C-599-92
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C-599/92
TRANSITO CONSTITUCIONAL
FACULTADES EXTRAORDINARIAS-Ejercicio
REGIMEN CAMBIARIO/SANCION-Naturaleza
INFRACCION CAMBIARIA-Responsabilidad
Actores:
JAIME HORTA DIAZ
EMILIO WILLS CERVANTES
CAMILO CORTES GUARIN.
Magistrado Ponente:
Dr. FABIO MORON DIAZ
I. ANTECEDENTES
El texto de las normas acusadas es del siguiente tenor; se subrayan las partes
pertinentes:
"Artículo 27. (Subrogado por el artículo 1o. del Decreto Ley 2248
de octubre 1o. de 1991). Los procedimientos administrativos ya
iniciados a la fecha en que entre a regir el presente Decreto,
continuarán tramitándose hasta su culminación conforme a las
disposiciones legales vigentes al momento de su iniciación, siempre
y cuando se hubiere proferido acto de apertura de investigación de
acuerdo con la Ley 33 de 1975.
"El término de dos (2) años señalado en el inciso primero del artículo
6°. del presente Decreto, regirá de manera inmediata sobre los
hechos constitutivos de probables infracciones ocurridas con
anterioridad a su vigencia y sobre los cuales la Superintendencia de
cambios no haya proferido acto de apertura de investigación."
- Primer Cargo. El artículo 27, subrogado por el artículo 1o. del Decreto
Ley 2248 de 1991 viola los artículos 3 y 150-10 de la Carta, pues el pueblo
ejerce la soberanía en forma directa o por medio de sus representantes en los
términos que la Constitución establece, y porque de conformidad con el
artículo 150 numeral 10, el Congreso puede revestir al Presidente de la
República de precisas facultades extraordinarias, para expedir normas con
fuerza de ley hasta por seis meses". De donde, sin mayor esfuerzo, se establece
que entre el 17 de enero de 1991, fecha de publicación de la Ley 9a. de 1991
(Diario Oficial número 39634 del 17 de enero de 1991), y el 1o. de Octubre de
1991, transcurrieron más de los seis (6) meses autorizados en la Constitución."
Razón suficiente para retirar del mundo jurídico la norma subjúdice.
- Además, en sentir del actor, el artículo 26 acusado viola los artículos 3o.,
6o., 115, 150-10 y 200 de la Carta "por cuanto el gobierno para efectos de la
administración de justicia lo constituyen el Ministro de Gobierno y el Ministro
de Justicia" y se observa que el decreto ley 1746 de 1991 sólo fue suscrito por
el Presidente de la República y el Ministro de Hacienda.
- Anota la Jefe del Ministerio Público que, pese a lo anterior, y tal como lo
expuso la Corte Suprema de Justicia "el tipo de multa que por hechos
contravencionales u obligaciones de orden cambiario, tributario, etc., imponen
las autoridades del ramo, hace inaccesible la justicia a quienes tienen derecho
de controvertir ese acto sancionatorio y la administración, en ese caso, posee la
atribución de bloquear la acción de la jurisdicción con la imposición de multas
o la definición de obligaciones de magnitudes en ocasiones inalcanzables para
los afectados", aserto que, en criterio de la misma Corporación no significa que
el principio solve et repete haya quedado eliminado totalmente, sino que en
adelante si se trata de demanda de impuestos, tasas, contribuciones o multas
que se exijan o de créditos definitivamente liquidados a favor del tesoro
público, habrá de prestarse la caución correspondiente en los términos de la
parte del artículo 140 in fine del C.C.A.". Estas reflexiones llevan a la
Procuradora General de la Nación (E) a solicitar la declaratoria de
inexequibilidad del artículo 26 del Decreto 1741 de 1991" por ser violatorio
del 229 de la Carta Política.
