Vacunas Veterinarias

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Vacunas Veterinarias

Definición de vacuna

La protección inmunitaria frente a las enfermedades de los animales se puede obtener activamente
por la aplicación de vacunas o pasivamente por el uso de sueros. La aplicación de vacunas necesita de
la reacción orgánica que está condicionada por las características propias de la vacuna, por el método
de aplicación y por circunstancias orgánicas del animal inmunizado.

Las vacunas son antígenos preparados para ser usados en la prevención de enfermedades causadas por
microorganismos. Se establecen diferentes tipos de vacunas para animales en función del tipo de
antígeno que a su vez determina el método de elaboración.

Componentes y tipos de vacuna

Las vacunas veterinarias están compuestas por principios activos (antígenos) y otros componentes que
afectan a la velocidad de liberación (adyuvantes) o son usadas para conseguir las formas adecuadas
(inactivadores, conservantes y excipientes).

Antígenos, son el componente esencial de cualquier vacuna, consisten en unidades biológicas,


normalmente proteínas o agentes infecciosos, que, puestas en contacto con los animales, producen,
en estos, la formación de anticuerpos, substancias de naturaleza proteica capaces de reaccionar
específicamente frente a su antígeno.

1) Vivos sin modificar: Son unidades biológicas que se administran sin intervenir sobre su
estructura. En realidad, producen siempre una inmunidad intensa y duradera, ya que
realmente lo que provocan es un determinado grado de la enfermedad, con características
menos graves que el proceso natural se trata de provocar la enfermedad de forma controlada.
Muchas veces la reacción del vacunado es violenta y contradictoria y con alto riesgo. Ejemplo:
las empleadas para la prevención de coccidiosis aviares, vacunas frente a la enfermedad de
Marek, vacunas contra rinoneumonitis equina, gastroenteritis transmisible del cerdo.
Presentan los inconvenientes de eliminar las posibilidades de erradicar la enfermedad y de
producir problemas como la presentación de cuadros de la misma.
2) Vivos atenuados: Son unidades biológicas en las que se ha intervenido disminuyendo su
patogenicidad mediante pases sucesivos en animales o cultivando los microorganismos en
condiciones disgenésicas. El grado de atenuación está en relación proporcionalmente directa
con el número de pases realizados. Estos métodos de atenuación se usan fundamentalmente
sobre virus como el de la bronquitis infecciosa aviar (ovocultivo) y el virus de la peste porcina.
También se consigue atenuar antígenos vivos mediante su cultivo en temperaturas ligeramente
inferiores a las consideradas disgenésicas o por exposición a substancias inactivadoras en
concentraciones ligeramente inferiores a las legales. Estos métodos de atenuación se aplican
generalmente sobre bacterias como Bacillus anthracis (cultivo en agar con 50% suero en
ambiente rico en CO2). En general no provocan problemas específicos; muchas producen
fenómenos inflamatorios en el sitio de inoculación que obedecen primordialmente al
adyuvante que lleva la vacuna.
3) Vivos modificados o recombinados: Son unidades biológicas modificadas genéticamente con el
objetivo de evitar que expresen alguna proteína propia o para que expresen alguna proteína
extraña. En el primer caso, se consiguen antígenos vivos atenuados irreversiblemente, que no
presentan fracciones que interfieran con las técnicas diagnósticas, o ambas características al
unísono (virus de la enfermedad de Aujeszky). Los antígenos vivos modificados, al atenuarlos,
no presentan a corto plazo la posibilidad de convertirse en patógenos, pero sí que la mantienen
a largo plazo, por recombinación natural. Ejemplo: vacuna con virus de mixomatosis de conejo
que ha recibido material genético del virus de la hemorragia viral.
4) Inactivados: Son unidades biológicas, incluidas ciertas toxinas, que han sido inactivadas por la
acción de agentes físicos, químicos o ambos. Conservan parte de la estructura química capaz
de provocar respuesta inmunitaria. A este tipo de antígeno corresponden las denominadas
bacterinas y toxoides. Constituye el tipo de antígeno más seguro en su aplicación. Todas las
vacunas que se emplean en los procesos clostridiales están conformados por toxinas
tranformadas en toxoides, generalmente por efecto del fenol. Hace excepción la vacuna
antihemoglobinuria infecciosa bovina. Los toxoides son excelentes antígenos y suficientes para
otorgar una firme protección.
5) Subunidades: Se trata de fracciones de unidades biológicas que, por su composición química,
son capaces de provocar respuesta inmunitaria. De estas subunidades se han eliminado otros
componentes que, aunque den lugar a respuesta inmune, esta no es protectora; o que
interfieren con la misma. vacuna contra diarrea colibacilar de cerditos o terneros, contituida
por "pili", estructura de fijación que posee el agente para adherirse a la mucosa intestinal; una
de las vacunas contra eripisela porcina que está formada por elementos celulares destruidos
por sonicación y rinitis atrófica porcina.

