Crecimiento económico
Crecimiento económico
Crecimiento económico
El crecimiento económico es el aumento de renta o valor de bienes y servicios finales producidos por una
economía (generalmente de un país o una región) en determinado periodo
La renta incluye varios indicadores de bienestar económico de un país o región. Factores como el ahorro, la
inversión y la balanza comercial son importantes al estudiar el crecimiento económico. El Producto Interior
Bruto (PIB) es el medidor más común para evaluar esta evolución.
Aspectos como el nivel de ahorro e inversión de los ciudadanos, y la balanza comercial, son cruciales para
entender el crecimiento económico. El PIB es el indicador más utilizado para medir esta evolución.
Cuando los bienes y servicios de una nación o lugar determinado aumentan de manera sostenida en un período
concreto de tiempo se considera que existe crecimiento económico. Se trata de un término fundamental en
economía que está directamente relacionado con el progreso y la mejora de la calidad de vida de una sociedad.
El indicador más utilizado para determinar si existe o no crecimiento económico es el producto interior bruto
(PIB), que cuantifica el valor de la riqueza y las prestaciones que produce un país durante un período de
tiempo, que suele ser un trimestre o un año. Por ejemplo, en España, el PIB creció en 2022 más de un 5 % con
respecto al año anterior, tras el impacto negativo que tuvo la pandemia por COVID-19 en el año 2020.
A la hora de cuantificar el crecimiento económico es todavía más preciso el PIB per cápita, que es el resultado
de dividir el PIB de un país entre su número de habitantes en ese año.
La economía del subdesarrollo
La economía del subdesarrollo (o del desarrollo) no atraviesa por sus mejores momentos: de hecho, sufre un
claro declive, cuyo origen se remonta a finales de los años
setenta del siglo pasado. Existen dos razones principales de ese declive. En primer lugar, pese a su ya
considerable historia (Toye, 2003), la subdisciplina ha sido incapaz de remediar los graves problemas de
subdesarrollo y desigualdad que hay en el mundo. En segundo lugar, la economía del subdesarrollo presenta
serios inconvenientes teóricos (marginación dentro del campo de la Economía, insuficiente atención a los
problemas medioambientales, falta de pluralismo, incapacidad para superar una teoría anacrónica, contagio de
los problemas generales de la Economía como disciplina, etc.).
Como se mencionó antes, una de las causas del declive de la economía del subdesarrollo es el propio
subdesarrollo de la Economía. La Economía, como disciplina, ha atravesado sucesivas crisis durante el siglo XX.
La primera fue la resuelta con la aparición de la teoría de Keynes en los años treinta. La segunda fue la de la
crisis del pensamiento keynesiano en los años setenta. Y la tercera, y posiblemente la más grave, es la que
sufre desde los años noventa La ruptura teórica keynesiana con el neoclasicismo y el creciente
intervencionismo público en la economía fueron responsables de lo que en los años setenta Joan Robinson
llamó la primera de las dos grandes crisis del pensamiento económico del siglo XX. En los años setenta del siglo
XX, la situación fue similar a la de entonces: de nuevo una crisis del pensamiento económico, derivada de su
incapacidad para explicar la realidad y para solucionar los problemas.
Manifestaciones de esa crisis fueron la escasez de nuevas ideas y el predominio de las investigaciones
descriptivas sobre las de dimensión prescriptiva, es decir, sobre la obtención de planteamientos que pudieran
interferir activamente en el curso de los procesos económicos. La causa principal de la crisis fue sin duda la
creciente separación o brecha entre análisis económico y realidad económica
La peculiaridad de los problemas económicos de los años setenta y ochenta, la falta de consenso entre los
distintos enfoques y las insuficiencias de las nuevas aportaciones teóricas contribuyeron a esa falta de
correspondencia entre la realidad y las propuestas teóricas.
