Pagina 7

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 12

Prieuré Sion – P.S.

y Las Cruzadas

1) En 1070 un misterioso grupo de monjes procedentes de Calabria aparece en las


Ardenas, donde son bien recibidos y protegidos a la vez que la tía y madre adoptiva
de Godofredo de Bouülon les da tierra en Orval.

2) Puede que uno de los miembros de dicho grupo fuera el preceptor personal de
Godofredo, así como coinstigador de la primera cruzada.

3) Antes de 1108 los monjes de Orval desaparecen. Si bien no hay ningún


testimonio de su lugar de destino, es muy posible que éste fuera Jerusalén.
Ciertamente, Pedro el Ermitaño embarcó para Jerusalén.

4) En 1099 cae Jerusalén y el trono es ofrecido a Godofredo por un cónclave


anónimo, uno de cuyos líderes es de origen calabrés, al igual que los monjes de
Orval.

Luego, a su regreso de la segunda cruzada, Luis VII de Francia trajo consigo, según
se dice, noventa y cinco miembros de la orden.

Los documentos en virtud de los cuales Luis VII instaló a la Ordre de Sion en Orléans
todavía se conservan. Copias de los mismos han sido reproducidas en diversas
fuentes y los originales pueden verse en los archivos municipales de Orléans.

En los mismos archivos también se guarda una bula de 1178, promulgada por el
papa Alejandro III, en la que se confirman oficialmente las propiedades de la Ordre
de Sion.

De hecho, hasta la segunda guerra mundial hubo en los archivos de Orléans no


menos de veinte documentos que citaban específicamente a la Ordre de Sion.
Todos ellos menos tres desaparecieron durante los bombardeos que sufrió la ciudad
en 1940.

También se dice que en 1188 la Ordre de Sion modificó su nombre y adoptó otro
que, al parecer, ha perdurado hasta hoy: la Prieuré de Sion. Y, según se dice,
adoptó también, a guisa de subtítulo, el curioso nombre de Ormus.

La divisa de Ormus llevaba aparejada una especie de acróstico o anagrama en el


que se combinan varias palabras y símbolos clave.

Ours significa oso en francés: ursus en latín, un eco, como se vería después, de
Dagoberto II y la dinastía merovingia.

«Orme» es la palabra francesa que significa olmo.

Or, huelga decirlo, significa «oro».

Y la «M» que forma el marco en el que están encerradas las otras letras no es sólo
una «M», sino también el signo astrológico (ITJ) de Virgo, el cual lleva la
connotación, en el lenguaje de la iconografía medieval, de Notre Dame.

«Ormus» aparece en otros dos contextos radicalmente distintos. Figura en el


pensamiento zoroástrico y en los textos gnósticos, en los que es sinónimo del
principio de la luz.

Según las enseñanzas masónicas, Ormus era el nombre de un sabio y místico


egipcio, un «adepto» gnóstico de Alejandría y vivió durante los primeros años de la
época cristiana.
Se supone también que en 46 d. de C. él y seis de sus seguidores fueron
convertidos al cristianismo por uno de los discípulos de Jesús, san Marcos según la
mayoría de las crónicas.

Se dice que de esta conversión nació una nueva secta u orden en la que los
principios del cristianismo primitivo se fundieron con las enseñanzas de otras
escuelas mistéricas aún más antiguas que el cristianismo.

Según la tradición masónica, en 46 d. de C. Ormus confirió a su recién constituida


«orden de iniciados» un símbolo de identificación específico: una cruz roja o rosa;
mil años después sería el símbolo templario.

Se pretende que uno vea en Ormus los orígenes de la llamada Rose-Croix o


Rosacruz.

No se conocen pruebas de que existieran «rosacruces» (al menos con este nombre)
antes de los inicios del siglo XVII... o quizá de las postrimerías del XVI.

El mito que rodea a esta orden legendaria data de 1605 aproximadamente y cobró
ímpetu por primera vez un decenio más tarde, con la publicación de tres opúsculos
incendiarios. Estos opúsculos, que aparecieron en 1614, 1615 y 1616
respectivamente, proclamaban la existencia de una hermandad o cofradía secreta
de «iniciados» místicos, cuyo supuesto fundador era un tal Christian Rosenkreuz, el
cual, se afirmaba, nació en 1378 y murió en 1484.

