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La esencia-porDavid

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Niveles de trabajo para la

“liberación” de la energía del


ser o esencia
POR DAVID TOPÍ · 8 MARZO, 2015

Imagen: “Hágase la Luz” – B.A.Brenan


Habíamos dicho, en el último artículo que, a través de la conexión con
nuestro ser o esencia teníamos acceso a esa posibilidad de cambio de
línea temporal. También habíamos hablado en la conferencia y en los
artículos anteriores a la última actualización recibida sobre el cambio
evolutivo, que no habríamos podido hacer ningún tipo de trabajo sobre
las esferas mentales sin haber llegado a conectar conscientemente
primero con la esencia, ser, partícula divina o mónada de cada uno,
que no es otra cosa que aquello que somos en realidad. Así que,
como todo converge para seguir aprendiendo como conectar,
potenciar y sintonizar con nuestro ser, vamos a dedicar este artículo a
entender más al respecto.
Desde el punto de vista del terapeuta, de la persona que está
facilitando esta “liberación” de la pura energía del ser que somos,
podemos hablar de trabajar a varios niveles hasta poder llegar a abrir
el canal por el cual se manifiesta, y se hace consciente, a esta misma
esencia para la personalidad artificial. Vamos a ver que niveles hay
que “perforar” (simbólica pero a veces literalmente) para hacer este
trabajo.

Diferentes estratos energéticos


Entre los compañeros que estamos haciendo este proceso, solemos
usar la terminología de la terapeuta Bárbara Ann Brenan para
referirnos a los diferentes niveles dimensionales y energéticos que
componen el ser humano, así que esos son los nombres que os daré
en este artículo para vuestra referencia.

Así, primeramente, tenemos todos los componentes, capas y cuerpos


energéticos que podíamos englobar dentro de la dimensión áurica,
extracorporal, y que es de sobras conocido por todos y del que
abunda mucha información en la red, libros y demás. Luego tenemos
la parte física y orgánica del ser humano y su correspondiente matriz
etérea asociada, que no es otra cosa que el calco energético de cada
hueso, tejido, órgano o musculo, que sirve de molde y película
protectora para cada uno de esos componentes físicos. La matriz
etérea es intracorporal y es uno de los puntos que puede dar más
trabajo, pues es por ella por donde corren todos los cables, hilos
energéticos, implantes, y otros bloqueos que nos hemos encontrado
en el proceso de “acceso” a la esencia.

