¡Qué perspectiva sorprendente y grata a la vista presenta la autoridad augusta, con que ostenta en las linfas de plata su temido poder como ninguno los mares enfrenando el gran Neptuno!
-Habla mejor, dijo Sócrates. -¡Por Neptuno!, no digas nada, Sócrates, porque estando tú presente a nadie alabaré sino a ti. -¡Pues bien, sea!, dijo Eryximacos; haznos si te parece bien el elogio de Sócrates.
En frente de Neptuno, otra altanera y no menos hermosa ostenta su poder la bella esposa de Saturno; ligera disputa con el dios la gallardía y a su competidor vencer quería.
Algunos conjurados habían esparcido en los corredores esas pequeñas bombas Orsini que estallan al ser pisadas. Era monsieur Jacques, que entraba irritado como
Neptuno contra las olas.
Miguel Cané
En tanto,
Neptuno, que ciñe la Tierra, animaba a los aqueos de las ultimas filas, que junto a las veleras naves reparaban las fuerzas.
Homero
Así las borrascas con que el Euro subleva las olas de Hesperia vayan a caer sobre los bosques de Venusa, salvando tu vida, y el benigno Júpiter y Neptuno, protector de la ciudad sacra de Tarento, te enriquezcan con toda especie de lucrativas ganancias.
465 Zodíaco después fue cristalino a glorïoso pino, émulo vago del ardiente coche del Sol, este elemento, que cuatro veces había sido ciento 470 dosel al día y tálamo a la noche, cuando halló de fugitiva plata la bisagra, aunque estrecha, abrazadora de un Océano y otro, siempre uno, o las columnas bese o la escarlata, 475 tapete de la Aurora. Esta pues nave, ahora en el húmido templo de
Neptuno varada pende a la inmortal memoria con nombre de Victoria.
Luis de Góngora y Argote
¿Piensas que aquel ignorante rey, que con la muchedumbre de saetas oscureció el día, llegó con alguna a ofender al Sol, o que habiendo echado muchas cadenas en el mar, pudo prender a Neptuno?
Del Aloes o Acíbar no carece esta isla, como de otra infinidad de hierbas medicinales y dedicadas al aspecto de quien las contempla para fábrica de navíos, y de otra cualquier suerte de edificios se hallan en esta mancha de Neptuno, maderas muy a propósito.
Un monte era de miembros eminente Este que -de
Neptuno hijo fiero- De un ojo ilustra el orbe de su frente, Émulo casi del mayor lucero; Cíclope a quien el pino más valiente Bastón le obedecía tan ligero, Y al grave peso junco tan delgado, Que un día era bastón y otro cayado.
Luis de Góngora
Las redes califica menos gruesas, Sin romper hilo alguno, Pompa el salmón de las reales mesas, Cuando no de los campos de
Neptuno, Y el travieso robalo, Guloso, de los cónsules, regalo.
Luis de Góngora y Argote
Y premïados gradüadamente, advocaron a sí toda la gente, 1025 cierzos del llano y austros de la sierra, mancebos tan veloces, que cuando Ceres más dora la tierra, y argenta el mar desde sus grutas hondas
Neptuno sin fatiga, 1030 su vago pie de pluma surcar pudiera mieses, pisar ondas, sin inclinar espiga, sin vïolar espuma.
Luis de Góngora y Argote