Se reconoce de modo general que Christian Rosenkreuz y su cofradía secreta fueron


una patraña, una especie de engaño tramado con algún fin que aún nadie ha
podido explicar satisfactoriamente, aunque no dejó de tener repercusiones políticas.

La Prieuré de Sion no era, en sentido riguroso, una perpetuación o continuación de


la orden del Temple: se hincapié en que la separación entre las dos órdenes data de
la «tala del olmo» en 1188. Al parecer, sin embargo, siguió existiendo alguna clase
de relación, y «en 1307 Guillaume de Gisors recibió la cabeza dorada, Caput LVIII,
ÍTJ, de la orden del Temple»

Los grandes maestres del priorato o «Nautonnier» que es la designación real:

Jean de Gisors 1188- jefe normando fundador de la ciudad de Portsmouth


Marie de Saint-Clair 1220-
Guillaume de Gisors 1266- en 1306 organizó como una «francmasonería hermética»
Edouard de Bar 1307-
Jeanne (Juana) de Bar 1336-
Jean de Saint-Clair 1351-
Blanche (Blanca) d’Evreux 1366- Reina consorte estaba interesada en la alquimia
Nicolás Flamel 1398- el mejor documentado de los alquimistas medievales
Rene de Anjou 1418-
Lolan de de Bar 1480-
Sandro Filipepi 1483- Botticelli
Leonardo da Vinci 1510-
Connétable de 1519-
Ferdinand de G 1527-
Louis de Nevers 1575-
Robert Fludd 1595- exponente del pensamiento hermético
J. V’alentin Andrea 1637- Teólogo luterano interesado en alquimia y misticismo
Robert Boyle 1654- fundador de la química moderna
Isaac Newton 1691-
Charles Radclyffe 1727- 5º Conde de Derwentwater Francmasón de Rito escocés
Charles de Lorena 1746-
Maximilien de 1780-
Charles Nodier 1801-
Victor Hugo 1844-
Claude Debussy 1885-
Jean Cocteau 1918- No combatió en la I Guerra
Monseñor François Ducaud-Bourget 1963

La lista provoca inmediatamente escepticismo, por un lado, vemos en ella los


nombres que eran de esperar, nombres relacionados con lo «oculto» y lo
«esotérico», pero

¿por qué no incluir en ella únicamente nombres ilustres?


¿por qué no incluir también a Dante, a Miguel Ángel, a Goethe y a Tolstoi, en vez de
recurrir a gente poco conocida como Edouard de Bar y Maximilien de Lorena?
¿Y por qué se omite a individuos como Poussin, cuya relación con el misterio ya
estaba comprobada?

1) ¿Hubo algún contacto personal, directo o indirecto, entre cada maestre y su


predecesor y su sucesor inmediato?

2) Si la orden de Sion se definía a sí misma como francmasoneríahermética,


¿mostraban todos los supuestos grandes maestres alguna predisposición al
pensamiento hermético o a la relación con sociedades secretas?

Rene de Anjou (rey de Jerusalén) estuvo, al parecer, relacionada de un modo poco


claro con la de Juana de Arco.

Escribía poesía y alegorías, además de compendios de reglas de los torneos,


procuraba fomentar el conocimiento y en cierto momento tuvo empleado a
Cristóbal Colón.

Estaba empapado en la tradición esotérica y en su corte había un astrólogo,


cabalista y médico judío que respondía al nombre de Jean de Saint-Rémy. Según
cuentan diversas crónicas, Jean de Saint-Rémy era el abuelo de Nostradamus, el
famoso profeta del siglo XVI que también figuraría en nuestra historia.

Se dice que estaba muy orgulloso de una magnífica copa de porfirio rojo que, según
él, había
sido utilizada en las bodas de Cana. Afirmaba haberla obtenido en Marsella, donde
la Magdalena, según la tradición, desembarcó con el Grial.

Otros cronistas dicen que Rene tenía en su poder una copa —tal vez la misma— en
cuyo borde había una misteriosa inscripción: Qui beurra tout d’une baleine Voira
Dieu et la Madeieine. (Aquel que beba bien verá a Dios.Aquel que beba de un solo
trago verá a Dios y a la Magdalena.)

