Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Rey Juan Carlos
El lenguaje opinativo en
los géneros de información
TRABAJO DE FIN DE GRADO
Ignacio Esteban Fernández
ief.esteban@gmail.com
Doble Grado en Derecho y Periodismo
5º A (mañana), Vicálvaro
2014-2015
Convocatoria: Junio 2015
Directora: Raquel Pinilla Gómez
Calificación: Sobresaliente
Referencia bibliográfica:
ESTEBAN FDEZ., I. El lenguaje opinativo en los géneros de información [TFG], URJC. Madrid,
junio de 2015, consultado el … . Recuperado de … .
A los profesores competentes
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento hacia quienes han contribuido a
este trabajo, sin quienes indudablemente habría sido menos rico y provechoso:
A José Manuel Sánchez Duarte y Raquel Pinilla Gómez, por su frescura y
candidez y sus incalculables aportaciones al enfoque y a la bibliografía.
A mis profesores de Periodismo: a Sara Núñez de Prado Clavell, Mª. Carmen
Arellano Pardo (Menchu), Jesús del Olmo Barbero, Carmen Gaona Pisonero,
José Gabriel Fernández Fernández, Carlos Oliva Marañón y, en particular, a
Manuel Jesús Díaz Redondo y José Alonso Seco.
Y a mis profesores del colegio Virgen de Mirasierra.
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Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Resumen:
El presente trabajo pretende indagar en cómo el lenguaje se pone a la disposición de los
oradores públicos (fundamentalmente, políticos y periodistas) para trasladar su mensaje
ideológico. En particular, surge de la preocupación en torno al uso manipulador de las palabras
en los géneros informativos (sobre todo, la noticia) para alterar la interpretación de los
ciudadanos conforme a los intereses y creencias del redactor de la información.
Palabras clave:
periodismo, noticia, géneros informativos, géneros de opinión, manipulación, lenguaje
Método:
Este trabajo parte del postulado fundamental de la existencia, en mayor o menor medida, de
fórmulas opinativas en los géneros periodísticos de información, si bien no constituye una
exposición científica con una tesis principal que trate de justificarse, sino una enumeración de
las herramientas que la lengua ofrece para semejante fin. Su objetivo fundamental es, por
tanto, determinar las técnicas encuadrables dentro de dicha enumeración y de qué manera
sirven a su propósito. Como objetivos específicos, se tratará de poner en relación los recursos
opinativos usados por políticos y periodistas, establecer cómo sirven a sus respectivas
ideologías, distinguir técnicas de manipulación, persuasión y seducción y precisar algunas
recomendaciones para una práctica periodística ética, profesional y respetuosa con la lengua.
Se ofrece asimismo un ANEXO final de eufemismos descodificados de gran interés didáctico.
Advertencia:
El trabajo que sigue es un análisis lingüístico del habla política y periodística desde una perspectiva
estrictamente académica. La elección de unos u otros medios de comunicación o actores responde exclusivamente
a criterios y necesidades didácticas, sin tomas de postura a favor de ninguna ideología en particular. Cualquier
crítica vertida sobre los contenidos seleccionados debe entenderse desde un enfoque teórico, referido al propio
mensaje, y no como una crítica contra el emisor.
El texto ha sido redactado siguiendo las prescripciones vigentes establecidas por la RAE, salvo lo referido a la
recomendación de no tildar los pronombres ni el adverbio solo, aquí tildados en la consideración del autor de
que cumplen una útil función diacrítica cuando tanto el escritor como el lector conocen y respetan la norma.
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ÍNDICE
JUSTIFICACIÓN DEL TEMA, EL CORPUS Y LA METODOLOGÍA ....................... 6-8
1. INTRODUCCIÓN ............................................................................................................... 9-13
1.1. El poder de las palabras .......................................................................................................................... 9
1.2. Palabras en venta ................................................................................................................................... 11
1.3. El lenguaje ideológico ........................................................................................................................... 12
2. LENGUAJE OPINATIVO EXÓGENO: El lenguaje político .................................. 14-26
2.1. El lenguaje de la persuasión ................................................................................................................. 14
2.2. El arte de desviar el tiro ........................................................................................................................ 17
2.3. La lengua de la incomunicación ........................................................................................................... 20
2.4. El marco adecuado ................................................................................................................................ 22
2.5. La manipulación política del lenguaje ................................................................................................. 23
2.6. Neolengua ............................................................................................................................................... 25
3. LENGUAJE OPINATIVO ENDÓGENO: El lenguaje periodístico ....................... 26-58
3.1. La presencia del informador en la noticia .......................................................................................... 26
3.2. La manipulación de la noticia .............................................................................................................. 29
3.3. La noticia ideológica .............................................................................................................................. 31
3.4. Seleccionando las palabras .................................................................................................................... 36
3.5. El peligroso adjetivo .............................................................................................................................. 38
3.6. Cómo marcar el camino de la interpretación .................................................................................... 41
3.7. La información del silencio .................................................................................................................. 45
3.8. Vicios comunes ...................................................................................................................................... 48
3.9. La desaparición de las minorías ........................................................................................................... 52
3.10. Citar a ciegas ......................................................................................................................................... 55
4. COLOFÓN ........................................................................................................................... 58-61
5. FUENTES ............................................................................................................................. 62-68
ANEXOS
Anexo I: Notas
Anexo II: Eufemismos
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JUSTIFICACIÓN DEL TEMA, EL CORPUS Y LA METODOLOGÍA
En lógica, la denotación de una oración es el conjunto de sus valores de verdad, su
correspondencia exacta con la realidad. Sin embargo, en su uso rutinario, la lengua se colma
de significados calculados e imprevistos, por lo que no sólo constituye una herramienta de
comunicación, sino también un instrumento de poder1; como recalca ÁLEX GRIJELMO, «las
palabras, al igual que las pistolas, las carga el diablo»2. Debido a ello, «se presta una
creciente atención al lenguaje de las noticias y, en consecuencia, a la manera en que las
ideologías dominantes se encuentran realmente formuladas»3.
Según DAVID RANDALL, el periodismo es el primer borrador de la Historia4. A través de él,
no sólo se informa a la ciudadanía, también se enfrentan entre sí las distintas definiciones
de la realidad de cada periodista, político y personaje público. Al fin y al cabo, los discursos
no son sólo texto, sino formas de interacción, actos sociales5. En la conmoción mediática
actual, por tanto, las informaciones periodísticas se contradicen y reproducen, haciendo
«cada vez más vano querer analizar la prensa escrita aislada de los demás medios de
información. Los medios (y los periodistas) se repiten, se imitan, se copian, se responden,
se entremezclan hasta el punto de que ya no constituyen sino un solo sistema de
información dentro del cual es cada vez más arduo distinguir la especificidad de uno de
ellos separándolo de los otros»6.
Sin embargo, debe notarse que el lenguaje hablado y el escrito plantean exigencias distintas
a sus usuarios. El hablante tiene a su disposición todo el registro de los efectos del tono de
voz, así como un amplio catálogo de señales paralingüísticas (expresión facial, posturas,
gestos, etc.), de modo que siempre puede, en principio, anular el efecto de las palabras
emitidas; sin embargo, se encuentra también bajo una presión considerable para seguir
hablando7. Como consecuencia de estas diferencias, el análisis conjunto de información
aparecida en distintos medios de comunicación se torna una empresa de gran dificultad.
Por ello, aunque tradicionalmente relacionado con la semántica, el significado debe
analizarse asimismo desde la ciencia pragmática8, lo que obliga a acudir a toda una serie de
disciplinas de análisis del discurso, desde las distintas ramas de la dialéctica (oratoria,
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retórica, elocuencia…) hasta conceptos surgidos en el formalismo ruso, el estructuralismo
francés, la sociolingüística cognitiva, la etnografía del habla, el análisis conversacional, etc.9
En otras palabras, el análisis de la lengua en uso necesariamente deberá enfocarse desde
una perspectiva multidisciplinar que incorpore consideraciones capaces de abarcar la
complejidad inherente al uso lingüístico de los usuarios.
Evidentemente, como puntualizan BROWN y YULE, los datos empleados en el análisis del
discurso inevitablemente reflejan los intereses particulares del analista, dado que cualquier
investigación lingüística exige de los datos ciertos requisitos o características10. No obstante,
para el presente trabajo se ha ido escogiendo una muestra no aleatoria accidental conforme
los conceptos requerían una explicación o plasmación concreta en la praxis periodística
habitual. Esto es así debido a la naturaleza esencialmente cualitativa del trabajo, pero
también garantiza la presencia de voces procedentes de distintos medios, lo que dota al
análisis de una mayor pluralidad y evita posibles sesgos derivados de una técnica de
muestreo demasiado restringida.
Por lo que respecta a la muestra o corpus de trabajo seleccionado, interesa aquí la
diferenciación que ROMERO GUALDA hace entre español en los medios de comunicación y lenguaje
periodístico11, este último más amplio y, por ello, preferido para un análisis como el presente.
La única restricción –o, si se prefiere, criterio de selección– aplicada ha sido en torno a la
naturaleza del discurso periodístico, exigiéndose un carácter predominantemente
informativo y no opinativo, lo cual en la práctica ha conducido a la consideración a efectos
de análisis únicamente de noticias12, sobre todo de los ámbitos político y económico,
aunque de manera puntual podrán asimismo encontrarse noticias acerca de sociedad,
cultura, sucesos, deportes e incluso el mundo del corazón (también conocido como prensa rosa).
A ello debe añadirse que los medios no son un ámbito de actuación exclusivo de los
periodistas, sino que en ellos «escriben y, sobre todo, hablan muchas personas que nada o
poco tienen que ver con la profesión informativa y cuyos errores o modos lingüísticos se
difunden de igual manera»13. Como resultado de esta ‘intromisión’, el periodismo acoge
toda clase de lenguajes sectoriales (económico, científico-técnico, político, publicitario…) y
se carga con los tecnicismos propios de cada actividad14. Igualmente, se constata la
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contaminación del lenguaje periodístico con expresiones y construcciones propias de lo
literario, administrativo, político y oral15; en particular, «la dosis más fuerte de literarización
épica se registra en la prensa de los partidos políticos y de las ideologías», donde son
frecuentes las metáforas náuticas, taurómacas y, especialmente, bélicas16.
«El periódico traduce a una lengua asequible […] la mayoría de conceptos que muchas
veces son propios de una especialidad, al tiempo que divulga términos que son exclusivos
de ésta»17. Los medios de comunicación son la autoridad idiomática en la sociedad actual,
por lo que tienen una ineludible responsabilidad lingüística en este sentido18. Tal y como
señala LÁZARO CARRETER, «todo el mundo anda metiéndole caballitos de Troya al idioma»19,
incluidos los propios periodistas, quienes en la transmisión de la información tienden a
connotar con sus propias ideas, actitudes y opiniones20. Por supuesto, ello no es de
extrañar, en tanto en cuanto todo mensaje verbal es más o menos ideológico21: «los
mensajes se redactan con frecuencia según la ideología, de la que el hablante no es
consciente, que él ha interiorizado con pasividad»22.
En este aspecto, deben diferenciarse las expresiones connotativas de las meramente propias
del estilo del periodista23, a su vez distintas de las a menudo impuestas por el género y
formato noticiosos, que actúan como estereotipos modelizantes del mensaje24. «El género es el
correlato lingüístico de cada tipo de acto comunicativo; el estilo es cada solución, conjunto
de soluciones integradas en una solución global, al problema comunicativo que se plantea
en un género. Una solución de estilo puede servir para distintos géneros» (por ejemplo, hay
géneros que prefieren un estilo transparente)25. «Cada tipo o género tiene un modelo de
presentación de la información […], una organización macroestructural preestablecida en la
que la ordenación de la información varía»26.
Para finalizar este prefacio, merece la pena señalar la existencia de «nuevas realidades de la
comunicación»27 (la Internet) que han traído consigo novedosas herramientas de expresión.
El periodismo electrónico o ciberperiodismo supone un nuevo lenguaje28, una ciberretórica29 con
«peculiaridades semióticas y discursivas que lo diferencian del periodismo impreso»; no
obstante, si algo no cambia, «es la construcción ideológica del mensaje mediante el uso
estratégico del lenguaje»30.
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1. INTRODUCCIÓN
1.1. El poder de las palabras
«Los humanos son cooperantes por naturaleza. Idiomas, letras, monedas, teléfonos… Todas las
herramientas de comunicación en el mundo están para poder reforzar esa naturaleza social» (Psycho-Pass 1x05)
«Sin la palabra, no hay sociedad» (Juan Eugenio Hartzenbusch)
Tradicionalmente, la lingüística ha caracterizado al ser humano como homo fablans o loquens
(«el hombre es el único ser vivo que tiene palabra», en palabras de Aristóteles), pero
posiblemente sea más apropiado considerarlo homo comunicans. Social por naturaleza, el
hombre utiliza la lengua para codificar la información y el pensamiento31 con vistas a su
transmisión sincrónica o diacrónica. Por ello, las palabras expresan de forma inevitable el
pensamiento32; como dice el refrán, «al buey por el cuerno y al hombre por el verbo».
En las modernas sociedades democráticas, «la capacidad para expresar las ideas es casi tan
importante como el talento para generarlas»33. De ahí que los antiguos reconocieran a la
palabra un poder extraordinario e incluso mágico34: la palabra es dadora de vida35, consigue
que los conceptos existan (y no al revés)36. Gracias a ella, a la definición de los conceptos,
incorporamos a nuestros catálogos de ideas conceptos que no teníamos hasta entonces37.
De hecho, es difícil concebir el florecimiento cultural y tecnológico del Paleolítico sin un
lenguaje evolucionado, pues «la vida social se ve muy favorecida si la comunidad dispone
de un instrumento como el lenguaje»38. Antes de su existencia, en un clima competitivo, la
información de los sujetos resultaba relevante para el grupo, pero bastaba con una serie de
términos básicos. Conforme se desarrollaba, este protolenguaje adquirió una capacidad
semántica que permitía combinar recuerdos para describir escenas, y con dicha capacidad
se abrió la posibilidad de modificar la realidad, esto es, de exagerar o mentir. En una última
fase, nació, como medio de enfrentar la mentira, la argumentación, y, con ella, la sintaxis39.
La lengua, por tanto, es instrumento de difusión tanto de la verdad como de la mentira;
«ofrece posibilidades para descubrir en común la verdad y facilita recursos para tergiversar
las cosas y sembrar la confusión; basta con conocer los recursos adecuados y manejarlos
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hábilmente»40. «Al poner el conocimiento […] en formato lingüístico, es posible
reelaborarlo, refinarlo»41, lo que resalta su carácter artificial, no natural42.
He aquí la diferencia entre el mero empleo y el uso calculado de la lengua 43. Existe un
sinnúmero de palabras cuyo empleo no es neutral, que implican juicios de valor44; palabras
con carga negativa, como censura e ideología, y positiva (futuro, proyecto, acuerdo, democracia,
independencia…), habitualmente organizadas en pares de términos, de cuyo poder «el emisor
manipulador saca amplio partido»45. Creemos ingenuamente «que el idioma carece de
importancia, que no refleja nunca lo que hay detrás, que nadie altera el valor de las palabras
en su propio beneficio», cuando lo cierto es que quien logra «anularlas, agrandarlas o
reducirlas habrá conseguido también alterar los pensamientos y, por tanto, las actitudes»46.
El orador o escritor profesionales utilizan las viejas palabras del español (términos calientes)
para fascinar al auditorio, y las nuevas (términos fríos), para avasallarlo47. Al elegir unos
términos y no otros, se «aparta un término cuya historia condena cuanto representa para
aportar en su lugar un vocablo que ha estado unido históricamente a conceptos con mejor
sonido y significado. O con mejor prensa»48.
El lenguaje se configura, por ende, como un instrumento de poder. «Sólo existe lo que
tiene nombre. […] Para que algo forme parte del universo racional, necesita ser reconocido
por la palabra»49. Por medio de ella, se constituye la autoconciencia de la sociedad50 y se
influye en su percepción de la realidad51. En palabras de NIETZSCHE, «las palabras son a
menudo en la Historia más poderosas que las cosas y los hechos».
Nietzsche no es el único filósofo que se ha interesado por el poder y la función de las
palabras. Desde el sofismo presocrático hasta los contemporáneos Chomsky o Lakoff,
pasando por Platón, Santo Tomás, Kant, Marx, Wittgenstein, Ortega y Gasset o Sartre, son
muchos los pensadores que han coincidido en señalar sus propiedades únicas. Ya en la
Antigua Grecia se estudiaban la elocuencia y la retórica, esto es, la «facultad de hablar o
escribir de modo eficaz para deleitar, conmover o persuadir» (DRAE). A lo largo de la
Historia, particularmente en la era actual, este bagaje cognitivo ha sido utilizado en diversos
ámbitos, especialmente en publicidad, propaganda y cualquier actividad relacionada con la
oratoria de forma general.
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1.2. Palabras en venta
«Ya no compramos naranjas, sino vitalidad. Ya no compramos
simplemente un coche, sino prestigio» (Vance Packard)
La publicidad se ha especializado en la venta de símbolos perfectos; lo que se compra son
las palabras52. Por ello, los publicistas están a la cabeza del uso de técnicas manipuladoras53.
Según el expublicista FRÉDÉRIC BEIGBEDER54,
su vocabulario bélico les delata: hablan de campañas, de blancos, de estrategias, de impactos.
Planifican objetivos, una primera oleada, una segunda oleada. Temen la canibalización, se niegan a
ser vampirizados.
FUENTES RODRÍGUEZ pone como ejemplo un nuevo producto del banco BBV, el Creditón55.
Nótese en primer lugar la derivación aumentativa con una vocal (la o) que, debido a su
sonoridad, se asocia mecánicamente a lo inmenso56. El mismo anuncio utiliza expresiones
sugerentes, como le ofrece excelentes, lo que más desea, inmediata, le regalamos o ya puede conseguir,
así como marcadores propios de la publicidad (incluso, sin, hasta, a partir de, desde…)57. Se trata
de un claro uso de la palabra con un fin más embaucador que persuasivo, método imitado
por la moderna propaganda.
«La propaganda es el intento de conseguir que la gente haya suyo un marco que no es
verdad y que se sabe que no es verdad, con el propósito de conseguir o mantener el control
político»58. La primera operación de propaganda tuvo lugar en Estados Unidos bajo el
mandato de Woodrow Wilson: en seis meses, la llamada Comisión Creel «logró convertir
una población pacífica en otra histérica y belicista que quería ir a la guerra y destruir todo lo
que oliera a alemán. […] La cuestión clave era la de controlar el pensamiento de los
miembros más inteligentes de la sociedad americana, quienes, a su vez, diseminarían la
propaganda»59. Para ello, se idearon eslóganes como los posteriormente usados durante la
guerra del Golfo Pérsico («Apoyad a nuestras tropas»), vacíos de significado, pero contra
los que nadie se opondría, los cuales fueron reiterados por los medios de comunicación
bajo la lógica de que, «en nuestra sociedad mediática, repetición vale por demostración»60.
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1.3. El lenguaje ideológico
«Quien logra dar nombre a una idea empieza ya a dominarla» (Álex Grijelmo)
«Una mentira repetida adecuadamente mil veces se convierte en una verdad» (Joseph Goebbels)
Para CHOMSKY, «la propaganda es a la democracia lo que la cachiporra al Estado
totalitario»61. Efectivamente, la palabra en general tiene un interés primordial para cualquier
Estado poderoso62. A través del lenguaje, las ideologías totalitarias como el nazismo han
tratado de «apuntalar su visión del mundo con la apropiación de una cultura que en su
opinión es la buena, la adecuada, y con el rechazo de otra considerada peligrosa o dañina»63.
«Todo el que pretenda imponer su dominio al hombre ha de apoderarse de su lenguaje»64,
pues un cambio en la lengua produce la correspondiente mutación en el imaginario65. Según
el escritor de ciencia ficción PHILIP K. DICK, «la herramienta básica para la manipulación
de la realidad es la manipulación de las palabras. Si puedes controlar el significado de las
palabras, puedes controlar a la gente que debe usar esas palabras».
Como señala JEAN PIERRE FAYE, la progresiva corrupción, barbarización y totalización del
lenguaje podrían haber predicho la llegada del fascismo en Europa. Por aquel entonces,
«determinadas palabras actuaron perversamente en un momento crucial de la Historia […]
mediante un “proceso de creación de la aceptabilidad”. Lo que comienza por un lenguaje
manipulado acaba por conducir a la asunción del totalitarismo»66. Esos nuevos términos
eran necesarios para desarrollar el nazismo, puesto que «las palabras manipuladas van por
delante de las injusticias para abrirles el camino»67.
Los ideólogos nazis siguieron para ello dos estrategias fundamentales: la apropiación de la
terminología rival (el lenguaje marxista) y la acuñación de neologismos autocontradictorios
(jóvenes conservadores, movimiento nacional revolucionario…)68. Estos términos antitéticos que se
activan y se neutralizan a continuación adquieren un significado inconsciente, una
repercusión subliminal, «porque las palabras activadas no se desactivan por completo,
permanecen latentes […], dispuestas para influir en la percepción subliminal» del
mensaje»69. «Basta que yo diga que A y B van juntas para que […] se haya creado una nueva
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entidad»; por el sólo hecho de decirla, esa pretendida asociación adquiere un principio de
realidad70. El propio Hitler, sin ir más lejos, se autodefinió como «el revolucionario más
conservador del mundo»71.
La tercera técnica de ‘incomunicación’ utilizada durante el nazismo fueron los eufemismos,
palabras que sustituyen a términos tabú para atenuar sus connotaciones negativas. Mediante
el eufemismo, «el manipulador designa como deseable una idea metafórica para ocultar que
su correspondiente real ya existe»72 o disimular su naturaleza perturbadora. Puede adoptar
forma de redundancia, antítesis, disfemismo…, pero por lo general se trata de una
redefinición. Después de todo, «en el fondo, no se puede negar que un robo es
esencialmente un traslado logístico de bienes»73. Apelando a una lógica inexistente, se logra así la
desconexión con el referente y la nueva expresión se convierte en «su propio y puro
simulacro»74.
Todas las grandes ideologías han tenido un lenguaje idiosincrásico: el marxista-soviético, el
franquista, el etarra… Incluso el nacionalismo catalán –salvando las distancias con las
ideologías citadas– ha ideado una constelación de expresiones favorecedoras de su
cosmovisión (hecho diferencial, autodeterminación o derecho a decidir son ya habituales en los
medios españoles). Pero los mismos medios también crean su propio lenguaje, no sólo
mediante neologismos y eufemismos, sino convirtiendo las palabras en tropos
evocadores75. A modo de ejemplo, obsérvense algunos de los titulares que distintos medios
impresos (los dos últimos, en portada) han prodigado en el último año a la reciente
formación izquierdista Podemos:
“El comunismo bolivariano en alza en España. Podemos consigue 32.000 afiliados en 48
horas” (La Gaceta, 31/07/2014)
“Alerta abertzale: los proetarras cambian Bildu por Podemos” (La Razón, 10/03/2015)
“Los presos de ETA quieren a Podemos en el Gobierno” (El Mundo, 19/05/2015)
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2. LENGUAJE OPINATIVO EXÓGENO: El lenguaje político
Dentro del léxico y construcciones usados en los medios de comunicación, cabe distinguir
dos grandes bloques: un lenguaje exógeno a los propios medios, utilizado por los políticos,
y uno endógeno a ellos, utilizado por los periodistas.
2.1. El lenguaje de la persuasión
—Cuando yo uso una palabra, esa palabra significa exactamente
lo que yo decido que signifique…, ni más ni menos.
—La cuestión es si uno puede hacer que las palabras signifiquen cosas tan diferentes.
—La cuestión es, simplemente, quién manda aquí.
(Alicia en el País de las Maravillas)
El discurso político tiene la finalidad primordial de informar y convencer76. En cierto
modo, constituye una competición para organizar la sociedad de acuerdo con unos
valores77, presentando con pretendida naturalidad una visión universal e incuestionable del
mundo78. Gracias a la aportación de los ideólogos, se ha desarrollado «una tecnología de los
poderes sutiles, eficaces y económicos» con la que someter los cuerpos mediante el control
de las ideas79. De hecho, en la política se ejercen algunos de los más terribles poderes del
discurso. Ante todo, debe entenderse que el discurso «no es simplemente aquello que
traduce las luchas o los sistemas de dominación, sino aquello por lo que, y por medio de lo
cual, se lucha, aquel poder del que quiere uno adueñarse»80. Así, las cámaras parlamentarias
se convierten en «terreno de enfrentamiento ideológico y político entre distintas formas de
entender la vida […], enfrentamiento que se sustancia a través de la palabra»81.
El verdadero político «ata mucho más fuertemente por la cadena de sus propias ideas» que
por la fuerza82. El tiempo puede destruir los vínculos de hierro y acero, pero no la unión
habitual de las ideas. Cuando se consigue formar dicha cadena en la cabeza de los
ciudadanos, «la orden no tiene que ser explicada, ni aun formulada; […] se trata no de
comprender la orden, sino de percibir la señal, de reaccionar al punto, de acuerdo con un
código más o menos artificial establecido de antemano»83.
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Para comprenderlo, es útil el concepto marco de referencia o frame. Los marcos son estructuras
estáticas de datos sobre un tema estereotipado84 que generan expectativas y presuposiciones
o proveen con instrucciones de descodificación al relacionar unos significados con otros85.
Su funcionamiento es, por tanto, computacional86: «no sólo representa la información, sino
que también indica con qué otra información está relacionada, qué otra información le sirve
de contexto en la interpretación de las palabras»87. Esto es así porque las palabras no son
representaciones, sino instrumentos de procesamiento y cálculo de la nueva información88;
como cerezas anudadas entre sí, «unas palabras nos llevan a otras en la memoria», lo que
genera ‘atajos’ en la producción e interpretación de la información89.
En general, la palabra no remite al objeto real, «sino a la imagen que cada uno de nosotros
tenemos de ellos»90. No son representaciones de las cosas, sino afirmaciones sobre ellas91.
«Podemos hablar de la misma persona de la realidad empleando unos conocimientos u
otros acerca de ella. Podemos decir el delincuente, pero también el autor del disparo, y cambiará
el sentido sin variar el referente»92. «Incluso los errores son en realidad otras maneras de
entender las propias palabras […] Palabras diferentes suponen maneras diferentes de ver
las cosas», de estructurar la experiencia conforme a la imago mundi propia93.
«El político sabe que, en el fondo, lo que él está buscando es hacerse entender,
simplemente, y que todo su problema es una cuestión de palabras […], que sus palabras
estén con nosotros […]. Si las repetimos, formamos ya parte de su equipo y colaboramos a
su victoria»94. Basta observar los nombres de los partidos políticos españoles para reparar
en su estrategia de convertir los planes en palabras, eslóganes95. De esa forma, «la guerra de
las palabras gana a la guerra de las políticas»96 y el lenguaje político deja de buscar
convencer al oponente para dirigirse al público a través de los medios de comunicación97.
Como ya apuntó la semiótica rusa moderna, el lenguaje es el sistema semiótico modelizante
primario, es decir, «no pensamos sólo en una lengua, sino por intermedio de ella»98. Aun a su
pesar, el hablante siempre toma partido, pues la lengua en sí es utilitaria99. En palabras de
SARTRE, «escribir es descubrir un aspecto del mundo y, por tanto, cambiarlo. La palabra
siempre es acción». El discurso retórico, por tanto, supone una propuesta de realidad, una
violencia ejercida sobre las cosas, una práctica que se les impone100.
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Con el paso del tiempo, las palabras se llenan de ideas, sugestiones, connotaciones, de una
serie de valores que se acumulan en el inconsciente para conformar un significado intuido101
que influye en su interpretación. Puesto que las palabras preceden a las ideas102, según
cuáles se utilicen, «así formaremos nuestro pensamiento»103. Por ello, la palabra en política
nunca es neutra: contiene un juicio de valor basado en un determinado sistema escalado de
valores, constitutivo a su vez de las diversas hablas o lenguajes políticos particulares104.
Como cualquier retórico, el político propone una realidad a sus receptores, contribuyendo
con esa mera referencia a construir dicha realidad, a consolidarla en el imaginario105.
LAKOFF ya observó que los conservadores estadounidenses habían aprendido a «etiquetar a
sus opositores desde su lenguaje y sus valores»106. Usando un «lenguaje de los valores»,
definen su visión de la realidad, que es reiterada en los medios de comunicación, lo que les
permite apelar a un marco establecido y conocido107. De ese modo, se consigue que su
lenguaje parezca el modo natural de enfocar las cuestiones importantes en política108. «La
verdad, para ser aceptada, tiene que encajar en los marcos de la gente. Si los hechos no
encajan en un determinado marco, el marco se mantiene y los hechos rebotan»109. De ahí el
frecuente recurso a un lenguaje emotivo, capaz de movilizar emociones, que se mezcla con
el lenguaje persuasivo para imponer una determinada forma de ver el mundo110.
