Bravo Gonzalo - Historia de La Roma Antigua
Bravo Gonzalo - Historia de La Roma Antigua
Bravo Gonzalo - Historia de La Roma Antigua
Historia de
la Roma antigua
Historia y Geografa
Alianza Editorial
Gonzalo Bravo
Historia
de la Roma antigua
Al ianza Edit orial
Materiales / Historia y Geografa
El libro universitario
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ejecucin artstica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a travs de cualquier medio,
sin la preceptiva autorizacin.
1998 Gonzalo Bravo
Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1998
Calle Juan Ignacio Lea de Tena, 15; 28027 Madrid; telf. 91 393 88 88
ISBN: 84-206-5732-8
Depsito legal: M. 42.695-1998
Impreso en Fernndez Ciudad, Madrid
Printed in Spain
ndice
Introduccin ...................................................................................... 9
1. La Roma arcaica.......................................................................... 13
1. Los comienzos: del mito a la historia.................................... 13
1.1 Elementos de una tradicin.............................................. 13
1.2 Ubicacin de la ciudad..................................................... 16
1.3 Roma, ciudad privilegiada del Lacio.............................. 17
2. Los reyes de Roma: fin de un tpico historiogrfico........... 19
2.1 Tarquinio Prisco, el verdadero Rmulo.......................... 19
2.2 La reforma serviana.......................................................... 21
2.3 El otro Tarquinio: un rey contra la aristocracia?......... 24
2.4 El legado etrusco............................................................... 26
2. La Roma republicana.................................................................. 29
1. Patricios y plebeyos: las claves de un conflicto..................... 29
1.1 Precedentes arcaicos........................................................ 29
1.2 La plebe: grupo social y poltico.................................... 30
1.3 Legislacin bsica del conflicto...................................... 32
ndice
2. El sistema constitucional republicano................................... 34
2.1 Los principios polticos fundamentales......................... 34
2.2 Asambleas y reuniones.................................................... 36
2.3 Magistraturas y magistrados........................................... 38
2.4 El Senado.......................................................................... 40
3. Expansin e imperialismo romano........................................ 42
3.1 Los momentos del proceso expansionista...................... 42
3.2 Las fases del imperialismo............................................... 45
3.3 Mviles de la anexin y frmulas de integracin.......... 47
4. La ltima generacin republicana.......................................... 50
4.1 Gnesis del poder personal.............................................. 50
4.2 Los conflictos tardorrepublicanos................................... 51
4.3 Los protagonistas del ltimo siglo republicano............. 53
4.4 El final de una poca........................................................ 56
3. La Roma imperial......................................................................... 63
1. Augusto y el principado......................................................... 63
1.1 Augusto y la construccin del Imperio........................... 63
1.2 El regimen del principado................................................ 68
2. El Imperio y las provincias..................................................... 76
2.1 Roma, Italia y las provincias........................................... 76
2.2 Funciones y ttulos de los gobernadores provinciales ... 77
2.3 El status provincial........................................................... 78
2.4 Cambios en el panorama provincial............................... 80
2.5 Administracin imperial, provincial y local.................. 82
2.6 Concesin del derecho de ciudadana............................. 82
3. La sociedad romana imperial.................................................. 83
3.1 Riqueza, privilegio y poder: parmetros de un sistema
social.................................................................................. 83
3.2 Estructura piramidal?..................................................... 84
3.3 Grupos de status............................................................... 86
3.4 Clases sociales y grupos socioeconmicos.................... 86
3.5 La mujer romana: de la Repblica al Imperio................ 88
4. El control del poder: Senado y ejrcito en el siglo m............ 92
ndice
4.1 Precedentes de la crisis.................................................... 92
4.2 La guerra civil y el control militar.................................. 92
4.3 Reaccin senatorial........................................................... 94
4.4 Signos de crisis................................................................. 95
4.5 El cambio social: la otra cara de la crisis........................ 98
4. La Roma bajoimperial.................................................................. 101
1. Diocleciano y el bajo Imperio............................................... 101
1.1 Diocleciano y la recuperacin......................................... 101
1.2 De Constantino a Teodosio.............................................. 110
2. Paganos y cristianos: claves de una polmica .................... 117
2.1 Precedentes altoimperiales............................................... 117
2.2 Persecucin y libertad de cultos..................................... 118
2.3 Contra los cultos paganos................................................ 120
2.4 El cristianismo, religin oficial....................................... 121
2.5 La mujer cristiana: nuevos modelos femeninos............. 123
3 La sociedad bajoimperial: cambios socioeconmicos........... 125
3.1 La explotacin de la tierra............................................... 125
3.2 Esclavos o colonos?........................................................ 127
3.3 Colonato y patrocinio...................................................... 128
3.4 Campo y ciudad: presin fiscal y movilidad social...... 129
3.5 Honestiores y humiliores................................................. 130
4. Los enemigos del orden romano........................................... 131
4.1 Las hiptesis de la descomposicin............................ 131
4.2 El conflicto religioso tardorromano................................ 132
4.3 Las penetraciones brbaras.............................................. 136
4.4 Reaccin de los provinciales........................................... 137
Materiales............................................................................................ 143
A. Bibliografa comentada: lecturas complementarias........ 145
B. Glosario de trminos tcnicos........................................... 152
C. Listado prosopogrfico..................................................... 180
D. Cronologa bsica.............................................................. 207
E. Mapas, cuadros y material grfico................................... 219
ndice de materias............................................................................... 229
Introduccin
La historia o, mejor dicho, la historiografa, como cualquier otra
ciencia, no se renueva cada da. La construccin de conocimientos
histricos es una tarea, necesaria pero difcil, que a menudo so
brepasa el esfuerzo individual y que, en ocasiones, requiere la de
dicacin de varias generaciones de historiadores. Es natural, por
tanto, que los conocimientos acuados en forma de interpretaciones
de fuentes o hechos se mantengan durante algn tiempo hasta que
se convierten en meros tpicos historiogrficos. Cada poca, cada
historiador tiene conciencia, no slo de que tales lugares comunes
existen, sino tambin de que resulta difcil su erradicacin por va
rias razones. En primer lugar, por su variada morfologa. Hay t
picos en las teoras que se asumen tradicionalmente como vlidas,
pero tambin en los conceptos, los planteamientos, las hiptesis y
hasta en las interpretaciones o explicaciones propuestas de forma
acrtica. En segundo lugar, por miedo a cuestionar una construc
cin que se ha mantenido frme durante aos, dcadas e incluso
siglos. En fin, porque erradicar no consiste slo en cuestionar la so
lidez del edificio historiogrfico, levantado generalmente con
buenos materiales, sino tambin en derrumbarlo presentando una
alternativa diferente, ms razonable, actualizada y satisfactoria.
Historia de la Roma antigua
La Historia Antigua y, en particular, la historiografa del mun
do romano no es ajena a este fenmeno. Cada ao se publican en el
mundo miles de artculos y centenares de libros sobre los temas
ms diversos, aunque slo unos pocos suponen cambios sustan
ciales en los conocimientos adquiridos. Pero tambin es cierto que
una nueva fuente de informacin, una novedosa reinterpretacin
puede cambiar la percepcin del universo romano y, en conse
cuencia, su interpretacin, comprensin y explicacin. No obs
tante, estos cambios historiogrficos son ms notorios en unos pe
rodos que en otros, por razones obvias: el mito se presta ms a la
interpretacin que la economa; la legislacin es menos discutible
que la estructura social; en fin, los sistemas polticos suelen ser ms
perdurables que las creencias religiosas. En su ciclo vital un ro
mano poda cambiar de creencias (de los dioses domsticos a los
pblicos, de stos a los extranjeros), pero pocos vivieron la ex
periencia histrica del paso de un sistema poltico determinado a
otro diferente: de la Monarqua a la Repblica; de sta al Imperio;
dentro de ste incluso del Principado al Dominado. Por otra parte,
se constata fcilmente que los perodos ms tempranos son tambin
los peor documentados y, en consecuencia, sujetos a todo tipo de
lucubraciones. Desde la protohistoria italiana hasta la desapari
cin del Imperio Romano de Occidente en 476 hay casi quince si
glos de evolucin histrica aunque, a decir verdad, la historia ro
mana propiamente dicha no es anterior al siglo vil a.C. ni posterior
a mediados del v. A medida que se avanza en el tiempo cambia
tambin el tipo de fuente de informacin; las fuentes arqueolgicas
van dejando paso a las escritas, y ms tarde las fuentes literarias
a las historiogrficas sensu stricto. No obstante, la historiografa
reciente ha puesto finalmente por as decirlo orden en el caos
y hoy el discurso arcaico tiene poco o nada que ver con el de
hace tan slo dos dcadas. Algo similar puede decirse del perodo
republicano, aunque aqu la tendencia es anterior. Baste recordar
que una obra como La revolucin romana de R. Syme, dedicada a
los ltimos decenios republicanos y que significa un salto cualita
tivo en este tipo de estudios, se public por primera vez en Oxford,
1939, con una reimpresin en 1968, aunque la traduccin espao
la es de 1989. Pero tpicos e innovaciones son tambin frecuentes
en el anlisis histrico del perodo imperial y, especialmente, en la
Roma bajoimperial. Aqu el problema principal estriba en el res-
Introduccin
peto consuetudinario que, salvo raras excepciones, la historiografa
ha dispensado a la evolucin cronolgica por emperadores y di
nastas. Ciertamente, resulta difcil, no ya romper con la costumbre
historiogrfca al uso, sino ante todo presentar una alternativa de
anlisis que resulte satisfactoria sin inducir a la confusin. Son
tantos los emperadores y tan diferentes aun dentro de una misma
dinasta en su obra poltica, econmica, social, cultural o ideo
lgica que resulta difcil asociar a unos y otros sin caer en tpicos
o generalidades inadecuadas. En otras ocasiones la incongruencia
es manifiesta o cuando se proponen anlisis tericos que, aun sien
do necesarios, no se corresponden con los hechos. Qu decir del
Siglo de oro (saeculum aureum, como decan los romanos), de la
crisis del m, de la decadencia del iv y v, de las invasiones grma-
nicas, del esclavismo altoimperial, de la marginacin de la mujer,
del status, de la moderatio imperial, de las persecuciones contra los
cristianos. Todos estos conceptos y muchos ms son aqu revisados
y en general sustituidos por otros que resultan ms adecuados al es
tado actual de conocimiento de los distintos temas. En estas y
otras muchas cuestiones no se ha aceptado aqu el paradigma de la
historiografa tradicional, sino que, por el contrario, siempre que ha
sido posible se ha formulado una nueva tesis alternativa funda
mentada en datos y argumentos, en los materiales incluidos en los
Apndices (A-E) que figuran al final del volumen: bibliografa
comentada, trminos tcnicos, prosopografa, cronologa, mate
rial grfico. stos pretenden suplir la informacin complementaria
que, en un estudio como ste, suele incluirse en las notas a pie de
pgina. La bibliografa, naturalmente es selecta y a mero ttulo
informativo; el glosario de trminos tcnicos es sin embargo ex- *
haustivo en la medida en que salvo omisin involuntaria re
coge todos los utilizados en el texto, a menudo expresados en gra
fa latina; el listado prosopogrfco es algo ms que una lista de
nombres de persona y contiene datos complementarios sobre los
personajes citados; en fin, la cronologa se cie estrictamente a los
hechos ms destacados de una evolucin que grosso modo sobre
pasa un milenio de historia, en las estimaciones ms restringidas, y
el material grfico de apoyo incluye una variada seleccin a ttulo
de ejemplo, que puede ayudar tambin a ubicar los hechos histri
cos en su contexto con la precisin requerida o a comprender el
mecanismo y funcionamiento de determinados sistemas mediante
Historia de la Roma antigua
un organigrama en el que se relacionan todos los elementos que in
tervienen en ellos. No obstante, estos instrumentos de trabajo in
cluidos aqu se completarn con un exhaustivo repertorio de Fuen
tes bsicas del mundo romano, publicado en la nueva edicin de
nuestra Historia del mundo antiguo. Una introduccin crtica,
Madrid, 1998, en esta misma editorial, razn por la que no ha sido
reproducido como Apndice en el presente estudio.
