Resumen Civilización y Barbarie

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RESUMEN CIVILIZACIÓN Y BARBARIE

La organización de los establecimientos educativos en forma de sistema


escolar y los principios de gratuidad y obligatoriedad (en los primeros años de
la nación) estuvieron defendidos por los caudillos y por el conservadurismo
liberal porteño.

Los caudillos pretendían que la organización de la educación reflejara su


proximidad política con la gente a la cual gobernaban. Su obra educacional
estuvo dirigida a los habitantes de los pueblos y del campo que confiaban en
ellos. A su vez, el interés de la oligarquía liberal o conservadurismo liberal
estaba centrado en la educación de los dirigentes, junto con una atracción
estética por el progreso, que los seducía por ser una moda en Europa. Pero no
les interesaba como un eje de la vida de la población.

El arquetipo del conservadurismo liberal porteño fue Rivadavia, quien actuó en


la educación argentina desde el Primer Triunvirato. Adhería al utilitarismo inglés
y a la ‘ideología’ (corriente europea de corte conservador). Su visión geopolítica
se circunscribía a los intereses de los “porteños de levita”. Subordinado a
Inglaterra, contrata el empréstito con la Baring Brothers, que podríamos señalar
como fundador de nuestra política de endeudamiento externo. Representando
a capitales ingleses, disputó las minas de Famatina al grupo riojano integrado
entre otros por Facundo Quiroga.

Creó la Bolsa de Comercio. Su ley de enfiteusis es muy discutida en cuanto a


sus resultados efectivos.

Aisló fuertemente a Bs As de las provincias. Su mentalidad administrativa y


centralista fue una de las primeras expresiones de la naciente oligarquía
porteña.

Rivadavia introdujo el método lancasteriano en todas las escuelas de Bs. As.,


decretó la obligatoriedad escolar y promovió escuelas para niñas, la educación
media (Colegio de Ciencias Morales, que más tarde origina críticas de Alberdi),
crea la Universidad y estimula la enseñanza de la ciencia.

¿Cuál era la diferencia entre el imaginario educacional de Rivadavia y el de los


caudillos progresistas?
Rivadavia opta por el modelo napoleónico, consistente en una pirámide cuya
cúspide la ocupa la universidad, rectora de todos los establecimientos
educativos. Busca una centralización completa de la educación en el poder
porteño. La idea era absolutista en el sentido que tenía lo público en la
concepción napoleónica. Circunscribe la reforma a Bs As. (Artigas trata de
difundirla a las provincias del Litoral). Rivadavia aspiraba a formar una minoría
esclarecida y privilegiada (López vinculaba la educación de los provincianos
con la integración de la sociedad nacional).

Los caudillos progresistas promovieron Juntas Protectoras de Educación,


provinciales y locales, en la que los vecinos tuvieran activa participación y
defendieran la autonomía de los sistemas educativos de sus provincias.

El sujeto pedagógico imaginado por Rivadavia se caracterizaba por su


aislamiento respecto del resto de los connacionales, una mentalidad moderna,
utilitaria, economicista y desinteresada del contexto social. Un mismo método,
en este caso el de Lancaster, cobra dimensiones distintas en el discurso
rivadaviano o en el de Artigas.

Del imaginario pedagógico rivadaviano se deriva un liberalismo elitista o un


conservadurismo modernizante; del de los caudillos progresistas surge un
federalismo pedagógico democrático que se engancha con las propuestas de
Simón Rodríguez (aunque éste sea un radical).

Religión o muerte

El tradicionalismo conservador, el nacionalismo y la exaltación de lo popular


fueron expresados en las propuestas educacionales de Juan Facundo Quiroga
y Juan Manuel de Rosas.

Quiroga

Defendía una educación tan contradictoria con el liberalismo porteño como con
las reformas provinciales progresistas. Prohispánico y localista, comparte la
concepción educacional colonial arraigada en el NOA y no se le ocurría dudar
de que el campo de la educación no fuera propiedad natural de la Iglesia
Católica. Se opone a las concepciones pedagógicas modernas, el laicismo
liberal, el protestantismo y los intereses ingleses: todos parecían parte de lo
mismo. Defiende la vieja cultura y la educación tradicionales bajo el lema
“Religión o muerte” y dio cauce a la expresión de la cultura popular de su
provincia, que era muy tradicionalista.

Rosas

Sostuvo una pedagogía en la misma línea de Quiroga. La defensa del orden


educativo colonial fue coherente con al nacionalismo católico y conservador. El
enfrentamiento de Rosas con la Liga Federal tuvo como motivación una disputa
entre los intereses ganaderos de la provincia de Bs As y los ganaderos del
interior, que defendían López, Ramírez y Bustos.

