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BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO

Núm. 294 Viernes 6 de diciembre de 2024 Sec. TC. Pág. 166496

SECCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
25518 Sala Primera. Sentencia 135/2024, de 4 de noviembre de 2024. Recurso de
amparo 2833-2023. Promovido por doña Yolanda Rivas Alcázar respecto de
las resoluciones dictadas por un juzgado de lo social de Sevilla. Vulneración
del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas: señalamiento de vista con
una demora de más de tres años debida a causas estructurales (STC
31/2023).

ECLI:ES:TC:2024:135

La Sala Primera del Tribunal Constitucional, compuesta por el magistrado don


Cándido Conde-Pumpido Tourón, presidente, y los magistrados y magistradas don
Ricardo Enríquez Sancho, doña Concepción Espejel Jorquera, doña María Luisa
Segoviano Astaburuaga, don Juan Carlos Campo Moreno y don José María Macías
Castaño, ha pronunciado

EN NOMBRE DEL REY

la siguiente

SENTENCIA

En el recurso de amparo núm. 2833-2023, promovido por doña Yolanda Rivas


Alcázar, contra el decreto de 6 de junio de 2022 y la diligencia de ordenación de 2 de
agosto de 2022, que señalaron la vista del procedimiento para el 22 de octubre de 2025;
contra el decreto de 12 de septiembre de 2022, que inadmitió a trámite el recurso de
reposición interpuesto contra la anterior diligencia; contra el decreto de 29 de diciembre
de 2022, que desestimó el recurso de reposición interpuesto contra la diligencia de
ordenación de 2 de agosto de 2022, y contra el auto de 16 de febrero de 2023, que
desestimó el recurso de revisión planteado contra el decreto de 29 de diciembre
de 2022, todos ellos, del Juzgado de lo Social núm. 8 de Sevilla. Han intervenido el
Ministerio Fiscal y el abogado del Estado. Ha sido ponente la magistrada doña
Concepción Espejel Jorquera.

I. Antecedentes

1. Mediante escrito presentado el 28 de abril de 2023, don Juan Manuel Gómez


Rubio, procurador de los tribunales y de doña Yolanda Rivas Alcázar, presentó demanda
de amparo contra el decreto de 6 de junio de 2022 y la diligencia de ordenación de 2 de
agosto de 2022, que señalaron la vista del procedimiento para el 22 de octubre de 2025;
contra el decreto de 12 de septiembre de 2022, que inadmitió a trámite el recurso de
reposición interpuesto contra la anterior diligencia; contra el decreto de 29 de diciembre
de 2022, que desestimó el recurso de reposición interpuesto contra la diligencia de
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ordenación de 2 de agosto de 2022, y contra el auto de 16 de febrero de 2023, que


desestimó el recurso de revisión planteado contra el decreto de 29 de diciembre
de 2022, todos ellos, del Juzgado de lo Social núm. 8 de Sevilla.
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2. Los antecedentes relevantes para la resolución del presente recurso son los
siguientes:

a) El 30 de mayo de 2022 la recurrente presentó la demanda en materia de


prestaciones de la Seguridad Social por denegación de la prestación de «renta activa de
inserción», que, por normas de reparto, recayó en el Juzgado de lo Social núm. 8 de
Sevilla.
b) El 8 de junio de 2022 se notificó el decreto de 6 de junio de 2022, de admisión a
trámite de la demanda, señalándose –por error mecanográfico– para el 22 de octubre
de 2022.
c) El 1 de septiembre de 2022 se notificó la diligencia de ordenación de 2 de agosto
de 2022 apreciando de oficio la existencia de un error mecanográfico en la fecha de
señalamiento contenido en el decreto de 6 de junio, siendo la fecha correcta la del 22 de
octubre de 2025 a las 09:40 horas.
d) Interpuesto recurso de reposición contra la anterior diligencia de ordenación,
mediante decreto de 12 de septiembre de 2022 fue inadmitido.
e) Por auto de 19 de octubre de 2022, se estimó el recurso de revisión interpuesto
contra el anterior decreto y se acordó admitir a trámite el recurso de reposición señalado
en el punto anterior.
f) Mediante decreto de 29 de diciembre de 2022 se desestimó el recurso de
reposición planteado contra la diligencia de 2 de agosto de 2022.
g) Finalmente, mediante auto de 16 de febrero de 2023, se desestimó el recurso de
revisión que la recurrente planteó contra el decreto de 29 de diciembre de 2022.

