EL MARIACHI:
regiones e identidades
TEMAS DE ESTUDIO
Asociados numerarios de El Colegio de Jalisco
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Gobierno del Estado de Jalisco
Universidad de Guadalajara
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Ayuntamiento de Zapopan
Ayuntamiento de Guadalajara
El Colegio de México, A.C.
El Colegio de Michoacán, A.C.
Subsecretaría de Educación Superior-sep
José Luis Leal Sanabria
Presidente
María Alicia Peredo Merlo
Secretaria general
EL MARIACHI:
regiones e identidades
Luis Ku
Coordinador
784.92 M332
El Mariachi : regiones e identidades / coord. Luis Ku ; Francisco Gouygou, Ramiro Godina Valerio,
Eduardo Martínez Muñoz… [et al.] -- 1ª. ed. -- Zapopan, Jalisco : El Colegio de Jalisco : Gobierno
del Estado, Secretaría de Cultura, 2015.
344 p. : fots., ils. (b/n), tablas, gráfs. ; 16.5x23 cm. -- (Colección Temas de Estudio)
Contenido: Huellas y memorias mariacheras -- El mariachi y su relación con otras tradiciones y
regiones -- Exposición de “nuestro mariachi” -- Mariachi y patrimonialización -- Anexo.
ISBN 978-607-8350-22-3
1. Música folklórica - Historia y crítica. 2. Música popular mexicana. 3. Puente Rodríguez,
Marcial, 1942-1999 - Memorias. 4. Compositores - Correspondencia, memorias, etc. 5. Mariachi Historiografía. 6. Mariachi - Tradiciones y regiones. 7. Mariachi tradicional. 8. Mariachi - Patrimonio
cultural de la Humanidad. 9. Identidad regional. 10. Cultura popular.
I. Ku, Luis, coord. II. Gouygou, Francisco. III. Godina Valerio, Ramiro. IV. Martínez Muñoz,
Eduardo.
Primera edición, 2015
© D.R. 2015, El Colegio de Jalisco, A.C.
5 de Mayo 321
45100, Zapopan, Jalisco
© D.R. 2015, Secretaría de Cultura del Gobierno del
Estado de Jalisco
La Secretaría de Cultura Jalisco agradece a El Colegio de
Jalisco la realización de esta obra.
© D.R. Fotografía de portada: archivo personal de
Luis Ku
ISBN 978-607-8350-22-3
Impreso y hecho en México
Printed and made in Mexico
Se agradece al Coecytjal el
patrocinio otorgado a la
edición de este libro
ÍNDICE
presentación
Luis Ku
11
HueLLas y memorias mariacHeras
Homenaje al Rey del Falsete… ¡Mi padrino!
Francisco Gouygou, El Charro francés
15
Marcial Puente y su legado a la cultura
mariachera de Monterrey
Ramiro Godina Valerio
25
Haciendo vereda al andar… con el guitarrón
al hombro. Semblanza de Mario de Santiago
Eduardo Martínez Muñoz
39
El campesino-albañil-mariachero,
Pedro Fidel Martínez Rosales El Colega
César Camacho Amador
51
Santa Anita: variedad mariachera
desde la capital (1840-1930)
Álvaro Ochoa Serrano
61
[7]
Mariachi en la Ciudad Luz:
orígenes, evolución y experiencias
Itzel Alejandra Guevara Molina
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
Isolda Rendón Garduño
73
85
eL mariacHi y su reLación
con otras tradiciones y regiones
El son de mariachi: un gusto pasajero
Jorge Daniel Salas Mier
101
“Acuérdate que es pa' la virgencita”.
Guadalupe y el mariachi: Encuentro y relaciones
entre dos íconos de la identidad mexicana
Carlos Flores Claudio
113
Transposición de ritmos musicales
de la tradición colombiana al formato
de la organología musical del mariachi mexicano
Jaime Chaparro Neira
129
J. Jesús López Lomelí (1888-1977). Radiografía
del repertorio de una música de Los Altos de Jalisco
Juan Frajoza
141
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso.
Dos expresiones mariacheras en la costa de Michoacán
Daniel Gutiérrez Rojas
153
Instrumentos musicales en las danzas
de la Costa Sierra de Michoacán. Entre el pasado
prehispánico y los instrumentos del mariachi
Alejandro Martínez de la Rosa
171
8
Elementos musicales del mariachi
antiguo en el mariachi urbano
Héctor Ernesto Villicaña Torres
183
exposición de “nuestro mariacHi”
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco
Francisco Javier Salcedo
199
Los Choznos del Mariache. Proyecto
de difusión, formación de ejecutantes
y participación en mariachis-fandangos
Gerardo Lerma Arredondo
211
El mariachi tradicional en la ciudad
de Guadalajara y su zona conurbada
Víctor Ávila Gutiérrez
223
Sones abajeños. Región e identidad
en la música de mariachi
David Oseguera Parra
233
Cambios y continuidades de las prácticas
musicales en Villa Puriicación: el Mariachi Los Tíos
Yuliana Guadalupe Ibarra García
241
Las aventuras de un mariachero gringo.
La enseñanza de la música de mariachi
en Estados Unidos de América
William Gradante
251
El mariachi en Europa. Historia,
desarrollo y perspectivas
Albert Torras i Corbella
273
9
mariacHi y patrimoniaLización
Promoción del mariachi en la actualidad
Antonio Covarrubias
Estudio del mariachi como un atractivo
turístico tras su patrimonialización
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
Relexiones sobre la enseñanza
del mariachi y su nombramiento
de Patrimonio Cultural de la Humanidad
William Gradante
283
291
301
Cátedra José Hernández: respuesta
integral a la recomendación de la unesco
para la defensa del mariachi torreonense
Renata Chapa González
309
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi
y la pervivencia de la tradición mariachera
Jorge Amós Martínez Ayala
319
anexos
339
10
PRESENTACIÓN
Luis Ku
La presente obra El mariachi: regiones e identidades se conforma con la colaboración de un variado grupo de investigadores, estudiantes, músicos, bailadores,
promotores culturales e interesados en el tema de la música tradicional mexicana y las diversas manifestaciones culturales relacionadas con el fenómeno
del mariachi.
El capitulado se divide en cuatro partes. En “Huellas y memorias mariacheras” se incluyen textos que ayudan a incrementar, especializar y profundizar
en la historiografía del mariachi, al exponer hallazgos de su presencia, sus signiicados sociales, la evolución de conjuntos, géneros, instrumentos, repertorios,
danzas, así como el legado de personajes y grupos emblemáticos en su región,
en México y el mundo.
En el apartado “El mariachi y su relación con otras tradiciones y regiones” se presentan aportaciones novedosas con el propósito de comprender
los cruces y transformaciones –interacción, inluencias, similitudes, préstamos, fusiones, divergencias y conluencias históricas– del mariachi con otras
tradiciones de las culturas regionales mexicanas y de otras latitudes.
“Exposición de ‘nuestro mariachi’” tiene la intención de propiciar un
encuentro entre mariachis, investigadores, promotores y público en general
para compartir las raíces históricas profundas, los signiicados sociales y las
características distintivas de una expresión local de mariachi tradicional.
Por último, en “Mariachi y patrimonialización” se abordan los retos y
oportunidades en el ámbito social, económico, político, cultural, laboral,
creativo, de fomento, desarrollo y organización, entre otros, derivados de la
Declaratoria El Mariachi, Música de Cuerdas, Canto y Trompeta como Patrimonio Cultural de la Humanidad, hecha por la unesco, y el impacto del Plan
[11]
Luis Ku
Nacional de Salvaguardia 2014-2018 con la forma de vida cotidiana de los
mariachis y su tradición en conjunto.
Desde el pasado, en el presente y hacia el futuro, se espera que estas
relexiones, sus vestigios y sus testimonios desde diversas regiones e identidades, sirvan para descubrir nuevas vetas de conocimiento sobre el mariachi.
Octubre de 2014
12
HUELLAS Y MEMORIAS MARIACHERAS
HOMENAJE AL REY DEL FALSETE… ¡MI PADRINO!1
Francisco Gouygou, El Charro francés
¿Por qué? ¡Porque la voz de Miguel Aceves Mejía, en un minuto, cambió para
siempre la vida de un muchacho de 14 años! Yo vivía en París y no entendía ni
una palabra de español, pero, de repente, recibí ese tesoro: el amor a México,
a su gente, a sus tradiciones, el deseo de vivir con los valores del respeto a los
demás, el amor a la familia y saber disfrutar lo que cada día nos entrega… Eso
que solamente se encuentra en esa nación donde la gente “llora de alegría y
canta de dolor”.
Bien o mal, empecé… ¡Y han pasado 58 años! En mi primer viaje a
México canté en Siempre en Domingo, donde Raúl Velasco me presentó a Miguel… Era un sueño… le canté lo que quería escuchar: “¡Grítenme piedras
del campo!”, de Tomás Méndez, en su tono, y el Rey del Falsete me hizo la
voz segunda. Desde esa fecha, 1974, me apadrinó y me aconsejó para que
poco a poco se ainara mi falsete y se volviera “más romántico”. Aunque no
seré nunca un gran cantante, como su humilde ahijado sólo quiero agradecer
al hombre que hizo nacer en mí toda la autenticidad de cantante y de charro.
en tiempos de La revoLución
Con la presencia del ejército de Villa había muchos riesgos en Chihuahua. Por
eso, el cuñado de la madre de Miguel la ayudó pasar la frontera y así el Rey del
Falsete nació en El Paso, el 13 de noviembre de 1915. Lo registraron más tarde en Chihuahua. Por necesidad profesional vivió en el Distrito Federal, pero
1
Agradezco a Luis Ku su adaptación del texto en español; dada la naturaleza emotiva de este
artículo y partiendo del hecho de que el español no es mi lengua materna, este lector activo
me ayudó a consolidar el presente testimonio, que surge de mis memorias familiares.
[15]
Francisco Gouygou
me confesó que se sentía muy jalisciense, porque Jalisco es el estado donde
lorecen la tradición, el mariachi y el amor a los caballos.
Recuerdos de su infancia y juventud
Su primera infancia fue la de un niño cariñoso y sumamente agradable. No
obstante, en 1922 sufrió un cambio muy fuerte: su padre, trabajador en el
Ferrocarril Chihuahuense, murió. El huerfanito de 7 años se volvió triste
y solitario. Tuvo que ayudar a su madre, doña Herminia. Empezó a vender
periódicos en la mañana y en las tardes iba a la escuela modelo. Un día fue
testigo de algo que le causó un trauma muy fuerte: dos hombres pelearon en
la calle… En la balacera uno de los dos titubeó hacia el muchacho ¡y cayó
muerto a sus pies! Miguelito se quedó una semana sin hablar y cuando empezó… tartamudeaba. Este hecho es importante porque la gente se burlaba de
él. Pero rápido se dio cuenta de que cantando no tenía problema y ¡todo lo
decía cantando! Antes de ponerse a cantar, Miguel era otra cosa: ¡era canto!
En uno de sus viajes a Buenos Aires, Miguel descubrió la obra máxima
del poeta José Hernández. Unos versos dedicados al gaucho Martin Fierro,
unos renglones serían su pregón:
Cantando he de morir,
cantando me han de enterrar,
cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre.
Desde el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
Esta frase está grabada con letras de oro sobre la tumba del Rey del Falsete, en el panteón El Jardín del Distrito Federal, a unos pasos de los otros
grandes de la canción mexicana.
Miguelito terminó la primaria pero no pudo empezar la secundaria porque
tuvo que trabajar para ayudar a su madre; por ello ingresó a Ford de México
como mecánico: ¡trabajando y cantando canciones que conocía de su familia!
A los 23 años se enamoró de Ana María Saldaña, pero la familia de la
muchacha pertenecía a una clase social más acomodada y rechazó a Miguel
cuando fue a presentarse como novio.
Luego, ¡semanas horribles! Un compañero de la primaria, Teóilo Borunda, lo convenció de que no podría hacer nada en Chihuahua y que tenía que
marcharse a Monterrey… Y de noche, se fue.
16
Homenaje al Rey del Falsete... ¡Mi padrino!
Primeras incursiones
En Monterrey se presentó en la xet y logró que Clemente Serna Martínez
le diera una oportunidad. Ganaba 90 pesos al mes y mandaba la mitad de su
sueldo a su madre. Pero el destino cuidaba Miguel. El último día en la xet vino
al estudio don Benito de la Garza Obregón que estaba a punto de abrir en
Coahuila la xebx Sabinas. Le gustó la voz de Miguel y le dijo que buscaba un
trío. Miguel se animó rápido: “¡Sí señor, lo tenemos!”. El milagro fue que una
hora después Miguel encontró a un amigo, Nicolás Jiménez, buscando chamba. El éxito de Los Porteños en la xebx fue tan enorme que se quedaron tres
meses. Luego, Nicolás, enamorado, dejó el trío; en su lugar se integró Carlos
Aroya.
Y así, Los Porteños regresaron a la xet y cantaron para la xera en
Coahuila, donde Miguel conoció a Los Cuates Castilla (ellos me contaron de
esa época) y al grupo de los hermanos Alak, donde el guitarrista era Mariano
Rivera Conde, quien luego cambiaría la vida artística de Miguel.
En julio de 1938 Los Porteños grabaron en Los Ángeles con decca, “El
repatriado”, de Los Cuates Castilla, y se escucharon los primeros falsetes
que habían puesto los compositores. El trío se quedó un año en California y
regresó a México donde encontró unos contratos.
Fueron momentos difíciles, puesto que Miguel quería ir a la ciudad de
México y los demás no. Se fue solo, y esta vez le fue bien: se integró a la xeq,
y realizó su primer disco de solista en Peerless. Por aquellos tiempos grabó
“Tengo mil novias” y “Martes trece”.
La aventura comenzó en eL distrito FederaL
Como la ciudad de México era un hormiguero de artes, vino su primera participación como actor de cine. En 1940 apareció en el ilme Rancho Alegre, con
Raúl de Anda y Carmen Conde.
En una “trampa” tuvo que casarse con Angelina Sánchez, de cuya unión
nació Gloria Angélica.
En 1944, en una grabación de Peerless, se deja sentir su gusto por la música ranchera: su falsete se aina en “El trovador”, de Fidel Vista; el Lp tiene
títulos como “Tequila con limón”, de Esperón y Cortázar.
El año de 1945 trajo un gran cambio. Después de su último disco con
Peerless (Baila, negrita; Rumba, rumba; etc.), Miguel encontró de nuevo a Mariano Rivera Conde y se integró a rca-Victor, compañía que nunca más dejaría.
17
Francisco Gouygou
Para quedar bien con el movimiento afrocubano de aquel entonces, Miguel
grabó “Que siga el tren” y “Ron y Coca-Cola”, que se convertiría después en
el éxito de las Andrew Sisters al inal de la Segunda Guerra Mundial. Además,
¡Miguel aún no tenía el mechón blanco!
Siempre estudiaba y cuadraba su voz con el magníico maestro Fernando
Alonso. Sin embargo hubo presión por parte de Rivera Conde y de Miguel
Martínez, el fabuloso trompetista que lo acompañaba y que ya trabajaba con
el Mariachi Vargas (según sus memorias Mi vida, mis viajes, mis vivencias…, publicadas recientemente), quienes lo habían oído cantar ranchero en un dueto
con la segunda voz de Manuel Bernal, locutor en la xew. Miguel no quería
participar porque le asombraba el éxito de Jorge Negrete, Lucha Villa y Tito
Guízar y no le parecía conveniente dejar la seguridad de la música afrocubana.
¡La gloria!
La causa de la transición a la música ranchera fue un signo de la Providencia.
En 1947 hubo una huelga del Sindicato de Músicos en contra de las disqueras.
Debido a que Miguel tenía que cumplir con rca y a que los mariacheros no
pertenecían al sindicato, grabó con el Mariachi Vargas cuatro canciones que
cantaba su abuelo: “Carabina 30/30”, “Hay unos ojos”, “La embarcación” y
“Oh, gran Dios”. ¡El éxito fue increíble! En unos días, Miguel Aceves Mejía
era la voz de México.
El inal de los años cuarenta vio la supremacía de los artistas mexicanos
a nivel internacional: La Torcacita, La Panchita, Lucha Reyes (desaparecida
demasiado rápido), y de los hombres, Jorge Negrete y Pedro Infante.
Tito Guízar, quien en aquel entonces vivía en Estados Unidos, con composiciones que triunfaban, preparaba el terreno para El Trovador, que cuando se pintó un mechón reairmó su personalidad. Luego Miguel llegó a ser
conocido como El Berrendito gracias a su voz, y se convirtió en El Rey del
Falsete. Se quedó un mes en Los Ángeles con el Mariachi Vargas ganando
mil dólares a la semana. Más tarde supo entender que eso tenía que abrirse
a todo el continente, y por su cuenta montó una gira internacional por toda
América Latina.
Fue 1953 el año que lo vio convertirse en un auténtico embajador de
México en el mundo. Luego regresó a Cuba (que ya conocía), y visitó Haití,
Puerto Rico, Panamá, Venezuela, Colombia, Chile, Perú y Argentina.
18
Homenaje al Rey del Falsete... ¡Mi padrino!
Llegó José Alfredo Jiménez
En 1950 hubo un temblor en el mundo musical: ¡Miguel grabó canciones
de José Alfredo Jiménez! ¿Cómo ocurrió ese encuentro de los dos gigantes?
El compositor trabajaba de mesero en el restaurante de antojitos La Sirena.
Con el hijo del patrón y unos amigos formó un grupo llamado Los Rebeldes,
y con ellos cantaba sus composiciones en iestas. Miguel contaba que fue
como mesero que José Alfredo le presentó las letras de “Ella” y “Yo”. Pero el
compositor, en sus momentos libres, andaba tentando a la suerte, por lo que
acudía diario a la xeq. En una ocasión, Rafael Cardona, director artístico, lo
escuchó, de manera que la coincidencia llevó a que se juntaran los caminos de
Miguel y José Alfredo.
cuando LLoró un presidente
En Argentina, el chihuahuense conquistó al público, y sobre todo al primer
mandatario: Juan Domínguez Perón. Miguel cantaba en el Embassy de Buenos Aires, y el ministro de Educación le invitó, como a los demás artistas
extranjeros, a una celebración en el mejor teatro de ópera del mundo: el Teatro Colón. Como Miguel era el único que llevaba a sus propios músicos, lo
presentaron hasta el inal. Siempre el mariachi entraba con “La Negra” y la
última pieza era “Ruega por nosotros”, de Rubén Fuentes. Unos meses antes,
el 26 de julio, Eva Perón, Evita, había muerto, de modo que el inmenso sentimiento en la interpretación de Miguel puso de pie al público y provocó el llanto del presidente. Perón contactó a Miguel y empezó una amistad muy fuerte
entre ellos, al punto que le facilitó a un médico que le quitó su tartamudez.
1953
El año de 1953 fue muy productivo para Miguel. Grabó, siempre en la rca,
canciones de Cuco Sánchez (“Anoche estuve llorando”, “Escaleras de la cárcel”, “Fallaste corazón”, “La mariposa”), de José Alfredo Jiménez (“Guitarras
de media noche”, “Tu recuerdo y yo”), “Serenata huasteca” de Tomas Méndez
y títulos inmortales como “Siete leguas”, de Graciela Olmos y “La Bandida”.
La muerte de Jorge Negrete
El 5 de diciembre 1953, a los 42 años, Jorge Negrete murió a consecuencia de
una hepatitis contraída en Nueva York en 1935. Por tal motivo Miguel Aceves
19
Francisco Gouygou
junto con el Trío Calaveras, el Mariachi Vargas, con letra de Chucho Monge y
la voz del Charro Cantor, unieron sus talentos en un disco homenaje a inales
de dicho año, titulado Corrido a Jorge Negrete.
peLícuLas
Como artista de cine Miguel empezó en 1940 con Rancho Alegre. Aunque la
fama del cantante iba creciendo, no se puede decir que el éxito en la pantalla
grande fue inmediato, pues pasaron siete años para que ello ocurriera. Hacia 1947, en la película De pecado en pecado dobló la voz de José Pulido. Así,
los directores le llamaron para que hiciera intervenciones musicales con mariachi en películas como Donde nacen los pobres, Por querer a una mujer, Nosotras
las sirvientas, Ella y yo, La mentira –con un trío– y Cartas a Eufemia, entre otras.
En la película Camelia actuó María Félix, y Miguel cantó a dúo con ella
la canción Al contado…; con ella pero en la cinta, porque en realidad la voz
es la de Lola Beltrán. Y para quedar con el tono grave de La Bella Flor de la
Sierra Tarahumara, Lola tuvo que cantar un tono más abajo.
Lola Beltrán
La gran amistad de Lola La Grande con Miguel se remonta a su debut. En
1949, María Lucila Beltrán hizo un viaje a la capital con su madre para rezarle
a la Virgen de Guadalupe. Se hospedaron en un hotelito cerca de la xew. Miguel acababa de grabar su programa Atardecer ranchero, ella se acercó y le dijo
que lo había escuchado cantar en su tierra y que ella también cantaba. Miguel
pidió al Mariachi Vargas que la acompañara y… ¡todos encantados! La presentó al director de la xew, Amado C. Guzmán, pero éste la contrató como
secretaria mecanógrafa. La estrella musical de aquel entonces era Matilde Sánchez La Torcacita, quien se presentaba en el programa de Tata Nacho Así es
mi tierra. Un día Matilde enfermó y Amado Guzmán le dio la oportunidad a
su secretaria.
Lola Beltrán no olvidó jamás el empujón que le había dado Miguel, por
lo que esa amistad siguió hasta el inal de los días de la cantante de Rosario.
Cuando ella falleció, frente a su féretro, en Bella Artes, Miguel Aceves Mejía
cantó un “Ave María” a su amiga de siempre.
María Félix y Rosita Quintana
Cuando Miguel actuó con María Félix, La Doña, pudo dar su más ina expresión
romántica, sobre todo en la película El vengador solitario y aun más en A los cuatro
20
Homenaje al Rey del Falsete... ¡Mi padrino!
vientos, donde, por in, el director Adolfo Fernández Bustamante le concedió un
papel estelar. Su protagonista fue la argentina Rosita Quintana, con quien canta
a dúo, aunque la voz pertenecía a Amalia Mendoza.
más discos… más éxitos
A los cuatro vientos se estrenó en 1954, año del éxito musical de Miguel Aceves.
También lanzó canciones de antología: “Al contado”, “A los cuatro vientos”,
“Camino de Guanajuato”, “Cucurrucucú paloma”, “El cruciijo de piedra”,
“El Mil Amores”, “El pastor”, “La del rebozo blanco”, “Tú y las nubes”, “Virgencita de Zapopan”, etcétera.
La rca sacó al mercado en 1955 un disco que mi padre, el profesor Charles Gouygou, invitado al Sexto Congreso de Andrología en 1956 en Cuernavaca, compró y me regaló. Ese disco, con su portada verde y Miguel luciendo
con garbo una ruana, cambió mi vida. Tenía 14 años y ¡cuántas veces lo
escuché en mi tocadiscos Teppaz en París! Tenía los temas de “Caminito del
indio” (de Atahualpa Yupanqui), “Cuando sale la luna”, “El aguacero”, “Mal
de amores”, “Rogaciano”, “Mi Tenampa”, “Paloma, déjame ir” y “¡Grítenme
piedras del campo!”
más peLícuLas…
La ilmografía de Miguel se enriqueció. Rodó Música en la noche, Historia de un
amor, Ángeles con espuelas, La noche y tú. En 1956 siguieron Que seas feliz, Tú y la
mentira, Que me toquen las golondrinas y Música de siempre. En estas películas aparecen un sinfín de estrellas como Agustín Lara, Amalia Hernández, Tin Tan,
el argentino Atahualpa Yupanqui, Yma Sumac y Edith Piaf. Ahí nació el éxito
de “La vida en rosa”.
Las grabaciones de éxitos siguieron con “La noche y tú”, “Tata Dios”,
“La cama de piedra”, “Los laureles”, sin olvidar “Que seas feliz”, de Consuelo Velázquez, la gran artista y compositora de Ciudad Guzmán.
De 1957 a 1960 los éxitos de Miguel fueron muy vastos. Los títulos de
sus películas que nacieron en ese periodo también canciones que grabó: “Rogaciano el huapanguero”, “Guitarras de media noche”, “Amor se dice cantando”, “Bala perdida” –con Antonio Aguilar–, “Viva quien sabe querer”;
además, en “Las canciones unidas” interviene la famosa cantante francesa
Jacqueline François.
21
Francisco Gouygou
En 1960 Miguel le dedicó mucho más tiempo al cine que a la grabación
de discos. En tales ilmes realizó nuevos encuentros: Los fanfarrones con Flor
Silvestre, Los cinco halcones con Javier Solís, ¿Dónde estás corazón? con Rosita
Quintana, Lola Beltrán y Amalia Mendoza, La Tariácuri.
En el año de 1961 se lanzaron dos canciones de Miguel en su faceta
como compositor. Pero tal vez, debido a que se ilmaron demasiadas películas, el género ranchero perdió su fuerza. Aparece en Los valientes no mueren,
protagonizada también por Pedro Armendáriz y la maravillosa Ana Bertha
Lepe; Miguel canta “Chiquitita” (la letra es de su autoría y la música de Rubén
Fuentes).
Asimismo, grabó otra canción que no conoció tanto éxito: “El pescado
nadador”. Si “Viva Chihuahua” tuvo éxito, puede pensarse que las películas
como Asesinos de la lucha libre, El rey de la pistola y El asesino enmascarado, obtuvieron gran aceptación.
eL canto deL cisne
El canto del cisne2 en la carrera cinematográica de Miguel se entonó en 1962
con tres películas de antología: Si fuera millonario (con María Félix y Antonio
Aguilar), Dos gallos y dos gallinas (con Marco Antonio Muñiz) y Los apuros de dos
gallos (Muñiz y Lucha Villa).
Mientras el Rey del Falsete se retiraba de la pantalla grande, Javier Solís
comenzaba. Aunque como me dijo mi padrino, sin celos. El Rey del Falsete y
el Rey del Bolero Ranchero fueron amigos durante cuatro años que concluyeron con la muerte de Javier el 20 de abril 1966. Cuando se le preguntaba
a Miguel lo que creía que le faltó a Javier, él contestaba: “¡Nada!”. Javier fue
ídolo hasta después de su muerte. Él, al igual que Jorge y Pedro, hizo válida
la conseja popular que dice: “En México, lo que no se perdona a un artista es
no morirse a tiempo”. Ellos murieron jóvenes y se convirtieron en leyenda.
Para concluir este homenaje, quiero decir esto: Miguel Aceves Mejía, con
cuarenta y dos películas en ocho años (diez entre 1940 y 1954, sin papel estelar), más de mil canciones grabadas en treinta y cuatro años (entre 1938 y
1972), cuando murió en 2006, había puesto término a su carrera artística por
respeto al público desde varios años antes.
Cincuenta años de amor tuvo con su segunda esposa Rita. Puedo airmar,
alto y claro, que el amor que se percibe en la inmensa sensibilidad romántica
2
Expresión utilizada para designar la última obra o actuación de un artista.
22
Homenaje al Rey del Falsete... ¡Mi padrino!
del Rey del Falsete se expresó de la forma más auténtica en esta relación que
le dio la luz a Miguel Ángel, y que fue tan fuerte que en los últimos años no
podían apartarse ni un minuto uno del otro. Tengo en mi mente el “¡¡¡Ritaaaa!!!” que se escuchaba cuando Miguel no la veía. Algunos dirán que era
tiranía, pero ¡no! En la mirada de Miguel había amor. ¡Y eso sí lo vi! El destino
les hizo encontrarse en Buenos Aires durante la famosa gira de 1957. Rita
Martínez Pechinoti me contó:
El Rey del Falsete, al inalizar su presentación, se acercaba a sus numerosos
admiradores para darles la mano. Esa vez, yo, una adolescente, al escuchar las
primeras canciones, me vine hacia el escenario y me quedé todo el show. Cuando se agachó Miguel, lo miré en los ojos y, con calma, sin temor ni pánico, le
dije: “¡más tarde, yo seré su esposa!”. Miguel sonrió, pero como era bien bonita,
me dejó entrar en su camerino… y se enamoró.
Rita se puso a reír cuando siguió con su historia: “Las raíces italianas en
mi familia no permitían una relación sin compromiso y nos casamos por lo
civil en Buenos Aires, y luego, en México. Y no nos hemos dejado ni un día y
ese hombre no me deja ni salir a la calle”.
Vino el otoño del 2006. Cuando me despedí de Miguel, después de darle
un masaje en sus piernas y de regañarle (con respeto) porque no quería comer
nada más que yogur, le dije que regresaría pronto para cantarle el huapango
que le había compuesto. Me contestó con dulzura: “Andas equivocado, mi
hijo, la próxima vez lo cantarás en mi tumba, en el panteón El Jardín”. Semanas después murió Miguel.
Referente al mariachi, Miguel decía:
Cuando yo era niño, en mi tierra Chihuahua, llegaban dos o tres mariacheros,
una vihuela, un guitarrón y una guitarra; cantando en las calles, con las letras de
las canciones que cantaban, y las vendían a diez centavos. Y yo los seguía por
todas las calles de Chihuahua. Pues me encantó, sobre todo el sonido de guitarrón, el sonido de la vihuela. ¡El mariachi, con la música folclórica y ranchera,
son el alma de México!.
Para ti va este huapango que compuse y canté con el Mariachi Vargas, en
el Teatro Degollado en 2002, la última vez que te vio tu público:
23
Francisco Gouygou
Tu voz cambió mi vida
Deja que te hable de “Tú”, con amor y con respeto
cambiaste mi juventud; te compuse este Huapango…
¡En la portada del disco, tu “presencia” me llamaba
y tu falsete de oro …se clavó en mi memoria!
¡Porque tu vo o o o oz… cambió mi vida!
Por eso empecé a cantar, estudiando a Víctor Hugo.
Te quería recordar, con este, tu “mechón” blanco
y “La del Rebozo Blanco” como naiden le ha cantado
“Grítenme piedras del campo!” porque estoy emocionado
¡Porque tu vo o o o oz… cambio mi vida!
Con películas y discos, Miguel, México te ama.
Y aunque pasen muchos años, siempre joven quedarás.
“Siete leguas” de canciones nos llenaran de alegría.
¡Que “Tata Dios” te acompañe Miguel Aceves Mejía!
¡Porque tu vo o o o oz… cambió mi vida!
¡Gracias, maestro y padrino!
24
MARCIAL PUENTE Y SU LEGADO
A LA CULTURA MARIACHERA DE MONTERREY
Ramiro Godina Valerio
Universidad Autónoma de Nuevo León
Con esa inspiración, con ese don de canto, de músico excepcional, arreglista y compositor, Marcial
amigo, artista completo, mi reconocimiento por
todo el talento que Dios te regaló.
Myrza Maldonado, 1997
introducción
Mi primer encuentro con Marcial Puente fue la noche del 31 de agosto de
1998. Acudí al Teatro María Teresa Montoya acompañado de mi madre; por
in vería reunidos en el mismo escenario a los mariachis más afamados de
Monterrey, los que participaban en televisión. El Mariachi Zapopan estaba en
el elenco y mi hermano Juan Francisco era uno de sus violinistas, ¡qué orgullo!
Yo tan sólo era vihuelista de un mariachi modesto.
Mariachis, un grupo norteño, cantantes, un ballet folclórico y un comediante; uno a uno se fueron presentando. Todo me pareció maravilloso. En
la parte inal del espectáculo salió a escena un hombre de tez morena, a la
distancia, el uso de un bastón y una silla con acolchada de manera especial
evidenciaban su delicado estado de salud. Recuerdo que interpretó “Pedacito
de cielo” mientras un niño jugaba a su alrededor; el acompañamiento musical
estaba a cargo del histórico mariachi local Cuauhtémoc. Ese hombre era Marcial Puente y el niño era su nieto. Se rendía un homenaje a su persona. ¡Qué
bonito es mi México! era el título del evento. En el programa de mano que mi
hermano aún conserva se lee la frase “Apoye a Marcial Puente. Cuenta Bital
[institución bancaria ya extinta] 4006007710”.
Tiempo después, en julio de 1999 para ser preciso, le avisaron a mi hermano que Marcial había fallecido. Se velaría en las instalaciones de la Funeraria del Pueblo, del municipio de Guadalupe. Acudimos a ese lugar e hicimos
acto de presencia cerca de una hora. Se nos informó que el servicio de inhumación se llevaría a cabo en el parque funeral La Piedad, del mismo munici[25]
Ramiro Godina Valerio
pio. El último adiós entre aquel hombre y la concurrencia se escribía bajo los
rayos del sol.
Desde 1998, meses antes quizá, supe que uno de los músicos del mariachi donde mi hermano laboraba se llamaba Marcial Puente, mas nunca tuve
la oportunidad de conocerlo más allá de asistir a su homenaje. En mi época
como mariachero, el acercamiento a su obra fue generalmente casual. Partituras, música grabada y los relatos que compartían sus excompañeros, llegaban a mí sin buscarles. Ya en 2009, año en que comencé mi tesis de maestría
“Historia social del mariachi en Monterrey a través de sus plazas, 1950-2000”,
el acercamiento a su obra fue mayor y más consciente. Fue ahí donde dimensioné la aportación de Puente a la cultura mariachera regiomontana.
En este trabajo se expone parte de la vida y obra de Marcial Puente, de
acuerdo con lo que se ha podido recolectar hasta ahora. Bajo la narrativa del
enfoque de la historia social se pretende dar el contexto que permita responder a las preguntas ¿qué factores propiciaron que Marcial pudiera destacar a
ese nivel?, ¿de qué manera impactó su obra en los mariachis locales?, ¿podría
existir un Marcial Puente en la actualidad?, y inalmente, ¿de qué manera su
obra se hace presente en los actuales mariachis regiomontanos, si es que se
hace presente?
Para esta investigación se empleó el método cualitativo-documental. La
observación participante, la entrevista a profundidad y la consulta de diversos
documentos, fueron las actividades principales.
Cabe mencionar que las obras Mis memorias. Relato en décimas, de Marcial
Puente, e Historia social del mariachi en Monterrey a través de sus plazas, 1950-2000,
de un servidor, forman parte primordial en este trabajo. La primera, que es
donde el autor describe su vida de viva voz, hace posible la generación de
los apartados “De Rancho Alegre a Monterrey”, “Ganando altura en las ciudades de Monterrey y México” y “Puente y la época de oro del mariachi en
Monterrey”. Por otra parte, la segunda, que es el primer documento formal
de investigación acerca del mariachi en Monterrey, consolida los apartados
“Ganando altura en las ciudades de Monterrey y México” y “Puente y la
época de oro del mariachi en Monterrey”.
de rancHo aLegre a monterrey
Rancho Alegre, en Villa de Guadalupe, San Luis Potosí, fue la tierra donde
Marcial Puente Rodríguez nació el 3 de julio de 1942. Sus padres, Victoria
Ana y Miguel, se desempeñaban como partera y labrador, respectivamente.
26
Marcial Puente y su legado a la cultura...
La familia Puente Rodríguez se complementaba con quince hijos, siete mujeres
y ocho hombres:
Y haciendo rueda a un molcajete,
comíamos chile ¡qué gran banquete!
Éramos pobres pero tripones,
traíamos grietas en los talones
de andar descalzos, entre el zoquete.1
La situación económica que vivía la familia propició que unos años más
tarde los hermanos mayores de Marcial comenzaran a buscar trabajo en el
municipio de Charcas, San Luis Potosí. Uno de ellos comenzó como barrendero; tocando guitarra y violín arribaron ambos a Monterrey, cerca de 1950.
Poco después, la madre y los demás hermanos llegaron a la también llamada
Ciudad de las Montañas. Marcial y su padre fueron los últimos en llegar. La
estación de tren, La Unión, les recibió:
Yo creía estar en un hormiguero, en un panal,
por el hervidero de tanta gente a mi alrededor.
De pronto un charro con gran dolor,
se hincó llorando al pie de mi padre,
era mi hermano Marcial, el grande,
después me abraza con mucho amor.2
Tras no encontrar la estabilidad deseada, el peregrinaje de los Puente
Rodríguez siguió entre casas de renta en Monterrey, Nuevo León, la pisca de
algodón en Río Bravo, Tamaulipas, y el volver a tallar lechuguilla y labrar en
Rancho Alegre, San Luis Potosí.
Poco después, motivado por sus hermanos y un primo, Marcial regresó a
Monterrey para comenzar su travesía como mariachi:
1957, noviembre 15, en El Nacional
aquella noche la pase mal,
pues no entendía aquel sonsonete de los mariachis
menos falsete podía cantar,
1
Marcial Puente. Mis memorias. Relato en décimas. Guadalupe: grabación del autor, 1994, track
2 (cd).
2
Idem.
27
Ramiro Godina Valerio
y por tal motivo
apenas pude sacar el chivo [dinero].
Oía decir “es que está hecho queso [que no es competente], no sabe nada”.
Tal vez por eso, en poco tiempo, me puse vivo.3
En esta etapa de su infancia y adolescencia ocurrió un hecho relevante en
la vida de Marcial. En la escuela primaria conoció a un maestro que lo acercó
a la música de una manera afable:
Con sus palabras él me consuela,
y así comienza la relación
que me sacó de la condición
de analfabeta y de campesino,
pues me inició en este camino,
música y canto, mi profesión,
[…]
Gracias maestro,
creo que el Creador lo envió en mi senda,
para sacarme de las tinieblas y a iluminarme
con su bondad y sabiduría,
Dios lo bendiga maestro guía
por tantas cosas que supo darme.4
Destaco este hecho ya que el maestro Arnulfo seguramente tenía la vocación, sensibilidad y conocimientos necesarios para que un alumno le recuerde
así con el paso del tiempo. Al no tener evidencias de que Marcial estudiase
más allá de este grado escolar, amén del fallido intento de estudiar música “seria” en 1963, este maestro se volvió clave en el bagaje del potosino. Sólo una
aproximación motivadora hacia a la lectura y a la música explican los abordajes de sus obras. Fue en esta época cuando Marcial seguramente comenzó a
componer, ya que él mismo lo explica: “Desde muy niño ya componía, pues
para eso creo que nací”.5
3
4
5
Idem.
Idem.
Idem.
28
Marcial Puente y su legado a la cultura...
ganando aLtura en Las ciudades
de monterrey y méxico
En la ciudad de Monterrey de 1957, año en que llegó Marcial por segunda
vez, había dos plazas 6 de mariachi. La Plaza El Nacional apenas contaba con
cuatro bolitas,7 las cuales tenían como práctica principal ir a ofrecer sus servicios a loncherías, prostíbulos y cantinas, lo que ellos llamaban cantinear. Por su
parte, en la Plaza Hidalgo se colocaban los grupos organizados.8 Ellos iban a
eventos en espacios más agradables. Esto diferenciaba a los grupos, entre los
mismos músicos y ante la sociedad, como “los buenos” y “los malos”, musicalmente hablando. Marcial llegaría con los grupos de El Nacional, donde
también laboraban sus hermanos.
Con 15 años cumplidos, Puente cantineaba con alguna bolita de El Nacional. Después ingresaría al mariachi Los Caporales, de Rodrigo Sáenz, quienes también cantineaban pero era un grupo más organizado que hasta había
probado suerte en la radio, que a inales de los cincuenta era el medio local
donde participaban algunos mariachis. En 1957 se conformó un mariachi de
migrantes potosinos, el San Luis, de Pedro Rodríguez. Con este grupo llegaría
el año 1961. En ese mismo año se integró al recién creado mariachi Los Reyes
de Guadalajara. Las participaciones en la radio y la televisión locales, además de
los acompañamientos artísticos, colocarían a este grupo en el gusto de los regiomontanos. Su fama llegaría a estados vecinos como Zacatecas y Coahuila.
Este sería el primer grupo local en alcanzar grandes niveles en indumentaria,
ejecución musical, entre otros rubros más.
Los encuentros de Marcial con la radio ya habían comenzado desde inales de los cincuenta, ya que había sido inspirado por el mariachi tapatío
Los Palmeros de Guadalajara, quienes se instalaron en tierras regias de 1955
a 1961. Obras como “Las bodas de Luis Alonso” y “Poeta y campesino” se
convertían en un reto.
En 1967 Puente se trasladó a la ciudad de México para laborar en la afamada Plaza Garibaldi. Ahí fue compañero de músicos como Gonzalo Meza,
6
Así llaman los mariachis regiomontanos a los espacios de la vía pública donde se reúnen a
ofrecer sus servicios musicales.
7
Los mariachis regiomontanos llaman así a las agrupaciones que son formadas en el momento sólo para cumplir con un evento o varios.
8
Categorización básica existente entre los mariachis regiomontanos. Su contraparte son los
no organizados. Los organizados tienen una plantilla ija de músicos, además de que ensayan su música y visten bien.
29
Ramiro Godina Valerio
El Grosello, exguitarronero del Mariachi Vargas de Tecatitlán, y Martín Luna,
El Chilador, quien posteriormente ingresaría al afamado grupo. A pesar de
haberse convertido en director musical del Mariachi Latino, donde laboraba,
Marcial no tendría oportunidades con grupos más renombrados:
Por no ser de faz augusta
no llegué hasta el estrellato
pero como dijo el gato:
“pa' lo que el bofe me gusta”
y aunque mi aspecto no asusta
ni como negar mi origen
con mi cara de aborigen
¿cómo iba yo a ser artista?9
puente y La época de oro deL mariacHi en monterrey
La agrupación Los Palmeros de Guadalajara había sido el modelo a seguir
para los mariachis locales desde 1955. La época de bonanza del mariachi en
Monterrey comenzó en el inicio de la década de los sesenta, ya que los mariachis locales comenzaban a participar en un medio que mejoraría su situación
laboral y elevaría su imagen ante la sociedad: la televisión. El mariachi Los
Reyes de Guadalajara, creado en el año 1961, se convirtió en el primer grupo
local en alcanzar el nivel de la mencionada agrupación tapatía.
Para 1968, Marcial regresó del Distrito Federal para integrarse a una
nueva agrupación: el Mariachi Cuauhtémoc. El potosino comenzó a hacer
arreglos para este grupo y poco a poco este conjunto fue conigurando su
sonido y repertorio. Juan José, único hijo mariachero de Puente, menciona
que “mayormente en el [Mariachi] Cuauhtémoc se tocaban arreglos y adaptaciones de mi papá. “La danza de las horas”, “Las bodas de Luis Alonso”,
“Tres regalos”, “Novia mía”… muchos años después de que salió mi papá del
Cuauhtémoc se seguían tocando sus arreglos”.10 Esta agrupación llevaría a la
perfección lo hecho por sus antecesores, Los Palmeros y Los Reyes.
En el Monterrey de la década de los setenta bullía una gran actividad
en cuanto a grabaciones discográicas. Se encontraban varios estudios de
grabación, entre ellos, el del músico norteño Poncho Villagómez, los estu9
10
Marcial Puente, op. cit.
Entrevista a Juan José Puente. Realizada por Ramiro Godina, Monterrey, 17 de agosto de
2014.
30
Marcial Puente y su legado a la cultura...
dios Disco Rey, el estudio de la radiodifusora Radio Alegría y los Estudios
Cadena. Esto propició que mariachis como Los Reyes de Guadalajara, el
Cuauhtémoc, Los Cardenales (de Pepe Esquivel) y el Tolteca, comenzaran a
participar como acompañantes o como artista principal. Cabe mencionar que
este último grupo sólo grabó acompañamientos. El reclutamiento de músicos, compositores y arreglistas, se incrementaba. Para ese entonces Marcial
ya tenía fama de buen instrumentista (ya fuera como guitarrista, vihuelista,
guitarronista o violinista) y arreglista. Además, para 1965 ya había retomado
su faceta como compositor.
En este rubro de la producción discográica Puente participó profusamente como arreglista y director de grabaciones. En 1985 fue arreglista en
una producción de Javier Lozano, productor televisivo del local Canal Doce.
Seis de las diez obras eran de Puente. En estas fechas hizo dos arreglos para
María del Socorro Amaro Valdés, quien producía su disco bajo la interpretación del mariachi local de Luis Moreno. Ya en los años noventa grabó el
álbum Dónde está la magia, de la cantante local Karla de Jesús. Se tiene registrado que como último trabajo realizó los arreglos para un álbum de Jesús
María Elizondo, hijo de un exalcalde del municipio de Guadalupe, Nuevo
León. Juan José, hijo de Puente, menciona que también participó en producciones con Armando Bueno y Myrza Maldonado.11 En 1998 lanzó el álbum
Pedacito de cielo, donde todas las composiciones y arreglos son de su autoría.
Quizá sus trabajos más renombrados fueron la producción que realizó
para el cantante Carlos Lico y la inclusión de sus composiciones en producciones de intérpretes como Pedro Fernández y Lorenzo de Monteclaro, quienes
interpretaron los temas “Palomita blanca” y “Es mi compadre”, respectivamente. Ya entrado el siglo xxi, “Es mi comadre” también sería grabado por
Pedro Fernández.
Como músico ejecutante participó en algunas de las grabaciones que realizó el Mariachi Cuauhtémoc, entre ellas está el álbum Peor que la muerte dLv 75,
por Catarino Leos, el Lp Mario Saucedo con el Mariachi regiomontano de Pedro Rodríguez dLv 175 y Mario Saucedo con el mariachi de Pedro Rodríguez dLv 119. Cabe
destacar que en estas tres grabaciones el Mariachi Cuauhtémoc aparece con el
nombre de Regiomontano, esto por motivos relacionados con el representante
del grupo. Puente también participó en el disco El gran Mariachi Cuauhtémoc de
Pedro Rodríguez, con el sello discográico Musart, en 1975. Con el mismo
mariachi realizó la producción El Mariachi Cuauhtémoc, en 1984. Pedro Ra11
Idem.
31
Ramiro Godina Valerio
mírez, uno de los trompetistas en dicha producción, menciona que fue un
álbum con “puros arreglos de él [Marcial Puente] y también la dirección”.12
En ese álbum se incluyó un tema del potosino: “Por mi cobardía”.
En cuanto a sus participaciones en concursos, del primero que se tiene
registro sólo se sabe que compitió con la canción “Te tengo que olvidar”,
pero no resultó premiado. En 1979 llegó a la inal del Primer Festival Nacional de la Canción Ranchera; ahí compitió con compositores de la talla de
Pepe Guízar, Juan Záizar y Federico Méndez. Su obra “Los dos galleros”
sólo ganó el premio el Mejor Arreglo, el cual había sido realizado por el gran
músico michoacano Rigoberto Alfaro. En 1980 hubo otro concurso en el
Centro de Desarrollo Comunitario (Cedeco) de la ciudad de San Nicolás de
Los Garza, Nuevo León. Puente participó con “Sol de mi tierra” y “Canta,
canta”, interpretadas por la cantante local Laura Alicia Gutiérrez y su hermano Jaime Gutiérrez, conocidos como Laura Alicia y Jaime Duarte. “Canta,
canta” quedaría en tercer lugar. Ya en 1991 participó en el concurso México,
lindo y querido, organizado por Televisa y la Secretaría de Turismo (Sectur).
En este evento el tema participante de Puente no pasó de la inal estatal.
Sus actividades como músico, arreglista y compositor, propiciaron que
su fama se incrementara, a tal grado que ha sido el único músico de mariachi
al que se le ha hecho un evento de gran magnitud, como lo fue el Homenaje
a Marcial Puente, en 1998. Este programa de televisión fue apoyado por el
productor Javier Lozano, en el cual participaron artistas y agrupaciones de
talla local y nacional.
La época de bonanza comenzó a verse mermada con la destrucción de
la Plaza El Fornos y sus alrededores, a inicios de los años ochenta. Estos
espacios se pulverizaban para dar cabida al monumental proyecto de la Macroplaza. Por su parte, las grabadoras locales comenzaron a ser compradas
por las irmas transnacionales; se reducían así las oportunidades de expresión
y empleo para los músicos participantes. El evento que marcaría el in de esta
época fue cuando el programa Mira qué bonito, único espacio televisivo para la
participación de los mariachis locales, llegó a su in en el año 2000.
12
Entrevista a Pedro Ramírez. Realizada por Ramiro Godina, Monterrey, 16 de agosto de
2014.
32
Marcial Puente y su legado a la cultura...
marciaL puente ante La cuLtura mariacHera regiomontana
Marcial Puente murió en 1999 pero sus anécdotas y su música han encontrado resguardo, de alguna u otra manera, en los mariachis.
Mario Eguia, actual representante y trompetista del Mariachi San Luis y
quien fue compañero de Puente, considera que “hablar de Marcial Puente es
hablar del arreglista mayor de mariachi en la ciudad de Monterrey, de todos
los tiempos”.13 Puente fue descrito en las entrevistas realizadas como alguien
que buscaba la perfección, que estaba dispuesto a construir y a ayudar. Era
bienvenido en los grupos locales ya que sabían que su presencia les beneiciaría. Al respecto, José Reyes, representante del Mariachi Regiomontano,
comenta que “ese tipo de elementos [integrantes] son los que ayudaban a
formar un buen grupo. Y hasta la fama se queda [la fama de la agrupación
perdura]”.14
En los grupos donde formó parte por lo general se escuchaban sus arreglos, en algunos más, en otros menos. Hasta en varios de los grupos de más
reciente creación se escucha su música. En el trabajo de campo tuvimos la
oportunidad de escuchar a los mariachis San Luis y Jalisco, a los cuales perteneció. En la actualidad, el Mariachi San Luis interpreta las canciones “Tres
regalos” y “Novia mía”, ambas con los arreglos de Puente. Por su parte, en el
Mariachi Jalisco se incluye el arreglo de la canción “Contigo aprendí”. En la
primera agrupación pude constatar que hay variaciones en cuanto a los adornos musicales que realizan los violines, además de los acordes ejecutados por
las “armonías”, como generalmente se le llama al grupo de guitarrón, guitarra
y vihuela; observé esto al compararlo con las versiones que pude escuchar y
ejecutar en mi época de mariachero. En cuanto al Mariachi Jalisco, a pesar de
su buena ejecución técnico-musical, considero que había mínimas cuestiones
por resolver en los aspectos armónico y melódico, es decir, que debían revisar
que la melodía (violines y trompetas) coincidiera con los acordes dados por
la sección armónica. Esto nos habla, en ambos casos, de una transformación
de los arreglos con el paso del tiempo. En ambos grupos no se cuenta con las
partituras para veriicar si está respetándose la idea original. Esto lo corrobora Juan José Puente, ya que en su andar como mariachero se ha podido dar
13
14
Entrevista a Mario Eguia. Realizada por Ramiro Godina, Monterrey, 17 de agosto de 2014.
Entrevista a José Reyes Originales. Realizada por Ramiro Godina, Monterrey, 16 de agosto
de 2014.
33
Ramiro Godina Valerio
cuenta de que “hay cambios en cuestión de notas. No hay arreglos ielmente
[idedignos]”.15
En el caso de grupos más recientes, puedo mencionar que en el Mariachi
Sonidos de México, donde laboré aproximadamente en el año 2010, ejecutábamos las canciones “Novia mía” y “Tres regalos” con arreglos de Puente,
según versiones orales que llegaron a nosotros. Por su parte, el grupo Estrella
de Monterrey interpreta la canción Tres regalos con los arreglos del potosino.16
En las tres agrupaciones donde se toca dicha canción con los arreglos de
Puente, se aprecia que éstos son parecidos, aunque inalmente modiicados.
Lo que es un hecho es que su obra sigue presente, y hasta de una manera inconsciente, ya que Juan José añade “los arreglos de Las Mañanitas que se tocan
aquí en Monterrey son de mi papá, también los de En tu día”.17
Desafortunadamente no se ha conservado mucha de su obra. Ni siquiera
en los grupos a los que perteneció tienen un archivo con su música, a menos
que sea un caso excepcional, como el de Francisco Arriaga, representante del
Mariachi Jalisco, quien guarda las particellas de la segunda trompeta. Por su
parte, Juan José nos comenta que su padre “hizo arreglos escritos pero no la
mayoría [los cuales eran en el momento]”,18 y agrega: “Yo tenía varias partituras de mi papá pero en un enojo entre mi exesposa y yo, ella tiró cosas que
tenía guardadas [entre ellas las partituras de su padre]. Ella sabía que esto me
iba a doler”.19 Las pocas grabaciones que resguardan algunos mariachis, partituras que conservan otros, y las letras poco escuchadas que sólo unos cuantos
concentran, además de las versiones transformadas que se ejecutan de sus
arreglos, conforman el patrimonio que aún se tiene de la obra de Puente.
Marcial Puente fue más allá de la música. Su característica inclinación a
“estar haciendo algo” le llevó a tejer talís (cintas para colgar al cuello instrumentos como la guitarra, guitarrón y la vihuela, en el caso del mariachi), a leer
sobre la vida en otros planetas y hasta a ser un asiduo fan de los crucigramas.
Sus inquietudes se relejan en las obras como Mis memorias. Relato en décimas,
“Qué bonito es mi México” y “Una aventura en esdrújulas”, por mencionar
algunas; en la primera de ellas eligió la estructura de la décima para hilar uno a
uno los pasajes de su vida. Mientras que las dos últimas son precisamente las
15
Puente, op. cit.
Mariachiestrella19. “Mariachi Estrella de Monterrey. Tres regalos” (http://www.youtube.
com/watch?v=A3y-Ok5H0vo), 17 de agosto de 2014.
17
Juan José Puente, op. cit.
18
Idem.
19
Idem.
16
34
Marcial Puente y su legado a la cultura...
palabras esdrújulas las que se hacen presentes de manera constante para terminar los versos. Ahí queda relejado un lenguaje donde se palpa el contexto
rural y el urbano, sus abordajes a la lectura y otras cosas más. Es aquí donde
la semilla sembrada por el maestro Arnulfo cobra su trascendencia.
Antes de concluir este apartado no quiero dejar de mencionar un aspecto
musical que me resulta interesante. En la canción de su autoría llamada “Mi
cobardía”, Marcial Puente empleó el concepto de textura polifónica, combinando la melodía de su obra con la típica melodía de “Las golondrinas”. Estos aportes, tanto en la letra como en la música, son lo que lo hacían diferente.
A pesar de que Puente vivió la mejor época del mariachi en Monterrey,
incluyendo el tema económico, y que contaba con el don de la música, ¿cómo
explicar que nunca pudo amasar una fortuna que hiciera su vida más afable y
tranquila?, ¿por qué sufrió de herpes en los dos ojos, gangrena en un pie y diabetes?, ¿por qué escribió la canción “Pobre diablo” al ver mermada su salud?
Considero que a pesar de que obtuvo éxitos en su vida profesional, él soñó
con alcanzar otras alturas. De alguna manera, ser golpeado por desaires una y
otra vez, propició ese estado de ánimo que le hacía vulnerable. Juan José cree
que su padre debió ser más reconocido.20 Las personas entrevistadas en este
trabajo coinciden con esta opinión.
concLusiones
La riqueza de la cultura mariachera regiomontana proviene en gran medida de
los músicos migrantes que decidieron pasar por tierras regias o arraigarse en
ellas. Este fue el caso de Marcial Puente, quien aportó arreglos, letras, música,
y no sólo eso, sino un ejemplo de los alcances que puede tener un músico
desde esta localidad.
Los factores que le permitieron alzar y mantener el vuelo fueron varios.
Su incuestionable talento, la profusa difusión del mariachi local en la radio y
la televisión, la generosa actividad discográica, la creación de la productiva
Plaza El Nacional, la realización de concursos y festivales de canciones, el
nivel musical de las agrupaciones, entre otros, todo se combinó para que un
artista como él brillara.
Su presencia como músico, compositor o arreglista en las agrupaciones
locales, dejó buenos dividendos para ambos. Puente fue pilar en el sello musical y cultural que logró acuñar el Mariachi Cuauhtémoc, uno de los grupos icónicos de esta cultura local. Otros mariachis como el Jalisco, el Regiomontano,
20
Idem.
35
Ramiro Godina Valerio
el Monterrey, el Tolteca y el Azteca, entre otros, alcanzaron altos vuelos gracias
a la presencia de músicos como Marcial. En la actualidad, algunos mariachis
locales han crecido tratando de emular las glorias de aquellos legendarios grupos, como Los Reyes, Los Palmeros o el mismo Cuauhtémoc.
Aunque parte de la obra de Puente se ha perdido, y en otros casos transformado, hay un acervo en resguardo con aquellos mariachis que valoraron
de alguna forma la amistad que tuvieron con Puente, que observaron la riqueza de sus obras, que las archivaron por inercia, o aquellos que tocan su música
consciente o inconscientemente. La obra de Marcial ha traspasado la barrera
del tiempo y lo seguirá haciendo como hasta hoy; y como menciona Mario
Eguia: “Donde anduvo Marcial siempre dejó huella”.21 Resulta imposible que
algún mariachi local en la actualidad emule lo realizado por Puente, ya que las
condiciones en torno del mariachi han cambiado drásticamente, al menos en
la Sultana del Norte.
bibLiograFía
Godina Valerio, Ramiro. “Historia social del mariachi en Monterrey a través
de sus plazas, 1950-2000”. Monterrey, Facultad de Artes Visuales, Universidad Autónoma de Nuevo León, 2014 (tesis de maestría).
“Homenaje a Marcial Puente”. Monterrey, 31 de agosto de 1998 (programa
de mano).
Maldonado, Myrza. Pedacito de cielo. Monterrey: producción independiente,
1997 (folleto del audiocasete).
Mariachiestrella19. “Mariachi estrella de Monterrey. Tres regalos” (http://
www.youtube.com/watch?v=A3y-Ok5H0vo), 17 de agosto de 2014.
Puente, Marcial. Mis memorias. Relato en décimas. Guadalupe: grabación del autor, 1994 (2 cd).
21
Mario Eguia, op. cit.
36
Marcial Puente y su legado a la cultura...
entrevistas
Eguia, Mario. Realizada por Ramiro Godina Valerio, Monterrey, 17 de agosto
de 2014.
Luna, Secundino. Realizada por Ramiro Godina Valerio, Monterrey, 16 de
agosto de 2014.
Puente, Juan José. Realizada por Ramiro Godina Valerio, Monterrey, 17 de
agosto de 2014.
Ramírez, Pedro. Realizada por Ramiro Godina Valerio, Monterrey, 16 de
agosto de 2014.
Reyes Originales, José. Realizada por Ramiro Godina Valerio, Monterrey, 16
de agosto de 2014.
37
HACIENDO VEREDA AL ANDAR…
CON EL GUITARRÓN AL HOMBRO
sembLanza de mario de santiago
unam-Escuela
Eduardo Martínez Muñoz
de Mariachi Ollin Yoliztli de Garibaldi
En el año 2012 platiqué con Juan Mercado, antes corresponsal libre, fotógrafo
de prensa y de algunos grupos de mariachi. Hoy, dedicado a la venta de instrumentos, métodos y discos, todos relacionados con el mariachi en la afamada
Plaza Garibaldi en la ciudad de México, me pidió ayuda para concretar la biografía de don Mario de Santiago. Me comentó: “Mario es como que el segundo
a bordo, después de Miguel Martínez, de los mariachis viejos que aún viven”. A
lo que le contesté: “Por supuesto, también es de los que se dejan entrevistar”.
No puedo negarlo, la propuesta me encantó. Es de las ocasiones en las cuales
podría uno gritar inmediatamente que sí.
Me entregó un juego de fotocopias que fueron escritas con letra script o
manuscrita, en hojas rayadas. Debo aceptar que algunas palabras no llegué
nunca a descifrarlas, porque aunque llevé una muestra a la Facultad de Historia, a cursos de paleografía (disciplina que otorga la capacidad de entender caligrafía antigua), tuve ciertas diicultades. Por principio de cuentas debo
aclarar que Mario de Santiago es su nombre artístico, su nombre completo es
Mario Ángel de Santiago Miranda. Es originario de Ameca, Jalisco, como él
lo menciona en sus memorias: “Que por cosas del destino, nací en Ameca,
Jalisco el día 18 de junio de 1928, pero parece que a mí me encargaron con la
cigüeña en Guachinango, Jalisco. Donde me llevaron luego después de unos
meses de nacido. Por eso es que cuando abrí los ojos yo vivía en ‘Guachi’,
como cariñosamente le decimos”.1 De hecho, hoy en día se le han hecho homenajes y ha sido declarado hijo predilecto de Guachinango.
1
Memorias de Mario Ángel de Santiago Miranda. México, Distrito Federal, 2009-2012
(inédito).
[39]
Eduardo Martínez Muñoz
Hay tres fragmentos de la vida de Mario de Santiago que, a mi parecer,
deben resaltarse. Primero cómo aprendió música y qué instrumentos domina;
luego, de qué manera llegó al Mariachi Vargas; y inalmente, la anécdota de
cuando nació el bolero ranchero. Para quienes gustan de este género musical
resultará muy interesante la vida de este músico.
Mario quedó huérfano a los 3 años de edad, cuando su madre Martina
Miranda falleció, se hicieron cargo de él unas tías del lado paterno. Tenía 8
años de edad cuando su papá le dijo que se casaría de nuevo con la mujer que
Mario consideraría como su segunda madre: Magdalena González, a quien
recuerda con mucho cariño porque, como llegó a decir, “fue muy buena
conmigo”. Ya como familia, residieron en Jayamitla, municipio de Ameca.
Precisamente ahí nació el primero de sus hermanos, Aurelio, en 1937, que
ahora es trompetista de mariachi. Dos años después partieron de Jayamitla
a Guachinango, y la idea era establecerse ahí de manera permanente. Como
al mes de llegados nació el segundo hijo de esta unión, Bernardino, en 1939,
hoy ejecutante de guitarrón, conocido como Berna de Santiago. Un buen día,
después de nacido Berna, su padre Cástulo de Santiago Langarica2 tomó el
guitarrón –un guitarrón de cinco cuerdas y no tan panzón–, como era su costumbre, para escoletear.3
Ese día, en cuanto lo sacó de la bolsa donde lo guardaba llamó a Mario,
le dio el guitarrón y ahí empezó a darle la primera clase de dicho instrumento; Cástulo era músico de mariachi, y por las expresiones de Mario “era de
los que tenía su propio estilo, por cierto muy bueno”. Todos decían que por
esos rumbos no había uno como él; esto fue en el año 1939. El repertorio
de ese entonces eran canciones, polkas, valses y muchos sones jaliscienses,
pero el estilo en que éstos se tocaban era el ritmo a tiempo; y en contratiempo fue como lo impuso el Mariachi Vargas de Tecalitlán después. Pero en
esta zona, desde Guachinango, Mixtlán, Atenguillo, Mascota y Talpa, no les
gustaba el ritmo de guitarrón con tiempo tun-tun-tun-tun-tun, digamos, el
tradicional de Cocula. Decía don Cástulo que parecía ese ritmo como “una
2
Según Mario de Santiago, su papá Cástulo de Santiago Langarica terminó la primaria por
instrucción de Poririo Díaz. Además iba a formar parte de una banda y fue escogido para
tocar el cornetín, pero se vino la Revolución y el proyecto no se concretó. Cástulo estudió
el método de solfeo de Hilarión Eslava, del cual memorizó las lecciones y junto con ello las
escalas; así es como él aprendió música. Que se le asignara el cornetín a Cástulo tal vez inluyó en la aceptación de la trompeta al grupo de mariachi, y en que Mario deseara ejecutar
este instrumento.
3
El término escoletear lo aplican a la actividad de practicar o ensayar con el guitarrón.
40
Haciendo vereda al andar...
gotera de agua en un bote”. Entonces, si eran a tiempo los sones, con el
guitarrón –para darle más vida– daban un bordoneo4 que diera un sonido más
agradable y tuviera la plena aceptación de la gente.
Ellos acudían mucho a tocar con su mariachi a Ahualulco, a Etzatlán, a la
Mazata, al Mineral y al Amparo, que pertenece al municipio de Etzatlán. Decía don Cástulo que llegaban al Amparo y había una orquesta de Oconagua5
que tocaba muy bonito. Había violines, contrabajo, chelo y cornetín; pero
llegaba el Mariachi Guachinango y… ¡a callar! Liquidaban a los de la orquesta
y nomás ellos tocaban dos o tres días sin parar. Este mariachi se componía de
dos violines, vihuela, guitarrón, clarinete y cornetín. Así es, había metales; no
se usaba la guitarra sexta. El que tocaba el cornetín se llamaba Carlos Santiago y el del clarinete Candelario Santiago, eran hermanos y llegaron a tocar en
la orquesta del pueblo. El director de la orquesta fue Antonio Sánchez, cuyo
hermano Aurelio vivió en Pilares, Nacozari, Sonora, y él le mandaba a Antonio toda la música de moda escrita –en notas–, ya fueran piezas o valses (que
se usaban mucho en ese tiempo). Esto lo hacían porque en el pueblo no había
luz y por supuesto no había rocolas o vitrolas para escuchar lo más nuevo y
sólo de este modo la orquesta se ponía al día y acrecentaban el repertorio del
mariachi; en los pueblos grandes sí había luz, como en Ameca. La primera
rocola que Mario conoció fue en Amatlán de Cañas, en un lugar llamado El
Parián, y otra fue en una cantina del mismo pueblo, donde escuchó la canción
“Cocula”, cantada por Jorge Negrete.
Pero regresemos al momento donde Mario aprendió sus primeras lecciones. El guitarrón donde aprendió era de cinco cuerdas y se ainaba así: 5ª, re;
4ª, sol; 3ª, do; 2ª, mi y 1ª, la. La primera y la tercera, que eran la y do las hacían
de tripa de perro, eso sí, bien lavadas, les quitaban toda la grasa y ya secas las
retorcían para encordar; la quinta cuerda de guitarrón era una sexta de guitarra
entorchada de seda; y, la segunda y la cuarta eran normales. Lo que se pretendía era que fueran blanditas; no eran de su agrado las cuerdas duras porque
tenían que chicotear la cuerda del guitarrón. A Mario le tocó ya un guitarrón
de cinco cuerdas pero me aclaró que antes hubo de cuatro.
Don Cástulo era muy severo con Mario cuando le enseñaba a tocar el
guitarrón, lo cual era todos los días por las tardes después de las labores del
4
5
Redoble y punteado (jalón de cuerda a dos yemas), más rítmico.
La localidad de Oconahua está situada en el municipio de Etzatlán, Jalisco. Tiene 2 132
habitantes; está a 1 480 metros de altitud. Véase http://mexico.pueblosamerica.com/i/
oconahua/, 27 de julio de 2014.
41
Eduardo Martínez Muñoz
trabajo de la casa. Don Cástulo también era alfarero y Mario era el encargado
de ir por el barro, garrotearlo,6 acarrear el agua e ir a la leña –que para la cocina
debía ser de roble y de pino para el horno de la loza–. Cuando le enseñaba a
tocar el guitarrón le decía: “Así es primera de sol, luego segunda, luego tercera”. Luego le indicaba cómo se pisaban los tonos y si no podía le daba una
cachetada por la quijada. Luego, cuando comenzó a dar los tonos le ponía
una canción y cuando la canción cambiaba de tono a segunda, si Mario seguía en primera, le decía: “¡Así no, pendejo!”, y le daba otra cachetada. Luego
cambiaba a segunda, y si la melodía, a veces, por lógica, cambiaba otra vez
a primera, y Mario seguía en segunda, otra vez le gritaba: “¡Primera pendejo!”, y otra vez le daba manotada por donde cayera (cabe mencionar que los
amigos de Mario se burlaban de él cuando veían cómo le enseñaba su papá).
También le enseñó el bordoneo de los sones, y el método de enseñanza era
el mismo. Mario se decía así mismo: “Mi papá me va a volver un atarantado
con tanto golpe”.
Así pasaron dos años y más o menos en 1941 nació su otro hermano
Natividad, a quien todo mundo conocería años después como Nati y se convertiría en un gran guitarronista del Mariachi Vargas de Tecalitlán, ingresado a
los 17 años a este grupo. En total Mario tuvo cuatro hermanos: Aurelio, Berna,
Natividad –ya fallecido– y Onofre, este último no se dedicó a la música; también tuvo una hermana llamada Consuelo, menor que Mario por veinte años.
En 1941 Mario ya más o menos había aprendido un amplio repertorio,
sobre todo los sones al estilo de como don Cástulo los bordoneaba. Un domingo por la tarde al salir del rosario, como a las cinco y cuarto, empezó a
tocar el Mariachi Guachinango frente a la iglesia, lugar donde estaba la cantina de Lolo Carrillo. Cuando empezó a tocar el mariachi, ya dentro de esa
cantina, un grupo de muchachos se asomó a escuchar; entre ellos iba Mario,
pero éste no quería que su padre lo viera y se escondía. Cástulo estaba sentado en el mostrador viendo hacia la calle, y cuando Mario asomó la cabeza,
lo vio y gritó: “¡Mario, Mario, ven acá!”. Él no quería, pero como para Mario
las órdenes de su padre eran ley, tuvo que ir, no le quedó de otra, y el padre
le dio el guitarrón. Había un son por aquel rumbo que se llama “El Cuerdas
de oro”, que es difícil para bordonearlo. Cástulo le dijo a un compañero que
se llamaba Carlos Santiago (violinista) –ellos le decían Morá–: “échale ‘El
Cuerdas de oro’, Morá”.
6
Golpear el barro con la inalidad de romper los terrones, pulverizarlos y posteriormente
cernirlo.
42
Haciendo vereda al andar...
Relata Mario lo siguiente:
Carlos se quedó perplejo, como no creyendo que lo podía tocar. ¡Y que se arrancan! ¡Ay sorpresa! No sólo para el mariachi sino para toda la gente que llenaba
la cantina. Luego salieron por la calle y para sorpresa de la gente, salían por los
corredores altos y por las ventanas a ver aquel chiquillo tocar el guitarrón. La
gente no sabía quién era, pero en el pueblo todos nos conocíamos y dijeron:
—¡Pues es Mario!
Ya se imaginaran la novedad y además bien, porque tarareándome canciones y sones –mi padre–, ya me había enseñado todo o casi todo lo que ellos
tocaban. Los parroquianos le decían —No Cástulo, este muchacho te va a echar
tierra, reiriéndose a que lo desplazaría en la ejecución del guitarrón y el trabajo.
¡Así empezó mi vida de músico de mariachi!7
Para este pasaje don Mario nos conirma que sus hermanos fueron cinco,
tres de ellos músicos. Natividad fue guitarronista, aunque en realidad Mario,
como hermano mayor y encargado de su educación, quería que tocara la vihuela; Berna es guitarronista y Mario le había comprado un violín; y Aurelio,
El Tracas, es trompetista, aunque hubo un tiempo que tocó el guitarrón. Incluyendo a Mario, todos han sido ejecutantes de guitarrón, a partir de él una
dinastía de guitarronistas.
En esa etapa que tocó el guitarrón participó con el mariachi en pequeñas
giras por la zona colindante entre Jalisco y Nayarit. Era un mariachi compuesto de tres elementos, sin trompeta. Si a esto aunamos su vestimenta y
repertorio, el concepto es lo que llamamos mariachi tradicional. Posteriormente,
cuando ejecutó la trompeta en varios grupos de mariachi de la parte norte,
hasta llegar al Vargas, encaja en la denominación de mariachi moderno; pocos
vivieron esta transición.
Mi llegada al Vargas
De este modo nos encontramos con la sorpresa de que Mario comenzó tocando el guitarrón en el mariachi de su papá, pero en realidad a él le gustaba
la trompeta. En una ocasión, cuando estaban en La Pareja, agarró el cornetín
de Camilo y él se lo prestó. No podía cuidar bien el guitarrón, nos explicó
Mario, porque “cuando nos llamaban a comer, lo ponía por alguna esquina,
7
Memorias de Mario Ángel de Santiago Miranda, loc. cit.
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Eduardo Martínez Muñoz
las mujeres que nos servían se tropezaban con él y luego mis mismos compañeros de Guachinango me fastidiaban diciendo ‘quita tu pendejada de a'i’”.
Él apuraba sus alimentos para agarrar la trompeta del compañero y pitar.
Su compañero Carlos, que antes había tocado el cornetín, ya empezaba a usar
las trompetas. Él, como era también zapatero, iba muy seguido a Guadalajara
a surtirse de oscaria o piel para el calzado. Ahí conoció a un señor que se llamaba Alberto Ibarra, y él lo llevó a donde le desbarataron el cornetín y se lo
hicieron trompeta.
Cuando Mario iba por la leña y el barro para la loza en los burros, hacía
puño la mano, la acercaba a su boca y la utilizaba como boquilla, pues no tenía
trompeta. Carlos, al ver esto, le propuso venderle la suya en treinta pesos y de
pilón enseñarle a tocarla. Mario consultó a su padre y aceptaron.
A inal de cuentas Carlos no le enseñó nada, pero un sobrino de Santiago
Rubio, Pedro Robles, violinista del mariachi, había sido trompeta del ejército.
Él le dijo: “Pítale así y así”, “Y así le hice, pité y pité”, dice Mario. Antonio
Sánchez, maestro de la orquesta del pueblo, cuando se enteró que Carlos no le
había enseñado, en un papel de estraza le pintó tres bolitas, cerrando la primera
y la tercera y le dijo “Éste es el re”; luego otras tres, cerrando la primera y la
segunda, “Éste es mi”; otras, cerrando la primera “Éste es fa”; las tres sueltas, “Éste es el sol”; luego otras tres, cerrando la primera y la segunda, “Éste
es la”; luego otras tres, cerrando la segunda y “Éste el si”; y inalmente, otras
tres rueditas abiertas y “Éste es el do de arriba”. Además le dijo: “Estúdialas y
luego vienes y te enseño la cromática y la escala musical”.
Desde luego que el señor leía mucha música, mientras que Mario era músico lírico en el guitarrón y le tenía cierta reticencia a estudiar solfeo:
[…] se me aiguraba [sic] que si lo hacía por nota me iba a tardar mucho en tocar,
pues ya con la escala tonal y la cromática empecé a buscarle melodías, me salían
algunas pero me salían en un solo tono que era do en la trompeta y en si bemol
para los demás instrumentos de cuerda. Ya me habían explicado que la trompeta iba un tono arriba de los demás instrumentos de cuerda.8
En cierta ocasión el Mariachi Guachinango se hizo de un compromiso
para las iestas de Amatlán. No se completaron los músicos y ese mismo día
mandaron a Mario a traer unos mariachis de Mixtlán, pueblo vecino. Eran dos
hermanos, Juan con cornetín y Daniel con clarinete. Pero la contestación de
8
Idem.
44
Haciendo vereda al andar...
Juan fue: “Dile al Chueco [así le decían a Cástulo porque de niño le fracturaron la cadera y no caminaba bien] que lo siento mucho, pero no podemos
porque tenemos compromiso aquí también”.
De modo que lo mandaron al rancho de las Maravillas por Manuel Carrilo, El Tintero, quien tocaba el violín. Así, invitaron a Mario a tocar la trompeta
y a Manuel, su tío, la vihuela. A lo que Mario contestó: “Si yo no sé tocar la
trompeta todavía”; “Pues así te vas, aunque sea pa' que eches el toque de
atención cuando den el grito”, le dijeron.
Al día siguiente partieron muy temprano, pasaron por una ranchería que
se llama El Llano Grande, donde había muchas casas. Una de ellas era la de
un señor rico, con mucho ganado, que también era de Amatlán, se apellidaba
Balagarza y usaba un sombrero charro de falda ancha –según Mario, presumido el viejo–. Ahí almorzaron y para desquitar tocaron algunas piezas.
Algunos años después unos compañeros regresaron a Amatlán y le dijeron
a Mario que les había dicho Balagarza: “Pasó el Mariachi Guachinango, pero
traían un piterito ¡tan malo el hijo de la chingada!”. Ese fue el debut de Mario
como trompetista.
Después de mucho recorrer aquellas tierras de las cercanías entre Nayarit
y Jalisco con el grupo de su papá, regresó a tocar a Ameca. Ahí conoció a
un joven que venía de Torreón, Coahuila. Estaba de vacaciones; según esto
se había ido de ciudad de México y andaba de gira por Ciudad Juárez, pero
como Torreón estaba en auge por la producción de algodón se quedaron ahí.