1. La Roma arcaica
1. Los comienzos: del mito a la historia
1.1 Elementos de una tradicin
A pesar de una tradicin que, con leves adaptaciones, ha llegado
hasta nuestros das, hoy se puede afirmar sin reservas que Rmulo
el presunto fundador de Roma no existi, que sta no fue
fundada, como quiere la tradicin, el 21 de abril del ao 753 a.C.,
que la propia ciudad no puede haber existido antes del 600 a.C.,
que no hubo primeros reyes legendarios sino tan slo histricos, y,
en fin, que el verdadero fundador habra sido, por tanto, Tarquinio
Prisco a comienzos del siglo vi.
Pero no hay contradiccin en este tipo de interpretaciones. En
realidad se trata de un problema de fuentes. Los datos de la tradi
cin romana en las fuentes literarias asumen la fundacin de Roma
hacia mediados del siglo vm mientras que, por el contrario, los da
tos arqueolgicos no permiten hablar de un nacimiento urbano
antes del 625 e incluso del 575 a.C. Como este desfase cronolgi
co se corresponde adems con los aos en que supuestamente
Roma habra sido gobernada por reyes legendarios tales como R-
mulo, Numa Pompilio, Tulo Hostilio y Anco Marcio, parece obli
gado colegir que tales reinados no fueron reales, sino producto de
la tradicin historiogrfica. Por supuesto, Rmulo y Remo con se
guridad y el resto probablemente tambin son personajes mera
mente legendarios, cuya invencin se debe en gran medida a la no
toria influencia que la cultura helnica ejerci sobre el mundo
itlico. En esta tradicin, que ha llegado prcticamente hasta nues
tros das, se incluye el supuesto acto de fundacin de la urbs por
Rmulo y Remo, de forma similar a como lo habra hecho un oi-
kists griego, pero siguiendo las frmulas del rito de origen etrus-
co (arado, surco, pozo).
Sin embargo, resulta sorprendente que durante dcadas los his
toriadores hayan mantenido y algunos an hoy la existencia de
Roma ya en el siglo vm, lo que a la luz de los datos arqueolgicos
no puede interpretarse de otro modo que una Roma pre-urbana,
es decir, anterior al momento en que las comunidades integrantes
decidieran desplazarse de las colinas al valle del futuro Foro para
ubicar all el ncleo de la ciudad. Este hipottico trasvase de po
blacin implicara tambin un cambio en la economa de estos pri
meros habitantes, que pasaran del pastoreo a la agricultura. En
este contexto encajan bien algunos elementos de la tradicin, hoy
reinterpretados, como la llamada Liga del Septimontium, que, como
una especie de anfictiona de carcter religioso habra estado for
mada por las aldeas de las siete colinas que rodeaban a Roma.
Pero la historiografa reciente ha propuesto una nueva interpreta
cin, mucho ms razonable. Si Roma se configur a partir de un n
cleo originario integrado por las colinas del Palatino (con Germai y
Velia), Esquilmo (con Oppio, Cispio y Fagutal), y Celio, a las que
posteriormente se aadira el Quirinal, el nmero de colinas
que no montes eran en realidad ocho y no siete, por lo que el
radical septi no procedera del numeral septem, sino del trmino la
tino saeptus en su forma arcaica como septi, que significa estaca
y por extensin conjunto de estacas, esto es, empalizada, como
una primitiva forma de defensa, anterior incluso al terrapln (agger)
o al murus terreus, como la incipiente muralla de poca monrqui
ca atribuida al rey Servio Tulio. De haber existido, tal Liga agrupa
ra a las aldeas con sistema de empalizada y, en consecuencia, las
reuniones quizs no fueran de carcter religioso sino prepolti-
co, con el fin de mejorar sus posibilidades de defensa.
Historia de la Roma antigua __________________________ _________
Naturalmente, estos elementos siguen siendo objeto de contro
versia entre los historiadores, pero en los ltimos aos se ha llega
do a un cierto consenso en las cuestiones fundamentales: el mito de
la fundacin es de elaboracin tarda, probablemente no anterior al
siglo IV a.C.; los orgenes de Roma se corresponden con ciclos m
ticos (troyano, sabino, latino) dirigidos a engrandecer sus historias
respectivas; la formacin de Roma, por el contrario, debe enten
derse en los trminos de un proceso histrico que se remonta al si
glo IX a.C. entroncando bsicamente con las fases de la arqueologa
lacial; el primer rey de Roma fue el etrusco Tarquinio Prisco, al
que corresponderan la mayor parte de las obras que la tradicin ha
atribuido generalmente a Rmulo, pero tambin a otros supuestos
reyes legendarios como Numa (al que se atribuye a veces una im
portante reforma sacerdotal), Tulo o Anco Marcio (quienes habran
realizado grandes conquistas en el Lacio); en cambio, la cronologa
aportada por la tradicin historiogrfica antigua es asumible para
los reyes llamados histricos, as como muchas de las reformas (del
calendario, sacerdotal, del ejrcito, del Senado, tribus, curias) que
se les atribuyen. No obstante, se ha visto un dcalage cronolgico
de unos sesenta aos entre el 509 a.C., en que la tradicin fija el
paso a la Repblica, y el 450 que, segn otros datos histricos, se
correspondera mejor con los cambios histricos propios de una
nueva poca en la evolucin poltica romana.
En cualquier caso, la historiografa de las ltimas dcadas, aun
sin abandonar la interpretacin del mito de la fundacin y posibles
orgenes de Roma, ha pasado poco a poco a la historia interesndo
se ante todo por la formacin de la ciudad, su identidad frente a otras
ciudades del Lacio, itlicas o griegas, sus restos arqueolgicos, la
contrastacin de stos con los datos aportados por las fuentes lite
rarias y, en definitiva, abogando por una interpretacin coherente en
la reconstruccin de los hechos a travs de testimonios tan dispersos
y dispares.
Aun as, en la historiografa actual sobre el tema se pueden ob
servar dos posiciones al menos claramente diferenciadas: la hipo-
crtica, que acepta bsicamente los datos aportados por la tradicin,
y la hipercrtica, que rechaza el valor histrico de estos datos. En
los ltimos aos, sin embargo, se ha abierto paso una tercera va,
que acepta los datos literarios siempre que no estn en clara con
tradiccin con los datos aportados por la arqueologa.
1. La Roma arcaica
Historia de la Roma antigua
1.2 Ubicacin de la ciudad
Las races histricas de Roma se remontan a la protohistoria itli
ca. Pero los primeros asentamientos permanentes en la zona dan
una cronologa no anterior al siglo ix a.C. La ubicacin estratgi
ca de la futura Roma es bien conocida: en la margen izquierda del
Tiber el principal ro de la Italia central, a la altura del vado
denominado Isla Tiberina y a unos 20 km de la costa tirrnica. La
topografa del conjunto presenta un perfil de altiplanicie semicir
cular flanqueada por una serie de colinas que, de un modo u otro,
fueron incorporadas a los orgenes histricos de la ciudad. Al La
cio, en general, y al rea de la futura Roma, en particular, llegaron
influencias de las dos culturas protohistricas predominantes en el
mbito itlico: la villanoviana, del norte, basada en la agricultura
y la extraccin de metales, y de tradicin crematoria, puesto que
incineraban a sus muertos y enterraban sus cenizas recogidas en
pequeas urnas; y la apennica, procedente del sur, basada funda
mentalmente en la economa pastoril, de tradicin inhumatoria
con enterramientos en fosas, pozos o cmaras. Por tanto, una eco
noma mixta y una tradicin mixta tambin; ambas ms acentua
das hacia el norte o hacia el sur en sus sentidos respectivos: ms
presencia de inhumacin en los ncleos ms meridionales del La
cio; ms presencia de incineracin en los centros ms septentrio
nales.
Basados ante todo en datos arquelogicos, historiadores y ar
quelogos siguen discutiendo acerca de la originalidad del caso
romano, con diferencia el mejor conocido del Lacio primitivo. El
estudio de ste y, en particular, el del fenmeno de la formacin
de la ciudad en esta regin de la Italia central ha permitido la ela
boracin de una minuciosa estratigrafa de la llamada cultura la-
cial (1000-580 a.C.), cuyas ltimas fases se corresponderan ya
con niveles de la ciudad de poca histrica. En efecto, al final del
perodo IV B (ca. 580 a.C.) Roma se encontrara ya en un avanza
do estadio de la configuracin de su sistema poltico, segn unos,
pero apenas se habra constituido como ciudad no ya como Es
tado, segn otros.
1. La Roma arcaica
1.3 Roma, ciudad privilegiada del Lacio
En principio, el rea urbana es un espacio de habitacin y, por
tanto, requiere que existan condiciones de habitabilidad. Pero sta
no fue posible en la zona del Foro en tomo al Palatino, donde con
toda seguridad se levant la nueva ciudad, antes de que la zona
fuera desecada y pavimentada, dado que presentaba un aspecto
lacustre en origen. Segn los arquelogos, estos trabajos de dese
cacin del valle del Foro se realizaron en tomo al 600 a.C., por lo
que antes de esta fecha difcilmente pudo existir la ciudad. La teo
ra sobre los orgenes sigue planteando mltiples aporas. Ni la
tesis sinecista ni la monocntrica resuelven el problema de
forma satisfactoria. Si no hay trasvase de poblacin de las colinas
al valle tampoco parece que la ciudad surgiera ex nihilo, sino
como resultado de un lento proceso de transformacin de estruc
turas preurbanas tales como la forma de hbitat, produccin de
objetos cermicos y de metal, introduccin de cultivos, adopcin
de costumbres funerarias, etc. No obstante, el rea urbana de Roma
inclua no slo los centros habitados como aldeas (vid) en tomo al
Palatino, sino tambin el territorio perteneciente a otros vici cer
canos, que son absorbidos como pagi o territorios de stos (como
el Aventino, Janiculo, Succusano, Lemonio, etc.), incluidos ahora
en el ager romanus antiquus, a su vez separado de la urbs (o ciu
dad, propiamente dicha) por la lnea del pomerium que delimitaba
el espacio urbano, sagrado y, segn la tradicin, no traspasable
con armas. Pero la delimitacin del rea urbana exiga tambin
una diferenciacin de espacios: de habitacin, funerario, religioso,
pblico. La habitacin del Foro hizo que poco a poco la* necrpolis
se desplazara a las colinas circundantes reservando el valle para vi
viendas y edificios de carcter pblico y religioso. En este sentido
la tradicin atribua al rey Servio Tulio (578-534) la modificacin
de las tres tribus originarias (Tities, Ramnes, Luceres) por cuatro
territoriales, con nombre segn las diferentes regiones de la pri
mera Roma: Palatina, Esquilina, Collina y Suburana (tambin
los lmites de la Roma quadrata serviana). Esta denominacin de
las tribus urbanas segn las colinas podra indicar que todava en
esta poca el espacio funerario y el de habitacin no estaban total
mente separados.
Precisamente de la zona del Foro y en tomo al 600 a.C. proce-
Historia de la Roma antigua
mvnwwiwrxvmw^wwwi mmam mesemmmmmmmasea
den los restos ms antiguos de la Urbs: el templo de Vesta, la
Curia y la Regia, que indican la existencia ya en esta fecha de
cultos, lugares de reunin y residencia del rey, respectivamente, lo
que indica la existencia de otro espacio sacral o pblico, en el que
se ubicaban las construcciones reales o religiosas, as como un lu
gar reservado al culto que se diferencia claramente del espacio
reservado a las actividades propias de la civitas vetus. Todos estos
indicios muestran, sin embargo, que el rea urbana estaba ya ple
namente configurada y que el Foro actuara de foco de atraccin
sobre los habitantes de las colinas, que acabaran engrosando la po
blacin de la llanura.
La comparacin del rea urbana de Roma con otras ciudades
del Lacio, de Italia e incluso del mundo griego deja pocas dudas
acerca del carcter privilegiado de esta ciudad desde su nacimien
to. De las 50 Ha originarias pas a 285 en la poca serviana y su
entorno amurallado posterior lleg a proteger una superficie de
426 Ha, una extensin superior al resto de las ciudades latinas y
slo comparable con la de algunas ciudades griegas de Italia como
Tarento, con 510 Ha, y Agrigento, en Sicilia, con 517 Ha, o del
Egeo como Atenas, con 585 Ha. Pero otras ciudades del mismo
origen tenan una extensin mucho menor: Cumas, 72 Ha, y Cro
tona, 281 Ha; tambin su extensin era considerablemente mayor
que las de las ciudades latinas como Ardea, con 40 Ha., o etruscas
como Veyes, con 242 Ha, Vulci con 180 Ha, y Caere, con 120 Ha.
