Borde de Semblante
Borde de Semblante
Borde de Semblante
ECOS DEL VII CONGRESO DE LA AMP: SEMBLANTES Y SÍNTOMA Trauma, historia y subjetividad
Por Dudy Bleger
Falo, residuo que verifica
Por Rose-Paule Vinciguerra
El duelo en la época del empuje a la felicidad
Borde de semblante Por Liliana Cazenave
Por Pierre Malengreau
Las fallas de la tierra y del cielo: Variaciones para una izquierda lacaniana. Conversación
consecuencias para la cura con Jorge Alemán
Por Eric Laurent Reseña realizada por Clara Schor-Landman
ESTUDIOS
Intervenciones
- Por Marie-Hélène Brousse
- Por Carmen Cuñat
- Por Fabian Naparstek
Acerca de la causa
Por Pablo Fridman
http://virtualia.eol.org.ar/
#21 Septiembre - 2010
Borde de semblante
Pierre Malengreau
Los pasos de Lacan se apoyan sobre la lógica. Esta aborda el semblante a partir de lo que se escribe. No se trata más
de pensar el semblante a partir de la imposibilidad del significante a significarse él mismo. Se trata de pensar el
semblante a partir del « impacto »8 de las palabras, que se repite cada vez que las evocamos.
Algo de nuestro uso de la palabra se encuentra por esto modificado, y para cernir esta modificación puede servirnos
la referencia a una estructura triple. Esta nos invita a no tomar más al semblante por relación a lo que lo distingue
http://virtualia.eol.org.ar/ 2
#21 Septiembre - 2010
de lo real, sino por el extremo de su punto de enganche. Nos invita a pensar un borde entre semblante y goce que no
esté del lado de lo verídico. Esto no va de suyo. Esto supone que no consideremos los diferentes semblantes como
equivalentes. Ciertos semblantes9 arrastran al sujeto del lado de su confrontación a lo que hace la verdad del deseo.
La castración sigue siendo en este caso la orientación.
Otros - ¿pero se puede en esto verdaderamente hablar en plural? – confrontan al sujeto en los límites del poder de
la palabra. Conviene en ese caso concebir un uso del semblante disociado del sentido, un uso que se apoye sobre la
separación del S1 y del S2.
Esto es una dificultad en la medida en que Lacan considera en el mismo movimiento que no hay « función del
semblante sin referencia a lo verídico »10. Decir que el semblante se refiere a lo verídico quiere decir que éste no se
enuncia más que a partir de lo que se plantea como verdad. ¿De qué verdad se trata? Parecen oponerse aquí dos
figuras de la verdad: la verdadera y la falsa. La verdad falsa es aquella detrás de la cual corremos. Es la que corre, aun
sola, cuando hablamos. Es aquella de la que Lacan dice que tiene una estructura de ficción.
La que él nombra « la verdad verdadera » es otra. « La verdad verdadera es que entre el hombre y la mujer, eso
no anda »11, en nombre de un goce imposible de decir. Por esto esta verdad tiene por especificidad la de no poder
atraparse más que por mentiras, y esta no es la menor de las paradojas del semblante. Esto nos obliga a conciliar lo
inconciliable. La división del goce y del semblante es « sin remedio »12, porque no podemos atrapar al goce más que
por un borde que se inscribe en la dimensión de una verdad mentirosa.
La cuestión que se plantea entonces es la de saber en qué ese borde podría exceptuarse de esta verdad mentirosa.
Toda la última enseñanza de Lacan encausa la idea de que lo real no se atrapa más que en la mentira. Este se atrapa
también por el extremo de lo que llega como por azar.
El hecho de que esta estructura en forma de V sea abierta por uno de sus lados se verifica por esto esencial. Lacan
habla a propósito de esto de verdadera abertura, lo que deja suponer que dicha abertura puede ser también, si llega
el caso, falsa o mentirosa. Este es un punto crucial que redobla lo que se pasa del lado de lo verídico. La verdadera
abertura es sexual. La misma se demuestra por lo que no se puede escribir, y se distingue de lo que la neurosis no
cesa de poner delante para evitarla. El « nudo donde se encuentra lo real » procede de una estructura que incluye la
no relación sexual. « En otro lado estamos en el fantasma »13. Estamos en el fantasma desde que intentamos conciliar
goce y verdad.
Entonces, esta diferencia entre verdadera abertura y la abertura a la cual se engancha la neurosis, se verifica esencial
porque ella hace pasar del lado de los semblantes lo que precedentemente estaba del lado de la falta. Hace de la
castración misma un semblante14, y abre la vía hacia lo que podría ser un discurso que no sería de semblante, un
discurso pues que no se originaría de la castración. Se trata acá ni más ni menos que del « límite impuesto al discurso
» analítico, y también a todo discurso « cuando se trata de la relación sexual »15.
Qué es entonces, para terminar, del borde de semblante en esta estructura de V. Diferentes relatos de pase testimonian
de que el borde de semblante no está dado de entrada. Es necesario un análisis para situar sus coordenadas en la
singularidad de una existencia16. La estructura triádica anticipada por Lacan permite situar este borde de semblante,
http://virtualia.eol.org.ar/ 3
#21 Septiembre - 2010
no entre goce y verdad, sino sobre la dimensión de lo verídico reducido a su punto de enganche al goce. La estructura
triádica sigue siendo seguramente abierta, pero la misma permite considerar ese borde de semblante como siendo un
punto de enganche al goce que no depende del Otro. Es un punto de enganche del goce sin tutor, podríamos decir
retomando las palabras del testimonio de Anne Lysy.
Es por ejemplo también lo que Bernard Seynhaeve parece testimoniar en las enseñanzas que él extrae de su pase. El
borde de semblante que su análisis ha producido bien podría ser ese testimonio mismo. Este nos permite por esto
definir lo que sería ese borde de semblante producido por un análisis. Su testimonio tiene esto de particular, que él no
recibe sus letras de garantía de un Otro situado sobre la dimensión de lo verídico tal como esta se deletrea a merced
de los significantes de su historia. Su testimonio no recibe otra garantía que la que le viene del hecho mismo de que él
lo sostiene en acto. De ahí a pensar que un testimonio de pase pueda ser elevado a la dignidad de sinthome el tiempo
que sirva, no hay más que un paso que este testimonio hace posible17.
17- La fórmula « borde de semblante » aporta pues un doble esclarecimiento al sinthome. Río arriba, la misma sitúa el sinthome como producto
de un análisis. Lo menos que se puede esperar de parte de quien ha hecho un análisis es que no retroceda delante del punto al cual su análisis
lo ha conducido. Río abajo, esta hace aparecer a la vez la singularidad del sinthome respecto del goce y su precariedad respecto de la verdad.
Introduce en el sinthome la dimensión del tiempo. El sinthome tiene que ver con el tiempo no únicamente lógico sino también real. Es necesario
el tiempo que él sirva o que uno se sirva de él.
http://virtualia.eol.org.ar/ 4