Planeta

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Un meteorito es un meteoroide que alcanza la superficie de un planeta debido

a que no se desintegra por completo en la atmósfera.

Meteorito metálico Cabin Creek.

Meteorito metálico Gibeon.

Condrita ordinaria HaH 346, mostrando una


costra de fusión primaria con grietas formadas tras su enfriamiento
La luminosidad dejada al desintegrarse se denomina meteoro.

El término meteoro viene del griego μετέωρος meteoros, que significa


«fenómeno en el cielo». Se emplea para describir el destello luminoso que
acompaña la caída de materia del sistema solar sobre la atmósfera terrestre.
Dicho destello se produce por la incandescencia temporal que sufre el
meteoroide a causa de la presión de choque (el aire atmosférico se comprime
al chocar con el cuerpo y, al aumentar la presión, aumenta la temperatura, que
se transfiere al meteoroide), no de la fricción.12 Esto ocurre generalmente a
alturas entre 80 y 110 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

Este término se emplea también en la palabra meteoroide, con la que nos


referimos a la propia partícula sin ninguna relación con el fenómeno que
produce cuando entra en la atmósfera de la Tierra. Un meteoroide es materia
que gira alrededor del Sol o cualquier objeto del espacio interplanetario que es
demasiado pequeño para ser considerado como un asteroide o un cometa. Las
partículas que son más pequeñas todavía reciben el nombre
de micrometeoroides o granos de polvo estelar, lo que incluye cualquier
materia interestelar que pudiera entrar en el sistema solar. Un meteorito es un
meteoroide que alcanza la superficie de la Tierra sin que se haya vaporizado
completamente.

Generalmente, un meteorito en la superficie de cualquier cuerpo celeste es un


objeto que ha venido desde otra parte del espacio. Los meteoritos también se
han encontrado en la Luna y Marte.

Los meteoritos cuya caída se produce delante de testigos o que se logran


recuperar instantes después de ser observados durante su tránsito en la
atmósfera son llamados «caídas». El resto de los meteoritos se conocen como
hallazgos. A la fecha (mediados de 2020), existen aproximadamente 1050
caídas atestiguadas que produjeron especímenes en las diversas colecciones
del mundo. En contraste, existen más de 31 000 hallazgos de meteoritos bien
documentados.3

Los meteoritos se nombran siempre como el lugar en donde fueron


encontrados,4 generalmente una ciudad próxima o alguna característica
geográfica. En los casos donde muchos meteoritos son encontrados en un
mismo lugar, el nombre puede ser seguido por un número o una letra (ejemplo:
Allan Hills 84001 o Dimmitt (b)).

Categorías
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Tradicionalmente los meteoritos se han dividido en tres amplias categorías:

1. Meteorito pedregoso (rocas), integradas principalmente por los


minerales de silicato; aerolito o litito.
1. Condrita
2. Acondrita
2. Meteorito metálico, se componen en gran parte de hierro-
níquel; siderito.
3. Meteorito pedregoso-metálico, que contienen grandes cantidades de
material metálico y rocoso; litosiderito.
Los modernos esquemas de clasificación dividen los meteoritos en grupos
según su estructura, composición química e isotópica, y mineralogía.

 Escala de Turín, es un método de clasificación del peligro de impacto


asociado a los objetos de tipo NEO (Near Earth Objects, objetos cercanos a
la Tierra), entre los que se encuentran asteroides y cometas.
Fenómeno de caída de meteoritos
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El meteorito Neenach encontrado en Antelope
Valley, California, Estados Unidos.
La mayoría de los meteoroides se desintegran al incorporarse en la atmósfera
de la Tierra; no obstante, se estima que 100 meteoritos de diverso tamaño
(desde pequeños guijarros hasta grandes rocas del tamaño de una pelota de
baloncesto) entran en la superficie terrestre cada año; normalmente solo 5 o 6
de estos son recuperados y son descubiertos por científicos. Pocos meteoritos
son lo bastante grandes para crear cráteres que evidencien un impacto. En vez
de esto, solo llegan a la superficie a su velocidad terminal (caída libre), y la
mayoría tan solo crea un hoyo pequeño (véase:capacidad de penetración). Sin
embargo, algunos de los meteoritos que caen han causado daño a inmuebles,
ganado, e incluso a la gente.

