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Lección 8 La cultura intelectual en la década de 1930

1930 es el año que marca una gran ruptura en la historia argentina moderna. Crisis
económica, crisis política y social. En escala nacional, se trató de la caída de un modelo de
desarrollo económico que había colocado a nuestro país en los primeros puestos de la
economía mundial. los salarios de los trabajadores argentinos eran equivalentes a los de los
países europeos más desarrollados, y superaban ampliamente a los de naciones como Italia
y España. A la crisis económica se le superpuso la crisis política. El golpe de estado
encabezado por el general José Félix Uriburu es el dato más notorio para avalar esa
consideración. La infamia de la Década Infame residiría en la práctica sistemática del fraude
electoral, la corrupción instalada en esferas estatales, la desocupación que siguió a la crisis
económica mundial desatada en 1929, la Argentina fue uno de los países del mundo que
más rápidamente salió de esta crisis. Ya hacia 1932, los registros de la historia económica
nos informan que la economía argentina ha comenzado a recomponerse. este proceso
industrializador está generando en el conurbano bonaerense un crecimiento sustancial de
nuevos componentes obreros provenientes de migraciones que ahora son internas.
El revisionismo histórico

Para responder a los motivos de la crisis, el revisionismo acudió a la historiografía, Se trata


de una corriente de pensamiento animada por intelectuales provenientes de la derecha
católica, Estos escritores habían sido parte fundamental de la experiencia iniciada en
diciembre de 1927 con la publicación del periódico “La Nueva República”. Junto con esto,
promoverán en general una recuperación del legado hispánico católico. El texto fundador de
esa tradición historiográfica se titula “La Argentina y el imperialismo británico”, aparecido en
1934 y cuyos autores son los hermanos Julio y Rodolfo Irazusta. de familias tradicionales.
Este periódico es rabiosamente anti-yrigoyenista y apoyará en forma activa el golpe de 1930.
Las dos primeras partes del libro se abocan al análisis del pacto Roca-Runciman, el capítulo
que más nos interesa es el tercero, en el cual se relata la “historia de la oligarquía”. Allí se
postula que el pacto Roca-Runciman es el último “eslabón de una cadena” y que el primero
se forjó con el tratado firmado por Rivadavia con la banca Baring. se trata de abrir un juicio a
esta clase dirigente argentina que no ha estado a la altura de las circunstancias. Los
hermanos Irazusta afirman que el escándalo que acaba de ocurrir con la firma del tratado
Roca-Runciman es un escándalo político. Y lo es porque el sector gobernante ha puesto sus
intereses, ligados a la economía agroexportadora, por encima de los intereses nacionales.
Se instala el enjuiciamiento a una elite que no ha estado a la altura de los intereses
nacionales. es preciso rehacer la verdadera historia, y a que el liberalismo no sólo construyó
materialmente una historia opuesta a los intereses nacionales. De ahí en adelante el
mensaje será claro: se trata de localizar una nueva clase dirigente que, desde la política y el
antiliberalismo, reinstale principios y criterios de soberanía nacional. Esa oligarquía
antinacional se había aliado con Inglaterra. Nacía así el antiimperialismo inglés. El
“revisionismo histórico” se convirtió en una suerte de sentido común de los argentinos, o de
numerosos argentinos, a la hora de observar su propio pasado.
El grupo Sur