Los políticos hinchan sus voces con palabras grandes que fascinan a los pueblos, «palabras
que contienen sólo elementos abstractos y que transmiten una fuerte carga afectiva
universal»111, a menudo grupos nominales saturados o autodefinidos que, a pesar de su
aparente sentido unívoco, resultan ambiguos y polémicos (democracia, libertad, visión…)112. De
esa manera, conforman un nuevo dialecto que los diferencia y protege de intrusiones, el
politiqués113. En cualquier caso, aunque con características de lo que MANUEL SECO conoce
como extralenguas (lenguajes especiales o sectoriales y jergas profesionales), el lenguaje
político no es un lenguaje especial, sino un uso especial de la lengua común, es decir, un
tipolecto, ya que, a pesar de su oscurantismo, por lo general es accesible (y pretende serlo) a
la mayoría de los ciudadanos114. Tal es así que su lenguaje no sólo es repetido en los medios
de comunicación, sino imitado y re-producido en ellos.
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2.2. El arte de desviar el tiro
«Se me consideraba ‘neutral en cuanto a valores’. No lograba comprender ‘el compromiso
compartido’. Era el maestro de ‘la comunicación negativa’. Había contribuido a crear una ‘unión
inestable’. Necesitaba desarrollar ‘alianzas de colaboración’. Y solo ofrecía ‘contrapropuestas’.
Se me acusó de ‘romper tratos’» (Lunar Park – Bret Easton Ellis)
«Las mentiras, hijo mío, se conocen en seguida, porque las hay de dos clases: las mentiras que tienen las
piernas cortas, y las que tienen la nariz larga. Las tuyas, por lo visto, son de las que tienen la nariz larga»
(Pinocho)
Al igual que la marioneta del cuento de Carlo Collodi, los políticos temen que sus
tergiversaciones queden al descubierto, para lo que acuden al recurso de los eufemismos. El
hecho de que una misma realidad pueda designarse distintamente constituye una capacidad
adaptativa del ser humano, que de ese modo es capaz de dar cuenta de nuevas realidades y
también de describir una misma realidad de manera nueva115. «El lenguaje está lleno de
nuevas acuñaciones, nuevas palabras para describir nuevas situaciones, o nuevas maneras
de enfrentarse a viejos temas»116. Incluso ante unos mismos hechos, casi siempre es posible
acudir a valores opuestos para designar a la realidad. Y la elección nunca es inocente:
determinamos la realidad conforme a nuestros prejuicios y nuestras conveniencias117.
«Cada grupo político intenta imponer sus significados a términos comunes […] y,
simultáneamente, combatir esa misma intención por parte del adversario político; por eso,
aunque se utilicen los mismos vocablos, no se dice lo mismo»118. Conscientes de ello, los
políticos tratan de poner al descubierto los (supuestos) verdaderos significados del
vocabulario del adversario a la par que imponer sus propios signos lingüísticos (tanto
significados como significantes)119. Tratan, en definitiva, de «crear un idioma propio,
enseñar a los hombres a hablar»120.
ALONSO LÓPEZ EL PINCIANO ya resaltó en Philosophía Antigua Poética (1596) la necesidad de
expresar aspectos nuevos en la captación de la realidad para una mejor imitación. Gracias al
eufemismo, en cambio, se viste la realidad con la «fría seriedad» de una expresión
artificial121, entre lo liminal y lo subliminal. Por lo general, el eufemismo es utilizado como
mecanismo atenuador, para matizar o minimizar aspectos negativos o asociaciones
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indeseadas122. Cuando se expresa que la Bolsa mantiene una evolución descendente, o que las
cotizaciones experimentan deméritos, o que las tasas de crecimiento apuntan a un crecimiento
negativo, lo que se está haciendo es crear una realidad virtual123 y desviar la realidad hacia los
índices y las tasas, al igual que cuando se dice que los precios han mostrado un
comportamiento al alza : atribuyendo cualidades humanas a objetos inanimados, la atención se
desvía hacia los precios, convierte a los precios mismos en el objeto del examen, y quedan
así borrados de la maniobra los verdaderos causantes, es decir, quienes calculan los
beneficios, evalúan los costes y establecen las tarifas124.
Con el fin de apartar realidades incómodas de la esfera pública, puesto que por lo general
su eliminación no es una opción, los políticos se limitan a denominarlas de otra forma, bajo
la lógica de que las cosas dejan de existir si no se las nombra 125. Lo señalaba JORDI ÉVOLE
en su programa126:
Hay que reconocerle a este Gobierno la capacidad que tiene para nombrar de una manera rara a
cosas sencillas. […] En vez de hablar de recortes, habla de ‘ajustes’; [en vez de] de jóvenes que se
van al extranjero a trabajar, de ‘movilidad exterior’, y ahora le oímos hablar de ‘prisión permanente
revisable’ en vez de cadena perpetua.
«Si la política no puede cambiar la realidad, siempre te queda cambiar la semántica»127. O,
como bromeaba el artículo de AMANDA MARS, «no lo llamen recortes, llámenlo amor»128.
La cuestión es adulterar los conceptos para edulcorar la realidad, enajenar la palabra para
cambiar los hechos129, para presentar una visión de la realidad. RISTO MEJIDE observa, por
ejemplo, que Ada Colau no habla de política, sino de activismo; no forma parte de un
partido, sino de una plataforma, y no es líder, sino portavoz130. Por su parte, políticos y
empresarios huyen de términos como despido y prefieren expresiones del estilo regulación del
empleo, flexibilización del mercado laboral o reformas estructurales131. Y una actuación deficiente del
bando propio puede constituir un error, pero la misma acción cometida por el adversario
supondrá un crimen intolerable. Porque ése es el doble rasero con el que se juzgan en la
actualidad los hechos; como cantaba el grupo de punk vasco La Polla Records,
«actualizaremos nuestro sueldo [y] bajaremos el de los demás».
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Además del eufemismo, existen dos categorías estrechamente vinculadas con él que
contribuyen a ocultar la eminencia gris de la política tras el barroco de las imágenes, usando
palabras de BAUDRILLARD132. La primera de ellas es el disfemismo o alusión a un concepto de
forma peyorativa, desprestigiándolo y rebajando su categoría133. Situado en un nivel
hiperrealista, propio del simulacro, constituye el polo opuesto del eufemismo (aunque a
veces supone uno), conformando un continuum desde el desprecio (sacamuelas) hasta el
ennoblecimiento (estomatólogo), pasando por las denominaciones propias del habla popular
(dentista) y culta (odontólogo)134.
La segunda categoría son los neologismos, denominación que abarca tanto términos
enteramente nuevos en forma y significado como acepciones nuevas de palabras
preexistente o giros o combinaciones de palabras usados con un sentido particular135.
Normalmente, los neologismos son acuñados por la necesidad de dar nombre a una
realidad o concepto nuevos136, pero también para ornato del hablante, que embellece así sus
palabras y «se siente distinguido con respecto a los demás»137. Por ello, los neologismos
también suponen a menudo eufemismos que vienen a tapar una realidad o a sustituir
eufemismos que han perdido su influjo debido a que la gente se ha acostumbrado ya a ellos
y los asocian inmediatamente con el concepto que se quería ocultar o edulcorar138.
La palabra es una de convenciones sociales más democráticas139; sin embargo, «el idioma no
se está construyendo ahora desde abajo, sino desde la cúpula de la sociedad»140. «En el
lenguaje, como en la política, hay verdaderas autoridades, personas con poder legítimo para
sancionar los cambios», y también grupos de presión141. Actualmente, «quienes toman las
decisiones fundamentales constituyen un reducto. Desde su torre de marfil, dictan palabras
y manipulaciones que luego siguen a pies juntillas quienes se hacen pasar por sacerdotes de
esta nueva religión»142.
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2.3. La lengua de la incomunicación
«La parte contratante de la primera parte será considerada
como la parte contratante de la primera parte» (Groucho Marx)
«Macrología es cuando se dize alguna luenga sentencia que comprehende
muchas razones no mucho necessarias» (Antonio de Nebrija)
Los fenómenos explicados en la anterior sección guardan relación con otra particularidad
del lenguaje político: el alargamiento de las palabras y las expresiones hasta ocupar frases
completas, lo que se conoce con el nombre de hinchazón expresiva. El primero es el caso de
los archisílabos143, términos como problemática, motivaciones, posicionarse o sobredimensionamiento
que se han convertido ya de uso común; el segundo es el caso de las perífrasis,
circunloquios y rodeos, formas «de ocultar lo sencillo por el prurito de lucimiento verbal [y]
eludir la mención directa de lo delicado, polémico o controvertido» (es decir, igual que los
eufemismos)144.
ORTEGA
Y
GASSET ya observó un cierto gusto por lo que llamaba «makrología o hablar
largo»145. Estas palabras largas y sonoras están dotadas de un aire científico-técnico
pretendidamente culto y parecen dar prestigio a quien las usa146, que las emplea más como
símbolos que como verdaderos signos147. Se busca con ello la fascinación del oyente, que,
abrumado ante tal elevación conceptual, siente que se le escapa algún significado que no
alcanza a comprender, propio de un lenguaje percibido como superior, elitista,
perteneciente a un distante grupo al que no puede pertenecer148.
Este lenguaje tecnocrático –en términos de MANUEL SECO– incluye sobre todo expresiones
pseudotécnicas extraídas del lenguaje burocrático (administrativismos) y jurídico-legal
(leguleyismos)149. Algunos ejemplos reales pueden encontrarse en las justificaciones ofrecidas
en los últimos años ante las subidas de impuestos:
“Este Gobierno se ve obligado a una subida temporal. Se establece un gravamen
complementario –podríamos llamarlo un recargo complementario temporal de solidaridad– en las
rentas de trabajo y muy especialmente en las rentas de capital” (Soraya Sáenz de
Santamaría)150
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“No vamos a subir impuestos en España, vamos a cambiar la componderación de los impuestos en
España” (Cristóbal Montoro)151
Otro ejemplo, muy comentado, fue la intervención de María Dolores de Cospedal cuando
se destapó el escándalo de Bárcenas:
“La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido. Y como fue una
indemnización indifi... en diferido, en forma, efectivamente, de simulación, de... simulación,
o de... lo que hubiera sido en diferido en partes de una... de lo que antes era una
retribución, tenía que tener la retención a la Seguridad Social”152.
Cuando el presidente del Gobierno reconoce que el país se encuentra en una situación de
recesión o desaceleración económica, como expresó José Luis Rodríguez Zapatero a principios de
2008, se invita a los ciudadanos y periodistas a adoptar una expresión que no se encuentra
en su vocabulario, el cual acaba enajenado por un lenguaje que no es el suyo 153. Este nuevo
vocabulario se vale de los recursos lingüísticos de la lengua, esencialmente la intensificación
y atenuación por medio de superlativos, comparativos, gradativos, valorativos y morfología
derivativa (prefijos como sobre–, super–, ultra–, archi–, micro–, infra–, sub–, semi–, pseudo–, etc. y
sufijos aumentativos, diminutivos e incluso despectivos o peyorativos, como –zuelo/a,
–orro/a, –ajo/a y –ucho/a)154.
Entre éstos, destacan especialmente partículas como re–, que incorpora a la expresión la
noción de repetición o rutina, borrando de la mente que constituya un hecho nuevo y, por
tanto, de interés («el alcalde reajusta la tarifa de los autobuses porque antes ya estaba
ajustada»)155. Otro prefijo interesante es des–, el cual se añade a palabras positivas para que el
término resultante parezca menos negativo (retomando el ejemplo de Zapatero, «creemos
que la economía lleva una marcha positiva muy acelerada y que por eso no importa que
pierda velocidad»156). Algunos otros morfemas son utilizados para dotar a la expresión de
un aire técnico o prestigioso, como inter–, –izar, –al, –lógico, etc.157 Pero, sin duda alguna, el
prefijo de mayor potencial destructivo ha sido y es anti–, «porque condena con facilidad sin
acudir a insulto alguno. Ni siquiera resulta descalificador. Parece enunciativo y, sin
embargo, descalifica [al otorgar] a quien lo recibe el valor de lo irracional»158.
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Los lingüistas objetivistas proponían que los discursos científico y político se
salvaguardasen de la presencia de este lenguaje metafórico, pero lo cierto es que no se
puede prescindir del lenguaje figurado. «La metáfora, en el discurso político, juega un papel
fundamental como arma persuasiva, explicativa y constitutiva»159. Sin embargo, estas
metáforas no son inocuas160: suelen deformar la realidad y destacar algunos de sus aspectos
mientras otros quedan ocultos161. De ahí el rechazo de ARISTÓTELES en su Poética de quien
abandona la necesaria mesura para expresarse ostentosamente, cayendo con ello en el
ridículo, opinión compartida por los clasicistas o neoclásicos españoles:
«Deja, señor, esos rodeos, deja esas poesías, que no es habla conveniente la que a todos no
es común, la que todos no participan, la que pocos entienden» (Celestina)
«No más refranes, Sancho, por un solo Dios; habla a lo llano, a lo liso, a lo no intrincado,
como muchas veces te he dicho; y verás cómo te vale un pan por ciento» (Quijote, vol. II)
2.4. El marco adecuado
«En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira, /
todo es según el color / del cristal con que se mira»
(Ramón de Campoamor)
Las palabras usadas en política se integran en una lógica de marcos que suele conducir a
respuestas predefinidas o, cuando menos, condicionadas por los conceptos activados.
GRIJELMO observa, verbigracia, la diferencia entre el habla de los expresidentes del
Gobierno José María Aznar y Felipe González: mientras que el primero tendía a hablar
cuando gobernaba en primera persona del singular, González usaba formas impersonales y
genéricas o plurales muy amplios162. Cuando se exalta el yo en el discurso, suelen además
utilizarse verbos discursivos expresivos de acciones futuras (anunciar, comprometerse, prometer,
garantizar…) o semánticamente relacionados con el movimiento y la fuerza (impulsar,
avanzar, esforzarse…)163.
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También Borrell, socialista, acudía a conceptos más amplios y colectivos, como nuestro país,
en vez de nación, España o los españoles, preferidos por Aznar. A través de ese nuestro, «el
hablante político se identifica con el destinatario último de su discurso (los ciudadanos)
como integrantes de una sociedad organizada institucionalmente». En cambio, términos
como país, pueblo, nación o patria poseen un claro valor emotivo de tipo positivo164.
Jugar con la explicitación u ocultación de la referencia personal es una de las formas
elementales de variar el marco interpretativo del discurso político, si bien ello se manifiesta
aún más claramente en el léxico. Un ejemplo a menudo propuesto por GRIJELMO es la
diferencia cognitiva entre quien pide un crédito (concediendo, por ende, a la otra parte la
capacidad de negarse a darle) y quien lo compra, que es lo que realmente subyace a la
operación165. Lo mismo sucede con la expresión oferta de empleo, la cual remite a un marco en
el que se da trabajo, cuando en realidad lo que la empresa está haciendo es una demanda de
empleo166.
Dice el refranero español que «a buen entendedor pocas palabras bastan». De igual modo,
el ciudadano rescata toda una cosmovisión cuando el presidente del Gobierno amenaza
continuamente con un posible ataque mediante armas de destrucción masiva. E infiere distintas
connotaciones cuando su país es rescatado que cuando simplemente solicita un préstamo,
como se ha justificado en España. Tampoco es igual su actitud cuando, en vez de un
estudiante o paciente, queda reducido a un cliente. Y recupera con facilidad un entramado de
nociones negativas cuando la Policía detiene a un sujeto de «estética okupa»167, a pesar de
que el significado literal del término no debería arrastrar semejantes nociones ni incluye en
sí una explicación de en qué consiste dicha estética.
2.5. La manipulación política del lenguaje
«La definición de las alternativas es el instrumento supremo del poder. Los antagonistas en raras ocasiones
pueden ponerse de acuerdo sobre los temas de controversia, porque el poder está inmerso en la definición.
Quien determina las cuestiones políticas dirige el país, porque la definición de las alternativas es la elección
de conflictos, y la elección de conflictos confiere poder» (Elmer Eric Schattschneider)
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El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE) define manipular como
«trabajar demasiado algo, sobarlo, manosearlo» (segunda acepción) e «intervenir con
medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con
distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares» (tercera
acepción). Efectivamente, tanto en política como en periodismo, se emplea el lenguaje para
decir más (o menos) de lo que se piensa. «Se echa la culpa al lenguaje, [pero] el lenguaje
nunca es ambiguo: son ambiguas las personas que tratan de comunicarse»168.
El empleo de términos vagos o semánticamente equívocos (esto es, ambiguos,
ambivalentes, imprecisos, opacos, precavidos, perifrásicos o directamente eufemísticos) no
es sólo una táctica política, sino una nota constitutiva del discurso político169. Esta langue de
bois, especialmente manifiesta cuando un partido gobierna, es precisa para que cada persona
interprete el valor del signo según su propia experiencia170. Se trata, pues, tanto de una
técnica persuasiva como de una simple cautela retórica: «los dioses modernos son ahora los
lectores, oyentes y videntes de los medios masivos de comunicación. No hay que provocar
sus enfados. Hay que emplear una terminología sinuosa, que no comprometa a nada, que
permita desdecirse»171.
Además de estas flatus vocis o palabras vacías172, se observa un recurso especial al que sólo
tienen acceso los poderes del Estado: la posibilidad de construir definiciones (delitos) por
ley173. Ejemplos polémicos de ello pueden encontrarse en las dos últimas leyes de seguridad
ciudadana, popularmente conocidas como Ley Patada en la Puerta y Ley Mordaza174; la
segunda de ellas, por ejemplo, ha ampliado las definiciones de pornografía infantil, terrorismo,
enaltecimiento del terrorismo, colaboración con el terrorismo, etc. En otras palabras, unos mismos
hechos cometidos en 2013 y en 2016 pueden tener una distinta definición legal175.
En el fondo, se trata de la misma lógica subyacente al uso normativo de los diccionarios.
«Los diccionarios registran el idioma y éste evoluciona con la sociedad, aunque los ritmos
no sean coincidentes. […] Sus incongruencias son las de la vida colectiva» y, por tanto,
«suelen ser confusos cuando la realidad también lo es»176. En 2014, sin ir más lejos, RAÚL
MINCHINELA denunciaba el «negacionismo de la dictadura» patente en el último tomo del
Diccionario Biográfico Español, donde el caudillo Francisco Franco en ningún momento
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era asociado con términos como dictador o represión, a pesar de las directrices del Congreso al
respecto177.
En otros casos, sin embargo, se ha observado que los diccionarios definían las palabras
«según la voluntad de los Estados», creando así auténticas monstruosidades semánticas y
contribuyendo al verbicidio o «asesinato de los nombres»178. En anteriores ediciones del
DRAE, verbi gratia, el marxismo era definido como «Doctrina de Carlos Marx179 y sus
secuaces. Movimiento político y social que en nombre de esa doctrina pretende imponer en
el mundo la dictadura proletaria» (en términos similares, también socialismo y comunismo).
Todavía hoy el diccionario adolece de definiciones consideradas peyorativas por muy
distintos colectivos, como demuestra la campaña #YoNoSoyTrapacero, mediante la cual
organizaciones de gitanos trataron de cambiar la definición que el DRAE daba de gitano, la
cual incluía el término trapacero (‘tramposo, estafador’)180.
2.6. Neolengua
«Guerra es paz. Libertad es esclavitud. Ignorancia es fuerza» (1984)
El intento de crear una lengua perfecta ha sido una constante entre los escritores de ficción
y los lingüistas; pruebas de ello son el Volapük, el Esperanto o el BASIC English, contra el
que tan duramente arremetió George Orwell en una de sus más importantes obras 181. En
ocasiones, a esta búsqueda ha subyacido el propósito de limitar el vocabulario y simplificar
la gramática con el fin de «anular cualquier horizonte de reflexión libre y compleja»182. De
manera similar a los eufemismos, lo que Orwell denominó doblelenguaje permite transmitir la
idea contraria a la expresada, de lo cual son claros ejemplos el Ministerio de Información
del franquismo, encargado de la censura; el actual Ministerio de Defensa, antiguo
Ministerio de la Guerra, o el Ministerio de Trabajo, que debe lidiar con los parados183.
«Todo lenguaje contiene un inevitable elemento de doblelenguaje. Casi siempre se transmite
algo más de lo que se insinúa» y mucho más de lo que se explicita. «Llamar al pan ‘pan’ y al
vino ‘vino’ es un candoroso deseo de hablar con transparencia, pero no resiste la
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confrontación con los hechos, ni siquiera en su versión más literal de llamar a esas dos
cosas»184. No obstante, la más vulgar neolengua es la de carácter políticamente manipulador,
con el objetivo de ocultar o distorsionar la percepción de la realidad. Esta neolengua, más
que sustituir inteligentemente a otras formas de expresión más duras, como hace el
eufemismo, lo que suele hacer es justificarlas185.
«El discurso ampuloso ha sido una forma habitual de escurrir el bulto y de enmascarar la
ignorancia, intentando que las florituras distrajeran del vacío. […] La neolengua, este
reemplazar palabras para cambiar los contextos, es una tecnología lingüística muy
cuidadosa. Lo atestiguan la sustitución de niños por menores y la de presos por internos, dos
cambios muy profundos»186 que inciden en la visión, pensamiento e imaginación de quienes
las oyen. La neolengua, por tanto, no constituye otra cosa que una deliberada suplantación
de ideas contra la que es misión del periodista luchar.
3. LENGUAJE OPINATIVO ENDÓGENO: El lenguaje periodístico
3.1. La presencia del informador en la noticia
«Nunca en esta democracia, como en los últimos años, se ha visto un maltrato semejante en España del
periodismo por parte del poder. […] El poder y cuantos aspiran a conservarlo u obtenerlo un día no están
dispuestos a pagar el precio de una prensa libre, y cada vez se niegan a ello con más descaro»
(Arturo Pérez-Reverte)
Los políticos intentan que los periodistas informen sobre una agenda acorde con su
programa y que las noticias contengan unos marcos discursivos favorables. «Al presentarse
como objetiva, la visibilidad en clave informativa (visibility) influye más en los electores que
la publicidad o la propaganda explícitas (publicity), ya que en éstas se presupone un claro
afán persuasivo»187. Los periodistas deben ser conscientes de esto y enmarcar
adecuadamente la información, «de la manera más eficaz y honesta posible, para que se
conviertan en una parte eficaz del discurso público»188.
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Dada su por lo general escasa preparación en materia de lenguaje, los periodistas se
convierten en «transmisores dóciles» de las consignas políticas. «La prensa y los medios
audiovisuales se han convertido en reproductores acríticos de cuanto el poder desea
difundir mediante la manipulación de las palabras. Porque han terminado asumiendo como
propios los términos más envenenados» en su querer acercarse a los políticos, en su
«voluntad de integración», pero también debido al temor inconsciente a hablar por sí
mismos. Los informadores, por tanto, «se han constituido en eficaces transmisores del
lenguaje del poder. […] Muchos creen haberse convertido en la clave del contrapoder, […]
pero en la esencia de su trabajo están prolongando el poder establecido y los mecanismos
de la manipulación, merced al uso de su lenguaje de imitación»189.
Este «culto al poder» se constata, por ejemplo, en el uso de mayúscula inicial para ciertos
cargos, en contra de lo preceptuado por la RAE. Esta «veneración hacia algunas palabras»
se observa asimismo en los ámbitos institucional y religioso: toda referencia al dios de las
religiones monoteístas se entiende que también debe llevar igual marca de reverencia (Dios,
Él, Señor, Pastor…)190. Aún más curiosa es la antigua costumbre (errónea) de acentuar
gráficamente la palabra fe, sin duda en el entendimiento de que las palabras tildadas se
encuentran revestidas de mayor sonoridad. En la misma lógica se basa el esdrujulismo de
ciertos oradores que desplazan en sus discursos el acento fónico de los términos que
desean resaltar (en este sentido, el expresidente Zapatero ha sido tildado de «esdrujulísimo»
en su oratoria191).
A la vez, el periodismo condiciona la política y la transforma en función de sus intereses. Al
interceptar la comunicación entre gobernante y ciudadano, los medios «secuestran» la
información política y la enajenan, se convierten en los dueños del mensaje emitido y, por
tanto, lo pueden silenciar, tergiversar, transformar, etc.192 Dado este poder, se exige de los
periodistas atenerse al contrato social tácitamente asumido con la ciudadanía, que abarca su
deber de informar, formar193 y entretener verazmente, respetando el derecho a la
información, la ética profesional y la conservación del idioma, obligaciones recogidas en la
Constitución Española194.
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Todos los ciudadanos son mass-men, consumidores de información y propaganda195. «Para el
ciudadano común, las noticias son un medio de estar informado de los acontecimientos
que, de otra forma, estarían alejados de su experiencia personal. Cómo se cuentan y
representan esos hechos tiene un efecto en la opinión pública»196. Por ese motivo, los
medios de comunicación desempeñan una función fundamental para la democracia: «la
información en todos los medios de comunicación desempeña una función tan importante
como la educación. […] Hoy muchas guerras se ganan o se pierden en los medios y lo que
no aparece en ellos, sencillamente, no existe»197.
Aunque la casi totalidad de los medios presume de una objetividad intachable198, «el
verdadero periodismo es intencional, […] intenta provocar algún tipo de cambio»199.
Cuestión distinta es la seducción subrepticia por medio del lenguaje; cuando los hechos son
claros y los argumentos, de peso, sobran ornatos: basta con «dejar ir al lector a los hechos
sin detenerlo en las palabras», como decía AZORÍN200. En el cuento Alicia en el País de las
Maravillas, un personaje dice a la protagonista: «Tú preocúpate del sentido de lo que quieres
decir, que las palabras vendrán solas». En la práctica, sin embargo, se observa un giro
maléfico del consejo: «Tú preocúpate de las palabras, que las ideas ya vendrán detrás»201.
«Si se han de aceptar las proposiciones como verdaderas o plausibles, debe haber modos
especiales de ampliar su apariencia de verdad y plausibilidad. El discurso periodístico posee
una gran cantidad de estrategias estándar para promover el proceso persuasivo de las
afirmaciones»202. Más que informaciones correctas, inexactas o deformadas, las noticias
constituyen marcos de construcción rutinaria del mundo social203. «Por medio de prácticas
institucionalizadas y rutinas mediáticas, obtenemos esquemas de referencia fijos para
explicar los acontecimientos que se suceden»204. Desde un punto pragmático, por tanto,
suponen macroactos de habla asertivos205.
Los mensajes de los medios no son transparentes, sino que tienen una estructura lingüística
e ideológica compleja. La realidad representada en ellos es «una construcción ideológica
basada en las definiciones dadas por las fuentes acreditadas de los periodistas», con lo que
ayuda a reproducir ideologías reformuladas206, si bien se encuentran constreñidos por la
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necesidad de informar, lo que obliga a la vez a neutralizar el estilo y someter a crítica «hasta
la expresión de apariencia más obvia» e inocente207.
«En las noticias de un periódico de calidad no cabe opinión alguna del periodista […]. Si
desea expresar sus juicios personales, deberá acudir a los artículos de opinión, editoriales o
críticas, diferenciados tipográficamente»208. No obstante, la división entre géneros
informativos y opinativos no es una dicotomía tajante209, como demuestra la cada vez
mayor frecuencia de las noticias-comentario y noticias firmadas210. En consecuencia, «en
ocasiones únicamente los rasgos lingüísticos permiten adscribir un texto a uno u otro
género»211.
3.2. La manipulación de la noticia
«La tendencia debe surgir de la situación y de la acción» (Friedrich Engels)
En el proceso de elaboración y difusión de una noticia es posible intervenir de muy
variadas formas212 y por diversos intereses (económicos, ideológicos, estéticos…)213. En un
principio, la manipulación es tan inevitable como necesaria en cuanto intervención humana
en la selección, jerarquización, organización y plasmación de la información, pero la
verdadera manipulación, entendida en un sentido peyorativo, se produce cuando la
información es impuesta al receptor sin ofrecerle elementos para juzga por sí mismo el
acierto de tal visión214.
«Desde la manipulación de fuentes –la ocultación de datos o acudir a lo no pertinente para
la información recta– hasta la icónica –relegar a lugar de difícil lectura o emplear tipografía
menor–, las posibilidades de lesionar o disminuir el derecho del receptor a la información
veraz son múltiples»215. El periodismo cuenta con una multiplicidad de signos
pertenecientes a códigos distintos: lingüístico, paralingüístico, icónico…216 La negrita y
cursiva, «los soportes, los blancos y los silencios, los tipos de letra y sus colocaciones, los
sonidos y la fotografía, la infografía… Todo eso es lenguaje periodístico […], empleado de
distinta manera según las características de cada medio»217.
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Aunque con los evidentes condicionantes lingüísticos (cohesión, coherencia, tema…)218 y
extralingüísticos (espacio, lengua, recursos humanos y materiales, tiempo, línea editorial,
etc.)219, el discurso periodístico se estructura como cualquier otro texto, con elementos cuya
reorganización superior se destina a «satisfacer las necesidades informativas del que [lo]
escucha, bien separando lo que conoce de lo que desconoce (soporte/aporte), resaltando un
constituyente (foco) o marcando los límites referenciales y/o veritativos de la secuencia
(tópico/comento)»220. Siguiendo a FUENTES RODRÍGUEZ, deben distinguirse, pues, tres niveles
del texto: superestructura (tipo de texto), macroestructura (organización de enunciados y
párrafos) y microestructura (organización y estructuración de la información)221.