En las resoluciones anteriores se explicaba la imposibilidad de adelantar la vista del


procedimiento de la recurrente por causas estructurales y por la saturación del órgano
judicial. En concreto el auto de 16 de febrero de 2023, explicaba:

«[E]ste juzgado, tan pronto se libera, de la agenda de señalamientos, un juicio, ya


sea por haberse conciliado, por desistimiento, o por cualquier otro motivo atendible,
procede a rellenar el hueco tratando de anticipar otros señalamientos anteriores, siempre
intentando mantener un equilibrio entre los procedimientos suspendidos y que esperan
nueva fecha, así como las solicitudes de adelantamiento de juicio por las circunstancias
particulares del caso o por el carácter urgente de los mismos, de tal forma que de darse
el caso, tan pronto como las circunstancias lo permitan y atendidos otros procedimientos
en idéntica situación que hubieran tenido una fecha de entrada anterior, se procederá por
el propio juzgado a adelantar la fecha del juicio, se insiste tan pronto las circunstancias lo
hagan posible. […] no es posible en el momento actual adelantar el señalamiento sin
perjudicar al resto de usuarios que accedieron a la justicia con anterioridad al recurrente.
Es decir, como indica el decreto recurrido, en el momento actual es materialmente
imposible, adelantar el señalamiento por razón de la acumulación de señalamientos
previos. Así las cosas, subsistiendo la situación estructural referida, y revisada la agenda
de señalamientos, no incurre en error la resolución recurrida (esto es, decreto de 29 de
diciembre de 2022), ante la imposibilidad de señalar actualmente el juicio en un
momento anterior, razón por la que […] debe desestimarse el recurso interpuesto, sin
perjuicio, se insiste de que, tan pronto sea posible se proceda en la forma expuesta
anteriormente.»

3. En la demanda de amparo denuncia la recurrente la vulneración del derecho a la


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tutela judicial efectiva en su acepción del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
(art. 24.2 CE). A su juicio, no cabe duda que el señalamiento para el acto de juicio el 22
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de octubre de 2025 vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva y a un proceso sin


dilaciones. La fecha señalada es más de tres años y medio posterior a la presentación
de la demanda y de su admisión a trámite. También se queja la demandante de la
vulneración de su derecho a la tutela judicial efectiva (art. 24 CE) por la falta de
motivación de las resoluciones impugnadas. Considera la recurrente que tales
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resoluciones deberían gozar de una motivación reforzada, puesto que no solamente está
en juego el derecho a la tutela judicial efectiva, sino también el derecho a no padecer
dilaciones indebidas, lo que, en su opinión, implica la necesidad de una motivación
reforzada.
Explica que ya puso de manifiesto en los diferentes escritos, como en los recursos de
reposición y, finalmente, en el recurso de revisión, que resultan innegables las carencias
estructurales que surgen con el aumento del número de causas, de la falta de medios
personales y materiales, así como la alta carga de trabajo, máxime cuando hemos
padecido una pandemia causada por el COVID así como un largo estado de alarma que
ha causado la paralización de los procedimientos judiciales o la suspensión de los plazos
procesales, entre otros.
Recuerda que, al respecto, el Tribunal dictó la STC 125/2022, de 10 de octubre,
estimando el amparo entonces solicitado en un caso similar al de la ahora recurrente. En
la citada sentencia se afirmaba que «por más que los retrasos experimentados en el
procedimiento hubiesen sido consecuencia de deficiencias estructurales u organizativas
de los órganos judiciales o del abrumador trabajo que sobre ellos pesa, esta hipotética
situación orgánica, si bien pudiera excluir de responsabilidad a las personas
intervinientes en el procedimiento, de ningún modo altera el carácter injustificado del
retraso. Y es que el elevado número de asuntos de que conozca el órgano jurisdiccional
ante el que se tramitaba el pleito no legitima el retraso en resolver, ni todo ello limita el
derecho fundamental de los ciudadanos para reaccionar frente a tal retraso, puesto que
no es posible restringir el alcance y contenido de ese derecho (dado el lugar que la recta
y eficaz administración de justicia ocupa en una sociedad democrática) en función de
circunstancias ajenas a los afectados por las dilaciones. Por el contrario, es exigible que
jueces y tribunales cumplan su función jurisdiccional, garantizando la libertad, la justicia y
la seguridad, con la rapidez que permita la duración normal de los procesos, lo que lleva
implícita la necesidad de que el Estado provea la dotación a los órganos judiciales de los
medios personales y materiales precisos para el correcto desarrollo de las funciones que
el ordenamiento les encomienda».
Continúa argumentando que igual criterio sostiene el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos, al afirmar en su sentencia de 7 de julio de 1989, asunto Unión Alimentaria
Sanders c. España, el carácter estructural de las dilaciones sufridas por la sociedad
demandante, concluyendo que esta situación no puede privar a los ciudadanos de su
derecho al respeto del plazo razonable (§ 38 y 42), o cuando en la sentencia de 11 de
marzo de 2004, asunto Lenaerts c. Bélgica (§ 18), razonó que el artículo 6.1 del
Convenio europeo para la protección de los derechos humanos y de las libertades
fundamentales (CEDH) obliga a los Estados contratantes a organizar su sistema judicial
de tal forma que sus tribunales puedan cumplir cada una de sus exigencias, en particular
la del derecho a obtener una decisión definitiva dentro de un plazo razonable».
Y recuerda que en cuanto a los márgenes ordinarios de duración de los litigios, el
Tribunal ha apreciado la existencia de dilaciones indebidas –vulneradoras del derecho
fundamental consagrado en el artículo 24.2 CE– en supuestos en que entre la fecha de
interposición de la demanda ante la jurisdicción ordinaria y la fecha del señalamiento
para vista habían mediado los siguientes plazos: dos años y seis meses (STC 54/2014,
de 10 de abril), dos años y tres meses (STC 99/2014, de 23 de junio), un año y once
meses (STC 129/2016, de 18 de julio), un año y seis meses (STC 142/2010, de 21 de
diciembre) y un año y tres meses (STC 89/2016 de 9 de mayo).
Expone que su litigio, objeto del amparo interesado, es relativo a la denegación de la
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prestación de renta activa de inserción que, precisamente, está destinada a colectivos