Se conocieron, tocaron juntos algún tiempo y este muchacho lo invitó a que
se fuera con él a Torreón. También en esos días llegó de México un señor
llamado Basilio, El Huichilo, a llevarse a su ahijado, Juan Pinzón, y también
invitaba a Mario, ya que estaba formando un grupo con jóvenes llamado Los
Aztequitas; sin embargo Cástulo no lo dejó. El Huichilo no insistió pero el de
Torreón sí. Le dijo: “Te voy a escribir y si logras que tu papá te deje ir, te vas”.
Así fue como este joven llamado Román Álvarez le escribió una y otra vez,
dándole una idea de cómo se fuera. Mario le rogaba a su padre que lo dejara
ir y nunca quiso. Un día Román le mandó una foto donde estaban acompañando a Pedro Infante, quien se presentó allá. Mario, entusiasmado, le dijo
a su padre: “Mira dónde voy a andar, déjame ir”; a lo que su padre contestó:
“No vas y no vas”.
Mario no bajó la guardia, y un día que regresaban a Guachi de vender la
loza, don Cástulo se fue a beber, y ya con unas copas de más Mario volvió a
45
Eduardo Martínez Muñoz
preguntarle: “¿Me dejas ir?”, a lo que Cástulo le respondió, ya fastidiado: “Sí,
pero con la condición de que te vayas ahorita”. Nos relata Mario:
Como yo era muy miedoso para andar de noche, pensó que no me iba a ir. Y
pensó bien, porque le dije que sí y agarré mis cosas y me salí. Pero luego me
regresé a dormir a la cocina y muy tempranito salí caminando. Era muy bueno
para caminar por los cerros. Pasé por un compañero que se llamaba Rafael Figueroa a una hacienda que se llama Lagunillas. Él también quería ir a Torreón.
La primera parada fue Jayamitla, ahí llegaba una troquita9 que leteaba10 gente a
Ameca. Llegamos a Ameca y ahí tomamos el tren a Guadalajara. Yo traía apuntado todo el itinerario, cómo irme a Guadalajara; un camión de los Altos para
ir a Aguascalientes; el tren de México a Juárez, bajarme en Torreón y ahí nos
esperaban los nuevos compañeros.11
¿Medios económicos? ¿Cuáles? Si Mario llevaba pocos, como 30 pesos,
Rafael iba peor, pues llevaba 18, así que podemos imaginarnos lo que les
quedó descontando los pasajes de ambos: casi nada. Viajaron toda la noche
en tren, llegaron a Torreón a las 13 horas. Como hacía mucho calor, los llevaron a una cantina; ahí les dieron unas cervezas de barril, y como iban con el
estomago vacío, Mario tuvo con dos para marearse. Los llevaron a una casa,
les dieron de comer y luego fueron a dormir. Aproximadamente a las 5 de la
tarde fueron a trabajar, “a conseguir pa'l chivo”.12 Esto fue el día 27 de julio de
1947 y el grupo al que se integraron se llamaba Los Alteños, el jefe se llamaba
don Juan Bocanegra, y era de Celaya, Guanajuato. Como era el mejor grupo
de Torreón, tenía también a los mejores clientes. Cuando iban artistas, todos
se presentaban en la Plaza de Toros. Llegaban en caravanas bailarinas, cómicos y tríos. Pero a los cantantes de ranchero, los acompañaban Los Alteños.
Así conoció a Pedro Infante, a Miguel Aceves Mejía y a Luis Pérez Meza
cuando empezaban su carrera. Cuanto artista salía, luego luego iba a Torreón,
ya que había mucho dinero allá. Cuando acompañaron a Miguel Aceves Mejía, éste le comentó a Mario que le gustó la manera en que tocaba la trompeta:
Recuerdo que en una ocasión lo llevaron al Club de Rotarios de Gómez Palacio,
Durango, que está pegado a Torreón. Al otro día le hicieron una cena en el mismo
9
Una camioneta que se usaba para transporte de pasajeros.
Que trasladaba.
11
Memorias de Mario Ángel de Santiago, loc. cit.
12
Frase que se aplica a salir a ganarse el sustento diario.
10
46
Haciendo vereda al andar...
Club para agasajarlo. Nos llevaron a amenizar el festejo, luego se levantaba y nos
preguntaba —¿Se saben el son fulano? (El son del gusto y el Maracumbé).
Le contestábamos que sí.
—¡Échenselo!
Luego se paraba y se iba con nosotros. Se colocaba en un pilar y se quedaba
mirándome. Cuando yo volteaba a verlo, bajaba la vista. De la mesa principal
le gritaban:
—Miguel, vente para acá. La cena es en tu honor.
Se regresaba y se sentaba, al terminar el son regresaba y nos pedía otra.
Nuevamente se recargaba en el pilar y nuevamente se me quedaba viendo y la
verdad me chiveaba.13
Luego de ello, Miguel lo invitaría varias veces a la ciudad de México para
probar suerte:
Él nos invito a hacer una gira por el estado de Chihuahua. Al término de esa
gira me dijo que me fuera con él a la capital. Como Miguel vio que yo no quería
irme, me dijo “¡tú no eres para que andes aquí!”.
Yo como era muy corto, le dije: “dicen que allá los mariachis andan detrás de
los carros buscando la chamba”. “Tú no vas a andar –así me dijo– yo te acomodo
con el Mariachi Tlaquepaque de Gilberto Parra, él tiene un mariachi”.14
Mario deseaba ir a la capital a probar suerte, pero lo que él anhelaba era
que lo invitara un músico de mariachi, no un cantante. Así que no aceptó.
Con el paso del tiempo, un día domingo que habían estado tocado desde
las 4 de la tarde hasta como las 7, se quedó sola la cantina donde trabajaban.
Alrededor de las 8 de la noche llegaron unos señores buscando mariachi; les
dijeron: “¿Ustedes ¿no están ocupados? Porque ya fuimos a muchas partes y
todos están ocupados. ¿No quieren ir a una serenata? No los tardamos mucho”. El grupo aceptó. El auto de los clientes era un Cadillac negro del año.
Llegaron al lugar: era una colonia elegante, con arbolitos y poca luz. Los
clientes dijeron “Toquen una sinfonía en fa”. El mariachi preguntó: “¿Qué
canción es?”. A lo que ellos contestaron: “Miren, de aquel coche va a salir un
señor que va a cantar”. Empezaron la sinfonía, y a media pieza salió un fulano
del Cadillac que empezó a cantar: “Hay qué laureles tan verdes/qué rosas tan
encendidas…”. Era Miguel Aceves Mejía, que cuando arrancó a cantar reco13
14
Chivearse: avergonzarse. Memorias de Mario Ángel de Santiago, loc. cit.
Idem.
47
Eduardo Martínez Muñoz
noció a Mario y empezó a lorear con adornos. Miguel lo vio y dijo: “¡Eres
Mario!”. A lo que Mario sólo asintió con la cabeza y le contestó: “¡Eres Miguel!”. Siguieron tocando, y cuando terminaron Miguel lo cuestionó: “¿Qué
andas haciendo aquí? ¿No te he dicho que te vayas conmigo a México? ¡Vente conmigo a México mañana en avión!”. Cuenta Mario: “Le dije ‘no, porque
se caen’,15 y tampoco fui a la capital”.
En aquel entonces el mariachi en el que estaba Mario cambió de llamarse Los Leones a Ryesa, porque lo iba a patrocinar una refaccionaria con el
mismo nombre, que quería decir Refacciones y Equipos, Sociedad Anónima.
Hasta la fecha sigue llamándose así el mariachi.
En 1951, durante un compromiso, Pepe, el hermano de Miguel, lo reconoció y le contó a Miguel que lo había visto en el Ryesa. “¿Cómo que está
ahí?”, contestó Miguel, “a ese cabrón tanto que lo he invitado y no ha querido
venirse”. Así que Pepe lo citó en casa de su mamá, ya que Miguel iba a llamar
por teléfono allí. Mario se presentó, encontró a la mamá de Miguel escuchando la radionovela Ahí viene Martín Corona, con Pedro Infante y Piporro.
Cuando terminó el programa sonó el teléfono y la señora dijo: “Aquí está”.
Enseguida le pasó el teléfono a Mario y Miguel le dijo: “Quiero que te vengas
ahora, vas a venir con el Mariachi Vargas”. Ante esto, cuenta Mario:
No lo podía creer, ¡ellos eran mis ídolos! Sentí una cosa, no sé si bonita o fea.
Eso, era mucho paquete para mí. Me dijo –No traigas ropa de trabajo, acá te van
a dar todo. ¿Tienes dinero para el pasaje? Le contesté que sí.
De todos modos te voy a mandar. Me mandó trescientos pesos. El pasaje
me costó treinta y cinco pesos, así que me sobró mucho. Con el dinero me envió
la dirección del lugar al que debía de llegar. Llegué a la Ciudad de México como
a las 11 de la mañana del día 2 de enero (1952). Vi a México tan imponente
cuando repuntamos por un lugar que le dicen los Indios Verdes (lo que es la entrada que viene de Pachuca). Llegué al departamento de Miguel Aceves, agarró
el teléfono y llamó, sólo lo escuché decir –Aquí está ya el muchacho.16
Quienes se presentaron fueron Silvestre Vargas y Rubén Fuentes, lo llevaron a casa de don Silvestre y ahí comió. Lo hospedaron en una casa de
huéspedes frente de donde vivía Silvestre; éste le indicó: “Descansa un rato, a
las cinco te espero aquí para que estudiemos tú y yo un poquito”.
15
16
Lo decía Mario porque recién se había caído el avión en el que viajaba Blanca Estela Pavón.
Memorias de Mario Ángel de Santiago, loc. cit.
48
Haciendo vereda al andar...
A la hora convenida revisaron algunas piezas musicales, y le preguntó Silvestre si se sabía el “Son de La Negra”, “El zopilote mojado” y otra canción
que estaba de moda. Después le dijo: “Vete a dormir y mañana a las siete de
la mañana te espero aquí para irnos al programa de la xew”, este programa
comenzaba al cuarto para las 9. Mario preguntó: “¿Qué no vamos a ensayar con
el grupo?”, “No, aquí en caliente, va”, contestó.
Estando ya en la “w”, llegó don Gaspar, papá de Silvestre, quien comentó: “Papá, el nuevo compañero”. El hecho lo relata Mario:
—Mucho gusto— nomás dijo y no me dio la mano. Luego llegó José Contreras, un violinista. Igual fueron llegando todos, igual de paquetudos.17 Me empecé
a sentir mal, acostumbrado a mis amigos del norte que me trataban bien. Así
pasaron aquellos días tan sombríos, clima que no salía ni el sol, días tristes y
triste yo con aquellos compañeros que no me dirigían la palabra. De no ser don
Silvestre y Rubén pero nada más para dar órdenes. Sentía mucha nostalgia pero
pensé: “si me voy a regresar van a decir mis compañeros que me regresé no por
nostalgia sino porque no di el ancho”, y eso no podía ser, el orgullo me llenaba.
Lo que pasaba era que por un lado iba a suplir al mejor trompetista de mariachi,
que era ni más ni menos que a Miguel Martínez Domínguez. Después me di
cuenta cómo era el asunto. El problema no era con ellos –los compañeros–, era
con Silvestre, discutían mucho –Silvestre y Miguel Martínez–, entonces se salió
Miguel del mariachi.18
Resultó que Miguel Aceves Mejía le dijo a Silvestre: “Fui a mi tierra Chihuahua y me fue muy bien”. Silvestre le preguntaba: “¿Por qué no nos llevas
a nosotros a tu gira?”, y Miguel respondió “¿Para qué los quiero, si allá hay
un mariachi muy bueno y traen un trompetista que hay que ver?”. Cuando
se salió Martínez le dijo Silvestre Vargas a Miguel Aceves: “¡Oye! Si mandas
llamar a ese muchacho de tu tierra, que se venga con nosotros, ¿no se vendrá?”. Miguel le dijo: “Si lo invitas tú, no. Pero si lo invito yo sí, porque es
mi paisano”.19 “Bueno, pues invítalo tú, que se venga con nosotros”, dijo
Silvestre. “Por eso es que Aceves me invitó y así fue cómo llegó al Vargas”,
añade Mario.
17
Presumidos y altaneros.
Memorias de Mario Ángel de Santiago, loc. cit.
19
Aunque Miguel Aceves era de Chihuahua y Mario de Jalisco, Miguel decía que era su paisano.
18
49
Eduardo Martínez Muñoz
El bolero ranchero
Mario comenzó a trabajar más en forma y a hacer muchas grabaciones con
muchos cantantes: Pedro Infante, Miguel Aceves Mejía, Lola Beltrán, José
Alfredo Jiménez, Fernando Rosas, Pedro Vargas, Agustín Lara, los Hermanos
Záizar, que empezaban. Mario detalla tales experiencias:
Con Pedro Infante, creo fue con quien grabé más. Grabé muchos boleros rancheros, ahí nació el bolero ranchero. Recuerdo que cuando terminamos de grabar varios boleros, don Panchito Méndez, que era el director artístico de la
Peerles, disquera donde grabó Pedro, dijo: “Esto suena muy bonito pero cómo
le ponemos”.
Este comentario fue porque don Panchito no estaba acostumbrado a tocar
boleros con mariachi. Un compañero que tocaba la guitarra le dijo: “Ay maestro,
pues bolero ranchero”. “¿Sí, verdad?”, dijo don Pancho. Y se quedó así.
El compañero que dijo eso fue Lino Briseño, lo recuerdo como si ahorita
estuviera pasando.20
Don Mario llegó al Vargas en enero de 1952; como ejecutante de trompeta duró un poco más de un año. Hago la relexión porque existen argumentos que quieren decir que el género de bolero ranchero ya existía desde
antes de que lo interpretara Pedro Infante. Si el concepto como tal no existía, no se puede hablar de intérpretes anteriores cantando este género.
Hasta aquí dejamos esta breve semblanza de las memorias de don Mario
Ángel de Santiago Miranda, esperando que se plasmen a través de la imprenta:
habrá que hacer la invitación para ver qué editorial o qué institución académica
levanta la mano para acabar de cristalizar el proyecto. Una vida que bien vale
la pena leer y conservar como prueba de la manifestación de quien siempre ha
vivido orgulloso de haber transmitido la música folclórica de nuestro pueblo
mexicano: el mariachi.
20
Memorias de Mario Ángel de Santiago, loc. cit.
50
EL CAMPESINO-ALBAÑIL-MARIACHERO,
PEDRO FIDEL MARTÍNEZ ROSALES EL COLEGA1
César Camacho Amador
introducción
La práctica de la música en un contexto campesino puede explicarse mejor si entendemos que los
sones y jarabes han surgido del medio agrícola, en
donde la relación entre cultura, naturaleza y subsistencia deine a las identidades y los estilos musicales regionales.
Jorge Arturo Chamorro Escalante2
El medio rural michoacano, donde interactúa ecosistema con agroecosistema, fue el espacio donde nació Fidel Martínez Rosales el 29 de junio de 1950.
La Peñita, municipio de Tancítaro, se convirtió en el primer escenario campirano del ahora mariachero y artesano. Hay que tener en cuenta que Pedro Fidel Martínez tuvo una niñez rodeada por paisajes inspiradores,3 pero también
por la pobreza. La situación económica desfavorable de su familia lo orilló a
1
El presente trabajo se basa en una serie de entrevistas realizadas a profundidad al mariachero
Pedro Fidel Martínez, mismas que iniciaron desde 1994 y concluyeron el 25 de agosto de
2014. Todas las entrevistas se llevaron a cabo en el domicilio del mariachero mencionado,
mismo que se ubica en el barrio de La Loma de la comunidad rural de Camajapa, municipio
de Cocula, Jalisco. Cabe señalar que todas las canciones citadas en este documento son inéditas, de la autoría del mariachero mencionado y no tienen una fecha de elaboración precisa.
2
Ladislao Valencia, Joaquín Velasco Ramírez, J. Arturo Chamorro E., Mariachi Tradicional
de Nayarit y Mariachi Tequilero. Primer encuentro nacional de mariachi tradicional: Guadalajara,
Jalisco, 2002. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2002 (cd).
3
Como el del Parque Nacional Pico de Tancítaro, que fue establecido por el presidente Lázaro Cárdenas el 27 de julio de 1940 y que desde el 19 de agosto de 2001 se recategorizó
para convertirse en Área de Protección de Flora y Fauna Pico de Tancítaro.
[51]
César Camacho Amador
incorporarse desde los 8 años a las labores del campo; sembraba maíz y frijol
junto con sus padres, Gonzalo Martínez Villegas y Seraina Rosales Baltierra.
La familia de Pedro, al igual que la mayoría de las familias de la región, tenían
la necesidad de extraer del entorno natural parte de la materia prima que requerían para subsistir, además de cultivar la tierra para asegurar su abasto de
maíz y frijol.
Todo lo anterior permitió a Pedro entender mejor la forma en que su
pueblo interactuaba con el entorno para salir adelante. Luego fue generando
sus propias estrategias para salir bien librado de la deplorable situación económica que lo envolvía, más por la responsabilidad que adquirió al casarse
con Amelia Borja Ávalos, con quien tuvo doce hijos. Su espíritu aventurero se
relejó en la exploración de otros lugares con mejores condiciones de vida, así
como de otros oicios que le permitieran llevar el gasto a su casa.
Fue así como en 1973 llegó Pedro sin familia a Camajapa, buscando donde acomodarse y dándosela de soltero, gusto que le duró hasta que su esposa
llegó a tal localidad con todos sus hijos. El Colega no tuvo de otra más que
sembrar para el gasto, trabajar en la albañileada (pues desde 1970 ya había
laborado como albañil en Guadalajara) y, en 1976, hacer sus primeras presentaciones como mariachero en Mazamitla para sacarle jugo al violín que
adquirió en Paracho, Michoacán.
Actualmente Pedro se dedica a componer algunos corridos por encargo,
realiza varias artesanías generalmente alusivas a plantas y animales, sale con
su vihuela los ines de semana a lugares cercanos para interpretar sus canciones y encontrar nuevas fuentes de inspiración ecológicas y sociales. Por eso,
aunque con bordón y malestares de salud, sigue relacionando sus musas con
las lores, la pitaya, las nubes, las aves, obteniendo como resultado de tal relación algunas canciones y artesanías en las cuales muestra su percepción del
entorno ecosocial con el cual sigue conviviendo. Considerando esta etapa de
vida del campesino-albañil-mariachero-escultor y buscador de objetos prehispánicos, realizaremos un primer acercamiento a sus canciones (teniendo en
cuenta la ecología y la crítica literaria), sin soslayar que la vida de El Colega es
inherente a una sociedad rural y a un entorno natural que lo mantienen activo,
con ganas de seguir alegrando al mundo: por ello congenió musicalmente con
el camajapense Silvestre Guzmán, con quien formó el grupo Los dos Alegres.
Ambos veteranos mariacheros se difundían como grupo en el periódico regional El Coculense hasta que Chivete falleció en el año 2011.
52
El campesino-albañil-mariachero...
ecosocioLogía, musicoLogía ecocrítica
y ecomusicoLogía deL mariacHi ruraL
La ecosociología nos ayuda a entender la coevolución (hombre-entorno natural-cosmoambiente) y la complejidad presente en obras musicales de mariacheros del medio rural, como Pedro Fidel Martínez Rosales, pues implica
valorar las dimensiones ecosocioculturales que inspiran al músico campesino relejadas en muchos aspectos de sus actividades artísticas cotidianas:
composición e interpretación musical en distintos escenarios informales rural-urbanos, escultura, arquitectura, pintura y ecodiseño. En el caso de Pedro,
podemos señalar que su vida ha estado marcada por acontecimientos ecológicos, sociales, culturales, políticos y económicos que la vuelven cada día
más interesante de analizar, con el objetivo entender como él encuentra en su
música la fortaleza necesaria ante la adversidad: es su refugio donde revive las
andanzas por la naturaleza, el campo cultivado y los pueblos mientras canta:
En un rancho de la sierra
alegre yo trabajaba
cantaba buenas canciones
pues ni radio se escuchaba
trabajaba de albañil
las mujeres se alegraban.
Una vez bosquejado el complejo contexto donde el mariachero Pedro
encuentra sus fuentes de inspiración, no sólo para la música, sino también
para la escultura, dibujo y arquitectura, muy acordes con el entorno natural,
podemos aterrizar en los campos de la musicología ecocrítica y la ecomusicología; ello nos permite hacer un primer acercamiento a la obra musical de
Pedro Fidel Martínez, especíicamente a la letra de algunas de sus canciones
que muestran la forma en que el mariachero escribe su obra inluenciado por el
entorno ecosociocultural donde él es uno de los actores más cautivados por
sus encantos:
Mi mariposa encantadora
me tienes loco con tu querer
si tú me amas como te amo
Rosa rosita lor de clavel
dame esperanzas de tu cariño
eres mi vida hermosa mujer.
53
César Camacho Amador
Ya se mencionó el origen michoacano de Pedro, así como su consolidación de mariachero enamorado, lo que permite entender cómo su inspiración
se desborda alentada por las tan conocidas mariposas monarcas que llegan a
Michoacán, y por las lores más bellas del jardín, mismas que lo alientan a vivir
al transformarse en su energía musical, escultórica, arquitectónica y de jardinero “aventado”, que reairma su identidad y hace suya la identidad jalisciense
por amor:
El gato era michoacano
porque de allá era su padre
Paloma era bonita
de Jalisco era su madre.
Cuando Pedro llegó a Jalisco se vio inluenciado por el estilo musical
del mariachi coculense, y conjugó sus saberes artísticos, amorosos y campesinos para conquistar “jalisquillas”, dedicándoles canciones en las que él se
transforma en todo un felino para acecharlas, pero no para herirlas, pues su
propósito es exaltar su pureza y belleza hasta verlas aletear como palomas.
Por ello amplía sus fuentes de inspiración en las bellezas del entorno natural,
para luego equiparar tales bellezas con las que encuentra en las distintas iestas donde llega con su “gran mariachito” a “poner bueno el ambiente”. Las
peculiaridades de ese gran mariachito nos han permitido recuperar su andar
hasta en términos literarios, mostrando con ello su compleja interacción con
el entorno ecosociocultural rural:
Encarreradas las nubes, apenas dieron tiempo a que Valerio Andrade Villa se hiciera del tejaban, “Popo” Cabrera Cuenca y Toribio Becerra Vaca llegaron poco
después chicoteados por los primeros truenos. Andaban en el “cuamil” de “La
Mezcalera” sembrando a coa maíz colorado y semillas de calabaza. Ya estaba
pardiandito cuando los sorprendió el aguacero, y aquellos tres “cuamileros” respiraban profundo el olor a tierra mojada, mientras arralaban unas semillas que
se ponían joscas sobre el comal bajo el cual vermejeaban las brasas.
[…]
El candil del pobre se agazapaba por el lado de la “Sierra de Quila”, cuando
ambos sembradores emprendieron el regreso a Camajapa, ahí se toparon con
Fidencio Mendoza, Pedro “El Colega”, “Chaías” Suarez, Don “Cipria” Juárez y
Don “Chilo”, quienes esperaban alegremente a Locadio para recordar algunas
canciones…
[…]
54
El campesino-albañil-mariachero...
Así continuaron aquellos alegres campesinos por un buen rato, disfrutando
el alternar sones, poemas y plática hasta que se apagó la lumbrada del mitote.
Antes de retirarse hacia sus casas, los mariacheros miraron pa' la Sierra, donde
todavía al “Reparo” [cerrito] la luna [amogotada entre el breño] enamoraba,
contándole las historias que en el día había escuchado en un cuamilli. Narraciones que retumban en las “faldas” del cahuí [cerro], dibujando el aque [arroyo]
donde los arrieros toman ae [agua] antes de subir la cuesta “encuamilada”: mosaico de cactáceas, agaves y arboleda [biodiversidad que contrasta con el pobre
monocultivo], en el cual se desgranan mazorcas cuyos granos son recuerdos que
germinan al llegar “las aguas”.
eL mariacHero amiguero más inquieto
de La Fiesta: eL mucHacHo aLegre
La peculiar alegría con la que el mariachero Pedro Fidel Martínez Rosales
comparte su música con los mariacheros que lo acompañan y con la gente de
campo que los escucha le ha permitido establecer buenos lazos de amistad,
por esa razón ahora es El Colega de muchas personas con las que se identiica, porque cultivan la tierra como él, para “no dejar pasar las aguas” sin antes
sembrar, pues la lluvia es vida y al entrar en contacto con la tierra perfuma los
campos donde las lores emergen para adornar y dar su fragancia a quien sí
sabe querer “como Dios manda” (es decir, para toda la vida):
Qué bonitas son las aguas
cuando acaba de llover
se riegan todos los campos
las plantas a lorecer
las mujeres muy hermosas
cuando si saben querer.
Podemos concluir que Pedro Fidel Martínez es como aquel “muchacho alegre”, siempre a la vida cantando, porque al componer e interpretar sus canciones encuentra la energía para seguir explorando las maravillas de su entorno que
renuevan su capacidad de asombro, la cual se traduce en nuevas composiciones
a través de las que podemos conocer el camino que hace al andar paseando:
Ya me voy, ya me despido
ya me voy para La Barca,4
4
Se reiere a La Barca, Jalisco.
55
César Camacho Amador
ya les canté las pasiadas
del rancho de Camajapa.
A inal de cuentas, la vida del mariachero es toda una aventura, pues recorre muchas veredas y se topa con otros músicos en los cruces de caminos
donde airman su destino.
por mis canciones sabrán, cómo me La ando pasando…
Pedro cura sus penas de desamor cantándole a sus musas:
Te fuiste no sé por qué
no te importó mi dolor
buscabas amor de un rato
qué terrible decepción
juraste amor sincero
debajo de aquel limón.
También Pedro le compone corridos a sus amigos de Michoacán:
Corrido de José Herrera
Hora que ando en California
me acuerdo de mi país
de aquellos lindos terrenos
sembrados de puro maíz.
Nomás los recuerdos quedan
de mi infancia tan feliz.
[…]
Yo soy puro michoacano
y no tengo miedo a nadie
nomás que me hablen de frente
tampoco soy un cobarde
me llamo José Herrera
soy de la sierra compadre.
Dicen que en el cerro grande
se encuentra un hombre valiente
carga su rile y pistola
y en su cintura un machete.
56
Imagen 1. El Colega con algunos sus instrumentos musicales
Fotografía de Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto de 2014.
Imagen 2. Pedro también practica la albañilería
Fotografía de Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto de 2014.
Imagen 3. Cuaderno de Martínez en el que se aprecia
una de sus composiciones titulada “Qué bonita palomita”
Fotografía de Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto de 2014.
Imagen 4. Canción de Martínez compuesta en el año 2013
Fotografía de Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto de 2014.
Imágenes 5 y 6. Otras actividades realizadas por Pedro
La escultura, inspirada en el entorno natural, es otra de las actividades que
realiza el mariachero. Fotografía de Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto
de 2014.
Pedro actualmente se dedica a componer canciones e interpretarlas a nivel
local en distintas fondas, siempre acompañado de su vihuela. Fotografía de
Daniel Jiménez Camacho, 23 de agosto de 2014.
SANTA ANITA: VARIEDAD MARIACHERA
DESDE LA CAPITAL (1840-1930)
Álvaro Ochoa Serrano
El Colegio de Michoacán
Este trabajo corre al inal de Un paseo en San Anita, cuadro de costumbres, una
pieza hablada-musical interpretada por el par impar de Maximiano Rosales y
Rafael Herrera Robinson en 1906:
—¡Las lores de pensamiento, señorita…!
—Emprésteme su sombrero, y que toquen un jarabe que lo vamos a bailar.1
Dicho cuadro se coloca en el trajinar y circuito migratorio campo-ciudad
de México, entre mercados, fondas chiquitas que parecían restaurantes, pulquerías, cantinas, etc. Ahí bien cabrían Santa Anita, Xochimilco o Garibaldi:
Ay, que me voy, que me voy
para México lucido.
No lloro porque te vas, negrita,
sino porque no te has ido.2
Tras los pasos del mariache –el espacio de iesta heredero del divertido
fandango–, este escrito deambula en paseos, tianguis y bochinches de barrio
en la metrópoli mexicana. Para empezar a contar, pido permiso primero y
traigo a la memoria un famoso fandango realizado el 19 de agosto de 1843,
“El baile de las estanqueras en las Arrecogidas”, mencionado en Aires nacio1
Maximiano Rosales y Rafael Herrera Robinson. Un paseo en Santa Anita, cuadro de costumbres.
México: Columbia Records, 1906 (grabación, c-171).
2
Maximiano Rosales y Rafael Herrera Robinson. Aires nacionales. 2ª parte. Nueva York: Columbia Records, 1906 (C-146.).
[61]
Álvaro Ochoa Serrano
nales, por donde se escucharía: “Indita, indita, indita, la ronda nos agarró/Tú
irás a las Recogidas porque yo a la cárcel no”.3
Ya en la pachanga aludida, las operarias del estanco habían puesto tres
músicas en el patio y otra en los corredores
Disque para celebrar
el día del santo o cumpleaños
de no se qué caballero
que las manda en su trabajo.4
La urbe de los palacios –a la que Juan N. Almonte contaba 170 000 habitantes en los años cuarenta del siglo xix– aún mantenía y lucía sus faldas rurales.5 En la primera porción del siglo decimonono, la ojerosa y pintada por José
María Velasco en la región muy transparente, noticiaba en ese mismo, 1843:
Se dice que las rancheras
van a armar otro fandango
para celebrar también
otro dichoso cumpleaños.6
Para la variedad mariachera y diversión del caso, ponemos a Santa Anita
(barrio al sureste de la ciudad de México), correspondiente a la hoy delegación Iztacalco. Su origen se remonta a un asentamiento prehispánico con
agua al pie, caracterizado por celebrar la Ue-izkal-ilhuitl (iesta de los retoños
o iesta de la primavera), el 21 de marzo.
El estar pegada al canal de Chalco volvió valedora a Santa Anita, una
población importante, pues el canal enlazaba a México-Tenochtitlan con los
lagos de Chalco y Xochimilco; por Santa Anita pasaban las embarcaciones de
Xochimilco, Mixquic y Tulyehualco. Desde el comienzo del siglo xvii, cuando
se estableció la alhóndiga de la ciudad de México en el barrio de la Merced, a
donde entraba el canal de la Viga, Santa Anita se tornó abastecedora de verduras y hortalizas, chinampa en un lago escondido.
3
Idem.
Biblioteca Nacional, México, col. Lafragua 887.9.5.66 02126.
5
Estado comparativo de la población de la república mexicana; véase Juan Nepomuceno
Almonte. Guía de forasteros y repertorio de conocimientos útiles. México: Imprenta de I. Cumplido,
1852.
6
Biblioteca Nacional, loc. cit.
4
62
Santa Anita: variedad mariachera desde la capital (1840-1930)
En 1785 el virrey Bernardo de Gálvez ordenó trazar un pase paralelo al
canal, desde la iglesia del pueblo hasta la Garita de la Viga; fue concluido en
el mandato del segundo conde de Revillagigedo.7 El Paseo de la Viga convirtió al canal en sitio de recreo –con música de acompañamiento–, a partir del
nuevo siglo xix, convite favorito de la sociedad capitalina e invitados, vecinos
del país y extranjeros.
Santa Anita celebraba la festividad del Viernes de Dolores desde tiempos
coloniales y el ambiente se respiraba en tertulias familiares y en el Paseo de
Santa Anita debido al trajín de músicos y paseantes en los canales, tal como
lo ilustra el pintor suizo Theubet de Beauchamp (Paseo de la Viga, 1810-1827)
cuando representó con detalle la bandola y el bandolón de los músicos y las
coronas loridas de las muchachas.
Casi al mismo tiempo, la escocesa Madame Calderón de la Barca escribía
en los años cuarenta de ese siglo que este Paseo:
[…] se está poniendo de moda. Le bordea un canal, con árboles que le dan
sombra, y que conduce a las Chinampas y se ve siempre lleno de indios con sus
embarcaciones en las que traen fruta, lores y legumbres al mercado de México.
Muy temprano en la mañana, es un agradable espectáculo verlos cómo se deslizan en sus canoas, cubiertas con toldos de verdes ramas y lores.8
Viajeros de diversos puntos coincidían en describir esa pintura popular:
las familias caminaban por el lado poniente del paseo que tenía elegantes residencias y puestos de vendimia. Sobre la vía aplanada recorrían el paseo en
carruajes o también montaban caballos; navegaban en trajineras o embarcaciones de pasajeros músicos y jóvenes coronadas con lores de pensamiento.
La misma Calderón brinda detalles de personajes populares en su excursión a Santa Anita. En una de las canoas, en el fondo de ella “estaba acostado
un haragán rasgueando una guitarra, y dos o tres mujeres bailaban con ritmo
monótono cantando al mismo tiempo al son de la música”. Cuenta que entre
los bailes zapatearon el del “Palomo”:
Qué haces, palomita
ahí en la pulquería;
7
Araceli Peralta Flores. “El canal, puente y garita de la Viga”. Caminos y mercados de México.
México: iiH, unam, 2009 (Serie Histórica General, 23)(http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/caminosymercados/mercados.html).
8
Madame Calderón de la Barca. La vida en México durante una residencia de dos años en ese país. T.
i. México: Porrúa, 1959, pp. 113-114.
63
Álvaro Ochoa Serrano
esperando al amor mío,
hasta el martes, vida mía.
[…]
Palomita, qué andas haciendo
parada en esa pared;
esperando a mi palomo
que me traiga de comer.9
La municipalidad de Ixtacalco –que comprendía al pueblo de Santa
Anita, barrios y ranchos– contaba 790 hombres, 742, mujeres y 769 criaturas, según el censo de inales de 1848. El citado Almonte guiaba a los forasteros a visitar el Paseo de la Viga (a la orilla del gran canal que va a Chalco),
pues servía de entretenimiento ir por agua a Santa Anita y Mexicalcingo.10
Aun trazada la raya norte México-Estados Unidos en 1848, William Perkins registró en California ecos santaneros de quienes habían estado en la
iesta: “Vámonos, muchachos, para Santa Anita,/a tomar licor del de mi chatita”.11
Por su parte, el vizcaíno Niceto de Zamacois documentó al respecto, en
1861, el arte de bailadores en una trajinera.12 Gracias a ese campo de inspiración, en 1888 Juventino Rosas compuso en Santa Anita la obra “Sueño de
las lores”, escenario para que los pioneros del cine mexicano Guillermo y
Manuel Becerril ilmaran in situ, en 1899, la vista Paseos en Santa Anita.
En tanto, Maximiano Rosales y Rafael Herrera Robinson hacían alarde
de una versatilidad de géneros y ritmos desde la capital; tipos errantes que
grabaron estampas de la geografía musical mexicana y escenas populares: El
ranchero de Tajimaroa que recuerda el son del toro viejo, que versa:
Ahí le va el toro, Don Chema, no lo vaya a usté embestir.
No hay cuidado, Don Patricio, déjelo pronto salir.
Este torito que brama
no es pinto ni es colorado.
Es un torito barroso
con las llaves aserrao.
9
Ibid., p. 126.
Almonte, op. cit, pp. 309, 462.
11
Three Years in California. William Perkins' Journal of life at Sonora, 1849-1852. Intr. y anotaciones
de Dale L. Morgan y James R. Scorbie. Berkeley: University of California Press, 1964.
12
El jarabe, 1861. Véase Jesús Jáuregui. El Mariachi. Símbolo musical de México. México: inaHTaurus, 2008, p. 230.
10
64
Santa Anita: variedad mariachera desde la capital (1840-1930)
¡Ahí va el toro, compadre!
Apiálelo y túmbelo al mismo tiempo.
¡Así lo haré!
Y si no sabe lo enseñaré, ¡toro! ¡toro!
Este torito que brama
anda con la vaca mora
al que debo de coliar
delante de su señora.
¡Ahí le va el toro, compadre
ya se reventó la reata!
No le hace, compadrito,
apiálelo de una pata.
¡Así lo haré, señor!
Y si no sabe lo enseñaré, ¡toro! ¡toro!13
Querido por las mujeres, apreciado por los hombres, el repertorio de
Rosales y Robinson incluía “Amores de un charro”, “Coplas de Don Simón”,
“Quemazón de mujeres” y “Amor michoacano”, cuya sinfonía recorría los
esdrújulos michoaques:
La hermosa noche que dejé Carácuaro
Pude llegar muy bien hasta Camécuaro
Salido el sol marché para Yurécuaro
Y ya muy noche me dormí en Zitácuaro
Viví largos tres meses en Parácuaro
Dos semanas también en Zinapécuaro
Mas luego me apresaron en Perécuaro
Por exhorto del juez de Paralácuaro
Pude fugarme al in y ya en Purépero
El camino tomé de Tangancícuaro
Allí me disgusté con un gran lépero
Que en la cárcel dejé de Ziripícuaro.
Mi viaje ha sido siempre algo estratégico
y aquí me tiene al in plantado en México.14
13
Maximiano Rosales y Rafael Herrera Robinson. El ranchero de Tajimaroa. Nueva York: Columbia Records, 1906 (C-191).
14
Maximiano Rosales y Rafael Herrera Robinson. Amor Michoacano. México: Columbia Records, 1908.
65
Álvaro Ochoa Serrano
Toda una novedad, el fonógrafo daba vueltas y vueltas a las grabaciones
del dúo valedor realizadas en la ciudad de México. Tocaban canciones, zamacuecas y el “Jarabe tapatío”:
—Cárgale al cariño, cárgale al cariño, le dije a mi valedor:
Ahí va la bola y ruede la bola,
me dijo una de Tepic.
Ahí va la bola y ruede la bola,
señores, no soy de aquí.
Ahí va la bola y ruede la bola
me dijo una queretana.
Ahí va la bola y ruede la bola
Señores, hasta mañana.
Es una bola, va pa' San Pedro
rodeada de carmesí;
la reja sin ocho,
mujeres en burro
y no me llevan a mí.
Soy del barrio del Santuario
y vengo del Gigantón.
Me dijo una del Guayabo,
De qué se arruga frijol
to'vía no lo echan al agua
ni ha dado el primer hervor.
Santa Anita repite. En la alborada del siglo xx, el cineasta Salvador Toscano reveló escenas de fandango casero en Memorias de un mexicano, y un incidente de bailadores cayendo al agua de una trajinera:
Bendiga Dios la hermosura, ay ay ay
de los dos que están bailando.
Uno se parece a Judas, ay mamá;
y otro se parece al diablo.15
Da la vuelta y vámonos. En cuanto al ambiente popular e instrumentación, vale traer a colación el reglamento de teatros de la ciudad de México.
15
Rosales y Herrera Robinson, Aires nacionales, 1a parte...
66
Santa Anita: variedad mariachera desde la capital (1840-1930)
Éste, desde 1831, advertía que no ofendieran los actores al respetable público
en los entremeses, sainetes, bailes y tonadillas, evitando “toda indecencia” en
los denominados sonecitos del país que le son propios y a los que está acostumbrada la concurrencia: “En la inteligencia de que los músicos de bandolón con que se acompañan comúnmente estos bailes, no se presentarán como
hasta ahora al público y sí se colocarán entre los bastidores”.16
Imagen 1. Bailongo en Santa Anita
El arpa era el instrumento acostumbrado en las músicas de cuerda para bailes
y fandangos, pero en cierto tiempo lo remplazó el bandolón. El arpa volvería a
la cargada. Como fuera, al son de la vihuela, el salterio y la flauta, una fotografía de Casasola mostró “lagartijos” que se colaban a la fiesta de Santa Anita.
Fuente: Pete Hamill, Sergio Raúl Arroyo y Rosa Casanova. Mirada y memoria. Archivo fotográfico Casasola (eds.). México 1900-1940. México: Conaculta- INAH-Océano-Turner, 2004.
16
“Historia del teatro en Guadalajara. Reglamento de 1839” (http://guadalajara.net/html/
arte/03.shtml).
67
Álvaro Ochoa Serrano
Recuerda la vivencia del joven Rubén Romero: “Una mezcla curiosa de
catrín pobre de ciudad y de lugareño presumido, que no se resuelve a ajustar
sus pantalones lo necesario para que sean de charro, ni los plancha lo suiciente para darle la apariencia de capitalinos”.17 De Santa Anita nos dice:
Santa Anita tan hermosa
son sus paseos temporales;
con sus mujeres hermosas y
Lepe con sus rurales.18
Trascurridos los tiempos de orden y progreso en el afrancesado régimen
porirista, la gran rebelión mexicana mató a millares y expulsó a cientos de
miles allende la frontera norte. El país había contado 15 millones de habitantes en 1910 y le quedaron 14 en 1921. En cambio, la zona metropolitana de
la capital (zm), refugio de revolucionarios y músicos, aumentó su población
durante tres decenios en relación con el total de México, como se aprecia en
la contabilidad de habitantes:
Tabla 1. Datos del crecimiento de la población
en la ZM de la ciudad de México
Año
Urbanos
Rurales
1900
1910
1921
3 893 000
4 351 000
4 446 000
9 714 000
10 809 000
9 869 000
ZM
de la ciudad de
México
344 000
471 000
561 000
Fuente: Elaboración propia con base en INEGI. Estadísticas Históricas de México. México: INEGI, 1985, censos de población 1910, 1921.
Para los años veinte, Beatriz Noloesca y los Hermanos Areu daban razón
de Mi compadre en Santa Anita, en medio de escenas mexicanas:
—Bueno, vale, que venga un cubo de curado… y a la chinampa.
—Echaremos otro pulque y a cantar.
17
18
Mariano de Jesús Torres. Diccionario I: J. Rubén Romero. Apuntes de un lugareño.
Peerless Matriz 099110, 70-7092B (1938) Mexico's Pioneer Mariachis. Vol. 3: Their First Recordings 1937-1947. Mariachi Vargas de Tecalitlán. Notas de Jonathan Clark. El Cerrito:
Arhoolie Folklyric, 1958 (cd 7015).
68
Santa Anita: variedad mariachera desde la capital (1840-1930)
—Bueno, pues cállense, musicateros. Cállense, cállense; y, vamos a darle macizo
a una canción…
—Ora, músicos trompas de hule, a ver si me echan un zapateado. Sepan que a
mí no me cuadran esos ruidos de trombón.
—Si no tocan, yo echo bala y los mando pa'l panteón. Música suave de ese zapateado. Venga de ahi…
—De qué presume el loro chillando como gurrión.
—De lo que presume un calvo cuando se encuentra un pelón.
—¡Ay, mamá, no quero mole, nomás carne de pancita.
—Qué comerán los borregos que van regando bolitas.
—¡Viva Santa Anita!19
Después del primer tercio del siglo xx vino la decadencia del canal de la
Viga y la zona chinampera. El aumento de gente provocó la expansión desordenada de la ciudad, más avenidas para los automotores y la entubación de
los ríos. El canal de la Viga perdió caudal hasta convertirse poco a poco en
chisguete, lodazal y basurero. Hacia 1930, desapareció, aunque el Vargas de
Tecalitlán entonaba “Santa Anita” todavía en 1938:
Son sus paseos primorosos
en canoas son más hermosos,
todos los que van adentro
van cantando muy gustosos.
Las muchachas enloradas
a los bailes entran gratis
y también dan serenatas
los grupos de los mariachis.20
Sin embargo, el achacoso canal “fue declarado de alto riesgo para la salud
pública” y a partir de 1940 comenzó a ser rellenado. Jarabes y sones desaparecieron sobre el pavimento. En las cantinas de Garibaldi pararían los parroquianos, exigiendo su tequila, exigiendo su canción. Y otro espacio social,
Xochimilco, navegaría en chalupas y trajineras.
19
Beatriz Noloesca y Hermanos Areu. Mi compadre en Santa Anita. Los Ángeles: Brunswick,
1926 (40175).
20
Peerless Matriz, 099110,70-1092B, op. cit.
69
Álvaro Ochoa Serrano
Imagen 2. Portada de disco
Fuente: Pancho Valdez y su orquesta. Pancho's Fiesta. Estados Unidos: Discos
Embajador E-6024.
Si bien Xochimilco aún mantiene trajineras y músicos (incluyendo mariacheros para la audiencia de casa y extranjera), Santa Anita, en vías de la
modernidad, superó con mucho a la europea Venecia.21
bibLiograFía
Almonte, Juan Nepomuceno. Guía de forasteros y repertorio de conocimientos útiles.
México: Imprenta de I. Cumplido, 1852.
Calderón de la Barca, Madame. La vida en México durante una residencia de dos
años en ese país. T. i. México: Porrúa, 1959.
21
En 1957 fue pavimentado y se convirtió en la calzada de la Viga. Las tierras restantes de
Santa Anita fueron fraccionadas y urbanizadas y el pueblo fue dividido en varias colonias,
quedando delimitada la parte más antigua del pueblo como la colonia Santa Anita.
70
Santa Anita: variedad mariachera desde la capital (1840-1930)
Hamill, Pete, Sergio Raúl Arroyo y Rosa Casanova. Mirada y memoria. Archivo fotográico Casasola (eds.). México 1900–1940. México: ConacultainaH-Océano-Turner, 2004.
“Historia del teatro en Guadalajara. Reglamento de 1839” (http://guadalajara.net/html/arte/03.shtml).
inegi.
Estadísticas Históricas de México. México:
ción 1910, 1921.
inegi,
1985, censos de pobla-
Jáuregui, Jesús. El Mariachi. Símbolo musical de México. México:
2008.
inaH-Taurus,
Noloesca, Beatriz y Hermanos Areu. Mi compadre en Santa Anita. Los Ángeles:
Brunswick, 1926 (40175).
Peerless Matriz 099110, 70-7092B (1938). Mexico's Pioneer Mariachis. Vol. 3:
Their First Recordings 1937-1947. Mariachi Vargas de Tecalitlán. Notas
de Jonathan Clark. El Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1958 (cd, 7015).
Peralta Flores, Araceli. “El canal, puente y garita de la Viga”. Caminos y mercados de México. México: iiH, unam, 2009 (Serie Histórica General, 23)
(http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/
caminosymercados/mercados.html).
Perkins, Williams. Three Years in California. William Perkins’ Journal of life at Sonora, 1849-1852. Introducción y anotaciones de Dale L. Morgan y James
R. Scorbie. Berkeley: University of California Press, 1964.
Rosales, Maximiliano y Rafael Herrera Robinson. Aires nacionales. 2ª parte.
Nueva York: Columbia Records, 1906 (C-146).
Amor Michoacano. México: Columbia Records, 1908.
Un paseo en Santa Anita, cuadro de costumbres. México: Columbia Records,
1906 (grabación, c-171).
El ranchero de Tajimaroa. Nueva York: Columbia Records, 1906 (C-191).
71
Álvaro Ochoa Serrano
Three Years in California. William Perkins’ Journal of life at Sonora, 1849-1852. Intr.
y anotaciones de Dale L. Morgan y James R. Scorbie. Berkeley: University
of California Press, 1964.
Torres, Mariano de Jesús. Diccionario i: J. Rubén Romero. Apuntes de un lugareño.
Valdez, Pancho y su orquesta.
jador E-6024.
72
Estados Unidos: Discos Emba-
MARIACHI EN LA CIUDAD LUZ
orígenes, evoLución y experiencias
Itzel Alejandra Guevara Molina
Universidad Aix-Marseille
El presente trabajo perteneciente a una investigación doctoral más amplia relativa a los mexicanos en París, busca dar algunos indicios sobre la formación
de los primeros mariachis en la Ciudad Luz. No es de ninguna manera un
trabajo exhaustivo y terminado que pretenda proporcionar una visión total
del mariachi en dicha ciudad, sino una aproximación hacia estos grupos para
empezar a trazar su historia, conocer su evolución y estudiar este fenómeno
de la música mexicana en Francia.
Se tienen dos puntos de referencia al momento de iniciar este trabajo. El
punto de partida es el hecho de que en 1956 el Mariachi Vargas tocó durante
una temporada en París en un restaurante llamado Acapulco Club. Dicha
información fue expuesta en 2012 por Eduardo Martínez. El otro punto de
referencia, también presentado en 2012, es la participación de un mariachi parisino en la celebración de la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, llevada a cabo
año con año en la Catedral de Notre-Dame de París. A partir de estos dos
indicadores se intenta dar testimonio, poco a poco, de la existencia y trabajos
de los mariachis en la capital francesa.
Para este artículo se realizaron tres entrevistas semidirectivas en París, en
2014, con tres migrantes mexicanos: Ángel Romero, Rodrigo Barahona y Helio Monroy, fundadores de los mariachis Inchátiro de México, Anáhuac y Mezcal. Sin embargo, se dedica la mayor parte de las siguientes líneas a presentar la
narración anecdótica de la trayectoria mariachera de Helio Monroy. Ésta nos
parece muy rica pues engloba no sólo los hechos, sino la visión y experiencia
de este músico mexicano en Francia. Mediante la información recopilada en
las tres entrevistas, se hacen ciertas precisiones que nos parecen importantes.
[73]
Itzel Alejandra Guevara Molina
pequeña Historia de Los mariacHis
en parís, por HeLio monroy
Narra Helio Monroy lo siguiente:
Estas líneas no pretenden de ninguna manera contar en lugar de los historiadores este relato, se trata simplemente de un ejercicio de información –por irrealista que parezca a veces– y un ejercicio de memoria colectiva de todos aquellos
que a través de su arte han formado parte de esta (aquí podría anotar ¿familia?,
¿ghetto?, ¿clan?, ¿maia?, ¿sindicato del crimen?)… ¡vaya!, de esta aventura durante las tres últimas décadas.
Fue en el verano de 1982 que Óscar López Aguado y yo llegamos a la ciudad
de Angers, en calidad de supuestos paraguayos, a tocar con el Ballet Nacional de
Paraguay, que por obscuras razones nos había contratado en Madrid para hacer una gira en Francia. En el Festival Internacional de Folklore de ese año, el
programa anunciaba un mariachi traído directamente desde México; y dado que
Óscar L. y yo habíamos salido de México algunos meses antes, decidimos dar
una vuelta tras bambalinas para saludar a nuestros paisanos y pedirles noticias
de nuestro “México lindo y querido”. Ahí, en los camerinos, nos enteramos de
que en realidad los músicos del mariachi no habían sido traídos desde México,
sino que eran estudiantes mexicanos que vivían en París. Este alegre grupo estaba formado por Ángel Romero y Jorge Lozano Corres (quien con el tiempo
llegó a ser director del coro de la unesco) en la guitarra, Alberto Vidal tocando
la jarana, Ramón Balderas en el contrabajo y los franceses Pascal Coulon en el
arpa y Frank Gosudarski en la trompeta.
Algunos meses más tarde, Óscar L. y yo asistimos a la Fiesta de la Independencia organizada por los estudiantes de la Casa de México de la cité universitaire
en París. Ahí conocimos a los hermanos Bautista, Javier y Carlitos, quienes tocaban violín y violoncelo respectivamente. Todos estábamos seguros de que Javier
B. hubiera podido hacer una carrera brillante en Europa, pero su Paracho natal
le hacía ¡tanta falta! También nos encontramos ahí con el guitarrista José Luis
Villagómez y nos enteramos de que había un ballet folclórico de estudiantes
de la Casa de México, dirigido por Manuel Campos. En efecto, la compañera
María Esther, esposa del presidente Luis Echeverría, había donado una dotación de trajes típicos a la Casa de México, para promover el folclore mexicano
en el mundo. Ese día volvimos a encontrarnos con los músicos que habíamos
conocido en el festival de Angers y, con Ángel Romero, creé profundos lazos de
amistad que aún persisten.
A partir de entonces, nuestros encuentros se vuelven regulares y nuestras
historias comunes. Es así que Ramón B. nos invita a participar en un concierto
74
Mariachi en la Ciudad Luz...
con el grupo de música tradicional Inchátiro, que signiica crepúsculo en lengua
purépecha; se le puso así al grupo, por sugerencia de Javier B., el michoacano
de Paracho. En esa ocasión, Ramón B. tocaba el contrabajo, Javier B. el violín,
Óscar L. el cuatro, Frank G. la trompeta y yo la guitarra, o a veces con un violín
3/4 le hacía la segunda a Javier B. El concierto tuvo lugar en el conservatorio
de la cuidad de Fresnes –en los suburbios parisinos–, donde Ramón B. había
conocido a Frank Gosudarski.
Los ensayos eran placenteros y aprendíamos los unos de los otros, porque
en realidad nadie, ni siquiera Javier B., tenía gran conocimiento de la música
mexicana, que es, como ustedes saben, muy vasta. Personalmente conservo recuerdos fabulosos de Javier B. diciendo: “Maestro, apréndanselo de una vez,
siempre en sol mayor”. Y al momento del concierto: “En mi mayor maestros”
y sin más comenzaba a tocar. Y luego, cuando le preguntábamos respondía con
su enorme y generosa sonrisa “Pues hay que estar listos para todo”.
Ramón B. consiguió varias presentaciones, pero Javier B. estaba de viaje
por “quién sabe dónde”, entonces empezamos a trabajar con Jean-Pierre Marie, un violinista del conservatorio de Créteil que no conocía nada de música
de mariachi, bueno, quiero decir, menos que nosotros. Y entonces caímos en
cuenta de la necesidad e importancia de escribirle las partituras para enseñarle
las canciones, esto nos llevaría más tarde a un verdadero estudio de la música
de México.
A inales de 1983, Ángel R. recibió una propuesta por parte de jmF (Juventudes Musicales de Francia) para un concierto-audición en el Palais des Glaces
en París. Fue entonces que formamos el primer grupo con casi todos los elementos de un mariachi, es decir, trompetas, violines, arpa, guitarrón, guitarra y
requinto y nos pusimos a ensayar para el espectáculo. Ángel R. había comprado
un guitarrón e invitó a Nelson Gómez, un colombiano que había vivido 10 años
en México, a unirse al grupo para tocar este instrumento, pero Nelson G. no
tocaba guitarrón y además le lastimaba las manos, así es que nos alternábamos
para tocarlo como si fuera ¡un bajo eléctrico! Javier García Vigil tenía formación
de trompetista y estaba en París haciendo estudios de dirección de Orquesta
(actualmente es director de la Orquesta Sinfónica de Oaxaca), pero no llevaba
su trompeta a los ensayos, que porque no había tenido tiempo de practicar, que
porque sus labios no estaban bien, que la trompeta se le había quedado en casa
de una amiga, etc. […] Entonces lo que hacía era cantar su partitura de música
y nos solfeaba las notas que teníamos que tocar. Llegó un punto en que nos
preguntábamos si en realidad tenía una trompeta […] pero lo cierto fue que el
día del concierto tocó impresionantemente bien. Para ese concierto, Javier B. y
75
Itzel Alejandra Guevara Molina
yo tocábamos el violín, Hugues F. el arpa, José Luis V. el requinto y Ángel R. la
guitarra.1
En 1984 la Feria Internacional de Rouen tuvo como invitado de honor
a México. Jean-Michel Maumont quien tenía un restaurante mexicano con su
esposa (mexicana) –dicen que el primero en París–, montó el stand oicial de
México en la feria, en donde había un restaurante llamado La Hacienda, con
un escenario y espacios para exponer las artesanías que estaban en venta. Fue
una gran operación comercial. Aprovechando todas las importaciones previstas
para el evento, Ángel R. –quien había sido invitado por Jean-Michel M. para
tocar ahí–, consiguió a través de éste unos trajes de charro y ahí en la feria de
Rouen se presentó ya en forma, el primer mariachi de París, el mariachi Inchátiro de México. Evidentemente, antes otros mariachis habían pasado por París,
pero Inchátiro fue el primero que se integró con gente que residía de forma casi
permanente en dicha ciudad.
En cuanto a los restaurantes mexicanos en París sabemos que en 1956
estaba abierto el Acapulco Club, aún no sabemos cuándo cerró. En cuanto
a los mariachis, Ángel R. dice que en 1984 había mariachis “de a de veras”
en París, pero que eran los que contrataba el restaurante El Mariachi, que los
mandaba traer de México por temporadas de seis meses o un año, y a ellos no
se les permitía trabajar por su cuenta o fuera de los contratos que el restaurante
les conseguía. Tampoco sabemos con exactitud cuándo cerró este restaurante.
Para entonces el grupo ya tenía un repertorio que nos permitía entre, otras
cosas, acompañar al ballet de la Casa de México de Manuel Campos. Frank G.
había invitado a tocar con nosotros a uno de sus amigos trompetistas, Xavier
Frelon, Óscar L. estaba en el guitarrón, Nelson G. en la jarana, Hugues F. tocaba el arpa, José Luis V. tocaba el requinto, Ángel R. la guitarra y Javier B. y yo el
violín. Los días y noches de esa feria-exposición fueron memorables, pero no
me voy a extender en esos detalles para dejar material para la rúbrica, anécdotas
de mi sitio de Internet.
En esa misma feria en otro stand, tocaban Rodrigo y Pascale Barahona y
Francisco Pancho González, éste último colombiano, que había pasado diez
años en México con Nelson G. y muchos otros años antes en Manizales, Colombia; ellos tocaban en un trío jarocho, lo anecdótico de esto es que según
dicen, cuando nos vieron, Rodrigo B. dijo: “Eso es lo que hay qué hacer, ¡un
mariachi!”, y a su regreso a París creó el Mariachi Anáhuac.
En un principio, integraban el Anáhuac, además de Rodrigo, Pascale y Pancho, Manolo Piedrahita, Javier Contreras, Bruno Girard, violinista de un grupo
gypsy-jazz que sería muy famoso en Francia en los años 90, pero también Óscar
1
Cabe precisar que no ganaron el concurso, pero les pagaron la presentación y ellos quedaron conformes.
76
Mariachi en la Ciudad Luz...
L. y Xavier F. En aquel tiempo, los músicos pasaban de un grupo a otro sin problema, al grado de que hicimos una grabación juntos Inchátiro y Anáhuac. Ángel R., Óscar L., Rodrigo B. y un servidor, nos ocupábamos de la producción.
Las grabaciones tuvieron lugar en un estudio de la calle Nollet en el distrito 18
de París y las terminamos en el estudio subterráneo de la casa de Coluche en la
calle Gazan.
Este periodo fue muy rico en experiencias y muchos músicos se unieron a
la aventura, entre ellos Rémi Carbonara, Ramiro Jiménez, Federico Ávila, Guy
Lorca, Sergio, el acordeonista (de quien jamás supe el apellido).
Con los Maumont, nos presentamos en varias ferias como la de Caen, Dijon y Rodez. Como fue algo muy fructífero, aparecieron otros productores en
el mercado, lo cual era muy benéico para nosotros. El grupo crecía y teníamos
que formar más y más músicos a tocar mariachi para darnos abasto con todas
las solicitudes que teníamos. Además, el mundial del 86 estaba en puerta.
En 1985, François Gouygou Pancho Caballo, llamado así porque se presentaba en los desiles en su caballo y acompañado de músicos que lo seguían
a pie, forma un grupo para el San Antonio International Mariachi Festival
y posteriormente acuden al Universal Studios Hollywood Mariachi Festival.
Este grupo estaba integrado por Óscar L., Ramiro y Miguel Jiménez y Xavier
F., el mariachi francés desempeñó un papel muy honorable en el festival, pero
algo muy importante fue que Óscar L. conoció a Nati Santiago, el guitarronero del mariachi Vargas, quien le enseñó a tocar el ¡guitarrón! Este hecho, que
podría parecer insigniicante, cambió la sonoridad de los mariachis de París,
acercándolos más al sonido de los mariachis mexicanos.
También en 1985, bajo la invitación de Pascal Sevran, Gloria Lasso regresa
a París. Dicho así, esto no parece tan importante, el hecho es que Gloria llevaba
con ella a Salvador García tocando la trompeta, su octavo marido a quien Óscar
L. y yo habíamos conocido años antes en México, en Torreón. Salvador García
se convertiría en uno de los pilares del mariachi en París.
En 1986 se produce la ruptura entre Inchátiro y Anáhuac, como consecuencia los músicos tienen que decidir de qué lado van a quedarse. La disputa
provocó la creación de muchos minigrupos, lo cual beneició a los empresarios
pues se dieron cuenta de que el gremio estaba dividido y esto causó el desplome
de nuestros salarios.
En los años que siguieron al mundial del 86, una ola de restaurantes mexicanos invade París. Café Pacíico, La Perla, Papa Maya, México Lindo, Café del
Río, Azteca y varios otros que, tuvieran o no algo que ver con México, contratan
mariachis para animar las veladas en sus restaurantes.
Es en esta época otros músicos se suman a la aventura mariachera como
Philippe Botte, Jean-Marc Ladet, Juan Carlos Sobrino González, Ron Meza,
77
Itzel Alejandra Guevara Molina
Remberto Herbas, Raúl Lobo, Bruno Palmiero, Esteban Oropeza, etc. Este
gusto por lo mexicano se extiende por toda Francia, al punto que Óscar L. se
va a Cannes con Federico Á., Ramiro J. y Frank G., quien será reemplazado por
Salvador García en la trompeta, y forman El Mariachi de Óscar, aunque éste
nunca haya estado de acuerdo en llamarlo así.
A mediados de 1989 Nahum Beristain, Miguel García Rosado y Jean-Michel Maumont abren el restaurante Ay Caramba, Moya Sibtrop y Juan Carlos
Monroy son los primeros músicos en tocar ahí. Óscar L. viene a pasar algunos días a París y coincide con la grabación de un reportaje de Jorge Saldaña
en dicho restaurante. Para ambientar un poco, Óscar L. y yo tocamos algunas
canciones, ese reportaje fue transmitido en varias ocasiones en los canales de
televisión mexicana.
Nahum y Miguel con quienes habíamos creado fuertes lazos de amistad
desde la feria de Rouen, nos invitan a Óscar L. y a mí, a formar parte de la aventura Ay Caramba. Entonces no sólo tocábamos en el restaurante, también nos
encargábamos del bar, recibíamos a los comensales, etc. La clientela aumentó
rápidamente y las solicitudes de música de mariachi también, decidimos entonces crear el Mariachi Mezcal (1990).
Al principio éramos cuatro músicos: Juan Carlos Sobrino González, Javier
El Chino Contreras, Óscar L. y yo. Tocábamos a la “antigüita”, es decir con dos
violines, guitarrón y jarana, pero muy pronto el grupo creció. El restaurante era
una excelente vitrina para dar a conocer nuestra actividad musical y las solicitudes para que tocáramos fuera del restaurante se incrementaron. El Ay Caramba
fue para los músicos un verdadero centro de ensayos, aprendizaje y exploración
del repertorio mexicano.
En poco tiempo el Ay Caramba se volvió el referente de la iesta mexicana en París y en consecuencia nacieron nuevos mariachis. Entre ellos, el
mariachi Tequila, el de La Casa de México, Los Gavilanes, Zapata, Garibaldi,
el Mariachi Cocula, Los Mariacheros y Arracadas.
En 1991, Lito Cancino trae de Jalapa un espectáculo mexicano y muchos
de los músicos y bailarines se quedan en París, entre ellos Miguel García Oliva,
quien después de tocar mariachi en Euro-Disney y Mónaco, se une a Mezcal.
También Gildardo Mejía, después de su periplo greco-italiano, llega a París.
Músicos de Venezuela y de Argentina se integran a tocar con mariachis, los
músicos venezolanos son principalmente de orientación clásica. Hay entonces
decenas de mariachis, mejor dicho, decenas de jefes, pues en realidad los integrantes de los mariachis siguen pasando de un grupo a otro y presentándose
con el nombre del mariachi de quien haya conseguido el contrato.
78
Mariachi en la Ciudad Luz...
comentario FinaL
Hasta aquí dejamos el relato de Helio Monroy. Cabe mencionar que el mariachi Inchátiro dejó de funcionar en 1995, mientras que Anáhuac y Mezcal
siguen activos. Los tres entrevistados mencionan con orgullo que su trabajo
ha ayudado a dar a conocer al mariachi en Francia, pero también en otros países de Europa, África y Asia. Se congratulan de haber participado en eventos
importantes para las embajadas de México y de otros países, y cada uno tiene
una larga lista de los acontecimientos más relevantes en los que han participado. Ángel R. menciona que en 1990, Inchátiro tocó en Estocolmo en la
entrega del Premio Nobel de Literatura a Octavio Paz. Los tres mariachis han
hecho grabaciones solos o acompañando a célebres artistas y han tenido conciertos con reconocidos músicos, han participado en películas y programas
de televisión.
Asimismo, coinciden en que el auge del mariachi en Francia tuvo que ver
con el mundial de 1986, llevado a cabo en México y que también está muy
asociado con la implantación de restaurantes mexicanos y tex-mex en París
hasta el año 2000 aproximadamente, periodo de la “época de oro” del mariachi en esta ciudad. Además convienen en que se formaron como mariachis
y aprendieron esta música tocando en Francia y dicen que después de treinta
años de práctica, experiencia y trabajo, ya pueden llamarse mariachis.
79
Imagen 1. Programa del Festival Internacional de Mariachi
de San Antonio, Texas, 1985
Fuente: Colección particular de Jonathan D. Clark.
Imagen 2. Cartel publicitario del Primer Festival Internacional
de Mariachi de Universal Studios, 1985
Fuente: Colección particular de Jonathan D. Clark.
Imagen 3. Integrantes del mariachi Inchátiro y
del ballet de la Casa de México, entre otros
Restaurante La Hacienda en la Feria Internacional de Rouen, 1984.
Fuente: Colección particular de Helio Monroy.
Imagen 4. Mariachi Anáhuac en el programa de televisión
Dimanche Martin de Jacques Martin
Abajo, de izquierda a derecha: Ángel Romero, Manolo Piedrahita, Pascale Barahona y Federico Ávila. En medio Sergio (el acordeonista), Javier El Chino
Contreras y Helio Monroy. Arriba con las trompetas Guy Lorca y Xavier Frelon.
Fuente: Colección particular de Rodrigo Barahona. París, ca. 1984-1985.
Imagen 5. Mariachi Inchátiro de Ángel Romero
Raúl Lubo, Philippe Botte, Remberto Herbas, Helio Monroy, Ángel Romero, Juan
Carlos González, Francisco González y Nelson Gómez. Nîmes, Francia, 1988.
Fuente: Colección particular de Ángel Romero.
Imagen 6. Mariachi Mezcal
De izquierda a derecha Bruno Palmiero, Juan Carlos Sobrino González, Helio Monroy, Federico Ávila, Óscar López, Jairo García, Philippe Botte. Restaurante Ay Caramba, París, 1990-1991.
Fuente: Colección particular de Helio Monroy.
MARIACHEROS DE TALÓN EN COLIMA
oFicio de gente tenaz
Isolda Rendón Garduño
Universidad de Colima-sceh
Colima, como todos los lugares, hace años gozaba de un panorama musical
diferente del que hoy se contempla en lo referente a la música tradicional.
En especíico en el mariachi se han dado cambios poco fáciles de distinguir a simple vista que han propiciado la creencia, fuera del estado, de que
en Colima el mariachi es una adopción de los vecinos estados de Jalisco y
Michoacán. Es evidente que dicha información no circula entre los especialistas, pero sí entre ciertos sectores aparentemente cercanos a las actividades
culturales.
Si se pone atención en las agrupaciones formales de mariachi, es posible
observar que por la década de los setenta, aproximadamente, hubo una disminución considerable de éstas, en gran medida por la situación económica que
llevó desde alrededor de 1950 a un sinnúmero de músicos a colgar sus instrumentos para trabajar en oicios y sitios que trajeran mejores condiciones para
la manutención de sus familias.
Sin embargo, también hubo quienes se negaron a dejarlos, pero éstos
tuvieron que salir para adosarse a las agrupaciones, sobre todo de Jalisco, que
requerían músicos para cubrir sus compromisos adquiridos, ya no sólo en
este estado sino en algunas agrupaciones contratadas en la ciudad de México.
Así, ciertos mariachis que funcionaban en Colima se desintegraron o redujeron considerablemente su actividad. Esta situación trajo consigo la sensación
de que en Colima el mariachi desaparecía.
Esta situación comenzó mucho antes, en los concursos escolares de danza
regional realizados a partir del impulso a las bellas artes, por obra de José Vasconcelos en las Misiones Culturales y las Embajadas Culturales que buscaban
[85]
Isolda Rendón Garduño
intercambios de México con otros países, las cuales repercutieron directamente
desde dos directrices.
Por un lado, inluyó la creación de grupos folclóricos (tema que en el
mundo académico es poco o nada considerado, y entiendo las razones), pues
era a través de éstos que se representaban las imágenes propias de las culturas
locales, que con el paso del tiempo provocarían de una manera inaudita la
tergiversación de las manifestaciones representadas en escena. Tal cuestión
se tratará a profundidad en otro momento, aunque hay que destacar que es
sumamente importante para la situación cultural, no sólo de Colima sino del
país.
Por si fuera poco, este panorama se vio fortalecido con la aparición de los
concursos de belleza en 1952,1 pues cada entidad federativa acudía a los especialistas en la cultura tradicional de los estados para cubrir una etapa del concurso
titulada Traje Regional o Traje Típico. De esta manera aquellos lugares que
compartían características culturales con otras entidades se vieron en la necesidad de diseñar un traje representativo y buscar una imagen propia, sin
entender en ese momento la naturalidad de la composición cultural regional,
y buscando una diferencia tajante con los vecinos. Tal fue el caso de Colima,
que en este tránsito se enfrentó con un dilema debido a que la música y la
danza que se tocaba de forma cotidiana era la representativa de Jalisco o Michoacán, y no sólo eso, esa imagen se apoyaba desde el centro de la nación con
las nuevas políticas y el gran impulso de los medios de comunicación como las
radiodifusoras y la famosa Época de Oro del cine mexicano.
En el ámbito del baile sucedió lo mismo, pues se compartía en la región
una forma que se vio modiicada drásticamente por las agrupaciones folclóricas en el intento de crear una imagen distinta de los otros lugares donde
también se bailaba con mariachi, aunque este caso requiere de un estudio en
especíico y de un análisis profundo que dejaremos para otro tipo de foro.
La cuestión es que popularmente la imagen de Colima a nivel nacional
fue mucho menos favorecida, por lo que el mariachi comenzó a adjudicarse
únicamente a Jalisco y no a una región cultural a la que evidentemente pertenece. Este panorama generó muchos de los trabajos académicos que hoy se
conocen y que nos demuestran que estamos hablando de una región cultural
y no de un lugar en especíico cuando se hace referencia al mariachi.
1
Miss Universe. Conidently Beautiful. “History” (http://www.missuniverse.com/info/history), 7 de junio de 2014.
86
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
La crisis vino en los años ochenta, cuando la política económica parecía
abrirse a nuevos mercados para lograr una mejoría social, aunque ello trajo
consigo la homogeneización cultural conceptualizada como globalización, con
la cual inició la cuenta regresiva en la pérdida de identidad de las diversas culturas de nuestro país. Se inició en esa década también el boom de los grupos
folclóricos con el sentido de crear la imagen a través del vestuario y los bailes
regionales.
En Colima, entonces, se generó un ciclo de mesas redondas para poder
crear el vestido identitario del estado; a ellas acudieron especialistas en estudios culturales, historiadores regionales, profesores de danza, artistas plásticos, cronistas y gente reconocida en el ámbito cultural, del cual se citarán
algunos fragmentos:
Hay otras personas fuera del estado de Colima que conocen ciertas regiones
del estado y saben perfectamente bien cuáles son las raíces musicales, artísticas
y culturales de lo que existe hoy en día. Yo les aseguro que lo que vi hace 25
años, hoy en día no es lo mismo y he visto el cambio. Pensando en la condición
económica y por lo tanto también en el vestido, hay la opción de crear el vestido
que represente al estado y que sea el traje de lujo con el que se bailen los sones
como lo han hecho muchos de los estados de la República tomando en cuenta
su clima, su origen y pasado, sus montañas, su mar, su forma de ser, sus lores,
sus campos, su condición. Así lo han hecho en Tamaulipas, Sinaloa, Yucatán y
Michoacán.2
De este ciclo de mesas redondas surgieron opiniones muy interesantes
que hoy sirven para entender la situación actual del mariachi en Colima que
en ese momento se gestaba, pues existía una preocupación por lo que estaba
pasando:
[…] El conjunto más representativo de la música popular mexicana es el “mariachi” surgido de la región de occidente formada principalmente por los estados de Colima, Jalisco, Michoacán y Nayarit, este grupo musical ejecuta el
género musical folclórico conocido como el “son” […] Es por la abundancia
de estos sones, que a algunos se les ha cambiado letra y omitido parte de su
música original al grabarse como “sones jaliscienses” lo que comprueba que
así como se mutiló nuestro estado territorialmente, así sucedió con el aspecto
2
Jaime Enrique García Gutiérrez. “Mesa: Indumentaria”. Ricardo Guzmán Nava (coord.).
Cultura popular de Colima. Memoria ciclo de mesas redondas. Colima: sep, 1986, p. 28.
87
Isolda Rendón Garduño
cultural y gran parte de su música, de danzas y principalmente de sones colimotes se conocen (por la difusión que de ella se han hecho) como propia del
estado de Jalisco.
Y como aquí se trata de probar y no de hablar, busquen ustedes los sones
colimenses que desde niños han escuchado… ¿cuáles?… sí… El Camino Real de
Colima; El Palmero; El Perico Loro; Las Abajeñas y todos los que recuerden y sus
papás y sus abuelos reconocen como propios de nuestra región; y búsquenlos
y los van a encontrar en un disco que pomposamente dirá “sones jaliscienses”
Mariachi Vargas de Tecalitlán y al calce de cada uno “arreglos” R. Fuentes y S.
Vargas.3
Como la cita anterior se encuentran otras similares en estas memorias. Se
aprecia un gran resentimiento en las opiniones de profesores de música, de
danza e historiadores sobre la situación que se vivía en ese momento respecto de la cultura popular y ya para entonces del muy afamado mariachi, y en
especíico de Colima, que para los ojos de los lugareños había dejado escapar
parte de su identidad.4
La mala información y la capacidad de adopción de elementos culturales
externos que sí tiene el estado de Colima generó la creencia de que había pocas manifestaciones culturales propias y que, por el contrario, habían tenido
que importarse de las entidades vecinas y del norte del país para generar una
imagen identitaria. Sin embargo, si bien es cierto que en una época las agrupaciones de mariachi se vieron afectadas por la situación económica, también
lo es que no desaparecieron. Escasos grupos sobrevivieron, pero la presencia
de mariacheros se mantuvo constantemente. Ya no eran tantos, pero se encontraban ahí, trabajando en Colima.
Músicos de mariachi de gran trayectoria en Colima como don Ladislao
Valencia (1921-2011) y Guadalupe Larios (1927-2014), destacados en la región, recordaban que por aquellos años había únicamente alrededor de cinco
3
Salvador Dávila Esquivel. “Mesa: Música y Danza”. Ricardo Guzmán Nava (coord.). Cultura popular de Colima. Memoria ciclo de mesas redondas. Colima: sep, 1986, p. 40.
4
Cabe aclarar que no es una opinión que en lo personal comparta, pues desde mi entender
estamos hablando de una región en la que el ir y venir de la música con sus formas literarias
o letras era cotidiano, por lo que esta manifestación cultural así como su forma de bailar, no
permaneció estática ni exclusiva de un sólo lugar, sino que se compartió y se enriqueció en
cada población con lo propio formando una identidad particular en cada una.
88
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
mariachis: Mariachi del Chiquillo,5 Los Pifas de Cuauhtémoc, Los Pascualetes,
Los González y Mariachi de Colomos.6
La crisis de los músicos se dejó sentir pues esas pocas agrupaciones cubrían todos los compromisos sociales, religiosos y políticos en los que eran
requeridos. Muchos músicos emigraron pero otros tantos se quedaron trabajando también como era la costumbre, reuniéndose en los jardines para conseguir trabajo, caminando de lugar en lugar y ofreciendo una pieza, un son, una
ranchera, una canción, un bolero, una polka, un corrido y hasta un huapango.
Me reiero ahora a los mariacheros de talón, los de la muela, los que día
a día salían a la calle buscando trabajo en un camión, en una plaza, en un
botanero, en una cantina, en el río, en la playa o en alguna iesta improvisada.
Ellos mantuvieron, de una u otra forma, la presencia de la música de mariachi
en Colima.