Juan Manuel de Rosas establece una dura censura de prensa y quema libros
públicamente, persigue al Salón Literario, expulsa a los intelectuales liberales,
acusándolos de ‘afrancesados’ a la par que defiende la nación contra la
escuadra francesa. Lamentablemente contraponía los valores de democracia
liberal con los de defensa de la Nación.

Rosas no se ocupó especialmente de la educación, que quedó en manos del


inspector general de escuelas, Saturnino Segurola. Los contenidos fueron
homogeneizados al conservadurismo popular. Se impuso la divisa punzó, el
juramento a la Santa Federación y otros rituales federales.

Se borraron del presupuesto los salarios docentes y se estableció que los


padres pagaran los gastos de educación, incluso de útiles escolares. Aquellas
escuelas que no pudieran sostenerse por esos medios debían clausurarse. Sus
defensores argumentan que era por la necesidad de fondos para la guerra con
Bolivia y el bloqueo anglo-francés. Rosas se oponía a la obligatoriedad escolar
y a los principios de la educación pública.

Su principal asesor en cuestiones culturales, el italiano Pedro de Angelis, se


manifestaba a favor de la libertad de mercado en la educación y de la prioridad
de la familia. El Estado no debía financiar la educación, que debía estar en
manos privadas. La enseñanza debía ajustar los contenidos de acuerdo con el
gobierno y la Iglesia.
Establecen aranceles en las escuelas primarias públicas y se despide a los
niños que no podían pagarlos. Cerró la casa de Niños expósitos y quitó el
financiamiento a la universidad.

En 1836 entrega la educación a los jesuitas, con quienes luego tiene


diferencias políticas. Rosas adjudicaba a la educación un papel más ligado al
orden que al trabajo, a la ritualización del régimen que a la formación de
productores.

De Angelis era contradictorio, porque en años anteriores había promovido


experiencias educativas liberales. Incluso había creado la Escuela
Lancasteriana. Por otra parte había criticado la política de Pedro Baladia, el
difusor del método de Lancaster. (El método de Bell y Lancaster está
desarrollado en otro archivo del blog de la cátedra).

Con Rosas forma parte de una comisión para la revisión (y censura) de los
libros de texto. Como le gustaba polemizar, asume la defensa de Rosas contra
los intelectuales liberales, como Esteban Echeverría. Imaginativo, aventurero,
culto, impulsivo y oportunista. No pactó con la Iglesia sino con el poder estatal.
Rosas, a su vez, no subordinó su política cultural a la Iglesia, sino que trató de
utilizarla para consolidarse. Cuando se produjo alguna disputa de poderes, dio
más importancia a los terrenales que a los divinos y expulsó a los jesuitas.

Liberalismo pedagógico de la generación del 37

La joven generación reunía a jóvenes liberales demócratas que se


diferenciaban tanto de los unitarios como de los federales rosistas, aunque no
todos se enfrentaron a las instituciones de Rivadavia. Más de 30 de ellos
fundaron la Asociación de Mayo, para una revolución moral, ya que la material
no era entonces posible. Y pretendían prender lentamente, sin violencia. Sus
ideales tenían palabras claves: Mayo, democracia, fraternidad, igualdad social,
libertad, sufragio, representación, educación /ilustración, ciudadanía, dignidad,
trabajo, libertad de conciencia como condición, independencia entre sociedad
civil y religiosa, instrucción popular para superar la minoridad y la necesidad de
tutela.
Los subscriptores del Dogma Socialista ponen límites al elitismo: no basta con
educar una clase dirigente, si el pueblo no está educado.

Echeverría se ocupaba de los principios, Alberdi de la organización económica


y las instituciones, Sarmiento de la cultura y educación. En cierto sentido su
obra es precursora del positivismo pedagógico que se desarrolló hacia fines del
siglo XIX. Pero sería un error confundirnos: se trata de una generación más
apegada al romanticismo.

Educación para el trabajo

Crítica de Alberdi a la concepción pedagógica de Rivadavia.

Alberdi sostiene que los ensayos de Rivadavia llevaban a formar demagogos,


sofistas, monárquicos. En vez de un Colegio de Ciencias Morales debía
haberse creado un colegio de Ciencias exactas y aplicadas a la industria.

Ataca al catolicismo académico y la religión verbalista, pero lo distingue de la


religión práctica, vinculada con la sociedad y sus necesidades.