Ante estos datos, aun sujetos al posible error de la estimacin y a la
comparacin de pocas y lugares diferentes, puede decirse que
Roma naci y se desarroll en sus primeros tiempos como una
ciudad privilegiada, con un potencial humano y econmico muy
superior al de las ciudades contemporneas de su entorno lacial,
itlico e incluso de algunas ciudades griegas. De unos 40 ncleos
urbanos o protourbanos conocidos en el Lacio durante la poca ar
caica de Roma ninguno es comparable en extensin y ms de la
mitad carecen de los elementos bsicos del sistema urbano romano:
oppidum o ciudadela, agger o terrapln, murus o recinto amura
llado, lugares de culto o ager (segn el territorio delimitado al
modo romano) conocidos.
2. Los reyes de Roma: fin de un tpico historiogrfico
2.1 Tarquinio Prisco, el verdadero Rmulo
Tarquinio Prisco fue no slo el primer rey histrico de Roma, sino
el verdadero organizador de la ciudad, por no decir su fundador, su
verdadero Rmulo. De oscuros orgenes, pero al parecer origi
nario de la ciudad etrusca de Tarquinia y descendiente de una fa
milia griega establecida en Italia, Tarquinio debi llegar al Lacio
atrado por las posibilidades de desarrollo de la regin. En los l
timos aos del siglo vil Tarquinio logr convertirse en rey de los
latinos, sabinos y etruscos establecidos en tomo al Palatino. Des
pus organizara a estos grupos en tres tribus (Ramnes, Tities y Lu
ceres, respectivamente) otorgando a sus integrantes la comn de
nominacin de romanos, puesto que todos ellos habitaran en la
nueva ciudad ubicada al lado del ro (en etrusco ruma) que lla
maran Roma. Ms tarde se crearan las instituciones bsicas de la
sociedad romana: Senado y ejrcito. El primero seleccionando a los
representantes de las familias ms importantes de la comunidad, a
los que se otorg el nombre de patres por poseer tambin la doble
condicin de paterfamilias y pater gentis, esto es, del clan familiar
al que pertenecan; el segundo, en cambio, incluira a todos los ciu
dadanos tiles para la defensa de los intereses de la nueva ciudad,
y especialmente para poner en prctica la incipiente poltica exte
rior de Roma en sus relaciones con otras ciudades del Lacio. Pero
en el modelo urbano de la poca el de la polis griega ello no
habra sido posible sin que los nuevos ciudadanos pudieran con
trolar, disfrutar y explotar un territorio propio en latn llamado
ager y suficiente para garantizar su supervivencia frente a las po
sibles amenazas de otras comunidades vecinas en similares proce
sos de desarrollo y expansin. En definitiva, a Tarquinio Prisco
como verdadero fundador del populus romanus y, en consecuencia,
de la civitas romana (derecho de ciudadana) con todas sus impli
caciones polticas, sociales religiosas, militares y econmicas pue
den atribursele la mayora de las reformas del perodo regio como
correspondera a un verdadero artfice del Estado. De las reformas
atribuidas sobresalen por su trascendencia histrica dos: la del Se
nado y la del ejrcito. En cuanto al Senado, fuentes latinas y grie
gas coinciden en asignar a Prisco la introduccin de los patres
1. La Roma arcaica
minorum gentium de Livio, en estrecha correspondencia con los
neteroi patrkioi de Dionisio de Halicarnaso, con el resultado en
ambos casos de haber modificado el Senado originario, que, en
la tradicin, no puede ser otro que el de Rmulo. No obstante, es
tas denominaciones son similares pero no idnticas. Mientras que
la expresin griega refleja la idea de un mero incremento del Se
nado con nuevos patricios, la latina indica la procedencia social de
estos nuevos senadores, reclutados de los jefes de las gentes mi
nores, que no deberan ser identificadas sin reservas como me
nores, puesto que podra tratarse tambin y simplemente de iu-
niores, esto es, de ms reciente creacin. Pero en ambos casos
minores remite a la existencia de otras gentes maoires, cuyos pa
tres formaran el Senado romano originario. Si como parece opor
tuno los testimonios atribuidos a Rmulo acerca de la creacin
del Senado con cien patres elegidos de las gentes son falsos, y
si, como parece ser, fue Tarquinio el verdadero organizador de la
incipiente ciudad de Roma como Estado, habr que convenir en
que durante el reinado de este ltimo hubo dos reformas del Sena
do: una, para su creacin; otra, sin duda un poco posterior, para
modificar su composicin. Se podr discutir luego acerca de la
finalidad de la segunda reforma, de su alcance real en trminos
cuantitativos y cualitativos a la luz de diversos testimonios e in
cluso sobre la funcin real que la institucin senatorial romana
pudo tener en el perodo monrquico.
Una problemtica similar plantea el anlisis del proceso de
formacin del ejrcito romano que sin duda debe atribuirse tambin
a Tarquinio Prisco. Parece razonable pensar que la reforma militar
de Servio Tulio, su sucesor, se efectuara sobre la organizacin an
teriormente estatuida, la de su predecesor. En efecto, las fuentes la
tinas atribuyen a esta poca el desdoblamiento del equitatus origi
nario en equites proires y equites posteriores, as como la
duplicacin de las centurias de caballeros existentes pasando de
tres a seis creando las sex suffragia, es decir, los 600 jinetes, que
formaran junto con los 3.000 infantes originarios extrados qui
z de las 30 curias existentes la base del primitivo exercitus
romanus.
Finalmente, resulta altamente significativo que ya desde sus
inicios Roma se presente como un Estado que se proyecta hacia el
exterior, aunque naturalmente en esta primera fase slo alcanzara el
Historia de la Roma antigua
1. La Roma arcaica
control de algunos territorios prximos, dentro del propio mbito
lacial. En este sentido la tradicin asigna a Tarquinio la conquista
de los Prisci Latini, en el sector oriental del Lacio, y es unnime en
cuanto a la actividad conquistadora del primer rey romano: Fidena,
Collatia, Crustumerium protegiendo con guarniciones militares
los intereses comerciales de Roma a lo largo del Tiber siguiendo el
trayecto de la Via Salaria que discurra desde la desembocadura
del Tiber hasta las estribaciones de los Apeninos; Apiolae en el sur,
Gabii y Praeneste en el norte como ampliacin del ager romanus
en estas zonas, favoreciendo as las expectativas de la aristocracia
fimdiaria romana, reticente ante la orientacin comercial de la pri
mera fase de la poltica exterior del rey. En cualquier caso, duran
te su reinado nueve ciudades latinas se vieron obligadas a recono
cer el poder hegemnico de Roma en sus reas respectivas, lo que
equivala al control poltico sobre un tercio del Lacio; control que
sin duda beneficiaba tambin al grupo social dedicado a la artesa
na y el comercio al garantizar el intercambio de productos manu
facturados; control que no significaba todava ocupacin ni ex
plotacin, pero que pona las bases de la dependencia econmica
en relacin con Roma de los pueblos que rodeaban al Lacio: etrus-
cos, ecuos y sabinos principalmente.
2.2 La reforma serviana
La figura de Servio Tulio es, si cabe, ms enigmtica que la de
Tarquinio Prisco. De Servio se desconoce no slo su origen
etrusco o latino, sino tambin su condicin social, que oscila
entre esclavo y noble segn las versiones. Adems, se discute la
verdadera finalidad de sus reformas polticas, sin que haya con
senso entre los historiadores en el carcter populista de sus me
didas o si, por el contrario, stas iban destinadas a proteger los in
tereses del grupo aristocrtico, que presumiblemente le encumbr
y mantuvo durante ms de cuarenta aos en el poder, entre 578 y
534, segn la cronologa tradicional. Siempre segn la tradicin,
Servio tom el poder a la muerte de Lucio Tarquinio Prisco gracias
al apoyo que recibi de Tanaquil, la mujer del primer rey etrusco, y
de su madre, Ocrisia, una esclava del palacio real, donde el propio
Servio habra nacido como esclavo (serve en etrusco, servus en la-
Historia de la Roma antigua
tin), pero que latinizara su nombre despus de su llegada al trono
romano. Esto explicara el hecho de que los autores romanos se di
vidan al asumir el origen etrusco o latino de este noble y no es
clavo que logr ser rey de Roma, mientras que autores griegos
como Dionisio de Halicarnaso, una vez ms, negara la veracidad de
ambas versiones y considerara en cambio a Servio como extran
jero y sin patria conocida (xenos kai apolis). Por su parte, otro in
signe romano, el emperador Claudio el primer etrusclogo de la
historia, propuso ya su identificacin con el etrusco Mastarna,
amigo de Celio Vibenna, un noble a su vez de la ciudad etrusca de
Vulci venido a Roma juntamente con l tras una serie de escara
muzas en ciudades etruscas y latinas, en las que presumiblemente
morira el propio rey romano Tarquinio Prisco. Que la amistad
entre Servio-Mastama y los Vibenna de Vulci realmente exista ha
sido probado por la epigrafa, mediante la inscripcin de un buc-
chero vulcente de mediados del siglo vi a.C. hallado en la ciudad
etrusca de Veyes y dedicado a Avile Vipiinas, esto es, Aulo Vi
benna. Quizs no se trate de la misma persona que colabor con
Mastarna, pero sin duda alude a la misma familia. Por otra paite,
una representacin plstica en la tumba de Franois de Vulci re
coge tambin estos nombres rememorando algn evento notable de
la historia de la ciudad. La imagen muestra a un anciano de
nombre Cneo Tarkumiesh Rumach en el momento en que es
asesinado por otro hombre, de nombre Macstrna, ayudado por un
tercero denominado Cele Vipinas. Pues bien, con buen criterio se
ha propuesto la identificacin de Tarkumiesh Rumach con Tar
quinio, el romano, de Vipinas con Celio Vibenna y de Macstr-
na con Servio Tulio en cuanto macstr-na, es decir, el jefe, como
en latn magister.
Sea como fuere, lo cierto es que Servio introdujo cambios im
portantes en la emergente sociedad romana. Rode la ciudad con
una muralla (murus terreus) que sealaba el permetro urbano.
Realiz una reforma de las tribus transformando las tres anteriores
(Tities, Ramnes, Luceres) en cuatro tribus territoriales a las que dio
el nombre de las zonas (regiones): Collina (por el monte Celio),
Esquilina, Palatina y Suburana (por el Suburus) que, a su vez, se
correspondan con los cuatro extremos de la Urbs (la llamada tam
bin Roma quadrata)', pero como para entonces el ager romanus
haba aumentado de forma considerable cre tambin diecisis tri
1. La Roma arcaica
bus rsticas, a las que se adscribieron los quirites o propietarios de
tierras. Servio potenci tambin el prestigio poltico y religioso de
Roma entre las ciudades de la Liga Latina. Pero las dos reformas
ms importantes transmitidas por la tradicin fueron sin duda la
clasificacin censitaria de la sociedad romana y la paralela organi
zacin del ejrcito centuriado. Respecto a la primera, los datos
atribuidos a Servio estipulando en ases la capacidad de renta de las
distintas classes de ciudadanos son claramente anacrnicos, pues
to que esta pieza no existi en la circulacin monetaria romana has
ta finales del siglo m a.C., aunque hay que recordar que Livio y
Dionisio de Halicarnaso escribieron en poca augstea, esto es, a
comienzos del siglo i. En cuanto a la segunda, la reforma del ejr
cito, la atribucin a Servio es asimismo sospechosa, si bien es
probable que ste la iniciara. Segn la tradicin, el monarca habra
realizado una asignacin de centurias por classes, distribuyendo el
conjunto del populus romanus de la forma siguiente: 80 centu
rias para la 1.aclase; 20 para las 2.a, 3.ay 4.a; 30 para la 5.ay, ade
ms, habra 18 centurias de equites (extradas de la 1.aclase) y
otras 5 de proletarii, fuera ya de la clasificacin. El conjunto arro
jaba un total de 193 centurias. Es muy probable que esta clasifica
cin serviana obedeciera slo a razones militares al establecer la
escala en base a la desigual capacidad de defensa de los ciudadanos
(cives), pero su implicacin poltica en las votaciones de las asam
bleas debe ser muy posterior. An ms, hoy se tiende a simplificar
la complejidad que conllevara una clasificacin censitaria de tales
caractersticas asumiendo que la genuina reforma serviana habra
consistido simplemente en diferenciar al sector armado del populus
romanus, que habra que identificar con la classis clipeata (o el
grupo portador de escudo) de los que no formaban parte de ella y
que, en consecuencia, formaban el grupo denominado infra clas
sem. En este sentido se asume que la classis estara slo formada
por miembros de las tres primeras classes servianas, que sumaban
120 centurias de infantera; como stas estaban a su vez divididas
en maiores e iuniores en igual nmero, la movilizacin de las cen
turias de iuniores de la classis aportara 60 centurias, esto es, 6.000
combatientes, lo que podra identificarse como el germen de la
legin romana.