No estoy diciendo que a partir de este momento se haya generado el
oicio, porque ahí permaneció mientras todo lo anterior sucedía. Lo que sí
cambió fue la manera de verlos, porque comenzó a considerarse que el buen
músico era aquel que se contrataba para un grupo y que cubría eventos sociales, políticos o de gente reconocida; o bien, eran aquellos que se integraban a
un mariachi con algún contrato fuera del estado. Esta era la forma natural de
hacerse músico y de ser músico. Platicaba don Laos,7 referido arriba, arpero
avecindado en Colima, que su padre, también músico de mariachi, salía a
buscar trabajo todos los días, y aunque no lo dejaba tomar su arpa, viéndolo
tocar y a escondidas fue como aprendió no sólo a tocar sino también que era
una forma digna de ganarse la vida y entonces se hizo arpero. Nunca le gustó
trabajar de otra cosa.
Aunque fue de los músicos que salieron del estado por una temporada,
regresó para seguir tocando y prefería no tener grupo. Se juntaban dos o
tres músicos y con ellos jalaba un día, al siguiente con otros y en ocasiones
tocaba solo con su arpa, pues en su instrumento tenía la melodía, el acompa5
Según información proporcionada por Jaime Pizano Alcaráz en una conversación vía Internet, y que coincide con los entrevistados, este mariachi estaba dirigido por un muchacho
alto al que así apodaban, y por ello el nombre; se llamaba Manuel Covarrubias y se consideraba uno de los guitarroneros más destacados de Colima. Este mariachi se posicionó
muchos años como uno de los mejores de la región.
6
Isolda Rendón Garduño. Mariachi tradicional. Identidad colimense. Colima: cnca, Programa de
Desarrollo Cultural Regional, Tierra Caliente, 2012, pp. 51-107.
7
Entrevista a Ladislao Valencia. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Colima, Colima,
enero de 2011.
89
Isolda Rendón Garduño
ñamiento y el bajo, con lo que podía tocar –decía don Laos– “cualquier tipo
de música, desde un vals hasta las canciones más tradicionales de mariachi o
las más modernas”.8
En Colima los músicos no acostumbraban tanto ponerle nombre a su
grupo, pero sí había muchos músicos y no sólo de mariachi: las canciones
románticas, rancheras y boleros tuvieron su época de gran apogeo. Sin embargo, las distintas circunstancias hicieron salir del estado a muchos músicos
que se integraron en grupos renombrados y ahí permanecieron. Algunos regresaron después de un tiempo, pero otros terminaron por establecerse en
la ciudad de México, Guadalajara y algunas ciudades del sur de Estados Unidos, donde hoy se hacen festivales de magnas dimensiones como el Festival
Colimense9 que se lleva a cabo en Los Ángeles, California, donde coordinan
esfuerzos la Universidad de Colima, la Casa Colima, la Federación Colima usa
y el Gobierno del Estado de Colima.10
Regresando a nuestro asunto, dentro de las entrevistas realizadas hace
algunos años, platiqué también con don Guadalupe Larios, otro mariachero
de Buanavista (o Buenavista), Colima, muy reconocido por su trayectoria,
fallecido hace apenas unos meses; él narraba:
Ser mariachi en la calle no es fácil porque te juegas cada día, no sabes si hoy va
a salir para comer o no, porque cada día que pasa la cosa se pone más dura. Yo
recuerdo que mi tío, Blas Cortés, tenía su mariachi y en veces iban a la calle y
en veces los contrataban para eventos, y así salía para mantenernos, porque mis
hermanos y yo quedamos huérfanos y él nos recogió.
Yo veo que antes la cosa no estaba tan difícil como ahora con eso de ser mariachi porque ya no sale. A la gente le gusta, pero ya se compite con los grupos
norteños, pero sobre todo con los grupos de planta que están en los botaneros,
en los que antes uno podía llegar y de mesa en mesa se trabajaba, ahora no porque los lugares que ya tienen un renombre contratan grupos, pero versátiles y
así la gente preiere oír de esa música.11
8
Idem.
Para información sobre el festival se puede visitar su página en: Festival Colimense usa
(https://www.facebook.com/FestivalColimense).
10
Colima Noticias. El periódico por Internet (http://colimanoticias.com/realizaran-festival-colimense-usa-2014/), 10 de junio de 2014.
11
Entrevista a Guadalupe Larios García. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Buenavista,
Colima, mayo de 2010.
9
90
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
La situación que nos narró don Lupe Larios hace varios años coincide
también con narraciones de otros músicos que aún con largas trayectorias,
siguen tocando; tal es el caso de don Luis Casillas García, mariachero hoy
radicado en Santiago, Manzanillo. Nació el 24 agosto de 1925 y vivió situaciones muy difíciles, pues quedó huérfano con dos hermanos a la edad de 4 años.
Su infancia no fue fácil, pero su tío Pedro Casillas lo adoptó y le enseñó sus
primeras notas, y aunque lo tuvo que regalar a la edad de 10 años, le está muy
agradecido porque ha sido gracias a ese principio que logró una larga trayectoria como mariachero. Viajó como lo hacían los mariachis de hace muchos
años; y en 2009 recibió un homenaje como reconocimiento a su trayectoria y
contribución a la continuidad de la cultura colimense por parte de las instancias
de cultura del estado. Formó hace siete años el Mariachi Tradicional, del cual
se siente orgulloso pues lo integran sobrinos y nietos; por ello airman que la
tradición no terminará pronto. Don Luis preiere tocar en la playa; la semana
se le hace muy larga esperando que llegue el sábado y domingo, pues es cuando puede agarrar su vihuela y salir a la playa a ofrecer sus sones y su música.
Comenta que su familia lo regaña, pero a él no le importa porque dice que
así eran los músicos de antes, así me enseñé yo y así me siento bien tocando. ¿A
poco ellos me dan mi dinero? (reiriéndose a sus familiares) Pues no, ¿entonces?
Me cansé de tocar en los grupos porque sólo te amarran y ni te dejan ser. Sí
conoces porque viajas y vas y vienes, pero ya para tocar de verdad, y con mis
años, es mejor tocar en la playa, pienso yo.12
De los músicos entrevistados, varios coinciden en que en la plaza principal de Colima, conocida como Jardín Libertad, se reunían los distintos músicos de arpa, violín, guitarra quinta, vihuela, guitarra sexta, acordeón, hasta
chirimía y tambor, y de ahí se iban buscando trabajo. Lo mismo sucedía en las
plazas principales de los pueblos más grandes.
La Feria de Todos Santos tuvo gran importancia para este tema. Se tienen registros de que es una de las celebraciones más antiguas del estado y se
encuentran documentos desde inales del siglo xvi que hacen referencia a una
festividad de carácter ritual hecha por los indígenas el día 1 de noviembre, que
fue tomando distintos tintes a través de los años:
12
Entrevista a Luis Casillas García, mariachero. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Santiago, Colima, diciembre de 2011.
91
Isolda Rendón Garduño
A lo largo de los siglos xvi, xvii y xviii, la feria llegó a convertirse en un
espectáculo espontáneo frente a la iglesia parroquial, a la que llegaba la gente
de una extensa región de Colima y de pueblos circunvecinos a comprar herrajes para la labranza, a disfrutar los exquisitos platillos de la antigua cocina
colonial y a deleitarse con la música alegre y movida de los primitivos sones
y fandangos costeños.13
Es indudable que los músicos se reunían en estas celebraciones; asimismo anteriormente cuando en Colima se referían a la “música alegre” se estaba
haciendo mención a la música que hoy llamaríamos sones. Darle seguimiento
a la celebración que se llevó a cabo durante los siglos xvii y xviii, debe ser
muy interesante, pero a efectos del tema que ahora se aborda nos concentraremos en la descripción que se tiene a partir de mediados del siglo xix:
En 1850 había en el lugar donde actualmente se encuentra este jardín, un amplio
solar con grandes higueras, árboles y arbustos, conocido con el nombre de Plaza
Nueva o Plaza de Armas, que era punto de reunión de la gente del pueblo, de los
arrieros que descansaban ahí con sus “recuas” y de los vendedores de comida,
antojitos y golosinas, formándose durante las noches un alegre “rastrillo”.14
En Colima durante esa época eran comunes las tertulias en las huertas, en
los jardines, en los solares y los músicos hacían su aparición para amenizar el
momento. Aún no era tan importante formar parte o tener una agrupación;
sólo las orquestas se conformaban con músicos de cierta formalidad y en
Colima una de las más afamadas se llamaba la Lira Colimense.
Regresando al punto, la feria de Colima tenía una gran fama en toda la región, pues eran bien sabidas las innumerables mercancías que se comerciaban
en sus ferias debido a su afortunada ubicación.
Fue a partir de 1906 que la feria se trasladó del Jardín Libertad al Jardín
Núñez, en donde la gente grande cuenta que sus papás o abuelos a su vez decían que fueron los años de esplendor de la feria porque se juntaban todas las
13
Instituto de Fomento de Ferias y Exposiciones de Colima (http://feriadecolima.com.mx/
feria/?page_id=283). Aunque en el texto de este sitio oicial de la Feria de Todos Santos de
Colima no aparecen los autores, han participado diversos personajes en la conformación
del texto completo: Ricardo Guzmán Nava, Noé Guerra, Abelardo Ahumada y José Miguel
Romero de Solís, entre otros, según informó el profesor César Cárdenas, responsable de la
programación de eventos.
14
Ricardo Guzmán Nava. La ciudad de las palmas. En su historia, cultura y progreso. Colima: Universidad de Colima, 1996, p. 91.
92
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
personas de Colima y de muchos lugares de Michoacán y Jalisco. Los comerciantes venían de todas partes, por lo que surgieron innumerables historias
de amor, como la de don Lupe Larios y su esposa Romualda Álvarez, cuando
aún existía la tradición de “los perones”:
En la acera poniente del jardín, al borde del embanquetado de la avenida Juárez,
se instalaban los puestos con techo de manta destinados a la venta de los tradicionales perones de California, cuya exquisita y famosa fruta estuvo estrechamente ligada a la celebración de la Feria de Todos Santos. Cuando se aproximaba
la veriicación de la famosa iesta lugareña, llegaba al puerto de Manzanillo,
procedente de San Francisco, California, un gran cargamento de rejas con enormes y lustrosos perones, dulces y jugosos, envueltos en papel de china de color
morado, seguramente para proteger el intenso color rojo de su delicada corteza.
Cuando los deliciosos perones eran descargados del buque a los muelles
del puerto se inundaba la población con el suave perfume de la fruta. Sucedía lo
mismo al ser trasladados a la Feria de Colima, pues a gran distancia se percibía
el grato aroma de los perones con lo que se anunciaba la iniciación del anual
festejo y la gente decía con marcado entusiasmo: “ya viene la feria, porque ya
huelen los perones”. Había en Colima una agradable tradición, ya desaparecida con el tiempo: ¡Padrino, mis perones! Se escuchaba decir por todas partes,
a muy temprana hora del día 1º de noviembre. Eso signiicaba que la primera
persona que se adelantaba a otra en la amistosa petición, era merecedora a recibir una bolsita con los exquisitos perones de California con lo cual se iniciaba
una amistosa relación social de padrinazgo.15
Doña Romu, entonces muchacha, le ganó al joven Lupe a pedir los perones, arriesgándose a que no le cumplieran su deseo pues decía don Lupe que
si la persona no regresaba con lo solicitado, signiicaba que no era de su agrado y no quería entablar amistad con él o ella. Don Lupe sí regresó y le trajo
sus perones para iniciar su historia de amor. Él, como ya era músico, le llevaba
serenata para enamorarla y funcionó, porque tiempo después se casaron.
Los músicos se reunían como siempre lo habían hecho para buscar trabajo. Pero la feria era un momento en el que incluso gente que había salido de
la ciudad o del estado, regresaba para poder vender o comprar lo necesario.
La feria era un motivo para reunir a chicos y grandes. Toda la gente de
Colima se daba tiempo y además esperaba con ansias la llegada, pues era
un evento anual en el cual no sólo se congregaba la muchachada; era y es
15
Rendón Garduño, op. cit., p. 99.
93
Isolda Rendón Garduño
un encuentro de familias. Muchos matrimonios de hoy, con varias décadas
de unión, comenzaron en ese jardín, como el de don Lupe, y era común en
aquellos años regalarle a la dama pretendida no sólo fruta, sino dulces típicos como cocadas, fruta enmielada, fruta seca, todo tipo de dulces y lores o
artículos que sólo llegaban en la temporada de la feria, como los perones. La
gente mayor recuerda el olor de la ciudad cuando se traían los perones para
la feria.
La cuestión es que fue la feria y este jardín uno de los momentos y lugares importantes en la historia de los músicos que hoy conocemos como de
mariachi, pues en sus primeros años en este jardín se reunían, tocaban y ofrecían en tríos o cuartetos sus piezas conocidas como sones. Se congregaban
músicos de toda la región pues la feria de Colima era muy afamada.16 En este
lugar se compartía con los colegas, se mostraban las novedades, se enseñaban
piezas nuevas y se ofrecían las letras de los compositores lugareños para que
los pertenecientes a las agrupaciones más grandes y comerciales se las llevaran para promocionarlas. En algunos casos se otorgaron los créditos a los
autores, en otros no, pero eso era algo que en el momento tenía sin cuidado
a unos y a otros. Fue años después cuando comenzaron a grabarse las piezas,
que iniciaron los celos y las preocupaciones. De ahí que en el citado Ciclo de
Mesas Redondas de los años ochenta del siglo xx se tuviera presente que a
don Silverio Vargas le gustaba asistir a la feria de Colima porque le compartían música y letras que según los lugareños después registró a su nombre.17
En aquel entonces la gente sabía dónde encontrar a los músicos y los
buscaba, y si después de un rato de estar ahí no venía gente, unos jalaban para
un lado, otros para otro y algunos más se quedaban por si alguien buscaba
música para un cumpleaños o para cualquier evento. La cantidad de músicos
ha ido disminuyendo con el tiempo. Hoy es cada vez más difícil buscar “jale”
en la calle. Decía don Guadalupe Larios:
Ya no es como antes porque la gente si tú observas, ya trae música hasta por
los codos, con esos aparatitos que ni se sienten ya de tan pequeños, y le meten
una cantidad de música que pa' competir con eso, está difícil. Un cablecito y una
bocina y ya está. Antes ¡qué esperanza! A pura memoria […] Los muchachos
de hoy qué van a andar pidiendo música. Todavía los papás, gente mayor que le
16
Lo es todavía, pero cambió de sede años después y por las dimensiones tan grandes que
hoy requiere la Feria de Todos Santos, el oicio de mariachero dentro de la feria se ha limitado únicamente a algunos restaurantes que tienen ya contratada a la agrupación.
17
Dávila Esquivel, op. cit., p. 41.
94
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
dedica una canción a la esposa, a la mamá, pero los jóvenes con tanta tecnología
ya no. ¡Y no te creas! Ya hasta los de mi edad traen sus mp3 o iPod o esas cosas
que ya ni se tablets ¿o cómo les dicen? (se ríe). Ya ni en la playa quieren música.
Pero los jóvenes ni saben, ni quieren saber.18
Ciertamente, en las plazas donde hace apenas diez años se veían reunidos
a los músicos, hoy sólo quedan algunos. Lo mismo pasa en los centros donde las familias colimenses se reúnen a convivir los ines de semana, como el
balneario conocido como Los Amiales, en el municipio de Coquimatlán, en
la bahía de Pascuales, en el Agua Fría (sólo por mencionar algunos), donde
antes los músicos se turnaban para tocar pues mientras unos agarraban cliente en una mesa, otros ya esperaban turno en otra. Así pasaba también en los
botaneros de Comala, por ejemplo; los grupos tenían que esperar turno para
poder complacer a los clientes de cada mesa y eso hoy no es así por varias
razones. Una de ellas, no sé con certeza si la principal, puede ser el factor
económico, porque la gente acude menos a los lugares de convivencia.
Se compite en estos mismos lugares, con otros elementos que requieren
también de una solvencia económica suiciente y no la hay. En el caso de los
botaneros o restaurantes más grandes, por ejemplo, han contratado grupos
versátiles para amenizar y es parte de lo que ofrecen como variedad, compitiendo para ver quién tiene al grupo más taquillero.
Quedan pocos músicos de talón, además hoy se comparten la poca clientela entre mariachis, grupos norteños y recientemente grupos de arpa que
llegan de Michoacán.
Pero lejos de acongojarme por dicha situación, relexiono sobre varias
cosas que dejo a manera de conclusión.
Ser músico de talón es un oicio que requiere de valor, en primera, para
ofrecer una canción de mesa en mesa o de sombrilla en sombrilla. Se necesita tener muy claro que la música tiene un precio, que alimenta el día a día de
cada ser y alimenta el alma, y que cuesta porque se le invierte mucho tiempo
para conocerla y para que suene bien.
Los músicos de talón han jugado un papel muy importante dentro de la
sociedad colimense pues, quizá sin saberlo, son los que han mantenido justo
18
Guadalupe Larios, loc. cit. Llamó mi atención que aun cuando creía no saber de la tecnología, don Lupe estaba muy enterado pues parte de su familia, hijos y nietos, se encuentran en
Estados Unidos y a través de ellos conoce los aparatos que hoy usan los jóvenes.
95
Isolda Rendón Garduño
en el núcleo de la población local el gusto por la música de mariachi, aun
cuando hoy se discurra con otros géneros.
En el estira y aloja de la historia del mariachi en Colima, los músicos de
talón han permanecido y permanecen con todo y todo, y creo que ha sido
una forma de que los niños y jóvenes acepten escuchar sin tanto reproche un
conjunto de música mexicana, porque el día familiar se escucha en la playa, en
el río o en el botanero. Poco y cada vez menos, pero aún sucede.
bibLiograFía
Dávila Esquivel, Salvador. “Mesa: Música y Danza”. Ricardo Guzmán Nava
(coord.). Cultura popular de Colima. Memoria ciclo de mesas redondas. Colima:
sep, 1986.
García Gutiérrez, Jaime Enrique. “Mesa: Indumentaria”. Ricardo Guzmán
Nava (coord.). Cultura popular de Colima. Memoria ciclo de mesas redondas.
Colima: sep, 1986.
Guzmán Nava, Ricardo. La ciudad de las Palmas. En su historia, cultura y progreso.
Colima: Universidad de Colima, 1996.
Cultura popular de Colima. Memoria ciclo de mesas redondas. Colima: sep, 1986.
Rendón Garduño, Isolda. Mariachi tradicional. Identidad colimense. Colima: cnca,
Programa de Desarrollo Cultural Regional, Tierra Caliente, 2012.
sitios web
Colima Noticias. “El periódico por Internet” (http://colimanoticias.com/
realizaran-festival-colimense-usa-2014/), 10 de junio de 2014.
Instituto de Fomento de Ferias y Exposiciones de Colima. iFFe (http://feriadecolima.com.mx/feria/?page_id=283), 10 de junio de 2014.
Festival Colimense usa 2014 (https://www.facebook.com/FestivalColimense).
Miss Universe. Conidently Beautiful (http://www.missuniverse.com/info/
history), 7 de junio de 2014.
96
Mariacheros de talón en Colima. Oicio de gente tenaz
entrevistas
Casillas García, Luis. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Santiago, Colima, diciembre de 2011.
Larios, Guadalupe. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Buenavista, Colima, mayo de 2010.
Valencia, Ladislao. Realizada por Isolda Rendón Garduño, Colima, Colima,
enero de 2011.
97
EL MARIACHI Y SU RELACIÓN CON OTRAS
TRADICIONES Y REGIONES
EL SON DE MARIACHI: UN GUSTO PASAJERO
Jorge Daniel Salas Mier
El Colegio de Michoacán
De entrada parece necesario explicar el título de este trabajo. ¿Qué es el son de
mariachi? ¿El “gusto pasajero” no es un son de Tierra Caliente?, y en último
caso ¿no es el gusto un género asociado con la Tierra Caliente del Balsas, entre
Guerrero y Michoacán? Estas y otras preguntas estarán en el centro de la discusión: ¿Cuáles son los linderos de la Tierra Caliente? ¿Por qué llamar a todos los
músicos tradicionales del occidente de México mariachis tradicionales, de manera
indistinta?
En Uruapan, por ejemplo, que no es considerado nunca como Tierra
Caliente, hay conjuntos de arpa, ya sea de paso o radicados de manera permanente. Las poblaciones del suroccidente del Estado de México tienen más
relación cultural y económica con municipios de la Tierra Caliente de Guerrero y Michoacán que con la capital su estado, y aun así es frecuente que se
olvide esta zona cuando se habla de la región. Por otro lado, con frecuencia
se engloban subtradiciones distintas (aunque aparentemente similares) bajo
la misma etiqueta: en el disco El ratón, producido por discos Corason (2004),
bajo la categoría de Sones de Arpa Grande entran indistintamente conjuntos
de Apatzingán y Zicuirán, pertenecientes a tradiciones claramente diferenciadas, aunque en cierto modo parecidas.
Para evitar estos problemas se hace necesaria una discusión amplia y bien
documentada por parte de investigadores interesados en el asunto, tomando
en cuenta todos los factores que de alguna manera incidan en la tradición.
Es necesario deinir dónde están los límites de una tradición muy amplia que
incluye subtradiciones más o menos relacionadas entre sí, pero también hace
falta señalar las diferencias y semejanzas entre éstas. Es cierto, hay rasgos
en común entre lo que se toca, se canta y se baila en Arteaga y Apatzingán,
[101]
Jorge Daniel Salas Mier
por ejemplo, pero también hay diferencias. Y hay que tener cuidado porque
estas semejanzas y diferencias pueden ser muy tenues. Rosa Virginia Sánchez
lo expresa de manera muy clara: “Este tipo de aproximación, necesariamente
de índole comparativa, debería considerar los rasgos literarios particulares de
las diversas variantes regionales del son y hacer un análisis de las coincidencias
y diferencias que existen entre cada una de ellas”.1
En este trabajo se parte de la idea de que hay sones extendidos en una
región (el occidente de México) y que al ser ejecutados en diferentes subregiones adquieren características textuales y líricas especíicas. De esta forma,
un son, al ser interpretado en localidades distintas a la de su origen, puede
mostrar características particulares de su región a partir de un esquema más
general, común a una región más amplia. El objetivo es mostrar que hay esquemas textuales que están presentes en un área geográica muy extensa (el
occidente de México), lo que permite entender esta zona como una región
con más puntos en común de los que pudiera parecer. Estos esquemas generales toman en cada subregión algunos elementos referenciales locales (puntos geográicos, actividades productivas, lora o fauna local, personajes, etc.)
que pueden conformar campos léxicos diferentes a los de otras subregiones.
En general, cuando se trata de deinir una región cultural, encontramos
muchas diicultades. Ahora, si se toma en cuenta que el fenómeno al que
nos enfrentamos incluye muchos factores (la música, las coplas, el baile, el
conjunto asociado, la función social, la función religiosa, entre otros) resulta
mucho más complicado. Subordinar los límites y alcances culturales de una
región a aspectos políticos o geográicos no es funcional para el estudio de
las tradiciones, aunque sea la forma oicial (y probablemente más común) de
trabajar. Seguramente por esto Álvaro Ochoa Serrano presenta una “queja
en cuanto a que se privilegien más los límites políticos para abordar el estudio de rasgos culturales por encima de los linderos histórico-sociales de
las regiones más apegadas a una determinada tradición”.2 Con una visión
similar, Juan Guillermo Contreras Arias, al referirse a la problemática de
deinir una región (en su caso, lo que él llama Región Planeca) señala que “a
1
Rosa Virginia Sánchez. “La lírica de los sones de occidente. Características generales”. Esteban Barragán López, Raúl Eduardo González Hernández y Jorge Amós Martínez Ayala
(coords). Temples de la tierra. Expresiones artísticas en la cuenca del río Tepalcatepec. Zamora: El
Colegio de Michoacán, 2011, p. 70.
2
Álvaro Ochoa Serrano. Mitote, fandango y mariacheros. Zamora-Guadalajara: El Colegio de
Michoacán-cucsH, Universidad de Guadalajara-Casa de la Cultura del Valle de Zamora-Editorial Gráica Nueva, 2005, p. 31.
102
El son del mariachi: un gusto pasajero
semejanza de lo que sucede en otras regionalizaciones de tradiciones musicales de México, la delimitación territorial de esta zona, desde la óptica cultural,
excede a la geográica”.3
Los textos tradicionales presentan una problemática particular respecto
del tema de la delimitación regional. Cada texto, visto desde la tradición, es un
ejemplar de una serie de textos que lo anteceden y lo suceden, sin olvidar los
textos contemporáneos asociados. Así, cada son que se canta en una región
determinada es heredero de los tipos textuales correspondientes al son, y es
a su vez intermediario entre los textos pasados y los textos futuros de dicho
son. La tradicionalidad implica que ciertas manifestaciones son “el resultado
de múltiples creaciones individuales que se suman y entrecruzan en el cuerpo
de lo colectivo”.4 Por su parte, Mercedes Zavala señala que los géneros tradicionales están sujetos al fenómeno de “conservación y variación”,5 es decir,
hay ciertos elementos que se mantienen de una ejecución a otra, pero también hay espacio para el cambio o la improvisación. Dicha variación puede
ser diacrónica, pero también sincrónica. Para Jáuregui,
es obvio que no existe un estilo homogéneo en la región del mariachi. El intento
por establecer una deinición melódica, rítmica o instrumental de la tradición
mariachera está condenado al fracaso […] se trata de un conjunto estético a la
vez irme y diversiicado es términos estilísticos, esto es, se presenta una unidad
y una variedad en las formas musicales.6
Tampoco es posible establecer una sola deinición textual. Esto resulta
especialmente importante en la discusión acerca de la deinición de la región
cultural si se toma en cuenta que cada texto tradicional está históricamente
asociado con otros.
3
Juan Guillermo Contreras Arias. “La música de la Región Planeca”. Álvaro Ochoa Serrano.
Michoacán: música y músicos. Zamora: El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de Michoacán, 2007, pp. 91-92.
4
Antonio García de León. “Historia y tradición: retablos del barroco popular americano”.
Yvette Jiménez de Báez (ed.). Lenguajes de la tradición popular. Fiesta, canto, música y representación. México: El Colegio de México, 2002, p. 26.
5
Mercedes Zavala. “Temas, motivos y fórmulas en leyendas de la tradición oral del noreste de México”. Herón Pérez Martínez y Raúl Eduardo González (eds.). El folclor literario
en México. Zamora-Aguascalientes: El Colegio de Michoacán-Universidad Autónoma de
Aguascalientes, 2003, p. 92.
6
Jesús Jáuregui. El mariachi. Símbolo musical de México. México: inaH-Conaculta-Taurus, 2007.
Cursivas propias.
103
Jorge Daniel Salas Mier
Para Antonio García de León “la extensión geográica de las variantes
culturales nos revela la historia de cómo se fue refundiendo cada elemento en
el transcurso de su propagación y de su recreación dinámica”.7 Desde un punto de vista textual resulta interesante ver este tipo de textos (sean llamados
sones de Tierra Caliente, sones de mariachi, sones del occidente de México
o de cualquier otra forma) como ejemplares de una tradición discursiva (td).
Para Johannes Kabatek se puede hablar de td si encontramos
la relación de un texto en un momento determinado de la historia con otro texto
anterior: una relación temporal a través de la repetición de algo. Ese “algo” puede
ser la repetición total del texto entero, como en el caso de la fórmula “buenos
días”, pero también puede ser apenas la repetición parcial o incluso la ausencia
total de repetición concreta y únicamente la repetición de una forma textual,
como, por ejemplo, en el caso de dos sonetos, ligados por una tradición formal
aun cuando no contengan ningún elemento concreto en común.8
O, para ser más precisos, como ejemplares de una macrotradición discursiva que vive en subtradiciones discursivas relacionadas entre sí, aunque no
de manera homogénea.
Pero, ¿en dónde se encuentra esta tradición? En realidad esta pregunta, por simple que parezca, ha generado una intensa polémica. Dejando de
lado las explicaciones simplistas, un importante número de investigadores ha
dado pistas acerca de los (imprecisos) límites de la tradición. Raúl Eduardo
González señala que “en dicha área (el sur de Jalisco, la Tierra Caliente de
Michoacán y la Costa Grande de Guerrero) […] existen rasgos que hacen
pensar en un auténtico cancionero regional, por la comunidad de textos y de
características poéticas y musicales”.9 Por su parte, Jesús Jáuregui, aunque no
considera posible señalar la importancia de una región especíica sobre otras,
intenta establecer una región nuclear de la región mariachera, y señala que
para la posición teórica […] de que el origen de los hechos culturales debe ser
planteado a nivel macro-regional, no es motivo de discusión, para el caso del
7
García de León, op. cit., p. 26
Johannes Kabatek. “Tradiciones discursivas y cambio lingüístico”. Lexis. Lima, Pontiicia
Universidad Católica del Perú, vol. 29, núm. 2, 2005, p. 157.
9
Raúl Eduardo González Hernández. Cancionero tradicional de la Tierra Caliente de Michoacán.
Vol. 1: Canciones líricas bailables. Morelia: umsnH-Programa de desarrollo cultural de Tierra
Caliente, 2009, p. 14.
8
104
El son del mariachi: un gusto pasajero
mariachi, la preeminencia de la sub-región jalisciense o nayarita… y añadiríamos
o colimense, michoacana, sinaloense, zacatecana o guanajuatense. Las fuentes
parecen indicar (Jáuregui, 1990: 2-33; 1994b) que el núcleo se debe plantear en
el corredor geográico con trazo de medialuna, que uniría por tierra el puerto
de San Blas (muy próximo, por cierto, Santiago Ixcuintla y Rosamorada), con
el de Manzanillo, pasando por las ciudades de Tepic, Guadalajara y Colima y
por todas las poblaciones ubicadas en ese contorno geográico, entre otras,
Cocula.10
Guillermo Contreras, por su parte, deine la región separando características geográicas y culturales. De esta forma, airma que Tierra Caliente
“comparte territorio con porciones del estado de México y Guerrero, y las
tradiciones musicales incluyen elementos culturales de Colima y Jalisco”.11
Esto implica que por un lado está el territorio geográico y por otro lado la
región cultural que pueden ser deinidos muy claramente y que no necesariamente tienen la misma extensión y forma. Centrando el interés en el sur
de Jalisco, Irene Vázquez Valle (véase Chamorro) señala que “un argumento
a favor de una tradición compartida en el son, se apoya en el hecho de que,
además del parentesco musical, en el sur de Jalisco se encuentran ainidades
de carácter económico y político con la Tierra Caliente de Michoacán, por lo
que se advierte una dependencia entre regiones”.12
Carlos Ruíz Rodríguez en un estudio referido al son de artesa de San Nicolás Tolentino en Guerrero muestra una copla de un son, “Mariquita”, muy
parecida a algunas coplas de “La peineta” tocada más al norte. Incluso señala
que “algunas de las coplas son aines a otros géneros musicales de diferentes
regiones”.13
Álvaro Ochoa Serrano señala, además, la necesidad de ampliar el punto
de vista para incluir las zonas en las que, por efecto de la migración, la tradición se encuentra viva (y señala, de paso, que estamos hablando de un hecho
cultural complejo, que incluye el espacio festivo):
10
Jesús Jáuregui. “Una sub-tradición mariachera nayarita: la de Xalisco”. Álvaro Ochoa Serrano (ed.). De Occidente es el mariachi y de México… revista de una tradición. Zamora: El Colegio
de Michoacán, 2001, p. 39.
11
Contreras Arias, op. cit., p. 91.
12
Arturo Chamorro Escalante. Mariachi antiguo, jarabe y son. Guadalajara: Secretaría de Cultura,
Gobierno del Estado de Jalisco, 2006, p. 24.
13
Carlos Ruiz Rodríguez. “Apuntes sobre la música y baile de artesa de San Nicolás Tolentino, Guerrero”. Yvette Jiménez de Báez (ed.). Lenguajes de la tradición popular. Fiesta, canto,
música y representación. México: El Colegio de México, 2002, p. 176.
105
Jorge Daniel Salas Mier
El mariache o mariachi –como música, conjunto musical y espacio festivo–, vio
la luz en la rusticidad del oeste mexicano, en las añejas provincias que comprendían las actuales entidades de Colima, Jalisco, Michoacán, Nayarit, más pedazos
de Guerrero y Guanajuato. En este bailongo, Sinaloa, Sonora y las Californias,
también, tuvieron parte.14
Esta revisión teórica en realidad sería ociosa si no se encontraran en la
práctica ejemplos que demuestran que los diferentes esquemas textuales se
adaptan en las diferentes subregiones. De esta manera los ejecutantes de la
tradición podrían apropiarse un esquema presente en una región más amplia. Así, los esquemas serían modiicados y adaptados por los ejecutantes
para realizarlos y actualizarlos en textos culturalmente propios (es decir,
cercanos).
Para ejempliicar las ideas expuestas en este trabajo, vamos a tomar cuatro ejecuciones distintas del son “El becerrero”, procedentes de diferentes
subregiones del occidente de México: Cocula, Jalisco, con el Cuarteto Coculense;15 Venustiano Carranza, Jalisco, con el Mariachi González;16 Nueva
Italia, Michoacán, con el conjunto de Arpa Viva Michoacán17; y otra de procedencia desconocida, probablemente de Michoacán, del conjunto de arpa
Los Malditos del Arpa. Por razones de espacio, se dejará fuera una versión de
Ajuchitlán, Guerrero, del conjunto Ajuchitlán18 que merecería una exposición
más amplia del funcionamiento de los esquemas textuales presentes en las
coplas. Se hace mención de ella aquí porque permite señalar que los límites
regionales están más allá de lo que estos ejemplos pueden dar a entender.
14
Ochoa Serrano, op. cit., p. 17.
Chris Strachwitz y Jonathan Clark (eds.). Mexico's Pioneer Mariachis. Vol. 4: Cuarteto coculense. The Very First Mariachi Recordings: 1908-1909. El Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1998
(cd 7036).
16
Irene Vázquez (grabación y notas). El son del sur de Jalisco. Vol. 2. 4a ed. México: inaH-Conaculta-Pentagrama, 2002 (cd).
17
Grupo de Arpa Viva Michoacán. La música de arpa del municipio de Múgica. Morelia: Secum,
2006 (cd).
18
Arturo Warman (grabación y notas). Sones y gustos de la Tierra Caliente de Guerrero. 6a ed. México: inaH-Conaculta-Pentagrama, 2002 (cd).
15
106
El son del mariachi: un gusto pasajero
Véase primero la versión que grabó el Cuarteto Coculense:
1
2
El becerrero se me ha perdido,
sé que se fue para Cihuatlán,
allá me dicen que está
borrachito en el parián.
Les preguntamos a las iesteras
dónde hallaremos al becerrero,
adentro de la cocina
echando tragos de suero.
3
4
El becerrero se me ha perdido,
sé que se fue pa la Cofradía,
allá me dicen que está
en los brazos de María.
El becerrero se me ha perdido,
sé que se fue para Compostela,
allá me dicen que está
en los brazos de Manuela.
En esta ejecución que presenta cuatro coplas puede verse en la primera, la
tercera y la cuarta, el esquema que aquí interesa. La particularidad de éste radica en que tienen un espacio para indicar una referencia geográica, que en las
diferentes ejecuciones cambia. Es, además, signiicativo que este cambio se da
exactamente en los espacios destinados en el esquema para la rima: versos 2 y 4.
Así, en el segundo verso de cada copla tenemos referencias a localidades signiicativas en el contexto en el que este grupo se desarrollaba: Cihuatlán, la Cofradía y Compostela son lugares con cierta importancia en el contexto histórico y
geográico del Cuarteto Coculense. Revísese ahora la ejecución que registró otro
mariachi del sur de Jalisco, en Venustiano Carranza (antes San Gabriel):
1
2
El becerrero se me ha perdido,
y se me fue para Colimán,
allá me dicen que está
con su sombrero alemán.
El becerrero se me ha perdido,
y se me fue para San Gabriel,
allá me dicen que está
en los brazos de Isabel.
3
El becerrero se me ha perdido,
y se me fue para Zapotlán,
allá me dicen que está
solitito en el parián.
En este caso hay que considerar que las comunidades de origen de cada
mariachi pertenecen a subregiones diferentes (Cocula está más al norte,
Venustiano Carranza está más al sur, muy cerca de Ciudad Guzmán, antes
107
Jorge Daniel Salas Mier
Zapotlán el Grande) por lo que no es difícil que, a partir de un mismo esquema, en cada región se hayan producido coplas diferentes, aunque funcionalmente idénticas. La referencia geográica cambia, pero este cambio sirve de
la misma manera en ambos casos: dota de una referencia geográica cercana
y comprensible a la ejecución de cada mariachi. Más aún, la copla 1 de la ejecución del Cuarteto Coculense y la copla 3 del Mariachi González son exactamente iguales: solamente cambia la referencia geográica (en una Cihuatlán,
en otra Zapotlán). Ahora, véase el ejemplo michoacano del conjunto de Arpa
Viva Michoacán:
1
2
Becerrero, becerrero,
¿dónde dejaste los piales?
En la puerta del chiquero,
ahí quedaron cabales.
El becerrero se me ha perdido,
se fue para La Huacana,
allá me dicen que está
en los brazos de Mariana.
3
El becerrero se me perdió
se fue para Lombardía,
allá me dicen que está
en los brazos de María.
En este caso, encontramos el mismo esquema en las coplas 2 y 3, pero
previsiblemente adaptados a la geografía local: la Huacana y Lombardía son
localidades cercanas e importantes para el contexto de un conjunto de arpa
de Nueva Italia. Otro conjunto de arpa (probablemente de origen michoacano), Los Malditos del Arpa, toma el mismo esquema para establecer sus
propias coordenadas:
1
2
El becerrero se me perdió,
se fue para Coahuayana,
allá me dicen que está
en los brazos de Mariana.
El becerrero se me perdió,
se fue para Apatzingán,
allá me dicen que está
sin sombrero y sin gabán.
3
Becerrero, becerrero,
¿dónde dejaste los piales?
En la puerta del corral,
quedaron todos cabales.
108
El son del mariachi: un gusto pasajero
En esta ejecución (seguramente la más reciente) es llamativo que se hace
una referencia a Apatzingán (uno de los referentes geográicos más notorios
en Michoacán actualmente) y, en una copla idéntica a la copla 2 del conjunto
de Arpa Viva Michoacán, hacen referencia a Coahuayana, ya en la sierra que
mira a la costa michoacana. Aventurando hipótesis, podría decirse que no es
imposible que esta ejecución se haya hecho en Estados Unidos, y tampoco
es difícil que los integrantes del conjunto provengan de subtradiciones diferentes. Los sones que antes viajaban con los arrieros ahora viajan en camionetas y aviones, y recorren distancias mucho más grandes.
Por último hay que considerar el contexto histórico de cada grabación:
mientras el Cuarteto Coculense fue grabado entre 1908 y 1909, el Mariachi
González fue grabado entre 1974 y 1975, y el grupo de Arpa Viva Michoacán
fue grabado en 2006, es decir, estamos hablando de que un mismo esquema
ha estado presente en subregiones diferentes durante al menos un siglo, adaptándose a las necesidades regionales de cada ejecutante.
Antes de concluir es importante señalar que dentro de un fenómeno
cultural tan complejo como es la música tradicional, el análisis de los mecanismos de textualidad puede aportar datos importantes acerca del funcionamiento de la tradición. Si se deine una región cultural con base únicamente
en la lírica (o alguna otra característica textual), es obvio que se obtendrá algo
diferente de si la deinimos a partir de los rasgos musicales; si se deine, por
ejemplo, la región de la valona (textualmente) vamos a encontrar una región
muy diferente de si deinimos la región del jarabe (musicalmente). Las redes
de la tradición son tan complejas como las guías del frijolito que cantan en la
Sierra Gorda, como en la Tierra Caliente (desde Apatzingán hasta San Pedro
Lagunillas):
Frijolito, frijolito
frijolito enredador,
te trajeron los arrieros,
arrieros de la labor.
bibLiograFía
Contreras Arias, Juan Guillermo. “La música de la Región Planeca”. Álvaro
Ochoa Serrano. Michoacán: música y músicos. Zamora: El Colegio de Michoacán-Gobierno del Estado de Michoacán, 2007.
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Jorge Daniel Salas Mier
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El son del mariachi: un gusto pasajero
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Strachwitz, Chris y Jonathan Clark (eds.). Mexico’s Pioneer Mariachis. Vol. 4:
Cuarteto coculense. The Very First Mariachi Recordings: 1908-1909. El
Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1998 (cd 7036).
Vázquez, Irene (grabación y notas). El son del sur de Jalisco. Vol. 2. 4a ed. México: inaH-Conaculta-Pentagrama, 2002 (cd).
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111
“ACUÉRDATE QUE ES PA' LA VIRGENCITA”
guadaLupe y eL mariacHi. encuentro y reLaciones
entre dos íconos de La identidad mexicana
Carlos Flores Claudio
Archivo Histórico Central, agn
Sois hermosa, aunque morena,
Virgen, y por vuestro amor
el tiempo abrevio el Señor
de nuestra gloria y su pena.
“Canción a Nuestra Señora”
Fernán González de Eslava (ca. 1577)
Si bien aquella frase de “ser mexicano es ser guadalupano” probablemente ya
no sea tan absoluta en la realidad actual, sí indica que ser mexicano conlleva
cierta relación con ser guadalupano, y viceversa. Al menos eso es lo que viene
a la mente cuando algún extranjero nos inquiere sobre nuestra nacionalidad
mexicana; generalmente se alude a los mariachis y a la Virgen de Guadalupe
como íconos que nos representan a nivel internacional. El presente trabajo
pretende analizar y mostrar por medio de una perspectiva sociohistórica, las
vertientes del encuentro y las relaciones entre esos dos importantes baluartes de
la identidad mexicana: la Virgen de Guadalupe y el mariachi, visto a través de la
recuperación de algunos puntos de contacto entre ambas entidades y la particular experiencia de los mariachis residentes en la capitalina Plaza Garibaldi.
Dicha relación se ha expresado a lo largo del tiempo en variadas manifestaciones vinculadas con prácticas religiosas, musicales y populares, lo que construye, en buena medida de un modo inconsciente, una ainidad colectiva que
los permea y constituye, y que se maniiesta destacadamente en celebraciones
como la que los mariachis realizan anualmente a su otra santa patrona, la venerada Santa Cecilia en Garibaldi. Tal celebración no sólo fortalece y ediica
su propia identidad mariachera, sino que busca reairmar su presencia ante
la sociedad de la urbe capitalina en la que conviven e interactúan, y que los
reconoce como un elemento tradicional dentro del mosaico cultural existente
en el primer cuadro de la ciudad, corazón del Distrito Federal.
Sin duda, la Virgen de Guadalupe es uno de los elementos identitarios
que se ha constituido en el tiempo como uno de los cultos más fecundos en
[113]
Carlos Flores Claudio
México, el cual, a decir de Francisco de la Maza –estudioso guadalupanista–
se originó, amalgamó y nutrió
de esa necesidad interna, esencial, de un pueblo que comienza a ser; de la fe y
los esfuerzos de los criollos del siglo xvii; de la intuición poética; de la exaltación
oratoria. De la imaginación creadora que anhela su propio símbolo, nace Nuestra Señora de Guadalupe, Virgen Madre, Águila, redención y esperanza; escudo
y blasón en que se juntan lo ancestral y lo mitológico; la raíz prehispánica y la
savia occidental; lo religioso y lo patriótico, que pueden encerrarse en tres palabras simbólicas y signiicativas: Cuauhtli-Tonantzin-Guadalupe: Bandera, Madre
antigua, Madre Nueva, Madre Nuestra.1
Tan rotundo, tan contundente, tan íntimo y tan profundo es el fenómeno guadalupano como lo describe De la Maza en las líneas anteriores, que
es difícil disociarlo de los elementos que alimentan la esencia de lo que en
los dos últimos siglos se ha dado a llamar lo mexicano. El propio De la Maza
equipara el guadalupanismo con el arte barroco como “las únicas creaciones
autenticas del pasado mexicano, diferenciales de España y del mundo […] el
espejo que fabricaron los hombres de la Colonia para mirarse y descubrirse
a sí mismos”.2 Pareciera difícil desmentir dicha sentencia cuando se observa
que durante los tiempos virreinales –e incluso en siglos posteriores– la Virgen
de Guadalupe no pocas veces fue protagonista en momentos relevantes de
la vida de los habitantes de esta porción del continente americano que ahora
llamamos México.
Desde los comienzos del culto a la Virgen de Guadalupe, los distintos
grupos sociales que por entonces componían a la sociedad novohispana mostraron su devoción ya fuera acudiendo en peregrinaciones al Tepeyac, realizando generosas donaciones en recursos para la erección de templos dedicados
a ella, e incluso, como muchos de los indígenas del pasado –y del presente–,
ofreciéndole un tributo musical: danzando y tocando música, haciendo mitote. A decir de Álvaro Ochoa, según referencias en relaciones del siglo xvi, se
entendió al mitote como un “ritual anterior a la conquista cuando la grandiosa
devoción era bailar en los templos al son de alientos y percusiones”;3 dicha
1
Francisco de la Maza. El guadalupanismo mexicano. México: Fce-sep, 1984 (Lecturas Mexicanas), p. 86.
2
Ibid., p. 10.
3
Álvaro Ochoa Serrano. Manual del mariachi. México: Secretaría de Cultura, Gobierno del
Estado de Jalisco, 2013, p. 12.
114
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
práctica, al menos en el lugar de veneración a la virgen morena, continuó
vigente después del siglo xvi. En el lienzo llamado Verdadero Mapa del sitio
en que se venera la milagrosa ymagen de Nuestra Señora de Guadalupe de la ciudad de
México… atribuido a Manuel de Arellano en el año de 1709 –el cual narra de
manera gráica lo acontecido durante el traslado de la Virgen de Guadalupe
al santuario que por entonces recién se había terminado y dedicado a ella–,
se destaca la presencia del mitote en tan notable suceso. María Concepción
Amerlinck en un análisis que hace de la citada obra, respecto de los asistentes
al evento, señala:
En cuanto a las personas aludidas por el pintor, hay un verdadero registro de
asistentes, entre espectadores y actores. Unos miran, otros son mirados. Todos han ido a ver y también a ser vistos […] Hay grupos de diversas edades y
condiciones, tanto en las casas y azoteas, como en el atrio o cementerio, como
también se le llamaba, que hace las veces de plaza, o viceversa. Unos miran,
otros esperan, algunos se encuentran en torno a la fuente, otros descansan tranquilamente sentados, varios de ellos en la orilla de la plataforma que rodea al
santuario. Lo festivo y hasta lo humorístico alternan con lo solemne.
En lo concerniente a los indígenas que aparecen en la pintura menciona:
Como era costumbre, al igual que en las procesiones de Corpus Christi, participó
un festivo grupo de danzantes indígenas, que se observan ataviados a su usanza.
Están retratados donde seguramente concluyeron su danza o mitote: en el amplio espacio abierto que, si originalmente fue plaza pública, al quedar contigua
al santuario se convirtió también en atrio […]4
Si bien al correr del tiempo las festividades nativas se modiicaron o se
mezclaron con las de ritualidad cristiana europea, eso no perjudicó la costumbre indígena de expresar, dentro de un marco religioso, agradecimiento
u ofrenda a sus benefactores celestiales, mediante danzas y cantos –identiicados como mitotes por los frailes evangelizadores– como en el caso de la
guadalupana. De hecho muchos indígenas, a decir de fray Pedro de Gante,
tenían “razonable habilidad” para los menesteres musicales. Muchos de ellos
se integraron a capillas de música en las iglesias y catedrales del virreinato
4
María Concepción Amerlinck de Corsi. “El santuario de Guadalupe de 1709”. Boletín de monumentos históricos. México, Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, inaH, núm.
20, 3a época, septiembre-diciembre de 2010, p. 18.
115
Carlos Flores Claudio
debido a que eran diestros tanto para el canto como para tocar los instrumentos que se les enseñaban;5 otros más continuaron sus acostumbradas danzas
y cantos, que para el caso de la Virgen de Guadalupe al parecer se hizo una
costumbre ineludible. El propio Francisco Javier Clavijero, jesuita en exilio y
guadalupano consumado, en 1782 daba testimonio de la presencia indígena
en el santuario del Tepeyac subrayando:
Los indios acudían en masa, aun de regiones muy distantes y honraban a la
Virgen con sus acostumbrados obsequios de lores, con cantos en su honor y
con devotos bailes como un tiempo lo hizo David ante el Arca de la Alianza.
Cuando se divulgó en México la fama de las apariciones de la Santísima Virgen, un indio noble de nombre Francisco Plácido gobernador de Azcapotzalco
compuso sobre ella algunas poesías en elegante lengua mexicana; y el día de la
traslación de la imagen las cantó él mismo en el santuario bailando en la compañía de muchos de sus paisanos. Su ejemplo fue imitado por muchísimos otros
indios, y por más de un siglo rigió la costumbre de cantar esas poesías; pero los
bailes han durado hasta hoy, y son muy frecuentes.6
En efecto, los cantos y sobre todo los bailes y la música continuaron
como tributo a la virgen morena en los siguientes años. Muy probablemente
durante los últimos años virreinales en el templo guadalupano ya no sólo se
danzaría o cantaría al modo indígena, sino también en un modo mestizado
–aunque con más inluencia europea– como el fandango, el cual por muchas
regiones del virreinato ya se había propagado entre las clases populares al
igual que el propio culto a la guadalupana, lo que seguramente ocasionó que
se le dedicaran a la virgen celebraciones y festividades donde se harían presentes diversas danzas y manifestaciones musicales en su honor.7
5
Existen testimonios del nombramiento de indios músicos en la capilla de música de la Basílica de Guadalupe como el de Pedro Joseph Valeriano, indígena que era “tenor y violín”
contratado en 1750 para asistir en las iestas de la Virgen por el patronato de obras pías de
Medina. Lidia Guerberof Hahn. “El archivo de música de la Insigne y Nacional Basílica
de Guadalupe de México”. Anuario Musical. Barcelona, csic, núm. 62, enero-diciembre de
2007, pp. 257-270.
6
Francisco Javier Clavijero. “Breve noticia sobre la prodigiosa y renombrada imagen de
Nuestra Señora de Guadalupe (1782)”. Ernesto de la Torre Villar y Ramiro Navarro de
Anda. Testimonios históricos guadalupanos. 2a reimp. México: Fce, 2004, p. 590.
7
Arturo Chamorro señala que actualmente se siguen tocando sones en festividades religiosas de comunidades nahuas del occidente del país, entre las que se encuentra la dedicada a
116
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
Hacia la segunda década del siglo xix, pasado el conlicto bélico que derivó en la soberanía del otrora virreinato novohispano para volverse una nueva
nación, el gobierno del país que recién adaptaba el sistema republicano –tras
la caída del emperador Iturbide– decidió realizar un homenaje a los caudillos
del movimiento insurgente –ya considerados beneméritos de la patria– por
medio de la recuperación de sus despojos mortales; se decidió que dicho
homenaje se realizaría en la capital de la nueva república: la ciudad de México. Los citados restos debían ser reunidos previamente en algún sitio para
su entrada triunfal a la metrópoli y su inal depósito en un altar dentro de la
Catedral Metropolitana de México. El sitio elegido fue la Villa de Guadalupe,
a donde los grupos comisionados para trasladar los restos de los caudillos héroes se reunieron el 15 de septiembre de 1823. Lo peculiar del asunto –el cual
en cierto modo ya era algo singular– es que el grupo que trasladaba los restos
del general insurgente José María Morelos fuera acompañado por música,
como lo cita en su Diario histórico… el letrado Carlos María de Bustamante,
testigo de aquel acontecimiento:
En la mañana de ayer llegaron los venerables restos de Morelos a Guadalupe;
serían las doce y media cuando entraron en la villa y se presentaron a la Colegiata. Acompañabanlos tres músicas de indios de diversos pueblos y en de cánticos
y músicas lúgubres tocaban valses y sones alegres. ¿Quién oyendo a estos hijos
de la naturaleza explicarse de este modo, no auguraría que hacían coro con la
música agradable que recreará el oído en la región de la paz a aquel nombre
magnánimo que tanto amó en vida a los hijos de Anáhuac y que con tanta usura
correspondieron a su cariño? El alcalde de la villa trajo esta mañana los cadáveres en cinco urnas hasta la Garita de Peralvillo.8
La peculiaridad musical que destaca Bustamante en estas líneas bien podría tomarse como una derivación del continuo tributo musical que venía
haciéndose desde muchos años a la virgen morena en el Tepeyac, sólo que
en esta ocasión se vería relejada en la veneración que los indígenas tenían al
caudillo Morelos con “valses y sones alegres”.9
la Virgen de Guadalupe. Arturo Chamorro. Mariachi antiguo, jarabe y son. México: Secretaría
de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2006, p. 33.
8
Carlos María de Bustamante. Diario histórico de México, 1822-1848. cd 1. Joseina Zoraida
Vázquez y Héctor Cuauhtémoc Hernández Silva (eds.). México: ciesas-El Colegio de México, 2001, miércoles 17 de septiembre de 1823.
9
Hasta donde se sabe, no se tiene documentado que haya existido algún tipo de tributo
musical –como el dado a Morelos– a otros caudillos de la Independencia, como bien pu-
117
Carlos Flores Claudio
La música y el baile sin duda continuaron apareciendo durante el siglo xix
en el templo guadalupano del Tepeyac, ya fuera en ofrenda a la virgen o con
pretexto de ella, siendo también muy frecuente la presencia del alcohol en los
concurrentes a las festividades, situación que criticó en su momento Ignacio
Manuel Altamirano al estudiar el fenómeno guadalupano:
Después de la comunión y otras ceremonias interesantes del culto, la muchedumbre, dejando su lugar a otra y a otra que ocupan toda la iglesia, sale, se
dispersa por las callejas de pueblo o villa que tradicionalmente se llama Villa de
Guadalupe […] o regresa a México o trepa en los cerros de Tepeyac con el objeto
de almorzar al uso del día, es decir, carne de chivo, chito, como la llama la gente,
salsa de chile rojo con pulque, llamada vulgarmente salsa borracha […] a las seis
de la tarde, todo este mundo de peregrinos se halla en estado igual a la salsa, y
la Santa Virgen presencia abominaciones y crímenes que son comunes en las
iestas religiosas de México.10
Seguramente durante la festividad la ingesta de alcohol era acompañada
de música. Guillermo Prieto en su romance “Nuestra Señora de Guadalupe”
lo hace patente al señalar la presencia de instrumentos musicales en la verbena guadalupana:
La villa de Guadalupe,
de gente se desparrama.
El perro va dando gritos,
se hacen rajas las campanas;
por donde un tambor no suena,
es que diez pelados cantan;
donde el arpa no igura,
es que luce la guitarra;
dieran haber sido los casos de Víctor Rosales y Mariano Matamoros, héroes homenajeados
–y rescatados sus restos– en la zona de Michoacán, considerada tierra nuclear del mariachi.
Respecto del homenaje a los héroes puede véase Carlos Flores Claudio. “Odisea relicaria:
Periplos de los restos de los héroes de la independencia”. México, Facultad de Estudios
Superiores Acatlán, unam, 2013 (tesis de licenciatura).
10
Ignacio Manuel Altamirano. Paisajes y leyendas. Tradiciones y costumbres de México. 8a ed. México:
Porrúa, 1999, p. 56.
118
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
y donde el pistón no chista,
es porque privan las lautas.11
Dichas presencias musicales, como la señalada por Guillermo Prieto, serían renovadas con el transcurso del tiempo debido al arribo de personas y
grupos del occidente del país hacia la ciudad de México, sitio que les signiicaba
esperanzas y oportunidades que en sus lugares de origen ya se les diicultaba
tener por –entre otras cosas– los conlictos bélicos suscitados en los primeros años del siglo xx.12 Muchos de los recién llegados a la capital de la nación
contaban entre su carga cultural con el elemento de ser devotos de la Virgen
de Guadalupe. Pablo Dueñas y Jesús Flores y Escalante señalan que Cirilo
Marmolejo –uno de los primeros mariacheros de Jalisco en llegar a la ciudad en
esos años– con respecto de la guadalupana les comentó:
[…] Contó (Don Cirilo) que cuando vino con su grupo a la capital por primera
vez […] no esperaba más que sobrevivir, pues en Jalisco la cosa estaba grave. No
cesaba todavía la Revolución, eran tiempos de escasez y la vida de un civil no
valía gran cosa… lo primero que hicieron, recuerda Don Cirilo, fue ir a la Basílica para pedir protección a la Guadalupana.13
Así como don Cirilo, muchos de sus compañeros de profesión, siempre
que les fue posible, acudieron a ver a la virgen, tanto para hacer maniiesta la
petición de amparo ante la adversidad que les representaba la propia presencia en la metrópoli capitalina, como para expresarle el agradecimiento más
profundo por los favores recibidos. Dichas muestras de devoción madurarían
con el paso de los años cuando los mariachis concurrían humildes a cantarle
“Las mañanitas” cada 12 de diciembre o en ocasiones tan especiales como las
festividades por el cuarto centenario de las apariciones guadalupanas, llevadas
a cabo en 1931.
El canto de “Las mañanitas” fue un fenómeno popular que no pasó desapercibido para los periodistas José Pagés Llergo y Regino Hernández –colaboradores de la revista Hoy y Mañana respectivamente–, quienes propusieron
11
Guillermo Prieto. Obras completas. T. xiii. Investigación y compilación de Boris Rosen Jélomer. México: Conaculta, 1994, pp. 285-288.
12
Me reiero por supuesto al conlicto revolucionario de 1910 y, sobre todo, a la rebelión
cristera de la década de los veinte.
13
Jesús Flores y Escalante y Pablo Dueñas. La Guadalupana. Patroncita de los mexicanos. México:
Plaza & Janés, 2004, pp. 195-196.
119
Carlos Flores Claudio
en 1943 a algunas personas del medio artístico, entre ellas a Jorge Negrete
(líder por entonces de la Asociación Nacional de Actores [anda]), la interpretación de “Las mañanitas” por parte de los famosos, evento que pudo desarrollarse el 12 de diciembre del mismo año.14 Si bien en este acto no estuvo
presente algún grupo de mariachi, destacó el hecho como un antecedente
directo de lo que sería este evento que se desarrolla anualmente y en el que
los mariachis son elemento primordial.15
Otra de las actividades que surgieron a partir de la devoción de los mariachis por la Virgen del Tepeyac fueron las peregrinaciones desde la Plaza
Garibaldi en el centro de la ciudad hasta el santuario guadalupano. Respecto
de la peregrinación se puede señalar que inicialmente no fue un acto que se
hiciera exclusivamente hacia el templo guadalupano, pues se tiene el dato de
que este tipo de actividades se realizaban también hacia al menos dos templos
ubicados en calles aledañas a la Plaza de Garibaldi: una al templo de Santa
Catarina Mártir y otra al templo de la Virgen del Carmen; dichos templos actualmente sobreviven en el corazón de la ciudad.16 En cuanto a las incidencias
de la peregrinación a la Villa, Francisco Yáñez Chico –mariachi de Garibaldi
de mediados del siglo xx– ofrece un retrato general de ellas:
[…] Pos, una peregrinación a la Villa de Guadalupe es un compromiso muy serio, y por eso todos cumplen y ayudan, con más ganas; pos a'í vamos a honrar a
la santa madrecita de los mexicanos; pero, eso ¡eso da mucho trabajo! Se sale de
Santa María la Redonda (la iglesia más cercana a Garibaldi); y vuelta en la Calzada
de Nonoalco pa' llegar a la Glorieta de Peralvillo, pasando por la Vieja Aduana,
a'í en Tlatelolco, y entonces [sic] si agarra la calzada misma de la Villa. Ese desile
14
Dentro del acto el propio Jorge Negrete cantó “Las mañanitas” siendo acompañado en el
programa por Pedro Vargas, quien ejecutó una plegaria acompañada de órgano, además de
que se entonó el Himno Nacional. La voz guadalupana. Historia, arte, información. Órgano de la
Insigne Nacional Basílica de Guadalupe. México, Centro de Propagación Guadalupana, año x,
núm. 11, febrero de 1944, pp. 5-10.
15
“Las mañanitas” a la Virgen de Guadalupe como hoy las conocemos se iniciaron a mediados de la década de los cincuenta, cuando la empresa Televisa solicitó a las autoridades del
cabildo guadalupano llevar a algunas personas del medio artístico para que cantaran “Las
mañanitas”, ya que en años anteriores sólo se realizaban unos controles remotos desde
la basílica durante la noche del 11 de diciembre. Véase Carlos Villa Roiz. “La Historia de
‘Las mañanitas’ a la Virgen de Guadalupe” (http://www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=496), 25 de julio de 2014.
16
Francisco Yáñez Chico. Historias escogidas del mariachi (según los apuntes de Edgar Gabaldón Márquez). México: J. M. Castañón editores, 1981, pp. 307 y 323.
120
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
dura ¡ha-aáa-arto rato! Pos, de la Plaza de Garibaldi a La Villa esta retiradísimo, y
hay partes del recorrido con un tráico estorboso, de gente, de coches, y a'í que
caminar, y caminar y caminar, y caminar, y uno tiene que ocuparse de que no se
desaparten los peregrinos, los mariachis y sus familias, sobre todo las chamacas
y los chamacos, que son ingobernables […]17
El propio Yáñez señala que a él le tocó ser parte de la organización de las
peregrinaciones de los mariachis durante muchos años, quejándose amargamente por momentos porque implicaba mucho trabajo y “la gente no se ija.
Y no li'hacen aprecio a uno”; sin embargo terminaba por involucrarse, puesto
que quienes le insistían en su momento para la realización del acto, apelaban
a la devoción personal: “Si no la queres hacer (la peregrinación), porque te lo
digo yo, acuérdate que es pa'la virgencita”.18
Es creencia general entre los mariachis de Garibaldi que sólo se hacía una
peregrinación a la Villa, y que ésta siempre se realizó como actualmente se
desarrolla: en el marco de la iesta anual dedicada a Santa Cecilia en la plaza.
Sin embargo, ahora sabemos que también acudían a otros templos como en
líneas arriba se ha mencionado. Aunado a lo anterior, y con respecto de la
peregrinación al santuario guadalupano, algunos registros de mediados del
siglo xx emitidos por la propia basílica señalan que al menos en 1951 se realizó una peregrinación el día 22 de noviembre y otra el 20 de diciembre del
citado año, destacándose el hecho de que para la de noviembre, el registro
los señala como músicos ilarmónicos y para la de diciembre como mariachis.19
Para el siguiente año, 1952, en noviembre, se les consignó como ilarmónicos,
y se les mencionó en la festividad del 12 de diciembre del mismo año como
mariachis;20 tomando en cuenta que en esos años al músico callejero –como
los mariachis– se le denominaba también como ilarmónico,21 ¿por qué nombrarlos de distinta manera de un mes a otro?, ¿o se trata de distintos tipos de
músicos? Si es así, ¿quién y desde cuándo realizaba la peregrinación el día
de Santa Cecilia a la Villa de Guadalupe? Al menos hasta donde el tiempo
y los registros permitieron observar, no fue posible esclarecer estas dudas.
17
Ibid., p. 326.
Ibid., p. 327.
19
La voz guadalupana. Historia, arte, información. Órgano de la Insigne Nacional Basílica de Guadalupe.
México, Centro de Propagación Guadalupana, año xvii, núm. 11, enero de 1952, pp. 25-26.
20
Ibid., año xviii, núm. 10, diciembre de 1952, p. 8.
21
La denominación ilarmónico no sólo reiere al músico callejero, sino a aquel músico que
aprendió su oicio de manera empírica, sin una formación propiamente académica.
18
121
Carlos Flores Claudio
No obstante, lo que sí hay que destacar es que la peregrinación a la Basílica
de Guadalupe por parte de los mariachis de Garibaldi ha estado presente, al
menos, desde hace sesenta años. Habrá que continuar el sondeo con el in
de poder precisar de manera más puntual –en la medida de lo posible– desde
cuándo persiste la peregrinación como ahora se conoce.
Si bien hemos hablado de la peregrinación que como grupo tienen los
mariachis de Garibaldi,22 es importante señalar que otros grupos sociales en
sus propias peregrinaciones al Tepeyac también se han hecho acompañar de
mariachis. Don Miguel Martínez –patriarca de la trompeta en el mariachi– al
respecto señala:
Mira, con el Mariachi Vargas me tocó acompañar las peregrinaciones de algunas
empresas, tocamos con los de Tequila Sauza, con los de Bacardi, acompañamos
a los voceadores, a los del rastro de carnes de la ciudad […] la gente se juntaba
ahí en la glorieta de Peralvillo y nosotros los acompañábamos tocando todo el
camino hasta la Villa. Tocábamos la misa panamericana ahí en la Basílica, que
esa por cierto yo la escuché primero en Estados Unidos, la cantaban allá muy
bonito. Esa la pagaban a 50 dólares, nos iba muy bien por allá.23
Dicha misa panamericana24 –como lo destacó don Miguel Martínez– es
uno más de los elementos de interacción entre los mariachis y la Guadalu22
En la actualidad ya sólo existe la peregrinación a la Villa, la cual forma parte de las actividades de la Fiesta de Santa Cecilia llevada a cabo en Garibaldi el 22 de noviembre de cada año.
23
Entrevista a Miguel Martínez Domínguez. Realizada por Carlos Flores Claudio, Tlalnepantla de Baz, Estado de México, 7 de agosto de 2014.
24
La misa panamericana es una misa de corte popular que mediante la utilización de instrumentos tradicionales (en este caso los propios del mariachi) buscó en su momento crear
una nueva interpretación de los cantos elementales de una celebración eucarística. Se ha
considerado a esta misa como una de las consecuencias de la tendencia eclesiástica renovadora del catolicismo en diversos países –particularmente en Latinoamérica–, la denominada teología de la liberación; dicha teología que en México tiene su antecedente en la gestión
que como arzobispo de Cuernavaca tuvo monseñor Sergio Méndez Arceo –entre otros–,
quien ponderaba el trabajo pastoral centrado en el catolicismo popular con el in de fomentar una religiosidad más crítica que fuera agente de cambio social. De ahí que desde
la década de los cincuenta se diera un impulso a la lectura y relexión de textos bíblicos y
al uso de las lenguas vernáculas, las cuales, por medio de los cantos religiosos –entre otros
elementos– fomentó la familiarización y solidarización de las sociedades en sí mismas e
hizo mucho más cercana la liturgia y el pensamiento cristiano católico. La misa panamericana fue reconocida oicialmente a partir del Concilio Vaticano ii en 1967. Respecto de
la relación entre la teología de la liberación y la música véase Montserrat Galí I. Boadella.
122
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
pana, que en el caso de los mariachis de Garibaldi la efectúan dentro de la
basílica al inal de su peregrinación. Esta misa cuenta con la particularidad de
ser acompañada por los propios mariachis, quienes previamente organizados
conforman un mariachi “monumental” (varios mariachis agrupados en uno)
que participa como coro dentro de la celebración, realizando los cantos religiosos que marca la liturgia.25 Dentro de los cantos de la misa, en la mayoría
de las veces los mariachis incluyen composiciones de corte popular dedicadas
a la guadalupana que no son propiamente religiosas, pero que de alguna manera son tolerados por los eclesiásticos en función de lo populares que son, ya
que la mayoría de los asistentes los tiene presentes en su memoria.26
A partir de los años cuarenta y con motivo del 50 aniversario de la coronación de la Virgen de Guadalupe, que data de 1895, fue que diversos compositores de la música en boga empezarían a dedicarle canciones a la Guadalupana: “Mi virgen ranchera”, 1949, de Chucho Palacios y “Plegaria guadalupana”, 1948, de los Cuates Castilla, serían de los primeros ejemplos populares
de esta tentativa. Strachwitz Frontera Collection dentro de su inventario ha
podido consignar algunas piezas dedicadas a la Virgen de Guadalupe con
mariachi, al igual que la página de videos YouTube, donde se observan piezas
cantadas en vivo durante “Las mañanitas” anuales en la basílica; de ambos
sitios se pueden citar algunas piezas, enlistadas en la tabla 1.
Respecto de los temas aludidos líneas arriba, es recurrente encontrar en
las afueras del templo guadalupano comercios dedicados a la venta de música
religiosa. Cuando el visitante decide preguntar por algún material dedicado a
la Virgen del Tepeyac, le son ofrecidas diversas producciones –tanto legales
como ilegales– que las contienen en diversas versiones: “Mañanitas a la Virgen”, “Misas guadalupanas”, “Cantos a la virgen morena”, y demás títulos
por el estilo; se pueden encontrar a módicos precios, eso sí, siempre o al menos en muy buena medida, instrumentadas con mariachi.
“Música para la teología de la liberación”. Anuario de la historia de la Iglesia. Pamplona, Universidad de Navarra, año xi, vol. xi, 2002, pp. 177-188.
25
Para una mayor apreciación de la misa panamericana con mariachi dentro de la Basílica, puede revisarse el portal Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe
(http://www.virgendeguadalupe.mx/peregrinaciones/movimientos-eclesiales/santa-cecilia-union-mexicana-de-mariachis#video-de-la-misa), 5 de julio de 2014.
26
El Mariachi Vargas de Tecalitlán cuenta entre su discografía con la grabación de una misa
panamericana en la que está consignado el tema “Mi virgen ranchera” de Chucho Palacios.
La portada de dicho material es una imagen del propio mariachi con la Basílica antigua en
el fondo. Pueden escucharse algunas piezas del disco en Mariachi Vargas de Tecalitlán. Mi
Virgen Ranchera (http://www.youtube.com/watch?v=9Z0wure6eAs), 20 de julio de 2014.
123
Carlos Flores Claudio
Tabla 1. Canciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe27
Titulo
Artista
“Virgen de Guadalupe”
“Serenata en el Tepeyac”
“Ofrenda guadalupana”
Lalo Guerrero y
El mariachi Los Camperos
Hermanas Hernández
con Mariachi
Pepe Méndez
Yolanda del Río
Lola Beltrán
“Virgencita morena”
Beatriz Adriana
“Mamá Lupita”
Miguel Aceves Mejía
“Virgen morena”
“La Virgen del Tepeyac”
Compositor
Margarito Díaz
Chucho Palacios
Francisco Rivera
Sin dato
Tomás Méndez
Antonio Argentino/
Hermanos Albarracín
Cuco Sánchez
El culto guadalupano –al igual que muchos otros elementos distintivos de lo mexicano– ha generado un impacto dentro del propio México, en
donde cada 12 de diciembre se venera y festeja como verdadera madre a la
virgen; la televisión, por ejemplo, ha conirmado ese impacto devocionario:
Pedro Infante –guadalupano de cepa– realizó el 23 de octubre de 1954 un Maratón Guadalupano a través del Canal 4, logrando recaudar poco más de un
millón de pesos en beneicio de las obras de remodelación llevada a cabo en
aquella década en la Villa de Guadalupe.28 En dicho maratón –cuya duración
fue de poco más de 24 horas consecutivas–, mientras se rifaban sombreros de
charro para la recaudación de fondos, muchos personajes del medio artístico
acudieron al llamado del oriundo de Sinaloa para presentar algunos números,
entre ellos el propio Mariachi Vargas.29 Eventos como el citado reforzaron la
fama tanto del propio mariachi como de la Guadalupana y tuvieron un gran
impacto más allá de nuestras fronteras, situación que fue manifestándose con
la adopción de estos dos íconos de la mexicanidad en lugares como Colombia, donde el mariachi se ha visto fortalecido los últimos años por el gusto de
la gente que lo demanda ya como algo propio. Con respecto de la Virgen de
Guadalupe, nombramientos como el de Emperatriz de América hicieron in27
Las tres primeras melodías pueden consultarse en la página de la Strachwitz Frontera
Collection (http://frontera.library.ucla.edu/ind.do?keyword=virgen&pager.offset=50&viewType=1&maxPageItems=50), 20 de julio de 2014. Las restantes pueden verse en el
portal de videos YouTube.
28
Excélsior. México, 25 de octubre de 1954.
29
Entrevista a Martínez Domínguez, loc. cit.
124
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
crementar aún más a sus devotos, a quienes se puede ver acudir cotidianamente
con las banderas de sus respectivos países al santuario del Tepeyac.
Mariachis surgidos en el extranjero, haciendo patente su devoción a la
Guadalupana (y tal vez como una forma de respaldar una imaginada “identidad mexicana” de la música que tocan), adoptan en su propio nombre el
de la virgen: Mariachi Virgen de Guadalupe, Mariachi Guadalupe, Mariachi
Rosas de Guadalupe, Mariachi Femenino Reyna de Guadalupe o Mariachi Internacional Guadalupe, entre otros nombres que son muy comunes en la
publicidad de mariachis extranjeros; eso no descarta que mariachis mexicanos
también sigan esta senda, pero se acentúa entre los foráneos en ese afán por
parecer más “auténticos” que los nacionales.30
El binomio Mariachi-Virgen de Guadalupe que aquí pretendimos observar y analizar de manera general, pareciera un baluarte difícil de separar si se
piensa que tanto en nuestro país como en diversas partes del mundo donde
se evoca a la virgen de Guadalupe, se invoca la presencia de un mariachi, ya sea
para hacer más llevadera la nostalgia por la tierra natal –como sucede en la
Catedral de Nuestra Señora en París cada 12 de diciembre–,31 o para hacer
patente una devoción que ya dejó de ser exclusiva de los mexicanos –en el
caso de la feligresía guadalupana en Italia–;32 ante tales situaciones creo que
es difícil no airmar –sobretodo allende nuestras fronteras– que donde está la
guadalupana, estará presente el mariachi.
Dicha publicidad mariachera-guadalupana puede veriicarse en Internet por medio de cualquier buscador, donde se puede notar abundantes ejemplos de este fenómeno.
31
Para el caso de la celebración a la Virgen de Guadalupe en Notre Dame, véase Itzel Guevara Molina. “La participación del mariachi en las celebraciones de la Virgen de Guadalupe
en Notre-Dame de París”. Arturo Camacho Becerra (coord.). Memoria del coloquio El mariachi
Patrimonio Cultural de la Humanidad. xi Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional. Zapopan: El
Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2013, pp. 85-97.
32
Un testimonio de la devoción por la guadalupana en tierras italianas está en Fernando Hernández Espejo. “Romatitlán: la experiencia de un mariachi mediterráneo”. Arturo Camacho
Becerra (coord.). Memoria del coloquio El mariachi Patrimonio Cultural de la Humanidad. xi Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional. Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura,
Gobierno del Estado de Jalisco, 2013, pp. 69-84.
30
125
Carlos Flores Claudio
bibLiograFía
Altamirano, Ignacio Manuel. Paisajes y leyendas. Tradiciones y costumbres de México.
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126
“Acuérdate que es pa’ la virgencita”. Guadalupe...
Guevara Molina, Itzel. “La participación del mariachi en las celebraciones de
la Virgen de Guadalupe en Notre-Dame de París”. Arturo Camacho Becerra (coord.). Memoria del coloquio El mariachi Patrimonio Cultural de la Humanidad. xi Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional. Zapopan: El Colegio
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Mariachi Vargas de Tecalitlán. Mi Virgen Ranchera (http://www.youtube.com/
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Strachwitz Frontera Collection (http://frontera.library.ucla.edu/ind.
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Villa Roiz, Carlos. “La historia de ‘Las mañanitas’ a la Virgen de Guadalupe”
(http://www.desdelafe.mx/apps/article/templates/?a=496), 25 de julio
de 2014.
entrevistas
Martínez Domínguez, Miguel. Realizada por Carlos Flores Claudio, Tlalnepantla de Baz, Estado de México, 7 de agosto de 2014.
128
TRANSPOSICIÓN DE RITMOS MUSICALES DE LA TRADICIÓN
COLOMBIANA AL FORMATO DE LA ORGANOLOGÍA
MUSICAL DEL MARIACHI MEXICANO1
Jaime Chaparro Neira
Universidad de Pamplona
El trabajo de investigación que se presenta a continuación pretende realizar
un análisis detallado de las mixturas que permitieron la incorporación de la
música mexicana de mariachi en la vida social y cultural del pueblo colombiano en los últimos sesenta años, al indagar las similitudes y diferencias que
permiten establecer parámetros comparativos desde el punto de vista de las
formas musicales de ambas culturas en los planos organológico y rítmico para
determinar hasta qué punto han sido permeadas las tradiciones musicales.