Consideraba que había que traer inmigrantes para realizar cambios sociales en
los hábitos y valores. Y que no bastaba con alfabetizar, sino que habpia que
enseñar a trabajar.

Sólo concibe al sujeto pedagógico como una proyección de la cultura francesa,


de la laboriosidad inglesa, de la eficiencia norteamericana. De acuerdo a
Puiggrós, al igual que Sarmiento borró al sujeto social real y volvió abstracta su
propuesta educativa vinculada con las realizad snacional.

Sarmiento y la educación popular

Desde su diario ‘El Zonda’ y la Sociedad Literaria provincial de San Juan (filial
de la Asociación de Mayo) critica al rosismo, por lo cual debe emigrar a Chile.

Durante su destierro se viinculó con Lastarria y compartía con él, la


caracterización de la población indígena y mestiza como culturas
irrecuperables. Hasta llegó a rechazar nuestras raíces hispánicas.
En EEUU, se muestra complacido por la intervención de las municipalidades y
asociaciones civiles en la educación, donde la educación estatal estaba
supervisada por ciudadanos elegidos por voto popular.

Sarmiento y Horace Mann

Horace Mann impulsó un sistema educativo que a las escuelas sumó otras
instituciones educacionales de mucho arraigo popular, como las conferencias
públicas y la predicación laica. Mann, en la educación secundaria, propuso
formar ciudadanos integrales y no solamente orientados por necesidades de
las empresas.

En cuanto a Sarmiento, propuso dar a la población una formación básica


integral que elevara su cultura. Dio importancia al desarrollo de las escuelas de
artes y oficios y quiso una educación racional y científica, pero no fue
simplemente un utilitarista.

Sarmiento creía que la educación puede cambiar las sociedades, pero si los
sujetos son educables. Porque existían muchos bárbaros ineducables.

Sarmiento realizó dos cosas al mismo tiempo: ‘promovió el sistema educativo


más democrático de su época, pero al mismo tiempo realizó una operación de
exclusión de los sectores populares’.

Su modelo apuntaba a imponer una forma de ser, de sentir y de hablar, un


modelo capaz de operar sobre la sociedad cambiándola y controlándola. La
idea de seleccionar a los más aptos era coherente con la inmigración nord-
europea y el apoyo a las campañas al desierto.

La disociación entre el pueblo real y el pueblo al cual se educaría


democráticamente era constitutiva del imaginario pedagógico de Sarmiento.

De EEUU y Europa extrajo los modelos más participativos, los sistemas de


enseñanza que tenían más capacidad para llegar a los confines del país, las
experiencias que garantizaban el arraigo de la educación en la comunidad. La
instrucción pública sería una responsabilidad colectiva

Sus principales sostenedores fuera del Estado serían las cooperadoras, las
asociaciones de padres, las sociedades populares y las bibliotecas públicas.
“Sarmiento, que admiraba la experiencia norteamericana, no reconocía la
tradición que tenían en nuestro país las asociaciones protectoras de la
educación y las bibliotecas públicas” Creo que este párrafo confuso (pág. 70)
debe interpretarse así: Impulsa las asociaciones protectoras y las bibliotecas
populares con el modelo yanqui sin reconocer que esa tradición ya existía en
nuestro país las asociaciones protectoras de la ducación y las bibliotecas
públicas.

En ‘Educación Popular’ expuso sus ideas sobre los métodos de enseñanza de


la lectura y escritura, organización y administración escolar comparando
diversos países.

El sistema requería de educadores profesionales. En Chile (durante su exilio)


había creado la primera escuela normal, escuela de preceptores de Santiago,
formando educadores laicos y profesionales. Ya Francia y USA habían tenido
que formar maestros profesionales laicos para instalar un sistema educativo
moderno independiente del poder eclesiástico.

Las tendencias educativas mencionadas no alcanzaron una síntesis. Existen


elementos incompatibles que pertenecen a proyectos enfrentados. Pero la
historiografía tradicional, tanto la nacionalista como la liberal, sólo fue capaz de
usar una lógica dualista, estableciendo contradicciones como en el caso de
liberales y nacionalistas, pero no detectó que Sarmiento puso en marcha un
sistema que ya habían iniciado en muchas provincias los caudillos progresistas.

El sistema educativo creció de acuerdo con los parámetros de ‘prioridad’ del


Estado y siguiendo la forma de escolarización, pero dejó irresuelto el problema
de la relación con la comunidad y su mayor punto de conflicto fue su carácter
unitario o federal. Y pese a los principios organizadores liberales del sistema, el
nacionalismo católico se instaló fuertemente en el discurso

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