Herramientas de Manejo Para La Conservac
Herramientas de Manejo Para La Conservac
Herramientas de Manejo Para La Conservac
para la conservación
de biodiversidad
en paisajes rurales
Omar Mejía
Auxiliar
Corporación Paisajes Rurales • www.paisajesrurales.com • Filandia, Colombia
omar.m.c@hotmail.es
javier Eduardo Mendoza Sabogal MSc.
Biólogo
Grupo de Planiicación y Coordinación Interinstitucional, Dirección de Ecosistemas
Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial • Bogotá, D.C., Colombia
jmendoza@minambiente,gov.co • mendozasabogal@yahoo.com.ar
Diana Patricia Ramírez MSc.
Bogotá, D.C, Colombia
diana.ramirez70@gmail.com
Luis Miguel Renjifo PhD.
Decano Académico
Facultad de Estudios Ambientales y Rurales • Pontiicia Universidad Javeriana • Bogotá, D. C, Colombia
lmrenjifo@javeriana.edu.co
William Vargas MSc.
Investigador
Corporación Paisajes Rurales • www.paisajesrurales.com • Cali, Colombia
williamvarg@gmail.com
Ana María Vargas Franco MSc.
Cali, Colombia
anamariavargasfranco@gmail.com
Tabla de contenido
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
Capítulo 2.
Reconocimiento del territorio rural para el desarrollo del
proceso de planeación para la conservación (Fase 0) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .29
Capítulo 3.
Oportunidades de conservación en el paisaje rural (Fase I) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .39
Capítulo 4.
Diseño de la estrategia de conservación en el paisaje rural (Fase II) . . . . . . . . . . . . . . . . . .85
Capítulo 5.
Herramientas de manejo del paisaje para la conservación de biodiversidad (Fase III) . . . . . . . . 121
Capítulo 6.
Seguimiento y evaluación de la estrategia de conservación en el paisaje rural (Fase IV). . . . . . . 159
A la Embajada Real de los Países Bajos, el GEF y el Banco Mundial por la inanciación del proyecto
“Conservación y uso sostenible de la biodiversidad en los Andes colombianos” (Proyecto Andes), im-
plementado por el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt. Durante
el Proyecto se diseñó, aplicó y validó el esquema de planeación de los paisajes rurales para la conser-
vación de la biodiversidad.
A la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) por apoyar, junto con el Instituto
Humboldt, la realización de la experiencia de réplica de conservación en paisajes rurales en la Reserva
Forestal Laguna de Pedro Palo, Cerro Manjuí y DMI Peñas Blancas y El Subia.
A la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), Corporación Autónoma Regional
de Caldas (Corpocaldas), Corporación Autónoma Regional del Quindío (CRQ), Corporación Autónoma
Regional de Risaralda (Carder), por apoyar y participar del desarrollo de las experiencias de planea-
ción de los paisajes rurales para la conservación en sus territorios.
A todas las organizaciones que participaron conjuntamente con el equipo de Paisajes Rurales del
Instituto en diferentes fases del esquema de planeación de los paisajes rurales en diferentes procesos
piloto en el país: Federación Nacional de Cafeteros, Cenicafé, Fundación Pangea, Fundación EcoAndi-
na, Fundación Cipav, Umata de Filandia, Umata de Aranzazu, Corporación Serraniagua, Universidad del
Valle, Universidad del Quindío, Universidad de Caldas, Universidad Javeriana, Adecoquín, Funorniquin,
Fundación Ambiente Colombia, Comité Pronima, Asociación Calidris, Fundación Humedales, Fundación
Ecosistemas Secos de Colombia, Unidad Administrativa Especial de Parques Naturales, Santuario de
Flora y Fauna Otún Quimbaya, Parque Nacional Natural Los Nevados, IniManizales, Red de Reservas de
la Sociedad Civil, Aguas de Manizales, Proyecto Procuenca, Corporación para el Desarrollo de Caldas,
Fundación Orquídea, Comité de Cafeteros del Quindío, Bosquinsa S.A, Comité de Cafeteros del Valle del
Cauca, Conservación Internacional CI, Fondo para la Acción Ambiental, Ciat, entre otros.
A toda la comunidad, gobiernos locales y especialmente a propietarios de las incas en los mu-
nicipios de Filandia, Circasia, Salento, Pereira, Aranzazu, Salamina, Manizales, Buga, Zarzal, Palmira,
Villa de Leyva, Sachica, Chinchiná, Villa María, principalmente. A los investigadores y personal de ad-
ministración del Instituto Humboldt, los de ayer, hoy y siempre. A todas las personas; desde los apoyos
en campo, los funcionarios de instituciones, universidades, estudiantes, ONG; todos los que creyeron
en este proyecto y pusieron su semilla para seguir transformado los paisajes rurales para beneicio de
la gente y la biodiversidad, a todos, MUCHAS GRACIAS!!!
Introducción
En Colombia, el reemplazo de miles de hectáreas de coberturas vegetales nativas por sistemas de
producción e infraestructura ha originado mosaicos donde convergen procesos ecológicos y culturales
para el mantenimiento de la biodiversidad (Mendoza et al. 2006). Este proceso de transformación ha
dado origen a los paisajes rurales. Los paisajes rurales son porciones de la supericie terrestre donde
la matriz del paisaje la constituye un tipo particular de cobertura antrópica o un mosaico de sistemas
productivos con características socioeconómicas y biológicas propias.
La transformación de los paisajes naturales en paisajes rurales ha causado que muchos eco-
sistemas estratégicos sólo pervivan como fragmentos aislados y dispersos con diferentes tamaños y
formas, inmersos en matrices culturales y principalmente presentes en tierras privadas.
Asimismo, en Colombia una buena proporción de la supericie nacional se encuentra actualmen-
te en áreas de paisajes rurales dominadas por agroecosistemas (Arango et al. 2003). Sin embargo, el
grado de transformación de regiones como Caribe (82,3%), Andes (61,8%) y Orinoquia (59,9%) (Arango
et al. 2003) revelan cifras dramáticas según las cuales los procesos antrópicos han convertido extensas
zonas en paisajes rurales. Uno de los temas más preocupantes frente a estas cifras de transformación
es que muchos ecosistemas y especies no se encuentran representados en ningún tipo de área prote-
gida a pesar de que muchas de ellas son endémicas y están bajo categorías de amenaza según la UICN
(Mendoza et al. 2006). Para estas especies y ecosistemas su conservación sólo será posible en paisajes
rurales; por esto, el diseño y la aplicación de estrategias para la conservación, restauración y manejo
en paisajes transformados o rurales debe ser una prioridad nacional.
La conservación en paisajes rurales requiere entonces de procesos de planeación como una for-
ma de ordenamiento territorial, de manera que se pueda generar un conjunto de acciones coordinadas
y concertadas que orienten la recuperación y conservación de los bienes y servicios ambientales que
hacen parte y se generan en los diferentes territorios rurales. Esto sólo se logrará en la medida en que
se actúe bajo prácticas interdisciplinarias e interinstitucionales, con base en una estrategia lógica,
sencilla y aplicable para un desarrollo regional equilibrado. Es importante anotar que la acción de las
autoridades ambientales en paisajes rurales para la protección de los recursos naturales no es una ac-
tividad novedosa para la gestión ambiental del país. Sin embargo, el interés sólo ha crecido en la me-
Figura 1.1. Esquema metodológico para la planeación de los paisajes rurales para la conservación de biodiversidad.
datos deiniendo claramente su escala espacial y temporal y, por ende, su potencial de aplicación en
el proceso actual.
El esquema de planeación del paisaje rural para la conservación propone el desarrollo de cinco
fases principales donde las más novedosas e importantes son la identiicación de oportunidades de
conservación en paisajes rurales, ya que esta fase se convierte en el eje de priorización para las fases
siguientes, y las de diseño e implementación de herramientas de manejo del paisaje (HMP), pues son
las HMP el “corazón” de la estrategia de conservación de biodiversidad, al promover los cambios físi-
cos en el paisaje que favorecerán la recuperación y la permanencia de la biodiversidad en el territorio
rural
A continuación se presenta una descripción de los objetivos, métodos, temporalidad y acciones
en cada una de las fases del esquema de planeación de los paisajes rurales para la conservación de la
biodiversidad:
Fase 0
Reconocimiento del territorio rural para el desarrollo del proceso de
planeación para la conservación
El inicio de un plan de acción cuyo propósito es la conservación de la biodiversidad en un te-
rritorio rural debe partir del reconocimiento de la región, de su historia, del accionar de la gente, de
los intereses de la comunidad y de los avances en información y procesos complementarios al tema,
realizados por los diferentes actores pasados y presentes. Este reconocimiento ayudará a la deinición
de la estrategia de conservación y permitirá involucrar actores claves, institucionales y comunitarios,
como socios del proceso para la complementariedad y el desarrollo de las actividades. En este sentido,
llegar a hacer parte de los procesos de la región y complementar las iniciativas que la comunidad e
instituciones lideran y están en desarrollo es un componente importante en el propósito de construir
elementos que empiecen a aportar a la sostenibilidad futura del proceso de conservación que arranca,
promover continuidad del accionar por parte de los demás y sumar apoyo social al proceso, lo cual será
necesario para garantizar el éxito de todas las actividades.
Fase I
Identiicación de oportunidades de conservación en el paisaje rural
La fase de identiicación de oportunidades de conservación es una de las más importantes y
novedosas en este esquema de planeación de los paisajes rurales. El objetivo al inal de esta fase es
la identiicación de los elementos del paisaje rural con mayor oportunidad para la conservación de la
biodiversidad. Este proceso se logra a través del desarrollo secuencial de cuatro momentos que involu-
cran aspectos metodológicos, que se inician con la caracterización biológica del paisaje rural (Figura
1.1). Este primer momento de la caracterización deine principalmente la temporalidad de esta fase
que, en ausencia de información biológica, puede tomar de seis a nueve meses en total desde el tra-
bajo en campo con los grupos biológicos seleccionados hasta los análisis de información que permitan
identiicar las oportunidades de conservación. En situaciones en que exista una completa información
secundaria de caracterización biológica de diversos grupos en el paisaje rural, esta fase se puede re-
ducir a tres a cuatro meses.
La Fase I inicia con la caracterización de la diversidad biológica en el paisaje rural, momento
en el que se pretende principalmente identiicar la biodiversidad que subsiste de los grupos biológi-
cos seleccionados para este proceso de caracterización. Este paso permite identiicar los patrones de
distribución de las especies en el paisaje rural, lo cual será clave para valorar la importancia de los
diferentes elementos del paisaje rural.
La información de la caracterización biológica será utilizada para el siguiente paso metodológico;
la identiicación de elementos del paisaje rural con valor de conservación (priorización); en este paso
se busca la construcción de un índice de valor de conservación que recoja e integre criterios biológicos
(diversidad alfa, endemismo y amenaza) de los diferentes grupos biológicos objetivos utilizados en la
caracterización (Mendoza et al. 2008). El índice genera una priorización que identiica los sitios del pai-
saje que albergan el mayor número de especies de interés para la conservación y ayuda a enfocar sobre
estos los esfuerzos de conservación. Los elementos del paisaje con valor de conservación identiicados,
generalmente, hacen parte de incas privadas en el paisaje rural y es sobre estas incas que se enfoca
el siguiente paso de la fase de oportunidades. Así, en el desarrollo de la viabilidad socioeconómica de
incas se analiza la información socioeconómica de los predios que tienen elementos del paisaje. Se
pretende evaluar de esta manera el manejo que hacen los propietarios a sus sistemas productivos y los
hábitats naturales de la inca; esta información permite identiicar los propietarios que muestren mayor
compromiso con la conservación y por ende, mayores posibilidades para realizar cambios en el uso del
suelo de su inca que potencien la conservación (es decir, la implementación de HMP).
Finalmente, la información que arrojó de la identiicación de los sitios del paisaje con valor de
conservación se cruza con los resultados de la identiicación de viabilidad socioeconómica de las in-
cas en el paisaje y, mediante un sencillo proceso metodológico, se priorizan e identiican las oportuni-
dades de conservación en el paisaje rural para la biodiversidad. Así, las oportunidades de conservación
en un paisaje rural serán los sitios o elementos del paisaje priorizados con criterios biológicos por su
alto valor para la conservación y con criterios socioeconómicos por encontrarse en incas con alta via-
bilidad social y económica para el establecimiento y la sostenibilidad de las herramientas de manejo
del paisaje.
Fase II
Diseño de la estrategia de conservación en paisaje rurales
La segunda fase del proceso de planeación de los paisajes rurales para la conservación contie-
ne dos momentos; el diseño de las HMP y el diseño de los mecanismos facilitadores para la implemen-
tación de las HMP. Para este esquema de planeación, la estrategia de conservación de biodiversidad
es el diseño de las acciones para los cambios en el uso del suelo en algunos elementos del paisaje
de las incas con oportunidades de conservación, a la par que se diseñan también los mecanismos
socioeconómicos y técnicos que faciliten el establecimiento y éxito de las HMP en el corto y mediano
plazo. La duración de esta fase debe ser corta y puede variar entre dos y cuatro meses, su temporali-
dad dependerá de la solidez de la información de las primeras fases y de contar con un equipo multi-
disciplinario para el diseño de la estrategia de conservación para la conservación de la biodiversidad
en el paisaje rural.
La estrategia de conservación que se diseñe en esta fase tendrá como meta mejorar las posibili-
dades de supervivencia de la biodiversidad a través del aumento de la calidad en los hábitats nativos
para la fauna, el aumento de la cobertura nativa y el incremento de la conectividad en los elementos
del paisaje rural que representen oportunidades de conservación. En este sentido, esta fase debe ini-
ciar con la evaluación de las oportunidades de conservación en un análisis a escala de paisaje para
el diseño de las HMP. Las HMP serán elementos del paisaje constituidos o el manejo que se dé a los
elementos existentes, para proveer hábitat apropiado para las especies silvestres o incrementar la
conectividad en el paisaje. La información de la historia natural de las especies amenazadas y endé-
micas que se encuentra en las oportunidades de conservación deinidas apoyará el diseño de las HMP,
pues en unos casos las necesidades para la conservación en el paisaje rural serán las de incrementar
la conectividad estructural y funcional, aumentar área de bosques o cañadas, proteger los elementos
del paisaje de perturbaciones o mejorar la calidad de los hábitats del paisaje para proveer recursos
alimenticios a la fauna.
Las herramientas de manejo del paisaje diseñadas deberán contener diferentes arreglos vege-
tales y estructurales y, en la escala predial, deberán tener ajustes para responder a las necesidades
e intereses de los habitantes locales, a las condiciones de los sistemas productivos de las incas con
oportunidades de conservación, al grado de deterioro de los hábitats en las incas, a la existencia de
hábitats fuente de especies nativas en cercanía de los predios, a la necesidad de especies para el uso
local, a los costos, entre otros. La justiicación de su diseño está asociada también a estrategias so-
ciales, políticas y económicas deinidas en las relaciones interinstitucionales locales y regionales, de
tal forma que con este soporte se promueva la revaloración cultural de la conservación y se motive el
sentido de pertenencia social frente a la recuperación de la biodiversidad, a la vez que se fortalezca su
perdurabilidad en el tiempo por el apoyo social al proceso.
Una vez se han diseñado las HMP para la conservación es necesario generar un menú de acciones
que apoyen el establecimiento de las mismas, así como su sostenibilidad, esto es lo que en el esquema
de planeación del paisaje se conoce como los mecanismos facilitadores. Los mecanismos facilitadores
constituyen el sistema de instrumentos de política empleados para facilitar el desarrollo de la estrate-
gia de conservación de biodiversidad. En términos generales, con estos se busca generar cambios en el
comportamiento de los usuarios de la biodiversidad hacia un uso sostenible de los recursos naturales y
un manejo adecuado de los sistemas productivos.
Según el tipo de HMP a implementar y los actores o agentes involucrados en dicha implementa-
ción, estos operan en escalas diversas: predial, local, regional, nacional o internacional. Asimismo,
el conjunto de mecanismos puede ir dirigido a las diferentes etapas del proceso, como son la nego-
ciación, el establecimiento y la sostenibilidad de las HMP diseñadas. De otra parte, según su natu-
Fase III
Herramientas de manejo del paisaje para la conservación de biodiversidad
La tercera fase del proceso corresponde al establecimiento de las HMP y sus mecanismos facili-
tadores. Uno de los pasos de esta fase es la planiicación predial y el trabajo en este sentido se centra
principalmente en las incas que se identiicaron con oportunidad de conservación, donde se desa-
rrollará un proceso de negociación con los propietarios para el ordenamiento de la inca que incluye
el establecimiento de las HMP. El proceso de planiicación predial retoma las HMP diseñadas a escala
de paisaje en la fase anterior y deine y ajusta a escala de inca el menú técnico de las HMP que serán
negociadas con los propietarios de las incas priorizadas.
Las metodologías de planiicación predial que se utilicen para el proceso del ordenamiento de
la inca con el objetivo de negociar el establecimiento de las HMP serán deinidas de acuerdo con la
experiencia y los conocimientos del grupo ejecutor y de las características culturales de la comunidad
que habita el paisaje rural. En general, la planiicación predial deberá promover una relexión entre el
grupo técnico y el propietario sobre el ordenamiento ambiental y productivo del predio (Martínez Cañas
et al. 1998), teniendo como insumo principal los diseños de HMP a escala de paisaje y el menú técnico
de HMP a escala de inca. La planiicación predial deberá trabajar en la negociación con los propieta-
rios para apoyar el establecimiento de las HMP enfocándose en destacar la importancia de trascender
la escala de inca en su planiicación para lograr un impacto de conservación en la escala de paisaje.
Desarrollar el proceso de planiicación predial en las incas con oportunidades de conservación
tiene el potencial de ser más costo-eiciente para el proyecto. La probabilidad de establecer acuerdos
sobre cambios en el uso del suelo en estas incas es mayor y la sostenibilidad de las HMP establecidas
en ellas se potencia. Una de las opciones sugeridas para la formalización de los pactos con los propie-
tarios en el proceso de planiicación predial son los acuerdos de compromiso para la conservación. Los
acuerdos de compromiso son pactos formales entre el propietario rural y el proyecto para establecer
acciones conjuntas en la inca en favor de la conservación de la diversidad biológica. No deben ser
necesariamente documentos legales, simplemente deben recoger en un sencillo documento escrito los
compromisos, alcances y las medidas a establecer en la inca, es decir, las HMP, sus dimensiones, las
especies vegetales a utilizar, los sitios especíicos donde se implementarán y el manejo acordado para
garantizar su éxito.
Con estos acuerdos formalizados se procede al establecimiento de las HMP. En este sentido, las
HMP pueden cumplir una función o múltiples funciones en la inca y en el paisaje:
Reducir la presión a los parches de bosque mediante el reordenamiento en la inca principalmente in-
corporando recursos como madera y leña en elementos del paisaje por fuera de los hábitats naturales,
para consolidar un manejo predial amigable con la diversidad biológica; dentro de las HMP que cum-
plen con esta función se encuentran sistemas silvopastoriles, sistemas agroforestales, cercas vivas,
árboles dispersos en potreros, entre otras.
Contribuir a la protección de hábitats y la regulación hídrica; dentro de las HMP que cumplen esta fun-
ción están los cerramientos de nacimientos, la ampliación, los cerramientos y enriquecimientos de ca-
ñadas y parches de bosque, los enriquecimientos de bosques con especies nativas del bosque maduro,
la revegetalización de zonas liberadas con una alta diversidad de especies nativas, entre otras.
Incrementar la conectividad de los elementos del paisaje; dentro de las HMP que cumplen con esta fun-
ción están los corredores biológicos que unen parches de bosque, corredores biológicos a través de la
ampliación o revegetalización de cañadas, las cercas vivas mixtas que conecten parches de bosque o
cañadas, siembra de árboles nativos dispersos en potreros, entre otros.
En el establecimiento de las HMP se debe trabajar en el desarrollo de uno de los principales me-
canismos facilitadores para el esquema de planeación: los viveros de especies nativas. El estableci-
miento de los viveros para la producción de plantas nativas para la restauración es una necesidad para
asegurar el éxito de las estrategias de conservación propuestas con las HMP. El potencial del vivero
para la estrategia de conservación va más allá de propagar el material necesario para el estableci-
miento de las herramientas de manejo del paisaje; el vivero tiene el potencial de ser un espacio im-
portante para la integración y sensibilización con la comunidad, ser parte integral de las acciones de
educación ambiental y favorecer los procesos de investigación local para el seguimiento de las HMP.
En este sentido, el vivero es un facilitador de los procesos de establecimiento y mantenimiento de las
HMP y es la única garantía de que el material que se va a establecer en los procesos de restauración
obedece a los requerimientos establecidos por el proyecto y al diseño de las herramientas de manejo
del paisaje para la conservación.
La duración de esta fase del esquema de planeación de los paisajes rurales dependerá princi-
palmente del proceso de negociación, el área a establecer y la cantidad de material vegetal necesario
para las HMP. Paralelamente al trabajo en el vivero y en las incas, se aplicarán todos los mecanismos
facilitadores diseñados, sin embargo, serán los aspectos técnicos de producción de material vegetal
y de establecimiento en campo de las HMP los que determinarán el tiempo de esta fase que podrá ir
entre nueve y doce meses en promedio, de acuerdo con las experiencias obtenidas en el Proyecto Andes
ejecutado por el Instituto Humboldt.
Fase IV
Seguimiento y evaluación a la estrategia de conservación
La evaluación de la estrategia de conservación es una prioridad para veriicar el cumplimiento
de los objetivos del proceso de planeación, es decir, el incremento del potencial de supervivencia de
las especies en el paisaje rural. El proceso de seguimiento y evaluación además aportará a retroali-
mentar el proceso, generar ajustes para otros ciclos del proceso de planeación para la conservación y
principalmente para promover estrategias de réplica que se pueden ser realizadas en otros paisajes del
mismo territorio, a otra escala o en otros paisajes rurales del país. La temporalidad de esta fase es muy
variable y dependerá principalmente de los recursos económicos y técnicos disponibles en el proceso;
mínimamente se recomienda un seguimiento de un año después de terminado el trabajo de estableci-
miento de las HMP, sin embargo, la evaluación de la eicacia biológica de las HMP requerirá procesos de
seguimiento y evaluación de mayor duración.
Esta fase inal del esquema de planeación de los paisajes rurales sugiere el desarrollo de tres
dimensiones para la evaluación: (1) La eicacia biológica de las HMP; que se medirá mediante el
seguimiento biológico de poblaciones y comunidades de fauna y lora (idealmente las trabajadas e
identiicadas en la fase de oportunidades para la priorización de los elementos del paisaje) y de la
cobertura del paisaje, para detectar cambios en su estructura y composición promovidos por el incre-
Literatura citada
Arango N; Armenteras D; Castro M; Gottsmann T; Hernández O. L; Matallana C. L; Morales M; Naranjo L. G; Renjifo
L. M; Trujillo A. F. & H. F. Villarreal. 2003. Vacíos de conservación del Sistema de Parques Nacionales
de Colombia desde una perspectiva ecorregional. WWF Colombia (Fondo Mundial para la Naturaleza).
64 pp.
Fandiño, M. C.; Lozano, F. & I. Cavelier. 2007. Aportes del Instituto Alexander von Humboldt, IAvH, a la aplicación
del enfoque ecosistémico en Colombia. En: Aplicación del enfoque ecosistémico en Latinoamérica.
Andrade, Á. (Ed.). Comisión de Manejo Ecosistémico (CEM) - Unión Internacional para la Conserva-
ción de la Naturaleza y los Recursos Naturales (UICN). Bogotá, Colombia. 89 pp.
Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, Ideam. 2004. Guía técnico cientíica
para la ordenación y manejo de cuencas hidrográicas en Colombia. Bogotá. http//www.ideam.gov.
co/ordenacióndecuencas/cajasdeherramientas.
Martínez Cañas E; Riveros Maldonado D; García Cardona F. & J. C. Riascos de la Peña. 1998. Sistemas de plani-
icación y ordenamiento predial. P: 339-374. En: Planiicación ambiental y ordenamiento territorial.
Cárdenas, M; Mesa C. & J. C. Riascos (Comp.). Fundación Friedrich Ebert de Colombia, Centro de Estu-
dios de la Realidad Colombiana y Departamento Nacional de Planeación. Santa Fe de Bogotá. 450 p.
2 Tomos.
Mendoza-Sabogal, J. E., Lozano-Zambrano F. H. & G. Kattan. 2006. Composición y estructura de la biodiversidad
en paisajes transformados en Colombia (1998 – 2005). P: 191-223. En: Informe nacional sobre avan-
ces en el conocimiento e información sobre biodiversidad (INACIB). Cháves, M. E. & M. Santamaria
(Eds.). Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, Bogotá, Colombia.
580 p.
Mendoza J. E; Jiménez E; Lozano-Zambrano F. H; Caycedo P. C. & L. M. Renjifo. 2008. Identiicación de elementos
del paisaje prioritarios para la conservación de biodiversidad en paisajes rurales de los Andes Centra-
les de Colombia. En: Evaluación y conservación de biodiversidad en paisajes fragmentados de Meso
América. Pp. 251 – 288. Harvey C. & J. Saénz (Eds.). San José de Costa Rica. 624 p.