con especial dificultad de inserción en el mercado laboral.
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Solicita en el suplico de la demanda la nulidad de todas las resoluciones impugnadas


y el reconocimiento de su derecho, en este caso, que se reconozca que el señalamiento
del acto de juicio para el día 22 de octubre de 2025, lesiona los derechos fundamentales
a un proceso sin dilaciones indebidas y a la tutela judicial efectiva. Solicita también el
restablecimiento de la recurrente en la integridad de su derecho o libertad con la
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adopción de las medidas apropiadas, en su caso, para su conservación. En este caso,


restablecimiento de la recurrente en los derechos que han sido infringidos –tutela judicial
efectiva y proceso sin dilaciones indebidas–. En consecuencia, pide que se acuerde por
el Tribunal Constitucional que por el Juzgado de lo Social núm. 8 de Sevilla se proceda a
un nuevo señalamiento del acto de juicio que resulte respetuoso con los derechos
fundamentales lesionados.

4. Mediante diligencia de ordenación de 4 de mayo de 2023, se requirió a la


recurrente para que aportara copia del auto dictado el 16 de febrero de 2023.

5. Mediante escritos de 3 de abril, 2 de mayo y 15 de octubre de 2024, la recurrente


solicitó al Tribunal que impulsara de oficio la resolución de admisibilidad de su recurso de
amparo a fin de poder, en su caso, solicitar con mayor premura el amparo del Tribunal
Europeo de Derechos Humanos.

6. Mediante providencia de 6 de mayo de 2024, la Sección Primera decidió admitir


a trámite la demanda presentada por la recurrente, apreciando que la especial
trascendencia constitucional del recurso consistía en que puede dar ocasión al Tribunal
para aclarar o cambiar su doctrina como consecuencia de un proceso de reflexión
interna [STC 155/2009, de 25 de junio, FJ 2.b)]. En aplicación de lo dispuesto en el
art. 51 de la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional (LOTC), se acordó dirigir
comunicación al Juzgado de lo Social núm. 8 de Sevilla, a fin de que en el plazo que no
excediera de diez días, remitiera certificación o fotocopia adverada de las actuaciones
correspondientes al procedimiento de la recurrente. Se acordó también notificar a la
Abogacía del Estado para que en el plazo de diez días pueda comparecer si lo estimara
pertinente.

7. Mediante escrito de 21 de mayo de 2024, la Abogacía del Estado se personó


ante el Tribunal Constitucional.

8. Mediante diligencia de ordenación de 27 de mayo de 2024, a tenor de lo


dispuesto en el artículo 52 LOTC, se acordó dar vista de todas las actuaciones del
recurso de amparo por un plazo común de veinte días al Ministerio Fiscal y a las partes
personadas para que dentro de dicho plazo pudieran presentar las alegaciones, que a su
derecho conviniera.