Adyuvantes

Son substancias químicas, materiales de origen microbiológico o mezclas que, administradas


conjuntamente con el antígeno, contribuyen a la producción de una mayor respuesta protectiva.

1) Sales de aluminio y calcio: Retrasan la liberación del antígeno desde el punto de inoculación y
permiten obtener respuestas inmunitarias más prolongadas. Las sales más usadas son el
fosfato e hidróxido de aluminio y fosfato cálcico.
2) Inmunoestimulantes: Aumentan o reestablecen las defensas inmunitarias. Pueden ser
materiales de origen biológico o químico, como: fracciones bacterianas, substancias vegetales
y inmunoestimulantes de origen químico
3) Emulsiones: El adjuvante Freund es una emulsión de agua-aceite con micobacterias completas
o una fracción denominada muramyl dipéptido. Como los Liposomas

Inactivadores

Son substancias que eliminan la capacidad patógena de los antígenos. Se utilizan solos o combinados
con la acción de agentes físicos como el calor.

1) Formol: Actúa sobre los grupos amino y amida de las proteínas y sobre los grupos amido que
no establecen puentes de hidrógeno de las bases púricas y pirimidínicas de los ácidos nucleicos.
2) Alquilantes: Son sustancias que dan lugar a la formación de enlaces transversales entre las
cadenas de ácidos nucleicos. Dado que reaccionan con las proteínas superficiales del
microorganismo, este mantiene intacto su poder antigénico. Los agentes alquilantes más
usados son óxido de etileno, beta-propiolactona y etilenimina.
Conservantes, se trata de substancias que se incorporan a las vacunas para animales inactivadas para
evitar posteriores contaminaciones durante la manipulación en la granja.

 Fenol: Es el conservante más usado en la elaboración de vacunas para animales inactivadas. Su


contenido en el producto final está limitado por las monografías de cada vacuna descrita en
Farmacopea.

Excipientes

Se trata de diluyentes líquidos o sólidos que permiten conseguir la concentración de principios activos
(antígenos) en el producto final, de forma que este sea fácilmente dosificable. Como: Suero fisiológico,
Leche descremada y Tipos de vacuna

Según las características del antígeno y del método de preparación pueden distinguirse los siguientes
tipos de vacunas para animales:

 Vacunas vivas, son las elaboradas con antígenos vivos sin modificar; con antígenos vivos
atenuados o antígenos vivos modificados. Este tipo de vacuna confiere inmunidad rápida, pero
solo son adecuadas en medio contaminado y tienen el riesgo de un posible retorno a la
virulencia y del posible efecto inmunosupresor.
 Vacunas muertas, son las elaboradas con antígenos inactivados. Confieren inmunidad lenta y
muchas requieren la incorporación de adyuvante. Están indicadas en medio sano por su
inocuidad.
 Vacunas de diseño, son las elaboradas con subunidades, antígenos sintéticos y antiidiotipos.

Características físico-químicas de las vacunas

Potencia: En esencia consisten en administrar a un grupo de animales dosis vacunales y posteriormente


realizar un enfrentamiento con iguales microorganismos del antígeno, pero vivos y patógenos. Si la
vacuna posee la potencia adecuada los animales sobrevivirán.

Inocuidad y toxicidad anormal: Básicamente consiste en administrar a un lote de animales una dosis
de vacuna superior a la recomendada. Los animales no deben presentar síntomas de enfermedad ni
reacción local durante un período de observación determinado.