Revisión de la información
El proceso de planeación para la conservación de la biodiversidad se hace en una región geo-
gráica, claramente identiicada y donde conluyen diversos actores con diversos intereses, los cuales
pueden ser comunes entre sí, complementarios o competitivos, y que promueven diversas actividades
en torno a la conservación.
En el contexto anterior, la primera dimensión del esquema de planeación es la revisión de in-
formación que permita identiicar no sólo los actores institucionales y sociales que interactúan en la
región y que se convierten en socios estratégicos para el proceso, sino también las iniciativas exis-
tentes para la conservación de la biodiversidad, los instrumentos de gestión institucional, los esce-
narios de acción local y regional para la conservación, la información generada, entre otros aspectos
claves que se convierten en información estratégica para el diseño de la estrategia de conservación,
de participación y sostenibilidad del proceso. Es decir, el reconocimiento del contexto anteriormente
señalado proporcionará las directrices de actuación con los diferentes tipos de actores y la estrategia
de relacionamiento de tal manera que se garantice la participación de los actores que tienen capa-
cidad y legitimidad para promover la conservación de biodiversidad en el paisaje rural. Así mismo,
este reconocimiento del contexto institucional permitirá que las acciones e intervenciones realizadas
en los paisajes rurales, para la conservación de biodiversidad, sean a largo plazo más efectivas y
sostenibles, dado que permitirá diseñar estrategias de cooperación con ciertas organizaciones que
en algunos casos ya estén trabajando en la zona y que probablemente continúen después de que se
termine el proyecto.
Es importante señalar que la revisión de información se convierte en el soporte fundamental
para plantear mecanismos de socialización exitosos y para lograr formalizar las alianzas interinsti-
tucionales a diferentes niveles.
Caracterización de actores
En primer lugar se debe identiicar cuáles son los principales actores en el área de intervención
que tienen relación directa e indirecta con la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad, y
que, por lo tanto, son entidades, empresas, organizaciones y personas que deben tenerse en cuenta
para el diseño e implementación de la estrategia de conservación de biodiversidad. Esta identiica-
ción puede hacerse por grupos, considerando tanto los actores regionales como locales:
• Actores estatales: municipios, umatas, corporaciones autónomas regionales, secretarías departa-
mentales, entre otros.
• Actores privados: líderes de la comunidad.
• Organizaciones no gubernamentales: ONG ambientalistas.
• Actores académicos: escuelas, colegios, universidades, institutos y grupos de investigación,
• Actores sectoriales: en esta clasiicación se consideran básicamente los gremios.
• Actores comunitarios, tanto organizaciones comunitarias como sus líderes con capacidad de movi-
lizar a amplios sectores de la opinión pública y de dinamizar la participación ciudadana y vecinal.
Una vez se cuente con el listado de actores es necesario tipiicarlos, teniendo en cuenta que
no todos los actores tienen igual participación en el proceso o que su participación puede darse en
diferentes fases del esquema de planeación del paisaje rural. Dicha tipiicación permitirá formular
las directrices y estrategias de interacción con los diferentes tipos de actores de tal manera que se
garantice la participación de los actores que tienen capacidad y legitimidad para promover la con-
servación de biodiversidad en el paisaje rural. Esta tipiicación se puede hacer desde tres aspectos:
Relación temática: directa ó indirecta con el proceso de conservación.
Nivel de acción: nacional, regional, local.
Tipo de acción: investigación, implementación, gestión, planeación, fomento y promoción, inancia-
ción. Este aspecto se deine desde el punto de vista de la función institucional principal que desem-
peña el actor.
Dicha tipiicación debe dar como resultado la clasiicación de actores de la siguiente manera:
Actores de primer nivel: son los actores claves y estratégicos que deben participar y acompañar el
proceso en la mayoría de sus fases y son quienes apropiarán y darán continuidad a la propuesta. El
tipo de relacionamiento que se da con estos actores es de cooperación, coordinación, implementa-
ción y negociación. Generalmente se clasiica como actor clave a la corporación autónoma regional,
a la administración municipal (a través de la oicina o dependencia que tiene a su cargo la promoción
del sector rural) y a los propietarios de los predios. La deinición de actores claves está también fun-
damentada en el accionar, en las políticas y en las actitudes frente a la conservación de cada una
de las instituciones o personas. Si estas características no son coherentes y complementarias con los
objetivos de conservación del esquema de planeación del paisaje rural, pese a su importancia, los
actores de primer nivel no actuarían en el proceso como actores claves.
Actores de segundo nivel: son aquellos actores que participan en alguna(s) fase(s) del proceso de
planeación, dependiendo de su accionar institucional. En este nivel encontramos actores como la ad-
ministración municipal (alcaldía, planeación municipal), actores académicos (universidad y grupos
de investigación, ONG, gremios, entre otros). El tipo de relacionamiento que se da con estos actores
es de cooperación para la investigación o implementación.
Actores de tercer nivel: son aquellos actores que no participan directamente en el proceso, sin embar-
go, se convierten en actores decisivos en la sostenibilidad de la estrategia de conservación. El tipo de
relacionamiento que se tiene con los actores de este nivel es informativo y de socialización. En este
nivel encontramos la comunidad en general, algunos sectores de comunidad académica (escuelas y
colegios) y algunas instituciones privadas.
Instrumentos de gestión y
planiicación
La conservación de biodiversidad en
paisajes rurales debe ser el resultado de una
interacción constante entre la planeación y la
gestión, por lo tanto es necesario conocer los
procesos que modelan la realidad que se quiere
manejar para la conservación. En este sentido,
uno de los temas que debe considerarse dentro
de la fase es la identiicación de instrumentos
de gestión y planiicación utilizados por los di-
ferentes actores institucionales como:
• Plan de ordenamiento territorial o esquema de ordenamiento territorial.
• Planes de acción y de gestión de las corporaciones autónomas regionales.
• Planes de desarrollo municipales.
• Planes de ordenación de cuencas hidrográicas.
• Planes de acción regional en biodiversidad.
La revisión de los instrumentos señalados anteriormente debe orientarse a: 1. Identiicar cómo
se aborda la conservación en cada uno de los instrumentos de planiicación y de gestión, así como las
actividades concretas para conservación de biodiversidad; 2. Identiicar la existencia y asignación de
recursos para desarrollar actividades de conservación de biodiversidad; 3. identiicar las directrices de
ordenamiento territorial que tiene el municipio (usos del suelo) para garantizar que el diseño e imple-
mentación de la estrategia de conservación guarde relación y coherencia con estas.
Existen una gran cantidad de instrumentos para el relacionamiento interinstitucional, entre los
que se pueden sugerir se encuentran los siguientes:
Acuerdos marco de cooperación o de buenas voluntades: Este tipo de acuerdos se suscriben tanto entre
instituciones públicas como privadas y se orientan a formalizar alianzas para cooperar en un tema es-
pecíico. Generalmente este tipo de acuerdos no involucra recursos, pero sí deinen claramente cuáles
son los compromisos de cada una de las partes en torno al logro de un objetivo concreto, en este caso
de la estrategia de conservación. Este tipo de acuerdos se deben suscribir entre la entidad ejecutora
del proyecto como con los actores institucionales catalogados de primer nivel (corporaciones autó-
nomas regionales y alcaldías municipales, por ejemplo), de tal manera que se genere apropiación por
parte de dichos actores para que cuando la entidad ejecutora se retire de la zona éste sea un elemento
que contribuya a la sostenibilidad de la estrategia de conservación.
Es importante que los acuerdos marcos de cooperación o buenas voluntades se materialicen y parti-
cularicen a través de acuerdos especíicos para el desarrollo de actividades, los cuales se describen a
continuación.
Acuerdos especíicos para desarrollo de actividades: Este tipo de acuerdos se formalizan a través de la
suscripción de convenios orientados a aunar esfuerzos tanto económicos como técnicos para desarro-
llar actividades concretas en torno al establecimiento de las herramientas de manejo para la conser-
vación de biodiversidad en paisajes rurales; es decir, una de las características principales de este tipo
de acuerdos es que involucra la ejecución de recursos inancieros. Este tipo de acuerdos se establecen
a partir de la estrategia de conservación ya diseñada, de tal manera que se pueda identiicar con cla-
ridad cuáles son los aportes y compromisos de cada una de las partes.
Acuerdos de conservación: Es un documento que permite formalizar la implementación de herramientas
de manejo del paisaje en predios privados. Son suscritos por al menos dos partes involucradas en el
proceso de implementación, donde una de ellas necesariamente es el propietario del predio; las otras
partes que pueden participar en la suscripción de un acuerdo de conservación son la institución ejecu-
tora del proyecto, la corporación autónoma regional competente o el municipio.
Una vez se ha abordado la fase 0 del proceso, se cuenta con la información clave para adelantar
las fases siguientes del proceso, dado que, como se señaló anteriormente, la información del contexto
institucional se convierte en un insumo fundamental para el diseño de la estrategia de conservación
que incluye las herramientas de manejo del paisaje y el diseño de los mecanismos facilitadores para la
implementación de las mismas.
Oportunidades de conservación en el
paisaje rural (Fase I)
Fabio H. Lozano-Zambrano, Javier Eduardo Mendoza Sabogal, Ana María Vargas Franco, Luis Miguel Renjifo, Elizabeth Jiménez,
Paula Catalina Caycedo, William Vargas, Sandra Lucía Aristizábal y Diana Patricia Ramírez.
Figura 3.1. Diagrama de toma de datos para plantas, aves y hormigas en cada uno de los elementos del paisaje a mues-
trear.
del paisaje tipo parche (parches de bosque, parches de plantaciones forestales, parches de sistemas
productivos, entre otros); tipo matriz (principalmente pastizales para los paisajes andinos) y tipo co-
rredor (cañadas o bosques riparios, cercas vivas, entre otros). En la evaluación de las coberturas y de
los elementos del paisaje rural para el estudio se recomienda incorporar adicionalmente como criterios
para la selección de los elementos del paisaje: el tamaño del parche, principalmente para coberturas
de bosque (entonces se puede dividir en parches de bosque grandes y otra categoría de parches de bos-
que pequeños), el estado de madurez del bosque (que permite dividir en parches de bosque secundario
y parches de bosque maduro) y los bordes de bosque, principalmente en paisajes donde se observan
cambios abruptos entre el pastizal y los parches de bosque. Así mismo, sobre el mapa de elementos del
paisaje deinido se deben superponen las curvas de nivel para establecer el área efectiva de trabajo
dentro de los límites altitudinales establecidos.
Para una buena estimación de la diversidad alfa en cada uno de los elementos del paisaje dei-
nidos se recomienda establecer réplicas para cada elemento del paisaje rural a caracterizar biológi-
camente. Las réplicas permitirán incorporar una buena proporción de la heterogeneidad que se puede
encontrar en el paisaje para cada tipo de elemento y así mejorar la estimación de la diversidad gama o
riqueza del paisaje. Una opción para establecer las réplicas de cada elemento es subdividir la ventana
de paisaje rural en ocho cuadrantes de igual tamaño y, de esta manera, seleccionar sistemáticamente
en cada uno de los cuadrantes una réplica para cada tipo de elemento del paisaje. Esta metodología
se denomina diseño de muestreo estratiicado–preferencial (Matteucci & Colma 1982). Con esto se
garantiza un máximo de ocho réplicas para cada elemento del paisaje.
Finalmente, otro insumo fundamental son los mapas prediales del área de estudio, en formato
digital. Estos mapas se acompañan de la base de datos de los registros uno (1) de catastro, con la si-
guiente información de cada predio: departamento, municipio, número de predio, propietario, tipo de
documento, número de documento, dirección o nombre del predio, comuna, destino económico, área
de terreno, área construida, avalúo y vigencia.
de los otros taxa que comparten el hábitat o el paisaje (Noss 1990, Hammond 1994, Gaston & Blackburn
1995). En otras palabras, la riqueza de especies del indicador de biodiversidad es usada para estimar
la riqueza de especies de otros taxa en el hábitat (Noss 1990).
Ante la diicultad de responder efectivamente a la pregunta de si puede la variable riqueza de
especies de un taxa relejar los procesos e interacciones ecológicas del resto de la biota, en un paisaje
particular, en este esquema metodológico sugerimos el uso de diversos grupos objetivo para la ca-
racterización de la biodiversidad de un paisaje, sin adjudicar a estos el caliicativo de indicadores de
biodiversidad. Los diversos grupos objetivo biológicos usados para la evaluación de la diversidad alfa
apoyarán la inferencia del estado de conservación de los diferentes elementos del paisaje rural. De
acuerdo con esto, entre más grupos objetivo se usen en la evaluación, la inferencia será mejor.
Este esquema metodológico sugiere el uso de un mínimo de tres grupos biológicos objetivo para
la caracterización y posterior identiicación de oportunidades de conservación en un paisaje rural. Los
grupos sugeridos son plantas (árboles y arbustos), aves y hormigas de suelo, los cuales evidenciaron
que responden a diferentes escalas ecológicas y espaciales ofreciendo un conjunto apropiado de sitios
en la priorización que incluye diferentes escalas y variabilidad en la estructura de los hábitats.
Figura 3.2. Esquema general de ubicación de los transectos para el muestreo de vegetación en elementos de un paisaje
rural.
Muestreo de árboles
Para efectos de este método, árbol es todo individuo que tenga un diámetro a la altura del pecho
(DAP) superior o igual a 5 cm (15,7 cm de cintura, CAP). De esta manera, se incluyen no solamente los
individuos que hacen parte del estrato arbóreo superior (dosel), sino también los que forman parte del
estrato arbóreo inferior (Rangel y Velásquez 1997). La supericie total de muestreo de árboles es de 800
m2 para cada elemento del paisaje.
En cada transecto se toman los datos de todos los individuos con DAP superior o igual a 5 cm,
medido a 1,3 m del suelo. Para cada árbol se registra la especie a la cual pertenece o se toma una
muestra botánica si no se conoce su nombre (utilizando cortarramas o desjarretadora, si es necesa-
rio), en cuyo caso cada ejemplar recibe una numeración consecutiva según el colector. Se anotan en
una libreta de campo todos los caracteres dendrológicos que permiten la determinación de la especie
en el sitio o posteriormente en el laboratorio. Para las consideraciones generales que deben tenerse en
cuenta en la medición del DAP, se recomienda revisar a Villarreal et al. (2004).
Adicionalmente, se registra la distancia (X) para cada árbol con respecto al punto de partida,
utilizando un decámetro de 50 m que sirve como eje del transecto en banda (Figura 3.3).
x
4m Decámetro
x
Punto
de aves
Figura 3.3. Medición con decámetro de la distancia (X) para cada árbol con respecto al punto de inicio del transecto.
Muestreo de arbustos
En este método, arbusto es todo individuo con diámetro entre 0,5 y 2,5 cm y crecimiento secun-
dario en sus tallos, es decir, leñoso.
Para su muestreo, sobre el transecto principal de 150 m se traza un subtransecto de 50 m de largo
por 1 m de ancho, al interior de cada transecto utilizado en el muestreo de árboles (Figura 3.4). Con
ayuda de un par de calibradores se identiican los individuos que estén en el rango 0,5 cm ≥ diámetro ≤
2,5 cm, medido a 50 cm del suelo. Se registra el nombre de la especie (o el número del ejemplar para su
determinación en laboratorio) y el número de individuos por especie en el transecto.
0m 50 m 100 m 150 m
Transecto 1 Transecto 2
4m 1m
0m 50 m 100 m 150 m
Transecto 3 Transecto 4
4m 1m
Figura 3.4. Ubicación de los transectos para el muestreo de arbustos dentro del diseño general de muestreo
0m 50 m 100 m 150 m
Transecto 1 Transecto 2
das malezas), para su identiicación botánica. Se establece su abundancia (si la especie lo permite) y
rango de cobertura, de acuerdo con la metodología referida por Vargas (2002).
Consideraciones especiales
Dada la coniguración especial del elemento tipo borde, la ubicación espacial de los transectos
de muestreo en bordes recibe un tratamiento diferente a los demás elementos del paisaje. Los bordes
son, por deinición, espacios de interacción entre ambientes que se caracterizan por poseer especies
de cada uno de los hábitats que los conforman, además de algunos organismos propios de los bordes.
Los bordes tienen una relevancia especial ya que son elementos que imprimen funcionalidad al pai-
saje (Farina 1998), es decir, permiten lujos de especies, materia y energía entre los elementos que
componen un paisaje determinado. Existen dos tipos principales de bordes en el paisaje: los abruptos
y los graduales, estos últimos caracterizados por la presencia de vegetación arbustiva y herbácea que
constituye una zona de transición entre el bosque y la matriz productiva. El presente método de ca-
racterización biológica se centra en los bordes abruptos, ya que en un paisaje fragmentado donde las
actividades productivas imperan, estos son los que dominan. No obstante, el método también permite
la caracterización de bordes graduales.
La modiicación en el diseño muestreal de bordes parte de la ubicación de los transectos de for-
ma lineal siguiendo el trazo del borde (Figura 3.6a). Por tratarse de la unión de dos hábitats, el mues-
treo de arbustos requiere no sólo de un transecto de 50 x 1 m, sino también de un transecto adicional
paralelo al anterior que cubra al ambiente de pastizal (Figura 3.6b).
Este tratamiento también aplica para elementos lineales del paisaje como cercas vivas, barre-
ras rompevientos y cañadas extremadamente angostas, en cuyo caso sólo se realiza un transecto de
arbustos de 50 x 1 m.
Figura 3.6. Arreglo espacial del diseño muestreal en los elementos del paisaje tipo borde (a) y detalle ilustrando el uso de
dos transectos de 50 x 1 m para el muestreo de arbustos (b)
Figura 3.7. Esquema de los tres estratos de la cobertura vegetal boscosa considerados por este método de caracterización
biológica de los elementos del paisaje
medición de altura o incrementando el tamaño de la muestra. Sin embargo, las estimaciones subjetivas
tienen la ventaja de ser más rápidas, lo que permite tomar muchas muestras en un periodo de tiempo
relativamente corto y con poco esfuerzo (Matteucci y Colma 1982).
Para la estratiicación de pastizales “limpios” se sigue la clasiicación de Küchler y Zonneveld
(1988), donde el número de estratos se reduce a dos: gramíneas y arvenses. Las arvenses, por lo gene-
ral, son plantas de hoja ancha que crecen espontáneamente acompañando los pastos. En ocasiones, la
presencia de arbustos y árboles dispersos en potreros puede signiicar, naturalmente, la presencia de
los estratos arbustivo y arbóreo cuando estos se localizan sobre el transecto (Figura 3.8).
Para el elemento borde se toman los datos de altura de cada uno de los ambientes que lo confor-
man. Por ejemplo, para los bordes entre pastizal y bosque se toman los datos de los estratos arbusti-
vos, arbóreo inferior y arbóreo superior del bosque y los datos de los estratos de arvenses y gramíneas
del pastizal.
Medición de la pendiente
La pendiente se deine como el grado de inclinación del terreno y está dada por los diferentes
procesos de formación geológica. El grado de pendiente parece tener efectos directos, al menos en
Figura 3.9. Esquema que ilustra la medición en campo y posterior cálculo del valor del ángulo de la pendiente utilizando
trigonometría básica
contengan lores y frutos. Es importante realizar una cuidadosa anotación de todos los datos de los
ejemplares colectados y la descripción de las características que puedan perderse durante el prensado
y secado del material (color, sabor, olor y otras más).
Figura 3.10. Esquema del diseño de puntos de conteo para aves en paisajes rurales
se ubican dentro de la circunferencia con radio de 50 m y por fuera de ésta. Esto permite concentrar
los datos en las aves presentes en el elemento que se está muestreando, sin considerar las aves que
se escuchan o ven mientras utilizan elementos vecinos en el paisaje.
El trabajo en campo tiene un rango de actividad de 6:00 a.m. a 10:00 a.m. En cada punto de
conteo se realizan observaciones y grabaciones durante 15 min, por tres días. Considerando un tiempo
razonable de desplazamiento del investigador entre punto y punto, el tiempo de trabajo para cada
elemento del paisaje es de unos 45 min, lo cual permite con facilidad el muestreo de varios elementos
en un mismo día.
El diseño expuesto aplica para elementos tipo parche (ejemplo: plantaciones forestales, frag-
mentos de bosque; áreas de cultivo, entre otros) y matriz. El diseño se modiica en el caso de ele-
mentos tipo borde o ecotono y elementos lineales (ej. corredores de bosque, bosques y vegetación
riparia), ya que estos son angostos y con gran inluencia de la matriz.
Registros auditivos
La grabación de los sonidos emitidos por las aves es una técnica muy eiciente de muestreo, no
sólo porque la detección de la mayoría de las especies es más fácil por medios auditivos que visuales,
sino porque la grabación misma constituye evidencia física de su presencia en el área de estudio.
Figura 3.11. Esquema de las modiicaciones del diseño de muestreo para aves. a. Elemento bordes. b. Elemento cañadas
El equipo básico para realizar grabaciones se compone de una grabadora análoga o digital, mi-
crófono, fuente de poder, audífonos y casetes o memorias de almacenamiento. Existen muchos tipos
de equipos de grabación, en un gran rango de precios, marcas y modelos.
Figura 3.12. Diferenciación de cuatro especies de tangaras mediante sonogramas del canto, sonogramas realizados con
el programa de análisis acústico Syrinx (www.syrinx.com)
Figura 3.13. Sonograma de Cistothorus platensis (cucarachero sabanero) elaborado con el programa Syrinx. El eje Y re-
presenta la frecuencia y el eje X el tiempo.
Colecciones de referencia
Para la identiicación de especies y el estudio de variaciones geográicas del canto es de gran
utilidad construir una colección de referencia de los sonogramas. Algunas especies de aves ejercitan
sólo un canto durante toda su vida. Sin embargo, la mayoría de aves tienen uno, dos o inclusive cientos
de cantos que componen su repertorio vocal (Kroodsma y Verner 1978, Todt 2004). Disponer del mayor
número de cantos y sonogramas resulta muy útil para lograr la identiicación precisa a nivel de especie,
al comparar de manera selectiva y sistemática los cantos que no fueron reconocidos en campo con los
cantos de la colección de referencia, tanto en el campo sonoro como visual.
Una buena forma de comenzar una colección de referencia es acopiando todos los cantos de los
discos compactos comerciales que coincidan con la lista de especies de la zona de estudio. Se elabora
una lista de vocalizaciones y luego se hacen los sonogramas de cada canto por especie, ordenándolos
por familias o por tipos de canto, por ejemplo, trinos, cantos armónicos, llamadas o reclamos.
Figura 3.14. Ubicación de las trampas de hormigas sobre transectos de muestreo de 150 m
Figura 3.15. Ubicación de las trampas de hormigas sobre transectos de muestreo de 230 m en elementos lineales del
paisaje
Trampa de caída
La trampa de caída (en inglés pitfall) consiste en un vaso plástico de 10 cm de diámetro (14
onzas aprox.) a medio llenar con una solución de alcohol etílico al 70%. Para su instalación en el sitio
seleccionado se abre un hueco con profundidad suiciente para enterrar a ras de suelo el vaso plástico,
se camula con material vegetal y se deja actuar por 24 horas. La trampa captura insectos que caminan
o forrajean en la supericie del suelo. Las hormigas capturadas se colectan en bolsas de sello hermético
con alcohol al 70%, rotuladas con los datos de la estación, tipo de trampa y lugar de muestreo.
Los materiales necesarios para instalar una trampa de caída son:
• Vaso plástico de 14 onzas (diámetro 8 cm y profundidad 15 cm)
• Pala de jardinería y machete
• Etanol al 70%
• Bolsas de sello hermético
• Pinzas de punta ina o pinceles
• Saco mini-Winkler
Para capturar hormigas con esta técnica se siguen estos pasos:
• Se raspa 1 m2 de supericie del suelo, recogiendo la primera capa de suelo y toda la hojarasca que allí
se encuentra.
• El material vegetal se pasa por un cernidor o colador de malla plástica acompañado de un recipiente
plástico que recoge el material vegetal cernido, el cual es empacado en bolsa plástica y transportado
al saco mini-Winkler.
• El material vegetal cernido es colocado en una malla de tela que se encuentra en el interior del saco
mini-Winkler.
• El saco se cierra y cuelga por 48 horas. Durante este tiempo, las hormigas tenderán a movilizarse en
respuesta a la perturbación de su hábitat (Bestelmeyer et al. 2000) y caerán en un recipiente con
alcohol al 70% que se encuentra al inal del saco.
• Las hormigas colectadas son almacenadas en bolsas de sello hermético con alcohol al 70%, rotuladas
con los datos de la estación, tipo de trampa y lugar de muestreo.
