Resumen 1er Parcia de Semiologia (Ahora Si)
Resumen 1er Parcia de Semiologia (Ahora Si)
Resumen 1er Parcia de Semiologia (Ahora Si)
Saussure
Introducción a la Lingüística y el Objeto de Estudio
Saussure plantea que el objeto de estudio de la lingüística no es simple, ya que no se
puede observar como un objeto dado de antemano, sino que el punto de vista del
observador crea el objeto. Este fenómeno lingüístico tiene varias dimensiones:
Sonido y Articulación: El sonido es una impresión acústica percibida por el oído, pero está
íntimamente ligado a los órganos vocales. No se puede estudiar el sonido sin la articulación
vocal ni viceversa.
Dualidades del Lenguaje: El lenguaje tiene tanto un aspecto individual como social, y es un
sistema en constante evolución.
Definición de la Lengua
Para Saussure, la lengua es una parte esencial del lenguaje, pero no es sinónimo de éste.
Define la lengua como un producto social que permite la comunicación a través de un
sistema de signos. Aunque el lenguaje es variado y abarca dimensiones físicas, fisiológicas
y psíquicas, la lengua es una entidad autónoma que organiza y clasifica estos signos.
Saussure insiste en que la lengua es una convención social establecida, mientras que el
lenguaje abarca tanto la lengua como el habla.
Lengua y Habla
Saussure distingue entre lengua (el sistema de signos compartido por una comunidad) y
habla (el uso individual y voluntario de la lengua). Mientras que la lengua es un producto
social colectivo que los individuos adquieren pasivamente, el habla es un acto individual en
el que se usa la lengua para expresar ideas personales.
El Signo Lingüístico
El signo lingüístico es una combinación de un significante (imagen acústica) y un significado
(concepto). Estos dos elementos están unidos de manera arbitraria, lo que significa que no
existe una conexión natural entre el sonido de una palabra y su significado. Saussure
introduce los conceptos de arbitrariedad y carácter lineal del signo:
Arbitrariedad: No hay una razón natural por la cual un significante esté relacionado con un
significado específico.
Carácter Lineal: Los significantes se desarrollan en una cadena, uno después de otro,
debido a la naturaleza auditiva del lenguaje.
Inmutabilidad y Mutabilidad del Signo
Saussure también destaca la paradoja del signo lingüístico:
Mutable: A lo largo del tiempo, los signos lingüísticos cambian lentamente debido a factores
históricos.
Valor Lingüístico
El valor de un signo lingüístico no es sólo su significado, sino también su relación con otros
signos dentro del sistema de la lengua. Los valores son diferenciales, es decir, cada signo
adquiere significado en oposición a otros signos.
La Semiología
Saussure plantea la necesidad de una ciencia más amplia llamada semiología, que estudie
los signos dentro de la vida social. La lingüística sería una parte de esta ciencia, centrada
en la lengua como un sistema de signos. A través de la semiología, se podrían estudiar
otros sistemas simbólicos como la escritura, los rituales o las señales.
Saussure postuló que la arbitrariedad del signo lingüístico y su naturaleza dual, formada por
el significante (la imagen acústica) y el significado (el concepto), eran claves para
desarrollar una ciencia de la lengua. Este enfoque implicaba que el signo es arbitrario y que
su valor deriva únicamente de las relaciones con otros signos dentro del sistema lingüístico.
Lengua y Lenguaje
Saussure distingue entre lengua y lenguaje. El lenguaje es un fenómeno multifacético, del
cual la lengua es solo una parte. La lengua, según Saussure, es un sistema de valores
puramente relacionales que no tiene realidad material fuera de las oposiciones que existen
entre sus elementos. La lengua es una convención social que organiza y clasifica signos,
mientras que el habla es un acto individual de voluntad y expresión.
Esta dicotomía entre lengua y habla muestra la dualidad del lenguaje como una entidad
social (la lengua) e individual (el habla). La lengua es estable y colectiva, mientras que el
habla es cambiante e individual.
Arbitrariedad del Signo Lingüístico
La idea de Saussure sobre la arbitrariedad del signo es un punto central en su teoría
lingüística. El signo no tiene ninguna relación natural con el objeto que representa; su
vínculo es completamente convencional. Esta arbitrariedad se extiende tanto al significante
como al significado, y la lengua se constituye a través de la relación entre signos, sin que
estos tengan una conexión intrínseca con la realidad exterior. El valor de un signo es
diferencial, es decir, está determinado por su oposición a otros signos dentro del sistema.
Valor Lingüístico
El concepto de valor en la teoría de Saussure es crucial. Un signo no tiene valor por sí
mismo, sino por las relaciones que mantiene con otros signos. Por ejemplo, las diferencias
entre términos como "sheep" y "mouton" no radican solo en su significado, sino en cómo
estos términos se relacionan y se oponen dentro de sus respectivos sistemas lingüísticos.
