Anders 1
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Breslau, y ms tarde en la de Hamburgo, se derrumb slo en el ao 1933; William Stern muri en el exilio, en Durham (Carolina del Norte), el ao 1938. Pregunt a Anders cmo se convierte uno en un moralista profesional, y la primera respuesta que recibo es una mirada severa, ms an: casi compasiva. Pero seguidamente, Anders comienza a narrar. Cmo, por ejemplo, un ao antes del trmino de la Primera Guerra Mundial, cuando l contaba quince aos, fue enviado a Francia, desde Hamburgo, como miembro de una liga paramilitar de escolares, con la misin presunta de ayudar en las tareas de recoleccin, pero realmente para destruir todas las cosechas de plantas y rboles frutales. A medio camino, en una estacin ferroviaria, seguramente en Lieja, yo vi una fila de hombres que curiosamente empezaban en las caderas. Se trataba de soldados a quienes se haba colocado sobre sus muones, apoyndolos luego contra un muro. De esta manera esperaban el paso del tren para retornar a su pas natal. Un par de semanas despus entretanto haba sido maltratado durante largas noches por sus camaradas nacionalgermanos el alumno Gnther Stern fund la primera Sociedad de Naciones del Siglo: por la noche, en el jardn del Hospital Militar y con la ayuda del hijo de un francotirador. A la luz de las velas pintamos con color blanco, y sobre un mapa de Europa, las diversas fronteras, y nos grabamos a cuchillo en la palma de la mano las letras E.U. Los dos sangrbamos como cerdos y corrimos hasta la enfermera, que era alsaciana. Ella comprendi en el acto y fue nuestro tercer miembro. Gracias a esta experiencia yo me convert en un moralista. Hasta hoy no he cambiado gran cosa. Al comienzo, todo haca prever una carrera universitaria. Aos de aprendizaje ontolgico con Martin Heidegger en Freiburg, a quin reproch abiertamente al despedirse de l, que slo practicaba una filosofa de las races, y que ello reduca al ser humano a una existencia vegetal. Luego el doctorado con el colega de Martn Heidegger en Freiburg, Edmund Husserl, cuya fenomenolgica mirada de retorno a las cosas era para l, sin embargo, demasiado vaca de sonido, de olfato y de contacto. El quera filosofar sobre el mundo y no sobre la filosofa. En el ao 1930, y despus de algunos aos de peregrinacin por toda Europa, se propuso alcanzar la habilitacin para una ctedra universitaria en Francfort del Main. Pero Max Wertheimer, Paul Tillich y Karl Mannheim le rogaron que tuviese paciencia, aduciendo que los nazis eran, por el momento, un grupo muy fuerte en la universidad. En uno o dos aos habrn perdido toda su importancia. Entretanto haba contrado matrimonio con Hannah Arendt, y se decidi a ganarse el sustento en el Brsen-Courier de Berln, gracias a la mediacin de Bertolt Brecht. Yo escrib sobre todo. Tanto sobre los nios violados como sobre un Congreso sobre Hegel o una novela policaca. Cada da tena que haber algo para que pudisemos vivir, hasta que Lhering me recibi un da con esta exclamacin: Nosotros no podemos firmar la mitad de nuestros artculos con el nombre de Gnther Stern!, Pues entonces pngame usted otro nombre distinto, le propuse yo. Bien, dijo l, desde ahora se llamar usted adems Anders (distinto).
