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Generalidades.- La vida media de un perro está entre los 12 y los 16 años. En casos
excepcionales pueden vivir hasta los 20 ó 25 años pero, normalmente, a los 10 años
un perro ya es viejo. Por regla general, las razas pequeñas viven más que las
grandes. En la duración de su vida influyen, obviamente, el ambiente, los
cuidados, la alimentación e higiene, etc.
Hasta los seis meses el perro es cachorro. La adolescencia llega hasta los 12 meses,
y después ya se le puede considerar adulto. Aunque a esta edad ya se pueden
reproducir, no es conveniente considerarlo antes de que el animal tenga al menos
un año y medio.
La siguiente tabla muestra una relación más exacta, a partir de cuando el animal
cumple su primer año de edad.
Durante los tres primeros días, los cachorros mamarán de la madre un líquido
lechoso llamado calostro que, además de ser altamente nutritivo, es muy rico
en grasas y gl óbulos blancos. Su función principal es la de transmitir a los
cachorros los anticuerpos de la madre para que el organismo de los recién nacidos
reaccione ante sustancias extrañas con su propio sistema inmunológico.
Desde el cuarto día, la madre secretará la leche que los cachorros irán mamando a
intervalos regulares; al principio cada hora, aproximadamente, y luego distanciando
las tomas hasta completar el destete.
Las atenciones deberán centrarse en la madre, dándole dos buenas comidas diarias
en lo referente a la calidad de los alimentos (normalmente comida para cachorros) y
agregarle en su plato algún complejo que contenga calcio, ya que puede darse el
caso de que a los pocos días de empezar a amamantar a la camada se produzca una
fuerte bajada de calcio en el organismo, originando una tetania (con síntomas muy
claros y notorios). El consejo del veterinario dirá siempre cómo suministrar el calcio
y cómo actuar.
Después del parto, la perra continuará evacuando flujo por la vulva con algo de
sangre y, tal vez, algunos restos de tejidos. Esta situación es totalmente normal y
puede desarrollarse hasta los 15 días siguientes al alumbramiento sin
representar riesgo, siempre que no huelan pútridamente y no se prolongue
durante más tiempo. Si se detectara alguna anormalidad, se haría indispensable la
visita al veterinario.
Entre el segundo y tercer día de vida se caerá el resto de cordón umbilical que aún
tienen los cachorros y que se habrá ido secando. La madre los lamerá para
mantener la limpieza y es normal que los ingiera tras el desprendimiento. Además,
durante esos días, empezarán a mamar leche y el calostro dejará de ser secretado
por la madre. Esto se reflejará muy nítidamente en el peso de los recién nacidos, ya
que cuando empiezan a mamar leche el peso tiene una progresión significativa,
doblándolo en 10 días aproximadamente; mientras que cuando sólo maman calostro
el peso no experimenta cambios e, incluso, en las primeras 24 horas puede darse
algo de pérdida de peso.
Es fundamental que el amo esté muy bien documentado al respecto para no tener
una desagradable sorpresa, y frustración en el ejemplar, de los complicados
problemas que causa un 'imprinting' deficiente. Por ejemplo, la inseguridad que se
transforma en ataque súbito por miedo, las riñas con otros perros, el temor a los
seres humanos o la incapacidad de realizar una tarea como morder la manga en el
adiestramiento.
Por todo ello, es muy conveniente solicitar al veterinario toda la información relativa
al 'imprinting', así como preguntar todas las dudas que puedan surgir. De esta
forma, se podrá abordar este periodo con plenas garantías de éxito, algo que, sin
duda, se agradecerá en la futura convivencia con el animal.
En los primeros meses de vida hay que administrarle una serie de vacunas cuya
naturaleza y periodicidad determinará el veterinario; y en cuanto cumpla el primer año
hay que inmunizarle contra la rabia; y a partir de ahí, una revacunación anual. En ningún
caso hay que olvidarse de hacerlo puesto que, además de ser obligatorio por ley, la rabia es
una enfermedad mortal y susceptible de contagiarse a las personas.
Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita anual para hacer al perro una
revisión general con el fin de prevenir cualquier incidente.