Entre los campos del nacionalismo católico integrista y del comunismo, se configuró un
grupo significativo de la cultura argentina de los años 30, podríamos colocarla dentro de esta
categoría: “liberalismo aristocrático, espiritualista y cultural”. “El grupo Sur” transmitió así un
mensaje elitista y cosmopolita. Así como otros plantean una salida política que puede
buscarse en el fascismo o el comunismo, el grupo Sur elegirá una “tercera vía”. Entre el
individualismo y el colectivismo, militarán en esa línea en pro de la persona en tanto
dimensión espiritual de los seres humanos. Ahora bien: al arribar a la década de 1930, las
nuevas elites intelectuales están en el seno de un proceso nacional que, ha experimentado
severos impactos. los años 30, la Argentina es construida como un país que ha perdido el
norte, y que debe arreglar cuentas con su propia conciencia. En el caso de Radiografía de la
pampa, Martínez Estrada realiza una sorprendente “des-historización” de la realidad
nacional, un país sin alternativas, sin destino. Al final de este recorrido por una zona de
Radiografía de la pampa, un ensayo de José María Ramos Mejía titulado Los simuladores
del talento. En él se denunciaban que el problema argentino no es histórico sino ontológico y
se encuentra, por ende, en las entrañas del ser nacional. Al comienzo señalamos que
Martínez Estrada des-historizaba la realidad nacional. Martínez Estrada mostraba que la
Argentina, simplemente, no tenía historia.
Aníbal Norberto Ponce

Desde los movimientos socialista y comunista se producirá otra interpretación de la crisis y


de la situación nacional. en este período la izquierda política reclutará un conjunto de
intelectuales, en la literatura y en otras áreas culturales, que se agruparon en la revista
“Claridad” (1920). La presencia más significativa en este sector es la de Aníbal Norberto
Ponce, que se reconecta con el pensamiento del progresismo argentino, articulando el
positivismo con categorías tomadas del marxismo. Esto fue posible a partir de la difusión en
nuestro país y en América Latina de la revolución rusa, del programa comunista internacional
y del marxismo en su versión leninista. Ponce construye su visión de la Argentina como un
país cuyas clases dirigentes cumplieron la tarea de incluirlo en la esfera europea, Ponce
celebra el aporte inmigratorio como un nuevo punto de partida para el progreso argentino.
Aníbal Ponce seguirá denunciando a las burguesías latinoamericanas por su carácter
atrasado y dependiente del imperialismo inglés. sostenía que el fascismo no era más que
una manifestación de esa decadencia, la formación del pensamiento de Ponce pesa de
manera expresa la influencia y los acontecimientos de la Reforma Universitaria. la Reforma
Universitaria es vista como la traducción de los procesos revolucionarios que asoman desde
Oriente y se proyectan ahora sobre la Argentina. Pero –continúa Ponce– para 1923 la
Reforma estaba exhausta y había caído en manos conservadoras. Nuevas circunstancias
históricas, en especial la derrota de la izquierda alemana y el ascenso de Hitler al poder, el
comunismo internacional adoptó una actitud de acercamiento hacia los intelectuales. En la
Argentina, una de ellas fue la Agrupación de Intelectuales, Periodistas y Escritores (AIAPE),
de la cual Aníbal Ponce fue presidente a partir de 1935. Sea como fuere, con el gobierno
instalado por el nuevo golpe militar de 1943 y la implantación de la enseñanza religiosa en
las escuelas, era más que evidente que la iglesia y el mundo católicos celebraban una
auténtica revancha contra la ofensiva secularizadora de la década de 1880.
Lección 9 Rasgos de la cultura durante el primer peronismo: relecturas
del peronismo, entre el tradicionalismo y la radicalización (1946-1969)

Los primeros años de la década de 1940, los posicionamientos políticos adquirieron