La segunda crisis de la Ciencia Económica, al igual que la primera, obedeció fenómenos reales (la llamada
«crisis de los setenta») y a los problemas que presentaban los enfoques teóricos. La tercera crisis de la
Economía es la actual
Los problemas del subdesarrollo siguen siendo tan acuciantes o más que en el pasado. Pese a los avances
técnicos y al progreso material que ha experimentado la humanidad, persisten el subdesarrollo extremo en
buena parte del planeta y la injusta desigualdad entre los países ricos y los países pobres. Se trata de las
enormes privaciones y penalidades que sufre una gran parte de la población del mundo y de la también
enorme brecha entre los países ricos y los países pobres.
Esos aspectos fueron expuestos, en el caso de España, por José Luis Sampedro (1972), y actualizados en una
segunda edición de 1996, de su Conciencia del subdesarrollo (Sampedro y Berzosa, 1996). Más recientemente,
en el manual de Estructura económica mundial (Berzosa et al., 2001) y en el libro sobre Los desafíos de la
economía mundial en el siglo XXI (Berzosa, 2002), se han retomado esas cuestiones.
Sirvan, para ilustrar esos aspectos, algunos datos del reciente informe del Proyecto del Milenio de las Naciones
Unidas (enero de 2005) sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) (Sachs, dir., 2005). Ese informe
estima que en el año 2005 hay en el mundo unos 1.200 millones de personas pobres (con ingresos diarios
inferiores a 1 dólar). Esos 1.200 millones suponen el 23% de la población del Tercer Mundo y la sexta parte de
la población del mundo. Además, siempre de acuerdo con ese informe, hay también 825 millones de personas
desnutridas (16% de la población del Tercer Mundo), 940 millones de personas sin acceso fácil a agua potable
(18%), 2.500 millones de personas sin acceso a sistemas de saneamiento mejorado (48%), 850 millones de
personas analfabetas (22% de la población adulta), 115 millones de niños y niñas no asisten a la escuela
primaria (18% de la población en edad escolar primaria), etc Hoy en dia mueren anualmente 8 millones de
personas (22 mil al dia) como consecuencia de la pobreza, es decir que mueren por falta de recursos para
mantenerse a diario, esto es, que también mueren en los hospitales con muy poca salubridad y falta de
medicamentos. Así, no es de extrañar que, según datos del Banco Mundial, la tasa de mortalidad infantil (de
menores de 5 años) fuese en 2002 de 7 por mil en los países desarrollados y de 88 por mil en los países
subdesarrollados (y de 174 por mil, o 17,4%, en el África Subsahariana). Es decir, mueren al año casi 10
millones de niños y niñas menores de cinco años, muertes de las que más de 9 millones (25.000 al día) se
deben a la malnutrición o enfermedades erradicables. Tampoco es de extrañar que la esperanza de vida al
nacer fuese, también en 2002, de 78 años en los países ricos, de 65 años en los países pobres y de apenas 46
años en el África Subsahariana .
Desarrollo de la economía
El desarrollo y el crecimiento “es más que un número”, señala Sen (2000), alertando sobre lo que se oculta
detrás de un número, que generalmente alude a una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB,
empleado como medida del crecimiento económico). Sen, en sus más importantes contribuciones se esmeraba
en explicar las grandes diferencias existentes entre esos dos conceptos, y por aclarar la confusión que suele
presentarse en su empleo correcto. Enfatizaba su concepción de que el desarrollo, es un proceso de expansión
de las libertades reales, que requiere la eliminación de la falta de libertad (como pobreza y tiranía) y de
oportunidades económicas y sociales. En el caso de los seres humanos, desarrollo es la adquisición de
capacidades para enfrentarse al mundo que les rodea. Las condiciones favorables básicas serían: El alimento y
el cobijo.
La economía clásica desarrolló la clasificación tripartita de los "factores de producción": tierra, capital y trabajo.
Posteriormente se agregó un cuarto factor: el empresarial, entendido como el talento y esfuerzo necesario
para organizar los otros tres.