9. Por escrito de 5 de junio de 2024, la recurrente formuló las alegaciones


correspondientes, remitiéndose en su contenido a la demanda de amparo.

10. Mediante escrito de 20 de junio de 2024, el Ministerio Fiscal formuló sus


alegaciones. Solicita la estimación parcial de la demanda de amparo, con la declaración
de que se ha vulnerado el derecho fundamental a no padecer dilaciones indebidas del
artículo 24.2 CE.
Afirma que en la demanda de amparo se alega vulneración del derecho a la tutela
judicial efectiva (art. 24.1 CE) y a un proceso sin dilaciones indebidas (art. 24.2 CE) por
el retraso en el señalamiento. También se alega falta o defecto de motivación tanto
respecto de la resolución en la que se establece el señalamiento para acto de
conciliación y juicio, como en las posteriores en contestación a sus respectivos recursos.
Esta falta o déficit de motivación, a juicio del fiscal, sería constitutiva de una vulneración
diferente del derecho a la tutela judicial efectiva. No obstante, respecto de la falta de
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motivación, tal como está configurada la demanda y especialmente a la vista del amparo
solicitado, considera que no es tanto un motivo separado por esa vulneración específica,
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sino una alegación de refuerzo al motivo de infracción del artículo 24 CE por el excesivo
retraso en la fecha de señalamiento.
En cuanto al núcleo de la queja, el fiscal considera que se ha producido una dilación
indebida proscrita por el artículo 24.2 CE, pues siguiendo el esquema y la argumentación
de la STC 31/2023, de 17 de abril, en el presente caso considera que, con
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independencia de la complejidad de la cuestión objeto de la demanda planteada en la vía


judicial previa, que no resulta relevante ni influye en el señalamiento de la vista, se
aprecia que la demora de tres años y medio, es en exceso dilatada en el tiempo aun
considerando los efectos derivados de los retrasos acumulados por la situación derivada
de la pandemia de la COVID-19. A mayor abundamiento el retraso en los procedimientos
debatidos en las SSTC 125/2022 y 31/2023, era de dos años aproximadamente, por lo
que en este caso el retraso excede cumplidamente del que se había producido en
aquellos recursos y el objeto del proceso laboral subyacente en este recurso, no reviste
una complejidad especial o mayor que en aquellos recursos, al tratarse de una demanda
en la que se debate si la demandante cumplía el requisito de acreditar en el momento de
la solicitud haber realizado durante el periodo de inscripción previa exigido, tres acciones
de búsqueda activa de empleo en la forma determinada reglamentariamente, pues este
fue el motivo de denegación de la prestación de la Seguridad Social que se solicitaba y
que la demandante entiende que había cumplido.
Por otra parte, el interés que arriesga la demandante de amparo en el pleito es el de
obtener una resolución judicial que determine que le corresponde una prestación de la
Seguridad Social, en concreto la de renta activa de inserción. Se trata, en definitiva, de
una reclamación que puede tener un impacto significativo en la economía de la
recurrente en amparo. La conducta de la demandante no ha propiciado la demora
denunciada y, en los términos ya expuestos, no ha mostrado falta de diligencia en su
invocación ante el órgano judicial para propiciar su restablecimiento. Los motivos
estructurales aducidos por el órgano judicial para justificar esa dilación consistente en la
sobrecarga de trabajo permanente y la carencia de los medios personales y materiales
necesarios para sacarla adelante en unos plazos razonables, no pueden ser aceptados
desde la perspectiva del derecho fundamental invocado, como causa suficiente para
neutralizar la lesión del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas, ya que dicha
situación no altera su naturaleza injustificada, según reiterada jurisprudencia
constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en tanto que el ciudadano
es ajeno a esas circunstancias.
En conclusión, ponderando los criterios expuestos, visto que era un procedimiento
sencillo, que el señalamiento para el acto de conciliación y juicio oral se realizó para tres
años y medio después de la interposición de la demanda, que la actitud de la parte
demandante no ha entorpecido en modo alguno el proceso, sino que ha sido muy
diligente, aunque la causa del retraso sea estructural; teniendo en cuenta las sentencias
anteriores· de este tribunal y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el fiscal
considera que procede la estimación del recurso de amparo por vulneración del derecho
a un proceso sin dilaciones indebidas (art. 24.2 CE).
Para el caso de que se estime que existe un motivo de amparo autónomo por
violación del derecho a una motivación suficiente y fundada en Derecho, el fiscal
considera que no hay vulneración de esta faceta del derecho a la tutela judicial efectiva.
Es cierto que la diligencia de ordenación que fija el señalamiento para el año 2025 no
expresa los motivos de que el señalamiento sea tan tardío, simplemente refiere la
existencia de un error material en la fecha; y que el decreto inicial (no recurrido pues
señalaba para unos pocos meses desde la fecha de admisión) contiene la motivación
ordinaria de admisión a trámite de la demanda y del señalamiento.
En cuanto a los efectos de estimar la concurrencia de la infracción del derecho a un
proceso sin dilaciones indebidas, siguiendo el criterio expuesto, entre otras, en las
SSTC 54/2014, de 10 de abril, FJ 7, y 99/2014, de 23 de junio, FJ 7, el fiscal considera
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que el otorgamiento del amparo debe limitarse a la declaración de la violación del


