Psicobiología del binomio ideas y acciones vinculadas

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Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq.

2024; 44(145): 173-189


doi: 10.4321/S0211-57352024000100009

Psicobiología del binomio ideas y acciones


vinculadas
Psychobiology of the Ideas-Linked Actions Pairing

JOSÉ MANUEL BERTOLÍN-GUILLÉN

Doctor en Medicina y Cirugía, Médico Especialista en Psiquiatría, Licenciado en Psico-


logía. Consulta privada. ORCID iD: 0000-0001-8934-8051

Correspondencia: jmbertolin@comv.es

Recibido: 15/09/2023; aceptado con modificaciones: 14/12/2023

Los contenidos de este artículo están bajo una Licencia Creative Commons CC BY-NC-SA 4.0
(Atribución-No Comercial-Compartir igual).

Resumen: Resulta prolija la información científica sobre la ideación y los comportamientos


vinculados, sean normales o patológicos. Con esta revisión narrativa teórica se pretenden
actualizar ciertos aspectos importantes conceptuales y psicobiológicos relacionados. Se
abordarán la cualificación y la estrategia del “comportamiento planificado”, así como la ac-
titud mental de “conciencia plena” o mindfulness. Tras la pertinente búsqueda electrónica
y manual en distintos repertorios bibliográficos nacionales e internacionales, el número
de referencias seleccionadas es n= 83. Hay suficientes evidencias científicas que apoyan
la implementación conjunta favorecedora de la conciencia plena y del comportamiento
planificado, que interactúan en el cerebro y proporcionan la sensación subjetiva de gestión
y autocontrol emocionales mejorados. En la práctica ordinaria cotidiana son comunes los
“supuestos saberes”, ya que la sensación de conocimiento es emocional, no cognitiva,

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de modo que las pretendidas verdades o certezas serán solo ideas u opiniones. Las expe-
riencias y elecciones pasadas influirán en las emociones presentes, que intermedian con
las acciones. Podría ser diferente con un estado de conciencia plena cultivada, que con
toda probabilidad afectará a las funciones de los sistemas nerviosos central y autónomo.

Palabras clave: comportamiento, conciencia plena, conocimiento, ideación, mindfulness.

Abstract: The scientific information on ideation and linked behaviors, whether being
pathological or normal, is prolix. This theoretical review intends to update certain im-
portant conceptual and psychobiological aspects related to ideation and associated
behaviors. The qualification and strategy of “planned behavior” as well as the “full
awareness” mental attitude or mindfulness will be tackled. After a suitable electronic
and manual search in several national and international bibliographic indexes, the num-
ber of selected references is n= 83. There is enough scientific evidence supporting the
beneficial joint implementation of full awareness and planned behavior, which interact
in the brain and will provide the subjective feeling of improved self-control and mana-
gement. In ordinary daily practice, the “supposed knowledge” is common, since the
sensation of knowledge is emotional, not cognitive, so the alleged truth or certainty
will only be an idea or opinion. Past experiences and choices will influence present
emotions, which intermediate with actions. A cultivated full awareness state could
make a difference and will probably affect the functions of the autonomous and central
nervous systems.

Key words: behavior, full awareness, ideation, knowledge, mindfulness.

Introducción

E n la vida cotidiana, al binomio ideación-acción se le suele considerar una día-


da consistente, congruente y potente para conseguir resultados óptimos. A veces
se considera la acción como la mejor forma fáctica de resolver una duda, de transitar
de la imaginación a la realidad. Se entiende aquí el concepto de idea personal como
el pensamiento a cuya semejanza se intentará ejecutar la actividad u obra. Las ideas
de cada individuo estarán entrelazadas con los aspectos más propios, biopsíquicos,
sociales y culturales que le atañan. Entre las señales contextuales de este binomio, las
proporcionadas por las acciones de los otros serán particularmente relevantes en las
interacciones sociales (1).
Al respecto y desde la perspectiva lo más positiva o centrada en las fortale-
zas posible, la psiquiatría como especialidad médica y la psicología clínica como
especialidad psicológica buscan examinar ese binomio y la influencia de eventua-

