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Proyecto Vivir en Control, Inc.

Nombre: Fecha:

Programa: MM

Terapista: Yaradalexis Vila-Cintrón Tema: Saber Escuchar

Asignación

Lee el siguiente escrito y contesta las preguntas

Saber escuchar
Saber escuchar es un arte que pocas personas dominan. Veamos en qué
consiste y cómo podemos potenciarlo.

Saber escuchar es un proceso fundamental para una comunicación eficaz.


Sin embargo, pocas son las personas que saben escuchar de verdad. No prestan
atención, aunque sí lo simulan y esto provoca diferentes conflictos que afectan a la
relación con las demás personas.

No somos conscientes de la importancia que tiene saber escuchar y de lo mucho


que nos beneficiaría potenciar esta habilidad. Sin embargo, nuestra necesidad de ser
escuchados pasa por encima de esto y nos volvemos egoístas sin ser conscientes de
ello.

Oír y escuchar
Oír y escuchar son dos actitudes distintas. Al cabo de un día se oyen muchas
cosas pero se escucha poco. Cuando oímos no prestamos una atención profunda, sino
que simplemente captamos la sucesión de sonidos que se produce a nuestro
alrededor.
Mientras que cuando escuchamos nuestra atención va dirigida hacia algún
sonido o mensaje específico, es decir, existe una intencionalidad, encontrándose todos
nuestros sentidos enfocados a lo que estamos recibiendo. Así, las personas que saben
escuchar a otros, los acompañan en su viaje por la vida.

¿Recuerdas cuando estabas en la clase de algún profesor y no te interesaba


nada lo que contaba? No lo escuchabas, pero lo oías. Tus conductos auditivos recibían
el sonido que emitía, pero no lo entendía, no lo comprendía. Tu mente estaba en otra
parte, haciendo caso omiso a todo eso que percibías por tus oídos.

Pues esta actitud en una clase aburrida la llevas, sin quererlo, a tu vida
cotidiana, porque en ocasiones es mucho más fácil oír que escuchar, ya que esto
último requiere de una disposición a prestar atención y a esforzarse por comprender lo
que el otro te está diciendo. A esto se le denomina escucha activa y es muy necesaria
e importante.

Aprendiendo a escuchar

Un proverbio oriental dice: “Nadie pone más en evidencia su torpeza y mala


crianza, que el que empieza a hablar antes de que su interlocutor haya concluido”.

Ocurre a veces que cuando estamos hablando con otra persona tenemos, tanto
el otro como nosotros, dificultades para escuchar; pasando de escuchar a oír en
muchas ocasiones, mientras elaboramos qué vamos a decir cuando el otro acabe, en
vez de intentar prestar atención a lo que nos dicen, quedando el diálogo bloqueado por
incontinencias verbales. Pues, si todos queremos hablar a la vez y no se escuchan
las razones de los otros, no habrá diálogo como tal sino monólogos
yuxtaponiéndose.

Saber escuchar es una actitud difícil, ya que exige dominio de uno mismo e
implica atención, comprensión y esfuerzo por captar el mensaje del otro. Significa
dirigir nuestra atención hacia el otro, adentrando en su ámbito de interés y su marco de
referencia.
El diálogo exige una actitud silenciosa de escucha atenta. El escritor y
orador J. Krishnamurti afirmaba “Escuchar es un acto de silencio”. Mientras no
callemos nuestro diálogo interno y prestemos atención a nuestro interlocutor, no
aprenderemos a escuchar. Solo una actitud de escucha atenta hace fecunda la palabra
que podemos dar a nuestro interlocutor.

Es difícil poder decir al otro algo que resulte válido si no abrimos de par en par
nuestros oídos para escucharlo. Así, la persona escuchada sentirá que le están dando
la importancia que merece, quedando agradecida y creándose a su vez un clima
de respeto, estima y confianza.

Consejos para mejorar la escucha activa


Si queremos potenciar nuestra habilidad para escuchar, primero que nada
debemos identificar aquellos aspectos de la escucha activa en los que tenemos
déficits para luego trabajar en ellos.

Estos aspectos pueden resumirse en: la atención hacia nuestro interlocutor; el


interés transmitido; el aplazamiento del propio juicio; la capacidad de dar y recibir
retroalimentación; y la empatía. A continuación, dejamos algunas técnicas especificas
que ayudan a trabajar cada dimensión:

Prestar atención
Si no atendemos al mensaje del otro será imposible que escuchemos. Por tanto,
si tenemos problemas para atender, intentemos enfocarnos en lo que nos dicen e
ignoremos todos aquellos distractores (tanto internos como externos).
Asimismo, esforcémonos por comprender la línea argumental de nuestro
interlocutor y prestemos atención a su lenguaje corporal, así identificaremos el
contexto con mayor facilidad y podremos comprender la totalidad del mensaje.
Por último, para prestar atención es de vital importancia no interrumpir y cultivar la
paciencia.

Mostrar interés
Saber escuchar implica demostrar que estamos interesados en lo que nos dicen. De no
ser así, el otro percibirá que no está siendo atendido y provocaremos una respuesta
negativa de su parte.

Por tanto, para denotar interés lo ideal sería:

 Realizar comentarios cortos y gestos de asentimiento que


demuestren que estamos escuchando.
 Adoptar una posición corporal de escucha, lo que implica mantener el
contacto visual, disminuir la distancia, orientar la postura hacia el
otro, evitar cursarse de brazos, etc.

Aplazar el propio juicio


Cuando el interlocutor nos está expresando sus ideas debemos ser capaces de
callar nuestro diálogo interno. Para ello, evita sacar conclusiones mientras la otra
persona está hablando, intenta anular tus prejuicios preconcebidos en torno al
tema, no interrumpas y deja a un lado tus emociones. Para ello, no hay nada mejor
que la práctica.

Dar y recibir retroalimentación


Se trata de un aspecto importantísimo de la comunicación efectiva. Para ponerlo
en práctica podemos solicitar que aclaren ideas que no nos quedaron claras y
reformular, con nuestras propias palabras, el mensaje que hemos captado. Así,
evitamos caer en malentendidos innecesarios.

Empatizar
Sin empatía no hay escucha activa. Por tanto, para que la comunicación
efectiva se produzca debemos ser capaces de ponernos en el lugar del otro y
comprenderlo desde su posición. Además, debemos prestar especial atención a
aquellos mensajes que van más allá de las palabras, tales como: sus sentimientos y
emociones trasmitidas, así como su lenguaje corporal.
Preguntas

1. ¿Por qué el autor considera que saber escuchar es un arte que


pocas personas dominan?
2. ¿Cómo define el autor la diferencia entre oír y escuchar, y por qué es
importante esta distinción?
3. ¿Qué ejemplos proporciona el autor para ilustrar la diferencia entre
oír y escuchar?
4. ¿Qué técnicas sugiere el autor para mejorar la escucha activa, y
cómo pueden aplicarse en la vida diaria?
5. ¿Por qué es importante aplazar el propio juicio durante una
conversación, según el autor?
6. ¿Qué papel juega la empatía en la escucha activa, según el autor, y
cómo puede desarrollarse esta habilidad?
7. ¿Qué beneficios menciona el autor sobre saber escuchar y cómo
estos beneficios pueden impactar nuestras relaciones
interpersonales?
8. ¿Qué barreras identifica el autor para una escucha efectiva y cómo
pueden superarse?

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