
Sep
Sep
Mar

May
May
May

Oct
Oct
Oct
Jul 15
Jul 25
Ene

Feb

Jun
Jun
Jun
Jul

Ago 05

Ago
Ago 15

Nov
Nov
Nov
Abr 15
Abr 25

Dic 05
Dic 15

Siembra Cosecha Precipitación Evaporación

Figura 13. Esquema recomendado para el establecimiento de sistemas de rotación soya/maíz


en la Altillanura plana

Al igual que la rotación soya/maíz, la variedad de soya Corpoica superior 6 puede ser
utilizada en la rotación del sistema arroz-soya; las variedades de arroz precoces (90-
115 días) se complementan muy bien en este sistema rotacional (figura 14).

17
Figura 14. Característica del híbrido de maíz H 111.

En el primer semestre se inicia con siembra de arroz en la segunda quincena de


abril, lo que permite alcanzar el final de la fase vegetativa al cabo del mes de junio y
la reproductiva en los últimos días de julio, cuando disminuyen las lluvias que
favorecen el periodo de maduración y cosecha del arroz. Una vez terminada la
recolección del arroz, y mediante siembra directa, se establece la soya los primeros
quince días de agosto, con el fin de asegurar que el ciclo del cultivo se ajuste al
régimen de lluvias que se presenta en la segunda mitad del año. La cosecha de la
soya se realiza 90 días después de establecida, fase que coincide con la disminución
de las lluvias yESQUEMA
el PROPUESTO EN SISTEMAS DE ROTACIÓN DE ARROZ-SOYA
aumento de la evapotranspiración a principios de diciembre (figura
CON LA VARIEDAD CORPOICA SUPERIOR 6 PARA LA ALTILLANURA
15). 400,0

350,0

300,0

250,0
mm

200,0

150,0 SEMESTRE A SEMESTRE B

100,0

SOYA
50,0
ARROZ Corpoica Superior 6
90-115 días 90 días

0,0
May
May
May

Jul
Feb

Jun
Jun
Jun

Sep
Sep

Nov
Nov
Nov
Sep 05

Oct
Oct
Oct
Mar

Abr 15
Abr 25

Dic 05
Dic 15
Ene

Ago 05
Ago 15
Ago 25
Jul 15
Jul 25

Siembra Cosecha Precipitación Evaporación

Figura 15. Esquema recomendado para el establecimiento de sistemas de rotación arroz/soya


en la Altillanura plana.

18
La variedad de soya Corpoica superior 6 por su alta precocidad, uniformidad, calidad
y rendimiento de grano, se constituye en una excelente alternativa de rotación con
gramíneas para los sistemas de producción actual y potencial para la Altillanura
colombiana. Uno de estos esquemas involucra la rotación con maíz. La rotación
maíz/soya tiene un comportamiento similar al sistema rotacional arroz/soya.
En el primer semestre se realizan siembras de maíz en los inicios de abril, para
favorecer el aprovechamiento de la oferta hídrica del primer semestre. La
disminución de las lluvias después de julio permite que la cosecha se realice en los
primeros días de agosto; a finales de este mismo mes, mediante siembra directa, se
establece la soya y así se ajusta el ciclo del cultivo similar al sistema de rotación
arroz/soya.
En la Altillanura plana colombiana las siembras tempranas realizadas en la primera
semana de abril permiten que la soya exprese en mayor proporción su potencial
genético, de manera que se obtienen los más altos rendimientos; sin embargo se
requiere tener genotipos mejorados y adaptados a esas condiciones, con
características de uniformidad a cosecha, que presenten tolerancia a las
enfermedades y plagas más limitantes y buena calidad de grano.
La elección oportuna de la época de siembra en la Altillanura plana determina el
potencial productivo del cultivo en el primer semestre por la influencia de las
condiciones ambientales sobre los materiales; a medida que se postergan las
siembras, se disminuyen los rendimientos. No obstante, variedades precoces pueden
ofrecer una ampliación en las fechas de siembra. Los cultivos de soya establecidos
en el mes de mayo son afectados por las altas precipitaciones que se presentan en
el momento de la siembra y la germinación, disminuyendo el número de plantas
establecidas por hectárea y ocasionando finalmente la caída de los rendimientos.
Deben emplearse variedades resistentes a enfermedades fungosas de inicio y final
de ciclo, e incorporarse prácticas de rotación de cultivos con variedades precoces
que permitan romper ciclos de las enfermedades y plagas más importantes en el
cultivo de soya.
En el segundo semestre, en la zona de piedemonte y Altillanura, los mayores
rendimientos se registran en la primera época, que es la más adecuada para el
cultivo, mientras que la tercera es la menos favorable. Sin embargo, en ensayos
comerciales, la variedad de soya Corpoica superior 6 ha demostrado que se puede
sembrar en las últimas semanas de agosto y las primeras de septiembre, más
específicamente para la Altillanura plana colombiana.