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les entidades psicopatológicas. Resulta muy abundante la información científica y
paracientífica sobre la ideación y el comportamiento subsiguiente, sin y con psi-
copatologías que los distorsionen. Dado que la bibliografía publicada al respecto
es tan vasta como por lo general de escasa calidad, el propósito de la presente
revisión narrativa y teórica es actualizar y exponer sucintamente algunas cuestiones
relevantes de la investigación conceptual y psico-neuro-fisiológica relacionada más
cualificada.
Se señalará asimismo la importancia de la actitud personal de la llamada “con-
ciencia plena” (mindfulness o full awareness), que puede implementarse para favore-
cer con eficiencia dicho binomio, que seguramente sea diferente en cada persona.
El objeto de la conciencia plena será favorecer la percepción interna de los propios
procesos mentales para regularlos mediante la que podríamos denominar “concien-
cia metacognitiva” en el desempeño de cualquier aspecto de toda actividad.
No se pretende con esta contribución realizar una revisión convencional ex-
haustiva, que sería imposible por la naturaleza del asunto abordado. El objetivo
principal es esclarecer a grandes rasgos la habitual asociación ideas-acciones relacio-
nadas, en la que se hallan tan involucrados el hipotálamo y el hipocampo, entre otras
estructuras cerebrales. Además, las emociones mediarán usualmente en el binomio
ideas-acciones y modularán conductas humanas complejas como el aprendizaje. Se
van a examinar al respecto, en particular, el clásico y actual concepto de “comporta-
miento planificado”, así como la conveniencia de añadirle una actitud personal de
conciencia plena para mejorar el resultado binomial referido.

Material y método

En relación con la psicobiología de la ideación-acción consiguiente, se han


revisado de forma selectiva, integradora y no sistemática los sistemas estructurados
bibliográficos: PubMed, SCILIT Indexing, APA PsycInfo, Sistema de Información
Científica Redalyc e ÍnDICEs CSIC, principalmente, además de libros y otras fuen-
tes complementarias. Para la búsqueda electrónica se han elegido con preferencia los
términos “intention-action”, seguida de cribado manual. Se han excluido las contri-
buciones que eran solo la opinión de revistas o autores menos destacados, las básica-
mente redundantes y, por lo general, las más antiguas.
Con todo, las investigaciones halladas han sido demasiado numerosas para
resultar operativas. Muchas utilizaban muestras reducidas y poco representativas o
se basaban en la intención y planificación de acciones muy particulares, por lo que
generalmente se han rechazado. Finalmente, para esta reflexión/revisión narrativa,
necesariamente limitada y básicamente teórica, se han seleccionado 83 aportaciones
científicas, importantes y recientes, cuando eso ha sido posible.