Gnther Anders el seudnimo se convertira en nombre. Abandon la antropologa sistemtica, campo cientfico en el que trabajaba; los tiempos eran demasiado serios para malgastarlos en sistemas filosficos. Organiz seminarios sobre los escritos de Hitler, ley a Marx y escribi fbulas en el estilo de Brecht, cuentos irnicos a la manera de Swift sobre los nazis y la guerra. A m me pareca carente de sentido, risible y hasta inmoral, escribir textos sobre moral que slo seran ledos por colegas universitarios. Tan insensato como si un panadero cociese sus panes slo para otros panaderos. En una palabra: yo intent formular la moral de tal manera que su mensaje llegase tambin a la gente. Pero tambin dijo: Cunto ms gustosamente habra escrito yo sobre Tintoretto o Berlioz! Es tan aburrido tener que decir siempre lo mismo!. Despus de haber ledo Mein Kampf se fue entenebreciendo poco a poco; las relaciones humanas, tambin con las personas que me son ms entraables y ms importantes, quedaron sbitamente envenenadas. De este modo resume l, con discrecin, los aos en los que trabaj con obsesivo ahnco en la Molussische Katakombe: Historias de las Mil y una Noches; slo que estn contadas por los encarcelados en las mazmorras de la Polica Estatal Molussa textos didcticos sobre el fascismo y sobre la vida despus de l. El libro habra de tener un destino singular. Anders trabaj en l durante toda su vida, pero slo lleg a ser publicado en 1992, el ao de su muerte. Los ciudadanos de Molussa han acompaado siempre a Anders; en pequeas fbulas socrticas ha hablado frecuentemente de ellos, por ejemplo del filsofo molsso Ydd. Cuando gocemos de la libertad cerr uno de sus sorprendentes ensayos de escribir la verdad en las pginas culturales de los grandes peridicos molussos, y ello no slo por la vergonzosa razn de que nuestro Estado puede permitirse el lujo de concedemos a los intelectuales la libertad que se otorga a los locos, sino por la ms vergonzosa todava de que nuestro Gobierno considera deseable la produccin de vlvulas de escape, e incluso por la an ms ignominiosa de que considera necesaria la existencia de ellas. Ydd envi este texto a un peridico cercano al Gobierno y, mira por donde, a la maana siguiente fue publicada en l su verdad, y un da ms tarde le lleg su remuneracin, sobre cuya cuanta no tuvo motivo alguno de queja. Anders no era un hombre que aceptase los compromisos. Ya se despidiese en Pars del editor del peridico comunista que no consider la Molussische Katakombe como fiel a la lnea oficial del Partido con la altiva pregunta: Y usted considera un tal concepto de fidelidad como digno de un filsofo?. O se convirtiese para Hannah Arendt en un tipo estrafalario difcil de soportar, que odiaba continuamente, dia tras da, ms an: que se senta obligado a odiar, como si tal cosa hubiese podido servir de algo en algn momento. O cuando abandon rpidamente, en Nueva York, el lucrativo puesto de trabajo en el Office for War Information, porque consideraba la propaganda blica de los Estados Unidos tan fascista como la alemana, y adems lo deca. Muchos de sus compaeros de emigracin le consideraban arrogante, y para las autoridades era sospechoso. Agentes del FBI le visitaron, le interrogaron sobre Brecht y le preguntaron si haba ledo a ese... What do you call him? Hegel. En su diario, Anders anota:
Me habran podido preguntar igualmente si me gusta or discos de What do you call him? Telemann. El inters por el da de anteayer evidencia tendencias subversivas. Anders haba huido a Pars en 1933, y en 1936 lo hizo a los Estados Unidos, a Los Angeles. A su breve estancia en Nueva York, en el Office for War Information, sigui en 1942 el retorno a la Costa Occidental, a Hollywood. All vivi en una casa con Herbert Marcuse; al lado viva Brecht, con quien gustaba de discutir dialcticamente; un par de calles ms arriba vivan Hans Eisler, los hermanos Mann, Arnold Schnberg y le era muy difcil renunciar a las alusiones mordaces en zona distinguida, Max Horkheimer y Theodor Adorno. El era deca un nobody, alguien que haba nacido demasiado tarde para poder capitalizar en la emigracin una autntica reputacin. As y un tanto al margen de sus verdaderas dotes escribe poemas para la revista neoyorkina de los emigrantes Aufbau, se mantiene a flote como maestro a domicilio en casa de Irving Berln, y al cabo como trabajador en una fbrica. Como Lavador de los cadveres de la Historia, limpia, en los depsitos de guardarropa de Hollywood, botas de las S.A. nazi que cuelgan all qu impresionante optimismo! junto a sandalias griegas. Y una noche tras otra me vest mi limpia camisa de la lengua alemana. El diario filosfico se convierte en su gnero propio, tal y como l lo denomina: el Diario negativo. En l va anotando cmo las grandes catstrofes se reflejan en breves noticias de prensa, cmo las deformaciones forman caracteres, cmo los dolores generan