En cualquier caso, si el dueño ve señales de lombrices (sobre todo en las heces), hay que
extremar las medidas de higiene como: recoger siempre las deposiciones del perro para evitar
contagios a otros animales, lavarse las manos después de un contacto prolongado con el
animal, evitar su saliva, que puede transportar gérmenes; y mantener al perro alejado de otros
animales.
Parásitos externos.- Como regla general, y a nivel preventivo, se pueden resumir los cuidados
en lo siguiente: uso de collares antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle
el pelo con frecuencia y usar después algún spray insecticida. También es muy importante la
Los parásitos más habituales son las pulgas, las garrapatas, que son muy peligrosas porque
pueden transmitir al perro la piroplasmosis y llegan a tener el tamaño de un guisante; y los
piojos, que chupan la sangre del animal y anidan sobre su pelo pudiendo causar lesiones
cutáneas de gravedad y en los cachorros una anemia grave y agotamiento del organismo, a
veces con consecuencias fatales.
La dieta adecuada.- Este aspecto dependerá de la edad, sexo, raza y tipo de vida del animal.
La mayoría de las marcas de comida para perros tienen una gama variada de alimentos (para
cachorros, para perros viejos, para hembras gestantes, etc) y, además, suelen proporcionar
información acerca de la cantidad de comida que ha de contener la ración diaria en función
del peso y raza del perro.
Hay que tener en cuenta que en determinadas situaciones, como en verano, el perro come
menos cantidad de alimento debido al calor; y no hay que obligarle a que termine su ración.
También hay que evitar darle comida después de que haga ejercicio, ya que pueden
presentarse problemas en la digestión y cambiarle bruscamente la dieta, puesto que el animal
debe adaptarse poco a poco a un nuevo tipo de comida.
Ejercicio regular.- Para que la mascota esté sana y en forma, debe hacer ejercicio
periódicamente. Sin embargo, hay que evitar las horas del día en que hace más calor; ya que el
perro tiende a pasarlas durmiendo. Además, como las personas, los perros sufren lesiones,
tirones, esguinces, por lo que habrá que controlar su actividad física y procurar que no se
exceda en el ejercicio ni realice actividades peligrosas.
Actuar ante las enfermedades.- Dado el elevado número de enfermedades que puede padecer
el perro, resulta muy difícil realizar una lista, por lo que, ante cualquier síntoma irregular,
conviene llevarlo al veterinario que actuará en consecuencia con las medidas oportunas.
Algunas de las señales que deben despertar la alerta del dueño son: caídas de pelo o lesiones
en la piel, alteraciones en el ritmo respiratorio, tos persistente, cambios en el comportamiento
o en el carácter, pulso acelerado, vómitos y diarreas continuadas, extrema delgadez,
temblores, suciedad en la lengua, inapetencia continuada, parálisis o cualquier muestra de
dolor.
Accidentes más comunes.- Ante cualquier percance hay que fijarse en el estado de conciencia
del animal. Si éste se encuentra consciente, es importante tener cuidado con las posibles
reacciones producidas por el shock como mordeduras originadas por la ansiedad o
movimientos que puedan agravar el estado del perro.
En caso de atropello, o en caídas desde cierta altura, hay que tener en cuenta que el carácter
de las lesiones puede ser interno y externo, por lo que se tendrá que inmovilizar al animal y
llamar al veterinario. Ante luxaciones o fracturas en las patas se tiene que evitar que el perro
camine. Si no se sabe inmovilizar una fractura o luxación, es mejor hacer que se quede
tumbado hasta que se consiga la ayuda necesaria.
Las heridas conviene tratarlas según su alcance. Si son superficiales pueden ser curadas por
el mismo dueño con agua oxigenada, mercromina y gasas; pero si se precisa de puntos de
sutura, hay que trasladar al perro a urgencias procurando que no se rasque o se muerda en la
zona afectada. En caso de que las heridas se hayan producido en el transcurso de una pelea
con otro animal, es necesario consultar con el veterinario ante el peligro de que haya
contraído alguna enfermedad.
Cuando el animal presenta postración general, pulso acelerado pero débil, mirada con
expresión de angustia, movimientos torpes y mal coordinados y temperatura elevada, es
posible que haya sufrido una insolación. En estos casos, y aunque una sencilla prevención es
la mejor medida, ha de refrescarse al perro con agua y acudir inmediatamente al veterinario.