Así, tras haber trabajado a nivel áurico (limpieza emocional profunda


principalmente) y físico, empezamos luego a entrar en lo que B.A.
Brenan denomina la dimensión del Hara, que luego explicamos, y, por
último, entramos en la dimensión de la esencia, núcleo, ser, chispa
divina, partícula primordial, etc., etc.. Cuatro estratos o niveles de
actuación por los cuales hemos de pasar para hacer todo este proceso
de desprogramación, ya que, para hacer el trabajo de las esferas
mentales, para reducir y unificar todos los Yos, para trabajar con la
esfera de conciencia, la energía del ser tiene que ser traída desde su
ubicación espacio-temporal, en su dimensión particular, hacia la parte
física y áurica del cuerpo, así que, por decirlo de alguna forma, hemos
de “sacarla” un par de niveles (simbólico) hacia arriba para poder
trabajar con ella.
La línea o dimensión del Hara
En su libro “Hágase la Luz”, explica B.A. Brenan que la dimensión del
Hara se percibe como una línea que une un punto por encima de la
cabeza, más o menos a un metro de distancia, con el timo, con el
tantien inferior y con el núcleo del planeta. Y es entrando a través de
esta línea que podemos acceder luego a la esencia o ser que somos.
La esencia o ser
Para explicar el trabajo con la energía del ser, voy a usar las palabras
de B.A en “Hágase la Luz” que está perfectamente explicado:
“Bajo la dimensión del Hara existe la dimensión de vuestro núcleo más
profundo. El núcleo es el eterno «Yo soy lo que es, fue y será». Aquí está el
origen de vuestra fuerza creativa. Vuestro núcleo es la fuente interna de lo
divino. A través de la percepción extrasensorial, se parece a una estrella, una
estrella-núcleo. Esta luz es una firma de la esencia eterna de cada persona.
Existe fuera del tiempo, el espacio, la encarnación física e incluso el concepto
del alma. Parece ser la fuente de la propia vida. Es el Dios único e individual
dentro de cada uno de nosotros. Es la fuente de la que mana toda la
encarnación, y no obstante permanece en paz y serenidad absolutas. Allí
donde emerge la luz del núcleo, aporta curación. Allí donde está bloqueada,
se declara la enfermedad.”
Usando la percepción extrasensorial, pude localizar la estrella del núcleo
dentro del cuerpo. Está literalmente en el centro del cuerpo. Me doy cuenta
de que la esencia del núcleo está en todas partes, pero la concentración en
esta situación central en el cuerpo ayuda a establecer contacto con ella. La
estrella del núcleo se encuentra de 2,5 a 4 cm por encima del ombligo, en el
eje central del cuerpo. Parece una luz brillante de muchos colores. Esta luz
puede extenderse infinitamente. Conlleva una sensación muy familiar de ser
libre. Es el ser que usted ha sido a lo largo de toda su vida. Es el ser que
usted fue antes de esta vida concreta. Es el ser que usted seguirá siendo
después de esta vida. Es el usted que existe más allá del tiempo y el espacio.
Esta esencia de ser es distinta para cada persona. Es su esencia única. Es lo
divino individualizado que hay dentro de usted.
Lo que puede llevar a confusión acerca de la esencia interna es que también
existe en el principio unitario divino. Es decir, es al mismo tiempo el creador
individualizado que tenemos dentro y el Creador universal. A veces, esta
paradoja nos resulta difícil de entender. ¿Cómo puedo ser yo y Dios al mismo
tiempo? Dios es un concepto muy vasto. Dios escapa a la comprensión
humana. ¿Cómo puedo llamarme Dios cuando sé que Dios es mucho más que
yo? La única manera de responder esta pregunta pasa por la experiencia de
la estrella del núcleo. Llevando la conciencia a la estrella del núcleo,
sintiéndola y descubriendo luego que esta esencia es lo mismo que el ser,
podremos resolver esta paradoja humana. En cuanto pueda experimentar su
esencia interna, será capaz de encontrarla en todas partes. La encontrará en
todos los lugares de su cuerpo. La hallará por todo su campo aural. La
descubrirá en todos los rincones de su nivel del hara. La encontrará en todos
los aspectos de su vida. La hallará extendida hacia los límites más lejanos del
universo. La encontrará en todas partes donde la busque.
Su esencia interna se expresa en todas partes hasta cierto punto. Los lugares
en su intención, sus campos de energía vital, en su cuerpo físico y en su vida
donde se expresa más plenamente son los ámbitos en los que usted está sano y
es feliz. Los lugares donde se expresa menos son los ámbitos en los que usted
es menos feliz, está incómodo o tiene problemas. Es así de sencillo. Así pues,
hemos vuelto al principio de este libro, donde se describe la enfermedad como
una señal de que nos hemos desconectado de algún modo específico de
nuestra esencia interna. Nos hemos desconectado de nuestra divinidad
interna. Hemos olvidado quiénes somos. Por medio de la clarividencia, lo
podemos «ver» como una desconexión del núcleo.

Pasos en la “perforación” y “liberación” energética


Así, teniendo más o menos claro los diferentes niveles en los que
tenemos que trabajar, si lo viéramos de forma lineal, y por estratos, el
terapeuta que está trabajando con la persona en camilla sigue los
siguientes pasos para poder llegar al ser de la persona:

1) Empezando por las capas emocionales y mentales, se limpian todo


lo posible para permitir el acceso a los siguientes niveles. Difícilmente
sin pasar por aquí se puede llegar más lejos. Esto puede resultar un
trabajo enorme, si hay muchos miedos y emociones negativas muy
estancadas o muy sencillo si la persona ya viene con un trabajo
personal realizado de antemano en este aspecto.

2) Eliminación de todos los bloqueos, implantes y obstáculos en la


matriz etérea que impiden el acceso a la dimensión o línea del Hara.
Aquí normalmente el trabajo es puro bisturí etéreo, por decirlo de
alguna forma, para sacar todo aquello que llevamos implantados los
seres humanos por “diseño”. Digamos que es como abrir un coche y
empezar a trastear en el motor o quitar las piezas que nos han
tuneado, o abrir un ordenador y empezar a sacar componentes que
sobran y no deberían estar ahí.