Aunque los factores de producción son fundamentales en el desarrollo económico, muchos teóricos suponen
que los gustos, la tecnología y las instituciones sociales (por ejemplo, las diferentes formas de organización
social, económica y política, el sistema legal, e incluso la religión) están dados y son fijos. Pero en realidad los
cambios tecnológicos e institucionales son la fuente de transformación más dinámica de toda la economía.
Constituyen los factores más profundos del desarrollo económico en el largo plazo.
La relación entre población, recursos y tecnología dentro de la economía está condicionada por las
instituciones sociales, entre las cuales se cuentan los valores y modos de pensar. Este conjunto de variables a
veces se denomina también «contexto sociocultural» de la actividad económica. Normalmente, las
instituciones que tienen mayor relevancia en las economías regionales y nacionales son la estructura social, el
régimen político, las inclinaciones ideológicas de los grupos o clases dominantes y de las masas, entre otras.
El desarrollo económico se refiere al proceso mediante el cual las economías mejoran en términos de ingresos,
empleo, producción y calidad de vida. Implica no solo el crecimiento económico, medido por el PIB, sino
también mejoras en educación, salud, infraestructura y equidad social. Elementos clave incluyen el crecimiento
sostenido, desarrollo humano, innovación tecnológica, y sostenibilidad ambiental. Factores como políticas
económicas sólidas, educación, inversión extranjera y buen gobierno son cruciales. No obstante, el desarrollo
enfrenta desafíos como la desigualdad y la necesidad de balancear el crecimiento con la sostenibilidad
ambiental. En resumen, el desarrollo económico busca un progreso integral que beneficie a toda la población
de manera sostenible y equitativa.
En los últimos años, el desarrollo económico ha enfrentado varios desafíos y cambios significativos. La
economía mundial ha crecido a un ritmo más lento debido a factores como las políticas monetarias restrictivas,
la debilidad del comercio y la inversión, y los riesgos geopolíticos. En 2024, se espera que la economía mundial
crezca solo un 2,4%, lo que representa una desaceleración con respecto a años anteriores.
En América Latina, el crecimiento económico ha sido aún más lento, con proyecciones de solo un 1,6% para
2024. La región ha visto una disminución en la pobreza, pero la desigualdad sigue siendo un problema
persistente. Además, el impacto del cambio climático y la necesidad de inversiones sostenibles han sido temas
centrales en las discusiones sobre el desarrollo económico.
A pesar de estos desafíos, hay oportunidades para mejorar el desarrollo económico a través de políticas
efectivas, inversión en infraestructura y tecnología, y la promoción de la inclusión social y la sostenibilidad
ambiental
Deflación
La deflación (o inflación negativa) es el fenómeno contrario a la inflación, es decir, una caída general y
continuada de los precios de la economía y, aunque puede parecer que una bajada en los precios es algo
positivo, la realidad es que la deflación tiene efectos muy perjudiciales en la economía.
La deflación puede generar un círculo vicioso en la economía, ya que puede provocar una reducción del gasto y
la inversión, lo que supondría un menor crecimiento económico y un aumento en el desempleo.
Veamos cómo funciona la deflación: si pensamos que el precio de un producto - por ejemplo, un coche o una
televisión - va a bajar, pospondremos nuestra decisión de compra para cuando el precio baje. Si la creencia de
que los precios van a bajar se mantiene en el tiempo y todos los consumidores posponen sus decisiones de
compra, las empresas tendrán que bajar los precios de sus productos por la falta de ventas. Además, como los
precios han caído, las empresas tendrán menos beneficios y tendrán que reducir costes, por lo que tenderán a
bajar los salarios de sus empleados o, incluso, reducir plantilla de trabajadores, provocando un aumento del
desempleo.
Al contrario que la inflación, la deflación hace más difícil hacer frente a las deudas, al aumentar la carga real de
las mismas, (es decir, el valor de esas deudas en términos de la cesta de consumo). Esto podría llevar a familias
y empresas a no poder hacer frente a sus obligaciones.