Los materiales necesarios para instalar un saco mini-Winkler son:
• Cernidor de hojarasca (30 cm de diámetro y 80 cm de largo)
• Saco mini-Winkler (95 cm de largo y 33 cm de ancho)
• Bolsas plásticas gruesas (calibre 6) de 50 x 40 cm
• Guantes de jardinería
• Pala y machete
• Etanol al 70%
• Bolsas de sello hermético
• Pinzas de punta ina o pinceles
Trabajo en laboratorio
El trabajo de laboratorio consta de dos etapas: limpieza y separación de muestras. La limpieza y
separación de muestras es muy importante para cualquier trabajo con insectos, pues de ella depende
que se disponga de todo el material entomológico colectado, debidamente separado, limpio, etique-
tado (temporalmente) y preservado para el análisis. Esta labor requiere destreza en el reconocimiento
de los organismos, en el manejo de los elementos del laboratorio (pinzas, cajas de Petri, estereosco-
pio), concentración y paciencia en la revisión.
El procedimiento de limpieza consiste básicamente en tomar una muestra a la vez, vaciarla en
un cedazo ino y colocarla bajo un chorro suave de agua limpia, sólo lo suiciente para eliminar o iltrar
el alcohol sucio. Luego, la muestra se pone en una caja de Petri con un poco de agua para la revisión y
separación bajo un estereoscopio con lentes de aumento 20X. Los insectos separados se almacenan en
viales de 2,5 ml con alcohol al 96% con sus respectivas etiquetas. Todo el proceso (limpieza, separación
y etiquetado) toma en promedio entre 15 y 20 minutos por muestra.
Son muchos los órdenes de insectos y otros artrópodos del suelo que se colectan con las técnicas
de captura descritas pero, en general, se separan en dos grandes grupos de insectos: Hymenoptera
(Formicidae, Apidae y Vespidae) y Coleóptera (Carábidae y Estailinidae), dependiendo de la densidad
de organismos colectados. El resto de insectos y artrópodos se depositan en un vial común con alcohol
al 96% quedando disponible para ser clasiicados posteriormente.
Seguidamente, las hormigas separadas se identiican por género y morfoespecie o especie,
con ayuda de un estereoscopio con poder de aumento 250X, empleando las claves taxonómicas y
el material bibliográico disponible. Cumplida la identiicación, se monta un ejemplar por tipo de
elemento del paisaje para hacer la colección de referencia de la zona de estudio. En los casos en
que se encuentren representantes de cada casta (obreras, soldados, reinas y machos) de una misma
especie, se montarán juntos en un mismo aliler. Los demás individuos son almacenados en viales
con alcohol al 96%.
Montaje en seco, etiquetado e identiicación de los ejemplares: El ejemplar colectado se coloca
sobre una supericie perforable (corcho, espuma plástica o poliestireno expandido (EPS), este último
también llamado de múltiples maneras según el país: icopor, tecnopor, telgopor, isopor, unicel, entre
otros nombres comunes). Con la ayuda de pinzas y alileres, se extienden las patas y antenas dejan-
do pasar unos pocos minutos para que la hormiga se seque en la posición adecuada. Luego, del lado
derecho del tórax de la hormiga, entre el segundo y tercer par de patas, se pega la punta doblada de
un triángulo de papel previamente cortado. El triángulo de papel es perforado por un aliler el cual
llevará también las etiquetas del espécimen. El aliler entomológico es la herramienta principal en
el montaje de insectos y debe ser de buena calidad e inoxidable para que no dañe las etiquetas ni el
espécimen.
Una vez terminado el trabajo de laboratorio, las muestras son almacenadas en una colección
entomológica capaz de realizar el debido manejo y mantenimiento a in de evitar el deterioro del ma-
terial, quedando disponible para revisión, consulta y futuras investigaciones.
tivo, para cada réplica de elemento del paisaje y para cada elemento del paisaje. En este proceso la
diversidad alfa se estima como la riqueza de especies de cada réplica de elemento del paisaje (Moreno
2001). Para estimar la riqueza total de cada elemento del paisaje se hace la acumulación de la riqueza
de las diferentes réplicas por tipo de elemento del paisaje.
versidad en el paisaje rural. Por esto, la cuenca es importante pues articula los hábitats, los sistemas
productivos, los caminos y las vías de acceso a las incas, entre otros; y el hecho de que los habitantes
rurales enfrenten condiciones similares para bien o para mal, le coniere a la cuenca características
socioeconómicas y culturales comunes que serán claves para la concertación con los propietarios pri-
vados y la sostenibilidad del proceso de conservación.
Finalmente, esta metodología de caracterización de la biodiversidad en paisajes rurales demos-
tró ser bastante eiciente en la generación de información, situación que se ratiicó en los análisis de
acumulación de especies donde la estimación estuvo en promedio por encima del 80%. Sin embargo,
sólo se probó en paisajes rurales andinos (ganaderos, cafeteros, cañeros y de enclaves secos andi-
nos), por lo que se sugiere validar esta metodología en otras áreas del país como por ejemplo, paisajes
transformados de selvas bajas, paisajes de sabana o piedemontes (Mendoza et al. 2008).
Muchos pueden ser los atributos que pueden ser considerados claves para priorizar entre diferen-
tes elementos del paisaje, ya que estos varían en estructura y composición de las comunidades bióticas
que los constituyen. Los objetivos del proyecto, la cantidad y calidad de la información disponible
determinarán las variables utilizadas para valorar entre elementos que desde una visión puramente
conservacionista no diieren en importancia, más aún cuando se trata de un paisaje fragmentado don-
de cada remanente puede estar manteniendo una comunidad especíica y puede estar cumpliendo una
función en la dinámica del paisaje. Dos perspectivas diferentes se hacen evidentes al priorizar entre
sitios, primero, enfocarse en los sitios más degradados para mejorar sus condiciones como hábitat
para especies de interés para conservación (ejemplo, especies de interiores de bosque, amenazadas o
endémicas) o, segundo, enfocarse en los sitios que albergan esta fauna y lora de interés para conser-
vación buscando preservarlas, protegerlas o ampliar el hábitat disponible. En ambos casos, la priori-
zación es una herramienta de gestión para adelantar de manera participativa y concertada objetivos
de conservación–restauración a escala de paisaje.
La identiicación de sitios prioritarios para la conservación de biodiversidad en paisajes rurales
es una necesidad pues permite dirigir los esfuerzos en la recuperación de los hábitats y de la conec-
tividad pérdida, basándose en criterios técnicos producto de la investigación cientíica de campo, y
ofreciendo información enfocada y eiciente para el diseño y la implementación de herramientas de
manejo del paisaje.
Adicionalmente, en este proceso de priorización se deben deinir los valores observados de cada
grupo objetivo en cada una de las réplicas de los elementos del paisaje, para cada uno de los tres crite-
rios usados que permitirán construir el índice de valor de conservación. Es decir, para cada grupo bioló-
gico y para cada réplica de elemento del paisaje con la ayuda de la información secundaria y literatura
actualizada se establece, además del número de especies, las especies amenazadas y las especies en-
démicas para cada grupo objetivo. Con estos datos se deben construir tablas para cada grupo objetivo.
Estas tablas tendrán el siguiente diseño: la primera columna corresponderá a las réplicas de todos los
elementos del paisaje y la segunda, tercera y cuarta columna contendrán los datos con los resultados
de la diversidad de acuerdo a los tres criterios de evaluación (Tabla 3.1). Como resultado de este paso
metodológico se deben tener tantas tablas como grupos objetivos se hayan utilizado en el estudio.
Tabla 3.1. Tabla ilustrativa de la presentación de los resultados de los criterios para cada grupo objetivo en el proceso de
construcción del índice de valor de conservación. (En este ejemplo se presentan cinco elementos del paisaje; C: cañadas;
E: Bordes de bosque; F: fragmentos de bosque; M: pastizales y P: plantaciones forestales). No. S = resultado del número
de especies del criterio para cada grupo objetivo, en cada réplica del paisaje.
Réplica del elemento del paisaje Riqueza de especies Nº de especies amenazadas Nº de especies endémicas
B1 No. S No. S No. S
B2 No. S No. S No. S
B3 No. S No. S No. S
B4 No. S No. S No. S
B5 No. S No. S No. S
B6 No. S No. S No. S
B7 No. S No. S No. S
B8 No. S No. S No. S
C1 No. S No. S No. S
C2 No. S No. S No. S
C4 No. S No. S No. S
C5 No. S No. S No. S
C6 No. S No. S No. S
C7 No. S No. S No. S
C8 No. S No. S No. S
E1 No. S No. S No. S
E2 No. S No. S No. S
E3 No. S No. S No. S
Réplica del elemento del paisaje Riqueza de especies Nº de especies amenazadas Nº de especies endémicas
E5 No. S No. S No. S
E6 No. S No. S No. S
E7 No. S No. S No. S
F4 No. S No. S No. S
F5.1 No. S No. S No. S
F5.2 No. S No. S No. S
F6 No. S No. S No. S
F8 No. S No. S No. S
M1 No. S No. S No. S
M2 No. S No. S No. S
M3 No. S No. S No. S
M4 No. S No. S No. S
M5 No. S No. S No. S
M6 No. S No. S No. S
M7 No. S No. S No. S
M8 No. S No. S No. S
P2 No. S No. S No. S
P3 No. S No. S No. S
P4 No. S No. S No. S
P6 No. S No. S No. S
P8 No. S No. S No. S
Para la construcción del índice de valor de conservación por grupo biológico, con los resultados
tabulados en las tablas, se procede a generar rangos utilizando el método de percentiles (Osaragi,
2002). Es decir, para cada grupo biológico objetivo se deine un primer índice de valor de conservación
construyendo rangos mediante el método de percentiles, a partir de los datos obtenidos para cada
uno de los criterios considerados. Este método fue seleccionado ya que de esta forma se aseguran
rangos de igual tamaño (Figura 3.16). Se deben generar tres rangos (alto, medio y bajo) por cada cri-
terio para cada grupo objetivo, a los cuales se les asignará un peso relativo de cinco, tres y uno, res-
pectivamente, obteniendo, para cada replica de elemento del paisaje el máximo valor de 15 puntos (=
3 criterios X 5 puntos/criterio). Posteriormente se debe totalizar para cada grupo biológico objetivo,
sumando los valores obtenidos en los rangos por cada réplica de elemento del paisaje, considerando
Figura 3.16. Ilustración de la aplicación del método de percentiles para generar los rangos y la valoración para cada
criterio y para cada grupo objetivo en el proceso de construcción del índice de valor de conservación. (En este ejemplo
se presentan cinco elementos del paisaje; C: cañadas; E: Bordes de bosque; F: fragmentos de bosque; M: pastizales y P:
plantaciones forestales).
cada uno de los criterios utilizados (Figura 3.17). Un nuevo ejercicio de rangos a través del método de
percentiles se debe realizar para establecer el índice de valor de conservación para el grupo biológico
objetivo (Figura 3.17). Este resultado resalta los sitios en el paisaje con mayor valor de conservación
desde la perspectiva de cada grupo biológico utilizado en la caracterización.
Finalmente, el índice de valor de conservación del paisaje se construye sumando la información
de los grupos biológicos objetivo utilizados en la investigación. A partir del resultado de esta suma se
genera un nuevo ejercicio de percentiles deiniendo los rangos inales que corresponden a los índices
de valor de conservación alto, medio y bajo que posteriormente se pueden espacializar en un mapa del
paisaje con ayuda de un programa de SIG (Tabla 3.2). Este resultado inal establece la importancia
biológica relativa de los diferentes elementos del paisaje y determina cuáles son los sitios prioritarios
para la conservación en el paisaje rural desde una perspectiva netamente biológica. Esta priorización
Figura 3.17. Ilustración de la aplicación del método de percentiles para establecer el índice de valor de conservación para
cada grupo biológico utilizado. (En este ejemplo se presentan cinco elementos del paisaje; C: cañadas; E: Bordes de bos-
que; F: fragmentos de bosque; M: pastizales y P: plantaciones forestales). Rango Alto en verde, Rango Medio en amarillo
y Rango Bajo en rojo.
es un insumo para iniciar el diseño de las acciones que harán parte de la estrategia de conservación
(identiicación de oportunidades de conservación) que incluirán metas e indicadores de seguimiento a
corto, mediano y largo plazo.
Tabla 3.2. Ejemplo de la sumatoria inal para la obtención del índice de valor de conservación del paisaje considerando la
información de todos los grupos biológicos objetivos analizados. Los códigos de las réplicas de los elementos del paisaje
se relacionan en la tabla 1.
Réplica del elemento grupo biológico grupo biológico grupo biológico índice de valor de
del paisaje objetivo 1 objetivo 2 objetivo 3 conservación del paisaje
B1 Alto Alto Alto Alto
B2 Medio Alto Alto Alto
B3 Alto Alto Alto Alto
Réplica del elemento grupo biológico grupo biológico grupo biológico índice de valor de
del paisaje objetivo 1 objetivo 2 objetivo 3 conservación del paisaje
B4 Alto Medio Alto Alto
B5 Alto Alto Alto Alto
B6 Alto Alto Medio Alto
B7 Alto Medio Alto Alto
E1 Medio Alto Alto Alto
E3 Medio Alto Alto Alto
B8 Alto Bajo Medio Medio
C1 Medio Medio Alto Medio
C2 Medio Medio Bajo Medio
C4 Medio Medio Medio Medio
C6 Medio Bajo Alto Medio
C7 Medio Medio Medio Medio
C8 Medio Medio Medio Medio
E2 Medio Medio Medio Medio
E5 Medio Medio Medio Medio
E6 Medio Medio Alto Medio
E7 Medio Medio Medio Medio
F4 Medio Medio Bajo Medio
F5.1 Alto Medio Medio Medio
F5.2 Medio Alto Medio Medio
F6 Medio Alto Medio Medio
F8 Alto Medio Medio Medio
M1 Bajo Medio Medio Medio
M2 Bajo Bajo Bajo Medio
P4 Bajo Bajo Bajo Medio
M4 Bajo Bajo Bajo Medio
M5 Bajo Bajo Bajo Medio
M6 Bajo Bajo Bajo Medio
M7 Bajo Bajo Bajo Medio
Réplica del elemento grupo biológico grupo biológico grupo biológico índice de valor de
del paisaje objetivo 1 objetivo 2 objetivo 3 conservación del paisaje
M8 Bajo Bajo Bajo Medio
C5 Medio Bajo Bajo Bajo
M3 Bajo Medio Bajo Bajo
P2 Bajo Medio Bajo Bajo
P3 Bajo Bajo Bajo Bajo
P6 Bajo Bajo Medio Bajo
P8 Bajo Bajo Medio Bajo
Como toda propuesta metodológica, Ésta naturalmente tendrá evaluaciones positivas y nega-
tivas sobre su aplicación y sus resultados. Sin embargo, serán los potenciales usuarios de esta meto-
dología los que aportarán a este análisis y seguramente contribuirán con su evaluación para lograr el
mejoramiento de la misma a partir de experiencias pilotos con datos reales y resultados concretos.
Caracterización socioeconómica
La caracterización socioeconómica se realiza mediante encuestas semiestructuradas de percep-
ción aplicadas a los propietarios o tomadores de decisión de los predios/incas que contienen elemen-
tos del paisaje caracterizados biológicamente y otros que sean necesarios para alcanzar una muestra
óptima. Esto signiica que, en principio, el universo poblacional del muestreo lo deinen los predios en
los que se realizó la caracterización biológica. Cabe anotar que un predio puede tener más de un ele-
mento del paisaje.
Con la encuesta se recoge información que permite identiicar para cada uno de los sitios (pre-
dios con elementos del paisaje), con valores altos, medios y bajos de conservación, sus oportunidades
de conservación de biodiversidad. No obstante, también recoge información útil para el diseño de la
estrategia de conservación, herramientas de manejo del paisaje y mecanismos facilitadores; y para la
implementación de herramientas de manejo del paisaje y sus mecanismos facilitadores, en sus fases
negociación, establecimiento y mantenimiento.
La encuesta consta de siete secciones: Información general, toma de decisiones, croquis del
predio, información de usos del suelo y productiva, uso de los recursos naturales, manejo de los recur-
sos naturales, escenarios.
Las cuatro primeras secciones permiten un reconocimiento de las condiciones físicas del predio,
de la toma de decisiones, de la presencia de este tomador de decisiones, de los sistemas productivos
principales y secundarios y de la percepción acerca de la sostenibilidad económica de estos sistemas.
Tanto el Caso 2 como el Caso 3 reciben el mismo puntaje, esto es así porque se tiene una visión en la que
se premian más las acciones de conservación que el no uso de los recursos naturales .
Para mayor claridad, a continuación se presenta un ejemplo (Tabla 3.3).
Tabla 3.3. Ejemplo de la metodología para el cálculo del indicador de viabilidad socioeconómico en un predio X del paisaje
rural.
Va. Uso 2
Va. Uso 3
Predio
Total
Total
Total
Va. 1
Va. 2
Va. 3
Va. 4
Va. 1
Va. 2
Va. 3
Va. 4
Va. 1
Va. 2
Va. 3
Va. 4
1 SI -1 1 0 1 1 SI -1 0 1 1 1 SI -1 1 1 1 2
- Va. 2 (manejo). Tiene cercadas las áreas con bosque natural y cañadas que lindan con potreros en
el predio, recibe un puntaje de uno (1);
- Va. 3 (manejo). Tiene presencia de cercas vivas, recibe uno (1);
- Va. 4 (manejo). Hace actividades de reforestación y recibe uno (1).
Subtotal: De la sumatoria de los puntajes resultó un total de dos (2) puntos.
Los subtotales obtenidos para cada variable de uso, una vez relacionadas con las variables de
manejo, se suman y se obtiene el puntaje total por predio del indicador de viabilidad socioeconómico.
En el caso del ejemplo del predio X, el valor total del predio fue de cuatro (4) puntos [∑(1+1+2) = 4].
Ahora bien, con el in de crear rangos de caliicación para el indicador de viabilidad socioeco-
nómica se aplica el método de percentiles al puntaje total obtenido por todos los predios y se generan
tres rangos: alto, medio, y bajo. Los predios con un indicador alto de viabilidad socioeconómica son si-
tios con altas posibilidades de ser incluidos en el desarrollo de una estrategia de conservación de bio-
diversidad, puesto que las personas (propietarios/administradores) que usan y manejan los recursos
naturales, asociados a su predio y aledaños, lo hacen con criterios de sostenibilidad. Por esta razón,
es probable que la implementación de HMP sea exitosa en estos predios, asumiendo que las personas a
cargo del predio se mantengan.
Los predios con viabilidad socioeconómica media
y baja no son descartados, pero debe tenerse en cuenta
que requieren del uso de un sistema de instrumentos de
política o mecanismos que faciliten el establecimiento
de las HMP y, sobre todo, la sostenibilidad de las HMP
en el tiempo, principalmente en el caso de los valores
socioeconómicos bajos. La decisión de emplear unos u
otros mecanismos facilitadores va a depender básica-
mente de la importancia ambiental (biológica) del pre-
dio o de su ubicación estratégica con respecto a predios
con alto valor de conservación y de las posibilidades de
conexión que el predio ofrezca, entre otras.
Sin embargo, dado que las condiciones sociales
y económicas en las zonas rurales del país no son para
nada estáticas, conviene entender las limitaciones del
indicador y la importancia de emplearlo para orientar
la toma de decisiones en un período reciente a su esti-
mación.
Los resultados de la evaluación de biodiversidad presente en el paisaje rural nos enfocan sobre los
elementos del paisaje rural prioritarios para la conservación, mientras que los resultados del análisis so-
cioeconómico de las incas prioritarias nos identiican los predios con viabilidad para establecer acciones
de conservación en las mismas.
Estos dos resultados (dimensión biológica y socioeconómica) representan espacialmente dos es-
calas, la de elementos del paisaje (hábitats) y la de incas, respectivamente. Por esto, el primer paso es
un ejercicio conceptual de uniicación espacial de estos resultados, con el objetivo de generar una tercera
priorización que logre integrar las dos dimensiones de análisis. El resultado inal arrojará las oportunida-
des de conservación y éste será uno de los insumos más importantes para el diseño de las herramientas de
manejo a escala de paisaje, de elemento y de inca.
El procedimiento es el siguiente:
1 . En una tabla se debe relacionar cada inca caracterizada socioeconómicamente con los elementos
ro
del paisaje muestreados que tienen presencia en la misma (ver ejemplo Tabla 3.4). Esta información
se obtiene del cruce del mapa de coberturas del paisaje con el mapa predial. En la Tabla 3.3 las incas
son representadas como F1 hasta F10.
2 . Para cada inca se identiican y escriben en la tabla los elementos del paisaje caracterizados bioló-
do
gicamente (Tabla 3.3). En el ejemplo, los elementos del paisaje se representan con letras como BM
(bosque maduro), BS (bosque secundario), Cu (cultivos agrícolas), Ca (bosques riparios o caña-
das), PC (plantación forestal comercial) y Po (potreros). Como en el proceso de caracterización de
la biodiversidad en el paisaje se procura tener réplicas de cada elemento para cada cuadrante de la
ventana de paisaje rural, después de las letras que identiican el elemento del paisaje se adiciona
un número que identiica la réplica (por ejemplo BS1 es el bosque secundario del cuadrante 1). La
presencia de un elemento del paisaje en la inca se identiica con las letras, el número de la réplica y
el número de la inca (por ejemplo BS11 es el bosque secundario en el cuadrante 1 de la inca F1). Los
elementos del paisaje puede estar compartidos en más de una inca, en ese caso el identiicador que
varía es el número de la inca (Tabla 3.4).
3ro. En el siguiente paso se procede a anotar en la columna 3, llamada “Valor de Conservación”, el resul-
tado inal obtenido en la identiicación de elementos del paisaje con valor de conservación donde los
elementos son valorados como alto, medio y bajo de acuerdo con los criterios biológicos.
En incas que presentan más de un elemento del paisaje, cuando en ella se dé la presencia de un solo
elemento del paisaje con un alto valor de conservación, ésta será la valoración inal para anotar en
la columna 3, es decir, cuando en una inca se presenta más de un elemento de paisaje, la valora-
ción inal será el valor mayor (ej. La cañada Ca11 y la plantación forestal PC11 de la inca F1 arrojaron
como valores de conservación de biodiversidad alto y bajo, respectivamente, entonces, el valor de
conservación de esta inca en la columna 3 de la tabla, corresponde a alto). En el caso de incas que
no presenten elementos del paisaje con un alto valor de conservación, pero cuentan con un elemento
de valor de conservación medio, éste será la valoración inal para la inca (ej. El bosque secundario
BS78 y el potrero Po78 de la inca F8 arrojaron como valores de conservación de biodiversidad medio y
bajo, respectivamente, entonces, el valor de conservación de esta inca en la columna 3 de la tabla,
corresponde a medio) (Tabla 3.4).
Tabla 3.4. Ejemplo de la integración de los resultados de la identiicación de los elementos del paisaje con valor de conserva-
ción y incas con viabilidad socioeconómica para la identiicación de oportunidades de conservación en el paisaje rural.
con oportunidades de conservación son aquellos priorizados por su alto valor para la conservación
de biodiversidad, y que están en incas con viabilidad socioeconómica para el establecimiento de
HMP”, entonces, en la columna 5 de la tabla “oportunidad de conservación” a cada una de las incas
con valores altos o medios del valor de conservación o socioeconómico, se les asignará una valo-
ración que irá entre primer y cuarto grado (1o a 4o) donde el 1º grado corresponde a las incas y los
elementos del paisaje más importantes y prioritarias para consolidar acciones de conservación. En
este sentido, las mayores oportunidades de conservación o de primer grado en un paisaje rural están
constituidas por elementos y incas con altos valores biológicos (de conservación) y socioeconó-
micos. Luego, encontramos los elementos con valor biológico alto y cuya inca presente un valor
socioeconómico medio, estas incas serán las oportunidades de segundo grado; las oportunidades
de conservación de tercer grado son los elementos con un valor de conservación medio en incas con
un valor socioeconómico alto y, inalmente, los elementos del paisaje con valores de conservación
Medios en incas con valores socioeconómicos medios, corresponden a las oportunidades de conser-
vación de cuarto grado (Tabla 3.4, columna 5).
Es importante resaltar que esta ponderación le da más peso a los elementos del paisaje con mayor
valor de conservación; por lo tanto, en la interacción de las dos variables para el esquema de planeación
de los paisajes rurales es más prioritaria una inca que presente un alto-medio (biológico y socioeconó-
mico, respectivamente) a una inca con un medio.alto. Este razonamiento es consecuente con el hecho de
que esta propuesta de planeación busca como principal objetivo la conservación de la biodiversidad en
los paisajes fragmentados; por lo tanto se buscará priorizar siempre el buen estado ecológico de los hábi-
tats en el paisaje y resaltar esta información con miras a la deinición de las acciones de conservación.