Es importante señalar que este trabajo se enmarca dentro del tipo de investigación explicativa, porque pretende encontrar las razones por las cuales
la música mexicana de mariachi se inserta en la sociedad colombiana, lo cual
se evidencia en la transformación de algunos ritmos musicales que se han
ido moviendo hacia ritmos mexicanos con la incorporación de instrumentos
correspondientes a la organología del mariachi.
1
Agradecimientos: A Dios, por permitirnos la fortuna de vivir en la música y por la música.
A la Universidad de Pamplona, por propiciar los espacios necesarios de apoyo a la investigación en música, a la oicina de interacción social por permitir movilidades internacionales.
A mi esposa Kely y mi hija Valentina por su comprensión e incondicional apoyo a mi labor
musical. A los músicos que expresan día a día su amor incondicional al folclore permitiendo construir tejido social y la creencia en un mejor país, al aportar su grano de arena en
beneicio de la más maravillosa expresión de los seres humanos… la música. A los cultores
de la música de mariachi en Colombia quienes encuentran en esta expresión folclórica una
proyección profesional de sus necesidades musicales y satisfacen así sus necesidades básicas
cuando no son tenidos en cuenta por el estado. Al Coloquio Internacional El Mariachi y
en especial al señor Luis Ku por su amistad, por permitirme asistir año con año a ese maravilloso país, México para exponer hallazgos de investigación y comprender el amor que
tienen los mexicanos por su música.
[129]
Jaime Chaparro Neira
Dentro de las técnicas de recolección de la información es importante
señalar en primera instancia la observación directa, mediante la inmersión
en el mundo del mariachi por parte del autor de este trabajo, y posteriormente el análisis minucioso de partituras, para establecer parámetros comparativos entre versiones de obras musicales colombianas en sus ritmos e
instrumentos originales, con esas mismas obras en versiones del formato
de mariachi.
Como toda historia tiene un comienzo, es indispensable lanzar una breve
mirada al génesis de las música mexicana y la colombiana; un poco de historia
permitirá aterrizar y comprender de mejor manera la cantidad de similitudes
de tipo cultural, social y hasta geográico en torno al por qué las mixturas son
posibles de alear de manera sencilla y clara, determinando una vez más que las
únicas fronteras son imaginarias y están en las mentes de los seres humanos,
pero que esos mismos seres humanos olvidan a qué país pertenecen cuando
se pone de maniiesto la más maravillosa de las expresiones humanas: su majestad, la música.
paraLeLo Histórico entre La música
tradicionaL mexicana y La coLombiana
Cuando empezó a indagarse acerca de las raíces musicales de México y Colombia para el presente trabajo, se encontró una serie de similitudes de tipo
histórico, político, social y cultural, lo que permitió explorar de buena forma
la construcción de identidades locales, regionales y nacionales por medio de la
música como elemento de expresión de los pueblos en su imaginario colectivo,
cimiento de las bases de la cultura de una nación.
Fue en este proceso de revisión histórica donde fue posible señalar algunos elementos importantes comunes a ambas culturas, con la pretensión
de determinar las razones por las cuales ha sido posible permear elementos
musicales populares de la identidad nacional de uno a otro pueblo.
Ambos países tienen orígenes indígenas, lo que indica la importancia que
tienen las culturas aborígenes que poblaron ambos territorios. Asimismo, tanto México como Colombia fueron conquistados por españoles, quienes trajeron consigo la religión, el idioma, costumbres y tradiciones culturales que
inluyeron signiicativamente en los pueblos de Latinoamérica; cada nación
adaptó a sus condiciones lo que el medio de desarrollo le permitió.
Es indispensable señalar el aporte africano a la cultura mexicana y a la
colombiana, pues como quiera que hayan sido introducidos los africanos
130
Transposición de ritmos musicales de la tradición colombiana...
al continente durante la conquista para ser dispuestos por los españoles para
la realización de las tareas especíicas de trabajos pesados en la extracción de
riquezas (oro, plata, minerales preciosos, agricultura, ganadería, etc.), trajeron
consigo sus rituales, su música de tambores y sus saberes tradicionales.
En este orden de ideas es importante airmar, sin temor a equívocos, que
somos producto del mestizaje; el aporte de las culturas indígena, española y
africana se hace evidente en cada una de nuestras manifestaciones culturales,
sociales; especíicamente en nuestra música, pilar fundamental en la construcción identitaria de nación. Como airma el compositor Carlos Chávez:
[…] En aquellas partes del continente americano donde no hubo en el pasado
culturas importantes, se hizo simplemente un traspaso de la cultura europea,
y en ello concurrieron varias circunstancias de gran interés […] En lugares en
donde las culturas americanas originales habían alcanzado un desarrollo considerable, en donde existía una organización política, una vida social un concepto bien estructurado de las relaciones familiares, una religión organizada, una
tecnología y una ciencia incipientes y soberbias manifestaciones de bellas artes
–aunque no fueran concebidas y creadas como tales, el encuentro de los segundos conquistadores (colonizadores europeos) con los primeros (indígenas),
determinó una transculturación, un proceso lento, difícil y también bastante
penoso.2
Otro elemento de similitud que es signiicativo indicar hace referencia a
las guerras de independencia, puesto que tanto México como Colombia sintieron la necesidad de empezar a tener vida propia como nación, para lo cual
fue necesario luchar de manera incansable. Históricamente, estos sucesos
acaecieron por la misma época: México, 1810-1821,3 y Colombia, 1810-1819.
También hay similitud en las topografías de ambas naciones, conformadas por valles, cordilleras, llanuras, diversidad de climas y costas en dos
océanos (Atlántico y Pacíico), lo que favorece la multiplicidad de expresiones culturales, así como la biodiversidad de lora y fauna.
Ya en el plano netamente musical, en especíico lo referente a organología (clasiicación universal de los instrumentos) y fusiones rítmicas (métricas
musicales), tanto México como Colombia se nutrieron de ritmos e instru2
Carlos Chávez. “Un compositor latinoamericano”. El pensamiento musical. Conferencias expuestas en la Universidad de Harvard (1958-1959). México: Fce, 1964, p. 14.
3
México Desconocido. “La Independencia de México (1810-1821)” (http://www.mexicodesconocido.com.mx/la-independencia-de-mexico-1810-1821.html), 27 de julio de 2014.
131
Jaime Chaparro Neira
mentos musicales traídos de Europa, como la guitarra o la mandolina; más
adelante incorporaron el violín en parte de sus músicas tradicionales. Pero
también construyeron instrumentos propios: para el caso mexicano, en el mariachi, se hicieron adaptaciones de la vihuela europea a la vihuela y el guitarrón;
citando al doctor Álvaro Ochoa Serrano en su Manual del Mariachi:
Como muchas otras expresiones culturales mexicanas, los ejecutantes de mariachi
portan las tradiciones musicales de la trinidad mexicana; la de los antiguos habitantes, las introducidas a la entonces Nueva España por los colonizadores provenientes de la Península Ibérica y los esclavos traídos de África. Así los nuevos
españoles trajeron consigo instrumentos musicales que no existían en nuestras
tierras; y, canciones pertenecientes a géneros musicales nunca antes escuchados de
este lado del océano, para mezclarse con los que nuestros ancestros acostumbraban interpretar, escuchar y bailar en rituales religiosos y festivos.4
En el caso de Colombia, la construcción del tiple en la zona andina,
señalado como instrumento nacional, reseña también el aporte africano con
su amalgama de percusiones, idiófonos que, junto con los instrumentos de
origen indígena como las gaitas, guacharacas, ocarinas y demás, fueron nutriendo las mixturas que también se extendieron a los cantos, las danzas, los
mitos y leyendas, la demosofía y todo el folclore con sus dimensiones.
LLegada deL mariacHi a coLombia
Ya se han reseñado en el trabajo de investigación “Relexiones acerca del impacto sociocultural que genera la inserción de la música mexicana de mariachi
en el nororiente colombiano”, presentado en el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional 2013, El Mariachi: Aprendizajes y Relaciones, hechos signiicativos que marcaron el derrotero de la entrada de este fenómeno cultural
a la nación colombiana, los cuales son el punto de partida en este intento de
análisis que pretende dar explicaciones de los alcances que ha tenido la música mexicana y el grado de permeabilización que alcanza cuando se aborda la
música tradicional de un país como Colombia con el formato organológico
del mariachi mexicano.
Se denotaron hechos concretos, como el poco desarrollo de los medios
masivos de comunicación en Colombia durante la década de los cuarenta y la
recién fundada, en aquel entonces, Radiodifusora Nacional, que inicialmente
4
Álvaro Ochoa Serrano. Manual del mariachi. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno
del Estado de Jalisco, 2013, pp. 10-11.
132
Transposición de ritmos musicales de la tradición colombiana...
para completar su parrilla de programación importaba programas radiales de
México y los retransmitía tal cual llegaban; este medio llegaba a todos los rincones del país y la ciudadanía fue familiarizándose con la música de mariachi,
lo que generó aceptación.5 El cine mexicano de mediados del siglo xx fue la
plataforma de expansión cultural del México de esa época en el mundo debido
a que sus costumbres y sus historias estaban presentes, y sobre todo, siempre aparecía un mariachi tocando y sirviendo como retroalimentador musical.6
También inluyeron las giras de exitosos cantantes mexicanos a Colombia,
que no venían solos, sino que traían su agrupación musical de mariachi, de las
cuales algunos de sus músicos se quedaron y fundaron los primeros conjuntos propios de música mexicana.7 La industria discográica bien desarrollada
de México permitió la introducción del mariachi a Latinoamérica, especialmente a Colombia, por su posición geográica estratégica como puerta de
Sudamérica, donde por diversas razones se posicionó de manera signiicativa
esta música en la sociedad de este país cafetero.8
Todos estos elementos pueden condensarse en un fenómeno llamado
migración; es bien claro que el mariachi nació en México en la región occidental, y en su proceso de construcción como nación se posicionó como símbolo de identidad nacional. Después utilizó elementos de expansión a los países
de habla hispana y posteriormente traspasó las barreras del idioma, la cultura
y límites geográicos, al llegar a países de los cinco continentes, siempre exportando su legado musical mediante la utilización, como vehículos para este
in, del cine, la radio, la televisión y los viajes de agrupaciones musicales de
mariachi a todo el orbe –quienes en sus giras llevan grabaciones de lo que allí
se produce musicalmente–.
Como airma Héctor Vega:
5
Véase Carlos Felipe Romero Anzola. Colombia Siglo xx una historia a ritmo de ranchera. Bogotá:
Pontiicia Universidad Javeriana, 2009.
6
Héctor Vega. “La música tradicional Mexicana: entre el folclore, la tradición y la World Music”, 15 de Octubre de 2010 (http://historia-actual.org/Publicaciones/index.php/haol/article/viewFile/506/433), 4 de agosto de 2014.
7
Véase Jaime Chaparro Neira. “Relexiones acerca del impacto socio-cultural que genera
la inserción de la música mexicana de mariachi en el nor-oriente colombiano”. Luis Ku
(coord.). Memorias del Coloquio Internacional 2013. El Mariachi: aprendizajes y relaciones. Zapopan: El Colegio de Jalisco, Secretaría de Cultura Jalisco, 2014.
8
Luis Ku (coord.). Memorias del Coloquio Internacional 2013. El Mariachi: aprendizajes y relaciones.
Zapopan: El Colegio de Jalisco, Secretaría de Cultura Jalisco, 2014.
133
Jaime Chaparro Neira
[…] la música tradicional de México es producto de un proceso de interculturalidad que se da en un contexto de constantes migraciones, en donde hay dos
factores que repercuten directamente en la creación de diversas expresiones
populares que con el tiempo se vuelven tradición. El primer factor importante
es la formación de nuevas identidades, regionales, étnicas, incluso nacionales
que tienen un carácter diferenciador ante el otro y en esa diferenciación crean
una identidad y con ella una tradición, en el caso musical. El otro factor que
hay que tomar en cuenta es que la tradición mexicana es híbrida, es resultado
de todas estas tradiciones, de muchas identidades, es producto de la constante
migración […]9
Es indispensable tener claridad sobre el tipo de mariachi que llegó a Colombia a mediados del siglo xx, el cual no fue el mariachi tradicional, es decir,
la agrupación conformada por sólo instrumentos de cuerda y con tarima para
bailar; no, a Colombia llegó el formato del mariachi moderno, es decir, conformado por violines, guitarra, vihuela, guitarrón, trompetas, y hacia inales
del siglo xx llegaron agrupaciones con arpa. Su atuendo era el traje de charro;
aquí es indispensable señalar que no eran músicos empíricos, sino instrumentistas con formación académica que en algunas ocasiones utilizaban elementos del folclore, pero que en deinitiva eran poseedores de unas técnicas
especíicas en la ejecución de sus instrumentos en lo que ellos denominaron
mánicos en los ritmos y el sonido ondulado en las trompetas con mucho vibrato
y demás.
¿transposición o transcuLturación?
Realmente el término transposición es netamente musical y hace referencia a
los instrumentos que por razones de la física son construidos en diferentes
tonalidades, las cuales permiten o facilitan alcanzar registros especíicos de
acuerdo con su tonalidad. Para el caso de la inluencia de la música mexicana
de mariachi en Colombia es necesario mencionar a la fusión que existe en los
ritmos reales abordados con instrumentos propios de la organología de la
música colombiana, que al incorporar el mariachi realizó mixturas, fusiones
que para los más ortodoxos perdieron su esencia y se convirtieron en algo
diferente, cuestión que se analizará a continuación.
La música colombiana es muy diversa y corresponde a expresiones populares de varios siglos de construcción, es decir, pueden identiicarse elemen9
Vega, op. cit.
134
Transposición de ritmos musicales de la tradición colombiana...
tos de mestizajes que dieron origen a lo que es hoy. Es indispensable señalar
los aportes europeos, tales como instrumentos, la lengua y en algunos casos
la parafernalia; este último elemento se mezcló con tradiciones de la cultura
africana que trajo consigo sus tambores, sus rituales, su lengua (hoy día se
habla en lengua bantú-africana en San Basilio de Palenque-Bolívar), su alegría
y su tristeza a la vez; en su música destacan las síncopas que son evidentes en
las regiones costeras del Atlántico y del Pacíico. Asimismo es imprescindible
mencionar el elemento indígena que ya habitaba en el continente desde épocas inmemorables y que también aportó instrumentos fabricados de lo que la
misma naturaleza proveía.
En la región andina colombiana (donde conluyen y se bifurcan tres
cordilleras que se conectan con la de los Andes) existen ritmos tales como el
vals, el pasillo, el bambuco, el chotís y la danza, entre otros, con los cuales se
han escrito innumerables piezas producto del mestizaje, es decir, con instrumentos traídos de Europa como la guitarra; además, se han construido instrumentos autóctonos colombianos como el tiple, que junto a la bandola
(instrumento sucesor de la mandolina pero adaptada al medio colombiano)
interpretan estos aires mencionados anteriormente. Al llegar el mariachi, debido a su alto grado de aceptabilidad cultural, se abordaron obras en ritmos
como el vals en 3/4, que se adaptaron bien a rancheras, y en algunos casos
a boleros rancheros; esto implicó adaptaciones de métricas ternarias a binarias, y además la inclusión de guitarrones, vihuelas, violines, trompetas y el
cantante.
En la región de la costa norte colombiana existe un género que es iel
relejo del mestizaje: el vallenato, originario de Valledupar, capital del departamento del Cesar. El vallenato en su organología original tiene tres instrumentos: el acordeón diatónico o de botones (traído de Europa), la caja (tambor
percusivo de origen africano) y la guacharaca (raspa de origen indígena chimila). Dentro de este género hay cuatro ritmos: el son (lento cadencioso binario), el paseo (un poco más rápido), el merengue (ritmo ternario en 6/8) y la
puya (el más rápido que demanda destreza y virtuosismo en sus ejecutantes).
Hoy en día encontramos que el mariachi también ha permeado al merengue
y al paseo; hay ejemplos en los que merengues vallenatos se han convertido
en sones de mariachi con aceptación total, ya que los cantantes originales
abordan fusiones en los que se pone de maniiesto un conjunto de vallenato
tocando a la par con un mariachi. En palabras de Octavio Marulanda en su
135
Jaime Chaparro Neira
libro Práctica de la identidad cultural, respecto de este proceso es importante
entender que implica
los distintos aspectos que asume la transculturación moderna y el aumento de
las migraciones, a más de las necesidades culturales que surgen en todas partes,
dan origen al fenómeno llamado trasplante folklórico, en el sentido de traslado
de un lugar a otro de una expresión autóctona, por parte de quienes son sus
cultores […]10
Este caso sucede con la música mexicana de mariachi. Se reseñó su arribo
a Colombia, por diversos motivos, a mediados del siglo xx; 11 este fenómeno
cultural llegó a Colombia y primero se estableció en la ciudad capital, se expandió a través de emisoras radiales, programas televisivos, giras de cantantes
mexicanos por todo el país e importación de programas radiales, radionovelas, el cine, etc. Empezó a darse a conocer y sin distingos de estratos sociales
caló muy profundo en la sociedad colombiana; comenzaron a formarse agrupaciones musicales de mariachi en las principales ciudades y a utilizarse para
festejos sociales a todo nivel, primero imitando a los charros importados, esto
es, trajes de mariachi con sus botonaduras, botas, chamarras, moños, cintos
e instrumentos típicos de la agrupación (guitarra, guitarrón, vihuela, violines, trompetas, cantantes); después empezaron a realizarse interpretaciones
de música colombiana de las regiones andina y caribeña con el formato mariachero, cuestión que, al comienzo, asombró a los más tradicionalistas, pero
después ganó espacios importantes. Como quiera, los primeros en realizar
estas versiones fueron los mismos mexicanos que vinieron de gira: Pedro Infante, Javier Solís y Pedro Vargas; posteriormente los mariachis colombianos
empezaron a realizar sus propias versiones sobre algunas obras que por su
métrica similar y su parecido con ritmos propios del país del sombrero ancho,
fueron posibles. Citando al doctor Jesús Jáuregui:
Desde los años sesenta del siglo xx, con la difusión de la imagen del “Mariachi
Sinfónico” impulsada por Ramón Palomar, la mayoría de los grupos en las grandes ciudades debe manejar algunos ejemplos ligeros del “género clásico” […]
Por último el mariachi moderno debe responder a las solicitudes del mercado
en lo referente a las modas. Así se han improvisado arreglos para danzones,
10
Octavio Marulanda. Práctica de la identidad cultural. 2a ed. Manizales: Artestudio Editores,
1984, p. 13.
11
Véase Chaparro Neira, op. cit.
136
Transposición de ritmos musicales de la tradición colombiana...
rumbas, mambos, cha-cha-chás, rocanroles, baladas; música tanto comercial
(bosanovas, cumbias, vallenatos) como folklórica de Latinoamérica (Alma Llanera)
y piezas de fama mundial […]12
ritmos musicaLes coLombianos que permitieron
Fusionarse con ritmos mexicanos deL mariacHi
El vals
Fue traído por los españoles desde Europa en el siglo xix y tomado como
referencia del baile de salón llamado waltz vienés, que al llegar a Colombia
se transformó en el vals del país o el colombiano;13 gracias a la sensibilidad de
nuestros músicos se incorporaron instrumentos como el tiple (instrumento autóctono colombiano) para acompañar poesías hechas canción. Se trata
de un ritmo en 3/4, y con la llegada del mariachi a mediados del siglo xx a
Colombia, muchas piezas concebidas originalmente en ritmo de vals colombiano fueron abordadas por agrupaciones de mariachi que las transformaron
en rancheras, y son hoy por hoy piezas obligadas en cualquier presentación o
serenata (véase anexo 1).
El bambuco
Guillermo Abadía Morales, respecto del bambuco, airma lo siguiente:
Diversas hipótesis marcan el origen del bambuco en Colombia: la indígena, que
resalta su origen de los chibchas (pobladores de las regiones montañosas del
país) por su esencia melancólica; la africana, que se basa en la utilización de los
negros de un instrumento hecho con cañas de bambú; y por último, la española,
12
Jesús Jáuregui. El mariachi, símbolo musical de México. México: Taurus, 2007, pp. 283-284.
Cursivas propias.
13
“Nacido del antiguo Landler alemán, cuya difusión arraigó popularmente el compás de 3/4;
el valse es, entre nosotros el antecesor legítimo del pasillo, cuyo nombre primigenio en el
siglo xix fue el de Valse al estilo del país; en Bogotá, principalmente se acostumbraban desde
el siglo xviii, las Valencianas, bailes en compás ternario y coreografía libre, y las capuchinadas para aprovechar el ritmo acelerado, procurando alegría y diversión”. Octavio Marulanda.
Práctica de la identidad cultural. 2a ed. Manizales: Artestudio Editores, 1984, p. 117.
137
Jaime Chaparro Neira
que argumenta la ascendencia vasca que lo ligan con ritmos como el zortzico
por su carácter ágil, alegre y contraste en sus síncopas.14
Es un ritmo que tradicionalmente se escribió en 3/4 pero que actualmente se escribe en 6/8, y se concluye que es una amalgama entre ambos.
Al llegar el mariachi se ha fusionado de manera especial con los huapangos,
sones huastecos y sones convencionales. Pedro Infante en sus visitas a Colombia empleó adaptaciones de obras colombianas con formato de mariachi,
transformados en huapangos (véanse anexo 2 y anexo 3).
El merengue
Es uno de los cuatro ritmos del género vallenato correspondiente a la costa
norte colombiana de origen triétnico por sus elementos indígenas, africanos
y europeos; ritmo ágil en métrica de 6/8 y originalmente ejecutado por los
instrumentos de la organología de este género: acordeón de botones, caja y
guacharaca. Fusionado con el mariachi se transformó en son y encaja de maravilla hasta el punto de que artistas actuales realizan fusiones donde se pone
en escena un conjunto vallenato con un mariachi moderno.
concLusiones
Puede determinarse que el mariachi ha inluido en las músicas del mundo
traspasando fronteras geográicas, políticas, económicas y culturales. Si bien
es cierto que los pueblos latinoamericanos tienen algunos elementos comunes en sus orígenes como nación, también es real la hermandad que se pone
de maniiesto cada vez que un mariachi suena, abordando obras musicales,
fruto de su tradición y evolución o también permeando las costumbres y tradiciones de los pueblos.
En el caso de Colombia se observa cómo las músicas con elementos
tradicionales que tienen su organología propia, su manera de expresarse, su
forma de danzar y su origen –fruto de la construcción de nación, producto
del mestizaje con los aportes indígenas, africanos y europeos–, han permitido en la actualidad que las agrupaciones de mariachi interpreten su música y
ocurra un fenómeno de mixtura cultural.
14
Guillermo Abadía Morales. “Relaciones del bambuco con los aires vascos (folklore musical)”. Danzas colombianas. Alberto Londoño. Medellín: Universidad de Antioquia, 1998, p. 1.
138
Transposición de ritmos musicales de la tradición colombiana...
Todo esto se dio gracias a las migraciones. Es evidente que los cultores
por diversas razones se desplazan por el mundo llevando consigo su forma de
pensar, de sentir, de hablar y todo un andamiaje de lo que su lugar de origen
los ha nutrido. En ese andar traen su música y parte de su identidad, la cual
empiezan a sembrar en el lugar donde se trasplanta el hecho folclórico, hasta
que es aceptado por la nueva comunidad que con el tiempo la adopta como
suyo.
bibLiograFía
Abadía Morales, Guillermo. A, B, C del folklore colombiano. Bogotá: Panamericana, 1996.
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140
J. JESÚS LÓPEZ LOMELÍ (1888-1977)
radiograFía deL repertorio de una música
de Los aLtos de jaLisco
Juan Frajoza
Centro de Estudios Históricos de la Caxcana
introducción
Antonio López Gómez, el campanero del Santuario del Sagrado Corazón de
Jesús, murió el 23 de septiembre de 2013.1 Más tarde supe que al inal de su
vida se le habían agravado los achaques, el reumatismo y la artrosis que ya
sufría anteriormente. La canícula de agosto lo había dejado tirado en cama,
engarruñado. Ya ni ganas le daban de cantar o soplar la armónica; poco a
poco dejó de comer. Su tirada era salir las aguas porque, a su decir, la humedad ambiental era lo que le destemplaba los huesos. Pero echó mal sus
medidas. El día de su muerte le pegó un hambre atroz y, quejumbroso, sólo
alcanzó a decir “¡Ya para qué chingados!”; y se dejó ir, invocando a los santos
de su predilección.
Dos años atrás lo conocí. Acompañado de su sobrino Rosalío López
Gutiérrez, tío Antonio nos recibió efusivo y platicador en su terrona de El
Santuario, Mexticacán. Pasadas las albricias de precepto y una breve introducción para agarrar conianza, comenzó a endulzarnos el oído con el tesoro que
guardaba en su memoria: la historia de su padre, un profesor rural a sueldo
que durante la primera mitad del siglo xx alternó esta actividad con la música
y la manufactura artesanal de sillas tejidas con ixtle.
1
El artículo ha sido redactado tomando como base los datos obtenidos de las entrevistas realizadas a nuestro informante entre 2011 y 2013, así como los publicados por su sobrino. Véase
Rosalío López Gutiérrez. A punto del olvido y la tumba. Historias de vida de Mexticacán. Guadalajara: Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias-Centro de Estudios Históricos de la Caxcana-Fundación Desarrollo Sustentable-H. Ayuntamiento de Mexticacán,
2014, pp. 66-78, 206-210 y 251-252.
[141]
Juan Frajoza
Pasado un año, tío Antonio se decidió entrar al improvisado estudio de
grabación que montamos en una pieza –un micrófono amarrado a su bordón– para salvaguardar el repertorio secular. Estas grabaciones, junto con las
realizadas a Emilio Lomelí García –de El Capulín–, Nicolás Pérez Alonso –de
Los Rincones– y Fortunato Covarrubias –de Mexticacán–, integran el disco
doble intitulado El canto cuamilero de Mexticacán, 2012.
Sin embargo, el campanero aún nos tenía una sorpresa reservada. Unas
semanas antes de fallecer abrió una petaquilla y nos entregó los “libros” de su
padre: cuatro cuadernos cosidos hechizos con algunos impresos, manuscritos
antiguos, poemas propios y ajenos, recitaciones de fandango, biografías de
santos y obispos, así como parte del repertorio religioso que el profesor y
su música interpretaban: caminatas, parabienes, alabanzas, alabados, despedimentos, entre otros géneros. Además, nos informó que existía un quinto
libro, el de mañanas y canciones, pero que lo había prestado años atrás a un
familiar y nunca le fue devuelto.
La música
Don Felipe López, por un “quítame allá esas pajas”, se enfrascó en un duelo
a sablazos con un comandante de policía en un fandango de boda que se
realizó en el rancho de su origen, La Soledad, en Yahualica. Quedando bien
tieso de un machetazo en la cabeza el representante de la ley, don Felipe huyó
rumbo a Chapala. Doña Micaela Lomelí, su mujer –que para estas fechas se
encontraba grávida–, se reunió con él en Atotonilco el Alto, llevada por unos
arrieros. En esa ciudad de naranjales nació J. Jesús López Lomelí, en 1888.
Años más tarde, calmadas las aguas, volvió la familia a El Santuario al haber
sido requerida doña Micaela por su madre Petra Rodríguez, dueña de los ranchos de Casa Redonda, Chicaquelite, El Zalate y parte de San Pantaleón, para
darle herencia en vida.
Luego de haber cursado estudios primarios más o menos formales en
Mexticacán, ingresó al Seminario de Guadalajara, pero no pudo ordenarse sacerdote al descubrir las autoridades eclesiásticas el hecho de sangre cometido
por su padre. Desheredado de su destino religioso, regresó a El Santuario y
comenzó a ganarse la vida.
Como era hombre “letro”, los rancheros rápidamente requirieron de sus
servicios para que amansara a la muchachada, les enseñara principios aritméticos y a leer y escribir. Para fabricar las sillas sólo utilizaba machete, broca, escoplo e ixtle. Habiendo aprendido a tocar guitarra en el seminario, y
142
J. Jesús López Lomelí (1888-1977)...
como la necesidad era mucha, conformó su agrupación musical. Además de
él, ésta estaba integrada por Reyes N., violinero de San Gaspar de los Reyes
en Jalostotitlán; José Isabel Esqueda, jornalero-violinero de Nochistlán;2 y
Jacinto Galarza, jornalero-tamborero de Temacapulín en Cañadas de Obregón.
En la década de los treinta también participarían esporádicamente los agricultores-violineros Valentín y Bonifacio Díaz. Además, los músicos Galarza y el
agricultor-tololochero Gil Jáuregui, Carita, conformarían su conjunto en el antedicho pueblo, en el que también tocarían otros destacados músicos locales:
el cantarero José N., El Chapetas; el agricultor-violinero Nicasio Carbajal; los
agricultores-guitarreros Medardo González y Cesáreo Sandoval, el Chayote; y
el agricultor Máximo Arámbulo,3 quien “siempre [estaba] tocando su guitarra
de doce cuerdas, que dizque se llama bajo sexto”.4 Tío Máximo, cuando falleció, fue enterrado con su instrumento.5
Cuando el contratante requería toda la música, se suponía que habría
buenas ganancias económicas en algún pueblo o rancho que celebraría sus
iestas patronales, o bien don J. Jesús escribía unas novedosas mañanas y
convocaba a los integrantes con medios propios, quienes avisaban que en
tal lugar y fecha habría rejuego. Sin embargo, el profesor rural también era
contratado para cantar cuamilero, tocar sólo como trovador o acompañado
por un violinero, no necesariamente de los de su grupo, sino el más cercano
según la ocasión y la precipitación del caso, como un velorio de párvulo.
La instrumentación, no el repertorio, se encontraba en constante tensión entre lo deinido y lo circunstancial, según la ocasión. De hecho, las
coniguraciones multiinstrumentales circunstanciales eran por lo general más
observadas que aquellas deinidas para la música de tambora de Los Altos de
Jalisco y sur de Zacatecas: a) violín, tambora y redoblante, y b) dos violines,
tambora y guitarra. Sólo en la música de Temacapulín se encontraron varias
2
En un padrón electoral levantado en 1912, en el partido político de Nochistlán, se asienta
que José Isabel Esqueda era vecino del barrio de Tolentinos, casado, jornalero, de 38 años
de edad y analfabeta (véase Periódico oicial del Gobierno del Estado de Zacatecas. Zacatecas, 19 y
22 de junio de 1912).
3
La relación de oicios ha sido obtenida del Archivo Histórico Municipal de Cañadas de
Obregón (en adelante aHmco). Presidencia, 1934, Censo económico de Temacapulín, Jal.
Delegación. 1940.
4
José Luis Guzmán. “Temacapulín: el Temaca que yo recuerdo”. Callejones. Mexticacán,
núm. 2, 2000, p. 7.
5
Entrevista a Rosalío López Gutiérrez. Realizada por Juan Frajoza, Mexticacán, Jalisco, 19
de julio de 2014.
143
Juan Frajoza
coniguraciones multiinstrumentales: violines, tambora y tololoche; violines,
tambora y guitarra; violines, tambora y bajo sexto; entre otras. Más allá de la
instrumentación deinida y la circunstancial, lo que aglutinaba y estabilizaba
la subtradición era el repertorio tanto secular como religioso sumamente generalizado, como lo ponen de relieve dos hechos: el que los integrantes de la
música de López Lomelí se encontraran localizados a distancias considerables unos de otros y no necesitaran más que acoplarse a la hora de ir “a echar
ruido”; y que cada uno por su rumbo pudiera ensamblarse con otros músicos
e instrumentos para obtener algunos pesos o participar en las diversiones y
festividades de sus pueblos. Esta constante tensión entre lo deinido y lo circunstancial, por una parte, permitía la permanencia del repertorio tradicional,
y por otra, la asimilación paulatina de lo novedoso y lo externo.
eL repertorio secuLar
El libro más antiguo se coleccionó entre 1912 y 1921, cuando López Lomelí
sirvió como profesor rural en el rancho de El Gavilán, en Valle de Guadalupe, contratado por los hermanos Sotero, Víctor y Doroteo Oropeza. Cabe
mencionar que ellos habían asesinado durante unas carreras parejeras celebradas el 20 de abril de 1911, en Cerro Viejo, Cañadas de Obregón, a los hermanos Isidro y Mariano Pérez, así como a su primo hermano Jesús Muñoz
Pérez, los del famoso corrido compuesto por Dionisio Muñoz de Luna, “Tío
Nicho Patatiesa”. Aparte de desarrollar sus actividades educativas, en 1913
se “robó” de Yahualica a Librada Hernández (que más tarde sería su primera
esposa) y compuso Las mañanitas de la tormenta de tierra; en 1916 participó en la
defensa social de Yahualica, organizada por Julián Limón para combatir a los
bandidos que merodeaban por la región, al pertenecer a la Plana Primera del
capitán Sotero Oropeza, y escribió “Las mañanas de Julián Limón”; además,
en 1921 compuso el “Corrido del 14 de Octubre” luego que las acordadas
de Calixto Alcalá, presidente de Cañadas, asesinaran a tres miembros de la
familia Oropeza: Doroteo, Tomás y Camilo.
El libro está integrado por las obras teatrales impresas Marta y María. Juguete cómico para niñas en un acto y en prosa original de D. Rafael Pérez,6 ¡Honrar padre
y madre! Mandamiento en un acto en verso y original de los señores D. Ángel Medel y D.
Joaquín Pascual 7 y Coloquio que representa la admirable renovación de Nuestra Señora
6
Marta y María. Juguete cómico para niñas en un acto y en prosa original de D. Rafael Pérez. Barcelona:
Establecimiento Editorial de Antonio J. Bastinos, 1913.
7
¡Honrar padre y madre! Mandamiento en un acto en verso y original de los señores D. Ángel Medel y D.
Joaquín Pascual . Barcelona: Establecimiento Editorial de Antonio J. Bastinos, 1912.
144
J. Jesús López Lomelí (1888-1977)...
del Rosario de Talpa,8 así como del libreto manuscrito de un coloquio intitulado
“Contesta del moro y del cristiano” que por su vocabulario y composición
parece haber sido “redactado” en las postrimerías del siglo xviii (al inal de
los diálogos se incluyen las “Décimas en acto de contrición” y el “Soneto para
Nuestra Señora del Carmen”). Asimismo, contiene una docena de poemas de
corte patriótico propios y ajenos; entre ellos una transcripción fragmentaria
de “La suave patria”, de Ramón López Velarde.
Como es notorio, los anteriores elementos servían de material pedagógico al profesor López Lomelí para alfabetizar y aleccionar a sus alumnos
en la moral cristiana y patrio amor; sin embargo, la última pieza contrasta
completamente tanto por su lenguaje como por su contenido: la “Loa del
ranchero”, que es una recitación de introducción al fandango. Las recitaciones eran composiciones en prosa o verso que se declamaban en las distintas
fases del jolgorio “para causar risión o relexión”. Las había de introducción o
bienvenida, de descanso o en medio (para que los músicos tomaran vino, alimento o aire) y de despedida. Éstas eran parte esencial del repertorio secular
que los músicos interpretaban, a grito abierto más o menos canturreado, durante esparcimientos y diversiones públicas, especialmente en los fandangos.
Por supuesto, existen evidencias históricas tangenciales sobre su inclusión:
el 15 de octubre de 1856 el labrador Bibiano Íñiguez, oriundo del rancho
de La Cofradía y residente en Temacapulín, quien hubiera sido denunciado
por sus vecinos por indicios de robo con asalto, puesto que lo veían desaparecer durante días y regresar con pesos fuertes, declaró ante el licenciado
Félix Maldonado, juez de primera instancia de Tepatitlán, que “nunca me he
retirado de los puntos donde he vivido, como lo justiicaré, ni aparecía con
dinero; como me he ocupado en cantar en los fandangos y en componer
bersos porque soy poeta, me pagaban porque fuera á ellos y por eso bían que
faltava de mi casa y que después volvía con lo que me daban”.9 Por otra parte,
uno de nuestros entrevistados, antiguo director de pastorelas de prodigiosa
memoria, después de dictarnos durante seis horas consecutivas el coloquio de
“La noche venturosa” y los sainetes de “El fraudero” o “Las gorditas”, “El
8
Coloquio que representa la admirable renovación de Nuestra Señora del Rosario de Talpa. Tepic: Tip.
de Señor San José, 1900.
9
Íñiguez sabía leer y escribir. De hecho, en el expediente se encuentra su irma plasmada, y
su calidad es buena. Sin embargo, declaró ignorar su edad (Archivo Municipal e Histórico
de Tepatitlán de Morelos (en adelante amHtm), C35-Exp41-F3, f. 19r).
145
Juan Frajoza
Perucho” y “La Trinidad”, nos pronunció una recitación de relexión llamado
“El borracho”.10
Cabe resaltar que la “Loa del ranchero” detalla que los fandangos se
realizaban sobresalientemente en los bautismos, casamientos, bendiciones de
santos, así como en los rodeos o herraderos, faenas ganaderas colectivas. Asimismo, se mencionan elementos que eran comunes en el fandango además
de la música y el baile, como la multitud, las bebidas alcohólicas, los juegos
prohibidos y la violencia:
Al son de una alegre caja y de pólbora el estruendo y de un pito licencioso que
obcervé aquí en este puesto. Andando yo en esos montes, escuché gran tronata,
gran escándalo y mitote, gran movimiento de iesta.
¡Hay, cuánta gente, señores! Yo vezo a Us. las patas. Sírvanse darme razón:
¿no me han visto aquí unas vacas? Unas son joscas bermejas, otras sardas coloradas, otras pintas amarillas. Andan 30 bacas niejas y las demás son vaquillas.
Anda una baca gatiada con un beserro pintito, andan 40 de añejo y 50 de chiquito. Anda un toro camarón, feo como el bivo dragón, y andan otros 30 toros,
hijos de ese camarón. Por cierto, ese camarón anda muy recién errado. Tray el
ierro en el pulmón y lo tray atravesado. Como son tantas las gentes a quien se
las he encargado, es camarón frente china y mucho muy brabo al ver y tray los
ojos ansina, como Us. lo han de créer. Pero, en in, tengo quiaser, voy a buscar
mi ganado; y quedo pronto a bolver para ser desengañado.
¡Hay Chihuahua, cuánto apache, qué bonito es Gualajara! Buenas noches,
caballeros. Me quitaré mi sombrero para a Us. saludar, porque mucho me a gustado verlos en tranquilidad. Hora les voy a decir quién soy y de dónde vengo.
Llo soy un gran caporal de un licenciado, y por eso andaba llo en estos montes
actual buscando un beserro.
Luego que hollí el alvoroto, y de este festejo, bine a ver este fandango. Díganme, por in, qué es esto: ¿acaso es algún vautismo?, ¿o algún rico casamiento?, ¿es bendición de algún santo?, ¿o acaso es algún rodeo?
Si es rodeo aquí me quedo para lazar y jinetiar, porque todita mi vida no
a [sido] otro mi rascar. Si hay baile aquí me paseo y a nadie le pego chasco; si
hay bino, aquí me emborracho; si me ofenden, los peleo. Para que no crean que
es hierva, llo le topo a cualesquiera, pues no soy muy embustero. Pago asta los
malos modos, no crean que hablo por los codos. ¡Por eso cargo mi ierro!
Si acaso hay juego de cartas, tamvién me gusta jugar. Aquí traigo los mil
pesos para la baraja andar. Si me sale una lebrona, conmigo tiene cotejo pues
10
Entrevista a Eliseo Ledesma. Realizada por Juan Frajoza, Monte de Yáñez, Zacatecas, 14
de octubre de 2012.
146
J. Jesús López Lomelí (1888-1977)...
llo le pago parejo, para eso cargo mi goma. No crean que es por darme bronca,
pero ni tampoco facha. Si llo cargo mis pesetas: pa' darle vuelo a la ilacha.
En in, salí de mi casa y me bine por el potrero a ver las vacas, las yeguas y el
burrito manadero. Tengo un cavallo tordillo pero que se entiende vueno. En él
iva a remudar, pero el maldito caballo pos qué se dejó agarrar. Corrió, empezó a
retosar y luego brincó el corral y tanbién paró la cola. ¡Iva echando unos buidos
y echando pedos de a bola! Hay corrió por esas lomas, que no lo pude alcanzar.
Me volví para mi casa a que me dieran de almorzar y a ver si lla los vaqueros
acavavan de ordeñar. ¡Pues todavía no acababan! Llegué vastante enojado: les
quedaban 80 vacas, las de ierro atravesado.
Me fui para la cocina a ver qué decían las viejas, porque, amigos, ¡tráiva un
hambre que lla me yevava gestas! Luego la vieja dispuso que trageran del comal
un jarro, el que me tomé con 30 piezas de pan; pero que para mí eso fue una
parvedad. Mas como avía madrugado, por así decir, tráiva un hambre que lla me
llevava el diablo. Después de aver almorsado, me asomé para el corral. Estaban
30 cavallos y éste se dejó agarrar. Por no hacer mal proporción, dije yo: “En
éste me voy, aunque es un algo tralón”. No porque es tan huajolote, no vean,
era que da jalón; chiquillo pero aventajado, pues si vueno es para correr mucho
mejor para la raspa.
Hora les diré la traeja y de mi rancho el mitote. Andaban las de tía Eufracia vendiendo los huajolotes y los huevos y las gallinas, planchando hasta las
faldillas, para venirse a la iesta. Las muchachas de tía Cleta y las hijas de tía
Marcela por hay vienen todititas, que hasta les sumva el talón. Pior que les voy
a decir: la verdad ésas dan jalón, como las de tía Lionarda. ¡Hay qué vien dan
ésas la carga! Por hay vienen todititas, pero vienen muy cansadas: unas vienen
bien vestidas, otras vienen desgarradas, otras tráin vuenos vestidos, otras no
[más] manta del páis; unas tráin buenos botines y otras no [más] la pata a ráiz.
Por hay vienen todititas con mucha ancia de llegar, nomás por benir a ver y
también a tijeriar. Pero que ni saben que como todas son rancheras, como yo sé
quienes son, por eso, pues, hablo de ellas.
Pero, en in, ase algún rato que no dispongo de un trago. ¿Us. gustan? Y si
no, a salud de llo, lo ago e lla parece que ando en mis montes, en mis gustos y
alegrías. Dispensen las groserías, que ya ando a medio sacate. Hora pa' que se
me baje, me voy a comer un queso envuelto en una tortilla. Pero mientras me lo
como y doy unas vueltecillas, váiga máistro del violín.
Tenemos conocimiento que parte del repertorio secular que interpretaba
la música del profesor López Lomelí era el siguiente:11 canciones, “Las ama11
Existente en los libros (eL); Inexistente en los libros (iL); No transmitido (nt); Incluido
en El canto cuamilero de Mexticacán (2012) (i); No incluido en El canto cuamilero de Mexticacán
147
Juan Frajoza
rillas” (i), “La ardilla” (i), “El calero” (i), “San Juan del Río” (i), “El veintidós
de abril” (nt), “Trágico in de las pelonas” (im), “No lloverá más” (im), “Melenitas” (im) y “Muñequita de trapo” (im); mañanas o corridos, “Soneado de
Wenceslao Jáuregui el Calero” (i), “de Demetrio de Jáuregui” (i), “de Catarino
González el Toro” (i), “de Lucas Gutiérrez” (i), “de don Tirsio y Apolonio”
(i), “de la toma de Cañadas” (i), “de la Tormenta de Tierra” (i), “de Julián
Limón” (i), “del Catorce de Octubre” (i), “de Juanita” (i), “de Anastacio Pacheco” (ni), “de Jesús Sosa” (ni), “de José Jáuregui el Colorado” (nt), “de los
Pérez” (nt), “de Salvador Aguirre” (nt), “de los chaufers vaciladores” (im) y
“de Emilio Carranza” (im); recitaciones, “Loa del ranchero” (eL), “La camelia
y el viento” (eL), “El ratón” (iL) y “El herrero” (iL); romances marranos, “A
orillas de una fuente” (i); sones, “El coyote” (i), “El tejón” (i), “El volantinillo” (i), “La vecina de allá enfrente” (ni) y “El camote” (ni); no obstante,
en cuanto a jarabes, si bien constantemente los mencionaba, no nombró ni
transmitió ninguno.
eL repertorio reLigioso
Con respecto del repertorio religioso de las músicas alteñas-sudzacatecanas
poco se sabe hasta la fecha. Existe una referencia, muy breve por cierto, sobre la interpretación de minuetes por la antigua tambora de San Antonio de
los Vázquez, Ixtlahuacán del Río, que encabezó Jesús Plascencia, Tazo.12 Si
bien éstos eran comúnmente interpretados en los velorios de párvulos y funciones religiosas, tendieron a desaparecer aceleradamente después de haber
sido aplastado el movimiento cristero tanto por la persecución institucional
que sufrieron los ritos religiosos populares (que ya se venía realizando por
lo menos desde principios del siglo xix), como por la dispersión o muerte de los músicos durante el conlicto y la consecuente falta de transmisión
del repertorio tradicional y la posterior rápida aceptación de los repertorios
seculares del mariachi moderno, el conjunto norteño y la banda sinaloense.
Pese a esta negativa situación, es probable que aún a mediados de la década
de los ochenta fueran interpretados minuetes en el municipio de Mexticacán.
El agricultor-violinero Marcos Islas, el Político, de El Arrastradero, el agricultor-guitarrero Marcelino García y el jornalero-guitarrero Urbano Núñez, de
(2012) (ni); Impreso (im). Algunas piezas no se incluyeron debido a que las recordó tío Antonio luego de haberse publicado la producción discográica.
12
J. Arturo Chamorro Escalante. Mariachi antiguo, jarabe y son. Zapopan: El Colegio de Jalisco,
2000, p. 117.
148
J. Jesús López Lomelí (1888-1977)...
Los Charcos, se juntaban única y exclusivamente el 12 de diciembre en el
último rancho para tocarle a la Virgen de Guadalupe en la capilla vieja:
El día de la Virgen de Guadalupe, temprano, salían las gentes a conseguir ramas
de lantrisco –que es un árbol que da unas bolitas ácidas con que se hace agua de
sabor– y lores de zacalasúchil y colorín, para hacer ramos. A mí me mandaban
a conseguir. Otros, los menos, hacían ramos con las lores de sus casas, porque
las lores más bonita son las del cerro. Los ramos se hacían y repartían. Las
bancas estaban pegadas a las paredes. Tocaban el Político, Marcelino y Bano varias melodías no cantadas, durante horas. Uno, desde la puerta, pasaba por toda
la capilla y le dejaba su ramo a la Virgen. Como éramos pocos en el rancho,
dábamos vuelta y vuelta. Dejábamos un ramo y salíamos por otro. Marquitos
Islas era ya viejito, muy religioso e ideático. Tenía un cajón de dinero y lo andaba escondiendo por las laderas, se quedaba a dormir allí; pero a sus hijos los
traía desnudos. Cuando uno se arrimaba a su casa, se veía el corredero de gente,
porque andaban sin nada. No sé si serían los minuetos, pero sí que el Político no
tocaba música de raspa porque era muy religioso.13
Urbano Núñez, el único sobreviviente de esta música, ha referido que
“era una música muy rara, nunca ensayábamos, nomás nos poníamos a tocar.
El que sabía la música era el Político, que era el melodioso; yo y Chelo nomás
le tallábamos las guitarras. Sabe qué sería aquello”.14
Después de la cristiada, la caminata fue el género religioso más perseguido
por el Estado y la Iglesia en la región. Con anterioridad fueron generalmente
interpretadas en peregrinaciones y pastorelas; al haber sido resigniicadas por
los cristeros debido a la explícita “temática bélica” de muchas de ellas, las caminatas fueron prohibidas de facto, pues se les vio como cantos que llamaban
al levantamiento armado. En las décadas de los treinta y cuarenta no faltarían
peregrinos detenidos por la policía en su camino al santuario de la Virgen de
San Juan de los Lagos por ir cantando “esos versos que incitaban a la rebelión
religiosa”.15
Luego de haber sido asesinados los Oropeza, el profesor López Lomelí
hizo su hatillo de garras y se marchó a Texas, dejando a su esposa en El San13
Entrevista a López Gutiérrez, loc. cit.
Entrevista a Urbano Núñez. Realizada por Juan Frajoza, Yahualica, Jalisco, 6 de diciembre
de 2013.
15
Entrevista a Alfonso Limón Limón. Realizada por Juan Frajoza, Guadalajara, Jalisco, 27 de
octubre de 2010.
14
149
Juan Frajoza
tuario. Se tiene conocimiento de que en 1923 y 1924 trabajó en Goodrich,
Houston y San Ángelo junto con su hermano Inocencio y su amigo Benito
Noriega. No sabemos, empero, exactamente qué fue de él durante el periodo
cristero, aunque es probable se haya quedado en el vecino país del norte por la
inseguridad imperante en la región. De hecho, hasta 1935, año en que comenzó a coleccionar el repertorio religioso en su segundo libro, se vuelven a tener
datos fehacientes sobre su persona. La fecha última de la recopilación es 1952.
Cuando murió su primera esposa hacia 1936 y se unió con doña Dominga
Gómez –con quien procreó a Tío Antonio–, fue alejándose paulatinamente
de su música. El repertorio religioso fue recogido sobre todo en rancherías y
pueblos localizados en las estribaciones de la barranca del Río Verde mientras
efectuaba sus labores educativas o realizaba peregrinaciones al santuario de la
Virgen de San Juan de los Lagos.
El repertorio recopilado es el siguiente: alabados, “Las siete palabras”,
“Contempla y llora, jilguero”, “de San Gerónimo” y “del Huerto”; alabanzas,
“a la Cruz”, “a la Soledad”, “a la Virgen de Talpa”, “a la Reina del Cielo” (i y ii),
“al Patriarca Señor San José” (i y ii), “a Cristo Rey”, “a Jesús Sacramentado”,
“a los Dulces Nombres”, “a la Purísima” (i y ii), “al Corazón de María” (i y ii),
“a la Asunción de María”, “a María de Guadalupe”, “al llegar una Virgen” y
“al Ave María”; aleluyas, “Aleluya”; caminatas, “Al entrar una peregrinación”,
“Voy para el santuario”, “El padre Gaitán”, “Las Campanillas”, “Los baluartes”, “A Cristo Rey”, “Al Sagrado Corazón”, “Vamos, vamos pecadores”, “La
bandera”, “Los estandartes” y “Los clarines”; despedidas o despedimentos,
“De las columnas”, “Adiós a la Virgen de San Juan”, “Despedimento”, “Al
salir de un templo” y “a la Virgen del Refugio”; glorias, “de María”; gozos:
“a Dios Trino y Uno” y “a la Santísima Trinidad”; himnos, “de la Virgen de
Guadalupe”, “a María de Guadalupe” (i y ii) y “Guadalupano”; mañanitas o
salutaciones, “Ya vine, madre querida”, “a la Virgen del Refugio”, “Virgen ranchera”, “Los resplandores”, “Alma cristiana”, “A Señor San José”, “Jilgueros”,
“a San Joaquín y Santa Ana”, “a la Virgen de la Luz”, “a la Sanjuanita”, “al
Sagrado Corazón de Jesús”, “Salutación” (i y ii), “La pastorcita”, “Albricias”,
“Saludo a la Virgen” y “Al encuentro de una imagen”; misterios, “de la Romería”, “Coronada de luceros”, “María del Verbo”, “para el Santo Rosario y para
mayo”; parabienes, “A los ángeles”; ofrecimientos, “Simple”, “del Trisagio”
y “Flores de mayo a la Virgen Santísima”; salves, “a la Santísima Virgen”; y
además, “Estrofas de la romería”, “Estrofas para la estación”, “A Jesús Sacramentado”, “Al Santísimo”, “Cánticos de las Santas Misiones”, “En honor del
Patriarca Señor San José” y “Para la Sagrada Comunión”.
150
J. Jesús López Lomelí (1888-1977)...
Entre 1952 y 1955, el profesor concluyó su libro tercero. En éste únicamente realizó una categorización práctica del repertorio religioso recopilado
en el libro segundo, es decir, estableció en qué tipo de funciones o celebraciones religiosas populares habrían de interpretarse cada una de las piezas
consignadas.16
epíLogo
Irremediablemente ciego y empobrecido, el profesor J. Jesús López Lomelí
murió el 2 de noviembre de 1977 en El Santuario, de amebiasis intestinal. Cuidado por su segunda esposa e hijo, los últimos años de su vida subsistió obteniendo por principal recurso pecuniario las limosnas que buenos cristianos le
daban a la puerta del Santuario del Sagrado Corazón de Jesús. Si bien es muy
evidente que la música tradicional “corresponde a segmentos sociales ágrafos
–precisamente subsumidos en una sociedad con registros escritos–”,17 por lo
cual la transmisión de los conocimientos musicales, la gestualidad y las formas interpretativas se realiza fundamentalmente de manera oral e imitativa,
aunque existen casos excepcionales. El que hoy se ha presentado es uno de
ellos. López Lomelí en su afán de no olvidar el repertorio secular y religioso
que le ayudó a ganarse la vida durante décadas, lo recopiló para sí mismo; sin
embargo, ahora sus libros se han convertido en invaluables documentos que
asisten en la amplia comprensión de la música popular y su inclusión en los
desenvolvimientos sociales festivos y religiosos.
bibLiograFía
aHmco
Archivo Histórico Municipal de Cañadas de Obregón, Cañadas de
Obregón, Jalisco
amHtm
Archivo Municipal e Histórico de Tepatitlán de Morelos, Tepatitlán
de Morelos, Jalisco
16
En este espacio no es posible registrar la larga categorización práctica; sin embargo, próximamente serán publicados íntegros los libros del profesor López Lomelí con un extenso
estudio preliminar. El libro cuarto no contiene dato alguno concerniente a las músicas,
únicamente en él se consignan biografías de santos y obispos.
17
Jesús Jáuregui. El mariachi. Símbolo musical de México. México: inaH-Conaculta-Taurus, 2008,
p. 25.
151
Juan Frajoza
Chamorro Escalante, J. Arturo. Mariachi antiguo, jarabe y son. Zapopan: El Colegio de Jalisco, 2000.
Guzmán, José Luis. “Temacapulín: el Temaca que yo recuerdo”. Callejones.
Mexticacán, núm. 2, 2000.
Jáuregui, Jesús. El mariachi. Símbolo musical de México. México:
ta-Taurus, 2008.
inaH-Conacul-
López Gutiérrez, Rosalío. A punto del olvido y la tumba. Historias de vida de Mexticacán. Guadalajara: Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y
Comunitarias-Centro de Estudios Históricos de la Caxcana-Fundación
Desarrollo Sustentable-H. Ayuntamiento de Mexticacán, 2014.
HemerograFía
Periódico Oicial del Gobierno del Estado de Zacatecas. Zacatecas, Zacatecas
entrevistas
Ledesma, Eliseo. Realizada por Juan Frajoza, Monte de Yáñez, Zacatecas, 14
de octubre de 2012.
Limón Limón, Alfonso. Realizada por Juan Frajoza, Guadalajara, Jalisco, 27
de octubre de 2010.
López Gutiérrez, Rosalío. Realizada por Juan Frajoza, Mexticacán, Jalisco, 19
de julio de 2014.
Núñez, Urbano. Realizada por Juan Frajoza, Yahualica, Jalisco, 6 de diciembre
de 2013.
discograFía
El canto cuamilero de Mexticacán. Yahualica de González Gallo: Centro de Estudios Históricos de la Caxcana, 2012, 2 cd.
152
LAS FIESTAS DE LA JAMAICA
Y DEL SANTO CRISTO MILAGROSO
dos expresiones mariacHeras en La costa de micHoacán
Daniel Gutiérrez Rojas
El Colegio de México-Fonoteca
[…] sobre el río grande, de q[ue] se dice de Cachán,
por estar este pu[ebl]o en este mismo río y [a] m[edi]a legua de la mar; aprovecha[n]se deste río, y por
sus húmedos en la boca dél, y de sus pesquerías.
Tiene este río caimanes en un e[s]trecho arriba
hasta donde hace un salto que hace hacia la serranía, de donde no pueden pasar por el salto. Esta
este pu[ebl]o en el camino real de la costa, camino
p[ar]a Zacatula […] Corre este río, con las vueltas
y culebreos q[ue] trae, a lo que muchos dicen, más
de veinte leguas; y viene en t[iem]po de aguas, terrible, q[ue], si no es con ayuda de nadadores, no
hay q[ui]en se atreva a pasarle, así por ser raudoso, como por los caimanes q[ue] hay en él. No se
aprovechan dél p[ar]a ningún riego, por ser grande
y el pueblo de Cachán de poca gente, q[ue] tendrá
como hasta veinte vecinos. Hay t[ie]rras en sus lados y que se podían aprovechar, y, por considerar
la furia que en t[iem]po de agua trae, no se atreve
nadie a hacer acequia ni [a] sacar agua de él.1
Así describía Juan Alcalde de Rueda una de las tantas poblaciones lánguidas
que se asentaban sobre el camino real de la costa por el año de 1580. Ubicado
justo a la mitad del camino, entre las villas de Colima y Zacatula, Cachán no era
en ese entonces sino un miserable caserío. Muchos años después, por el mismo camino, habrían de trajinar los descendientes de negros, indios, españoles
y ilipinos2 cantando y tocando, a lomo de mula o a pie, sones, malagueñas,
1
2
René Acuña (ed.). Relaciones geográicas del siglo xvi: Michoacán. México: unam, 1987, pp. 174-175.
La costa de Michoacán estuvo poblada antes y después de la intrusión española por diversas
culturas amerindias, a las que se sumaron posteriormente contingentes de esclavos negros y
ilipinos (indios chinos). Para más información sobre el tema véase: Álvaro Ochoa Serrano
y Gerardo Sánchez Díaz. Breve historia de Michoacán. México: El Colegio de México-Fce, 2003,
pp. 21-24, 36, 63; Gerardo Sánchez Díaz. La costa de Michoacán. Economía y sociedad en el siglo
[153]
Daniel Gutiérrez Rojas
chilenas, rumbas, indias, zambas, jarabes y minuetes. Hoy, Cachán es una de las
aldeas con mayor población y número de hablantes de lengua nahua en toda
la costa michoacana, aunque ahora sólo resuenan de vez en vez los ecos de la
música de payinan (antigua) que tocaban don Zenón Gómez, don Domingo
de Asís, don Miguel de Asís, don Avelino Cárdenas, don Graciano Jiménez,
don Matilde Palacios, don Antonio Jorge, don Erasmo Cárdenas, don Joseino Cisneros, don Heleno García, don Chema Palominos, don Tomás Barajas,
don Baldomero y don Aurelio Díaz, en las iestas de San Pedro y el Santo
Cristo, cuando las poblaciones nahuas y mestizas se congregaban en torno
del festejo de los santos.
Las narraciones y datos que aquí se presentan tratan de recrear estas
celebraciones; especíicamente bosquejan de manera rudimentaria las iestas
de mediados del mes de septiembre: las del Santo Cristo Milagroso y las iestas de Independencia, que también eran denominadas como de la Jamaica.
Las voces que acompañan estas breves notas hablan de hechos y personajes
acaecidos desde la primera mitad del siglo xx hasta inales de la década de los
cincuenta. Aunque para este entonces el Cachán de Juan Alcalde de Rueda ya
sólo existía en las relaciones geográicas de 1580, y el que se conocen hoy estaba
todavía por fundarse, pues el único habitante permanente en la franja costera,
al doblar el siglo, era el guardián del faro de San Telmo.
La zona baja del municipio era descrita por los indígenas y por algunos viajeros, historiadores y antropólogos que habían pasado por ahí a mitad de siglo,
como una zona insalubre, llena de caimanes, mosquitos, animales de ponzoña
y de uña.3 El Cachán que hoy conocemos no era en este tiempo sino un paraje ocupado temporalmente por algunas familias para la siembra de humedad.
Pocos años después, al declinar la década de los cincuenta, comenzarían a bajar
de San Pedro Naranjestil los hombres y mujeres que fundarían Cachán de San
Antonio.
xvi.
Morelia: iiH, umsnH-Morevallado Editores, 2001 y Peter Gerhard. Geografía histórica de la
Nueva España 1519-1821. México: unam, 2000.
3
Ernesto de la Torre Villar. “Viaje a la costa de Michoacán en 1947”. Ernesto de la Torre
Villar (selección y notas). El trópico michoacano hombres y tierras. México: Sidermex, 1984, p.
469; Luis Hijar y Haro. “El distrito de Coalcomán y los criaderos de ierro al noreste de la
cabecera, 1921”. Ernesto de la Torre Villar (selección y notas). El trópico michoacano hombres
y tierras. México: Sidermex, 1984, p. 423; Hubert Cochet. Alambradas en la sierra. Zamora: El
Colegio de Michoacán-cemca-orstom, 1991, p. 124; Donald Brand. “La costa de Michoacán”. El in de toda la tierra. Historia, ecología y cultura en la costa de Michoacán. Gustavo Marín
Guardado (comp.). México: El Colegio de México-cicese-El Colegio de Michoacán, 2004,
pp. 45-66.
154
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
Imagen 1. Rumbo al fandango
Fotografía de Daniel Gutiérrez Rojas. Carretera costera de Aquila, Michoacán, 15 de septiembre de 2013.
Todavía algunos años antes de que esto ocurriera, los mariachis bajaban
a San Pedro de lo más alto de la serranía, algunos con sus cabellos claros, sus
ojos claros y su piel clara, y otros tantos sudando su piel cobriza; subían de la
costa con todo y arpa esperando encontrar buen trabajo en las funciones de
los santos. Bajaban de La Españita, de San José de la Montaña y de Coalcomán; subían por el camino de San Pedro los costeños de Atoyac y Tecpan.4
Subían y bajaban en bestia o a pie por el camino de herradura que serpenteaba haciéndose un solo nudo hasta que se perdía en la lejanía y más allá.
Eran esos tiempos, cuando el mariachi de don Zenón Gómez5 (arpa) era
el más afamado, junto con los hermanos Aurelio y Baldomero Díaz, guitarra
4
Entrevista a Graciano Jiménez Mendoza, arpista nacido en San Pedro Naranjestil, municipio de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de Echeverría,
Michoacán, 2007.
5
El periodo de auge de este mariachi al parecer abarcó de la década de los cuarenta a la década de los sesenta del siglo xx.
155
Daniel Gutiérrez Rojas
de golpe y violín, respectivamente, oriundos de las comunidades indígenas de
Aquila y Ostula, quienes recorrían la sierra y la costa haciendo bailar hasta los
muertos con sus encantos. Su fama habría de llegar más allá del río Tuxpan;
hoy, sus nombres todavía perduran en la memoria de algunos mariacheros
colimotes y del sur de Jalisco.6
Era Aurelio al que le gustaba cantar “Las nahuas blancas” mientras hombres y mujeres bailaban en el palenque sobre una tarima de parota de poco
más de dos metros de largo y uno de ancho, arropados bajo el follaje frondoso de los cueramos, capires y camichines:7
En la torre de un convento
me jallé unas nahuas blancas
con unas piernas adentro
para que quiero las nahuas
con las piernas me contento
Fue precisamente mientras Aurelio cantaba este son, cuentan don Graciano Jiménez y don Onofre Ramírez, que en la Jamaica del 15 de septiembre
de 1956, despuesito de la función del Santo Cristo, el hermano de Aurelio, Baldomero, recibió de parte de un “sargento” dos balazos a boca de jarro:
Los tronidos hicieron que los bailadores pararan y la gente corriera a ningún
lugar […] No, pues no le hicieron nada los balazos de la 22. Estaba encantado.
Todo el mariachi tenía contrato. Namas le dijo, enseñándole así las dos balas
que le había disparado, aquí te las guardo, después de que acabe de tocar, así
namas salga el sol arreglamos nuestro pendientito. No pues el sargento salió
corriendo […]8
6
He encontrado registrado los nombres de estos mariacheros en algunas descripciones que
se hacen en los textos Arturo Chamorro. Mariachi antiguo, jarabe y son. Símbolos compartidos y
tradición musical en las identidades jaliscienses. Zapopan: El Colegio de Jalisco, 2000, pp. 29-30;
y Víctor Hugo Rodríguez López. “El mariachi en Colima: una tradición familiar”. Álvaro
Ochoa Serrano (ed.). De Occidente es el Mariache y de México... Zamora: El Colegio de Michoacán-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2001, pp. 102-104.
7
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
8
Idem.; Entrevista a Onofre Ramírez, violinista nacido en San Pedro Naranjestil, municipio
de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de Santa Cruz, Michoacán, 2007.
156
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
Se suscitaban muchos incidentes en estas iestas, pero lo cierto es que
eran las más afamadas y venía mucha gente de otros lugares. Cuentan los viejos mariacheros9 que eran las iestas del Santo Cristo Milagroso y la Jamaica
las más prestigiosas en aquella época, y si no es mucho decir, las que se hacían
en San Pedro eran las más grandes, lucidas y preferidas por los mariacheros
de la región ya que más gente concurría; pero también era donde el exceso
suscitaba ciertos hechos ocasionados en parte por el alcohol, los amores, los
linderos territoriales y las cuentas pendientes.
A las iestas del Santo Cristo y la Jamaica concurrían mariachis de todos
los rincones de aquel pequeño mundo que era la costa de Michoacán. La celebración era ocasión para hacer gala del virtuosismo y toparse con antiguos
rivales para saldar cuentas. La noche después de la función se organizaba los
palenques y se bailaba durante tres días consecutivos. Hombres y mujeres vestían sus mejores galas; los jóvenes se paseaban cerca del palenque donde concurría aquel gentío, los marchantes atizaban los puestos de vendimia mientras
los fuereños seguían llegando.10
Se bailaba toda la noche al son del mariachi. Ocasionalmente alguien se
paraba del público entre son y son a tamborear el arpa, porque sólo se tamboreaban algunos sones; entonces el arpero aprovechaba para contrarrestar y
tejer ino el bordón con el palmoteo. Estos eran momentos en que la muchedumbre se entusiasmaba.11
El tamboreador, si era bueno, aprovechaba para hacer gala de su ejecución valiéndose de una serie de recursos para golpear la tapa del arpa. Podía
hacerlo al menos de tres formas diferentes: tamboreo cerrado, es decir, con
las palmas de las manos, como sigue haciéndose actualmente en Apatzingán;
tamboreo abierto, con los costados de las manos;12 y el tamboreo espolvoreado, que se hacía con los dedos índice, medio y anular. A este último se le
llamaba así porque, según los músicos, el movimiento de los dedos semejaba
la acción de espolvorear.13
9
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a Ramírez, loc. cit.; entrevista a Agustín
Calvillo, violinista nacido en San Pedro Naranjestil, municipio de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Santa Cruz de Cachán, Michoacán, 2003.
10
Entrevista a Ramírez, loc. cit..
11
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a Gaudencio DeLilis, arpista nacido en
Pómaro, municipio de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Pómaro,
Michoacán, 2005.
12
Este tipo de ejecución pudimos presenciarla por primera vez el 22 de octubre del año 2000.
13
Nos tocó observar este tipo de tamboreo en noviembre de 2005, durante la Fiesta de los
Toros.
157
Daniel Gutiérrez Rojas
Imagen 2. Tamboreando el arpa
Fotografía de Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de San Antonio, Michoacán, 2
de noviembre de 2006.
A tamborear podía acercarse quien le naciera. Muchas veces podía ser
alguno de los músicos, en este caso era Aurelio o Baldomero, pero no don
Zenón. No, a él le gustaba bailar; cuentan quienes lo conocieron que echaba
su gabán al arpa y ésta seguía tocando sola mientras él bailaba con las muchachas. De hecho, jura la gente que en una misma noche de parranda lo veían
tocando en San Pedro, La Cofradía y La Mina de la Providencia.14 Entre pieza
y pieza Baldomero frotaba la chichikia (arco del violín) del latsotsonale (violín)
con una bolita de goma de copal para atacar bien las cuerdas del instrumento;
en tanto, don Zenón y Aurelio subían las ixles (cuerdas) de tripa de coyote
14
No esta por demás decir que estas poblaciones se encuentran considerablemente retiradas
una de otra. Aun más, en aquellos tiempos los caminos eran diicultosos y su recorrido sólo
se hacía a pie o en bestia, así que desplazarse de una localidad a otra implicaba un tiempo y
un esfuerzo considerable. El hecho de que se les viera a dichos músicos tocar en distintos
lugares en una misma noche suponía que éstos tenían algún tipo de poder sobrenatural.
158
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
que por mala suerte se bajaban frecuentemente y había que estar ainando
constantemente, no eran como las de nailon de ahora.15
Semanas antes, arribaban a los “puertos” de San Telmo, Pichilinguillo y
Maruata algunos “barcos” que hacían navegación de cabotaje y que provenían de Guerreo y Colima para surtir de mercancía o para llevarse las maderas
que la Paciic Timber Company explotaba en esas tierras.16 El alcohol y el
mezcal lo traían de Pihuamo, Jalisco, o de Uruapan. La cerveza más popular
era la Don Quijote de dos cuartos, que traían de Guerrero por el puerto de
La Higuera para después subirla a San Pedro; la llevaba el mentado Felipe
Palacios, un nativo de Zihuatanejo.17 De por aquellos rumbos también venían
a las iestas los llamados costeños, provenientes del bajo de Guerrero.18
Me gustan las abajeñas
por altas y presumidas
se bañan y se componen
y siempre descoloridas.
De allá mismo, y también de Melchor Ocampo (hoy Lázaro Cárdenas),
venían buenas bailadoras: Patricia Cabrera, Juana Rosa, Marcelina Rosa, doña
Aurelia y doña Sidra; esas eran las más mentadas según don Graciano Jiménez. Bailaban jarabes, chelenas, polkas, valses, rumberas y sones; bailaban “El
sombrero”, “La costilla” y “El zopilote mojado”.19
“Se bailaba balseado, corridito o separado según dijera la música”;20 cuando
se bailaba separado subían dos parejas por turno a la tarima, en algunas de las
piezas los bailadores utilizaban durante sus evoluciones coreográicas un paño
o pañuelo en la mano derecha, y alzándolo sobre su cabeza realizaban algunas iguras zarandeándolo con un movimiento de muñeca de arriba a abajo o
circularmente,21 tal como hoy se sigue haciendo en la costa chica de Oaxaca y
Guerrero cuando se baila la chilena. Toda la noche se iban alternado las parejas
15
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a Agustín Calvillo. Realizada por Daniel
Gutiérrez Rojas, Santa Cruz de Cachán, Michoacán, 2005.
16
Todavía algunas personas de edad avanzada platican cómo un barco de la Paciic Timber
Co. se hundió al tratar de encallar en la playa, cerca de la desembocadura del río Cachán.
17
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
18
Ibid.
19
Ibid.; entrevista a DeLilis, loc. cit.
20
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
21
Idem.
159
Daniel Gutiérrez Rojas
hasta clarear el alba. Unos subían y otros bajaban mientras los músicos entre
pieza y pieza se fumaban su cigarro y se tomaban su café con alcohol.22
Venía mucha gente; kixtianos23 y naturales convivían durante casi una semana en el pueblo serrano de San Pedro. Había buenos bailadores y bailadoras que venían de por aquel lado del río Balsas, pero los naturales le topaban al
tú por tú con los fuereños. Testigo de esto fueron los “victorianos”, quienes
conformaban el mariachi del rancho Los Encinos. Con ellos venía un bailador oriundo del mismo lugar, que se llamaba Herculano Reyes, quien tenía
fama de redoblar la tarima como pocos. Todavía don Herculano recuerda
que en aquellos años, para bailar algunos sones, el bailador tenía que imitar el
movimiento y hasta el atuendo del animal al que hacía referencia el son. Así,
cuando se escuchaba el son de la iguana, el bailador se echaba al suelo, cerca
de los pies de su pareja, y comenzaba a arrastrarse y menearse alrededor de
ella, remedando los movimientos del reptil:24
Uy uy uy qué iguana tan fea
mira cómo se menea.
Uy uy uy qué iguana tan loca
mira cómo abre la boca.
Las Fiestas del Santo Cristo25 tenían lugar a inales de xupanda (temporada
de lluvias), cuando las lluvias ya habían hecho estragos sobre los caminos y las
milpas parecían que las hubieran estirado. Todo el día se tocaban y bailaban
minuetes, en tanto la danza alternaba durante los dos días sus evoluciones
con las demás actividades rituales. Eran días de vigilia, de devoción, era lasohle tonale (días de adoración). Todos debían acudir a dar gracias al Señor por
las lluvias y los frutos recibidos. Acudían al templo con matas de maíz que
disponían en el altar y sus costados a modo de oblación, en tanto el piso era
cubierto con acículas de pino.
22
Idem.
Kixtiano es la palabra que los nahuas del municipio de Aquila utilizan para referirse a los
mestizos; en tanto el vocablo naturales se usa para designar a los indígenas nativos de la costa.
24
No he podido encontrar consenso sobre este tipo de esceniicaciones, pues hay quienes
airman que dichos bailes, a los que, dicen, se les denominaba comedias, fueron introducidos por los maestros. Hay otras personas, en cambio, que airman que dichas manifestaciones músico-dancísticas son expresiones tradicionales de los pueblos nahuas de la costa
que vienen de mucho tiempo atrás. Quizá haya algo de verdad en ambas airmaciones, sin
embargo, tal interrogante se dejará para futuros trabajos.
25
En plural porque la iesta se realizaba en diferentes poblaciones nahuas y mestizas de la región.
23
160
Imágenes 3 y 4. Interpretaciones en el templo
de Cachán de San Antonio
En el exterior se observan acículas de pino sobre el piso. Dentro del templo
hay adornos en honor del Santo Cristo Milagroso.
Fotografías de Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de San Antonio, 14 de septiembre de 2011.
Daniel Gutiérrez Rojas
Los sanpedreños podían ver desde lo alto de los cerros cómo llegaba
gente de los lomeríos aledaños: “Se podía ver cómo unos surcos de gente
subían y bajan por el camino; primero como unas manchitas y luego como
una multitud […] Se escuchaba el rebullir de la gente”.26
San Pedro poco a poco comenzaba a llenarse de ruidos y de un gentío
que desbordaba aquello. El 13 de septiembre comenzaban las vísperas; y le
seguía el día grande, el mero 14. Este día sonaba la campana del templo con
la estrella de la oración, como a las cinco de la mañana. Entonces el iscal
llamaba a que se congregara el pueblo en el tiopan (templo): “Era un sonido
tsiliniki (ladino),27 el que nos despertaba”.28 Los minueteros y los danzantes
eran los primeros en llegar. Poco a poco comenzaba a llenarse de gente; a la
luz de los ocotes se cantaban “Las Mañanitas” al Santo Cristo: “La luz del
ocotal desiguraba la cara de los presentes y hacia alargar las sombras por el
piso hasta el paredón del templo”.29
Después se seguía con misas cantadas; cuenta don Onofre Ramírez que
“los cantos eran acompañados con arpas, violines y guitarras. Si el violinista
era bueno, y las mujeres no eran distraídas, el músico segundaba las voces,
sino, el violín cantaba en el mismo tono que las mujeres”.30
Todo transcurría en orden, dice don Graciano, todos sabían lo que tenían
que hacer y a qué hora. Pero mientras duraba la adoración nadie hacía desmanes; después, en la Jamaica y la bailada ahí ni quien dijera nada. El día grande
la gente se levantaba temprano para la alborada:
El 14 es pura devoción, puro minuete. Desde el 13 a medio día hasta las 10 de
la noche dormíamos y a las cinco de la mañana en la alborada iban a cantar las
mañanitas la gente y todo el día la música, la devoción, bailando y rezando hasta
las doce de la noche […] El templo encendido de velas, y aquella lluvia; cuando
no llovía nos daban un café y cuando llovía no nos daban nada. Así pasó, chulada. Eso son los costumbres de las gentes nahuas: el Santo Cristo, La Jamaica
[…] Venía mucha gente, de todas partes. No dos tres, mucha gente venía. De
26
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a María Reyes Tolentino, artesana nacida
en San Pedro Naranjestil, municipio de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez
Rojas, Cachán de Echeverría, Michoacán, 2003 y 2007.
