Fase 4-Ejecucion-Antropologia Rural Terminado

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Fase 4- Ejecución

Yessica Quintero Legro


Antropología Rural

Director-Tutor
Claudia Milena Ospina López

Universidad Nacional Abierta y a Distancia - UNAD


Escuela de Ciencias Básicas, Tecnología e Ingeniería
2024

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INTRODUCCIÓN

Vale la pena resaltar, en el contexto del desarrollo de la actividad, que los

primeros enfoques de la antropología ecológica se centraban en la noción de que

los seres humanos, considerados como poblaciones ecológicas, deberían ser la

unidad de análisis principal. De esta manera, la cultura se conceptualizó como el

mecanismo mediante el cual la población se ajusta al entorno (Ingold, 2021).

No obstante, al adentrarme en el estudio de la antropología ecológica, me

encontré con una sensación de familiaridad sorprendente, al descubrir que

compartía conceptos, intereses y perspectivas con disciplinas dedicadas a

comprender fenómenos que pueden allanar el camino hacia un mundo mejor

mediante la educación. Reconocer la interdependencia que tenemos unos con

otros para generar nuevos conocimientos y compartir los ya existentes marca el

inicio de una visión auténticamente multidisciplinaria en el ámbito académico, en

contraposición a las tendencias arraigadas y los egoísmos que hasta ahora solo

han entorpecido los esfuerzos para alcanzar este objetivo.

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Interacción acerca de los elementos y características mas relevantes

de la ecología

El progreso de la disciplina no se desarrolla en un vacío, sino que está

intrínsecamente ligado a las inquietudes de la sociedad más amplia a la que

pertenecen quienes participan en ella. Responde a estímulos externos que pueden

influir en la evolución del cambio cultural y social. Actualmente, la creciente

preocupación global por el estado del medio ambiente ha provocado un notable

aumento del interés académico en cuestiones ambientales, que han dejado su

huella en campos que abarcan desde las ciencias naturales hasta las ciencias

sociales. En el ámbito de la antropología, así como en otras disciplinas, el interés

por comprender cómo las personas se relacionan con su entorno no es novedoso.

Los antropólogos especializados en este campo a menudo hacen referencia a la

antropología

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Durante el último siglo, se ha dedicado un considerable esfuerzo al estudio

de la dimensión ecológica de estas interacciones. Sin embargo, esta investigación

está lejos de llegar a una conclusión definitiva, lo cual podría ser de gran

importancia para la comunidad no académica, dado que estos temas ahora están

en el centro del discurso ambiental contemporáneo. El propósito de este artículo

es analizar la evolución del estudio antropológico de las relaciones entre humanos

y medio ambiente a lo largo del tiempo, y considerar su relevancia en los debates

públicos y globales.

En la actualidad, los problemas ambientales han sido abordados desde

diversas disciplinas, y el conocimiento generado en el campo de la antropología

está influenciado por el enfoque teórico adoptado por sus expertos. Este enfoque

ha evolucionado a lo largo del tiempo para adaptarse a los avances en el campo

científico en general, particularmente en las ciencias sociales. En la antropología

ecológica, el modelo original ofrecía una aparente certeza, pero en las décadas de

1950 y 1960, los científicos sociales comenzaron a cuestionar la explicación

basada en la causalidad. Como respuesta, los antropólogos han desarrollado

nuevas formas de conceptualizar y comprender las causas y los datos propios del

campo. Otro cambio significativo, cuyas implicaciones no están del todo claras,

surgió en la década de 1990, cuando los científicos sociales adoptaron un enfoque

relativista en la era postmoderna, intentando superar las dicotomías modernistas

entre mente y cuerpo, pensamiento y acción, cultura y comportamiento.

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Soluciones rurales desde la antropología

En los últimos años, hemos sido testigos del inicio de la crisis de

biodiversidad que enfrentamos hoy en día, con más de un millón de especies

conocidas en peligro de extinción, sin mencionar las 31 que fueron declaradas

extintas el año pasado. Es esencial incluir los factores humanos en la gestión de la

biodiversidad, ya que esta situación es muy similar a la rápida extinción de

poblaciones biológicas en el pasado. A diferencia de las extinciones causadas por

perturbaciones naturales, en esta crisis el ser humano es el principal agente de

cambios y modificaciones irreversibles con un impacto destructivo considerable.

Entre estos factores se encuentran la sobrepoblación, el aumento de la demanda

de recursos y la expansión de la agricultura a gran escala.