Al parecer, Rene de Anjou no sólo contribuyó en cierta medida a la formación de las


academias, sino que, además, les confirió uno de sus temas simbólicos favoritos: el
de la Arcadia.

Con frecuencia está representada por una fuente o una lápida sepulcral, ambas
asociadas a una corriente subterránea.
Esta corriente suele equipararse al río Alfeo, que es el río central que fluye por la
Arcadia geográfica real de Grecia; es un río de curso subterráneo que, según se
dice, vuelve a la superficie en la Fuente de Aretusa, en Sicilia.
Desde la antigüedad más remota el río Alfeo ha sido considerado como sagrado. Su
nombre se deriva de las mismas raíces que la palabra griega Alpha, que significa
primero o fuente.

Entre otras cosas, parece connotar la tradición esotérica subterránea del


pensamiento pitagórico, gnóstico, cabalístico y hermético.

Pero también podría connotar algo más que un cuerpo general de enseñanzas,
quizás alguna información basada en hechos y muy específica: alguna clase de
«secreto», transmitido clandestinamente de una generación a otra. Y podría
connotar una estirpe no reconocida y, por ende, subterránea.

Los manifiestos rosacruces

En el siglo XVII tuvo lugar una diseminación de ideas parecida, primero en


Alemania, extendiéndose luego a Inglaterra.

Prometían la transformación del mundo y del conocimiento humano de acuerdo con


principios esotéricos, herméticos: la «corriente subterránea» que había fluido desde
Rene de Anjou a través del Renacimiento.

Anunciaban una nueva época de libertad espiritual, una época en la que el hombre
se liberaría de sus anteriores grilletes, abriría la puerta a secretos de la naturaleza
que hasta entonces habían permanecido dormidos, y gobernaría su propio destino
de acuerdo con leyes universales y cósmicas, armoniosas y omnipresentes.

Al mismo tiempo, los manifiestos eran de lo más incendiario desde el punto de vista
político, pues atacaban ferozmente a la Iglesia católica y al antiguo Sacro Imperio
Romano.

Johann Valentín Andrea es quién (o sus colaboradores) escribieron un tercer


opúsculo rosacruz: Nupcias químicas de Christian Rosenkreuz.

En la obra de Andrea hay también resonancias de los romances sobre el Grial y de


los caballeros
templarios: se dice en ella, por ejemplo, que Christian Rosenkreuz lleva una túnica
blanca con una cruz roja en el hombro.

Federico, Elector del Palatinado del Rhin era sobrino de un importante líder de los
protestantes franceses, Henri de la Tour d’Auvergne, vizconde de Turenne y duque
de Bouülon: el antiguo título de Godofredo de Bouillon.

En 1613 Federico había contraído matrimonio con Elizabeth Estuardo, hija de Jacobo
I de Inglaterra, nieta de María Estuardo, reina de Escocia y biznieta de María de
Guisa..., y los Guisa eran la rama menor de la casa de Lorena. Un siglo antes María
de Guisa se había casado con el duque de Longueville y luego, al morir éste, con
Jacobo V de Escocia.

Este matrimonio creó una alianza dinástica entre las casas de Estuardo y de Lorena.

Por consiguiente, los Estuardo empezaron a figurar, aunque sólo fuera de modo
periférico,
en las genealogías de los documentos Prieuré
Durante su permanencia en Francia los Estuardo habían participado activamente en
la diseminación de la francmasonería. De hecho, se les suele considerar como la
fuente de la francmasonería llamada «de rito escocés».

en 1725 Radclyffe fundó en París la primera logia masónica del continente.

El sistema de la francmasonería era una nueva extensión del «rito escocés» y más
adelante se denominaría «de estricta observancia».

El principio básico de la «estricta observancia» era que descendía directamente de


los caballeros templarios, algunos de los cuales, según se suponía, habían
sobrevivido a la purga de 1307-1314 y perpetuado su orden en Escocia.

Como la bula pontificia disolviendo los templarios nunca se había promulgado en


Escocia, la orden jamás fue suprimida oficialmente en dicho país. Hay localizado lo
que parecía ser un cementerio templario en Argyllshire.