Historia de la Roma antigua
2.3 El otro Tarquinio: un rey contra la aristocracia?
La identidad del tercer rey romano, Tarquinio el Soberbio, ha sido
objeto de polmica en la historiografa. Durante algn tiempo se
crey que podra tratarse de un simple doblete del primer Tarquinio
o, en todo caso, de algn pariente hijo o nieto del primero. Pero
hoy se suele aceptar que se trata de dos personajes diferentes aun
que homnimos al haber utilizado ambos el patronmico (Tarqui
nio: originario de Tarquinia) como nombre de persona. Otros as
pectos de su poltica diferencian tambin claramente a uno y otro.
El segundo Tarquinio, denominado en las fuentes griegas despotes
y tyrannos, presenta un carcter populista que nada tiene que ver
con la colaboracin aristocrtica que, al parecer, caracteriz al rei
nado de Prisco. Otros aspectos de su reinado son asimismo oscu
ros. Nada se sabe de su llegada al poder aunque, a juzgar por su
orientacin poltica posterior, no parece que fuera apoyado por la
aristocracia tradicional, interpretacin que se corresponde bien
con la imagen de tirano transmitida por un griego como Dionisio
de Halicarnaso. Livio, en cambio, le denomina Superbus (el So
berbio), quizs simplemente para distinguirlo del otro Tarquinio.
Aunque casi todos los datos atribuidos a su reinado son polmicos,
tres no suelen ser contestados: la reforma del calendario, la dedi
cacin de un templo a J piter en el Capitolio y la cada de la Mo
narqua. Pero curiosamente los tres hechos corresponden al mismo
ao, el 509 a.C., por lo que deben estar relacionados. Adems,
como es sabido, esta fecha tena un valor simblico para los ro
manos como final de la Monarqua y comienzo de la Repblica. En
efecto, la reforma del calendario con el inicio de la llamada era ca-
pitolina alude a la costumbre desde su dedicacin a J piter en 509
de que el praetor epnimo fijara un clavo (clavus annalis) en el in
terior del muro del templo. Quizs se tratara de un acto meramen
te simblico o ritual, no anual sino peridico, no de carcter pol
tico sino profilctico; pero lo cierto es que durante la poca
republicana los clavi capitolini fueron usados como elementos de
cmputo de aos y ms tarde se asociaron al nmero de magistra
dos cnsules incluidos en la lista de los Fasti a partir del 509. Di
cho de otro modo, aun existiendo evidente relacin entre ellos,
todo parece indicar que la lista fuera elaborada a posteriori sobre la
base del nmero de clavos fijados en el templo. Adems, en la
1. La Roma arcaica
mentalidad de un romano republicano, un hecho tan importante
como el comienzo del consulado no poda atribuirse a un rey ni
tampoco a un etrusco, por lo que se hara coincidir el annus natalis
de la Repblica con el final de la Monarqua, sin que esta simulta
neidad fuera necesaria. La dedicacin ese mismo ao del templo a
J piter Capitolino permita pensar que no haba sido obra exclusi
va del monarca. En cualquier caso, si el derrocamiento y posterior
expulsin de Roma de El Soberbio ocurri en 509, los romanos de
bieron de reemplazar la Monarqua por otro rgimen poltico que
evitara el vaco de poder, aunque lo ms probable es que el rgi
men monrquico perviviera todava durante algunos aos y que el
republicano, propiamente dicho, no se implantara hasta el 504 o los
primeros aos del siglo v. En este sentido son varias las versiones
de los acontecimientos que siguieron a la expulsin de Tarquinio.
En la tradicin romana, la cada de la Monarqua fue provocada por
una revuelta de la nobleza al sentirse ultrajada por el rapto de Lu
crecia por Sexto, el hijo del rey; Sexto huy a Gabii, donde muri,
pero el resto de la familia real se refugi en la ciudad etrusca de
Caere. Porsenna, de la realeza de Clusiurn, vino en su ayuda, pero
no repuso al rey en su trono ni lo ocup l mismo ante la ejempla-
ridad demostrada por algunos nobles romanos como Horacio Co
cles, Mucio Scvola o la propia Cloelia. Ms tarde Porsenna re
clam la presencia de su hijo Arruns para luchar contra la Liga
Latina concentrada en Aricia (504 a.C.). Pero en esta ocasin los
romanos y latinos contaron con el apoyo de Aristodemo de Cumas
frente a los etruscos, quien acogera a Tarquinio hasta su muerte,
en 495 a.C. Pues bien, aunque los datos de la tradicin romana son
en apariencia coherentes, la reconstruccin de los hechos por par
te de la historiografa moderna es muy distinta. En primer lugar,
como no se conoce relacin alguna entre Clusium y Roma se ha
propuesto que Porsenna sera rey de Veyes, ciudad que s mantena
estrechos contactos con los romanos. En segundo lugar, Porsenna
no vendra a Roma en auxilio de Tarquinio sino al contrario, en
apoyo de la aristocracia rebelada contra el rey. Finalmente, Por
senna se dirigira despus hacia el sur, probablemente hacia Cam
pania hasta Cumas, desde donde reclamara la ayuda de su hijo
para luchar contra latinos y campanos. Todo ello en un contexto
de rivalidad abierta ms que colaboracin entre etruscos y
romanos.
Historia de ia Roma antigua
2.4 El legado etrusco
Desde el perodo protohistrico las relaciones entre el Lacio y la
Toscana fueron cada vez ms frecuentes hasta el punto que el pri
mer rey histrico de Roma fue sin duda un etrusco, originario de
Tarquinia, y a su vez descendiente de un comerciante corintio.
Griegos, etruscos y romanos mantendran estrechas relaciones po
lticas, econmicas, sociales e ideolgicas durante varios siglos. No
obstante, frente a griegos y romanos, los etruscos escriban en una
lengua de origen no-indoeuropeo; de ah que las palabras latinas de
origen etrusco presenten algunos rasgos caractersticos aunque en
realidad la fusin entre ambos pueblos fue tal que resulta difcil
distinguir lo romano etrusquizado de lo etrusco romanizado.
Desde su asentamiento en Italia durante el siglo vm si no an
tes el pueblo etrusco presenta un avanzado estadio de desarrollo.
La razn bsica del asentamiento etrusco parece haber sido el con
trol sobre los yacimientos metalferos existentes en la regin con
grandes reservas de estao, cobre e hierro, alineados a lo largo
del litoral desde Caere a Vetulonia. Por ello no es casualidad que
los primeros ncleos urbanos etruscos se ubicaran precisamente
cerca de los centros de extraccin y tratamiento de estos minerales.
Por este motivo cuando hacia mediados del siglo vm a.C. las polis
griegas fundaron colonias en la costa tirrnica no sobrepasaron el
lmite de la costa de Campania; ms al norte el dominio etrusco ha
ca problemticos los asentamientos. Poco a poco Etruria se con
virti en una autntica potencia militar del rea tirrnica de tal
manera que los dos siglos que van del 675 al 475 a.C. ya en ple
na poca de dominio romano han sido considerados los siglos de
oro de la historia etrusca. El Estado etrusco estaba organizado al
modo de las confederaciones de ciudades griegas como una dode-
cpolis, con sus respectivos jefes o lucumones, uno de los cuales y
de forma alternativa ostentaba anualmente el cargo de jefe poltico
de toda la comunidad con el ttulo de zilath. Pero esta liga de 12
ciudades-estado etruscas que ms tarde parecen haber sido 15
fue la expresin institucional de una comunidad religiosa y cultural
ms que propiamente poltica o militar. Pero los intereses comer
ciales de los etruscos en el rea tirrnica chocaron con los que al
gunos griegos mantenan la zona, especialmente despus de que los
focenses fundaran las colonias de Alalia (Ajaccio) en Crcega, y de
1. La Roma arcaica
Massalia (Marsella) en la costa gala hacia el 600 a.C. La rivalidad
comercial provoc una alianza etrusco-cartaginesa enfrentados a
los foceos en Alalia entre 545 y 535 a.C., que oblig a stos a man
tenerse durante algn tiempo alejados del rea tirrnica. A partir de
entonces, presionados adems por las ciudades de la Liga Latina y
por Roma, que iniciaba su proceso de expansin en Italia, los
etruscos dirigieron sus pasos hacia el norte, hacia la llanura padana
y el Adritico, donde fundaron nuevas colonias como Felsina y
Spina creando as un nuevo eje econmico que una la Toscana con
el norte de Italia.
El paso de una economa autosuficiente a la urbana basada en
la artesana y el comercio fue paralelo al progresivo proceso de di
ferenciacin social que, en la sociedad etrusca como en la romana,
supuso la adaptacin de las formas de vida agrcolas a las formas
de vida propiamente urbanas. El aumento demogrfico y la con
centracin de poblacin favorecieron el desarrollo de la artesana,
el comercio y la industria para satisfacer las necesidades de las fa
milias aristocrticas al mismo tiempo que los contactos cada vez
ms frecuentes con otros pueblos propiciaron el aumento de la
produccin agrcola y artesanal con el fin de disponer de un nivel
ms alto de excedentes comercializables en ambos sectores.
Pero el mbito ms notorio de influencias recprocas entre
etruscos y romanos fue quizs el religioso, en el que el sincretismo
caracterstico, as como la versin romana de las creencias religio
sas y costumbres cultuales etruscas, impiden en muchos casos dis
cernir lo genuinamente etrusco de lo aparentemente romano. Pero
en Roma el inters por la religin etrusca tambin denomina
da disciplina se remonta a la poca tardorrepublicana. Mie-
tras que la religin (religio) etrusca es una religin revelada, como
el cristianismo, la disciplina etrusca, en cambio, es considerada ge
neralmente como una mntica, una ciencia adivinatoria vinculada
con los secretos de la aruspicina, consistente en pronosticar el fu
turo mediante el examen de las entraas (exta) de los animales
sacrificados. La historiografa ha demostrado que durante siglos los
aruspices romanos que, de hecho, constituan un ordo de carcter
hereditario similar al de los altos dignatarios romanos, fueron de
origen etrusco.
No obstante, las influencias recprocas son an ms claras en
lo que se refiere a la composicin de sus respectivos panteones
Historia de la Roma antigua
divinos, mezcla en ambos casos de divinidades genuinas con otras
de origen griego o itlico. De las 20 divinidades (12 dioses y 8
diosas) que componan el panten etrusco, de al menos 11 no hay
duda de su identificacin con la deidad correspondiente griega o
romana: Tinia /Zeus /J piter; Uni /Hera /J uno; Turan /Afrodita
/Venus; Sethlans/ Efesto /Vulcano; Turms /Hermes /Mercurio;
Nethluns /Posidon /Neptuno; Apulu /Apolo; Artume /Artemis;
Hercle /Heracles /Hrcules; Maris /Ares /Marte, y Mnerva
/Minerva. Incluso ms, la conocida trada capitolina de la religion
romana integrada por J piter-J uno-Minerva podra tener tambin
un origen etrusco.
