nube

(redireccionado de nubes)
También se encuentra en: Diccionario.
Graphic Thesaurus  🔍
Display ON
Animation ON
Legend
Synonym
Antonym
Related
  • all
  • nombre
  • locución

Sinónimos para nube

estar en las nubes

Sinónimos

  • estar en Babia
  • estar en la higuera
  • estar en la inopia
  • estar en el limbo
  • tener la cabeza en los pies
  • tener la cabeza a las once

poner por las nubes

Sinónimos

Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

Sinónimos para nube

Ejemplos ?
Le eran indiferentes la luz del sol, las aves y las rojas nubes que, a la mañana y al atardecer, desfilaban en lo alto del cielo.
Y a aquél, díjole Zeus, amontonador de nubes, terriblemente indignado: “¡Hijo de Jápeto, conocedor de los designios sobre todas las cosas, amigo mío, ciertamente no estabas ya olvidándote de tu falaz astucia!” Así dijo lleno de cólera Zeus, conocedor de inmortales designios.
Yo era uno de esos gases. Ahora puedo erguirme sólo, sin ayuda de nadie, hasta las más altas nubes. Y si yo fuera hombre de extender las manos y bendecir, todas las cosas y el despertar de la vida proseguirían su rutina iluminada, pero impregnadas de mí: ¡Tan fuerte es la expansión de la mente en un hombre de verdad!
La luna inundábalo todo con su luz serena y pálida; apenas algún que otro lucero brillaba en el tranquilo horizonte en que resbalaban lentamente algunas nubes; dormía todo inmóvil y silencioso en el monte; el lagar de los «Mimbrales» fulgía como de marfil y como engarzado entre las flotantes ramas de dos copudísimos algarrobos; los olivos y los almendros manchaban las empinadas laderas con sus tonos oscuros, y con sus claros verdores las apiñadas chumberas, que circuían el bien encalado edificio; la solemne quietud no era turbada más que de tarde en tarde por el ladrido de los perros, leales y avisados guardadores de los cercanos caseríos.
El cielo estaba encapotado por densas nubes, y la total carencia de alumbrado terrestre dejaba a las tinieblas campar por su respeto en todas las calles y plazas de la población.
No lo sé. La ciudad dormía y nubes, grandes nubes negras, se esparcían lentamente en el cielo. Por primera vez, sentí que iba a suceder algo extraordinario, algo nuevo.
El mar sacudía sus hirvientes olas con furor creciente; el viento azotaba como con invisibles látigos el dorso de las olas que se encrespaban al poderoso castigo; en el cielo amontonábanse las nubes cerrando el paso a los rayos del sol, que ponía en ellas fantásticos cárdenos matices de un fulgor amarillento.
Allí me di cuenta de que nunca había visto una noche tan sombría, porque ni siquiera distinguía la columna de Julio, cuyo genio de oro se había perdido en la impenetrable oscuridad. Una bóveda de nubes, densa como la inmensidad, había ahogado las estrellas y parecía descender sobre la tierra para aniquilarla.
Pero cuando el régimen se invierte —y de esperar en el clima de Misiones—, las nubes precipitan en tres meses un metro de agua, de los mil quinientos milímetros que deben caer en el año.
El viento seguía presagiando cada vez más lágrimas y catástrofes; las sombras del triste atardecer fundíanse con las amontonadas nubes que iluminaban los relámpagos; la tormenta dejaba oír sus imponentes rugidos; los marineros se despojaban presurosos de sus chamarretas dando al viento el pecho hercúleo y bronceado, sobre el que la fe había suspendido alguna que otra cruz, alguna que otra santa reliquia.
Mira que se acerca el ángel de la tempestad. Sus alas alcanzan desde las nubes al suelo, y puede pegarte un aletazo antes de que tengas tiempo de pedirle gracia.
Ahora ambos son dioses. Alcmena parió al fornido Heracles en contacto amoroso con Zeus amontonador de nubes. A Aglaya, Hefesto, el muy ilustre patizambo, siendo la más joven de las Cárites, la hizo su floreciente esposa.