19
Épocas de siembra

Las épocas de siembra están definidas por un conjunto de factores ambientales que
se rigen entre sí y se integran con la planta produciendo variaciones en la producción
y afectando otras características agronómicas. Al sembrar en diferentes épocas, los
cultivares expresan sus potencialidades en relación con las condiciones del ambiente
que cambian en espacio y tiempo. Como los genotipos pueden responder en forma
diferente al ambiente, las recomendaciones de la mejor época para cada variedad
deben ser determinadas en ensayos regionales, realizados durante un considerable
número de años (Urben et al., 1993).

Para la región de la Orinoquía, las necesidades totales de agua de los cultivos de


soya varían de 350 a 550 mm. Las variaciones de dichas cantidades dependen del
genotipo empleado, las condiciones ambientales, la duración del ciclo y el manejo del
cultivo. De la germinación a la maduración, el crecimiento de la planta de soya es
proporcional al suministro de agua, pero restricciones o excesos de humedad en este
periodo comprometen la capacidad de expansión foliar, y reducen la eficiencia de
interceptación de radiación solar y la conversión en materia seca total.

Las variedades de ciclo corto o medio (95-105 días) y de hábito de crecimiento


determinado, representan una mejor posibilidad para siembras en el primer semestre
en la Altillanura que las de ciclo tardío y hábito de crecimiento indeterminado, porque
garantizan el secado uniforme a cosecha, minimizando las prácticas de manejo
agronómico, como control de enfermedades de fin de ciclo y la aplicación de
productos desecantes. Además, su periodo fenológico se ajusta a la oferta ambiental
de primer semestre, permitiendo su establecimiento entre mediados y finales de abril,
cuando las precipitaciones no afectarán su germinación y desarrollo en estados
iniciales.

Asimismo, en las etapas de floración y madurez fisiológica estas variedades


disponen de suficiente humedad para la formación de vainas y llenado de granos; sin
embargo, por ser de ciclos determinados, los rangos de días para el desarrollo de
ciertos estados son menores y exactos; por ejemplo, la variedad de soya Corpoica
libertad 4 presenta una floración casi del 100% en dos días, mientras que las
variedades de ciclo medio o tardías son más flexibles en los rangos fenológicos, de
forma tal que cuando se presente algún factor negativo durante la fase vegetativa, al
cultivo se le posibilita recuperarse posteriormente.

El llenado del grano es la etapa más crítica para la soya en relación con el déficit
hídrico, porque limita la permanencia del área foliar, induce al aborto de las vainas,

20
acelera la dehiscencia de las hojas y, como consecuencia, afecta el número y peso
de los granos.

En los sistemas productivos de la Altillanura se hace rotación de dos cultivos al año,


en arreglos como soya-maíz, maíz-soya, arroz-soya. Es importante que el cultivo del
primer semestre sea de periodo corto, de modo que permita el establecimiento del
cultivo de segundo semestre, generalmente de ciclo más largo, con el fin de alcanzar
el desarrollo necesario antes de que ocurra el estrés hídrico de finales de año. Así,
las siembras de soya hechas en abril se cosechan en la segunda semana de agosto,
de acuerdo con la duración de su ciclo biológico (95-120 días), y de esta manera se
inicia la siembra directa en ese mes de los cultivos de ciclo más largo (maíz, de 130
días). Ello permite que los cultivos de segundo semestre logren tener los meses de
lluvias suficientes para satisfacer sus requerimientos, y así puedan entrar a cosecha
a finales de diciembre, lo cual genera estabilidad en los sistemas productivos (figura
16).