Validez directa y validez una vez reconstituida: Esta determinación se realiza obligatoriamente
durante el proceso de registro de la especialidad pero es recomendable su realización de forma
esporádica en lotes de fabricación o cuando por razones tecnológicas se ha modificado alguna fase o
materia de la fabricación. Las pruebas de validez sirven para determinar durante cuánto tiempo
mantiene su potencia una determinada vacuna almacenada en unas condiciones de temperatura y
luminosidad.

Administración

Las vacunas veterinarias se administran por diversas vías en función del tipo de antígeno y del sistema
de crianza de los animales de destino.

Vía oral, es usual esta vía de administración en vacunas vivas destinadas a aves. Esta práctica permite
la vacunación masiva, en pocas horas y con poca mano de obra al realizarse suspendiendo el antígeno
en el agua de bebida.
Vía aerógena, es frecuente en vacunas víricas y bacterianas vivas destinadas a aves y porcino. Esta vía
permite la vacunación masiva, pero requiere de instalaciones y equipo adecuado para producir la
nebulización. El tamaño de las gotas es importante para que se mantengan suficiente tiempo en el aire
que respiran los animales.

Vía parenteral, es usada para la administración de todo tipo de antígenos especialmente inactivados.
Esta vía requiere más personal y tiempo que las anteriores y ocasiona molestias a los animales. Por el
contrario, garantiza la administración más adecuada a cada animal. Las vías parenterales más usadas
son la subcutánea e intramuscular, aunque algunas vacunas se administran por vías específicas como
intradérmica (ectima y en carbunco bacteridiano, moquillo canino).

Vía tópica, se utiliza esta vía para administrar antígenos víricos en mucosa nasal y conjuntiva ocular. Es
la vía más costosa y la más molesta para los animales, pero produce la más rápida inmunidad local en
las mucosas respiratorias y oculares.

Factores relacionados con el organismo a inmunizar

Antes de la administración debe: Planificar la manipulación de los animales para evitar molestias
innecesarias. Conocer los antecedentes patológicos de la población o individuos a vacunar. Evitar la
vacunación de hembras gestantes durante el primer mes de gestación o de aves en periodos de máxima
puesta. La administración de vacunas está contraindicada en animales enfermos, con procesos febriles,
tratados con corticosteroides o que estén recibiendo medicaciones inmunosupresoras.

Las vacunas que se apliquen no deben ser interferidas en su efecto por estos anticuerpos pasivos que
persisten ordinariamente hasta los 30-80 días post-nacimiento, variando según la especie, cantidad y
calidad del calostro ingerido, etc. En enterotoxemia del ovino o bovino, la cantidad de anticuerpos que
recibe el recién nacido, por el calostro, es generalmente insuficiente, por lo que la vacunación del
cordero o ternero debe ser también precoz

En peste porcina clásica, se recomienda vacunar los lechones a los 45 días de edad, donde sin lugar a
dudas se obtiene una mejor respuesta protectiva, pero en muchos cerditos la inmunidad pasiva no dura
más allá de los 30 días, lo que significa que el lechón permanecerá 15 días sin protección y expuesto al
riesgo de infección.

Durante la vacunación, debe asegurar la correcta aplicación de la vacunación. Se deben tener en cuenta
factores como la dosis, vía de administración, y homogeneidad de la administración.

Después de la vacunación, debe mantener a los animales en condiciones ambientales suaves.

Otras consideraciones

Los animales adultos y viejos son en general menos susceptibles a muchas enfermedades infecciosas,
al parecer porque han recibido mayor número de vacunas o bien, porque han sufrido infecciones sub-
clínicas naturalmente.

En la mayoría de las enfermedades infecciosas, lo corriente es vacunar sin diferenciación, a hembras y


machos.

En la profilaxis de muchas enfermedades únicamente se vacuna a las hembras. Los motivos son varios.
En las hembras, en algunas enfermedades infecciosas, se persigue evitar el aborto, mejorar la fertilidad
o los índices reproductivos, o bien aumentar la tasa de anticuerpos pasivos que ésta entregará al recién
nacido (Ejemplos: brucelosis, parvirosis porcina, rinoneumonitis equina, gastroenteritis transmisible,
enterotoxemia, etc.). Por otro lado las hembras, persisten numéricamente mayor tiempo en los
rebaños y lógicamente estarán mayormente expuestas.