Ante los golpes en la cara, lo principal es evitar que el perro se toque en la zona fracturada y
acudir al especialista. Si se ha roto algún diente, habrá que hacerle un empaste para que no
se deteriore. Además, si la rotura llega al nervio, necesita una endodoncia o, de lo contrario,
cada vez que muerda algo le dolerá.
7. La vacunación
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Los perros, al igual que los seres humanos, se pueden proteger mediante la
oportuna vacunación contra muchas enfermedades potencialmente fatales causadas
por las bacterias y los virus.
Se suelen emplear preparados múltiples que tienen una eficacia demostrada y evitan
incomodidades al perro y a su dueño. Actualmente, la proliferación y los avances en
las vacunas, los nuevos conocimientos sobre la inmunidad y los recientes estudios
de los agentes causales, virus y bacterias, ofrecen nuevas perspectivas sobre las
pautas de vacunación.
Puntos clave.- Lo primero que hay que tener en cuenta es que para realizar la
vacunación es imprescindible un buen examen clínico. No se debe vacunar a
animales que están enfermos. También es importante que el perro esté
desparasitado antes de realizar la vacunación.
Para conseguir una buena inmunidad hay que realizar una segunda e incluso, en
algunas razas, una tercera aplicación en las primeras 15 semanas de edad. Y hay
que realizar una revacunación al cabo de un año.
Vacunación de los cachorros.- El joven cachorro está protegido por los anticuerpos
contenidos en el calostro de la madre y no deberá ser vacunado ni demasiado
pronto ni tampoco demasiado tarde.
El calendario de vacunación del perro adulto también dependerá del medio en que
vive el animal.
Los de mayor edad.- Los descuidos en la vacunación pueden costarle la vida a los
animales más maduros. No habrá servido de nada vacunarlos durante su juventud, si
se descuida y no se aprovecha el hecho de haberlo realizado, una vez que el animal
llega a la vejez.
La enfermedad de Carré es la que mayor incidencia tiene entre los perros más
adultos, por lo que hay que procurar vacunarlos de esta enfermedad aún en la vejez.
Al ser mucho más vulnerables, suelen ser las primeras víctimas del virus.
Estos factores suelen ser pasados por alto por los propietarios de animales pero cada vez
son más frecuentes, por lo que se están desarrollando numerosos estudios encargados del
conocimiento de la psicología del perro. Por ello, ante reacciones de este tipo, el amo
debe acudir a un especialista con el fin de determinar y tratar de solucionar el
problema de su mascota.
Causas del problema psicológico.- Las conductas depresivas o violentas de un perro tienen
siempre un factor causante. Para cada caso individual existe una respuesta o causa
diferente, pero lo habitual es que estas conductas se deban a deficiencias del entorno en el
que se encuentra el perro; ya que es posible que no sea el más adecuado.
Asimismo, es muy común que el amo sea el responsable de la aparición de alguno de estos,
ya que cuando el dueño no presta al animal la atención que éste precisa, se produce un
sentimiento de rechazo en el perro, que cree no ser admitido en el núcleo familiar.
Hay otras causas comunes de los estados depresivos o apáticos del perro, como las
excesivas situaciones de aburrimiento o las reclusiones solitarias durante largos periodos de
tiempo. Asimismo, es frecuente que el perro se encuentre incómodo ante el desorden
doméstico, ya que no encuentra hábitos regulares de vida y se produce un desajuste
funcional. No obstante, el mayor factor de un desarreglo psicológico lo constituye el ansia
de compañía y la falta de afecto o cariño por parte del dueño.
No obstante, cada vez son más los estudios dedicados a entender las causas que
llevan a la depresión animal. En la mayoría de ellos se señala al amo como principal
responsable, al relegar a la mascota a un segundo plano y no prestarle la atención
necesaria. Existen dos tipos de depresión en los perros: la endógena y la exógena. La end
La endógena se caracteriza por la ausencia de motivaciones externas, por lo
que se puede afirmar que tiene una causa genética. Por el contrario, la
depresión exógena, que es la más habitual, es consecuencia directa del entorno
y puede tener causas muy variadas.