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Resultados y discusión

a) Teoría del Comportamiento Planificado

Las actuaciones personales suelen estar desencadenadas por intenciones, in-


centivos o valores intrínsecos, que podrían llegar a generar comportamientos su-
bóptimos (2). La representación mental de una cadena de hechos que se ubiquen en
modo, lugar y momento dados será un buen origen de la acción concreta (3). Las
estrategias de regulación emocional que se basen en un “propósito de implementa-
ción” en el que a menudo se detallarán fases, tácticas y recursos, se han asociado con
la activación de la circunvolución frontal inferior derecha y la corteza ventroparietal,
lo que contribuye a implementar con menos esfuerzo y más eficiencia las respues-
tas dirigidas a objetivos (4). Por regulación emocional se entiende el conjunto de
habilidades y maniobras necesarias para influir o modificar las propias experiencias
anímicas. Las intenciones de implementar métodos o formas de proceder especifican
cómo responder ante una situación dada en función de la meta.
Por su parte, la experiencia de cualquier acción depende de la combinación
dinámica de procesos predictivos e inferenciales. Asimismo, la causalidad es cuestión
omnipresente en la mente humana. La capacidad de interpretar las múltiples contin-
gencias posibles en términos de relaciones causales juega un papel clave en la com-
prensión del mundo (5,6). Muchas veces la sensación de ser el agente causal de las
propias acciones es un juicio sesgado en lugar de una percepción clara (7), del mismo
modo que la comprensión del comportamiento de los demás está determinada por
su previsibilidad a partir de las intenciones que les haya atribuido el observador (8).
De acuerdo con la Teoría del Comportamiento Planificado (Theory of Planned
Behavior) (9,10), que se fundamenta en la Teoría de la Acción Razonada (Theory of
Reasoned Action) (11), hay suficientes evidencias que apoyan el efecto positivo de
estrategias como las citadas intenciones de implementación, puesto que proporcio-
narán una sensación subjetiva de mejor gestión y autocontrol de la acción. Según
esa primera teoría, las intenciones de realizar un determinado comportamiento son
resultado de actitudes, normas y control percibido y, a su vez, las intenciones y el
control percibido son los principales predictores de la conducta.
En términos generales, la Teoría del Comportamiento Planificado es un mo-
delo socio-psicológico bien establecido y respaldado por evidencias empíricas. La
teoría establece que la intención es el mejor predictor de la actuación que se realice.
A su vez, la intención viene condicionada por las actitudes personales tras su evalua-
ción subjetiva y la sensación de tener suficiente control para ejecutar la conducta. Sin
embargo, su estimación es compleja, puesto que no siempre las actitudes expresadas
coinciden con las sentidas.

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Hay otras hipótesis o teorías anteriores a las dos nombradas, como la Teoría
Causal revisada (12,13), y posteriores, como el Modelo Integrado de Cambio de
Comportamiento (Integrated Behavior Change Model) (14), pero que no vamos
a volver a comentar. También habrá que tener en cuenta la poderosa fuerza del
hábito en el comportamiento final (15), así como que diferentes tipos de dilemas
morales provocarán patrones decisorios discrepantes (16). De hecho, resulta de in-
terés el uso de la Teoría de los Fundamentos Morales (Moral Foundations Theory)
para comprender ideologías fuertes, relaciones intergrupales y la percepción de
amenazas (17).
Como ejemplo del rol de la intencionalidad personal, en varios estudios el
autocontrol ha parecido modelar especialmente la relación intención-conducta para
con las restricciones dietéticas adecuadas y el manejo del abuso de alcohol (18-20).
Los propósitos o intenciones consolidados, como se comentaba antes en relación a
los hábitos, inducen mejores predicciones de la propia actuación, lo que reduce la
brecha común entre acción e idea previa (21).
La biofísica del cerebro muestra una transferencia de información sorprenden-
temente lenta entre las unidades computacionales fundamentales que representan
las neuronas (22,23). Probablemente la emoción y la conducta interactúan cerebral-
mente de modo importante, con la participación de la corteza cingulada media an-
terior (24). Se ha propuesto considerar esta corteza como un lugar central dentro de
la red cerebral involucrada en el mecanismo ideomotor, asumiendo que resulta muy
compleja la relación entre estructura y función cerebral (25). En la corteza cingulada
anterior y prefrontal media, y a través de una vasta red estructural, el cerebro es capaz
de diferenciar de otras causas la influencia única de las acciones. Asimismo, es capaz
de establecer las distintas relaciones causales a partir de las que se formarán las aso-
ciaciones específicas para una concreta acción-resultado (26). La corteza prefrontal,
como es sabido, es anterior a la motora primaria y premotora.
Las intenciones de implementar comportamientos son planes condicionados
que especifican la actuación y circunstancias que puede involucrar la meta propues-
ta, y son particularmente útiles cuando el resultado previsto no sea hedónico (27).
Son una herramienta efectiva de autorregulación, aunque falta información acer-
ca de los correlatos neurofisiológicos subyacentes. Se viene sugiriendo determinada
convergencia entre cerebro y conducta, que es congruente con transitar del compor-
tamiento forzado al voluntario (28,29).
Las intenciones del sujeto explicarán solo una parte de la variación de su com-
portamiento. En particular, en relación con la actividad física se ha estimado en el
48% la brecha entre intención y conducta, y tal discordancia proviene de los que
tienen el propósito, pero no actúan (30). De modo general, la intención es predicha
tanto por el comportamiento pasado como por los determinantes sociocognitivos