Con respecto a la macroestructura, el texto periodístico tiene la particularidad de disponer
sus párrafos en forma de pirámide inversa, de mayor a menor importancia222. Al proferir en
primer lugar un enunciado, se está aplicando el principio de pertinencia indicando que la
información dada sirve para obtener las inferencias deseadas a partir del siguiente
enunciado, el cual aporta información nueva223. Dentro de los enunciados, la organización
es aún más relevante, pues existe un orden natural establecido: si el receptor percibe un
cambio en el orden de los constituyentes, queda realzada una parte del contenido224.
Por lo que respecta a la microestructura, destaca el fundamental papel de operadores que
funcionan como marcadores de relieve informativo y conectores de cohesión y
jerarquización. De hecho, incluso su ausencia es significante: al decidir yuxtaponer dos
oraciones, «el hablante centra más interés informativo en lo que dice y el oyente lo capta
completo». Además, el enunciado se sitúa «fuera del tiempo, como una noción, algo ya
conceptualizado y, por tanto, […] incluido en el conocimiento común». Lo mismo sucede
cuando se adjudica lo emitido a la comunidad, a la vox publica, mediante expresiones como
por supuesto, sin duda, obviamente, lógicamente, evidentemente, claramente, ciertamente, naturalmente…225
Son muchos los procedimientos para destacar una información: recursos léxicos,
estructuras enfáticas, entonación, reduplicación, reformulación…226 Pero, indudablemente,
uno de los más reseñables es el titular, especialmente el de primera página, que manifiesta
su carácter enfático tanto por su ubicación y presentación condensada de la información
como por la función apelativa al lector227. El titular constituye un mecanismo de tematización
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generador de expectativas que restringe la interpretación del resto de la información228. Con
él, el periodista cumple la máxima griceana de relevancia, lo cual suele ser aprovechado por
el redactor229. Los titulares y cabeceras funcionan así como resumen y macroproposición230,
indicando al lector un significado totalizador preferente del texto, por lo que
«necesariamente conllevan un punto de vista»231.
La manipulación, en definitiva, es inherente al tratamiento informativo, pero debe evitarse
que se convierta en «un enemigo del pensamiento libre y riguroso». «El intento de
manipular a una persona o grupo de personas como si fueran objetos con el fin de
dominarlos supone un grave envilecimiento, una reducción ilegítima de las personas, un
rebajamiento de su condición». A lo largo de la Historia, el medio más efectivo para ello
han sido el uso fraudulento del lenguaje y la redundancia desinformativa232. En periodismo,
han contribuido también a ello las necesidades de selección (y exclusión), jerarquización,
ordenación y tematización233, mecanismos frecuentemente utilizados para «expresar o
disimular el agente principal de los actos positivos o negativos»234 (por ejemplo, mediante
construcciones activas y pasivas, la distancia entre constituyentes, etc.).
3.3. La noticia ideológica
«Si las palabras dijeran cosas, ¿cómo explicaremos que puedan decir
cosas distintas según quién las diga, o quién las oiga?» (Joaquín Garrido Medina)
Los profesionales de la información se mueven en un estrecho margen de independencia
informativa, dado que la mayoría de los contenidos responden en mayor o menor medida a
intereses políticos o empresariales235. A semejantes motivos deben sumársele la línea
ideológica del medio y las creencias del propio periodista, que se reflejan de manera
particular en la selección de las noticias236 y el léxico utilizado. A diferencia del periodismo
anglosajón, en el modelo hispanolatino «la narración de los acontecimientos se mezcla
muchas veces con los juicios personales de los periodistas y las noticias resultan viciadas
por un enfoque político o, más bien, partidista». Hasta un acontecimiento como el paso del
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huracán Katrina por EE UU puede ser objeto de polarización ideológica en los medios
españoles237.
Los medios e informadores construyen ideológicamente las informaciones para reflejar un
determinado punto de vista238 y anular otras posibles inferencias. Los que siguen son
algunos ejemplos extraídos de distintos medios de comunicación:
“Willy Toledo por fin está en su paraíso cubano” (ABC, 11/07/2013)
“Pablo Iglesias, un Che Guevara de mercadillo” (La Gaceta, 08/09/2014)
“El Tribunal Constitucional da la razón al PP y a los españoles” (TVE, 25/02/2015, sobre
la consulta catalana)
“Tsipras busca culpables para sus errores” (Antena 3, 01/03/2015)
El 13 de febrero de 2015, durante un reportaje de la cadena radiofónica Ondacero sobre un
posible acuerdo entre las formaciones políticas PSOE y Bildu, pudieron escucharse
expresiones como prestarse a la tontería de Bildu, error, tonto útil (también ese mismo día en
ABC), pactar con el diablo (en dos ocasiones), dilema endemoniado, inmoral… Dos meses
después, La Razón trataba así la confusión de Pedro Sánchez con el sistema de votación del
Congreso:
“El líder socialista dio ayer una lección de independencia ideológica al votar a favor de la
reforma de la Ley del Aborto presentada por el PP en el Congreso. A Sánchez le honra
haber votado en conciencia y al margen del resto de diputados del PSOE”.
De esa forma, el descuido del dirigente quedaba convertido en una lección de independencia
ideológica al haber votado en conciencia, a pesar de que tras el fallo declaró públicamente que
había cometido un error al pulsar el botón equivocado. La realidad había sido suplantada
por el relato de los hechos, por un discurso reinterpretador que evocaba un marco
elegido239.
Cualquier medio se encuentra en su legítimo derecho de enfocar una noticia como
considere oportuno; «ahora bien, cabe preguntarse hasta qué punto ese derecho puede
permitir que se presente la realidad de una forma irreconocible»240. Y es que las mismas
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palabras o hechos pueden servir para que los periódicos titulen de forma dispar en función
de sus alineamientos políticos241:
04/02/1995
“Un cura, detenido por pagar a una prostituta
con billetes fotocopiados” (El Mundo)
“Un cura, denunciado por pagar con dinero
falso a una prostituta en la Casa de Campo” (El
País)
“El párroco de La Visitación, víctima de un
montaje” (ABC)
“Denunciado un cura de Las Rozas que pagó a
una prostituta con dinero falso” (Diario 16)
16/04/1996
“CC OO se niega a aprobar la gestión de “La gestión de Caja Madrid, respaldada por el
Terceiro al frente de Caja de Madrid” (El 80% de la asamblea general” (El País)
Mundo)
19/04/1996
“Eduardo Santos acusa al juez Estevill de “Eduardo Santos admite que sobornó a Estevill
extorsión en el «caso Macosa»” (El País)
con 50 millones para que no le encarcelara” (El
Mundo)
20/09/1996
“El Estudiantes rozó el ridículo en su estreno “Estudiantes cae con coraje en Ńagreb ante una
en la Liga Europea de Baloncesto” (ABC)
Cibona superior” (El Mundo)
25/04/1998
“González reta a Cascos y a Ramírez para que “El Gobierno dice que González miente y
digan si hubo o no contactos con Amedo en prueba que Cascos estuvo pescando el 11 de
1997” (El País)
mayo del 97” (El Mundo)
Apoyo: “El ‘número dos’ y el camino recto”
Apoyo: “PP: «Una nueva farsa para
reivindicar el felipismo y los GAL»”
21/05/2013
“Hacienda recortará el salario de miles de “Hacienda unificará los pluses de los empleados
funcionarios locales” (El País)
municipales” (ABC)
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Uno de los ámbitos en que es más evidente esta tendencia a la polarización mediática es el
tratamiento de las huelgas. Por lo general, en su cobertura suele existir un sutil trato de
favor hacia la patronal, a la que se presenta ofreciendo soluciones, mientras que los
trabajadores suelen mostrarse efectuando demandas242. No obstante, dada la cercanía entre
el sindicalismo y la izquierda política, los medios partidarios de ésta tienden a mostrar un
panorama que exagera el éxito de las convocatorias; los medios de derechas, en cambio,
suelen relativizarlo y destacar episodios relacionados con el perjuicio al país, la
intransigencia, la violencia o la agresión:
ABC
La Gaceta
La Razón
“Una huelga política en contra “Lotería sindical: más de 500 “No a la huelga. Sí al derecho a
del interés general” (10/03/ millones en subvenciones en trabajar. Un gran día para los
2012)
los peores años de la crisis” dos
“Fracaso de la huelga general:
(28/09/2010)
cómplices
del
paro”
(29/09/2010)
España prefiere trabajar. Los
Apoyo: “UGT y CC OO
“29-M: Huelga contra España”
sindicatos pinchan en el pulso
recibieron
(12/03/2012)
al Gobierno y reconocen que
millones en lo peor de la crisis”
al
menos
500
el seguimiento fue muy inferior “¿Tienen futuro los sindicatos
al de la convocatoria del en España?” (02/10/2010)
pasado marzo” (15/11/2012)
Pie de foto: “Un miembro de
un piquete intenta convencer
en Santiago a una pescadera
justa que cierre el puesto”
“Fracasados” (15/11/2012)
Fotografía: Sindicalistas con
una pancarta que reza “Nos
“Los sindicatos quieren a toda
dejan sin futuro”. Las dos
España en paro” (19/07/2012)
primeras
“Caciquismo sindical” (19/10/
omitidas de la imagen243
palabras
fueron
2012)
Más sorprendente resulta cuando una mayoría de los medios coinciden en el enfoque
noticioso, lo cual sólo sucede de manera muy puntual en determinados asuntos de ámbito
internacional. En los últimos años, pueden citarse al menos dos importantes casos. El
primero de ellos fue la derogación por el Tribunal de Estrasburgo de la polémica doctrina
Parot, que dificultaba la reducción de las penas a criminales de primer orden, como
terroristas y violadores reincidentes:
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“Europa, gracias por nada” (La Gaceta)
“Estrasburgo consuma la afrenta a las víctimas” (ABC)
“79 criminales múltiples saldrán en libertad en sólo unos meses” (El Mundo)
“El Tribunal de Estrasburgo avala la excarcelación de decenas de etarras” (El País)
El segundo caso, más reciente, se dio durante el conflicto de Gaza, en el cual los medios
coincidieron de manera casi unánime en condenar las actuaciones de Palestina y tolerar (o
incluso justificar) las de Israel. El 1 de agosto de 2014 El País titulaba “Ataques israelíes
matan a 40 palestinos y rompen la tregua en Gaza”; menos de un cuarto de hora después,
el titular fue corregido a “Hamás rompe la tregua e Israel contraataca y provoca 40
muertos”. De ese modo, se identificaba a Palestina como el agresor y a Israel como la
víctima que había de defenderse. Ello es especialmente patente en la diferencia entre los
muertos de ambos bandos: mientras que los israelís eran continuamente asesinados por los
palestinos, éstos simplemente morían o perdían la vida244:
El País
“Israel
entierra
a
los
tres
adolescentes “Israel anuncia una tregua de tres horas tras la
asesinados con una muestra de unidad”
muerte de 4 niños palestinos”
ABC
“Miles de israelíes participan en funerales por “Cuatro niños palestinos mueren en un ataque
adolescentes asesinados”
israelí contra una playa de Gaza. Los buques
israelís que imponen el embargo a la Franja
lanzaron un ataque que eleva a 43 el número de
menores que han perdido la vida”
Diario Vasco
“Miles de israelíes participan en funerales por “Mueren cuatro niños en la playa de la Franja
adolescentes asesinados”
de Gaza en un ataque israelí”
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3.4. Seleccionando las palabras
«Ninguna información es imparcial cuando los reporteros ocultan sus preferencias o emociones
detrás de términos sutilmente peyorativos como rechazó, a pesar de, reconoció o masivo» (Ben Bradlee)
«Escoge la flor más bella» (Petrarca)
Al hacer uso de la palabra, como cualquier otro hablante, el periodista persigue un
propósito: actuar de alguna forma sobre el estado de cosas preexistente. La palabra es una
acción intencional, la puesta en práctica de una intención con el fin de modificar el entorno
o, más específicamente, la actitud del receptor respecto a él245. Debe por ello distinguirse
entre la parte explícita, lo que se dice, y la implícita, lo que se comunica246: la primera es la
explicatura, correspondiente al significado convencional o literal; la segunda la constituyen
las implicaturas, significados adicionales implícitamente adheridos a la propia construcción
lingüística247. Junto a la ostensión (lo manifiesto), que muestra al interlocutor la intención de
hacer manifiesto algo248, conforman un continuum que va desde lo subliminal (la selección
minuciosa de los términos, por ejemplo) hasta lo superliminal (los disfemismos), pasando
por lo liminal (como los archisílabos)249.
Usando las palabras adecuadas, se intenta guiar al destinatario en su reconstrucción del
sentido global del texto periodístico. En particular, cobra importancia la argumentación
como mecanismo básico de dirección de la interpretación y adhesión a la tesis propia. En
ella, se parte de una base argumentativa o topos, que puede ser un elemento de la memoria
colectiva o una creación personal explicitada en el texto, y se van encadenando, según
corresponda, argumentos coorientados –que apoyan la misma conclusión– o antiorientados
–que llevan a conclusiones diferentes–250. Son estos elementos lingüísticos y no los hechos
a los que se refieren los que encaminan la argumentación; aunque los hechos sean
idénticos, la continuación del discurso la fijan los significados explícitos e implícitos de las
palabras. «No se argumenta con la lengua –con lo que la lengua representa–, sino en la
lengua –con lo que la lengua dice–»251.
Sin embargo, puesto que la persuasión provoca la resistencia del interlocutor, el periodista
–igual que el político– se dirige con frecuencia no a la zona racional del destinatario, sino a
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sus emociones252. Como indica GRIJELMO, «no busca el sonido del significante […], sino el
significante del sonido», la apelación directa a la voluntad inconsciente, a lo expresivo253.
«Llega un momento […] en que ya ni importa el sentido verdadero de los vocablos, sino su
efecto acústico, su capacidad de producir impactos psicológicos sobre los oyentes»254. Lo
importante ya no es lo que las palabras denotan, es su simple emisión y repetición255. Se
produce así un traslado de lo concreto (los hechos) a lo abstracto (los valores) 256, es decir,
una «retórica de las emociones»257 en la que «la palabra se trueca en verboide, en puro
sonido»258.
Uno de estos términos ‘mágicos’ de efecto inmediato es la palabra demagogia, especialmente
entre políticos; en ocasiones, los debates políticos se asemejan a una competición en la que
gana el primero en acusar al contrario de demagogo o populista. «Asóciese la posición criticada
a ideologías o concepciones que el auditorio detesta por conservadoras, retrógradas,
antiliberales, antidemocráticas, extremistas o quizá sólo demagógicas» y se tendrá media
batalla ganada259. La otra opción es, con el pretexto de comprobar si se ha comprendido
bien, reformular el enunciado del adversario y traducirlo en una caricatura o connotarlo de
rasgos negativos; así, «un individuo independiente puede convertirse en un rebelde; una
campaña, en una cruzada; y un acusado absuelto, en un exconvicto»260.
Ante estos términos, independientemente de los argumentos esgrimidos, se ponen en
marcha mecanismos internos del receptor que desatan automáticamente sentimientos de
aprecio o rechazo. «Las palabras contundentes pueden reunir mayor fuerza que las frases
razonadas»261. Además, imponen un determinado ángulo de la cámara que destaca «una sola
cara del prisma de la noticia»262, con consecuencias en la sintaxis y léxico utilizados: si el
hablante simpatiza más con uno de los participantes, elegirá términos distintos para
designarlo a él o a su conducta o actuación263. Obsérvense, para muestra, dos titulares del 4
de octubre de 1984 con perspectivas radicalmente opuestas sobre un mismo asunto:
“Morán desconvocó la sesión formal que debía celebrarse ayer en Luxemburgo. La CEE se
mostró incapaz, por tercera vez en un mes, de presentar una oferta global a España” (El
País)
“No hubo reunión. Los ministros de la CEE dejaron plantado a Morán” (Diario 16)
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A este propósito, sirven con particular eficacia los verbos (extremar, contentar, ceder, acusar,
tolerar, retirarse, repartirse…), pues no es lo mismo afirmar que alguien logra algo que afirmar
que lo intenta. Y, en ambos casos, debe preguntarse cuál es el criterio para tal aseveración,
puesto que el periodismo «no puede elucubrar con intenciones no manifestadas por los
actores»264. Esta utilización ‘maquiavélica’ de los verbos reviste especial gravedad cuando
implica una crítica o incluso una acusación, como sucede con detentar, desmentir, confesar,
reconocer, abandonar, actuar en connivencia…265 Algunos ejemplos recientes de uso de verbos
con carga negativa para influir en la decodificación por el destinatario son los que siguen:
“El hachazo de Rajoy a la dependencia indigna y confunde” (El Periódico, 03/05/2013)
“Sánchez arrolla a Madina” (La Vanguardia, 14/07/2014)
“El orgullo catalán invade la televisión” (El Confidencial, 11/04/2015)
Lo mismo cabe señalar con respecto a los tiempos verbales; igual que «con el indicativo
afirmamos y con el subjuntivo suspendemos esa aserción»266, el condicional puede usarse
para sustituir términos inaceptables en periodismo, como supongo o creo. Este subterfugio,
conocido como condicional del rumor, sorprende por su considerable uso en la actualidad267,
especialmente en combinación con el verbo poder, de gran ambigüedad, pues puede
emplearse tanto para indicar potencialidad o capacidad como probabilidad268.
3.5. El peligroso adjetivo
«Es fácil enamorarse de los adjetivos, perder la cabeza por ellos,
entregarse a su encanto y dejarse llevar por su perfume» (Juan Antonio Tirado Ruiz)
«No hace falta adjetivar, no hace falta decir “Usted es un burro”, sino que basta con decir la burrada que el
burro ha dicho para que se vea que es un burro. Si además se califica, entonces parece que se quiera estar
influyendo en el lector, o en el oyente o en el televidente, para que note ese aspecto» (Luis Carandell)
De todas las clases de palabras, el adjetivo probablemente reviste la mayor peligrosidad en
periodismo, dado que califica y añade enmascaradamente un juicio de valor en una
información supuestamente aséptica. En otros casos, se utiliza de manera automática en
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fórmulas cuasicristalizadas, llevando por lo común a la redundancia (brutal/cobarde
asesinato)269, el sensacionalismo (aplastante mayoría, inflación galopante, drásticas rebajas…) o
simples adornos carentes de expresividad y por lo general ridículos (histórico, especial, mágico,
emblemático, contundente, intenso…)270. No obstante, para que no salten las alarmas, suelen
esquivarse los adjetivos puros usando en su lugar palabras derivadas de ellos, especialmente
verbos interpretativos, casi siempre meliorativos: mejorar, optimizar, modernizar…271
Dada la naturaleza objetiva de los géneros informativos, el adjetivo en las noticias o
crónicas debe ser sobrio e informativo, nunca un juicio de valor272. Sin embargo, en la
práctica se han utilizado abundantemente como estrategia discursiva para descalificar al
adversario273:
“El resultado de la consulta, celebrada el pasado 18 de octubre, fue contundente: el 67 %
de los votantes rechazaron suprimir el paso a nivel” (El País, 24/12/2009)
“Obligado a rectificar: Ńapatero ejecuta un dramático recorte social” (ABC, 13/05/2010)
“El Gobierno, sobrepasado, se esconde” (El Mundo, 13/06/2012)
“Oleada de críticas al brutal recorte del PP a las ayudas a la dependencia” (La Crónica de
León, 20/01/2013)
“Cataluña celebra un 9-N inútil para definir su encaje en España” (El País, 09/11/2014)
“El gobernador del Banco de España defiende con inusual vigor las reformas del
Gobierno ante la cúpula financiera” (ABC Galicia, 09/04/2015)
La enunciación periodística y muy especialmente la política parecen a menudo inseparables
de la construcción de un adversario274, ya que los enfrentamientos entre medios, entre
políticos y entre ambos no es sólo una confrontación de argumentos y discursos, sino ante
todo entre sujetos que, a falta de argumentos, acuden al ataque directo e incluso la
ofensa275, que no sólo consiste en la utilización de adjetivos peyorativos o negativos, sino
que puede articularse mediante adjetivos neutros y positivos o por omisión, descarte o
agravio comparativo:
“El ministro del Interior demanda al diario gubernamental” (ABC, 1996)276
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“Ortega Lara es una persona entrañable” (Ondacero, 29/01/2015)277
“364 días de personas normales y corrientes” (spot de Intereconomía durante el Orgullo
Gay de 2009)278
Por lo que se refiere a los adjetivos de carácter negativo o peyorativo, destacan de manera
particular los formados por adición del sufijo –ista (purista, nacionalista, socialista, federalista,
centralista, capitalista, izquierdista, felipista, suarista…), que en cierto modo erigen el defecto
–real o inferido– del contrario en doctrina279. En el fondo, lo que subyace al uso de estos
términos es la necesidad de encasillar, de establecer bandos, señalar a los oponentes y
acogerse a los «sectarismos heredados, asumidos sin análisis»280. Adjetivos como reformista,
radical, fanático o extremista «se emplean en toda ocasión como si fueran puntos de referencia
fijos, equivalentes a la militancia en un partido político»281.
En caso de precisar adjetivos, debe garantizarse una cierta veridicción, objetivabilidad o
argumentabilidad (criminal y no violento), es decir, que no sean ambiguos y se proyecten en el
eje de lo verdadero/falso (ser), no en el de lo bueno/malo o bonito/feo (deber ser),
correspondientes a escalas valorativas éticas o estéticas282, ajenas al periodismo. Por
supuesto, son estas últimas las más habituales, lo que degenera en un maniqueísmo
partidista: las connotaciones positivas se asocian siempre a un nosotros social o políticamente
definido, mientras que las negativas van a parar a ellos, los otros, los que de algún modo son
distintos, extraños o inconvenientes. Así, las implicaciones léxico-semánticas imponen
evaluaciones basadas en un particular punto de vista fundado en una determinada ideología
o cosmovisión. «La elección de palabras específicas puede señalar […] en especial las
actitudes y, en consecuencia, las ideologías del hablante. Si el periódico elige terrorista o
luchador por la libertad para referir a la misma persona, no es tanto una cuestión de semántica
como una expresión indirecta de valores implícitos»283.
Para explicar esta relatividad, deben distinguirse tres estrategias discursivas según el tipo de
destinatario: consolidación del nosotros inclusivo (prodestinatario), persuasión del vosotros
aprehensivo (paradestinatario) y réplica al ellos exclusivo (contradestinatario)284. Mientras que la
apelación al paradestinatario puede considerarse neutral, el mismo concepto o idea acepta
términos distintos según se refiera al grupo nosotros o al despreciado ellos, que no debe
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asociarse con actos positivos285. Si lo hacemos nosotros, es tolerancia, invertir, reconvertir, una
exclusiva periodística; si lo hacen ellos, es permisividad, especular, despidos masivos, una filtración
periodística286. «La represión de un grupo determinado por parte de las autoridades puede
considerarse tanto una cruzada como una caza de brujas. Las personas que nos gustan
incurren en errores o equivocaciones, mientras [que] quienes no nos gustan cometen torpezas o
desatinos. Los manifestantes con quienes no estamos de acuerdo forman una turba, en tanto
que otros formarían una multitud. Y las mismas personas pueden ser terroristas o rebeldes»287.
La consecuencia material de esta dicotomía de enfoques es la habitual creación de una
terminología especial para referirse a los opositores. Relata SOLER que, durante el Gobierno
de Aznar, TVE convirtió al PSOE e Izquierda Unida en la coalición radical de izquierdas, el
término manifestantes fue progresivamente suplantado por el de violentos (en estos últimos
años, por perroflautas) y el acoso a los dirigentes o militantes del PP –esto es, los actuales
escraches– se convirtió en la principal noticia de los telediarios de la cadena durante varias
semanas. Recientemente, se ha podido apreciar esta dualidad en asuntos de política
territorial, en concreto los referidos a País Vasco, Cataluña y Gibraltar, si bien en última
instancia se trata de una mera cuestión de marcos discursivos, como cuando el 28 de marzo
de 2007 El Mundo hablaba de las críticas de Jiménez Losantos a Carod-Rovira y Puigcercós
en vez de utilizar el término injurias, delito fallado por la Audiencia de Barcelona288.
3.6. Cómo marcar el camino de la interpretación
«Toda expresión y toda frase deben desempeñar alguna función» (David Randall)
«La noticia deja muchas cosas sin decir» (Teun van Dijk)
Una cuestión fundamental en el estudio de la pragmática y, particularmente, en el análisis
del discurso son los llamados conectores pragmáticos o marcadores discursivos, unidades lingüísticas
invariables que sirven para enlazar y relacionar enunciados de manera pertinente, pero que
poseen además contenido semántico. La mayoría de las palabras posee un significado
conceptual o representacional, es decir, «contribuyen a las condiciones de verdad de la
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proposición semántica». Junto a ellas, existen otras palabras con un significado computacional,
procedimental o de procesamiento, cuyo uso variable conduce al receptor a inferencias distintas a
partir de la relación entre lo dicho y el contexto289.
Aunque la mayor parte de la información «se comparte personal o socialmente y está
cognitivamente representada por los usuarios del lenguaje y, en consecuencia, puede
permanecer implícita en el texto y presupuesta por el hablante […], esta información oculta
puede señalarse en el texto»290 mediante conectores, adverbios y otras partículas, que
dirigen
el
proceso
interpretativo
del
interlocutor
a
modo
de
«instrucciones
metapragmáticas» que restringen, refuerzan o eliminan las inferencias posibles291. Tales
partículas, de apariencia secundaria, «revelan consideración por la existencia de puntos de
vista distintos»292, dado que implican juicios sobre la realidad en tanto en cuanto fuerzan
con su significado a buscar unas ciertas inferencias. Son, por tanto, mecanismos de deixis
discursiva que dirigen la interpretación y apuntan argumentos o conclusiones implícitos293.
Por medio de estos comentarios metalingüísticos, el emisor especifica al receptor cómo
interpretar el dictum (su actitud frente a él, la fuerza de su creencia, cómo debe clasificar el
contenido en su memoria, etc.). Estos comentarios no se integran como tales en la
representación del contenido por el receptor, sino que poseen la función de proporcionarle
instrucciones para la interpretación de las relaciones semánticas subyacentes a los
miembros discursivos conectados294. No obstante, como sucede con las inferencias fruto de
no presentar al público el contexto de la información, «al interlocutor no le queda más
remedio que reconstruirlo y recordar luego el mensaje con las inferencias dentro» 295, pues
los enlaces extraoracionales suponen conexiones mentales que trascienden al enunciado296.
Dada la amplia variedad de marcadores y su versatilidad e hibridación, no es fácil establecer
una clasificación abarcadora de la totalidad, pero, combinando criterios de diversos
autores297, es posible cuando menos una tentativa:
A. Organizadores del texto: entonces, por cierto…
B. Conectores fáticos: bueno, ¿eh?, ¿no?...
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C. Conectores argumentativos: Pueden ser evaluativos (francamente, por lo menos,
desgraciadamente…), limitadores (quizá, probablemente, seguramente…) o reforzadores (sin
duda, por supuesto, evidentemente…) de la aserción y desempeñar funciones diversas:
a. Aditiva: además, más aún, aparte, encima…
b. Culminativa: hasta, incluso, ni, ni (tan) siquiera…
c. Contrastiva u opositiva: pero, aunque, sino, a pesar de, en cambio, sin embargo…
d. Concesiva: ciertamente, efectivamente…
e. Restrictiva: si acaso, excepto, en/hasta cierta medida, al menos, salvo…
f. Justificativa: puesto que, ya que, al fin y al cabo…
g. Causativa o consecutiva: por (lo) tanto, entonces, de hecho, conque, pues…
h. Conclusiva: de todas formas, en definitiva…
i. Preventiva: en previsión de, por si acaso…
j. Aclarativa (reformuladores):
i. Explicativos: por ejemplo, es decir, o sea, esto es, a saber…
ii. Correctivos: mejor dicho, más bien…
iii. Conclusivos: total, en fin, en resumen…
Cada uno de estos marcadores, además, proporciona una serie de instrucciones muy
específicas que condicionan la interpretación y obtención de inferencias por el receptor. La
palabra pero, por ejemplo, enlaza dos argumentos antiorientados y subraya la mayor fuerza
argumentativa del segundo, de modo que la conclusión parcial implícita en el primer
miembro se ve finalmente sustituida por la conclusión extraída a partir del segundo
miembro298:
“Aznar gana las elecciones, pero necesita a Pujol para gobernar”
(El País, 04/03/1996)
Premisa parcial: “Aznar gana las elecciones”
Conclusión parcial: “Aznar ha ganado”
Premisa adicional: “Necesita a Pujol para
Conclusión final: “Aznar no ha ganado
gobernar”
tanto como parece”
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Entre todos los tipos de marcadores, destacan por su utilidad persuasiva los denominados
escalares, a través de los cuales se genera una escala virtual de expectativas en la que se sitúa
el segmento introducido, que aparece resaltado positiva o negativamente:
Ni siquiera
De hecho
Sólo
Más o menos
Incluso / Encima
Al menos
Sobre todo
También
Además
Aún más / Es más
(Y) es que
Con todo
Además de incidir en la fuerza argumentativa del argumento sucesivo, estos elementos
escalares tienden a presentar el segmento nuevo como inesperado, lo cual supone un
mecanismo de gran eficacia para introducir de forma subrepticia una opinión. TIRADO
RUIZ recoge, sin ir más lejos, el caso de un locutor que, con ocasión del asesinato de Miguel
Ángel Blanco, comentó: “Incluso los reyes han expresado su dolor”299.