derecho fundamental, porque cualquier medida relacionada con la anticipación del
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señalamiento para la vista puede agravar la posición de terceros recurrentes, dado el


carácter estructural de los referidos retrasos.
Este criterio es coincidente con la STC 31/2023, que declara: «En línea con lo ya
afirmado en las citadas SSTC 54/2014, de 10 de abril, FJ 7, y 89/2014, de 9 de junio,
FJ 7, y a diferencia de lo concluido en la citada STC 125/2022, FJ 4, se considera que el
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otorgamiento del amparo no debe incluir la nulidad de las resoluciones impugnadas ni


medida alguna relacionada con la anticipación del señalamiento para la vista porque,
dado el carácter estructural de los referidos retrasos, ello podría agravar la posición de
terceros recurrentes».

11. Mediante escrito de 24 de junio de 2024, la Abogacía del Estado formuló sus
alegaciones.
Defiende, en primer lugar, la inadmisión de la demanda por carecer de especial
trascendencia constitucional. Entiende que la recurrente alega el motivo o criterio quinto
(existan resoluciones judiciales contradictorias sobre el derecho fundamental, ya sea
interpretando de manera distinta la doctrina constitucional ya sea aplicándola en unos
casos y desconociéndola en otros) en relación con sentencias anteriores que trae a
colación como parámetro comparativo. Es decir, que existan distintas versiones del
mismo derecho fundamental emanadas de distintos órganos jurisdiccionales.
En opinión del abogado del Estado, la recurrente no ofrece, no aporta, en realidad,
resoluciones judiciales anteriores verdaderamente contradictorias sobre el concepto de
dilaciones indebidas, esto es, sobre el mismo derecho fundamental en su esencia. Es
decir, que no hay resoluciones contradictorias sobre la esencia del derecho cuando los
órganos judiciales entienden, al enjuiciar los hechos, que en uno o varios casos
acontecen las dilaciones indebidas y en otros no. No hay contradicción si el concepto
valorativo o definidor de las dilaciones es el mismo, pues solo varía el hecho sobre si se
dan o no en el caso concreto.
Por lo tanto, no concurre el requisito interpretativo que, según el apartado quinto del
art. 50.1 LOTC, habría de darse según el fundamento jurídico 2 de la STC 155/2009,
para que se produjese el hecho de apreciarse resoluciones judiciales contradictorias
sobre el entendimiento de la modalidad concreta alegada (dilaciones indebidas), del
derecho fundamental; sobre cuál es la esencia o naturaleza de este.
De entre los motivos más aproximados, quizá el único posible, pero cree el abogado
del Estado que tampoco, de los que la STC 155/2009, desglosa interpretando el artículo
50.1.b) LOTC, vendría a ser cuando un órgano jurisdiccional incurra en una negativa
manifiesta del deber de acatamiento de la doctrina del Tribunal Constitucional (art. 5 de
la Ley Orgánica del Poder Judicial). Sin embargo, tampoco este motivo sería aplicable o
susceptible de apreciación al caso. La concurrencia de este elemento intencional o
volitivo que caracteriza este concreto supuesto de especial trascendencia constitucional,
resulta inexcusable para la apreciación del motivo de especial trascendencia
constitucional. El mismo Tribunal Constitucional declara que el incumplimiento por parte
del órgano judicial ha de estar referido a una doctrina concreta y precisa, no siendo
suficiente cualquier pronunciamiento jurisprudencial que se entienda incumplido
(SSTC 106/2017, de 18 de septiembre, FJ 2; 138/2017, de 27 de noviembre, FJ 2;
5/2018, de 22 de enero, FJ 2, y 39/2018, de 23 de abril, FJ 2). En el caso concreto ahora
sujeto a análisis, solo se aprecia un criterio en las inadmisiones habidas en sede judicial
ordinaria, acreditada del todo o no, pero no una intención del órgano judicial de
despreciar formalmente la doctrina del Tribunal Constitucional sobre qué serían
dilaciones indebidas y en qué consiste la modalidad de las mismas como concepto
integrante del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
En definitiva, la recurrente no justifica que el recurso de amparo formulado posea una
trascendencia constitucional como para ser admitido conforme prevé el art. 50.1 LOTC,
luego entiende el abogado del Estado que habría de ser inadmitido, lo que solicita en el
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suplico del escrito de contestación. Tampoco el auto judicial objeto último de impugnación
en amparo carece de motivación como es objeto de reproche. A su juicio, expone dicho
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auto el criterio –se comparta o no– de rechazo a la pretensión de anulación de la recurrente.