La mejor opción es que el propio amo sea el que se encargue de la tarea, aunque es
conveniente que se asesore en escuelas de adiestramiento donde un instructor, con gran
experiencia y conocedor de la psicología canina, sepa enseñar al dueño del perro la
metodología más correcta.
Aprender el significado de órdenes como 'sentado', 'abajo', 'quieto' y 'ven' no es difícil para
la mayoría de los cachorros. El entrenamiento puede empezar entre las ocho y las diez
semanas y aunque los perros pueden aprender a lo largo de toda su vida, es conveniente
empezar cuanto antes puesto que, cuanto más jóvenes, mayor capacidad de aprendizaje
tendrán.
Una de las partes más complicadas de enseñar es dónde se espera que el animal
haga sus necesidades. Un perro que no aprende esto, frecuentemente termina
confinado en un patio o en un albergue para animales.
La edad más adecuada para comenzar.- En la práctica no existe una edad en la que
el perro pueda empezar a aprender algo, sino que esto debe suceder de forma
natural desde que es cachorro. A partir de los primeros días de convivencia,
después de que se haya ambientado, tanto en lo que concierne a no defecar dentro
de casa o no mordisquear los muebles, como al establecer una relación de
juego-confianza que llevará al cachorro a reconocer en el propietario a su amo, al
que tiene que ofrecer su afecto y obediencia innatos.
En cualquier caso, no hay que exigirle demasiado, sino sólo desarrollar de forma
No se debe gritar al animal cuando se acerca mucho tiempo después de la llamada, porque,
por su naturaleza, asociaría el castigo no con una cosa anterior en el tiempo (como el no
responder a la llamada), sino a la acción más reciente, en este caso acercarse al dueño. Esto
es un grave error que cometen muchas personas en su primera experiencia canina;
dejándose llevar por la impaciencia y el nerviosismo durante la educación.
Para empezar, se llevará al cachorro, una vez ya esté acostumbrado al collar, a un lugar sin
distracciones y se le invitará a seguir a su amo caminando junto a su lado izquierdo,
impidiéndole que le rebase. Cuando parezca que anda por donde él quiere, el propietario
deberá dar un paso atrás y adelante e invitarle al juego. Es un método que se basa en la
indiferencia al error cometido para erradicarlo de forma no traumática.
Los baños se deben administrar a los perros regularmente pero no de forma muy
continuada, ya que ello puede disminuir las defensas que el animal posee en la piel,
el microorganismo saprófitos y la grasa que proporciona a pelo lubricación,
sedosidad y evita el resecamiento de la piel y, por tanto, la caspa. También es
perjudicial bañar al perro con mucha frecuencia porque la humedad permanece en
el animal durante dos o tres días; aunque se le haya secado con cuidado. Ello
aumenta las posibilidades de que el perro sufra dificultades respiratorias en un
futuro.
Pasos a seguir.- Bañar a un perro no es tan sencillo como pueda parecer, ya que es
Se debe comenzar a aplicar el champú por el lomo y hay que extenderlo hasta las
patas, dejando la cabeza para lo último. Cuando se proceda a lavar la cabeza, hay
que extremar las precauciones para evitar que el jabón se introduzca en sus oídos o
en sus ojos.
Después del baño.- El proceso de higiene del perro no termina con el baño sino
que, a continuación, se debe proceder a su secado. Es conveniente acostumbrar al
animal al secador de pelo desde pequeño, ya que es el medio más eficaz y
r ápido, evitando que la humedad persista durante demasiado tiempo. No
obstante, hay que cuidar que el aire caliente no penetre en sus oídos.
Antes de utilizar el secador se hace un primer secado con una toalla, con la cual se
le acaricia, sin frotar, y siempre en sentido descendente para evitar los rizos. En la
actualidad, incluso existen secadores especiales para perros, que controlan bastante
Por último, para completar todo el proceso hay que proceder a peinar y cepillar al
perro. Dependiendo del tipo de pelaje del animal este cepillado deberá ser más o
menos duradero y exhaustivo.
Pero existen otras causas que pueden provocar el ladrido del perro, por ejemplo
durante el juego o simplemente para atraer la atención de sus dueños. En muchas
ocasiones, sobre todo cuando se debe a la presencia de extraños, el ladrido es un
gesto agresivo o desafiante, pero no siempre es así. Cuando es agresivo se
acompaña con otras actitudes, como puede ser su posición corporal.