En los animales se persigue en lo posible evitar las aplicaciones de vacunas individuales cuando fuere
posible aplicarlas asociada o simultáneamente. En los hatos se producen baja en la productividad
debido al estrés, como también producen deshijamiento en las hembras que están criando.

Se le atribuye a la vacunación asociada o simultánea, a gérmenes vivos, la presentación de una baja


temporal de la capacidad productiva expresada en leche, o ganancia de peso. Ello puede ser realidad
con algunas vacunas, pero el fenómeno se presentará también al usar esas mismas vacunas en forma
separada.

Las vacunas pueden contener además en forma normal productos que puedan provocar efectos
inconvenientes en los animales que la reciben. La mayoría de estos productos derivan del medio de
cultivo, o del tejido natural o cultivado que se ha utilizado en la obtención. Estas substancias, en
repetidos casos, pueden provocar estados de hipersensibilidad y el animal incluso puede morir de
"shock". Ordinariamente se producen estados alérgicos cutáneos locales, con edema, inflamación y
necrosis. Entre las vacunas que pueden producir estados de hipersensibilidad se citan las contra
Streptococcus equi (gurma), fiebre aftosa, influenza.

En estos últimos la substancia alergizante sería el cultivo de tejido BHK donde se replicó el virus aftoso
y el embrión de pollo donde se cultivó el virus influenza. Otras vacunas, preparadas con organismos
gram negativos poseen endotoxinas que actúan local o generalmente en el vacunado, provocando
dolor, tumefacción e incluso efectos neurológicos, (ejemplo: vacunas contra Salmonella o
Haemophylus). En la vacunación antirrábica, ésta va acompañada por tejido nervioso, existiendo el
riesgo de presentación de encefalitis debido al efecto tóxico de este tejido.

Vacunas y diagnóstico

Las vacunas vivas o muertas producen respuestas inmunológicas mediadas por células y de tipo
humoral. Estas pueden entorpecer el diagnóstico, dando en muchos casos la impresión que tales
respuestas obedecen a una infección natural. La duración de las respuestas vacinales es generalmente
más corta que la infección natural, pero hay casos en que la respuesta vacinal puede provocar error
diagnóstico para toda la vida.

Virus vivo utilizado en las vacunaciones de IBR, BVD, peste porcina, parvovirosis, rotavirus, etc. son
difíciles de diferenciar de aquellos productores de la enfermedad natural. La Cepa 19 en brucelosis
puede ser aislada de la ubre, luego de la vacunación y persistir por tiempos prolongados en ese órgano.
Tanto las pruebas serológicas como los cultivos bacteriológicos serán interpretados inicial mente como
originados por la infección natural.

Fallas de la vacunación

La respuesta de los individuos de una población a una vacuna es variable. Existirán los que responden
en forma normal, con una tasa de anticuerpos que les asegura un grado de protección adecuado y que
serán la mayoría. También y representando un número menor de individuos, existirán aquellos que
responden en forma exagerada y los que tienen una respuesta inmunitaria deficiente. Este último
grupo de individuos, nos preocupa, pues podrían aparentar que estamos frente a una falla en la
vacunación.

Cuando el efecto protectivo de una vacuna no se logra, esto puede deberse a varias razones. En relación
a la calidad de la vacuna, puede suceder que esta no estimule debidamente al sistema inmune y por
ello la respuesta sea pobre o nula; se trataría de una mala vacuna. Esta ineficiencia también podría
deberse a que el serotipo utilizado en la elaboración de la vacuna (cepa bacteriana o viral), no
corresponda exactamente al que cause la enfermedad.

Sin embargo, lo más corriente es que una falla de vacunación se deba a deficiencias en la administración
de la vacuna misma o a falla en la capacidad de respuesta del individuo vacunado. Dentro de esto
último, por ejemplo, el animal que está incubando una enfermedad y es vacunado contra ella, como es
obvio, no reportará una inmunización efectiva y hará pensar en una falla de la vacuna y lo que es peor
e injusto, en una reacción postvaccinal inadecuada.

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