Puede adivinarse, asimismo, el potencial de estos marcadores en enunciados con cifras, en
los que la presunción de informatividad y exhaustividad puede llevar a equívocos300. Son
múltiples las herramientas que ofrece la lengua para la cuantificación, desde adjetivos (sumo,
masivo, enésimo, mortal…), sustantivos (barbaridad, trauma, drama…), verbos (idealizar, derrochar,
aborrecer…) y adverbios (siempre, bastante, demasiado, máxime…) hasta modismos
intensificadores, como a rajatabla, sin ton ni son, de cabo a rabo…301 Entre ellos, se usan de
manera particularmente frecuente los más indefinidos y subjetivos302, es decir, sólo, casi,
apenas, más/menos de, poco, mucho, etc., siempre atendiendo a si se desea resaltar o atenuar la
cifra en cuestión, para lo cual se acompañan de verbos evocadores del enfoque perseguido:
“Apenas 1.500 personas se concentran a favor de la República en Madrid” (La Razón,
02/06/2014)
“Casi 900.000 trabajadores han sufrido ya los ERE de la reforma” (Público, 29/07/2014)
“Mariano Rajoy busca el momento para anunciar una rebaja fiscal que apenas tendrá un
impacto presupuestario de 200 millones de euros” (ABC, 09/03/2015)
Este mismo recurso se puede observar también con términos temporales (al fin, todavía,
también/tampoco…), habitualmente usados como intensificadores de aspectos negativos o
para dar a entender la existencia de contradicciones:
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“Un 22 % ya no visita cuartos oscuros de los locales gais” (El País, 01/12/1988)
“Salgado acapara ya dos altos cargos en Endesa y Abertis” (El Mundo, 26/4/2012)
“Rescatar la banca ha costado ya a cada español 850 euros” (Público, 09/07/2013)
“González dice ahora que la reunión se celebró entre Ramírez y Amedo” (El Mundo,
25/04/1998)
“Rajoy precisa ahora que su continuidad no es «definitiva, ni irreversible»” (La Razón,
17/03/2004)
“La Audiencia suspende ahora la prisión a los condenados del caso Pallerols” (La
Vanguardia, 30/04/2013)
3.7. La información del silencio
«El silencio significa, puede formar parte del mensaje» (Álex Grijelmo)
«El que escribe responde no sólo de lo que dice, sino también de lo que calla» (Adelino Cattani)
Como acierta en señalar GRIJELMO, el silencio en el periodismo guarda una estrecha
vinculación con la censura y autocensura, pero es también una de las técnicas de engaño o
manipulación más fáciles y habituales303. Puesto que el cerebro humano está dotado para
completar los vacíos304, cabe la posibilidad de mentir o manipular diciendo algo
voluntariamente (proporcionando datos) o eludiéndolo voluntariamente (omitiendo
datos)305. En primer lugar, por imperativo de la máxima de relevancia y el principio de
cooperación, en periodismo todo lo expresado es por fuerza significativo –y, al revés, todo
lo excluido es irrelevante–306, lo cual demuestra el privilegio de los periodistas para
determinar la agenda informativa y aun política, a pesar de que dejar en sus manos el
criterio de lo que interesa y no interesa al público «supone una grave limitación del derecho
a la información»307.
En general, pueden distinguirse tres posibilidades. Primero, silenciar lo que se sabe pero no
es relevante, lo cual es acorde con las máximas griceanas y el estatuto periodístico.
Segundo, silenciar lo que no se sabe pero se podría saber, lo que supone una falta de
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diligencia periodística. Tercero, silenciar lo que se sabe y es relevante. En este último caso,
se vulnera el principio de cooperación al inducir a error o engaño insinuando lo incierto o
directamente lo falso. Entre periodista y consumidor de información media un contrato
tácito de colaboración, por el cual se entiende irrelevante o común todo lo no expresado y
relevante hasta el mínimo detalle expresado; al presentar solamente una parte de los
hechos, se construye una información engañosa y parcial con un ínfimo riesgo de réplica,
puesto que «al silenciar algo se hurta la posibilidad siquiera de debatirlo». De ese modo, en
definitiva, se crea una mentira con carga de verdad (y, por ello, difícil de desmentir), lo cual
redunda en cierta reputación de credibilidad del informador308.
Al elegir el silencio en lugar de la comunicación, queda reflejada una determinada actitud
del hablante ante el entorno. «El silencio, pues, tiene auténtico valor comunicativo cuando
se presenta como alternativa real al uso de la palabra»309. Sin embargo, el periodista goza de
una presunción de cooperación que dificulta el apercibimiento por el ciudadano de que se
le está hurtando una parte de la información, puesto que solo es posible un entendimiento
cuando el receptor se percata de ambas intenciones del emisor: la locutiva y la ilocutiva310.
Aprovechando un contexto, una cultura compartida, el periodista facilita la inferencia
mediante elementos connotados de prejuicios o insinuaciones; en la portada de El Mundo
del 5 de abril de 2011 podía leerse, por ejemplo, el siguiente titular: “Los extraños negocios
del hijo de Chaves”. En las páginas interiores, la noticia era desarrollada mediante
expresiones como convulso, preocupa sobremanera, comisionista vinculado, encender las alarmas en el
seno, intermediario que pudiera, aprovechando, temores, implicada, incentivo, su propio padre, sentenciando,
se hizo con, ambicioso… La mayoría de ellas no son negativas per se, pero en conjunto trasladan
una serie de evocaciones, conforman una isotopía que, sin explicar en qué consisten los
citados extraños negocios, transmite al lector una sensación buscada de sospecha311.
La estrategia retórica basada en la omisión más habitual en el periodismo son las
yuxtaposiciones. Dadas las relaciones sistemáticas existentes entre semántica y sintaxis
oracional, por lo común no es preciso indicar la conexión entre dos proposiciones, pues el
lector u oyente tiende a interpretar la segunda como una explicación, corrección,
matización, contraste o alternativa de la primera312. Por medio de la analogía y la
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interpretación local, el receptor tiende a cointerpretar linealmente las cadenas lingüísticas
que aparecen juntas, en el entendimiento «de que lo que se dice o se escribe tendrá sentido
en el contexto en que aparece» (suposición de coherencia). La inevitable secuenciación
lineal del discurso, tanto hablado como escrito, obliga a la expectativa de que el oyente
deberá deducir una serie de implicaturas de diferentes órdenes, entre ellas el ordo naturalis
(post hoc ergo propter hoc: salvo indicación en contrario, el suceso mencionado primero es
anterior o causa del segundo). La presunción normal del receptor será «que la serie de
acontecimientos narrados están relacionados unos con otros significativamente, y extraerá
las inferencias apropiadas»313.
Gracias a la yuxtaposición, es posible construir silogismos con argumentos o conclusiones
implícitos e inferencias obligadas314, con la ventaja de que, a diferencia de un juez, el
ciudadano común no sabe diferenciar entre los hechos probados y los meramente
insinuados315. Un ejemplo, publicado en el diario ABC el 18 de febrero de 2011: “El
imperio Rumasa estalla otra vez en manos de un Gobierno socialista”. De acuerdo con
GRIJELMO, «al colocar dos hechos juntos en el titular, se les otorga relevancia y, por tanto,
el lector no tiene otro remedio que inferir una relación entre ellos. Se podría haber dicho
con idéntico fundamento que el imperio Rumasa estalla otra vez en febrero, estableciendo
asimismo la inferencia de una relación causa-efecto entre los elementos»316. Estas
argumentaciones por causalidad deben considerarse opinativas, por lo que suponen una
arrogación ilícita de los criterios y la especial protección constitucional de los géneros
informativos317.
Pueden diferenciarse tres variedades fundamentales de yuxtaposición. La primera es la
yuxtaposición ambiental, que logra su efecto por la mera remisión a un contexto implícito (“La
presunta etarra Armendariz enseñó euskera a Pepe Rei” – El País, 25/01/2001) o por
contraposición de imagen y texto (“Triunfaron los animales” – El Mundo, 29/07/2010,
sobre la prohibición del toreo en Cataluña; acompaña al titular una fotografía de CarodRovira y Montilla sonriendo)318. Se trata de la yuxtaposición más frecuente y, por lo general,
más tramposa, porque no se limita a insinuar una creencia del informador, sino a trasladar
un reflejo de su opinión personal:
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“Ruiz-Gallardón: «¡Mucha mierda!»” (El País, 29/10/2002; la cita es del exministro a unos
actores de teatro)
“Incautan 42 kilos de hachís en un ‘after’ de Pablo Iglesias y en un bar de La Calzada” (La
Nueva España, 19/07/2014; el establecimiento no pertenece al líder de Podemos, sino que
se encuentra en la calle dedicada al fundador del PSOE, tocayo del primero)
“Gobierno y PP, de acuerdo” (El Mundo, 10/04/2015; el periódico omite deliberadamente
que el partido en el Gobierno es el PP, por lo que difícilmente podrían estar en desacuerdo)
La segunda es la yuxtaposición de ignorancia, en la que los datos suprimidos se desconocen y,
por ende, el contenido es una mera conjetura que el periodista considera probable, pero no
ha podido o querido verificar. Finalmente, la tercera modalidad es la yuxtaposición de
ocultación, consistente en la omisión deliberada de unos datos conocidos para evitar que el
receptor los utilice en la interpretación de los hechos, generalmente porque contradice los
intereses o los argumentos del periodista319. Como suele decirse, «no permita que la realidad
le estropee una buena historia».
En periodismo no es necesario decir algunas cosas para que el lector entienda320. La
omisión constituye una herramienta poderosa con amplias posibilidades y formas, desde la
referida yuxtaposición hasta la deixis321, la autoevidencia322 y la elisión de fórmulas
preceptivas, como las impuestas por la presunción de inocencia323. Otros recursos omisivos
son el uso de expresiones neutrales, nominalizaciones y construcciones pasivas para ocultar
algún aspecto de la oración, generalmente el sujeto o agente324, y las oraciones
interrogativas y negativas, que presuponen un discurso implícito que se niega, rechaza o
cuestiona; así, el emisor ‘responde’ valiéndose de sus propias frases como argumentos, a la
vez que evita asumir la responsabilidad de posibles sentidos implícitos (sobreentendidos o
sugeridos) que podrían resultar lesivos para el destinatario325.
3.8. Vicios comunes
«Los textos periodísticos pueden teñirse de eufemismos, términos vagos y abstractos,
tecnicismos innecesarios, vanilocuencia en fin» (Mª. Victoria Romero Gualda)
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El lenguaje periodístico adolece de muchos de los vicios del lenguaje político, como la
proliferación de voces pertenecientes a otros ámbitos (político, administrativo, judicial…),
incluidos los eufemismos, casi siempre nacidos en el seno de la actividad política y
empresarial326. Entre el eufemismo y la recientemente comentada omisión se sitúan las
suplantaciones, expresiones usadas en sustitución de otras que no pueden o no deben
mencionarse. Una de las suplantaciones más importantes en la Historia de España data de
la Transición, durante la cual la mayoría de oradores públicos evitaban cualquier referencia
a la dictadura franquista o a su caudillo; únicamente se aludía, en caso de ser necesario, al
régimen y el gobernante anteriores.
Junto a éstos, se encuentran los neologismos, cuya difusión comienza precisamente en los
medios de comunicación. Como señala ROMERO GUALDA, «la creatividad léxica del
periodista se mueve entre la necesidad, que daría origen a voces denominativas, y el afán
expresivo, más ligado a la neología estilística». Sin embargo, «muchas veces se tiñe de
necesidad o de afán expresivo el simple desconocimiento del vocabulario español» (es el
caso, verbigracia, de los ya mencionados archisílabos)327, aunque debe asimismo apuntarse
que el periodista ni es lingüista ni tiene por qué serlo, esto es, «no tiene por qué conocer los
procedimientos con que se inventan y calcan palabras»328. Aun así, llaman la atención las
soluciones con las que a veces dan respuesta a sus necesidades expresivas, como la famosa
portada de La Razón del 2 de agosto de 2013, que acuñó el insólito nombre de Rubalbárcenas
para referirse simultáneamente al extesorero del Partido Popular, implicado en un
importante caso de corrupción, y el por entonces líder de la oposición, Alfredo Pérez
Rubalcaba, dos personajes públicos sin absolutamente ninguna relación.
Por supuesto, también el lenguaje periodístico se encuentra plagado de extranjerismos,
algunos de ellos más justificados que otros, en ocasiones con procesos de rebarbarización,
como cuando Vizcaíno Casas plasmó en El Alcázar del 7 de julio de 1984 la inexistente
expresión fifthy/fifthy, o confusiones como la de El Comercio, que el 3 de marzo de 2015
alertaba de la expansión del fishing en taxis de Oviedo, por imposible que parezca semejante
práctica. Tampoco debe desdeñarse la colonización ideológica que a veces implican estas
expresiones, que sitúan a EE UU (con frecuencia identificado con el nombre del
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continente en que se encuentra) en el centro del mapa y convierten lo que para los
españoles siempre había sido el Oriente Próximo en el Oriente Medio329.
En su labor, el periodista también debe enfrentarse en ocasiones a dos deberes difíciles de
concordar a la hora de informar sobre asuntos científico-técnicos: no debe banalizar tales
contenidos, pero tampoco puede abandonar su responsabilidad divulgadora y didáctica330.
En estos casos, los tecnicismos pueden usarse lícitamente para «introducir a los lectores en
un mundo que les estaba vedado» y enseñarles «el lenguaje que emplean los especialistas»,
siempre y cuando no se caiga en el elitismo y el oscurantismo331 con pseudocultismos que
dificultan la comunicación332. Tal y como defendía FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA en
su Arte poética, «la expresión que no es clara nunca es bella».
Para terminar, debe hacerse una referencia al sensacionalismo por el que a veces se dejan
invadir las redacciones. Aunque el buen uso antepone la moderación a la exageración (dejar
«que los hechos hablen por sí solos»)333, la búsqueda de audiencias a través del estímulo
emocional lleva a una confusión entre información y espectáculo334 y a acudir a la
hipérbole335, al dramatismo o patetismo336, buscando las expresiones más rotundas,
grandilocuentes y exageradas337. Debe puntualizarse que se trata de un uso más propio del
mundo anglosajón, como puede observarse en el siguiente titular del Daily Mirror, publicado
el 28 de junio de 1982, impensable en un medio español: “The gun-crazy double killer
being stalked in a forest may be forcing a hostage to fee and hide him”. El reciente impacto
de un avión por supuesta decisión del piloto también proveyó con interesantes portadas:
“Killer pilot’s secret gay torment” (Daily Star, 26/03/2015)
Interior: “Pilot haunted by gay demons”
Pie de foto: “Lubnitz (pictured here in San Francisco) may have had to hide his
sexuality”
“Suicide pilot had a long history of depression. Why on Earth was he allowed to fly?”
(Daily Mail, 27/03/2015)
Hecha la anterior matización, es evidente que se trata de un vicio inherente a la concepción
empresarial de los medios y que afecta, por tanto, a todos los países, España incluida:
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“El Estudiantes rozó el ridículo en su estreno en la Liga Europea” (ABC, 20/09/1996)
“El reportaje de la polémica: Así vive el populismo. El ministro griego reside en un piso
burgués al pie de la Acrópolis y disfruta de otra vivienda en una isla” (ABC, 14/03/2015)
«El periodista intenta sobrecoger al receptor recurriendo a extremos léxicos: la Bolsa o las
temperaturas no suben ni bajan, sino que se disparan o se desploman; la constatación de que
Obama ya peina canas no preocupa en su país, sino que lo colapsa; una página web no
promete visitas a la China imperial, sino a la China más imperial; el equipo español no se
contenta con pasar a la final, sino que se mete en ella; a la Isla de la Reunión no parece serle
suficiente con estar en el océano Índico, sino que se encuentra en pleno océano Índico…»338.
Este histrionismo expresivo conduce en ocasiones a situaciones de humor negro
involuntario (“Las ejecuciones en Pakistán se disparan” – El Mundo, 18/03/2015) o meras
tonterías por abuso de expresiones prefijadas:
«El Gobierno ha puesto toda la carne en el asador para darle la vuelta a la tortilla» (SER,
Ene/2009)
«Sarkozy ha puesto las cartas sobre la mesa para cantarle las cuarenta a Obama» (Cuatro,
01/04/2009)
Uno de los ámbitos en los que se manifiesta más clara y peligrosamente esta tendencia es
en la información sobre la realidad criminal, por lo común «inexacta, poco plural y
adulterada por los intereses particulares de los medios y de aquéllos que los controlan», lo
que contribuye «al desarrollo y potenciación de errores cognitivos, a la aparición y refuerzo
del miedo personal y preocupación social por el delito […] y a la solicitud de una mayor
intervención penal». En su papel de agentes de control social, los medios reconocen y
delimitan el problema a la vez que generalizan enfoques, perspectivas y actitudes339,
proponiendo implícita o explícitamente soluciones por lo general incompatibles con las
exigencias de un Estado social y democrático de Derecho, es decir, con una serie de
principios y límites en lo que se refiere a la coacción penal.
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3.9. La desaparición de las minorías
«Tú no eres negro, eres minoría étnica.
Bueno, minoría étnica y negro como un tizón» (Amanece, que no es poco)
De forma similar a los procesos que se ponen en marcha en la cobertura mediática de las
huelgas, la representación de las minorías y de la mujer en los medios de información
adolece de graves carencias, con una atención sistemáticamente mínima hacia las acciones
negativas contra ellos y asuntos que ni siquiera pueden encontrarse en los medios340. Desde
una posición paternalista que cabría calificar de cisheteropatriarcado occidental blanco, los medios
reconstruyen la realidad social como reproducción de las fuerzas dominantes e ideologías
de la propia sociedad, de tal forma que son las definiciones dominantes de la desviación o
la marginalidad las que se ven reproducidas en las noticias341. Este paternalismo se observa,
por ejemplo, en el frecuente uso de diminutivos para referirse a estos colectivos: señorita,
negrito, chinito (que no siempre procede de China)…
Como resultado de la autoconciencia social de este problema, se ha acuñado –sobre todo
en Estados Unidos– lo que se conoce como lenguaje políticamente correcto, un conjunto de
barbarismos que, en vez de atender a la igualdad de oportunidades en el punto de partida,
se centra en la igualación en el punto de llegada342. En otras palabras, en lugar de buscar
una solución al problema, se tapa la injusticia social, se maquilla o se enmascara 343 o
directamente se barre debajo de la alfombra para que nadie pueda verla.
Entre estos mecanismos de exaltación de la diferencia y ocultamiento de lo extraño, destaca
primeramente la costumbre de resaltar la raza, etnia o nacionalidad (o la condición de
inmigrante, término con connotaciones distintas que extranjero a pesar de poseer idéntico
referente) cuando se habla de delitos344, mientras que los crímenes cometidos en su contra
aparecen representados en mucha menor medida345. Obsérvese la diferencia de enfoque (y,
en consecuencia, de los efectos perlocutivos) entre los dos siguiente titulares:
“La dueña de un piso echa a seis marroquíes que le pagaban sin contrato” (El País,
28/03/1992)
“La dueña de un piso prohíbe usarlo a seis inquilinos de los que cobraba sin contrato”
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Otro claro ejemplo puede encontrarse en la terminología utilizada por los medios en el caso
del salto a la valla de Melilla, durante el cual la inmigración fue presentada «como una
invasión y su presencia, como un problema para la población autóctona»346. Algunas de las
expresiones usadas en la radio durante el mes de mayo de 2015 para cubrir la información
fueron peligro, invasión, colonización, avalancha, asalto, deterioro de la identidad nacional, riada de
inmigrantes sin control (Ondacero), protegerse de los inmigrantes (RNE)… Los datos, sin embargo,
indican que apenas el 5 % de los inmigrantes que llegan a España lo hacen desde Ceuta y
Melilla, por lo que la alarma parece «intencionadamente» exagerada347.
Junto con los inmigrantes, el otro gran grupo que sufre la discriminación mediática son las
mujeres, constantemente aniquiladas en las noticias348. El género es una categoría gramatical
de gran actualidad349 gracias a neologismos como violencia de género, expresión
manifiestamente incorrecta por confundir sexo (clasificación biológica) con género
(clasificación gramatical)350. Con el lenguaje inclusivo, se ha popularizado la reduplicación de
los términos (curiosamente, alterando a menudo el orden tradicional, que «antepone
cumplida y cortésmente a las damas»351), en ocasiones creando formas femeninas para
términos neutros, como presidente, juez, concejal o miembro. Esta extendidísima costumbre no
debe considerarse incorrecta, pero sí cuando menos impropia, puesto que en español el
masculino opera como término no marcado y es el artículo, no la terminación, lo realmente
importante para determinar el género de una palabra352. Sí es incorrecta cuando supone una
alteración de las normas gramaticales, como son los supuestos términos neutros terminados
en –e o –x (niños y niñas > niñes/niñxs) o en arroba (niñ@s), símbolo este que no constituye
un signo lingüístico ni se corresponde con ninguna letra del alfabeto353.
Más criticable es lo que GRIJELMO denomina salto semántico, es decir, el «uso genérico del
masculino para referirse a un conjunto de hombres y mujeres que deriva en la exclusión
posterior de estas últimas»354. Esta confusión del genérico masculino con el masculino
específico supone una identificación de la parte con el todo y un abuso gramatical con el
que la mujer queda preterida, oculta, «arrinconada en el subconsciente»355. De forma
general, por tanto, «el periodista debe permanecer alerta ante toda generalización relativa a
papeles masculinos o femeninos» para evitar la formación de prejuicios y estereotipos356.
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El 8 de marzo de 2015, Día Internacional de la Mujer, ABC publicó de madrugada el titular
“Mecánicas, árbitros, bomberas… mujeres con profesiones de hombre”. Debido a las
críticas recibidas, en la edición de la tarde había sido sustituido por “Mecánicas, árbitros de
futbol, bomberas… mujeres aún en minoría en su profesión”. Son esta clase de casos los
que prueban que el origen del sexismo lingüístico se encuentra en el hablante (u oyente) o
en la realidad misma, pero no en la propia lengua, y en el español menos que en otros
idiomas357. La expresión del genérico policías coincide con el femenino gramatical y, sin
embargo, ello no influye decisivamente sobre la descodificación efectuada por nuestro
cerebro, pero «sobre tal descodificación sí será más influyente el hecho de que haya
actualmente o no un buen número de policías mujeres»358. El masculino genérico, usado
tanto en singular como en plural, no adquiere, por tanto, «tanta importancia en la
discriminación lingüística como la propia discriminación que previamente tiene establecida
la sociedad»359.
En cualquier caso, «los vicios sexistas del lenguaje se muestran más en las formas de la
presencia que en la ausencia»360. Para explicar esto, véanse primeramente estos tres
enunciados:
“Misión espacial de la primera astronauta británica” (El País, 19/05/1991)
“Lilí Álvarez, la primera española que brilló sobre la hierba londinense” (Marca,
29/06/2010)
“Santa Teresa es, probablemente, la mejor prosista española” (Federico Jiménez Losantos
en Esradio, 20/05/2015)
Los tres ejemplos citados presentan la misma deficiencia: no puede saberse si las
protagonistas encabezan en sus respectivos logros al colectivo femenino o a toda la
población del país. De hecho, el segundo es el caso de los dos titulares: Helen Sharman fue
la primera persona británica en viajar al espacio y Lilí Álvarez, la primera persona española
en jugar el Roland Garros. Si ambos enunciados se hubieran expresado con el genérico
masculino, no existiría ambigüedad posible ni serían precisas posteriores explicaciones,
como “España ya tuvo un número uno en el tenis, pero en la categoría femenina”, ejemplo
real que es tanto como decir “Es gitano, pero un buen tipo” o “Aunque es homosexual, se
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puede tratar con él”. A pesar de no ser citada la forma femenina, quedaría así realzada la
presencia de la mujer en la noticia361.
Otro uso con el que frecuentemente se atenúa la importancia de la mujer es la mención por
su apellido acompañado de artículo (la Caballé, la Pantoja, la Pardo Bazán…). Aunque se trata
de un uso claramente vulgar, no es inhabitual su aparición en los medios;
desgraciadamente, puesto que el artículo es especificativo y, por ende, presupone un género
de elementos de la misma especie. El nombre propio queda así vulgarizado, rebajado,
homogeneizado, identificado como uno más dentro de dicha especie362.
«En general, el periodista debe preguntarse, cuando se disponga a utilizar alguna palabra
especial para una mujer, si la emplearía igualmente con un hombre»363. Lo mismo es
aplicable al enfoque de la noticia o al hecho noticioso en sí mismo: parece dudoso que
ABC convirtiera en noticia que el nuevo uniforme policial masculino marca excesivamente
la zona genital y, sin embargo, consideró noticia “Los «exuberantes» chalecos antibalas de
las mujeres de la Policía Municipal”, titular cuyo pie de foto rezaba: “Una funcionaria, ayer,
con su nueva equipación, que marca el pecho”. De igual modo, no se presenta como
probable que La Razón redactara un reportaje sobre Mariano Rajoy como el que dedicó a
su esposa, Elvira Fernández, al que tituló “Viri: 50 años y 8 kilos menos”. Una muestra del
contenido del mismo:
“Sabe quedarse en un segundo plano. «Se comporta siempre como una señora», dicen los
que la conocen, y jamás interviene cuando no le corresponde […]. A diferencia de sus
antecesoras, Carmen Romero y Ana Botella, a las que les apasionaba la política, Viri ha
preferido dedicar estos años a impregnar La Moncloa del calor del hogar”.
3.10. Citar a ciegas
«Ronald quiere que te diga que Seamus le ha dicho que a Dean
le han dicho que Hagrid te quiere ver» (Harry Potter y el Cáliz de Fuego)
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Las citas son una poderosa estrategia para que el periodista introduzca su valoración sobre
los hechos sin que pueda reprochársele su parcialidad; antes bien, las citas crean una
«ilusión retórica de la fidelidad», dada la mayor cercanía de las fuentes a los hechos, siendo
irrelevante que «rara vez sean completamente correctas en el sentido contextual. Sólo
deben sugerir que son verdaderas»364. Obsérvese la diferencia connotativa entre los tres
ejemplos siguientes365:
Me dijo: «Dáselo a ella»
Me aconsejó que se lo diera a ella
Me convenció de que se lo diera a ella
En el desempeño de su labor, el periodista debe reproducir el énfasis con el que se
expresan los personajes citados para así retratar lo que realmente ocurre y en qué marco
contextual366, pero, a la vez, debe respetar con rigurosidad la literalidad de la cita, evitando
modificar su énfasis o significado, pues supondría hacer realizar al susodicho aseveraciones
que no hizo367. Sin embargo, no es posible «la reproducción prístina de las palabras de otro
[…]. Incluso la más escrupulosa literalidad puede traicionar el sentido de lo que alguien ha
dicho», ya que «sacamos “las palabras del contexto lingüístico y extralingüístico” en el que
fueron pronunciadas y las introducimos en uno nuevo que las hace entrar en una nueva
relación con otras palabras y adquirir nuevas significaciones»368.
A la reproducción literal de las palabras del emisor se la conoce como cita directa. Gracias a
ella, el destinatario tiene una sensación de contacto directo con la información y, por tanto,
da mayor credibilidad a sus palabras, puesto que no aprecia la mediación que supone la
mera selección del fragmento reproducido. Asimismo, el periodista tiene la posibilidad de,
sin renunciar al dictum, establecer el modus, es decir, su interpretación de la intención o
fuerza ilocutiva, en ocasiones reformulando lo dicho. Es lo que se denomina cita indirecta.
Entre ambos estilos, se establece un continuum de posibilidades entre las que el periodista
puede optar según el mensaje que quiera trasladar a su audiencia369. Véase el siguiente caso,
en el que unas declaraciones del 14 de abril de 2004 llevaron a distintos titulares:
“Rajoy admite su derrota y felicita a Ńapatero” (El País)
“Rajoy seguirá trabajando desde la «leal oposición»” (El Mundo)
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“Rajoy achaca su derrota a la conmoción ante las trágicas consecuencias del atentado”
(ABC)
“Rajoy felicita a Ńapatero y se pone al servicio del PSOE en la lucha contra el terrorismo”
(La Razón)
Mediante la elección de verbos de distinta intensidad ilocutiva, se logra transmitir distintas
imágenes del candidato perdedor: claudicante (El País), comprometido (El Mundo),
desafortunado (ABC) y servicial (La Razón). El uso de uno u otro verbo permite introducir
la subjetividad del periodista en la noticia y proyectar una imagen positiva o negativa, cortés
o descortés, del protagonista. Estos verbos dicendi tienen efectos diversos en la psique del
receptor: el que asegura cree en lo que dice, insistir implica repetición, admitir es reconocer un
hecho desfavorable y denunciar supone un hecho ilegal que, además, el redactor considera
cierto; se puede reivindicar o reclamar lo justo y legítimo o, con mayor vehemencia, exigirlo o
instar a ello; no es lo mismo el que jura o promete que el que se compromete y siempre se verá
como amable a quien invita, agradece, felicita, se alegra, ofrece o se disculpa, en oposición a la
agresividad del que acusa, achaca, tacha, condena, amenaza o replica y a la sospecha que recae
sobre el que desmiente, renuncia, insinúa o se desdice370.
