ros

ros

(Del nombre del general Ros de Olano , que introdujo esta prenda.)
s. m. INDUMENTARIA Y MODA, MILITAR Gorro militar de fieltro más alto por delante que por detrás y con visera.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

ros

 
m. Especie de chacó pequeño, de fieltro, y más alto por delante que por detrás.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Ejemplos ?
Y es que yo oí y casi vi con mis ojos, a estos dos per ros, que el uno se llama Cipión y el otro Berganza, estar una noche, que fue la penúltima que acabé de sudar, echados detrás de mi cama en unas esteras viejas, y a la mitad de aquella noche, estando a escuras y de svelado, pensando en mis pasados sucesos y presentes desgracias, oí hablar allí junto, y estuve con atento oído escuchando por ver si podía venir en conocimiento de los que hablaban y de lo que hablaban.
212. Estas novedades fueron transmitidas al Embajador Ros en Buenos Aires, decidiéndose que el Sr. Molteni se entrevistase nuevamente con el Sr.
El día 07 de mayo, en la reunión del COMIL, el Canciller informó respecto de las primeras gestiones encaradas por el Subsecretario Ros.
Yo, contemplando sus pugilatos grotescos y pueriles sobre la cubierta de la fragata, he sentido un nuevo matiz de la vergüenza: La vergüenza zoológica. ¡Cuán diferente había sido mi primer viaje a bordo de un navío genovés, que conducía viajeros de todas las partes del mundo!
Giró, Barcelona, 1882. Prologo a «Páginas rimadas», de Ricardo de Brugada y Ros i Juan Rodríguez Guzmán, Impr. de Domènech, València, 1884, p.
Entres los árboles divisamos un paraje raso con oscuros arrayanes bordados por blancas y tortuosas sendas: La luna derramaba sobre ellas su luz lejana e ideal como un milagro.
Los conseje ros provinciales, lo s concejales mu nicipales y lo s vocales d e l as j untas parroquiales, en su respectiva jurisdicción; 2.
Los virreyes sabían que siendo pun- tuales en remitir á la corte, convertidas en oro y plata, las gotas del sudor de los infelices indios, nada tenían que recelar; y preferían mantenerse en buena armonía con los encomende- ros, propietarios de esas bestias, á las que fué preciso que una bula del papa Alejandro VI, si la memoria no me engaña, de- clarase seres humanos y capaces de sacramentos.
20 Y nacieron á José en la tierra de Egipto Manasés y Ephraim, los que le parió Asenath, hija de Potipherah, sacerdote de On. 21 Y los hijos de Benjamín fueron Bela, y Bechêr y Asbel, y Gera, y Naamán, y Ehi, y Ros y Muppim, y Huppim, y Ard.
Los hábitos de la familia en confort y servidumbre, el continente, el semblante y el mo­do de saludar de todos y cada uno de los miem­bros de la familia, acusaban hábitos de fortuna desde tiempos atrás arraigados. Decíanse nobles, descendientes de los prime­ros conquistadores.
Es una desgracia ser el primero en anunciar males. Sin embargo, es necesario que os revele todo el desastre, persas: el ejército entero de los bárba­ros ha perecido.
No hay bello como él entre los bellos: se hizo, y rompió el molde tras su hornada. Duque es de Ros; y no tiene en el mundo en gracia y en virtud ningún segundo.