Sincronía y Diacronía
Saussure hace una clara distinción entre lingüística sincrónica y lingüística diacrónica. La
lingüística sincrónica estudia la lengua en un momento determinado, como un sistema
estable de relaciones, mientras que la lingüística diacrónica se enfoca en la evolución de la
lengua a lo largo del tiempo. Aunque ambas perspectivas son importantes, Saussure da
primacía al enfoque sincrónico porque permite un análisis más estructurado de la lengua
como sistema en equilibrio.
Lingüística y Semiología
Saussure también es reconocido por sentar las bases de la semiología, la ciencia que
estudia los signos dentro de la vida social. Aunque la semiología va más allá del estudio de
la lengua, incluyendo símbolos, señales y otros sistemas de signos, la lengua se convierte
en el modelo central para esta disciplina debido a su complejidad y arbitrariedad. Saussure
destaca que, a pesar de que otros sistemas de signos puedan tener alguna motivación
natural, la lengua es puramente arbitraria y su estudio es fundamental para entender los
sistemas de signos en general.
Pierce
Objeto: Es aquello a lo que el signo se refiere. Puede ser un objeto real o una idea
abstracta. Peirce distingue entre dos tipos de objetos:
Objeto Dinámico: Es el objeto en sí mismo, que existe fuera del signo. Este es el objeto real,
al que el signo se refiere indirectamente.
Interpretante Inmediato: El significado básico o la idea inmediata que surge cuando uno se
encuentra con un signo.
Peirce divide los signos en tres categorías importantes a través de tres tricotomías:
Rema: Un signo que sugiere posibilidades. No ofrece una información completa, sino que
abre la puerta a múltiples interpretaciones. Ejemplo: un boceto o una sugerencia vaga.
Dicisigno: Un signo que afirma algo y tiene un valor de verdad, como una oración que afirma
un hecho.
Argumento: Un signo que establece una relación lógica entre signos. Un argumento es más
desarrollado y busca demostrar algo, como en los silogismos.
Ícono: Un signo que funciona porque se parece a su objeto. La relación entre el signo y el
objeto es de semejanza, por ejemplo, un mapa es un ícono del territorio que representa. El
ícono no depende de la existencia real de su objeto, sino de sus cualidades internas.
Ejemplos de íconos son dibujos, pinturas o diagramas.
Símbolo: Es un signo que se relaciona con su objeto por medio de una convención o ley.
Las palabras del lenguaje son símbolos, ya que no hay una conexión intrínseca entre el
significante y el significado. La relación entre el signo y su objeto es completamente
arbitraria y depende de acuerdos culturales. Por ejemplo, la palabra "perro" no tiene
ninguna relación natural con el animal que denota; su conexión es meramente
convencional.
Semiosis Infinita
La semiosis infinita es un concepto central en la teoría de Peirce. En cada proceso de
interpretación, un signo genera otro signo, y así sucesivamente. Esta cadena de signos, que
él llama semiosis infinita, nunca se detiene, ya que cada interpretación de un signo se
convierte en otro signo que requiere su propia interpretación. Este concepto refleja la
naturaleza dinámica e interminable del significado, sugiriendo que nunca llegamos a un
punto final en la interpretación de los signos.
La Lógica y la Semiótica
Peirce conecta la semiótica con la lógica al argumentar que todos los procesos de
razonamiento son esencialmente procesos sígnicos. La lógica no es otra cosa que la
semiótica aplicada, ya que todo pensamiento es en sí mismo un signo. Por lo tanto, los
signos no solo comunican, sino que también construyen la realidad a través de las
estructuras mentales que organizan nuestra experiencia.
Barthes
1. El Mensaje Fotográfico – Roland Barthes
Introducción:
Barthes sostiene que la fotografía, particularmente la de prensa, es un mensaje
estructurado. Al igual que otros medios de comunicación, la fotografía tiene un emisor, un
receptor y un canal. El emisor es el equipo técnico detrás de la producción de la foto, desde
el fotógrafo hasta los editores. El receptor es el público, y el canal es el periódico, aunque
incluye también los elementos de texto, como títulos y pies de foto, que acompañan la
imagen.
La paradoja fotográfica:
Uno de los aspectos más intrigantes de la fotografía, según Barthes, es su capacidad de ser
un mensaje sin código, en el que lo que se muestra parece ser una representación directa
de la realidad. Barthes define la fotografía como un "analogon" perfecto de la realidad, lo
que significa que la imagen parece idéntica a lo que representa, sin ningún tipo de
transformación estructural.
