Tema 6
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1. EL ACTO INTERPRETATIVO.
CONCEPTO Y NATURALEZA.
Por su carácter abstracto la ley penal, necesita para aplicarla al caso
que debe reglar una operación de adaptabilidad, que es lo que llamamos
interpretación.
El acto interpretativo resulta necesario en Derecho Penal y puede definirse
como la indagación del verdadero sentido y alcance de la norma jurídica en
relación con el caso que por ella ha de ser reglado.
Toda ley tiene un sentido y está proyectada para abarcar una determinada
zona de la actividad humana, pero no en toda ley aparecen claros estos
sentidos y alcance.
La primera cuestión que la interpretación presenta es la de si debe
indagarse la voluntad de la ley o la del legislador esto es: si lo que se debe
hallar es lo que quiso decir el legislador con las palabras de la ley o lo que
en realidad dice la ley en el contexto socio-cultural que constituye el
momento histórico en que se interpreta.
Ambas hipótesis pueden dar resultados diferentes, pues la ley una vez
puesta en vigor adquiere independencia plena de quien o quienes la
elaboraron y la circunstancia histórico-social para la que nació.
La afirmación de que el acto interpretativo debe hallar la voluntad del
legislador, fue opinión dominante en la antigua doctrina, en cambio, la
moderna entiende que es la voluntad de la ley lo que corresponde
esclarecer, las razones que fundamentan esta opinión son:
a) En la actualidad no existe un legislador de carne y hueso, un único
elaborador de la norma, cuya voluntad pueda constituirse en objeto
de la indagación.
Las leyes se hacen, en las cámaras legislativas, por muchas personas;
son variadas y contrapuestas.
Generalmente la “voluntad del legislador” es una voluntad pactada
que trata de satisfacer distintos criterios, la evolución social exige
que las leyes dictadas en un contexto histórico-social muy diferente
se aplican al actual, obligando a sacar a las normas jurídicas todas
sus posibilidades de aplicación.
Alcanzar estas metas sería imposible si se tratara de hallar la
voluntad del legislador, lo que el legislador de “entonces” quiso decir.
b) La teoría que mantiene que objeto de la interpretación es la
indagación de la voluntad del legislador produce la fosilización de la
ley, lleva a la rigidez e inmovilidad que resulta ineficaz para dar
respuesta a las nuevas situaciones.
El carácter dinámico de la sociedad actual, la necesidad de atender a
nuevas realidades, e incluso una manifiesta vocación de futuro son
rasgos de nuestras leyes, de forma que la voluntas legislatoris, salvo
como instrumento de interpretación en las exposiciones de motivos,
poco aporta al verdadero sentido y alcance de las leyes.
CLASES DE INTERPRETACIÓN.
Puede ser distintas clases según los medios que se utilicen para
alcanzar sus fines, los sujetos que la realicen y la extensión que se de al
resultado del acto interpretativo.
- De acuerdo a los MEDIOS que se utilicen puede ser:
GRAMATICAL, TELEOLÓGICA Y AXIOLÓGICA Y LÓGICO-
SISTEMÁTICA.
Interpretación Gramatical:
Extrae el sentido y alcance de la norma, tomando como base el significado
gramatical de las palabras que figuran en el texto de la ley.
En aquellos casos en que el significado de las palabras de la ley es claro e
inequívoco basta esta clase de interpretación; debe servir como barrera
para impedir resultados excesivos que pueden conducir otras formas de
interpretación.
Interpretación Teleológica.
Se pregunta por el fin que la norma persigue, la doctrina dominante
entiende que debe hallar el bien que la norma quiere tutelas y este dato
arrojará luz de la voluntad de la ley en ese caso concreto.
Pero en la medida en que las normas protegen valores, se convierte en un
elemento el criterio axiológico, que es el esencial en el objetivo teleológico
del Derecho Penal.
Interpretación Lógico-Sistemática.
Toma en consideración emplazamiento sistemático de la norma cuyo
sentido y alcance se trata de hallar, poniéndola en relación con todo el
contexto de la ley en que se encuentra ubicada y sacando las conclusiones
lógicas.
Resulta útil en la interpretación de las tipicidades penales, clasificando los
tipos conforme determinados criterios fijos, la lógica nos permite hallar lo
que quiere decir, y lo que nos puede querer decir, tomando en
consideración esos criterios fijos.