crecientes rasgos de un enfrentamiento radical. ante las elecciones de 1946, determinaron
que la opción se jugaba entre democracia y fascismo. En cambio, el coronel Juan Domingo
Perón, a partir de su victoria electoral (1946) se caracterizó por una notable redistribución
económica en favor de las clases populares. Volviendo a los años 40, digamos que el
liderazgo carismático de Perón se definió por una relación directa entre el líder y las masas,
sin embargo, que el gobierno consensuado por la mayoría no dejó de apelar a la coerción,
violando libertades cívicas de los opositores mediante la censura, la obligación de adhesión
política de los funcionarios públicos, el control de los medios de difusión y aun el
encarcelamiento de opositores. El peronismo manifestó así una voluntad monocrática, donde
toda disidencia debía ser eliminada. mitad de la década de 1940, se efectivizó un proceso de
inclusión de las masas trabajadoras en la vida nacional por vía de un populismo con rasgos
autoritarios.
Estos rasgos políticos gravitaron profundamente sobre el ámbito cultural. porque la mayoría
de los intelectuales, formaron en las filas del anti-peronismo. A su vez, el gobierno peronista
comenzó por delegar la educación en manos de la iglesia católica, que obtuvo un triunfo
resonante con la implantación por ley de la enseñanza de la religión católica en las escuelas.
la gestión peronista se preocupó por expulsar toda voz disidente, Se produjeron así
numerosas cesantías de profesores opositores, y en las universidades. Otro tipo de función
del autoritarismo puede verse en la expulsión de los miembros de la Academia de Letras por
no haber avalado la candidatura al premio Nobel de Literatura de Eva Duarte de Perón por
su libro “La razón de mi vida”, el gobierno aplicó prácticas de control y censura sobre las
manifestaciones artísticas o intelectuales que alcanzaban a sectores más amplios que los
intelectuales, como es el caso del cine, mientras Sur configuraba aún el principal medio de
la intelectualidad liberal. Es lo que puede leerse en el número de mayo de 1953 de Centro:
la enseñanza es deficiente, la cátedra revela incapacidades intelectuales o éticas, el libre
intercambio de ideas está bloqueado. Ahora bien, podemos preguntarnos qué temas, estilos
o imágenes de intelectual ofrecía el existencialismo francés a estos jóvenes intelectuales.
Sin duda, todos ellos se concentraban en la noción del “compromiso”, El operador que
permitía esa traducción se apoyaba precisamente en la noción de “compromiso”. Es
importante comprender entonces que la “teoría del compromiso” permitía así un doble
movimiento: involucrarse en una situación político-social determinada, pero sin abandonar el
campo intelectual. Hemos determinado entonces dos líneas que definen el tipo de
participación de los intelectuales de Contorno: una actitud dramáticamente denuncialista y
un mandato de compromiso con su situación histórica y político-social. Sumémosle un último
rasgo, que podríamos llamar “corporalista” o “materialista”, existía un “punto de distinción”,
una diferencia también con respecto a Martínez Estrada, que no dejará de ampliarse. Lo que
se rechazaba de éste era su visión determinista de la realidad nacional. De todos modos, no
bien se advierten en esta fracción intelectual actitudes y opiniones que revelan un talante
diverso del que caracterizaba a la franja liberal, es evidente que aquello que los seguía
reuniendo era la común oposición al peronismo. En un ambiente de creciente violencia y
radicalización entre peronistas y antiperonistas, este emblocamiento parecía inevitable. Otra
estrategia significativa en el campo intelectual progresista fue la transitada por la revista
Imago Mundi, dirigida por José Luis Romero, Con un contenido centrado en las ciencias
sociales y las humanidades, la publicación abordaba temas vinculados con la situación
argentina a de esos años: asimilación del anti-intelectualismo con el fascismo.
Entre la modernización, el tradicionalismo y la radicalización (1956-
1969)

Cuando sectores de izquierda juveniles que habían militado en la oposición al gobierno