V. CONSIDERACIONES DE LA CORTE
Primera. La Competencia
En verdad, la parte acusada del artículo 7o. constituye una etapa apenas inicial
de las disposiciones que regulan las actuaciones administrativas, enderezadas
preliminarmente a determinar objetivamente la comisión de infracciones
cambiarias, y no a atribuir o devenir responsabilidad en cabeza de alguna
persona; en esta etapa no existe cargo o imputación alguna y por el contrario, la
experiencia y la naturaleza de las cosas que se regulan, enseñan que en algunos
casos como el de las infracciones cambiarias, es recomendable para el fin de la
normatividad correspondiente y, de la vigencia del orden jurídico, adelantar las
indagaciones preliminares con sigilo, inteligencia y reserva.
Además, "al formular los cargos, se correrá traslado a los presuntos infractores
o a su apoderado, mediante entrega de copia integra, auténtica y gratuita de la
providencia". Entonces empezará a tramitarse el proceso administrativo sujeto
a las garantías constitucionales, como se ha señalado. Así pues no hay
desconocimiento de la presunción de inocencia, sino que ella se desvirtúa con
los resultados del debido proceso administrativo. Tampoco por este aspecto se
encuentra oposición entre la presunción de inocencia y el principio de la
responsabilidad objetiva, que es característica propia de las infracciones
administrativas.
Naturalmente como surge de la lógica del proceso, la carga de la prueba está a
cargo del Estado, sin perjuicio de que los acusados también ejerzan la iniciativa
probatoria a fin de buscar el esclarecimiento de los hechos.
Así las cosas, es claro para la Corte Constitucional que no todo el Derecho, uno
de cuyos elementos esenciales se funda en su fuerza coactiva y en el respaldo
coercitivo de la sanción pública, es de orden punitivo o penal; en consecuencia
debe entenderse que no toda sanción fundada en el Derecho es punitiva o de
orden penal; pues se encuentran reglas y procedimientos de naturaleza civil, del
orden común, de carácter administrativo, sea policivo, correccional,
disciplinario o económico, y aún de orden político, de rango constitucional o
legal, que no son comparables o asimilables directamente al ordenamiento
penal y que comportan sanciones de diversa categoría, las que, en veces,
coinciden sobre los mismos hechos, sin resultar incompatibles o sin ser
excluyentes. Lo incompatible en estos casos, según el principio del NON BIS
IN IDEM, es la simultaneidad de sanciones de la misma naturaleza o la doble
falta. Cada una de estas regulaciones puede corresponder a órdenes jurídicos
parciales y especializados de origen y expresión constitucional; pero, además,
bien pueden encontrarse en la ley, ya porque el Constituyente ha reservado a
ella la potestad de regulación en la materia, la ha autorizado, o no la prohibe.
En este sentido cabe observar que las disposiciones del orden jurídico penal se
erigen con miras en la satisfacción de necesidades y aspiraciones públicas,
relacionadas con un cúmulo preciso de bienes jurídicos, que por distintas
razones de política criminal se hace necesario proteger y garantizar, a través de
la tipificación de las principales hipótesis de comportamiento, que ameritan
reproche y sanción punitiva sobre las principales libertades del sujeto que
incurre en ellas.
Por tanto, las reglas propias del proceso penal que se deben establecer
previamente a la conducta, en atención al principio de la preexistencia
normativa, presuponen unos principios y orientaciones que reflejen también el
más delicado y cuidadoso tratamiento de la libertad del imputado.
Por dichas razones, en algunas de las partes del Derecho Administrativo, como
es la del régimen de cambios, se admite la no pertinencia de los elementos
subjetivos de la conducta tipificada previamente como sancionable, como son
la intencionalidad, la culpabilidad e incluso la imputabilidad. Además, esta
distinción entre uno y otro ámbitos de la responsabilidad por la conducta
sancionable, no sólo se funda en razones que atienden a la distinta naturaleza
de los bienes jurídicos que se persiguen directamente por estos tipos de
ordenamientos normativos, sino también por otros altos cometidos de orden
constitucional, contenidos en principios, fines y valores consagrados en la
Carta, como son la justicia, el bienestar colectivo, el desarrollo y el orden
económico, social y fiscal.