En consecuencia. Interesa la inadmisión del recurso o, subsidiariamente, su
desestimación.

12. Mediante providencia de 31 de octubre de 2024 se señaló para deliberación y


votación de la presente sentencia el día 4 de noviembre de 2024.
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II. Fundamentos jurídicos

1. Objeto y pretensiones de la recurrente.

Son objeto del recurso de amparo las resoluciones citadas en los antecedentes de esta
sentencia. Se trata de determinar si vulnera el derecho a un proceso sin dilaciones
indebidas (art. 24.2 CE) de la demandante de amparo, la decisión judicial de señalar la vista
para un procedimiento ordinario en el orden social con una demora de tres años desde la
admisión a trámite de la demanda, con fundamento en que, si bien se ha respetado el orden
cronológico de señalamientos para los asuntos no urgentes, problemas estructurales por la
sobrecarga de asuntos que sufre el juzgado imposibilita su anticipación.
A pesar de que la demandante de amparo ha invocado conjuntamente los derechos
a la tutela judicial efectiva (art. 24.1 CE) y a un proceso con todas las garantías (art. 24.2
CE), el Tribunal constata que, al igual que se estableció en la STC 31/2023, de 17 de
abril, FJ 1, toda la argumentación de la demandante de amparo está orientada a poner
de manifiesto la vulneración del último de los derechos, que se constituye en el núcleo
de su queja y necesario parámetro de control de constitucionalidad, careciendo de
autonomía la invocación del artículo 24.1 CE.
El Ministerio Fiscal ha solicitado en sus alegaciones la estimación del amparo, al
considerar que se ha vulnerado el derecho de la recurrente a no padecer dilaciones
indebidas (art. 24.2 CE).
Por su parte, el abogado del Estado ha solicitado la inadmisión de la demanda al
considerar que la misma no tiene especial trascendencia constitucional.
Subsidiariamente solicita su desestimación.

2. Análisis de la causa de inadmisión alegada.

El abogado del Estado defiende, como ha quedado expuesto en los antecedentes,


que la demanda carece de especial trascendencia constitucional, al considerar que no
concurren los motivos alegados por la parte recurrente para sustentarla.
Como hemos tenido la oportunidad de reiterar, corresponde únicamente al Tribunal
apreciar en cada caso, en el momento de admitir a trámite el recurso de amparo, si este
tiene especial trascendencia constitucional, de acuerdo con lo exigido por el artículo 50.1
LOTC (por todas, STC 22/2024, de 12 de febrero, FJ 2).
La Sección Primera, mediante providencia de 6 de mayo de 2024, decidió admitir a
trámite la demanda presentada por la recurrente, apreciando que la especial
trascendencia constitucional del recurso consistía en que puede dar ocasión al Tribunal
para aclarar o cambiar su doctrina como consecuencia de un proceso de reflexión
interna. El Tribunal quiere aclarar su doctrina con relación a los efectos del otorgamiento
del amparo en supuestos como el presente. Por ello deben rechazarse los argumentos
del abogado del Estado.
En cualquier caso, no podría apreciarse en supuestos como el presente en que las
dilaciones se deben a razones de carácter estructural, un incumplimiento reiterado de los
órganos judiciales o una negativa manifiesta a acatar la doctrina constitucional, puesto
que, como se verá, no existe la intención por parte del órgano judicial de separase de la
doctrina constitucional, antes al contrario, su cumplimiento deviene imposible
materialmente por razones estructurales.
Como ya hemos señalado, para apreciar una negativa manifiesta del deber de
acatamiento de la doctrina constitucional señalado en la STC 155/2009, FJ 2.f), es
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necesario, entre otros requisitos, «la voluntad manifiesta de no proceder a su aplicación;


o, dicho en otras palabras, a una decisión consciente de soslayarla» (STC 83/2018,
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de 16 de julio, FJ 3), algo que, obviamente, no concurre en este tipo de dilaciones


estructurales. Tampoco puede hablarse de un incumplimiento general y reiterado de la
doctrina constitucional cuando la razón expuesta por el órgano judicial para inaplicar la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional es la imposibilidad material, como ocurre en
este tipo de dilaciones de carácter estructural.
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3. Jurisprudencia constitucional sobre el derecho fundamental a un proceso sin


dilaciones indebidas.

