Pues bien, se había enamorado de él, le había provocado con todas las palabras de miel, con todos los suspiros de fuego, con todas las miradas de gancho, con todas las posturas de lazo, con todos los contactos de liga... y la mosca, la salamandra, el pez, el bruto, el ave no habían sucumbido.
En la misma carta no se indica expresamente que el artículo o suelto que motiva la reación de Un Vizcaíno fue publicado dos días antes pero (¡tanto mejor para la identificación!) se fija como fecha de su expedición el 13 de enero de 1848 y justamente en la edición de EL Comercio del Plata del 11, vale decir de “dos días antes” fue que apareció el artículo que en seguida –y sólo en la parte que ahora interesa-voy a sacar del olvido: “Empeñada la lucha (se viene refiriendo-con intención de justificarlo-al armamento de los extranjeros combatientes en la Defensa) la fortuna ha favorecido a nuestros enemigos. Muchos, muchísimos de los valientes defensores de Montevideo han sucumbido con gloria.
Al principiarse el sitio contaba Rodil en los castillos una guarnición de 2.800 soldados, y el día de la capitulación sólo tuvo 376 hombres en estado de manejar una arma. El resto había
sucumbido al rigor de la peste y de las balas republicanas.
Ricardo Palma
Entonces Poseidón, airado en el corazón porque su nieto había
sucumbido en la terrible pelea, se fue hacia las tiendas y naves de los aqueos para reanimar a los dánaos y causar males a los teucros.
Homero
o dejó de advertir el Atrida Menelao, caro a Ares, que Patroclo había
sucumbido en la lid a manos de los teucros; y, armado de luciente bronce, se abrió camino por los combatientes delanteros y empezó a moverse en torno del cadáver para defenderlo.
Homero
Ya que los dioses nos concedieron vencer a ese guerrero que causó mucho más daño que todos los otros juntos, ea, sin dejar las armas cerquemos la ciudad para conocer cuál es el propósito de los troyanos: si abandonarán la ciudadela por haber
sucumbido Héctor, o se atreverán a quedarse todavía a pesar de que éste ya no existe.
Homero
¡Ciento quince hombres! Los demás habían
sucumbido heroicamente. Y entretanto los realistas, redoblando sus esfuerzos, lograron colocarse a pocas cuadras de la infantería patriota, que falta de pólvora y de organización, habría tenido que rendirse.
Ricardo Palma
Hemos sido desgraciados, es verdad; la suerte nos ha sido adversa muchas veces, pero la causa de México, que es a causa del derecho y de la justicia, no ha sucumbido, no ha muerto y no morirá porque existen aún mexicanos esforzados, en cuyos corazones late el fuego santo del patriotismo y, en cualquier punto de la república en que existan empuñando las armas y el pabellón nacional, allí como aquí, existirá viva y enérgica la protesta del derecho contra la fuerza.
Al saber que algunos, los más valientes precisamente, habían sucumbido en diversas aventuras, todas heroicas, expuso la conveniencia de dejar una temporada en paz a las carreteras y caminos, dar tregua a los asaltos, y ocuparse exclusivamente en reclutar compañeros, refrescar el personal y completar el cuadro variando el reglamento de la marcial cuadrilla.
Como los mayas no habían transgredido las normas de Quetzalcóatl y no habían sucumbido a los ejércitos e ideología Azteca, reciben a los españoles como forasteros peligrosos, siendo rechazados de sus territorios.
Pero Petróvich se había sentido al parecer tan sobrecogido de terror que no podía moverse; lo tocaron, lo incorporaron, pero sólo para descubrir que el desgraciado se había asfixiado y que se le había extinguido la vida. Cualquier persona corriente habría sucumbido de pánico en semejante situación.
Sí, yo era lo bastante fuerte para luchar, pero no tuve el valor de alejarme, y dejé marchar solo al amigo. »También la doncella había participado en la fiesta y yo había sucumbido al esplendor de su hermosura.