hbitos, cmo la falta de hogar patrio se convierte al cabo en hogar. Su job en Hollywood le incita a filosofar sobre el nexo de unin entre el ser y el parecer, entre la vestimenta y la jerarqua real, entre el original y la mera reproduccin. Las operaciones faciales realizadas en la actriz S. son para l motivo y estmulo para escribir sobre la conversin del ser humano en simple mercanca, y el dilogo con el agente de Polica, para quien l es un ciudadano sospechoso porque no posee un automvil, le incita a formular las primeras categoras de su Ontologa de la economa: obligacin forzosa de consumir, imperativo del aprovechamiento y la utilizacin, ansia de mercancas. En 1950, Anders retorna a Europa. Adenauer me interesaba tan escasamente como Ulbricht. Y muy pronto qued claro que la ctedra titular de filosofa que me haba reservado Ernst Bloch en Halle no era en modo alguno admisible. As pues, se traslada a Viena, y de los diarios norteamericanos surge su obra fundamental: Die Antiquiertheit des Menschen [Lo anticuado del hombre], un estudio sobre el alma en la era de la segunda revolucin industrial, que en tres amplios captulos analiza las consecuencias del mundo de la maquinaria, de los medios de comunicacin y de las tcnicas de aniquilacin masiva sobre el espritu humano. Comienza con la vergenza prometeica, esto es, con el sentimiento de inferioridad de los seres humanos ante la perfeccin de las mquinas, y con su aoranza del funcionamiento, conforme a las lneas establecidas, en un proceso
laboral que los convierte en simples elementos lubrificantes de los aparatos: Cartas de un piloto de Hiroshima. Sigue El mundo como fantasma y matriz; bajo este ttulo medita filosficamente sobre el apresto y aderezo del Mundo en la era de la televisin, sobre la acomodacin de los deseos, el cultivo de los sucesos, el surgimiento del ermitao colectivo, que vive con sus fantasmas en una caverna electrnica. Anlisis todos ellos como slo son posibles al comienzo de una poca con una mirada sagaz para la altura de cada antropolgica. Entre los abortos producidos por el nuevo lenguaje, como son por ejemplo Zerstreuung (dispersin, desvirtuacin), menschliches Versagen (fallo humano), ernste Musik (msica seria), Anders descubre la remodelacin del ser humano. Y sin embargo no exige una vuelta atrs hacia los orgenes, sino que postula una vuelta al concepto kantiano de la libertad, que concibe la dignidad humana como dependiente de dos condiciones: pertenecer a su mundo, s, pero no estar sujeto estrictamente a l. Pero es sobre todo en el tercer captulo de la Antiquiertheit La bomba o las races de nuestra ceguera ante el Apocalipsis donde halla el verdadero tema de su vida. El calific la bomba atmica de monstruo ontolgico; un arma que anula todas las relaciones entre el fin y los medios; un instrumento para la aniquilacin de todo el Globo, que al mismo tiempo es objeto de un rechazo inhibitorio porque sus consecuencias son demasiado terribles para que podamos hacernos una idea de ellas. La Antiquiertheit des Menschen publicada el ao 1956 por la Editorial Beck, en Munich, estuvo largo tiempo bajo la sombra de la Dialctica del iluminismo de Adorno y Horkheimer. Pero mientras que los Frankfurter se hundieron en el duelo por la para siempre perdida emancipacin burguesa, Anders sigui siendo un rebelde. Y adems un monista moral. Por ello polemiza tambin esta tarde en Viena, sobre la consigna de Weizsacker: Vivir con la bomba!, que abre paso al rechazo inhibitorio, y se burla de Adorno: En una ocasin le ped que pronunciase un discurso en una manifestacin de la Ostermarsch (marcha de Pascua). Yo haba cado enfermo. Y l me dijo al telfono: Usted sabe muy bien que yo no desfilo detrs de ninguna bandera. Entonces desfile usted delante de ella, le repliqu yo. Y me colg el telfono. Junto con Primo Levi y Bertrand Russell, Anders fue una de las personalidades rectoras que lucharon en el movimiento Gu%rra contra la muerte atmica en la dcada de los aos cincuenta y sesenta. Si el peligro es global, el movimiento social tiene que ser tambin global, y las personas tienen que aprender a extender sus sentimientos. Su intercambio epistolar con el piloto de Hiroshima Claude Eatherly, Off Limits fir das Gewissen ([Ms all de los lmites de la conciencia], fue ledo en todo el mundo. Eatherly fue la figura de poca opuesta a Eichmann, el soldado que slo comprendi al final lo que l una ruedecilla insignificante de la maquinaria blica haba hecho. Mediante insensatos asaltos a bancos, Eatherly quiso convertirse en culpable, y fue recluido en un manicomio