En el ejemplo de la Tabla 3.4, el paisaje presenta una sola oportunidad de conservación de primer
grado que corresponde a la inca F1; presenta cuatro oportunidades de conservación de segundo grado en
las incas F2 hasta la F5, una oportunidad de conservación de tercer grado en la inca F6 y dos oportunida-
des de conservación de cuarto grado en las incas F7 y F8. De acuerdo con este procedimiento, las incas
F9 y F10 no quedaron valoradas como oportunidades de conservación en este paisaje rural hipotético. En
el caso de que se presenten incas con un alto valor de conservación y un bajo valor socioeconómico, se
descartan en este primer momento de priorización. Este resultado deberá motivar el desarrollo de estra-
tegias sociales como la sensibilización y la formación ambiental orientadas a incrementar la viabilidad
de esas incas. Pero el llamado de esta metodología es a enfocarse en los sitios con mayor viabilidad so-
cioeconómica, de manera que la planeación de la conservación pueda avanzar ágilmente y no se represe
en una gestión para convencer y persuadir a propietarios que según la caracterización socioeconómica
no evidencian viabilidad para este tipo de procesos. Con las incas con alta viabilidad socioeconómica se
garantiza, además, sostenibilidad de las mismas y del proceso.
En conclusión, este resultado inal obtenido en este paso metodológico (Tabla 3.4, columna 5),
deberá ser relejado gráicamente en el mapa de coberturas y predios del paisaje rural, de manera que
espacialmente se identiiquen donde están las oportunidades de conservación y su nivel de prioridad.
Éste es el producto inal de la fase I de identiicación de oportunidades de conservación y es el insumo
fundamental para iniciar el diseño de las acciones de conservación in situ, es decir, el diseño de las herra-
mientas de manejo del paisaje (HMP) a escala de predio, elemento y paisaje.
costos, con elementos sólidos para el seguimiento y monitoreo ya que sabemos cuáles son las especies
que generaron el valor de conservación y con un potencial de sostenibilidad a mediano y largo plazo al
trabajarse en incas con viabilidad social.
El diseño de las HMP desde una perspectiva de paisaje con incas identiicadas con oportunidades
de conservación (es decir priorizadas) permite a los tomadores de decisiones actuar eicientemente sobre
los elementos del paisaje claves que aportarán a una conservación más efectiva de los valores biológicos
del paisaje rural. Además, en el proceso se facilitará la negociación para la implementación de las accio-
nes o HMP al incorporar la viabilidad social en este diseño. Con esto los proyectos avanzan más ágilmente
mostrando resultados concretos y tangibles que se convierten en pilotos y motivadores del resto de habi-
tantes del paisaje rural.
Las oportunidades de conservación de biodiversidad pueden abarcar diferentes escalas tanto es-
paciales como temporales: escala local (inca/elemento), mesoescala (de paisaje) y escala regional. Es
claro que este proceso de planeación se concentra en la construcción metodológica de una priorización
en la escala local y ésta es un insumo para el diseño de la planeación de la conservación en la mesoescala
o escala de paisaje.
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L a segunda fase del proceso de planeación de los paisajes rurales para la conservación contiene dos
momentos: el diseño de las herramientas de manejo del paisaje HMP y el diseño de los mecanismos
facilitadores para la implementación de las HMP.
La estrategia de conservación que se diseñe en esta fase tiene como meta sentar las bases para
el establecimiento en incas de las HMP que mejorarán las posibilidades de supervivencia de la bio-
diversidad a través del aumento de la calidad en los hábitats nativos para la fauna, el aumento de la
cobertura nativa y el incremento de la conectividad en los elementos del paisaje rural que representen
oportunidades de conservación. Para esto, la segunda fase inicia con la evaluación de las oportuni-
dades de conservación en un análisis a escala de paisaje para el diseño de las HMP. Este análisis per-
mitirá orientar el diseño de las HMP para responder a necesidades como: incrementar la conectividad
estructural y funcional en el paisaje; aumentar área en bosques o cañadas deinidas como elementos
con valor de conservación; proteger elementos del paisaje priorizados de perturbaciones o mejorar la
calidad de los hábitats del paisaje mediante enriquecimientos para proveer recursos alimenticios a
la fauna, principalmente.
En la descripción del primer momento en el diseño de las herramientas de manejo del paisaje se
presenta una sólida documentación que brinda las bases conceptuales que permitieron conceptuali-
zar la propuesta metodológica para esta fase y así promover los cambios en el paisaje que contribu-
yeron a la conservación de la biodiversidad nativa.
triales, se genera una reducción en la extensión de los hábitats naturales y estos van siendo destrui-
dos y reemplazados por nuevos hábitats (i. e., pérdida por transformación de hábitats). Al avanzar
la transformación del paisaje van quedando parches remanentes de los ecosistemas naturales pro-
gresivamente subdivididos y crecientemente aislados los unos de los otros (i. e., fragmentación en
sentido estricto). Estos parches remanentes sufren procesos de degradación (i. e., desgaste o de-
terioro) ya que son sometidos a presiones que cambian su naturaleza o calidad como consecuencia
de procesos extractivos, contaminación, pastoreo o erosión de los bordes. Progresivamente, como
consecuencia del incremento de hábitats transformados, estos se vuelven predominantes en los
paisajes y la matriz del paisaje natural es reemplazada por matrices de origen antrópico de natura-
leza agrícola, forestal o urbana (i. e., cambio de la matriz) (Laurance & Bierregaard 1997, Renjifo
2001, Noss & Csuti 1997).
Existen diferentes mecanismos que conducen a la extinción de especies en paisajes transfor-
mados. Algunos de estos ocurren a escala de los parches de hábitat y otros ocurren a escala de los
paisajes. Los principales mecanismos son: 1) la eliminación total de ciertos hábitats dentro del pai-
saje, lo cual conduce a la desaparición de las especies que dependen de ellos; 2) la perturbación
ocasionada por la gente durante y después de los procesos de transformación del paisaje (por ejem-
plo: tala selectiva, cacería, humo de las quemas, modiicación de las corrientes de agua, etc.); 3) la
disminución del tamaño de las poblaciones como resultado del tamaño de los remanentes de hábitat;
4) la prevención o reducción de la inmigración como consecuencia de un incremento en el grado de
aislamiento; 5) los efectos de borde; 6) los cambios en la estructura de comunidades que afectan las
interacciones de unas especies con otras; 7) la inmigración de especies exóticas; y 8) modiicaciones
en el microclima (Turner 1996, Kupfer 2006).
El primer modelo teórico con base en el cual se estudió la transformación de los paisajes fue el
modelo del equilibrio de la biogeografía de islas (MacArthur & Wilson 1967), según el cual los frag-
mentos remanentes eran comprendidos como islas en un océano de paisajes transformados y el nú-
mero de especies de estos fragmentos estaba controlado por el área y el grado de aislamiento por
distancia de los mismos. No obstante, el desarrollo posterior de la ecología del paisaje brindó una
mejor comprensión de los paisajes, los cuales son entendidos como mosaicos de hábitats heterogé-
neos. Igualmente, se entiende que el aislamiento de los parches remanentes en paisajes terrestres es
menor que el de las islas oceánicas y las matrices no son biológicamente inertes como océanos sino
fuente de inluencias como contaminantes, perturbaciones, especies invasoras, etc. (Dunning et al.
1992, Taylor 1993, Bierregaard & Stouffer 1997, Kupfer 2006). A pesar de este cambio de perspectiva
teórica, el efecto del área sigue siendo uno de los factores más importantes en la medida en que los
remanentes pueden ser demasiado pequeños para mantener poblaciones de algunas especies o alber-
gar poblaciones muy pequeñas, las cuales son propensas a desaparecer localmente. Al hacerse más
pequeños los remanentes, incluso en ausencia de deterioro de los hábitats, la diversidad de especies
disminuye en un proceso denominado relajamiento. Esta pérdida de especies no ocurre súbitamente
sino que se produce paulatinamente en espacios de tiempo que pueden ir desde meses, a décadas
y milenios dependiendo de la escala a la cual se produce la fragmentación (Offerman et al. 1995,
Brooks et. al. 1999, Renjifo 1999). Como resultado, áreas más pequeñas albergan un menor número
de especies que áreas grandes. En el mismo sentido, el aislamiento sigue siendo uno de los princi-
pales factores que afectan los hábitats fragmentados, remanentes cada vez más aislados de otros
remanentes o de paisajes aún no transformados albergan progresivamente menos especies, pues el
aislamiento evita procesos de recolonización (Askins et al. 1987, Blake & Karr 1987). A menor grado
de aislamiento, mayores procesos de recolonización, condición que origina el efecto de rescate en la
medida en que la llegada de individuos que se dispersan a través del paisaje llegan a nuevos parches
permitiendo el repoblamiento de parches en donde han ocurrido extinciones locales o suplementando
pequeñas poblaciones en riesgo de desaparecer (Brown & Kodrik-Brown 1977).
Por otra parte, hay que recordar que la fragmentación de hábitats ocurre paralelamente con el
reemplazo de la matriz original de bosque por nuevas matrices (usualmente generadas por algún tipo
de sistema productivo o combinación de los mismos). Un número creciente de estudios empíricos que
examinan matrices naturales, seminaturales y antropogénicas proveen evidencia de los efectos de la
matriz sobre comunidades bióticas. Dichos efectos van desde la invasión de especies desde la matriz,
hasta diferentes grados de conectividad entre fragmentos separados por distintas matrices (Joki-
mäki & Huhta 1996, Kupfer 2006). En este trabajo nos referimos a la conectividad como la capacidad
de los organismos de moverse a través del paisaje (Taylor et al. 1993). El mantenimiento o restable-
cimiento de la conectividad mediante corredores o matrices del paisaje que la faciliten puede tener
efectos muy favorables en el mantenimiento de la biodiversidad nativa al incrementar la disponibili-
dad de hábitat al hacer los parches individuales más accesibles y, por lo tanto, permitiendo mantener
mayores niveles de riqueza, acrecentando la persistencia de las especies en parches individuales y
favoreciendo el intercambio genético entre poblaciones (Hilty et al. 2006, Kupfer 2006).
Las especies tienen básicamente tres opciones para sobrevivir en paisajes altamente fragmen-
tados como los paisajes rurales. Primero, algunas especies pueden sobrevivir o incluso prosperar en
la matriz u otros hábitats antrópicos. Segundo, otras especies que pueden mantener poblaciones via-
bles en el interior de los fragmentos de hábitat natural y tercero, otras especies altamente móviles
pueden utilizar recursos dispersos en diferentes parches de un paisaje (Noss & Csuti 1997). Estas tres
opciones de supervivencia son fundamentales para el manejo de paisajes rurales, teniendo en mente
el mantenimiento de la biodiversidad nativa.
ejemplo en el valle geográico del río Cauca y en las regiones cafeteras. La supervivencia del patrimo-
nio natural en esas regiones depende de una planeación y manejo activo de sus paisajes rurales. Una
estrategia de conservación pasiva, es decir, manteniendo las condiciones actuales sólo garantizará
que continúen los procesos de extinción. El establecimiento de herramientas en paisajes, como el
corredor biológico entre el cañón del río Barbas y la Reserva Bremen en Quindío y Risaralda, es un
ejemplo de intervención que mejoró las posibilidades de mantener la biodiversidad a futuro, está
facilitando la recolonización de especies de un gran remanente boscoso a otro y posibilita la futura
reintroducción y mantenimiento de especies que ya se han perdido en la zona.
que parcelas de estudio de seis hectáreas en promedio en bosques continuos albergaban 95 especies
de aves en promedio, mientras que fragmentos del mismo tamaño albergaban 70 especies de aves en
promedio. A primera vista es evidente una reducción en el número de especies; no obstante, el número
de especies en los remanentes de bosque fragmentado es sorprendente para áreas de esas dimen-
siones. Al examinar la composición de las avifaunas en los fragmentos los resultados se tornan aún
más interesantes, pues de las 70 especies en promedio en los fragmentos, entre 64 y 66 especies eran
especies de interior de bosque o borde de bosque mientras que sólo entre 4 y 6 especies eran especies
de zonas abiertas. En términos de abundancia de individuos y composición de especies, las avifaunas
en estos fragmentos estaban dominadas por especies de interior de bosque (Renjifo 1999, 2001).
Similarmente, en un estudio sobre el valor de pequeños parches de bosques para la conserva-
ción de la diversidad de plantas en paisajes altamente fragmentados en el sur de México, se que en-
contró que una gran proporción de la diversidad regional se encuentra en remanentes de bosque muy
pequeños. Por esta razón, los investigadores recomendaron que la conservación y restauración de los
parches pequeños es necesaria para la preservación efectiva de la biodiversidad en el sur de México
(Arroyo-Rodríguez et al. 2008). Los bosques remanentes primarios o con bajos niveles de intervención
son de una extraordinaria importancia porque albergan especies de plantas y animales ausentes en
bosques secundarios especialmente en los más jóvenes (Gardner et al. 2007, Parry et al. 2007, Köster
et al. 2009). Análogamente, otros estudios como los llevados a cabo en paisajes altamente transfor-
mados y fragmentados, como es el caso del ecosistema bosque seco tropical en el valle geográico del
río Cauca (Colombia), han mostrado que en pequeños parches de bosque (con áreas entre 0,6 y 12 ha)
se mantiene una gran diversidad de hormigas (218 especies) (Lozano-Zambrano et al. 2009) que re-
presentan más del 30% de la mirmecofauna colombiana, lo que enfatiza el gran valor de los pequeños
parches y remanentes de hábitats para la conservación de la diversidad en los paisajes rurales.
Por esto, un aspecto fundamental para la conservación de la biodiversidad en paisajes rurales
es conservar tantos remanentes de ecosistemas rurales como sea viable, en lo posible ampliarlos y
enriquecerlos con especies que hayan sido eliminadas por sobreexplotación y aislarlos del ganado
para evitar el continuo deterioro que éste genera.
Por otra parte, el mantenimiento de la conectividad entre los remanentes de hábitat es de im-
portancia crucial para el mantenimiento de la biodiversidad regional en paisajes transformados dado
que son esenciales para la viabilidad de poblaciones en paisajes fragmentados (Crooks & Sanjayan
2006, Hilty et al. 2006). El mantenimiento de la conectividad puede lograrse a través del manteni-
miento o restauración de corredores de hábitats o a través del manejo de los sistemas productivos
del paisaje rural. En consecuencia, el mantenimiento o la restauración de corredores de hábitat es
el mecanismo más efectivo para el mantenimiento de la conectividad regional (Crooks & Sanjayan
vegetación diversa, eran el hábitat más importante para las aves de la zona (Pulido 2005). En estos
dos ejemplos el papel de las cercas era diferente, pues mientras en un paisaje su función como he-
rramienta de manejo del paisaje era principalmente incrementar la conectividad, en otro era proveer
hábitat para las aves y lora de la región.
De un modo similar, estudios realizados en el Eje Cafetero sobre el efecto de la fragmentación
de bosques y matrices del paisaje creadas por pastizales para la ganadería y por plantaciones de ár-
boles exóticos se encontró que un conjunto de especies de interior de bosques de la región se vieron
beneiciadas por las plantaciones de árboles exóticos (Renjifo 2002). Si bien las plantaciones no eran
un buen hábitat para dichas especies de aves, sí proveían cobertura arbórea que facilitaba el despla-
zamiento entre los bosques remanentes y por lo tanto la supervivencia, e incluso recuperación en tal
tipo de paisaje para algunas especies. Aunque las plantaciones forestales de exóticas en esa región
son usualmente sistemas productivos simples y pobres biológicamente hablando, su diversidad y po-
tencial como herramientas de manejo del paisaje se incrementa considerablemente cuando se deja
crecer un sotobosque de vegetación nativa, la plantación ya ha alcanzado cierto porte y hacen parte
del mosaico de un paisaje rural con buena presencia de parches de bosques nativos (Mendoza et al.
2008, Renjifo y Lozano-Zambrano, datos sin publicar).
Así como las plantaciones forestales tienen un potencial como herramientas de manejo del pai-
saje, los sistemas agroforestales tienen un gran potencial como herramientas de manejo del paisa-
je para la conservación de la biodiversidad (Schroth et al. 2004, Harvey & Saenz 2008). En paisajes
originalmente boscosos, estos sistemas pueden constituirse en hábitat para las especies más gene-
ralistas y en facilitadores de la conectividad para especies que requieren de condiciones boscosas
propiamente dichas. Un sistema productivo con un gran potencial como herramienta del paisaje son
los cafetales con sombrío. Numerosos estudios en cafetales han mostrado un fuerte contraste entre
aquellos cafetales sin sombrío y aquellos con un manejo tradicional con sombrío. La diversidad tanto
de plantas como de animales se incrementa en la medida en que aumenta la complejidad estructural
del sombrío, la densidad y diversidad de especies del sombrío (Calvo & Blake 1998, Schroth et al. 2004,
Harvey & Saenz 2008). Asimismo, la plasticidad en el comportamiento y la movilidad de las especies
de bosque facilita su supervivencia en paisajes heterogéneos (Muriel & Kattan 2009).
Los árboles remanentes aislados en medio de potreros u otro tipo de sistemas productivos tam-
bién pueden constituirse en herramientas de manejo del paisaje. Por ejemplo, en estudios hechos
en los Andes ecuatorianos (Köster et al. 2009) y en Costa Rica (Harvey et al. 2008) se encontró que
una alta diversidad de especies de estos árboles incluía hasta un 60% de las especies de árboles de
los bosques de la zona y una comunidad de epíitas muy diversa. La diversidad de estas últimas era
superior en estos que en los bosques secundarios jóvenes, aunque menor que en bosque primario con-
que su enfoque metodológico los reduce al priorizar la inversión sobre las incas con oportunidades de
conservación, es decir, donde las HMP generarán un mayor impacto para la conservación.
A continuación se presentan los diferentes tipos de HMP establecidos en el marco del Proyecto
Andes en la región andina colombiana. De acuerdo con su función, las HMP se dividen en dos: (1)
Herramientas de manejo del paisaje de conservación (HMP para la conservación de remanentes de
ecosistemas naturales y HMP para el incremento del hábitat y la conectividad) y (2) Herramientas de
manejo del paisaje complementarias, las cuales se proponen en el proceso de planiicación predial
para apoyar la concertación en el reordenamiento de la inca y así facilitar el establecimiento de las
HMP para la conservación.
Tipo de HMP
Cerramiento de bos-
ques remanentes con
cerca de aislamiento
Tipo de HMP
Enriquecimiento de bosque natural
especies amenazadas o endémicas. Muchas de estas son especies de semillas grandes. Con esta HMP
se busca que al desarrollarse estos individuos ofrezcan recursos alimenticios y de hábitat a la fauna.
En promedio una hectárea de bosque o de cañada se puede enriquecer con 10 individuos por especie,
usualmente de 10 a 20 especies por hectárea.
Tipo de HMP
Ampliación de parches de bosque o
cañadas
Tipo de HMP
Corredores biológicos
hasta tener un porte adecuado para el trasplante a campo (normalmente más de 80 cm para elimi-
nar las probabilidad de muerte).
3) Arbolitos de regeneración natural en el interior de plantaciones forestales o bordes de carretera
que eventualmente serán eliminados. Estos arbolitos, que serán eliminados en la cosecha de la
plantación o no podrán crecer en los bordes de la carretera, pueden ser trasplantados al interior del
corredor biológico acelerando el proceso de sucesión y desarrollo del mismo en estructuras vertica-
les y horizontales.
Tipo de HMP
Cercas vivas mixtas
Tipo de HMP
Árboles dispersos
Tipo de HMP
Sistema silvopastoril
Tipo de HMP
Banco de proteínas
Tipo de HMP
Bosque dendroenergético
Tabla 4.1. Menú de mecanismos facilitadores propuestos para apoyar la implementación de HMP en los paisajes rurales.
Así mismo, es importante resaltar que un solo mecanismo no podría atender todos los conlictos
que pueden generase en la implementación de las HMP; por lo tanto estos no son excluyentes entre sí y
por el contrario es importante que sean diversos y complementarios y que tengan desarrollo, retroali-
mentación y enriquecimiento durante las diferentes fases del proceso.
usuarios. Es necesario diseñar todos los documentos operativos requeridos para la reglamentación,
como por ejemplo formato de solicitud de la exención, certiicado de uso del suelo, formato-carta
de intención de no intervención, resolución de autorización de la exención, entre otros.
• Desarrollar una estrategia de divulgación del incentivo basada en cuñas radiales transmitidas en
emisoras locales y regionales y volantes que permitan entregar la misma información a todos los
habitantes del municipio (posibles usuarios del incentivo) y así evitar problemas de inequidad en el
acceso a la información (asimetrías).
• Validar el proceso de liquidación, ajustando el programa actual que realiza el proceso de factura-
ción del impuesto en el municipio.
Financiación del establecimiento de HMP: Teniendo en cuenta que las HMP implican en algunos casos
cambios del uso del suelo productivo hacia la conservación, se identiicó como mecanismo facilitador
del proceso la inanciación del establecimiento de las herramientas de manejo del paisaje. Es decir,
que el propietario no tenga que incurrir en costos adicionales por destinar un área de su predio a la
conservación de la biodiversidad. Este instrumento se puede aplicar inicialmente en los predios iden-
tiicados con oportunidad de conservación, como una forma de maximizar los impactos del proceso de
planeación para la conservación de la biodiversidad.
Financiación de acciones compensatorias: Las acciones compensatorias son aquellas que representan
una compensación para el propietario por permitir el establecimiento de HMP con ines de conservación
de biodiversidad. Es decir, están orientadas a compensar por los costos de oportunidad productivos
en que se incurren (cuando estos existan), por dejar un uso del suelo productivo por un uso de conser-
vación. En estricto sentido, son diseñadas para proporcionar beneicios económicos tangibles para el
propietario (a nivel privado), lo que no impide que en muchos casos generen beneicios a la población
circundante, es decir, generen externalidades positivas a la comunidad.
Las acciones compensatorias deben diferenciarse de las HMP de conservación, debido a que las
HMP tienen propósitos exclusivos para la conservación de la biodiversidad. No ocurre igual con las
acciones compensatorias, dado que le ofrecen al propietario beneicios que antes no tenía, es decir,
lo están compensando de alguna manera. Entre las principales acciones compensatorias trabajadas
se encuentran las HMP complementarias (Tabla 4.1), bebederos móviles, mejoramiento de pasturas,
siembra de especies forrajeras, entre otras.
Instrumentos jurídicos-legales
Se entienden como aquellos documentos formalizados por al menos dos partes involucradas en
el proceso de implementación de las herramientas de manejo del paisaje, propietario e institución eje-
cutora del proyecto; teniendo en cuenta que la mayoría de las veces dichas herramientas se implemen-
tan con recursos del Estado en predios privados y es necesario garantizar que dicha inversión genere los
resultados de conservación previstos.
En dichos documentos se determinan claramente los compromisos de las partes para la ejecu-
ción de un proyecto en todas sus fases (establecimiento, mantenimiento y seguimiento) y garantizar
así su permanencia y sostenibilidad. Existe una gran variedad de iguras legales para formalizar dichos
acuerdos y compromisos. La elección de una igura especíica depende del peril del propietario y de las
condiciones del proyecto, a continuación se presentan algunas opciones:
• Acuerdos de compromiso: Son documentos con formato de contrato que especiica el objetivo del
acuerdo, las obligaciones de las partes, la duración, los beneicios del propietario, las causales de
incumplimiento y las sanciones por incumplimiento de cada una de las partes. Este instrumento es
voluntario y no tiene afectaciones sobre la propiedad; su formalización ante notario público depen-
derá de la voluntad del propietario. Fue el instrumento más usado en el proceso de negociación para
el establecimiento de las HMP en los Andes colombianos.
• Servidumbres ecológicas: Una servidumbre ecológica es un acuerdo legal por medio del cual el pro-
pietario de un predio decide en forma voluntaria limitar el uso de su inca con el in de proteger los
atributos ecológicos de ésta (Chacón, 1998). Al igual que el acuerdo de compromiso, la servidumbre
ecológica es un documento en formato de contrato que para su mejor cumplimiento se inscribe en el
Registro Público de la Propiedad (aunque también se puede constituir sobre inca sin inscribir). Por
esta razón se crea por medio de una escritura pública que se realiza ante cualquier notario público.
Es importante mencionar que la servidumbre es un gravamen real, donde las responsabilidades que
se adquieren recaen sobre la propiedad y no sobre el propietario, de esta manera, si el predio cambia
de dueño, las responsabilidades se transieren al nuevo propietario (Robles, et al. 2005).
Los requisitos para la constitución de las servidumbres ecológicas es que participen y se pongan de
acuerdo dos predios, uno que cumpla el papel de fundo sirviente y otro que cumpla el papel de fundo
dominante. Adicionalmente, es necesario identiicar claramente la relación existente entre los dos
predios y, por ende, la utilidad de la servidumbre ecológica.
Lo ideal es que en las servidumbres participen como fundo dominante predios que destinados a per-
petuidad y de propiedad de una institución como la corporación autónoma regional, la alcaldía o una
ONG con ines de conservación. De esta forma, dicha institución podrá asesorar al propietario con
información cientíica y legal para deinir en conjunto con éste las actividades sostenibles más re-
comendables que pueden ser llevadas a cabo en la propiedad y deinir los términos de la servidumbre
ecológica. Además, esta institución sería la responsable de realizar el seguimiento correspondiente
al contrato de servidumbre ecológica en forma perpetua, garantizándose así el mantenimiento de
los valores naturales de la propiedad a perpetuidad (Chacón 1998)
Instrumentos institucionales
Uno de los factores que determina la sostenibilidad de las herramientas de manejo del paisaje
es el papel que juegue la institucionalidad, es decir, la permanencia y sostenibilidad de las herra-
mientas no es una responsabilidad exclusiva del propietario del predio, sino que también se requiere
del esfuerzo y trabajo serio, responsable, comprometido y coordinado de los diferentes actores ins-
titucionales –locales y regionales- que tienen injerencia directa o indirecta en la conservación de la
biodiversidad.