encabezado por Perón comenzaron a desconfiar de los sucesores de la llamada “Revolución
Libertadora”. De hecho, fue prohibida hasta la mención misma de los nombres de Juan
Perón y de Eva Perón. De allí que los diarios, para referirse al presidente depuesto, debieran
nombrarlo como “el tirano prófugo”. ese movimiento de desconfianza abrió paso a una
vertiginosa relectura del peronismo. Esa relectura se inscribió sobre, la franja liberal y
socialista, dentro de las cuales había dominado hasta 1955 una convicción: que el
peronismo era un fenómeno accidental y pasajero. Por su parte, Victoria Ocampo relataba
su detención en la cárcel del Buen Pastor como la experiencia que por fin le había permitido
ser más libre que cuando estaba en las casas y calles de Buenos Aires, porque “nuestra vida
misma era un mal sueño”. Sólo que, para Ocampo, la Argentina real era la del autoritarismo
y la ausencia de libertad, y el país peronista era una ficción. Fue así como otros
posicionamientos alcanzaron a fisurar incluso el frente del “grupo Sur”. Estas fracturas
fueron potenciadas por la política represiva adoptada por la segunda etapa de la llamada
“Revolución Libertadora”. Ésta alcanzó uno de sus extremos con los fusilamientos de junio
de 1956, los que dieron lugar a una investigación célebre de Rodolfo Walsh cuyo título –
Operación Masacre. Esas fracturas buscaron y encontraron diversas fisuras para
expresarse. Ernesto Sábato optó en exculpar a las masas peronistas y mantener los juicios
severamente condenatorios hacia Perón. Ezequiel Martínez Estrada había adoptado una
franca oposición al régimen peronista, declaró que había padecido de una “peronitis” de la
que se había curado a partir del derrocamiento de 1955. En este recorrido sobre las
relecturas del peronismo, la que Mario Amadeo dio a conocer con el título de Ayer, hoy,
mañana. Amadeo argumenta que el proletariado argentino carece de representación y
contención política, porque hasta 1945 “nadie se había ocupado de hablarle su lenguaje”, y
ello determinó que se lanzara tras el caudillo que advirtió esa necesidad. Gino Germani en
su artículo “La integración de las masas a la vida política y el totalitarismo”, Germani
consistía en despegar al peronismo de su identificación con los fascismos europeo. Es
evidente que se habían puesto en circulación diversas relecturas del hecho peronista. esta
disparidad de interpretaciones ampliaba con rapidez la brecha entre los antiguos aliado, en
las incipientes formaciones de la nueva izquierda se iniciaba un viaje reinterpretativo de
vastas consecuencias político-culturales. aquellos jóvenes renegaron de la herencia de sus
padres y produjeron una auténtica ruptura generacional. En este punto se articulará el
revisionismo histórico que, teñirá de allí en más la cultura política de la nueva izquierda.
Comprobamos así que, en el período 1956-1976, en el sector intelectual se sucedieron
estructuras de sentimiento análogas. a partir de 1958 y a la par con el programa desarrollista
encabezado por el presidente Arturo Frondizi, las elites modernizadoras irrumpieron con
visibilidad en el universo cultural argentino. Este espíritu modernizador tuvo una expresión
notoria en el ámbito intelectual de clase media por excelencia: la universidad.
Lección 10 Violencia política, terrorismo estatal y cultura (1970- 1980)

