Los pocos.
Me rindo. Demasiada es la injusticia, demasiada es la tortura, demasiado se siente su vigor, demasiada su fortaleza. Huelo su putrefacción, la huelo con detenimiento, asqueando a mi ser, recordándome su procedencia, lacrimandome los ojos irritando mi empolvada piel.Aroma que deambula por todos los lugares, que recorre las aceras y que penetra por las ventanas, aflora ante los ojos convulsantes de los pocos. Me rindo ante tí, engaño seguro, que desmoronas mi familia, que subyugas a mi ser, que envuelves y desgarras a mi alrededor. Podría continuar peleando con exalto ante sus feroces abatidas, debería en cierto caso, no obstante mi cansada rigidez me impide sostener con ahínco la espada de la verdad, del amor, de la bondad. Esa espada que he cargado durante mucho tiempo, con detrimento, con pesadez, esa espada que justo ahora no aguanto, pues su peso tuerce mis entrañas, encorva mi camino. Limpiamente he observado el comportamiento de aquellos que no merecen ni tan solo el céntimo de b...