__ P. Histórico

__ Evapotranspiración

S1: Siembra primer semestre. S2: Siembra segundo semestre. Rn: Estados
fenológicos.

Figura 16. Esquema de siembras de soya sugerido para el primer semestre del año para la
Altillanura plana colombiana, y de maíz para el segundo semestre

En general, en el primer semestre hay una menor incidencia de plagas en el cultivo


de soya, pero las enfermedades acentúan sustancialmente su incidencia desde el
inicio hasta el final del ciclo. Es así que la mayor incidencia de plagas y
enfermedades en el cultivo de soya se ocasionan en las épocas de siembra tardías

21
(11 y 27 de mayo), afectando en mayor grado los materiales que no presentan
resistencia o adaptabilidad a esas condiciones. Este problema se agudiza por el uso
de materiales no adaptados, uso de variedades tardías y hábito de crecimiento
indeterminado, y como consecuencia se presentan pérdidas en los potenciales de
rendimiento de hasta 2.000 kg/ha (de 2.600 a 800).

Métodos y densidad de siembra

La densidad de población determinada por el espaciamiento entre surcos y entre


plantas es uno de los factores que afectan la producción de grano y otras
características agronómicas de importancia económica. Por ello, el ajuste de los
arreglos poblacionales es fundamental para atender las exigencias varietales y
garantizar la cobertura del suelo en un periodo corto de tiempo, sin comprometer la
producción por efecto de competencia de plantas.
En las investigaciones realizadas para la variedad de soya Corpoica sabana 7, la
distancia entre surcos de 17 cm y entre plantas de 10 cm (588.000 plantas por
hectárea) se estableció como el arreglo poblacional ideal para obtener rendimientos
económicos sin afectar otras variables de importancia. Con esta densidad de siembra
se alcanzaron rendimientos de grano superiores a 2.200 kg/ha y mayor cobertura del
suelo. Las diferencias en producción de grano pueden superar los 400 kg/ha al
cambiar un arreglo de 17 a 34 centímetros entre surcos, e inclusive las pérdidas en
rendimiento pueden ser superiores a 34% cuando se siembra a 51 cm entre surcos.
Estudios desarrollados en el Centro de Investigación La Libertad establecieron
distancias de siembra óptimas para el cultivo de maíz, específicamente para los
híbridos de la zona de la Altillanura; en la siembra se utiliza una sembradora
abonadora de surcos con distribución de semilla de plato o disco. Se requeriría
colocar de 5 a 7 semillas por metro en surcos distanciados a 80 centímetros, para
establecer una población de 62.500 a 75.000 plantas por hectárea (tabla 1).

22
Tabla 1. Recomendaciones de siembra de maíz para las condiciones de Altillanura

Distanciamiento entre surcos 80 cm

Distanciamiento entre semilla 16 cm

Semillas por sitio 1-2

Profundidad de siembra 2-3 cm

Plantas por hectárea 62.500-75.000

Es recomendable preabonar para asegurarse de que el maíz tenga nutrientes en el


momento de germinar. Se aplica yeso a los cinco u ocho días después de la siembra
en dosis de 300 a 500 kg/ha; se puede aplicar mezclado con cal y utilizar yeso
procedente de procesos industriales.

6. Fertilización

Los híbridos de maíz Corpoica H-108 y Corpoica altillanura H-111 requieren una
fertilización de 100-120 kg de N/ha; 90 kg de P2O5/ha; 90 kg de K2O/ha y
aplicaciones de boro, cobre y zinc (0,5; 0,1 y 6 kg/ha, respectivamente) en suelos de
sabana nativa. En suelos de sabana mejorada se recomienda incrementar la dosis
de nitrógeno hasta 150 kg/ha, y revisar los contenidos de los elementos mayores y
menores para ajustar la fertilización y obtener una mayor producción.

23
En el momento de la siembra del maíz se debe aplicar todo el fósforo y la mitad de
potasio. El nitrógeno se fracciona, se aplica una fracción con el resto del potasio a los
15 días y la última aplicación de nitrógeno a los 30 días de edad del cultivo; se
recomienda utilizar fertilizantes fosfatados.