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actuales (31). Se ha constatado que explicitar el mapeo de las pretendidas interven-
ciones es una herramienta útil para llevarlas a cabo, completar y evaluar el deseado
comportamiento propio (32).

b) Neurobiología, pensamiento y conducta

En relación con lograr eudaimonia (florecimiento, plenitud, bienestar huma-


no), desde la histórica perspectiva metafísica de Aristóteles, Séneca y otros estoicos,
es importante conocer la frontera entre lo intrínseco, que pertenece a lo observado, y
lo extrínseco, que forma parte del observador. Las crisis de múltiples tipos que afec-
ten al observador serán oportunidades para el crecimiento, autenticidad, significado
y excelencia del mismo (33). Naturalmente, en esa díada conjunta de percepción e
interpretación que constituye la observación, el observador pasivo ordinario tendrá
que querer darse cuenta de la posible implicación de su reactividad emocional y la
influencia de la moralidad social vigente, algo prácticamente inevitable (34).
Por otra parte, el racionalismo de la modernidad genera ideologías sociales y
políticas, de manera que en lugar de realizar lo idealizado, lo que se hace a menudo
es idealizar e imponer la idea a la realidad observada en una aparente primacía de
la primera sobre la segunda. Las ideologías polarizadas o extremas conllevan meca-
nismos cognitivos y motivacionales particulares basados en las informaciones reci-
bidas y los objetivos asumidos o admitidos, a menudo de modo apriorístico. Los
individuos más polarizados podrán expresar rigidez cognitiva, es decir, inflexibilidad
psicológica y falta de adaptación a entornos nuevos y formas de pensar distintas (35).
El pensamiento es un proceso mental humano característico que permite re-
flexionar, juzgar, realizar abstracciones, así como proceder a los análisis y síntesis
pertinentes. Las deficiencias motivacionales son típicas de ciertos trastornos men-
tales (36). En psicopatología, los trastornos del contenido del pensamiento lo son
de la ideación, que necesariamente influirá en las motivaciones. Todo pensamiento
es de significaciones y, en los razonamientos clínicamente deliroides secundarios a
estímulos externos o internos, así como en los razonamientos delirantes primarios,
se transformarán esos significados. Las ideas deliroides ocurrirán típicamente como
síntomas de ciertos trastornos del estado de ánimo. En todo caso, ninguna interpre-
tación será nunca cierta, sino probable o verosímil en mayor o menor grado.
En condiciones normales, entre albergar la idea de promover una conducta y
realizarla hay que considerar, además, las emociones y deseos concurrentes, factores
intermediarios que generalmente se hallarán presentes. Asimismo, las emociones al-
teradas o aberrantes pueden ser un componente integral de la fisiopatología de los
denominados síntomas neurológicos funcionales, subsumidos en los trastornos di-
sociativos con síntomas neurológicos no especificados de la CIE-11 para Estadísticas