Teniendo en cuenta lo anterior, dentro de los instrumentos facilitadores institucionales se en-
cuentra la conformación y dinamización de una mesa interinstitucional, entendida ésta como un espa-
cio de planeación y construcción colectiva dirigida a orientar el papel de los diferentes actores institu-
cionales y locales, en torno a la sostenibilidad de las herramientas de manejo del paisaje y en general
de la estrategia de conservación de biodiversidad en el paisaje rural implementada. Así mismo, debe
convertirse en un escenario donde, entre otras, se coordinen acciones que favorezcan la sostenibilidad
de las herramientas, se gestionen y optimicen recursos para consolidar y mantener físicamente las
herramientas, y se promuevan espacios de réplica de la estrategia de conservación.
La compra de predios es otro mecanismo facilitador de tipo institucional.
Compra de predios. Éste es un mecanismo de
gestión institucional. Se basa en la adquisición de
predios importantes o estratégicos para el corredor
de conservación. Debe tenerse en cuenta que este
instrumento, como la mayoría, es viable sólo bajo
ciertas condiciones. La participación de la sociedad
civil y del sector privado, y no sólo del sector públi-
co, en la administración de los recursos naturales es
garantía de sostenibilidad en los procesos de con-
servación. En este sentido, la decisión de vincular
este instrumento al sistema de mecanismos facili-
tadores dependerá de que los costos de adquisición
y de vigilancia no superen los beneicios que se ob-
tendrían de igual manera si el área de importancia
ambiental hiciera parte de un predio privado. Cuan-
do estos beneicios operen bajo condiciones de alta
incertidumbre, la compra del predio o del área es-
tratégica será la mejor opción.
de la zona y la estrategia de conservación que allí de adelanta, son también elementos claves para man-
tener la atención de la comunidad sobre los sitios donde se desarrollan las acciones y para fortalecer los
conceptos de conservación que se quieren incorporar en el discurso de los habitantes rurales.
giras para el reconocimiento de experiencias: Las giras educativas son un mecanismo facilitador que
permite la socialización de las experiencias de conservación de biodiversidad en paisajes rurales, dado
que permite a los asistentes conocer, vivenciar e interpretar los principales resultados de la estrategia
diseñada e implementada y compartir ese momento con los actores locales involucrados en el proceso.
Este mecanismo permite que los participantes, reconozcan en terreno los resultados de la experiencia,
de tal forma que resalten la importancia del establecimiento de las herramientas de manejo del paisaje
y, como resultado principal, se incremente su motivación para iniciar procesos similares en sus locali-
dades. Estas giras permiten además fortalecer las relaciones y generar actitudes de conianza entre los
propietarios y la institución implementadora de la propuesta. Las giras se consideran como un medio
interpretativo guiado a través del cual se comunica un mensaje utilizando experiencias de primera
mano y medios ilustrativos. Como se mencionó anteriormente, las giras buscan presentar a los parti-
cipantes un proceso investigativo por fases y etapas, de tal forma que el asistente pueda comprender
lógicamente la propuesta de conservación de biodiversidad en paisajes rurales, donde se presentan
todos los componentes con una visión interdisciplinaria e integral y se interrelacionan los aspectos
biológicos, sociales, económicos e institucionales.
Como propuesta metodológica se sugiere estructurar las giras en dos momentos principales; un
primer momento más académico donde se debe presentar el contexto de la experiencia y la propuesta
del esquema de conservación a escala del paisaje; con esto se aprovechará mejor la secuencia del re-
corrido de campo. Un segundo momento práctico, es decir, recorrido en campo propiamente dicho, en
el cual se deben hacer en visitas a sitios estratégicos donde se hará referencia a cada una de las fases
del proceso de planeación y los momentos importantes de la propuesta implementada. Conviene ano-
tar que la profundidad con que se traten los temas dependerá del público objetivo y sus expectativas.
Para el caso concreto de la experiencia del Instituto Humboldt en el Proyecto Andes, la experien-
cia del corredor biológico Barbas-Bremen en el Quindío fue la principal gira a una experiencia práctica
en conservación de biodiversidad en paisajes rurales.
Instrumentos técnicos
Estos instrumentos se orientan básicamente a un proceso de transferencia tecnológica y
acompañamiento técnico, teniendo en cuenta que éste es un factor fundamental no sólo para lograr
motivar a los campesinos en el establecimiento de las herramientas de manejo del paisaje, sino
también para garantizar la permanencia de las mismas (Aristizábal 2007). Dentro de los instrumen-
tos técnicos se contempla los siguientes mecanismos facilitadores:
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L a tercera fase del proceso de planeación de los paisajes rurales para la conservación corresponde al
establecimiento de las herramientas de manejo del paisaje y sus mecanismos facilitadores.
En este sentido, el proceso de planeación en esta fase debe contar con toda la información bio-
lógica y socioeconómica que permita priorizar y diseñar la estrategia de conservación para el paisaje
rural. El proceso de planeación se traslada de un análisis a escala de paisaje y de elemento del paisaje,
a la escala predial. Por esto, en el capítulo previo mostramos cómo uno de los insumos principales
de la fase de diseño de la estrategia es el desarrollo del menú de herramientas de manejo del paisaje
para las incas con oportunidades de conservación. Este menú incluirá: las HMP de conservación que
se ajustarán al área y las condiciones de cada predio y las HMP complementarias que apoyarán la li-
beración de terrenos de la inca, el reordenamiento de espacios de uso de recursos del propietario o
la compensación por costos productivos para el propietario por permitir acciones de conservación en
terrenos en producción.
imágenes de satélite de alta resolución. El aspecto clave de este insumo es proyectar el reordena-
miento de la inca desde la situación actual a la situación deseada, es decir, la que incluye las HMP
de conservación y complementarias establecidas.
• Los lineamientos de manejo, donde se detalle las actividades de implementación y mantenimiento,
cuando sea necesario, que se deben adelantar en el predio. Este cronograma de actividades deberá
deinir claramente los responsables y la temporalidad de las acciones. Estos lineamientos deben cu-
brir como mínimo el tiempo de establecimiento de las HMP y el periodo de seguimiento y evaluación
que contemple el proyecto.
• Las proyecciones futuras, teniendo en cuenta que los recursos para el establecimiento de HMP siem-
pre son limitados; sin embargo, es estratégico entregar al propietario toda la información sobre las
HMP potenciales a ser implementadas en su predio (no sólo en términos descriptivos sino también
geográicos). Con esto el propietario puede gestionar recursos en los entes municipales o departa-
mentales y continuar su proceso de planiicación.
Las metas del proceso de planiicación predial participativa deben ser realizar el proceso de
acercamiento a los propietarios; generar la sensibilización sobre la importancia del proceso de planea-
ción de los paisajes rurales; realizar el reordenamiento de la inca para negociar y establecer las HMP;
concertar los mecanismos facilitadores de costo de oportunidad para la inca y formalizar el estable-
cimiento de las HMP y de su mantenimiento en el tiempo, el cual puede ser a través de los acuerdos
de compromiso para la conservación. La propuesta metodología para el desarrollo de este proceso se
fundamenta en los siguientes pasos:
1. Elaboración de la propuesta “menú de HMP” por predio priorizado: Identiicar todos los predios
involucrados en el trazado de las HMP a escala de paisaje que involucran el predio con oportunidad
de conservación. Se deben diseñar a escala de inca (en área, especies, densidades y costos) las
HMP de conservación de acuerdo con los elementos del paisaje que tenga el predio con oportuni-
dad de conservación. Esto se realiza con base en el análisis de coberturas del predio, el mapa de
oportunidades de conservación del paisaje y la información productiva levantada en la encuesta
socioeconómica. En los casos en que es necesario trabajar en incas vecinas para fortalecer el es-
tablecimiento de las HMP de conservación se introduce el concepto de núcleos de conservación, el
cual se deine como una estrategia de conservación que integra una o más incas con oportunidad
de conservación con incas vecinas para potenciar el impacto de las HMP para la conservación en el
paisaje.
2. Acercamiento a propietarios de incas para socializar el proyecto: Los contactos con los propie-
tarios se realizan vía telefónica o escrita. La socialización de la propuesta usualmente se hace de
manera individual, con el propietario o su delegado en la toma de decisiones del predio. La me-
diversidad, los suelos y las aguas. La situación económica actual y la dimensión de las áreas transfor-
madas requieren resultados a corto plazo y con baja inversión de recursos, pero además con una alta
efectividad biológica, económica y social.
Como parte de la experiencia aplicada en el esquema de planeación de los paisajes rurales para
la conservación, se presenta la metodología de restauración enfocada a acelerar los procesos de su-
cesión mediante el empleo de especies nativas. Este enfoque se basa en la restauración de hábitat, la
producción de recursos y el restablecimiento de la conectividad como elementos claves para la conser-
vación de la biodiversidad en paisajes fragmentados.
de la regeneración natural (rastrojo) para facilitar el trazado y las siembras, pero además para dis-
minuir la competencia, luego de la siembra se realizan hasta dos limpiezas por año. Entre las demás
actividades de un protocolo de siembra se encuentran el trazado, marcación de los sitios de siembra
con estacas, la realización de plateos de hasta un metro y medio de diámetro para disminuir la compe-
tencia por herbáceas, ahoyado y siembra del material, en algunos casos con la aplicación de hidrorre-
tenedores, incorporación de micorrizas, aplicación de mezclas de productos orgánicos para disminuir
el estrés hídrico como Cationic, Nitrato de Calcio, Nitrato de Potasio, Nitrato de Magnesio, Melaza
y agua. El mantenimiento comprende resiembras, fertilizaciones (una o dos aplicaciones de fosfato
diamónico DAP, urea y fertilizantes compuestos como el triple 15), aplicación de enmiendas como el
bórax en la siembra de eucalipto por bajos niveles de boro en el suelo, control manual y químico de pla-
gas con aplicación de insecticidas y fungicidas de contacto y sistémicos, algunas veces riego y hasta
colocación de sombra artiicial.
Tanto el establecimiento como el mantenimiento de este tipo de reforestaciones es un procedi-
miento costoso por el tipo de actividades que se realizan en campo, mano de obra, materiales, insumos
y herramientas. Sin embargo, no son pocos los casos en que luego de seguir protocolos tan costosos la
supervivencia alcanza niveles mínimos.
Algunas de estas plantaciones se realizan bajo criterios de bosque protector-productor con es-
pecies comerciales como pino, ciprés, eucalipto, guadua y algunos árboles nativos. Emplear especies
conocidas resuelve problemas de domesticación y asegura la disponibilidad de material para siembra,
disminuye los costos de establecimiento y las pérdidas de material gracias a protocolos de manejo
forestal conocidos. El uso de especies exóticas garantiza el prendimiento del material plantado, así
como uniformidad y rápido crecimiento, pero en algunos casos con fuertes efectos sobre los suelos, las
aguas y la biodiversidad.
Cuando se emplean especies nativas, la selección se hace teniendo en cuenta la oferta del mer-
cado y la facilidad para la consecución de semilla o la siembra. Con frecuencia no se consideran sus
requerimientos ecológicos, de tal manera que especies de bosque maduro son plantadas en monoculti-
vo, a libre exposición solar y casi siempre a través de plántulas que no superan los 20 cm de altura. Bajo
estas condiciones, los programas con especies nativas pocas veces tienen éxito, pues las mortalidades
alcanzan niveles de hasta el 100% en la primera estación seca, las plantas que sobreviven requieren
mantenimientos costosos que deben hacerse por los siguientes 2 ó 3 años.
El escaso éxito de las reforestaciones con especies nativas radica en su uso dentro de sistemas
de establecimiento convencionales, diseñados para especies exóticas con altas tasas de desarrollo y
competencia, teniendo en cuenta que la mayoría de las especies nativas tienen bajas tasa de creci-
miento en sus etapas iniciales incluyendo la de vivero. Entre los factores de fracaso se encuentra tam-
En la práctica, los procesos naturales de sucesión pueden verse afectados por diversos facto-
res, entre ellos la disponibilidad (Muñiz et al. 2006; Zimmermann et al. 2000; Aide & Cavelier. 1994)
y dispersión de semillas (Howe & Smallwood 1982; Galindo et al. 2000), así como la persistencia de
pasturas que actúan como barreras a la sucesión (Nepstad et al. 1996; Holl 2000). La sucesión ecoló-
gica implica cambios progresivos en la composición, estructura y dinámica de las comunidades (White
y Walker 1997; Putnam 1994; Luken 1990; Huston & Smith 1987; Bazzaz 1979; Connell & Slatyer 1977).
El incremento de las especies de bosque maduro está acompañado de una disminución de las especies
de crecimientos secundarios, de igual manera, las abundancias relativas de las especies dominantes
sufren cambios en el tiempo (Huston & Smith 1987) como una respuesta a las perturbaciones (White y
Walker 1997). En este proceso los niveles de variación dependen tanto de factores bióticos como abió-
ticos (Bazzaz 1979), y tanto las perturbaciones como la ocurrencia de eventos estocásticos introducen
una alta impredecibilidad.
La aceleración de la sucesión
La sucesión implica cambios secuenciales en las abundancias relativas de las especies dominan-
tes en una comunidad (Huston & Smith 1987); en un proceso sucesional se presentan variaciones en
las comunidades de plantas gracias a los efectos de la perturbación sobre las diferentes estrategias o
historias de vida (Denslow 1980). Conceptos como direccionalidad, predecibilidad y climax (Clements
1916; 1936), asociados a la sucesión, se han ido quedando atrás, y hoy la sucesión es vista como un
proceso dinámico.
Los patrones de sucesión en los trópicos han sido estudiados de manera permanente en muchas
regiones, avances en su conocimiento son publicados periódicamente; sin embargo, son muchos los
vacíos que aún persisten. En términos generales, los procesos de sucesión secundaria en los trópi-
cos comprenden una invasión inicial por especies de rápido crecimiento que ocuparán los sitios por
lo menos en los siguientes quince años, diferentes mezclas de especies de estados sucesionales más
avanzados se van dando en los siguientes años hasta constituir un bosque secundario (Uhl et al. 1988;
Guariguata et al. 2004; Guariguata & Ostertag 2001; Martínez & Howe 2003). La velocidad con la que los
procesos sucesionales avancen depende de diversos factores tanto bióticos como abióticos, los cuales
no necesariamente son similares a todos los sitios.
Los procesos de restauración requieren el entendimiento de la dinámica sucesional a nivel local;
sólo de esta manera es posible orientar adecuadamente la sucesión en un proceso de aceleración, pues
diferentes factores pueden dirigir la sucesión, aún en trayectorias no deseadas.
Cualquier actividad de restauración que se realice dentro de un ecosistema degradado tiende
a acelerar los procesos de sucesión en mayor o menor medida. Bajo condiciones naturales la sucesión
comprende diferentes cambios que se dan a la largo del tiempo; estos cambios comprenden la coloni-
zación inicial de algunas hierbas y arbustos que posteriormente dan paso a la aparición de los primeros
árboles. Esta secuencia es de gran importancia, especialmente en lo que tiene que ver con la recupe-
ración del suelo, aspecto clave para el establecimiento de especies con mayores requerimientos, su
duración está determinada por varios factores, entre ellos el grado de alteración del suelo (Turner et
al. 1998). Sin embargo, diversas acciones pueden facilitar la aceleración de la sucesión a comunidades
más complejas en menor tiempo, tal es el caso de acciones sencillas como el establecimiento de per-
chas (McClanahan & Wolfe 1993), ya sean artiiciales o incrementando la oferta de perchas naturales
con especies de rápido crecimiento mediante trasplante.
Acelerar sucesión es un necesidad y se requiere convertir áreas degradadas y pasturas aban-
donadas en bosque (Florentine & Westbrooke 2004), proceso que sebe realizarse en el menor tiempo
posible. Acelerar procesos de sucesión signiica romper las barreras a la sucesión y hacerlos más cortos
en el tiempo, tratando de reproducir condiciones de composición y estructura de bosques de mayor
edad. Diversas estrategias combinadas pueden
ser empleadas para la aceleración de sucesión,
entre ellas la siembra de especies catalizado-
ras en altas densidades y con manejo posterior
con raleos, permitiendo una mayor diversidad
de ambientes y un incremento de la riqueza de
especies mayor que en plantaciones sin mane-
jo. Plantaciones poliespecíicas con manejo
posterior, así como la siembra de especies pio-
neras nativas en altas densidades con enrique-
cimientos posteriores, la siembra de especies
de estados sucesionales avanzados para el en-
riquecimiento de áreas de regeneración y el uso
de estacones con alta capacidad de rebrote son
estrategias capaces de generar en corto tiempo
condiciones apropiadas para la biodiversidad.
Puede ser una estrategia aplicable en si-
tios en donde existen presiones constantes por
ganado y otros usos sobre las áreas restauradas,
cuando las tierras tienen un alto valor comercial,
los proyectos exigen resultados a corto plazo o
por la corta duración de los proyectos. La presión ejercida por el ganado se hace más fuerte en épocas
en que los recursos de las incas escasean ya sea por veranos prolongados o por baja calidad o recupe-
ración de las pasturas, cuando estas áreas se dejan en restauración pasiva las cercas son destruidas y
los sitios invadidos por ganado debido a una mayor oferta de alimento, por otro lado puede haber un
incremento de plantas invasoras.
El valor de la tierra, así como el costo de oportunidad, son factores importantes. Un barbecho
permanente por varios años y un proceso de sucesión lento podrían hacer que los propietarios cambien
de opinión respecto a la idea inicial; algunos propietarios no desean ver algunos de sus lotes con-
vertidos en zonas abandonadas. La aceleración de los procesos de sucesión impide que estas áreas
sean utilizadas con ines productivos. Estrategias sencillas como el manejo de las pasturas a través
de especies pioneras intermedias en altas densidades y la siembra de plantas de diferentes estados
sucesionales pueden ser determinantes.
Uno de los factores que hacen necesaria la aceleración de la sucesión es la falta de una inan-
ciación apropiada que permita el desarrollo de proyectos a mediano y largo plazo. Actualmente la i-
nanciación de la mayoría de proyectos de restauración y reforestación se hace a un año y en unos pocos
casos alcanza un tiempo mayor, la necesidad de presentar resultados en tan corto tiempo hace que las
acciones no sean planiicadas, que se empleen especies poco apropiadas y que las técnicas utilizadas
no sean las mejores. En la gran mayoría de los casos los resultados mostrados al inal del proyecto no
existen un año después.
Es precisamente el corto tiempo del que se dispone para sacar adelante los proyectos, lo que
debe obligar a pensar en nuevas alternativas, pues hacer restauración en corto tiempo, por la ruta
adecuada y con buenos resultados es posible y a bajo costo. Mostrar resultados en poco tiempo im-
plica el desarrollo y la prueba de nuevas propuestas para hacer restauración; más que una limitante
debe ser considerada una oportunidad, la aceleración de la sucesión puede producir resultados a
corto plazo y por lo tanto, el compromiso de los propietarios, los inanciadores y las comunidades se
ve recompensado.
Los procesos de sucesión pueden ser manipulados y las rutas de sucesión alteradas, esto requie-
re de un conocimiento de la composición, la estructura y la dinámica de los bosques a nivel local, así
como de los usos actuales y potenciales de las especies. La aceleración y manipulación de la sucesión
pueden plantearse de manera simple como la siembra de especies de estados avanzados de sucesión
en las etapas iniciales del establecimiento (Palmer et al. 1997), sin embargo, esto no es tan sencillo.
Más que introducir especies de estados avanzados se debe buscar el uso de combinaciones de especies
de varios estados sucesionales (modiicación de la perturbación intermedia) buscando niveles inter-
medios de perturbación a través de la complementariedad entre las especies.
A niveles intermedios de perturbación existe una mayor riqueza de especies (Palmer et al. 1997;
Collins et al. 1995; Connell 1978) y mayor diversidad de hábitats; por ello, la restauración en algunos
ecosistemas debe tener como meta niveles intermedios de perturbación y no ecosistemas inalterados.
A lo largo de un proceso sucesional la disponibilidad de recursos luctúa con el tiempo, y por lo tanto
las especies se distribuyen a lo largo de un gradiente de recursos (Connell & Slatyer 1977), y la selección
de estrategias e historias de vida de las especies bajo distintos regímenes de perturbación es constante
(Denslow 1980). Un equilibrio entre perturbación y riqueza tiene implicaciones en la estructura de las
comunidades, así como en su composición y dinámica (Collins et al. 1993), pues las comunidades de
plantas consisten de un mosaico de parches de perturbación (Denslow 1980) que generan diferentes
hábitats.
La aceleración de procesos de sucesión busca proveer en poco tiempo condiciones apropiadas
para el establecimiento de especies de estados intermedios y avanzados de sucesión. Dentro de este
propósito los modelos de facilitación, tolerancia, e inhibición propuestos por Connell & Slatyer (1977) y
Connell (1978) se ajustan como una estrategia para la creación de hábitats. Sin embargo, facilitación,
tolerancia, e inhibición no actúan de forma separada y pueden combinarse o tener efectos variables
sobre el establecimiento de otras especies aún dentro de la misma comunidad (Picket et al. 1987; Ca-
llaway & Walker 1997, Holl 2000; Bruno et al. 2003), por lo tanto, no es apropiado asignar categorías a
cada una de las especies respecto a esta clasiicación. Algunos arbustos y árboles pioneros por ejemplo
pueden tener un papel claramente facilitador sobre el establecimiento de especies leñosas (Barnes &
Archer 1999; Gómez et al. 2004), mientras que en otras no es tan evidente.
Una combinación apropiada de especies de diferentes estrategias y estados iniciales e interme-
dios de sucesión puede favorecer notablemente el establecimiento de especies de estados más avan-
zados. El uso de especies tolerantes a la perturbación puede generar una mayor diversidad de ambien-
tes, permitiendo que un número mayor de especies encuentre un ambiente óptimo para su crecimiento
y reproducción. El enriquecimiento con especies de bosque maduro en fases tempranas de sucesión
puede no ser apropiado, pues los recursos disponibles, así como las condiciones ambientales y de sue-
los para su establecimiento, pueden no estar aún recreadas.
Las poblaciones de microorganismos, por ejemplo, que son básicos en la descomposición de la
materia orgánica y en el ciclo de nutrientes tardan tiempo en encontrar las condiciones adecuadas
para su establecimiento. Las micorrizas pueden jugar un papel muy importante al limitar la presencia
de especies invasoras y promover el establecimiento de especies de estados tardíos de sucesión (Rowe
et al. 2007), requieren de condiciones adecuadas para establecerse, y más cuando los suelos han sido
fuertemente erosionados o compactados por el uso continuo en actividades como la ganadería. Fuen-
tes de microorganismos como el suelo del bosque y la hojarasca descompuesta pueden ser empleadas
semillas en grandes cantidades, algunas especies, pueden no producir semillas por varios años, o si las
producen, lo hacen en muy bajo número y algunas veces es imposible colectarlas por el tamaño de los
árboles, o porque son consumidas o depredadas en el árbol.
En los bosques existen diversas fuentes de semillas, entre ellas las colectadas las colectadas
directamente de los árboles en su etapa de cosecha, las colectadas bajo las perchas de aves y murcié-
lagos, bajo la copa de los árboles dentro del bosque y las colectadas bajo la copa de árboles aislados
en sistemas productivos.
Para evaluar el potencial de los árboles aislados en la producción de plántulas para la restaura-
ción, se evaluó durante seis meses la supervivencia de plántulas desde su germinación bajo la copa de
diez individuos de veinte especies de árboles de bosque maduro aislados en potreros. La supervivencia
de las plántulas fue de sólo el 3,58%, y la mortalidad estuvo asociada a pisoteo y consumo por ganado,
así como por desecación y labores de mantenimiento de potreros.
En general, la regeneración que se desarrolla bajo los árboles aislados en potreros alcanza sólo
unos pocos meses de supervivencia mientras el ganado está fuera o la presión aumenta por la dismi-
nución de la cantidad de pastura. Sólo las especies más resistentes pueden permanecer periodos más
largos de tiempo antes de convertirse en un problema y deben ser erradicadas. Los potreros son una
fuente muy rica en plántulas de numerosas especies de árboles, y pueden constituir una estrategia de
gran importancia en procesos de restauración, a muy bajo costo y alta diversidad.
plantas y permite mayores rangos de maniobra dentro de las especies que se propagan. Característi-
cas que en producción comercial uniforme pueden ser indeseables, en conservación no son tenidas en
cuenta, no porque no importe la calidad de las plantas, sino por la diicultad para la consecución de
semilla de la mayoría de las especies.