Sin embargo, Barthes introduce la paradoja fotográfica al argumentar que, aunque la
fotografía aparenta ser pura y sin interpretación, en realidad está cargada de
connotaciones. De hecho, incluso la fotografía más objetiva está sujeta a códigos culturales
que influyen tanto en su producción como en su recepción. Barthes distingue dos tipos de
mensajes dentro de la fotografía:
Mensaje denotado: Es lo que la fotografía muestra directamente (la realidad física o escena
visible).
Mensaje connotado: Es el significado cultural, emocional o ideológico que el espectador
asocia con la imagen.
Estructura de la fotografía:
Aunque la fotografía parece denotar la realidad sin modificarla, Barthes enfatiza que el
mensaje connotado está siempre presente. Por ejemplo, un periódico puede usar la misma
foto en dos contextos ideológicos diferentes (en un periódico conservador y en uno
progresista), lo que cambiaría el sentido connotado. Este es un proceso que Barthes llama
naturalización de lo cultural, donde los significados ideológicos se presentan como si fueran
naturales o evidentes.
Procedimientos de connotación:
Barthes identifica varios métodos por los cuales la connotación se impone a la fotografía:
Trucaje: El retoque o manipulación de una fotografía para alterar su contenido y así cambiar
su significado. Un ejemplo es la creación de montajes fotográficos, como el caso de un
senador estadounidense que fue retratado falsamente conversando con un líder comunista.
Pose: La forma en que las personas o los objetos aparecen en la imagen puede transmitir
un significado. Una pose, como la de Kennedy mirando al cielo, puede sugerir espiritualidad
o grandeza, lo que refleja un mensaje connotado de poder o nobleza.
Esteticismo: Cuando una fotografía se acerca al arte, por ejemplo, al parecerse a una
pintura clásica, adquiere un nuevo nivel de connotación. Una foto de una recepción puede
estar organizada para evocar una obra maestra del arte, añadiendo una connotación de
"espiritualidad" o "significación artística".
Sintaxis: Cuando una serie de fotos se presentan juntas en secuencia, como en una revista,
se puede generar un mensaje connotado a través de la narración visual, como es el caso de
una serie de fotos de una cacería presidencial, donde se añade un elemento de humor o
crítica política.
El texto y la imagen:
Roland Barthes, en su estudio sobre la relación entre texto e imagen, particularmente en el
ámbito de la fotografía, introduce conceptos fundamentales en su análisis semiótico de los
medios de comunicación. Barthes señala que la imagen, especialmente en contextos como
la prensa, nunca es puramente "natural"; siempre está mediada culturalmente y su
significado no es fijo, sino susceptible de múltiples interpretaciones.
Anclaje y Relevo
Barthes introduce dos funciones principales que el texto puede cumplir en relación con la
imagen:
Anclaje (anchorage): Esta función del texto actúa como una especie de "fijador" del
significado. En una fotografía de prensa, por ejemplo, la imagen puede ser ambigua y
abierta a diferentes interpretaciones. El texto asociado a la imagen (como un pie de foto o
un titular) guía al espectador hacia una lectura específica, limitando el rango de
interpretaciones. El texto "ancla" el significado de la imagen al proporcionar un contexto que
influye en cómo debe ser entendida. Sin el texto, el espectador podría interpretar la imagen
de múltiples maneras, pero el texto restringe esa libertad, dirigiéndola hacia una
interpretación más controlada por el medio.
Relevo (relay): En este caso, el texto no simplemente refuerza la imagen, sino que trabaja
en conjunto con ella para crear un significado más complejo. En lugar de "anclar" el
significado de la imagen, el texto y la imagen interactúan de manera más dinámica, donde
ambos se complementan y se construyen mutuamente. Esta relación es más común en
narrativas audiovisuales como el cine o el cómic, donde el texto y la imagen se alternan
para contar una historia completa.
La insignificancia fotográfica:
Por último, Barthes explora la posibilidad de que algunas fotografías sean denotadas
puramente, sin connotaciones. Sin embargo, concluye que esto es raro, ya que incluso las
imágenes más impactantes (como fotos de tragedias o desastres) están sujetas a
interpretaciones culturales que influyen en su lectura.
Contexto y representación:
Este texto analiza cómo la imagen (ya sea una fotografía, pintura o dibujo) está codificada
por las convenciones culturales e ideológicas de la época en que fue creada. A través de las
teorías de semióticos como Peirce y Eco, se argumenta que las imágenes no son simples
reflejos de la realidad, sino que dependen de las convenciones gráficas y de la cultura de
los observadores.
La relación entre objeto y representación:
El texto menciona que la representación visual es un proceso complejo en el que el objeto
real se transforma en un signo. Esto significa que la fotografía no solo muestra una imagen,
sino que presenta una ausencia: lo que se ve es solo un aspecto de la realidad, y no toda la
realidad misma. Louis Marin describe este proceso como un "efecto de presencia", donde la
representación hace que algo ausente parezca estar presente.