Interpretación Auténtica.
Es la que hace el propio legislador en el mismo texto de la ley como es el
caso del Art. 24 CP donde se dice lo que “a efectos penales” se entiende
por autoridad y funcionario público, en la “Exposición de Motivos” de las
distintas leyes o en auténticas leyes que se promulgan con la finalidad de
aclarar términos de una ley ya promulgada.
Interpretación Judicial.
La realizan los Tribunales de Justicia cuando aplican a la realidad la norma.
Al TS corresponde la orientación de esta función judicial interpretativa: los
criterios al resolver los recursos de casación que se someten a su
consideración, sirven para uniformar en todo el Estado la interpretación
judicial, teniendo especial valor a los efectos científicos donde con
frecuencia realizan interpretaciones a cuestiones de la praxis penal.
Interpretación doctrinal.
Es la que realizan los autores en sus estudios y trabajos de investigación
sobre el ordenamiento jurídico penal positivo.
Goza también de un valor orientador, habida cuenta de que esos estudios
deben encaminarse a constituir algo parecido a la lámpara que el juzgador
enciende, para ver más claro, cuando encuentra oscura una zona de la
norma que tiene que aplicar.
Interpretación Restrictiva.
Limita el alcance y sentido de la norma en relación las posibilidades que
ofrecía su falta de precisión.
Es la forma más habitual, casi una regla de interpretación de los preceptos
penales, y desde luego, necesaria en términos de tan complejo contenido
como el de “corrupción”
Interpretación Extensiva.
Es la que amplía el alcance de la ley atendiendo a su “espíritu”, tomando en
cuenta la posibilidad de ampliación que la letra de la norma brinda, porque
si se salta por encima de ella se deja de hacer la interpretación extensiva
para entrar en la analogía.
Sin embargo, a veces, la realización de una extensión de la Ley buscando
ser coherentes con el contenido es imprescindible, es decir, en el caso de
las evidentes necesidades sociales, en cambio, para las normas
incriminatorias o la que perjudican al reo, la interpretación extensiva debe
evitarse.
La Letra de Ley.
El significado gramatical de las palabras de que se sirve el legislador para
manifestar a los destinatarios de la norma lo que quiere que se haga (el
mandato) o lo que no debe hacerse (la prohibición).
Cuando este significado sea suficiente para alcanzar el sentido de la norma,
no es preciso recurrir a otros medios, salvo para constatar y reafirmar los
resultados obtenidos.
Ocurre que muy raramente el valor gramatical de las palaras de la norma es
suficiente para el acto interpretativo.
El Sistema Jurídico.
Es la significación que la norma puede tener por el lugar del ordenamiento
en que está situada.
Las normas no viven asiladas, son como “células” del total ordenamiento
punitivo. Confrontándola con las otras normas puede incluso descubrirse un
diálogo, una relación entre ellas que le da un sentido a cada norma, que es
el que puede alcanzarse utilizando este medio interpretativo.
No se debe, sin embargo, exagerar su utilidad. Generalmente tampoco
basta por sí solo para asegurar una interpretación adecuada.
Los Principios Generales del Derecho.
Constituyen también un medio eficaz para la interpretación de la norma,
utilizándolos conjuntamente con los otros instrumentos.
La Génesis de la Norma.
Toda norma tiene una historia que constituye un instrumento para
interpretarla, son momentos de la vida de la ley que arrojan amplios
caudales de luz para hallar su sentido y alcance.
El Fin que la Norma Persigue.
Se identifica con la “interpretación teológica”, es el instrumento más
relevante en lo que a la interpretación penal se refiere, porque hay que
tener en cuenta que no solo la finalidad da esencia a este instrumento, sino
que también cobra importancia su fundamento:
Si el fin del derecho penal es la protección de ciertos valores de especial
importancia, el instrumento interpretativo es teleológico-axiológico porque
también esencial determinar el valor al que se refiere la norma, por tanto,
permite determinar cuando se capta su fundamento y fin de la norma, el
porqué, y el para qué de la misma.
El Instrumento Histórico.
Valora la lógica de incidencia en la Ley penal del momento histórico, habida
cuenta de que la norma no puede ser concebida asilada de la cadena de
hechos y circunstancias que la han precedido, que la han motivado y de los
acontecimientos que han seguido al momento de su entrada en vigor.