Al llevar al campo plantas fuertes y de alturas mínimas de 70 cm producidas en vivero se dismi-
nuye la competencia por las pasturas y otras hierbas, hay una rápida y fácil adaptación, altas tasas
de supervivencia y altas tasas de desarrollo. Bajo el esquema de aceleración de sucesión, sembrando
especies de diversas historias de vida, en mezcla y en proporciones apropiadas para cada sitio, se
reducen los costos de establecimiento por no hacerse mantenimientos, plateos, resiembras, manejo
de competencia, fertilizaciones, o manejo de plagas y enfermedades. Una práctica tan común como la
realización de plateos a los individuos que se siembran a libre exposición puede disminuir considera-
blemente la supervivencia y el desarrollo de las plántulas entre otros por lavado de nutrientes, pérdida
de materia orgánica, compactación, aumento de la temperatura sobre la supericie del suelo causando
pérdida de humedad y muerte de raíces y microorganismos.
La disminución de los costos de estableci-
miento y aumento de la eiciencia permiten in-
crementar las densidades de siembra, pero, para
lograrlo, el vivero debe contar con los elementos
que le permitan mantener las plantas el tiempo
necesario para que se alcancen tamaños apro-
piados de siembra. La selección de sustratos, ta-
maño de bolsas y técnicas apropiadas de manejo
es clave para obtener plántulas de calidad, pu-
diéndose acelerar de manera efectiva el desarro-
llo de las plántulas si se combinan con el manejo
de sombra y el uso de abonos y fertilizantes.
madera, guadua, ladrillos u otros materiales de la zona; en algunos casos basta con recipientes y ca-
jas plásticas para la germinación de unas pocas semillas. Las camas levantadas son útiles y muy ei-
cientes en viveros permanentes en los que se manejan mayores volúmenes de semillas y de especies.
A diferencia de las camas levantadas, las camas bajas son susceptibles a encharcamientos, ataques
de plagas y patógenos, así como a daños por animales domésticos y personas.
Las camas levantadas facilitan el desarrollo de actividades relacionadas con la siembra de las
semillas y el manejo de los germinadores, de igual manera en los procesos de seguimiento y toma de
datos. Camas levantadas a 1,2 m de altura y de 1,2 m de ancho, construidas en guadua o madera y
forradas en plástico han dado excelentes resultados, a la vez que tienen muy bajo costo y alta dismi-
nución del esfuerzo. El tipo de sustrato, la disponibilidad de agua para el riego y un manejo apropiado
son claves para la obtención de buenos resultados.
En la construcción de umbráculos puede utilizarse guadua o madera. En clima frío es necesario
que tanto el techo como los lados estén forrados con plástico para invernadero calibre 8, por ser éste
el más resistente a los vientos. En estas condiciones puede incrementarse varios grados la tempera-
tura interna, favoreciendo no sólo la germinación de las semillas, sino el desarrollo de las plántulas.
En clima cálido es preferible forrar los lados en polisombra o saram para permitir el movimiento del
aire y evitar incrementos innecesarios de temperatura y humedad relativa. Germinadores pequeños y
transitorios pueden ser techados con hojas u otros materiales.
Para brindar sombra en los almácigos de café en la zona cafetera del Quindío se siembran semi-
llas de higuerilla (Ricinus communis) cada 2-3 metros a lo largo de las eras luego del llenado de las
bolsas. Una vez germinan se constituyen en una fuente de sombra a muy bajo costo y con muy buenos
resultados en el desarrollo de las plantas de café. Ésta y otras especies de comportamiento similar
pueden ser usadas como sombrío en los viveros de especies nativas, especialmente en aquellos sitios
en donde la consecución de otros elementos no es fácil.
Las especies de estados avanzados de sucesión requieren más sombra que los demás grupos,
las pioneras en cambio se desarrollan mejor en sitios abiertos, pero se debe ser muy cuidadoso en el
suministro de riego. Cuando el agua escasea es preferible manejar algunos niveles de sombra y evitar
la entrada de vientos fuertes con el establecimiento de barreras con árboles y arbustos de rápido cre-
cimiento o la instalación de cortinas.
La permanencia de cada planta en el vivero depende de sus características, de las característi-
cas de la especie, pero también del manejo que se le haya dado. Plantas con bajos niveles de nutrición
y bajo condiciones no apropiadas de manejo tardan más tiempo.
las. La producción de especies forrajeras para bancos de proteína, follajes, ornamentales, maderas,
alimenticias o nectaríferas son sólo algunas de las posibles necesidades, y el vivero como facilitador
deberá producirlas u orientar su producción y establecimiento.
El vivero en una herramienta muy importante para la conservación de la biodiversidad, aunque
esto no esté ligado a la producción exclusiva de especies nativas. Las especies no nativas tienen un
papel muy importante en la reducción de las presiones sobre algunas especies nativas amenazadas, de
igual manera algunas especies no nativas son más eicientes que las especies nativas en la producción
de recursos empleados por las comunidades.
Propagación vegetativa
En la propagación vegetativa se emplean
porciones vegetativas que han sido extraídas de
plantas y son inducidas para formar raíces, pro-
duciendo plantas semejantes a la planta original
(Wells 1979; Dirr & Heuser 1987; Hartmann & Kes-
ter 1988). La propagación vegetativa es de gran
importancia en el establecimiento de sistemas
productivos pecuarios, ya sea en el estableci-
miento de cercas vivas, como en el estableci-
miento de bancos para la producción de forrajes
(Vargas & Lozano 2008). Estacas y estacones son los dos tipos de estructuras más usados en propaga-
ción vegetativa en los viveros para el establecimiento de herramientas de manejo del paisaje, aunque
algunas veces se emplean porciones basales o de rizomas. Las estacas son porciones vegetativas de
20-30cm, mientras que los estacones, empleados en el establecimiento de cercas vivas son porciones
de tallo entre 1,8-2,2 m de longitud.
La propagación vegetativa en especies nativas es una estrategia útil cuando se presentan li-
mitaciones para la propagación sexual, ya sea por la poca oferta se semilla o por problemas en la
germinación o establecimiento (Vargas & Lozano 2008), de igual manera en la producción de especies
forestales en las que se requiere de grandes cantidades de material genéticamente uniforme (Davies
et al. 1982).
En la producción de material por sistemas vegetativos generalmente se emplean sustancias como
el ácido alfanaftalenacético (hormonagro) para estimular el enraizamiento. La propagación por esta
vía debe estar acompañada por una buena selección del tipo de estacas y de estructuras a propagar; de
igual manera, de las especies, pues no en todas se obtienen buenos resultados, así como los sustratos
y tratamientos.
Desuniformidad en la cosecha. En algunas especies las cosechas son dispersas y los frutos van madu-
rando en pocas cantidades a lo largo de un tiempo largo.
Síndrome de dispersión. La recolección de las semillas de especies dispersadas por viento es un proce-
so difícil, especialmente cuando son especies amenazadas, escasas y de porte alto como el papelillo
(Vochysia duquei). En este tipo de especies, los frutos están ubicados en la periferia de la copa, al
madurar hacen dehiscencia y las semillas son dispersadas por las corrientes de aire; en muchos de los
frutos caídos las semillas han sido depredadas.
Depredación de frutos y semillas. La depredación de frutos en el árbol es alta, haciéndose más notoria
en aquellas especies con fructiicaciones poco generosas. De igual manera, la depredación de semillas
en el piso es elevada por roedores y patógenos, fuera del bosque por el ganado que no sólo consume
algunas semillas, sino que pisotea las restantes.
Poca durabilidad y pérdida de viabilidad. Algunas semillas pueden permanecer bajo las copa de los
árboles aun durante meses, otras en cambio pierden la viabilidad en muy corto tiempo. Los efectos de
los vientos penetrando desde el borde del bosque hacia el interior puede producir desecamiento de las
semillas expuestas; de igual manera las semillas depositadas bajo la copa de los árboles aislados en
potreros pierden rápidamente la viabilidad por desecamiento.
Tamaño de las semillas. Muchas especies de frutos carnosos pequeños producen numerosas semillas
de tamaño menor a un milímetro, este tipo de semillas, como en Miconia, requiere de una recolección
y manejo especial.
Uso de semillas. Semillas de especies como el cedro negro o nogal (Juglans neotropica), mediacaro
(Pouteria lucuma), algunas palmas (Ceroxylon, Prestoea, Syagrus, Wettinia), chochos (Erythrina, Or-
mosia, Mucuna), entre otros, son apetecidas por artesanos para la elaboración de collares y otras ma-
nualidades. Estas semillas son colectadas del campo, y muchas corresponden a especies amenazadas,
de bajas densidades y de difícil consecución. Esta práctica pone en peligro las poblaciones de algunas
especies, pues la semilla disponible para recuperación es cada vez menor.
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L a última fase propuesta en el esquema de planeación del paisaje rural para la conservación de bio-
diversidad consiste en el seguimiento y la evaluación de la estrategia de conservación. En esta última
fase se enfatiza en la importancia de realizar acciones que permitan veriicar el cumplimiento de los
objetivos del proceso de planeación, es decir, mejorar las condiciones en los hábitats, incrementar la
conectividad y contribuir a la conservación de la biodiversidad en el paisaje rural.
El desarrollo del proceso de seguimiento y evaluación en el paisaje rural es una oportunidad
para retroalimentar la estrategia de conservación, por eso se sugiere incorporar este componente
en la evaluación las dimensiones biológica y socioeconómica. Con esto se reconoce que el proceso
de conservación puede generar éxitos o fracasos en los diferentes aspectos tomados en cuenta en la
construcción de la estrategia de conservación; por ejemplo, una HMP podría mostrar que permitió la
conectividad funcional para especies del paisaje, sin embargo, la evaluación económica de la HMP
puede mostrar que su replicabilidad es muy baja o no fue aceptada socialmente. O, en caso contrario,
la HMP puede mostrar en la evaluación un buen desempeño socioeconómico, pero su eicacia biológi-
ca para la conservación puede ser baja o nula. Entonces, todo este análisis producto del seguimiento
será un elemento fundamental para evaluar y generar aprendizajes que posibiliten mejorar la estra-
tegia de conservación en otro ciclo del proceso de planeación para la conservación o para aportar
lecciones aprendidas a otros procesos de réplica en otros paisajes rurales del país
se deben seleccionar especies que indiquen el avance de las acciones de conservación y las condi-
ciones inales a las que se quieren llegar (Kremen 1994); por ejemplo la aceleración de la sucesión se
puede dividir en tres grandes etapas: la etapa inicial: áreas abiertas o degradadas enriquecidas con
especies pioneras (entre 0 a 2 años de restaurada); en esta etapa se espera encontrar dominancia de
especies generalistas, tolerantes a los cambios de temperatura, humedad y poca cobertura arbórea,
poco exigentes en sus requerimientos de alimentación y anidación. Etapa intermedia: (entre 2 - 5
años), en esta etapa se espera encontrar un ensamblaje de especies generalistas de áreas abiertas
y algunas especies comunes asociadas a bordes de bosque, fragmentos y cañadas. Finalmente una
etapa avanzada: bosques secundarios (entre 5 a 10 años) en esta etapa se espera encontrar especies
que se encuentran asociadas a hábitats con cobertura arbórea o que su abundancia se ve favorecida
por la presencia de cobertura arbórea nativa y la oferta de recursos.
El seguimiento a especies objetivo para el seguimiento y evaluación se debe realizar en las mis-
mas etapas temporales, estas especies pueden ser deinidas con base en la información biológica
generada en la fase de oportunidades o por el conocimiento de la historia natural de las mismas. Sin
embargo, es importante deinir los conjuntos de especies esperados para cada fase del proceso de
evaluación en cada HMP y hábitats circundantes antes del inicio de la implementación de la herra-
mienta.
Los grupos de especies sombrilla de aves para la evaluación de HMP pueden ser diferentes de-
pendiendo de la HMP y del contexto del paisaje, de tal forma que, en HMP ligadas a elementos bos-
cosos, se podrían utilizarán especies de aves con mayores requerimientos de hábitat, baja capacidad
de movimiento y presentes en fragmentos de bosque grandes. Para las HMP que se establecieron en
cultivos y potreros, cercos vivos y sistemas silvopastoriles, se recomienda un grupo de especies que
no demanden requerimientos de hábitat altos.
La mayor parte de las lauráceas son especies de interior, es decir, de bosques maduros o estruc-
turalmente capaces de aportar las condiciones ambientales necesarias para su germinación y desa-
rrollo. Otras, en cambio (especialmente algunas especies de Cinnamomum y Nectandra), son capaces
de desarrollarse en ambientes menos conservados, encontrándoseles en bordes de bosques, bosques
secundarios o en pequeños matorrales.
La evaluación de las estrategias de restauración requiere de la selección de grupos o de espe-
cies que sirvan para indicar los avances del proceso; uno de estos grupos claves puede ser el de las
lauráceas. Aunque las lauráceas no corresponden a estados iniciales de los procesos de sucesión, sí
responden muy bien al mejoramiento de las condiciones a través de estrategias de restauración, y
al incremento en las poblaciones de dispersores, es decir, que si el sitio ha sido restaurado adecua-
damente, las lauráceas podrán establecerse, de lo contrario, se verán severamente afectadas en su
establecimiento y desarrollo.
Por otra parte, una secuencia apropiada de restauración debe considerar la propagación de
especies pertenecientes a tres estados sucesionales básicos: pioneras efímeras (recuperación bá-
sica), especies de sucesión secundaria (hábitat, recursos, estructura) y especies de bosque maduro
(recursos, composición, estructura, especies amenazadas, etc.).
La evaluación y el seguimiento de procesos de propagación se basa en la selección de especies
claves dentro de cada una de las historias de vida, y debe considerar aspectos como:
• Información general para cada especie:
- La identidad de las especies. Se hace monitoreo sobre especies colectadas e identiicadas.
- Procedencia de las semillas. Localidades, sitios.
- Colectores. Personas encargadas de la colección en campo.
- Usos. Se reiere a los usos actuales y potenciales de las diferentes especies.
• Información sobre los frutos: peso, medida y manejo.
• Información sobre las semillas: tamaño, peso y manejo.
• Aspectos relacionados con la siembra: tipo de substrato empleado, modo de siembra (forma, dis-
tancias, densidades), manejo.
• Aspectos relacionados con la siembra: tipo de substrato, modo de siembra (forma, distancias,
densidades) y manejo.
• Aspectos relacionados con la germinación: tiempo (inicio y inal), tasas, manejo, problemas itos-
anitarios y observaciones generales
• Aspectos relacionados con el desarrollo de las plántulas: seguimiento, desarrollo en altura, com-
portamiento, mortalidad, problemas itosanitarios y manejo.
Manejo en vivero
El manejo en vivero es uno de los cuellos de botella en la propagación de especies nativas. Bajas
tasas de supervivencia y desarrollo son comunes cuando no se consideran los requerimientos espe-
cíicos de las plantas nativas; un manejo poco apropiado puede ser el camino más rápido al fracaso.
Una evaluación permanente puede indicar en qué aspectos se está fallando; de igual manera, aporta
información sobre el comportamiento de las especies nativas.
Factores claves del manejo de especies nativas indican que la producción de plantas para res-
tauración debe comprender la producción simultanea de las diferentes historias de vida, y que los
tiempos de permanencia en el vivero no son iguales, por lo tanto la producción debe ser planiicada y
organizada, de tal manera que para cada fase se disponga de las especies adecuadas y en las canti-
dades necesarias.
El manejo en vivero debe reportar información útil que aporte respuestas y soluciones a proble-
mas itosanitarios, manejo de sombras, fertilizantes y abonos, de riegos y de sustratos, aplicación de
micorrizas, y aspectos generales del manejo de las plantas.
Un esquema organizado debe registrar las entradas de material según la procedencia, por
ejemplo, desde las camas de germinación del vivero del proyecto, a través del rescate de plántulas,
por compra, donaciones, intercambios, etc. Esta información debe estar contenida en formatos que
permitan hacer un seguimiento del vivero y de su producción.
Siembra
La siembra en campo debe obedecer a un plan perfectamente organizado; debe corresponder
a una secuencia de tal manera que especies con altos requerimiento no sean llevadas a campo hasta
que no existan las condiciones apropiadas para su establecimiento. La planiicación de las siembras
se hace de acuerdo con lo que se quiere y siguiendo las siguientes fases: las primeras en ser sembra-
das son las especies pioneras efímeras; la segunda fase comprende las especies pioneras intermedias
y la tercera fase las especies de interior en los casos en donde las pioneras efímeras no son necesa-
rias. Se parte de una colonización principal con pioneras intermedias.
Registros de siembra por sitio y por especie aportan información sobre la diversidad, las den-
sidades y los costos del establecimiento. Parcelas para la evaluación deben será establecidas me-
diante el marcaje de individuos de las especies claves para ser seguidos en el tiempo el formato debe
contener información básica como (Tabla 6.1):
Procedencia del material (sitio, vereda, inca) Especie Individuos Fecha siembra Observaciones
Seguimiento
Comprende el seguimiento que sobre las plantas sembradas en campo se hace durante un pe-
riodo de tiempo. Este seguimiento sobre las plantas está enfocado en dos aspectos: sobre la super-
vivencia y sobre el desarrollo en altura. Aspectos relacionados con el estado itosanitario, adapta-
ción, relaciones, entre otros, deben ser reportados dentro del seguimiento. Estas dos variables son
las más sencillas de evaluar y aportan información muy valiosa para medir el éxito o fracaso de una
estrategia.
En general, el seguimiento se hace sobre una muestra de individuos (50 individuos es un número
apropiado) de cada una de las especies deinidas como claves u objeto de evaluación; se inicia con
datos a partir del momento de la siembra deinitiva en campo. Un formato adecuado para este pro-
pósito debe incluir la siguiente información (Tabla 6.2):
Seguimiento de plántulas
Las plántulas sembradas dentro de las fases de restauración deben ser evaluadas en cuanto a
su capacidad de adaptación, datos de supervivencia y desarrollo. Evaluaciones semestrales durante
el primer año y posteriormente anuales hasta el quinto año aportan suiciente información. Los as-
pectos más importantes para el seguimiento deben comprender:
El rescate de plántulas: Éste puede llegar a ser una alternativa viable, siempre y cuando no con-
sidere incursiones dentro del bosque para recolectar material de manera irresponsable y exagerada
bajo la copa de los árboles. Entre las fuentes más comunes y sin efectos negativos se encuentran los
bordes de caminos, taludes, sistemas productivos y bajo la copa de árboles aislados. Se deben eva-
luar en vivero aspectos como la supervivencia y el desarrollo de las plántulas rescatadas en campo. Se
sugiere que al menos una muestra de cada especie sea marcada y seguida (Tabla 6.3).
Fenología
Especie Individuos Fecha Altura DAP Observaciones
Flores Frutos Ninguno
y factores climáticos y de suelos. Todas las especies son susceptibles al trasplante, sin embargo, las
técnicas pueden ser demasiado complicadas para lograr la supervivencia de algunas especies. A tra-
vés de la siembra de plantones se puede acelerar la sucesión durante varios años, y la restauración de
la conectividad y la reconstrucción de hábitat pueden ser más rápidas y eicientes. Los costos de esta
técnica son bajos, pero deben ser evaluados para cada condición. Tablas como la siguiente aportan
información clave (Tabla 6.4).
Plantas nodrizas: El uso de plantas nodrizas es una técnica empleada en ambientes muy secos,
sin embargo, en los Andes existen de manera natural en todos los ecosistemas. El papel de las nodri-
zas es crear micrositios en los cuales puedan establecerse especies con requerimientos tales que no
le permiten establecerse en sitios abiertos. Bajo las nodrizas, las condiciones ambientales, así como
aspectos físicos y químicos del suelo, y establecimiento de microorganismos se ven favorecidos. Su
uso para el establecimiento de especies de bosque maduro es de vital importancia; por esto, una
evaluación detallada permite obtener información relevante.
Enriquecimiento y suplementación: A través de estos procedimientos se incrementa la composi-
ción de algunos sitios, especialmente remanentes, cañadas y bosques secundarios. El uso de especies
de interior, con altos requerimientos de hábitat, mejora notoriamente las condiciones del interior de
los bosques, permite el rescate de especies amenazadas e incrementa el número de especies para la
producción de recursos para la fauna. A través del enriquecimiento y de la suplementación se pueden
rescatar especies con bajas densidades poblacionales. Una combinación de estrategias como rescate
de plántulas y un seguimiento fenológico riguroso aseguran una buena disponibilidad de propágulos
de este tipo de especies.
El uso de las lauráceas como grupo objetivo para el seguimiento y la evaluación permitirá apre-
ciar y evaluar la respuesta del ambiente a las estrategias diseñadas y establecidas, por lo tanto cada
una de las estrategias debe ser evaluada tanto en su capacidad restauradora, así como en sus costos
y rapidez para lograrlo. La restauración debe ser un proceso sencillo, práctico y económico, y sus re-
sultados deben lograr la mayor y mejor reconversión de un ecosistema degradado en uno apropiado
para el establecimiento de las especies que habían desaparecido.
de gran utilidad en la medida en que pone en evidencia el costo de oportunidad que asumiría el parti-
cular (propietario) si decide establecer las HMP en su predio, o la compensación que habría que asig-
narle si se quiere llevar a cabo el proyecto. Por lo tanto, los resultados del análisis costo-beneicio,
desde el punto de vista de los beneicios netos privados, se complementan con estimaciones intangi-
bles de esos impactos sociales (ambientales), aunque sea de forma cualitativa.
En el marco del esquema de planeación que se plantea en el presente documento, la evaluación
socioeconómica se hace bajo la siguiente premisa: las HMP son sostenibles en la medida que sean
viables económica y socialmente, es decir, que el balance neto de los costos y beneicios económicos
de su implementación, mantenimiento y aprovechamiento sea positivo, siempre que dicho balance
positivo sea percibido por sus usuarios (propietario-quien toma la decisión, administradores/agre-
gados-quienes operan y mantienen la solución).
En este sentido, interesa conocer tanto la información técnica que veriica el aporte inanciero
y económico de las HMP a la unidad productiva, como la percepción de los usuarios de las HMP de este
aporte. Para conocer los beneicios y los costos privados y sociales asociados a las HMP que percibe
el propietario-productor se requiere:
a. Conocer el lujo de ingresos y costos de su
sistema productivo o de su unidad producti-
va. Esto con el in de saber cuál es el costo de
oportunidad productivo de aquellos predios
en los que el establecimiento de HMP implica
cambios en el uso del suelo, como cesión de
áreas productivas para conservación.
b. Conocer la demanda (uso directo) de recur-
sos naturales maderables del predio, con el
propósito de estimar el aporte económico
(cuánto) de las HMP establecidas. La made-
ra y la leña tienen valores de mercado debido
a que son insumos de la producción y por lo
tanto se cuantiican en el lujo de caja de in-
gresos y costos del sistema productivo.
c. Conocer otros usos directos de los recursos
naturales del predio que son afectados posi-
tivamente por las HMP, para saber cuál es el
aporte/beneicio que los propietarios reco-
nocen en las HMP. Por ejemplo saber si consideran que las HMP mejoran la calidad y cantidad del
recurso hídrico.
d. Conocer otros valores indirectos (usos indirectos) que los propietarios perciben (hacen) de las
HMP, para saber cuáles son los beneicios intangibles que los propietarios valoran de las HMP. Por
ejemplo: paisaje, conservación de biodiversidad, regulación climática, etc.
e. Conocer la percepción de los propietarios sobre otras externalidades generadas por las HMP. Para
saber, por ejemplo, si perciben que la presencia de las HMP valoriza o desvaloriza el predio.
f. Conocer la disposición de los propietarios por mantener las HMP en el tiempo.
g. Conocer la disponibilidad a pagar (invertir) en el mantenimiento de las HMP.
En concreto, con la técnica de evaluación inanciera se identiican los ingresos y egresos “di-
rectos” atribuibles a la realización del proyecto, y, en consecuencia, la rentabilidad generada por
el mismo. La evaluación inanciera analiz el proyecto desde la perspectiva de generar rentabilidad
inanciera y su lujo de fondos (Mokate 1998).
Para la formulación de los modelos de análisis inancieros se requieren los siguientes pasos:
Seleccionar las incas tipo y las combinaciones de HMP y de acciones complementarias implemen-
tadas en las incas; deinir los parámetros de producción y de ingresos y gastos; estimar los costos
de establecimiento, mantenimiento y aprovechamiento de las combinaciones tecnológicas de HMP y
acciones compensatorias; estimar los ingresos productivos en presencia de las HMP. Con base en la
anterior información se construyen lujos de caja para cada una de las incas tipo y, por último, se
hace un análisis de sensibilidad.
Finalmente, el análisis de los modelos inancieros, acotados por valoraciones no monetarias
de externalidades positivas generadas por la implementación de las HMP, provee elementos de juicio
para la toma de decisiones sobre la viabilidad social, económica y inanciera del proyecto.
lisis de costo de oportunidad, es decir, se toman datos promedio de la rentabilidad por hectárea
del sistema productivo ganadero extensivo, intensivo, semiintensivo, se revisa cuánta es el área
afectada y se analiza el impacto de las acciones compensatorias.
mentos de juicio para saber si se logró el nivel de apropiación esperado por parte de los actores.
