25 Sea su palacio asolado: En sus tiendas no haya morador. 26 Porque persiguieron al que tú heriste; Y cuentan del dolor de los que tú llagaste.
En solo aquel cabello que en mi cuello volar consideraste, mirástele en mi cuello, y en él preso quedaste, y en uno de mis ojos te
llagaste.
San Juan de la Cruz
Entonces Júpiter tomole la barba, y trayéndole la mano por la cara lo comenzó a besar, diciendo: «Como quiera que tú, señor hijo, nunca me guardaste la honra que se debe a los padres por mandamiento de los dioses; pero aun este mismo pecho, en el cual se encierran y disponen todas las leyes de los elementos, y a las veces de las estrellas, muchas veces lo llagaste con continuos golpes del amor, y lo ensuciaste con muchos lazos de terrenal lujuria, y lisiaste mi honra y fama con adulterios torpes y sucios contra las leyes, especialmente contra la ley Julia, y a la pública disciplina, transformando mi cara y hermosura en serpientes, en fuegos, en bestias, en aves y en cualquier otro ganado.
A ti, aquí, a ti... Tú que te quedaste con mi cuerpo antiguo, vestido con mis sueños desvestidos, desvestido, y
llagaste más horas al camino...
Antonio Domínguez Hidalgo