2. La Roma republicana
1. Patricios y plebeyos: las claves de un conflicto
1.1 Precedentes arcaicos
%
La gnesis del conflicto que enfrent a patricios y plebeyos a co
mienzos del siglo v a.C. constituye una de las claves de la sociedad
romana arcaica. Desde su origen, patriciado y plebe fueron grupos
opuestos desde el punto de vista sociolgico. En efecto, mientras
que el patriciado era no slo minora sino que agrupaba a la lite tie
la ciudadana romana, la plebe estaba formada por una masa hete
rognea cuyo denominador comn era su carcter de grupo no
privilegiado. Adems, el patriciado acab configurndose como
una nobleza de carcter selectivo, que transmita dicha condicin
por va hereditaria. Los hijos de los patres y solamente ellos
fueron denominados patricii, por lo que la condicin de senador de
un plebeyo no era suficiente para que los miembros de su familia
fueran nobles sino slo l a ttulo personal. Haba, por tanto, una
discriminacin social evidente incluso entre las lites de la socie
dad romana arcaica. Pero la discriminacin ms importante entre
estos dos grupos era de naturaleza poltica. Los plebeyos en cuan-
Historia de ia Roma antigua
to ciudadanos (cives) podan aspirar al desempeo de cargos p
blicos puestos de representacin en la Monarqua, magistraturas
en la incipiente repblica, pero sus posibilidades reales fueron
decreciendo progresivamente hasta el punto de que senadores o
magistrados plebeyos se convirtieron en situaciones realmente ex
cepcionales. Pero aun siendo rara la opcin se mantuvo vigente du
rante unos veinte aos. Y a en 485 los patricios cerraron filas para
impedir que los plebeyos pudieran desempear cargos pblicos;
este hecho, conocido en la historiografa como la serrata del pa-
triziato, seala el comienzo de una nueva etapa en las relaciones
entre patriciado y plebe. En estas circunstancias, no ya la masa ple
beya sino tampoco los miembros de la lite plebeya tendran res
ponsabilidades pblicas en el nuevo rgimen republicano que, no
obstante, se presentaba ante todos los ciudadanos como una libera
res publica. El enfrentamiento al menos dialctico entre am
bos grupos era inevitable.
1.2 La plebe: grupo social y poltico
Los orgenes de la plebe romana son realmente inciertos. A pesar
de existir excelentes tratados sobre el tema, en la historiografa se
sigue debatiendo acerca de su naturaleza, condicin social y pol
tica, su evolucin como grupo, etc. No obstante, los puntos de
partida de su definicin como grupo han quedado slidamente es
tablecidos en el exhaustivo estudio de Richard. Segn este autor, la
diferencia fundamental entre patriciado y plebe es la condicin
de nobleza de aquel, que adopt diversas formas en su evolucin:
primero ecuestre en cuanto que los equites se alineaban con los ciu
dadanos de la 1.aclase serviana, despus nobleza senatorial y he
reditaria y, ms tarde, nobleza consular y exclusiva de quienes
hubieran desempeado esta magistratura superior al servicio del
Estado (nobilitas). Por su parte los plebeyos tenan derechos pero
no privilegios; la plebe estaba formada por el resto de la poblacin
libre no perteneciente, por tanto, a la aristocracia, pero s incluida
en el populus; los plebeyos, en consecuencia, eran ciudadanos ro
manos de pleno derecho acogidos al ius civium romanorum y a las
ventajas que para ellos reportaba la proteccin de la lex romana;
pero la plebe no nace de la clientela, sino de la poblacin externa a
2. La Roma republicana
las gentes, que, en principio, son extraas a la plebe; plebeyos y
clientes, por tanto, no deben ser asimilados. No obstante, la plebe
no entr en la historia hasta el siglo v a.C.
A partir de entonces la plebe se constituy en un autntico
grupo poltico, con una organizacin interna, programa de reivin
dicaciones, alternativas polticas, mecanismos institucionales, ins
trumentos de presin y hasta instituciones propias. Hacia el 494
a.C., fecha en que la tradicin fija la 1.asecessio al Monte Sacro, y
desde luego en 471 a.C. coincidiendo con la 2.asedicin de la
plebe, el grupo plebeyo aparece ya relativamente organizado; se
reunan en asambleas propias denominadas concilia plebis y to
maban acuerdos que incluan la negativa a participar en el ejrcito
romano si no se atendan sus reivindicaciones. Adems, elegan a
sus propios magistrados llamados tribunos de la plebe, investidos
de un poder civil (potestas) paralelo al poder militar (imperium) ca
racterstico de los cnsules. Elegan tambin a otros magistrados
como los ediles de la plebe, magistratura que al contrario que el
tribunado se vio pronto desplazada por la paralela de la edilidad
curul, reservada a los patricios. Los plebeyos adoptaban tambin
acuerdos propios (plebiscita) que slo obligaban a ellos, si no eran
votados en las asambleas de ciudadanos (comitia) como leyes
(leges).
Un texto de Livio, que sin duda alude a los primeros momentos
del conflicto, refleja un contexto en el que los plebeyos logran
que los patricios acepten sus reivindicaciones: Se comenz en
tonces a discutir con el fin de establecer la concordia y, por medio
de concesiones, se concluy que la plebe tendra sus propios m-
gistrados, sacrosantos, con derecho de intercesin contra los cn
sules y que ningn patricio podra ejercer esta magistratura
(Liv. 11,33,1) (la cursiva es nuestra). El texto no tiene desperdicio:
diez conceptos clave en tan slo cuatro lneas. El contexto al que se
alude es de discusin entre los representantes del grupo plebeyo
para elaborar una alternativa poltica que contrarrestara el mono
polio patricio en el ejercicio de las magistraturas y, ante todo, de la
magistratura consular. Para ello se crean magistraturas paralelas de
carcter exclusivamente plebeyo acordando que ningn patricio
pudiera desempearlas. De esta forma los plebeyos se provean de
un elemento institucional bsico en el sistema republicano creando
Historia de ta Roma antigua
el tribunado de la plebe, destinado a proteger a los plebeyos de los
abusos de otros ciudadanos o de los propios magistrados; adems
estos tribunos gozaran de derecho de veto contra los cnsules y de
inmunidad en su persona como cualquier otro magistrado. Con la
creacin de los tribunos en 494 o, con mayor seguridad, en 471, los
plebeyos planteaban una alternativa poltica e institucional a las
medidas exclusivistas de los patricios.
1.3 Legislacin bsica del conflicto
Con la organizacin de los plebeyos como grupo poltico, las se
cessiones de carcter militar como instrumento de presin y, ante
todo, un programa de reivindicaciones presentado por los suce
sivos tribunos de la plebe se plantea un conflicto que, en muchos
aspectos, se considera paradigmtico en la historia social y poltica
de la Roma antigua. Probablemente ni el grupo patricio fue tan d
bil ni el plebeyo tan cohesionado como la tradicin romana poste
rior asumi porque, en tal caso, el conflicto no debera haber du
rado unos dos siglos, entre 494 o 471 y 287 a.C. Tampoco parece
que los patricios estuvieran unidos a la hora de decidir las conce
siones a los plebeyos. El proceso externo de expansin en Italia, si
multneo con el conflicto interno, demor en unos casos y afianz
en otros la evolucin de ste hacia una solucin poltica del mismo.
No obstante, atendiendo a las sucesivas reivindicaciones y a
sus correspondientes concesiones o logros se elabor una nutrida
legislacin sobre los problemas que ataan a los plebeyos. En
este sentido, se suele reducir el conflicto a una demanda de dere
chos polticos por parte de los plebeyos, pero es significativo que
las primeras reivindicaciones fueran de naturaleza econmica. En
efecto, el reparto de lotes de tierra del ager publicus a los plebeyos
es permitido a partir de la Lex Icilia del 456 a.C., tras la fallida ten
tativa de Spurio Cassio treinta aos antes de ceder a la plebe las tie
rras del ager aventinus, lo que convirti a una parte de laplebs ur
bana en plebs rustica, con el consiguiente encuadramiento en el
sistema de tribus. La posicin de esta ltima se afianz con el re
parto posterior del ager veientanus, territorio anexionado de la
ciudad etrusca de Veyes, en 396, que permiti el acceso a la tierra
a miles de plebeyos.
2. La Roma republicana
Hacia el 450 a.C. la situacin plebeya parece haber empeorado
notablemente. La codificacin escrita de las leyes en el conocido
Cdigo de las XII Tablas prohibi, entre otras cosas, los matrimo
nios mixtos entre patricios y plebeyos. Una nueva ley en 449, la
Lex Valeria-Horacia, contemplaba ya ciertos derechos polticos de
los plebeyos, pero reafirmaba la primaca de la sancin senatorial
(auctoritas patruum) en materia legislativa. La reaccin plebeya
fue inmediata. En 445 la Lex Canuleya derogaba la clasula de las
XII Tablas sobre la prohibicin de matrimonios y en 444 los ple
beyos consiguen anular el consulado (patricio) sustituyndolo por
una magistratura colegiada patricio-plebeya: el tribunado militar
con poder consular, que permanecera vigente ao tras ao hasta
que en el 367 la Lex Licinia-Sextia repuso el consulado, pero de
cretando que en adelante uno de los dos cnsules sera plebeyo. La
importancia de esta concesin es enorme desde el punto de vista
poltico, puesto que se trataba de la mxima magistratura republi
cana cuando los plebeyos an no haban logrado el acceso a la cen
sura (en 339) ni a la pretura (en 337), con lo que la lite plebeya
pudo ver satisfechas sus reivindicaciones polticas. Sin embargo, el
conflicto no concluy aqu. Quedaban pendientes an una serie de
reivindicaciones econmicas que afectaban ante todo al grupo ma-
yoritario de la plebe, urbana y rstica. Al menos en tres ocasiones
la legislacin del conflicto recogi disposiciones reguladoras refe
ridas al problema de las deudas: en la Lex Licinia Sextia del 367,
en el plebiscito Genucio del 342 y en la Lex Poetelia-Papiria del
326 a.C. En la primera se acord la amortizacin de los prstamos
en tres plazos anuales; la segunda fij una tasa legal de inters que
no podra ser superada por los acreedores y, en fin, la tercera
prohibi la esclavitud por deudas (es decir, el nexum, que supona
una relacin de dependencia temporal o una esclavizacin ms
que la esclavitud, propiamente dicha), lo que supuso un cierto ali
vio en la precaria situacin econmica del grupo plebeyo, principal
beneficiario de* estas medidas legislativas.
Ya en 312, durante la censura de Apio Claudio el Ciego, otras
disposiciones favorecieron claramente a los plebeyos. Se permiti
a cualquier ciudadano inscribirse en cualquiera de las 29 tribus
(25 rsticas y 4 urbanas) existentes, por lo que los plebeyos dejaron
de ser sistemticamente relegados en las votaciones de los comitia
tributa, cada vez ms frecuentes desde que una Lex Manlia del 357
Historia de la Roma antigua
emanada de estos comicios no haba precisado ser votada en los co
mitia centuriata para ser aprobada por el Senado.
Finalmente, hacia el 300 una Lex Ogulnia permiti a los ple
beyos el acceso a los sacerdocios, cargos que sin ser estrictamente
polticos tenan una gran repercusin social y que se consideraban
tradicionalmente privativos de las familias patricias. Cuando en
287 a.C. una Lex Hortensia declar la equiparacin de plebiscita
plebeyos acordados en concilia y las leges votadas en los comitia,
el conflicto se consider resuelto, al menos en trminos polticos y
sociales. Los problemas econmicos de la plebe, en cambio, toda
va quedaban pendientes de nuevas soluciones cuando ella misma
se constituyera en uno de los protagonistas de la Repblica tarda.
2. El sistema constitucional republicano
2.1 Los principios polticos fundamentales
En trminos histricos el sistema constitucional se presenta ante
todo como una compleja red de relaciones polticas, sociales y
econmicas. Desde una perspectiva analtica, sin embargo, la cons
titucin romana no es slo el marco de referencia de las leyes,
sino tambin el conjunto de principios, elementos y mecanismos
que permiten establecer normas reguladoras de convivencia entre
los diversos grupos que intervienen en la sociedad romana.