Las fuentes de alta solubilidad de fósforo, como los compuestos, se deben aplicar en
el momento de la siembra en banda o surco. No se deben mezclar con cales, que
deben aplicarse por separado.

Se recomienda la aplicación de cloruro de potasio, en banda o surco cerca de la


semilla o planta. La fuente de nitrógeno debe aplicarse en partes iguales a los 15 y
30 días después de la emergencia del cultivo de maíz. En lotes franco arenosos, la
cantidad de nitrógeno se debe fraccionar en tres aplicaciones; se aplica en banda y,
si es posible, entre 10 y 20 centímetros de distancia del surco.

El uso de biofertilizantes es un desarrollo tecnológico apoyado por las


investigaciones llevadas a cabo por Corpoica para el estudio, establecimiento y
posicionamiento de nuevas cepas de Bradyrhizobium japonicum; esta es una
bacteria fijadora de nitrógeno, que junto con la soya establece una relación
simbiótica, la que a su vez facilita cultivar esta última sin necesidad de realizar
fertilizaciones nitrogenadas que pueden ser de 150 kg de nitrógeno/ha.

Los biofertilizantes son productos que contienen microorganismos capaces de


transformar importantes elementos nutricionales que se encuentran en la naturaleza
en formas disponibles, a formas que puedan ser asimiladas por las raíces de las
plantas. Esto es posible gracias a que estos microorganismos, mediante distintos
procesos biológicos, o debido a su participación en la adsorción y transporte de
nutrientes, ayudan a incrementar la productividad de los cultivos.

Con el uso de biofertilizantes se busca reducir costos de producción, mejorar la


calidad de los cultivos y disminuir la contaminación de suelos causada por el uso
excesivo de fertilizantes químicos.

Rhizobiol soya ICA J-96 es un biofertilizante sólido, que tiene más de 108 unidades
formadoras de colonia (UFC) de la bacteria simbiótica fijadora de nitrógeno
Bradyrhizobium japonicum, de la cepa ICA J-96 la cual es específica para el cultivo de
soya.

24
Los biofertilizantes preparados con bacterias fijadoras simbióticas de nitrógeno,
“rizobios”, ofrecen grandes ventajas para los productores, debido principalmente a
que permiten:

 Sustitución de 100% de la fertilización nitrogenada.


 Reducción de pérdidas de nutrientes por lavado, arrastre por erosión y volatilización.
 Reducción de los costos de producción del cultivo entre 5 y 11%.
 Aumento en la producción de soya, entre 300 y 1.000 kg/ha.
 Reducción en la contaminación ambiental.
 Reducción de la dependencia con el mercado externo en la consecución de
fertilizantes nitrogenados (Ramírez, M. et al., 2011).

Efecto de la inoculación en soya

La soya presenta una alta acumulación de proteínas (35 a 50%) en las semillas, lo
cual la convierte en el cultivo con la mayor demanda de nitrógeno (N); se estima que
un 50% del nitrógeno total requerido por la planta es adsorbido entre la floración y el
inicio del llenado de las vainas. Al ser una leguminosa, la soya puede cubrir sus
requerimientos de nitrógeno a partir de la fijación biológica de este elemento
mediante el uso de bacterias específicas, para su caso de Bradyrhizobium
japonicum, que remplazan las fuentes inorgánicas, que son costosas y limitan la
rentabilidad del cultivo.

Figura 17. Raíz de soya nodulada

25
El procedimiento consiste en inocular las semillas con la cepa J-96, desarrollada para
las condiciones y variedades que se siembran en la Orinoquía, la cual aportará
alrededor del 93% del nitrógeno requerido por la planta, con lo que se obtendrá un
buen follaje y un óptimo rendimiento de grano (figura 18). La cepa J-96 es un
producto que ha sido seleccionado por su capacidad infectiva y su alta eficiencia.

Ventajas de la inoculación con la cepa ICA J-96 de Rhizobiol

 Cepa evaluada en suelos de los Llanos Orientales, tanto en Altillanura como en


piedemonte, lo cual garantiza su efectividad en la región.
 Producto de Corpoica, entidad que lleva cerca de 20 años investigando en
biofertilizantes para leguminosas; ello respalda la calidad del producto.
 El producto cuenta con registro de producción y venta ante el ICA, que garantiza su
excelente calidad.
 Cepa evaluada tanto en variedades tradicionales de soya (P-34) como en nuevas
variedades de ciclo corto, específicamente generadas para Altillanura.
 Permite la sustitución de hasta 150 kg de nitrógeno por hectárea (300 kg de urea).
(Ramírez, M. et al., 2011).