Por ello, cuando la señal sea continua, rápida y en un tono medio significa la entrada
de alguien en su territorio, es decir, alerta de la posible presencia de extraños,
mientras que si el ladrido es continuado pero lento y en tono bajo, significa que el
perro ya se encuentra preparado para defenderse de extraños que se encuentren
cerca de él.
Otras señales sonoras del perro.- Aunque el ladrido sea el sonido que con más
frecuencia produce un perro, no es el único. Así, en ocasiones también puede aullar
en respuesta a sonidos de alta intensidad y frecuencia media. Este es un aullido
normal y no es señal de sufrimiento, mientras que otros aullidos están producidos
por algún malestar que sufra el perro, como el hecho de encontrarse separado de
sus dueños.
Otra señal sonora que produce el perro, sobre todo cuando es cachorro y con el
objetivo de llamar la atención de su madre, es el gemido. Cuando éste proviene de
un perro adulto suele ser señal de dolor, miedo o de alguna exigencia hacia sus
amos. Por último, los perros también pueden producir un tipo de señal que suele ser
de tipo agresivo, excepto si aparece durante el juego. Esta señal es el gruñido, que
puede ir dirigida tanto al hombre como a otros animales y el siguiente paso, en caso
de ser agresivo, suele ser la mordedura; por lo que no es conveniente provocar al
perro.
No obstante, en muchas ocasiones, los accidentes son inevitables, por lo que es necesario
conocer una serie de consejos para llevar a cabo correctamente los primeros auxilios.
Una vez que se hayan realizado los primeros auxilios, el perro ha de ser transportado hasta el
centro veterinario. Para ello, es necesario tener cuidado con el fin de no empeorar más las
lesiones. Si el centro sanitario se encuentra cerca y el perro es grande, se puede transportar
sobre los hombros, rodeando el cuello. Otra posibilidad es colocarlo sobre una manta y unir
las cuatro esquinas formando una especie de camilla. Si el perro accidentado es de raza
pequeña, se aconseja colocar una mano debajo del tórax y la otra emplearla en sujetar la
cabeza firmemente.
Cuidado del perro accidentado.- Una vez que se haya llevado al perro al veterinario y éste
haya curado sus heridas, es necesario mantener una serie de precauciones para que éstas no
empeoren. Es muy frecuente colocar en las heridas de los perros vendajes con el fin de
evitar el contagio y absorber los flujos, además de ser el mejor medio para evitar que el
animal se lama y rasque la zona herida. Hay que ser cuidadoso al vendar o cambiar los
vendajes, limpiando y desinfectando siempre la herida previamente con yodo o antisépticos.
Asimismo, hay que vigilar al animal de forma continua, ya que su intención será deshacerse
de la venda. Cuando las heridas se encuentren en la cola hay que intentar inmovilizar al
perro para evitar los choques de ésta.
En el caso de que el accidente se haya producido por un choque, lo más común es que el
perro presente respiración poco profunda, que tenga los ojos brillantes y las pupilas
dilatadas. Si hace frío, hay que cubrir al perro para darle calor hasta llegar al centro
veterinario en el que, probablemente, tengan que administrarle sangre.
Por último, es frecuente que los perros sufran envenenamientos al ingerir productos no
adecuados. Si se sabe cual ha sido la fuente del veneno se deben leer las indicaciones que
aparezcan en recipiente del producto. También es conveniente provocar el vómito al animal y
llamar inmediatamente a un experto veterinario capaz de desintoxicar al perro.
Hay que saber que, según la normativa vigente, el perro debe ir en un espacio separado del
conductor que se delimita con una estructura metálica plegable y adaptable a todo tipo de
vehículos. La Dirección General de Tráfico prohibe que los animales estén sueltos en el
coche o que vayan en el asiento delantero porque pueden representar un peligro para la
conducción.
Antes de salir.- Si es la primera vez que se realiza un viaje con el animal de compañía, lo
que se puede hacer minutos antes de partir al lugar de destino es acostumbrar al perro al
coche en parado, entrar en el vehículo y permanecer un rato dentro para luego ponerlo en
marcha y realizar recorridos muy cortos. Puede ser que el perro ladre sin motivo aparente.
