El estudio de todas las filosofías que han influido en el desarrollo del humanismo cristiano actual es una ardua labor, tanto por la abundancia de pensadores, como por la variedad de corrientes de pensamiento que lo conforman: unos glosan...
moreEl estudio de todas las filosofías que han influido en el desarrollo del humanismo cristiano actual es una ardua labor, tanto por la abundancia de pensadores, como por la variedad de corrientes de pensamiento que lo conforman: unos glosan una concepción integral del hombre; otros, inciden en aspectos de la persona como individuo; un tercer grupo ilustra el mundo de las relaciones humanas (son los llamados filósofos del diálogo); otros desarrollan un humanismo cristiano desde los principios de la "fenomenología"… Estas son solo algunas de sus expresiones. Jacques Maritain Filósofo neotomista francés (1882-1973) que se convirtió al catolicismo cuando tenia 24 años. Después de su conversión estudió a santo Tomás de Aquino, de quien siempre se consideró discípulo. En su libro Humanismo integral (1936) se propone sentar las bases de un humanismo verdadero para construir una nueva sociedad de inspiración cristiana. Parte de una crítica de la antropología que está detrás del marxismo totalitarista y del individualismo liberal, y afirma que los dos se equivocan, porque no reconocen la peculiaridad de la persona: son materialistas y solo conciben individuos y conflictos materiales entre individuos, por lo que construyen un mundo inhumano. Maritain dice que el hombre, más que individuo, es persona: un ser abierto a las relaciones con los demás hombres y con Dios, un ser capaz de amar, un ser capaz de poseerse y darse. Utilizó esta distinción para exponer su doctrina sobre la sociedad: insiste en que el fin propio de la sociedad es el desarrollo de todos los ciudadanos como personas. Es necesario, recuerda, crear las condiciones debidas para que surja una sociedad de personas, con lazos de relaciones personales. Afirma que la sociedad no es solo la suma o agregación de individuos, sino una comunión de personas en la que se ha de respetar la dignidad de todo ser humano. Mantiene que solo el cristianismo tiene la fuerza verdadera para crear una auténtica y plena comunión de personas, se declara enemigos de todos los estatalismos y defiende que la democracia es el régimen que más se acomoda a la condición libre de las personas. Gabriel Marcel Filósofo existencialista (1889-1973), convertido al catolicismo cuando tenia 40 años, es el primero en plantear una tesis personalista en el humanismo cristiano. En un diario filosófico, que tituló Ser y tener (1935), se fija en un fenómeno muy sencillo: cada uno se refiere a su cuerpo, no dice es un ser que puede crecer en la dirección del ser o en la del tener: puede crecer teniendo más cosas o siendo más. Cada hombre crece en el "ser", cuando aumenta sus relaciones humanas, cuando se comunica, cuando se entrega, cuando ama, cuando hay plena coherencia en su vida. En su relación con los demás hombres y con Dios, el hombre se sitúa en el mundo como persona. El hombre es un ser en un mundo de relaciones espirituales, la más importante de las cuales es el amor. Pero puede desnaturalizarlas: puede relacionarse con las personas como si fueran cosas; puede intentar poseerlas, utilizarlas, aumentar con ellas su "tener", su poder, su dominio, su riqueza. Cuanto más nos entregamos y amamos, cuanto más intensa es la relación con otros seres humanos y con Dios, nuestra personalidad se hace más auténtica y profunda. Aunque nunca llega a ser perfecta en este mundo "roto", donde tantas limitaciones materiales y morales hacen difícil, y a veces dramática, esta empresa del amor. Según Marcel, tanto el pensamiento del capitalismo liberal, como el colectivismo marxista olvidan esto; por eso, solo pueden producir una cultura del "tener", que empobrece al hombre y produce seres humanos deformes, que no se han desarrollado espiritualmente. Emmanuel Mounier Filósofo francés (1905-1950), amigo de Jacques Maritain. En 1932 fundó la revista Esprit, que tenía por objeto "rehacer los fundamentos espirituales de la Europa contemporánea" Acuñó la expresión "personalismo cristiano" para referirse a los ideales de su movimiento: "Llamamos personalista a toda doctrina, a toda civilización que afirma el primado de la persona humana sobre las necesidades materiales y sobre los mecanismos colectivos que sostiene su desarrollo" Mounier fue también muy crítico con los totalitarismos fascistas y marxistas; pero su crítica más aguda y original se dirige al individualismo liberal": "Existe en la individualidad una exigencia de mordiente, un instinto de propiedad que, en el dominio de sí mismo, es lo que la avaricia para la verdadera posesión" Mantiene que la persona se mide por sus actos, que él reduce a cinco fundamentales: salir fuera de sí, comprender, tomar sobre sí, dar y ser fiel. Así, dice: "La persona se gana perdiéndose, se posee, dándose", expresiones con evidentes resonancias evangélicas. Critica la masificación y despersonalización de las sociedades modernas. Piensa que son sociedades impersonales, fundadas en equilibrios jurídicos para regular el provecho de los particulares, sin intercambio personal y sin intimidad.