Pueblos Indigenas 2024

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LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN EL PERIODO COLONIAL

Tras su victoria sobre los mexicas, compartida con los españoles, los indígenas
conquistadores, tlaxcaltecas, texcocanos y muchos otros, iniciaron una nueva etapa de su
historia, marcada por grandes transformaciones en todos los ámbitos de su vida, desde el
paisaje y la naturaleza hasta la religión. En esta nueva época llegaron a Mesoamérica todo
tipo de personas nuevas, provenientes de todos los continentes del mundo, no sólo
europeos y españoles, sino también un gran número de personas originarias de África que
fueron traídas en su mayoría como esclavos, así como personas provenientes de Asia. Junto
con ellos llegaron animales del Viejo Mundo que eran desconocidos en América, como los
caballos, burros, vacas, puercos, borregos, chivos, gallinas. Estos animales domesticados
transformaron la dieta y los paisajes de todo el continente. Los animales de crianza, sobre
todo las ovejas, comenzaron a competir con los seres humanos por la tierra y muchas veces
desplazaron los antiguos cultivos de los campesinos mesoamericanos, provocando hambre
entre ellos. Al mismo tiempo, los indígenas aprendieron a aprovechar su lana, su leche y su
carne. También llegaron virus y bacterias desconocidas en América, como la viruela, la peste,
el sarampión, y muchas otras, que provocaron muchas enfermedades y muertes entre los
pobladores de la Nueva España. Se calcula que como resultado de estas enfermedades
murieron tres cuartas partes de los pobladores del centro de México en el siglo que siguió a
la conquista. Con la experiencia de la pandemia de Covid-19 podrás imaginar, lectora, podrás
sentir, lector, el dolor y sufrimiento que esto implicó para las personas de esa época.
También hay que tomar en cuenta el impacto negativo que tuvo sobre los pueblos indígenas;
en esas grandes epidemias murieron las ancianas y los ancianos sabios, los especialistas en
muchas tecnologías, los conocedores de muchas costumbres. Por otro lado, a partir de 1521
también llegaron muchas ideas y conocimientos novedosos para los mesoamericanos. Su
mundo fue transformado por nuevas tecnologías como el uso del metal en herramientas y
de la rueda y las bestias de carga para el transporte, que antes no tenía sentido porque no
había animales que jalaran los carros. Todos estos seres, objetos e ideas nuevas
transformaron profundamente el mundo mesoamericano. También provocó grandes
cambios la integración de la Nueva España a las crecientes redes de comercio que unían
todo el mundo. Así, por ejemplo, algunos productos mesoamericanos tuvieron gran éxito a
nivel mundial, como la grana cochinilla, insecto parásito de una cactácea que se usaba para
producir una pintura roja de un brillo sin igual. Este tinte mesoamericano fue exportado a
todo el mundo y se usó para teñir la ropa más lujosa de reyes y cardenales. Igualmente,
productos nativos de Mesoamérica, como el aguacate y el maíz, y de toda América, como el
cacao y el tabaco, fueron conocidos y consumidos en todo el mundo. Otro gran cambio fue
el descubrimiento de las minas de plata y oro en el norte de Mesoamérica y en
Aridoamérica. Los mesoamericanos tuvieron que ayudar a explorar las lejanas regiones
donde se encontraban estos riquísimos yacimientos, pues los pueblos de la región eran muy
difíciles de conquistar. Por ello eran los colonos mesoamericanos los que plantaban la tierra
para alimentar a los mineros y muchas veces fueron obligados a trabajar en las mismas
minas. Sin embargo, estos metales preciosos eran exportados a España y no beneficiaron en
nada a los habitantes de esta tierra. Con el tiempo, los españoles y su gobierno fueron
haciéndose más ricos y poderosos en toda la Nueva España. Esto fue gracias, en buena
medida, a la plata extraída por los indígenas y los esclavos africanos, al trabajo de los
mesoamericanos obligados a servirles, a plantar la tierra en sus haciendas y construir sus
ciudades y sus casas, así como al cuidado y los servicios que les daban las mujeres indígenas,
como lo habían hecho con los conquistadores desde 1519. El poderío de los españoles creció
sobre todo porque aplicaron un principio de exclusión contra los indígenas y los africanos:
todos los puestos de gobierno y de poder estaban reservados a los españoles y sus
descendientes, llamados “criollos”. Sólo ellos podían ser gobernantes y ocupar cargos
públicos importantes. Sólo ellos podían ser sacerdotes católicos. Sólo ellos podían practicar
oficios, como herrero o carpintero. Sólo ellos podían participar en el comercio de metales
preciosos y de bienes valiosos. Los indígenas y los africanos no podían ocupar estas
posiciones prestigiosas y ventajosas, salvo unas cuantas excepciones.