es posible afirmar que el período que se cierra en 1983 con el final de la dictadura y el
retorno del régimen democrático, observamos que a partir de 1966 promovió la implantación
de valores nacionalistas, tradicionalistas y familiaristas, para lo cual apeló al acervo
antimodernista de la Iglesia. Todo ello cristalizó en la concepción de la “seguridad nacional”,
el régimen gobernante consideró necesario desplegar campañas contra el pelo largo, los
músicos de rock, el uso de la minifalda, así como también secuestrar libros, censurar y
prohibir películas, en los años inmediatamente posteriores se generaron movimientos de
recomposición y, en el campo de las disciplinas sociales, la Facultad de Filosofía y Letras
porteña vivió el surgimiento de las llamadas “cátedras nacionales”, y el ingreso explícito del
peronismo en la franja estudiantil. bloqueados por derecha. En el plano de las prácticas
disciplinares, también en la sociología el pacto entre héroe modernizador y juventud
contestataria se fue erosionando, debido a que la sociología germaniana fue cuestionada por
replicar a la norteamericana y proponer un modelo de desarrollo análogo para países
diferentes, como el nuestro. Nacía así el “desarrollismo”, cuya influencia resultaría enorme
en esos años en toda Latinoamérica. La radicalización política concluía en que el actor social
de esa revolución no podía ser y a la burguesía nacional, sino una alianza de los sectores
populares conducida por la clase obrera. Una consecuencia de este privilegiamiento de la
política, tanto desde la izquierda peronista como marxista, fue que resultó secundarizada e
incluso llegó a ser negada la autonomía de la práctica artística e intelectual. En 1968. Los
mismos diarios que informaban acerca de la fundación de la Confederación General de los
Trabajadores (CGT) de los argentinos daban cuenta de la incontenible ofensiva del TET en
Vietnam, en esos tiempos los movimientos culturales resultaron cada vez más dependientes
de un escenario político poblado por actores involucrados en prácticas progresivamente
confrontativas. desde 1970, organizaciones político-militares provenientes de la izquierda
marxista y peronista comenzaron a operar de manera creciente tras el proclamado objetivo
de liberación nacional y social. Ese modo operativo incluyó magnicidios y asesinatos
políticos. Luego del relevo del general Onganía, los siguientes gobiernos militares se
estrellaron con el ascenso del conflicto social y “el repiquetear incesante de la guerrilla”,
Desde el otro polo, el asesinato de dieciséis guerrilleros en la cárcel de Trelew reforzó el
carácter de un enfrentamiento del tipo amigo-enemigo. El retorno y la posterior elección
presidencial de Perón en junio de 1973 pusieron fin a casi dos décadas de proscripción y
abrieron al mismo tiempo la caja de Pandora de un enfrentamiento literalmente a muerte
dentro del movimiento. A partir de dicho retorno, la guerrilla peronista comenzó a perder
terreno. La organización paraestatal conocida como la “Triple A” inicia una cadena de
asesinatos políticos que alternan con algunos resonantes crímenes de la organización
Montoneros. la Triple A arrojaba al exilio a escritores, artistas e intelectuales, amenazados de
muerte. la política argentina había ingresado en una suerte de caldera del diablo. La muerte
de Perón en julio de 1974 y la sucesión por su esposa, María Estela Martínez, implicaron el
ingreso en la recta final de la lucha por la hegemonía dentro del movimiento peronista y un
despliegue superior de la represión, El Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) consideró a
su vez que la muerte del “líder de la burguesía” abría por fin el camino para la autonomía de
la clase obrera, En febrero de 1975, el Operativo Independencia contra esta guerrilla
anticipará brutales prácticas de contrainsurgencia que no hicieron sino incrementarse en los
años por venir. Hasta 1976 se registraron casi mil asesinatos adjudicados a la represión
paraestatal. Junto con ello se producían clausuras de diarios y revistas, así como la
prohibición y censura de películas. el nuevo golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Para
la reinstauración de un orden, la dictadura militar sistematizó el terrorismo de estado y
extendió con inusitada crueldad una represión de redisciplinamiento social y cultural. El
terror estatal planificado y sistemático contó como parte de su metodología con el secuestro,
la tortura, la desaparición de personas y hasta el robo y la desidentificación de bebés. Había
llegado el tiempo más amargo y atroz de la Argentina moderna. Al respecto, en los últimos
tiempos se ha investigado el grado de centralización y planificación de la censura y represión
cultural durante el Proceso, dentro de la cual la política de los Estados Unidos de América
había promovido en 1973 el derrocamiento de gobiernos democráticamente elegidos como
el de Salvador Allende en Chile. En ese contexto, una y otra vez en las declaraciones de
principios de la Junta militar argentina se encuentran llamamientos a retornar a lo que se
denomina “el espíritu de Occidente”, esta visión convivía con la y a presente influencia
neoliberal, En cuanto al desempeño estrictamente militar, en su modus operandi las fuerzas
armadas aplicaron esquemas incorporados desde la década de 1950 a través de la escuela
francesa de guerra contrarrevolucionaria, la vida pública descendió en los primeros años de
la dictadura una asfixiante niebla de represión y censura, En todo el período dictatorial, el
número de desaparecidos se calcula entre 20.000 y 30.000 personas, mientras que los
muertos reconocidos suman unos 2000. Durante esos años de sangre y horror, la
producción intelectual no se extinguió. Por una parte, se mantuvo la producción y circulación
de autores protegidos por su consagración, la producción se refugió en institutos de ciencias
sociales, se alcanzó un espacio público ampliado a través de recitales de rock nacional y,
desde 1980, de la experiencia de Teatro Abierto.

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