madama


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Sinónimos para madama

Ejemplos ?
La madama de nuestro relato no había de ser la excepción de la regla y, en la caída, vínosele sobre el pecho la parte delantera del faldellín junto con la camisa, quedando a espectación pública y gratuita, el ombligo y sus alrededores.
Era un figurín antiguo, de la época de la emperatriz Eugenia, la época gloriosa en que las capotas de madama Teresa todavía hacían furor en la capital de provincia.
Alejandro, llevando consigo a su hermana, fuese en busca de Madama Gerard, una modista de Lima recientemente establecida en San Francisco, con quien había de quedar Estela, mientras él iba a las minas.
Yo mañana la remitiré, desde Marineda, los mejores bombones de chocolate en una caja bonita. Y vivirá tres años más madama Teresa..., porque alguien se habrá acordado de que es mujer.
La señorona, entretanto, increpaba a Hernández, llamándolo roto, bandido, asesino, ladrón... -¿Ladrón yo? -Sí, tú. -¡Caramba!, ¡qué costumbre de tutear tiene usté, madama! -¿Dónde está mi tordo? -¿Cuál?
Dicen bien, que amor tiene cataratas; porque madama no paró mientes en el calor del pelo, y echando llave y cerrojo, púsose a invocar al diablo y a preparar el hechizo.
La monja llamó a la alegre viudita, y la intimó que pagase a Zapata los doscientos duros de que el difunto se había confesado deudor. Madama quiso protestar el libramiento, alegando razones que probablemente serían de pie de banco, porque la sierva de Dios le repuso con toda flema: -Bueno, hijita, como quieras.
Ni se daba escobada, ni se zurcían las calcetas del pagano, ni se cuidaba del puchero, y todo, en fin, andaba a la bolina. Madama no pensaba sino en dijes y faralares, en bebendurrias y paseos.
Desde entonces ella llevó en la casa los pantalones, y él fue el más fiel de los maridos de que hacen mención las historias sagradas y profanas, como que sabía que le iba la pelleja en el primer tropezón en que lo pillase madama.
Para un heraldista, ni la honestidad de la casta Susana está libre de calumnia y atropello; pues si un paleto se empeña (y paga) lo harán por a + b descender de madama y uno de los libidinosos vejetes.
Troncos examina huecos, mas no le ofrece ninguno el panal que solicita en aquellos senos rudos. Madama Luna a este tiempo a petición de Saturno el velo corrió al melindre y el papahigo depuso para leer los testigos del proceso ya concluso, que publicar mandó el hado cuál más, cuál menos perjuro: las huellas cuadrupedales del coronado avernucio, que a esta sazón bramando, tocó a vísperas de susto; las espumas que la hierba más sangrientas las expuso, que el signo las babeó, rugiente pompa de julio; indignamente estragados los pedazos mal difusos del velo de su retablo, que ya de sus duelos juzgo.
Cuando la invasión napoleónica, los afrancesados de España, el gran Moratín entre ellos, dieron en la flor de llamar a su mujer mi madama o mi esposa.