La más antigua de las lápidas que había en dicho cementerio databa del siglo XIll y
estaban talladas de cierta forma singular y mostraban símbolos idénticos a los que
se encontraban en preceptorías templarías conocidas de Inglaterra y Francia.

En las lápidas más recientes estos símbolos se combinaban con motivos


específicamente masónicos, lo cual era testimonio de cierta clase de fusión.

LOS DOS JUAN XXIII

Según los «documentos Prieuré», cada Gran maestre, al pasar a ocupar su cargo,
ha adoptado el nombre de Jean (Juan) o, dado que entre ellos ha habido cuatro
mujeres, Jeanne (Juana).

Es claro que esta sucesión entraña un pontificado esotérico y hermético basado en


Juan, en contraste (tal vez en oposición) al exotérico basado en Pedro.

Cabe hacerse una pregunta importante: ¿de qué Juan se trataba? ¿De Juan el
Bautista? ¿De Juan el Evangelista, el «discípulo amado» del cuarto evangelio? ¿O de
Juan el Divino, autor del Libro del Apocalipsis?

Fuese cual fuese la respuesta a esta pregunta, en la lista de supuestos grandes


maestres de Sion Jean Cocteau aparecía como Jean XXIII.

En 1958, cuando es de suponer que Cocteau era aún el Gran maestre de la orden,
murió el papa Pío XII, y los cardenales, reunidos en cónclave, eligieron como nuevo
pontífice al cardenal Angelo Roncalli de Venecia, causó mucha consternación al
elegir el de Juan XXIII.

En primer lugar, el nombre de «Juan» había sido anatematizado implícitamente


desde la última vez que fuera utilizado a principios del siglo xv: por un antipapa.
Asimismo, ya había habido un Juan XXIII. El antipapa que abdicó en 1415 y que —
detalle interesante— había sido antes obispo
de Alet era, de hecho, Juan XXIII.

En 1976 se publicó en Italia un librito enigmático que poco después fue traducido al
francés.
Se titulaba Las profecías del papa Juan XXIII* y contenía una recopilación de oscuros
poemas proféticos en prosa que, según se afirmaba, eran obra del pontífice citado,
el cual había muerto trece años antes, en 1963, el mismo año en que murió
Cocteau.

Dice que Juan XXIII era secretamente miembro de la «Rose-Croix», a la que se había
afiliado cuando era nuncio del papa en Turquía, en 1935.

Se dice que en 1188 la Prieuré de Sion adoptó el subtítulo de Rose-Croix Veritas.

Si el papa Juan estaba afiliado a una organización de la Rose-Croix, y si dicha


organización era la Prieuré de Sion, las implicaciones serían extremadamente
intrigantes.

Entre otras cosas, sugerirían que el cardenal Roncalli, al convertirse en papa,


escogió el nombre de su propio Gran maestre secreto y entonces, por alguna razón
simbólica, habría un Juan XXIII presidiendo la orden de Sion y el papado
simultáneamente.

En todo caso, el gobierno simultáneo de un Juan (o Jean) XXIII tanto en la orden de


Sion como en Roma resulta una coincidencia extraordinaria.

Y no cabía la posibilidad de que los «documentos Prieuré» hubieran inventado


semejante lista con el fin de crear tal coincidencia, una lista que culminaba con Jean
XXIII al mismo tiempo que un hombre que ostentaba el mismo título ocupaba el
trono de San Pedro. Porque la lista de los supuestos grandes maestres de Sion
había sido redactada y depositada en la Bibliothéque Nationale en 1956 a más
tardar, es decir, dos años antes de que comenzara el pontificado de Juan XXIII.

En el siglo XII un monje irlandés llamado Malachi recopiló una serie de profecías por
el estile de las de Nostradamus: para cada pontífice el monje ofrece una especie de
lema descriptivo, y para Juan XXIII el lema, traducido al francés, es «Pasteur et
Nautonnier»: «Pastor y Navegante».