Aprovechando estas ventajas, los españoles y los criollos fueron quedándose con tierras y
riquezas de los mesoamericanos, incluidos sus aliados. También desplazaron del poder a los
antiguos gobernantes indígenas e impusieron un control más directo sobre la población
nativa, para poder cobrarles más tributos y hacerlos trabajar para ellos. Se creó así un
régimen colonial, es decir, un régimen que favorecía de manera sistemática a los
conquistadores españoles y sus descendientes, y sometía y explotaba a la población
indígena y a los africanos. Esta forma de gobierno, además de ser injusta, traicionaba
muchas de las promesas de compartir la victoria que los expedicionarios habían hecho a sus
aliados, los indígenas conquistadores. LA IMPOSICIÓN DEL CATOLICISMO Otro de los grandes
cambios que vino después de la conquista fue la imposición del catolicismo como la única
religión legal en toda la Nueva España. Recordarás lectora, recordarás lector, que vimos ya
que los españoles estaban convencidos de que tenían derecho a dominar las tierras de
América, y conquistar a sus habitantes porque ellos conocían el único verdadero Dios. Por
eso pensaban que tenían el deber de salvar las almas de los indígenas al enseñarles la
verdadera religión, incluso si para ello los tenían que conquistar y matar. Esto significó que a
partir de 1521 prohibieron y persiguieron las religiones indígenas. En unas décadas
destruyeron la mayor parte de los templos que había por toda la Nueva España, quemaron
las imágenes y adornos de los dioses, persiguieron y mataron a muchos de los antiguos
sacerdotes, quemaron libros y pinturas. Todo en nombre de su religión. En el siglo xvi
llegaron a la Nueva España varios centenares de sacerdotes católicos que venían a enseñar
su nueva religión a los indígenas. Para ello aprendieron algunas de sus lenguas, como el
náhuatl, el tarasco, el mixteco, el maya y el otomí, luego escribieron textos en ellas en que
explicaban la doctrina católica. También escribieron libros que estudiaban las antiguas
religiones mesoamericanas, siempre con el objetivo de poder destruirlas mejor. Las acciones
de estos sacerdotes han sido muy estudiadas y celebradas por los historiadores. Como
sucede con las versiones tradicionales de la conquista, que ya vimos que son falsas,
imaginan que menos de un millar de hombres fueron capaces de convencer y obligar a
varios millones de pobladores de Mesoamérica que hablaban más de cien lenguas diferentes
a aprender su religión y abandonar las creencias que tenían antes. Por eso hablan de una
“conquista espiritual” de México, una idea tan falsa como la de la “conquista española” que
hemos criticado. Para entender realmente la manera en que los pueblos indígenas de la
Nueva España aceptaron la religión católica no hay que centrarnos únicamente en las
acciones de un millar de personas, los sacerdotes. Como hicimos con la conquista militar,
hay que comprender también lo que significó la nueva religión para los millones de
habitantes del país y las razones que tuvieron para aceptarla En primer lugar, hay que
recordar que desde la matanza de Cholula, en 1519, y luego la del Templo Mayor en
México-Tenochtitlan en 1520, los mesoamericanos quedaron convencidos de que los dioses
de los españoles debían ser muy poderosos, además de violentos. En Cholula lograron
destruir el santuario del gran dios Quetzalcóatl y matar a sus sacerdotes. En
México-Tenochtitlan masacraron a los mexicas durante la fiesta del poderoso dios
Tezcatlipoca. Por ello, nos cuentan las historias que desde 1519, los tlaxcaltecas comenzaron
a pedir el apoyo de Santiago Matamoros, el santo patrón de los conquistadores, y de la
Virgen María. Por ello, podemos decir que la primera aceptación de la religión católica fue
resultado de la misma conquista y de su violencia. Como habían hecho con los
expedicionarios, los mesoamericanos prefirieron aliarse con estos seres poderosos y
violentos para no sufrir sus agresiones. Más adelante los indígenas conquistadores
comprendieron que hacerse católicos era la única manera de poder seguir siendo
considerados aliados de los españoles y, sobre todo, para poder reclamar los derechos que
les correspondían como vencedores de los mexicas. El gobierno de España practicaba una
intolerancia religiosa absoluta, lo que quiere decir que los súbditos del rey tenían que ser
todos católicos o corrían el riesgo de ser asesinados, o expulsados del país por practicar otra
religión. Por ello, los mesoamericanos no tuvieron más opción que aceptar la religión de los
españoles, aun si no los convencía. O más bien, aprendieron a decir que eran católicos en
todas las cartas, peticiones e historias que escribían para los españoles, aun si esto no era
enteramente cierto. Otra razón para aceptar el catolicismo fue que el gobierno de la Nueva
España prohibió las antiguas religiones, con todas las fiestas, ceremonias y banquetes que
los acompañaban. Estas fiestas eran de gran importancia para las mujeres y hombres
mesoamericanos, pues en ellas se reunían los miembros de una comunidad, intercambiaban
comida y otros bienes, confirmaban su amistad y su lealtad a su pueblo. También creían que
las fiestas eran fundamentales para mantener buenas relaciones con los dioses y que ellos
siguieran cuidando y alimentando a los seres humanos. Para continuar haciendo sus fiestas,
los indígenas tuvieron que aceptar realizarlas bajo la religión católica y para ello aceptaron
las palabras de los sacerdotes. Una última razón para la aceptación del catolicismo fueron las
grandes mortandades producidas por las epidemias llegadas del Viejo Mundo. Los
sobrevivientes a estas enfermedades perdieron parientes y vecinos, entre ellos muchos de
los sacerdotes que practicaban sus antiguas religiones. Ante estas pérdidas, la religión
católica era la única opción para buscar consuelo y solución a las necesidades de la vida de
los pueblos. En suma, la religión católica ganó en México de una manera parecida a como los
expedicionarios de 1519 vencieron a los mexicas: gracias tanto a la imposición violenta por
parte de los españoles como a la aceptación voluntaria de los mesoamericanos que tenían
sus propias razones para adoptarla. Por otro lado, los sacerdotes españoles pronto se dieron
cuenta de que los indígenas practicaban la religión católica a su propia manera. Para los
católicos europeos, por ejemplo, el objetivo principal de la religión debía ser salvar las almas
de los creyentes, que irían al cielo después de la muerte. Para los mesoamericanos, en
cambio, la religión servía para vivir bien en la tierra, en armonía con su comunidad y su
mundo, e importaba más la participación en la comunidad y la salud colectiva que el destino
individual. Estas diferentes maneras de ser católico existen hasta el día de hoy. En muchos
pueblos indígenas actuales, por ejemplo, se cree que las personas tienen siete o más almas,
algunas compartidas con animales y otros nahuales.

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