La constitucin republicana no presenta un perfil uniforme a lo
largo de su evolucin. Aunque en teora todos los ciudadanos po
dan participar en la vida poltica, en la prctica el funcionamiento
del sistema tendi a proteger los intereses del grupo dirigente que,
frente al resto de los ciudadanos, actuaba como una autntica oli
garqua, slo ms notoria y menos encubierta en la ltima fase del
perodo. Si el rgimen republicano fue implantado por la reaccin
aristocrtica contra la tendencia populista de la Monarqua, los
patricios afianzaron su posicin al cerrar a los plebeyos la posibili
dad de desempear cargos pblicos como magistrados. De ah que
casi desde su mismo origen la constitucin republicana pre
sentara dos vas institucionales en su evolucin: la va oficial, pa
tricia, basada en la organizacin poltico-militar del cuerpo cvico
por centurias y classes y en la obligatoriedad para todos los ciuda-
danos de las leyes votadas en las asambleas (comitia); la va popu
lar, de la plebe, basada en la organizacin de sta por tribus, pero
sin que sus decisiones (plebiscita), tomadas en reuniones de plebe
yos (concilia), tuvieran fuerza de ley, sino que obligaban tan slo a
los plebeyos. Aunque a lo largo del conflicto patricio-plebeyo (494-
287 a.C.) se tendieron a menudo puentes entre ambas vas, la so
lucin poltica se demor hasta el 287, cuando definitivamente se
equipararon leges y plebiscita, por lo que result innecesario seguir
manteniendo la dualidad institucional vigente. A partir de entonces
la constitucin republicana se configur definitivamente combi
nando elementos muy diversos. Polibio, a mediados del siglo n
a.C., puso de relieve el carcter mixto del sistema constitucional ro
mano: As pues, estas tres clases de gobierno que he citado domi
naban la constitucin y las tres estaban ordenadas, se administraban
y repartan tan equitativamente, con tanto acierto, que nunca nadie,
ni tan siquiera los nativos, hubieran podido afirmar con seguridad si
el rgimen era totalmente aristocrtico, o democrtico, o monr
quico (Polib. VI, 11,11). En efecto, en la interpretacin de un
griego como Polibio estas tres formas de gobierno se correspon
dan con principios polticos diferentes hasta el punto de que rara
vez se haban dado simultneamente en la experiencia poltica grie
ga. Tampoco haba ya reyes en Roma, pero el principio monrquico
del poder perviva en el imperium de los dos cnsules; el principio
aristocrtico estara representado por el Senado o los propios ma
gistrados y, en fin, el principio democrtico por el poder depositado
en el pueblo. Esta visin polibiana de la constitucin romana repu
blicana proyecta una imagen de estabilidad que en absoluto se
corresponde con la realidad histrica. Por el contrario, si la consti-*
tucin se mantuvo durante casi cinco siglos fue al precio de modi
ficar esencialmente su funcin originaria para adaptarse a la nueva
situacin. El aparente equilibrio constitucional se rompi cuando la
participacin poltica se abri a mayor nmero de ciudadanos que,
instrumentalizados por los lderes polticos como clientelas perso
nales o grupos de presin, acabaran bloqueando el normal funcio
namiento de la constitucin. Pero sus reivindicaciones de equipa
racin poltica y social son la mejor prueba de que, a pesar de la
interpretacin polibiana, el estado republicano no fue una demo
cracia en la medida que se mantuvo como una oligarqua hasta sus
ltimos das, tal como lo vio R. Syme.
2. La Roma republicana
35
Historia de ia Roma antigua
Finalmente, la naturaleza propia del poder republicano es su
carcter colegiado, compartido por un nmero determinado de
magistrados salvo excepcin que ejercen el poder como re
presentantes del populus romanus. Pero no hay un concepto uni
tario del poder. La suprema forma de poder republicano era el
imperium (domi, militiae, extra ordinem, infinitum), de carcter mi
litar ante todo, que se otorgaba slo a determinadas magistraturas
superiores o extraordinarias como cnsules o dictadores. Otro po
der otorgado a los magistrados era la potestas, de carcter exclusi
vamente civil, como reconocimiento de la capacidad jurisdiccional
sobre los ciudadanos, que corresponda a tribunos de la plebe,
censores, cuestores, ediles. Adems de stos el auspicium, deposi
tado en los patres senadores, legitimaba la actuacin de un magis
trado otorgando un carcter religioso a su funcin.
2.2 Asambleas y reuniones
Las asambleas no eran slo un lugar de reunin, sino tambin de
votacin de las leyes y eleccin de magistrados. Pero salvo excep
cin las deliberaciones se realizaban previamente en el Senado. No
obstante, en las asambleas o comitia podan participar formalmen
te todos los ciudadanos (cives), como miembros del populus. For
malmente, porque de hecho las votaciones no se realizaban indivi
dualmente sino por curias, centurias o tribus, a las que los
ciudadanos estaban adscritos. En los comitia curiata se votaba la
lex curiata de imperio, que otorgaba imperium a los magistrados
que por su cargo tuvieran necesidad de hacer uso de l: en Italia el
imperium domi (atribuido a los pretores); fuera de Italia y particu
larmente en mbito militar el imperium militiae, caracterstico de
los cnsules. En los comitia centuriata se reuna el pueblo romano
agrupado por centurias y classes, siguiendo el espritu de la clasi
ficacin serviana, pero con muchas modificaciones posteriores.
Aunque el nmero de classes (5) no vari, en 241 a.C. se realiz
una reforma de tribus y centurias: las tribus rsticas se fijaron en 31
y el total con las 4 urbanas en 35 tribus romanas; se asignaron 2
centurias a cada una de las tribus y 70 centurias a cada clase en vez
de la proporcionalidad anterior, pasando de 193 centurias a 373, lo
que equivala en la prctica a la duplicacin de los efectivos mili-
wf^
2 . La Roma republicana
tares movilizables. Por estas fechas tambin la asamblea por tribus
(icomitia tributa) acab desplazando a las convocadas por centurias;
en ella se elega a los magistrados inferiores (es decir, cuestores,
ediles), y desde la reforma de Apio Claudio del 312 al 308, cada
ciudadano poda inscribirse en la tribu que quisiera, por lo que la
votacin por tribus se hizo mucho ms equitativa que en las asam
bleas anteriores, donde los plebeyos recluidos en las cuatro tri
bus urbanas estuvieron generalmente en franca minora. Este
nuevo sistema permiti que los intereses propios de la economa
urbana estuvieran representados en todas las classes de la civitas,
dndose as el primer paso hacia una nueva configuracin del Es
tado en la que se contemplaran los profundos cambios operados en
la base econmica de la sociedad romana y no slo en la estructu
ra agraria. Por su parte, los plebeyos se reunan en asambleas pro
pias denominadas concilia plebis, en las que se deliberaba, se to
maban acuerdos (plebiscitos) que se presentaban ms tarde como
proyectos de ley para ser votados en la asamblea como leges y se
elegan a los magistrados plebeyos (tribunos de la plebe, ediles).
Pero resuelto el conflicto poltico entre patricios y plebeyos no
tena sentido seguir manteniendo la dualidad institucional y los
concilia dejaron de reunirse siendo asimilados a los comitia tribu
ta, que tambin desde mediados del siglo m a.C. reemplazaron a
los comitia centuriata como forma de reunin habitual del populus.
Todava los romanos practicaban otras formas de reunin pblica
como las condones, civiles y militares, que se celebraban espor
dicamente para tratar un asunto determinado; aunque generalmen
te hayan sido consideradas como asambleas de segundo orden,
las contiones republicanas han sido recientemente rehabilitadas
como reuniones preparatorias del voto en los comicios y, ante
todo, plataforma poltica para los lderes de grupos populares. Es
probable incluso que la conventio (despus denominada simple
mente contio) fuera la primera forma de reunin de los romanos y
que precediera a la prctica de los comitia republicanos; en cual
quier caso la diferencia entre ambas es notoria tanto en su compo
sicin como en su finalidad: las contiones no eran convocadas por
tribus, centurias o curias sino, por el contrario, sin ordenamiento
alguno y, adems, su objetivo no era celebrar votaciones. Otra
forma de asamblea fueron los llamados comitia calata, cuyo origen
se remonta tambin al perodo monrquico, siendo convocados
Historia de ia Roma antigua
por el rey para tratar asuntos religiosos, atribucin que en la po
ca republicana pas a los sacerdotes, quienes presidieron dichas
reuniones.
2. 3 Magistraturas y magistrados
En cuanto a las magistraturas, el sistema republicano es en gran
medida producto de una larga evolucin histrica que se remonta
incluso a poca monrquica, pero que no concluye hasta bien avan
zado el perodo republicano. En consecuencia, el cuadro de magis
traturas y magistrados es el reflejo tambin de la permanente ade
cuacin de las instituciones existentes a la nueva realidad poltica y
social del poder romano emergente; de ah que la nota predominante
en el funcionamiento de este sistema sea paradjicamente la varia
bilidad. En efecto, no todas las magistraturas tenan la misma dura
cin ni se ejercan en igual nmero ni, por supuesto, tenan el mis
mo rango. Adems, aunque finalmente el ejercicio de casi todas
ellas acab siendo compartido por patricios y plebeyos, algunas
magistraturas se mantuvieron como exclusivamente plebeyas mien
tras que en otras (patricio-plebeyas) la presencia de plebeyos fue
siempre excepcional. No obstante, otros elementos de su estructura
formal fueron unnimemente observados en pocas de normalidad
constitucional tales como la anualidad, colegialidad, electividad,
gratuidad, jerarquizacin, aunque, naturalmente, fueron abierta
mente violados en momentos de crisis constitucional,, y, en par
ticular, durante el ltimo siglo republicano (134-27 a.C.). Los ma
gistrados ms importantes de este sistema y sus respectivas funcio
nes fueron las siguientes:
Cnsules: eran dos anuales, elegidos en los comitia centuria
ta, dada su peculiar competencia en materia militar; se trataba de la
mxima magistratura del Estado que, de hecho, acumulaba muchas
otras funciones como el poder de convocatoria del Senado o la pre
sidencia de la asamblea adems de la eponimia, la direccin del ejr
cito romano, la eleccin de senadores o el gobierno de las primeras
provincias. Desde el 367 la Ley Licinia-Sextia estableci la dualidad
patricio-plebeya del consulado, aunque ni siquiera esta magistratura
binaria se mantuvo como tal durante toda la poca republicana.
Pretores', de nmero variable, se trataba tambin de una ma
gistratura cum imperio a pesar de que los pretores acabaron res
tringiendo sus funciones al mbito judicial y el gobierno de las pro
vincias. A partir del 337 a.C. los plebeyos tuvieron acceso a la
pretura.
Censores: dos cada cinco aos, pero el ejercicio era general
mente de ao y medio. Su funcin era revisar el censo de ciudada
nos y proponer la renovacin de la lista de senadores. Aunque la
censura ocupaba un lugar muy elevado en la jerarqua de honores,
los plebeyos tuvieron acceso a ella desde el 339 a.C., antes incluso
que a la pretura. Desde la Lex Ovinia de 318-312 la prerrogativa de
elegir senadores recay en los censores con el fin de cubrir las va
cantes producidas por las guerras. Estos elegan generalmente a ex
magistrados, con preferencia por los cargos ms altos, por lo que
los plebeyos quedaron durante algn tiempo fuera de dicha insti
tucin; ms tarde, fue suficiente con haber desempeado un cargo
pblico, patricio o plebeyo, hasta que Sila en el 81 a.C. exigi
para el acceso el ejercicio previo de la cuestura.
Tribunos militares con poder consular: tres, cuatro o seis tri
buni militum cum consulare potestate sustituyeron a los cnsules
en el perodo 444-367 a.C., cuando el consulado se reanud en vir
tud de la Lex Licinia-Sextia. Esta magistratura, de carcter extra
ordinario, permiti a los plebeyos actuar, de hecho, como cnsules
mucho antes de que su acceso fuera legal.
Dictator: nico magistrado individual durante el perodo re
publicano, de duracin variable y como magistratura extraordinaria
votada en situacin de emergencia o especial peligro para la esta
bilidad del Estado. Como los cnsules, pretores y tribunos militares
el dictator estaba investido de imperium, pero su funcin no anu
laba a los otros magistrados. Aunque en teora cualquier ciudadano
poda aspirai a desempear este cargo excepcional, no se conoce
ningn plebeyo que lo ocupara; las conocidas dictaduras de la Re
pblica tarda de Sila y Csar no fueron de hecho magistraturas,
sino alternativas polticas al rgimen republicano.
Decenviros: collegium de diez miembros, elegidos en situa
ciones determinadas (para redactar las leyes, informar al Senado),
ejercan su funcin durante un plazo variable segn las circuns
tancias y actuaban conjuntamente como una especie de comisin,
integrada por ciudadanos patricios y plebeyos.
.............. 2. La Roma republicana
Historia de ia Roma antigua
Cuestores: nmero variable, pero de ejercicio anual, enten
dan al principio en cuestiones penales pero muy pronto su funcin
se restringi al control de los asuntos financieros del Estado; en el
sistema republicano los fondos del Tesoro (aerarium Saturni) eran
administrados por el Senado.