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de Mortalidad y Morbilidad. Las emociones alteradas también forman parte de la
neurofisiopatología de otros síntomas somáticos relacionados (37) y de los demás
trastornos mentales, del comportamiento y del neurodesarrollo.
El pensamiento sobre el futuro puede ser deliberado, controlado y lento, o
espontáneo, involuntario y automático (38). El procesamiento predictivo sugiere
que la preparación de una acción da lugar a su experiencia vivenciada. Además, du-
rante la actividad la ideación y reflexión inmediata permitirán modificar, mejorar o
transformar los planteamientos que estructuren el comportamiento o actuación (39).
En particular y a modo de ejemplo, los objetos manipulables tienen potencial para
evocar representaciones mentales de las acciones manuales que sean posibles (40).
Desde la perspectiva neurobiológica, los mecanismos neurales que subyacen al
darse cuenta de la disposición personal a protagonizar cualquier acción son en gran
parte desconocidos. Se ha propuesto, sin embargo, que tener insight o comprensión
súbita de la resolución a tomar podría contar con un engarce estructural y funcional
específico (41). La circunvolución frontal inferior bilateral, como se señalaba al co-
mienzo, juega un papel importante en la mejora de la regulación emocional en las
tareas reevaluativas. Estas tareas son estrategias regulatorias que implican resignificar
el evento para cambiar su efecto emotivo (42).
Recordemos, para terminar este subapartado, que el conjunto de núcleos ce-
rebrales que regulan las emociones constituye el complejo sistema límbico: área ven-
tral tegmental, núcleo accumbens, hipocampo, núcleos septales laterales y también
la amígdala y la corteza orbitofrontal. El sistema límbico, junto con determinadas
estructuras de la corteza frontal, procesa los estímulos emocionales y los integra en
funciones cerebrales más complejas (43). En concreto y de nuevo como ejemplo
relacionado, el síndrome orbitofrontal involucra totalmente al llamado hipotética-
mente “cerebro social” (44), que abarca desde las cortezas sensoriales inferiores a
las asociativas superiores y que afecta a una amplia gama de funciones relaciona-
das con la cognición y el comportamiento. En consecuencia, la clínica sindrómica
orbitofrontal se caracteriza típicamente por desinhibición, conductas inapropiadas,
irritabilidad, labilidad emocional, distracciones fáciles y dificultades para responder
a las señales colectivas.

c) Breve anatomofisiología de la conciencia y el conocimiento

Continuando con la actitud interpretadora que resulta inherente a cualquier


observación o percepción, en los binomios de ideas-acciones hay comúnmente pre-
tendidos saberes, entendidos como la seguridad personal de la existencia o verdad
de algo. En la práctica, sin embargo, serán realmente “supuestos saberes” más o
menos extendidos o compartidos, pues la sensación de conocimiento es emocional,

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aunque a menudo se vivencie como cognitiva. Todo esto ha sido y es fundamental
en psicopatología.
El desarrollo socioemocional incluye muy especialmente el temperamento y
el tipo de apego. Parece que la capacidad de conceptualizar y describir las propias
emociones y las de los demás, llamada también “conciencia emocional”, facilita la
mejor autorregulación de las emociones, el manejo de situaciones sociales complejas
y la satisfacción en las relaciones interpersonales (45).
Con respecto a la conciencia en general, hay cierta proliferación de teorías
neurocientíficas explicativas, aunque pocos dudan de que su generación sea un fe-
nómeno fisicoquímico. Ningún modelo actual es unívocamente aceptado ni en tér-
minos teóricos ni empíricos. Sigue debatiéndose la aportación de Libet y otros en
1983 (46) acerca de que la actividad cerebral asociada con cualquier acto voluntario
precede a la premonición consciente de que se va a actuar (47,48). La conciencia
y sus mecanismos neuronales continúan siendo relativamente enigmáticos, por lo
que parece necesaria una investigación teórica más integradora (49). Cuando las
decisiones deban tomarse rápidamente, los procesos y aspectos emocionales domi-
narán, pues los procesos racionales consumen más tiempo y pueden resultar en una
decisión más tardía (50).
La materia, ideas y emociones conforman un mismo entramado en el que se
manifiestan las capacidades perceptivas y de actuación de las personas que, en con-
junto, constituyen el campo propio de la conciencia. Véase al respecto, entre otros,
a Clusella (51,52). Para solventar la brecha, entre otras distintas fisuras, de las carac-
terísticas neuronales y fenoménicas relacionadas, se ha propuesto la llamada Teoría
Témporo-Espacial de la Conciencia, que ahora solo mencionamos (53).
Toda idea basada en conocimientos y más aún si se fundamenta en el insight, e
incluso si se justifica epistémicamente, será en síntesis una opinión y no una verdad
indiscutible. Sabemos bien que el insight es un proceso cognitivo esencial, decisivo
en la resolución de problemas, creatividad e innovación. Se asemeja a la intuición,
en tanto que ayuda especialmente a la toma de decisiones y resolución de problemas
cuando el tiempo y la capacidad cognitiva son limitados y la información necesaria
no está disponible (54).
Las decisiones intuitivas en asuntos muy diversos suelen basarse de modo pro-
minente en la activación de conocimientos implícitos preexistentes (55), así como
expresamente en la memoria. Asimismo, los trastornos mentales, del comportamien-
to y del neurodesarrollo son capaces de causar atribuciones erróneas en relación con
el insight y la intuición y ocasionar en las personas efectos mórbidos o paradójicos. El
estilo general del pensamiento intuitivo, en oposición al analítico, refuerza el sesgo
cognitivo de tener que llegar necesariamente a conclusiones y podría ser un factor
subyacente adicional para las ideas conspirativas y paranoicas (56). Aquí será rele-