Las reformas del concilio Vaticano Segundo:

Revisó la postura de la Iglesia ante la francmasonería

En junio de 1960 promulgó una carta apostólica de profunda importancia: en ella


abordaba de forma específica el tema de «La Preciosa Sangre de Jesús»

El papa hacía hincapié en los sufrimientos de Jesús como ser humano y afirmaba
que la redención de la humanidad se había efectuado mediante el derramamiento
de dicha sangre.

En el contexto de la carta del papa Juan, la pasión humana de Jesús y el


derramamiento de su sangre adquieren mayor importancia que la resurrección o
incluso que la mecánica de la crucifixión.

Esto altera toda la base de las creencias cristianas: si la redención del hombre se
efectuó mediante el derramamiento de la sangre de Jesús, la muerte y la
resurrección de éste pasaban a ser incidentales, cuando no, de hecho, superfluas.

Para que la fe conservase su validez, no hacía falta que Jesús muriese en la cruz.

LA CONSPIRACION
Según los documentos Prieuré, entre 1306 y 1480 la orden tuvo nueve
encomiendas, en 1481 este número se amplió a veintisiete.

Según las listas, las más importantes fueron las situadas en Bourges, Gisors, Jarnac,
Mont-Saint-Michel, Montréval, París, Le Puy, Solesmes y Stenay.

La encomienda de Gisors databa de 1306 y estaba situada en la Rué de Vienne. Se


supone que desde allí se comunicaba, por medio de un pasadizo subterráneo, con el
cementerio de la localidad y con la capilla subterránea de Sainte-Catherine, que
estaba debajo de la fortaleza.

A principios de 1944, cuando Gisors fue ocupada por los alemanes, Berlín envió una
misión militar especial que debía preparar una serie de excavaciones debajo de la
fortaleza.

El desembarco aliado en Normandía impidió que se llevasen a cabo dichas


excavaciones; pero poco tiempo después, un trabajador francés llamado Roger
Lhomoy inició excavaciones por cuenta propia.

En 1946 Lhomoy comunicó al alcalde de Gisors que había encontrado una capilla
subterránea en la que había diecinueve sarcófagos de piedra y treinta cofres de
metal.

Lhomoy pidió permiso para seguir excavando y dar a conocer su descubrimiento,


pero el permiso se vio retrasado —parece ser que casi deliberadamente— por los
trámites burocráticos.

Finalmente, en 1962, Lhomoy prosiguió las excavaciones en Gisors.

Los trabajos fueron realizados bajo los auspicios de André Malraux, ministro de
cultura en aquel
tiempo, y no fueron abiertas oficialmente al público. Ciertamente, no se hallaron
sarcófagos ni cofres.

Los duques de Guisa y Lorena

Durante el siglo XVI la casa de Lorena y su rama menor, la casa de Guisa hicieron
un intento concertado y decidido de derribar a la dinastía francesa de los Valois.

En 1584 el nuevo duque de Guisa y el nuevo cardenal de Lorena lanzaron un nuevo


ataque contra el trono. Su principal aliado en esta empresa era Louis de Gonzaga,
duque de Nevers, el cual, según los «documentos Prieuré», había pasado a ser Gran
maestre de Sion nueve años antes. La bandera de los conspiradores era la cruz de
Lorena, antiguo emblema de Rene de Anjou.
Sencillamente no se sabe si hubo alguna sociedad u orden secreta que apoyase a
las casas de Guisa y Lorena. Ciertamente, contaron con la ayuda de una red
internacional de emisarios, embajadores, asesinos, agentes provocadores y espías
que es muy posible que formasen una institución clandestina. Según Gérard de
Sede, uno de tales agentes era Nostradamus; y hay otros «documentos Prieuré»
que corroboran la afirmación de Gérard de Sede.

En todo caso, hay pruebas abundantes de que Nostradamus fue realmente un


agente secreto al servicio de Francois de Guisa, y de Charles, cardenal de Lorena.

Según Gérard de Sede, y también según la leyenda popular, Nostradamus, antes de


iniciar su carrera de profeta, pasó mucho tiempo en Lorena.

Se dice de modo más específico que le fue mostrado un libro antiguo y arcano en el
que basaría toda su obra subsiguiente.
Y, a lo que parece, este libro le fue mostrado en un lugar muy significativo: la
misteriosa abadía de Orval.