Ediles (cundes): dos, de duracin anual, patricios exclusi
vamente, desde el 367 a.C. con idnticas funciones que los ediles
plebeyos; su funcin era vigilar el orden pblico y el funciona
miento de los servicios cotidianos de la ciudad (mercados, baos,
juegos).
Tribunos de la plebe: dos, tres, cinco o diez, segn las pocas,
se mantuvo en cambio como magistratura exclusivamente plebeya,
de duracin anual. Elegidos en concilia plebis, tenan la funcin de
proteger a los ciudadanos en cuanto individuos contra los posibles
abusos de otros ciudadanos o de los propios magistrados. Tenan de
recho de veto (ius intercessionis) contra las decisiones de los cn
sules, gozaban de inmunidad personal y eran exclusivamente ple
beyos, de origen o de adopcin, hasta el punto de que algunos
patricios de la aristocracia romana tuvieron que renunciar a su con
dicin social originaria para poder desempear esta magistratura.
Ediles (de la plebe): dos, de duracin anual, creados como
magistratura paralela durante el conflicto patricio-plebeyo; su fun
cin parece haber sido similar a la de los ediles cundes, pero en
asuntos que ataan principalmente a los plebeyos como cuestiones
de comercio, relaciones laborales y formas de subsidio a la plebe.
(vid. Apndice).
2.4 El Senado
Finalmente, el Senado. Tambin la institucin senatorial se re
monta a poca monrquica, pero fue durante el perodo republica
no cuando el Senado se convirti en un verdadero instmmento de
poder. Al no existir todava un censo determinado, el acceso al Se
nado era responsabilidad de los censores, que revisaban la lista se
natorial (album) cada cinco aos. Como la condicin de senador
era vitalicia y hereditaria, al principio el Senado se form con los
descendientes de los patres-senatores, pero ms tarde el album se
rellen con ex magistrados. El nmero de senadores estaba ya fi
jado en 300 al comienzo del periodo republicano sin que, al pare
cer, se modificara durante varios siglos; slo despus de la tentati
va del tribuno Cayo Graco de incluir en l a los equites y miembros
de las aristocracias municipales de Italia fue efectivamente dupli
cado por el dictador Lucio Cornelio Sila; pero de 600 miembros
pasara a 900 con el tambin dictador J ulio Csar e incluso au
mentara despus hasta alcanzar los 1.000 miembros durante las l
timas guerras civiles. Como en la sociedad romana exista la ten
dencia a la endogamia en la ocupacin de los cargos pblicos, el
Senado acab convirtindose en patrimonio de los descendientes
de un reducido grupo de familias, las integrantes de la nobilitas,
siendo escasos hasta poca tardorrepublicana los senadores no
pertenecientes a ella. Por nobilitas se entienden dos grupos no ne
cesariamente idnticos, formados tanto por los patricios descen
dientes de familias aristocrticas como por los plebeyos que con
taban entre sus antepasados algn miembro que hubiera ejercido el
consulado. De hecho, el Senado haba dejado de ser un rgano ho
mogneo desde el final de la Monarqua o el comienzo del perodo
republicano (patres et conscripti), pero patricios y plebeyos for
maban un grupo de lite definido por sus privilegios. En ellos re
sida la auctoritas patruum, sin la cual las leyes votadas en la
asamblea no podan ser aplicadas. El Senado era el depositario
del erario pblico y el encargado de tomar las decisiones de pol
tica exterior; deliberaba sobre mociones que se presentaban a la
asamblea para ser votadas como leyes, propona candidatos para
las magistraturas, asesoraba a los magistrados e intervena directa o
indirectamente en casi todos los mbitos de la vida poltica y aca
b siendo la pieza clave del funcionamiento del sistema constitu
cional reemplazando en ocasiones con sus acuerdos (senatuscon
sultum) a leyes y magistrados o tomando decisiones sumarsimas
(senatusconsultum ultimum) de especial trascendencia para la es
tabilidad del Estado.
Dentro del Senado, como en la propia sociedad romana, haba
una clara jerarquizacin; el senador de mayor dignitas general
mente el ms viejo presida la sesin (princeps senatus)', los
magistrados convocantes (cnsules, pretores o tribunos de la plebe)
tenan casi siempre autoridad suficiente para ser estimadas sus
propuestas (relationes)', la minora selecta la formaban los nobiles
(ex cnsules o con antepasados consulares) frente a una mayora
2 . La Roma republicana
Historia de la Roma antigua
fragmentada constituida por: senatores no pertenecientes a la no
bilitas, pero descendientes de senadores; novi senatores, sin pre
cedentes senatoriales en su familia, y pedarii o representantes de
las oligarquas municipales que se limitaban a apoyar una mocin
u otra segn las circunstancias, pero que apenas intervenan en
los debates.
3. Expansin e imperialismo romano
3.1 Los momentos del proceso expansionista
El origen de la tendencia expansionista del Estado romano se re
monta al comienzo del perodo monrquico. Roma ir imponiendo
su hegemona en mbitos cada vez ms alejados de la Urbs y pa
ralelamente ir ampliando su ager publicus; primero en el Lacio,
despus en Italia, ms tarde en Sicilia y en las nuevas provincias
romanas.
El primer captulo de la poltica exterior republicana lo consti
tuyen las relaciones fluctuantes entre Roma y la Liga Latina durante
casi un siglo y medio (504-338 a.C.). La Liga, integrada al menos
por 29 ciudades del Lacio, se enfrent a los romanos en varias
ocasiones (en Aricia 504 a.C., en Lago Rgilo, -496 a.C.)
hasta que Roma a travs de Spurio Cassio logr un acuerdo con los
latinos: el foedus Cassianum del 493 a.C., con el que Roma, entre
otras cosas, se aseguraba la ayuda militar latina frente a las ame
nazas de otros pueblos del entorno: etruscos, ecuos, volscos y sa
binos, principalmente. En realidad la alianza romano-latina perse
gua tambin otros objetivos: por parte de Roma, el reconocimiento
tcito de su hegemona en el Lacio al constituir ella sola una de las
partes del tratado; por parte de algunas ciudades latinas, que se
vean ms directamente amenazadas por situarse en la periferia,
contar con la proteccin de Roma. Una oportuna alianza de Roma
con los hmicos en 486 le permita iniciar la guerra con los etrus
cos, una larga guerra intermitente (479-396) con victorias y deno
tas en ambos bandos, pero que se sald finalmente con victoria ro
mana del dictator M. Furio Camilo sobre la ciudad de Veyes, lo
que permiti la anexin del ager veientanus que, dividido en pe
queos lotes, permiti el acceso a la tiena a millares de plebeyos.
2. La Roma republicana
Abortada la tentativa revolucionaria de los sabinos, encabezada por
Apio Herdonio, derrotados los ecuos en Monte Algido en 431 y
cuando a duras penas Roma se haba repuesto de las invasiones ga
las del 390 y 387 que saquearon e incendiaron parte de la ciudad, la
hegemona de los romanos fue contestada por todos sus coaligados
hasta el punto de que slo una hbil poltica de alianzas hacia el
350 con samnitas 354, etruscos 353, cartagineses 348
y tambin con sidicinos y campanos, dej las manos libres a Roma
para solucionar por las armas la peridica rivalidad con las ciuda
des de la Liga Latina. La guerra dur slo dos aos (340-338) y
concluy con la disolucin de la Liga. Se abra as un nuevo cap
tulo de la poltica exterior de la Roma republicana.
Entre 343 y 295 a.C. Roma mantuvo tres guerras contra Sam
nium, estado meridional que ocupaba gran parte de la regin de Lu
cania y que, por tanto, supona un freno a las aspiraciones expan-
sionistas de Roma hacia el sur de la pennsula itlica. Tras una
abultada derrota romana en 321 que acab en humillacin en Hor
cas Caudinas, los samnitas avanzaron hasta el Lacio, pero se vie
ron obligados a concertar un foedus con Roma en 304 que les
converta de hecho en socii de los romanos ante el inevitable avan
ce de Roma hacia el sur de Italia con el fin de imponer su hege
mona tambin sobre las ciudades griegas all establecidas. Estos
italiotas, en varias ocasiones, haban solicitado la ayuda militar de
Roma contra las aspiraciones expansionistas de sus vecinos itli
cos. Pero cuando en 282 el Senado romano decidi acudir en au
xilio de Thurii enviando una guarnicin, Tarento se enfrent a
Roma y solicit la ayuda de Pirro, rey de Epiro, quien durante al
gunos aos (282-274) dirigi las operaciones militares contra
Roma y los rivales de los tarentinos en Sicilia entrando en contac
to tambin con los cartagineses establecidos en la isla. Despus de
una serie de victorias prricas de dudoso xito, Pirro derrotado
en Beneventum (275) abandon Italia al ao siguiente dejando que
Roma impusiera su hegemona a los italiotas que, a partir de en
tonces, se convirtieron en socii navales de los romanos. Tan slo
diez aos ms tarde los barcos griegos permitiran a los romanos
afrontar la guerra con Cartago en aguas sicilianas.
Lgicamente, las primeras etapas de expansin fueron ms
lentas. Pero en menos de un siglo (264-169) Roma pas de ser un
Estado tirrnico a convertirse en una potencia del mundo anti-
Historia de la Roma antigua
guo controlando el mbito mediterrneo, desde la pennsula Ib
rica a Asia menor, e integrando progresivamente bajo su dominio
un territorio slo comparable con el de Alejandro Magno. No obs
tante, este largo proceso es susceptible de una subperiodizacin que
permita determinar cundo Roma adopt formas imperialistas o
a partir de qu momento puede fijarse el inicio del imperialismo
romano.
El conflicto entre Roma y Cartago, conocido generalmente
como Guerras Pnicas (I: 264-241; II: 218-201; III: 151-148 a.C.),
indica ya una dinmica diferente que la expansin romana en Italia,
aunque sin duda fue consecuencia directa de ella. En efecto, hacia
el 265 a. C., Roma logr imponer su hegemona sobre toda Italia.
Un ao despus el Senado, con el apoyo de los italiotas, decidi
acudir a Sicilia en apoyo de Messana, que haba solicitado su ayu
da frente al acoso de siracusanos y cartagineses, que ocupaban la
parte oriental y occidental de la isla, respectivamente. En principio,
se trataba de un combate desigual, puesto que los romanos care
can de barcos de guerra y procuraran entablar combates en tierra,
dentro de la isla. Pero las posiciones de Cartago eran portuarias,
por lo que intentara, en cambio, batallas navales. Hasta el 250 a.C.
el balance fue favorable a los cartagineses, dada la evidente supe
rioridad naval de los pnicos a pesar de los esfuerzos del Senado
romano para financiar la construccin de una flota romana com
parable a la de Cartago. Pero en 243 los romanos decidieron el ata
que naval a las posiciones cartagineses: en 242 Lilibeo, en la costa;
en 241 Islas gatas, en el Tirreno, resolvieron el conflicto a favor
de los romanos. Q. Lutacio Catulo oblig a Amlcar Barca a acep
tar la paz en condiciones onerosas para los pnicos: abandono de la
isla, cesin de las naves, no beligerancia entre ambos y, ante todo,
una fuerte indemnizacin de guerra a Roma de 2.000 a 3.000 ta
lentos de plata anuales en los prximos diez o veinte aos, segn
las versiones. Pero tan slo cuatro aos despus, Roma intervino en
Cerdea (Sardinia) contra una guarnicin cartaginesa enviada a la
isla. Para entonces Amlcar y sus supervivientes pnicos se haban
establecido en el sur de la pennsula Ibrica, prximos a las zonas
metalferas de Sierra Morena y de la regin levantina, de tal modo
que en pocos aos forjaron un autntico Imperio brcida en el
rea meridional. Muerto Amlcar Barca en 228, su hermano As-
drbal fund Carthago Nova (Cartagena) en la costa levantina y
2 . La Roma republicana
concert un polmico pacto con los romanos, el denominado Tra
tado del Ebro, en virtud del cual los cartagineses se comprometan
a no atravesar en armas la lnea de este ro cuya identificacin
se discute: Ebro o J car, delimitndose as dos reas de influen
cia: la grecorromana al norte, la brcida al sur. A la muerte de As
drbal, Anbal, su sobrino e hijo de Amlcar, tom el mando car
tagins en la pennsula Ibrica. El enfrentamiento con Roma se
produjo a propsito de la ocupacin cartaginesa de Sagunto en
219 a.C., ciudad que mantena relacin de amicitia con los roma
nos. Cuando los romanos desembarcaron en Ampurias en 218 al
mando de Cneo Escipin, Anbal haba traspasado ya el Ebro y se
diriga con una parte de su ejrcito hacia Italia a travs de los Piri
neos y los Alpes. El escenario del conflicto se dividi entre el sur
de la pennsula Ibrica e Italia. Mientras que Anbal logr controlar
prcticamente toda Italia excepto Roma y Sicilia, el ejrcito
cartagins sufra un duro revs en la pennsula con la toma de
Cartago Nova en 209, el control de Baecula (Bailn) en 208 y ante
todo con la rendicin de Gades (Cdiz), el ltimo bastin pnico
peninsular, en 205 a.C., que signific un giro en el conflicto a favor
de los romanos. El paso siguiente sera el ataque directo a Cartago.
