Información Sobre Oratoria
Información Sobre Oratoria
Información Sobre Oratoria
Historia
La oratoria nació en Sicilia y se desarrolló fundamentalmente en
Grecia, donde fue considerada un instrumento para alcanzar
prestigio y poder político. Había unos profesionales llamados
logógrafos que se encargaban de redactar discursos para los
tribunales.
El más famoso de estos logógrafos fue Lisias. Sin embargo,
Sócrates creó una famosa escuela de oratoria en Atenas que
tenía un concepto más amplio y patriótico de la misión del
orador, que debía ser un hombre instruido y movido por altos
ideales éticos a fin de garantizar el progreso del estado. En este
tipo de oratoria llegó a considerarse el mejor en su arte a
Demóstenes.
De Grecia la oratoria pasó a la República romana, donde Marco
Tulio Cicerón lo perfeccionó. Sus discursos y tratados de
oratoria nos han llegado casi completos. Durante el imperio
Romano, sin embargo, la oratoria entró en crisis por cuenta de
su poca utilidad política en un entorno dominado por el
emperador, aunque todavía se encontraron grandes expertos en
ese arte como Marco Fabio Quintiliano; los doce libros de su De
institutione oratoria se consideran la cumbre en cuanto a la
teoría del género. Sin embargo, como ha demostrado Ernest
Robert Curtius en su Literatura europea y Edad Media latina, la
Oratoria influyó poderosamente en el campo de la poesía y la
literatura en general pasándole parte de sus recursos
expresivos y retorizándola en exceso.
Géneros
Originalmente, la oratoria se dividía en varias partes.
Anaxímenes de Lámpsaco propuso una clasificación tripartita
que asumió después Aristóteles.
Oratoria forense o judicial
La oratoria judicial o forense3 se ocupa de acciones pasadas. Al
género judicial lo califica un juez o tribunal que establecerá
conclusiones aceptando lo que el orador presenta como justo y
rechazando lo que presenta como injusto. La definición brindada
en el diccionario jurídico elemental de Guillermo Cabanellas, la
define como: La exigida o practicada ante los tribunales de
justicia, en las vistas o audiencias en que, lista para sentencia la
causa, las partes o, con mayor frecuencia, sus letrados, resumen
ante el juez o los magistrados los hechos, las pruebas y los
fundamentos de Derecho que apoyan su tesis y su petición de
condena o absolutoria.
Oratoria política o deliberativa
La oratoria política se ocupa de acciones futuras. Al género
deliberativo o político lo califica el juicio de una asamblea
política que acepta lo que el orador propone como útil o
provechoso y rechaza lo que propone como dañino o perjudicial.
Oratoria epidíctica o demostrativa
El género demostrativo o epidíctico se ocupa de hechos
pasados, pero, al contrario que el género judicial, se dirige a un
público que no tiene capacidad para sancionar los hechos
mismos, o influir sobre el asunto tratado; sino tan solo de
asentir o disentir sobre la manera de presentarlos que tiene el
orador, alabándolos o vituperándolos. Está centrado en lo bello
y en su contrario, lo feo. Sus polos son, pues, el encomio y el
denuesto o vituperio.
Tipos de oratoria
Existe en la actualidad una clasificación de los tipos de oratoria según la
finalidad del orador. A continuación se expresan algunos tipos de
oratoria:
Oratoria social. También llamada ceremonial, augural o
sentimental, son las que se desarrollan en un determinado ámbito
donde el ser humano participa de una ceremonia.
Oratoria pedagógica. Busca transmitir la cultura mediante la
palabra hablada, es decir transmite conocimientos. Es una oratoria
didáctica o académica que busca enseñar.
Oratoria forense. Se usa dentro de la ciencia jurídica y busca
exponer con claridad los informes de jueces, abogados y fiscales.
Oratoria persuasiva. Cuando los políticos exponen y debaten
ideas políticas y utilizada principalmente en época de sufragio.
Oratoria sacra o religiosa. Realiza sermones a partir de la
palabra de Dios utilizando como base la Biblia u otros libros
religiosos.
Oratoria dentro de una empresa (llamada “Management
Speaking”). Es utilizada por hombres de negocios y empresarios
a fin de transmitir objetivos corporativos.
El buen orador
La oratoria no es simplemente hablar en público, un buen orador debe
reunir ciertas características que lo hacen distintos al resto de los
hablantes comunes.
La oratoria siempre se realiza con un orador individual frente a un
público (receptor colectivo).
El orador debe hablar con claridad, pero además con
entusiasmo, eficacia y persuasión. El lenguaje es su herramienta
principal. Un orador debe saber hacerse escuchar. debe lograr que
el público muestre interés y sea reflexivo.