27
Daniel Gutiérrez Rojas. “El sonido tsilinki. Una aproximación a la conceptualización y uso
del sonido musical entre los nahuas de la costa de Michoacán”, 2003 (inédito).
28
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a DeLilis, loc. cit.
29
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
30
Idem.
162
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
todos los cerros venían. Luego el pueblo los invitaba, se giraban oicios. Tocaba
Ceferino Cisneros, Chema Palominos, que vivía en el Ojo de Agua, tocaba el
mariachi Antioco y los dos mariachis de San Pedro, el de nosotros y el de Guillermo y los encantados de Ostula antes que nosotros pues […]31
El 14 sonaban los minuetes todo el día y al inal se cantaba una alabanza:
Santo Cristo Milagroso
padre celestial
alivia mis penas
te vengo a bailar.
Llegado el 15: la Jamaica. Daba comienzo con las iestas de Independencia, aunque un mes antes, por el tiempo en que se hacía el xukatole (atole
agrio), la comunidad se organizaba para designar los cargos de la festividad.
El Ayuntamiento,32 conformado por los ancianos de la localidad, a los que se
les denominaba yolo de pueblo,33 convocaban a una junta donde participaba el
encargado del orden, el encargado de armas y los devotos o iesteros del Santo Cristo para organizarse con los demás integrantes del pueblo y repartirse
labores y responsabilidades.34
El Ayuntamiento se encargaba de buscar a la joven35 que sería nombrada
reina. Primero, pedía permiso al padre de la muchacha, que a juicio de los ancianos satisfacía todos los requerimientos. El padre se encargaba de comunicarle a su hija el deseo del concejo de ancianos y ésta podía aceptar o rechazar
la oferta; en caso de que sucediera lo segundo se buscaba otro prospecto. De
igual forma, el Ayuntamiento designaba a las damas de la reina.
Mientras, el encargado del orden estaba a cargo de otorgar los permisos
para los puestos de vendimia. El encargado de armas era la igura responsable
de imponer el orden durante la Jamaica; estaba a cargo de cuidar a la reina
y de asignarle a ésta las mujeres que iban a fungir como “policía” durante
31
Idem.
Graciano Jiménez Mendoza cuenta que era el Ayuntamiento la máxima autoridad y quien
decidía en última instancia los asuntos más importantes del pueblo.
33
El término yolo de pueblo sigue siendo utilizado para designar a las personas de las comunidades que son considerados “viejos” o “ancianos”.
34
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
35
Según don Graciano Jiménez, la reina y sus damas debían ser mujeres solteras que fueran
respetables, serias y honradas, que cumplieran con los valores de la tradición nahua.
32
163
Daniel Gutiérrez Rojas
la celebración. En tanto, los iesteros o devotos cubrían el buen desenvolvimiento del culto durante los días 13 y 14 de septiembre; estos mismos se
encargaban de comprar cohetes y velas, y de contratar a los músicos para la
iesta.36
Imagen 5. Mariachi tocando sones
Fotografía de Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de San Antonio, 1 de noviembre de 2006.
Los días que duraba la festividad parecía que “el mundo se ponía de cabeza”.37 Metáfora o no, esos días se transferían los poderes civiles a las mujeres,
y si no es mucho decir, eran ellas las que mandaban. El poder y la ley eran
otorgados a la reina de las iesta patrias, y por correspondencia a las mujeres
del pueblo. Una vez sucedido esto, la reina y sus damas salían a deambular por
las calles en busca de hombres para “enjuiciar”:
Se escogían a las reinas, eran puras muchachitas de antojo. Todo el día andaban
con sus damas y con unas mujeres que eran policías; las policías eran mujeres
36
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a Gliserio García Ayala, vihuelista nacido
en La Vainilla, municipio de Aquila, Michoacán. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de Echeverría, Michoacán, 2005.
37
Entrevista a DeLilis, loc. cit.
164
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
ciudadanas de ambiente y traían sus pistolas y riles; te llamaban y te decían que
habías cometido un delito. Lo agarraban a uno y lo hacían bolas a uno, era un
juego y no, era de risa pero también era serio […] Era un acuerdo que se tenía,
y si lo agarraban a uno, uno pagaba un peso para que no te metieran a la cárcel pero con eso tenías derecho a bailar con la reina. Te decían que tenías un
delito y tenías que pagar una multa de un millón, que era un peso nada más, y
pagabas y bailabas dos piezas nada más. Eran cuatro mariachis los que tocaban
y unos por aquí y otras allá y toda la noche no se paraba y les tocábamos a las
reinas los sones […]38
La iesta permitía ciertas licencias e inversiones de la estructura social,
lo que consentía a hombres y mujeres algunas anuencias. El baile se prestaba
como un espacio propicio para las pasiones, para el arrebato, las bravatas, las
insinuaciones y los derrepentes:
Ciento cincuenta pesos
me han ofrecido
por ponerle cuernos
a tu marido.
No era raro que ya entrada la iesta el peligro rondara por el palenque y el alcohol y las insinuaciones surtieran su efecto y salieran a relucir machetes y pistolas:
Yo soy el gavilancillo
que me la vengo a llevar
avísele a su marido
que me la salga a quitar.
El juego ritual de la Jamaica parece que contenía en sí misma una antinomia,
pues si bien se esperaba con ansia y gusto su celebración, de ella podían desprenderse hechos violentos que podían terminar en la tragedia y el escándalo:
Era pura jugadera esa iesta. Al que no obedecía lo mandaban a la cárcel y lo
amarraban y te daban latigazos con unos chicotes de vástago o de rama, pero
era juego no te dolía […] Se le nombra Jamaica porque lo manejan puras muchachas. Ahí la reina es la que manda, nada de que si eres un comandante, o eres
un juez, o encargado del orden, ella es la que manda en esa hora, la reina. La
reina te chinga recio […]39
38
39
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.; entrevista a Calvillo, loc. cit..
Entrevista a Jiménez Mendoza, loc. cit.
165
Daniel Gutiérrez Rojas
Don Graciano Jiménez recuerda todavía el poder que tenía la reina de las
iestas patrias. Cuenta que durante una Jamaica en Coalcomán, la reina recién
nombrada ordenó que Baldomero Díaz le tocara sones; el inconveniente era
que éste se encontraba en la cárcel por un delito grave. No obstante se cumplieron los deseos de la reina: sacaron a Baldomero para que le tocara con su
mariachi. No conforme con ello, apunta don Graciano Jiménez, la “soberana” ordenó que se le dejara libre y que no se le molestara. Así, después, de la
Jamaica Baldomero regreso a su casa.
El 16 seguía la iesta:
[…] A las seis de la mañana ya estaba la reina en el palenque. A las nueve de la
mañana salían y comenzaba el desile. La reina con sus damas y el mariachi pegado con ellas y luego el otro mariachi pegado con la otra ila. Dos mariachis donde
va la bandera patria. Desilaba la gente, era el grito de independencia. Despuesito
hora si cantina libre todo el día hasta las once. El 17 el retonche, a retonchar amigo en la cantina libre y éntrale chaparra, todo el día hasta amanecer el 18. Todo
el día el mariachi […] Yo toqué muchos años en La jamaica del 15 […] Y ya el 18
a hacer cuentas. Venía el tesorero y contaba el dinero en la mesa, y era el general
Gregorio Guillén el que decía que se pagara primero a los músicos […]40
Dice la gente que la música podía oírse de un cerro a otro, bajaba hasta
la costa donde sólo existían algunos caseríos desperdigados y persuadía a los
desvelados que allí vivían para que subieran al fandango; la música se metía
por debajo de las cobijas retumbándole los huesos hasta al más dormido. No
faltaba a quién le ganaran las ganas y agarrara su lachiwale (calzón de manta),
su xikipile (bolsa o morral), su telomonte (machete) y su ocal (candil) y emprendiera camino rumbo al jolgorio.
Eran tres días de iesta, tres días de cantina libre, tres días en que las
mujeres tenían el control del pueblo. No había autoridad que las contradijera
en sus mandatos. Después, todo volvía a su lugar. Las mujeres regresaban a
sus labores domésticas y los hombres al azadón. El 19 volvían todos a sus labores cotidianas. Sólo quedaba esperar la vuelta de año.41 Eran esos tiempos
en los que sobraban los días, se escuchaba la raspa de los mariachis, y si no
es mucho decir, el mariachi era el rey de las iestas y el maracumbé el rey de
los sones; eran esos tiempos.
40
41
Idem.
Hay que enfatizar que la profesión de músico está vinculada con la vida campesina. No
sobra decir, pues, que la actividad de los mariachis indígenas y mestizos en esta zona de
Michoacán, como en otras del occidente mexicano, está ligada al ciclo ritual y agrícola.
166
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
Al doblar el siglo xx San Pedro se mantenía todavía como un pueblo de
habla nahua en su totalidad. Pocos años después, San Pedro habría de convertirse en un pueblo mayoritariamente mestizo. Los sanpedreños comenzaron
a bajar a las playas y ensenadas para fundar y refundar los asentamientos que
hoy se conocen al pie de la ribera del municipio de Aquila con los nombres
de Cachán, Santa Cruz y Tizupa.42 De tal suerte que para cuando mataron a
los helenos43 no sobraba mucho qué decir de los músicos de antiguo calibre,
pues se habían ido muriendo de uno en uno, en batalla o de viejos. Ya en ese
entonces los mariacheros cargaban con el estigma de la fatalidad, de la tragedia
y el exceso.
Todo cambió después de 1959,44 y no se diga con la entrada de la carretera. Don Graciano Jiménez hace una periodización de la música de la costa
relexionando en su hamaca sobre aquellos tiempos pasados. Hubo tres etapas, dice: “Una antes de nosotros, la de los sones antiguos, […] otra, la de
nosotros donde ya había cambios y se tocaban sones, jarabes y corridos, y la
actual, donde queda muy poco de la tradición”.
No obstante, hoy, la tradición mariachera sigue su curso en las manos de
las nuevas generaciones de músicos y carpinteros:45 Aurelio y Antonio Victoriano, Natalio, Verónico y Graciano Jiménez Reyes, Lauro García Ramírez, Juan
Francisco, Juan Domínguez, Isidro Francisco, Manuel Jiménez Alba, Antonio
Jiménez Calvillo, Arnoldo Barreto Jiménez, Crescencio Sebastián, Benito de
42
Las aldeas localizadas al pie de la playa son resultado de un largo proceso de invasiones mestizas a la zona serrana del municipio.
43
La expresión “los helenos” se reiere al mariachi del que formaban parte Heleno García y
Chema Palominos junto con otros músicos. Algunos mariacheros se reieren a éstos como
dos de los últimos grandes músicos de la región.
44
Para don Graciano Jiménez todo comenzó a cambiar desde la “guerra de 1959” que protagonizaron mestizos y nahuas. Todo comenzó cuando Jesús Carrasco, Juan Ortiz y Pancho Palominos quisieron comprar, por la buena y por la mala, las tierras comunales para
hacer un ejido. Esto desencadenó una confrontación armada entre ambos grupos; incluso,
cuentan, tuvo que intervenir el ejército para paciicar la zona y para sacar a los invasores de
los territorios indígenas. Sólo hay que apuntar que aún circula por esas tierras un corrido
llamado “Corrido de Carrasco y Guillén” que relata estos acontecimientos.
45
“Carpintero” es la palabra castellana que se utiliza para referirse a las personas que además
de dedicarse a dicho oicio, se especializan en hacer instrumentos musicales. No hay constructor de instrumentos que no sea carpintero, pero no todos los carpinteros pueden hacer
instrumentos musicales.
167
Daniel Gutiérrez Rojas
Asís, Honorato Lozano, José María Isidro Tolentino y Elodio Meras son sólo
algunos de los nombres que por fortuna han seguido “el destino”.46
bibLiograFía
Acuña, René (ed.). Relaciones geográicas del siglo
1987.
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Museo Nacional de Historia-Sociedad Mexicana de Antropología, 1946.
46
Así llaman los músicos nahuas y mestizos de la región a su oicio. Es común escucharlos
referirse a la actividad musical que desempeñan con el nombre de “destino”.
168
Las Fiestas de la Jamaica y del Santo Cristo Milagroso...
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México: Sidermex, 1984.
entrevistas
Asís, Miguel de. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, El Duin, Michoacán,
s. f.
Calvillo, Agustín. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Santa Cruz de Cachán, Michoacán, 2003 y 2005.
DeLilis, Gaudencio. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Pómaro, Michoacán, 2005.
169
Daniel Gutiérrez Rojas
García Ayala, Gliserio. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de
Echeverría, Michoacán, 2005.
García Ayala, Juan. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de Echeverría, Michoacán, s. f.
García Tolentino, Julián. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, s. f.
Jiménez Mendoza, Graciano. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán
de Echeverrúa, Michoacán, 2007.
Larios, Nicandro. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, El Duin, Michoacán,
s.f.
Ramírez, Onofre. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de Santa
Cruz, Michoacán, 2007.
Reyes Tolentino, María. Realizada por Daniel Gutiérrez Rojas, Cachán de
Echeverría, Michoacán, 2003 y 2007.
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Conaculta-Dirección General de Vinculación Cultural-Dirección General de Culturas Populares-Programa de Desarrollo Cultural del Pacíico
Sur, 2004.
170
INSTRUMENTOS MUSICALES EN LAS DANZAS
DE LA COSTA SIERRA DE MICHOACÁN
entre eL pasado preHispánico y Los instrumentos deL mariacHi
Alejandro Martínez de la Rosa
Universidad de Guanajuato
Los instrumentos musicales, como parte objetual de los ritos y festividades
tradicionales, son un elemento de este entramado signiicativo que ha de ser
descifrado dentro de un complejo juego de oposiciones simbólicas. Los nahuas de la Costa Sierra de Michoacán usan vestuarios y dotaciones instrumentales diversos, los cuales son indicio de los diferentes tipos de danza y
celebración existentes en la zona, y la percepción que la población tiene de
ellas. En el presente artículo se relacionan tales elementos, donde contrasta la
concepción simbólica del pasado mítico prehispánico (música con teponastli y
huehuetl) y el pasado histórico colonial (música con mariachi), para construir
desde el punto de vista religioso e identitario el nosotros de las comunidades
nahuas ante los otros.
Dentro del ciclo festivo de los nahuas se representan varias danzas: la
De niñas –también llamada Para la Virgen, Dancita, o Del 12 de Diciembre–,
Danza de Corpus, la Danza de Conquista –también llamada Danzón, De paloteo o de Cuautlli–, la Danza de Moros y Sondados, Danza de Xayacates, la
Danza de Apaches, Danza de Santa Ana, Danza de San Antonio y Danza de
San Miguel. Algunas son interpretadas por varias comunidades mientras otras
se llevan a cabo sólo en uno o dos lugares.
eL teponaztli y La memoria mítica
Se tienen pocos datos acerca de la música y la danza de los nahuas de esta
zona antes del siglo xx, aunque aún persiste, inmerso en la liturgia católica
el uso del teponachtli –que llaman toponahuastle en Pómaro y teponahuastle en
[171]
Alejandro Martínez de la Rosa
Ostula–. En entrevista,1 el rezandero y músico retirado, don Lorenzo Zambrano, de la comunidad de Ostula, mencionó que no se sabe desde cuándo
existe el teponahuastle de la iglesia del lugar, pero que tiene más de cien años; el
signiicado del término no es claro pero tendría que ver con un instrumento
ahuecado. El origen de su uso para la iesta de Corpus Christi queda por saberse, pero es poco probable que se trate de una inluencia reciente externa
a la comunidad nahua de la Costa Sierra. Al mismo tiempo de tocar el teponahuastle, se canta una alabanza y se escuchan las campanas de la iglesia y unas
campanillas pequeñas, creando un ambiente sonoro muy particular. Después
de tocar el teponahuastle, se interpreta la Danza de Corpus durante la mañana,
y se hace una repetición de ambos eventos en la tarde. También la cabecera
de Pómaro tiene su teponahuastle, pero es percutido el 6 de enero, durante su
iesta patronal.
La Danza de Corpus tiene relación con los mitos prehispánicos. Cuenta don Graciano Jiménez Mendoza, arpero de Cachán de Echeverría, de 91
años, que la Danza de Corpus representa el baile del pájaro carpintero:
Según la historia, ese era un pájaro carpintero, que era capitán, iestero. Que
cómo se iba a vestir, cómo se iba a vestir la danza, la capa y todo. Enton's él les
dijo, el pájaro carpintero les dijo:
—Yo soy capitán, de la danza. Les voy a dar yo mi vestuario, para que así
se vistan mis cuadrillas.
Sacó sus plumas y lo que él sabía y se la dio, el capitán, cómo se debía vestir
el capitán y la capitana. Y esa es una costumbre que viene.2
Además de las plumas que la cuadrilla lleva en el plumero (palma) usadas
por cada danzante en una mano, los pasos de la danza imitan los movimientos
del ave. Por ello, los movimientos de la danza (sus inclinaciones), su corona,
su plumero y su capa negra ilustran para el músico la relación con el pasado
prehispánico y evidencia que “esa danza de Corpus Christi, ésa ya la usaban
los indios naturales”.3 Y es precisamente una iesta celebrada durante la época de lluvia.
1
Entrevista a Lorenzo Zambrano. Realizada por Alejandro Martínez de la Rosa, Ostula,
Michoacán, agosto de 2007.
2
Alejandro Martínez de la Rosa. De la Sierra Morena vienen bajando, zamba, ay, que le da… México:
inaH, 2012, p. 57.
3
Idem.
172
Instrumentos musicales en las danzas de la Costa Sierra de Michoacán...
En cuanto al repertorio musical, la Danza de Corpus la he registrado en
las comunidades de Ostula y de Cachán de San Antonio durante la iesta y la
he grabado fuera de su contexto con el conjunto de Pómaro. Resulta por demás signiicativo que en Ostula la representación de la Danza de Corpus vaya
alternando con la ejecución del teponahuaztle, un instrumento prehispánico por
excelencia, junto con el uso de plumas y la capa negra del pájaro carpintero;
además, los danzantes llevan una sonaja de bule o guaje para llevar el ritmo.
Sin embargo, la danza es acompañada por violín y vihuela en Ostula;
por violín, vihuela y arpa en Cachán; y en Pómaro la interpretan con violín y
guitarra de golpe, es decir, con los instrumentos que se interpretan minuetes
y sones de mariachi en la región.
cantos, danza y música de tiempos coLoniaLes
Es bien sabido que los misioneros evangelizaron con ayuda de la música, la
danza y las representaciones de pasajes bíblicos. Hacia la segunda década del
siglo xvi, fray Pedro de Gante escribió al rey Felipe ii: “Comprendí que toda
su adoración de ellos a sus dioses era cantar y bailar delante de ellos, y como
yo vi esto, y que todos sus cantares eran dedicados a sus dioses, compuse metros muy solemnes sobre la Ley de Dios y la fe”.4 Con lo anterior queda claro
no sólo el uso del canto para evangelizar, sino la composición de un nuevo
repertorio surgido y puesto en práctica en Las Indias.
Así, las Danzas de Conquista y la música de minuetes que se celebran
actualmente en la costa nahua deben guardar algo de lo que los misioneros
les enseñaron para adorar a las imágenes religiosas, entre ellos algunos instrumentos musicales del ensamble barroco por excelencia: guitarra, arpa y
violín, que pasarían al ensamble del mariachi tradicional. Como lo airma fray
Bernardino de Sahagún, él compuso una salmodia y un cancionero “para que
los indios cantasen en sus bailes cosas de ediicación de la vida de nuestro
salvador y de sus santos, con celo de que olvidasen sus dañosas antiguallas”,5
y es en el acompañamiento de estas salmodias y canciones para “sus bailes”
donde se utilizaron por primera vez los instrumentos musicales que serían
posteriormente usados por el mariachi.
François Chevalier, historiador francés, visitó la zona en 1947 y 1948. De
su segundo viaje, narra lo siguiente:
4
5
Lourdes Turrent. La conquista musical de México. México: Fce, 1993, p. 120 y ss.
Juan de Torquemada. Monarquía indiana: de los veinte y un libros rituales y monarquía
indiana. México: unam, 1978, p. 124.
173
Alejandro Martínez de la Rosa
Queremos ver la iesta de Corpus o iesta de Dios, pues la noche anterior oímos
los cánticos de un rosario muy bello y ordenado […]
En el poco rato que nos quedamos en Ostula vemos, sin embargo, llegar
músicos y danzantes. Llevan un bonete en la cabeza adornado con espejos, plumas y listones de colores. Un rebozo les sirve de capa y portan en la mano un
abanico de plumas. En el interior de una choza danza en dos ilas una especie
de cuadrilla interminable, acompañada de una música monótona de teponaxtle
y huéhuetl. Sola, en medio de los hombres, una pequeña niña danza sin cesar.
Me dicen que representa el “personaje folklórico de la Malinche”.6
Hasta la actualidad la Danza de Corpus lleva a la cabeza una Malinche,
joven mujer que hace evoluciones dancísticas en medio de las dos ilas de
varones. Además de la descripción, el historiador tomó fotografías, seguramente las más antiguas tomadas en la zona.7 En una están a los danzantes
en cuclillas; en la siguiente están tocando el teponahuastle; en otra más se encuentran los danzantes en acción dentro de la iglesia; y en otra aparece la
danza en una enramada. Esta última es interesante porque atrás de la danza
se alcanzan a ver dos músicos, uno con guitarra y otro con violín. En la imagen donde están danzando no se aprecia instrumento alguno, pero creyendo
en la idelidad del dato de Chevalier, seguramente está acompañada por los
dos instrumentos de origen prehispánico, y los músicos de guitarra y violín
ejecutarían minuetes en el atrio (música que no es bailable), tal como se sigue
interpretando en la actualidad, por lo que se aprecia una dualidad, cuestión
que se abordará más adelante.
La danza HecHa Historia e identidad
La llamada Danza de Conquista o Danzón está integrada por dos bandos,
uno de mexicanos y otro de españoles, los cuales suelen estar agrupados en
dos ilas. Además, los encabeza una “capitana” o Malinche. Su vestimenta es
similar en ambos: faldilla, camisa y corona, sólo que cambian los colores de la
ropa e implementos –verde, blanco y rojo para los mexicanos, y rojo, amarillo
y rojo para los españoles–. En todos los lugares de la Costa Sierra en los que
he presenciado la danza portan ropa similar, aunque en algunas ocasiones
sólo se presentan danzantes del bando mexicano. Una excepción es la vestimenta con túnica blanca que usa la Danza de Conquista de Tepalcatepec, en
6
7
François Chevalier y Pérez Siller, Javier. Viajes y pasiones. México: Fce, 1998, pp. 90-92.
Ibid., pp. 84-93.
174
Instrumentos musicales en las danzas de la Costa Sierra de Michoacán...
la Tierra Caliente de Michoacán, para venerar al Sagrado Corazón de Jesús
–aunque, ciertamente, ya es otra región–. La parafernalia que usan los danzantes, además de la corona, son un palo de madera que entrechocan durante
las evoluciones dancísticas, y una sonaja de hojalata con la cual llevan el ritmo
de la música, a diferencia de la de Corpus, donde utilizan una sonaja de guaje
o bule. Esta danza se puede llevar a cabo durante todo el año dependiendo
de las celebraciones de cada localidad o de mandas particulares. Suele suceder
que en los lugares donde no hay Danza de Conquista se contacta al capitán de
la danza del lugar más cercano y se le invita a participar, retribuyendo su visita
con el transporte y la comida o con un apoyo económico.
La Danza de Conquista, también llamada De Paloteo, tiene muchas piezas. Cuentan los músicos minueteros y los capitanes de la danza de Cachán
que cada personaje tenía su pieza, por lo que sumaban 61:30 danzantes en
cada hilera, más la pieza de la Malinche. En Ostula, el rezandero Lorenzo
Zambrano me dijo que son 66 piezas, pero ya no se interpretan todas. Otra
manera de llamar esta danza en la cabecera de comunidad de Pómaro es De
Kuawi, palabra que signiica falda o nahua.8
En cuanto al acompañamiento musical, les he grabado a conjuntos de
Pómaro, El Duin y Cachán parte del repertorio de esta danza. Su dotación
instrumental es el violín, guitarra de golpe y arpa en Pómaro; violín y vihuela
en El Duin; y vihuela, violín y arpa en Cachán. Con respecto de la percepción
de la danza, Graciano Jiménez narró:
Al rato metieron el danzón de la Conquista, enton's la danza de la Conquista
quiso reinar en la danza de Corpus, y no supieron el bailable, cómo se bailaba.
Enton's hicieron ilas en la Conquista. Es la guerra, la Conquista es la guerra que
toparon, pues, con los españoles. Hicieron un danzón de paloteo. Es la guerra.
Es bonito de todas maneras como devoción; el que lo agarra por devoción es
muy bueno.
Y quedó el costumbre ese. Pero este costumbre lo tenían en México, donde
fue la Conquista, con Hernán Cortés.9
Don Chano Jiménez, aunque ha vivido desde la década de los sesenta en
Cachán de Echeverría, nació en San Pedro, donde recuerda que vio la danza
cuando era niño, ya con coloquio, por la década de los cuarenta; pero tiempo
8
Sandra D. Monzoy Gutiérrez. “Etnografía de la danza entre los nahuas de la Costa-Sierra
de Michoacán”. México, enaH, 2005 (tesis de licenciatura), p. 151.
9
Martínez de la Rosa, op. cit., p. 57.
175
Alejandro Martínez de la Rosa
después, cuando él ya no vivía ahí, se enojaron los maestros de la danza, José
Cervantes y Onofre (Alva), y dejó de representarse el coloquio. Actualmente
Graciano Jiménez “consiguió” el coloquio de algunos descendientes de José
Cervantes que viven en Guadalajara y quienes se lo llevaron en la Semana
Santa de 2010. El coloquio de Cachán está mecanograiado y engargolado, y
en términos generales el texto es casi idéntico al que transcribió la etnóloga
Sandra Monzoy en su tesis de licenciatura, en 2005.10 Sin embargo, la versión
de Cachán comienza con un “Saludo a la virgen” y tiene otros parlamentos
hacia el inal.
creyentes, inFieLes y xayacates
Otra danza de importancia es la de Moros y sondados, la cual también está
integrada por dos bandos, como lo indica su apelativo. En ella, los sondados
tratan de incitar a los moros a dejar su religión y hacerse católicos. Como ellos
no acceden, tienen que pelear con su machete, dando tres vueltas alrededor
de la cuadra alrededor de la iglesia y luego otras tres vueltas en el centro del
atrio. Aunque esta danza ya no se representa en Pómaro desde hace años, en
Ostula marca la entrada de los jóvenes al sistema de cargos y a las personas
que cuidarán la imagen y los atavíos de la Virgen de Guadalupe durante todo
el año. Cada mes, el día 12, se realiza una procesión, y tanto moros como
sondados tienen que organizar la celebración. El día 13 de diciembre, un día
después de la iesta grande de Santa María de Ostula, se escogen a los nuevos mayordomos, al representar la esceniicación de la danza en el momento
en que el capitán de los sondados supuestamente vence y mata al rey moro.
Mientras lo sube a su caballo éste “revive”, de manera que engaña al capitán
sondado; entonces el sondado tiene que perseguirlo y volverlo a apresar hasta
que es el momento de su bautismo; una vez que se bautiza al rey moro frente
a la imagen de la virgen, que se encuentra en la puerta de la iglesia pues la han
sacado cargando los mayordomos, se llama por micrófono a los voluntarios
que deseen tomar el cargo para que pasen a bautizarse. Durante el bautismo,
cada uno de los personajes de la danza y de los nuevos mayordomos se hinca
ante la imagen, se persigna, y después los encargados de la iglesia y los cantores le dan de tomar en una cuchara una salsa de chile rojo, una vela, una canasta de alimentos que le regala su padrino o madrina (ofrenda) y le ponen en
los hombros un collar donde se cuelgan plátanos macho verdes muy pesados
10
Monzoy Gutiérrez, op. cit., pp. 219-235
176
Instrumentos musicales en las danzas de la Costa Sierra de Michoacán...
y lores de cempasúchil. Es ya una costumbre para todos los nahuas decir que
esta cuelga pesa porque es lo que cuesta recibir el cargo de cuidar la imagen
de la virgen y organizar su veneración durante todo el año.
Si no llegan cargueros voluntarios, entonces se discute quién podría ser el
indicado para tomar el cargo, y son los xayacates quienes tienen que ir a buscarlos, aunque si encuentran a una persona adulta en estado de embriaguez,
la llevan a la fuerza al atrio de la iglesia y se le insta a tomar el cargo después
de bautizarse.
Mención especial merecen los xayacates, conjunto de jóvenes ataviados
con casacas hechas de corteza de palma, de cáscara de coco, de cartón o de
yute y amarradas con lazos. A manera de carrilleras, llevan hileras de limones podridos atados en el pecho y bolsas con harina. Los xayacates aparecen
jugando y espantando a los niños durante el día; también hacen bromas
pesadas a los vendedores que se ponen afuera del atrio. Tienen además la
encomienda de recolectar dinero para poner los premios en la punta del
palo encebado de Navidad. Suelen exprimir el limón en la cabeza de la gente
y después rociarlos de harina. Ellos también son jóvenes que deben ser bautizados y, aunque andan en desorden durante casi todo el día, de vez en cuando
se juntan para danzar.
Es por demás interesante que este tipo de personajes alternos al combate
entre moros y sondados subsista en otras latitudes del país como pascolas,
viejos, negros o diablos; los cuales representan a un mismo tiempo fuerzas
sobrenaturales, ancestros muertos, animales del monte y personajes chuscos
y transgresores del orden, es decir, lo natural no bautizado, no ordenado aún,
siendo danzas con reminiscencias prehispánicas más fuertes. Resulta interesante que Sandra Monzoy haya recogido el dato de que en el pasado, en vez
de usar máscara de cartón, usarán una confeccionada con piel de venado.
Asimismo, el signiicado que aporta tiene relación con lo arriba expuesto:
“para los pobladores de Ostula signiica ‘el que imita el que viene de fuera’”,
mientras que “para otras personas signiica ‘el que no tiene rostro’”. Su interpretación del personaje es la siguiente:
Es un ente que viste de naturaleza sin rostro al que se le permite el desorden
ordenado –pues se presenta de fuera y representa a otro que no es de la comunidad nahua, pero tienen que obedecer ciertas conductas que les permite el jefe
de tenencia– se presenta como la contraparte del ser Moro y Sondado quienes
177
Alejandro Martínez de la Rosa
representan el comportamiento obediente y formal y están en contacto con la
divinidad, es decir, el ser Xayacate le corresponde el lado lúdico y transgresor
del orden.11
A mi parecer, los xayacates representan seres fuera de la comunidad, pero
los relacionaría con el nahua antes de la llegada de los españoles, o con fuerzas de la naturaleza en el desorden antes del combate europeo entre moros
y cristianos, por lo cual son reminiscencias de danzas prehispánicas que los
misioneros incrustaron en la danza europea para representar a los indios y
su gentilidad. Al inal de la representación, los indios o las fuerzas o dioses
antiguos, también se hincan ante la imagen católica. Hoy tal vez los nahuas se
sientan más cercanos a los sondados de la virgen, por ser ellos católicos, pero
su relación étnica estaría más cercana al xayacate.
No obstante su papel alterno al combate entre creyentes y no creyentes,
también se bautizan, manifestando la victoria de la religión católica ante los
naturales y sus símbolos de idolatría, por lo que al inal formaron parte del
orden católico (véase igura 1).
Figura 1
Fuente: Elaboración propia.
11
Ibid., p. 99 y ss.
178
Instrumentos musicales en las danzas de la Costa Sierra de Michoacán...
En Pómaro, la danza de moros y sondados se llevaba a cabo el día 6 de
enero, día de Los Reyes, iesta patronal de la localidad. También se realizaba el
cambio de cargos durante esta fecha; no obstante al perder fuerza el sistema
anual dejó de realizarse la danza, y los ayudantes mayordomos fueron elegidos fuera de la representación dancística. A pesar de que en Pómaro ya no se
representa la danza, los músicos recuerdan música especíica para el baile de
los xayacates. En Pómaro grabé dos temas con el conjunto de minueteros de la
localidad, uno para el capitán sondado y otro para el capitán moro, con sus
respectivas introducciones. Asimismo, los xayacates danzan con dos piezas
musicales, una que llamaron durante la grabación “del liso” y otra que nombraron “de las ramas”, porque recuerdan que había un momento especíico
en que los xayacates estaban cubiertos de ramas, y en otro se las quitaban y
andaban ya “lisos”. La dotación instrumental fue guitarra de golpe y violín.
La Danza de Conquista o De Paloteo no está relacionada con cargos, más
bien es el recuerdo histórico del combate entre indios naturales y españoles,
del mismo modo en que la concibe don Graciano (véase igura 2).
Figura 2
Fuente: Elaboración propia.
179
Alejandro Martínez de la Rosa
La igura anterior muestra las oposiciones fundamentales. Si bien es cierto que en Ostula los danzantes de moros y sondados deben también interpretar la Danza de Corpus, es usual, como lo menciona también Sandra Monzoy,
que dejen a un hijo o a otra persona para ocupar su lugar, pues la iesta de
Corpus coincide con “la temporada de siembra y de actividades escolares”.12
En Cachán, la Danza de Corpus la interpretan jóvenes sin cargo que danzan
por manda o por gusto personal, lo que validaría la igura anterior.
concLusiones
Una vez que se terminó de mostrar sucintamente algunas de las expresiones musicales y dancísticas de los nahuas de la Costa Sierra de Michoacán,
es necesario apuntar que, más allá de proclamar la pureza indígena de tales
manifestaciones, es claro que la fuerza identitaria de los habitantes de esta
región se cimienta en una reinterpretación de inluencias de origen diverso.
Dos pertenecen al ciclo de danzas de conquista, una la de Moros y Sondados
y otra la Danza de Conquista. La primera mantiene el lazo entre las antiguas
formas de gobierno colonial y el calendario católico local; gracias a ello, en
Ostula se aprecia aún la fuerte organización comunitaria y la búsqueda de
prestigio. En cambio, la Danza de Conquista determina, en un contexto histórico reconigurado a la comunidad, su postura ante los nuevos problemas
de relación con sus vecinos mestizos, pues no está articulada a los cargos
en la comunidad. De este modo, la representación de la Danza de Moros y
Sondados y la de Corpus identiican a la comunidad nahua de la Costa Sierra
desde la época colonial entre su pasado mítico (los xayacates, el pájaro carpintero) y su presente histórico (la invasión externa), para lograr la superación
del trauma de la Conquista y equilibrar la tensión entre el nosotros y el ellos,
lo cual permite la asimilación de inluencias culturales diversas, muchas veces
contradictorias ante los ojos externos. Esto lo observó François Chevalier de
manera fehaciente:
Remontando el río llegamos a Ostula, una comunidad indígena que hace algunos decenios expulsó a las familias de rancheros, los “racionales”, que vivían
allí y que no aceptan la gente de razón –“¡solamente de paso!”, nos dicen–[…]
Y esto tiene una razón que se entiende al ver los pueblos de la región. Los
rancheros, procedentes de los Altos de Jalisco, son una población activa en expansión, y poco a poco se han ido apoderando de las tierras, expulsando a los
12
Ibid., p. 115.
180
Instrumentos musicales en las danzas de la Costa Sierra de Michoacán...
indígenas hacia los montes. […] De esta manera Maquilín se convirtió en un
pueblo de pequeños propietarios, de verdaderos charros que trabajan y explotan
activamente la tierra, se convirtió en un pueblo de rancheros blancos y mestizos,
de “racionales”.13
Así, desde el punto de vista simbólico, cada una de las tres danzas propone una función y un signiicado distinto que está representado en los elementos simbólicos de las danzas, ya sea indumentaria, parafernalia o instrumentos
musicales. Con lo anterior queda claro que en esta región indígena nahua los
instrumentos del mariachi no representan al indio natural, al mexicano antiguo, a lo propio, sino a los mestizos, a lo extranjero, y los adoptan porque en
sí representan a la religión traída por los españoles. Desde este punto de vista,
los instrumentos del mariachi no representan a una nación sino a los mestizos, a los no indígenas, a los no originarios. Sin embargo, estos instrumentos
de cuerda han ganado terreno en el último medio siglo y tal vez provocaron
el desuso del teponaztli y del huehuetl en la Danza de Corpus, seguramente
porque son menos monótonos; no obstante, aún se conservan los juegos
de dualidades simbólicas sobre las que los nahuas construyen su identidad
entre lo propio y lo ajeno.
Como síntesis de los elementos estudiados, expongo la siguiente tabla:
Tabla 1. Elementos simbólicos
Danza de Corpus
Carácter
Danza de
Xayacates
Danza ordenada
Danza ordenada
Danza desordenada
Vestuario que representa a un
animal
Vestuario que representa a dos naciones
Vestuario que representa lo natural
Vestuario sin plumas
Vestuario de corteza
de palma, cáscara de
coco, yute o cartón,
y limones colgando
Coronas de hojalata
Máscaras de venado
y de cartón
Indumentaria Vestuario con
plumas
Coronas de madera
13
Danza de
Conquista /
Danza de Moros y
Sondados
Chevalier y Pérez Siller, op. cit., p. 90.
181
Alejandro Martínez de la Rosa
Danza de Corpus
Sonajas de bule o
guaje
Instrumentos
musicales
Teponastli y
huehuetl
Danza de
Conquista /
Danza de Moros y
Sondados
Danza de
Xayacates
Sonajas de hojalata y
machetes
Sin sonajas y con
palos
Instrumentos
mariacheros
Sin instrumentos
Fuente: Elaboración propia.
bibLiograFía
Chevalier, François y Pérez Siller, Javier. Viajes y pasiones. México: Fce, 1998.
Martínez de la Rosa, Alejandro. De la Sierra Morena vienen bajando, zamba, ay, que
le da… México: inaH, 2012.
Monzoy Gutiérrez, Sandra D. “Etnografía de la danza entre los nahuas de la
Costa-Sierra de Michoacán”. México, enaH, 2005 (tesis de licenciatura).
Torquemada, Juan de. Monarquía indiana: de los veinte y un libros rituales y monarquía indiana. México: unam, 1978.
Turrent, Lourdes. La conquista musical de México. México: Fce, 1993.
entrevistas
Zambrano, Lorenzo. Realizada por Alejandro Martínez de la Rosa, Ostula,
Michoacán, agosto de 2007.
182
ELEMENTOS MUSICALES DEL MARIACHI ANTIGUO
EN EL MARIACHI URBANO
Héctor Ernesto Villicaña Torres
Universidad de Guadalajara
presentación
El propósito de este trabajo consiste en denotar los elementos musicales que
preserva el mariachi urbano como herencia del mariachi antiguo, considerando los aspectos que han propiciado que se abandonen los sones. De ahí
que en la primera parte se abordará la inluencia que han ejercido diferentes
medios como la radio, la política, el sindicato, la Iglesia, entre otros, para que
el mariachi deje de lado los sones; mientras que en la segunda parte se resaltarán los elementos musicales de los mariachis antiguos que aún conserva el
mariachi urbano.
marco teórico
Antes de iniciar el tema en cuestión es necesario mencionar que el mariachi
antiguo al que me reiero es el originado en Michoacán, Jalisco, Colima y
Nayarit, el cual interpretaba sones y en la actualidad es reconocido como
mariachi tradicional, puesto que toca la música tradicional, esa que “está sujeta
a cambios sonoros, pero mantiene su base social, su sentido comunitario y su
sentido de lugar”.1
Seguramente habría que decir que el tipo de música que se ha considerado parte esencial del mariachi es el son, género que es parte del genérico
son,2 de donde surgió una gran variedad de piezas con diversas características
1
Fernando Híjar Sánchez (coord.). Música sin fronteras, ensayos sobre migración: música e identidad.
México: Dirección General de Culturas Populares e Indígenas, Conaculta, 2006, p. 362.
2
Para Martí los complejos genéricos tienen que ver con una clasiicación de los diversos
géneros musicales “conformados por especies diversas, pero unidos en su composición de
elementos históricos musicales aines”. Mireya Martí Reyes. El género musical: un laberinto por
[183]
Héctor Ernesto Villicaña Torres
de ejecución musical e instrumentación, así como letras, según la región. En
ese sentido, para Stanford el son es “un vocablo venerable en la historia del
canto y la danza mexicanos”;3 asimismo, señala que el uso del término data
por lo menos del siglo xvi. Por su parte, Vicente T. Mendoza considera que
los sones y jarabes son coreográicos, ya que se bailan sobre tarima y tienen
doble función: como zapateado y como instrumento.4
Referente a la tradición, Chamorro considera que tiene que ver con los
“modos de ser, de costumbres, que han conformado a lo largo de los tiempos,
elementos culturales que han contribuido a forjar los símbolos de la identidad
nacional”.5 En ese sentido, en el presente artículo se entiende a la tradición
como las prácticas culturales que han desarrollado los individuos en una determinada región por varias generaciones con el propósito de sobrevivir; de ahí
que pueda apreciarse cómo resaltan en sus repertorios musicales sus costumbres, su terruño, sus alegrías, sus tristezas, sus amores y el trabajo, entre otros
aspectos. Esta tradición se trasmite de generación en generación, de padres a
hijos, de manera oral y hasta en la construcción de los instrumentos musicales
con los que se interpretan los sones en las reuniones de sus comunidades.
marco metodoLógico
Para la realización de este trabajo fue necesaria la revisión documental especializada en el tema, así como de entrevistas a músicos profesionales que residen
en Guadalajara.
Asimismo, se consideró la grabación del Cuarteto Coculense para comparar los mánicos utilizados en la ejecución actual de algunos sones, como el “Son
de La Negra”, que se compara con el son “El periquito”. Es importante señalar
“que parte del repertorio que grabó el Cuarteto Coculense ya estaba difundido
y era del gusto de Tierra Caliente desde por lo menos cuatro décadas atrás”.6
Además, hasta el momento esta grabación de sones es la más antigua que se
conoce, y sirve para corroborar qué tantos elementos tradicionales conserva de
recorrer. León: Universidad de Guanajuato-sep, 1995, p. 8. De esa manera, se entiende que el
género conocido como son tiene doble función: como genérico y como género.
3
Thomas Stanford. El son mexicano. México: sep-Fce, 1984 (sep/80, 59), p. 7.
4
Vicente T. Mendoza. La canción mexicana: ensayo de clasiicación y antología. México: Fce, 2005.
5
J. Arturo Chamorro Escalante. Mariachi antiguo, jarabe y son: símbolos compartidos de las identidades jaliscienses. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2006, p. 9.
6
Arturo Camacho (coord.). Memorias del coloquio El mariachi y la música tradicional de México, de
la tradición a la innovación, ix Encuentro nacional de mariachi tradicional. Zapopan: El Colegio de
Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2010, p. 33.
184
Elementos musicales que se preservan en el mariachi urbano...
tradicional la ejecución del “Son de La Negra”. Por otro lado, aunque se sabe
que este son es muy antiguo por las evidencias históricas que se han encontrado, no deja de ser una incógnita cuál es la ejecución más antigua, ya que en
primer lugar, las agrupaciones a lo largo del tiempo han realizado modiicaciones a su letra, a su forma rítmica y en su forma melódica. En segundo lugar,
cada uno de los conjuntos que grabaron el “Son de La Negra” son parte de la
lista de los grupos urbanos. Así, se encuentra la versión musical del grupo Los
Trovadores Tamaulipecos,7 el Mariachi Marmolejo,8 el Mariachi Tapatío de José
Marmolejo9 y el Mariachi Vargas de Tecalitlán.10
Los datos que se arrojaron, se clasiicaron de tal manera que permitieron
su análisis y relexión. Finalmente, para transcribir la rítmica y melodías fue
necesario utilizar el programa Finale. Es importante aclarar que las transcripciones sólo son acercamientos que sirven para ejempliicar.
desarroLLo
No se puede negar la intervención e inluencia que han tenido diferentes
actores como la radio, la política, el sindicato, la Iglesia, entre otros, para el olvido de los sones. En la mayoría de las estaciones de radio se trasmite música
comercial de moda, a cuyo repertorio las diversas agrupaciones, incluyendo
el mariachi, se adaptan y se apropian de él con la inalidad de ser contratados
por un público reconocido como radioescucha. Según Isolda Rendón, “aunado a esto, la transformación del mariachi con la inclusión de la trompeta y
la imagen típica de charro o de gala […] dejó de lado la necesidad de mantener
vivo al mariachi tradicional, y con ello los sones antiguos”.11
En la colonia los sones fueron motivo de censura ya que consideraban que:
El carácter satírico o irrespetuoso de la copla, y el baile “escandaloso y obsceno”, fueron características constantes de los géneros musicales populares de7
Los Trovadores Tamaulipecos. “Mi Negra”. Álvaro Ochoa Serrano, 7 de enero de 2010,
YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=LO4AqOWR96s).
8
Mariachi Marmolejo. “La Negra”, Alvaro Ochoa-Serrano, 26 de septiembre de 2010, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=49ZvMG1pGoA).
9
Mariachi Tapatío de José Marmolejo. “La Negra”, 1937. solitariodark, 4 de junio de 2008,
YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=81s2tpCFFGw).
10
Mariachi Vargas de Tecalitlán. “La Negra, 1958”. solitariodark, 6 de junio de 2009, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=lBkWcwTpT2Q).
11
Isolda Rendón Garduño. El mariachi tradicional. Identidad colimense. Colima: Programa de
Desarrollo Cultural Regional Tierra Caliente, Secretaría de Cultura, 2012, p. 47.
185
Héctor Ernesto Villicaña Torres
nunciados ante la inquisición. Y aquí cabe aclarar que, a partir de la segunda
mitad del siglo xviii, hasta inalizar la etapa colonial, esas denuncias en contra
de los bailes y cantos populares –muchos de ellos denominados sones–, fueron
abundantes, y procedían de muy diversas partes de lo que hoy es nuestro territorio; lo que hace evidente su extensión y popularidad.12
Como es evidente, la música tradicional ha sufrido ataques por parte de
diversas corporaciones, y seguramente en algún momento los sindicatos de mariachi de Guadalajara no se quedaron atrás. Los requisitos para que algún
mariachero pudiera ingresar a esa asociación consistían básicamente en interpretar un repertorio con el instrumento que dominara: “Las bodas de Luis
Alonso”, “Poeta y campesino” y “Rondinelas”; además se exigía el dominio
de la lectura con base en la notación occidental, dejando de lado el repertorio
tradicional del mariachi.
De este modo, es posible encontrar gran variedad de aspectos que evidencian el abandono de los repertorios tradicionales, entre ellos, el impacto de la
modernización, y como consecuencia,
[…] podría entenderse como pérdida o debilitamiento de las identidades regionales y un proceso de occidentalización que incluye fusiones, reelaboraciones,
adaptaciones y transformaciones de lo tradicional, lo que al darse de manera
espontánea se entendería como cambio natural, pero generalmente se produce
por agentes externos y entonces el proceso de cambio es un conjunto de imposiciones, deformaciones y apropiaciones […]13
A continuación se presenta una tabla comparativa que se realizó a partir
de los testimonios proporcionados por Francisco Gómez y Sergio Gómez,
músicos y talleristas de mariachi, quienes expresan lo que encuentran diferente entre el mariachi tradicional, el moderno y la característica de ejecución de
la música occidental. Cabe mencionar que estos dos profesores tienen preparación en las tres formas. Los datos que arroja, permiten relexionar cómo
el propio mariachi urbano o moderno se ha alejado de los sones por diversas
circunstancias, entre ellas se puede reconocer la inluencia de otras culturas;
además, se puede especular que la apropiación de otros géneros musicales les
ha proporcionado cierto éxito, sobre todo económico.
12
Irene Vázquez Valle. El son del sur de Jalisco. Guadalajara: Departamento de Bellas Artes del
Gobierno del Estado de Jalisco, 1976.
13
Gustavo López Castro et al. Música sin fronteras, ensayos sobre migración, música e identidad. México: Conaculta, 2006, p. 361.
186
Elementos musicales que se preservan en el mariachi urbano...
Tabla 1. Comparativa de informantes
Sergio Gómez
Francisco Gómez
Característica
de mariachi tradicional
Temperamental, rustico,
más impactante
Original y genuina
Característica
de mariachi moderno
Busca sonoridad más
suave
Sonido muy delicado,
muy elaborado, muy
finito, poco emotivo y
técnicamente complejo
Característica occidental
Música suave
Académica
Fuente: Entrevista a Francisco Gómez. Guadalajara, Jalisco, 26 de febrero de
2010. Entrevista a Sergio Gómez. Puerto Vallarta, Jalisco, 20 de febrero de 2010.
No obstante, el mariachi urbano ha conservado rasgos que los mariachis
antiguos legaron y siguen legando, ya que todavía existen muchos de ellos y
son vigentes. Esto puede corroborarse al observar la forma como aprenden a
tocar los instrumentos, ya que inician por trasmisión oral; cabe mencionar que
muchos mariacheros de Guadalajara son músicos orales. Un ejemplo lo encontramos en músicos como don Julio López, a quien se le cuestionó lo siguiente:
Héctor Villicaña (Hv): ¿De quién aprendió el oicio del violín?
Julio López (jL): Mi padre en paz descanse, fue el que me inició.
Hv: ¿Recibió otras inluencias a parte de su papá?
jL: De algunos compañeros, este..., se interesaron por, por mi aprendizaje y
me participaron, pos ellos del violín, para poder desarrollarlo, poderlo trasmitir,
poder ejecutarlo.14
En esa misma circunstancia se encuentran otros mariacheros como Gerardo Gómez15 y don Fidel Vera,16 quienes aprendieron de la forma oral. Incluso se tienen evidencias de que muchos de los mariacheros, son familiares,
es decir, son papás, hermanos, primos, cuñados, suegros y esposos, y miembros del mismo grupo musical o de otros nuevos grupos que se van formando entre ellos. Entre los conjuntos con esas características están el Mariachi
Chapala segunda generación, al igual que el Mariachi Quintero (donde por
14
Entrevista a Julio López. Puerto Vallarta, Jalisco, 10 de abril de 2009.
Entrevista a Gerardo Gómez. Plaza de los Mariachis, Guadalajara, Jalisco, 17 de agosto de
2009.
16
Entrevista a Fidel Vera. Barrio de San Juan de Dios, Guadalajara, Jalisco, 26 de agosto de
2009.
15
187
Héctor Ernesto Villicaña Torres
cierto los fundadores de este mariachi son esposos), y el Mariachi Cobre, que
son de tercera generación.17
Otro aspecto evidente, precisamente, es que la mayoría de estos músicos
son de origen campesino o rural, por lo que mantienen un acento especial
en su voz que sólo se escucha en los ranchos o pueblos de Jalisco, e incluso
algunas de esas palabras se han vuelto una especie de código que sólo ellos
entienden. Así pues, encontramos el siguiente glosario: lazar (seguir a los automovilistas pidiendo trabajo), pa'l nomas (nada más), maistro (maestro), pa'
(para), pa'arriba (para arriba), jerrarle (fallar), ‘onde (dónde), pa'lla (para allá),
pa'ca (para acá), quiriar o quiri (ofrecer servicio de mesa en mesa), regañadón
(regañar), Chencho (nombre de Asunción), julano (fulano), anque (aunque), suisticado (soisticado), jugarreta (jugar), frenta (estar en contra un grupo contra
otro), “me hicieron queso” (no lo invitaron a un trabajo), “me dieron brea” (lo
invitaron a trabajar), entre otros términos o frases.
Un elemento más que se conserva en los mariachis son los mánicos o la
forma de utilizar la mano con la que se rasguea o hace ritmo en las cuerdas de
la vihuela, quinta o guitarra sexta, no tan alejada de la forma de ejecución del
Cuarteto Coculense, en particular en el son conocido como “El periquito”.
De hecho, el propio “Son de La Negra”, que ha evolucionado de manera
excepcional, inicia con un mánico a la manera tradicional, dando el rasgueo
todo para abajo, al igual que el “El periquito” (prácticamente todo el son se
ejecuta con mánico hacia abajo); es decir, la mano derecha con la que se da el
ritmo en una guitarra sexta, una quinta o una vihuela, debe tocar las cuerdas
sólo de arriba hacia abajo, como indican las lechas en la siguiente igura:
Figura 1
Fuente: Elaboración propia.
Conforme avanza la melodía, el mánico va acelerando cada vez más; se acerca más a la forma del son “El periquito”, aunque un poco más rápido.
Para mayor comprensión se presenta a continuación un ejemplo en la
siguiente tabla comparativa:
17
Estos mariachis trabajan en el barrio de San Juan de Dios, en Guadalajara, Jalisco.
188
Tabla 2. Comparativa del “Son de La Negra”
con el son “El periquito”
“Son de La Negra”
Semejanzas
“El periquito”
Se compone de cuatro partes o mánicos
diferentes.
Mantiene en todo su desarrollo mánicos hacia abajo a una misma velocidad.
Parte A instrumental
Inicia lento y va aumentando
su velocidad.
La parte A armónica del “Son de La Negra”
es la que se asemeja al son derecho “El periquito” con rasgueo hacia abajo como se
muestra con la flechas.
Parte A armónica
Parte A melódica:
Fuente: Elaboración propia.
Héctor Ernesto Villicaña Torres
El “Son de La Negra” continúa desarrollándose en la forma de sones
derechos o de rítmica “sesquiáltera, esto es, la sucesión de compases binarios
y ternarios”,18 también conocidos como “son normal, regular y se convierten
en variante cuando se anexa un redoble”.19 En esta parte ya entra la voz.
Figura 2
Fuente: Elaboración propia.
Cabe señalar que el “Son de La Negra” por sí sólo es parte de la herencia
que ha legado el mariachi antiguo, ya que es uno de los sones más solicitados
por la audiencia mexicana y extranjera, lo que obliga a los mariachis urbanos
tenerlo como parte de su repertorio. Además, su estructura armónica es prácticamente igual a la mayoría de los sones, donde predominan el primer grado,
el cuarto grado y el quinto grado.
A continuación se enlistan algunos sones tradicionales que grabó el Cuarteto Coculense que se han mantenido hasta la actualidad en los repertorios
de los mariachis modernos de Guadalajara. Entre ellos se tiene el “El cihual18
Raúl Eduardo González. Cancionero tradicional de la Tierra Caliente de Michoacán. Vol. i: Canciones líricas bailables. Morelia: umsnH, Programa de Desarrollo Cultural de Tierra Caliente,
2009, p. 234.
19
Datos proporcionados por el tallerista Armando Cervantes Tinoco, 12 de julio de 2014.
190
Elementos musicales que se preservan en el mariachi urbano...
teco”, “El carretero”, “La guacamaya”, “El jabalí”, “Camino real de Colima”,
“El toro”. A pesar de que estos sones, al igual que el “Son de La Negra”, han
sufrido modiicaciones en su estructura musical, incluso en su letra, siguen vigentes en los repertorios de los mariachis actuales, que funcionan de la manera
que se presenta a continuación.
Figura 3
Fuente: Elaboración propia.
Seguramente, los mánicos en este tipo de son derecho funcionan de la
manera en que se indica con las lechas. Asimismo, se encuentran otros sones derechos, muy importantes en el repertorio de los mariachis modernos,
que prácticamente se pueden considerar como sones urbanos por las letras que
reieren situaciones que se han vivido en la ciudad. Entre ellos se encuentra
el “Son al mariachi de mi tierra”, que dice:
Al mariachi de mi tierra
de mi tierra tapatía
Sones que se reieren a Guadalajara
Otro son urbano es el son de “La loba”, que aborda aspectos de la vida urbana de Guadalajara:
Barrio de San Juan de Dios
calle de las nueve esquinas
donde revolcó la loba
a toditas las catrinas
Este son además conserva el doble sentido en la letra que tienen los sones antiguos, lo que se puede corroborar en las partes que dice:
191
Héctor Ernesto Villicaña Torres
De veras mi alma te lo decía
si no fuera por la loba
aquí nos amanecía
Parece que sí que sí
parece que no y que no
se me hace que tu marido
no te quiere como yo
De esa misma manera, se encuentran más sones urbanos como “Guadalajara”, “Mí tierra”, “Así semos en Jalisco”, entre otros. La instrumentación
no se queda atrás, ya que se conservan la mayoría, salvo la quinta y se añade
de la trompeta.
Referente al gusto que se tiene acerca de sones y mariachis tradicionales
hay al respecto diversos testimonios, como el caso de don José Medina: “A mí
me gusta, inclusive me gusta más el mariachi tradicional que el actual, porque
tocan sones y canciones rancheras que ya no se tocan en el mariachi actual”.20
Francisco Javier Arredondo también expresa lo siguiente: “A mí me atrae
mucho el son jalisciense, el… el… la música huasteca y sobre todo pos los
corridos mexicanos ¿no?; pero el fuerte lo que más me interesa y me gustaría
saber mucho más sobre todo, el ritmo de los sones; son cosas muy variadas,
los hay bordoniados, hay sones abajeños, sones jaliscienses”. Por su parte,
don Julio López dice acerca de los sones regionales: “En ese tiempo era interpretarlos con puro corazón y ahorita como ha habido más estudios, pues ya
le meten técnica a lo clásico del son”.21
Como se puede observar, todavía puede hablarse de aspectos que conserva el mariachi urbano del mariachi antiguo. Sin embargo, no se puede dejar
de reconocer que existen otros medios que han ocasionado que esos conjuntos se alejen de lo tradicional, de manera que han propiciado que abandonen
los repertorios de sus terruños y han enfocado su atención en repertorios
que muchas de las veces no son de su agrado, pero que les permiten subsistir
sobre todo en el medio urbano.
20
21
Entrevista a José Medina. Puerto Vallarta, Jalisco, 1 de agosto de 2008.
Entrevista a Julio López, loc. cit.
192
Elementos musicales que se preservan en el mariachi urbano...
reFLexión
Es necesario no dejar de lado el estudio de los mariachis modernos, ya que
esto proporcionará datos, historias de vida, y repertorios antiguos que abonen a la historia y antropología, lo que ayudará a conocer más sobre el fenómeno del mariachi, y por ende, a preservar esta tradición que representa una
parte de la identidad del mexicano.
bibLiograFía
Camacho, Arturo (coord.). Memorias del coloquio El mariachi y la música tradicional
de México, de la tradición a la innovación. ix Encuentro nacional de mariachi tradicional. Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno
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Gómez, Sergio. Puerto Vallarta, Jalisco, 20 de febrero de 2010.
Herrera, Rogelio. Barrio de San Juan de Dios, Guadalajara, Jalisco, 26 de febrero de 2010.
López, Julio. Puerto Vallarta, Jalisco, 10 de abril de 2009.
Medina, José. Puerto Vallarta, Jalisco, 1 de agosto de 2008.
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Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1998 (cd 7036).
sitios web
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2010, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=LO4AqOWR96s).
Mariachi Marmolejo. La Negra, Alvaro Ochoa-Serrano, 26 de septiembre de
2010, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=49ZvMG1pGoA).
Mariachi Tapatío de José Marmolejo. La Negra, 1937. solitariodark, 4 de junio de 2008, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=81s2tpCFFGw).
Mariachi Vargas de Tecalitlán. La Negra, 1958. solitariodark, 6 de junio de
2009, YouTube (http://www.youtube.com/watch?v=lBkWcwTpT2Q).
195
EXPOSICIÓN DE “NUESTRO MARIACHI”
SON DE MADERA
repertorios antiguos de cocuLa, jaLisco
Francisco Javier Salcedo
Escuela Regional del Mariachi de CoculaMariachi Tradicional Ixtlauakuikani
Bajo el sinuoso y largo camino de su existencia, el mariachi tradicional de
Cocula ha perdurado a través de los años resistiendo los embates de la modernidad, y ha conservado el papel original que la tradición y costumbre le han
otorgado. Su trascendencia ha sido tal, que hoy en día se conservan y se ejecutan antiguas piezas del vasto calendario mundano y divino. El repertorio de los
antiguos mariachis coculenses puede dividirse en dos ámbitos claramente diferenciados: popular y religioso, y afortunadamente, una parte, quizá mínima, se
ha conservado por grabaciones en audio (y más recientemente en video) que
muestran los diferentes estilos de ejecución e instrumentación.
Sones, jarabes, corridos, valses, polkas y canciones fueron y siguen siendo
de uso corriente en la sociedad. Para muestra basta citar a José Corona Ochoa
en su obra de 1973, Pepito Cocula, la vida alegre de un pueblo triste, en la que menciona los hechos acontecidos en Cocula alrededor de los años treinta:
Como se sabe, el Mariachi es uno de los ilustres hijos de Cocula. Originalmente, este conjunto musical estaba formado exclusivamente por varios violines,
una guitarra, un guitarrón y la vihuela, conjunto que generalmente amenizaba
los matrimonios y demás iestas pueblerinas. De vez en cuando y a solicitud
del cliente, se agregaba al conjunto un clarinete que estaba siempre a cargo de
Simonillo.
[...]
Desde temprana hora inició su parranda, con el Mariachi a la retaguardia cual
debe ser, y rociando cada ejecución con una muy generosa dosis de tequila, pues
en cada ronda nuestros ilustres mariacheros liquidaban una botella completa de
este delicioso destilado. Ya para la media noche, aquella parrandera procesión
caminaba de memoria por las calles del pueblo, gracias a la liberal y esplendida
[199]
Francisco Javier Salcedo
distribución de tequila entre los músicos y su contratante, empezando a perder
la compostura y disciplina que eran norma en el conjunto […]1
eL repertorio documentado
El mariachi de Justo Villa
José Corona Ochoa, respecto de la primera ocasión importante en que se dio
a conocer el mariachi coculense en la capital del país, narra lo siguiente:
En septiembre de 1095, Juan Villaseñor, administrador de la hacienda de la Sauceda perteneciente a Cocula, por instrucciones de la familia Palomar, propietaria entonces de dicha inca, llevó a Guadalajara y de ahí a México el mariachi de
Justo Villa, a tocar tanto en el onomástico del Presidente, general Poririo Díaz,
como en las iestas patrias de aquel año. Su actuación fue todo un éxito, pudiendo decirse que este primer conjunto de músicos autóctonos llegados a México
procedentes de Jalisco, de donde parte la fama del mariachi coculense […]2
Por su parte, Méndez Moreno complementa acerca del mismo evento
que “los cuatro músicos interpretaron su amplio repertorio de sones jaliscienses y dejaron gratamente impresionados a los invitados, entre quienes había
algunos funcionarios de casas discográicas estadounidenses”.3
Mediante estos relatos podemos darnos cuenta cómo comenzó a popularizarse el mariachi más allá del occidente de México.
El Cuarteto Coculense
Jesús Jáuregui, citado por Méndez Rodríguez, airma al respecto: “A partir de
1906, según Méndez Rodríguez (Germán A.), (1988 y 1989), un grupo denominado Cuarteto Coculense realizó las primeras grabaciones de sones de
mariachis en los Estados Unidos. El número de elementos, la instrumenta1
José Corona Ochoa. Pepito Cocula, la vida alegre de un pueblo triste. 3ª ed. Cocula: B. Costa-Amic,
1973, pp. 160-163.
2
José Corona Ochoa, cit. por Rafael Méndez Moreno. Apuntes sobre el pasado de mi tierra. México:
Costa-Amic, 1961, p. 19; cit por Hermes Rafael Méndez Rodríguez, “Los primeros mariachis
en la ciudad de México”. México: Edición del autor, 1999, p. 20.
3
Rafael Méndez Moreno. Apuntes sobre el pasado de mi tierra. México: Costa-Amic, 1961, p. 19;
cit. por Méndez Rodríguez..., p. 20.
200
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco...
ción y la vestimenta parecen indicar que se trata del mismo conjunto de Justo
Villa”.4 La imagen 1 muestra un repertorio amplio y variado.
Imagen 1. Cuarteto Coculense de Justo Villa
Disco 1:
Disco 2:
“El limoncito”
“Las olas de la laguna”
“La guacamaya”
“El periquito”
“Las abajeñas”
“El carretero”
“Petrita”
“El ausente”
“La indita”
“El chivo”
“Arenita de oro” (1a. versión)
“Chaparrita de mi vida”
“El arriero”
“El becerrero”
“El frijolito
“El tecolote”
“El Tejón”
“Arenita de oro” (2a. versión)
“Las Campanitas”
“La Malagueña”
Fuente: Chris Strachwitz y Jonathan Clark (eds.). Mexico’s Pioneer Mariachis. Vol. 4: Cuarteto coculense. The Very First Mariachi Recordings: 19081909. El Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1998 (CD 7036); cit. por Jesús Jáuregui
Jiménez. El mariachi. Símbolo musical de México. México: INAH-Conaculta-Taurus, 2007.
4
Jesús Jáuregui, cit. por Méndez Rodríguez..., p. 24.
201
Francisco Javier Salcedo
Las grabaciones de campo de Donn Borcherdt
al Mariachi Salinas-1960 5
Donn Borcherdt realizó una investigación de campo en Jalisco de 1960 a
1961 y de 1963 a 1964. Aunque contiene un repertorio muy variado, en estas
grabaciones del Mariachi de los Salinas están incluidos también varios minuetes, dos de los cuales no estaban documentados. A continuación se transcriben los datos de tales grabaciones, tal y como aparecen en los discos.
Donn Borcherdt, Mariachi de los Salinas (2 violins, vihuela, guitarron, 2 male
voices), Cocula, Jalisco, 1960. Box 1. Physical Description: amr 8004 (item
1966.01_8004).
Side A
1. Minuete (minuet) - San Gabriel
2. Polka (polka) - San Martín
3. Minuete (shotiz)
4. La Negra (son jalisciense)
5. Santiago Ixcuintla (son jalisciense)
6. Ecos del alma (vals)
7. Chote (shotiz)
8. El Tecolotillo (son jalisciense)
9. Chote (shotiz) - El Bimbalete
10. La Chaparrita (son jalisciense)
11. El Jabalín (son jalisciense)
Side B 1
1. La Ensalada (son jalisciense) [followed by discussion of composition]
2. Mariquita (canción)
3. Minuete (minuet) - San Miguel
4. El Rilero (son jalisciense)
5. Amar sin esperanza (canción)
6. Corrido de Juan Garibaldo (corrido)
7. El Pájaro Lagunero (son jalisciense)
8. Pueblo de Ameca (son jalisciense)
Donn Borcherdt, Mariachi de los Salinas (2 violins, vihuela, guitarron, 2 male
voices), Cocula, Jalisco, June 28, 1960. Box 1. Physical Description: amr 8005
(item 1966.01_8005).
Side A
1. Las Abajeñas (son jalisciense)
2. Las Campanitas (son jalisciense)
3. El Peine de Oro (son jalisciense)
4. Pero mujer quítame la vida (canción)
5. Corrido de Julián del Real (corrido)
6. Chihuahua (canción)
7. Ojitos Aguileños (canción)
5
Side B1
1. Varitas Verdes (son jalisciense)
2. El Maracumbé (son jalisciense)
3. El Becerrero (son jalisciense)
4. Marcha (march) - Minuete
5. Polka (polka) - Minuete
6. Chote (shotiz) - Minuete
7. El Pasajero (son jalisciense)
Finding Aid for the Donn Borcherdt Collection 1960-1964 (http://www.oac.cdlib.org/
indaid/ark:/13030/kt0t1nc989/entire_text/).
202
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco...
Side A
8. Mexico Lucido (son jalisciense)
[incomplete]
9. Mexico Lucido (son jalisciense)
Side B1
8. Tuning of vihuela and guitarron
Donn Borcherdt, Mariachi de los Salinas (2 violins, vihuela, guitarron, 2 male
voices), Cocula, Jalisco, July 3, 1960. Box 1. Physical Description: amr 8006
(item 1966.01_8006).
Side A
1. La Ensalada (son jalisciense)
2. El Tejón (son jalisciense)
3. Corrido de José Gallardo (corrido)
4. La Madrugada (son jalisciense)
5. La Vaquilla (son jalisciense)
6. Camino Real de Colima (son jalisciense)
7. El Chapulín (son jalisciense)
8. Estrellita Marinera (canción)
9. El Triste (son jalisciense)
Side B 1
1. La Tuza (son jalisciense)
2. El Camichín (shotiz) - Minuete
3. Chiotilde [Clotilde] (shotiz) - Minuete
4. Los Distinguidos (son jalisciense) - El
distinguido
5. El Perro (son jalisciense)
6. Lucero de la Mañana (son jalisciense)
Imagen 2. Mariachi Salinas
Fotografía de Francisco Hernández Nande, 1955.
203
Francisco Javier Salcedo
El Mariachi sin trompeta de la región Coca (Fonadan-1976)
Extraordinaria sin duda alguna fue la aportación del Mariachi Salinas en esta
producción de sep-Fonadan de 1976, en la cual, gracias al doctor Francisco
Sánchez Flores y su grupo de colaboradores, se muestra el repertorio del
mariachi coculense.6 A continuación se presentará la lista de canciones y los
datos de la mencionada producción.
Francisco Sánchez Flores, Mariachi Cocula Coculán (Mariachi Salinas). Coordinación: Felipe Ramírez Gil y Joaquín Guzmán Luna. Etnomusicología: Mario Kuri
Aldana. Textos: Francisco Sánchez Flores. Producción: sep-Fonadan (F 336).
Lado A
1. La vaquilla vieja
2. La ensalada
3. El durazno
4. El tecolotillo
5. El rilero
6. México lucido o el caballito
Lado B
1. El gato
2. El triste
3. El enamorado
4. El palmero
5. Las varitas verdes
6. El tejón
7. El ausente
Imagen 3. Portada de disco
Fuente: El mariachi sin trompeta de la región Coca. Mario Kuri Aldana (etnomusicología). Felipe Ramírez Gil y Joaquín Guzmán Luna (coord.). Textos
de Francisco Sánchez Flores. México: SEP-Fonadan, 1976.
6
Conaculta. Sistema de Información Cultural. “El mariachi sin trompeta de la región Coca”
(http://sic.conaculta.gob.mx/icha.php?table=discograica_dgcpi&table_id=162), octubre de 2014.
204
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco...
eL repertorio mariacHero en eL ámbito reLigioso
El doctor Jesús Jáuregui comenta lo siguiente en el disco compacto Velada
de minuetes en la Catedral de Guadalajara: “Estos grupos (los mariachis tradicionales) prosiguen con la interpretación del minuete que es la música para los
angelitos y para los santos”.7
Cocula contaba con 22 minuetes mariacheros. Ya lo comentaba don
Salvador Hernández Nande, director del Mariachi Tradicional San Miguel,
en una entrevista con don Carlos Cabello Wallace en 1994. Sin embargo,
gracias al análisis de las grabaciones de campo de Donn Borcherdt realizadas
al Mariachi Salinas en 1960 logré localizar dos más en forma de chotis, con
los que suman a la fecha 24. Éstos se mencionan en la lista que se presenta
a continuación:
1. San Miguel
2. San Martín
3. San Gabriel
4. San Rafael
5. San Juan
6. La Virgen de la Pila
7. Santa María del Río
8. Santa Cecilia
9. San Isidro
10. Cleotilde
11. Lupita
12. Conchita
13. Aurora
14. El camichín
15. Marcha
16. El bimbalete
17. Danza de las indias
18. La guitarrilla
19. La peluda
20. Mi amor
21. Ecos del alma
22. Mazatlán
23. Minuete sin nombre 1
24. Minuete sin nombre 2
En Cocula no hay evidencias, por lo menos hasta ahora, de que los
minuetes se hayan utilizado para velorio de angelitos. Sin embargo, la utilización de los minuetes para la veneración de los santos sí está ampliamente
documentada.
7
Jesús Jáuregui. Velada de minuetes en la Catedral de Guadalajara. México: Fonoteca, inaH, 2013
(tmm, 57).
205
Francisco Javier Salcedo
Imagen 4. Reunión familiar con mariachi (ca. 1930-1950)
Fuente: Archivo fotográfico de la familia Arreola Rodríguez.
Arcángeles entre valses, chotes y menuetes, 1976
Esta grabación es de corte religioso, promovida por el doctor Francisco Sánchez Flores en 1976, que muestra de nuevo el repertorio del mariachi tradicional de Cocula. En octubre de 2013 pude contactar al maestro Francisco
Gómez Espinoza, quien fue uno de los músicos que intervino en dicha grabación. Estos son los datos que me proporcionó:
Sí, yo intervine en esa grabación, que fue producida por Fonadan y distribuida
en la Ciudad de México. Lo interesante es que fue hecha por el Mariachi Tradicional de la sep, grupo en el cual fui director durante 15 años. Además, se grabó
el máster en la casa del doctor Francisco Sánchez Flores, quien fue fundador
de dicho mariachi. Este grupo se fundó como mariachi tradicional en el año de
1976, por lo tanto, viene a ser uno de los primeros mariachis o tal vez el primero
formado con ese in, es decir, exclusivamente como mariachi tradicional y más
importante aún, el modelo tomado para la formación de dicho grupo fue el
mariachi de don Jesús Salinas y el repertorio de este disco fue tomado de unas
grabaciones rusticas realizadas por el mariachi Salinas de Cocula.8
8
Entrevista a Francisco Gómez Espinoza. Realizada por Francisco Javier Salcedo Zepeda, 25
de octubre de 2013.
206
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco...
Es indudable, la herencia viva de la música tradicional coculense, que si
bien es cierto jamás podrá saberse su verdadera magnitud, sí ha dejado una
profunda huella en el repertorio popular de México y el mundo. A continuación se presenta el contenido del disco:
Lado A
Lado B
1. Por ai viene San Miguel (menuete)
2. El camichín (chote)
3. Por ti lloro, María (vals)
4. Santa María del Río (chote)
5. Amor del alma (vals)
6. El pasajero (son)
1. Jarabe de Nochistlán
2. El tren (son del camino)
3. El tesmo y el pájaro carpintero
4. La loba (son tradicional)
5. El distinguido
6. La última jarana, El torito, La Diana
Los minuetes con lauta
Sí, primero venía a tocar un señor llamado Polinario y
después don José Dolores del rancho de Santa María
Comunidad de Cocula 9
El uso de la lauta travesera es sin duda un fenómeno curioso dentro de la instrumentación del mariachi tradicional. Hay evidencias en las cuales se demuestra esta “rareza” (nótese dicha lauta en la imagen 5, al extremo izquierdo).
Imagen 5. Portada de disco
Fuente: Mariachi Auténtico de Jalisco. Música de las danzas y bailes populares de México, Arcángeles entre valses, chotes y menuetes. Patrimonio de
Cocula, Jalisco Arcángeles entre valses, chotes y menuetes. Vol. XV. México:
SEP-Fonadan, 1976 (LP)
9
Entrevista a Francisco Pancho Cisneros. Realizada por Antonio Villacís Sosa, 14 de abril de 1994.
207
Francisco Javier Salcedo
Mariachi Tradicional Ixtlauakuikani
Fue fundado en junio de 2011 y se considera heredero de la tradición musical
coculense. Este grupo de jóvenes se ha comprometido a salvaguardar y promover el antiguo repertorio de sus antepasados, inmerso en nuevos tiempos,
que poco se pueden comparar con los tiempos de los viejos mariacheros. Este
conjunto muestra en su repertorio una interesante ambivalencia que incursiona entre lo antiguo y lo nuevo, y evidencia principalmente la ausencia de
la tradición oral, supliéndola con el uso de la notación musical, la técnica del
instrumento, el uso de la tecnología como nueva herramienta de expresión; y
también rompe con el paradigma en Cocula sobre la incursión de la mujer en
este tipo de agrupaciones.
Este es el Son de Madera, de madera noble y cantarina; música natural,
espontánea, impregnada de la esencia del campo, llena de misticismo, de gracia y de belleza, para que siga preservando y promoviendo nuestra música
tradicional. Esperamos que tenga larga vida.
Imagen 6. Mariachi Tradicional Ixtlauakuikani
Fotografía de Francisco Javier Salcedo Zepeda, 2014.
208
Son de madera. Repertorios antiguos de Cocula, Jalisco...
bibLiograFía
Corona Ochoa, José. Pepito Cocula, la vida alegre de un pueblo triste. 3ª ed. Cocula:
Costa-Amic, 1973.
Jáuregui Jiménez, Jesús. El Mariachi. Símbolo musical de México. México:
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Méndez Rodríguez, Hermes Rafael. Los primeros mariachis en la ciudad de México.
México: Edición del autor, 1999.