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vante la intervención terapéutica avalada por la ciencia por parte de los facultativos
especialistas en salud mental que sean convenientes (57).
La psiquiatría y la psicológica clínica actuales transcurren en el contexto de
la epistemología empirista. Para los individuos la idea de lo que es real o verdadero
puede estar justificada epistémicamente, pero será inevitable que se halle influenciada
o incluso determinada por múltiples factores propios y ajenos, reconocidos o no por
el sujeto. De modo que se reafirma así que la verdad proclamada por personas, ins-
tituciones, sociedades u otros grupos humanos, será, en cambio, mera opinión (58).
El hecho de no diferenciar la información relevante de la que no lo es con-
tribuye a la mala toma de decisiones en las personas afectadas con la llamada psi-
copatología externalizante (59); esto es, que manifiestan conductas desadaptativas
dirigidas al entorno, características de algunos trastornos mentales específicos. Estas
conductas a menudo implican problemas de desregulación emocional e impulsivi-
dad y se asocian con deficientes resultados en la toma de decisiones en situaciones
que involucran señales simultáneas de acercamiento y evitación. Las activaciones de
la corteza cingulada anterior dorsal y de la ínsula anterior durante la toma de reso-
luciones conflictivas y de resultados negativos tienen la capacidad de explicar esos
comportamientos (60).

d) Interés vivencial de la “conciencia plena”

El estado habitual de conciencia plena influye en los resultados de salud, cog-


nitivos, afectivos e interpersonales (61) y puede favorecer el desenlace práctico del
binomio idea-acción vinculada. Por lo general, las preferencias e intenciones son las
que deciden o incluso determinan la conducta, mientras que la racionalidad única-
mente contribuye a explicarla (62). Normalmente, en el supuesto de que la ideación
pretendidamente juiciosa y la decisión sucedan al mismo tiempo, las ideas y razona-
mientos vendrán condicionados por las experiencias anteriores, que a su vez habrán
seguido el proceso acostumbrado y casi inevitable de subordinarse a sentimientos,
emociones y afectos. Así pues, las experiencias y elecciones del pasado influyen en
las emociones del presente (6,63). Todo lo cual podría ser muy diferente, si así se
quisiera, con una actitud o disposición anímica personal basada en una conciencia
plena adiestrada (64,65).
Hay evidencias convergentes bastante indiciarias de que el entrenamiento en
conciencia plena influye en vías biológicas clave que se hallan involucradas en las
consecuencias negativas a largo plazo para la salud relacionadas con adversidades de
la vida temprana (66). Dicho entrenamiento afecta a las funciones de los sistemas
nerviosos central y autónomo. La conciencia plena mejora en el cerebro la activación
prefrontal y su control sobre la amígdala (67,68), estructura cuya morfometría es

