Texto Descriptivo
Texto Descriptivo
Texto Descriptivo
índice
1. La descripción: definición
2. Proceso de una descripción
3. Tipos de descripción
4. Formas lingüísticas de la descripción
1. La descripción
Muestra con palabras una realidad concreta o abstracta, informando sobre
cómo son:
Lugares: paisaje o topografía
Ambientes o épocas: cronografía
Objetos
Personas: retrato, caricatura, etc
Procesos: Pragmatographia (Anemographia : Descripción del viento)
Conceptos: definición
Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría
todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus
ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro.
Lo dejo suelto, y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico,
rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo
dulcemente: «¿Platero?», y viene a mí con un trotecillo alegre que parece
que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...
Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas
moscateles, todas de ámbar, los higos morados, con su cristalina gotita de
miel...
Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por
dentro, como de piedra. Cuando paseo sobre él, los domingos, por las
últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y
despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tien' asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.
La Barraca (Vicente Blasco Ibáñez)
En el centro de estos campos desolados, que se destacaban sobre la
hermosa vega como una mancha de mugre en un manto regio de terciopelo
verde, alzábase la barraca, o más bien dicho, caía con su montera de paja
despanzurrada, enseñando por las aberturas que agujerearon el viento y
la lluvia su carcomido costillaje de madera. Las paredes, arañadas por las
aguas, mostraban sus adobes de barro crudo, sin más que unas ligerísimas
manchas blancas que delataban el antiguo enjarbelgado. La puerta
estaba rota por debajo, roída por las ratas, con grietas que la cortaban
de un extremo a otro. Dos o tres ventanillas, completamente abiertas y
martirizadas por los vendavales, pendían de un solo gozne, e iban a caer
de un momento a otro, apenas soplase una ruda ventolera.
Aquella ruina apenaba el ánimo, oprimía el corazón. Parecía que del
casuco abandonado fuesen a salir fantasmas en cuanto cerrase la noche;
que de su interior iban a partir gritos de personas asesinadas; que toda
aquella maleza era un sudario ocultando debajo de él centenares de
cadáveres.