Las nereidas, cantando en coro; Portuna, con su erizada azul barba; Salacia dejando caer abundantes peces de los pliegues de su vestidura; el pequeño Palemon, montado en un delfín; los tritones, que saltan entre las olas...
Tú, Neptuno, al momento que el hijo de Mercurio y de Astrea en tu imperio se vea, di al voraz elemento lo que nuestra nación tanto desea. Nereidas y tritones rodeen el depósito sagrado de tu héroe tan amado, y el piloto halle siempre las regiones del aire vario prontas a su agrado.
En medio del mar se alza una frondosa isla, tierra sagrada, gratísima a la madre de las Nereidas y a Neptuno egeo; errante en otro tiempo por los mares de playa en playa, el dios flechador, compadecido, la fijó entre Micón y la alta Giaro, concediéndole que permaneciese inmoble y arrostrase el furor de los vientos.
Cuando así hubo hablado, dejó a su hijo; y volviéndose a las
nereidas, sus hermanas, les dijo: —Bajad vosotras al anchuroso seno del mar, id al alcázar del anciano padre y contádselo todo; y yo subiré al elevado Olimpo para que Hefesto, el ilustre artífice, dé a mi hijo una magnífica y reluciente armadura.
Homero
DORICLO DE ÍSMARO, marido de Béroe. DOTO, una de las nereidas. DRANCES, guerrero y orador latino, grande enemigo de Turno; personaje imitado del Tersites de Homero.
Las
nereidas se sumergieron prestamente en las olas del mar, y Tetis, la diosa de los argentados pies, enderezó sus pasos al Olimpo para proporcionar a su hijo las magníficas armas.
Homero
PAN, y vosotros, SILENOS, FAUNOS y alegres SÁTIROS, danzad en la alfombra de los umbrosos bosques, en tanto que las NEREIDAS, las Náyades, las bulliciosas ONDINAS y juguetonas NINFAS, esparciendo mil aromosas flores, embellecerán con sus cantos la soledad de los mares, las lagunas, las cascadas y los ríos, y agitarán la clara superficie de las fuentes en sus variados juegos." (Se ponen á danzar las musas, las ninfas, las náyades, etc.
15 La cual a ti, no Perseo, la verdad si buscas, te quita, sino de las Nereidas el grave numen, sino el cornado Amón, sino el monstruo del ponto que de las entrañas venía a saciarse mías; en ese tiempo a ti arrebatada te fue, en el que a morir iba, a no ser que, cruel, esto precisamente 20 exijas, que muera, y que tú con el luto te consueles nuestro.
Allí estaban Glauce, Talía, Cimodoce, Nesea, Espio, Toe, Halia, la de los grandes ojos, Cimotoe, Actea Limnorea, Melita, Yera, Anfítoe, Agave, Doto, Proto, Ferusa, Dinámene, Dexámene, Anfínome, Calianira, Doris, Pánope, la célebre Galatea, Nemertes, Apseudes, Calianasa, Climene Yanira, Yanasa, Mera, Oritia, Amatía, la de hermosas trenzas, y las restantes
nereidas que habitan en lo hondo del mar.
Homero
La blanquecina gruta se llenó de ninfas, y todas se golpeaban el pecho. Y Tetis, dando principio a los lamentos, exclamó: —Oíd, hermanas
nereidas, para que sepáis cuantas penas sufre mi corazón.
Homero
Habiéndose metido como espía en los reales de los griegos, reclamó por merced el carro de Aquiles, y murió a manos de Diomedes. DORIS, madre de las nereidas, ninfas marinas, hijas de Nereo.
¿Ves que el sol declina hacia su ocaso, y como si el curso del día volador se detuviera, retrasas el momento de sacar de la bodega el ánfora, que permanece ociosa desde los tiempos del cónsul Bíbulo? Cantaremos alternativamente a Neptuno y Ias Nereidas de verdosos cabellos.