Con su objetivo de inflación del 2 % a medio plazo, el Banco Central Europeo (BCE) puede crear cierto margen
de seguridad para evitar este escenario de deflación. Un ejemplo notable de deflación ocurrió durante la Gran
Depresión de los años 1930 en Estados Unidos, cuando los precios cayeron de manera significativa y la
economía se contrajo profundamente. En la economía moderna, los bancos centrales tratan de evitar la
deflación mediante políticas monetarias que mantengan un nivel moderado de inflación, considerado más
saludable para el crecimiento económico sostenido.
Hiperinflación
En economía, la hiperinflación es una inflación muy elevada, fuera de control,1 en la que los precios aumentan
rápidamente al mismo tiempo que la moneda pierde su valor real y la población tiene una evidente reducción
en su patrimonio monetario.
La definición usada por la mayoría de los economistas es «un ciclo inflacionario sin tendencia al equilibrio». Se
origina un círculo vicioso en el que se crea más y más inflación con cada repetición del ciclo. Se hace visible
cuando hay un aumento imparable del suministro de dinero o una degradación drástica de la moneda, y se
asocia con frecuencia con guerras (o sus consecuencias), depresiones económicas, y trastornos sociales o
políticos.
Casi todas las hiperinflaciones han sido causadas por déficits presupuestarios del gobierno financiados por la
creación de moneda. La hiperinflación suele estar asociada a algún tipo de tensión en el presupuesto
gubernamental, como guerras o sus secuelas, agitaciones sociopolíticas, un colapso de la oferta agregada o uno
de los precios de las exportaciones, u otras crisis que dificultan la recaudación de ingresos fiscales por parte del
gobierno. Una fuerte disminución de los ingresos fiscales reales junto con una fuerte necesidad de mantener el
gasto público, junto con la incapacidad o la falta de voluntad de pedir préstamos, puede llevar a un país a la
hiperinflación. Un ejemplo histórico notable es la hiperinflación en Alemania después de la Primera Guerra
Mundial, donde los precios aumentaron tanto que se llegó a imprimir billetes con valores astronómicos. Otro
caso reciente es Venezuela, donde la inflación alcanzó niveles cercanos al 1.000.000% en 2018
Estanflación
Es una situación económica caracterizada por la aparición simultánea de una inflación elevada, un
estancamiento del crecimiento económico y un elevado desempleo. En otras palabras, la economía no crece o
crece muy poco, mientras que los precios de bienes y servicios aumentan rápidamente. Este fenómeno es
particularmente desafiante porque las políticas tradicionales para combatir la inflación, como el
endurecimiento de la política monetaria, pueden empeorar el estancamiento económico y aumentar el
desempleo
La estanflación plantea un dilema político, ya que las medidas típicas para frenar la inflación —como el
endurecimiento de la política monetaria— pueden exacerbar aún más el desempleo, mientras que las políticas
destinadas a reducir el paro pueden alimentar la inflación. Se suele hablar de dos explicaciones principales de
la estanflación: los choques de oferta, como un fuerte aumento de los precios del petróleo, y las políticas
gubernamentales equivocadas que obstaculizan simultáneamente la producción industrial y expanden la oferta
monetaria con demasiada rapidez. La estanflación de la década de 1970 condujo a una reevaluación de las
políticas económicas keynesianas y contribuyó al auge de teorías económicas alternativas, como el
monetarismo y la economía de la oferta.
Un ejemplo histórico de estanflación es la crisis del petróleo de 1973, que llevó a un aumento significativo en
los precios del petróleo y a una ralentización del crecimiento económico en muchos países. La estanflación
puede tener efectos devastadores en la economía y la calidad de vida de la población, ya que reduce el poder
adquisitivo y aumenta el desempleo
Empleo y seguridad social
Empleo: El empleo es uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico y social. Proporciona
ingresos, estabilidad financiera y un sentido de propósito a las personas. Además, un mercado laboral dinámico
y robusto es vital para la economía de cualquier país, ya que permite a las personas participar activamente en
la producción de bienes y servicios, impulsando el crecimiento económico.