De nada sirvi la intemacionalizacin del conflicto por parte de
Anbal, aliado ahora con Filipo V de Macedonia, ni las sonadas
victorias itlicas porque P. Cornelio Escipin el Africano nego
ciaba ya las condiciones de paz con el Senado cartagins. Mientras
el tratado se enviaba a Roma para su aprobacin por el Senado,
Anbal present batalla en Zama (202 a.C.), desde donde huy a
Asia tras la victoria romana, que endureci las condiciones de paz
iniciales. La posicin cartaginesa qued tan reducida que en los
cincuenta aos siguientes no pudo levantarse contra Roma y cuan
do lo hizo en 151 (III Guerra Pnica) la rebelin fue rpidamente
sofocada* el territorio norteafricano convertido en nueva provincia
romana y la ciudad de Cartago destruida finalmente en 146 a.C.
3.2 Las fases del imperialismo
Si por imperialismo se entiende la ocupacin consciente, anexin
posterior y posible integracin de un territorio ajeno con vistas a la
explotacin de sus recursos humanos y materiales, podra decirse
Historia de la Roma antigua
que Roma, desde sus comienzos, actu como potencia imperialis
ta. Pero de hecho, la ocupacin no siempre implicaba anexin y
aun menos integracin.
Aunque resulta arriesgado hablar de imperialismo antes de fi
nalizar la II Guerra Pnica (201 a.C.), que signific, entre otras co
sas, el control romano en el Mediterrneo occidental, el proceso de
la conqute romaine por utilizar la expresin de A. Piganiol
experiment un impulso importante desde entonces. Al ao si
guiente las fuerzas romanas hicieron presencia por vez primera en
tierras griegas y orientales y los romanos entraron en contacto con
el mundo helenstico, abrindose as un nuevo captulo de la histo
ria poltica y social de la Roma antigua: sus relaciones con Oriente.
Quizs por ello, algunos historiadores consideran que la presencia
de Roma en Oriente y sobre todo la creacin de Asia como nueva
provincia romana en 129 a.C. seala un hito en el proceso expan-
sionista romano. De acuerdo con esta interpretacin suele denomi
narse esta ltima fase como imperialista por quienes, como
E. Badian, ni siquiera aceptan la existencia de una autntica din
mica imperialista durante este perodo. Otros historiadores hablan
solamente de imperialismo agresivo a partir del 129 a.C. en cla
ra oposicin al imperialismo defensivo, que Th. Mommsen en
tenda aplicable a todo el proceso, en tanto que Roma tuvo que de
fenderse de los posibles ataques de sus vecinos y presuntos rivales
o enemigos en conformidad con la aplicacin del principio si vis
pacem, para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra). Entre
ambas posiciones cabe sin embargo hablar de un imperialismo in
cipiente que abarcara desde la II Guerra Pnica hasta mediados
del siglo II a.C., cuando Roma en 146 a.C. con las destrucciones
casi simultneas de Cartago y Corinto demostr claramente su in
ters en el control poltico y comercial del mundo mediterrneo.
El ltimo captulo del proceso expansionista romano se libr en
la cuenca oriental del Mediterrneo y, particularmente, en las fluc
tuantes relaciones polticas de Roma con las monarquas helensti
cas: antignidas de Macedonia, selecidas de Siria y lgidas de
Egipto. En 196, tras la victoria romana en Cinscefalos, en Tesalia,
Roma decret la liberacin de los griegos del yugo macedonio a
travs de un manifiesto hecho pblico por Tito Quinto Flaminio en
nombre del Senado romano a la vez que se produca la evacuacin
de las tropas romanas existentes en la zona, mientras que Filipo V
2. La Roma republicana
de Macedonia y su hijo Perseo vean reducidos sus dominios de
forma considerable.
El mismo procedimiento fue utilizado por los romanos en Asia,
donde hacia el 190 las tropas del rey selecida Antoco III de Siria
fueron derrotadas en Curopedin, obligando al monarca a concer
tar la paz de Apamea (188 a.C.), que signific tambin el fin del
Imperio selecida, reducido a sus dominios orientales una vez li
berado el reino de Prgamo y los territorios de las ciudades griegas
de la costa, a las que se les devolvi su autonoma.
A la muerte de Filipo en 179 a.C. se reanudaron las hostilida
des entre Macedonia y Roma, lo que llev a una victoria romana en
Pidna en 168 por parte de Lucio Emilio Paulo y un acuerdo de paz
que sealaba el fin del reino antignida, aunque an no fuera ane
xionado como provincia sino dividido ahora en cuatro repblicas
independientes, y Dlos fue declarado puerto franco en pequicio de
Rodas. Veinte aos despus, tras la destruccin de Corinto en 146,
Roma se anexion Macedonia como nueva provincia romana lo
mismo que frica, destruida Cartago, y en 129, unos aos des
pus de la muerte de Atalo III de Prgamo, que leg su reino y te
soro a Roma, el Senado encarg a Manio Aquilio la creacin de la
provincia de Asia. Slo el reino lgida de Egipto se mantendra in
dependiente todava durante casi un siglo, pero no tena en apa
riencia aspiraciones expansionistas ni los Tolomeos se enfrentaron
abiertamente contra Roma, sino que por el contrario se estrecharon
los lazos con la repblica romana hasta que Cleopatra VII, aliada
con Marco Antonio, decidi en Accio el ao 31 a.C. disputar a los
romanos su dominio en el rea oriental.
3.3 Mviles de la anexin y frmulas de integracin
Mediolanum^ Brixia
*69
M/c Verona
\
8 - O
Felsina (Bononia)
Marzabolto
\ j&\ rI M n
Arretium' \ * Ancona
Iguvium ^'Numana *
) Murlo ^ \
f) H \\
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V, Volsinii PRAETUTII PeneiaSant'Andrea
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Teanum Sidicinum"___
Suessa Aurunca
0
Barium Ciudad itlica y/o romana
Tarento Colonia griega
E. Mapas, cuadros y materiat grfico
8. Roma arcaica
Relieves (colinas)
Pomerium
Muralla
Cloaca mxima
225
1
0
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)
E. Mapas, cuadros y material grfico
Historia de la Roma antigua
Indice de materias
administracin: imperial: 65, 82, 105;
bajoimperial: 105, 119; provincial:
65, 70, 82, 105; cargos de la: 74,
81, 99s., 105, 115; funciones: 81,
99, 106.
agricultura: temprana: 14, 15; p. ar
caica: 27; p. imperial: 68s., 75; ba
joimperial: 127s.
asambleas (comitia) : p. arcaica: 24;
plebeyos: 31, 37; p. republicana:
31,34, 35s 55.
bagauda : s. m: 119; en Galia e Hispa
nia bajoimperial: 139-140.
brbaros: p. imperial: 74; s. m: 100;
s. iv: 136; s. v: 132, 137-141.
ciudadana (Civitas), concepto: 17,
49, 85; p. arcaica: 17s., 19, 30,
37; p. republicana: 48s., 52, 82;
p. imperial: 73, 82s.; s. m: 85, 97-
98.
comercio: arcaico: 20, 25s.; p. re
publicana: 40, 49; p. imperial:
68s., 69s., 75-76, 84, 86; p. ba
joimperial: 101, 106s., 117, 130,
135.
conflictos: p. arcaica: 14; patricio-ple-
beyo: 29-33; 35s., 40, 54; con Car
tago: 44s.; s. ni: 95; s. rv (religioso):
111, 116s. 120-124, 133s., 140.; s. v
(social): 130s, 132-135.
conjuracin (Coniuratio). p. republi
cana: 51-52, 58; p,. imperial: 71-
74.
constitucin: sistema constitucional:
34s., 38s., 50, 59s.; p. repub. 34s.,
38, 50, 53s., 61; s. in: 94.
cristianismo: 26-27, 92, 110-111, 115-
118, 120s., 123-124, 130.
derechos: p. arcaica: 19, 30, 49; patri
cios-plebeyos: 32s., 40, 49; p. im
perial: 130; de conquista: 63; de la
Historia de la Roma antigua
mujer: 92; de ciudadana/c/v/tas:
vid. supra.
dominado: 10, 71.
economa: 10, 14s., 27, 37, 69s., 84,
101-102, 106s 125.
ejrcito: arcaico: 15, 18-22, 27; repu
blicano: 31, 39, 45, 50-62; imperial:
64, 71-76, 82-83, 93; s. m: 84, 93s.,
99-103; bajoimperial: 104-107,
107s 114, 119, 129, 137s.
emperador: concepto: 74, 76-78, 80,
82s.; Augusto: 64, 79-80: dinasta
julio-claudia: 22, 27, 72-73, 90;
Principado: 67s., 71-76, 130; s. m:
74, 85, 92-102; Dominado: 71, 90,
96, 102-107, 110-121.
esclavismo/esciavos: 11, 20s., 33, 48,
52-57, 67-70, 83-91, 109, 123-127,
130, 139.
expansin: arcaica: 19, 27, 63; repu
blicana: 31, 34, 42-49, 53-54, 63,
67; imperial: 79, 81 (vid. imperia
lismo).
fuentes: 9-15, 19s., 24, 71, 74, 97, 106,
119.
grupos (sociales): p. arcaica: 19, 25,
29; p, republicana: 29-30, 34-37,
40, 48, 51, 55, 58-59, 87; p. impe
rial: 64-65, 68, 83s., 95; g. sociales:
87, 93, 113-119, 131-134; brbaros:
99, 114, 136-141.
imperialismo: 44-47, 63-64, 67-68.
imperio: p. republicana: 44, 46, 61-
62; p. imperial: 34s., 63, 67-71, 74,
77, 79-89, 91-92, 136; s. ni: 93-98,
106; bajoimperial: 91, 101-114,
118, 120-125, 129-132, 136, 139s.
impuesto: republicano: 48, 55, 58; ba
joimperial: 106, 109s., 116, 127s.,
137; lus: 30, 40, 49, 82-83, 88s.,
98, 140-141.
legislacin/Leyes: patricios-plebeyos:
31-35, 38-39; p. republicana: 41,
53-57; p. imperial: 70, 88, 129s.;
p. bajoimperial: 120-124, 127s.,
131-132, 137-138.
magistrados/magistraturas: p. repu
blicana: 24, 29-40, 49-52, 55-60,
71; p,. imperial: 83, 89-90, 94; p.
bajoimperial: 94-95, 123-124.
monarqua: romana: 10, 24s., 30, 34,
40; helenstica: 46s.; p. imperial:
93-94.
moneda: 95-97, 106s., 110.
mujer: 11, 22, 57, 60, 75, 85, 88-91,
119, 123s.
paganismo: 115s., 120-124.
patricios: 20, 29-34, 37-41, 130 (vid.
supra: conflictos).
principado: 10, 50, 60, 63, 68, 71, 74,
101.
provincias/provinciales: p. republica
na: 29, 39, 42, 45-50, 58, 61-65; p.
imperial: 65-84, 86-90, 93s., 97s.;
p. bajoimperial: 104-114, 118-121,
123-124, 129, 132, 135, 137-141.
senado/senadores: arcaico: 20, 30, 35,
38; republicano: 38-42, 51, 56-61;
imperial: 64s., 72-76, 83-86, 90, 93;
s. ni: 94, 99, 104; bajoimperial: 112,
120, 123.
sociedad: arcaica: 19, 22, 27, 30, 34;
republicana: 37, 40, 49-50, 64, 88-
91, 96; imperial: 82-86, 92; s. m:
97s., 116s.; bajoimperial: 123s.,
130s.
status. 77-82, 84s., 90s., 99, 105, 115,
127, 139.