ANESTESIA EN CIRUGIA LAPAROSCOPICA (2° Correccion)
ANESTESIA EN CIRUGIA LAPAROSCOPICA (2° Correccion)
ANESTESIA EN CIRUGIA LAPAROSCOPICA (2° Correccion)
Facultad de Medicina
Módulo VI 2024
Presentado por:
RESPIRATORIO:
El neumoperitoneo, que se utiliza durante la cirugía laparoscópica, puede tener
varias repercusiones en la fisiología pulmonar. El neumoperitoneo, que se utiliza
durante la cirugía laparoscópica, puede afectar significativamente la mecánica
respiratoria:
a) Disminución del volumen pulmonar total: La insuflación de gas en la
cavidad abdominal reduce el espacio disponible para la expansión pulmonar,
lo que disminuye el volumen pulmonar total. En general, se recomienda
reducir el volumen tidal (Vt) en pacientes con neumoperitoneo para minimizar
el riesgo de lesión pulmonar inducida por la ventilación.
La reducción del volumen tidal suele ser del 20-30% del volumen tidal normal
ajustado por peso corporal ideal1. Esto significa que si el volumen tidal
normal es de 6-8 ml/kg, durante el neumoperitoneo se puede reducir a
aproximadamente 4-6 ml/kg.
b) Reducción de la capacidad residual funcional (CRF): La presión
intraabdominal elevada desplaza el diafragma hacia arriba, lo que reduce la
CRF. Esta reducción puede ser de aproximadamente un 20-30%. La
disminución de la CRF puede llevar a una menor oxigenación y a la aparición
de atelectasias, lo que requiere ajustes en la ventilación mecánica durante la
cirugía para asegurar una adecuada oxigenación y ventilación del paciente.
c) Disminución de la distensibilidad pulmonar: La distensibilidad o
complianza pulmonar, o la capacidad de los pulmones para expandirse, se
ve reducida debido a la presión ejercida por el neumoperitoneo. La
disminución puede ser aproximadamente un 30 a un 50%, y se debe a la
menor capacidad de los pulmones de expandirse, lo que lleva a una
ventilación menos eficiente.
d) Hipercapnia: El aumento de la presión intraabdominal puede llevar a una
disminución en la ventilación alveolar efectiva, resultando en una
acumulación de dióxido de carbono en la sangre.
e) Desequilibrios en la relación ventilación/perfusión: La presión sobre los
pulmones puede causar áreas de ventilación reducida, lo que lleva a un
desequilibrio en la relación ventilación/perfusión y un aumento del shunt
intrapulmonar.
Estas repercusiones requieren ajustes en la ventilación mecánica durante la cirugía
para asegurar una adecuada oxigenación y eliminación de dióxido de carbono.
CARDIOVASCULAR:
El neumoperitoneo puede tener varias repercusiones a nivel cardiovascular debido
al aumento de la presión intraabdominal y la absorción de dióxido de carbono (CO₂).
a) Aumento de la presión intratorácica: La elevación del diafragma debido al
neumoperitoneo puede aumentar la presión intratorácica, lo que puede
reducir el retorno venoso al corazón y disminuir el gasto cardíaco. (Valor
normal es de -5 cmH2O en la inspiración y 0 cmH2O en la espiración).
b) Hipercapnia: La absorción de CO₂ del gas insuflado puede llevar a un
aumento de los niveles de CO₂ en la sangre (hipercapnia), lo que puede
causar vasodilatación y aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
c) Bradicardia y arritmias: La estimulación vagal durante la insuflación del
neumoperitoneo puede causar bradicardia y otras arritmias cardíacas.
d) Aumento de la resistencia vascular sistémica: La presión intraabdominal
elevada puede aumentar la resistencia vascular sistémica, lo que puede
llevar a un aumento de la presión arterial.
e) Disminución de la perfusión esplácnica: La presión intraabdominal
elevada puede reducir el flujo sanguíneo a los órganos abdominales, lo que
puede afectar la perfusión esplácnica.
Estas repercusiones requieren una monitorización cuidadosa y ajustes en la gestión
anestésica durante la cirugía laparoscópica para minimizar los riesgos
cardiovasculares.
NEUROLOGICO:
El neumoperitoneo, que se utiliza comúnmente en la cirugía laparoscópica, puede
tener varias repercusiones neurológicas debido a los cambios fisiológicos que
induce:
a) Hipercapnia: La absorción de CO₂ puede llevar a un aumento en los niveles
de dióxido de carbono en la sangre, lo que puede causar efectos
neurológicos como confusión, somnolencia y, en casos graves, acidosis
respiratoria.
b) Aumento de la presión intracraneal: El aumento de la presión
intraabdominal puede llevar a un incremento en la presión intracraneal, lo
que puede afectar la perfusión cerebral y potencialmente causar síntomas
neurológicos como dolor de cabeza, náuseas y alteraciones en el estado
mental.
Durante un neumoperitoneo la presión intraabdominal se eleva hasta 12 a 15
mmHg normalmente, mientras la presión intraabdominal normal es de 5 a 7
mmHg en un individuo sano. La presión intracraneal normal se mantiene
entre 5 a 15 mmHg, el uso del neumoperitoneo la puede elevar hasta 20
mmHg y partir de acá se considera hipertensión intracraneal que debe ser
ocupada con medidas como:
- Elevación de la cabeza a unos 30 grados
- Controlar la ventilación para favorecer la eliminación de CO2.