Figura 18. Soya sin inocular (izquierda ) y soya inoculada (derecha)

26
¿Cómo inocular?

Para obtener los beneficios del uso de Rhizobiol soya J-96 se deben tener en cuenta
todas las prácticas de manejo del cultivo de soya.

El uso adecuado del biofertilizante o inoculante es de gran importancia para que se


establezca la simbiosis y se puedan así obtener los beneficios de la relación bacteria-
soya.

Para inocular la semilla de soya se deben tener en cuenta y seguir los siguientes
pasos:

1. Inocular en un lugar sombreado, para evitar que los rayos del sol afecten a las
bacterias.
2. Preparar una solución de agua con azúcar al 10% (10 g de azúcar en 100 ml de
agua). Sirve para que el inoculante se pegue a la semilla.
3. Colocar la semilla en un recipiente limpio (balde, bolsa plástica, lona, caneca
mezcladora, etc.).
4. Agregar 5 g de inoculante por cada kilo de semilla.
5. Agregar 500 ml de la solución de agua con azúcar al inoculante y mezclar bien con la
semilla. Se debe verificar que todas semillas queden recubiertas con el inóculo.
6. Dejar secar la semilla a la sombra por unos pocos minutos.
7. Sembrar el mismo día de la inoculación y tapar la semilla (Ramírez, M. et al., 2011).

Los suelos deben ser de textura franca o moderadamente finos, con buenas
condiciones de drenaje y contenidos medios de materia orgánica, donde no existan
limitantes de tipo químico. La soya es sensible a niveles altos de aluminio (Al),
manganeso (Mn), sodio (Na) o de sales, y se comporta bien en niveles balanceados
de fósforo (P), calcio (Ca), magnesio (Mg), potasio (K) y azufre (S).

Investigaciones realizadas sobre el establecimiento de nuevas variedades


desarrolladas por Corpoica demostraron que la variedad soya Corpoica sabana 7
demanda fertilizaciones bajas en elementos mayores (30 kg de K2O; 50 de P2O5, y 12
de MgO), y que los requerimientos de elementos menores varían según las
condiciones de suelo.

27
7. Control de malezas
El manejo integral de malezas comprende utilizar semilla certificada, seleccionar
adecuadamente los lotes, realizar rotación de cultivos, usar la densidad de siembra
adecuada, utilizar maquinaria limpia y realizar las labores de fertilización de tal
manera que estimulen el crecimiento del cultivo y no de las malezas.

El control de malezas es de gran importancia para cada uno de los sistemas de


producción; por ello, el sistema de rotación maíz-soya se establece con el fin de
disminuir la incidencia de malezas de tipo hoja ancha y hoja angosta que compiten
directamente con el cultivo. Este sistema es ideal para disminuir el uso de herbicidas
de amplio espectro, ya que en cada uno de los casos es posible hacer un control
selectivo del tipo de malezas.

Se debe procurar mantener el cultivo libre de competencia de malezas durante las


primeras cuatro semanas después de la siembra. Para lograrlo es posible utilizar
herbicidas para el control de malezas de hoja ancha y hoja angosta. En suelo de
sabana nativa se puede manejar el complejo de malezas con la aplicación en
presiembra de herbicidas desecantes de amplio espectro. Cuando se siembra sobre
suelos de sabanas mejoradas se requiere el uso de herbicidas desecantes para el
manejo de la vegetación antes de la siembra del cultivo.

8. Manejo y control de plagas


Para el manejo integrado de insectos plagas en el cultivo de la soya se deben tener
en cuenta las siguientes recomendaciones:

 El monitoreo semanal en lotes, durante las primeras semanas del crecimiento del
cultivo, que es fundamental para el manejo integrado de plagas.

 Se debe tratar la semilla con insecticidas contra tierreros, trozadores y chinches.