3) Remover todo aquello que bloquea la línea del Hara propiamente


dicha. De nuevo, aquí suele haber diferentes tipos de bloqueos que
salen fácilmente con una sesión de operación y cirugía etérica.

4) “Entrar” literalmente en la línea del Hara y “atraer” y “subir” la


esencia hacia el exterior. Si se han completado los pasos anteriores,
aquí no hay ningún bloqueo ni problema ni obstáculo.

Seguiremos hablando de este tema en próximos artículos, al menos,


quería explicar un poco que significa esto de trabajar con la energía
del ser y “dónde” hay que ir a buscar esa energía, esa esencia, para
ello. Nosotros seguimos con nuestras investigaciones para ver hasta
dónde podemos llegar en este proceso, pues cada sesión que
hacemos nos sorprende un poco más por el potencial y alcance que
tiene.
Ahora que hemos visto los diferentes niveles de actuación en los que podemos y
tenemos que trabajar para llegar a “sacar” a la dimensión áurica y física la energía
de nuestra esencia, podemos quizás entender mejor el potencial y poder que esta
tiene para hacer todo el trabajo de sanación y desprogramación de cualquier parte
del vehículo evolutivo que usa, ya que, como podéis suponer, no solo se puede
usar la esencia en las esferas mentales, sino que, correctamente aplicada, se
puede usar para armonizar y sanar cualquier disfunción energética en el sistema
que usamos como vehículo para esta encarnación.

Dice B. A. Brenan que es evidente, dada la importancia de la estrella del núcleo,


como ella denomina a la mónada o ser que somos por la forma que tiene visto con
percepción extrasensorial, que todas las terapias deberían incluir un cierto trabajo
para elevar la esencia interna a todos los niveles que hay sobre ella. Todas las
partes del nivel del hara, del campo aural y del cuerpo físico con las que se haya
trabajado en el transcurso de una sanación o terapia energética deberían irrigarse
con la esencia interna antes de concluir el proceso curativo. Completamente de
acuerdo, visto lo que llevamos visto hasta ahora, porque el hecho que existan
partes del cuerpo físico, del campo aural o del nivel del hara que se hayan
distorsionado, bloqueado o desarmonizado, provocan que la esencia interna se
vea más imposibilitada de aparecer en todo su esplendor, al nivel de poder llegar a
gestionar todo el vehículo al que se enlaza y conecta para cada experiencia física.

Por eso, para hacer este trabajo de “liberación” del acceso al ser, en cada uno de
los estratos que os conté en el artículo anterior, se ha de determinar la condición y
estado energético de los niveles físico, aural y del hara, pues la esencia
propiamente dicha no presenta jamás ningún problema. Así, cuando podemos,
empezamos en una sesión terapéutica a trabajar por la parte emocional y mental
de la persona, luego nos metemos a nivel más físico y de matriz etérea, y luego
pasamos a la línea del hara. Finalizado todo esto, el terapeuta descubre, y luego
eleva, la esencia del paciente a cada uno de los niveles que están sobre ella.
Primero, se eleva la esencia al nivel del hara, a continuación al aural, y finalmente
se lleva al cuerpo físico. Nosotros, si hacemos el papel de terapeuta, o si nos lo
hacemos a nosotros mismos, podemos dilatar la energía que percibimos para que
la esencia individual llene primero, con la intención simplemente, el nivel del hara,
luego trabaje por ejemplo en la personalidad a nivel emocional y mental y luego
por ejemplo también se puede dirigir a cada célula del cuerpo físico.

Abriendo un canal al ser

Para aquellos que queréis hacer esto por vuestra cuenta, probad este ejercicio que
propone B. A. Brenan en sus explicaciones e investigaciones terapéuticas con la
energía del ser. Basta con dedicar un rato diario a mover la conciencia hacia el
punto del cuerpo, por debajo del ombligo, donde podemos sentir con más fuerza la
energía de nuestra mónada. Normalmente lo más sencillo es sintonizar primero
con el nivel del hara, moviendo vuestra conciencia hacia esa línea energética que
“protege” la entrada a la dimensión del ser. Desde dentro de la línea del hara, se
entra a un nivel más profundo, en el puro espacio de la “Creación”, y desde ahí,
aparece vuestro ser o mónada, que da la impresión de “venir” hacia “arriba” como
si lo estuviéramos atrayendo desde su punto de reposo hacia la dimensión más
física por encima del ombligo. Reposad ahí vuestra concentración y focalización, y
tratad de sentir el calor, luz o energía que percibáis en ese punto.
Recordad que el ser NO HACE, solo ES, y por eso la sensación de que se ha
conectado correctamente con la partícula divina que somos, es decir, que nuestra
conciencia se ha dejado imbuir por nuestra esencia, es que no se tiene la
necesidad de hacer, decir o saber nada. Todo es reposo en una especie de estado
de paz profunda, de forma que, si realmente se produce esa conexión, se nos
tienen que ir todas la necesidades (temporalmente, claro), de tener, hacer, querer,
decir, saber, mostrar, actuar, etc., etc., etc. Aquí solo hay que estar, y nada más.