Los grandes meteoroides podrían chocar con la Tierra con una fracción de su
velocidad cósmica, originando un cráter de hipervelocidad de impacto. El
tamaño y tipo del cráter dependerá del tamaño, de la composición, del grado de
fragmentación, y del ángulo entrante del meteorito. La fuerza de tales
colisiones tiene el potencial de causar una destrucción extensa.56 Los choques
a hipervelocidad más frecuentes, normalmente son causados por un meteorito
metálico, los cuales son más resistentes y transitan intactos en la atmósfera
terrestre. Algunos ejemplos de cráteres causados por meteoroides metálicos
incluyen al cráter Barringer, los cráteres de Wabar, y el cráter de Wolfe Creek,
ya que en estos cráteres se encontró un meteorito metálico o sus fragmentos.
En contraste, incluso los cuerpos pedregosos o helados que son relativamente
grandes (como los cometas pequeños o los asteroides) y que llegan a pesar
millones de toneladas, son frenados en la atmósfera, y por lo tanto no hacen
cráteres de impacto.7 Aunque tales acontecimientos no son frecuentes, pueden
provocar una considerable conmoción; el famoso evento
de Tunguska probablemente resultó de tal incidente.

Grandes objetos pedregosos (de centenares de metros en diámetro o más y


que logran pesar decenas de millones de toneladas o más) pueden alcanzar la
superficie y causar grandes cráteres, sin embargo, estos son muy raros. Estos
acontecimientos generalmente son tan enérgicos que el meteoro impactor se
destruye por completo sin dejar ningún meteorito. (El primer vestigio de un
meteorito pedregoso encontrado en asociación con un gran cráter de impacto
fue el cráter de Morokweng en Sudáfrica,8 descubierto en mayo de 2006).

Existen varios fenómenos bien documentados sobre caídas de meteoritos que


fueron atestiguados, aun cuando estos fueron demasiado pequeños para
producir cráteres de hipervelocidad.9 La estela de fuego que se genera
mientras el meteoroide pasa a través de la atmósfera puede lucir muy brillante,
llegando a rivalizar en intensidad con el Sol, aunque la mayoría son muy
difusos y no se pueden apreciar incluso durante la noche. Se han reportado
avistamientos en diversos colores, que incluyen al amarillo, el verde y el rojo.
Los flashes y las explosiones de luz pueden ocurrir mientras el objeto se
desintegra. A menudo, durante las caídas de meteoritos se escuchan
explosiones, detonaciones, y rugidos que pueden ser causadas por
explosiones sónicas, así como ondas expansivas que resultan de la
fragmentación del cuerpo. Estos sonidos pueden ser escuchados sobre
amplias áreas que llegan a abarcar varios miles de kilómetros cuadrados. Otros
sonidos que se producen pueden ser chiflidos y silbidos, pero son pobremente
comprendidos. No es inusual que después del paso de la estela de fuego, en la
atmósfera se rezague un rastro de polvo por cierto tiempo.

El meteorito Laguna Manantiales hallado en Santa


Cruz, Argentina.
Mientras que los meteoroides se calientan durante su paso a través de la
atmósfera, sus superficies se derriten y experimentan la ablación térmica.
Durante este proceso pueden ser esculpidos en varias formas, dando por
resultado profundas «huellas digitales», en forma de muescas sobre sus
superficies llamadas los regmagliptos. Si el meteoroide mantiene una
orientación fija por cierto tiempo sin tambalearse, puede desarrollar una «nariz
en forma de cono» o una forma cónica. Al sufrir la desaceleración, la capa
superficial fundida se solidifica en una fina corteza de fusión, la cual en la
mayoría de los meteoritos es negra (en algunas acondritas, la corteza de fusión
puede ser ligeramente rojiza). En los meteoritos pedregosos, la zona afectada
por el calor tan solo abarca unos pocos milímetros de espesor; en
los meteoritos metálicos (los cuales son mejores conductores de calor), la
estructura de metal puede ser afectada por el calor hasta 1 centímetro debajo
de la superficie. Se ha reportado que cuando aterrizan los meteoritos, son un
poco cálidos al tacto, pero nunca son extremadamente calientes. No obstante,
los informes varían grandemente, ya que algunos meteoritos son avistados
"quemándose" durante su aterrizaje, mientras que otros se avistan formando
una capa de hielo sobre su superficie.

Los meteoroides que experimentan la fragmentación en la atmósfera pueden


caer como una lluvia de meteoritos, las cuales pueden variar desde tan solo
unas pocas rocas, hasta miles de guijarros. El área sobre la cual cae una lluvia
de meteoritos se conoce como “campo de dispersión”. Los campos de
dispersión comúnmente tienen forma elíptica, donde su eje mayor siempre es
paralelo con la dirección de vuelo del meteoroide. En la mayoría de los casos,
los meteoritos más grandes de una lluvia son encontrados un poco más lejos
que el resto de las rocas dentro del campo de dispersión.
Tipos de meteoritos
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Artículo principal: Clasificación de meteoritos

Meteorito Phnom Penh (condrita L6).