Charles, duque de Guisa se había casado con Henriette-Catherine de Joyeuse,


propietaria de Couiza y de Arques, donde está situada la tumba que es idéntica a la
que aparece en el cuadro de Poussin.

Los «documentos Prieuré» dicen que Et in Arcadia Ego fue la divisa oficial de la
familia Plantard desde por lo menos el siglo XII

Shugborough Hall.

En los terrenos de Shugborough hay un imponente bajorrelieve de mármol,


ejecutado por orden de la familia Anson entre 1761 y 1767.

Este bajorrelieve comprende una reproducción —a la inversa, como en un espejo—


de Les bergers d'Arcadie de Poussin: e inmediatamente debajo de él hay una
inscripción enigmática que nadie ha sabido descifrar de manera satisfactoria:
O.U.O.S.V.A.V.V.

En 1738 el papa Clemente XII promulgó una bula pontificia condenando y


excomulgando a todos los francmasones, a los que declaró «enemigos de la Iglesia
romana».

En 1962 fue publicada una carta escrita por el papa Clemente XII dirigida a un
corresponsal desconocido, declara que el pensamiento masónico reposa en una
herejía: la negación de la divinidad de Jesús y afirma que los espíritus guías, las
«mentes directoras» que hay detrás de la francmasonería son las mismas que las
que provocaron la reforma luterana.

LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIO DE SION

Redactados en redactados en francés y en el Congreso Judaico Internacional


reunido en Basilea en 1897, no había ningún francés.

Fueron llevado a Rusia y no creados en Rusia por la policía secreta del Zar, quién
los desestimó al serle presentado, desterrando a su presentador Sergei Nilus.
Por si fuera poco, se sabe también que un ejemplar de los Protocolos circulaba ya
en 1884, es decir, trece años antes del Congreso.

Los eruditos modernos han demostrado que los Protocolos, tal como fueron
publicados por primera vez, se basan, al menos en parte, en una obra satírica
escrita y publicada en Ginebra en 1864.

La obra fue redactada como un ataque contra Napoleón III por un hombre que se
llamaba Maurice Joly y que fue a dar con sus huesos en la cárcel, pero sí consta que
Joly era amigo de Víctor Hugo y éste, que compartía con él la antipatía por
Napoleón III, era miembro de una orden de la Rose-Croix.

Napoleón III: sobrino de Napoléon, emperador puesto por los Illuminatis, a


quienes se rebeló y tomo el poder como propio.

Los Protocolos Contienen, por ejemplo, cierto número de referencias enigmáticas


que evidentemente no son judaicas, termina con una sola afirmación: Firmados por
los representantes de Sion del Grado 33.
Contienen otras anomalías aún más flagrantes: habla repetidamente del
advenimiento de un reino masónico y de un «rey de la sangre de Sion que presidirá
dicho reino masónico» y afirma que el futuro rey será de las raíces dinásticas del
rey David.

También dice que el rey de los judíos será el verdadero papa y el patriarca de una
Iglesia internacional.

El concepto de un rey no habría significado nada para los judíos de 1897, como
tampoco significaría nada para los judíos de hoy.

Durante los dos últimos milenios el único «rey de los judíos» ha sido Jesús; y Jesús,
según los evangelios, era de las raíces dinásticas de David.

¿Por qué hablar de un concepto tan específica y singularmente cristiano como es el


de un papa?

¿Por qué hablar de una «Iglesia internacional en lugar de una sinagoga o un templo
internacional?

La Hiéron du Val d'Or

Según una de estas crónicas puestas al día, Sauniére no descubrió por casualidad
los trascendentales pergaminos en su iglesia.

Por el contrario, se dice que dio con ellos porque emisarios de la Prieuré de Sion le
informaron de su paradero. Estos emisarios visitaron a Sauniére en Rennes-le-
Cháteau y le reclutaron en calidad de factótum.

Al parecer, hacia finales de 1916 Sauniére se peleó con dichos emisarios.

Si esto es cierto, la muerte del cura en enero de 1917 cobra un tono más siniestro
del que generalmente se le atribuye. Diez días antes de su muerte Sauniére gozaba
de buena salud.

