Oscar Smith: El Sindicalismo Peronista Ante Sus Límites

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En Recuerdo del Cro OSCAR LESCANO fallecido hoy

Oscar Smith: El sindicalismo peronista ante sus lmites escrito por Mario Baizn y Silvia Mercado - Puntosur
Prrafos del libro Editores-

En las elecciones de 1974, Oscar Smith lleg a la secretara general del sindicato Capital Federal de Luz y Fuerza. Ahora l fue quien encabez la lista Azul y Blanca, acompaado en la frmula por su amigo Oscar Lescano. Smith en persona se haba encargado de conformar la nmina tratando de incorporar a la mayora de los jvenes delegados que se haban destacado en los aos anteriores. El resultado electoral le dio la razn. Otra vez una mayora abrumadora apoy a los candidatos de la lista Azul y Blanca. El momento del "Gato" -as lo conocan a Smith todos sus amigoshaba llegado.......

Lescano mir otra vez al militar, pero no pudo pensar nada ms. Rodando, ya la granada estaba entre sus manos y de pronto se sinti ridculo. -Para qu vine? -se pregunt en silencio mientras surga en su memoria la imagen de la rpida gestin que lo haba llevado hasta ese despacho del comando del Primer Cuerpo de Ejrcito ocupado por el coronel Roberto Roualds. El hombrecito de la granada. Junto a Lescano estaban Hugo Caruso y Juan Versace. El propio Lescano fue quien acept la posibilidad de la reunin cuando un pariente de Roualds ofreci la posibilidad del encuentro... -Hay que ir -dijo Oscar Smith cuando se enter de la gestin. Hay que explicar todo y lograr que larguen a los muchachos . ..

Slo poda registrar la cara de ese militar cuya fama de "duro e inflexible" en la represin haba llegado a ocupar varias veces la conversacin de los lderes de Luz y Fuerza a la hora de analizar las "internas" del poder castrense. Roualds ces por un momento de dar rdenes a los gritos y de recorrer el bunker que le serva de oficina para comprobar cmo Lescano comenzaba a comprender el chiste de la granada. - Todos los de Luz y Fuerza son subversivos... Nos quieren llevar por delante. Los voy a fusilar a todos -deca entre otras cosas Roualds, casi gritando, mientras atenda simultneamente la conduccin de dos o tres operativos represivos cuyas alternativas le eran comunicadas directamente a su despacho. La tensin ya era palpable. Lescano intentaba sin xito comenzar a articular frases ms o menos coherentes sobre el conflicto y su desarrollo pero no lo lograba. Los gritos y la misma excitacin que mostraba Roualds hacan imposible el dilogo. -Nosotros no queremos hacerle el juego a... -intent por ensima vez el gremialista, pero la frase esta vez fue cortada por un inesperado corte de luz. -De ac no se mueven -orden el coronel, casi en el cenit de su histeria,

mientras convocaba a su despacho a sus ayudantes. -Voy a averiguar qu pas y si es un sabotaje los fusilo ac mismo -fue su amenaza tonante mientras abandonaba el despacho. Fue una larga espera para Lescano y sus compaeros. Al rato Roualds lleg ms calmado, la luz ya haba sido restablecida y el militar apareca un poco ms distendido. Luego de escuchar de los gremialistas un largo informe sobre el conflicto, Roualds se despach con una advertencia final: --La Junta ya orden que vayan presos los principales dirigentes del gremio. Desde Smith para abajo... Ustedes incluidos . Esto no se puede aceptar... Ya fueron demasiado lejos. Los visitantes de Roualds no prolongaron ms la entrevista. La noticia que se llevaban era lo suficientemente importante como para justificar. los riesgos corridos. La Junta Militar estaba por ordenar la captura de los principales dirigentes de la protesta lucifuercista. Haba llegado el momento de activar los mecanismos de seguridad que desde septiembre vena preparando en la mayor reserva el abogado Carlos Pizzolorusso. Esencialmente, el sistema de "cuevas" ideado constaba de cinco departamentos en el Barrio Norte y de una decena de casas suburbanas habitadas por familias de dirigentes y afiliados del gremio, que servan como "refugios alternativos". Los dirigentes que participaban de este sistema de seguridad nunca dorman en la misma casa dos noches seguidas y deban reportarse telefnicamente a sus contactos de modo tal de no perder pisada de los involucrados en las medidas. Esa noche, cuando Oscar Lescano se diriga hacia el refugio que le haba asignado el sindicato, por Radio Rivadavia escuch la voz del general Roberto Eduardo Viola anunciando la persecucin contra la direccin de Luz y Fuerza y criticando con extrema dureza la actuacin del sindicato en el conflicto. En ese momento Lescano entendi que la lucha desatada ya no dependa de las respectivas conducciones y que haba entrado en un plano impredecible. La certeza que invadi a Lescano tambin habr hecho presa del resto de los dirigentes de Luz y Fuerza, que por primera vez en mucho tiempo tenan la incmoda sensacin de que a pesar de manejar una de las organizaciones sindicales ms importantes del pas, no controlaban el destino de un conflicto que se estaba complicando demasiado. .

Mientras la Junta Militar insista en que "la subversin tratar de capitalizar todo enfrentamiento dentro del Proceso para su provecho y el de los intereses forneos que representa" , en uno de los bandos publicados con referencia directa al conflicto de Luz y Fuerza otros sectores del establishment econmico vean el pleito en otros trminos. "El resultado de la corriente de huelga de los trabajadores de Luz y Fuerza ser el que decida quin est gobernando el pas: las fuerzas armadas o los sindicatos peronistas" deca el Buenos Aires

Herald en su editorial del 18 de octubre de 1976. Ms adelante, el matutino ligado al ms alto nivel del mundo de los negocios argentinos sintetizaba: "Un importante principio est en juego: es el gobierno militar lo suficientemente fuerte como para imponer su voluntad al poderoso sindicato?" De todos modos, para la escalada gubernamental no quedaba otra posibilidad que justificar las medidas represivas realimentando el fantasma del "flagelo subversivo". En el comunicado nmero 5 que sobre el conflicto emitiera la Junta Militar se anunciaba que "habindose comprobado la existencia de piquetes de huelga que intimidan 'a los trabajadores en conflicto, impidiendo que se realicen normalmente sus tareas -en particular la de mantenimiento de los equipos-, el Gobierno Nacional ha adoptado las medidas necesarias para asegurar la libertad de trabajo y para detener y procesar por infraccin a la ley 21.400 a los agitadores, activistas y saboteadores. En el comunicado nmero 6, la Junta Militar precisaba "a la poblacin que delincuentes subversivos tratarn de alterar la paz en el territorio nacional aprovechando el conflicto existente en la empresa SEGBA y extendido a todo Luz y Fuerza". Quien conociera la vida interna del sindicato saba que el comunicado militar falseaba la verdad.

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