 Trozadores o tierreros: trozador negro (Agotis ipsilon) y las larvas del complejo
Spodoptera. Se recomienda destruir los residuos de cosecha antes de preparar el
suelo, y realizar control de malezas. El monitoreo del daño de trozadores debe
hacerse desde el momento de la siembra y durante los primeros 25 días de edad del
cultivo; si se presenta entre 5 y 10% de plantas trozadas y más de una larva por
metro lineal, se debe aplicar control a los focos de ataque de la plaga, y usar cebos

28
tóxicos, manualmente o con tractor con voleadora, según el área de tratamiento; esta
última labor debe realizarse en horas de la tarde.

 Perforadores de follaje: crisomélidos (Cerotoma, Diabrotica y Calaspis spp). Es


necesario realizar control de malezas anticipadamente y preparar con oportunidad el
suelo con labranza mínima. Si se presentan de 2 a 3 crisomélidos por planta y
defoliación superior al 20% en la época de floración, se debe efectuar control
químico; utilizar Monocrotos, Carbaryl o Tricloform, entre otros, según prescripción
del ingeniero agrónomo.

 Comedores de follaje: es fundamental efectuar el manejo preventivo con control


biológico. A partir de los 30 días del cultivo, deben realizarse liberaciones de 30 a 40
pulgadas de Trichogramma semanalmente, hasta inicios de la maduración del
cultivo. Si se encuentran defoliaciones mayores de 30% y promedios de 20 larvas
pequeñas de comedores de follaje por metro, antes de la floración se requiere utilizar
insecticidas biológicos, como el Bacillus thuringiensis, o insecticidas selectivos, como
los inhibidores de síntesis de quitina.

 Perforadoras de la vainas: Maruca vitrata es la más importante; su manejo se realiza


basado en agentes biológicos como Bacilus thuringiensis (Bt). Una vez controlado
cerca del 90% cuando se asperja en estados iniciales del insecto ubicados en el
terminal de la planta de soya, se puede combinar con liberaciones de los parasitoides
de huevos de plagas y el control natural realizado por el entomopatógeno Nomuraea
rileyi sobre A. gemmatalis.

 Chupadores de las vainas: P. quildini es el más frecuente; exige medidas de


prevención controlando malezas dentro y en los alrededores de los lotes; se
aconseja efectuar control biológico natural sobre los huevos, por parásitos como
Telenomus sp. y varios predadores. El control químico con base en el monitoreo se
realiza cuando se encuentren más de tres chinches por metro lineal en la época de
llenado de grano. Se utilizan productos como Dimetoato, Monocrotofos, Triclorfon o
Carbaril, entre otros.

 Hormigas: las hay cortadoras y arrieras del género Atta sp. Para hormigueros
pequeños, antes de la siembra deben destruirse mediante la preparación del suelo
con arado de cincel el mayor número de ellos. Para los de mayor tamaño, insuflar
dentro insecticidas en polvo (formulados con base en Fipronil, Sulfluramida,

29
Clorpirifos o Diflubenzuron) o utilizar cebos granulados en los caminos y cerca de la
entrada de los hormigueros.

Para el manejo integrado de insectos-plaga, en el cultivo del maíz se deben tener en


cuenta las siguientes recomendaciones:

Gusano cogollero del maíz (Spodoptera frugiperda). Inspeccionar el cultivo por lo


menos una vez por semana para buscar señales de plagas. Cuando el tiempo esté
seco y el daño en fresco sea superior al 35% en el cogollo, tomar una medida de
control químico.

Para el control del cogollero se utilizan estrategias que van desde el uso de trampas
de monitoreo con melaza, para la captura del adulto (mariposa), hasta la liberación
de la avispa Telenomus remus, que parasita los huevos de Spodoptera spp. Se
puede utilizar biopesticidas con ingrediente activo como el Bacillus thuringiensis,
sobre larvas hasta de tercer estado. Si fuera necesario aplicar insecticidas químicos,
usar algunos de baja toxicidad, y específicos como los simuladores hormonales y los
inhibidores de quitina.

Gusano barrenador del tallo (Diatrae spp). Su manejo y control deben ser de tipo
cultural y biológico, con base en prácticas de siembra oportunas en el primer
semestre y liberaciones de la avispa Trichogramma exigunn, a partir de los 15 días
de emergencia del cultivo; en promedio se utilizan 5 liberaciones de 40 pulgadas por
hectárea cada una, procurando cubrir todo el ciclo vegetativo del cultivo.