- Medicación como manitol o uso de soluciones hipertónicas
- Control de la temperatura corporal
c) Alteraciones hemodinámicas: Los cambios en la presión arterial y el flujo
sanguíneo pueden afectar la perfusión cerebral, lo que puede resultar en
mareos, desorientación y, en casos extremos, pérdida de conciencia.
d) Respuesta neurohumoral: La respuesta del sistema nervioso autónomo al
neumoperitoneo puede incluir la liberación de catecolaminas, lo que puede
causar efectos como taquicardia y cambios en la presión arterial.
2. POSICIONES EN CIRUGÍA LAPAROSCOPICA
Está indicada en todos los casos de patología orgánica, localizada en las regiones
accesibles a la laparoscopia, es decir los órganos de la cavidad abdominopélvico,
con excepción de los retroperitoneales.
Esquemáticamente señalamos:
1. Síndrome ascítico: (Siempre después de evacuación del líquido) pudiendo
realizar el diagnóstico etiológico y distinguir:
a) Las ascitis carcinomatosas, con granulaciones neoplásicas de las hojas
peritoneales.
b) Las ascitis de la peritonitis tuberculosa con sus granulaciones particulares.
c) Las ascitis cirróticas, apreciándose el aspecto macroscópico del hígado y los
signos de la hipertensión portal.
2. Síndrome ictérico: En estos casos el examen laparoscópico debe precisar el
aspecto y color del hígado, la existencia o no de conductos biliares dilatados en su
superficie, el estado de vacuidad o dilatación de la vesícula y la presencia o no de
esplenomegalia.
Si con estos datos el diagnóstico no puede ser establecido (hecho poco frecuente),
debe complementarse con una colangiografía laparoscópica.
3. Tumores abdominales: Permitiendo precisar su verdadera localización y en
algunos casos su etiología, cuando esto no ha podido hacerse por los medios
clínicos y radiológicos.
4. Síndrome doloroso abdominal: La laparoscopia puede ser el único examen que
nos aclare los síntomas dolorosos de ciertos enfermos que no han podido ser
precisados por otras exploraciones. Señalemos que los hallazgos más
frecuentemente encontrados en ellos son:
a) La perihepatitis, cuando se acompaña de bridas cortas, tendidas entre el hígado
y la pared anterior del abdomen.
b) Las bridas postoperatorias, que unen las asas delgadas o el ciego a las paredes.
5. La búsqueda de metástasis hepáticas o peritoneales, en casos de neoplasia,
bien sea ésta de órganos abdominopelvianos o fuera de esta cavidad (cáncer del
pulmón, del tiroides, etc.)
6. En las afecciones de las vías biliares. Nos permite diagnosticar los procesos
que asientan en la vesícula, tales como colecistitis agudas, vesículas
escleroatróficas, neoplasias, vesículas hidrópicas, etc.
7. Afecciones del estómago, situadas en la cara anterior, antro pilórico y curvatura
mayor, del ciego, apéndice y colon, así como de intestino delgado y epiplón, donde
puede ser de utilidad.
8. En algunas esplenomegalias, puede ayudar a establecer su etiología (cirrosis,
linfosarcoma, etc.)
9. Afecciones de los órganos pelvianos. De gran interés para el ginecólogo, ya
que permite el diagnóstico de fibromas pequeños, neoplasias, sobre todo de ovario,
embarazos extrauterinos, anexitis, agenesias, etc. También debemos señalar su
aplicación en el diagnóstico de testículos ectópicos.
10. En fin, en aquellas enfermedades sistémicas, en que desee comprobarse
la participación de los órganos abdominales, principalmente hígado y bazo,
como sucede en las enfermedades colágenas, las granulomatosis, linfomas, etc.
4. COMPLICACIONES DE LA CIRUGÍA
Complicaciones postoperatorias
a) Disfunción respiratoria
Un beneficio notable de la laparoscopia en comparación con la laparotomía, es la
mejoría de la función pulmonar y la disminución del número de complicaciones
respiratorias en el postoperatorio.
Persiste la posibilidad de disfunción respiratoria después de cirugía laparoscópica
(una complicación rara), y puede ser modificada por enfermedades coexistentes,
factores específicos de la cirugía y cualquier problema pulmonar grave durante la
cirugía.
En cirugía bariátrica, los individuos con reflujo activo pueden estar expuestos al
peligro de broncoaspiración en el postoperatorio, además de exacerbación de la
enfermedad reactiva de vías respiratorias.
El enfisema subcutáneo intenso en el marco de una neumopatía persistente puede
rebasar la capacidad del enfermo para compensar la hipercapnia intensa. Hay
informes de disfunción diafragmática después de la laparoscopia; en contadas
ocasiones origina disfunción respiratoria.
b) Trombosis venosa
Entre los factores fisiopatológicos sospechados de la aparición de tromboembolia
venosa aguda (TVA), están la activación de la cascada de coagulación y la
obstrucción del tipo venoso de salida durante el neumoperitoneo con CO2.
La prevalencia de la trombosis venosa profunda y la embolia pulmonar producida
durante la cirugía laparoscópica es pequeña.
Aun así, en dicha cirugía, la enfermedad quirúrgica, cuadros patológicos
coexistentes y la edad modifican el riesgo de TVA del paciente. La prevalencia de
TVA intrahospitalaria después de colecistectomía laparoscópica aumenta con la
edad, pero sigue siendo pequeña de forma global.
La obesidad es un factor de riesgo de hipercoagulabilidad, con una trascendencia
negativa mayor en mujeres que en varones.
La disección de ganglios linfáticos durante la prostatectomía radical conlleva un
riesgo importante de tromboembolia venosa profunda y embolia pulmonar en el
postoperatorio, aunque dicha cifra es menor en la cirugía robótica.
5. CASO CLINICO