Debe el orador tener claro el fin de su discurso. Puede ser
un discurso persuasivo, a fin de convencer al público de una
opinión, por ejemplo. Además, puede enseñar, conmover o
agradar a su público.
La apariencia física es muy importante así como el aseo
personas. El atuendo que elije el orador debe estar acorde con las
circunstancia dependiendo si es una ocasión formal o informal.
Un orador debe mantener una actitud positiva, estar relajado
y gozar de buena salud física y psíquica.
Además debe poseer mucha capacidad de memoria, ya que la
oratoria requiere un 90% de habla y apenas un poco de lectura de
apuntes, de ser necesario.
Un orador debe ser sincero y congruente, es decir, que haya
relación entre lo que un orador dice y hace. Además, debe ser leal
a quien ha confiado en él o ella.
Un orador debe perder el miedo y los prejuicios a hablar en
público, debe tener soltura y saber estar frente a un público.
Un orador debe conseguir que el público lo escuche con atención,
se sensibilice con él y lo comprenda, y, en caso de ser un discurso
persuasivo, que el oyente se convenza de lo que el orador está diciendo
acerca de un tema.
Errores a evitar
Empezar nuestra intervención cuando todavía hay personas del
público hablando o tomando asiento.
Comenzar a hablar sin saludar y sin presentarse.
No apagar previamente el teléfono móvil ni recordar al auditorio que
haga lo mismo.
Adoptar una postura corporal no adecuada. Por ejemplo, permanecer
de pie y moverse demasiado... o sentarse hacia atrás de manera
informal.
Confesar al auditorio que hay incomodidad o nerviosismo.
Dirigirse al auditorio de manera demasiado coloquial o con excesiva
formalidad.
No mirar a los presentes a la cara.
Hablar en un volumen demasiado bajo, muy rápido o muy despacio, o
no pronunciar correctamente.
Quedar inmóvil y rígido, gesticular en exceso, limitar mucho los
movimientos (tipo robot) o repetir demasiado el mismo movimiento.
Repetir gestos o tics a causa del nerviosismo (meter y sacar las
manos en los bolsillos, caminar hacia delante y hacia atrás, rascarse,
guiñar).
No concluir una frase o idea que se ha comenzado.
Hacer pausas silenciosas demasiado largas.
Dirigir la mirada al reloj cada pocos minutos.
Desviarse de la cuestión perdiendo el tiempo en digresiones poco
útiles e interesantes.
Usar muletillas o repetir expresiones o sonidos sin justificación, que
no aportan nada al contenido del "discurso".
Leer alguna cita, o incluso el texto de nuestra intervención, de
manera muy mecánica, de forma "leída", no "dicha", sin darle
expresividad o sin levantar la vista del papel.
Utilizar una presentación de diapositivas como texto básico de la
intervención en lugar de como apoyo para completar el discurso oral.
No beber agua cuando se lleva un rato hablando y la boca está
reseca.
Tipos
Según la cantidad de oradores, se clasifica en dos :
1. Oratoria individual: Porque hace uso de la palabra, sin la
participación de otra u otras personas, se dice que está utilizando la
oratoria individual. Esta es quizás una de las formas elocutivas de más
arraigo en el ámbito social pues es de uso obligatorio en todas las
medidas y esferas donde el hombre desenvuelve su vida física, afectiva
y laboral.
2. Oratoria grupal: Se caracteriza por la presencia de dos a tres o más
personas en el estrado hablando.
Tipos de conferencias
1. Una simple conferencia:
Se puede denominar simplemente conferencia cuando los organizadores
nos solicitan que hablemos de un tema determinado, haciendo una
amplia exposición de este y una vez expuesto se dé por finalizado el
acto. En este caso no habrá posibilidad que el público formule algún tipo
de preguntas. Por lo general se trata de intervenciones a tiempo fijado,
por lo que se debe acordar con los organizadores cuánto tiempo se
dispone para hablar.
2. Conferencia con ruegos y preguntas:
Por lo general los organizadores ya advierten que se debe ser más breve
para dejar paso a la intervención del público que preguntará sobre el
tema. Es importante en este tipo de conferencias la presencia de un
moderador, alguien que ayude y ponga punto final a las preguntas o
evite que las preguntas se conviertan en un diálogo entre el espectador
y el conferenciante.
3. Conferencia-entrevista:
Se trata de una modalidad que últimamente se realiza mucho en
algunos ámbitos, al margen de la radio y la televisión. En este caso el
conferenciante expone el tema de una forma breve y seguidamente deja
paso al presentador para que este formule preguntas a las que el
conferenciante va respondiendo ampliamente y sin límite de tiempo.