Poder y resistencia:
John Tagg estudia la fotografía desde una perspectiva histórica y social, destacando cómo
la fotografía ha sido utilizada como un instrumento de poder. La fotografía no solo refleja la
realidad, sino que también contribuye a legitimar ciertas estructuras sociales. Durante el
proceso de industrialización del siglo XIX, por ejemplo, la fotografía fue utilizada tanto en el
arte como en la ciencia para reforzar los valores de la época.
Nivel denotado: Una descripción objetiva de los elementos presentes en la imagen, como
los objetos, las personas y su disposición.
Nivel connotado: La interpretación de los elementos según los significados culturales
asociados, como el dolor en una escena de duelo o la grandeza en una imagen de un líder.
Comentario teórico: Finalmente, se propone conectar estos niveles de análisis con los
textos teóricos para reforzar la interpretación.
Este proceso es fundamental para entender cómo las fotografías, incluso las más simples,
contienen capas de significado que solo pueden desentrañarse a través de un análisis
semiótico.
Benveniste
1. Introducción
Benveniste empieza discutiendo la naturaleza de la semiología, tomando como referencia
los trabajos de Charles Peirce y Ferdinand de Saussure, dos figuras que, de manera
independiente, desarrollaron bases teóricas para una ciencia de los signos. Ambos autores
coinciden en la importancia de los signos para la construcción del conocimiento y la
comunicación, pero difieren en su enfoque.
Peirce elaboró una amplia teoría de los signos, identificando tres categorías principales:
íconos (representaciones basadas en semejanza), indicios (relación causal o de contigüidad
con lo representado), y símbolos (signos convencionales que dependen de un acuerdo
social). Sin embargo, su enfoque es tan amplio que para él todo es un signo: pensamientos,
emociones, acciones. Benveniste critica que esta definición no delimita claramente el rol de
la lengua en este sistema, ya que Peirce no distinguía entre los diferentes tipos de
lenguajes o sistemas de signos.
Saussure, por otro lado, se enfoca exclusivamente en la lengua como un sistema de signos
independiente. En su obra, establece que la lingüística es parte de una ciencia más amplia
que denomina semiología, encargada de estudiar los signos en la vida social. Para
Saussure, la lengua es el sistema más importante de todos los sistemas de signos, debido a
su función estructuradora en la comunicación humana.
Peirce: Para él, el signo es omnipresente en el universo. No hay una diferencia clara entre
los tipos de signos; por ejemplo, una palabra puede ser considerada un símbolo, un indicio
o un ícono, dependiendo del contexto. Esto crea una multiplicación infinita del concepto de
signo, lo que, según Benveniste, hace difícil su aplicación operativa en la lingüística.
Describir las lenguas conocidas tanto desde una perspectiva sincrónica (estudio de una
lengua en un momento dado) como diacrónica (su evolución a lo largo del tiempo).
Deslindar las leyes generales que gobiernan las lenguas.
Delimitar y definir a la propia lingüística como ciencia.
Saussure subraya que la lengua es un sistema autónomo que permite clasificar los hechos
de lenguaje entre los fenómenos humanos. Al introducir la lengua como principio de
clasificación, se ordena lo que antes era un fenómeno heterogéneo y confuso, logrando así
una ciencia de los signos.
Ejemplo: El color rojo en un semáforo no tiene el mismo significado que el rojo en una
bandera nacional. Cada signo funciona dentro de un sistema cerrado, y su valor depende de
las reglas internas de ese sistema.
8. Lo semiótico y lo semántico
Benveniste introduce una distinción clave entre dos modos de significancia:
Para Benveniste, el lenguaje no es un medio material que los humanos inventaron para
comunicarse, como lo serían una flecha o una rueda. En lugar de eso, el lenguaje está en la
naturaleza del hombre, es parte esencial de su ser, y el hombre no puede existir sin él. Esta
crítica surge de la idea errónea de que el lenguaje es algo que los humanos inventaron,
cuando en realidad el hombre no existe fuera del lenguaje.
2. La subjetividad y el "yo"
Uno de los puntos centrales del texto es que el lenguaje es lo que permite al ser humano
constituirse como sujeto. Según Benveniste, es solo en y a través del lenguaje que el
hombre puede decir "yo" y reconocerse como un individuo. Esta capacidad de subjetivarse
a través del lenguaje es única y fundamental para la condición humana.
La subjetividad que Benveniste describe no es simplemente el sentimiento de ser uno
mismo, sino la capacidad de un individuo para trascender sus experiencias vividas y
mantenerse coherente en el tiempo. Esta unidad psíquica del ego se forma en el discurso,
donde el hablante se posiciona como sujeto al emplear el pronombre "yo".
En cambio, cuando se usa la tercera persona ("él jura"), el acto ya no tiene el mismo valor.
El verbo describe una acción realizada por otro, pero no tiene el mismo compromiso
subjetivo que en la primera persona.