A pesar de ello, diez días antes de su muerte alguien encargó un ataúd en su


nombre.

El recibo del ataúd, fechado el 12 de enero de 1917, está extendido a nombre de


Mane Denarnaud, confidente y gobernanta de Sauniére.

Jean-Luc Chaumeil, da a entender de modo implícito que en los años anteriores a


1914 la francmasonería a la que pertenecían Sauniére se amalgamó con otra
institución esotérica: La Hiéron du Val d'Or era una especie de sociedad secreta
política fundada alrededor de 1873.

La Hiéron du Val d'Or tenía que ver con nuestra investigación porque formulaba lo
que Jean-Luc Chaumeil denomina una «geopolítica esotérica» y un «orden mundial
etnárquico».

En realidad, estas denominaciones, traducidas a un lenguaje más asequible,


significaban la instauración de un nuevo Sacro Imperio Romano en la Europa del
siglo XIX, un Sacro Imperio Romano revitalizado y reconstituido, un Estado secular
que unificaría a todos los pueblos y que en esencia se apoyaría en cimientos
espirituales en lugar de sociales, políticos o económicos.

Un Estado de estas características llevaría a la práctica el sueño secular de un reino


celestial en la Tierra, una copia o imagen terrestre del orden, la armonía y la
jerarquía del cosmos.

Habría realizado la antigua premisa hermética de lo de arriba, también abajo.

Según Chaumeil, los objetivos de la Hiéron du Val d'Or eran:

Una teocracia en donde las naciones no serían más que provincias, sus líderes no
serían otra cosa que procónsules al servicio de un gobierno mundial oculto
integrado por una élite.

Para Europa este régimen del Gran Rey entrañaba una doble hegemonía del
pontificado y el imperio, del Vaticano y de los Habsburgo, que serían el brazo
derecho del Vaticano.

En el siglo XIX, huelga decirlo, los Habsburgo eran sinónimo de la casa de Lorena.
Por consiguiente, el concepto de un Gran Rey habría significado el cumplimiento de
las profecías de Nostradamus.

Monseñor François Ducaud-Bourget (24 de noviembre de 1897 - 12 de junio de


1984) y aliado cercano del arzobispo Marcel Lefebvre, quien dijo: Tú me haces papa
y yo te haré rey.

Ambos eran agents provocateur del papa Paulo VI

Finalmente, todo se bosqueja en la restauración de una monarquía popular bajo la


estirpe merovingia.

¿A qué viene, se pregunta, restaurar la estirpe merovingia hoy, cuando han


transcurrido 1.300 años desde que fue depuesta?

¿Acaso un régimen merovingio moderno sería distinto de cualquier otro régimen de


nuestros días? Si así es, ¿en qué y por qué?

¿Qué tienen de especial los merovingios?


¿Por qué tantas personas poderosas e inteligentes, de hoy y del pasado, le prestan,
no solo su atención, sino también su lealtad?

¿qué importancia podría tener hoy semejante pretensión?

¿Acaso la legimitidad técnica de una monarquía podía ser realmente un argumento


persuasivo y convincente?

¿Por qué, a finales del siglo xx (y ahora), recibiría una monarquía, legítima o no, el
tipo de lealtad que al parecer recibían los merovingios?

LOS MEROVINGIOS

La dinastía merovingia nació de los sicambros, una tribu del pueblo germánico que
recibía el nombre colectivo de «francos».

Entre los siglos V y VII los merovingios gobernaron grandes extensiones de lo que
actualmente son Francia y Alemania.
Al cabo de más o menos un siglo, los Estuardo subieron al trono inglés, pero sólo
después de extinguirse los Tudor. Y los propios Estuardo fueron depuestos
forzosamente por las casas de Orange y Hannover.

Sin embargo, en el caso de los merovingios, no hubo ninguna de estas transiciones,


ya eran reyes legítimos y reconocidos debidamente.

Meroveo (Merovech o Meroveus) fue una figura casi sobrenatural digna de los mitos
clásicos: es un eco de la palabra francesa que significa «madre» y, además, de las
palabras francesa y latina que significan «mar».