Asimismo, los términos subrayados entre comillas, aunque citas literales, suelen estar
cargados de valoraciones, ya que gracias a las comillas lo que precisamente anuncia el
periodista es que no se compromete enteramente con lo expresado, puesto que son
palabras de otra persona. De esa forma, se distancia de la cita y evita responsabilizarse de su
contenido, a pesar de que la selecciona deliberadamente como argumento para su texto371:
“Miles de personas piden «la verdad» ante las sedes del PP” (El Mundo, 14/03/2004)
“Ibarretxe llama «alimañas» a los etarras por querer «dinamitar la democracia» (ABC,
16/03/2004)
“El Gobierno reacciona contra el 'colosal disparate' separacionista” (El Mundo,
09/10/2012)
Para terminar, debe subrayarse que las fuentes deben ser siempre personas concretas (en el
caso de una institución, sus representantes). Se produce una simplificación legítima cuando
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la persona se sustituye por su cargo, la autoridad por la institución y hasta el Gobierno por
la capital o el país, pero resulta inadmisible la indeterminación de la fuente por una
sustitución incorrecta o la cita genérica de supuestos expertos indeterminados, recurso
generalmente usado para introducir la propia opinión. Si la falta de precisión es intolerable
en el periodismo, resulta especialmente grave si afecta a las fuentes, pues las fuentes
informativas invocadas de modo genérico «acaban siendo una excusa para atacar a otros
desde el anonimato»372.
4. COLOFÓN
«Se puede engañar a todos en alguna ocasión, incluso se puede engañar a muchos durante algún tiempo,
pero no se puede engañar siempre a todo el mundo» (Abraham Lincoln)
Según la semiótica de UMBERTO ECO, todo comunica. Gracias a ello, el periodista puede
utilizar todas las artes retóricas y tipográficas para inclinar al receptor hacia una cierta
interpretación sin dejar de aparentar la objetividad en su exposición373, «tratando incluso de
exponer sus ideas como si fuera ajeno a ellas, intentando mostrar cierto distanciamiento
respecto a las mismas ante las posibles repercusiones negativas que éstas pudieran
desencadenar»374. Para ello, se vale de una serie de recursos que vienen a sumarse y
complementar a la palabra, como el ritmo veloz, la puntuación o el uso de mayúsculas. De
todos ellos, cabe destacar por lo menos tres.
El primero engloba la elocución del texto (tono, entonación, pronunciación, etc.). Mediante
la entonación, en particular, se contribuye a la construcción del sentido de lo que se dice375,
dándole forma, estructurándolo y destacando la información nueva o importante
tonalmente376. A diferencia del texto escrito, que en principio sólo dispone de recursos
lingüísticos, «los hablantes gozan de la entonación como parte de lo lingüísticamente
codificado», con un contexto infinitamente más rico gracias a la simultaneidad, que
posibilita una retroalimentación377. Por ello, no debe descuidarse nunca la oralidad, incluida
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la pronunciación, cuyos errores pueden alterar el significado de todo el discurso, como
descubrió Mª. Dolores de Cospedal el 22 de abril de 2015, cuando durante un mitin afirmó:
«Hemos trabajado mucho para saquear nuestro país».
El segundo complemento básico de la palabra son los gráficos e imágenes, máxime en la
actual era del audiovisual, que impone un nuevo lenguaje (al que TIRADO RUIZ denomina
televisés378) y nuevos códigos. En oposición a las palabras, las imágenes no tienen la
capacidad de mentir por sí solas, pero a la vez raramente reflejan toda la verdad 379. Sin
embargo, la extensión de la televisión como principal medio de información ha
determinado la hegemonía de la imagen, de tal manera que los hechos huérfanos de
imágenes quedan condenados al silencio y la indiferencia380. Asimismo, se aprecia una
tendencia a la distensión en los medios audiovisuales, incluida la radio, lo cual es
perfectamente tolerable en ciertos formatos, pero no así en géneros estrictamente
informativos381.
En tercer lugar, merecen una mención aparte las estadísticas y cifras. Aunque los datos
numéricos en principio suelen ser correctos, pocas veces son neutros382, dado que han sido
seleccionados y tratados (la noticia puede enfocarse desde la perspectiva del 30 % o del
70 %, según convenga). Además, incluso cuando no son interesantes o relevantes siquiera,
son un recurso retóricamente muy efectivo, pues aportan una sensación de precisión y
acceso directo a los datos (de veracidad, en fin); por ello, «pueden ser altamente variables
entre los medios informativos, incluso cuando se utilizan las mismas fuentes, y, si son
incorrectas, rara vez se corregirán»383. Un claro ejemplo son los datos sobre manifestantes,
atenuados o exagerados en función de la línea ideológica del medio informativo, como
puede apreciarse en los siguientes titulares del 10 de septiembre de 1983:
“Escaso eco de la manifestación abertzale” [“entre 2.500 y 3.000 personas”] (ABC)
“Siete mil personas se manifestaron en San Sebastián contra las extradiciones” (Diario 16)
“Ocho mil manifestantes en San Sebastián contra las extradiciones” (Ya)
“Manifestación multitudinaria en San Sebastián contra las extradiciones de etarras” (El País)
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Por lo que respecta a la palabra, deben garantizarse una ortografía y expresión correctas,
puesto que «a veces se considera problema estilístico o incorrección idiomática lo que
supone un uso injusto del lenguaje, es decir, formas de expresión que conducen a
interpretaciones falsas, mentirosas, de la realidad»384. En caso de cometerse un error, ha de
enmendarse cuanto antes, preferentemente con una exposición idéntica a la visibilidad del
error, lo cual nunca se cumple, dado que las fes de erratas y errores suelen relegarse a
rincones remotos con una tipografía harto discreta. La cautela debe ser máxima en la
reproducción de informaciones y declaraciones, evitando la descontextualización o
transcripciones incorrectas (el 4 de septiembre de 2014, por ejemplo, La Gaceta publicaba
un reportaje titulado “¿Por qué ETA empezó a asesinar a ediles en el País Vasco?” cuando
lo que decía la información original no era ediles, sino dealers, es decir, traficantes de drogas).
La lengua nos ayuda a dar sentido al mundo; a pensarlo a través de ella. «El lenguaje es
pensamiento, porque, al ordenar el lenguaje, ordenamos el pensamiento –dijo Miguel de
Unamuno–. La lengua condiciona y limita el pensamiento, la imaginación y el desarrollo
social y cultural»385. He ahí la importancia de la palabra para la democracia, tanto en el
debate parlamentario y político como en las esferas pública y mediática. Aunque los
Gobiernos insistan en disfrazar sus acciones con bellas palabras, al final es la propia acción
la que importa; como dijo Alberti, «las palabras entonces no sirven, sólo son palabras». «El
Gobierno es acción sobre todo, y lo que positivamente queda del gobernante son las
obras»386.
Asimismo, «no puede olvidarse la distinta finalidad que tienen los dos discursos –el
periodístico y el político–: el primero ha de ser radicalmente informativo, el segundo es
básicamente persuasivo. En el primero, el receptor busca que se le expliciten hechos, que se
le señalen causas y consecuencias de ellos; si se trata de contenidos conceptuales, querrá
asimismo que se le expliquen con razonamientos claros y pertinentes al tema en cuestión; si
en lugar de eso el emisor busca suscitar emociones, conseguir adhesiones emocionales y en
su caso provocar acciones, estaremos frente a textos persuasivos»387.
Este último ha sido a menudo el caso de los medios de comunicación españoles (y,
probablemente, de todo el mundo), convertidos en replicadores de las declaraciones y
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opiniones de los políticos y directores de los propios medios; como los denomina SOLER,
«armas de desinformación masiva»388. Por supuesto, debe tenerse en cuenta que los medios
no transmiten la realidad, sino que la retransmiten389, por lo que, desde el momento en que
se elige lo que es noticia y la información es tratada, no puede hablarse de imparcialidad,
objetividad, neutralidad o independencia. El periodismo debe ser veraz, honesto y
comprometido, pero no puede ser verdaderamente objetivo. «Nadie es neutral y los
periodistas, menos»390.
El artículo 20.d de la Constitución Española garantiza el derecho y el deber a dicha
información veraz en el entendimiento del imprescindible papel de los medios para el
desarrollo de una opinión pública libre y formada, a pesar de que los propios ciudadanos
habitualmente se adhieran a una determinada línea editorial y concedan a los informadores
que la siguen una autoridad moral incuestionable391. Los periodistas, por tanto, desempeñan
una labor social esencial en la que el compromiso lo es todo 392. «Los cínicos no sirven para
este oficio», titulaba una de sus obras RYSZARD KAPU
CI SKI,
y sigue siendo tan cierto
como entonces: el periodismo es el cuarto poder, el contrapoder que fiscaliza a los demás y
garantiza que sus abusos sean puestos al descubierto y «sigan sintiendo el miedo a la verdad
y al periodismo que la defiende»393.
No menos importante, no debe tampoco olvidarse la letra del artículo 3 del texto
constitucional, que propugna la protección del idioma español y de las distintas lenguas del
país, labor en la que la actividad periodística resulta absolutamente fundamental.
Precisamente, la raíz de la profesión periodística «es el amor a la lengua, el combate
amoroso con el lenguaje, la necesidad de expresión»394. Los periodistas, al igual que los
políticos, son percibidos como autoridades en materia lingüística395 y, por tanto, tienen la
responsabilidad de usar bien el idioma396. «El periodista no debe ser un fotógrafo de la
realidad idiomática, sino un mediador que dignifique nuestra lengua»397. Citando
nuevamente a HARTZENBUSCH, «el habla es la defensa, el respeto, la dulzura, el amor, la ley,
el bien de la vida del ser que piensa; usada en mal, es ruina del mundo».
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ANEXO I: Notas
Dada la amplitud de la bibliografía, se ha optado en el presente trabajo por seguir un sistema de
citas riguroso que asegure la asociación de cada idea con su autor; además, la elección de dicho
sistema contribuye a la validez científica de la investigación, que probablemente será ampliada en lo
sucesivo a lo largo de la carrera profesional del autor. Ya que algunas de las siguientes notas
incluyen comentarios de una cierta extensión, se ha preferido situarlas al final del documento, de
modo que no quede afectada la legibilidad del cuerpo.
PREFACIO
1 GRIJELMO (1998), p. 19. A partir de aquí, puede ya observarse el enfoque funcionalista que adoptará el
presente trabajo.
2 GRIJELMO, Á. “El poder de las palabras” en VILCHES VIVANCOS (2000), p. 68. También MELLIŃO,
F. “Del lenguaje y la política” en GARCÍA DOMÍNGUEZ y GÓMEZ FONT (1990), p. 139: «La palabra ya
no es sino aquello para lo que vale, […] un arma».
3 VAN DIJK (1990), pp. 52-53.
4 RANDALL (1999), p. 131.
5 «De manera similar, la interpretación y la producción de un texto suponen los procesos mentales de la
interpretación y la formulación, la recuperación y el uso del conocimiento y de otras estrategias de la
dimensión cognitiva del discurso. […] Ocuparse del discurso significa ocuparse de los procesos de
interpretación y de la interacción social, […] saber cómo influyen los procesos cognitivos» (VAN DIJK, 1990:
pp. 52-53).
6 RAMONET, I. “Pensamiento único y nuevos amos del mundo” en CHOMSKY y RAMONET (2008), p.
80. Añádase a ello la mediatización de la actividad idiomática a partir de las características particulares del
audiovisual (ROMERO GUALDA, 1996: p. 10); como apunta José Miguel Contreras, «la televisión ha
impuesto su propio lenguaje, basado en la sencillez, la claridad y la concisión», lo que ha conllevado, entre
otras cosas, la disolución del argumento político (cit. en GRIJELMO, 2000: p. 162).
7 BROWN y YULE (2005), pp. 23-24.
8 ESCANDELL VIDAL (2002), p. 39. Cfr. BROWN y YULE (2005) p. 47: «Hacer análisis del discurso implica
ciertamente hacer sintaxis y semántica, pero consiste básicamente en hacer pragmática».
9 FOUCAULT (1973), p. 36.
10 BROWN y YULE (2005), p. 96.
11 ROMERO GUALDA (1996), p. 9.
12 Según VAN DIJK (1990), p. 17: «Informe periodístico en la radio, televisión o prensa en el que se ofrece
una nueva información sobre sucesos recientes». Un poco antes (p. 14), justifica el enfoque multidisciplinar al
definirlo como «una clase específica del discurso de los medios de comunicación de masas que sugiere
posibles parecidos familiares si se relaciona […] con otros tipos de discursos propios de la prensa, tales como
los editoriales o los anuncios».
13 ROMERO GUALDA (1996), p. 13.
14 Ibidem, p. 10. A partir de este hecho, se explica o cuando menos justifica la seccionalización de los medios
informativos, en particular de los periódicos (p. 20).
15 Ibidem, p. 16. Según VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 31, se contamina de
lo literario, administrativo y vulgar. En este aspecto, el lenguaje periodístico se asimila al político, el cual
también presenta una heterogeneidad de fuentes, como apunta FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p.
58.
16 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 32. También en las mesas redondas de
GARCÍA DOMÍNGUEZ y GÓMEZ FONT (1990), p. 211, se constata en los medios «todo un lenguaje
bélico que contribuye al estrés colectivo».
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17
En la práctica, ello se traduce en la divulgación unánime y la consolidación de los mismos neologismos,
eufemismos y atentados contra la palabra, de acuerdo con Seco (GARRIDO MEDINA, 2008: p. 345).
18 De acuerdo con Francisco Ayala, cit. en ibidem.
19 LÁZARO CARRETER (2003), p. 52.
20 HERNANDO GARCÍA-CERVIGÓN, A. “La comunicación ciberperiodística y la lengua española” en
VILCHES VIVANCOS (2008), p. 177. Apunta a este respecto ESCANDELL VIDAL (2002), p. 129: «El
lenguaje puede ser un instrumento de comunicación, pero es el instrumento –es decir, no es el único medio–
necesario e imprescindible de que se sirve la comunicación humana. […] El lenguaje no [es] necesariamente un
medio de comunicación».
21 PONZIO, A. Lingüística y sociedad. Cit. en GRIJELMO (2000), p. 318.
22 Es lo que Denis Slakta denomina ideología espontánea (GRIJELMO, 2000: p. 318).
23 Como explica VAN DIJK (1990), p. 49, el estilo es «una dimensión que atraviesa diferentes niveles […], el
resultado de las elecciones que el hablante realiza entre las variaciones opcionales de las formas del discurso
que pueden utilizarse para expresar más o menos el mismo significado (o denotar el mismo referente)». En su
caracterización, se encuentra implícita la suposición de que algo no varía; «mientras que las estructuras
superficiales pueden variar, el significado subyacente o referencia debe mantenerse constante» (p. 110).
24 BROWN y YULE (2005), p. 181. Cfr. HERNANDO GARCÍA-CERVIGÓN, op. cit. (2008), p. 177: «Las
diferencias entre los formatos […] influyen en gran medida en la configuración lingüística del mensaje y en su
interpretación por parte del lector». GARRIDO MEDINA (2008), p. 180, aconseja «aprovechar cada formato
para el tipo de comunicación en que nos sea más útil y enriquecedor».
25 GARRIDO MEDINA (2008), pp. 186-187.
26 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), pp. 13 y 29.
27 ALBADALEJO, T. “Creación neológica y retórica en la comunicación digital” en VILCHES VIVANCOS
y SARMIENTO GONZÁLEZ (2007), p. 81.
28 CANTAVELLA y SERRANO (2004), p. 127.
29 ALBADALEJO, op. cit. (2007), p. 81.
30 HERNANDO GARCÍA-CERVIGÓN, op. cit. (2008), 177.
PUNTO 1.1
31
HERNANDO GARCÍA-CERVIGÓN, op. cit. (2008), 177.
GRIJELMO (2006), p. 166.
33 ESCARPANTER, J. El arte de hablar en público, p. 15. Cit. en MARTÍNEZ LÓPEZ, F. “El lenguaje al
servicio de la oratoria” en VILCHES VIVANCOS (2000) p. 110.
34 TOVAR, A. “Introducción” a ARISTÓTELES. Retórica, IEP, p. V. Madrid, 1953. Cit. en CAZORLA
(1985), p. 130.
35 GARCÍA DOMÍNGUEZ y GÓMEZ FONT (1990), p. 201.
36 GRIJELMO (1998), p. 207.
37 GRIJELMO (2006), p. 31. DE MIGUEL (1994), p. 16, llama a esta cualidad cosificación del lenguaje, es decir,
«el lenguaje hace la cosa».
38 Es lo que Heine y Kuteva califican como inteligencia maquiavélica (VV. AA. Claves para el lenguaje humano,
UNED-Ed. Universitaria Ramón Areces. Madrid, 2014).
39 Hasta aquí, conforme a la obra citada en §39.
40 MARTÍNEZ RODRIGO (2005).
41 GARRIDO MEDINA (2008), p. 128.
42 DE MIGUEL (1994), p. 14.
43 ROMERO GUALDA (1996), p. 11.
44 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 123.
45 ROMERO GUALDA (1996), p. 11. Cfr. CATTANI (2003), p. 117: «Vale más una palabra vistosa que un
razonamiento». Como sentenciara Gorgias, «la palabra hechiza» (cit. en ibidem, p. 147). En los medios, estos
términos sirven para posicionar a las audiencias a favor o en contra de un determinado acontecimiento, como
señala SOLER, op. cit. in fine. Vid. tb. VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 33.
46 GRIJELMO (1998), pp. 203 y 207.
32
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47
GRIJELMO (2000), pp. 96 y 123.
Ibidem, p. 201.
49 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 124. También lo dice el Libro del Tao:
«El nombre es el origen de todas las cosas particulares».
50 «Una de las formas de representación de la propia sociedad es la representación lingüística, la
representación en la comunicación, la cual lleva a la sociedad a ver plasmada su propia conciencia en el
lenguaje» (ALBADALEJO, op. cit. (2007), pp. 83-84).
51 De acuerdo con Pablo Iglesias, «la televisión es la que configura la manera en la que la gente piensa y la
manera en la que la gente pone nombres a las cosas» (MEJIDE, R. (pres.). Viajando con Chester, 3x02: “Querer
es poder”, La Fábrica de la Tele (prod.) y Cuatro (distr.). España, 28/09/2014). De manera general, «los
vocablos no sólo transmiten información. También la juzgan por el camino, con el mero hecho de nombrarla
de una manera concreta» (GRIJELMO, 2000: p. 208). Como dijo Nietzsche, «toda palabra es un prejuicio».
48
PUNTO 1.2
52
GRIJELMO (2000), pp. 110-ss. Eloy Fdez. Porta la define como «discursos idealistas para vender cosas» en
FERNÁNDEZ PORTA, E. (2012): €®0$: La superproducción de los afectos (2ª col., 1ª ed.), Anagrama, p. 248.
Barcelona. ISBN: 9788433976819).
53 MARTÍNEZ RODRIGO (2005).
54 BEIGBEDER, F. 13,99 euros (1ª ed.), Anagrama, p. 30. París (Francia), 2000. ISBN: 84-959-7111-9. El
autor aporta también ejemplos de neologismos, anglicismos (A. D. por director artístico) y lenguaje figurado
(anzuelo o título por eslogan) como técnicas propias del lenguaje del mundo publicitario (p. 45).
55 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p.18.
56 GRIJELMO (2000), p. 51.
57 A menudo, con una finalidad maliciosa o engañosa, como observa CATTANI (2003), p. 154.
58 LAKOFF (2007), pp. 79-80.
59 «Se fabricaron montones de atrocidades supuestamente cometidas por los alemanes […] que todavía se
pueden leer en los libros de Historia, buena parte de lo cual fue inventado por el Ministerio británico de
propaganda […]. Después de la guerra se utilizaron las mismas técnicas para avivar lo que se conocía como
miedo rojo» (CHOMSKY, N. “El control de los medios de comunicación” en CHOMSKY y RAMONET,
2008: pp. 8-9). Según el autor, la lógica subyacente a lo que denomina fabricación del consenso es la existencia de
una «clase especializada de hombres responsables» lo bastante inteligentes para comprender los ‘intereses
comunes’ y resolver los problemas que de ellos se derivan domesticando al rebaño desconcertado (pp. 10-ss).
60 Ibidem, pp. 17-ss. y 52. Añade RAMONET más adelante (p. 80): «Ahora, un hecho es verdad no porque
corresponda a criterios objetivos, rigurosos y verificados en sus fuentes, sino sencillamente porque otros
medios de comunicación repiten las mismas afirmaciones y confirman».
PUNTO 1.3
61
CHOMSKY, op. cit. (2008), p. 15.
MELLIZO, op. cit. (1990), p. 140.
63 Luis Alberto de Cuenca en VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 129.
64 Mäder en MELLIZO, op. cit. (1990), 137.
65 ÁLVAREŃ, C. L. “Lenguaje de los políticos y medios de comunicación” en GARCÍA DOMÍNGUEŃ y
GÓMEZ FONT (1990), p. 97.
66 FAYE, J. P. Los lenguajes totalitarios, Taurus. Madrid, 1974. Cit. en GRIJELMO (2000), p. 138. Tb.
MELLIZO, op. cit. (1990), p. 139.
67 MELLIZO, op. cit. (1990), pp. 140-ss.
68 GRIJELMO (2000), pp. 139-ss. Estas contradictio in terminis (GRIJELMO, 1997: p. 479) se basan en el poder
de las antítesis, que aún subyace a expresiones como crecimiento negativo (sin embargo, nunca se dice decrecimiento
positivo). Como observa MARS (2012), esta clase de eufemismos son especialmente frecuentes ante la mala
marcha de la economía.
62
-III-
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69
GRIJELMO (2000), pp. 149-ss. Añade el autor que lo mismo ocurre con los sentidos alternativos de las
palabras ambiguas, puesto que «nunca se recoge completamente el agua derramada».
70 DE MIGUEL (1994), p. 110. Se trata del efecto sinérgico de las combinaciones de palabras: cuando se juntan,
se obtiene un resultado que desborda la suma de los significados (ibidem, p. 134).
71 GRIJELMO (2000), p. 141.
72 GRIJELMO (2000), p. 194.
73 CATTANI (2003), p. 156. Cfr. MARS (2012): «Puedes decir medida de ahorro o de recorte para referirte a una
misma decisión, y la sensación que generas es diferente: ahorro hace pensar en algo bueno y prudente y recorte,
en la pérdida de derechos» (Fernando Esteve). Vid. tb. LECHADO GARCÍA, J. M. Diccionario de eufemismos y
de expresiones eufemísticas del español actual, Verbum. España, 2000. ISBN: 978-84-7962-165-0.
74 BAUDRILLARD (2007), p. 17.
75 Vid. “Creador de titulares de la derecha mediática” de Mike Ramos (https://pbs.twimg.com/media/
B_ujIYKWYAAliW4.jpg).
PUNTO 2.1
76
ECHART y CID (2007), p. 32.
URIARTE (2010), p. 192.
78 TAIBO y FLORES (2015), pp. II y IV.
79 FOUCAULT (1992), p. 107.
80 FOUCAULT (1973), p. 15.
81 CAZORLA (1985), p. 38.
82 FOUCAULT (1992), p. 107.
83 Ibidem, p. 170.
84 Charniak en BROWN y YULE (2005), p. 294.
85 REYES (2003), p. 20.
86 PORTOLÉS (1998), p. 25.
87 GARRIDO MEDINA (2008), p. 41. En cierta medida, los marcos cumplen con el principio de
exhaustividad: se informa del interlocutor de «lo que nosotros creemos que necesita saber» (FUENTES
RODRÍGUEZ, 1999: pp. 8-9).
88 GARRIDO MEDINA (2008), p. 22.
89 GRIJELMO (2000), pp. 21 y 198.
90 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 23. «El tamaño de las palabras engaña a
primera vista» (GARRIDO MEDINA, 2008: p. 25), por lo que se torna difícil –si no imposible– medir el
poder que oculta una palabra (GRIJELMO, 2000: p. 13).
91 José Antonio Marina en GRIJELMO (2000), p. 229.
92 GARRIDO MEDINA (2008), p. 35.
93 GALÁN RODRÍGUEŃ, C. “Imago mundi: las lenguas imaginarias de la ciencia ficción” en VILCHES
VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 59.
94 MELLIZO, op. cit. (1990), pp. 136-137.
95 Ibidem, p. 143.
96 Antón Costas en MARS (2012).
97 Siempre atento a la vox populi, recuerda PÉREZ-REVERTE (2014): «Antes de que abran la boca ya sabes
[…] lo que van a decir»
98 LÁŃARO MORA, F. “Inestabilidad del género en español” en VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO
GONZÁLEZ (2004), p. 109.
99 «La retórica le es inherente al lenguaje mismo» (CAZORLA, 1985: p. 82). «La mayor parte de las veces que
se pone la lengua en funcionamiento se está argumentando» (ARCE CASTILLO, 2006: p. 51).
100 FOUCAULT (1973), p. 53.
101 GRIJELMO (2000), pp. 16-17 y 77. Vid. tb. DE MIGUEL (1994), p. 13: «Un mismo vocablo contiene
significados distintos cada vez que se enuncia».
102 GRIJELMO (2000), p. 13.
103 Ibidem, Contraportada.
77
-IV-
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104
FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), pp. 13-14. Observa, no obstante, la autora una
«desideologización del léxico político», en el sentido de que ya no cabe identificar tajantemente un
determinado léxico con un partido político concreto (p. 18).
105 ALBADALEJO, T. “Imaginar la realidad, imaginar las palabras: anacronópete / time machine” en VILCHES
VIVANCOS (2008), pp. 29-ss.
106 LAKKOF (2007), p. 1.
107 Ibidem, pp. 2, 21 y 28.
108 Ibidem, p. 41.
109 Ibidem, p. 16.
110 Ibidem, pp. 3 y 7.
111 GRIJELMO (2000), p. 159.
112 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), pp. 62-63. Con frecuencia, estos términos se convierten en
palabras-símbolo, clave o eslogan, con efectos más conmovedores o seductores que convincentes (id., 1999II, pp. 22-23).
113 GRIJELMO (1998), p. 217. El término es usado por TIRADO RUIZ (2003) y DE MIGUEL (1994).
114 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), pp. 8 y 13-ss.
PUNTO 2.2
115
GARRIDO MEDINA (2008), pp. 18-19.
VAN DIJK (1990), p. 114.
117 GRIJELMO (2000), p. 204. Un ejemplo: «liberalizar remite a liberal», que connota la idea de libertad,
mientras que «privatizar remite a la noción de propiedad y se relaciona formalmente con privado, en tanto que
lo privado se opone a lo público, a lo común o de todos […], valores netamente positivos en política», por lo
que un político que defienda la privatización de los servicios públicos acudirá siempre al primero o a
expresiones de connotación similar (FERNÁNDEZ LAGUNILLA, 1999-II: p. 42).
118 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p. 58.
119 Ibidem.
120 MELLIZO, op. cit. (1990), p. 137.
121 TAIBO y FLORES (2015), p. III.
122 GARRIDO MEDINA (2008), p. 27, y FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p. 43. Cfr. VAN DIJK
(1990), p. 122: «Las mitigaciones, especialmente usadas al describir actos negativos de importantes actores de
la noticia, son un procedimiento normal, utilizado también para evitar cargos de difamación. El término
estereotípico controvertido [es un] ejemplo». Además de mediante el eufemismo, la atenuación puede producirse
por el uso de condicionales o futuros, perífrasis o negaciones, encarecedores, cuantificadores, comparativos,
formas impersonales e indefinidos (uno, cierto, plural mayestático…) y hasta peyorativos (mero, por ejemplo).
123 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 128
124 Ex GRIJELMO en todas las obras referenciadas.
125 DE MIGUEL (1994), p. 33.
126 ÉVOLE, J. (pres.). Salvados, 10x02: “¿Qué pasa después de la cárcel?”, El Terrat (prod.) y La Sexta (distr.).
España, 09/02/2014.
127 PÉREŃ LEDO, J. Á. “No me llames imputado, llámame Lola” [artículo] en Mi mesa cojea. España,
14/03/2015. Disponible en http://mimesacojea.com/2015/03/no-me-llames-imputado-llamame-lola.
128 MARS (2012).
129 GRIJELMO (1997), p. 475. Ya lo decía Aristófanes en Los jinetes: «Es muy sencillo: sólo hay que hacer lo
de siempre. Confundirlo todo, como si se preparase un picadillo, y hacérselo tragar a la gente a la fuerza, igual
que se introduce la masa en la tripa de embutir. Luego se añade un poco de dulce, que es la palabrería de la
cocina, y así se hace la mezcla más grata al paladar».
130 MEJIDE, op. cit., 1x06: “¿Sí se puede?”. 06/04/2014.
131 MINCHINELA, R. Reflexiones de Repronto [webserie], S05E09/#057: “Neolengua”. España, 15/02/2014.
Disponible en http://minchinela.com/repronto/2014/02/15/capitulo-57-neolengua. Según otro corte,
emitido en TVE en enero de 2012, Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, también dijo: «Los
empresarios no hablamos de despido. Los empresarios hablamos de contratación […] Me parece una frase
que hay que extinguir».