En resumen, la reconstrucción debe ser el elemento y punto de partida para el diseño de una
propuesta de coordinación interinstitucional donde se identiiquen el papel de cada actor en función
de la sostenibilidad de la estrategia de conservación. Con esto se considera cerrado el ciclo de la
planeación para la conservación que puede ser evaluado en otro momento o en otro ciclo de la pla-
neación a una mayor escala en el paisaje rural.
Literatura citada
Cascante, A., M. Quesada, J. J. Lobo, and E. A. Fuchs. 2002. Effects of dry tropical fragmentation on the repro-
ductive success and genetic structure of the tree Samanea saman. Cons. Biol 16:137–147.
Kremen, C. 1994. Biological inventory using target taxa: a case study of the butterlies of Madagascar. Ecologi-
cal Applications 4: 407-422.
Metzger J.P. 2006. How to deal with non – obvious rules for biodiversity conservation in fragmented areas. Natu-
reza & Conservação - vol. 4 - n.2 - Octubre 2006 - pp. 125-137
Mokate, K. 1998. Evaluación inanciera de proyectos de inversión. Universidad de los Andes. Facultad de Eco-
nomía. BID. 1a. edición. Bogotá.
Renjifo L.M. 1999. Composition Changes in a Subandean Avifauna after Long-Term Forest Fragmentation. Con-
servation Biology. 13:1124-1139.
Introducción
En su plan de acción trienal 2007-2009, la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca
(CAR) deinió un programa de manejo y conservación de ecosistemas estratégicos y su biodiversidad,
en el cual se desarrollarán acciones tendientes a la conservación de los principales ecosistemas estra-
tégicos del departamento.
Igualmente la Corporación ha declarado áreas protegidas en su jurisdicción, dentro de varias ca-
tegorías de manejo, entre las que se cuentan la Reserva Forestal Laguna de Pedro Palo–Cerro de Manjuí,
en los municipios de Bojacá y Tena, así como el Distrito de Manejo Integrado (DMI) Cuchilla de Peñas
Blancas y El Subia, ubicado en los municipios de Viotá, San Antonio y el Colegio. También se encuentra
en esta zona la Reserva Forestal Protectora denominada Cuchilla Peñas Blancas. Estas iguras de con-
servación cuentan con una zoniicación ambiental producto de un plan de manejo formulado.
Debido a su importancia ambiental, se ha considerado necesario asegurar su funcionalidad a
través de la implementación de herramientas de manejo de paisaje (HMP) que garanticen la conserva-
ción de la biodiversidad y la provisión de servicios ambientales esenciales como la oferta y regulación
hídrica.
En los planes de manejo ambiental se establece una estrategia que tiene relación con la pro-
puesta planteada, con base en la regulación del ciclo hidrológico y la producción sostenible para el
caso del DMI. Así mismo se plantea un programa de restauración, que contempla labores de restaura-
ción y de enriquecimiento en diferentes áreas de importancia ambiental. Por otra parte, en el frente de
producción agropecuaria para el DMI, se incluyen los programas de manejo agropecuario sostenible,
para la promoción de alternativas agroforestales y el establecimiento de sistemas silvopastoriles, en-
tre otras acciones.
Por su parte, el Instituto Humboldt desarrolló desde 2004 un esquema metodológico para la pla-
neación del paisaje rural que contempla el diseño y la implementación de herramientas de manejo del
paisaje, las cuales buscan asegurar, en un entorno de paisajes transformados, muchos de ellos asocia-
dos a las áreas protegidas, la conectividad biológica que permita que estos ecosistemas cumplan su
función de protección y mantenimiento de las funciones ecológicas.
Este esquema de planeación hace una lectura del territorio desde la escala de paisaje, consi-
derando las características biológicas y socioeconómicas, para generar una propuesta de estrategia
de conservación. El proceso comienza con el análisis del territorio y la identiicación de oportunidades
de conservación, como elementos claves para el diseño e implementación de herramientas de manejo
del paisaje. En el caso de la región de estudio, se considera relevante aplicar las metodologías men-
cionadas para desarrollar aspectos claves del plan de manejo, como son las labores de restauración,
enriquecimiento de áreas de importancia ambiental, el establecimiento de alternativas agroforestales
y sistemas silvopastoriles, entre otras, que además de mejorar los aspectos de la planeación ambien-
tal de los paisajes rurales, procuran mejorar las condiciones de los servicios ambientales. Estas pro-
puestas reconocen los requerimientos de los productores, pero además contribuyen al ordenamiento
territorial en asocio con entidades locales y regionales, que permiten generar un conjunto de acciones
coordinadas y concertadas para orientar la transformación, conservación y utilización del paisaje, que
contribuya a la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad. Las acciones así establecidas
permiten desarrollar varios preceptos promovidos en el plan de manejo ambiental, como son la conser-
vación y recuperación de los recursos naturales, el conocimiento y la protección de biodiversidad, así
como el manejo integral de los recursos.
área de estudio
La Reserva Forestal Protectora Productora Laguna de Pedro Palo tiene una extensión de 124,8
hectáreas (ha) ubicadas en jurisdicción de los municipios de Tena (vereda Catalamonte), La Mesa (ve-
reda Buenavista) y Bojacá (vereda Chilcal). Se encuentra ubicada a una hora de Bogotá, por la vía que
conduce a La Mesa, tomando la vía Roblehueco a 5 kilómetros al norte del casco urbano de Tena. El
Distrito de Manejo Integrado está localizado en jurisdicción del departamento de Cundinamarca, sobre
el lanco occidental de la cordillera Oriental, ubicado en la divisoria de aguas de la cuenca baja del río
Bogotá y un pequeño sector en su parte más norte en la divisoria de aguas de la cuenca del río Negro
(Mapa 7.1).
El área de interés deinida por la CAR para el diseño del esquema de planeación de los paisajes se
encuentra en un área que va de los 3.200 m en el cerro Manjuí hasta los 1.700 m en el sector occidental
del DMI, en el límite del municipio de San Antonio del Tequendama. El área para el establecimiento de
las HMP se encuentra en los municipios de Bojacá y Tena, con jurisdicción directa a la Reserva Laguna
de Pedro Palo.
La Reserva Forestal Protectora Productora Laguna de Pedro Palo fue declarada en el año de 1989
bajo el Acuerdo CAR 38, con las siguientes coordenadas geográicas: latitud Norte 4°41’20” y longitud
Oeste 74°23’37”. (Pérez & Ramírez 1994).
955.000 970.000
74°25'W 74°20'W
ANOLAIMA FACATATIVÁ
MADRID
CACHIPAY
4°45'N
4°45'N
DMI Sector Salto de
Tequendama Cerro Manjui
1.015.000
1.015.000
ZIPACÓN
BOJACÁ
LA MESA
RFPP Laguna de
TENA
Pedro Palo
4°40'N
4°40'N
SAN ANTONIO DE
TEQUENDAMA
EL COLEGIO
1.000.000
1.000.000
4°35'N
4°35'N
74°25'W 74°20'W
955.000 970.000
"RESERVA FORESTAL Protectora-Productora Laguna de Pedro Palo - IGAC, 2007. División políticoadministrativa, escala 1:100.000.
Límite del Distrito de Manejo Integrado Sector - CAR, 2009. Áreas protegidas declaradas del SIRAP CAR, escala desconocida.
PROTECTORA-PRODUCTORA Salto del Tequendama y Cerro Manjui
- SRTM, 2002. Modelo digital de elevación del terreno y modelo de sombras,
resolución: 90 m.
LAGUNA DE PEDRO PALO" NOTA: Cualquier inconsistencia en la superposición
ECU ADOR BRASIL
cartográfica corresponde a la diferencia de escala de las fuentes
Matices hipsométricos
PERÚ
0 1.500 3.000 Km
0 1.000 2.000 3.000 4.000 5.686 msnm
Mapa 7.1. Mapa de localización de la Reserva Forestal Protectora Productora Laguna de Pedro Palo
Por otro lado, el Distrito de Manejo Integrado declarado bajo el Acuerdo CAR 43 de 1999, con
un área de 106.41,61 ha, está localizado en jurisdicción del departamento de Cundinamarca, sobre el
lanco occidental de la cordillera Oriental, ubicado en la divisoria de aguas de la cuenca baja del río
Bogotá y un pequeño sector en su parte más norte en la divisoria de aguas de la cuenca del río Negro.
Su polígono se encuentra en alturas que van desde los 3.200 msnm en el cerro Manjuí y los 3.000 msnm
en el cerro Negro, a los 1.700 msnm en el sector occidental del DMI, en el límite del municipio de San
Antonio del Tequendama (CAR & AGS Ltda. 2005).
geología y geomorfología
La zona de estudio se encuentra localizada en un sector de depósitos sobre un basamento poli-
metamórico sucedido durante el periodo Cretácico en lo que era anteriormente una cuenca marina.
La zona se encuentra en las formaciones Simijaca (Kss) y Guadalupe; la primera se caracteriza por una
sucesión de arcillolitas laminadas de color negro a gris oscuro con delgadas intercalaciones de cuar-
zoarenitas con matriz arcillosa en espesores que no superan los 5 cm. El sector superior de la secuencia
se caracteriza por la presencia de limolitas de cuarzo y cuarzoarenitas de grano medio, importante en
la medida que conforma buena parte del territorio que hace parte de las áreas de drenaje que con-
luyen hacia el occidente a la cuenca del río Bogotá; la segunda se encuentra predominantemente
compuesta de areniscas cuarcíticas, con grano variable en tamaño de medio a grueso y su base y tope
están deinidos por la última de las lodolitas del Grupo Villeta y la primera ocurrencia de lodolitas de la
Formación Guaduas (CAR & AGS Ltda. 2005).
Climatología
La distribución de la precipitación en la zona puede catalogarse como bimodal, adquiriendo sus
máximos valores entre los meses de abril y julio, la cual decrece entre agosto y septiembre y asciende
en los meses de octubre y noviembre. En los meses de diciembre, enero y febrero se presentan los ni-
veles más bajos de precipitación. Las máximas precipitaciones se presentan en la estación Manjuí en
los meses de abril con 445,5 mm, en mayo con 446,5 mm y en noviembre con 450 mm.; en la estación La
Esperanza, en los meses de octubre con 461,4 mm y en abril con 412,9 mm y en la estación Venecia en
el mes de noviembre con 440,5 mm. Los meses más secos son enero, febrero, mayo, julio, septiembre y
diciembre con precipitación de 0 mm.
La zona de estudio está ubicada en la transición de templado a frío y húmedo a muy húmedo,
caracterizada por la presencia en las zonas altas del DMI por Cavendishia cordifolia ubicada entre los
2.000 y 3.500 m y la desaparición de ésta y la aparición en la zona baja de la Reserva de Persea ameri-
cana la cual se ubica entre los 0 a 1.800 m (Mahecha et al 2004).
Hidrología e hidrografía
La microcuenca de la Reserva Laguna de Pedro Palo es un sistema endorreico aislado, ubicada
en la cuenca de tercer orden río medio Bogotá, cuyo principal aporte de agua lo recibe de la lluvia
y del agua de escorrentía supericial. La quebrada Campo Hermoso, que se desprende del cerro del
mismo nombre, es el aluente más importante de la laguna; tiene una longitud de 1.186 m y un caudal
medio permanente de 1,5 LPS. Paralelo a éste, desciende un pequeño drenaje aluente de la quebra-
da, cuya desembocadura se encuentra muy cerca, a la conluencia de la quebrada Campo Hermoso
con la laguna, en las coordenadas N: 1’010.065 – E: 965.592. Separada e intermitentemente hay dos
quebradas invernales registradas por el servicio de hidrometerología de la CAR como No. 1 (0,89 LPS)
y No. 2 (1,03 LPS).
Características socioeconómicas
La zona de la reserva forestal Laguna Pedro Palo y el Cerro de Manjui, en el área de inluencia del
proyecto, está representada por dos veredas principales denominadas Catalamonte del municipio de
Tena, en el sector de la laguna, hasta la vía principal que conduce a Bogotá y el sector de Roble Hueco
en el sector del cerro Manjui en los límites de los municipios de Tena y Bojacá. En general, la zona tiene
fácil acceso, pues cuenta con vías de ingreso en muy buenas condiciones que llegan a conectar todas
las áreas del territorio.
En la zona existen dos escuelas principales a donde asisten niños de las viviendas vecinas. Así
mismo, en el sector se cuenta con varias tiendas locales que abastecen de productos los hogares y las
incas allí ubicadas. No existen medios de transporte público, por lo que algunos vecinos prestan el
servicio por pedido en motos o vehículos particulares. Tan solo, una vez a la semana existe un vehículo
que hace la ruta Tena–Bojacá atravesando la cordillera a través del cerro Manjui, por vía rural.
Los predios
En el área de estudio existe un alto porcentaje de propietarios que habitan comúnmente sus
incas, hecho éste que asegura la toma de decisión de forma directa de los propietarios. En el mismo
sentido existe un número de propietarios que son nativos de la zona y que permanentemente viven y
desarrollan actividades productivas en sus predios. Sin embargo, un porcentaje de propietarios habita
por fuera de los predios, principalmente en Bogotá, hecho que se ve favorecido por su cercanía y fácil
acceso, pero en su mayoría son propietarios que hacen presencia en la inca en ocasiones, varias veces
a la semana o al menos los ines de semana. En general es común encontrar que los propietarios co-
rresponden a herederos de antiguos propietarios de grandes extensiones que han dividido los predios,
resultado de procesos de sucesión. Por ello, es común encontrar predios vecinos de familiares.
Los predios en general van de medianos a grandes y en un bajo porcentaje resultan ser pequeños,
principalmente en el sector de Roble Hueco. En algunas áreas se pueden notar viviendas de forma con-
tinua formando caseríos y en otras áreas incas de extensión importante.
Las actividades productivas principales son la ganadería de forma extensiva para carne y leche
y algunos cultivos como arveja que se presentan en ocasiones cuando el precio es bueno y el clima
permite un buen desarrollo. Sin embargo, ya no es tan común ver cultivos, los cuales vienen siendo re-
emplazados por la ganadería. Asimismo, existen cultivos poco representativos como la feijoa en pocas
incas.
En los predios, al igual que en las áreas productivas, también se encuentran remanentes de bos-
que, los cuales se encuentran principalmente en zonas aledañas a nacimientos de agua y franjas de
cañada, que en términos generales se pueden observar en buen estado. Es muy común encontrar cercas
vivas con especies de fácil prendimiento por estacones. Sin embargo, aún existen cercas divisorias
de potreros y linderos de inca establecidos como
cercas muertas.
La conservación de la biodiversidad debe ser un aspecto clave en los planes de desarrollo y or-
denamiento territorial local y regional. El mantenimiento de la biodiversidad repercute directamente
sobre los bienes y servicios que ésta presta (ej. regulación de agua, prevención de erosión, fuente de
materias primas, entre otros). En este sentido, la planiicación a escala de paisaje para la conserva-
ción de la biodiversidad es un aporte importante para el desarrollo sostenible en un territorio. Por ende,
el desarrollo de estrategias de conservación de biodiversidad que propendan por mantener, mejorar,
preservar y utilizar sosteniblemente la biodiversidad en los paisajes rurales será eicaz en la medida
en que sea incluyente, participativa y concertada. De esta manera se podrán lograr procesos viables y
replicables, y que representen y se ajusten a las condiciones propias de cada región.
Esta propuesta pretende apoyar y complementar la iniciativa de la CAR de trabajar en acciones
de restauración en algunas de las principales áreas estratégicas del departamento de Cundinamarca,
con el objetivo de conservar su biodiversidad y a la vez aportar a la regulación sostenible de los servi-
cios ambientales que prestan. El grupo de paisajes rurales propone aplicar el esquema de planeación
de los paisajes rurales para orientar este proyecto aportando la experiencia adquirida en seis años de
procesos en paisajes rurales de los Andes colombianos.
raras o consideradas claves en procesos ecológicos. Estacas u otro tipo de propagación vegetativa se
excluyeron del manejo de especies amenazadas y especies claves por la baja diversidad genética que
se incluye en los bosques. Estacones entre 1,8-2,5 m fueron empleados en el establecimiento de cercas
vivas y en el enriquecimiento de bosques secundarios. Estacas de distintas longitudes se emplearon
en procesos de restauración bajo el esquema de aceleración de sucesión, establecimiento de plantas
catalizadoras, plantas con alta capacidad colonizadora usadas en el manejo de áreas críticas o de
plantas invasoras como los pastos (kikuyo por ejemplo).
ción que han sufrido los remanentes y las cañadas, esto hizo más necesaria la integración de áreas en
las que todavía existían buenos remanentes de biodiversidad con el in de promover la conectividad
hacia áreas poco usadas pero con alto potencial.
El proceso metodológico de planiicación de paisajes rurales se basa en caracterizaciones
biológicas y socioeconómicas para identiicar los sitios con mayor oportunidad de conservación. La
identiicación de oportunidades de conservación toma como base la información biológica obtenida
en las caracterizaciones y la información socioeconómica de las encuestas para deinir los índices de
valor de conservación y de viabilidad socioeconómica. A partir de ahí se inicia un proceso de planii-
cación predial participativo con los propietarios, la implementación de las herramientas de manejo
de paisaje (HMP) y su posterior evaluación.
La metodología puede prever cambios en su aplicación que permitan una mayor lexibilidad de
acuerdo con las condiciones encontradas en campo, de tal manera que si la información biológica o
socioeconómica no es suiciente o no tiene la fuerza suiciente para deinir las oportunidades de con-
servación o priorizar sitios, estas pueden deinirse apoyándose en las características del territorio,
en la identiicación de sitios claves, o mediante otros indicadores como oferta de agua, potencial de
conectividad o por su capacidad para complementar estrategias y herramientas ya establecidas, y
ese es el caso del sector laguna de Pedro Palo y el cerro Manjui.
La deinición de oportunidades de conservación en este tipo de situaciones se basa en un reco-
nocimiento del territorio desde su composición ecosistémica, coberturas, estado de las coberturas,
oferta de agua y estado de las coberturas sobre las fuentes de agua, conectividad del paisaje, per-
turbaciones, presencia de elementos importantes de lora en los sistemas productivos y en las cober-
turas de bosque, usos del territorio, entre otros.
Con base en la información biológica de la zona y las caracterizaciones rápidas se consideraron
los remanentes de bosque y las franjas riparias localizadas en los diseños de rutas previas del corre-
dor como elementos de importancia para la conservación, es decir, con valor de conservación, desde
lo biológico, pues es allí donde se albergan los mayores porcentajes de biodiversidad asociada a estos
territorios. Este hecho permitió en campo diseñar las diferentes rutas que modiicaban el diseño pre-
vio de lo que se esperaba implementar como un corredor de conexión estructural entre los diferentes
fragmentos de bosque ubicados en medio de las dos áreas estratégicas. Sin embargo, es importante
mencionar que dicha situación correspondía a una parte de la estrategia, pues es claro que espacia-
lizar los sitios de conexión y deinir los diseños inales (rutas) depende de las negociaciones y concer-
taciones con los propietarios de las tierras o predios.
En términos generales para el presente caso, el establecimiento de conexiones en el territorio
debía conducir al mejoramiento de las condiciones y características de las coberturas y la conecti-
vidad existente, más que a su incremento. Una de las causas por las que las coberturas no estaban
siendo eicientes en el mantenimiento de la diversidad era su escasa complejidad debida a factores
de uso principalmente y, aunque existían vacíos de conectividad, estos pasaban a un segundo pla-
no si se lograba canalizar las acciones al mejoramiento de las coberturas claves. La calidad de los
remanentes se degrada a medida que se extraen especies claves para su estabilidad, entre ellas las
especies del dosel ya sea de especies de bosque maduro, como en los remanentes mejor conservados,
de pioneras intermedias en el caso de los fragmentos de bosque secundario, o bosques con alto grado
de entresaca.
Se consideraron coberturas claves aquellas que ofrecían mayor contribución en términos de
conectividad, hábitat y producción de recursos. Mejorar los ambientes existentes comprende básica-
mente su enriquecimiento con un mayor número de individuos, especies y grupos funcionales de plan-
tas buscando mayor complejidad en la composición y la estructura, de tal manera que se conviertan
en sitios útiles para el movimiento y la permanencia de especies de fauna.
Una vez deinidos los elementos con valor de conservación desde lo biológico, fue necesario
avanzar en la otra parte de la propuesta, la cual consistió en identiicar los sitios (predios) que cru-
zaban la ruta deinida en el diseño, donde fuese posible establecer la estrategia (sitios con opor-
tunidad de conservación) mediante la implementación de las herramientas de manejo de paisaje.
Para ello, desde una perspectiva socioeconómica del territorio, se tuvieron en cuenta aspectos como
tenencia de la tierra, capacidad en la toma de decisión de los propietarios, tamaño de los predios,
disposición de los propietarios a la implementación de estrategias de conservación, percepción hacia
la propuesta, disponibilidad de espacios para el establecimiento de herramientas, calidad del aporte
de cada uno de los predios a la estrategia global de conservación de biodiversidad, creación de há-
bitat e incremento de la conectividad en el paisaje. Teniendo en cuenta que existen predios con una
alta aceptación de la propuesta, pero baja contribución al objetivo de la propuesta y viceversa, el
diseño de la ruta deinitiva para el corredor se obtuvo luego del análisis y la conjugación de todas las
variables biológicas y socioeconómicas, hecho que permitió iniciar el proceso de negociación y con-
certación de la implementación de herramientas de manejo de paisaje deinidas como la estrategia
de conservación (menú de HMP), con los propietarios de los predios seleccionados, tal como se puede
observar en el Mapa 7.2.
Uno de los insumos más importantes de la construcción de la estrategia es la deinición de
mecanismos facilitadores, los cuales permiten impulsar el proceso y darle soporte a muchas de las
acciones y decisiones que se toman, buscando el éxito de las HMP. Los mecanismos se construyen des-
de las condiciones sociales y económicas que caracterizan el territorio, pues son las personas locales
quienes permiten implementar el proceso y darle sostenibilidad en el tiempo.
Mapa 7.2. Mapa con el diseño y áreas establecidas de las HMP para la zona de trabajo.
Entre los mecanismos facilitadores que se identiicaron para el caso de la laguna Pedro Palo y
el cerro de Manjui se encuentran los siguientes:
• Mantener un equipo técnico base de forma permanente en la zona, lo que permitió generar relacio-
nes de conianza y seguridad con los habitantes locales, pues este hecho facilitó la comunicación
y concertación, aportando de forma directa los pensamientos, sugerencias decisiones y aportes de
las comunidades al proceso.
• Los propietarios ejecutaron las acciones deinidas y concertadas en sus predios, hecho que incre-
mentó el conocimiento claro, la participación en la toma de decisiones y apropiación por lo imple-
mentado en cada sitio.
• Contratar mano de obra local aportó indirectamente a mejorar las condiciones económicas de mu-
chos pobladores de la zona, los cuales se han convertido en promotores de la estrategia hacia otros
habitantes de la región.
• Entablar relaciones con las comunidades locales, a través de líderes de organizaciones aceptadas
por la comunidad, permitió la participación objetiva de muchas organizaciones de base comunita-
ria, las cuales se espera que continúen aportando y promoviendo el proceso en la zona.
En el primer momento, se inició un proceso de apertura o socialización de los objetivos y los logros
esperados del proyecto y de la propuesta de diseño de las herramientas a implementar, en busca de
lograr vincular al proceso a los actores sociales que interactúan en el territorio, como son las comuni-
dades locales y sus organizaciones de base comunitaria, así como organizaciones públicas y privadas.
Este proceso permitió, entre otras cosas, la apropiación del proceso por parte de las organizaciones,
garantizando un desarrollo colectivo de las metas con el apoyo de los socios locales.
Para tal efecto se realizaron reuniones de socialización y de presentación de avances y resulta-
dos, donde a través de diálogos y transferencia de información, se consolidó el proceso y se contó con el
apoyo y el interés comunitario en pro de su éxito. El trabajo con las comunidades se desarrolló a través
de reuniones y talleres en las veredas Catalamonte y Roble Hueco, donde se concentra el mayor número
de habitantes. Se efectuaron talleres de apertura para la presentación del proceso y talleres de cierre o
socialización de resultados. Para el éxito de las reuniones fue vital el apoyo de los líderes comunales y
miembros de la Junta de Acción Comunal, Juntas Administradoras de Agua, funcionarios de las alcaldías
de Tena y Bojacá, así como de socios locales del proyecto.
El proceso lógico de negociación de la implementación de las HMP se diseñó de acuerdo con el
planteamiento de una serie de pasos, los cuales se desarrollaron en cada uno de los sitios priorizados
con oportunidad de conservación. La planiicación predial correspondió no a un momento en el proceso
sino al acompañamiento permanente que efectúa el facilitador al propietario, donde se presenta una
interacción e intercambio de saberes que hacen que se dinamice la relación de negociación, y que ésta a
su vez luya de forma natural, sin presiones y en igualdad de condiciones.
