MALINCHE.

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¿Quién fue la malinche?

De origen azteca, su nombre indígena era Malintzin, que mal pronunciado por los
españoles, se transformó en Malinche. Al ser bautizada se le impuso el nombre de
Marina. Por el relevante papel que desempeñó en la conquista de México como
traductora de los idiomas maya y azteca y como mediadora entre españoles e
indígenas, al nombre cristiano se le antepuso el tratamiento de doña.

Fue entregada al ejército de Hernán Cortés por los caciques de Tabasco el 15 de


marzo de 1519, tras la batalla de Centla, junto con otras diecinueve jóvenes indias,
formando parte de un presente compuesto por piezas labradas en oro, ricas mantas
bordadas y objetos suntuarios de plumería, con el que los tabasqueños sellaron su
alianza de paz con los españoles tras la victoria de éstos en la batalla. Después de
bautizadas, Cortés repartió a las veinte indias entre sus capitanes, entregando a la
Malinche a Alonso Hernández de Portocarrero.

¿Quién fue la India Catalina?


Normalmente, la India Catalina está asociada a los premios que reconocen lo mejor
del audiovisual en Colombia y símbolo de Cartagena, también llamada “la heroica”
La india Catalina fue una indígena de la etnia caribe Mokaná que fue raptada con 14
años por el conquistador español Diego de Nicuesa cuando éste realizaba su
primera expedición en tierras colombianas. La india Catalina es un personaje muy
desconocido en la historia de la conquista española, pero, sin embargo, fue una
figura crucial para alcanzar la conquista de Cartagena de Indias.

En 1527 Catalina fue devuelta a su tierra natal; Gania, localidad muy cercana a
Cartagena de Indias. Por entonces, había vivido casi 20 años en Santo Domingo,
donde había aprendido el lenguaje, la cultura y la religión que vivían los españoles
por aquel entonces.

Por esta razón fue que Pedro de Heredia, a su llegada a la zona, en 1532, eligió a la
india Catalina como intérprete, al conocer tan bien el lenguaje y cultura indígenas
como españolas. Ella convirtió en una tarea más fácil la conquista de Cartagena de
Indias. Tanto es así, que en un año Pedro de Heredia fundó Cartagena de Indias en
1533.

La relación que tenía con Pedro de Heredia ha causado especulaciones, ya que se


desconoce si tuvieron una relación íntima. Lo que sí es cierto es que fue la criada de
Heredia y su mano derecha durante los primeros años de conquista.

La india Catalina fue una compañera leal del español hasta el momento en que Juan
de Padilla acudió a Santo Domingo para someter a Heredia a juicio. Se le había
acusado de diversos delitos, tales como el reparto de encomiendas a sus familiares,
autoritarismo y abusos contra los naturales de la zona, y fraude de la Hacienda
Real; todos ellos eran graves delitos dada la filosofía de la corona, basada en el
respeto, la igualdad, y la justicia en los procesos de colonización.

En el juicio, Catalina fue testigo, y confesó haber visto a Heredia esconder el oro
correspondiente a la Corona española. Desde entonces, sus caminos se separaron.
Pedro de Heredia fue destinado de vuelta a España pero no consiguió llegar al morir
ahogado. Sin embargo, ambos dos serán recordados en Cartagena de Indias, en
sus correspondientes estatuas de bronce.

¿Cuándo se crea el mito que la considera como Villana y como heroína?

De su intervención como mediadora y consejera de Cortés durante la conquista de


México se han derivado dos mitos: Malinche como traidora y Malinche como madre
del mestizaje. Según Esteban Mira Caballos:

“En México la empezaron a retorcer los criollos para romper con España y fue luego
manipulada por el indigenismo más radical para crear el mito de la Chingada, la idea
de que México es hijo de una violación; por el otro lado, en España, su figura como
mediadora entre dos mundos fue ninguneada o romantizada, reducida a un símbolo
de la grandeza del mestizaje por ser amante de Cortés, a quien el nacionalismo más
ultra —exacerbado como reacción al secesionismo catalán— dibuja como un héroe
de caballería intachable que liberó del yugo a los salvajes”.

¿Por qué y para qué se crean estos mitos?

En el caso de Malinche, su mito como traidora se forjó a partir del siglo XIX con la
independencia de México y el proceso revolucionario del siglo XX. No es más que el
Caín de todo mito nacional. Toda nación necesita una fundación histórica épica y,
cuando ésta no existe, se inventa.

Desde los asesinos de Viriato a Malinche, estos mitos necesitan de traidores que
demuestran que la derrota sólo fue posible desde dentro y no por que el enemigo
fuera superior.

Lo cierto es que esta reconstrucción de Malinche como traidora no tiene sentido


histórico, puesto que los indígenas del territorio mexicano no formaban una nación
en 1519 y estaban enfrentados entre sí.

Malinche fue una superviviente. Una mujer de su tiempo que, sin embargo, jugó
un papel fundamental como nexo entre dos mundos muy distintos: el indígena y el
castellano. No hizo más (ni menos) que cualquier ser humano (más aún en una
situación tan indefensa). Se alió con el que consideró que podía salvarla a ella, una
mujer sin patria, del control ejercido por el imperio azteca. Y no le faltó razón.
El problema estuvo en que el poder azteca pasó a manos castellanas y la situación
no fue a mejor. Pero eso solo se podía saber desde nuestra cómoda perspectiva
quinientos años después. La prueba de su gran servicio y estima la tenemos en los
propios indígenas contemporáneos a Malinche, que la retrataron en sus códices con
el mismo tamaño que a sus señores, dando por sentado su participación en la
diplomacia que decidía el devenir de aquellos tiempos.

¿Desde cuándo se crea la visión que se tiene actualmente sobre La Malinche?

Su mito como traidora se forjó a partir del siglo XIX con la independencia de México
y el proceso revolucionario del siglo XX.

¿ Qué consecuencias provocan ambas ideas que se tienen de La Malinche?

En México es común usar el término malinchista de manera despectiva, en alusión a


la “traición” de la indígena llamada Malinche.

Malinchista, según el diccionario de la Real Academia Española, es alguien “que


muestra apego a lo extranjero con menosprecio de lo propio”. El término viene del
nombre Malinche, quien fue una joven indígena que sirvió de intérprete a los
españoles, durante la Conquista de México, en 1519.

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