Es importante la siembra oportuna (no sembrar después del 15 de mayo). Se pueden


combinar las liberaciones con otras medidas de tipo cultural, físico y mecánico, como
los polistes y trampas atrayentes de polillas nocturnas.

9. Manejo de enfermedades en soya

Roya. Se sugiere aplicar fungicidas específicos (Azoxystrobin, Flusilazole/


Carbendazim, Tridimefon, Difenconazole, Propicanazole, Hexaconazole,
Ethlenebisdithio-carbamatos). Para las infecciones en periodo vegetativo se aplican

30
fungicidas protectantes; para las del periodo de floración, productos sistémicos y
asegurarse de que alcancen las hojas del tercio inferior de la planta, donde se
concentra la infección. Entre las prácticas culturales se suele utilizar variedades
productivas, con ciclos vegetativos cortos, la eliminación de hospederos alternativos
y la selección de parcelas de monitoreo de la infección.

Pudrición de raíces y tallo por Phytophthora. Utilizar semilla certificada de


variedades con resistencia al patógeno, mejorar el drenaje de los lotes, evitar la
compactación de los suelos y aplicar fungicidas en el suelo.

Rhizoctoniasis. Utilizar semilla certificada, rotación con cultivos no susceptibles


(maíz, sorgo, yuca, plátano) y evitar la compactación del suelo. Utilizar prácticas
culturales en los estados iniciales del cultivo que favorezcan el vigor de las plantas.
Evitar acciones que ocasionen estrés en el cultivo (uso inadecuado de herbicidas), y
prevenir daños por insectos, nematodos o deficiencias nutricionales en el cultivo.

Añublos y pudriciones por Fusarium. Utilizar semilla certificada, realizar labores


de preparación que eviten la compactación del terreno y evitar acciones que
favorezcan el encharcamiento.

10. Cosecha
La recolección se programa con anticipación y se sincroniza con la siembra del
cultivo de rotación. La cosecha se realiza aprovechando el tiempo seco, para que el
grano alcance los niveles de humedad más bajos. Las condiciones de recibo son de
14% de humedad y 3% de impurezas. La cosecha del maíz híbrido Corpoica H-108
se realiza a los 120 días después de sembrado.
Colombia es uno de los pocos países en el mundo donde aún se hace la recolección
de cultivos como la soya, el maíz y el arroz en bultos, práctica a todas luces
ineficiente y costosa, que genera un retraso tecnológico (tabla 2, figura 19); por ello
es necesario cambiar a modelos adecuados, como el uso de combinadas modernas
(figura 20). Para minimizar las pérdidas en cosecha, debe utilizarse la tecnología de
cosecha a granel con combinadas modernas, que representan pérdidas inferiores a
1,43% y reducción de los costos de recolección de entre 23 y 30%, debido a la
disminución de mano de obra, empaque, zorreo y manipulación del grano.

31
Tabla 2. Comparación de costos de recolección (en porcentaje) de los sistemas de recolección
a bulto versus sistema a granel en el piedemonte y la Altillanura

Recolección en Recolección a granel


Concepto
bulto (%) Piedemonte % Altillanura (%)

Mano de obra 6,4 0 0

Zorreo 11 0 7,8

Empaque 7,3 0 0

Combinada 59 55 55

ACPM 13,3 13,4 13,4

Alimentación 3 0,7 0,7

Costo total 100 68,8 76,9

Reducción 30,9 23,4

La recolección a granel de soya debe ser adoptada con combinadas con aditamentos
apropiados, como la plataforma flexible y el cilindro de barras. No es suficiente
convertir una combinada de bultos a granel si se continúa con la plataforma rígida y
el sistema de trilla de dientes.

32
Figura 19. Cosecha a granel de grano de soya.

Figura 20. Cosecha mecanizada del grano de soya.

La época recomendada para cosechar los híbridos de maíz está entre los 110 y 120
días, considerando que la fecha se ajusta al verano en la Altillanura. La recolección a
granel es un sistema muy eficiente, que requiere un flujo de granos continuo y no
permite fallas en la planificación en el transporte interno de cosecha y el transporte al
centro de acopio.

33
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