Este tribunal ha producido una consolidada jurisprudencia sobre el derecho a no


padecer dilaciones indebidas, cuando estas provienen de causas estructurales sin
omisión ni negligencia de los órganos judiciales.
El problema constitucional que se plantea en el presente recurso, tal como reconoce
el Ministerio Fiscal, es coincidente con el ya resuelto recientemente en las
SSTC 125/2022, de 10 de octubre, y 31/2023, de 17 de abril, con ocasión de sendos
recursos de amparo interpuestos contra señalamientos de actos de conciliación y juicio
también en el orden jurisdiccional social.
Esas sentencias, en aplicación de jurisprudencia constitucional reiterada de este
tribunal, concluyeron que se había vulnerado el derecho de los recurrentes a un proceso
sin dilaciones indebidas (art. 24.2 CE).
La estimación del recurso tuvo como fundamento la jurisprudencia constitucional ya
consolidada en la materia por las SSTC 54/2014, de 10 de abril, FJ 4, y 129/2016, de 18 de
julio, FJ 4, en línea con la establecida por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en la
que se reitera que la idea de dilaciones indebidas, como concepto jurídico indeterminado,
no puede identificarse con una mera infracción de los plazos procesales o una excesiva
duración temporal de las actuaciones judiciales, sino que es el resultado de la aplicación a
las circunstancias específicas, que son: (i) la complejidad del litigio; (ii) los márgenes
ordinarios de duración de los litigios del mismo tipo; (iii) el interés que arriesga el
demandante de amparo; (iv) su conducta procesal; y (v) la conducta de las autoridades.
A esos efectos, se destaca: (i) en cuanto a los márgenes ordinarios de demora, que la
jurisprudencia constitucional ha concluido la existencia de dilaciones indebidas en supuestos
en que entre la fecha de interposición de la demanda ante la jurisdicción ordinaria y la fecha
del señalamiento para vista, habían mediado los siguientes plazos: dos años y seis meses
(STC 54/2014, de 10 de abril), dos años y tres meses (STC 99/2014, de 23 de junio), un año
y once meses (STC 129/2016, de 18 de julio), un año y seis meses (STC 142/2010, de 21 de
diciembre) y un año y tres meses (STC 89/2016 de 9 de mayo); y (ii) que el hecho de que la
demora denunciada se deba a motivos estructurales, no imputables directamente al órgano
judicial, no impide apreciar la vulneración del derecho del recurrente a un proceso sin
dilaciones indebidas, pues esta situación no altera su naturaleza injustificada, en tanto que el
ciudadano es ajeno a esas circunstancias (STC 125/2022, de 10 de octubre, FJ 3).

4. Aplicación de la jurisprudencia al caso.

En el presente caso, atendiendo a dichos criterios, el Tribunal declara que se ha


producido una dilación indebida proscrita por el artículo 24.2 CE, ya que, de la misma
manera que razonamos en la sentencia STC 31/2023, de 17 de abril, FJ 3, y como
reitera en sus alegaciones el Ministerio Fiscal:

i. Con independencia de la complejidad de la cuestión objeto de la demanda


planteada en la vía judicial previa, que no resulta relevante ni influye en el señalamiento
de la vista, se aprecia que la demora de más de tres años, comparada con lo establecido
en la jurisprudencia constitucional y a los tiempos medios de resolución de asuntos
equivalentes por los juzgados de lo social de toda España, que se situaba en el
año 2023, en que fue interpuesta la demanda, en once meses según la estadística
publicada por el Consejo General del Poder Judicial relativa a la actividad de los órganos
Verificable en https://www.boe.es

judiciales, es en exceso dilatada en el tiempo aun considerando los efectos derivados de


los retrasos acumulados por la situación derivada de la pandemia de la COVID-19.
cve: BOE-A-2024-25518

ii. El interés que arriesga la demandante de amparo en el pleito es el de obtener