116
-V-
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El lenguaje opinativo en los géneros de información
132
BAUDRILLARD (2007), p. 16.
SÁNCHEŃ LOBATO, J. “Procedimientos de creación léxica en el español actual” en VILCHES
VICANCOS (2008), p. 251. Dos ejemplos actuales podrían ser ninis y perroflautas, extendidos incluso a los
medios de comunicación.
134 Ejemplo citado en DE MIGUEL (1994), p. 148. Dos casos muy interesantes de disfemismo que se han
convertido ya en clásicos de la retórica política son Mire usted y este señor. Deben asimismo diferenciarse tres
categorías sobre las que poco se ha escrito hasta la fecha:
El retrofemismo o eufemismo convertido en disfemístico con el tiempo (clase política).
El pseudofemismo o disfemismo con apariencia de eufemismo (puerta giratoria). También puede ser un
eufemismo con apariencia de disfemismo (banco malo).
El bifemismo, que actúa como eufemismo o disfemismo según quién lo emplee (progresista).
135 ALCOBA RUEDA, S. “Autorización y uso del neologismo” en VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO
GONZÁLEZ (2007), p. 24.
136 Según Lázaro Carreter, cit. en SÁNCHEŃ LOBATO, J. “Problemas de morfología: el número en los
extranjerismos” en VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONŃÁLEŃ (2007), p. 91. Coincide GALÁN
RODRÍGUEZ, op. cit. (2004), p. 59: «La aparición de nuevas realidades exige con frecuencia la invención de
nuevos nombres».
137 CAZORLA (1985), p. 101.
138 MARS (2012), con cita de Álex Grijelmo. En palabras de Veselovski, «la nueva forma no aparece para
expresar un contenido nuevo, sino para reemplazar la antigua forma, que ha perdido ya su carácter estético».
139 GRIJELMO (1998), p. 40.
140 HERNANDO CUADRADO, L. A. “Los elementos constitutivos del léxico español. A propósito de email y correo electrónico” en VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONŃÁLEŃ (2007), p. 134, citando
a Álex Grijelmo.
141 DE MIGUEL (1994), p. 157.
142 GRIJELMO (1998), p. 166.
133
PUNTO 2.3
143
DE MIGUEL (1994), p. 119, llama a esta práctica sesquipedalismo o polisilabismo.
FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), p. 177.
145 ORTEGA Y GASSET, J. “Vejamen del orador” en Obras completas, vol. I (1902-1916), Revista de
Occidente, p. 556. Madrid, 1946. Cit. en CAZORLA (1985), p. 131.
146 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p. 61.
147 GRIJELMO (2000), p. 172.
148 Ibidem, pp. 169-ss.
149 Ibidem, pp. 126 y 173.
150 Nótese también el uso del verbo obligado.
151 El término componderación no aparece en la base de datos de la RAE, incluidos sus corpus.
152 Transcripción obtenida de http://www.huffingtonpost.es/2013/03/09/indemnizacion-en-diferido_n_
2843678.html. Estos dislates no son inhabituales en la praxis política, dado el requisito de improvisación al
que a menudo han de someterse los oradores públicos. Mariano Rajoy, actual presidente del Gobierno,
también dijo en febrero de 2013: «Todo lo que se refiere a mí y a mis compañeros de partido no es cierto,
salvo alguna cosa, que es lo que han publicado algunos medios». Esta clase de contradicciones lógicas son
más comunes de lo que se piensa, como demuestra GARCÍA, K. “Las frases de nuestros políticos según la
lógica proposicional” en Verne (El País). España, 13/05/2015. Disponible en http://verne.elpais.com/verne/
2015/05/13/articulo/1431511831_312713.html.
153 GRIJELMO (2000), pp. 154 y 180.
154 ARCE CASTILLO (2006), pp. 122-ss.
155 GRIJELMO (2000), p. 176. En GRIJELMO (1997), p. 480, no obstante, observa el autor que se reajusta el
precio cuando sube y no cuando baja.
156 GRIJELMO (2000), p. 154.
144
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157
DE MIGUEL (1994), p. 33. En general, el abuso de los tecnicismos es una características del lenguaje
político. Por medio de palabras extrañas e incomprensibles, acomplejan al oyente y alimentan con su
sonoridad el misterio de su significado (GRIJELMO, 2000: p. 129, y DE MIGUEL, 1994: p. 82). Bromeaba
sobre ello La Trinca en una canción: «Súmale el gravamen del pasivo del sobrante / Y a la base imponible de
la parte contratante / La prorrata transitoria a simular / Deducida de la cuota del valor a amortizar. / Quítale
el montante del volumen soportable / Y repercute en el activo del valor incrementado / […] / Bienes y
servicios con activos y pasivos / De la cuota tributaria más el plus de inflación / […] / Parte el coeficiente
por el tipo impositivo / De la tasa que se aplica sobre cada operación» (El IVA (hecho fácil)).
158 GRIJELMO (2000), p. 185.
159 MAIRAL USÓN, R. et ál. Teoría lingüística: métodos, herramientas y paradigmas (1ª ed.), UNED-Ed.
Universitaria Ramón Areces. Madrid, 2010. ISBN: 978-84-800-4937-5.
160 MARS (2012).
161 GRIJELMO (2000), p. 79. Apunta DE MIGUEL (1994), pp. 21-22, que «la palabra en política es más
mensaje de [emociones] que auténtico vehículo de ideas o de conceptos. […] Lo importante en los
razonamientos políticos no es la verdad, sino la verosimilitud».
162 GRIJELMO (2000), p. 199.
163 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p. 32. Mediante el yo, «el enunciador político se reafirma
asegurando su presencia en el comunicado y […] revaloriza su propio discurso» (ib., p. 40). Ello no es posible,
en cambio, en el periodismo, donde la presencia del intermediario cuestiona de forma grave su credibilidad
cuando el espectador siente que toma partido en la información, la califica o propone una versión sesgada, no
neutral (SOLER, op. cit.).
PUNTO 2.4
164
FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), p. 33 y (1999-II), pp. 14-ss.
En cierto modo, se asimila a la diferencia entre pedir algo y encargarlo, que también contempla GRIJELMO
(2000), p. 211. En GRIJELMO (1998), p. 206, da asimismo cuenta de la naturaleza indirecta de expresiones
como hay que, cuyo significado real suele ser tienes que. De acuerdo con la teoría de los actos del habla, en tales
expresiones difieren la fuerza locutiva (lo expresado) e ilocutiva (la intención perseguida), con distintas
consecuencias perlocutivas. Estos tres conceptos, respectivamente referidos al significado, la fuerza y los efectos
del dictum, se corresponden con los valores del signo lingüístico según Klaus (designativo, apresivo o valorativo y
prescriptivo o agitativo) y con las funciones del lenguaje según Jakobson (referencial, emotiva y conativa) y Bühler
(representativa, expresiva y apelativa).
166 Considérese también a este respecto la diferencia evocadora de un Ministerio de Empleo como el del PP,
en que se emplea a las personas, se les da un trabajo (paradigma neoliberal-capitalista), y un Ministerio de
Trabajo como el del PSOE, en el que son las personas quienes trabajan (paradigma marxista-socialista).
167 Se trata de un ejemplo real de una joven detenida y torturada por los Mossos d’Esquadra tras el 4F de
2006. Recientemente, fue denunciado en el documental Ciutat Morta de Xavier Artigas y Xapo Ortega.
165
PUNTO 2.5
168
DE MIGUEL (1994), p. 38. Destaca el mismo autor que, en todo caso, «la ambigüedad es también una
forma de comunicación» (pp. 123-124).
169 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), p. 37. «Los conceptos sociales y políticos son necesariamente
vagos. La pretensión de hacer muy preciso el vocabulario de la política puede volverlo inservible. Pero
tampoco se sirve a la verdad abusando de la vaguedad del lenguaje» (BERLIN, I. Dos conceptos de libertad,
Alianza, p. 96. Madrid, ISBN: 978-84-2067-281-6).
170 GRIJELMO (2000), p. 167.
171 DE MIGUEL (1994), p. 22. Como puntualiza acertadamente CATTANI (2003), p. 91, «lo que tiene que
salvar no es su coherencia, sino su posición». SOLER, op. cit., nota también que, a diferencia de otros países,
en España «la percepción social sobre la sinceridad de los líderes políticos es muy diferente […]; de algún
modo, se tiene asumido que el ejercicio de la política lleva asociado un nivel de incumplimiento entre lo que
se afirma que se va a hacer y lo que realmente se hace».
-VII-
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172
GARCÍA DOMÍNGUEZ y GÓMEZ FONT (1990), p. 211.
CATTANI (2003), p. 193.
174 Obsérvese a este respecto la importante diferencia entre las leyes españolas, de nombres altamente
técnicos, y las estadounidenses, con nombres evocadores como Ley de Cielos Limpios, Ley de Bosques Sanos
o Ley “Que ningún niño se quede atrás”, los cuales, según LAKOFF (2007), p. 20, constituyen un «lenguaje
orwelliano, que significa lo contrario de lo que dice».
175 Cfr. BECCARIA, C. (2006): De los delitos y de las penas (1ª ed., 1ª reimp.), Fondo de Cultura Económico, p.
231. México. ISBN: 968-1660-63-3: «Sólo la tiranía y la ignorancia, que confunden los vocablos y las ideas
más claras, pueden dar este nombre [delito de lesa majestad], y por consecuencia la pena mayor, a delitos de
diferente naturaleza, y hacer así a los hombres, como en otras infinitas ocasiones, víctimas de una palabra».
HIMANEN (2001) también cita la anécdota de un hacker que, en cumplimiento de la ley estadounidense, en la
que ciertos métodos de alta encriptación están clasificados como munición, se tatuó debajo de uno de estos
códigos: «AVISO LEGAL: ESTE HOMBRE ESTÁ CLASIFICADO COMO MUNICIÓN. LA LEY
FEDERAL PROHÍBE TRANSFERIR ESTE HOMBRE A EXTRANJEROS».
176 DE MIGUEL (1994), pp. 23 y 26. Vid. LÓPEZ FACAL, J. La presunta autoridad de los diccionarios, CIS.
Madrid, 2010. ISBN: 978-84-0009-228-3
177 MINCHINELA, R. “Mala letra en el Diccionario Biográfico” [artículo] en El Diario. España, 13/03/2014.
Recientemente, la nueva directora de la Real Academia de Historia, Carmen Iglesias, prometió enmendar la
definición en la versión online ([A. DESC.] “Franco será definido como dictador en la Real Academia de la
Historia” [noticia] en La Vanguardia. Barcelona, 07/04/2015).
178 Lewis en MELLIZO, op. cit. (1990), p. 138.
179 La traducción de los nombres propios es una técnica habitual en conservadores españoles para atacar al
extraño al convertirlo en español. Iñaki Anasagasti y Josep-Lluís Carod-Rovira, por ejemplo, durante mucho años
aparecieron en algunos medios con sus respectivos nombres de pila traducidos al castellano (MEJIDE, op. cit.,
1x04: “Exiliados” [16/03/2014] y 3x06: “Barras y estrellas” [26/10/2014]). La misma consideración es
aplicable a los topónimos, para los cuales GARRIDO MEDINA (2008), p. 333, demanda más «cortesía
lingüística» que «corrección política».
180 En la fecha de entrega de este trabajo, la tercera definición de pederastia es ‘Práctica del coito anal’ y la
primera de bisexual, ‘hermafrodita’, por añadir dos ejemplos claramente ofensivos.
173
PUNTO 2.6
GALÁN RODRÍGUEŃ, C. “Imaginando el futuro: folías lingüísticas y alienígenas fieramente humanos”
en VILCHES VIVANCOS (2008), pp. 89-90. Cabe señalar la existencia también de la antítesis de la
neolengua orwelliana, la lengua artificial minimalista toki pona, diseñada por Sonja Elen Kisa en 2001.
182 TAIBO y FLORES (2015), p. III.
183 DE MIGUEL (1994), p. 33, y GRIJELMO (2000), p. 204.
184 DE MIGUEL (1994), p. 39.
185 TAIBO y FLORES (2015), pp. I y IV-V. Se trata de la neolengua que llama «pacificación al bombardeo de
pueblos indefensos; transferencia de población o rectificación de fronteras, a la expulsión de campesinos o a la
expropiación de granjas, y eliminación de elementos no fiables a meter en la cárcel a alguien o incluso a darle un tiro
en la nuca» (AGUILAR MONTERO, 2014).
186 MINCHINELA, Reflexiones de Repronto, op. cit.
181
PUNTO 3.1
187
SAMPEDRO BLANCO, SÁNCHEZ DUARTE et ál. (2007).
LAKOFF (2007), pp. 41, 87 y 92.
189 GRIJELMO (2000), pp. 251-255. «Nos hemos acostumbrado a una politización desmesurada de los
medios públicos y a una desproporcionada relevancia de las noticias políticas […]. Se ha generado así una
curiosa interacción entre la práctica del periodismo y el ejercicio de la política» (SOLER, op. cit.). «Con su
apoyo o simplemente desequilibrada cobertura a los candidatos, termina[n] definiendo los apoyos electorales»
(SERRANO, 2010: p. 32). ÉVOLE, op. cit., se pregunta «¿No han delegado algunos políticos esa
188
-VIII-
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representación a veces en periodistas a los que vemos en tertulias defendiendo las tesis de un partido político
concreto?».
190 GRIJELMO (2000), pp. 256-257.
191 PINILLA GÓMEŃ, R. “Imaginación y lenguaje juvenil: claves para el éxito de la competencia neológica”
en VILCHES VIVANCOS (2008), p. 221.
192 SERRANO (2010), pp. 8 y 28-29.
193 Salvo, al parecer, la cadena de televisión Telecinco, según un reciente comunicado (vid. [A. DESC]
“Cintora, fulminado de ‘Las mañanas de Cuatro’ por presiones del Gobierno” [noticia] en El Plural. España,
27/03/2015. Disponible en http://www.elplural.com/2015/03/27/cintora-fulminado-de-las-mananas-decuatro-por-presiones-del-gobierno).
194 En los últimos años, trabajadores de TVE y cadenas autonómicas (Telemadrid, Canal 9, TV3…) se han
manifestado bajo el lema «Queremos informar y no manipular». Recientemente, el diario Financial Times acusó
de «sesgo político» a la cadena estatal, cuyo presidente del Consejo de Informativos, Alejandro Caballero,
denunció ante Bruselas «manipulación progubernamental». Asimismo, el manifiesto “Manipulación, no en
nuestro nombre” fue firmado por casi 800 trabajadores de la cadena. Más información en SOLER, op. cit.
195 MELLIZO, op. cit. (1990), p. 136.
196 SÁNCHEZ DUARTE (2013).
197 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), pp. 15 y 18. Es la misma lógica en la que
se basan los eufemismos: «las cosas existen en tanto que se las nombra» (MARS, 2012.)
198 «El discurso de la neutralidad se utiliza inteligentemente desde los medios de comunicación neoliberales.
Basta con observar los nombres con los que gustan denominarse en sus cabeceras: El Imparcial, Informaciones,
ABC, La Nación, El Mundo, El País, La Razón. Todos son asépticos y neutrales, como desean que creamos que
son sus contenidos. Su celo por aparentar ausencia de ideología les lleva incluso a prohibir a sus periodistas
que tengan ideas hasta fuera de la redacción, en su vida privada» (CANTAVELLA y SERRANO, 2004: p.
99). Cfr. TERÁN, B. “TVE regula el uso de Twitter por parte de su plantilla: lo que supone esta decisión”
[noticia] en La Información. España, 27/03/2015. Disponible en http://blogs.lainformacion.com/telediaria/
2015/03/27/tve-regula-el-uso-de-twitter-por-sus-empleados-para-un-mayor-control-editorial.
199 CANTAVELLA y SERRANO (2004), p. 98.
200 También Kapu ci ski reivindicaba las «palabras que no van vestidas de uniforme de gala» (cit. en
SERRANO, 2010: p. 97).
201 DE MIGUEL (1994), p. 29.
202 VAN DIJK (1990), p. 126. CATTANI (2003), pp. 94-ss. propone cinco estrategias para hacer una tesis
inatacable:
1. Convertir los desmentidos en confirmaciones (falacia de inconfutabilidad).
2. Hacer verdad por definición.
3. Proponer dilemas (argumento cornuto).
4. Declarar la autoevidencia.
5. Sofocar la cuestión en cuanto se plantea o rechazarla sin discutir.
203 VAN DIJK (1990), p. 22.
204 SÁNCHEZ DUARTE (2009).
205 VAN DIJK (1990), pp. 23 y 124.
206 Ibidem, p. 29.
207 LÁŃARO CARRETER, F. “El idioma del periodismo, ¿lengua especial?” en GARCÍA DOMÍNGUEŃ y
GÓMEZ FONT (1990), p. 44.
208 GRIJELMO (1997), p. 52.
209 ROMERO GUALDA (1996), p. 11.
210 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 25.
211 ROMERO GUALDA (1996), p. 12.
PUNTO 3.2
212
213
SOLER, op. cit.
ARIAS THOUS (2014).
-IX-
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214
DÍAZ ARIAS (2006).
ROMERO GUALDA (1996), p. 12.
216 Ibidem, pp. 15-16.
217 CANTAVELLA y SERRANO (2004), p. 120.
218 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 26, y VAN DIJK (1990), p. 114.
219 TÚÑEZ (1999), pp. 111-ss.
220 Gutiérrez Ordóñez en FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 8.
221 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), pp. 9-ss.
222 Esta jerarquización de la información guarda relación con las nociones de adecuación pragmática (o
comunicativa) y psicológica de VAN DIJK y de adecuación discursiva.
223 PORTOLÉS (1998), p. 29, y BROWN y YULE (2005), p. 199. Según PORTOLÉS (1998), pp. 30-ss., «los
hablantes no pretenden construir discursos coherentes, sino realizar discursos pertinentes, esto es, discursos
que permitan al interlocutor obtener las inferencias que se desean comunicar. […] Cuando hablamos o
escribimos, intentamos comunicar algo que consideramos pertinente, esto es, pretendemos que nuestro
interlocutor no sólo descodifique lo que decimos, sino que lo enriquezca contextualmente de un modo
determinado».
224 ARCE CASTILLO (2006), p. 147. «El significado de nuestras palabras depende en gran medida del orden»
(CATTANI, 2003: 195). «Para interpretar de qué habla un hablante, tenemos que basarnos igualmente en cómo
estructura lo que dice» (BROWN y YULE, 2005: pp. 125-126).
225 Párrafo completo según FUENTES RODRÍGUEZ (1999), pp. 38-ss. La autora también menciona como
recurso la transformación de un inciso especificativo en explicativo, pues de ese modo lo desconocido se está
dando por conocido y simplemente se le ‘recuerda’ al receptor (p. 59).
226 Ibidem, p. 11. Las reformulaciones son especialmente interesantes, pues vienen a cubrir la distancia entre lo
que se quiere contar y lo expresado (PORTOLÉS, 1998: p. 109). El hablante controla su propio discurso, por
lo que reformula para añadir lo que considera necesario para que sean extraídas las inferencias correctas
(FUENTES RODRÍGUEZ, 1999: pp. 47-ss.). Además, cuando algo se vuelve a formular, la atención recae
sobre ello, puesto que, si el hablante cree preciso aclarar, es que considera importante el dato (ib. y p. 59).
227 URRUTIA CÁRDENAS, H. “Esquemas sintácticos en titulares periodísticos” en VILCHES VIVANCOS
y SARMIENTO GONZÁLEZ (2007), p. 49.
228 BROWN y YULE (2005), p. 174.
229 GRIJELMO (2012), p. 420, pone el siguiente ejemplo real: “Madrid debe a sus proveedores la mitad que
Andalucía y Cataluña” (ABC, 18/04/2012). La conclusión inferida es que el Partido Popular, que gobierna en
la Comunidad de Madrid, gestiona mejor sus pagos que los Gobiernos autonómicos de Andalucía (PSOE) y
Cataluña (CiU). «Sin embargo, no se resalta que la mayor morosidad corresponde a la Comunidad Valenciana
(también del PP […]), y que su deuda es tres veces mayor que la de Madrid». Se trata, por tanto, de una
sinécdoque tramposa que aprovecha el carácter paradigmático que Andalucía y Cataluña representan para
ambos partidos. Una sinécdoque similar se produce cuando se identifica a los partidos nacionalistas con las
poblaciones a las que representan: “Los vascos y catalanes apoyaron la propuesta del Gobierno”.
230 FOUCALT (1973), p. 61.
231 VAN DIJK (1990), pp. 67 y 218.
232 MARTÍNEZ RODRIGO (2005).
233 FUENTES OSORIO (2005).
234 VAN DIJK (1990), p. 31.
215
PUNTO 3.3
235
SOLER, op. cit.
«Aunque en teoría existe una única realidad noticiable, la información que se puede aportar sobre ella es
filtrada sistemáticamente por cada periódico según su orientación política o ideológica, o incluso es obviada si
no se adecua a sus propios intereses» (GARCÍA-CERVIGÓN, op. cit., 2008: p. 177).
237 SAMPEDRO BLANCO (2005).
238 ESCRIBANO (2007).
236
-X-
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El lenguaje opinativo en los géneros de información
239
Una transformación similar fue llevada a cabo por el diario catalán La Vanguardia el 17 de julio de 2014 al
convertir un delito de evasión fiscal en una labor de altruismo y ejemplaridad: “Leo Messi se ha convertido en
el primer contribuyente de España al abonar en un año 53 millones de euros a Hacienda”. Otro ejemplo de
marco, oído en Ondacero el 07 de mayo de 2015, planteaba una tricotomía entre la «generosidad del PP», el
«no saber enfocar las negociaciones» del PSOE y el «inmovilismo de Ciudadanos y Podemos». En un acuerdo
que se suponía multilateral, el PP era presentado como razonable y dialogante frente a la obstinación de las
nuevas formaciones y la ineptitud o torpeza del PSOE.
240 GRIJELMO (1997), p. 517.
241 SERRANO (2010), p. 28.
242 VAN DIJK (1990), pp. 28-29. Explica LAKOFF (2007) que durante el siglo XX se ideó en EE UU una
técnica, conocida como fórmula Mohawk Valley, consistente en la redefinición de los conflictos laborales en
términos de nostridad y alteridad, presentado por lo general las huelgas como negativas para el país (o incluso
‘antipatrióticas’) y esencialmente violentas. La labor sindical es degradada mediante expresiones
sensacionalistas como ha salpicado, roza peligrosamente, negocio realmente suculento, abultados ingresos, etc. (ESTEBAN
FDEZ., I. et ál. Análisis del tratamiento de la huelga en ‘La Gaceta’. Madrid, 13/10/2010). Con ello, se busca poner
al lector en contra de los huelguistas (o manifestantes, en su caso) y amplificar la desviación, es decir, confirmar
estereotipos predefinidos por los propios medios (VAN DIJK, 1990: p. 26).
243 En 2011, El Mundo hizo algo parecido al recortar la palabra en euskera INPOSAKETARIK de una
pancarta para que sólo apareciera en la imagen ETA (GRIJELMO, 2012: pp. 455-456).
244 Vid. SÁENŃ DE UGARTE, Í. “La prensa española retuerce sus titulares sobre Gaza” [artículo] en Guerra
Eterna (El Diario). España, 10/07/2014. Disponible en http://www.guerraeterna.com/la-prensa-espanolaretuerce-sus-titulares-sobre-gaza. Nótense los numerosos términos positivos o emotivos asociados a Israel
(entierra, adolescentes, muestra de unidad, participan…), incluso cuando son quienes han ocasionado las muertes
(anuncia una tregua).
PUNTO 3.4
245
ESCANDELL VIDAL (2002), pp. 34-35, y FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 8.
REYES (2003), pp. 10 y 19, y ESCANDELL VIDAL (2002), p. 80.
247 REYES (2003), pp. 44 y 61.
248 ESCANDELL VIDAL (2002), p. 111.
249 La distinción entre superliminal, liminal y subliminal puede compararse a la diferencia entre gritar, hablar y
susurrar. Aunque estos términos se popularizaron a partir de una broma en GROENING, M. Los Simpsons,
12x14/#262: “New Kids on the Blecch”. EE UU, 25/02/2001, se trata de una terminología útil usada por
varios autores, como en WEBER, M. y BASILE, P. Chromatikon III: Annuaire de la Philosophie en Procès Yearbook of Philosophy in Process, KUL, p. 241. Bélgica, 2007. ISBN: 97-828-7463-083-5.
250 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 87.
251 PORTOLÉS (1998), p. 88.
252 GRIJELMO (2000), p. 37. Vid. tb. LÓPEZ, J. Mª. Oratoria, p. 324. Buenos aires (Argentina), 1943. Cit. en
CAZORLA (1985), p. 131: «Convencer y conmover. Lo primero va al entendimiento; lo segundo, a la
voluntad».
253 GRIJELMO (2000), pp. 38-ss. Recuerda a lo que decía el Pinciano en su Philosophía Antigua Poética acerca
de «dar al vocablo el sonido que les parece convenir a lo que dicen».
254 MELLIZO, op. cit. (1990), pp. 136-137, citando a Stephen Ullmann. Este recurso a lo sonoro fue utilizado
por el abogado de O. J. Simpson para ganar el caso con su famosa declaración ante el tribunal: «If the glove
doesn't fit, you must acquit» [Si el guante no encaja, deben absolver].
255 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), pp. 22 y 47.
256 CATTANI (2003), p. 98.
257 VAN DIJK (1990), p. 127.
258 DE MIGUEL (1994), p. 70. Recordando la reflexión de Alicia cuando piensa que latitud y longitud son
«hermosas y solemnes palabras para ser dichas en una conversación educada», a pesar de desconocer su
significado, el autor afirma que «el contenido de algunos términos es lo de menos cuando la sonoridad queda
asegurada» (p. 29).
246
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259
CATTANI (2003), p. 113.
Ibidem, p. 118. Por lo general, acusar es más fácil que defender, ya que «el defensor debe negar, defender,
cambiar los términos de la controversia, justificar, conjurar, atenuar la gravedad del delito, empequeñecerlo,
desviarlo, despreciar, humillar […]. Por parte del defensor, se requieren miles de giros y artificios»
(DEMÓSTENES. De institutione oratoria, V, 13, 2. Cit. en CATTANI, 2003: p. 142).
261 GRIJELMO (2000), pp. 39 y 162-163.
262 DE MIGUEL (1994), p. 53.
263 BROWN y YULE (2005), p. 184. DE MIGUEL (1994), p. 51, pone el siguiente ejemplo, perfectamente
plausible: «Los policías son asesinados por los terroristas, en tanto que los terroristas mueren de resultas de un
enfrentamiento armado con las fuerzas del orden».
264 De Pablos Coello en GRIJELMO (2012), p. 418.
265 Por supuesto, no se trata de la única posibilidad; los verbos pueden servir a múltiples propósitos. En
publicidad, son frecuentes verbos positivos, como ofrecer o poder. Véase como ejemplo el siguiente titular del
canal Metro de Madrid, aparecido el 1 de agosto de 2014: “Los viajeros de L8 podrán ver publicidad en los
túneles entre Nuevos Ministerios y Colombia”. Mediante el uso del verbo, además en forma futura, se
convirtió la enajenación de un servicio público por las empresas privadas en una oportunidad para los
usuarios.
266 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 81.
267 LÁZARO CARRETER, op. cit. (1990), p. 35.
268 GRIJELMO (2012), p. 422.
260
PUNTO 3.5
269
El peligro fundamental de la redundancia reside en la segregación de un rasgo del concepto al que
acompaña el adjetivo. Puesto que se está haciendo uso de un accidente gramatical como el adjetivo, se da a
entender que sin él el concepto mencionado carece de la cualidad expresada. Ello guarda gran relación con los
distintos marcos y cosmovisiones y con los eufemismos (por ejemplo, democracia orgánica, durante el
franquismo).
270 RANDALL (1999), p. 142, recomienda evitar estos clichés y términos de empleo automático. Cita
asimismo el libro de estilo de The Daily Telegraph (p. 144): «Si se siente tentado de emplear una palabra porque
todos los escritores ingeniosos la utilizan, cambie de palabra, de lecturas o de trabajo».
271 GRIJELMO (2000), pp. 212-213.
272 GRIJELMO (1997), p. 294.
273 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), p. 47.
274 Ibidem, p. 40.
275 CATTANI (2003), p. 58. En general, observa PÉREZ-REVERTE (2014) una extendida «falta de respeto
intelectual por quien no comparte la misma opinión» entre personajes públicos, particularmente políticos y
periodistas.
276 La crítica no deja de ser irónica proviniendo del único diario español que en algún momento fue
gubernamental.
277 GRIJELMO (2000), p. 94, comenta las implicaciones de este término. Por lo común, es utilizado en
periodismo y política para trivializar, exotizar y empequeñecer al adversario, una estrategia que probablemente
alcanzó su máximo desarrollo en la cobertura del 15M.
278 Parece inevitable el paralelismo con el siguiente titular, publicado en El Mundo el 11 de abril de 2015:
“Rajoy reclama el voto de los 'seres humanos normales'”.