Por lo tanto, es crucial entender que también somos parte de las

soluciones, las cuales requieren una transformación de la base social mediante la

incorporación de elementos de la ecología política, los estudios sociales y

culturales, y la antropología del desarrollo. Estos campos son fundamentales para

criticar el proceso acelerado de globalización. Para lograrlo, debemos trascender

los límites de la ciencia y abordar los cambios necesarios en los ámbitos

económico, social y filosófico de nuestra existencia, ya que la conservación de la

biodiversidad va más allá del alcance exclusivo de la investigación biológica.

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Existe una necesidad urgente de aumentar el número y la cobertura de las

áreas protegidas, así como de invertir en temas de biodiversidad. Esto incluye

replicar los modelos de algunos países del tercer mundo, donde iniciativas como la

reforestación y la introducción de técnicas agroecológicas han tenido un impacto

positivo. Estas medidas no solo ayudan en el mantenimiento y cuidado de los

recursos naturales, sino que también mejoran la cosecha, la nutrición y la calidad

de vida de la población, reduciendo significativamente el impacto ambiental.

La pérdida de biodiversidad amenaza el bienestar humano al afectar los

recursos fundamentales como la tierra y el agua, que son esenciales para la

nutrición humana. En Colombia, uno de los principales factores en la disminución

de la biodiversidad está relacionado con la agricultura y la ganadería. Otros

factores incluyen el riesgo de invasiones biológicas, la falta de información, la

presencia de especies invasoras, los cambios climáticos y diversas actividades

humanas como la deforestación, la tala ilegal, los cultivos ilegales, la

sobreexplotación de especies silvestres, el tráfico, la caza, la depredación, la

contaminación del agua y la expansión urbana e industrial.

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Según Fr. Daniel Saldarriaga, director del Banco de Alimentos de Colombia,

el hambre en el mundo ha aumentado tras la pandemia, afectando a más de 900

millones de personas que carecen de acceso a alimentos. Nuestro país también

ha enfrentado dificultades y privaciones, con un 42% de la población sin acceso

adecuado a alimentos. La lucha contra el hambre es un problema grave en

Colombia.

Al ofrecer una perspectiva valiosa sobre temas ambientales específicos, la

antropología puede contribuir significativamente a la búsqueda de una vida

sostenible en un sentido más amplio. La antropología nos permite entender la

relación entre la forma en que las personas perciben el mundo (su cultura) y cómo

influyen en él. Mientras que la investigación ecológica puede identificar qué

comportamientos humanos son beneficiosos o perjudiciales para el medio

ambiente, el análisis antropológico puede desvelar qué perspectivas culturales

fomentan comportamientos sostenibles o nocivos. Por lo tanto, la antropología es

útil no solo para entender qué valores, creencias, estructuras de parentesco,

ideologías políticas y tradiciones rituales contribuyen a prácticas sostenibles.

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CONCLUSIONES

A lo largo de este trabajo, la antropología ecológica me ha demostrado que

es posible alcanzar la sostenibilidad en una región si consideramos todos sus

aspectos específicos. Su análisis nos permite identificar los componentes sociales,

ambientales, económicos y culturales de una población determinada. A partir de

estos componentes, podemos descubrir conocimientos que deben ser

reaprendidos y valorados por los participantes, al mismo tiempo que se descartan

aquellos conocimientos impuestos por la globalización que no respetan el medio

ambiente. Solo al transformar nuestras acciones en un concepto integral y

holístico, podremos alcanzar el aún utópico desarrollo sostenible en nuestro

planeta. De esta manera, construiremos comunidades capaces de colaborar,

aprovechando los conocimientos, habilidades y destrezas de cada individuo, y

eliminando el egoísmo personal y profesional que nos impide ver las realidades

catastróficas que enfrentamos.

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REFERENCIAS

APPADURAI, A. (1990). “Disjuncture and difference in the global cultural

economy”. Public Culture, 2, 2:1-24

DWYER, P.D., (1996). “The invention of nature”. En R.F. Ellen y D. Fukui

(eds) Redefining nature: Ecology, culture and domestication. Oxford: Berg

INGOLD, T. (1993). “Globes and spheres: The theology of

environmentalism”. En K. Milton (ed), Environmentalism: The view from

anthropology. Londres y Nueva York: Routledge

Jiménez Bautista, F. (2016). Los problemas humanos y la relevancia de la

investigación ecológica. En Antropología ecológica: Editorial Dykinson.

Plazas Gómez, Y. (2020, 5 de junio). OVI-Unidad 2-Antropologia ambiental,

cultura y formas de vida.

Santamaria Campos, B. (2008). Antropología y medio ambiente. Revisión

de una tradición y nuevas perspectivas de análisis en la problemática ecológica.

Revista de antropólogos Iberoamérica, 3 (2), 144-184. B-Asociación de

Antropólogos

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