una resolución judicial que anule la denegación de la prestación de renta activa de
inserción que, precisamente, está destinada a personas con especial dificultad de
inserción en el mercado laboral. Se trata, en definitiva, de una reclamación que puede
tener un impacto muy significativo en la vida de la recurrente en amparo.
BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO
Núm. 294 Viernes 6 de diciembre de 2024 Sec. TC. Pág. 166504

iii. La conducta de la demandante de amparo no ha propiciado la demora


denunciada y, en los términos ya expuestos, no se ha mostrado con falta de diligencia en
su invocación temprana ante el órgano judicial para propiciar su restablecimiento.
iv. Los motivos estructurales aducidos por el órgano judicial para justificar esa
dilación, consistentes en la permanente sobrecarga de trabajo y la carencia de medios
personales y materiales necesarios para sacarla adelante en unos plazos razonables, no
pueden ser aceptados por este tribunal desde la perspectiva del derecho fundamental
invocado, como causa suficiente para neutralizar la lesión del derecho a un proceso sin
dilaciones indebidas, ya que dicha situación no altera su naturaleza injustificada, según
reiterada jurisprudencia constitucional y del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en
tanto que el ciudadano es ajeno a las causas de esas circunstancias.

Esto determina que también en este caso el Tribunal otorgue el amparo solicitado,
por haber lesionado las resoluciones impugnadas el derecho fundamental de la
recurrente a un proceso sin dilaciones indebidas (art. 24.2 CE). En línea con lo ya
afirmado en las citadas SSTC 54/2014, de 10 de abril, FJ 7; 89/2014, de 9 de junio, FJ 7,
y 31/2023, de 17 de abril, FJ 3, y a diferencia de lo concluido en la citada STC 125/2022,
FJ 4, se considera que el otorgamiento del amparo no debe incluir la nulidad de las
resoluciones impugnadas ni medida alguna relacionada con la anticipación del
señalamiento para la vista porque, dado el carácter estructural de los referidos retrasos,
ello podría agravar la posición de terceros no recurrentes.
Ahora bien, como dijimos ya en la STC 36/1984, de 14 de marzo, FJ 4, «[t]odo cuanto
antecede no puede llevar a pensar que el derecho constitucionalmente garantizado es un
derecho vacío y que su vulneración solo puede ser remediada en términos puramente
simbólicos, mediante una declaración sin contenido eficaz. El artículo 121 de la Constitución
impone al Estado la obligación de indemnizar los daños causados por error judicial o que
sean consecuencia del funcionamiento anormal de la administración de justicia. Si la
dilación indebida constituye, de acuerdo con una doctrina casi unánime, el supuesto típico
de funcionamiento anormal es forzoso concluir que, si bien el derecho a ser indemnizado
puede resultar del mandato del art. 121 no es en sí mismo un derecho invocable en la vía
del amparo constitucional, la lesión del derecho a un proceso sin dilaciones indebidas
genera, por mandato de la Constitución, cuando no puede ser remediada de otro modo, un
derecho a ser indemnizado por los daños que tal lesión produce. La ley podrá regular el
alcance de tal derecho y el procedimiento para hacerlo valer, pero su existencia misma nace
de la Constitución y ha de ser declarada por nosotros».
En definitiva, en casos como el presente, en el que la dilación se produce por causas
estructurales, sin responsabilidad personal del titular del órgano judicial, los efectos
limitados de las sentencias de este tribunal para reparar la lesión del derecho
fundamental a no padecer dilaciones indebidas, puede verse contrarrestada por la
correspondiente indemnización por un funcionamiento anormal de la administración de
justicia, acción que será pertinente y útil, incluso, sin necesidad de plantear un recurso
de amparo que, en caso de estimación, tendrá efectos meramente declarativos.

FALLO

En atención a todo lo expuesto, el Tribunal Constitucional, por la autoridad que le


confiere la Constitución de la Nación española, ha decidido estimar el recurso de amparo
interpuesto por doña Yolanda Rivas Alcázar y, en su virtud, declarar que se ha vulnerado
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su derecho a un proceso sin dilaciones indebidas (art. 24.2 CE).

Publíquese esta sentencia en el «Boletín Oficial del Estado».


cve: BOE-A-2024-25518

Dada en Madrid, a cuatro de noviembre de dos mil veinticuatro.–Cándido Conde-


Pumpido Tourón.–Ricardo Enríquez Sancho.–Concepción Espejel Jorquera.–María Luisa
Segoviano Astaburuaga.–Juan Carlos Campo Moreno.–José María Macías Castaño.–
Firmado y rubricado.

https://www.boe.es BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO D. L.: M-1/1958 - ISSN: 0212-033X

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