Lo que ocurre es que para él el coche no es el que se desplaza: cree que son las cosas las
que se mueven y trata de perseguirlas inútilmente.
También hay que tener en cuenta la posibilidad de que el perro se maree. Si la mascota es
propensa a ello es una buena solución darle una pastilla antimareo una hora antes de salir
de viaje, aunque la mejor medida que se puede llevar a cabo es evitar que coma antes del
desplazamiento. Pero, ante cualquier eventualidad, lo más conveniente es colocar una toalla
o cualquier trozo de tela en la parte posterior del vehículo con tal de que no se manche la
tapicería.
En caso de que la mascota sea un perro de pequeño tamaño, se debe poner en el asiento
trasero del coche, dentro de una caja, cesta o bolsa especial para animales, que puede
adquirirse en cualquier tienda de animales. Es una buena forma de mantenerlo quieto y
evitar que se maree.
En ningún caso se ha de poner en el maletero del coche. Si hay una mala combustión, los
gases desprendidos por el motor pueden ser mortales para la mascota. Tampoco es una
buena solución abrirle un poco la puerta del portaequipajes, porque la gran mayoría
padecen claustrofobia y lo pasan muy mal. Otra razón para no dejarlo en el maletero es
porque los perros no transpiran por la piel, como los humanos, por lo que la regulación
térmica debe hacerse por los pulmones y el ritmo respiratorio puede pasar de 30 a más de
200 movimientos por minuto, lo que puede ser extremadamente peligroso para su
integridad física.
Si el viaje se hace largo se puede parar en un área de servicio para que el perro estire un
poco las patas y beba algo de agua. Además, cuando haya retenciones o caravanas, es
mejor que la persona encargada del perro se baje del coche y lo lleve a dar un pequeño
paseo para que le dé el aire, ya que las altas temperaturas y la inmovilidad pueden
provocarle una insolación.
Cuando las personas que van en el coche necesiten parar durante el viaje para comer, la
mascota podrá permanecer dentro del vehículo, a la sombra y con las ventanillas
parcialmente bajadas para que pueda respirar. En este sentido, cabe decir que no se debe
dejar al animal dentro del coche durante los meses de verano, ni siquiera a la sombra, a
riesgo de que pueda sufrir un shock térmico, causándole, incluso, la muerte.
Primero: analice sus posibilidades económicas, no sólo para comprar el perro, sino también
para mantenerlo.
Segundo: tenga en cuenta las dimensiones de su vivienda. Dependiendo de ella deberá ser
la raza de perro que escoja. Por ejemplo, no espere que un Pastor Alemán viva cómodo en
un pequeño estudio.
Tercero: ¿cuánto dinero gana mensualmente? Haga cuentas e investigue cuánto puede
gastar en su perro; para determinar si cuenta con el presupuesto necesario.
Cuarto: ¿sus ocupaciones diarias, le dejan algo de tiempo para dedicárselo a su perro?
Recuerde que algunas razas requieren más tiempo que otras para hacer el ejercicio
necesario para su constitución. Además, ningún perro es feliz estando solo día y noche.
Quinto: compruebe que ni usted ni ningún miembro de su familia sean alérgicos al perro
que va a llevar a casa. Aunque una mascota es una experiencia inigualable, no debe
convertirse en un problema de salud.
Sexto: recuerde que su mascota canina no siempre gozará de la misma excelente salud con
la que ha llegado a casa, por lo que será necesario un chequeo del veterinario al menos dos
veces al año.
Séptimo: no reciba un cachorro con menos de dos meses de edad, pues antes de este
tiempo, necesitará del alimento de su madre y de los anticuerpos que ella le proporciona
para compensar su aún débil sistema inmunitario.
Octavo: pregunte por las vacunas que le han sido aplicadas al cachorro al momento de la
entrega y encárguese de hacerle aplicar aquellas que le hacen falta. El veterinario le
asesorará.
Décimo: recuerde que no lleva a casa un muñeco de peluche, sino un ser vivo que requiere
de su cuidado minuciosamente para que logre convertirse en un adulto sano y equilibrado.
Tenga en cuenta que el tiempo y su nueva mascota compensarán con creces todos sus
esfuerzos
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