por el Ejrcito. Con sus cartas, Anders le prest ayuda como terapeuta, maestro y auxiliar intelectual de su fuga en una sola y misma persona, y se convirti con ello en persona non grata en los Estados Unidos. En Varsovia, Anders hizo un llamamiento a la huelga mundial de los trabajadores de la industria de armamentos, y choc con el frreo silencio de quienes distinguan entre bombas buenas y bombas malvadas. Yo me avergonzara profundamente, con Kant, de reconocer y aceptar la fuerza normativa de lo fctico, tan invocada hoy como argumento, escribi ante la evidente inutilidad de tales exhortaciones. La expresin es miserable ... Tampoco la validez del Mandamiento No matars queda desvirtuada por la existencia de los asesinos ... Es que acaso ha perdido su obligatoriedad el Sermn de la Montaa por el hecho de que llevemos dos mil aos chapoteando en sangre?. En diversas universidades proclam su catecismo atmico: Atemoriza a tu vecino como a ti mismo, o bien: Posee slo cosas cuya mxima pudiera ser tambin la mxima de tu conducta. El filsofo se convirti en predicador. Hasta que el movimiento se derrumb, l fue denunciado como comunista y dejado de lado por la socialdemocracia posterior al Congreso de Bad Godesberg. Como miembro del Jurado en el Tribunal Russell, contra la guerra en Vietnam, se lanz una vez ms a la lucha, critic a la prensa norteamericana, monocorde y domesticada, la cnica degeneracin del lenguaje pblico, una cultura poltica que haba despachado las declaraciones de guerra como costumbre puramente europea, y las nuevas y viejas formas de barbarie (La masacre de My Lai: all los hombres queran matar verdaderamente por su propia mano). Despus entenebreci de nuevo y enmudeci durante algunos aos. Yo ya no soy un optimista, dijo entonces en Viena. Cuando, en 1958, tom parte en la procesin de Kyoto hacia Hiroshima, tuve la sensacin de participar en el nacimiento de una nueva religin. Este sentimiento le haba abandonado para siempre. Al atardecer de aquel da en Viena era el 12 de julio de 1977, y por tanto su 75 cumpleaos estbamos sentados en un restaurante Gnther Anders y su segunda esposa, Elisabeth Freundlich, Lou Eisler y su marido, dos periodistas holandeses y yo. Con jovialidad un tanto forzada, l comenta una vez ms cuntas y cuntas personas no le han felicitado: por ejemplo la socialdemocracia alemana. Seguidamente, los cuatro narran sus historias de la emigracin, de Hollywood y del Hotel Lux de Mosc. Escapados con vida. Al despedimos, cuando yo le deseo ganas de crear, se encrespa furioso: Acaso cree usted que eso es un placer? Qu aburrido y montono es no poder hacer otra cosa que gritar este No debeis! Pero soportar este hasto forma parte de los postulados morales de hoy. Cada poca tiene su ascetismo. Y cada ascetismo tiene su economa se obstina con ahnco en invitar a todo el grupo, aunque las miradas de los amigos dicen: l no puede darse ese lujo. Dos aos despus, en 1979, ocurre el percance tcnico en la Central Nuclear norteamericana de Harrisburg, y se extiende la lucha internacional contra la
industria atmica. Sigue la decisin de la OTAN de estacionar en Europa nuevos cohetes nucleares, y el Movimiento por la Paz cobra de nuevo vigor; centenares de miles se manifiestan en Bonn y en Nueva York. Los escritos de Anders son reeditados, los premios y galardones culturales llueven sobre l. Anders se sienta de nuevo en su escritorio, redacta ensayos y polmicas; en 1980 ve la luz una segunda parte de su Antiquiertheit, con el ttulo de Sobre la destruccin de la vida en la era de la tercera revolucin industrial. Anders se radicaliza una vez ms, hasta la arriesgada consideracin de si son justificables moralmente los atentados contra empresas dedicadas a la energa nuclear. Y l no es el nico en hacerlo. Su colega Robert Spaemann, un conservador, escribe que con la introduccin de la tcnica nuclear se ha llegado a la situacin de guerra civil, porque el Estado no es capaz ya de garantizar en el futuro la seguridad y la vida de sus ciudadanos. Anders es solamente ms explcito. Su rigurosidad no decay, ni tampoco su energa, hasta el ltimo momento, hasta su muerte en Viena, en diciembre de 1992. La pregunta no debe ser: cmo se vuelve uno moralista, me haba espetado justo al comienzo de nuestro encuentro. La pregunta tiene que ser: Cmo puede ocurrir que alguien no llegue a serlo?. Muy bien. Pero cmo es posible soportar, durante toda una vida, el esfuerzo de insistir tercamente en un concepto humano del hombre? La terquedad lo es todo. Sin terquedad, los judos no habran podido conservar y defender su religin a lo largo de milenios. Sin la terquedad de un par de santos locos no habra surgido nunca un movimiento social. Aunque poda tambin mostrarse iracundo, como Moiss, y compadecerse de s mismo, como Job, la figura predilecta de Gnther Anders era No, que construy el Arca. Obstinacin como principio vital, como secreto vital. Pero sobre su escritorio pude percatarme de ello antes de salir de la casa colgaba una litografia de A. Paul Weber: Sancho Panza llora por Don Quijote. [Publicado originalmente en el diario Die Zeit. Reproducido de la revista KulturChronik n 5. Bonn, 2002]