También existen razones que distinguen entre uno y otro ordenamiento, con
base en los principios instrumentales de rango constitucional que permiten
reconocer la existencia de ordenes jurídicos parciales, con sus propias reglas,
que no se aplican por extensión a todo el sistema jurídico, como es el caso de
los principios inspiradores y rectores de la normatividad sustantiva y
procedimental del Derecho Penal. En este sentido, debe advertirse que lo que
supone el artículo 29 de la Carta, en su primer inciso, no es que las reglas del
debido proceso penal se apliquen a todas las actuaciones judiciales o
administrativas o de carácter sancionatorio; en verdad, lo que se propone el
Constituyente es que en todo caso de actuación administrativa exista un
proceso debido, que impida y erradique la arbitrariedad y el autoritarismo, que
haga prevalecer los principios de legalidad y de justicia social, así como los
demás fines del Estado, y que asegure los derechos constitucionales, los
intereses legítimos y los derechos de origen legal y convencional de todas las
personas.
Cabe advertir que el tema del que se ocupan las normas acusadas, es el del
establecimiento de un procedimiento de carácter policivo y económico, que
persiga objetivamente las infracciones al régimen cambiario, que no puede
confundirse con los procedimientos administrativos de carácter correccional o
policivo o disciplinario.
R E S U E LV E :
Primero.- Declarar que las partes acusadas de los artículos 7o., 19 y 21 del
Decreto 1746 de 1991 son exequibles.
Magistrados:
CIRO ANGARITA BARON
EDUARDO CIFUENTES MUÑOZ
ALEJANDRO MARTINEZ
CABALLERO
Los suscritos Magistrados compartimos con la Sala Plena esta segunda parte -
declarada inexequible-, no así la primera -declarada exequible-, motivo por el
cual salvamos aquí el voto con fundamentos en las siguientes consideraciones.
Por ejemplo, una Corte inglesa expresó lo siguiente en 1724, en el caso del
doctor Bentley:
Como anotan García de Enterría y Fernández, "la inmensa laguna que supone
la ausencia de un cuadro normativo general que definiese los principios
generales de funcionamiento de las actuaciones administrativas y de su
aplicación se encuentran suplida por esa remisión general (que vendría
impuesta por un principio constitucional, lo que supone su superioridad sobre
cualquier eventual determinación contraria de las Leyes) a "los principios del
orden penal", lo cual es de una extraordinaria práctica, como bien se
comprende"6 6
2. DE LA IMPUTABILIDAD
5
Tribunal Constitucional Españo. Sentencias de 30 de enero y 8 de junio de 1981.
6
García de Enterría, Eduardo y Fernández, Tomás-Ramón. Curso de derecho administrativo. Tomo II. Tercera
Edición. Ed. Civitas S.A. Madrid, 1991, pág. 166.
7
Gaceta Constitucional No. 128 del 15 de octubre de 1991, pág. 17. Ponencia ante la plenaria de la
Constituyente de Diego Uribe Vargas.
en la condición o conducta de las personas cuya apreciación derive un
resultado sancionatorio o delimitativo de sus derechos.8 8
8
Tribunal Constitucional Español. Sentencia de marzo 8 de 1985
9
Parada, Ramón. Derecho Administrativo. Tomo I. Parte general. Tercera Edición. Editorial Marcial Pons.
Madrid, 1991, pág. 478.
infracciones tributarias es una de las manifestaciones del ius puniendi del
Estado, tal resultado sería inadmisible en nuestro ordenamiento". 1 0 10
El artículo 19 del mismo Decreto establece que las pruebas en dichos procesos
"se valorarán... atendiendo... la índole objetiva de la responsabilidad
correspondiente".
Fecha ut supra.
1010
Tribunal Constitucional Español. Sentencia de abril 26 de 1990.