Y es que nuestra mónada es nuestra fuente divina. Al abrir esta especie de pasillo
interno a nuestro ser nos conectamos automáticamente a la fuente externa de
amor cuántico y energía que nos rodea, y que es todo lo que “hay” en la Creación.

A partir de aquí, cuando la esencia asciende desde su dimensión particular, aporta


un gran placer, paz, alegría, etc. Y cuando la esencia interna emerge en la
dimensión del hara de camino hacia nuestro mundo físico, asciende hacia el centro
de los tres puntos situados a lo largo de la línea del hara que comentábamos en al
artículo anterior (por encima de la cabeza, en el timo, y en el tantien inferior). Si los
tres puntos están alineados, habremos alineado nuestra intención con lo mejor que
hay en nosotros, y nos habremos sincronizado con la intención de nuestro plan
evolutivo, de nuestro Yo Superior, de nuestro SER con mayúsculas, o como
llamemos a aquello de donde provenimos o hemos sido creados.

La esencia en los niveles superiores

Si vamos un paso más adelante, cuando la esencia asciende al nivel aural, accede
al centro de los chakras y se extiende para impregnar todo el campo áurico, lo que
entonces nos permite empezar a expresar nuestra esencia con nuestra
personalidad. Este es un paso que no tiene que venir acompañado de la
desconexión de la esfera mental preconsciente, son cosas separadas aunque
puedan ir juntas, el proceso de crecimiento interno y el de desprogramación. La
esencia que somos puede tomar el mando de la personalidad poco a poco aun sin
desconectarnos de la malla de control, o puede hacer primero todo el trabajo de
desprogramación y limpieza de las esferas mentales y luego tratar de tomar el
mando del programa ego, algo que tampoco es fácil. En todo caso, esto es un
proceso de crecimiento y arduo trabajo personal, no lo puede hacer nadie por
nosotros, ni en una ni en mil sesiones de terapia energética.

Finalmente, cuando la esencia interna asciende al nivel físico, también tiene el


poder de acceder al núcleo de cada célula, al ADN. Una experiencia con mis
compañeras nos mostró como hacer esto. En este caso, yo estaba en camilla y se
dirigió la energía de mí esencia hacia el nivel de mí ADN, intencionando que esta
energía se superpusiera en cada unas de mis células a las hebras de ADN
existente. Simplemente la sensación fue notar como esa energía entraba en ellas,
creaba una especie de hebra virtual energética, y se fundía con la existente,
evidentemente a nivel energético, no físico.

Hay que darse cuenta que, llegados a este punto de tantos meses de trabajo
personal, de luchas diarias por eliminar miedos, transmutar esa “sombra”, sacar
bloqueos de todos los niveles, desprogramar las esferas mentales, reducir el
miedo, eliminar el deseo de querer cosas, unificar los yos, reducir el poder del ego,
etc., etc., no son más que pasos para que la esencia tome control del vehículo
físico que usa y lo mantenga controlado.
Si todo este trabajo se hace, y luego se deja de trabajar conscientemente con
nuestro ser, todo esto puede llegar a revertirse. Una dura lección aprendida, ver
aparecer nuevos “yos” cuando los habías unificado (el programa ego no se puede
desmontar y una de sus funciones es siempre generar más sub-personalidades
para adaptarse al mundo), ver parte de la programación recrearse de nuevo por
que el mismo sistema de control tiene métodos para evitar que nadie se le escape,
y ver como nuevos miedos o bloqueos emocionales vuelven aparecer si uno no
mantiene constante la alerta, la auto observación y el trabajo interior diario. Cosa
que, como ya he dicho, nadie puede hacer por nosotros, ni en una, ni en mil
sesiones de terapia.

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