Según se dice, Meroveo, al nacer, llevaba en sus venas una mezcla de dos sangres
diferentes: una genealogía transmitida a través de la madre, como en el judaismo,
por ejemplo, o una mezcla de linajes dinásticos en virtud de la cual los francos
pasaron a ser aliados de sangre de otro pueblo; muy posiblemente con una fuente
de «allende el mar».

Se suponía que todos ellos llevaban una mancha de nacimiento que los distinguía
de todos los demás hombres, les haría inmediatamente identificables y atestiguaba
su sangre semidivina sobre el corazón —curioso anticipo del blasón de los
templarios— o entre los omóplatos.

Se les tenía por reyes-sacerdotes: encarnaciones de lo divino, algo parecido,


pongamos por caso, a los faraones del antiguo Egipto y por ello No gobernaban por
la gracia de Dios.

Así, por ejemplo, se han encontrado cráneos de monarcas merovingios que


muestran en la coronilla lo que parece ser una incisión o agujero ritual.

El objeto de tales incisiones era permitir que el alma escapara en el momento de la


muerte, así como abrir el contacto directo con lo divino.

En 1653 se encontró una importante tumba merovingia en las Ardenas: la tumba


del rey Childerico I, hijo de Meroveo y padre de Clodoveo. Contenía objetos menos
característicos de la realeza que de la magia, la brujería y la adivinación: la cabeza
cercenada de un caballo, por ejemplo, una cabeza de toro hecha de oro y una bola
de cristal.

Uno de los símbolos merovingios más sagrados era la abeja; y la sepultura del rey
Childerico contenía no menos de trescientas abejas en miniatura hechas de oro
macizo.

Al ser coronado emperador en 1804, Napoleón insistió en que las abejas de oro
fuesen cosidas a la vestimenta que llevó durante la ceremonia.

Afirmaban ser descendientes de Noé, al que consideraban, más incluso que a


Moisés, como la fuente de toda la sabiduría bíblica, lo cual constituye una postura
interesante que volvería a aflorar a la superficie mil años más tarde en la
francmasonería europea.

Los antepasados de los merovingios estaban relacionados con la casa real de la


Arcadia.

En alguna fecha no especificada, próximo ya el advenimiento de la era cristiana, se


supone que emigraron hacia el Danubio, subieron luego por el Rhin y se instalaron
en lo que ahora es la Alemania occidental.

A decir verdad, el nombre mismo de la Arcadia se deriva de «Arkades», que


significa Pueblo del Oso.
Los antiguos arcadios afirmaban ser descendientes de Arkas, la deidad patrona de
la tierra, cuyo nombre también significa oso.

Según los mitos griegos, Arkas era el hijo de Kallisto, una ninfa relacionada con
Artemisa, la Cazadora.

Para la mente moderna Kallisto es más conocida como la constelación Ursa Major,
es decir, la Osa Mayor.

Para los francos sicambros, antecesores de los merovingios, el oso gozaba de


parecida categoría exaltada.

Al igual que los antiguos arca-dios, éstos rendían culto al oso bajo la forma de
Artemisa o, más específicamente, bajo la forma de su equivalente gálico, Arduina,
diosa patrona de las Ardenas.

Meroveo era un caudillo sicambro que vivía en 417, combatió a las órdenes de los
romanos y murió en 438.

En 448 el hijo de este primer Meroveo, que llevaba el mismo nombre que su padre,
fue proclamado rey de los francos en Tournai y reinó hasta su muerte, acaecida
diez años más tarde.

A los hijos de los merovingios no se les nombraba reyes. Al contrario, se les


consideraba automáticamente como tales cuando cumplían doce años.

No se celebraba ninguna ceremonia pública de unción, ninguna coronación del tipo


que fuese.

El poder era sencillamente asumido, como por derecho sagrado.

Después de su conversión al cristianismo, los reyes merovingios, al igual que los


patriarcas del Antiguo Testamento, fueron polígamos.

Una familia de tan alto rango que su sangre no podía ser ennoblecida por ningún
casa miento, por ventajoso que fuese, ni degradada por la sangre de esclavos...

El más famoso de todos los reyes merovingios fue el nieto de Meroveo, Clodoveo I,
que reinó entre 481 y 511.

También podría gustarte