El empleo adecuado no solo mejora la calidad de vida de los individuos, sino que también tiene efectos
positivos en la salud mental y física. Las personas que tienen trabajos satisfactorios y bien remunerados
tienden a experimentar menos estrés y una mayor satisfacción personal. Además, el empleo proporciona una
estructura diaria y una red social, lo que contribuye al bienestar general.
La creación de empleo es, por tanto, una prioridad para los gobiernos y las organizaciones. Políticas eficaces de
empleo incluyen programas de formación y capacitación que preparen a la fuerza laboral para los desafíos del
mercado moderno, incentivos para la creación de nuevas empresas y la atracción de inversiones extranjeras.
Un mercado laboral inclusivo y diverso, que ofrezca oportunidades para todos, es crucial para reducir la
pobreza y promover la cohesión social.
Seguridad Social: La seguridad social es un sistema de protección que ofrece apoyo financiero y servicios a las
personas en situaciones de necesidad, como la vejez, la discapacidad, el desempleo y la enfermedad. Este
sistema se financia mediante contribuciones de empleadores y empleados, y es fundamental para garantizar
que todas las personas tengan un mínimo de seguridad y bienestar, independientemente de su situación
laboral.
Los programas de seguridad social pueden incluir pensiones, seguro de desempleo, asistencia sanitaria, y
subsidios por discapacidad. Estos beneficios son esenciales para reducir la desigualdad y proteger a los más
vulnerables de la sociedad. Además, la seguridad social proporciona un colchón económico que puede ayudar a
las personas a atravesar periodos difíciles sin caer en la pobreza extrema.
El empleo y la seguridad social están estrechamente interconectados. Un mercado laboral fuerte y estable
reduce la necesidad de beneficios de seguridad social, ya que más personas están trabajando y contribuyendo
al sistema. Esto, a su vez, fortalece la economía general y permite que los gobiernos inviertan en otras áreas
cruciales, como la educación y la infraestructura.
Por otro lado, un sistema de seguridad social robusto proporciona una red de seguridad que permite a las
personas buscar empleo sin el temor de perder todos sus ingresos. Esto es especialmente importante en
tiempos de crisis económica o cambios estructurales en la economía, como la transición hacia industrias más
tecnológicas. La seguridad social ayuda a suavizar los efectos negativos de estas transiciones y protege a los
individuos de caer en la pobreza.
Desafíos y Oportunidades
Uno de los mayores desafíos es garantizar que ambos sistemas sean sostenibles a largo plazo. El
envejecimiento de la población en muchos países está poniendo presión sobre los sistemas de pensiones y
salud, mientras que la globalización y la automatización están cambiando la naturaleza del trabajo. Los
gobiernos y las organizaciones deben adaptarse a estos cambios, promoviendo la formación continua y las
habilidades digitales, así como asegurando que los sistemas de seguridad social puedan responder a las nuevas
realidades laborales.
Otra oportunidad importante es la inclusión y la equidad en el mercado laboral y en los sistemas de seguridad
social. Es esencial garantizar que todos los individuos, independientemente de su género, edad, origen étnico o
situación económica, tengan acceso a empleos de calidad y a una protección social adecuada.
Pobreza y hambre
Pobreza: La pobreza es una condición socioeconómica en la que las personas carecen de los recursos
suficientes para satisfacer sus necesidades básicas, como alimento, vivienda, educación y atención médica. La
pobreza puede ser absoluta, cuando los individuos no pueden cubrir ni siquiera las necesidades básicas, o
relativa, cuando las personas viven por debajo del estándar de vida aceptado en su sociedad. Las causas de la
pobreza son diversas e incluyen factores económicos, políticos y sociales, como el desempleo, la falta de
educación, la desigualdad económica, la discriminación y la inestabilidad política.