La Legislación Comparada.
No puede olvidarse que en la actualidad el contexto histórico-social en que
la norma se encuentra enclavada no termina donde acaban las fronteras
nacionales.
El sentido de la norma interna, muchas veces, se halla en función de leyes
extranjeras de su misma naturaleza, y que responden a una finalidad
idéntica a la de la norma que se trata de interpretar.
Muchas veces la respuesta que las normas ofrecen a un problema no es
más que la “nacionalización” de la respuesta que a una cuestión semejante
ha ofrecido un ordenamiento extranjero, por eso, goza de utilidad
instrumental la interpretación que la jurisprudencia extranjera ha dado a
normas de su ordenamiento, semejantes a las que el jurista nacional trata
de interpretar.
La Lógica.
Es adecuada para obtener el sentido de una norma por medio del
razonamiento en ella basado.
No es un medio interpretativo como los hasta ahora indicados, constituye un
ingrediente de todas las clases y los medios de interpretación a excepción
de la puramente gramatical.
Los Elementos Alógicos e Irracionales.
Se incorporan a toda ley, constituyen datos irracionales, de oportunidad
política, de convivencia parlamentaria que si no son tenidos en cuenta por
el intérprete pueden hacer que se pierda en la búsqueda del sentido de la
norma.
Si su compresión no sirve por sí sola para descubrir el verdadero sentido del
precepto, si es útil para evitar que el intérprete, desorientado por ellos,
llegue a resultados falsos.
LA ANALOGÍA.
- CONCEPTO Y CLASES –
La cuestión de la analogía está vinculada al problema de la existencia
o inexistencia de lagunas en la ley, se acuerde pues a la analogía para
llenar las lagunas, lo que supone que cuando se usa la analogía se llenan
lagunas se “crea derecho”.
Hay autores que niegan la existencia de lagunas, otros autores, por el
contrario, entienden que, en el Derecho, no hay lagunas porque pueden ser
salvadas siempre por los principios generales y otros procedimientos
expansivos.
En el Derecho Penal encuentra una solución pacífica pues dentro de
nuestro ámbito todo lo que no está prohibido está permitido, en virtud del
imperio absoluto del principio de legalidad y de la declaración del Art. 4 del
CP “las leyes penales no se aplicarán a casos distintos de los comprendidos
expresamente en ellos”.
Esta peculiaridad resulta suficientemente indicativa para afrentar la
cuestión de la analogía en nuestro ámbito en lo que se refiere a las normas
incriminatorias.
La analogía puede definirse como “la aplicación a un caso no
previsto en la ley de una norma extraída de la misma ley o del
ordenamiento jurídico” (Rodríguez Devesa).
El más grave supuesto que podría plantear la analogía sería la de una
conducta de un sujeto y no prevista por el legislador como delito en el CP
que se considerara necesitada de castigo. Se emplearía la analogía se la
subsumirá en un tipo penal que describiera una conducta semejante,
análoga.
También se haría uso de la analogía si se tratara por el intérprete de crear
una tipicidad para ese caso concreto, en ambos casos, el juez que aplicar la
analogía estaría creando Derecho; por eso se ha dicho, con razón, que la
analogía no es una forma de interpretación sino una auténtica creación de
la ley.
Conviene distinguir la analogía de la interpretación extensiva:
En la INTERPRETACIÓN EXTENSIVA hay una ley o norma que prevé el
caso concreto, aunque la letra de ésta, por expresar menos de lo que debe
expresar en relación con su espíritu, parece no abarcarlo.
El intérprete entonces tiene que estirar la palabra de la ley para ponerla de
acuerdo con su espíritu, con la voluntad de la ley que es lo que en definitiva
trata de esclarecer.
En la ANALOGÍA, el caso concreto no está previsto ni en la letra ni en el
espíritu de la ley; en la voluntad de ésta no entra la incriminación de la
conducta de que se trata, bien porque no se la ha presentado el legislador o
porque representándosela no quiso incriminarla.
Son muy distintas las clases de analogía, de todas, la que
verdaderamente interesa es la que distingue entre analogía de ley y
analogía de Derecho y la que lo hace entre analogía in bonam partem
y analogía in malam partem.