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cdlib.org/indaid/ark:/13030/kt0t1nc989/entire_text/).
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kt0t1nc989/entire_text/), octubre de 2014.
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Arcángeles entre valses, chotes y menuetes. Patrimonio de Cocula, Jalisco Arcángeles
entre valses, chotes y menuetes. Vol. xv. México: sep-Fonadan, 1976 (Lp).
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Felipe Ramírez Gil y Joaquín Guzmán Luna (coord.). Textos de Francisco Sánchez Flores. México: sep-Fonadan, 1976 (Lp).
209
Francisco Javier Salcedo
Strachwitz, Chris y Jonathan Clark (eds.). Mexico’s Pioneer Mariachis. Vol. 4:
Cuarteto coculense. The Very First Mariachi Recordings: 1908-1909. El
Cerrito: Arhoolie Folklyric, 1998 (cd 7036).
entrevistas
Cisneros, Francisco Pancho. Realizada por Antonio Villacís Sosa, 14 de abril de
1994 (audiocasete, archivo personal de Villacís Sosa).
Gómez Espinoza, Francisco. Realizada por Francisco Javier Salcedo Zepeda,
25 de octubre de 2013.
210
LOS CHOZNOS DEL MARIACHE1
proyecto de diFusión, Formación de ejecutantes
y participación en mariacHis-Fandangos
Gerardo Lerma Arredondo
Mariachi Tradicional Los Choznos
introducción
Este proyecto partió de la necesidad de recuperar en la medida de lo posible
aquella iesta que se realizaba algunas generaciones atrás en la región nuclear
del mariachi, comprendida por el centro-occidente de México. Es por ello
que de manera simbólica tomamos el nombre de Los Choznos.2
Nació en el año 2010 con el Taller de Mariachi-Fandango, fundado por
Gabriel Illescas y Gerardo Lerma.3 Poco a poco fueron incorporándose más
participantes, y al cabo de un año los más experimentados formamos el Mariachi Tradicional Los Choznos, grupo representativo de nuestro proyecto y
participante en los mariachis-fandangos, principalmente en el entorno urbano de la ciudad de Guadalajara.
Desde un inicio fue necesario hacer una reconstrucción de lazos vigentes
e históricos, algunos de los cuales sólo dejaron huellas “ocultas”. Es el caso
del zapateado en los sones de mariachi, que al ser comparado con los ballets
folclóricos modernos y en los estilos antiguos, el estilo moderno del espectáculo tiene poco o nada que ver con el baile, que en su zapateado coopera al
El término “mariache” es deinido por el historiador Álvaro Ochoa como “semejante o
igual al fandango, baile, tarima, música y grupo musical”. Mitote, fandango y mariacheros. Zamora-Guadalajara: El Colegio de Michoacán-cucsH, Universidad de Guadalajara-Casa de la
Cultura del Valle de Zamora-Editorial Gráica Nueva, 2005, p. 101.
2
Véase el esquema que representa esta región del mariachi en Jesús Jáuregui. El mariachi.
México: inaH-conaculta-Taurus, 2007, p. 213.
3
Proponemos este nombre para distinguir el movimiento de las agrupaciones que sólo representan la parte musical. A nuestro criterio, el concepto difundido de fandango mariachero es
redundante, y escrito de la forma mariachi-fandango, unidos por el guión, connotan que las
referencias que se tienen de cada concepto conforman uno sólo que deine su cualidad.
1
[211]
Gerardo Lerma Arredondo
sonido del conjunto, sin pretensiones. Otro ejemplo de estas huellas son las
cadencias musicales implícitas en la música hecha para ser bailada en iestas;
de ahí que se esté trabajando en determinar un conjunto de expresiones que
caractericen su cualidad festiva, ya que se observa que en la actualidad el mariachi ha llegado a considerarse sólo una expresión musical.
Dentro de los objetivos de los cuales se nutre el proyecto es signiicativo
y ejemplar el estudio de los fandangos y huapangos de distintas regiones. Hemos participado en fandangos de la Tierra Caliente del Tepalcatepec, región
que comparte el sur de Jalisco. Allí se observaron las diferencias que deinen
cada expresión, y de esta forma se establecieron analogías que permitieran integrar elementos en la reconstrucción (y reinvención) del mariachi-fandango,
con el objetivo de conferirle un rasgo que dé lugar a la incorporación de la comunidad en torno de los bailes de tarima. El fandango jarocho, el huapango
huasteco, el fandango terracalenteño, los bailes de tarima coras, el son tixtleco, la música wixárica, la música y el baile pascola, etc., son ejemplos referenciales que ayudan a diferenciarnos y deducir “eslabones” que complementen
al mariachi-fandango. No debe olvidarse el respeto que conlleva el trabajo
de recrear una tradición, el cual a su vez debe garantizar una aportación para
la continuidad de la transmisión de la sabiduría popular y su manifestación a
través de elementos e instrumentos propios.
Imagen 1. Explanada del Mercado San Juan de Dios
Fotografía de Félix Casillas, 2014.
212
Los Choznos del Mariache: proyecto de difusión, formación...
Para la reconstrucción del zapateado partimos estableciendo relaciones
con las expresiones de las regiones vecinas (por la interacción que siempre se
ha dado entre las regiones mexicanas intérpretes del son), donde observamos
las similitudes referentes a las cadencias de baile, pasos zapateados, posturas
corporales, coreografías y códigos de participación. Las cadencias de baile
en el son por lo general se basan en el compás de 6/8 combinado con 3/4.
En este sentido, el zapateado “de 3” usado tanto por los indígenas pascolas
y coras, así como en los fandangos terracalenteños de la Costa Chica y en los
huapangos, constituye un paso básico. Asimismo, al ampliar nuestro razonamiento dedujimos que el zapateado se combina con los escobilleos, valseados
o con “sobar la tabla”,4 que por lo general se ejecutan en las partes cantadas,
para permitir que las coplas sean audibles. Por otro lado, también es usual
que en algunas regiones, incluso en ocasiones dentro del mismo evento, se
den ejecuciones en las que los bailadores zapateen con fuerza todo el son. En
el occidente de México, desde el centro hasta sur, existe la dinámica que en la
tarima se realiza el intercambio de parejas en la parte cantada, mientras que en
el Sotavento se da en la parte zapateada. Sones “de imitación” como “La chachalaca” y “La iguana”, con su baile, han sido preservados en la Tierra Caliente del Tepalcatepec. Además, el son “La iguana” también es interpretado en
huapangos jarochos, y comparte con ellos coplas y movimientos corporales.
Los elementos trabajados para la reconstrucción de nuestro mariache al
inicio del proyecto fueron considerados a partir de un cuidadoso análisis, con
el objetivo de llevar a cabo ielmente las expresiones dadas a través de los sones, dancitas, jarabes, polcas, entre otros géneros. Se trabajó con dos familias
de instrumentos: la del arpa, guitarra de golpe y violín, y la del guitarrón, vihuela y violín; se combinaron ambas familias, y además se integró a la tarima
como instrumento musical y cohesionador social. Se utilizó en conjunto sólo
un instrumento de bajo, ya sea el arpa o el guitarrón; sin embargo, en el taller
“se duplicaron” los instrumentos.
Además de aprender directamente de los ejecutantes tradicionales, ha
sido sustancial escuchar grabaciones sonoras que son consideradas documentos históricos, tales como las del Cuarteto Coculense de Justo Villa, el Mariachi Marmolejo de Cirilo Marmolejo, el Mariachi sin Trompetas de la región
Coca, el Mariachi Los Centenarios de Eusebio Silva y el Mariachi Tradicional
Azteca de Rafael Arredondo, por mencionar algunas.
4
David Durán, por comunicación directa comentó que “sobar la tabla” signiica matizar
suave. El volumen del zapateado aumenta durante las partes instrumentales.
213
Imagen 2. Centro Cultural El Tecolote Arcelia, Guerrero
Fotografía de Alejandra Ahumada, 2014.
Imagen 3. Taller de Mariachi-Fandango, Guadalajara
Fotografía de Gerardo Lerma 2012.
Imágenes 4 y 5. Cantina La Fuente, Guadalajara, Jalisco
Fotografía de Alejandra Ahumada, 2014.
Imagen 6. Cantina La Fuente, Guadalajara, Jalisco
Imagen 7. Cedim, Guadalajara, Jalisco
Fotografías de Alejandra Ahumada, 2014.
Los Choznos del Mariache: proyecto de difusión, formación...
También se fomenta la creatividad en los ámbitos apropiados, tomando en
cuenta que una de las características del son es seguir estructuras tanto rígidas
como lexibles. Dentro de las primeras prevalecen melodías especíicas de cada
son en primeras y segundas voces, cuartetas octosílabas a-b-c-b (donde al rimar
el segundo con el cuarto verso se cumple la regla); así como la entrada instrumental del son seguida de una copla de entrada, luego otra parte instrumental, después otra copla, y así sucesivamente. Dentro de las estructuras lexibles
encontramos la posibilidad de un número indeterminado de coplas, adornos
tanto en lo musical como en el zapateado, coplas improvisadas y los redobles.
áreas deL proyecto
El proyecto se desarrolla según tres áreas: difusión, formación de participantes y participación en mariachis-fandangos. La difusión consiste en dar
a conocer en diversos escenarios una parte representativa de la iesta, donde
abordamos principalmente instrumentaciones, estilos y repertorio que comparten las regiones del centro y sur de Jalisco, incluyendo la Tierra Caliente
de Tepalcatepec, que pertenece a los estados de Nayarit, Colima, Michoacán
y Jalisco. En este sentido hemos incorporado repertorio de dicha región que
ha entrado en el gusto de la población de Guadalajara –donde estamos desarrollando el proyecto–, como los sones “El pollo” y “La media calandria”.
Dentro de esta área contemplamos la formación de público que puede ser
participante de los mariachis-fandangos.
El área de la formación de participantes (Taller de Mariachi-Fandango)
es un espacio de enseñanza y aprendizaje donde tomamos la premisa que trata de “quienes saben más les enseñan a quienes menos saben”. Aquí también
hemos invitado a músicos experimentados de otros grupos para interactuar
en el aprendizaje. Es de entrada libre y lo realizamos los viernes de 19 a 21
horas en el parque El Refugio.
En este espacio, la rutina general consiste en ainar instrumentos, calentar y vocalizar; luego, se trabaja por grupos de acuerdo a instrumentaciones y
niveles; y por último, se practica el ensamble general (en los grupos avanzados
hay ensambles con instrumentaciones deinidas).
Dentro del proceso de aprendizaje empezamos por ver sones sencillos
como “El limoncito”, “El súchil”, “El becerrero”, “El frijolito” y “La loba”;
y conforme se avanza, se estudian sones más complicados como “El relámpago”, “El jabalí” o “Las olas de la laguna”, de manera que paulatinamente
217
Gerardo Lerma Arredondo
crezca el repertorio que hasta el momento consta de aproximadamente treinta piezas, entre sones, dancitas y polcas, pero principalmente sones.
La realización de mariachis-fandangos es la inalidad de nuestro proyecto. Es en estos espacios donde se ponen en práctica los ensambles deinidos,
donde el repertorio va hilándose con la iesta porque se elige conforme la
situación y el contexto, generando estados de expresión que nos permiten ese
contacto con el bagaje al cual pertenecemos.
En la actualidad nos encontramos en una etapa en la que es necesario el
aumento en la participación de individuos que tomen el mariachi-fandango
como una forma de recrearse (principalmente las próximas generaciones), del
mismo modo que existen otro tipo de iestas, como la salsa, el rock, el danzón, entre otras; de esta forma se garantizaría la preservación de la tradición
del mariachi como iesta. A la misma gente dentro de su cultura le corresponde, y en especial a las sucesivas generaciones, tomar o no las tradiciones.
Imagen 8. Jardín principal del barrio
de Polanco, Guadalajara, Jalisco
Fotografía de Norberto Villaseñor, 2013.
218
Imágenes 9 y 10. Taller de Mariachi-Fandango,
parque El Refugio, Guadalajara, Jalisco
Fotografías de Gerardo Lerma, 2012.
Imagen 11. Taller de Mariachi-Fandango,
Escuela Urbana núm. 24, Guadalajara, Jalisco
Fotografía de Wendelyn Vázquez, 2011.
Imagen 12. Taller de Mariachi-Fandango,
domicilio particular. Guadalajara, Jalisco
Fotografía de Gerardo Lerma, 2014.
Imagen 13. Festival Son para Milo, D.F., 2013
Imagen 14. Domicilio particular, Guadalajara, Jalisco
Fotografía de Gabriel Illescas, 2013.
Gerardo Lerma Arredondo
bibLiograFía
Jáuregui, Jesús. El mariachi. México: inaH-conaculta-Taurus, 2007.
Ochoa Serrano, Álvaro. Mitote, fandango y mariacheros. Zamora-Guadalajara:
El Colegio de Michoacán-cucsH, Universidad de Guadalajara-Casa de la
Cultura del Valle de Zamora-Editorial Gráica Nueva, 2005.
222
EL MARIACHI TRADICIONAL EN LA CIUDAD
DE GUADALAJARA Y SU ZONA CONURBADA
Víctor Ávila Gutiérrez
Mariachi Tradicional Los Medieros
deFinición, orquestación y tipos de mariacHi
El mariachi en el estado de Jalisco es un conjunto musical compuesto por
cuerdas, voces y actualmente metales, entre otros instrumentos que se han
incorporado a gusto de compositores y arreglistas, con un in exclusivamente
estético-sonoro. Desde la etnomusicología puede agregarse que este conjunto
de músicos participa de acciones sociológicas que abarcan aspectos cívicos,
sociales y religiosos; que implícita y explícitamente desarrolla aspectos económicos; y que trasmite un mensaje y una cultura con un lenguaje y una codiicación concreta, de fácil acceso para la población que ha crecido con cierta
ideología, dentro de un espacio geográico donde tiene inluencia la tradición
de su música.
En la Zona Metropolitana de Guadalajara (zmg) conviven actualmente
los conjuntos que incorporan trompetas y los que no. A los primeros se les
llaman modernos y a los segundos tradicionales. Existen otras diferencias: el
mariachi moderno viste traje de charro, mientras que el tradicional emplea comúnmente manta; los primeros calzan botas o botines y usan moño, los otros
huaraches y paliacate. Con una intención despectiva se ha dicho que los músicos de mariachi moderno se disfrazan para realizar sus presentaciones, aunque,
inalmente, éstos y los tradicionales se caracterizan1 por igual para realizar sus
actividades musicales en público.
Respecto de la dotación instrumental, el mariachi tradicional omite en su
dotación los metales, lautas, acordeón e instrumentos electroacústicos en general, pero incorpora clarinete o percusiones, entre otros, según la zona geo1
“Caracterización” en artes escénicas es la interpretación de un personaje.
[223]
Víctor Ávila Gutiérrez
gráica. Un mariachi dentro de Guadalajara, sea moderno o tradicional, no se
concibe con una tambora, pero sí es posible verlo con este instrumento en
alrededores como Acatic, Cuquío e Ixtlahuacán del Río; tampoco se piensa
en un mariachi tocando un clarinete o cargando un cántaro para emplearlo
como bajo, pero esto sí se ha dado en el municipio de Tonalá. La dotación
instrumental de los mariachis es, pues, variada.2
En los mariachis tradicionales de la zmg la dotación elemental es de un
violín y vihuela o guitarra, dos guitarras o un guitarrón y vihuela o guitarra.3
Los mariachis tradicionales son, por tanto, conjuntos formados por dos instrumentos y alguien que canta, sea una o dos voces; todo es variable. El guitarrón, por ejemplo, puede sustituirse por un contrabajo o tololoche, por el
cántaro, una guitarra o simplemente omitirse. El violín, por su parte, en más
de una ocasión se ha sustituido por clarinete e incluso por saxofón.
Pasemos a los tipos de mariachi. En la ciudad de Guadalajara y su zona
metropolitana convergen tres tipos de mariachi: los modernos o de carácter
“comercial”,4 los mariachis tradicionales y los folcloristas. Por el tema que
aborda el presente artículo se dejará fuera a los mariachis modernos y se hablará de los dos restantes.
Los mariachis tradicionales como tal son pocos o nulos dentro de la
zmg, si nos apegamos al concepto dogmático de tradición y lo engarzamos
al deseo de que todo siga igual que hace unas décadas, e incluso siglos. En
general, los mariachis tradicionales son agrupaciones musicales que se integran por personas adultas dedicadas a la música de una región o una época,
sea por tradición familiar o por que lo eligieron como actividad laboral desde
edad temprana; se complementan con músicos provenientes, generalmente,
de mariachis modernos, escuelas de música o agrupaciones folcloristas. Sus
integrantes más comunes son mariacheros que participaron en conjuntos de
pueblo o mariachis modernos, pero que por la edad, salud o condiciones
2
Véase Arturo Chamorro Escalante. Mariachi antiguo, jarabe y son: símbolos compartidos y tradición
musical en las identidades Jaliscienses. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado
de Jalisco, 2006; Jas Reuter. “El son”. Jas Reuter. La música popular de México. México: Panorama, 1992; y Thomas Stanford. El son mexicano. México: Fce, 1984.
3
Actualmente El Aguaje, de Jesús Flores, en Tonalá, Jalisco, se compone de un arpa
y una guitarra de golpe.
4
El término “mariachi comercial” es inexacto ya que todos los mariachis comercian con su
trabajo e imagen, sólo diferenciados por su contexto y forma diferente. Esta terminología
es empleada en forma peyorativa para referirse a los conjuntos de mariachi que ejecutan
música hecha para la cultura de masas, es decir, con un in exclusivamente lucrativo.
224
El mariachi tradicional en la ciudad de Guadalajara...
de trabajo han desertado o han sido desplazados. Estos músicos se agrupan
generalmente con algunos aicionados, familiares o conocidos que ejecutan
instrumentos y tienen un repertorio común, de fácil interpretación por el
conjunto, lo que les permite agruparse sonoramente sin necesidad de tanta
práctica, estudio o escoleteo.5 Los mariachis tradicionales en general no se
acercan a actividades culturales; la mayoría de las veces realizan su trabajo en
espacios públicos de uso común: mercados, tianguis, cantinas, ferias, iestas
religiosas, actividades cívicas, etcétera.
Imagen 1. Mediero. Tamazula de Gordiano, Jalisco
De izquierda a derecha: Jesús Flores Ríos (director de El Aguaje), Gerardo
Lerma (director de Los Choznos), Gilberto Díaz (maestro ceramista) y Víctor
Ávila (director de Medieros). Fotografía de Gabriel Illescas, 2003.
Otras agrupaciones que ejecutan géneros tradicionales son los mariachis
folcloristas. Estos se componen principalmente de músicos jóvenes provenien5
“Escoletear”, término empleado para indicar la práctica o estudio en conjunto por parte de
los músicos.
225
Víctor Ávila Gutiérrez
tes de tradiciones y estilos musicales diferentes al mariachi, cuyo repertorio,
técnicas de ejecución instrumental y estilo musical asimilan gracias a un estudio
básico o riguroso, y generalmente con poca o nula aportación de una fuente
directa o primaria. De este tipo también quedan pocos, ya que se involucran
cada vez más directamente con la tradición y participan en encuentros, festivales y realizan investigaciones, además de otras actividades; por tal proceso
están convirtiéndose en mariachis tradicionales, valga la redundancia, desde
su propia tradición. Es decir, no son conjuntos tradicionales como tal, sino
conjuntos que realizan diversas tareas con la posibilidad de convertirse en
una tradición, al igual que todas las manifestaciones culturales nacidas en las
sociedades. Son agrupaciones que a fuerza de recrear e interpretar el concepto de tradición construyen un concepto propio, con simbolismos y lenguajes
adaptados a sus realidades.
Imagen 2. Soneros de México
De izquierda a derecha: Gerardo Lerma (director de Los Choznos), José Luis
Arellano (director de Cachicamos), Ignacio del Río (instrumentista) y Víctor
Ávila (director de Medieros). Fotografía de Jesús Flores Ríos, 2003.
¿Cuál es, entonces, la diferencia? La diferencia principal radica en que los
mariachis folcloristas toman algo de todo aquello que conocen y lo incorporan a su práctica, y así construyen un estilo diferente; se apegan a una parte
de las reglas de diferentes regiones geográicas pertenecientes a la cultura del
226
El mariachi tradicional en la ciudad de Guadalajara...
mariachi y generan, de forma consciente o no, una expresión cultural particular. Los grupos tradicionales, por otro lado, se mantienen apegados al estilo
regional de donde proceden los integrantes de más edad, algo que se nota en
la ejecución del repertorio tradicional o antiguo de la agrupación. Aunque
cabe mencionar que la cultura musical o repertorio que estos mariachis ejecutan no siempre es la misma que la de los grupos folcloristas. Esto es, los mariacheros viejos, por lo general, interpretan música creada a partir de la tercera
década del siglo pasado, mientras que los folcloristas deienden la compuesta
durante el periodo anterior a ésta, y principalmente el género musical del son.
Más adelante se abordará el tema del repertorio musical.
¿Qué comparten estos dos tipos de agrupaciones? Su apego a la tradición musical e ideológica. En cuanto a tradición musical, la fuente de información primaria radica en documentos sonoros (grabaciones actualmente
digitalizadas y procedentes de distintos formatos de registro: casetes, discos
de acetato y grabaciones de campo) y la experiencia de los músicos viejos o
provenientes directamente de la tradición. En este sentido, mantienen vigentes aspectos como letras, melodías, ritmos, mánicos o ataques, y estructuras
o formas musicales tradicionales y danzas. Los folcloristas no sólo tienen
muestras de estos elementos provenientes de su región, sino que incorporan
piezas e incluso repertorio completo de otras, en tanto que los tradicionales
se apegan más al de la propia zona geográica de origen o de un periodo estilístico especíico.
El repertorio en sí mismo es un elemento de estudio dentro de las agrupaciones. Los mariacheros viejos de Guadalajara, los tradicionales, recuerdan
más piezas musicales de géneros como canciones, corridos, pasos dobles o
polkas, que sones o jarabes. Esto podría ser –es una conjetura– porque lo que
se ejecutaba dentro de los mariachis en su época correspondía a los gustos
de aquel tiempo, cuando el repertorio común era el de Pedro Infante, Jorge
Negrete, Lucha Reyes, Miguel Aceves, canciones y corridos de caballos o
acontecimientos locales o de otra región, o música para bailar como las ya
mencionadas polkas. A decir de algunos músicos y personas de edad avanzada, los sones sólo se ejecutaban para algunos que los sabían bailar.
Los mariachis folcloristas, por otro lado, interpretan más sones que cualquier otro género. Es de notar que los sones que ejecutan no son los mismos que
los que tocan los mariachis modernos. “La Chata”, “El astillero” o “La chachalaca” no son piezas que interprete un mariachi moderno; por su parte, “La
Negra”, “La madrugada”, “El carretero”, “El tren” o “El palmero” no son
227
Víctor Ávila Gutiérrez
interpretados por los mariachis folcloristas por considerarlos “comerciales”,
aunque estos sones fueron originados en la tradición misma del mariachi, y
en la cultura de masas. En cuanto a jarabes, son más conocidos (no aseguro
que interpretados) por los mariachis modernos y tradicionales que por los
folcloristas.
La Función sociaL de Los mariacHis
tradicionaLes y FoLcLoristas
La zmg es un espacio donde la tradición musical del mariachi en su función
social de distraer, entretener, divertir, comunicar y ser un elemento catalizador
de la participación comunitaria, ha adquirido una variante determinada más
por el proceso comercial y de posicionamiento estético de los medios masivos
de comunicación que por la generación de cultura emanada de la interacción de
los individuos. Ahí las agrupaciones que ejecutan música tradicional tienen un
papel importante en la formación musical, social y ética de las personas que con
ellos participan.6
Es evidente que la formación musical es la parte más patente de estas
tres. Musicalmente estos conjuntos tienen procesos incluyentes donde son
bien recibidos tanto músicos con habilidades desarrolladas como con habilidades en desarrollo; son tolerantes con los nuevos integrantes que se incorporan al conjunto en cuestiones como técnica de ejecución y conocimiento
del repertorio; dedican tiempo a la formación de sus integrantes y acompañantes –sean danzantes o acompañantes personales– en temas de técnica,
signiicado de lo que se realiza y el por qué se realiza de tal o cual forma; favorecen la interacción y la integración con acciones que van desde permitir sólo
la presencia para observar y la colaboración dentro de las actividades durante
tiempo determinado, hasta la incorporación al ensamble de acuerdo con el
nivel de técnica y conocimientos alcanzados. Por sus características no limitan
la participación a un género, edad, estatus socioeconómico, nivel educativo,
corriente ideológica u orientación sexual, sino que abren sus espacios a todos
aquellos interesados en la música tradicional que quieran formar parte pasiva
o activamente. Puede decirse que son agrupaciones que de manera constante
buscan interaccionar con el público y con músicos de distintas agrupaciones,
regiones, tradiciones y culturas.
6
Por individuos se considera a los integrantes o participantes directos de las actividades del mariachi: bailarines, músicos y acompañantes. Se excluye al público, ya que no son
un grupo de observación constante o directa para este tema.
228
El mariachi tradicional en la ciudad de Guadalajara...
Imagen 3. Sonero de México, Feria de la Pitaya,
Las Nueve Esquinas, Guadalajara, Jalisco
De izquierda a derecha: Gerardo Lerma (Los Choznos), José Luis Arellano
(Cachicamos), Teresa Villalobos (Amate), Víctor Neri (Amate), Víctor Ávila
(Medieros) y Benito Gallo. Fotografía de Gabriel Illescas, 2003.
Estos grupos realizan también actividades de formación social desde el
campo de la convivencia. Tienen como objetivo no explícito, en la mayoría
de las ocasiones, lograr la participación activa y directa de las personas que
asisten a sus presentaciones, privadas o públicas; la forma más común para
conseguirlo es mediante es el baile.7 Hasta hace una década, poco más, poco
menos, la tendencia era la misma que los grupos de mariachi moderno: “Yo
toco, ustedes me ven y me aplauden”. Quizás fue más marcada esa tendencia
en los grupos tradicionales y folcloristas que en los mismos mariachis modernos, hasta mediados de la década pasada. El sentido del rescate, de apreciación, de protección –y ahora de salvaguarda–, generado en torno de la música
7
Esto ha dado sus frutos: existe ya un público que busca los espacios y eventos donde se
presenta música tradicional con el objetivo no sólo de escuchar música, sino de convivir,
entretenerse y pasarla bien. Esta convivencia conlleva un aprendizaje y aceptación de ciertas
normas de conducta, siendo la mayor parte de éstas convencionalismos como el respeto,
compañerismo, solidaridad, honestidad, sinceridad, es decir, valores o virtudes deseables en
todo hombre y mujer. Junto con estas reglas se encuentran aquellas para el uso de materiales
y espacios, participación interna del grupo y responsabilidades dentro de la agrupación que
son establecidas por cada conjunto en particular.
229
Víctor Ávila Gutiérrez
tradicional, provocó que las agrupaciones tradicionales estuvieran bajo el capelo para verles, más que en exhibidor para tocarles. La actual participación
en encuentros, festivales, eventos, espectáculos y tradiciones; la observación y
el aprendizaje basados en la reacción del público ante una u otra acción dentro
de un evento, iesta o presentación; sumado a la decisión de interactuar con
los asistentes de forma ordenada, consciente y deliberada, desembocó en la
colaboración constante de músicos y bailadores para invitar a todo asistente a
participar activamente dentro de la actividad musical del mariachi.
El tema ideológico es más complejo, aunque se puede decir que el acuerdo en común es la necesidad de preservar la tradición. No obstante, la mayor
parte de los músicos no se cuestionan: ¿qué es la tradición?, ¿qué elementos la
conforman?, ¿qué sí es tradición?; y más profundo aún: ¿la tradición de quién
o quiénes, y cuál es su participación en la misma? En este sentido podemos
decir que el músico ejecuta, toca música y disfruta de su actividad sin ilosofar sobre la misma. El lujo constante de información en la zona urbana ha
generado lo que Néstor García Canclini, 1993, las denominara culturas híbridas.
Un mariachi en el cual participan mujeres no es concebible dentro de la tradición “pura”, en la que una mujer puede concebirse como cantante solista,
pero no como músico del conjunto; por su parte, un músico integrante de un
mariachi, hasta hace unas décadas, no se imaginaba homosexual o con cabello
largo, aretes, piercings o tatuajes. Al respecto algunos adultos mayores caliican
esto como “malo”, “descarado” e incluso “depravado”, pero en la ciudad, en
nuestra cultura urbana, cosmopolita y academizada por la educación formal,
a la misma realidad se denomina “tolerancia”. ¿Qué impide a una mujer ser
músico mariachero? ¿Qué limita a un joven varón usar aretes y cabello largo
mientras toca un son con vihuela, violín, arpa o guitarrón? ¿Qué impide a
alguien de cualquier preferencia sexual subir a una tarima y bailar? Sólo la
forma de pensar, las ideas. La ideología y concepción de la tradición va ligada, en la zmg, a los conocimientos adquiridos y a la forma de interpretar los
mismos. Por ejemplo, es evidente que la tarima no tiene el mismo signiicado
para los grupos de la zmg que para los del interior del estado. Guadalajara está
en la región centro y comparte más rasgos culturales con municipios aledaños
como Ixtlahuacán del Río, Cuquío, Zapotlanejo, Acatlán de Juárez, El Salto o
Tlajomulco, y en estos municipios no se empleaba la tarima como en la Costa
y la región que comparten Jalisco y Michoacán. Entonces, ¿es la tarima parte
de la tradición mariachera en Guadalajara? ¿Es un elemento incorporado por
gusto y practicidad, o incluso por mercadotecnia?
230
El mariachi tradicional en la ciudad de Guadalajara...
concLusión
El mariachi tradicional en Guadalajara existe fuera de los ámbitos oiciales de
cultura. Existe en el espacio cotidiano de la actividad laboral que se realiza
por parte de pequeños conjuntos que rotan constantemente de integrantes y
que se enfocan en conseguir el recurso económico necesario para satisfacer
sus necesidades.
Los mariachis tradicionales folcloristas, por otro lado, son más bien el resultado de un cúmulo de conocimientos reinterpretados según las exigencias
culturales en este espacio geográico concreto; es una tradición evolucionada
o en evolución, que tiene más una fundamentación académica y dogmática
consolidada con personalidad propia, pero que no puede ni podrá denominarse “la tradición” en su contexto y forma original.
Así, la reinterpretación, evolución o preservación de la tradición musical
en los estilos jaliscienses dentro de Guadalajara está en manos principalmente
de jóvenes que mezclan y adecuan la información obtenida a gustos y conciliaciones de aquellos que participan dentro de las agrupaciones. En todo caso,
la actividad musical en torno de los géneros y cultura tradicional de Guadalajara se encuentra vigente y en constante cambio. Tiene un espectro amplio
para atender las necesidades y gustos de un gran número de individuos y comunidades, además de herramientas cognoscitivas y procedimentales para la
realización de sus actividades, que van acrecentándose con el paso del tiempo.
bibLiograFía
Chamorro Escalante, Arturo. Mariachi antiguo, jarabe y son: símbolos compartidos y
tradición musical en las identidades jaliscienses. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2006.
García Canclini, N. Culturas híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo, 1993.
Reuter, Jas. “El son”. J. Reuter. La música popular de México. México: Panorama,
1992.
Stanford, Thomas. El son mexicano. México: Fce, 1984.
231
SONES ABAJEÑOS
región e identidad en La música de mariacHi
David Oseguera Parra
Universidad Autónoma Chapingo
Cada canción, cada son instrumental, cada corrido constituye en México un elemento de unión y
comunicación entre un grupo mayor o menor de
sus habitantes.
Jas Reuter1
Las regiones son como el amor; son difíciles de describir pero cuando las vemos las sabemos reconocer
Eric Van Young2
introducción
En el occidente de México, el son3 se implantó de lleno en el gusto popular,
así como el corrido y la canción ranchera, entre otros géneros musicales. Durante los siglos xix y xx, el son fue parte medular de la tradición mariachera
desplegada a lo largo del Camino Real de Colima, lo que incluye desde el sur
de Jalisco hasta la Tierra Caliente de Michoacán.4 Los primeros indicios del
1
Jas Reuter. La música popular de México. Origen e historia de la música que canta y toca el
pueblo mexicano. México: Panorama Editorial, 1980, p. 12.
2
Eric Van Young (ed.). México’s Regions. San Diego: Center for U.S.-Mexican Studies, University of California, 1992, p. 3.
3
Aunque la palabra “son” ha tenido un signiicado muy variado, en México se le deinió
recientemente como “un sistema musical lírico-coreográico de carácter festivo, cultivado
principalmente por la población mestiza de las costas de nuestro país, extendiéndose a algunas zonas de las Sierras Madre Oriental y Occidental […] su poesía está constituida por
series de coplas autónomas”. Rosa Virginia Sánchez G. “Los principales géneros líricos en la
música tradicional de México”. Aurelio Tello (coord.). La música en México. Panorama del siglo
xx. México: Fce-Conaculta, 2010, p. 160.
4
Basada en su estudio de campo entre 1974 y 1975, la etnomusicóloga Irene Vázquez
Valle asevera: “la tradición de este conjunto musical [el mariachi] se extendía hasta el actual estado de Colima por un lado, y por el otro hasta la Tierra Caliente michoacana […]
en la región del Sur de Jalisco lorecen un número todavía desconocido de tradiciones
[233]
David Oseguera Parra
mariachi en el estado de Colima se ubican a mediados del siglo xix, al mismo
tiempo que su vida como entidad federativa independiente.5
En este texto se concibe al son como elemento simbólico que participa
en la coniguración de una región cultural y de una identidad regional. El Camino Real de Colima es una amplia región próxima al Océano Pacíico que
abarca el estado de Colima y municipios circunvecinos de Jalisco y Michoacán.6 Para el estudio se utilizó el método de análisis estructural de contenido
(mae) aplicado por Hugo José Suárez, en 2008, al estudio de la música. La
muestra estudiada consiste en una serie de sones abajeños-costeños recopilados por Juan Oseguera Velázquez, María Ahumada de Gómez y Margit
Frenk. Esto implicó someter a un análisis lingüístico el discurso presente en
las letras de los sones anónimos, donde se condensa un mayor número de
elementos descriptivos del paisaje natural y social de esa región del occidente
mexicano. De este modo, se hizo una revisión detallada de las unidades mínimas de sentido que corresponden a las categorías analíticas (p. e. imagen
masculina y femenina, humor y picardía).
eL canto a La tierra costeña y a su pobLación
En un plano muy general, el discurso del son abajeño-costeño se reiere al
paisaje del litoral del Pacíico y su área serrana contigua, su gente nativa, sus
costumbres y modos de ser. Como se aprecia en un contexto más amplio, el
canto a la tierra está estrechamente ligado con el canto de amor a la mujer. Si
locales o subregionales en la interpretación del son […] tanto el conjunto [los músicos
con cuatro instrumentos de cuerda] como el repertorio que interpretaba éste [sones,
jarabes, valonas, canciones, corridos, valses y polkas] formaba parte medular de la tradición musical campesina de la región. Vázquez, cit. por Jesús Jáuregui. “De la comarca a
la fama mundial. Las transformaciones del Mariachi Vargas de Tecalitlán durante el siglo
xx”. Antropología. Boletín oicial del inah. México, inaH, núm. 80, nueva época, septiembre
de 2007, pp. 101-128.
5
El testimonio de Víctor Hugo Rodríguez López, en “El mariachi en Colima: una tradición” (apud Álvaro Ochoa. De occidente es el mariachi y de México…. Zamora: El Colegio
de Michoacán-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2001, p. 97) es muy preciso y
revelador al respecto: “Se mencionan músicos de mariachis en Colima aproximadamente desde los años 1850 y 1860, en el norte de la entidad […] sobre todo, en las iestas
tradicionales (charro-taurinas) de Villa de Álvarez, en honor a San Felipe de Jesús”.
6
Se incluye, cuando menos, a Pihuamo, Tonila y Cihuatlán, de Jalisco; y a Coahuayana,
Aquila, Chinicuila y Coalcomán, de Michoacán.
234
Sones abajeños. Región e identidad en la música de mariachi...
aquí se muestra solamente el primero de ambos es únicamente por economía
de espacio y facilidad en el análisis y exposición.
El espacio abajeño
En el siguiente material (véase tabla 1) se aprecian diversas unidades de sentido referidas a elementos emblemáticos de la geografía costeña. En los sones se aprecian nombres de poblaciones, ecosistemas, plantas, animales y
detalles del paisaje que funcionan como marcas culturales. Mediante ellas
un determinado territorio físico cobra signiicado preciso para propios y
extraños. Aquí llama la atención no encontrar referencias a los volcanes de
Colima, que son parte básica del paisaje regional. De hecho, sólo aparecen
alusiones a lo montañoso en un fragmento de la tabla 1, extraído de Camino
Real de Colima.
Tabla 1. Espacio
Código
calificativo
Referentes físicos
de la región
Referentes
biológicos
Referentes
humanos
Relieve
Fragmentos
“Ay, ay, ay, ay, unas van para Pascuales, ay, ay, ay, ay, otras
para Cuyutlán” (Las olas). “El carretero se va, ya se va pa'
los esteros” (El carretero)
“¡Ay, ay! Ya no vivo en el estero, ahora [vivo] en la bahía;
cuídate bien del caimán teniendo tan duros cueros. ¡Ay, ay!”
(Las olas)
“Si tu vienes a Colima, te bajaras al palmar” (El palmero)
“Una cosa hay en Colima, aparte del palapar, muchas muchachas bonitas, que saben muy bien bailar” (El colimote)
“Camino real de Colima, que tienes altos y bajos; en compañía de mi chata, ando pasando trabajos” (Camino real de
Colima)
Fuente: Elaboración propia.
Trabajo, pobreza y riqueza
En el material siguiente (véase tabla 2) se aprecia un interesante recorrido
por el tema de la economía, de modo que los códigos nos llevan desde lugares y modos tradicionales de ganarse la vida en la costa, hasta las actitudes
fanfarronas y sarcásticas sobre la riqueza, pasando por la reivindicación de
235
David Oseguera Parra
los saberes adquiridos desde temprana edad. Aunque no es un tema que se
preste a mucho lirismo, aquí las composiciones muestran con ingenio y humor las diversas circunstancias laborales y del dinero entre la población de
las tierras abajeñas. Asimismo, en esta faceta del son se enaltecen los oicios
seculares que han requerido esfuerzo, sacriicio, constancia, honor, etcétera.
Tabla 2. Economía
Código
calificativo
Hábitat
laboral
Saber (laboral)
Actitudes ante
dinero
(machismo)
Propiedad
y sarcasmo
Fragmento
“Perico ¿qué andas haciendo debajo de los palmares? –
Juntando mis cocos de agua pa' ganar mis cuatro reales” (El
perico)
“Camino real de Colima, dicen que yo no lo sé; ¡cómo no lo
he de saber! Si en el camino me crié!” (Camino Real de
Colima)
“Si porque me ves tan probe, no te lo haga con salero, algún
día tendré dinero, entonces te pago… y doble!” (El Colimote)
“Adiós, Villa de Colima, donde salí esta mañana, nada llevo y
antes dejo, toda la mera fierrada” (El Colimote)
“De Colima para abajo toda la gente es muy rica, la que no
tiene dinero tiene manchas de jiricua” (La colimota)
Fuente: Elaboración propia.
Humor y picardía regionales
Hay que tener presente que el humor y la picardía no se reducen a lo analizado en el material siguiente, sino que lo hemos visto diseminado con frecuencia y en dimensiones variables en los materiales previos. En este sentido,
vale aclarar que el último material (véase tabla 3) presenta una amplia gama
de expresiones del humor abajeño, que van desde los tonos suaves hasta los
más fuertes. Conviene destacar el material correspondiente al humor profano
y provocador, donde se hace mofa explícita del matrimonio y de la religión
cristiana. Además, las unidades mínimas de sentido se engarzan en varias metáforas sexuales, cuya comprensión no debió de representar ningún problema
para los costeños y sus vecinos.
236
Sones abajeños. Región e identidad en la música de mariachi...
Tabla 3. Humor
Código
calificativo
Humor blanco
Humor
profano
Humor
Rojo
Fragmento
“Palmero sube a la palma, allá te divertirás, de ver a las abajeñas, que se bañan ay nomás” (El Palmero)
“Ya me voy para Colima donde son buenos cristianos, para no
perder la sangre se casan primos hermanos” (El cihualteco)
“Me gustan la abajeñas que saben la Ley de Dios, que largan
a sus maridos por irse con otros dos” (Las abajeñas)
“Uy, uy, uy, qué iguana tan fea, mira cómo se menea y cuando
se sube al palo todita se zarandea” (El son de la iguana)
Fuente: Elaboración propia.
concLusiones
Siguiendo el epígrafe de Reuter, habría que reconocer que el son colimense
sirvió por muchas generaciones como elemento de comunicación y unión en
la población que reside en el estado de Colima y los municipios limítrofes de
los estados de Jalisco y Michoacán. Como parte de la lírica regional, el son
ha sido una manifestación relevante del simbolismo expresivo en la región
cultural de Colima.
Respecto de la identidad regional podemos sugerir que el son abajeño se
puede considerar una parte importante del componente patrimonial (histórico-cultural) de identidad de los pobladores de una amplia región costeña del
occidente de México. El apreciable repertorio de sones y su difusión (desde
el siglo xix hasta ahora) mediante el mariachi,7 apoya esa idea. Así, el discurso
del son nos ha proporcionado indicios pertinentes de la coniguración de una
región sociocultural costeña y de una identidad regional que puede rastrearse
desde mediados del siglo xix hasta el siglo xx.
Si bien es importante el papel de marcador cultural del son abajeño, la
coniguración de una región cultural y de la identidad regional –más especíica de la población colimense– se debería buscar en una amplia concurrencia
7
En la actualidad, en la ciudad de Colima existen varios conjuntos de mariachi con
actividad comercial diaria. Lo mismo ocurre en otras poblaciones importantes como Manzanillo y Tecomán, al igual que en poblaciones de menor escala (Minatitlán, Cuauhtémoc,
etc.). La presencia de músicos de mariachi –y especíicamente de la tradición mariacheratambién se mantiene vigente en los municipios del sur de Jalisco y suroccidente de Michoacán más próximos al estado de Colima.
237
David Oseguera Parra
de otros géneros líricos presentes –corridos y canciones– y diversos elementos expresivos –geosímbolos, tradición culinaria regional, habla regional, festividades principales y rutas de peregrinación, etcétera–. Además, los hallazgos respecto del son abajeño-costeño del Occidente podrían ser aplicados
también a otras zonas costeras de México y otros países latinoamericanos. Al
in y al cabo, el son abajeño es parte de todo un “sistema musical lírico-coreográico de carácter festivo”,8 incubado en el proceso de mestizaje extendido
sobre las áreas costeras y sus sierras más próximas.
bibLiograFía
Ahumada de G., María. “El abajeño. Recopilación de sones y cantares del
estado de Colima”. Álvaro Ochoa. De occidente es el mariachi y de México….
Zamora: El Colegio de Michoacán-Secretaría de Cultura del Estado de
Jalisco, 2001.
Frenk, Margit et al. Cancionero folklórico de México. México: El Colegio de México, 1985, 5 t.
Jáuregui, Jesús. “De la comarca a la fama mundial. Las transformaciones del
Mariachi Vargas de Tecalitlán durante el siglo xx”. Antropología, Boletín
oicial del inah. México, inaH, núm. 80, nueva época, septiembre de 2007,
pp. 101-128.
Ochoa, Álvaro. De occidente es el mariachi y de México…. Zamora: El Colegio de
Michoacán-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2001.
Oseguera Velázquez, Juan. “Recopilación de sones, corridos, boleros y otras
coplas”. México, s. f. (manuscrito).
Reuter, Jas. La música popular de México. Origen e historia de la música que canta y toca
el pueblo mexicano. México: Panorama Editorial, 1980.
Rodríguez López, Víctor H. “El mariachi en Colima: una tradición”. Álvaro
Ochoa. De occidente es el mariachi y de México…. Zamora: El Colegio de Michoacán-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco, 2001.
8
Sánchez G., op. cit., p. 160.
238
Sones abajeños. Región e identidad en la música de mariachi...
Sánchez G., Rosa Virginia. “Los principales géneros líricos en la música tradicional de México”. Aurelio Tello (coord.). La música en México. Panorama
del siglo xx. México: Fce-Conaculta, 2010.
Suárez, Hugo José (coord.). El sentido y el método. Sociología de la cultura y análisis
de contenido. Zamora: El Colegio de Michoacán-iis, unam, 2008.
Young, Eric van (ed.). México’s Regions. San Diego: Center for U.S.-Mexican
Studies, University of California, 1992.
239
CAMBIOS Y CONTINUIDADES DE LAS PRÁCTICAS
MUSICALES EN VILLA PURIFICACIÓN
eL mariacHi Los tíos
Yuliana Guadalupe Ibarra García
Universidad de Guadalajara
La vida cotidiana se comprende, según Wolf, como el lugar fundamental
de intersección entre el individuo y sociedad; mientras que Norbert Elias
se reiere a lo cotidiano como la manera en que los hombres, al relacionar
sus vivencias con las estructuras, contribuyen tanto a su reproducción como
a su transformación.1 La memoria colectiva que se resguarda en las lejanas
rancherías ubicadas en Villa Puriicación fomenta la reproducción de diversas prácticas productivas, entre ellas la agricultura, la pesca y la ganadería;
prácticas socioculturales como las iestas patronales, las festividades de boda,
quince años, cumpleaños y convivios; y prácticas religiosas como la Semana
Santa, el día de la quema de Judas y las peregrinaciones. En la mayoría de estas
festividades encontramos expresiones musicales. Todo ello conlleva a ejercicios en concreto que establecen fuertes vínculos de amistad, compadrazgo y
parentesco, que cohesionan la vida social y cotidiana, y que se realizan en un
espacio cuyo contexto ecológico los condiciona en términos de subsistencia.
En el presente artículo se pretende hacer una propuesta relexiva con
base en la descripción de las distintas prácticas ritualizadas que se realizan en
la ranchería del Alcihuatl, municipio de Villa Puriicación, Jalisco. En ellas la
vida cotidiana apunta hacia una continuidad y al mismo tiempo a un cambio o
transformación, y la música sigue presente en sus discursos y sus actividades;
ésta a su vez es legitimadora de identidades, de arraigo a aquello que perdura
y de maravillosas experiencias que viven en la memoria de varios personajes y
que nuevas generaciones buscan reivindicar.
La metodología se basó en la convivencia, la cual me proporcionó no sólo
hermosas experiencias y recuerdos, sino además datos interesantes. Posterior
1
Alicia Lindón. “Del campo de la vida cotidiana y su espacio-temporalidad”. La vida cotidiana
y su espacio-temporalidad. Barcelona: Anthropos, 2000, pp. 7-9.
[241]
Yuliana Guadalupe Ibarra García
a ello, me dediqué a registrar mis observaciones y relexiones, y a escribir los
datos que se me proporcionaban, registrar fotografías, videos y grabaciones
de audio de las prácticas, diálogos y entrevistas.
trayectoria
El Mariachi Los Tíos, ganador en 2005 de la medalla de Cirilo Marmolejo en
el v Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional, presentó un disco en el
año 2007. Participó en la Noche de Minuetes en la Catedral de Guadalajara en
los años 2010 y 2011. Asistió como participante a un evento cultural en Estados Unidos en el año 2010, enviado por la dirección de Culturas Populares de
la Secretaría de Cultura del Gobierno de Jalisco. Finalmente, ha participado
en el Distrito Federal y en distintos estados de la república mexicana: Nayarit,
Michoacán y Colima.
Los Tíos está integrado por Juan Zavalza Sanchez (violín), Pablo Rosales
Sánchez (alumno de don Juan, guitarrón), Fidel Zavalza Lepe (vihuela), Vicente Benavides Lepe (alumno de don Juan, guitarra), Miriam Pelayo Jiménez
(alumna de don Juan, guitarra), Héctor Uribe Castillo (bailador), Mayra Alejandra Hernández Salcedo (bailadora), Rosa María Zavalza Lepe (bailadora),
Salvador Salcedo Sánchez (primo hermano del abuelo de Mayra alias El Indio
(violín y guitarrón), y Gustavo Salcedo Gutiérrez (vihuela). Todos son originarios de Villa Puriicación, municipio ubicado en la región política Sur-Costa
de Jalisco; limita al norte y poniente con el municipio de Tomatlán, al sur con
La Huerta y al oriente linda con los municipios de Ayutla, Autlán de Navarro
y Casimiro Castillo.
Es una región rodeada de ríos y arroyos debido a su cercanía con el mar,
lo cual propició que por muchos años Villa Puriicación fuera el distribuidor
de la sal para varios poblados, permitiendo cierto contacto entre los mismos.
Asimismo, esta localidad forma parte de la ruta religiosa que transitan
peregrinos desde muchos lugares, como Colima, con la intención de llegar
con la Virgen de Talpa, cuya tradición religiosa ha generado a través de los
años diversas redes sociales entre familias por la cuestión de hospedaje, intercambios culturales y musicales. Don Juan advierte que cada que llegan éstos
de Manzanillo y de otras poblaciones del estado de Colima, los peregrinos le
piden a él y a Fidel que les toquen música para convivir.2
2
Entrevista a Juan Zalvalza Sánchez. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho del Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 19 de abril del 2014.
242
Cambios y continuidades de las prácticas musicales...
Imagen 1. Mariachi Los Tíos, XIII Encuentro Nacional
del Mariachi Tradicional
Fotografía de Yuliana Guadalupe Ibarra García, agosto del 2014.
En ese sentido, Alicia Lindón3 señala que lo cotidiano puede entenderse
como el lugar de un estado naciente de la socialidad, cuya generación no cesa,
ya que se presenta como producción imaginaria y simbólica de las relaciones
sociales, como la ritualización incesante del vínculo social. Este tipo de relaciones y encuentros anuales conllevan a una cotidianidad sedimentada en
experiencias pasadas y en formas de conocimientos generados y transmitidos
por generaciones, disponibles en el presente. De ahí que las prácticas productivas generadoras de economía para las familias se reproducen y se basan
en conocimiento generado a partir del dominio y manejo de los recursos naturales, de su explotación y sustentabilidad. El conocimiento de especies de
lora y fauna que les rodea generalmente se utiliza para su consumo cultural,
por ejemplo el medicinal.
Este conocimiento inmerso en la vida cotidiana se ve relejado de diversas formas en la práctica musical: por un lado en la creación de líricas, las
cuales dan cuenta de muchos aspectos de la vida campesina o del contexto
ecológico; y por otro, en el baile de tarima, el cual da un paso de la producción
de caña al centro del baile.
En Villa Puriicación encontramos una gran diversidad de fauna conformada por especies tales como el conejo, el coyote, la iguana, el jabalí, el
mapache, el venado, el tlacuache, el armadillo, la chachalaca, el jaguar, el puma
3
Lindón, op. cit., p. 8.
243
Yuliana Guadalupe Ibarra García
o el león de montaña y una gran variedad de insectos, entre otras. La mayoría
de estas especies aportan al entorno sonoro; por ejemplo, grillos, burros,
perros, puercos, vacas, caballos, burros, mulas, chivos, becerros, mosquitos
(y no dejemos a un lado el sonido del agua de los arroyos). También hay una
enorme diversidad de vegetación, que al igual que las especies de animales
contienen algunas categorías locales que conllevan a la función y utensilio;
por ejemplo, se cultivan diversos tipos de caña como la criolla, la caricilla, la
habanera, la piocota, la barbado verde, la rayada o pinta, etcétera.
La mayor parte del suelo tiene un uso agrícola. Don Juan Zavalza ha
cultivado de todo: caña, maíz, frijol, camote, garbanzo, plátano y calabaza. En
las cercanías se cultiva maíz, frijol, sorgo, arroz, sandía, chile verde, tomate,
piña, guayaba, arrayán, limón, mango, aguacate, ciruelo, capulines, tamarindo
y naranja; frutos muy comunes en temporada de verano, especialmente adecuada para hacer aguas de sabor. A sus alrededores se localizan árboles como
la higuera –que sirve para hacer ojos de agua–, roble, pinolillo, encino rojo
y blanco, encino roble o mascahuite, maderas tropicales como tampicirán,
cedro, parota, tepesapote, tahuanque –árbol que brinda el recurso necesario
para hacer la soga–, haba o habillo –madera “ina pero brava de trabajar”–, la
lechuguilla –hierba medicinal para la picadura de alacrán– y un sinfín de especies silvestres. Igualmente, se cría ganado bovino, porcino, ovino, caprino
y aves.
Un ejemplo de la carga cultural de la vida alrededor de dicho ambiente
natural se encuentra en el son “El cazador”, compuesto por don Juan Zavalza:
1
2
Me voy a cazar palomas
antes que salga el lucero.
Me mantengo de los campos comiendo raíces del cerro.
Me dicen el cazador porque yo ando
donde quiera
buscando una morenita, una prieta y
una güera.
Yo me paseo por Jalisco, por Colima y
Michoacán
buscando una morenita que yo miraba
en Autlán.
Estribillo:
Haaay cazador, el lucero ya salió,
la prieta y la morenita son las que
pretendo yo.
244
Estribillo:
Ay cazador te caíste del alambre
las mujeres se te van, no quieren morirse de hambre.
Cambios y continuidades de las prácticas musicales...
3
Ya me voy para la villa con mi prietita
de lado.
Las mujeres me persiguen porque soy
enamorado.
Yo me quedo con mi prieta porque soy
un trovador.
Siempre cargo mi escopeta porque soy
un cazador.
Estribillo:
Ay cazador se te olvidó la escopeta,
prométele el rancho entero,
los bueyes y la carreta.
En la memoria de don Juan encontramos un enorme repertorio, que incluye sones, polkas, corridos, valses, chotices, pasos dobles, minuetes, canción
ranchera y boleros; sin embargo, según advierte don Juan,4 no se interpretaban ritmos tropicales. En la lírica también se recurre a un lenguaje igurativo,
aunque muchas metáforas dan cuenta de hechos, descripciones, anécdotas y
realidades que surgen en las localidades; se habla de personajes que describen
su personalidad e historias de forma chusca, mismas que quedan resguardadas en la memoria colectiva de las rancherías.5 En el caso de “El cazador”,
la composición de don Juan, lo dedicó a la vida de El Indio, miembro de la
agrupación de Los Tíos.
Con base en la pequeña descripción anterior del entorno natural, se aprecian sones como “El capulinero”, “El astillero”, “La chachalaca”, “El mulato”, “El becerrero”, y otros repertorios como la polka “Arroz con leche”, la
ranchera de “Arroyo seco” y el “Corrido del platanillo”.
En el caso del baile de tarima, el entorno ecológico, algunas actividades
productivas y el estilo de vida, se encuentran estrechamente relacionados con
el uso y función de la tarima fuera de la práctica musical.
4
5
Entrevista a Zalvalza Sánchez, loc. cit.
Geroge Lakoff y Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra, 2009
(Teorema), pp. 10-17.
245
Yuliana Guadalupe Ibarra García
Don Juan advierte: “La artesa es donde cae el jugo del molino al cuartillo donde se enfría el piloncillo, entonces el cuartillo o molde era la tarima
porque es un deposito grande, era un enfriador, también era la batea donde
comían los animales”.6
En una conversación con don Flumencio Flores del rancho de Pabelo,
músico invitado que duró cuatro años tocando con Los Tíos, él comentó lo
siguiente:
No se le llamaban tarimas, se llamaban cajones. Cuando yo estaba chico, usaban la tarima los señores grandes, los señores antiguos. Allá por plaza de gallos
había un “mariachito” que les decían Los Hernández del Cajón, que traía una
arpa pero le nombraban el arpón, y los apodaban Los Hermanos del Cajón, ellos
tocaban allá por La Yerbabuena y Las Palmas, al tocar volteaban el cajón de
donde hacían el piloncillo, llamadas también enfriadoras, a veces no lo alcanzaban
a lavar y al momento de zapatear dejaban las morucitas del piloncillo […] Ese era
el bailar porque el valsear7 era agarrar a las mujeres de las manos y abrazarlas
pero abajo del cajón.8
Don Juan prosiguió comentando: “Las tarimas se utilizaban pa' echar
maíz y frijol, y hasta se dormían en ella, que había ocasiones que la embrocaban por el frío y uno allí abajo y otro arriba de la tarima. En ella han dormido
peregrinos, aunque también la tarima que cuido y protejo la necesito para
ponerle unas zapatizas tremendas”.9
Para lograr una mayor comprensión de eso, don Juan me llevó a ver el proceso de extracción del jugo de caña en el trapichi (moledor de caña). Finalmente,
la cosecha y la producción de jugo de caña se relacionan con el consumo cotidiano y las principales prácticas productivas de la población, así como con el baile
de tarima. Todas las cotidianas están articuladas como sociedad-música-conocimiento sobre su entorno natural y actividades productivas.
Los cajones son de parota escarbados a pura hachazuela o baceados. Las
medidas de los cajones de la tarima de una sola pieza son 2.22 m de largo, 1 m
de ancho y 0.37 m de altura. A los costados tienen dos oriicios de forma circular por medio de los cuales, embrocada boca abajo, resuenan los zapateados.
6
Entrevista a Juan Zalvalza Sánchez. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho de Pabelo, Villa Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
7
Interpretación musical del vals en conjunto con el baile.
8
Entrevista a Flumencio Flores. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho de
Pabelo, Villa Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
9
Idem.
246
Cambios y continuidades de las prácticas musicales...
Imagen 2. Tarima del Alcihuatl
resguardada por Juan Zavalza Sánchez
Fotografía de Yuliana Guadalupe Ibarra García, Alcihuatl, Villa Purificación,
abril del 2014.
Don Juan señala que “la tarima es casualidad que se use; aquí hay personas que ven la tarima y se emocionan y les gusta, pero a los jóvenes ya no.
La juventud dejó de bailar por que entró la música de banda de Sinaloa, y
corridos”.10 Según la señora Anselma11 se dejó de zapatear con la llegada del
tocadiscos. Estos testimonios advierten una de las características de la cotidianidad, los desajustes en las prácticas ritualizadas y las nuevas formas en
que se recrea la práctica. En ese sentido, actualmente los bailes en el Alcihuatl
se llevan a cabo en un espacio amplio en el que colocan un par de bocinas y
ponen música de banda sinaloense; ahí encontramos diversas versiones interesantes de sones como “El jabalí” o “El cihualteco”, interpretadas por banda
10
11
Entrevista a Zalvalza Sánchez, loc. cit., 19 de abril de 2014.
Entrevista a Anselma Lucero. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho del
Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
247
Yuliana Guadalupe Ibarra García
sinaloense o de metales, que se siguen zapateando sobre el suelo y entre varias
parejas. Aun así, el gusto por los sones y el zapateado continúa.12
A la fecha viven tres señoras de la tercera edad que zapateaban sobre
tarima: Anselma Lucero; Nicolasa Amaral, quien al momento de redactar el
capítulo tenía más de 100 años de edad; y Rosalina Rodríguez.
Don Juan, junto con su familia, se ha dedicado al rescate y a la reinterpretación del zapateado de la localidad. Rosa Zavalza nos advirtió que asistió con
su esposo Héctor y las tres señoras citadas, con la intención de aprender las
normas del zapateado, reproducirlo y enseñarlo en un taller para la reivindicación de la práctica musical. Comenta: “Mi papá nos dio el ritmo del zapateado
y doña Rosalina nos dio una idea clave, no zapatear conforme la música como
folclor sino sentir la música, el golpe del guitarrón y la vihuela pero también
en ciertas partes se zapatea conforme la voz del violín”.13 A diferencia de otras
regiones mariacheras, en esta localidad se zapatea durante todo el son, aunque cuando se canta se zapatea con menor fuerza para reducir el volumen, y
viceversa.
En el caso de la elaboración de instrumentos, nuevamente se percibe ese
vínculo con el contexto ecológico, puesto que se realizan con la misma madera
de la zona: madera de rascavieja, de palo cítrico lima o naranja, tampicirán, fresno, maderas de guayabillo, cedro blanco y rojo, de nogal y roble, en instrumentos como el violín, vihuela y guitarrón. Cabe mencionar que en esta localidad y
rancherías aledañas no encontramos la presencia de arpas.
Las cuerdas conllevaban un complejo proceso de producción con tripas
de animales, aunque más tarde fueron sustituidas por las cuerdas de nailon.
Advierten los músicos que las primeras no lastimaban puesto que eran suaves
y se podía tocar durante toda la noche.
La labor de don Juan implica un compromiso con la comunidad, con
la música, con su identidad y con la familia; se encarga de un quehacer importante: seguir transmitiendo las formas de música tradicional a nuevas generaciones mediante talleres formales. En ellos transmite su conocimiento
con una dinámica estricta y con el apoyo de diversas iguras rítmicas que él
emplea, y que son totalmente distintas a las que el sistema musical occidental
impone para el aprendizaje y lectura de la música.
12
Opinión con base en observaciones realizadas el día 20 de abril del 2014 en el baile de la
Quema de San Judas en el rancho del Alcihuatl, municipio de Villa Puriicación, Jalisco.
13
Entrevista a Rosa Zavalza Lepe. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho
del Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 19 de abril de 2014.
248
Cambios y continuidades de las prácticas musicales...
Mediante la descripción e información que todos los informantes proporcionaron durante mi recorrido por distintas rancherías como Pabelo, El
Manguillo y El Alcihuatl en compañía de don Juan y su hijo Fidel, pude percatarme que los recursos naturales que consumen a diario no tienen ningún
costo, sino que conforman un patrimonio compartido y forman parte de una
memoria colectiva. El lenguaje local también se encuentra relejado y relacionado con la música y baile.
El baile se vuelve música, se vuelve una ocasión musical (de convivio),
llega a ser mitiicado por generaciones nuevas mientras perdura en los recuerdos de otras y en los intereses de unos cuantos por querer revivirla a nivel
local.
Por último, agradezco profundamente al Mariachi Los Tíos y familia por
su apoyo, su tiempo, su hospitalidad, su amistad y su gran labor musical.
bibLiograFía
Chamorro Escalante, Jorge Arturo. Mariachi antiguo, jarabe y son. Guadalajara:
Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco, 2006.
Lindón, Alicia. “Del campo de la vida cotidiana y su espacio-temporalidad”.
La vida cotidiana y su espacio-temporalidad. Barcelona: Anthropos, 2000.
Lakoff, Gorge y Mark Johnson. Metáforas de la vida cotidiana. Madrid: Cátedra,
2009 (Teorema).
Stanford, Thomas. Lírica popular de la costa michoacana. México: inaH, 1963.
entrevistas
Flores, Flumencio. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho de
Pabelo, Villa Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
Lucero, Anselma. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho del
Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
Zavalza Lepe, Rosa. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho
del Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 19 de abril de 2014.
249
Yuliana Guadalupe Ibarra García
Zalvalza Sánchez, Juan. Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho del Alcihuatl, Villa Puriicación, Jalisco, 19 de abril del 2014.
Realizada por Yuliana Guadalupe Ibarra García, rancho de Pabelo, Villa
Puriicación, Jalisco, 20 de abril de 2014.
250
LAS AVENTURAS DE UN MARIACHERO GRINGO
La enseñanza de La música de mariacHi
en estados unidos de américa
William Gradante
Asociación Nacional para la Educación
Musical en Estados Unidos
breve reseña Histórica
Se puede opinar que ha existido música de mariachi en el territorio que
hoy ocupa Estados Unidos desde los tiempos de los primeros colonizadores
hispanos llegados de la Nueva España. Por ejemplo, Jesús Jáuregui en 2010
documentó que tocaban y bailaban fandangos y jarabes en las poblaciones
de la costa de la Alta California, por lo menos, desde inales del siglo xviii.
Desde aquella época existieron grupos de mariacheros que con sus repertorios tradicionales amenizaban las actividades culturales de las comunidades
mexicoamericanas por todo el suroeste de Estados Unidos, de manera similar a como lo hacían con sus compañeros en el mismo México.
En su obra importantísima El Mariachi: Símbolo musical de México, publicada en 2007, Jáuregui nos indica que el mariachi, como cualquier símbolo,
proyecta varios signiicados, según quien lo observe y el espacio temporal
y físico en que lo percibe. Recién llegado a la ciudad de México a inicios
del siglo xx, el mariachi representaba un aspecto algo curioso, exótico, de la
cultura de la provincia, del occidente de México. Luego, luciendo el traje de
charro y sombrero de ala ancha en las películas de su Época de Oro, es decir,
las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta, el mariachi alcanzó a ser
símbolo de todo lo bonito de un México orgulloso de sus lindas señoritas en
sus balcones, hacendados bondadosos y sus campesinos felices; un México
reimaginado, emergente de los trastornos políticos, sociales y culturales de su
revolución. Hoy, para algunos, el mariachi simboliza un vestigio cultural de
épocas ya casi olvidadas, de estilos y temas del pasado, cosas que hacen a uno
recordar a sus abuelos.
[251]
William Gradante
Cuando yo llegué a Texas en los años setenta, observé en Austin y después
en Fort Worth y Dallas, que había muy poca actividad mariachera. Los ensambles ya casi no salían a tocar, tal vez debido a la falta de interés por parte del
público o porque, en realidad, los elementos ya eran señores entrados en edad.
La música popular de la comunidad mexicoamericana era la de las orquestas
y los conjuntos de acordeón y bajo sexto, “la onda tejana”. Pero esa también
era la época de los movimientos de lucha por los derechos civiles en Estados
Unidos, la época de César Chávez, Dolores Huerta y las huelgas de los agricultores recién sindicalizados. Nacido en la década de los sesenta, el movimiento
del chicanismo buscaba sus propios símbolos para proyectar el orgullo de ser
mexicano y de poner en alto los valores culturales de la madre patria.
Qué diferencia de los años de posguerra en el nordeste de Estados Unidos cuando mis propios padres –descendientes de inmigrantes de la isla italiana de Sicilia– prohibieron que nuestra generación aprendiera el italiano, a
pesar de que mis abuelos (residentes en Estados Unidos desde 1909) ¡nunca
aprendieron inglés aunque vivieron allí hasta 1970! Luego surgieron los movimientos sociales del feminismo y de la educación multicultural en nuestras
escuelas públicas: “¡Que viva la diferencia!” Esa era la realidad sociopolítica en Estados Unidos justamente cuando comenzó a lorecer la semilla de
música del mariachi moderno en nuestro suroeste. Es interesante notar que
mientras la imagen de los mariachis en México funcionaba como símbolo
nacional –aunque inventada por las autoridades culturales nacionales– la imagen del mariachi en Estados Unidos se interpretaba como una especie de
“contracultura”, lo fuereño, algo que de alguna manera había sobrevivido
el Melting Pot, el crisol, símbolo del proceso de la homogeneización de las
culturas extranjeras. Al mismo tiempo, los habitantes de las grandes colonias
italoamericanas en el nordeste de Estados Unidos (los sicilianos en especial)
observaron con horror cómo el italiano de Hollywood se proyectó únicamente como el símbolo la cosa nostra, el maioso, el gánster. Italoamericanos
como mi padre buscaban a sus héroes culturales en el mundo del espectáculo
musical y deportivo, y tomaban como ídolos a cantantes como Frank Sinatra
y Dean Martin, y a beisboleros como Joe DiMaggio y Yogi Berra, hijos de
inmigrantes también.
El mariachi en sedes académicas en Estados Unidos
El primer programa formal de enseñanza de la música de mariachi en Estados Unidos fue en la Universidad de California, en Los Ángeles (ucLa), en
252
Las aventuras de un mariachero gringo...
1961. Lo organizó Don Borcherdt, maestrante en el Instituto de Etnomusicología que había investigado y grabado la música de mariachi en México,
pero que murió trágicamente antes de haber completado su tesis. La universidad instaló como director a Jesús Sánchez, agricultor y mariachero (violinista)
de la ciudad de México. Con sus enseñanzas, el ensamble pronto entró a las
ilas de mariachis profesionales. Bajo el nombre de Mariachi Uclatlán (Mariachi del lugar de la ucLa) la agrupación contaba entre sus elementos a varios
de ascendencia no mexicana, que además de ser mariacheros, con el tiempo
llegaron a ser importantes maestros, directores e investigadores de la música
de mariachi, entre ellos, Daniel Sheehy, Mark Fogelquist, James Koetting y
David Kilpatrick.1
Algo parecido sucedió también con el Mariachi Paredes de Tejastitlán de
la Universidad de Texas en Austin. Después de haber servido como directores de ese grupo nos graduamos, y ahora los integrantes del ensamble conformado por Arturo Chamorro (vihuela), Daniel Dickey (guitarra) y William
Gradante (guitarrón) mantenemos hasta la fecha la música de mariachi como
punto central de nuestras carreras de etnomusicólogos.
Para 1964 se había establecido formalmente el mariachi juvenil Los
Changuitos Feos en Tucson, Arizona, originado de las enseñanzas de un
cura, el padre Charles Rourke, jazzista de ascendencia irlandesa. De allí surgió el gran Mariachi Cobre en 1971, con Randy y Steve Carrillo, Macario
Mack Ruiz y Roberto Bobby Martínez, entre los elementos originales.2 Para el
inal de la década siguiente habían nacido mariachis universitarios en todo
el suroeste del país. Yo era doctorante en etnomusicología en la Universidad
de Texas en Austin, en 1977, bajo la dirección de Américo Paredes y Gérard
Béhague, entre otros. Una noche, en el transcurso de una cátedra del doctor
Paredes dedicado al estudio de corridos, coplas y formas relacionadas, el profesor nos confesó que era un sueño suyo establecer en Austin un mariachi
universitario antes de jubilarse, por lo que nos invitó a un compañero de clase, Daniel Dickey (investigador de los corridos mexicoamericanos inspirados
por el asesinato del presidente John F. Kennedy) y a mí, a ayudarle a cumplir
ese sueño.
1
Daniel Sheehy. Mariachi Music in America: Experiencing Music, Expressing Culture. Nueva York:
Oxford University Press, 2006, p. 83.
2
Gregory Rodríguez. “The History of the Tucson International Mariachi Conference:
Southern Arizona Festival is Showcase for Classic Mexican Art Form”. The Arizona Report.
Tucson: University of Arizona, 2000, p. 2.
253
William Gradante
Imagen 1. Nota periodística que menciona
al Mariachi Paredes de Tejastitlan, 1979.3
Fuente: The Daily Texan. Los Ángeles, UCLA, enero de 1979. Archivo personal
de William Gradante.
Nos sugirió viajar hasta la Plaza de Mariachis en Guadalajara para observar,
aprender y obtener una vihuela y un guitarrón para el ensamble. La experiencia
nos impactó profundamente a los dos. De regreso a Austin, habiendo cumplido ya, nos dirigimos otra vez hacía el sur e hicimos el viaje de ocho horas por
carretera con el guitarrista Félix Peña, oriundo de Laredo, Texas. Cruzamos la
frontera para comprar sombreros en el mercado de turistas en Nuevo Laredo,
Tamaulipas, pusimos gasolina y a la carretera de nuevo. De vuelta en Austin
3
Esta foto me la regaló un amigo, recortada del periódico diario universitario The Daily
Texan, de enero de 1979, pero no tengo idea de cuál día precisamente. Ha quedado en mi
archivo personal por 35 años.
254
Las aventuras de un mariachero gringo...
fuimos al almacén de variedades a conseguir un rollo de listones de color rojo
para improvisar moños de charros. Luego llegó el doctorante Manuel Peña,
que conocía la música de mariachi; yo inscribí a unas violinistas del Departamento de Música y, con una colección de maestrantes y doctorantes del
Departamento de Folclor y Etnomusicología, iniciamos la clase del mariachi
universitario. Manuel y yo nos pusimos el tocadiscos para sacar arreglos de
selecciones como “Las alazanas”, “La culebra”, “La Negra”, “El zopilote
mojado”, “Las alteñitas”, “El jarabe tapatío”, “Los machetes”, “Jesusita en
Chihuahua”, “La norteña”, “Atotonilco” y otras. Ya estábamos listos para
acompañar al Ballet Folclórico de la Universidad de Texas, cuyos integrantes
estaban encantadísimos de bailar por primera vez con música en vivo.
En septiembre de 1979 se presentó en San Antonio, Texas, la primera
conferencia de la música de mariachi, con los integrantes del Mariachi Vargas
de Tecalitlán como artistas invitados y maestros de los talleres de música. Para
nosotros era muy interesante averiguar lo que estaba pasando en el mundo de
mariachi en California, Arizona, Nuevo México y en la región sureña de Texas
porque, hasta aquel entonces, no habíamos tenido ninguna noticia de ello.
Desde ese primer intento han nacido docenas de conferencias de mariachi
en Estados Unidos, algunas con ines de lucro y muchas otras, a una escala mucho menor, organizadas por distritos escolares cuyos propósitos son
completamente educativos, aunque algunas tienen un tinte competitivo, por
incluir concursos de vocalistas y de ensambles completos.
En menos de un año, los directores del Departamento de Bellas Artes
del Distrito Escolar de Fort Worth me habían seleccionado como director del
programa de la enseñanza de música de mariachi en la Escuela Secundaria J. P.
Elder y la Preparatoria North Side, dos instituciones ubicadas en el mero centro de la comunidad mexicoamericana de la ciudad. Oicialmente fui representante de la Comisión de Bellas Artes del Estado de Texas, llevaba el título
de Artista en Residencia y tenía la tarea de establecer el primer programa de
música de mariachi en el distrito. Desafortunadamente, el distrito escolar no
me proporcionó salón de ensayo, instrumentos musicales, partituras de música, métodos de enseñanzas, trajes y tampoco presupuesto para comprarlos.
Seríamos parte adjunta de la banda de viento, un experimento tal vez. Pero el
distrito nos subestimó; no contaban con el fuertísimo deseo de la comunidad
mexicoamericana de apoyar un programa para estudiantes hispanos que les
proporcionara un nuevo tipo de “pandilla”, una pandilla cuyas metas incluyeran el desarrollo de un sentimiento de pertenecer a algo constructivo y la
255
William Gradante
proyección de una imagen positiva de la cultura mexicana, que inspirara en
los jóvenes un sentimiento de orgullo personal.
En 1983, Ezequiel Castro, director del mariachi estudiantil Los Rebeldes
del Sur de la Preparatoria Travis en Austin –también establecido en 1980–
organizó la Conferencia de Mariachi de Santa Cecilia. Era un evento muy
educativo y productivo, porque en él se presentaba a los integrantes del Mariachi Cobre como maestros de los talleres, autores de la currícula y atracción
principal del gran concierto de clausura. Mis ensambles estudiantiles, Mariachi Estrella Tejana y Espuelas de Plata, fueron los únicos invitados y asistentes que no eran de Austin. Era una maravilla de aprendizaje y convivio con
nuevas amistades en la música. Desde aquel momento supe que el ambiente
educativo de la conferencia tenía que ser una parte integral de mi programa
de enseñanza. En el mismo año se había establecido también la Conferencia
Internacional de Mariachi en Tucson (timc), la mejor (con la posible excepción de la conferencia de Las Cruces, Nuevo México, desde 1993, Lcimc) y
más grande de todas en Estados Unidos.
Imagen 2. Mariachi Estrella Tejana, 1983
Fuente: Archivo personal William Gradante (ubicado arriba a la derecha).
256
Las aventuras de un mariachero gringo...
Allí también el Mariachi Cobre desempeñó un papel central. Quizá por
el hecho de que aprendieron la música de mariachi en un ambiente académico –como sus alumnos de la conferencia–, los elementos del Mariachi Cobre
siempre han sobresalido como docentes magníicos para nuestros jóvenes
durante los treinta años que hemos asistido a sus conferencias, en Tucson,
Austin, Las Cruces, Orlando, San José y Fort Worth. Es necesario mencionar
aquí la importancia de dos artistas increíblemente versátiles que desempeñaron papeles claves en la historia de las conferencias de mariachi en Estados
Unidos. La cantante Linda Ronstadt, nativa de Tucson, que insistió que se
incluyeran talleres de ballet folclórico en la timc y el maestro Rafael Zamarripa, director y coreógrafo de los talleres de ballet folclórico en Tucson y
Las Cruces, cuyos esfuerzos año tras año han asegurado la preservación de la
vinculación histórica entre la música de mariachi y la danza tradicional.