279 FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), p. 58. Nótese la singularidad de un neologismo reciente,
utilizado en exclusiva por la ultraderecha española: podemita. Dados los mecanismos morfoderivativos del
español, el término lógico habría sido podemista, que además resulta más cercano a la palabra primitiva. No
parece casualidad que el sufijo elegido coincida con el de otro término despectivo también exclusivo en
España de la misma ideología: sodomita.
280 PÉREZ-REVERTE (2014).
281 RANDALL (1999), p. 201. Ello explica el «interés mostrado por Aznar en definir su partido, el Partido
Popular, como de centro democrático» en vez de derecha –a la que lo adscriben el resto de partidos y gran parte
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de su militancia–, dada la relación de ésta con el conservadurismo y el franquismo (FERNÁNDEZ
LAGUNILLA, 1999-II: p. 19).
282 RANDALL (1999), p. 150, y FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-II), pp. 31-ss.
283 VAN DIJK (1990), pp. 108 y 122. También DE MIGUEL (1994), p. 132: «[Con lucha armada] quiérese
enaltecer lo que desde el lado de las víctimas sería más bien terrorismo».
284 ECHART y CID (2007), p. 24.
285 VAN DIJK (1990), p. 137.
286 DE MIGUEL (1994), p. 231. Esta estrategia puede también usarse de manera eufemística; MARS (2012)
lo ejemplifica afirmando que los hombres de negocios no tienen problemas, sino que afrontan retos.
287 RANDALL (1999), p. 201.
288 GRIJELMO (1997), p. 517. Cfr. §240.
PUNTO 3.6
289
PORTOLÉS (1998), pp. 21-22, y MARTÍN ZORRAQUINO y MONTOLÍO DURÁN (1988), p. 113.
Por supuesto, existen palabras que integran ambas funciones: «representan pero también orientan el
procesamiento». Dos ejemplos serían acarrear y atesorar, verbos que restringen las posibles inferencias
obtenibles por el intérprete, dados los sentidos negativo y positivo (respectivamente) convencionalmente
asociados a cada una (PORTOLÉS, 1998: p. 23). En el caso de algunos marcadores, como sin embargo, no
obstante y en cambio, su significado procesual guarda asimismo «una evidente relación con el significado
conceptual de las unidades que los han originado» (p. 25). Sobre los «genes de las palabras», vid. GRIJELMO
(2000).
290 VAN DIJK (1990), p. 96.
291 MARTÍN ZORRAQUINO y MONTOLÍO DURÁN (1988), pp. 109-110.
292 CATTANI (2003), p. 59.
293 GRIJELMO (2000), p. 318, y PORTOLÉS (1998), pp. 30-ss. y 90.
294 PORTOLÉS (1998), p. 76, y BROWN y YULE (2005), p. 166.
295 GRIJELMO (2012), p. 454.
296 ARCE CASTILLO (2006), p. 37.
297 Elaborado a partir, sobre todo, de ARCE CASTILLO (2006) y María Moliner (cit. en MARTÍN
ZORRAQUINO y MONTOLÍO DURÁN, 1988: pp. 68-ss.), entre otros.
298 ESCANDELL VIDAL (2002), p. 100.
299 TIRADO RUIZ (2003).
300 GARRIDO MEDINA (2008), p. 39.
301 ARCE CASTILLO (2006), p. 159.
302 GRIJELMO (2012), p. 412, critica asimismo el uso periodístico de un término como varios, que «incumple
la máxima de cantidad y da a suponer al lector que son muchos más». Mediante semejantes palabras grandes, «se
silencia un número exacto para expresar uno indefinido» (ib.). También arremete contra La Gaceta de los
Negocios por el siguiente titular: “Los consejeros de RTVE piden a Oliart que acabe con la ‘parcialidad’
informativa” (06/05/2011). Mediante la omisión del dato concreto, se da a entender una petición unánime
del consejo cuando realmente se trataba sólo de un tercio de sus miembros, en concreto los elegidos por la
oposición (p. 451). GARRIDO MEDINA (2008), p. 306, por su parte, observa otro fenómeno intensificador:
«Dos mil cartas no son tantas como centenares de cartas», igual que «toda España no corresponde a todos y cada
uno de los puntos geográficos, sino más bien a la idea de que ningún lugar falta». Efectivamente, parece
«muchísimo mayor una extensión de 1.000 metros cuadrados que otra de dos hectáreas, y más tiempo 25 días
de espera que un mes, [o] 24 horas que siete jornadas» (GRIJELMO, 2000: p. 320).
PUNTO 3.7
303 GRIJELMO (2012), pp. 405 y 408. En ocasiones, también obedece a una macrorregla del periodismo: como
apunta VAN DIJK (1990), p. 62, «una parte de la información implicada o presupuesta que puede suprimirse
o subsumirse mediante la construcción se refiere a sucesos informativos» relatados con anterioridad.
304 GRIJELMO (2012), p. 406.
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305
CATTANI (2003), p. 149.
GRIJELMO (2012), pp. 405-407.
307 SERRANO (2010), pp. 29-31.
308 Todo conforme a GRIJELMO (2012), pp. 407-ss. y 420-ss.
309 ESCANDELL VIDAL (2002), p. 35.
310 Habermas en GRIJELMO (2012), p. 410.
311 Con frecuencia, este tipo de noticias se basan en la autoevidencia: basta con mostrar un hecho como
evidente para evitar tener que argumentarlo. Esta estrategia es un clásico de la publicidad, como constata
CARANDELL, L. Celtiberia show, Maeva. Madrid, 1971, al recoger el siguiente anuncio: «La excelencia de sus
resultados es su mejor recomendación. No explico las propiedades terapéuticas de cada uno de sus
componentes porque, omitiéndolas, hago honor y justicia a la Clase Médica, maestra en este saber, ya que,
conociendo su composición química, le basta para su acertada y discreta aplicación».
312 VAN DIJK (1990), pp. 93-94.
313 BROWN y YULE (2005), pp. 93-94, 157-158 y 180-181. Según Demetrio (cit. en GRIJELMO, 2012: p.
423), «para lograr la persuasión no hace falta exponerlo todo largamente y con exactitud, sino que habría que
dejar algunas cosas a la comprensión y a la reflexión del oyente; pues al comprender lo que se ha omitido no
sólo será un oyente, sino que se convertirá en testigo, “un testigo muy bien dispuesto”: “pensará que es
inteligente gracias a ti, que le has dado la oportunidad de comprender”» en vez de decírselo todo, «como si
fuera un necio». «Dejar que sea el otro quien extraiga conclusiones, en vez de hacerlas explícitas para
imponérselas, le gratifica, porque le convierte en cómplice solidario; refuerza la conclusión misma, puesto que
nos fiamos más de nuestra capacidad de juicio que de la ajena» (CATTANI, 2003: p. 150).
314 ESCANDELL VIDAL (2002), pp. 100 y 126.
315 GRIJELMO (2012), p. 423.
316 Ibidem, p. 441. Una noticia similar había sido publicada el 10 de diciembre de 2010 en La Gaceta de los
Negocios: “Marta Domínguez, detenida el día en que Ńapatero prolonga la alama en España”. Más adelante,
añade: “Hay quien ve detrás la mano de Rubalcaba, especialista en diseñar maniobras de distracción en las
horas más bajas de los Gobiernos socialistas”.
317 Ibidem, p. 457. Mientras que los géneros informativos se hallan protegidos por la libertad de información,
los opinativos se encuadran dentro de la libertad de expresión, derechos con distintos requisitos y protección.
Ambos se encuentran incardinados dentro de la libertad de prensa, que conforme a jurisprudencia del
Tribunal Supremo se fundamenta en tres principios (CATTANI, 2003: pp. 150-ss.): pertinencia, veracidad y
continencia formal.
318 GRIJELMO (2012), pp. 444-ss.
319 Ibidem, pp. 450-ss. Éstas son las que GRIJELMO (1997), p. 495, denomina yuxtaposiciones ilegítimas, es decir,
aquéllas que hacen recaer sospechas injustas y sin fundamento, a diferencia de las yuxtaposiciones legítimas,
usadas «para que el lector deduzca lo que honradamente cree el periodista que debe colegir, o para un guiño
sin importancia, o una cuestión de estilo». El problema radica en que por lo general el periodista entiende
legítimo el sentido que trata de comunicar, no siempre con tino, como se aprecia en los siguientes ejemplos:
306
“ETA desarrolló en 2003 un sistema de bombas con móviles como el del 11-M” (El Mundo,
12/12/2005)
“El técnico del Bayern, reconocido nacionalista catalán, comprende y apoya la actitud del entrenador
del Éibar” (ABC, 28/04/2015)
320
De Pablos en GRIJELMO (2012), p. 447.
La deixis «se basa en la correferencia, en una reiteración». Especialmente la catáfora, crea «unas
expectativas que llena, o debe llenar, lo que sigue. Así, se provoca un interés y se centra la atención sobre esa
información» (FUENTES RODRÍGUEZ, 1999: p. 64).
322 La autoevidencia consiste en «esa estratagema que consiste en hacer como si el otro lo supiera ya todo»
(GONŃÁLEŃ, F. “Escondidos en la pantalla” en DOMÍNGUEŃ, 2007: p. 118). «Representa valores que
pocos se atreven a poner en tela de juicio por la enorme autoridad alcanzada por estos medios ante la opinión
pública. El manipulador nunca demuestra nada, sino que da por supuesto lo que le conviene, [sin] dar tiempo
a pensar y someter a reflexión detenida cada uno de los temas. Para ello, no se detiene nunca a matizar los
conceptos y justificar lo que afirma: lo da todo por consabido y lo expone con términos ambiguos […]; este
321
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método es precisamente el que le permite destacar en cada momento el matiz de cada idea que le interesa para
sus fines» (MARTÍNEZ RODRIGO, 2005). Se trata de lo que este último autor denomina «estudiada
precipitación».
323 Es bien sabido que, ante unos hechos sobre los que no ha recaído resolución judicial, cualquier
información periodística debe indicar la cualidad de presunto criminal del procesado, si bien se olvida con
alarmante habitualidad: “El pederasta de Madrid raptó a cinco niñas y lo intentó con tres más” (El País,
24/09/2014). Como expone ampliamente FUENTES OSORIO (2005), la relación entre periodismo y
Derecho es de constante conflicto: el periodista, por lo común no versado en la praxis jurídico-legal, a
menudo incurre en sinsentidos, errores y alarmas innecesarias, con vulneración de los derechos de víctimas y
supuestos o efectivos victimarios por igual (véase un claro supuesto de sensacionalismo recientemente llevado
a cabo por TVE: https://lh3.googleusercontent.com/-aDBR4FW-eTw/VSqA4-rpLKI/AAAAAAAAA8s/
6kXqFvRBTOU/h350/Asesinato.jpg). En otras ocasiones, incurren directamente en el ridículo en su intento
por respetar la legalidad, como en la portada del ABC del 6 de mayo de 2015, que denuncia la desaparición de
una niña acompañando una fotografía suya… censurada para que no se la pueda reconocer, de acuerdo con
las leyes para la protección de la infancia.
324 GARRIDO MEDINA (2008), pp. 300-ss. FERNÁNDEZ LAGUNILLA (1999-I), pp. 38 y 57, también
apunta estos recursos como procedimientos que permiten «callar o dejar implícitos ciertos contenidos» y
«escapar de su responsabilidad como sujeto de la enunciación ante un contenido comprometido o delicado».
En particular, las nominalizaciones suponen un medio muy útil de expresión lingüística, porque dicen sin decir;
«la responsabilidad de lo enunciado, tanto la información explícita como la implícita, no está a cargo de un
sujeto específico, sino que se diluye en una especie de sujeto universal o anónimo al mostrarse como una
constatación o verdad científica» (p. 58). Lo mismo sucede con los artículos definidos: «se imponen más
fácilmente al receptor, puesto que, como designaciones de objetos cuya existencia no se afirma, sino que se
presupone, su significado parece irrefutable». En cambio, el determinante indefinido no implica un referente
específico, es decir, no presupone la existencia del objeto denotado (p. 62).
325 Ibidem, pp. 63-64. A ello debe añadirse el realce que suponen estas construcciones: «tiene que haber una
razón para que no se sea breve, es decir, para usar la negativa [o interrogativa], que es más larga y más
compleja de procesar que la afirmativa. La razón para no ser breve es que se está usando la oración negativa
para rechazar la correspondiente oración afirmativa» (GARRIDO MEDINA, 2008: p. 38). Como
acertadamente observa Alice Davidson, «cuanto más marcada es la construcción, más probable se vuelve que
sea un significado implicado lo que se pretende que transmita el enunciado» (BROWN y YULE, 2005: p.
160).
PUNTO 3.8
326 Un ejemplo paradigmático de eufemismo empresarial, muy extendido, serían los emprendedores, que han
venido a sustituir a los empresarios de toda la vida, a pesar de que, al fin y al cabo, lo que ambos emprenden es
una empresa. En el suplemento Emprendedores de marzo de 2015 (#210) se utiliza en portada otro término que
comienza a ser común para referirse a los inversores/mecenas, bussiness angel, que por pertenecer a otro
idioma se imbuye de cierto aire refinado y profesional.
327 ROMERO GUALDA (1996), p. 52.
328 GARCÍA DOMÍNGUEZ y GÓMEZ FONT (1990), p. 161.
329 GRIJELMO (1998), p. 160.
330 ROMERO GUALDA (1996), p. 49.
331 RANDALL (1999), p. 139.
332 ROMERO GUALDA (1996), p. 47.
333 RANDALL (1999), pp. 146 y 156.
334 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 16.
335 Ibidem, p. 33.
336 CAZORLA (1985), pp. 84-ss.
337 GRIJELMO (1997), p. 396.
338 RODRÍGUEZ MARÍN, R. La norma en el nivel léxico-semántico. Madrid, 2012. Disponible en
https://es.scribd.com/doc/127156301/Tema-3-La-Norma-en-El-Nivel-Lexico-semantico-2012. Para una
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comparativa del tratamiento noticioso más o menos sensacionalista del caso de las llamadas tarjetas black por
varios periódicos españoles, vid. ESTEBAN FDEZ., I. et ál. Tratamiento mediático de las 'tarjetas black' de Caja
Madrid. Madrid, 16/11/2014. Disponible en https://www.academia.edu/12282987/Tratamiento_
medi%C3%A1tico_de_las_tarjetas_black_de_Caja_Madrid.
339 FUENTES OSORIO (2005).
PUNTO 3.9
340
VAN DIJK (1990), p. 29. En el caso particular de las mujeres, observa GRIJELMO (1997), p. 469, que
«las menciones que se hacen de las mujeres en los contenidos informativos supon[e]n apenas un reducido
porcentaje de los nombres propios que aparecen en los periódicos» y, cuando aparecen, suele ser en papeles
en relación al varón (esposa, madre o hija de un personaje público) o «como persona circunscrita a la moda y
a la contemplación del público». Así, Antonio Burgos en El Mundo el 21 de julio de 1996, quien se refirió a
Concha García Campoy, personaje suficientemente conocido por su nombre, como «la mujer de Lorenzo
Díaz». Este protagonismo del varón es perceptible asimismo en la extendida fórmula y señora, que ocupa el
lugar de la mujer en la información y resalta la figura del hombre, al que simplemente acompaña.
341 VAN DIJK (1990), p. 30. Es patente en eufemismos como persona de color, que en cierta forma da a
entender que los blancos son ‘como hay que ser’ y los demás tienen colores distintos (GRIJELMO 1997: p.
485, y 1998: p. 211). Se percibe asimismo en el tratamiento mediático de noticias que involucran elementos
extraños para el perfil estándar de periodista occidental (heterosexual, adulto, con habilidad informática
limitada…), elementos cuyo exotismo se convierte en característica definitoria. De ese modo, colectivos
como las tribus urbanas, los ciberusuarios, una plataforma de manifestantes o incluso los asistentes a un
concierto son constantemente alterizados, caracterizados a partir de sus diferencias. En la práctica, puesto que
en definitiva se está informando de un mundo que se desconoce, se incurre en frecuentes errores y ridículos.
Algunos ejemplos de los últimos años:
[Al príncipe Felipe] “últimamente se le ve cada vez más con una barba bien cuidada y recortada
(nada hipster)”
“Le gusta el Rock and roll, el metal, el punk o el grunge. No es extraño, por tanto, que entre sus
músicos y grupos favoritos esté Ska-p, Skrillex e incluso David Guetta” (El Mundo, 20/04/2015)
“Shiloh, la hija de Angelina Jolie y Brad Pitt, quiere que la llamen John. Los actores respetan su
decisión de vestirse de chico […]. No es la primera vez que la niña se viste así” (Telecinco,
20/12/2014)
342
VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 128.
GRIJELMO (1998), p. 47, y MARS (2012).
344 GRIJELMO (1997), p. 486. La creencia en este dogma se encuentra tan arraigada que el 10 de diciembre
de 2014 TVE emitía una información bajo el titular “Se llama Peter. Es un inmigrante sin trabajo, pero es una
persona muy honrada”. Como tantos otros, observa GARRIDO MEDINA (2008), p. 26, que, si el
protagonista fuera manchego o alemán, es poco probable que fuera descrito como tal.
345 VAN DIJK (1990), p. 29.
346 Ibidem.
347 Entrevista a Estrella Galán, secretaria general Comisión Española de Ayuda al Refugiado, en ÉVOLE, op.
cit., 8x08: “El otro lado de la valla”. 06/04/2014.
348 VAN DIJK (1990), p. 121.
349 LÁZARO MORA, op. cit. (2004), p. 101.
350 VILCHES VIVANCOS, F. “El deterioro del español en la prensa” en VILCHES VIVANCOS (2000), p.
28. Sólo puede considerarse válida la oposición entre ambos términos cuando género «se refiere al rol,
comportamiento, actividades y atributos construidos socialmente en torno a cada sexo biológico y que una
comunidad en particular considera apropiados para hombres y mujeres», ya que de ese modo puede explicarse
la disforia de género, es decir, cuando la identidad de género («sentimiento personal profundo y experiencia
individual de género») no se corresponde con el sexo biológico asignado al individuo al nacer (UNESCO.
Respuestas del sector de educación frente al bullying homofóbico [PDF]. 2012. ISBN: 978-92-3001-067-6. Disponible en
http://www.oei.es/70cd/publication.pdf).
343
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351
LÁZARO MORA, op. cit. (2004), p. 101.
GRIJELMO (1997), p. 462. De ahí la recomendación general de usar las formas femeninas únicamente
cuando sea relevante, lo que no incluye, conforme a la lógica gramatical del castellano, el supuesto de un
grupo en que hay más mujeres que hombres. En dichos casos, no es en principio incorrecta la habitual
alternativa de añadir la marca femenina tras una barra oblicua, si bien atenta contra la economía expresiva del
lenguaje, generando frecuentes inconsistencias e incluso absurdeces como la siguiente, obra de la formación
Ganemos de Almería: «Estamos/as comprometidos/as».
353 Vid. recomendaciones al respecto del DPD (s. v. ‘género’). Sorprendentemente, este uso ha disminuido en
los últimos años, sustituida la clásica percepción de que aúna tanto la marca masculina (–o) como la femenina
(–a) por la noción de que la primera abarca la segunda, es decir, la a se encuentra en el interior, subordinada a
la o. Sea como fuere, estos «desvíos gramaticales» (LÁZARO MORA, op. cit., 2004: p. 107) no hacen ningún
bien a la lengua ni cambian la realidad social; como cree GRIJELMO, es posible un uso no sexista del idioma
sin renunciar a «las reglas de la lengua que los mismos hablantes se han dado» (GRIJELMO, 1997: p. 470).
Sin embargo, la proliferación de alternativas que no respetan dichas reglas e introducen una entropía
insoslayable en el idioma demuestra que todo el mundo se cree experto en la lengua por el mero hecho de
usarla.
354 GRIJELMO (1997), p. 463.
355 Ibidem y GRIJELMO (2000), pp. 281-282.
356 GRIJELMO (1997), pp. 465 y 470.
357 GRIJELMO (2000), p. 289.
358 GRIJELMO (1997), p. 467.
359 Ibidem, pp. 467 y 471.
360 Gonzálvez y Pascual en GRIJELMO (2000), p. 289.
361 Ibidem, p. 288.
362 LÁZARO CARRETER, op. cit. (1990), p. 30.
363 GRIJELMO (1997), p. 471.
352
PUNTO 3.10
364
VAN DIJK (1990), pp. 114 y 130.
Tomados de ESCANDELL VIDAL (2002), p. 58.
366 LÁZARO CARRETER, op. cit. (1990), p. 29.
367 RANDALL (1999), p. 127.
368 CANTAVELLA y SERRANO (2004), pp. 210-ss. Evidentemente, es mucho más grave el recorte selectivo
o la supresión de matizaciones (GRIJELMO, 1997: p. 526): el periodista «puede reducir o denunciar, nunca
eliminar» (CATTANI, 2003: p. 89).
369 Hasta aquí y en adelante, salvo que se indique lo contrario, según ESCRIBANO (2007).
370 Para explicar estos distintos efectos psicológicos, la autora distingue entre acciones sociables (felicitar, ofrecer,
saludar…), indiferentes (decir, informar, anunciar…), competitivas (preguntar, pedir, ordenar, exigir…) y conflictivas
(amenazar, acusar, maldecir, insultar…).
371 ESCRIBANO (2007), GARRIDO MEDINA (2008), p. 144 y FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 51.
372 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 16. Lo dicho también es válido para
fórmulas equivalentes, como el ya mencionado condicional del rumor o expresiones del tipo parece confirmarse
(GRIJELMO, 2000: p. 158).
365
COLOFÓN
Anotación: A pesar de la habitual exigencia de finalizar el trabajo con un apartado de Conclusiones, se ha optado por
denominar al mismo Colofón, ya que, debido a que la investigación llevada a cabo no parte de unas hipótesis previas, sino que
es de naturaleza esencialmente descriptiva, el apartado final constituye un mero remate que recoge y amplía algunos aspectos de lo
explicado e introduce algunos comentarios muy generales, sin llegar a ninguna conclusión específica más allá de dicha generalidad.
373
DE MIGUEL (1994), p. 49. Se trata de la práctica que el autor denomina slanting o faramalla.
-XVII-
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El lenguaje opinativo en los géneros de información
374
ARCE CASTILLO (2006), p. 234.
GARRIDO MEDINA (2008), p. 30.
376 BROWN y YULE (2005), p. 195.
377 PORTOLÉS (1998), p. 126
378 TIRADO RUIZ (2003).
379 DE FELIPE, F. y GÓMEŃ, I. “El sueño de la visión produce cronoendoscopias. Tratamiento y
diagnóstico del trampantojo digital” en DOMÍNGUEŃ (2007), p. 67. Cfr. ÁLVAREZ, op. cit. (1990), p. 90:
«En la simple imagen, hay una falsedad formal intrínseca, porque toda carencia es una falsedad, y la imagen,
por elocuente que sea, no se interpreta, no se explica a sí misma. […] Las palabras son capaces de dotar al
hecho de lo que la imagen no transmite, la conciencia del hecho, [un] modo de pensar los hechos». Sobre la
manipulación fotográfica, vid. el amplio y rico análisis de ARIAS THOUS (2014).
380 RAMONET, op. cit. (2008), p. 79.
381 Aunque frecuentemente olvidado, la televisión dio lugar a un nuevo género escrito a medio camino entre
el teletipo y la noticia: el teletexto. En los últimos años, su popularidad ha decaído de manera palpable, lo que
ha redundado en una decreciente calidad y la cada vez mayor introducción de valoraciones subjetivas.
Obsérvese el siguiente extracto de la sección cultural del teletexto de Antena 3, obtenida el 25 de febrero de
2015: «Los académicos de Hollywood han decidido premiar a la virguería del mexicano Fernando González
Iñárritu, cinta rodada simulando un único plano secuencia. Que ya ves tú. Pero no nos dejemos llevar por la
rabia».
382 CATTANI (2003), p. 168.
383 VAN DIJK (1990), pp. 131-ss. En estos casos, sucede como decía Protágoras en sus Antilogías: «Nadie
está en un error y todos están en lo cierto». Así, recientemente el PP cuando afirmó que el 57 % de los
nuevos contratos en 2014 eran indefinidos (el dato real era del 5,7 %). En el ámbito periodístico, uno de los
casos más escandalosos de los últimos años se produjo en la portada del diario La Razón del 20 de junio de
2011: como denunciaron medios españoles y extranjeros, la cifra de asistentes al 19J no sólo había sido
reducida a la mitad, sino que, en consonancia, se había eliminado a algunos de ellos de la fotografía y, con
ellos, las cabezas y brazos de otros cercanos. Otro ejemplo de discrepancia en las cifras tuvo lugar el 19 de
septiembre de 1996: mientras que El País atribuía un valor de 150.000 ₧ a los daños causados por Maradona
en un hotel de Alicante, según El Mundo la valoración ascendía a 250.000 ₧, es decir, un 66 % más.
384 ROMERO GUALDA (1996), p. 12. Como se suele decir, «la mala ortografía es una enfermedad
de transmisión textual».
385 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 123.
386 CAZORLA (1985), p. 30.
387 FUENTES RODRÍGUEZ (1999), p. 19
388 SOLER, op. cit.
389 ARIAS THOUS (2014).
390 SERRANO (2010), pp. 89 y 92.
391 SOLER, op. cit.
392 SERRANO (2010), p. 96.
393 PÉREZ-REVERTE (2014). Como decía Pepe Monerri al propio Reverte, «cuando lleves un bloc y un
bolígrafo en la mano, quien debe tenerte miedo es el alcalde a ti». Añade el autor: «Miedo del poderoso a
perder la influencia, el privilegio. Miedo a perder la impunidad. A verse enfrentado públicamente a sus
contradicciones, a sus manejos, a sus ambiciones, a sus incumplimientos, a sus mentiras, a sus delitos. Sin ese
miedo, todo poder se vuelve tiranía. Y el único medio que el mundo actual posee para mantener a los
poderosos a raya, para conservarlos en los márgenes de ese saludable miedo, es una prensa libre, lúcida, culta,
eficaz, independiente. Sin ese contrapoder, la libertad, la democracia, la decencia, son imposibles».
394 HERNANDO, B. M. Lenguaje de la prensa, p. 11. Cit. en ROMERO GUALDA (1996), p. 11.
395 DE MIGUEL (1994), p. 17.
396 ROMERO GUALDA (1996), p. 12.
397 VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ (2004), p. 44.
375
-XVIII-
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ANEXO II: Eufemismos
TABLA 1: EUFEMISMOS USADOS EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
TABÚ
EUFEMISMO
Aborto procurado1
Interrupción
voluntaria del
embarazo
(Derecho a la)
libre elección
Uso políticamente
correcto
Aborto ético
[Uso común]
Aborto por causa de
violación
Aventura
extramatrimonial
Adulterio
Infidelidad
Affaire
ORIGEN
Uso políticamente
correcto
Uso burocrático
Alambre de cuchillas
Concertina
Popularizado por el
Gobierno de Rajoy
Unidad de módulo
educacional
ORIGEN
Asesinato
Privación arbitraria
de la vida
Utilizado por Ronald
Reagan
Asistenta2
Empleada del hogar
Uso políticamente
correcto
Acción disuasoria /
preventiva
Patrulla unipersonal
Alumno
EUFEMISMO
Término legal
Agente de policía
Cliente
TABÚ
Ataque
Defensa3
Respuesta
Atasco
Embotellamiento
Aula de integración
de alumnos
extranjeros
Contraataque
Aglomeraciones
Retenciones
Medidas
excepcionales para
incentivar la
tributación de rentas
no declaradas
Asalto
Desvío / Desviación
Uso mediático
Aula de enlace
Denominación
institucional
Utilizado por César
Villalón
Uso burocrático
Utilizado por
Fernando Fdez. de
Trocóniz
Ayudas a la natalidad
Medidas para
favorecer el
crecimiento
demográfico
Utilizado por
Cristóbal Montoro
Bancarrota
Falta de visibilidad
financiera
Utilizado en un
comunicado de
Spanair
Uso mediático y
político
Beneficios
empresariales
Excedentes
empresariales / de
tesorería
Uso empresarial
Regularización de /
Gravamen sobre
activos ocultos
Amnistía fiscal
Uso mediático,
político y militar
1
El disfemismo correspondiente, a veces utilizado por los antiabortistas (quienes prefieren, inteligentemente,
ser denominados provida; vid. LAKOFF, 2007: p. 67), sería feticidio.
2 Deben considerarse peyorativas expresiones como chacha, criada o sirvienta.
3 GRIJELMO (2004) observa un uso similar por parte de la Administración Bush del término escudo antimisiles,
que remite a la misma idea de defensa, a diferencia del mero sistema de misiles.