 Aproximadamente, un 86 % de los meteoritos que caen sobre la Tierra


son condritas, los cuales adquieren su nombre de las pequeñas partículas
redondas que contienen. Estas partículas, o cóndrulos, se componen
principalmente de minerales de silicato que parecen haberse fundido
mientras se encontraban flotando libremente en el espacio. Las condritas
también contienen pequeñas cantidades de materia orgánica, que incluye
los aminoácidos, y granos presolares. Típicamente, las condritas tienen
4550 millones de años de antigüedad y se piensa que representan
materiales del cinturón de asteroides que nunca conformaron grandes
cuerpos. Al igual que los cometas, los asteroides condríticos son algunos
de los materiales más antiguos del sistema solar. A menudo se considera a
las condritas como los «bloques de construcción de los planetas».

Meteorito marciano ALH84001 (acondrita).

 Cerca de un 8 % de los meteoritos que caen sobre la Tierra son acondritas,


de las cuales algunas son similares a las rocas ígneas terrestres. La
mayoría de las acondritas son rocas antiguas y se piensa que representan
material cristal de los asteroides. Una gran familia de acondritas pudo
haberse originado en el asteroide 4 Vesta. Otras se derivan de diferentes
asteroides. Dos pequeños grupos de acondritas son especiales, ya que
estos son más jóvenes y no parecen provenir del cinturón de asteroides.
Uno de estos grupos proviene de la Luna, e incluye rocas similares a las
que fueron traídas a la Tierra por los programas Apolo y Luna. El otro grupo
tiene una alta probabilidad de ser originario de Marte y son los únicos
materiales de otros planetas que han sido recobrados por el ser humano.
 Alrededor del 5 % de los meteoritos que caen son metálicos, formados por
dos aleaciones de hierro-níquel, la kamacita y la taenita. Se cree que la
mayoría de los meteoritos metálicos provienen del centro de algunos
asteroides que alguna vez estuvieron fundidos en uno solo. Al igual que en
la Tierra, el metal más denso estuvo separado del material de silicato y
ubicado hacia el centro del asteroide, formando una base. Después de que
el asteroide se solidificó, este se fragmentó en una colisión contra otros
asteroides. Debido a la ausencia de hierro en las áreas de hallazgos, tales
como la Antártida, en donde se ha encontrado mucho material, se piensa
que aunque el hierro constituye aproximadamente el 5 % de las rocas
recuperadas, puede ser que realmente sean considerablemente mucho
menos comunes que lo supuesto previamente.

Meteorito pedregoso-
metálico Pallasovka (pallasite).

 Los meteoritos pedregoso-metálicos constituyen el 1 % restante. Son una


mezcla de los metales hierro-níquel y minerales de silicato. Se piensa que
un tipo de meteorito llamado palasitas, se originó en la zona límite sobre las
regiones base donde se originaron los meteoritos metálicos. Otro tipo de
meteoritos pedregoso-metálicos son los mesosideritas.
Recuperación de meteoritos
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Caídas
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La mayoría de las caídas se recobran por avistamientos de las bolas de fuego
o el descubrimiento del impacto en los suelos. Sin embargo, un pequeño
número de estos se ha podido avistar con cámaras automáticas y se ha
recobrado siguiendo una ruta calculada para el punto de impacto. El primero de
estos fue el meteorito de Příbram, el cual cayó en esta ciudad de
Checoslovaquia (ahora la República Checa) en 1959.10 En este caso, se usaron
dos cámaras para fotografiar meteoros y capturaron imágenes de la bola de
fuego. Las imágenes fueron usadas para determinar la ubicación de las rocas
en el suelo y más significativamente, para calcular por primera vez una órbita
aproximada de un meteorito recuperado.

Después de la caída de Příbram, otros países establecieron programas de


observación automatizada teniendo como objetivo estudiar el ingreso de los
meteoritos. Uno de estos fue la Red Prairie (Prairie Network), operada por el
Observatorio Astrofísico Smithsoniano a desde 1963 hasta 1975 en el oeste de
los EE. UU., este programa también observó una caída de meteorito, el "Lost
City chondrite", permitiendo su recuperación y un cálculo de su órbita.11 Otro
programa fue creado en Canadá, el Proyecto de Observación y Recuperación
de Meteoritos (Meteorite Observation and Recovery Project) funcionó de 1971
a 1985. Este también recuperó un solo meteorito, el Innisfree, en 1977.12
Finalmente, observaciones operadas por la Red Europea de Bólidos (European
Fireball Network, descendiente del programa checo original que recuperó el
Pribram), consiguió calcular y descubrir el meteorito de Neuschwanstein en
2002.13 Recientemente la Red Española de Investigación sobre Bólidos y
Meteoritos ha recuperado los meteoritos Villalbeto de la Peña y Puerto Lápice,
las últimas dos caídas acaecidas en España.14

Precisamente del estudio del vídeo y las fotografías obtenidas de la bola de


fuego que produjo la caída del meteorito Villalbeto de la Peña también se
obtuvo la órbita en el Sistema Solar.15

El 15 de febrero de 2013 cayó en Cheliábinsk, en los Montes Urales (Rusia), un


meteorito que medía aproximadamente 17 metros de alto por 15 metros de
ancho, con una masa de 10 000 toneladas en el momento de su ingreso a la
atmósfera. La bola incandescente provocó 1491 heridos por la onda expansiva
y daños económicos que superaron los 1000 millones de rublos
(aproximadamente 33 millones de dólares).