La entrada del mariachi en las escuelas públicas
Muy pronto varios distritos escolares del estado de Texas comenzaron a buscar maestros certiicados para establecer programas dedicados a la enseñanza
de la música de mariachi en sus escuelas secundarias y preparatorias. Como el
índice de estudiantes de ascendencia hispana en todo el país ya es muy alto y
sigue creciendo, el número de integrantes de los mariachis estudiantiles ahora
ya se cuenta en los miles. Según los datos de Daniel Sheehy,4 hoy “hay cientos
de programas de mariachis estudiantiles en los Estados Unidos, distribuidos
principalmente por todo el suroeste, pero también se encuentran en Chicago,
Nueva York, el Estado de Washington, y muchas otras localidades”. Sánchez
añade que: “Schools around the country are making the decisive move to
start mariachi music programs for their students. They realize that mariachi
music not only reaches more Hispanic students than traditional music classes,
but it also offers non-Hispanic students a broader cultural base”.5
Soto Flores explica que “[l]a música de mariachi fue, y sigue siendo, mayormente un aprendizaje ‘de oído’, es decir, a través de imitación de lo que
4
5
Sheehy, op. cit., p. 84. Traducción del autor.
“Instituciones académicas a través del país ya están haciendo esfuerzos deinitivos para establecer programas de mariachi para sus alumnos. Se dan cuenta que la música de mariachi atrae
a más estudiantes hispanos que las clases de música ordinarias y además ofrece experiencias
multiculturales a los estudiantes no-hispanos”. Traducción del autor. Noé Sánchez. “Starting
a Mariachi Program”. Foundations of Mariachi Education: Materials, Methods, and Resources. Vol. 1.
William Gradante (ed.). Nueva York: Rowman & Littleield Education, 2008, p. 1.
257
William Gradante
uno escucha, ya sea de otros músicos o de grabaciones”.6 En Estados Unidos,
por lo menos, esta declaración se aplica especialmente a los mariacheros de
talón, como el número de mariacheros jóvenes que han estudiado la música
en una manera más formal crece diariamente. Luego indica que:
[E]n los Estados Unidos, en cambio, la enseñanza del mariachi se institucionalizó rápidamente […] [e]n los años 1960's […] Desde este primer esfuerzo por
incluir al mariachi en el ámbito académico, hoy se encuentran escuelas y programas de mariachi en diversos espacios académicos: primarias, secundarias,
preparatorias, escuelas de música, universidades e instituciones culturales no
lucrativos. Estos diversos esfuerzos tienen el mismo doble objetivo: 1) fortalecer la raíz cultural mexicana en los Estados Unidos, y 2) mantener los jóvenes
fuera de los peligros de la cultura urbana (pandillas, etc.).7
Es muy claro que la razón de que existan los centros culturales de ciertas
comunidades hispanas dentro de las ciudades grandes norteamericanas sí es
“fortalecer la raíz cultural mexicana en los Estados Unidos”, pero yo creo que
muy pocos distritos escolares comparten ese objetivo. En cambio, el objetivo de los administradores de escuelas es la pronta “americanización” de los
alumnos. Su ferviente deseo es que los estudiantes hispanos (y de cualquier
otro origen extranjero) aprendan bien el idioma inglés para que tengan éxito
en los exámenes estatales al inal de curso. Su salario y su carrera en el campo
de la educación dependen directamente de esto.
Acerca del segundo punto de Soto Flores, el de “mantener los jóvenes
fuera de los peligros de la cultura urbana (pandillas, etc.)”, estoy completamente de acuerdo. En un discurso público nuestro representante de la Cámara de Diputados del Estado de Texas declaró que, en su opinión, la medida
más efectiva para prevenir el abandono de la escuela entre la juventud hispana
de nuestra ciudad era precisamente nuestro programa de mariachi. Es importante añadir que mis compañeros norteamericanos, directores de mariachis
escolares desde Roma (Texas) hasta Las Cruces (Nuevo Mexico), Tucson
(Arizona), Los Ángeles (California) y Wenatchee (Washington), han recibido
6
Leticia Isabel Soto Flores. “La enseñanza de la música del mariachi: una agenda pendiente
para la educación musical formal”. Memorias del Coloquio xi Encuentro Nacional del Mariachi
Tradicional: El Mariachi, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Juan Arturo Camacho Becerra
(coord.). Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de
Jalisco-Conaculta, 2013, p. 297.
7
Ibid., p. 299.
258
Las aventuras de un mariachero gringo...
comentarios muy parecidos en sus propios distritos.8 Un factor relacionado
con ello es que la existencia de clases de música de mariachi ofrecidas por un
número creciente de universidades –algunos con oferta de becas– ha proporcionado otro incentivo a los estudiantes hispanos para esforzarse y continuar
con su educación hasta el nivel universitario.
Siguiendo con el comentario de Soto Flores, sí es verdad que la institucionalización de la enseñanza de la música de mariachi ha gozado de mucho
éxito en Estados Unidos. Ese éxito es probablemente el resultado de que la
instrumentación (menos el guitarrón y vihuela) y el estilo de vocalización son
muy parecidos a los de la banda de viento y el coro, respectivamente. Pero
todavía no llegamos hasta donde yo anhelo. Tampoco debemos dar la impresión errónea de que todo esto ha sido fácil. Como se mencionó antes, en
mis primeros años en el Distrito Escolar de Fort Worth, yo tenía que trabajar
sin presupuesto alguno. Ya era yo conocido en todas las casas de empeño,
puesto que las visitaba cada semana en busca de violines, trompetas y guitarras usadas. Una vez encontré incluso un guitarrón antiguo, todo quebrado,
y convertimos en proyecto de la clase el arreglarlo hasta poder tocar con él.
Sobre todo recuerdo los viajes que hice en mi propio coche hasta Paracho,
Michoacán, en busca de guitarrones y vihuelas. El viaje, hospedaje, gasolina,
alimentos y costo de los instrumentos los tenía que pagar yo, pero lo hice con
gusto porque si no lo hubiera hecho, ¿qué hubieran tocado mis muchachos?
Además, por muchos años el mero concepto de la enseñanza formal de la
música de mariachi en la escuela pública se planteaba con mucha resistencia y
miedo a lo desconocido. Gran parte de esto vino directamente desde la administración del Departamento de Música y los directores de banda de viento y
orquesta. En varias ocasiones nos acusaron de burlar el sistema acreditado de
enseñanza mediante la lectura de notas, insinuando que nosotros enseñábamos por puro oído, ¡aunque nunca habían entrado a mi salón de ensayo para
averiguar con sus propios ojos si era verdad! Asimismo, se entendía muy poco
acerca del término música de mariachi.9
8
Patrick Sullivan. “Mariachi Rising: Mexico's Violin-driven Folk Music Takes a Starring Role in
American String-music Education”. Strings, vol. 2, núm. 23, agosto-septiembre de 2008, p. 55.
9
Por ejemplo, ha habido varios intentos de complementar (o de reemplazar) la instrumentación típica del mariachi moderno con instrumentos como lauta, marimba o acordeón –en
vez de violines– y violoncelos –no contrabajos– en lugar de guitarrón. Tampoco comprendieron los objetivos fundamentales de la clase y del ensamble. En una ocasión, hace
varios años, un gran amigo del mariachi –el único miembro mexicoamericano del Consejo
Municipal de Escuelas de Fort Worth, Texas– me felicitó sinceramente por mis esfuerzos
259
William Gradante
Nos recuerda el maestro Noé Sánchez: “Remember, this is a music class
teaching music fundamentals. Your teacher is simply doing so using the vehicle of mariachi music and tapping into the cultural history of your students”.10
Tenía yo que tranquilizarlos, y les explicaba que les enseñaría a los alumnos
a tocar sus instrumentos de la misma manera de cualquier otro maestro de
música: en un salón de ensayo con las mismas sillas y atriles, con un currículo
idéntico al de la banda. Únicamente se diferenciaba en el repertorio y el estilo
con los que tocaríamos en concierto.
Me di cuenta de que para enseñar la música de mariachi dentro del contexto escolar, debía emplear como patrón las rúbricas ya existentes, las de la banda
de viento, orquesta y coro. Al hacer una audición con el Mariachi Vargas, don
Miguel Martínez entendió que el sonido de su trompeta había de fundirse con
el de los violines, y no ahogarlo, si les iba a complacer. Así también yo tenía
que adaptarme a la manera de las bandas para facilitar la llegada del mariachi
al existente sistema académico. Queda claro que enseñar la música de mariachi no es lo mismo que enseñar la de la banda de viento, la de orquesta o la de
coro, sino una combinación de los tres y algo más todavía. Es decir, enseñamos la manera correcta de tocar los instrumentos de cuerdas y los de viento;
estudiamos la manera aprobada de cuidar los instrumentos y de vocalizar sin
hacernos daño a las cuerdas vocales; repasamos las escalas apropiadas diariamente y estudiamos el comportamiento físico en el escenario; y inalmente
investigamos la historia de la música de mariachi, incluso los compositores,
artistas, ensambles, géneros, textos de canciones, instrumentos, la geografía
mexicana relacionada y los signiicados de las fechas y tradiciones mexicanas
que se celebran con nuestras presentaciones.
Ahora, después de tantos años de haber enseñado todos los aspectos yo
solo, ya impartimos la enseñanza a los jóvenes entre tres maestros: yo, especialista en el canto, los instrumentos de armonía y la historia del mariachi; una
especialista en violín y otro en trompeta. En 2008 publiqué un libro sobre la
enseñanza de la música de mariachi en las escuelas públicas, y en el proceso
de preparación intercambié ideas con los colaboradores. Estábamos de acuerdo, Noé Sánchez, Steve Carrillo (de Mariachi Cobre) y yo que:
con los estudiantes de mariachi. Me dijo: “¡Qué bien tocan tus jóvenes! ¡Ya muy pronto van
a poder dedicarse a tocar música de verdad, música de orquesta!”
10
“Acuérdense, ésta es una clase de música donde enseñamos los conceptos fundamentales
de la música. Su maestro lo hace sencillamente por utilizar la música de mariachi como
vehículo de enseñanza mientras incorpora la historia cultural de sus alumnos”. Traducción
del autor. Sánchez, op. cit., p. 4.
260
Las aventuras de un mariachero gringo...
It is the opinion of the members of the menc National Advisory Committee that, whenever possible, instruction of beginning mariachi students should
be delivered in instrumentally homogeneous classes. That is, students may be
grouped into “Beginner Trumpet Class” and “Intermediate Violin Class” rather
than “Beginner Mariachi Class”, “Intermediate Mariachi Class”, and so forth.
At the developmental level, integration of the trumpet players into a mariachi ensemble alongside the violinists and armonías players may best be accomplished in before and after school ensemble rehearsals once the students have
reached a reasonable level of instrumental proiciency.11
En nuestro distrito escolar mantenemos esa separación durante los tres
años de la secundaria y el primer año de la preparatoria; luego, enseñamos
clases de ensambles completos entre los tres maestros en conjunto. Sin embargo, desde el primer año de la secundaria, ensayo al ensamble completo
diariamente por una hora después de día escolar.
Cambiando de tema un poco, conieso que no puedo contar las veces que
he escuchado el comentario de que “el mariachi escolar va a acabar con los
programas de banda de viento” (o de orquesta de cuerdas o de coro). He aquí
otra anécdota: hace seis meses me preguntó el superintendente de un distrito
escolar vecino sobre la posibilidad de que yo estableciera dos nuevos programas
para las preparatorias de su distrito, programas que “relejaran ciertos cambios
demográicos” de su distrito (entiéndase el signiicado escondido: “Ha aumentado el porcentaje de hispanos en nuestras escuelas y ¡no sabemos qué diablos
hacer con ellos!”). Planteaban la implementación de: 1) un programa de enseñanza de la música de mariachi y, 2) un equipo de fútbol soccer. No obstante, no
me sorprendió nada cuando el Consejo Municipal de Escuelas de ese distrito
rechazó sin discusión alguna esa idea por puro miedo del impacto negativo a la
matrícula de su equipo de fútbol americano y su acompañante banda de viento.
11
“Es la opinión de los miembros del Comité Nacional Consultivo [para la enseñanza de
la música de mariachi, la menc] que, donde sea posible, la instrucción de los principiantes
debe de realizarse en clases homogéneas. Esto es, el estudiante puede integrarse a la clase
de Trompeta Principiante, o clase de Violín Intermedio, en vez de clase de Mariachi de
Principiantes, etcétera. Con estos niveles de desarrollo la integración de los trompetistas
a un ensamble de mariachi al lado de los violinistas y músicos de armonía, tal vez puede
realizarse con más éxito en el contexto de ensayos de ensamble completo antes o después
del día escolar y únicamente cuando los alumnos han alcanzado cierto nivel de competencia
en su instrumento”. Traducción del autor. Noé Sánchez, Steve Carrillo y William Gradante. “Teaching Trumpet Technique to Mariachi Students”. Foundations of Mariachi Education:
Materials, Methods, and Resources, Vol. 1. William Gradante (ed.). Nueva York: Rowman &
Littleield Education, 2008, pp. 99-100.
261
William Gradante
En cambio, después de haber establecido durante treinta y cinco años
el programa de mariachi en nuestras escuelas, creo que los administradores
de mi propio distrito por in han comenzado a entender que es lo contrario
lo que se acerca más a la verdad. La existencia del mariachi no impacta de
ninguna manera negativa al bienestar del programa de banda de viento. Al
contrario, lo que pasa es que la música de mariachi atrae a estudiantes que
nunca antes iban a tener interés en integrarse a la banda, a la orquesta, ni a
ninguna otra clase de música. Son muchos los jóvenes enamorados de la idea
de aprender a tocar la guitarra, pero siempre se han quedado fuera de las clases de música en la escuela. Hoy en día mis clases de guitarra atraen a más de
setenta nuevos estudiantes cada otoño. El resultado es que, ya con la clase
de mariachi, el porcentaje total de alumnos inscritos en clases de música es
mayor que nunca y al momento de la repartición de fondos entre los varios
sectores académicos en el presupuesto anual del distrito escolar, el director
del Departamento de Bellas Artes ya tiene mucho más inluencia. Otro punto
positivo es que el porcentaje de estudiantes de ascendencia hispana matriculados en clases de música es ahora más proporcional al porcentaje total de
hispanos registrados como alumnos a través del distrito.
Entonces sí, ahora las cosas van mejorando mucho. A veces me siento
hasta un poquito celoso de observar la facilidad con que los nuevos maestros
entran a su primera escuela y encuentran ya un salón de ensayo propio, sillas,
atriles, métodos, instrumentos y armarios para guardarlos, trajes, sistema de
sonido, computadora, pantalla, proyector y presupuesto para gastos, todo ya
en su sitio y sin haber hecho el esfuerzo por conseguirlo. Conieso que, a
escondidas, me permito sonreír con el orgullo de haber sido pionero en esta
lucha por la respetabilidad del mariachi, pues sé que es debido a nosotros, los
veteranos, que montar un nuevo programa de mariachi ya no requiere tanto
trabajo. También, hoy en día existen varias compañías en Estados Unidos que
suministran todas las necesidades de un mariachi moderno –instrumentos,
cuerdas, sordinas, brea, tahalíes, trajes, moños, etc.– directamente por catálogo y correo electrónico. Aceptan órdenes de compra del distrito escolar que
simplemente cobra al presupuesto anual. ¡Ya no hay necesidad de correr a
Paracho en busca de guitarrones!12
12
Representantes de estas compañías asisten a todas las conferencias a presentar sus mercancías. Hace dos años en una conferencia en California, la compañía West Music comunicó a
los maestros de los talleres que debían escoger entre todos sus alumnos al mejor estudiante
de cada instrumento, sin avisar a los mismos. No querían al que tocaba mejor, sino al que
prestaba más atención y aplicaba las enseñanzas del maestro, ayudaba a los compañeros
262
Las aventuras de un mariachero gringo...
El distrito nos proporciona ese presupuesto según el número de estudiantes matriculados en nuestras clases de mariachi. Con más de treinta y
cinco años como director y trescientos alumnos, inalmente gozamos de más
de 120 guitarras, 35 violines, 10 trompetas, 4 guitarras de golpe, una docena
de vihuelas y dos docenas de guitarrones (para mi clase de guitarroneros). El
distrito también nos compra nuevos trajes para los elementos del ensamble
de la preparatoria cada siete años, igual que a la banda de viento. Lo único
que a mí me corresponde es recaudar fondos para el viaje anual a alguna
conferencia de mariachis. Esta actividad para mí es importantísima. Todas las
actividades del año escolar se dirigen hacia la meta, el viaje a la conferencia,
donde vamos a estudiar con maestros que iguran entre los mejores mariacheros del mundo. Como se mencionó anteriormente, no tenemos una verdadera
“cultura mariachera” en nuestra comunidad, por lo que la media semana que
dura la conferencia de mariachis nos proporciona una experiencia intensiicada y enfocada en todo lo que quiere decir “mariachi”, sin desviaciones ni
interrupciones. Es decir que para cada estudiante la vida de “mariachero”
normalmente consiste en una clase diaria de una hora en el salón de clase. De
vez en cuando hay que salir de la escuela en un in de semana para presentar
un concierto público. En cambio, en el ambiente de la conferencia de mariachis, el alumno se presenta a clase a las 9 am –según su instrumento y nivel– y
estudia su nuevo repertorio todo el día con jóvenes de varias partes del país.
También aprende algo de los orígenes de ese repertorio, el compositor, el
letrista, el género musical y sus más famosos intérpretes, y la época en la
historia del mariachi a la que pertenece. A las cinco de la tarde todos los estudiantes se juntan en un ensamble gigante para ensayar todo el repertorio que
han aprendido desde el comienzo de la conferencia. Después de cenar, se reúnen todos los conferencistas en un salón designado del hotel para el fandango
donde tocan de manera muy informal cualquier pieza que se les ocurre, en
ambiente de alegría, amistad y aprendizaje. Entonces se puede interpretar ese
“ambiente de mariachi” como algo organizado, “preprogramado”, próxima a
una situación similar en México.
Al comienzo de nuestro programa me sugirieron que tal vez debíamos
enseñar dentro del Departamento de Idiomas porque cantábamos en espay que más había avanzado sus capacidades de músico durante la conferencia. Al inal del
concierto de clausura anunciaron los nombres de los ganadores y otorgaron los premios:
instrumentos de inísima calidad, es decir, una trompeta, un violín, una guitarra, una vihuela
y un guitarrón.
263
William Gradante
ñol, o en el de Ciencias Sociales porque indagamos en la cultura del mariachi.
Pero creo que estamos donde debemos de estar. Somos maestros de música,
vocal e instrumental. La currícula que nos proporciona la Comisión de Educación del Estado releja los estándares nacionales para la educación musical
y nos indica cuáles tonos y escalas debemos enseñar, en cuántas octavas y
para cuál fecha; esto es así año por año, desde el comienzo de la secundaria
hasta el inal de la preparatoria. Se requiere también la enseñanza de la base
cultural desde donde surge esa música y que los alumnos salgan a tocar en
conciertos públicos, ¡y todos sabemos cuánto les gusta a los jóvenes salir a
presentarse en público! Nada de eso nos presenta problema alguno; por ello
nos quedamos en nuestros salones con todo lo que necesitamos para enseñar
la música de nuestro querido mariachi. ¡Misión cumplida!
vida mariacHera en eL norte de texas
Cuando hablamos de los ensambles de mariachi en Estados Unidos, por lo
menos en el norte de Texas, que es donde más conozco, podemos proponer la
existencia de tres distintas clases diferenciadas por la naturaleza de su repertorio y su manera de presentarla. Primero, tenemos los working mariachis –o mariachis de talón–, grupos cuyos elementos son famosos por su enorme repertorio
y su capacidad de tocar por muchas horas seguidas y sin descanso. Aunque tal
vez su sonido nunca va a confundirse con el del Mariachi Vargas, son expertos
en satisfacer cualquier pedido musical que les llega desde su público. En su
mayoría, tocan y han aprendido a tocar por puro oído; son líricos. Tocan en
eventos privados, dan serenatas, andan taloneando entre las cantinas y restaurantes –cualquier establecimiento les sirve de escenario–. Algunos alcanzan
a tener planta semipermanente, pero varios de los elementos necesitan tener
otro empleo más estable y que tenga beneicios de seguridad social y jubilación.
Otra clase de mariachi se puede llamar show mariachi –o mariachi de espectáculo–. Se encuentran pocos grupos en esta categoría, que incluye ensambles
nacionales como Mariachi Cobre, Mariachi Sol de México, Mariachi los Camperos y algunos otros de menor renombre. Sus integrantes son los mejores
mariacheros que se pueden encontrar en cuanto a la interpretación instrumental y vocal. Son los mariachis que se presentan con trajes y sombreros muy
elegantes en los mejores teatros, auditorios o hasta estadios, y cuya música
se escucha en la radio o en discos compactos. Ejecutan selecciones de una
lista previamente acordada y ordenada, cuya duración es predeterminada, y
además una variedad de popurríes y arreglos escritos especíicamente para su
264
Las aventuras de un mariachero gringo...
propia agrupación. Normalmente no aceptan pedidos de su público, aunque
sean capaces de cumplirlos debido a los años que anteriormente pasaron en
grupos de talón perfeccionando sus dones musicales.
Imagen 3. William Guillermo Gradante
Fotografía de Luis Ku, Fort Worth, Texas, julio de 2014.
(Nota del coordinador: Además de investigador y profesor de mariachi,
muestra aquí su habitual faceta de cantante de planta en un concurrido restaurante; encanta a la clientela mexicana, norteamericana y de todas partes
del mundo, con sus interpretaciones de música popular mexicana.)
Finalmente están los mariachis estudiantiles. Hay tantos ensambles de
mariachis escolares que no se puede considerar la actividad mariachera en Estados Unidos sin mencionarlos. No tienen el renombre ni la musicalidad de
los grupos de espectáculo, tampoco el repertorio o el estilo (“sabor”) de los
taloneros. Pero sí gozan de un fenómeno que Víctor Ávila Gutiérrez nombró
como factor ¡ay, qué bonito! Son jóvenes desde 12 hasta quizá 18 años de edad
que llegan puntualmente, bien bañados, peinaditos y con sus trajes limpieci265
William Gradante
tos y de los colores representativos de su escuela. Tocan su (muy limitado)
repertorio muy bien. Se presentan por un tiempo (normalmente desde media
hora hasta dos horas, máximo) según el acuerdo arreglado por su maestro de
escuela. Interpretan una variedad de géneros que van desde canciones rancheras, un par de pasodobles, un vals, media docena de sones y una manada
de huapangos, hasta boleros y polkas, según la currícula que siguen. Como
el mariachi de espectáculo, los jóvenes tocan sus selecciones muy seguidas
(en este caso para ocupar el tiempo sin tener que satisfacer ningún pedido
del público que tal vez no igure en su repertorio). Desde la primera nota, el
salón de la quinceañera o boda se llena de suspiros de “¡Ay, qué bonito!”. Al
público hispano le encanta apoyar a un grupo de jóvenes que orgullosamente
expresan su mexicanidad. Un beneicio adicional de estas presentaciones es
que entre el público se encuentran varios niños que en el futuro cercano pueden matricularse en nuestras clases con mucho apoyo y orgullo de sus padres.
El mariachi escolar también cuenta entre sus “clientes” a las grandes
compañías, para cuyas iestas crean una atmósfera festiva a la entrada del
lugar del evento mientras los invitados ingresan al salón, o bien interpretan
música de fondo mientras los empleados cenan. Son los preferidos de esas
empresas porque el costo es mucho menor que el de un ensamble profesional y al mismo tiempo es deducible de sus impuestos federales, debido a que
pertenecen a escuelas públicas. Finalmente, la presentación de los jóvenes da
a la función un aire de bienestar en la comunidad, por el hecho de que los de
la compañía sienten que han servido como apoyo a los jóvenes de un “grupo
étnico” o “ en desventaja”.
Las presentaciones de los jóvenes también tienen su aspecto de “talón”.
En nuestro caso particular, los domingos a las 9 am nuestro mariachi sale a
buscar donativos a los restaurantes de comida mexicana de nuestra comunidad. Una joven, ofreciendo su sombrero, habla a la localidad acerca de nuestro
viaje anual a la conferencia y pide propinas de mesa en mesa. Les “echamos”
una serenata gratis, de unos veinte minutos o hasta los clientes dejan de contribuir. Todos estos fondos se depositan en la cuenta de la escuela para luego
costear los gastos del viaje.
¿quiénes son Los maestros de Los mariacHis escoLares?
El proceso de buscar maestros para enseñar música de mariachi ha tenido diferentes formas según los varios distritos escolares del estado. En las ciudades de
Fort Worth y Austin, por ejemplo, siempre era obligatorio buscar un maestro
266
Las aventuras de un mariachero gringo...
que, además de contar con varios años de experiencia como mariachero profesional, tuviera licenciatura universitaria y estuviera certiicado por la Comisión
de Educación del Estado de Texas como educador profesional de música. Claro
que esa persona siempre era difícil encontrar. Por lo menos en la región norteña
de Texas se seguía ese reglamento estatal estrictamente, ya que no se permitía
a nadie ejercer como maestro de escuela sin esa credencial. Por ello, cualquier
maestro de banda de viento, de orquesta sinfónica o de coro podía tomar la batuta de director de mariachi sin experiencia ni conocimiento alguno de este tipo
de música. Cabe destacar que este es el caso de muchos otros estados también.
En cambio, en la ciudad de San Antonio, por ejemplo, burlaban ese reglamento y por muchos años el maestro de la clase de mariachi era cualquier
elemento de un mariachi profesional sin credencial alguna. Se le pagaba por
hora como especialista adjunto y sin beneicios de jubilación, de seguridad social, ni de garantía de empleo permanente tampoco. Sin embargo, hace pocos
años la Comisión de Educación dictó que esa práctica ya no debía permitirse,
y repentinamente los programas de mariachi en San Antonio se encontraban
en peligro de extinción.
En Estados Unidos son los departamentos de educación dentro de las
universidades los que preparan futuros directores de banda de viento, orquesta sinfónica o coro. Ahora ya van apareciendo allí mismo varios intentos
de establecer programas para la preparación de directores de ensambles de
mariachi. En la University of North Texas, Our Lady of the Lake University
y Texas State University, por ejemplo, tal curso suplementario incluye: historia
del mariachi, discografía del mariachi, arreglo musical y pedagogía (de violín,
trompeta, armonía y voz). También se requiere cierto número de semestres
de participación como elemento activo del ensamble universitario de mariachi. Actualmente tenemos a muchos estudiantes de música de mariachi,
exalumnos nuestros y con varios años de experiencia como mariacheros, listos para graduarse y buscar empleo como maestros de los nuevos programas
de enseñanza. De manera similar, según Sergio Sarteaguín de la Oicina de
Culturas Populares en Tepic, Nayarit, en ese lugar establecieron un programa de entrenamiento de algunos mariacheros experimentados para colaborar
como maestros certiicados en su programa de enseñanza de la música de
mariachi a los jóvenes de la comunidad.
267
William Gradante
¿Leer o no Leer? esa es La pregunta
Desde hace más de medio siglo se ha discutido el dilema: ¿debe el mariachero
leer música en partitura o debe seguir siendo lírico, tocando por puro oído?
¿Cuáles serán las ventajas y desventajas? Por varios años en mis estadías en
Guadalajara para el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional, he explicado a mis colegas que un porcentaje sorprendente de los mariacheros estadounidenses leen música. Reiriéndose especíicamente a los miles de alumnos
que han estudiado la música de mariachi en la escuela pública –sea en mi
clase en Texas o en cualquier otro programa de otro estado–, puede decirse
que todos ellos leen notas y así también aprendieron a tocar sus instrumentos desde el principio. Ahora que se han graduado varias generaciones de
alumnos míos, puedo asegurar que de todos los que han seguido tocando en
ensambles profesionales, “toditos” suelen buscar arreglos escritos y, muchas
veces, publicados, para aumentar el repertorio del grupo. Ya mayores, varios
incluso me han contratado para hacerles arreglos de ciertas piezas que su público les ha pedido. Otros hacen sus propios arreglos, pero en forma escrita
en computadora, con programas como Finale o Sibelius, entre otros. Unos
tienen la costumbre de registrarse en alguna conferencia de mariachi para
recibir las partituras preparadas por los arreglistas del mariachi que presenta
la conferencia.
Mis colegas también me han comentado que, aunque entienden que
nuestros estudiantes aprenden el repertorio por medio de arreglos escritos,
todavía quedan con la duda de que puedan interpretar el repertorio exhibiendo el “verdadero sabor del mariachi mexicano”, al cien por ciento. Y creo que
tienen razón. Nadie les va a insistir que el “estilo” o el “sabor” mariachero
reside dentro de las notas que aparecen en el papel de manuscrito. Para mí es
muy importante que el maestro de la clase de mariachi exponga a los alumnos
varias grabaciones de las piezas que van estudiando para que aprecien con
sus propios oídos cómo se debe de tocar la selección más allá de las notas
escritas.
Para nosotros, las notas del arreglo escrito deben de considerarse como
el esqueleto de la pieza, y es la responsabilidad del maestro, mediante sus
experiencias y enseñanzas, completar con la piel, la sangre, los órganos y los
músculos, que son el estilo, el contenido de la letra y la base emocional de la
obra. Aquí también el contexto de la conferencia nos ofrece mucho, incluso
había un movimiento entre varios maestros de sugerir que los instructores
en los talleres se concentraran más en la transmisión del estilo mariachero y
268
Las aventuras de un mariachero gringo...
menos en la enseñanza de repertorio, porque memorizar las notas se puede
hacer en casa.
Hay que aclarar que lo que se enseña en nuestras clases representa la música del mariachi moderno, porque, sinceramente, el mariachi tradicional es completamente desconocido en Estados Unidos; además, es lo que sabemos del
mariachi aquí en el norte de Texas, por lo menos es lo que aparece, aunque
con poca frecuencia, en la radio y televisión. No existe en la radio ni la televisión ningún ambiente o cultura mariachera como se encuentra en México.
Desafortunadamente, por las emisoras estadounidenses se escucha principalmente la música norteña, la tejana, la banda sinaloense, el tecno, los narcocorridos y con muy poca frecuencia, la de nuestro querido mariachi. Si mis
alumnos han escuchado a un mariachi en vivo, es porque sus padres los han
llevado a una iesta privada donde había un ensamble. Como no existe una
verdadera comunidad o cultura mariachera, hay que inventarla dentro de la
escuela; es nuestro deber como maestros crearla en nuestro salón de ensayo.
Por eso, en mi salón escuchamos mucha música de mariachi, muchas versiones de la misma composición y también miramos varias películas de la Época
de Oro del cine mexicano, para que los muchachos vean y oigan quiénes eran
y cómo cantaban José Alfredo Jiménez, Miguel Aceves Mejía, Pedro Infante,
Lucha Villa, etcétera.
La educación musical en las escuelas secundarias, preparatorias y universitarias de Estados Unidos tiene por base el estudio de la música vocal
del bel canto y la enseñanza de los instrumentos de la banda de viento y de
la orquesta sinfónica. Considero que para la enseñanza del mariachi se debe
promover la lectura de música como enfoque central debido a que la “institucionalización” de su enseñanza en la escuela pública es lo óptimo.
Para que el lector se dé una idea de cómo impacta en la trayectoria de
los mariacheros urbanos la lectura de la música, invito que revisen a detalle la
autobiografía de Miguel Martínez, Mi vida, mis viajes, mis vivencias, publicada en
2012, donde nos habla de su formación como trompetista profesional, desde
su niñez hasta llegar a la cima del mundo del mariachi, como el mejor trompetista mariachero de todos los tiempos. Cuando platico con algún estudiante
sobre la importancia de este asunto, recuerdo las palabras que, cuenta don
Miguel, le dijo don Rubén Fuentes para invitarlo a aprender música letrada:
“Tienes que aprender música. Yo sé lo que te digo. Parece que los demás
269
William Gradante
del grupo ni caso me hicieron, pero tú no seas pendejo. Hazme caso”.13 En
verdad, aunque utilizando otras palabras, comparto la opinión respecto de la
importancia del estudio tanto de lo visual y lo formal, y su complemento con
lo oral e informal.
Por otro lado, siendo que nuestras escuelas públicas están repletas de
estudiantes de ascendencia hispana, sean de México, Centroamérica, el Caribe o América del Sur, con toda la variedad de música que ellos representan,
¿por qué será que es la música del mariachi mexicano que se ha enraizado
con tanta tenacidad en las escuelas de aquí de este lado? Soy de la opinión
de que el mariachi, con sus instrumentos de cuerda combinados con los de
viento y también con su aspecto vocal, releja un microcosmos de cualquier
departamento de música de cualquier escuela secundaria, preparatoria o universidad en el país. Además, nuestros alumnos, fascinados por todo lo que es
la música de mariachi –las lindas melodías de rancheras y boleros y los ritmos
pulsantes de sones y huapangos– la tocan con un entusiasmo que nunca he
oído en los conciertos de las bandas, las orquestas, ni los coros.
bibLiograFía
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13
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Las aventuras de un mariachero gringo...
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271
William Gradante
Sullivan, Patrick. “Mariachi Rising: Mexico's violin-driven folk music takes a
starring role in American string-music education”. Strings, núm. 23, vol.
2, agosto-septiembre de 2008, pp. 55-58.
272
EL MARIACHI EN EUROPA
Historia, desarroLLo y perspectivas1
Albert Torras i Corbella
Mexcat
introducción
Si bien es cierto que el mariachi en Europa ha tenido una evolución muy
característica que lo hace diferente, evidentemente, de su evolución en México y en Estados Unidos, esta trayectoria puede dividirse en tres momentos;
precisamente ahora está viviéndose el tercero. A estas etapas las divido de la
siguiente manera:
1. De fuera vinieron (1920-1970)
2. La asimilación y el experimento (1960-2000)
3. El mariachi 2.0 (2000-)
En el presente trabajo se intentará explicar también, con el apoyo de
Josep Pérez Abuyé, El Charro Catalán, socio de honor de Mexcat, las características de estos periodos, considerando varios aspectos, y se enfocará en
personalidades que han sido abanderados de la música mariachi en Europa.
de Fuera vinieron, pero de gira (1920-1970)
En una ponencia anterior, “El Mariachi en Catalunya y España”,2 se planteó
que la primera referencia a un mariachi en la prensa española se hizo precisa1
Este artículo se incluyó en la sección “Exposición de nuestro mariachi” porque la presentación de los argumentos expuestos fueron ilustrados con la participación musical de Josep
Pérez Abuyé, El Charro Catalán, quien –guitarra en mano– dio muestra de sus dotes interpretativos y, de una manera muy amena, dio a conocer sus puntos de vista sobre la música
mexicana y un poco de historia personal sobre su aición a este arte popular de ser cantor.
2
Albert Torras i Corbella. “El mariachi en Catalunya y Barcelona (1990-2010)”. Arturo Camacho Becerra (coord.). Memorias del Coloquio El Mariachi y la Música Tradicional de México. De
[273]
Albert Torras i Corbella
mente de una obra de arte titulada Mariacho, en una exposición en Barcelona
de un artista mexicano. Eso tuvo lugar en 1938, en plena Guerra Civil.
La música popular mexicana hasta entonces no había gozado de tradición
en Europa. La música habitual que servía de puente entre ambos continentes
era la clásica, la que suele llamarse orquestal. Aunque cabe mencionar que sí
había tenido cierta importancia desde mediados del siglo xix con la música de
bandas militares y populares que se movían entre España y México a través
de los puertos de Veracruz y La Habana. Prueba de ello es la presencia, en el
último tercio del siglo xix, sobre todo en Madrid, de bandas procedentes del
Caribe y de la colonia cubana.
Principalmente a partir de la Guerra de Reforma, muchos exiliados mexicanos de buena posición llegaron a Francia huyendo de las continuas guerras
y batallas en territorio mexicano. Un ejemplo de ello es Paca Agüera, hija de
banqueros, sobrina del ministro de Juárez, Echevarría, y que vivió en París en
la corte de Napoleón iii y Eugenia de Montijo. Ella contrajo matrimonio con
el conocido general catalán Juan Prim y Prats.
Este ejemplo del tipo de mexicanos que arribaron a Europa también nos
da pie a imaginar qué tipo de música exportaron a Europa: sin duda, música
cortesana, minuetes de salón y de estilo afrancesado, nada de música popular
ni de son. El Poririato, hasta principios de siglo xx, también contribuiría a
que, de haber habido una pieza mexicana tocada en Europa, sin duda hubiera sido una pieza de corte clásico. El vals archiconocido llamado “Elodia”,
compuesto por el catalán Luis Jordá en México, uno de los fundadores del
Orfeó Català de Mèxic, es un ejemplo de la música que llegó de este territorio. Asimismo, llegaron piezas de corte clásico, y quizás con algunas melodías
inspiradas en el folclor mexicano, como “Ecos de México” de Julio Ituarte,
pero nada parecido a lo que conocemos como música de mariachi o ranchera.
Tendríamos que esperar hasta después de la Revolución, quizás veinte
años, para que esta música popular se extendiera por Europa, principalmente en España, en sus géneros de corridos y las rancheras.
¿Cuál es el motivo de ello? El periodo de entreguerras que va de la Primera a la Segunda Guerra Mundial, que en España coincidió con la Primera
República, era buen momento para empezar a difundir algunas canciones
provenientes de México que hablaban de revoluciones sociales y de mitos
como Pancho Villa o Emiliano Zapata. Sin embargo, su presencia fue mínima
la Tradición a la Innovación. Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno
del Estado de Jalisco-Conaculta, 2010, pp. 273-282.
274
El mariachi en Europa: historia, desarrollo y perspectivas...
y truncada por la Segunda Guerra Mundial en toda Europa, y por la Guerra
Civil, en el caso español.
A inales de los años cuarenta y principios de los cincuenta tuvo lugar un
periodo de expansión de la música mexicana. México había madurado y había
conseguido crear, desde la época de José Vasconcelos hasta los años cuarenta,
una nueva escuela de mexicanidad, al incorporar rancheras, corridos, boleros
rancheros y canciones en general de corte popular, a la iconografía e idiosincrasia de lo mexicano. Dos elementos fueron fundamentales en ello: la Época
de Oro del cine mexicano y la expansión de la radio.
España ha servido de puerta de entrada de lo mexicano a Europa, y el
motivo obvio es la lengua. Aunque España y México habían roto relaciones
diplomáticas en 1939, por mantenerse México iel al gobierno legítimo de la
República, a partir de inales de los años cuarenta empezaron las transmisiones radiofónicas de música de mariachi. Los años cincuenta serían la culminación de este proceso con la famosa gira de Jorge Negrete en 1953 por Madrid
y Barcelona, que combinó perfectamente cine y música.
La radio española de las décadas de los cincuenta y sesenta estaba llena,
a menudo de grabaciones de Miguel Aceves Mejía, Antonio Aguilar, Pedro
Infante, Cuco Sánchez, Pedro Vargas, José Alfredo Jiménez y Javier Solís, y
también de las reinas de la canción Lola Beltrán, Lucha Villa y Amalia Mendoza; esta última también visitaría España en alguna ocasión. Tales estrellas
estaban frecuentemente acompañadas por algún ballet folclórico, como el de
Amalia Hernández, con espectáculos completos de baile, caballos, exhibición
equina e incluso toros.
Más adelante gracias a Lucha Reyes o Chavela Vargas se prodigó de
manera abundante la música mexicana en el viejo continente, hasta últimas
fechas. El Cine de Oro y algunos españoles que hicieron fortuna en él, como
Sara Montiel, ayudaron a difundir estas películas y esta música –a la sazón,
poco sospechosa de contener un mensaje político– en la España oscura de
Franco. Al in y al cabo, la imagen del lejano oeste mexicano con hombres
rudos y machistas, y mujeres a medio de camino entre la damisela y la rielera
era algo que no afectaba la mente nacional católica del franquista convencido. El contrapunto era Mario Moreno Cantinlas, que aunque en su vida
privada mantenía contacto y relación amistosa con muchos refugiados españoles en México, sus películas eran lo suicientemente inocentes como para
también formar parte del espectro cinéilo de la rancia España de aquellos
años.
275
Albert Torras i Corbella
Sin embargo, siendo España puerta de entrada de los artistas mexicanos
en Europa, ¿qué signiicado tenían éstos en otras partes del continente? Hablaremos principalmente de Francia, que es, para los mexicanos de cualquier
condición, una referencia. Lo fue para los insurgentes de 1810 que buscaron
en los ideales de la Ilustración sus fundamentos revolucionarios; lo fue para
aquéllos que en la primera constitución de 1824 buscaron hacer suyas las famosas palabras Liberté, egalité, fraternité; lo fue para los exiliados en la Guerra
de Reforma; lo fue para los defensores del Imperio de Maximiliano; lo fue
para los poriristas. Así también, en la Guerra de los Pasteles o la Batalla de
Puebla, los mexicanos idealizaron los conceptos surgidos de la Revolución
francesa y se ijaron en la nueva jurisprudencia de Estados Unidos.
Francia, pues, tiene una relación de especial relevancia con México. Por
ejemplo, la localidad de Barcelonette, enclavada en los Alpes, una comunidad
de exiliados del Poririato, desarrollaría una importante relación con México,
que hoy en día continúa mediante la realización de festivales dedicados a la
mexicanidad.
Algunos personajes que representaron la música mexicana fueron Roque
Carbajo y Juanita, quienes después de una breve estancia en España ijaron
su residencia en Francia, donde conseguirían cierto éxito, durante los años
sesenta, difundiendo dicha música con un toque más ranchero. Por su parte, la catalana Gloria Lasso, primero en Francia y después en México –por
recomendación de la propia Edith Piaf–, seguiría una carrera musical muy
destacada en el bolero y la balada, algunas veces acompañada de mariachis.
Además de ellos han sido muchos los autores franceses dados a la tarea de
versionar la canción mexicana.
Como resumen, debe recordarse que los elementos fundamentales que
hacen que en Europa se haya dado una difusión creciente y un gusto por la
música mexicana son las películas del Cine de Oro y la expansión de la radio.
La asimiLación y eL experimento (1960-2000)
Cabe destacar ahora el impacto que aquellos primeros cantantes mexicanos
que estuvieron de gira en Europa y la radio, sobre todo, tuvieron en el proceso de asimilación de la música mexicana por parte de los europeos.
Ahora bien, se ha dicho que en México los mariachis empezaron su andadura a principios del siglo xx, durante el Poririato. Hay que imaginar la rapidez
de su expansión, pues ya en 1935 Tino Rossi adaptaba en Francia la canción
“La cucaracha”.
276
El mariachi en Europa: historia, desarrollo y perspectivas...
En los años cincuenta Francia y México ya tenían una relación musical
conocida. Basta recordar la versión que la francesa Dalida realizó de la famosa canción “El reloj”, del autor Roberto Cantoral, entre otras como “La barca”, “Al inal” o “El Triste”. También se difundió la pieza “Bésame mucho”,
de Consuelo Velázquez, que ha sido una de las más versionadas de la historia;
sólo en Francia fue cantada por Edith Piaf, Charles Aznavour, Dalida, Tino
Rossi, Arielle Dombasle, Guy Marchand, Nino Ferrer, Dany Brillant, Marc
Lavoine, Agnès Jaoui y Mireille Mathieu. De esta última también debemos
destacar su interpretación de “Solamente una vez”, de Agustín Lara. Además,
no quiero olvidar al cantautor de Québec, Gilles Brown, que en su versión
de los años sesenta de “La bamba”, decía algo así como “C'est une danse qui
vient du Mexique et elle est fantastique”.
Otros, como el turco Darío Moreno y Los Machucambos serían los divulgadores en Francia de “La bamba”, ambas versiones en francés. El caso
de Los Machucambos, en Francia, es destacable, ya que estaba formado por
un español, una costarricense y un peruano, y centraban su repertorio en la
canción latinoamericana, incluyendo, obviamente la mexicana.
Debe hablarse de otro francés que no sólo ha incorporado la música
mexicana a su repertorio, sino que ha hecho de la mexicanidad su estilo:
François Goygou, El Charro Francés, quien ha dirigido sus propios mariachis,
el Mariachi París y el Mariachi Anáhuac, desde 1958. Cabe destacar que en el
Mariachi París había un colombiano, un paraguayo, un francés y un italiano
junto con François. A partir de 1974 empezaron con el Mariachi Anáhuac y
un grupo de baile. En 1985 cruzó el charco con el Mariachi Azteca a Estados
Unidos. Además, Luis Mariano, coterráneo de Goygou, quien llegó a altas cotas de popularidad gracias a la obra de teatro y película Le Chanteur du México.
Poco a poco, a partir de los años setenta, existió una progresiva incursión
de los artistas españoles en el repertorio mexicano. Sin entrar en el caso de Rocío Durcal, que merece un estudio a parte, recordemos a artistas como Gloria
Lasso, Raphael, Plácido Domingo o Bertín Osborne. Incluso Luz Casal, cuyo
estilo es más moderno, participó con el conocido “Piensa en mí”, de Agustín
Lara.
A partir de los años ochenta y noventa la popularización de la música
mexicana fue más evidente, ya que empezaron a llegar a Europa los primeros migrantes mexicanos dedicados a la música. Fruto de ello también es, en
algunos casos, la presencia de parques de atracciones con temática mexicana
277
Albert Torras i Corbella
y las grandes giras por Europa que realizaron compañías de ballet folclórico,
principalmente a Francia y España, acompañados por un grupo de mariachis.
La migración de mexicanos a Europa no obedece a los mismos factores
que su traslado a Estados Unidos: es un grupo menos numeroso y compuesto por personas más cualiicadas. Se trata de una migración de aquellos para
quienes trabajar en cualquier cosa no es su objetivo, sino que aspiran a desarrollarse en ámbitos relacionados con sus profesiones. Cabe mencionar que
entre éstos vinieron muy pocos músicos.
Debemos hacer eco de algunos pioneros del mariachi en Europa, que
sin ser mexicanos también destacaron, como Carolina de Holanda y Roberto
Aguilar. La primera, como alumna de María de Lourdes, y el segundo siendo
chileno, con una enorme trayectoria en Chile, México y inalmente en Europa.
En España destacaron varios grupos que se instalaron a partir de los
años noventa. Entre ellos el Mariachi Semblanza, el de José Garita, el de
Ramón Aguilar, el Mariachi Mestizo, el Mariachi México Folclórico y solistas como José González, Claudia Torres, La Voz de Plata, etc; en Madrid, el
Mariachi América, el Mariachi Mezcal, el Mariachi Solís, el Mariachi Cielito
Lindo, el Real de Jalisco, el Mariachi Madrid, etc. Aunque, así como pasa en
otras latitudes, usualmente se trataba de los mismos músicos con distinto
traje, dependiendo de quién consiguió el bolo.
En Francia, tal como nos comenta François Goygou, existe aún el Mariachi Anáhuac y algún par de mariachis más, cuyo sistema es el que él llama
mariachi de teléfono: se monta en el momento, con las necesidades que tiene el
cliente y con el número que propone el interesado y su propia economía.
No podemos olvidar a los mariachis que en otros países fuera de España
y Francia –cuya cantidad excede a los de estos países– también tienen su importancia. Sobresalen Los Caballeros, en Croacia; el Mariachi Fiesta México,
en Estocolmo; y los mariachis Las Adelitas, el Mixteca, el Margarita, el Jalisco
y El Mexicano, en Londres; en Alemania los mariachis Oro Negro, Viva México, Sol Latino, Los Mariachis, El Dorado, el Dos Mundos, el Hamburgo,
entre otros; en Italia, a parte del más conocido, el Romatitlán, están el Mariachi La Plaza y el Sol Mexicano.
eL mariacHi 2.0 (2000-)
A inales del siglo xx tuvo lugar la consolidación de los grandes mariachis
europeos. Se mencionó básicamente el Semblanza, el América, el Romatitlán,
el Anáhuac, el Fiesta México y Los Caballeros.
278
El mariachi en Europa: historia, desarrollo y perspectivas...
Con la llegada de una fuerte migración a Europa procedente de Latinoamérica se inició una devaluación continuada del mariachi, pues surgieron
grupos de segunda y tercera ila, la mayoría sin estudios musicales, que aunque eran conocedores del ritmo y de algunas letras, tenían escaso interés en la
difusión de la música de mariachi. De esta manera, ser mariachi se convirtió
en una opción económica, aun cuando no se supiera mucho de México o de
su música.
Al mismo tiempo, Europa experimentaba con músicos de ambas partes
del Atlántico. Un ejemplo es la colaboración de músicos de la propia tierra,
como el primer mariachi fundado por el Charro Francés o por el Charro Catalán, con la incorporación de un nutrido grupo de colombianos, país con una
larga tradición de música ranchera.
Después de la última crisis, desde el 2008 hasta la actualidad, el mundo
del mariachi en Europa ha decrecido considerablemente: las actuaciones se
han reducido y los menos profesionales han sucumbido. Solamente han podido resistir algunos grupos, los más profesionales y que mejor rentabilizan
su página web y tienen más difusión.
No ha ayudado la percepción que tienen algunos europeos acerca del mariachi; hay quienes aún no entienden la diferencia entre mariachero, mariachi
o cantante solista. Por otro lado, hay un conocimiento cada vez más extenso
de otro tipo de música. Es el caso del son jarocho, género que propició que
en 2014 se organizara por primera vez un encuentro de jaraneros en París; o
la moda de lo norteño, que también llega poco a poco a Europa, un ejemplo
son Los Franchutes de la Sierra, un grupo formado por franceses con una
concepción propia y muy interesante de la música mexicana.
En estas percepciones inluye la actitud de la comunidad mexicana, cada
día más organizada en la difusión del mariachi. Un ejemplo es la voluntad
de coordinar esfuerzos en el Congreso de las Asociaciones de Mexicanos en
Europa, organizado por Mexcat y que ha tenido lugar en 2013 en Barcelona,
en 2014 en París y en 2015 en Bruselas. Lo anterior está en conjunción con
programas y experiencias de divulgación como Radio Mexa en Praga, el programa Hecho en México que se retransmite desde Londres, o umb Radio, con
nuestro colaborador Luis Morales, desde Barcelona; asimismo hay personajes
como El Charro Catalán, un exponente de la música mexicana en nuestra
lengua, quien puede compartir sus impresiones sobre cómo se ve el mariachi
desde Barcelona, Cataluña, España y, en general, en Europa, de acuerdo con
sus experiencias como profesional del sector y como persona no mexicana.
279
Albert Torras i Corbella
bibLiograFía
Torras i Corbella, Albert. “El mariachi en Catalunya y Barcelona (19902010)”. Arturo Camacho Becerra (coord.). Memorias del Coloquio El Mariachi y la Música Tradicional de México. De la Tradición a la Innovación. Zapopan:
El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco-Conaculta, 2010.
280
MARIACHI Y PATRIMONIALIZACIÓN
PROMOCIÓN DEL MARIACHI EN LA ACTUALIDAD
Antonio Covarrubias
Mariachi Nacional de México
El mariachi después de haber sido reconocido con el nombramiento de Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad ha ganado cierto respeto en
algunos círculos de la sociedad, aunque falta mucho aún para que dicho nombramiento tenga el peso necesario ante autoridades, medios de difusión, músicos de mariachi y la sociedad misma, no sólo de México sino también en el
extranjero.
Compartiré la experiencia de la familia Covarrubias Domínguez, a la que
pertenezco, respecto de la gestión de un festival de mariachi en un pueblo
minero del noreste del estado de Guanajuato, un festival que lleva 17 años
ininterrumpidos y que ha sorteado una gran cantidad de obstáculos, pero
que también ha superado, por mucho, las expectativas que nosotros mismos
teníamos al principio.
Todo empezó en una iesta familiar en el Mineral de Pozos, Guanajuato,
en la que, como en las de la mayoría de familias de músicos, la música, valga
la redundancia, no falta. Era un día de mediados de enero en un cumpleaños
de mi madre; acudió como invitado el entonces delegado municipal Leonardo
Ruiz, y en las charlas de sobremesa, acompañadas con la música de mariachi
salió la propuesta común de que en las próximas festividades del santo patrón del pueblo hubiera participación de música de mariachi en el teatro del
pueblo, además de las ya tradicionales “Mañanitas” en la iglesia local, que,
vale decir, tocábamos año con año familiares y amigos músicos oriundos del
Mineral de Pozos.
De ese modo se planeó la participación de un grupo de mariachi de Plaza Garibaldi, el Mariachi Juvenil de América, en el que mi hermano Evaristo
[283]
Antonio Covarrubias
Covarrubias era guitarronista.1 Era el año 1998, y el evento todavía no tenía
el nombramiento de “festival”, sino que era parte de las festividades. Al año
siguiente, por iniciativa de mi hermano mayor, Rafael Covarrubias, y ante la
respuesta positiva del público, se le llamó por vez primera Festival de Mariachi. Se programaron dos grupos: el Mariachi Juvenil de América y el Mariachi
Real Santa Cecilia.
Los recursos provenían del patronato de la feria y, en parte, de los mismos grupos que cobraban una cantidad módica, porque brindaban el servicio
a compañeros y familiares –pues casi cada grupo participante tenía en sus
ilas a un integrante de la familia, llámese primos, tíos o hermanos–.
En el año 2000 la participación de grupos ascendió a cinco: Mariachi
Alma Mexicana, Garibaldi; Mariachi Juvenil de América, Garibaldi, dF; Mariachi Los Palmeros, Querétaro, Querétaro; Real Santa Cecilia, Estado de México; Mariachi de América, México, dF.
Lamentablemente surgieron diferencias con el delegado municipal y el
patronato de la feria debido a la asignación de recursos. De ahí empezó a
considerarse en la independencia del festival, puesto que los organizadores
ya estábamos convencidos de su importancia como medio de difusión de la
música de mariachi; de ahí, ante la cancelación de recursos, decidimos continuarlo y realizar la búsqueda de patrocinadores.
Posteriormente éstos llegaron: eran pequeños comerciantes locales que
apoyaban con la comida para los grupos o con mil o dos mil pesos. También
se decidió que habría pago de taquilla para sufragar gastos que la presidencia
municipal llegó a subsidiar, ya que, vale decir, eran muchos.
Para el año 2001, el Tercer Festival de Mariachi en Pozos se llevó a cabo
en las canchas de basquetbol del Mineral de Pozos. La cooperación por persona fue de 20 pesos.
La cantidad de grupos participantes duplicó a la anterior. A continuación
se mencionarán los nombres de los grupos asistentes, tanto para darles el
crédito correspondiente como también a manera de agradecimiento, ya que
su apoyo incondicional mantuvo nuestra fe y consolidó una vez más nuestra
convicción. Los grupos son:
- Mariachi Juvenil, San Luis Potosí, San Luis Potosí
1
Evaristo Covarrubias ha estado al frente de las gestiones desde el principio y, además de
su labor como gestor del festival, ha participado como músico todos los años, primero con
el Mariachi Juvenil de América y posteriormente con el Mariachi Los Gavilanes, de Pozos,
Guanajuato.
284
Promoción del mariachi en la actualidad
- Mariachi Real Santa Cecilia, Estado de México
- Mariachi Juvenil Nuevo Cocula, Cocula, Jalisco
- Mariachi Cobre, San Luis Potosí, San Luis Potosí
- Mariachi Juvenil de América, Garibaldi, México, dF
- Mariachi Los Palmeros, Querétaro, Querétaro
- Mariachi Femenil Estrellas de México, México, dF
- Mariachi Femenil Las Alazanas, Garibaldi, México, dF
- Mariachi Los Gavilanes, Pozos, Guanajuato.
- Mariachi de América, México, dF
Posteriormente, el festival cambió su foro al Antiguo Abasto, el almacén
de semillas en la época de bonanza minera, sede que se mantuvo por espacio de ocho años y que tuvo que dejarse debido, nuevamente, al desacuerdo
con la delegación municipal en turno; por otro lado, hay que reconocer que
el espacio ya se tornaba insuiciente e inseguro ante la cantidad de público
asistente. Al año siguiente se llevó a cabo en un salón de iestas, y los últimos
tres años en la Plaza del Minero, lugar acondicionado para eventos por parte
del programa Pueblos Mágicos.
Con este empírico sistema de gestión se realizó el festival por varios años,
y a pesar de que en más de una ocasión se quedó a deber a algún proveedor
al inalizar el evento, luego de uno o dos meses salíamos del compromiso con
recursos propios o algún préstamo; por ello, afortunadamente, nunca se ha
quedado mal en la cuestión inanciera, y como consecuencia la conianza de
los grupos de mariachi, público en general y proveedores, hasta hoy en día,
no se ha roto.
Así pasaron los años, con altibajos e incluso ataques de aquel antiguo delegado que mencioné al inicio. Fue hasta el décimo cuarto festival que el evento se ganó el apoyo casi total y fraterno por parte de la presidencia municipal
y el gobierno del estado, y se acordó que para conmemorar el décimo quinto
festival tendría que programarse algo especial. Fue a partir de esa edición que
se consolidó el Festival de Mariachi en Pozos, la cual llegó acompañada por la
controversial decisión de nombrar Pueblo Mágico a Mineral de Pozos.
De este modo, en la edición número diecisiete del Festival de Mariachi
en Pozos, celebrado en mayo de 2014, se logró que el Mariachi Vargas y el
Mariachi Sol de México se presentaran juntos por vez primera en México;
estuvieron además el Mariachi Femenil Las Colibrí de Los Ángeles, California, y diez agrupaciones más del resto del país. A estas alturas, el festival es
autosustentable: los recursos provienen de la taquilla, la venta de bebidas,
285
Antonio Covarrubias
apoyos de patrocinadores, y por supuesto, del apoyo municipal y estatal, tanto
económico como en especie.
El Festival de Mariachi en Pozos no sólo ha tenido la participación de
grupos de mariachi, también de solistas, como el vihuelista Raúl Castillo. Asimismo se han presentado conferencias y muestras de pintura. Cabe mencionar que esta última edición contó con la participación de un grupo de
teatro local que presentó un cuadro llamado Mariachi Saltimbanqui. Además,
por primera vez se invitó a un mariachi tradicional, el Mariachi Tradicional
Los Agraristas, con la intención de que la gente vea que el mariachi también
se baila, con un pequeño fandango dentro del evento.
En cuanto a participación, el Festival de Mariachi en Pozos ha sido incluyente pues ha contado con la presencia de agrupaciones de Hidalgo, Morelos,
Puebla, Estado de México, Oaxaca, Distrito Federal, Michoacán, Guanajuato,
Querétaro, San Luis Potosí, Tlaxcala, Jalisco, Sinaloa y Durango, es decir,
casi de toda la república. También han participado los mariachis de mayor
renombre de México y el extranjero, como el Mariachi Vargas, Mariachi Sol
de México, Mariachi de América, Mariachi 2000, Mariachi Nuevo Tecalitlán,
Mariachi Sonidos de América, Mariachi Internacional Guadalajara, Mariachi
Juvenil Tecalitlán y Mariachi Nacional de México; todos, grandes y pequeños,
en el escenario principal. Cada año se suman más peticiones de grupos para
participar, por lo que para la siguiente edición el sistema de inclusión tendrá
variaciones para dar cabida a las propuestas más acordes con los objetivos del
festival.
No pretendo decir que este modelo es el hilo negro o la panacea en cuanto a gestión cultural. Lo comparto con mucha alegría porque ha costado mucho esfuerzo; es labor de una familia completa, donde mis hermanos, además
de tocar, están en la organización, y mi madre y hermanas están en la cocina
preparando y dando de cenar a los grupos participantes.
La participación de un servidor en el festival ha sido la de asesor, ya que
mi residencia en la ciudad de México me impide estar de lleno en la organización. Como músico, mi colaboración empezó a partir del tercer año, en el
que me presenté con el Mariachi de América, luego con el Mariachi Sonidos
de América y los últimos ocho años con mi propia agrupación, el Mariachi
Nacional de México.
La creación de públicos y de espacios de difusión es una tarea fundamental en los retos a enfrentar hoy en día. Es de todos conocido que el
aparato mediático en México no está en disposición de difundir las culturas
286
Promoción del mariachi en la actualidad
tradicionales como el mariachi, de ahí que sea pertinente utilizar vías alternas
como la transmisión en vivo por Internet y la difusión de actividades en redes sociales virtuales. El apoyo a festivales independientes es otro punto en
el que se debe abundar: en México, la cantidad anual de festivales de mariachi
no llega a quince por año, mientras que en Estados Unidos la cifra casi llega
a cincuenta.
Para el presente comentario me he basado en mi propia experiencia, que
consiste en mi participación en el Encuentro Internacional del Mariachi en
Guadalajara por cerca de ocho años continuos, la organización del Festival
en Pozos y otros festivales de mariachi, como el Congreso Internacional del
Mariachi en la ciudad de México y el Festival de Mariachi en Tezontepec de
Aldama, Hidalgo, del cual soy cofundador. Como músico he sido parte de una
gran cantidad de festivales de mariachi en México y Estados Unidos, y desde
mi punto de vista son los festivales de mariachi el medio por el cual se puede
lograr la difusión necesaria. Muchos de esos festivales en el territorio mexicano son organizados por músicos locales, quienes los inancian con sus propios
recursos; estos músicos cooperan año con año para tener en sus poblados a las
agrupaciones de mariachi con mayor reconocimiento.
“Pero en esos festivales no hay mariachi tradicional”, dirán algunos. Cierto, solamente en el festival que se organiza en Pozos, Guanajuato –modestia
aparte–, se han visto algunas manifestaciones de mariachi tradicional, si hablamos de festivales de este tipo. La primera ocasión fue en 2008, cuando mi
propia agrupación empezó su actuación con los sones tradicionales “La Isabel” y “El cariñito”, interpretados con dos violines, guitarrón, vihuela y guitarra de golpe y una pareja de bailadores. También, como ya se mencionó, en la
edición pasada se invitó al Mariachi Tradicional Los Agraristas con la intención de fomentar el fandango dentro del festival y de mantener una cultura de
resistencia, ya que los mismos músicos de mariachi no tenemos consciencia
de la importancia del repertorio de mariachi; nos estamos dejando llevar por
la corriente musical que los medios de comunicación promueven (baste decir
que en esta última edición del festival una canción de banda llamada “Mi mayor anhelo” fue interpretada por al menos cinco de los grupos participantes).
Hablaba al principio de algunos puntos necesarios para lograr una difusión mayor de la cultura del mariachi, mismos que serán explicados a continuación:
a) La creación de público. Una parte muy importante del repertorio del
mariachi está en vías de extinción. Cada vez menos, el público pide so-
287
Antonio Covarrubias
nes y polkas, ya no se diga corridos o valses. Es necesario hacer ver a
las nuevas generaciones de músicos la importancia del repertorio tradicional. “¿Dónde se tocará dicho repertorio si ya no lo piden?”, podrían
argumentar los músicos de mariachi. Aquí entra la creación de nuevos
públicos. Mi propuesta concreta en este sentido es tomar el carácter festivo del mariachi, reeducar y educar a la gente con el baile del son. Creo
que del mismo modo que pasa con el fandango jarocho, que hay una gran
cantidad de nuevos adeptos, se puede fomentar también el fandango de
mariachi, y ser el vínculo para que esos músicos sigan tocando estos géneros. Se pueden aprovechar los festivales ya establecidos como medio
de difusión.
b) Difusión efectiva de actividades y cultura del mariachi. Es de todos conocido que el aparato mediático en México (radio y televisión) no está
en disposición de difundir las culturas tradicionales como el mariachi, de
ahí que es pertinente utilizar vías alternas como el Internet, mediante la
difusión de actividades en redes sociales de la web.
c) Apoyo y fomento de festivales independientes. Mencioné que existen
cerca de quince festivales de mariachi en México. Lamentablemente, en
la actualidad, de esos quizá ya no se llevaron a cabo tres o cuatro, bajando la cifra a sólo once o doce festivales. Aquí una problemática es la
falta de capacitación en gestión cultural para los organizadores. Por otra
parte, los músicos que apoyan económicamente a la mayoría de festivales
es cada vez menos. Dichos eventos no tienen, en algunos casos, la denominación de “festival”, “iesta” o “feria”, ya que se aprovechan –como
nosotros al principio– de las festividades locales para realizar estas presentaciones. El Estado de México, Puebla, Tlaxcala, Distrito Federal e
Hidalgo son algunos estados en donde se organizan de esta manera. En
otros casos como Durango, Michoacán, Guanajuato y Jalisco, se puede
decir que sus festivales son más institucionales o profesionales, valga la
expresión. Lo irónico aquí es que el propio Encuentro Internacional de
Mariachi no tiene apertura para diversas propuestas. Guadalajara y Jalisco
mismo merecen y necesitan festivales independientes de mariachi, encaminados más a la difusión de propuestas y agrupaciones de aquí y de allá
y no sólo a la parte comercial o modelo del Encuentro Internacional.
d) Planiicación y organización de las actividades. Mi experiencia en la gestión de diferentes proyectos, como la Escuela de Mariachi en Garibaldi,
me ha enseñado que para poder llevar a acabo cualquier acción conjun288
Promoción del mariachi en la actualidad
ta en pro del mariachi, debe hacerse con planiicación y gestión. Una
propuesta es crear una asociación civil encargada de dar seguridad a los
patrocinadores, así como brindar asesoría y apoyo a los festivales más chicos. Se trata de tener un respaldo jurídico para todas las actividades, pues
de concretarse un organismo con personalidad moral, no sólo tendría la
obligación de apoyar a los festivales sino también a los investigadores, a
la publicación de trabajos en papel y material sonoro.
e) Creación de comités o delegaciones locales en México y el extranjero.
Dichas instituciones se encargarían de llevar a cabo tareas de salvaguarda,
promoción, difusión, talleres y demás acciones resultantes de mesas de
trabajo y paneles de discusión, con acciones coordinadas entre autoridades, investigadores, maestros, centros educativos, festivales y músicos
de mariachi. Así podrían lograrse resultados más efectivos en torno del
mismo.
Desde nuestra trinchera, un servidor en México, dF , y el Festival de Mariachi en Pozos, Guanajuato, con 17 años de labor ininterrumpida, apoyo y
me sumo a las propuestas, acciones y acuerdos que de los paneles de diálogo
resulten, coniando en que no veremos barreras entre un estilo de mariachi y
otro, con el objetivo de obtener un beneicio mutuo; un beneicio en pro del
mariachi, literalmente hablando, porque, como se ha dicho: “En el mariachi,
ya sea tradicional o moderno, hay muchas fronteras que son permeables”.
289
ESTUDIO DEL MARIACHI COMO UN ATRACTIVO
TURÍSTICO TRAS SU PATRIMONIALIZACIÓN
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
introducción
El mariachi nacionalista siempre causa furor entre los turistas dentro y fuera
de México. Es un símbolo reconocido de iesta que al paso de los años se ha
convertido en la compañía de distintos momentos, cuyo repiquetear al compás
de los sones y trajes coloridos, nuestro país ha exportado al mundo entero. A
lo largo del territorio nacional, estados como Baja California con el Museo del
Tequila y el Mariachi; Jalisco con la Ruta del Mariachi, el Museo del Mariachi
Vargas y el Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería; Guanajuato
con el Festival del Mariachi; y el Distrito Federal con la Plaza Garibaldi, han
hecho del mariachi nacionalista parte de su oferta cultural para atraer turismo.
En marzo de 2014, la Secretaría de Turismo (Sectur) llevó como estandarte al mariachi nacionalista Nuevo Tecatitlán a la Feria Internacional de Turismo que se organizó en Alemania, con el motivo de promocionar a México
como un destino de turismo cultural atractivo; una imagen que se reforzó el
pasado 27 de noviembre del 2011, cuando la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (unesco, por sus siglas en
inglés) reconoció al mariachi en la inscripción de la Lista Representativa del
Patrimonio Inmaterial, buscando que el gobierno mexicano, en conjunto con
la comunidad, coordinaran esfuerzos para preservar esta expresión artística y
así activar la inversión en proyectos culturales y turísticos que contribuyan a
incrementar el dinamismo económico y social.
patrimonio inmateriaL de La Humanidad
La unesco nació tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, y se autodeine
como un organismo especializado de la Organización de las Naciones Unidas
[291]
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
(onu) que busca “crear condiciones propicias para un diálogo entre las civilizaciones, las culturas y los pueblos, fundado en el respeto de los valores comunes”.1 De este modo, parte de su objetivo es contribuir a la conservación
de la paz y la seguridad en todas las naciones, y busca lograrlo en cooperación
con las naciones mediante la educación, la ciencia, la cultura, la comunicación
y la información.
Parte de las medidas con las que la unesco busca cumplir esto es la salvaguardia y promoción del patrimonio de las naciones, que se deine como
el conjunto cultural de valores que dan sentido a la vida de un pueblo. Por
ello, el patrimonio cultural es un referente para la identidad de un país que
con el paso de los años se convierte en el cuerpo natural de la comunidad, con
lo que se adquiere relevancia y signiicado, trascendiendo del ámbito regional
y convirtiéndose en Patrimonio Cultural de la Nación. Éste comprende obras
de artistas, arquitectos, músicos o escritores; así como material de dominio
popular, ya sea lengua, ritos, creencias, obras literarias, de arte, archivos de
biblioteca, ciudades, pueblos, lugares naturales y monumentos históricos. Es
decir, según la misma organización: “El patrimonio cultural tiene dos vías de
manifestación: la material, como ediicaciones u objetos, y la inmaterial, como
procesos, lenguas y técnicas que dan lugar a festividades, ritos y tradiciones”.2
En México, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta),
deine al patrimonio inmaterial como la reunión de diferentes expresiones y
manifestaciones de la vida de los pueblos. Éste se trasmite de generación en
generación, su existencia depende de los portadores, y es fundamental para
mantener la cohesión social entre los miembros del grupo.3
Con base en esto, es responsabilidad del Estado promover políticas públicas de conservación, investigación, preservación y difusión del patrimonio
cultural, lo cual no sería viable sin la apropiación social que las propias comunidades otorgan, proporcionándole signiicado y vigencia.
eL mariacHi como patrimonio inmateriaL de La Humanidad
México es un país rico en aspectos naturales y culturales, ya que tiene costumbres y tradiciones arraigadas que han dado una identidad especial y que trans1
unesco. “¿Qué es la unesco?”, 2014 (http://mision.sre.gob.mx/unesco/index.php/es/
ique-es-la-unesco), 20 de octubre de 2014.
2
Conaculta. “Patrimonio cultural inmaterial y turismo”. Salvaguardia y oportunidades.
México: Conaculta, 2006.
3
Idem.
292
Estudio del mariachi como un atractivo turístico...
miten al mundo una presencia colorida. Prueba de esto es que el patrimonio
cultural de nuestra nación destaca como el primer lugar en América Latina4 y
tiene 28 sitios declarados Patrimonio de la Humanidad por la unesco, colocándolo en el sexto lugar a nivel mundial.5
El pasado 27 de noviembre de 2011 nuestro país adquirió una nueva insignia, uniéndose a las seis declaratorias anteriores6 cuando se emitió la Declaratoria al Mariachi como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, quedando
marcado como “El mariachi, música de cuerdas, canto y trompetas”, al que la
propia unesco deinió como:
Una música tradicional y un elemento fundamental de la cultura del pueblo
mexicano. Los mariachis tradicionales cuentan con dos o más músicos vestidos
con indumentaria regional, inspirada en el traje de charro, que interpretan un
amplio repertorio de canciones acompañándose con instrumentos de cuerda.
Las orquestas que interpretan la música mariachi “moderna” cuentan con trompetas, violines, vihuelas y guitarrones, y suelen estar compuestas por cuatro o
más músicos. El vasto repertorio de los mariachis abarca canciones de las diferentes regiones de México, jarabes, minués, polkas, valonas, chotis, valses, serenatas, corridos (baladas típicamente mexicanas que relatan combates, hazañas
e historias de amor) y canciones tradicionales de la vida rural. Las letras de las
canciones de los mariachis hablan del amor a la tierra, a la ciudad donde se vive,
al país natal, a la religión, a la naturaleza, a las mujeres mexicanas y a la pujanza
del país. El aprendizaje de oído es el principal medio de transmisión de la música mariachi tradicional y las competencias técnicas se transmiten de padres a
hijos, y también por intermedio de los espectáculos organizados con motivo de
festividades, ya sean religiosas o civiles. La música mariachi transmite valores
que fomentan el respeto del patrimonio natural de las regiones mexicanas y de
la historia local, tanto en español como en las diversas lenguas indígenas del
oeste del país.7
4
FutureBrand. “Country Brand Index Latinoamérica 2013” (http://www.futurebrand.com/images/uploads/studies/cbi/CBI_Latinoamerica_2013.pdf2013), 20 de octubre de 2014.
5
ProMéxico. “Razones para invertir en México” (http://www.presidencia.gob.mx/
razones-para-invertir-en-mexico-turismo/), 20 de octubre de 2014.
6
Véase unesco. “Patrimonio inmaterial”, 2014 (http://www.unesco.org/new/es/mexico/
work-areas/culture/intangible-heritage/), 20 de octubre de 2014.
7
unesco. “Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial y Registro de mejores prácticas
de
salvaguardia”
(http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=005 75), 20 de octubre de 2014.
293
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
Esta declaratoria ocasionó un revuelo a nivel nacional, ya que se consideró como un reconocimiento invaluable a la parte de la identidad mexicana,
y aunque ya se encontraba la declaratoria “Las iestas indígenas dedicadas a
los muertos” y “La tradición gastronómica de Michoacán, cocina tradicional
mexicana”, la inscripción a la lista de la unesco del mariachi terminó de deinir la identidad popular.
eL mariacHi como atractivo turístico
En el presente artículo se deine al turismo como un fenómeno propio del ser
humano, es decir, social, en el que se crea un desplazamiento de personas desde su lugar de origen a una comunidad receptora, en la cual realizan diversas
actividades para su disfrute en un tiempo determinado; este desplazamiento
se da por diversos motivos.
Esta actividad ha ido tomando fuerza en el panorama económico de
México; prueba de ello es que el año 2013 fue considerado el del máximo
histórico de entrada de turistas internacionales, hasta ese momento con 23.7
millones de turistas, siendo 55% proveniente de Estados Unidos de América,8
alentando de esta manera la derrama económica en el país.
La Organización Mundial del Trabajo (omt) determinó al desplazamiento por motivos culturales como Turismo Cultural, que se entiende como el
movimiento de personas con el in de satisfacer la necesidad de diversidad,
orientada a elevar el nivel cultural del individuo, facilitando nuevos conocimientos, experiencias y encuentros.9 Sin embargo, esto va más allá, ya que
las experiencias y vivencias van adquiriéndose con el contacto entre diversas
comunidades, tradiciones y expresiones artísticas, lo que diiere de la concepción que se tenía en los años anteriores al respecto, ya que cuando se hablaba
de turismo cultural se hacía referencia a las actividades en las ciudades monumentales más importantes, los grandes museos o con motivo de alguna
exposición de gran magnitud.10
La unesco, en 1982, consideró al turismo cultural como una actividad
que no sólo contribuye al desarrollo económico, sino también a la integración
8
datatur.
Resultados de la actividad turística. México: Sectur, 2013.
Nuria Morére Molinero et al. “Turismo Cultural”. Patrimonio, museos y empleabilidad.
Madrid: Fundación eoi, 2013.
10
Eugenio García Zarza. “El turismo cultural en Castilla León. El caso singular de las edades
del hombre”. Cuadernos de turismo. Murcia, Universidad de Murcia, núm. 10, julio-diciembre
de 2002, pp. 23-67.
