Y, ya al
pie de la gruta, haciendo apartarse a los pastores con una seña, la madre se arrodilló, y señalando al Niño dormido sobre la paja, murmuró anhelosa, en súplica ardiente: -¡Bésalo, Fernando!
Emilia Pardo Bazán
Momentos después nuestro pavo, acartonado completamente, inmóvil, reposaba al
pie del Niño Dios, que, entre sus pañales, bendecía a los pastores, y aceptaba los dones de los Reyes Magos.
Emilia Pardo Bazán
Cuando así hablaba, salíamos del hermoso soto de castaños que rodea la aldeíta de Illaos, y nos deteníamos al
pie de uno, ya vetusto y carcomido, que sombreaba cierta casuca achaparrada y semirruinosa.
Emilia Pardo Bazán
Porque Lucía, hija al fin de los Amadei, no había nacido para la mortificación y el dolor, sino para agotar las alegrías de la vida, para recrearse en el grato sonido del bandolín, en el armonioso ritmo de las estancias de los poetas, en la magia del color, en la dulce y misteriosa calma de los jardines, donde sonreía la eterna hermosura de las estatuas griegas y sólo el peso de ajenas culpas y el anhelo de la expiación la habían arrojado palpitante de angustia y de terror al
pie de los altares, donde a cada minuto recordaba involuntariamente el mundo y sus goces.
Emilia Pardo Bazán
El Papa desciende, ayudado por sus camareros, apoyando con calma el
pie en el estribo. Con tal arte se ha preparado la ceremonia, que al sentar la planta Pío IX en el primer escalón, vibra, lenta y solemne, la primera campanada de la medianoche, en cada campanario, en cada reloj de Roma.
Emilia Pardo Bazán
¡Pobre señor! ¡Era tan simpático y tenía ya tan metido el
pie derecho en la sepultura! El corazón de Inesiña se conmovió: no habiendo conocido padre, se figuró que Dios le deparaba uno.
Emilia Pardo Bazán
(exclamaban, sin embargo, con voz vinosa, sacando los sables con mucha dificultad y sin conseguir ponerse de
pie.) ¡Que entren esos canallas!
Pedro Antonio de Alarcón
Pero, aun así, púsose de
pie, y dijo con su nunca desmentido valor: -Señor don Jorge, esa pregunta es una indignidad, y ningún caballero la hace a las que considera señoras.
Pedro Antonio de Alarcón
Ya salía a
pie un ratito, apoyado primero en el brazo de su mujer, después en un bastón, a cada paso más derecho, con menos temblequeteo de piernas.
Emilia Pardo Bazán
Los separaré en dos y así los debilitaré y al mismo tiempo tendremos la ventaja de aumentar el número de los que nos sirvan: andarán derechos sostenidos solamente por dos piernas, y si después de este castigo conservan su impía audacia y no quieren estar tranquilos, los separaré de nuevo y se verán obligados andar sobre un pie solo, como los que en las fiestas en honor de Baco bailan sobre un pellejo de vino.
Y como jamás toca con el pie ni con ninguna otra parte de su cuerpo más que la parte más delicada de los seres más delicados, es preciso que por fuerza sea de una extremada delicadeza.
Pero ved lo que todavía hizo y soportó este hombre animoso durante esta misma expedición: el rasgo es digno de ser referido. Una mañana se le vio de pie entregado a una profunda meditación.