La pobreza tiene efectos devastadores en la calidad de vida de las personas, limitando su acceso a servicios
esenciales y reduciendo sus oportunidades de desarrollo personal y profesional. Combatir la pobreza requiere
políticas públicas integrales que incluyan la creación de empleo, la mejora de la educación, el acceso a servicios
de salud, la protección social y la reducción de las desigualdades.
Hambre: El hambre es una condición en la que las personas no tienen acceso suficiente a alimentos nutritivos y
seguros para llevar una vida activa y saludable. El hambre crónica, también conocida como inseguridad
alimentaria, afecta a millones de personas en todo el mundo y es una de las manifestaciones más visibles de la
pobreza extrema. Las causas del hambre incluyen la pobreza, los conflictos armados, el cambio climático, la
desigualdad y los problemas en la cadena de suministro de alimentos.
El hambre tiene consecuencias graves para la salud, especialmente en niños, ya que puede provocar
desnutrición, retraso en el crecimiento y aumento de la susceptibilidad a enfermedades. Para erradicar el
hambre, es necesario implementar estrategias que mejoren la producción y distribución de alimentos,
reduzcan la pobreza y la desigualdad, promuevan la agricultura sostenible y fortalezcan la resiliencia de las
comunidades ante crisis y desastres.
Relación entre Pobreza y Hambre
La pobreza y el hambre están estrechamente relacionados. La falta de recursos económicos limita el acceso a
alimentos adecuados, lo que perpetúa el ciclo de pobreza y hambre. Las personas que viven en la pobreza a
menudo se enfrentan a dificultades para acceder a empleos bien remunerados, lo que reduce aún más su
capacidad para adquirir alimentos nutritivos. Además, el hambre puede dificultar el desempeño escolar y
laboral, perpetuando así la pobreza intergeneracional.
Soluciones para Combatir la Pobreza y el Hambre
4. Sistemas de Protección Social: Establecer redes de seguridad social que protejan a los más vulnerables
y les brinden apoyo en tiempos de crisis.
5. Agricultura Sostenible: Promover prácticas agrícolas sostenibles que aumenten la producción de
alimentos y fortalezcan la seguridad alimentaria.
Hambre
En 2021, 828 millones de personas padecieron hambre, lo que representa el 9.8% de la población
mundial.
En 2023, esta cifra se mantuvo alta con 733 millones de personas afectadas, lo que equivale a una de
cada 11 personas en el mundo.
La región más afectada es África, donde una de cada cinco personas padece hambre.
Pobreza
En 2022, aproximadamente 735 millones de personas (o el 9.2% de la población mundial) se
encontraban en estado de pobreza extrema.
La pobreza sigue siendo un desafío significativo en muchas regiones, especialmente en África y Asia
Ahora, teniendo claro estos conceptos se plantea lo siguiente: Si miramos el panorama internacional de como
la globalización y la integración económica han influido en los diferentes cambios de la economía internacional
entre los países, podemos notar como aún nos encontramos con situaciones de gobernabilidad de países que
no estén aptos a la integración de sus economías con el resto del mundo. Podemos pensar que esto es un
problema de solamente los países, pero cabe destacar que en estas negociaciones existen organismos, los
cuales tiene la capacidad de controlar o dirigir las normas o políticas con las cuales la integración económica
sea un mecanismo equitativo y transparente, que ayude tanto al desarrollo de los países como a mitigar los
conflictos internacionales que se puedan generar entre ellos, ya que la globalización es un proceso que no
tiene marcha atrás, lo cual podría provocar malestar entre países en desarrollo y esto estimularía el rezago de
la globalización para naciones con menor capacidad para adquirir o integrase en el movimiento económico
internacional, el cual ha aumentado la interdependencia económica entre los estados restringiendo las
opciones de política económica y por tanto su soberanía y la integración económica que por su parte ha
incrementado el poder descentralizado del mercado global con respecto al de los Estados y aunque existan