En el mismo sentido, y una vez efectuado el proceso de planeación del paisaje, deinidas las he-
rramientas a implementar en campo, y hecha la priorización de los sitios o predios con oportunidad de
conservación, se llevó a cabo el proceso de negociación o concertación para la implementación de las
herramientas de manejo del paisaje en los predios seleccionados. Esta metodología presenta los si-
guientes pasos para la negociación o concertación de HMP a implementar:
Tabla 7.1. Acuerdos logrados con los propietarios para la implementación de las HMP que consolidan el corredor de co-
nexión
Para ello, se efectuaron reuniones o mesas de trabajo con algunas organizaciones como las
alcaldías municipales de Tena y Bojacá, con la inalidad de implementar las herramientas propuestas
en los predios de su propiedad y a su vez fortalecer el proceso a mediano y largo plazo, consolidando
esfuerzos para la conservación de ecosistemas de la zona, de una manera articulada.
Como elemento fundamental del desarrollo de la metodología de planiicación predial, para
cada reunión con propietarios o administradores se preparó una presentación en la cual se socializa-
ron los resultados de caracterizaciones. Adicionalmente, se mostró la experiencia de las organizacio-
nes que lideran el trabajo, haciendo transferencia de la información de los procesos exitosos desarro-
llados en la ventana de paisaje de Filandia por parte del Instituto Humboldt. En estas experiencias se
implementaron los corredores biológicos que conectan las áreas de bosque del río Barbas y la reserva
forestal Bremen, la experiencia de implementación de HMP en la cuenca media del río Nima, en áreas
cercanas al Parque Natural Regional del Nima, entre otras. Para esto fue clave acompañar la presen-
tación con la entrega de los diferentes insumos que han servido como estrategia de comunicación
para la divulgación de los resultados en las diferentes áreas que se han trabajado. Esto último genera
indudablemente conianza en el propietario, en quienes lo abordan y denota experiencia y seriedad
de la organización con la que se negocia.
Como parte de la negociación, en cada predio se acordó que la implementación de las HMP en
cada lugar fuese coordinada con una persona delegada y que la mano de obra requerida fuera sugeri-
da por ellos mismos, considerando que en algunos predios está restringido el ingreso a personal forá-
neo, debido a sus actividades propias y porque este manejo permite mayor control de los propietarios
sobre lo que se hace y como se hace.
De igual manera, se hizo claridad acerca de las responsabilidades y compromisos de cada par-
te, es decir, se expresó que el proyecto cubre los costos de implementación de las HMP, por tanto a
los propietarios sólo se les compromete con la autorización de efectuar el trabajo en el predio y de
mantener y conservar lo que se implementa.
La preocupación expuesta por el 90% de los propietarios y administradores es la vigencia de
la propiedad sobre el área de fragmento de bosque que se pretende conservar, pues es notable que
temen que al autorizar las acciones el derecho a la propiedad se pierda y por ende se declare como
de interés público. Por esta razón, se explicó claramente que dichos escenarios no corresponden al
interés de este proyecto, por tanto el objetivo es conservar en áreas privadas con la voluntad y parti-
cipación del propietario. Así mismo, los propietarios con los que se hace la concertación tienen la in-
quietud de cómo se les puede aportar a la conservación de los fragmentos de bosque con un incentivo
representado en un descuento en el impuesto predial equivalente al área del fragmento; ésta es una
propuesta de mecanismo facilitador con potencial de consolidar en la zona.
ta de los viveros, sin importar en muchos casos si las especies son nativas o no de la región o si tienen
alguna posibilidad de adaptarse a las condiciones de la zona o no; diversos factores inluyen en esto,
uno de ellos es la rigidez de los tiempos en las contrataciones.
En la implementación del proyecto se tomó como modelo la formación vegetal de la zona para
diseñar la estrategia de acuerdo con metas reales, especies reales y arreglos espaciales reales. Por
otra parte, la distribución de las especies en el campo es tan importante como la composición lorís-
tica del sitio.
ras de excelente calidad para estacones, leña y construcción, pueden permanecer en los ecosistemas
por tiempos prolongados y la mayoría de ellas produce grandes cantidades de recursos para la fauna.
De acuerdo con los tipos de crecimiento registrados, las especies se distribuyen como se muestra
en la Figura 7.1.
Otros
4%
Arbustos 21%
Árboles 75%
Figura 7.1. Distribución de las especies registradas de acuerdo a los hábitos de crecimiento en la zona de trabajo.
Según la etapa sucesional en la que se encuentran las especies registradas, 60% son pioneras in-
termedias coincidiendo con los datos de otras regiones andinas respecto a la composición y estructura
de los bosques secundarios andinos con edades cercanas a treinta años. La alta proporción de especies
pioneras intermedias tiene gran valor desde el punto de vista sucesional de los bosques, ya que estas
son el soporte estructural y ecológico durante una fase que dura varias décadas.
Este tipo de especies muestra gran efectividad cuando se emplea en procesos de aceleración de
sucesión o cuando se plantan como catalizadoras de procesos sucesionales. A diferencia de las espe-
cies de estados sucesionales avanzados, pueden ser plantadas casi de manera exclusiva dirigiendo
apropiadamente la sucesión hacia rutas naturales y deseadas. Existen registros de especies pioneras
intermedias de tasas relativamente bajas de crecimiento como Ladenbergia oblongifolia colonizando
doseles de bosques con más de 50 años de edad, lo que permite entonces incluir este tipo de especies
buscando sostenibilidad a largo plazo.
La distribución de las especies respecto a su etapa sucesional puede verse en la Figura 7.2.
Pioneras 3%
Sucesión
avanzada 60%
Pioneras
intermedias 60%
Figura 7.2. Distribución porcentual de las especies registradas de acuerdo a sus historias de vida en la zona de trabajo.
fácil y económica, ya que un árbol puede contener cientos de miles de semillas (como en Verbesina,
Polymnia o Montanoa) que se colectan de manera sencilla y ofrecen garantías de altas tasas de germi-
nación y desarrollo en vivero y en campo.
Las semillas grandes, como las de Panopsis, Eschweilera, Pouteria, Calatola, entre otras, tienen
dispersión primaria por gravedad, usualmente con dispersión secundaria por roedores grandes como
guatines y guaguas en bosques bien conservados. En zonas en donde la fauna grande ha desaparecido,
las semillas se concentran bajo la copa de los árboles. En algunas especies la depredación es muy gran-
de en la etapa de semillas, como en Panopsis y Pouteria, en otras la mayor depredación se da en estado
de plántulas (Janzen 1970, Connell 1971). Las especies con este tipo de semillas representan una prio-
ridad para la conservación, ya que por sí solas no pueden dispersarse y las tasas de supervivencia de
plántulas bajo la copa son muy bajas en algunas especies, pero en la mayoría es nula. El papel de los
viveros para estas especies fue trascendental para su conservación.
lidad de recursos para aves y pequeños mamíferos (Chacón & Harvey 2004; Zahawi 2005). Transformar
cercas muertas en cercas vivas mediante la siembra de estacones de especies nativas permite no sólo
disminuir la presión sobre especies de maderas inas del bosque, sino también disminuir hasta en 100%
los costos de mantenimiento de las cercas (Vargas 2008).
La conversión de cercas “muertas” a cercas “vivas” tiene impacto económico en el manejo de las
incas, ya que se reducen costos de mantenimiento y reemplazamiento de estacones, pues el costo de
los postes para las cercas y su mantenimiento son altos. Por otro lado, se disminuye la presión sobre
especies nativas del bosque y se contribuye a incrementar la conexión, la conectividad estructural y
la conectividad biológica ya que se provee de hábitat y recursos para algunas especies en el paisaje
(Vargas 2008).
Las especies del género Ficus son las más recomendadas por sus tasas de prendimiento y baja
mortalidad de los rebrotes, siendo los estacones de diámetros intermedios y pertenecientes a la parte
media de las ramas los que ofrecen los mejores prendimientos (Vargas 2008). El sitio de la rama del cual
se extrajo la estaca es de vital importancia, debido a una distribución desigual de las reservas nutritivas
y de las hormonas a lo largo de las ramas (Santelices 1998; Santelices & García 2003) y el prendimiento
de los estacones o ramas está determinado por su capacidad para producir raíces adventicias, las cua-
les se inician en los tejidos vasculares o cerca de ellos (Wilson & Loomis 1968; Botti 1999).
Tabla 7.2. Especies de árboles con frutos y semillas grandes que presenta problemas de conservación en la región.
El manejo de este tipo de especies requiere bastante esfuerzo básicamente debido a las bajas
densidades poblacionales, baja concentración de individuos, diicultad para la obtención de semilla,
altas tasas de depredación en el suelo y poco conocimiento de algunas de las especies a nivel local.
Entre las especies con mayores problemas de conservación por reducción de sus poblaciones, reducción
y deterioro de hábitat, pérdida de dispersores y presión por la calidad de su madera, se encuentran las
que se relacionan en la Tabla 7.2. Ahora bien, aunque Quercus humboldtii se encuentra en este listado
y es una especie que ha perdido bastante terreno, entre las presentadas es la de menor grado de dii-
cultad por el tipo de formación en la que se desarrolla.
Tabla7.3. Especies registradas en sectores de bosque secundario y maduro en el sector Reserva Forestal Laguna de Pedro
Palo – Cerro Manjuí - DMI Cuchilla de Peñas Blancas y El Subia
Tabla 7.4. Listado de especies producidas para la implementación en los viveros de la Laguna y Roble Hueco por el método
de rescate
Se realizaron múltiples recorridos de campo en los bosques aledaños a la laguna de Pedro Palo y
se identiicaron sitios potenciales para proveer de material vegetal. Más que para la recolección de se-
milla, los recorridos buscaban identiicar árboles que han terminado su cosecha y que pueden proveer
plántulas de un tamaño adecuado para las metas que se propusieron en el proyecto.
El material vegetal seleccionado se encontró especialmente en bordes de caminos y carreteras,
potreros abandonados, bordes de caminos y áreas a las que en un futuro cercano se les hará manteni-
miento, así como bajo la copa de árboles aislados en potreros y cultivos.
Dentro de la selección de material se escogieron especies nativas de rápido y lento crecimiento
que fueron ubicadas en los corredores, cercas vivas y áreas de enriquecimiento. Los individuos selec-
cionados oscilan de tamaño entre 10 y 30 cm de altura, dependiendo de la especies y de su tolerancia
al trasplante, así como la facilidad para el transporte entre el sitio de colecta (bordes de carreteras,
rastrojos y potreros) hasta los viveros.
Cultivadas 3% Pioneras 2%
Sucesión
avanzada 36% Pioneras
intermedias 59%
Figura 7,3. Distribución de las especies empleadas en el establecimiento de HMP según la etapa sucesional a la que per-
tenecen.
Árboles 93%
Arbustos 13%
Palmas 3%
Figura 7.4. Distribución de las especies empleadas en el establecimiento de HMP según el tipo de crecimiento.
Durante los últimos cinco años el Instituto Humboldt ha venido trabajando en el diseño de un
esquema de restauración mediante el establecimiento de coberturas que no sólo aceleren los procesos
de sucesión, sino que disminuyan el efecto de las pasturas sobre la supervivencia y el desarrollo de las
plantas, produzcan recursos para la fauna, aceleren la creación de hábitat e incrementen la conecti-
vidad estructural. En algunos casos estas coberturas pueden estar dirigidas también a la producción
de recursos para las incas, como maderas o algún tipo de forrajes o frutos. El enriquecimiento de las
reforestaciones se realiza con el in de aumentar su diversidad, la complejidad estructural y el manejo
de pasturas dentro de las plantaciones.
Cercas vivas
Incluye el mejoramiento de las existentes o la conversión de cercas muertas en cercas vivas. En
este proceso se emplean especies nativas de rápido crecimiento; algunas de ellas deben producir recur-
sos para la fauna. El uso de especies no nativas está determinado por la negociación con los propieta-
rios, si se emplean, su siembra se hace de manera combinada junto a especies nativas. Las especies no
nativas pueden ser productoras de forraje, madera, frutos u otro tipo de materiales. Algunas especies
no nativas productoras de madera cumplen un papel muy importante al disminuir la presión sobre es-
pecies nativas del bosque. Este tipo de especies es
con frecuencia empleado en el establecimiento de
cercas vivas y barreras.
En los 5,3 km de cercas vivas establecidos en
esta fase del proyecto se utilizó un total de 1.739
estacones vivos con capacidad de rebrote.
Enriquecimiento de rastrojos y bosques secundarios
El enriquecimiento de estos ecosistemas re-
quiere de gran atención, puesto que es un proce-
so realizado exclusivamente con especies nativas,
especialmente de estados avanzados e intermedios
de sucesión. El tipo de especies es determinado de
acuerdo con la composición de los bosques de la
misma franja y condiciones del sitio a enriquecer.
La dominancia de especies altamente competitivas
y limitantes de procesos de sucesión como el chus-
que (Chusquea scandens) puede romperse median-
te el uso de las especies apropiadas, como especies
arbóreas de estados intermedios de sucesión.
Corredores de conexión
El diseño inicial contemplaba el establecimiento de un corredor con un ancho de 60 m, el cual
tomaba como eje varias de las cañadas y bosques de galería existentes. El área aproximada del corredor
principal de 67 ha, conectando los fragmentos de bosque del DMI con los dos fragmentos de bosque de la
Reserva Pedro Palo. Los corredores de conexión que atraviesan sistemas productivos buscan tener el me-
nor efecto sobre la producción, limitando el establecimiento de herramientas de mayor impacto como
corredores o franjas de conexión a las cañadas, cercas vivas o sistemas productivos arbolados.
Cerramientos
Las franjas de conexión se aíslan mediante cercas de alambre de tres o cuatro hilos, usando es-
tacones con alta capacidad de rebrote para disminuir costos por mantenimiento de cercas y hacerlas
sostenibles en el tiempo. Los estacones para rebrote se usan en los intermedios entre los postes de la
cerca muerta; en las cercas nuevas se busca que una buena proporción sea de estacones con rebrote sea
empleada. De igual manera, se emplean especies para la producción de madera u otros recursos como
una manera de buscar la sostenibilidad de la cerca en el tiempo.
Cerramiento de bosques
Los bordes de los bosques reciben una presión constante por la penetración de ganado. En algu-
nos casos éste puede entrar al bosque hasta cientos de metros desde el borde siguiendo los caminos y
los claros creados por la extracción de árboles o por la caída natural de estos. El pisoteo y el ramoneo
continuos impiden la regeneración del bosque, creándose “mangamontes” que cada vez se regeneran
menos. En otros casos, la entrada del ganado a las cañadas y los bosques es una causa importante de
contaminación de las aguas. El encerramiento de los bosques fue una manera de buscar su recuperación,
al restringir la entrada del ganado los bordes inician un proceso rápido de regeneración a partir de los
propágulos existentes y del rebrote de las plantas sobrevivientes del pisoteo. Sin embargo, es necesa-
ria la siembra de árboles para lograr mayor densidad e incrementar la diversidad de los bordes y áreas
afectadas. Se debe utilizar una buena proporción de estacones vivos de especies nativas que garanticen
la permanencia de las cercas. El uso de los árboles marginales del bosque como soporte de la cerca no
siempre es posible por la forma irregular de los fragmentos y los bordes.
Lo visto en campo muestra que en general los bosques son usados por el ganado y los caba-
llos, de igual manera las franjas riparias y áreas que forman parte de la propuesta de corredor. Las
reforestaciones también están siendo usadas como sitios de pastoreo como lo evidencian la domi-
nancia de kikuyo (Pennisetum clandestinum) y las huellas del ganado en su interior. Si el pastoreo no
se suspende, estas reforestaciones se convierten en sistemas silvopastoriles que no cumplen con el
propósito para el que fueron establecidas.
Un primer paso luego de la deinición de las áreas deinitivas del corredor fue la identiicación
de los sitios críticos por la presencia de ganado para proceder a su aislamiento mediante cercas de
alambre de púas.
oferta de este tipo de material en los ecosistemas naturales y agroecosistemas, bajo costo de esta-
blecimiento, altas tasas de supervivencia, se pueden lograr altos niveles de diversidad, aceleración de
procesos de sucesión y aceleración en la producción de recursos para la fauna, entre otros.
El manejo de plantones para restaurar permite obtener altas densidades de plantas en campo, con
un rápido y eiciente manejo de las pasturas. Durante la implementación de HMP se trasplantaron 3.337
plantones para el establecimiento de conectores. Para el fortalecimiento de cercas vivas y el mejora-
mientonde coberturas en franjas riparias, el mayor uso de los plantones se hizo sobre areas de pastizal
de kikuyo que fueron incorporadas a la propuesta de conservación (Tabla 7.5).
Tabla 7.5. Listado de especies establecidas en campo por plantones.
Especie Familia
Alchornea glandulosa Poit. & Baill. Euphorbiaceae
Bocconia frutescens Papaveraceae
Brugmansia candida Persoon Solanaceae
Cecropia telenitida Cuatrec. Cecropiaceae
Cordia cilindrostachya Boraginaceae
Croton magdalenensis Müll. Arg. Euphorbiaceae
Cupania sp. Sapindaceae
Cyathea sp. Cyatheaceae
Erythrina edulis Triana ex Micheli Fabaceae
Hedyosmum bonplandianum Kunth. Chlorantaceae
Heliocarpus popyanensis Kunth Tiliaceae
Lauracea sp1. Lauraceae
Miconia sp. Melastomataceae
Montanoa quadrangularis Asteraceae
Morus insigne Moraceae
Myrsine coriacea (Sw.) R. Br. Ex Roem. & Schult. Myrsinaceae
Nectandra acutifolia Lauraceae
Oreopanax loribundum Decne & Planch. Araliaceae
Palicourea sp. Rubiaceae
Piper sp. Piperaceae
Especie Familia
Quercus humboldtii Bonpland Fagaceae
Retrophyllum rospligliosii (Pilg.) de Laub Podocarpaceae
Rhamnus sphaerosperma Rhamnaceae
Sapium laurifolium (A. Rich.) Griseb. Euphorbiaceae
Solanacea sp1. Solanaceae
Solanum aphiodendron Solanaceae
Solanum ovalifolium Dunal Solanaceae
Trema micrantha (L.) Luma Ulmaceae
Parches de colonización
Los parches de colonización son una estrategia de gran valor en la transformación de potreros
en bosque. Algunos investigadores han trabajado este tema buscando transformar coberturas utili-
zando grupos de árboles para este in, en algunos casos complementándolos con el establecimiento
de perchas artiiciales. Sin embargo, estos procesos no han sido lo suicientemente rápidos y efectivos
debido principalmente al tipo de especies que se utilizan y a las densidades tanto de plantas como de
parches.
Para la construcción de parches de colonización se dispuso de áreas pequeñas dentro de los co-
nectores (2x4 m, 3x3 m), en una densidad aproximada de 50 parches por hectárea. En cada uno de ellos
se eliminó la pastura de manera mecánica (azadón) y se picó el suelo para que sirviera de sustrato para
las semillas que se depositaron posteriormente. Existen dos maneras de establecer los parches, uno
mediante la siembra de plántulas, otro con el uso exclusivo de semillas, en ambos casos utilizando es-
pecies arbustivas y arbóreas pioneras intermedias. Verbesina nudipes, Smallanthus pyramidalis, Sma-
llanthus riparius, Montanoa quadrangularis, Baccharis nitida, Baccharis latifolia, Austroeupatorium
inulaefolium (Asteraceae), Heliocarpus americanus (Tiliaceae), Miconia spp. (Melastomataceae), So-
lanum spp. (Solanaceae), Piper spp. (Piperaceae), entre otras, se encuentran entre las especies cuyas
semillas hacen parte de la mezcla con la cual se establecen los parches de colonización.
En el primer esquema, se plantaron entre 20-30 plántulas por parche con alturas no menores de
50 cm. En el segundo se esparcieron semillas de una mezcla de especies pioneras intermedias (Astera-
ceae, Melastomataceae, Piperaceae) disponibles en el momento, que posteriormente se taparon con
los residuos de las pasturas retiradas. Éste es un proceso sencillo y muy efectivo, que permite la crea-
ción de parches a través de los cuales se disminuye la dominancia de las pastura, se genera hábitat y
conectividad. Las perchas en este esquema son sustituidas por el trasplante de plantones de especies
arbóreas intermedias.
aisladas del resto de la zona, aumentando las posibilidades de conservación para muchas especies de
árboles fuertemente amenazadas por destrucción de hábitat, ausencia de dispersores y uso.
Tiene gran importancia el proceso que se desarrolló con los propietarios y las comunidades; los
esfuerzos, antes asumidos casi de manera solitaria por la CAR, se vieron apoyados de manera efectiva
por propietarios de predios claves, pero además de pequeños propietarios y la comunidad, que vieron
en esta propuesta y en la metodología planteada una posibilidad viable para la conservación en la
zona, conservación de manera participativa. El apoyo recibido, además de la receptibilidad de la pro-
puesta fueron determinantes en el diseño y establecimiento de las herramientas, vista la propuesta
como una opción distinta que tenía en cuenta los esfuerzos de las comunidades y los propietarios, para
sumarlos a los de las instituciones y los municipios.
Especies como el colibrí Coeligena prunellei encontrarán mejores posibilidades de supervivencia
en el paisaje gracias al efecto que pueda tener el establecimiento de corredores de conexión entre las
áreas de bosque, de los remanentes y robledales a través de franjas riparias y de una mayor oferta
de recursos para las especies frugívoras de la zona gracias al uso de especies de capaces de producir
recursos en corto tiempo (Solanaceae, Melastomataceae y Moraceae), y otras que los producirán a
más largo plazo y de manera constante, aumentando las posibilidades de sostenibilidad en el tiempo
(Lauraceae, Melastomataceae, Moraceae, otras).
A pesar de los avances es necesario continuar en la consolidación de la propuesta incorporando
nuevas áreas, enriquecimiento con especies de estados avanzados de sucesión en las franjas de conexión
y bosques secundarios de la zona, enriquecimiento de reforestaciones convencionales monoespecíicas,
seguimiento y evaluación de las herramientas establecidas. Asimismo, existe un muy buen ambiente en
la comunidad sobre el establecimiento de herramientas de manejo del paisaje; algunos líderes han sido
identiicados y con ellos se ha avanzado en la deinición de nuevas oportunidades para la conservación
en la zona, en la deinición de sitios claves y en el manejo y socialización de un nuevo concepto.
en vivero, mediante diferentes técnicas que hacen parte de un proceso sencillo, práctico y eiciente en
términos biológicos y económicos. Se capacitó a los asistentes en las técnicas apropiadas para iniciar
procesos de restauración ecológica y el establecimiento y manejo de viveros con especies nativas y se
dieron bases sencillas para el reconocimiento en campo de coberturas, especies amenazadas, especies
claves en procesos de conservación y especies claves en la producción de recursos para la fauna y la
restauración en ecosistemas andinos.
trando en la actualidad y metodología porque de esta forma las especies propias se ven beneiciadas
sin dejarlas perder o traer otras que no son propias, mejor dicho sus plantas que son de aquí siguen
aquí y se mantienen sin mucho cambio.
• Las ganancias recibidas por él en la elaboración de trabajos sirven para mejorar la calidad de vida y
la de su inca al poder aumentar la mano de obra para mejorar su propiedad.
jaime Roa:
• No esperaba que las instituciones se involucraran de una forma tan directa en los procesos de siembra
de árboles y que además generaran una ganancia directa personal al realizar los trabajos en su inca.
josé Moreno:
• Aunque ya estaba conservando la ronda (bosque alrededor de la quebrada), es mucho mejor cuando
la CAR destina una parte de su presupuesto para conservar lo que se tiene y que de alguna forma les
devuelve parte de sus impuestos y colabora para mejorar lo que ya se tiene.
álvaro Mendoza:
• Qué bueno saber que la presencia de las instituciones esté dirigida hacia las personas que viven per-
manentemente en la región y no hacia las personas que vienen de fuera.
• El beneicio como tal en siembra de árboles se releja en los sitios sin cambiar la forma como se veía
antes y como se ve ahora, pues no hay presencia de árboles de fuera.
Rogelio gutiérrez
• La metodología de trabajo es apropiada en cuanto a que las personas propietarias de los sitios a in-
tervenir pueden realizar los trabajos y de esta forma reciben una ganancia directa, además de hacer
el trabajo a su gusto y con mejor calidad pues es su predio el que resulta beneiciado mejorando su
nivel de calidad.
• La intervención de las instituciones en los procesos de restauración debe ser directa y que los pro-
pietarios sean los primeros en ser beneiciados en los ingresos sin que esto afecte la economía de
la región. El respeto de las directrices en la metodología propuesta por parte de los propietarios es
bien recibida, sin dejar de lado las sugerencias que ellos a su vez proponen y cambios que puedan ser
beneiciosas para lograr los objetivos del proyecto.
• La falencia más notoria fue que las personas de la región no son muy dispuestas a trabajar por jorna-
les, preieren trabajar bajo contratos ya que sus ganancias son mejores. Por tal razón fue necesario
traer mano de obra de otra región, aunque fue lo más indicado, porque las personas saben y tienen
la experiencia para que las herramientas a implementar inalicen con buena calidad y en el término
que se propone.
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