Psicobiología del binomio ideas y acciones vinculadas 181


muy sensible al estrés. La amígdala está implicada de manera crucial en el procesa-
miento de la información emocional de distintas modalidades sensoriales. Más que
un estado, la conciencia plena es una actitud específica y personal ante las experien-
cias o vivencias propias (69,70), vivencias que clásicamente son llamadas qualia o
cualidades sensoriales subjetivas.
El concepto genuino de mindfulness o conciencia plena está anclado en el
budismo y actualmente trascurre entre el moderno cognitivismo y las neurociencias.
En el ámbito psíquico y en particular en el psicopatológico, la conciencia plena y
las psicoterapias tanto pueden concurrir convergiendo como no confluir, como con-
currir sin converger. El mindfulness no sustituye a las intervenciones y tratamientos
psicoterapéuticos ni tampoco a los psicofarmacológicos que estén empíricamente
contrastados para los trastornos mentales, del comportamiento y del neurodesarrollo
reconocidos por la comunidad científica internacional (71). Sin embargo, hay auto-
res que, sin pruebas adecuadas de suficiente calidad, consideran el mindfulness como
una terapia más (72) y no solo como la actitud personal adyuvante que es.

e) Adiestramiento vipassanā y el binomio idea-acción

En relación con el binomio idea-acción, la mejor instrucción o adiestramiento


en poseer una actitud de conciencia plena, y, por tanto, de la atención completa
subsumida en ella, es la llamada meditación vipassanā. Se trata de una meditación es-
pecífica de conciencia plena que va a permitir al meditador desarrollar gradualmente
la habilidad de estar despierto, atento y consciente (73). La meditación vipassanā es
una estrategia autorregulada y secular que gana cada vez más interés tanto en filosofía
aplicada como en educación y en las ciencias de la salud mental, aunque en sí misma
tampoco sea ningún tratamiento. Este tipo de meditación puede considerarse un en-
trenamiento metacognitivo para lograr conciencia plena o mindfulness, que a su vez
es una disposición mental que previsiblemente conllevará la conciencia, atención y
conducta correctas. Ahora bien, es preciso reconocer que los aprendizajes en vipassanā
y conciencia plena son sensibles a la mercadotecnia y al seudoconocimiento (74).
La actitud de conciencia plena ante cualquier cuestión carecerá de metas pre-
vias u objetivos, pues no va a pretender cambiar el carácter positivo o negativo de los
pensamientos, ideas o acciones, sino observar únicamente cómo discurren y cuál es
o podría ser la intención o voluntad de uno mismo. Semejante actitud mediará entre
las ideas, deseos, querencias o intenciones y las actuaciones consiguientes, y sustituirá
la acción-reacción emocional automática por la acción focalizada que sea elegida de
manera más racional, deliberada, práctica y consciente (67,68).
Es oportuno recordar ahora el llamado efecto “Einstellung” descrito el pasado
siglo por Luchins (75), aplicado a la tendencia a emplear complejos e innecesarios ra-