organismos reguladores como la OMC (Organización Mundial del Comercio) estos no aseguran una equidad
entre las naciones y sus habitantes, puesto que respecto a estos acuerdos comerciales realizados bajo las
políticas de estos organismos dependen sus perspectivas laborales y su salario
Es fundamental analizar los objetivos de la globalización y las diferentes situaciones que ocurrirían en
determinadas situaciones dentro del contexto político, social, económico y cultural. Por ejemplo, hagamos
énfasis en la interconexión que presentan los países en materia económica, se distribuyen mejor los productos
por exportar y por importar (eso, como punto positivo del caso), sin embargo, en la misma situación hagamos
un contraste con una situación presentada en el contexto político, es decir, que se dé una guerra entre países
que presenten un tratado de libre comercio. Se esperaría que los países que tengan capitales de inversión los
retiren debido a la inestabilidad económica que dicha guerra representaría. El nivel de interdependencia
económica abre la puerta al debate de que tan conveniente es para un país, llámese desarrollado o en vía de
desarrollo, la inclusión en el marco de la globalización económica. Cabe anotar que un país que adquiera un
crecimiento económico que se vea representado en el nivel de vida de sus habitantes, es un país que estará
más preocupado por mejorar y estar a la vanguardia de las mejores economías que estar planeando un
conflicto con determinada Nación.
Integración Económica: La integración económica se refiere al proceso mediante el cual los países reducen las
barreras al comercio y la inversión entre ellos, creando un mercado más amplio y eficiente. Este proceso puede
tomar varias formas, como la creación de zonas de libre comercio, la unión aduanera, el mercado común y la
unión económica y monetaria1. La integración económica busca aumentar la eficiencia económica, promover
el crecimiento económico y fortalecer la cooperación entre los países miembros.
Globalización Económica: La globalización económica es un fenómeno más amplio que abarca la integración
económica, pero también incluye la interconexión de los mercados financieros, la movilidad internacional del
capital y el trabajo, y la expansión de las empresas multinacionales. La globalización ha sido impulsada por
avances tecnológicos, la apertura de mercados y la liberalización del comercio2. Aunque ha traído numerosos
beneficios, como el aumento del comercio y la inversión, también ha generado desafíos, como la desigualdad
económica y la pérdida de empleos en ciertos sectores.
Ventajas y Desventajas
Ventajas:
Aumento del comercio: La globalización ha facilitado el intercambio de bienes y servicios entre países,
lo que ha llevado a una mayor variedad de productos y precios más competitivos.
Desventajas:
Desigualdad económica: La globalización ha aumentado la brecha entre los países ricos y pobres, así
como entre los individuos dentro de los países.
Pérdida de empleos: La reubicación de la producción a países con costos laborales más bajos ha
llevado a la pérdida de empleos en algunos sectores.
C0nclusión
La pobreza y el hambre son problemas serios que afectan a millones de personas en todo el mundo, limitando
su acceso a necesidades básicas como alimentos, vivienda y salud. Un empleo adecuado y una seguridad social
sólida son esenciales para mejorar esta situación, ya que brindan ingresos estables y una red de protección
contra las adversidades. La hiperinflación y la deflación, por otro lado, son extremos económicos que pueden
desestabilizar una economía, causando un aumento descontrolado de los precios o una caída drástica en los
mismos, respectivamente. La integración económica y la globalización han permitido una mayor colaboración
entre países, promoviendo el comercio y la inversión, pero también han presentado nuevos desafíos, como la
desigualdad y la pérdida de empleos en ciertos sectores. Para lograr un desarrollo económico justo y
sostenible, es crucial implementar políticas que fomenten la igualdad y la inclusión, asegurando que todas las
personas tengan la oportunidad de prosperar y vivir con dignidad.
Bibliografía
Wikipedia.com
Concepto.de
Revistasunisucre.edu