9
294
Estudio del mariachi como un atractivo turístico...
social y acercamiento entre pueblos; de este modo el turismo cultural es una
modalidad en la que convergen políticas culturales y turísticas y que funge
como portador de valores y respeto por los recursos culturales y naturales.11
Para el turismo cultural el recurso turístico se convierte en el Patrimonio Cultural, y gran parte de la planta turística es prestada por la comunidad
anitriona, de la que se resalta la forma de vida y costumbres locales, por lo
tanto, los mismos habitantes estructuran el producto turístico que es ofertado
con la inalidad de crear una experiencia;12 entiéndase por atractivos turísticos
a los recursos que cuentan con la planta o estructura turística, infraestructura
y servicios complementarios.13
México tiene al respecto una oferta diversiicada que no sólo ofrece sol y
playa, sino que ha colocado al turismo cultural como un importante atractivo,
al que caracteriza, muy a menudo, la actividad cultural del mariachi, distribuida por varias partes del país. Un ejemplo de ello son los estados de Nayarit,
Colima, Baja California con el Museo del Tequila y el Mariachi –con lo que se
pretende abarcar el mercado norteamericano–; por su parte, el Distrito Federal con la Plaza Garibaldi, en la que se hace presente el mariachi nacionalista
con grupos musicales, esculturas, museo y hasta recorridos turísticos en los
que se expresa el color de esta tradición mexicana; y además otros estados del
país como Guanajuato, en donde se realiza el Festival del Mariachi. No hay
que olvidar a la llamada “cuna” de esta expresión cultural, Jalisco, en donde
se magniica con museos como el Silvestre Vargas en Tecalitlán o el Museo
del Tequila y Mariachi en Guadalajara, municipio en el cual se organiza el Encuentro Nacional del Mariachi Tradicional y el Encuentro Internacional del
Mariachi y la Charrería, que hacen resonar esta expresión cultural en todos los
visitantes; también está la Ruta del Mariachi, recorrido por el que se visitan
puntos estratégicos de la historia de esta expresión musical, acompañado de
gastronomía típica y grupos de mariachi nacionalista; también en esta ciudad
se organizan actividades académicas que motivan al desplazamiento como el
Coloquio Internacional del Mariachi.
Según cifras de Conaculta en 2006, de los turistas que viajaron por motivos culturales, 3% son internacionales y 5.5% son nacionales;14 mientras que
para 2014, el gobierno de Jalisco señaló que el turismo tuvo un incremento
11
patrimonia. Guía metodológica para proyectos y productos de turismo cultural sustentable. Chile: cnca,
2010.
12
Idem.
13
Roberto C. Boullon. Planiicación del espacio turístico. 4a ed. México: Trillas, 2006.
14
Cestur. El turismo cultural en México. México: Sectur, 2006.
295
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
de 6% en Puerto Vallarta y Guadalajara, adjudicándole sólo 5% del total de
turistas al turismo cultural.15
El Plan de Salvaguardia
La unesco, en el año 2003, realizó la Convención para la Salvaguardia del
Patrimonio Cultural Inmaterial, en la cual reconoció los procesos de mundialización y de transformación social, los cuales crean condiciones propicias
para un diálogo entre las comunidades, aunque consideran el grave riesgo
que termina ocasionando el deterioro, la desaparición y la destrucción del
patrimonio cultural inmaterial (pci), el cual establece como “los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los
grupos, y en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante
de su patrimonio cultural”.16
El 8 de febrero de 2014 se dio a conocer el Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi, Música de Cuerdas, Canto y Trompeta, el cual tiene como objetivo general contribuir a la implementación de la Convención
unesco 2003 en México, salvaguardar el pci al garantizar la participación de
grupos, comunidades e individuos que consideren el mariachi como un elemento fundamental de su identidad. Esto lo pretenden lograr mediante la
generación o preservación de las condiciones para reforzar la transmisión de
conocimientos, técnicas y signiicados; el fortalecimiento de la práctica cultural; la aplicación de los requerimientos para atender con eicacia y eiciencia
lo relacionado con instrumentos, objetos, artefactos y espacios inherentes a
la práctica, y la articulación estos esfuerzos entre los sectores y actores involucrados.17
concLusiones
El mariachi nacionalista es una expresión cultural de la identidad del mexicano. La unesco lo reconoció como pci con el objetivo de fortalecer su preservación y divulgación a la nuevas generaciones. Desde este punto, el gobierno
15
Luis Pablo Segundo. “Creció 6% el arribo de turistas a Jalisco”. Grupo en concreto,
2014 (http://grupoenconcreto.com/2014/08/crecio-6-el-arribo-de-turistas-a-jalisco/), 7
de octubre de 2014.
16
unesco. Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. París: unesco,
2003.
17
Conasam. Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta. México: Conaculta, 2014.
296
Estudio del mariachi como un atractivo turístico...
ha ido creando, poco a poco, políticas públicas y culturales, que en conjunto
con asociaciones, empresas y sociedad civil, buscan la salvaguardia de esta
tradición que ha dado la identidad nacionalista a México.
El Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi, Música de Cuerdas,
Canto y Trompeta da una pauta importante para generar la conservación de
esta expresión musical debido a que sus estrategias se apegan a un plan que,
en conjunto y de manera integral, busca generar la conservación de esta tradición y coordinar esfuerzos para activar la inversión en proyectos culturales
que contribuyan a la identidad nacional.
El turismo cultural puede fungir como parte de las estrategias para la
salvaguardia del mariachi, debido a que así se lograría crear el vínculo entre
la comunidad y el patrimonio para su conservación, al dar a las comunidades el valor de empoderamiento del patrimonio mediante la identiicación de
la aluencia de turistas y la derrama económica generada por el patrimonio
como atractivo. Esto resultaría en la reapreciación de su cultura, ya que ésta
no sólo quedaría como algo fuera de la identidad de la comunidad sino que
puede crearse una forma de gestión y participación comunitaria con proyectos y actividades que pueden volverse parte de la oferta turística.
El gobierno federal ha promovido la conservación del patrimonio cultural y natural mediante programas sectoriales en distintos estados del país, con
base en la actividad turística cultural, ya que ésta genera beneicios sociales y
económicos en diversas comunidades. No obstante, no hay que olvidar que
la gestión del turismo cultural debe ser planiicada adecuadamente, al buscar
siempre que participe la comunidad para que deje de considerarse al patrimonio material e inmaterial como algo externo y viejo, sino que se aprecie y
respete, ya que el patrimonio cultural que se convierte en atractivo turístico
pertenece a la comunidad, y es en ella en la que recae la responsabilidad de
conservarlo, difundirlo y amarlo. Por último hay que recordar que los objetivos del turismo cultural son fomentar el arraigo cultural y la identidad
nacional –independientemente de las ventajas que genera, como la creación
de empleos y el desarrollo económico de las comunidades–, pues se busca,
inalmente, revalorar la identidad.
bibLiograFía
Boullon, Roberto, C. Planiicación del espacio turístico. 4a ed. México: Trillas, 2006.
cestur.
El turismo cultural en México. México: Sectur, 2006.
297
Mayra Antonieta Sandoval Quintero
Conaculta. “Patrimonio cultural inmaterial y turismo”. Salvaguardia y oportunidades. México: Conaculta, 2006.
Conasam. Plan Nacional para la Salvaguardia del Mariachi, música de cuerdas, canto y
trompeta. México: Conaculta, 2014.
datatur.
Resultados de la actividad turística. México: Sectur, 2013.
García Zarza, Eugenio. “El turismo cultural en Castilla León. El caso singular
de las edades del hombre”. Cuadernos de turismo. Murcia, Universidad de
Murcia, núm. 10, julio-diciembre de 2002, pp. 23-67.
Morére Molinero, Nuria. et al. “Turismo cultural”. Patrimonio, museos y empleabilidad. Madrid: Fundación eoi, 2013.
patrimonia.
Guía metodológica para proyectos y productos de turismo cultural sustentable. Chile: cnca, 2010.
unesco.
Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial. París:
2003.
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FutureBrand. “Country Brand Index Latinoamérica 2013” (http://www.futurebrand.com/images/uploads/studies/cbi/CBI_Latinoamerica_2013.
pdf2013), 20 de octubre de 2014.
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mx/razones-para-invertir-en-mexico-turismo/), 20 de octubre de 2014.
Segundo, Luis Pablo. “Creció 6% el arribo de turistas a Jalisco”. Grupo en
concreto, 2014 (http://grupoenconcreto.com/2014/08/crecio-6-el-arribo-de-turistas-a-jalisco/), 7 de octubre de 2014.
unesco.
“Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial y Registro de mejores prácticas de salvaguardia” (http://www.unesco.org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00011&RL=005 75), 20 de octubre de 2014.
298
Estudio del mariachi como un atractivo turístico...
“Patrimonio Inmaterial” (http://www.unesco.org/new/es/mexico/
work-areas/culture/intangible-heritage/), 20 de octubre de 2014.
“¿Qué es la unesco?” (http://mision.sre.gob.mx/unesco/index.php/es/
ique-es-la-unesco), 20 de octubre de 2014.
299
REFLEXIONES SOBRE LA ENSEÑANZA
DEL MARIACHI Y SU NOMBRAMIENTO
DE PATRIMONIO CULTURAL DE LA HUMANIDAD
William Gradante
Asociación Nacional para la Educación
Musical en Estados Unidos
Quiero comenzar con esta relexión. Es muy interesante notar que aquí en
Fort Worth, entre nuestros casi ochocientos mil habitantes existe una comunidad muy vibrante de inmigrantes de la ciudad de Nochistlán, Zacatecas.
Hace una docena de años unos señores de aquella ciudad tan musical me
buscaron y me pidieron que les enseñara a tocar música de mariachi.
Habían escuchado a mi grupo juvenil, les gustó y me querían pagar por
el servicio. Muy avergonzados me explicaron que habían intentado formar su
propio grupo pero que no les iba muy bien. Debido a que eran muy tímidos
y humildes casi no querían demostrarme hasta dónde habían llegado en sus
estudios; pero cuando los escuché, ¡me quedé asombrado con lo lindo que
tocaban! Así que les dije que guardaran su dinero, que a mí no me necesitaban
para nada, por lo bonito que ya tocaban.
Don Pedro, el primer violín, insistió –indicando con una mano al nivel de
su cintura– que sentían que hasta allí nomás habían llegado y que su deseo era
llegar hasta aquí –poniendo la mano arriba de su cabeza–. Luego me explicó
que ellos estaban convencidos de que la única manera de alcanzar sus metas
artísticas era aprendiendo a tocar por nota. Para mí, lo más interesante de esa
experiencia era que mis jóvenes leían muy bien y aprendían muy rápido nuevo
repertorio, pero todavía les faltaba algo del verdadero sabor, el estilo de mariachi. En cambio, los grandes, los nochistlenses del Mariachi Alteño, tardaron
mucho en armar una nueva selección, por causa de pleitos entre ellos respecto
de cuales notas debían tocar para armonizar bien, aunque una vez de acuerdo,
¡tocaban con el sabor que yo siempre había buscado para mis jóvenes! La lección me llegó muy fuerte: en la receta de un buen mariachi deben de combinarse
dos ingredientes esenciales, el estudio visual y formal de la técnica musical con un
complemento oral e informal de varias cucharadas de sabor mexicano: ¡delicioso!
[301]
William Gradante
A mediados del mes de agosto del año 2014, el Hotel Roma, en la bella ciudad de Guadalajara, fue sede de un simposio importantísimo sobre
la enseñanza de la música de mariachi. Allí acudieron músicos, maestros de
escuela, directores musicales e investigadores de la música de mariachi, lo que
aseguró contribuciones ideológicas muy diversas y desde una gran variedad
de puntos de vista. Se siguió un programa formulado por Leticia Isabel Soto
Flores, estimada directora de la Escuela de Mariachi Ollin Yoliztli, en Plaza
Garibaldi en la ciudad de México, quien airmó “que la unesco airmara la
importancia de la música de mariachi como Cultura Inmaterial de la Humanidad nos obliga a valorar esta larga y rica tradición. En este contexto, uno de
los aspectos que necesitamos fomentar es la transmisión musical del mariachi
a las siguientes generaciones”.1
Como fundador de un programa de enseñanza de la música de mariachi
que al momento goza de treinta y cinco años de desarrollo exitoso, estoy completamente de acuerdo con la airmación anterior. Hay varios caminos que
pueden seguirse para llegar a realizar este objetivo tan importante y noble. El
que nosotros hemos escogido en Estados Unidos ya tiene más de medio siglo,
y es importante examinar y evaluar hasta dónde hemos llegado, cómo fue que
llegamos y ofrecer propuestas de cómo debemos continuar, así como mejorar
el proceso en Estados Unidos y, posiblemente, en México también.
En mi anterior artículo compilado en esta misma obra –que considero
importante para comprender desde dónde se hacen estos comentarios sobre
el mariachi en el norte de Texas–, se relexionó acerca de la cuestión fundamental de si debe enseñarse la música de mariachi con partituras y arreglos
escritos dentro del contexto formalizado del salón de clase en la escuela pública. Cabe destacar que cuando nuestros programas de enseñanza de la música de mariachi empezaron a establecerse en las escuelas públicas de Texas a
inales de los setenta, la música de mariachi aquí estaba, en realidad, a punto
de desaparecer.
Hoy, gracias a las generaciones de mariacheros jóvenes graduados de
cientos de programas escolares, el futuro de la música del mariachi está asegurado y no tiene límite. Por ejemplo, respecto de las instalaciones, mobiliario,
instrumentos y utensilios, ya no hay problema, además de que las clases se
1
Leticia Isabel Soto Flores. “La enseñanza de la música del mariachi: una agenda pendiente
para la educación musical formal”. Memorias del Coloquio xi Encuentro Nacional del Mariachi
Tradicional: El Mariachi, Patrimonio Cultural de la Humanidad. Juan Arturo Camacho Becerra
(coord.). Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco-Conaculta, 2013, p. 297.
302
Relexiones sobre la enseñanza del mariachi y su nombramiento...
ofrecen durante el turno escolar y dentro de la escuela en salones con sillas,
atriles, sistema de sonido y vestuario porque somos, precisamente, parte integral del sistema educativo del estado de Texas.
Hay otras ventajas de la ubicación de la enseñanza de la música de mariachi dentro de las escuelas públicas. Sergio Checo Alonso, arpista del Mariachi
Los Camperos de Nati Cano, nos expresa lo siguiente con respecto del papel
del mariachi escolar y el arpa como elemento integral del mariachi moderno
en Estados Unidos:
During the mariachi's process of urbanization, popularization, and commercialization, the arpa jalisciense or arpa de mariachi (mariachi harp) greatly diminished
in importance within the ensemble to the point where it disappeared almost
entirely among the urban popular groups that emerged… Today, the harp appears to be making a comeback among Mexican and Mexican American mariachi musicians throughout the southwestern United States. Finding inspiration
in the mariachi traditions of the past, young musicians are now attempting to
integrate the harp into their ensembles […] High-quality harp study in school
mariachi programs is central to the instrument's survival.2
Una de las grandes ventajas del programa académico de mariachis es que
tiene los recursos económicos necesarios para, en relación con lo anterior,
la obtención de arpas y otros instrumentos para el uso de los estudiantes;
además de que organiza presentaciones públicas en las cuales éstos pueden
practicar su desempeño en escena. Reitero que cualquier intento de establecer una escuela o taller de mariachi en Estados Unidos o en México debe de
instaurar la lectura de música como enfoque central, y debe tomar en cuenta
que la “institucionalización” de la enseñanza de la música de mariachi a través
de la escuela pública ha sido fundamental.
2
“Durante el proceso de urbanización, popularización y comercialización del mariachi, la
importancia del arpa jalisciense o arpa de mariachi (arpa mariachera) disminuyó muchísimo
dentro del ensamble hasta el punto de casi desaparecer entre los grupos populares urbanos
que emergieron [...] Hoy, parece que el arpa está recobrando su importancia entre los músicos mexicanos y mexico-americanos a través del suroeste estadounidense. Encontrando
inspiración en las tradiciones mariacheras del pasado, músicos jóvenes ahora están intentando integrar el arpa a sus ensambles. La instrucción de alta calidad del arpa en los programas
escolares de mariachi es clave para la supervivencia del instrumento”. Traducción del autor.
Sergio Alonso. “Teaching the Mariachi Harp”. Foundations of Mariachi Education: Materials,
Methods, and Resources. Vol. 1. William Gradante (ed.). Nueva York: Rowman & Littleield
Education, 2008, pp. 121-122.
303
William Gradante
Imagen 1. Espacio donde se guardan
instrumentos y vestuario
Fotografía de Luis Ku, Elder Middle School, Fort Worth, Texas, julio de 2014.
una reFLexión en torno
de Los concursos y certámenes
Los concursos de ensambles también inspiran a los estudiantes a mejorar,
pero pueden generar otros problemas si se llega a perder el ambiente de amistad y convivio; cuestión que, conieso, pasa con frecuencia.
Esta situación la veo como una herencia del sistema educativo de las bandas de viento. Su tocada “normal” es presentar de 8 a 12 minutos de música
durante el tiempo de descanso en un partido de fútbol americano; el concurso está basado en eso. Desafortunadamente hemos adoptado ese mismo
sistema, y se obliga a los ensambles de mariachi que hagan presentaciones que
duren ese mismo lapso. Para mí, la medida de un buen mariachi es más que la
calidad de sus interpretaciones musicales, pues incluye también el repertorio
que domina. Recomiendo que abandonemos esa idea de concurso y que dirijamos los esfuerzos a asistir y organizar conferencias con talleres educativos.
Algunos grupos se concentran todo el año en los mismos doce minutos
de música para demostrar su “superioridad”. ¡Todas las energías del maestro
y de sus estudiantes se dirigen a la preparación para el bendito concurso! Una
vez, en la conferencia de Las Cruces (Lcimc) –era un viernes–, me di cuenta
de que el director de uno de los ensambles había dicho a sus alumnos que
304
Relexiones sobre la enseñanza del mariachi y su nombramiento...
abandonaran sus clases a mediodía para volver al hotel para ensayar: habían
viajado trece horas en camión el miércoles para asistir a los talleres, pero el
director sintió que los muchachos necesitaban todavía más práctica para su
presentación del domingo.
En el concurso no hay ningún ambiente de convivio, ni demostración alguna de aprecio por los esfuerzos de otros competidores. He estado presente
en concursos y la meta de los participantes es nada menos que ganar el título
de Mariachi Campeón de Texas; además los asistentes están en silencio total
y únicamente aplauden la presentación de sus propios hijos. Por otra parte, a
mí me encanta el concepto fundamental de los tapatíos que presentan sus dos
encuentros de mariacheros, en lugar de un concurso que busque algún campeón. Hago un llamado a que las escuelas y talleres de mariachi procuren crear
festivales y conferencias didácticas, y eviten la tentación de organizar concursos
competitivos.
Imagen 2. Mariachi Estrella Tejana
Fotografía de William Gradante, 2004.
305
William Gradante
Otra cosa que recomiendo es que el maestro de mariachi busque conexiones y amistades con las asociaciones culturales de su ciudad. Por ejemplo,
hace diez años me puse en contacto con la asociación de guitarristas clásicos
Guitar Fort Worth, y desde ese entonces nos han regalado boletos para asistir a sus conciertos, que son cinco al año. También tienen los recursos para
regalar guitarras a los programas escolares. Además, vienen a dar conciertos
a Fort Worth guitarristas internacionales como el lamenco Ricardo Díaz de
Sevilla, Ana Vodovic de Croacia, Eliot Fisk de Boston-Austria, entre muchos otros. Nos visitan para dar miniconciertos y también para escuchar a
los alumnos. A in de año, entre los directores artísticos y yo nombramos al
mejor guitarrista y ellos le otorgan el Premio Andrés Segovia, que consiste en
una guitarra clásica muy ina. Los artistas, al igual que los demás miembros
de esa sociedad, están encantados de que los jóvenes estudien guitarra en mi
clase y que sigan la tradición de ese instrumento tan noble.
El fenómeno de las conferencias de mariachi –que en la actualidad hay
docenas, dentro del estado de Texas y en los estados vecinos– nos ha proporcionado una adaptación al contexto norteamericano del “ambiente mariachero”, que existe en México por naturaleza. Allí, estudiantes y maestros se
inspiran para compartir ideas de repertorios y métodos pedagógicos dentro
de un ambiente donde cientos de músicos estudian y se presentan juntos.
Reconocemos que a los alumnos les encanta viajar y tocar fuera de la escuela, lo cual ayuda a que el programa crezca al atraer la atención del público e
impulsar a los estudiantes a mejorar. La conferencia de mariachi les ofrece la
oportunidad de estudiar con los mejores mariacheros del mundo y presentarse en el mismo escenario con ellos ante miles de espectadores. El estudiante
nota desde muy cerca su estilo de tocar y cantar, y puede conversar con ellos
acerca de su propio desarrollo como mariachero; tampoco hay que menospreciar las ventajas de viajar.
En mis treinta y cinco años de maestro de mariachi en Texas, mis ensambles han viajado a conferencias y conciertos en aproximadamente cuarenta
ciudades (incluyendo Budapest, Victoria y Guadalajara) y han visitado igual
número de monumentos y parques nacionales de nuestro país, desde San
Francisco hasta Orlando y Nueva York.
También es lindo cuando todos los maestros y alumnos de varios ensambles se juntan en un salón del hotel por las noches para un convivio musical
sin igual. Recomiendo que cada estudiante de mariachi tenga esa experiencia,
aunque sea en una conferencia muy pequeña en su propia escuela.
306
Relexiones sobre la enseñanza del mariachi y su nombramiento...
Imagen 3. Alumnos de 11 años de edad en la clase
de los sextos durante una sesión cotidiana
Fotografía de William Gradante.
Es en ese momento cuando debemos invitar a los mariacheros de experiencia para que nos compartan sus conocimientos del género. Además,
¡qué bonito sería establecer una especie de intercambio cultural, donde los
ensambles mariacheros de los dos países pudieran convivir en ese ambiente!
Ya tenemos el Encuentro Internacional de Mariachi y la Charrería y el Encuentro Nacional de Mariachi Tradicional en Guadalajara, y eso debe ser la
inspiración para más conferencias todavía y en otras regiones de México.
Ya es hora de comprender que nos toca a todos nosotros, seamos administradores, músicos, investigadores o maestros de escuela, echarle ganas en
promover la enseñanza de esta música tan preciosa que ahora se reconoce
mundialmente como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
307
William Gradante
bibLiograFía
Alonso, Sergio. “Teaching the Mariachi Harp”. Foundations of Mariachi Education: Materials, Methods, and Resources. Vol. 1. William Gradante (ed.). Nueva
York: Rowman & Littleield Education, 2008.
Soto Flores, Leticia Isabel. “La enseñanza de la música del mariachi: una
agenda pendiente para la educación musical formal”. Memorias del Coloquio xi Encuentro Nacional del Mariachi Tradicional: El Mariachi, Patrimonio
Cultural de la Humanidad. Juan Arturo Camacho Becerra (coord.). Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura del Estado de Jalisco-Conaculta, 2013.
308
CÁTEDRA JOSÉ HERNÁNDEZ: RESPUESTA INTEGRAL
A LA RECOMENDACIÓN DE LA UNESCO
PARA LA DEFENSA DEL MARIACHI TORREONENSE
Renata Chapa González
Cátedra José Hernández
introducción
Algunos creen que a las popularmente conocidas “malas palabras” se les asigna el epíteto de “antisonantes” porque no deben pronunciarse, porque van
en contra de lo correcto. Sin embargo, la denominación formal las consigna
como epítetos “altisonantes” porque suenan alto, fuerte. Incluso si se pronunciaran de manera susurrada es posible comprobar lo preciso de la deinición; basta con decirle a alguien muy quedo, al oído: “Con una chingada, hijo
de puta”. Su reacción es previsible...
La cotidianidad nos indica que la línea entre lo anti y altisonante es delgada porque en ambas palabras está presente la violentación, en distintas dosis,
de diferentes maneras y con variada retórica, pero las dos conceptualizaciones
abrevan de una violencia que el imaginario colectivo se encarga de reforzar.
Ahora bien, en el tema que nos atañe, ¿cuál es la relación entre el llamado lenguaje soez y el mariachi? y ¿por qué abordar el tema del mariachi en
Torreón? Antes de responder sendos cuestionamientos es necesario abordar
un caso más para ejempliicar la polisemia de las palabras y la manera en que
las comunidades las vuelven suyas; se trata del término Patrimonio Cultural
Inmaterial de la Humanidad (pciH).
Sin entrar en precisiones relacionadas con los marcos referencial, teórico
e histórico del pciH, es posible asociarlo semánticamente con lo magnánimo,
con lo mayúsculo, con lo poderosamente relevante, con lo trascendente, con
aportaciones sobresalientes derivadas de la inteligencia, imaginación, sentimientos y espiritualidad humanas.
No obstante, a ras de muchos suelos, pciH es “algo” que suena tan rimbombante como ajeno. Es percibido como un conjunto de palabras elegantes,
cosmopolitas, sólo manejadas por intelectuales, artistas extranjeros o investiga[309]
Renata Chapa González
dores especializados. Se sabe que el término es importante, pero sin atinar con
claridad por qué. Dominan el desinterés y el desconocimiento de no pocos,
quienes tampoco saben ni se sienten incluidos, si tienen algún tipo de responsabilidad hacia cualquier pciH, o incluso, si al analizar la expresión pciH, la palabra “humanidad” implicara la exclusión y sólo se reiriera a ciertas personas,
grupos, ciudades, regiones o países. Así, el irónico signiicado del concepto
pciH también es vitaminado por un imaginario donde la violentación encuentra
cabida.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (unesco) explica: “El patrimonio cultural no se limita a monumentos y colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o
expresiones vivas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes, como son las tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales,
rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y el
universo y saberes y técnicas vinculados a la artesanía tradicional”.1
Si el mariachi fue declarado pciH en 2011 por la unesco, no queda exento
de vaivenes semánticos, apreciaciones reduccionistas y argumentaciones imprecisas; tampoco, pues, de ser violentado o de violentar de diferentes maneras y por distintas vías.
Con el trabajo Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta, el mariachi consiguió ser parte de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial
de la unesco. El documento fue editado a manera de cuadernillo por la Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Jalisco en 2012. Respecto de
las acciones que las autoridades se comprometieron a realizar, se airma lo
siguiente: “México adopta el compromiso de dar salvaguardia a la cultura musical del mariachi a través de las instancias municipales, estatales y federales
competentes”;2 asimismo, en relación con los objetivos: “Los promotores y
difusores de mariachi (declaramos) que este trabajo contribuirá a seguir practicando la música de mariachi y nos ayudará a seguir enseñándola a los más
jóvenes; que queremos compartir nuestra música de mariachi con personas
de nuestro país y del extranjero para impulsar el intercambio cultural, promoviendo así la diversidad cultural humana”.3
1
unesco.
“¿qué es el patrimonio cultural inmaterial?” (http://www.unesco.org/culture/
ich/index.php?lg=es&pg=00002).
2
inaH. Nomination ile no. 00575 for Inscription on the Representative List of the Intangible Cultural
Heritage of Humanity in 2011. El mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta. México: unesco,
2011, p. 30.
3
Ibid., p. 34.
310
Cátedra José Hernández: respuesta integral a la recomendación...
México entero, y no sólo la zona nuclear y extensa del mariachi, está
llamado a salvaguardar al mariachi. Los tres órdenes de gobierno, y no sólo
ciertas instancias a nivel federal, están convocados con irrevocable responsabilidad a proteger al mariachi. La práctica y enseñanza de la música del mariachi deberán llevarse a cabo dentro y fuera de la república mexicana, y no
únicamente en espacios exclusivos. Y, aunque pudiera sonar a perogrullada, la
humanidad –toda– tiene en el mariachi un patrimonio cultural inmaterial de
elevadísimo potencial, merecedor de profundo respeto y de cuidados multidisciplinarios de altas competencias.
Con estos antecedentes nació la Cátedra José Hernández (cjH) cuyo objetivo es digniicar y salvaguardar al mariachi. Su primera sede fue en Torreón,
Coahuila, ciudad norteña con alrededor de setecientos mil habitantes, con 107
años cumplidos y con poco más de una treintena de agrupaciones de mariachi.
Torreón, junto con Gómez Palacio y Lerdo, Durango, conforman la Zona
Metropolitana de La Laguna, una de las siete prioritarias del Programa Nacional para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia. La Laguna, por su
parte, cuenta con casi cuarenta grupos de mariachi, todos de corte moderno.
En Torreón, territorio lagunero con mayor densidad demográica y más
actividad cultural, no había existido un programa oicial, privado o independiente para atender las diferentes necesidades de sus mariachis. Era como
si éstos siempre hubieran estado ahí, junto con sus familias; como si fueran una especie de ornamento urbano, sin otra preocupación más que el ser
contratados para alguna serenata o festejo. Debido a esa invisibilización del
mariachi y de su declaratoria como pciH fue creada una opción para elevar su
calidad de vida y, en consecuencia, de la comunidad lagunera: fue diseñado
un programa integral educativo para los mariachis de Torreón con la inalidad
de profesionalizar su desempeño artístico y fomentar valores de resiliencia,
responsabilidad social y paz.
El programa integral educativo recibió el nombre de Cátedra por varios
motivos: la formalidad y criterios de credibilidad para desarrollar y supervisar
sus intervenciones formativas; el tipo de vinculaciones interuniversitarias logradas para su correspondiente respaldo académico (el Tecnológico de Monterrey, campus Laguna; la Universidad La Salle, Laguna; la Universidad Iberoamericana, Torreón; y la Universidad Autónoma de Coahuila, unidad Torreón);
por su aspiración de ser reconocida dentro del programa de las Cátedras unesco; y por el peso curricular tanto en lo artístico como en lo pedagógico del
músico representante de música de mariachi seleccionado para nombrar a la
primera cátedra de mariachi en México: el maestro José Hernández.
311
Imagen 1. Logotipo de la Cátedra José Hernández
Cátedra José Hernández: respuesta integral a la recomendación...
josé Hernández, su trayectoria
El maestro José Hernández pertenece a la quinta generación de una familia
mexicana dedicada al mariachi. Sus raíces se remontan a 1879, en Jalisco.
José Hernández es oriundo de Ensenada, Baja California, y tiene residencia
desde hace varias décadas en California. Se graduó de la Grove School of
Music y es un virtuoso de la trompeta, con competencias notablemente destacadas en los distintos instrumentos del mariachi moderno. Es arreglista y
compositor, fundador y director del Mariachi Sol de México, el cual ha sido
tres veces nominado al Grammy Latino, más recientemente por el álbum La
música, acompañado de la Sinfónica Nacional de Las Américas. Asimismo, es
fundador y director del mariachi femenil Reyna de Los Ángeles, actualmente
con material discográico en circulación en destacadas casas de música de
Estados Unidos y México. Se ha presentado en España, Argentina, Chile,
Uruguay, Venezuela, China y Corea del Norte, y ha tocado para cinco presidentes estadounidenses. Es considerado uno de los cien latinos con mayor
inluencia en Estados Unidos. Es creador de la Fundación Mariachi Heritage
para becar los estudios de música de mariachi de niños y jóvenes en Estados
Unidos. Además, como artista de la Conn-Selmer, la trompeta Lr19043b de
la casa Bach Stradivarius lleva su irma y, próximamente, también la llevará
un arpa. Su música de mariachi está presente en las películas Seabiscuit, Old
Gringo, American Me, Don Juan de Marco, A Million to Juan, Glory Road, Beverly
Hills Chihuahua y Rango.
En materia educativa, el maestro Hernández desarrolla una labor permanente. Ha impartido cursos en el VanderCook College of Music, ha sido
conferencista y concertista en Las Vegas National Mariachi Workshops for
Educators, así como panelista, ejecutante y maestro de talleres de música
de mariachi en Midwest Clinic, National Association for Music Merchants
(namm) Show, Colorado Music Educators Association (cmea), Kansas State
Mariachi Workshop y la Florida Music Educators Association (Fmea). También
ha participado como panelista del National Policy Forum on Music and the
Arts invitado por la Casa Blanca mediante su programa de excelencia educativa
para hispanos.
En el trabajo por la educación de la música de mariachi es necesario subrayar que el maestro Hernández combina sus conocimientos con los 36 años
de experiencia de la maestra Marcia Neel, titulada en Educación Musical con
especialidad en Música Coral por la Universidad de Miami en Oxford, Ohio.
Es la presidenta de la empresa Music Education Consultant, responsable de
313
Renata Chapa González
los cada vez más reconocidos programas de iniciación a la música de mariachi
que están sirviendo de modelo para los programas curriculares oiciales de escuelas urbanas y rurales en Estados Unidos. Ella y el maestro Hernández han
desarrollado programas de capacitación para maestros en música de mariachi
en Arizona, California, Colorado, Connecticut, Florida, Georgia, Illinois, Indiana, Iowa, Kansas y catorce entidades más de Estados Unidos. Es autora de
libros de texto para la iniciación a la música de mariachi. En este sentido, ella
y el maestro José Hernández están por lanzar la serie de libros de texto para
nivel primaria, en inglés y en español, para el estudio de la música de mariachi:
¡Canta, mariachi, canta! y ¡Toca, mariachi, toca!.
La cátedra josé Hernández
La Cátedra José Hernández (cjH) comenzó en febrero de 2014. Fue presentada
como un programa estrella del Instituto Municipal de Cultura y Educación
(imce) dentro de los primeros cien días de la administración municipal de Torreón (2014-2018), y tres meses después fue aceptada dentro de la Comisión
Nacional para la Salvaguardia del Mariachi (Conasam) conforme con la recomendación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (inaH) y su dirección de Patrimonio Mundial.
De manera resumida, los pasos que dio en cinco meses la cjH fueron
los siguientes: lanzamiento de la convocatoria para formar el primer mariachi oicial del municipio, el Mariachi Torreón; recepción, rueda de prensa,
audiciones y master class con el maestro José Hernández; concierto de gala
con el Sol de México y entrega de la titularidad de la Cátedra José Hernández al maestro Hernández; selección de los primeros músicos inalistas de
mariachi y, con ellos, el desarrollo de un curso propedéutico trimestral; visita a los talleres y concierto del maestro Hernández en el Taller de Mariachi
del Festival Internacional de Libros y Artes (Festiba) en la Universidad de
Texas Pan-American, en Edinburgh, Texas; ensayos y presentaciones públicas; talleres de resiliencia y arteterapia para mariachis inalistas; asesorías con
expertos; audiciones inales; y presentación de los integrantes del Mariachi
Torreón, así como del Mariachi Naranja, una segunda agrupación musical
inspirada en los lineamientos de la Economía Naranja del Banco Interamericano de Desarrollo (bid) y conformada, además, para aprovechar el talento
de los demás inalistas.
A partir del mes de abril de 2014, algunos grupos de promotores culturales, artistas, creadores y periodistas iniciaron una violenta campaña en contra
314
Cátedra José Hernández: respuesta integral a la recomendación...
del programa de la cjH. Señalaban con insistencia que el mariachi no era de Torreón, que no tenía que ver con la identidad de la ciudad, que los recursos eran
desperdiciados al apoyar tanto al mariachi, que era una violación a los derechos
culturales de la ciudadanía, que nada tenía que enseñar un gringo en México sobre mariachi. De ese tipo de señalamientos pasaron a otros donde la violenta
diada de lo anti y altisonante fue recurrente. Boca y pluma de integrantes del
gremio cultural –algunos de ellos maestros de música de niños y jóvenes– se
expresaban de manera insultante en foros públicos sobre lo relacionado con
el mariachi como pciH. Fueron distribuidas sarcásticas caricaturas de los compañeros mariachis. Fotografías de los inalistas del mariachi fueron montadas
en redes sociales con irónicos pies de imagen y manipuladas con resultados
grotescos. Facebook y Twitter multiplicaron mensajes ofensivos. Cartas, recados, llamadas con opiniones ácidas fueron distribuidas en distintos círculos,
incluyendo la Comisión de Derechos Humanos.
Ante la dura contracorriente lo más fácil hubiera sido seguir el estilo expositivo alti y antisonante para preguntar “¿De qué chingados sirve ser mariachi, ser pciH?”. Pero esa nunca ha sido la bandera de un programa educativo
integral como este. La cjH se sostiene en los valores que honran al mariachi,
pciH. Valora y agradece el apoyo gubernamental recibido en su momento.
Ahora camina de manera independiente con la convicción de que a través de
la educación de calidad no sólo es posible digniicar al mariachi, sino profesionalizar su desempeño en distintos ámbitos locales, nacionales e internacionales y promover un ejemplo de hermandad y paz.
Al ser parte de la Conasam, la cjH ha asumido con gratitud, convicción
y responsabilidad las metas por cumplir conforme con el Plan Nacional
para la Salvaguardia del Mariachi (pnsm). Precisamente, con base en lo establecido en el objetivo estratégico 3 (“Fortalecer la transmisión formal y no
formal de la cultura y las artes del mariachi”) y en el objetivo estratégico 4
(“Fortalecer el reconocimiento social de la cultura y las artes del mariachi a
través de los medios de comunicación, escuelas y espacios públicos”) la cjH
ha comenzado a contribuir de manera activa y sostenida con ambos contenidos. El mariachi de la cjH en Torreón ha adquirido un nuevo nombre precisamente como respuesta a la declaratoria de la unesco, ahora se denomina
Mariachi Honor a México, nombre con el que se ha presentado en distintos
foros con un innovador concierto musical que incluye la lectura en atril y
multimedia. El espectáculo se titula “Ser mariachi: un honor”.
315
Renata Chapa González
Imagen 2. Concierto “Ser Mariachi: un honor”
Fotografía de Laura Cecilia Ávila Frías.
Dividido en tres tiempos, el concierto tiene como objetivos sensibilizar
al público y a los mismos integrantes del Mariachi Honor a México, primero,
respecto de la trascendencia del signiicado del término pciH; segundo, de que
sea México el país que haya merecido el alto honor de contar con un pciH a
través de la música de mariachi; y, por último de que de todos los países que
irmaron a favor de declarar al mariachi pciH, en la actualidad sea en Estados
Unidos donde se desarrolla el movimiento de salvaguardia, preservación, defensa y educación del mariachi de manera superlativa. El caso ya citado del
maestro José Hernández es muestra contundente de ello. Para el diseño, montaje y presentación de “Ser mariachi: un honor”, el Mariachi Honor a México
ha tenido que trabajar de una manera diferente y, con ello, dar ejemplo a otros
mariachis de la Comarca Lagunera y a los públicos que los han escuchado, del
valor del estudio formal de la música, de los ensayos exhaustivos, de la disciplina, puntualidad, respeto y trabajo en equipo. Dichos factores comienzan a
marcar una valiosa diferencia en la comunidad, ya que no sólo el mariachi es
percibido de una manera diferente, por lo que signiica ser un pciH, sino que
el juicio crítico en cuanto a música de mariachi ha sido elevado, al igual que la
exigencia por un producto cultural cada vez de mayor calidad.
La cjH no tiene duda: la música de mariachi es un llamado a ser mejores
personas, mejores comunidades. Las adversidades enfrentadas han servido
316
Cátedra José Hernández: respuesta integral a la recomendación...
para generar un movimiento histórico en la música de mariachi en Torreón
y, próximamente, en el resto del país y otras latitudes. La cjH ha buscado
con éxito ser replicada en distintas entidades del país, entre las que destacan
Veracruz, Chihuahua, Baja California, México y Jalisco, también en Sudamérica, siendo Perú la primera sede con avances contundentes. El hecho de que
la cjH ha dado respuesta integral a la unesco para defender al mariachi no
sólo en Torreón, sino a nivel mundial, es lo que la ha mantenido de pie; es lo
que la mantiene de iesta; es lo que la mantiene cantando, siempre cantando.
bibLiograFía
Nomination ile no. 00575 for Inscription on the Representative List of the Intangible Cultural Heritage of Humanity in 2011. El mariachi, música de cuerdas, canto
y trompeta. México: unesco, 2011.
inaH.
unesco.
“¿qué es el patrimonio cultural inmaterial?” (http://www.unesco.
org/culture/ich/index.php?lg=es&pg=00002).
317
“LOS MARIACHIS CALLARON”
eL Fin deL mariacHi y La pervivencia
de La tradición mariacHera
Jorge Amós Martínez Ayala
umsnh
El mariachi no existe, es una invención del Estado y una creación de los
investigadores.1 Nació como una utopía cuando la tradición mariachera se
trasladó a los centros urbanos y se usó por el Estado para construir una identidad nacional; desde entonces el mariachi mediático vive sólo por el apoyo
de las industrias culturales: cuando lo retiren, morirá.2 En la actualidad, el
mariachi de masas ya no es un producto comercial rentable para los medios;
si le quitaran los apoyos estatales porque la identidad nacional se ha aianzado, ese tipo de mariachi no tendría futuro. Es “tradicional” porque desde su
“popularización” hay familias que le han perpetuado viviendo de tocar sus
repertorios en zonas urbanas, para una clase media conformada con inmigrantes campesinos que lograron escalar socialmente mediante la educación,
los servicios y el comercio; tal vez tenga cinco generaciones en los espacios
urbanos y unas cuatro en Estados Unidos; pero no va a sobrevivir por mucho
tiempo, cuando menos en México. Ese mariachi muestra fortaleza en Estados
1
Véase Jesús Jáuregui. El mariachi símbolo musical de México. México: Taurus, 2007; Arturo
Chamorro. “Símbolos compartidos y tradición musical en las identidades jaliscienses”. Mariachi antiguo, jarabe y son. Guadalajara: Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Jalisco,
2009; y Álvaro Ochoa Serrano. Mitote, fandango y mariacheros. Zamora: El Colegio de Michoacán, 1992.
2
Eric Hobsbawm y Terence Ranger. La invención de la tradición. Barcelona: Crítica, 2002; y
Jorge Amós Martínez Ayala. “¿De Cocula es el mariachi? Mitos sobre el mariachi. Breve
revisión historiográica y propuesta desmitiicadora”. El mariachi: Patrimonio cultural de los
mexicanos. Zapopan: El Colegio de Jalisco-Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de
Jalisco, 2011, pp. 209-222.
[319]
Jorge Amós Martínez Ayala
Unidos porque allá las condiciones son otras, es una cultura en resistencia;3
los empresarios mexicanos que aquí no le ponen un peso a la cultura, deciden
apoyarlo económicamente en dólares. En cambio, tal modelo no es exitoso en
México porque ese mariachi ya no tiene que ver con la identidad de la gente.
Ahora el Estado pretende confundirnos al decir, de nuevo, que cultura y turismo se pueden vincular para fortalecer la identidad de la gente; pero cuidado:
turismo y cultura no siempre son compatibles.
La idea de recurrir al turismo como una estrategia que derrame recursos
económicos sobre las comunidades rurales e indígenas del país no es nueva
aunque sí fallida; inició casi con la paciicación nacional, una vez terminados
los conlictos religiosos. Desde inales de los años veinte el gobierno federal impulsó la creación de carreteras asfaltadas sobre todo el eje del Bajío,
que atraviesa de la ciudad de México a Guadalajara. Se pensaba ya en ese
momento promocionar a México en Estados Unidos mediante anuncios en
publicaciones y libros de viajes que resaltaban las características paisajísticas,
arquitectónicas y culturales de las diversas regiones del país, sobre todo las
indígenas.4
Se creyó que el turista dejaría derramas no sólo a los hoteleros y otros
empresarios del sector terciario, sino a los mismos habitantes, quienes podrían acceder a los dólares ofertando artesanías, danzas, música y comida
típica. Fue entonces que muchos bienes de consumo cotidiano como loza,
cucharas de madera, petates, sopladores, vidrio, juguetes, textiles o bordados
dejaron de tener una utilidad inmediata y se convirtieron en artesanía, es decir,
en productos vendidos para el turismo, souvenirs que permiten el recuerdo,
como lo hacen las fotografías y postales.5 Ya entonces se perilaban ciertos
derroteros que ahora se “redescubren”, como la promovida Ruta Don Vasco,
3
Véase Álvaro Ochoa Serrano. “El mariache como elemento de identidad en el sur
de California”. Fronteras fragmentadas: memorias del xix Coloquio de Antropología e Historia Regionales. Zamora: El Colegio de Michoacán, 1997.
4
Véase Jorge Amós Martínez Ayala. “La ‘danza de los viejitos’ de Jarácuaro, invención de
una tradición símbolo de Michoacán”. Relexiones sobre la historia de la educación. Teoría, conceptos
e investigación educativa. Morelia: Facultad de Historia, Secretaría de Difusión Cultural y Extensión Universitaria, umsnH, 2014, pp. 251-264; Eitan Ginzber. Lázaro Cárdenas gobernador
de Michoacán (1928-1932). Zamora: El Colegio de Michoacán, 1999, p. 136; y William Berlin
Goolsby (ed.). Guide to Mexico for the Motorist. México: s. e., ca. 1939.
5
El libro pionero fue de Gerardo Murillo. Las artes populares en México. México: Cvultvra,
1922. A él debemos el descubrimiento del arte popular, usado por las industrias culturales
para la creación de la “artesanía” en México, analizada por Victoria Novelo. Artesanías y
capitalismo. México: ciesas, 1976.
320
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
que intenta ofertar recorridos por las comunidades indígenas del centro del
estado de Michoacán.
La pregunta es evidente: ¿por qué si tenemos más de setenta años de “industria turística” no se ha detonado el desarrollo en las comunidades que desde
los años treinta iban a verse beneiciadas? Es claro que el turismo y la artesanía
son estrategias fallidas. Una evidente muestra de ello es que la tala desmedida
en la meseta tarasca está vinculada con la fabricación de muebles “baratos” en
comunidades como Capácuaro, que semana a semana llena tráileres llenos de
artesanías y no obtiene el despegue económico prometido.6
Creo que la mayoría de nuestras autoridades del ramo turístico, o no saben nada, o son sólo representantes de los grandes capitales del sector (agencias de viajes, cámaras de servicios, hoteleros y restauranteros, agencias de
transporte). Una prueba de lo anterior es que secretarios van y vienen y ninguno cuestiona al turismo como detonante del desarrollo de las comunidades
rurales; incluso en el tercer Encuentro Estatal de Turismo 2014 en Zamora,
Michoacán, en el que se desarrollaron estrategias sobre los mismos discursos,
no se presentaron evaluaciones de los proyectos o estudios de impacto para
ver cómo las anteriores políticas gubernamentales de promoción del turismo
cultural o comunitario han impactado en las poblaciones. En resumidas cuentas, no sabemos si funcionan o no, pues pareciera que las propuestas se hacen
de manera intuitiva y no de manera planiicada, con una metodología; por
ejemplo, la propuesta de fusionar la Secretaría de Turismo con la de Cultura
que se realizó en Michoacán.7
No obstante, de nueva cuenta se habla de “encontrar el hilo negro”: vincular al turismo con la cultura a partir de las declaratorias de Patrimonio Cultural
Intangible de la Pirekua y la Cocina Tradicional; de nuevo, las comunidades
6
Véase Jorge Amós Martínez Ayala. “¿Cultura comunitaria o folclor para turistas?
¿Es el turismo una opción para el desarrollo cultural de las comunidades?”. Conferencia
dictada en el Museo del exconvento franciscano de Tzintzuntzan, 17 de mayo de 2013.
7
Altorre Noticias. “El diputado Marco Trejo Pureco, diputado local del pri, presidente de la
Comisión de Turismo de la Lxii Legislatura propone la fusión de las secretarías de turismo
y cultura” (https://www.youtube.com/watch?v=VF5O1MlQpTM), 30 de septiembre de
2014. Esta propuesta ya había sido presentada por la presidenta municipal de Pátzcuaro,
Salma Karrum Cervantes, quien quiso fusionar las direcciones de Cultura y Turismo en
su municipio, pero recibió la oposición del regidor Crescencio Luquín Corral. Alejandro
Martínez Castañeda. “Critican propuesta de fusionar direcciones de Turismo y Cultura en
Pátzcuaro”. La Jornada Michoacán, 26 de enero de 2013 (http://www.lajornadamichoacan.
com.mx/2013/01/26/critican-propuesta-de-fusionar-direcciones-de-turismo-y-cultura-en-patzcuaro/), 30 de septiembre de 2014.
321
Jorge Amós Martínez Ayala
indígenas y rurales de Michoacán serán exotizadas para su venta como “destinos” al turismo nacional e internacional, y los únicos beneiciados serán las
líneas aéreas nacionales e internacionales, las agencias de turismo, los acaparadores de artesanías y las casas disqueras que venden world music, pero no las
comunidades. De manera similar sucede con la Noche de Muertos, cuando
grandes camiones de empresas turísticas llevan a treinta o cuarenta turistas
norteamericanos que se hospedan en hoteles de Pátzcuaro, los bajan en Cucuchucho o Tzintzúntzan, recorren el panteón, toman fotos y se suben de
nuevo y no dejan ni 10 pesos de un café o un atole, porque les sirven en el
autobús para evitar que se enfermen. ¿Qué obtienen entonces las comunidades de los miles de dólares que llegan por el turismo? Nada.
El “turismo cultural” es una tomadura de pelo, o cuando mucho “atolito
con el dedo” para las comunidades, a las cuales se les promete apoyos para
que lleven a cabo sus expresiones artísticas, pero no con el in de mantener la
tradición, aianzar la identidad o dar cauce a los sentires individuales; no, los
exiguos apoyos son para que tengan un templete, un mal equipo de sonido y
luces para el turismo. Las secretarías de Cultura y Turismo sólo “apoyan” a
aquellas expresiones que sirven de marco al consumo del turismo, pero que
no tienen nada que ver con las necesidades de las comunidades (si hay duda,
basta hacer un recuento de los montos aportados por ambas secretarías, los
conceptos por los que se aplican y para qué públicos, y se dará cuenta que
la mayoría de los recursos quedan en festivales internacionales millonarios
en la ciudad de Morelia, con extensiones en las ciudades más grandes, y una
cantidad menor para las actividades realizadas por los p'urhépecha, que son
las más vendidas como mercancía para turista).8 ¿Cuántas actividades de la
Secretaría de Turismo hay en Huizontla o en Ostula, cuántas en Escobales?
Aunque también son comunidades indígenas, no interesan porque no atraen
al turismo, y claro, no reciben recursos económicos. Zacán es la excepción
que conirma la regla: no se hace un evento para los p'urhépecha sino para los
de fuera, y ese es el modelo que les interesa, es decir, festivales coloridos cercanos a ciudades con oferta hotelera, porque ¿qué norteamericano tendría el interés y el valor para ir a Ostula a ver una misa cantada en latín o subir a Pómaro
a escuchar a un arpero náhuatl con su mariachito?9
8
“Fueron muy apreciados los más de 400 festivales celebrados en México en el
2007”.
(http://www.visitingmexico.com.mx/blog/fueron-muy-apreciados-los-mas-de400-festivales-celebrados-en-mexico-en-el-2007.htm), 30 de septiembre de 2014.
9
Lizbeth Padilla Fajardo. “La inseguridad le quita el ‘encanto’ a los pueblos mágicos de
Michoacán”. cnn, 18 de enero de 2014 (http://mexico.cnn.com/imprimir.php?url=na-
322
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
Es evidente que el desarrollo económico no se ha logrado con el turismo. Por otro lado, ¿el desarrollo cultural podría vincularse con el turismo? La
respuesta es: ¡no! Las culturas, y sobre todo las tradicionales, se construyen en
entornos locales para públicos especíicos; sus creadores a veces ni se percatan
de que son especialistas o “artistas”, pues tienen una función social primordial,
así que supeditar la cultura al turismo es folclorizarla, exactamente como sucede con la Danza de los Viejitos que se realiza en la Plaza Vasco de Quiroga los
ines de semana: no tiene sentido. Algo semejante pasa con el mariachi; en la
región que se extiende por el Bajío michoacano y la Sierra del Tigre, colindante
con Jalisco y Colima, los mariachis viven en los ranchos de manera autárquica,
sin “cobrar” sus actuaciones en las iestas, pero cambian cuando van a “trabajar” a los centros urbanos de la región, como Los Reyes.
En Estados Unidos el mariachi promueve la identidad porque los mexicanos allá son un grupo minoritario y usan la cultura musical, en particular al
mariachi, para enfrentar a los norteamericanos y al Estado; pero en México
hay una diversidad de culturas musicales, y el mariachi en este país es visto
como la forma cultural asociada con el Estado que oprime al resto de las expresiones regionales. En México al mariachi le quedan tal vez quince o veinte
años, pero entre más intervenga éste en la organización de acciones para su
salvaguardia es probable que con mayor rapidez acabe con él.
La promoción del mariachi mediático se vincula con los festivales, en
cuya organización, las cámaras de comercio tienen un gran peso. Morelia,
por ejemplo, tiene el segundo festival de mariachi más antiguo de México,
sólo atrás del de Guadalajara; es organizado por la Cámara de Comercio de
Michoacán y tiene extensiones en ciudades como Uruapan y ahora Ixtapa
Zihuatanejo. Está dirigido a públicos con cierto rango de edad y clase social:
hombres y mujeres adultos, con una procedencia rural pero avecindados en
las ciudades; sin embargo, los públicos nuevos no están generándose, los jóvenes no ya escuchan mariachi.
Este mariachi, deinido con la oposición (que no me gusta) tradicional-moderno, no sobrevivirá. Lo que continuará existiendo es la tradición mariachera con Los Tíos, en el rancho, donde sí forman parte de una identidad y
no necesitan del Estado para hacer sus iestas; es parte de un sistema de vida
autárquico que no necesita de personas ajenas para perpetuarse. Ellos construyen sus instrumentos y los ejecutan para que otros bailen sobre tarimas de más
cional/2014/01/18/la-inseguridad-le-quita-el-encanto-a-los-pueblos-magicos-de-michoacan), 30 de septiembre de 2014.
323
Jorge Amós Martínez Ayala
de 160 años; y a pesar de que el conjunto instrumental, los géneros y los nombres cambien, lo que no cambia es la necesidad de celebrar y de vivir una iesta.
Uno de los problemas recurrentes al tratar de entender la situación y los
contextos de las tradiciones musicales del occidente de México es la confusión semántica: ¿de qué mariachi hablamos? Siempre decimos “el mariachi”,
como si fuera algo homogéneo, y en realidad es una palabra que se reiere a
bastantes cosas. Todavía en los años treinta al grupo de músicos se les llamaba
murgas en el sur de Jalisco, fandangos en Colima y arpa grande en buena parte de
la Tierra Caliente de Michoacán;10 y de repente, la acción del Estado, la acción
de las industrias culturales, en los años cincuenta, inventó el mariachi de arpa.
¿Qué pasó, entonces, si ellos no se hacían llamar mariachi? Bueno, pues un
grupo de folcloristas del inba llegó a los concursos promovidos por el Estado
en Apatzingán, vio que el conjunto musical regional se “parecía” y compartía
géneros musicales y dotación instrumental con el mariachi, y decidió bautizarlo así: mariachi de arpa, a pesar de que los músicos no se deinían así.11 Con
el correr de los años apareció ya como una categoría “aceptada” que comenzó a igurar en la lírica de los sones, como “El Calero”:
…así que sea y así será,
con este “mariachi de arpa”
que buenas iestas se dan
(“El calero”, Los marineros de Tepalcatepec)
La copla anterior puede fecharse. Se sitúa en el contexto de la promoción
de los concursos de arpa por parte del Estado mexicano; en ese entonces, el
sistema de riego que estaba conigurándose junto con las empresas hidroeléctricas impulsarían el desarrollo de la cuenca del río Tepalcatepec, después
vendrían la industrialización de Tecomán, la creación del puerto de Lázaro
10
Véase Miguel Galindo. Historia de la música mexicana. Colima: s.e., 1933 (edición del autor), p.
179; y Víctor Hugo Rodríguez López. “El mariachi en Colima: una tradición familiar”. De
occidente es el mariachi y de México… Zamora: El Colegio de Michoacán-Secretaría de Cultura,
Gobierno del Estado de Jalisco, 2001, p. 98, su informante fue don Inés Ramírez Cobián,
nacido en 1916 en Villa de Álvarez; Isolda Rendón Garduño. El mariachi tradicional. Identidad
colimense. Colima: Programa de Desarrollo Cultural Regional de Tierra Caliente-dgcp-Secretaría de Cultura, Gobierno del Estado de Colima, 2012, p. 97, informante don Guadalupe
Larios García nació en 1927, en la hacienda de El Tecolote, ahora llamada Buenavista, en
Cuahutémoc, Colima.
11
Enrique Bobadilla Arana. Las valonas de Michoacán 1955-1980. Apatzingán: Casa de
la Cultura del Magisterio, 2005, pp. 17-18.
324
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
Cárdenas y el impulso turístico a Ixtapa y Zihuatanejo; todos estos cambios
traerían a la región de la Tierra Caliente un aumento de población, pues se
convertiría en un polo de desarrollo, lo que implicó una conmoción en las
identidades.12 Ello inspiró a la Comisión de Desarrollo de la Cuenca del Tepalcatepec a fomentar desde 1950 los concursos de arpa durante las iestas de
octubre en Apatzingán;13 cincuenta años después, a penas hay quince conjuntos de arpa que se disputan los premios, además en ellos casi no participan
músicos jóvenes, sólo un par de ellos los tienen y se debe a que son conjuntos
de arpa familiares.14
Un ejemplo es lo que sucede en los ranchos de El Santuario, municipio
de Tocumbo, Michoacán, y de El Carrizo, municipio de Santa María del Oro,
Jalisco, ambos vecinos y apenas separados por una barranca por donde corre
el río que divide dichos estados en El Potrero de Herrera. Familias extensas,
de apellidos Barragán, López, Barajas y González, viven en esa cañada a uno
y otro lado del río; viven de la agricultura y la ganadería, pero la música es
una parte importante en la cultura local.15 Un arpero emblemático, Ortega El
Zurdo es el origen de dos ramas familiares que se dividen entre el conjunto
de arpa grande Los Marineros de Tepalcatepec, formado por los González
y los Barajas; y el mariachi El Carrizo de Santa María del Oro, formado por
los Barajas; además del Mariachi López conformado por los hijos de una hermana de los Barajas. Cabe mencionar que todos los conjuntos instrumentales
están conformados por músicos jóvenes, y por adultos no mayores de 50
años. A pesar de que es una zona de creciente migración y gran cantidad de
jóvenes salen directamente de los ranchos a Estados Unidos, muchos de ellos
12
Véase Gonzalo Aguirre Beltrán. Problemas de la población indígena de la cuenca del Tepalcatepec.
México: ini, 1952; y Comisión del Tepalcatepec. La obra del Gobierno del Señor Presidente Alemán en la cuenca del río Tepalcatepec. Uruapan: Secretaría de Recursos Hidráulicos, 1950.
13
Véase Jorge Amós Martínez Ayala. “Los concursos de arpa grande de Apatzingán: la invención estatal de lo terracalenteño”. xviii Congreso Internacional de Antropología Iberoamericana. San Luis Potosí: Universidad Autónoma de San Luis Potosí-inaH-Universidad
de Salamanca, 29 al 31 de marzo de 2012.
14
Gabriel Rico. En busca del rostro que hace sonar las cuerdas. Morelia: Conaculta-Foescam, 2001,
pp. 12, 95.
15
Véanse las notas de Esteban Barragán López. Mariachi El Santuario. Un santuario del mariachi
tradicional ranchero. Zamora: El Colegio de Michoacán-Proyecto Tepalcatepec-Gobierno de
Michoacán, 2003 (Temples de la Tierra, 3, cd); y del mismo autor “A puro sentido. Mariachi
El Santuario, un santuario del mariachi tradicional ranchero”. Esteban Barragán López et
al. (coords.). Temples de la tierra. Expresiones artísticas de la cuenca del río Tepalcatepec. Zamora: El
Colegio de Michoacán, 2011, pp. 105-111.
325
Jorge Amós Martínez Ayala
tocan porque les enseñan desde pequeños, ya que tal costumbre forma parte
de una tradición familiar que no necesita del Estado para su preservación.
Ellos representan a Michoacán o a Jalisco según convenga a sus intereses. Por
ejemplo: El Carrizo es un mariachi “tradicional” que ha sido contratado en
varias ocasiones por el Gobierno del Estado de Jalisco para que represente
a la tradición mariachera, incluso ha sido merecedor a la presea Cirilo Marmolejo; sin embargo, ellos viven de tocar como un mariachi “moderno” en
Los Reyes, Michoacán. Esta identidad jalisciense es construida, pero tampoco
quiere decir que se sientan michoacanos: de un lado de la barranca es Michoacán y del otro lado es Jalisco, y a ellos les da lo mismo ir a comprar, vender,
oír misa, enamorarse o divertirse en un lado o en otro; esta división política
es arbitraria para la gente de los ranchos.
La situación de estos mariachis y otras agrupaciones musicales familiares
es alentadora. Originados en los ranchos relativamente aislados en las sierras
del occidente de México, están conformados por personas que viven una cultura autárquica que pretende satisfacer todas sus necesidades por productos
elaborados por sus vecinos y familiares, entre ellos la música. Aunque esta región tiene una fuerte migración, la necesidad de proveer de música a las iestas familiares, religiosas y civiles, provoca que las ausencias de los emigrados
se suplan rápidamente, incorporando a niños y adolescentes a las actividades
musicales, que aún como aprendices son sabedores que la formación se da
en el hacer. Estas localidades se han mantenido al margen de las políticas del
Estado e incluso, en ciertos periodos, contrarias al mismo; por ello, las familias que conforman las agrupaciones musicales de los ranchos del occidente
no esperan nada de las acciones culturales del Estado, lo que, lejos de ser una
desventaja es una fortaleza que les permite, además, tener cierto control de
su propia cultura.16
En la actualidad, el occidente de México es una zona de disputa por
ciertos grupos de narcotraicantes. La violencia motivó al Estado a la implementación de acciones de política cultural que han generado expectativas,
sobre todo en los promotores, gestores y folcloristas, quienes suponen que
ahora sí habrá recursos para desarrollar estrategias de salvaguardia de las tradiciones musicales de la región. Aunado a ello está el reconocimiento de la
unesco al mariachi como Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad y
las acciones de promoción turística, que han ido abriendo espacios para los
16
Véase Esteban Barragán López. …Más allá de los caminos. Los rancheros del Potrero de
Herrera. Zamora: El Colegio de Michoacán, 1990.
326
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
grupos musicales que interpretan los géneros profanos del mariachi, sin que
esto haya generado expectativas distintas en los músicos de la región. Los
impactos de la declaratoria tienen que analizarse por áreas y regiones.17 En el
occidente han empezado a multiplicarse los talleres, se han creado grupos de
folcloristas que tocan los repertorios de las diversas tradiciones musicales, y
aquellos grupos que no tenían talleres, los implementan; si bien hay una preocupación real por la cultura, también está el deseo de poder vivir de lo que
se ama. En cambio, los músicos tradicionales, sobre todo los viejos, que han
sido engañados continuamente por los políticos con el discurso de abrir espacios para su trabajo, son escépticos; unos cuantos saben del reconocimiento,
pero no conocen el sentido concreto de la declaratoria, ni a las instituciones
encargadas de las acciones de preservación, que no tienen interés de hacerlos
partícipes de los planes de salvaguardia.
El impacto de la declaratoria en el extranjero es distinto. Para los mariachis de América Latina, Europa y Asia, es un aval en su práctica cultural y
consolida su ingreso económico.18 En Estados Unidos la declaratoria ha tenido un impacto mayor porque el mariachi es una práctica cultural en resistencia,
una táctica de los mexicanos y sus descendientes en una nación donde son un
grupo étnico minoritario. El mariachi tiene más de tres décadas de haber entrado en el sistema educativo norteamericano, desde la preparatoria hasta los
posgrados, y se ha extendido desde los estados que comparten frontera con
México hacia el norte. Algunos grupos empresariales de mexicanos y mexicoamericanos dan apoyo económico a talleres en los lugares donde no se imparte su enseñanza dentro del sistema educativo. Por lo anterior, la declaratoria
le ha dotado de cierto prestigio a la práctica. Las agrupaciones de mariachi,
tanto escolares, familiares y de masas, se multiplican en Estados Unidos; hay
más de cincuenta festivales de mariachi en el territorio norteamericano y las
presentaciones en conciertos masivos crecen con los años. El público para el
mariachi “moderno”, mediático y popular crece en Estados Unidos, mientras
17
Expediente de nominación 398, Declaratoria de reconocimiento de la pirekua como patrimonio cultural intangible de la humanidad. Nairobi: unesco, 2010; inaH. Nomination ile no. 00575 for Inscription on
the Representative List of the Intangible Cultural Heritage of Humanity in 2011. El mariachi, música
de cuerdas, canto y trompeta. México: unesco, 2011; Conasam. Plan Nacional para la Salvaguardia
del Mariachi 2014-2018. Guadalajara: Centro de Documentación e Información del Mariachi, 8 de febrero de 2014.
18
Ángel Vargas. “El mariachi refuerza el sentido de identidad de México en el mundo”. La
Jornada, México, 28 de noviembre de 2011 (http://www.jornada.unam.mx/2011/11/28/
espectaculos/a16n1esp), 30 de septiembre de 2014.
327
Jorge Amós Martínez Ayala
que en México decrece y envejece; con ello se pone en riesgo la sobrevivencia
de ese mariachi vinculado con el Estado y las industrias culturales. Parece que,
en el mediano plazo, el mariachi “moderno” se aianzará como una tradición en
Estados Unidos, mientras que desaparecerá de México.
Debemos resaltar que las declaratorias de Patrimonio Cultural de la Humanidad son en realidad procesos de apropiación y despatrimonialización.
Cuando la unesco “patrimonializa” le quita el control de su propia tradición
a los preservadores y lo coloca en manos del Estado nacional; vuelve a los depositarios en meras comparsas, en tanto hay una apropiación de las industrias
culturales y las instituciones del Estado que vinculan turismo y cultura para
turistas; así se crean las rutas turísticas que desarrollan estrategias para unir
al mariachi con otros “productos turísticos”: la Ruta del Tequila, la Ruta del
Paisaje Agavero,19 la Ruta Ecoturística de Mazamitla. En todas esas estrategias
se incluye a los mariachis, pero ¿qué pasa con el músico mariachero local que
vive de tocar? Si le va bien, consigue una chambita ija en un restaurante para
los visitantes extranjeros que vienen con el in de conocer the real México;20
pero quien se lleva la mayor tajada son las agencias de viajes internacionales
que hacen las conexiones para que el turismo europeo, norteamericano y asiático, llegue a la ciudad de México, las líneas aéreas internacionales que mueven
a ese turismo cultural que crece más rápido que el interesado en las playas,
las cadenas hoteleras que los reciben en la ciudad de México, Guadalajara o
Morelia y las agencias de transporte nacional; en resumen, la industria turística. Aunque discursivamente se pregona que con ello se fortalecerá la cultura
local, eso no va a suceder.
Es necesario valorar en qué punto poner colectivamente los esfuerzos
y qué estrategias deben implementarse como sociedad; pero antes hay que
ser conscientes de lo que está sucediendo con los marcos internacionales y
cómo los están aprovechando tanto las industrias culturales como el Estado.
En las negociaciones entre promotores, gestores, preservadores, folcloristas
e investigadores de las artes tradicionales de México debe dejarse claro que
entendemos las lógicas de los procesos que se avecinan y en los que estamos
19
“El mariachi, patrimonio de la humanidad”. Proceso, México, 19 de julio de 2014 (http://
www.proceso.com.mx/?p=290256), 30 de septiembre de 2014. Pueden consultarse tales
estrategias del estado en dos sitios: Ruta del Tequila (http://www.rutadeltequila.org.mx) y
Museo del Tequila y el Mariachi (http://museodeltequilayelmariachi.com).
20
Véase Henrietta Yurchenco. The Real Mexico in Music and Song. Nueva York: Nonesuch,
1966, H2009 (Lp).
328
“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
inmersos. Hay que hacerle ver al Estado que entendemos su lógica y desde ahí
negociar las acciones y los recursos.
Un ejemplo de las acciones coordinadas del Estado para desarrollar económicamente el sector turístico y el de servicios a través de la promoción de
Declaratorias de Patrimonio de la unesco es el caso de Michoacán. Primero
vino la Declaratoria de Morelia como Ciudad Patrimonio en 1991, luego la
Noche de Muertos en 2003, enseguida la Ampliación para Michoacán en la Denominación de Origen del Mezcal en 2006, del Tequila en 1977, la Charanda
en 2003 y el Queso Cotija en 2005, seguido de las marcas colectivas a la Guitarra de Paracho en 2006 y el Cobre Martillado de Santa Clara en 2006, para
concluir esta etapa con las Declaratorias de Patrimonio Cultural Intangible de
la unesco a la Cocina Michoacana en 2010 y de la Pirekua en 2010,21 así como la
Denominación de Origen del Ate en 2014. Todo la anterior allanó el camino
para que se creara la Ruta Don Vasco, ruta turística que se promociona a nivel
internacional y que une a varios Pueblos Mágicos (un programa federal de
Sectur, creado en 2001) en torno de Pátzcuaro (como lo son el mismo Pátzcuaro, Tzintzuntzan, Santa Clara del Cobre y Tacámbaro) donde hay sedes
de hoteles, restaurantes, tiendas de artesanías, “culturantros” herederos de
las antiguas “peñas”, que unen el concepto de bar con el de centro nocturno
con espectáculos folclóricos, todos proveedores de bienes y servicios que les
permiten a los turistas visitar comunidades indígenas y mestizas, apreciar su
cultura y mantener el estándar de comodidad y confort necesarios para hacer
“turismo cultural”.
Hasta el momento, Michoacán es el estado de la república que por carecer de industria le ha apostado más al turismo cultural; cuenta con números
relevantes en el sector turístico, pues es la entidad que más pueblos mágicos
tiene declarados (8), la que tiene más denominaciones de origen en productos
artesanales y regionales (40) y el estado que está en más declaratorias de patrimonio cultural intangible (4); por ello el turismo le genera 8.7% de su pib.
El año pasado recibió 8.7 millones de visitantes,22 de los cuales más de 20%
21
Véase Patricia Muñoz Ríos. “La pirekua y la cocina michoacana, patrimonio cultural de
la humanidad”. La Jornada Michoacán, Morelia, 3 de mayo de 2011 (http://www.lajornadamichoacan.com.mx/2011/05/03/index.php?section=politica&article=005n1pol), 30 de
septiembre de 2014.
22
Sectur. “Conirma Turismo: en el 2013, Michoacán recibió a 8 millones de visitantes”.
Gobierno de Michoacán, 15 de febrero de 2014 (http://www.michoacan.gob.mx/index.
php/noticias/4105-conirma-turismo-en-el-2013-michoacan-recibio-a-8-millones-de-visitantes?tmpl=component&print=1&pa…), 30 de septiembre de 2014.
329
Jorge Amós Martínez Ayala
fueron internacionales, esto quiere decir que recibe casi 15% de los visitantes
internacionales que vienen al país.23 Si se aprecia la secuencia de las acciones,
la estrategia de crear “cadenas de valor” impulsada por el Estado es efectiva.
Así, productos como las bebidas alcohólicas regionales maridadas con el queso y los dulces, la comida tradicional, las artesanías, las iestas y la música, se
han patrimonializado para expandirse como productos culturales y turísticos,
en las rutas turísticas vinculadas entre ellas como cadenas productivas que en
conjunto aumentan el valor individual de lo ofertado; todo ello sucede en Michoacán con la Ruta Don Vasco.
La idea de las “cadenas de valor” que Sectur impulsa con los “productos
turísticos” también se puede apreciar en Jalisco, con la creación de la Ruta
del Tequila en el Paisaje Agavero, que vincula comida, bebida y música con el
ferrocarril.24 También la Vía Verde del Mariachi que reactivará el ferrocarril
de Chiametla, de Aclatlán de Juarez a Cocula, estrategia semejante a las vías
verdes de España que vinculan senderismo, atletismo, ecoturismo y a veces
rutas de peregrinación como el Camino de Santiago.25 Por tanto, no se trata
de políticas públicas desorganizadas u ocurrencias de los políticos estatales,
sino de acciones debidamente planeadas por el Estado, pues ya son varios
los gobiernos federales y estatales de distinto tono político, pero igual interés
económico, que las impulsan.
Como hemos visto en este panorama breve, el mariachi, desde su invención como tradición por el Estado mexicano, ha pasado de ser una serie de
usanzas locales apropiadas, para convertirse en un símbolo y un producto,
ambos vinculados con la creación de una identidad nacional cuyo objetivo es
servir al Estado posrevolucionario; esa articulación se mantuvo casi medio
siglo, mientras los intereses del Estado y las condiciones nacionales e internacionales del mercado musical permitieron a los medios de comunicación, generados por la élite empresarial del país, desarrollar su promoción y venta en
23
inegi. Sistema de Cuentas Nacionales de México: cuenta satélite del turismo de México, 2012: preliminar: año base 2008. México: inegi, 2014, pp. 3 y 7; inegi. Actividades características del turismo.
México: inegi, 2013, p. 2.
24
Véase Ruta del Tequila (http://www.rutadeltequila.org.mx/es/mapasmenu/tequila-express) y Museo del Tequila y el Mariachi (http://museodeltequilayelmariachi.com).
25
Omar Escobar. “¿Qué es la vía verde del Mariachi”. Unión Jalisco, 15 de noviembre de 2012
(http://www.unionjalisco.mx/articulo/2012/11/15/medio-ambiente/que-es-la-verde-delmariachi), 30 de septiembre de 2014; también en Plan Maestro. Vía Verde del Mariachi
(http://viaverdemariachi.weebly.com/estaciones-de-ferrocarril-en-jalisco.html) 30 de septiembre de 2014.
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“Los mariachis callaron”. El in del mariachi y la pervivencia de...
Latinoamérica y Estados Unidos. Sin embargo, hace tres lustros la situación
cambió: un fuerte movimiento indígena, el zapatismo, obligó a reconocer al
Estado que México era una nación pluriétnica; además, se dieron presiones
internacionales para que se respetaran los convenios irmados por el país, en
los que se estableció el compromiso de respetar y salvaguardar la diversidad
lingüística y cultural. A partir de entonces, el Estado ha impulsado la salvaguardia de una serie de prácticas culturales, entre ellas el mariachi, mediante
la supeditación al turismo, lo que se justiica con el discurso del desarrollo
económico a las comunidades preservadoras. Sin embargo, la colaboración
entre el Estado y la oligarquía que poseen los medios de comunicación ha
cambiado; para las empresas de medios, el mariachi ya no es un producto que
venda discos, y menos presentaciones, sus artistas no cantan más música
ranchera ni necesitan a un mariachi para acompañar sus presentaciones;
los pocos mariachis que sobreviven en el espacio mediático lo hacen vinculados a las giras y presentaciones fuera del país, fundamentalmente en Estados
Unidos, donde el mariachi se ha convertido en un símbolo que identiica a los
mexicanos y sus descendientes en la nación vecina. El mariachi popular, que se
contrata en las calles del país, ha reducido su presencia frente a una multitud
de grupos de música norteña que cobran más barato y que tocan la música de
moda, promovida por los medios, e incluso, una parte del repertorio del mariachi, cuando menos la canción ranchera y el bolero. Ahora el mariachi se ha
convertido en un producto turístico que se vende en cadenas productivas y
de valor vinculado con las bebidas tradicionales y la comida en rutas turísticas
recorridas por ferrocarriles y vías verdes, cuya inalidad es proveer al turismo
cultural de experiencias y vivencias por las que están dispuestos a pagar en
dólares y en euros.
Por todo lo anterior, es probable que estemos por presenciar el in del
mariachi mediático y popular en México; pero no de los grupos humanos, las
culturas locales y las tradiciones que le dieron origen. Los mariachis callarán,
pero las familias mariacheras seguirán cantando.
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Vargas, Ángel. “El mariachi refuerza el sentido de identidad de México en el
mundo”. La Jornada, México, 28 de noviembre de 2011 (http://www.jornada.unam.mx/2011/11/28/espectaculos/a16n1esp), 30 de septiembre
de 2014.
336
ANEXOS
1. Célula ritmo de vals colombiano
Fuente: Elaboración propia con el auxilio del programa de edición musical Sibelius 3 y con base en el ritmo de vals
colombiano presentado en la canción “El camino de la vida” de Héctor Ochoa.
2. Célula ritmo de bambuco colombiano
Fuente: Elaboración propia con el auxilio del programa de edición musical Sibelius 3.
3. Célula ritmo de son
Fuente: Elaboración propia con base en el son mexicano “Las Abajeñas” y con auxilio del programa de edición
musical Sibelius 3.
El Mariachi. Regiones e identidades
se terminó de imprimir el 30 de junio de 2015
en los talleres de Cárdenas y Asociados
Cuidado de la edición
Iliana Ávalos González
Corrección
Janette B. Chávez Plascencia
Marcela Moreno Espinoza
Diagramación
Janette B. Chávez Plascencia