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zonamientos cuando la realidad sea mucho más simple. Dicho efecto opera al sesgar
la atención hacia las características del problema que están asociadas con la solución
común o familiar en lugar de la óptima, en particular cuando la primera funcione
aceptablemente (76).
Cosa evidente, pero distinta, es que los clásicos factores de la personalidad de
Lewis R. Goldberg (extraversión, amabilidad, responsabilidad, neuroticismo y aper-
tura a la experiencia) influyen en los sesgos comportamentales. Para cada individuo el
grado de tolerancia al riesgo mejorará su participación en el proceso de tomar decisio-
nes (77). La meditación de conciencia plena reduce la rigidez cognitiva característica
de la tendencia a estar “cegados” por la experiencia (78), además de dar como resul-
tado un cambio favorable específico del comportamiento saludable físico y mental.
Como ejemplo de modelos de selección atencional en determinados eventos
conscientes, con relación al dolor hay suficientes pruebas de que aceptarlo correla-
ciona con mejores resultados funcionales y emocionales frente reducir o distraer la
atención, o su continua vigilancia. En relación a la actividad corporal o física, la plena
conciencia de estar predispuesto a ella se ha asociado con grados significativamente
elevados de autodeterminación para llevarla a cabo (31,79). Lo mismo sucede respec-
to a la mejora de la prevención e intervención en el ámbito de la salud bucal (80) y de
la buena alimentación (29), entre otros muchos comportamientos corrientes.
En lo que respecta a la analgesia en particular, están involucrados mecanismos
psicológicos, fisiológicos y neurales. Se ha señalado que la relativa analgesia inducida
por la meditación vipassanā se debe probablemente al mayor desacoplamiento del
tálamo-precúneo y la desactivación de la extensa área prefrontal ventromedial, tan
importante en la respuesta a eventos negativos. Esto denota que el dolor se modula
a través de mecanismos funcionales neurales que respaldan el procesamiento mental
autorreferencial. Otras investigaciones han concretado que el alivio del dolor basado
en vipassanā y conciencia plena se ha asociado con debilitada conectividad talámica
contralateral con la corteza somatosensorial prefrontal primaria (81,82).
En resumen, y para terminar, la práctica personal histórica y acumulada de va-
riados tipos de meditación y en particular de vipassanā se ha asociado con resultados
psicobiológicos significativamente favorables (83). Los beneficios de la meditación se
acumulan con el tiempo de manera no lineal y con bastante probabilidad influirán de
modo positivo en el oportuno binomio de las ideas y acciones vinculadas.

Conclusiones

Las actitudes personales, normas subjetivas y control conductual sobre la día-


da intención y comportamiento consecuente son de mucha relevancia para cualquier
persona en casi cualquier circunstancia. La actitud acerca de la conducta de uno

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mismo se refiere a su autoevaluación. A la más antigua teoría de la acción razonada
se le ha añadido después el componente del control percibido, incluido en la actual
teoría de las acciones o conductas planificadas. Entre contemplar una idea y hacer-
la realidad habrá que tener en consideración, además, las emociones y deseos que
confluirán de manera ineludible, bien de forma habitual u ocasional y tanto si son
autorreconocidos como no.
Se ha subrayado en esta contribución el clásico efecto llamado “Einstellung”,
que sesga el enfoque de la atención hacia lo que suela funcionar bien, en lugar de
hacerlo sobre lo que podría resultar mejor o muy bien. Como contrapunto, con
estado o actitud personal de conciencia plena o mindfulness, adiestrada en particular
mediante la práctica habitual de la meditación introspectiva vipassanā¸ podrían sos-
layarse los abordajes o enfoques atencionales comunes, que la mayoría de las veces
serán más limitados.
Hasta aquí se ha expuesto sucintamente la intencionalidad-causalidad y las
relaciones mente-conducta, propias de la filosofía de las acciones como parte de la
filosofía analítica de la mente, y que constituyen problemas epistémicos de primer
orden. Debe asumirse, conforme a múltiples evidencias científicas cualificadas, que
en toda acción mediarán los correlatos neurofisiológicos que correspondan para cada
momento y persona. Como es lógico, también será destacable en la conducta final
del sujeto, cuando sea el caso, el importante papel del aprendizaje sociocultural en el
desarrollo de las habilidades y actividades que resulten más complejas.

Conflictos de intereses

No hay conflictos éticos ni de intereses. La presente investigación tampoco ha


recibido ayudas específicas provenientes de agencias del sector público, comercial o
entidades sin ánimo de lucro.

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