-I-
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Beneficios para el
trabajador
Coste laboral
unitario
Uso empresarial
Ciego
Bipartidismo
Voto útil
Uso político
Cliente
Incursión (aérea)
Uso mediático y
militar
Cobrar el paro
Brecha económica
Impacto asimétrico
de la crisis
Uso político
Colegio semiprivado
/ subvencionado
Cadena perpetua
(revisable)
Prisión permanente
revisable
Ideado por el
Gobierno de Rajoy
Colonización
Calvicie
Desventaja capilar
Uso políticamente
correcto
(en inglés)
Conserje
Cartilla de
racionamiento
Libreta de
abastecimiento
Utilizado por Fidel
Castro
Contaminación de
aguas y suelo
Casero
Propietario de renta
inmobiliaria
Uso burocrático
Módulos
horizontales de
tipología especial
Utilizado por
Enrique Villoria
Bombardeo
Salida
Chabola
Infravivienda
Portero
Cotización ilegal
Fraude fiscal4
Criminalidad impune
Invidente
Deficiente visual
Invitado
Percibir el subsidio
de desempleo
Cobertura
Centro educativo
concertado
Obra / Influencia
española en América
Inversiones en el
extranjero
Empleado de fincas
urbanas
Vertido industrial
(de efluentes
líquidos)
Indemnización
pactada en diferido /
en forma de
simulación
Inseguridad
Recesión /
desaceleración
transitoria
Chapapote (Prestige)
Hilillos de plastilina
Utilizado por
Mariano Rajoy
Crisis económica
Dedocracia
Elección arbitraria
4
Coyuntura negativa
Período de ajuste
económico
Período especial en
tiempos de paz
Libre designación
Uso políticamente
correcto
Uso comercial
Uso mediático y
político
Denominación
institucional
De uso frecuente en
libros de texto
Uso burocrático
Uso político y
empresarial
Utilizado por María
Dolores de Cospedal
Uso mediático y
político
Popularizado por el
Gobierno de
Zapatero
Utilizado por Fidel
Castro
Denominación
institucional
Relación laboral simulada, según el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Adviértase que ambas
decodificaciones de la expresión se han realizado atendiendo al contexto en que ésta se usó, dicho lo cual
indemnización pactada en diferido podría obedecer, en otras circunstancias y de acuerdo con las posibilidades que
ofrece la legislación laboral española, al acuerdo entre empresa y exempleado de pagar –y percibir– la
correspondiente indemnización por despido en plazos.
-II-
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Debilitamiento en
los ingresos fiscales
Déficit
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El lenguaje opinativo en los géneros de información
Uso político
Reducción del
crecimiento
Tasa de crecimiento
negativa
Pérdidas
Delfines soldado
Derogación de la ley
de educación vigente
Evolución
descendente
Arma biológica
avanzada
Unidad de
Mamíferos Marinos
Restablecimiento del
sistema educativo
Deuda pública
Procedimiento de
ejecución
hipotecaria
Uso político
Deuda ejecutiva
Uso empresarial
Utilizado a partir de
la Guerra del Golfo
Dictadura
Régimen anterior
Discapacitado
Persona con
capacidad reducida /
con necesidades
especiales / con
diversidad funcional
Desigualdad
Minusválido
Uso político
Disminuido
Inválido5
Desahucio
Deuda soberana
Discriminación
Término legal
Desequilibrio
Relación asimétrica
Utilizado durante la
Transición
Uso políticamente
correcto
Uso mediático y
político
Desarmonización
fiscal del territorio
Desigualdad fiscal
territorial
Establecimiento de
privilegios fiscales
Desplome de
precios
Devaluación
monetaria
Corresponsabilidad
con el Estado en la
obtención de los
recursos necesarios
para financiar sus
servicios
Aterrizaje suave de
los precios
Desaceleración de la
moneda
Regulación de
empleo
(Facilitación del)
despido
Flexibilización del
mercado laboral
(Re)ajuste de
personal
Disidencia interna
Utilizado por José
María Aznar
Disconformidad
Utilizado por María
Antonia Trujillo
Disparo del bando
propio
Uso político
(en México)
Drogadicción
Heterogeneidad
Distintas
sensibilidades en el
partido
Fuego amigo /
aliado
Drogodependencia
Abuso de sustancias
Atribuido a Felipe
González
Uso mediático y
militar
[Uso común]
Economía legal
Economía real
Uso político
Ejército
Fuerzas Armadas
Denominación
institucional
Uso político y
empresarial
Excedente laboral6
5
El tabú original sería realmente tullido, hoy proscrito por considerarse peyorativo. Los actuales tabús
suponen en el fondo los primeros eufemismos ideados, progresivamente suavizados para eliminar
connotaciones negativas (falta de capacidad, menor validez, etc.).
6 En el pasado se solía decir reducción de plantilla, pero su uso repetido volvió demasiado transparente el
significado y fue preciso acudir a nuevas fórmulas, como las apuntadas y muchas otras: desregulación,
-III-
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El lenguaje opinativo en los géneros de información
Activos adjudicados
Embargos
Embrión
Empresa
Empresario
Enchufado9
Enfermero
Exposición a la
deuda
Producto de la
concepción
Operación
Tejido productivo
Agente /Fuerza
económica
Emprendedor
Asesor
Cargo de confianza
Ayudante técnico
sanitario (ATS)
Paciente
Cliente
Unidad elemental de
atención sanitaria
Uso burocrático
Enfermo
Término legal
Enfermo crónico o
terminal7
Titular pasivo de la
acción administrativa
en materia de
sanidad
Paciente
desahuciado
Uso empresarial
Uso político
Enfermo de sida
Seropositivo
Entidad de compra
de activos tóxicos /
sobrevalorados
Uso predominante
en política
Uso político
Escasez de alimentos
Uso burocrático
Escasez de viviendas
Fondo para la
reestructuración de
los activos
financieros
Vehículo de
liquidación a largo
plazo
Banco malo8
Racionalización del
consumo
Racionamiento de
los alimentos
Desequilibrio entre
la oferta y la
demanda de
unidades domésticas
[Uso común]
Uso burocrático
Utilizado por
Fernando Fdez. de
Trocóniz
[Uso común]
Término médico y
políticamente
correcto
Extendido a raíz de
la crisis financiera
Uso político en
tiempos de guerra
reconversión, congelación, disminución o caída del empleo, reducción de la fuerza laboral, reajuste del volumen del programa de
producción, excedente neto a resolver, superávit funcional, mejora de la competitividad, reestructuración de la plantilla,
redimensionamiento o reingeniería laboral, proceso de optimización o de realineamiento de plantillas, reformas estructurales en
materia de empleo, racionalización de la red de oficinas o de la mano de obra, incentivación de actividades alternativas…
(VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ, 2004: p. 125 y GRIJELMO, 1997 y 2000, entre
otros); en el contexto microeconómico, suelen utilizarse desvinculación del proyecto, descontratación, desreclutamiento,
alejamiento involuntario, relevo de sus funciones, prescindir de sus servicios, poner en la calle, dejar ir, etc.
7 A su vez, eufemismo del crudo moribundo.
8 Aunque disfemística, la denominación de banco atribuye a la expresión las connotaciones positivas asociadas
a éstos (seriedad, fiabilidad, respaldo estatal, etc.), quedando anuladas las negativas al explicitarse un
calificativo peyorativo.
9 Aunque de uso coloquial, se trata de un disfemismo para referirse a quienes se benefician del nepotismo
político e institucional. Si bien no todos los asesores de la Administración Pública (ni de las empresas
privadas) provienen de este favoritismo, puede citarse el ejemplo paradigmático de Elías Bendodo, presidente
de la Diputación de Málaga en 2011, quien nombró, entre otros, a asesores taurinos y asesores técnicos de vehículos, es
decir, chóferes (“Hasta cuatro cargos para coordinar ‘los coches’ de la Diputación de Málaga” [noticia] en El
Plural. España, 24/11/2011. Disponible en http://www.elplural.com/2011/12/24/hasta-cuatro-cargos-paracoordinar-el-parque-movil-de-la-diputacion-de-malaga).
-IV-
Uso político
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Especulación
financiera
Especulación
urbanística
Espionaje
Cambio de criterios
contables
Recalificación de
terrenos
Revitalización del
centro urbano
Servicios de
información / de
inteligencia
Estados no aliados /
enemigos
Estados golfos10
Estancamiento
Crecimiento cero
Eutanasia12
Muerte digna
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Uso político
Fracaso
Falta de condiciones
subjetivas
Utilizado por Fidel
Castro
Uso político y legal
Francotirador
Tirador de élite
Uso militar y policial
Denominación
institucional
Fuga de capitales
Deslocalización
Uso político y
empresarial
De uso frecuente en
las relaciones
internacionales
Fuga de cerebros
Jóvenes aventureros
Emigrantes forzosos
Exilio juvenil
Movilidad geográfica
/ exterior
Uso político y
empresarial
Gay
Homosexual11
Dietas
[Uso común]
Gastos de
manutención y
transporte
Evasión fiscal
Distorsiones fiscales
Uso político
Exiliados
Prófugos no
clandestinos
Uso político
Financiación ilegal
Caja B
Popularizado a raíz
del ‘caso Bárcenas’
Popularizados por
Fátima Báñez
Uso políticamente
correcto
Atávicos
Uso político
Golpe de Estado
Sueldo de bolsillo
Pronunciamiento /
Alzamiento /
Levantamiento
militar
Entramado social
Uso histórico
Grupos de presión
Agentes sociales
Uso político
Poderes fácticos
Guerra
10
Guerra justa /
preventiva13
Popularizado por la
Administración
Bush14
En el ámbito comunitario, este término se ha usado ocasionalmente para referirse a aquellos países
(fundamentalmente, los conocidos como PIGS) que han malgastado los fondos europeos, uso más apropiado
a la metáfora y al significado de golfo que el originalmente prodigado por EE UU.
11 Mientras que el neologismo homosexual fue acuñado en 1869, los orígenes de gay se remontan al provenzal
con el sentido de ‘gayo, alegre’ y al inglés victoriano con el significado de ‘prostituto de hombres’ (y, por
extensión, ‘homosexual’). Algunos autores consideran que ambos términos vinieron a sustituir
denominaciones como marica, afeminado (SÁNCHEZ LOBATO, op. cit. (2008), p. 252) o incluso bisexual
(VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ, 2004: p. 125), a pesar del claro significado
divergente de esta última y del carácter disfemístico de las anteriores, asimilables a otras denominaciones
tradicionales censurables por ser fruto de la ignorancia, por ejemplo en el campo de la discapacidad física
(tullido) y psíquica (imbécil, idiota, mongólico, anormal, subnormal, deficiente, retrasado, atrasado, tocado, sonado…).
12 Más claramente, suicidio asistido, si bien legalmente se trata de figuras distintas (con consecuencias jurídicas
diferentes, pues), como ocurre con la detención ilegal y el secuestro.
13 En algunos casos, son eufemismos de guerra interesada, concepto empero a menudo redundante. Otros
eufemismos similares usados a lo largo de Historia serían conflicto bélico, paz armada, oposición no violenta (no en
todos los casos) o incluso guerra santa / cruzada.
14 Se usan las denominaciones Administración para EE UU y Gobierno para España no sólo en atención al uso
común ni en el entendimiento de que los presidentes estadounidenses administran más que gobiernan, sino
como reflejo del esquema cognitivo-conceptual estadounidense respecto de la actividad política (lo cual
-V-
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Huelga
Ilegalidad
Impago (parcial) de
la deuda
Incomunicación
Independencia
catalana
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Movilizaciones
Uso político y
mediático
Irregularidad
Uso mediático y
político
Conducta no
ejemplar
Utilizado en un
comunicado de la
Casa Real
Reestructuración /
Renegociación de la
deuda
Popularizado por
Pablo Iglesias y
Albert Rivera
Mala transmisión de
la información
Uso político
Derecho a la
autodeterminación /
a decidir
Replanteamiento de
las relaciones entre
España y Cataluña
Inversión en
industria
armamentística
Invasión
Latrocinio
Lesiones mortales
Potenciación de
actividades
relacionadas con la
defensa nacional
Misión humanitaria15
Llevar la democracia
Colonización
Entrada
Apropiación
indebida
Malversación de
fondos / caudales
públicos16
Lesiones
incompatibles con la
vida
Utilizado por Oriol
Junqueras
Inconformista
Antisistema
Agitador
Radical
Violento
Terrorista17
Programa de Acceso
Especial
Popularizado por
Artur Mas
Manifestante
Disidente
Contestatario
Indio americano
Nativo americano
Uso políticamente
correcto
Manual sobre tortura
carcelaria
Inflación
Ajuste en los precios
de los productos de
la canasta básica
Uso político
(en México)
Matar
Injerencia lingüística
Normalización
lingüística
Uso político
Inmigrante
Sin papeles19
[Uso común]
Matrimonio gay18
Utilizado por José
María Aznar
Uso político
Usado en libros de
texto
Uso legal
Uso mediático
Más usado por la
derecha política y
mediática
Ideado por Donald
Rumsfeld
Neutralizar
Uso militar
Eliminar
Matrimonio
igualitario / entre
personas del mismo
sexo
Uso mediático y
político
también se observa en sus normas: mientras que en EE UU los mandatos se limitan a dos legislaturas –ocho
años–, en España no existe semejante limitación).
15 No se trata de un eufemismo en el contexto de la ayuda altruista prestada por voluntarios, ONG,
organizaciones religiosas y, puntualmente, algunos organismos internacionales.
16 Nótese que, a pesar de su uso eufemístico, es la denominación legal correspondiente a los delitos tipificados
en los artículos 252 y siguientes y 432 y siguientes del Código Penal (algo similar ocurre con tráfico de influencias,
apropiado en el contexto del delito, pero que requiere una concreción en el periodismo; soborno, por ejemplo).
Con el mismo sentido, en Venezuela se ha usado peculado doloso propio con distracción.
17 Como se puede apreciar, se trata más de disfemismos que eufemismos. Como disfemismo neológico de
origen más vulgar que coloquial, debe señalarse el tan usado perroflauta.
18 Según LAKOFF (2007), p. 39, los conservadores estadounidenses prefieren el tabú por evocar la idea de
sexo y connotar «un estilo de vida desenfrenado, desviado y sexualmente irresponsable» (cfr. §11), si bien su
uso repetido «normaliza» el supuesto oxímoron, convirtiendo en común la noción de este tipo de unión.
19 Por no decir sin derechos (VILCHES VIVANCOS y SARMIENTO GONZÁLEZ, 2004). Más propiamente,
habría que hablar de extranjero ilegal (o simplemente ilegal) o, mejor todavía, irregular.
-VI-
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Pérdida de cuota de
mercado
Mentir
Falsear / Faltar a la
verdad
Manipular
Uso académico
Pérdida de ingresos
Problemas de
posicionamiento en
el mercado
Uso empresarial
Dificultades
pasajeras de flujo de
efectivo
Falta de liquidez
Moro
Magrebí
Naciones aliadas
Naciones amigas
Afroamericano
Negro (raza)
Paralítico
Población
Núcleo poblacional
Uso burocrático
Pobres
Utilizado por la
PAH
Pobres energéticos20
Tercer Mundo
De uso frecuente en
las relaciones
internacionales
Preso
Países emergentes /
en vías de desarrollo
Desempleado
Persona con
movilidad reducida
Tetrapléjico
Uso burocrático
Recuperación
Desocupado
Afectado por un
plan de reducción de
empleo
Impedido
Parado
Ingeniero técnico
Indigentes
Persona de color
Países pobres /
subdesarrollados21
Perito
Uso políticamente
correcto
Subsahariano
Ocupación
Uso políticamente
correcto
De uso frecuente en
las relaciones
internacionales
Mendigos
Uso burocrático
Prisión
Cárcel
Uso político
Personas (más)
necesitadas /
desfavorecidas / sin
recursos /
económicamente
explotadas
Consumidores
vulnerables
Privado de libertad
Recluso
Uso político
Uso burocrático
Uso burocrático
Reo
Establecimiento
penitenciario
Centro de
resocialización
Denominación
institucional
Correccional22
Uso políticamente
correcto
Prisión de menores
20
Reformatorio
Denominación
institucional
Neologismo eufemístico de difícil síntesis usado por las compañías eléctricas para hacer referencia a las
familias y demás ciudadanos que, debido a sus precarias condiciones económicas a causa de la actual crisis,
son incapaces de asumir el gasto considerado mínimo de energía para el hogar.
21 Originalmente, un eufemismo. Su uso masivo lo convirtió en un término habitual y por ello hubieron de
inventarse nuevas denominaciones. Nótese a este respecto, no obstante, que el término países en vías de
desarrollo se usa en ocasiones para referirse a naciones en estado de progreso industrial y económico, como los
BRICS. Como indica LAKOFF (2007), p. 12, se establece así una dicotomía entre las naciones
industrializadas o «adultas» y las atrasadas o «infantiles», metáfora que en la práctica es usada por las primeras
para imponerse a las segundas.
22 Póngase en relación la evocadora etimología del término con la de reformatorio.
-VII-
Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Rey Juan Carlos
Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Liberalización
Externalización
Privatización
Desnacionalización
Modernización del
sector público
(Páginas de)
contactos
Prostitución
Popularizado por el
Gobierno de Rajoy
Recortes sociales /
en derechos
Modulación /
Racionalización de
derechos
Utilizado por
Cristina Cifuentes
Uso empresarial
Recreo
Segmento de ocio
Uso burocrático
Recuperación de
asignaturas
Reducción selectiva
de impuestos
Preparación
adicional
Medidas de alivio
fiscal
Consulta
(alternativa)
Prostituta
Trabajadora sexual
Uso políticamente
correcto
Ralentizar
Reducir el régimen
de velocidad
Uso burocrático
Rebajas
Ventas especiales
Uso comercial
Rechazado
No admitido
No apto
Referéndum regional
Proceso participativo
Excluido
Reclamación
Sugerencia
Recogida de basuras
Reconquista de la
Península
Tratamiento de
residuos sólidos
urbanos
Expansión de los
reinos cristianos en
la Península23
Uso políticamente
correcto
Uso empresarial
Regiones pobres
Comarcas
deprimidas / de
perfil económico no
evolucionado
Uso político
Uso burocrático
Remoción de
disidentes
Proceso de
depuración política
Utilizado por Fidel
Castro
Copago sanitario
Usado en libros de
texto
Repago sanitario
Doble imposición
Popularizado por
Ana Mato
Utilizado por Artur
Mas
Línea de crédito para
la banca en
condiciones
preferentes
Sacrificio
Ahorro
Vivir por encima de
nuestras posibilidades
Reformas estructurales
necesarias
Medidas para
garantizar la
sostenibilidad del
sistema nacional de
salud
Tique moderador
sanitario
Uso político
Esfuerzo colectivo
Medidas de austeridad
Popularizado por
Artur Mas
Diversificación
curricular
Reordenación de
recursos
(Necesidad de)
recortes económicos
Ideado por la
Administración Bush
Refuerzo académico
Uso burocrático
Ajustes estructurales
de gasto público
Contención de los
gastos sociales
Uso burocrático
Rescate bancario
Popularizado por el
Gobierno de Rajoy
Inyectar liquidez a la
banca
Popularizado por el
Gobierno de Rajoy
Facilitar la gestión
activa del patrimonio
dañado de las
entidades financieras
Resaca
23
Aunque se califica la expresión de eufemística en tanto en cuanto trata de evitar las connotaciones negativas
asociadas a la Reconquista, supone un término histórica y semánticamente apropiado, pues no puede
reconquistarse lo que en primer lugar no había sido conquistado.
-VIII-
Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Rey Juan Carlos
Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Apoyo financiero
Rescate financiero
Préstamo en
condiciones muy
favorables
Subida de precios o
tarifas
Utilizado por Luis
de Guindos
Aumento salarial
(para ejecutivos)
Robo o
aprovechamiento de
información
Uso de información
privilegiada
Término legal
Rebaja salarial24 (para
trabajadores)
Separación
matrimonial
Cese temporal de la
convivencia
matrimonial
Utilizado en un
comunicado de la
Casa Real
Suspensión de pagos
Sindicato
Agente /
Interlocutor social
Uso político
Suspenso
Soberanía vasca
Ámbito vasco de
decisión
Ideado por Juan
José Ibarretxe
Talibanes
antisoviéticos
Overbooking
Uso comercial
Sobreventa
Saturación
Reajuste
Revisión25
Actualización
Concurso de
acreedores
Insuficiente
No apto
Paladines de la
libertad
Presión física
moderada
Métodos expeditivos
de coacción
Exceso de reserva
Soldados
(y pertrechos)
Efectivos
Uso mediático,
político y militar
Sordo
Deficiente auditivo
Uso políticamente
correcto
Tortura
Técnicas de
investigación
Excesos jurídicos
Riguroso examen
Uso político
Uso empresarial
Término legal
Uso burocrático
Utilizado por Ronald
Reagan
Utilizado en las
autorizaciones
judiciales
Utilizado por
Donald Rumsfeld
Uso político y militar
Aumento de la
presión fiscal
Reajuste financiero
Restablecimiento del
sistema financiero
Medidas de
consolidación fiscal
Subida de impuestos
Gravamen adicional
Novedad tributaria
Recargo
complementario
temporal de
solidaridad
Cambio en la
componderación de
los impuestos
Uso político
Popularizado por el
Gobierno de Rajoy
Utilizado por Soraya
Sáenz de Santamaría
Utilizado por
Cristóbal Montoro
24
Como formas eufemísticas propias, también se han usado devaluación competitiva de los salarios (BCE) y
moderación o contención salarial.
25 En esta línea, el diario Expansión denominó a la subida de sueldo de los directivos de Telefónica revisión del
esquema de retribución salarial (08/09/1997).
-IX-
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Universidad Rey Juan Carlos
(Plantilla de)
trabajadores26
Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Recursos humanos
Valores de alto
riesgo
Víctimas inocentes
Uso empresarial
Capital humano
Daños imprevistos
Trabajo basura /
precario
Minijob
Usado
Seminuevo
De segunda mano27
De ocasión
Fin del período
ordinario de
sesiones
Vacaciones de los
parlamentarios
(Acciones)
preferentes
Bajas civiles
Daños colaterales
Neologismo de
origen alemán
Viejo
Males menores
Abuelo
Anciano
Tercera edad
Uso comercial
Violencia machista28
Violencia de género
Uso mediático,
político y legal
Uso burocrático
Voto de protesta (en
blanco o nulo)
Abstención activa
Utilizado en
propaganda electoral
TABLA 2: EUFEMISMOS RELACIONADOS
TABLA 3: EUFEMISMOS DE LOS
CON EL TERRORISMO
TOTALITARISMOS HISTÓRICOS
TABÚ
EUFEMISMO
ORIGEN
TABÚ
–
Armas de
destrucción masiva29
Popularizado por la
Administración Bush
Ario perfecto
Acciones terroristas30
Procedimientos
violentos
Frecuente en la lucha
armada
Asesinato
Caracterialmente
positivo
Pacificación /
Tratamiento
especial
Alto el fuego
Tregua
Frecuente en la lucha
armada
Asesinos en masa a
sueldo
Grupos de tareas
Asesinatos
Ejecuciones
Frecuente en la lucha
armada
Basurero
Cinturón ecológico
Frecuente en la lucha
armada
Campo de arresto o
aislamiento
Campo de
concentración / de
internamiento / de
concierto
Banda terrorista
Comando
26
Uso políticamente
correcto
EUFEMISMO
Desaparición
Ejército de liberación
Popularizado por las
cajas de ahorros
De uso frecuente
desde la guerra de
Vietnam
ORIGEN
Utilizado por Hitler
Utilizado en la
Alemania nazi
Popularizado por
las dictaduras latinas
Usado en los
campos nazis
Usado en la
dictadura de Videla
Popularizado por la
Alemania nazi
En términos más crudos, de corte marxista, obreros, mano de obra.
Vid. §21.
28 Si bien a primera vista parece más adecuada la expresión violencia contra la mujer, desconoce la creciente
realidad de las parejas homosexuales y que se trata precisamente de un delito –además de una conducta moral
y socialmente reprobada– por suponer una manifestación de superioridad del hombre sobre la mujer.
29 Aunque no se trata de un eufemismo per se, fue usado con tal sentido por George W. Bush como
subterfugio justificador del ataque estadounidense contra Irak, ya que por aquel entonces también EE UU
–entre otros países– poseía tecnología merecedora de igual denominación.
30 Un eufemismo en sí mismo en tanto sustituye el más claro atentados terroristas. No obstante, se incluye aquí
como tabú (o, si se prefiere, eufemismo de primer nivel) por su mayor amplitud respecto al mencionado.
27
-X-
Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Rey Juan Carlos
Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Bomba
Artefacto (explosivo)
Uso mediático
Centro de retención
de secuestrados
Cárcel del pueblo
Ideado por ETA
Colaboradores
Cómplices
Entorno
Campo de
exterminio
Chabola
Infravivienda
Centro de
reubicación
Villa de emergencia
Uso mediático
Huelga
Conflicto laboral
Popularizado por la
Alemania nazi
Usado en la
dictadura de Videla
Usado en el
franquismo
Ley española de
Prensa
(precepto derogado)
Convictos31
Represaliados
políticos vascos
Uso político
Censura previa
Consulta previa
Expulsión del País
Vasco de las Fuerzas
del Estado
Desmilitarización
Utilizado por ETA
Control de
prisioneros
Sincronización
Usado en los
campos nazis
Extorsión económica
Impuesto
revolucionario
Frecuente en la lucha
armada
Corrupción
(franquismo)
Abuso del crédito
Usado en libros de
texto
Traslado
Guerra contra el
terror32
Guerra
Evacuación
Ideado por la
Administración Bush
Deportación
Reacomodo
Reinstalación
Usado en la
Alemania nazi
Arresto preventivo
Refugiados /
Exiliados vascos
Prófugos33
Secuestrados
Rehenes
Prisioneros
Derrota
Uso político
Frecuente en la lucha
armada
Dictadura
franquista
Crisis
Utilizado en la
Alemania nazi
durante la guerra
Democracia
orgánica
Monarquía de
gobierno unitario
Usado en el
franquismo
Era de Franco
Usado en libros de
texto
Autarquía
Régimen
personalista34
31
Vid. §21.
Inmediatamente después de los sucesos del 11S, el enmarcado inicial de la Administración estadounidense
fue el de «un crimen con víctimas cuyos perpetradores habían de ser llevados ante la Justicia y castigados. El marco
del crimen da lugar a leyes, tribunales, abogados, procedimientos, sentencias, apelaciones, etc. Pasaron horas
antes de que el crimen se convirtiera en guerra, con bajas, enemigos, acción militar, poderes de guerra, etc.» y,
finalmente, en puro, simple y omnicomprensivo mal (LAKKOF, 2007: p. 46).
33 Entiéndase en el contexto actual, en el que el eufemismo encubre fundamentalmente a miembros de la
fuerza terrorista ETA ocultos en otros países, y no en el contexto de la dictadura franquista, cuando sí hubo
exiliados por el mero hecho de ser vascos.
34 La lista no es exhaustiva: también se han utilizado expresiones como autoritarismo, reconstrucción, régimen fuerte,
ausencia de sufragio o de partidos políticos, capitalismo al servicio de la comunidad…
32
-XI-
Facultad de Ciencias Jurídicas
Universidad Rey Juan Carlos
Terrorismo
Lucha armada35
Terrorismo de
Estado (GAL)
Fuertes reacciones
del Estado
Grupo heterogéneo
de personas que
cometen delitos
Terrorista
Violento
Lucha callejera
Terrorismo urbano /
de baja intensidad
Represalias
Vandalismo
Venganza
Respuesta adecuada
Víctima
Objetivo
Ignacio Esteban Fdez.
El lenguaje opinativo en los géneros de información
Frecuente en la lucha
armada
Usado en libros de
texto
Dificultad para
avanzar
Eugenesia
Asesinato
Pausa momentánea
en el avance
Eutanasia36
Utilizado por Hitler
durante la guerra
Usado en la
Alemania nazi
Utilizado por José
Barrionuevo
Fascismo
Política nacionalista
Usado en libros de
texto
Uso mediático y
político
Genocidio /
Holocausto judío
Limpieza étnica
Ideado en la
Alemania nazi
Matadero
Centro médico
Partido único de
facto
Papel dirigente del
partido comunista
Avance elástico
sobre la retaguardia
Grupo de servicios
especiales
Solución final
Ideado por ETA
Uso político
Frecuente en la lucha
armada
Frecuente en la lucha
armada
Retirada de tropas
Sicarios
Sindicado único del
Estado
Sindicato vertical
Rápida enfermedad
Suicidio
Tortura
35
Incidente
imprevisto
Interrogatorio
intensificado
Trabajadores
Productores
Verdugo
Doctor
Usado en los
campos nazis
Constitución de la
URSS
Utilizado por Hitler
durante la guerra
Usado en la
Alemania nazi
Usado en el
franquismo
Usado en la prensa
del franquismo
Usado en la
Alemania nazi
Usado en el
franquismo
Usado en los
campos nazis
Nótese que, más que un eufemismo, se trata de una dicotomía nominal: mientras que términos como
ejecución o prisionero pueden censurarse por la ausencia objetiva de legitimidad política (GRIJELMO, Á. El poder
de las palabras, p. 65 en VILCHES VIVANCOS, 2000), la distinción entre la lucha armada y el terrorismo es
puramente política y legal, dependiendo la denominación, por tanto, de la perspectiva o bando que se asuma.
Lo mismo es aplicable a ejército de liberación/lucha por la libertad y guerrilla (VAN DIJK, 1990: p. 122) y el par
invasión-migración (GRIJELMO, 2000: pp. 234-235).
36 A destacar, el nombre de la entidad encargada de su ejecución, denominada Fundación de beneficencia para el
cuidado institucional.
-XII-