Hallazgos
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Hasta el siglo XX, solamente algunos hallazgos de cientos de meteoritos
habían sido realizados por arqueólogos. De estos, el 80 % fueron meteoritos
metálicos y metalo-rocosos, que se distinguen fácilmente de las rocas
terrestres. Hasta hoy en día, se descubren cada año pocos meteoritos rocosos
que se puedan considerar como hallazgos "accidentales". Ahora existen más
de 30 000 hallazgos de meteoritos en las colecciones del mundo que
comenzaron con los descubrimientos de Harvey H. Nininger.

Campo del Cielo meteorite, El Chaco fragment,


back2.
Los grandes llanos de Estados Unidos
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La estrategia de Nininger para buscar meteoritos fue buscar en los grandes
llanos de los Estados Unidos, donde la tierra está en gran parte cultivada y el
suelo contenía muy pocas rocas. Entre los años 20 y los 50, viajó a través de la
región, educando a la gente local sobre como lucían los meteoritos y qué hacer
si ellos encontrasen uno; por ejemplo, al despejar un campo. El resultado fue el
descubrimiento de más de 200 nuevos meteoritos, sobre todo del tipo
pedregoso.16

Al final de los años 60, los grandes llanos del condado de Roosevelt en Nuevo
México fueron un lugar particularmente bueno para encontrar meteoritos.
Después del descubrimiento de algunos meteoritos en 1967, una campaña de
conciencia pública dio lugar al hallazgo de casi 100 nuevos especímenes,
donde muchos fueron encontrados por una sola persona, Ivan Wilson. En total,
fueron encontrados casi 140 meteoritos en la región desde 1967. En el área de
los hallazgos, la tierra había estado cubierta originalmente por una capa de
tierra suelta. Durante un periodo de erosión, el suelo flojo fue eliminado,
saliendo de él todo tipo de rocas y meteoritos que estaban presentes en la
superficie.17

Antártida
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Entre 1912 y 1964, los grupos de búsqueda en la Antártida encontraron
algunos meteoritos. Posteriormente, en 1969, la «Décima Expedición de
Investigación Antártica Japonesa» encontró nueve meteoritos en un campo de
hielo azul cerca de las montañas de Yamato. Con este descubrimiento, se
descubrió que el movimiento de las hojas del hielo pudo actuar para concentrar
los meteoritos en ciertas áreas. Después de que en 1973 fuese encontrada en
el mismo lugar una docena de otros especímenes, se lanzó una expedición
japonesa en 1974, dedicada a la búsqueda de meteoritos. Este equipo
recuperó casi 700 meteoritos. Un poco después, los Estados Unidos
comenzaron su propio programa para buscar meteoritos antárticos, operando a
lo largo de las montañas Transantárticas en el otro lado del continente:
el ANSMET (ANtarctic Search for METeorites, Búsqueda de Meteoritos en la
Antártida). A finales de los ochenta, también los equipos europeos
(comenzando con un consorcio llamado EUROMET); y la continuación de un
programa italiano, el Programma Nazionale di Ricerche in Antartide también
llevaron a cabo búsquedas sistemáticas de meteoritos antárticos.
Recientemente, un programa chino, la Exploración Científica Antártica de
China, ha conducido búsquedas altamente exitosas de meteoritos desde el año
2000. Los esfuerzos combinados de todas estas expediciones han producido
más de 23 000 especímenes de meteoritos clasificados desde 1974, sin contar
los millares que aún no se han clasificado. Para más información vea el artículo
de Harvey (2003).18

Australia
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Al mismo tiempo que las concentraciones de meteoritos eran descubiertas en
el frío desierto de Antártida, los coleccionistas descubrieron que también
podían ser encontrados muchos meteoritos es el cálido desierto de Australia.
Algunas docenas de meteoritos se han encontrado en la región Nullarbor del
oeste y sur de Australia. Búsquedas sistemáticas entre 1971 y el presente han
recuperado 500 o más,19 de los cuales aproximadamente 300 están bien
clasificados. Los meteoritos pueden ser encontrados en esta región debido a
que el suelo presenta una planicie cubierta de roca moldeada. En un clima
extremadamente árido, ha habido relativamente muy poca sedimentación sobre
la superficie por decenas de miles de años, permitiendo que los meteoritos se
acumulen sin que sean enterrados o destruidos. Los meteoritos oscuros
entonces pueden ser reconocidos entre los más pálidos guijarros y rocas
terrestres.

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