(685022256) Guichot Reina Virginia
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Educativos (Colombia)
ISSN: 1900-9895
revistascientificas@ucaldas.edu.co
Universidad de Caldas
Colombia
HISTORIA DE LA EDUCACIN:
REFLEXIONES SOBRE SU
OBJETO,,, UBICACIN EPISTEMOLGICA,
DEVENIR HISTRICO Y TENDENCIAS
ACTUALES
Virginia Guichot Reina*
Lo mnimo que se exige a un historiador es que sea capaz de reflexionar sobre la historia
de su disciplina, de interrogarse sobre los varios sentidos del quehacer histrico, de
comprender las razones que condujeron a la profesionalizacin de su campo acadmico.
A. Nvoa.
RESUMEN
En este ar tculo se reflexiona acerca de cul se considera actualmente el objeto de la Historia de la
Educacin, apostando por una visin compleja de lo que se entiende por fenmeno educativo.
Posteriormente, se argumenta cmo la Historia de la Educacin puede ser considerada
tanto ciencia histrica, como ciencia social y ciencia educativa, siendo este ltimo aspecto el ms
sujeto a polmica. Por ltimo, se realiza un breve recorrido por la historiografa de la historia
de la educacin, para desembocar en una sntesis de las tendencias actuales en dicho campo.
PALABRAS CLAVE: Historia de la Educacin, historia de la historiografa educativa, tendencias
actuales de Historia de la Educacin.
*Universidad de Sevilla
11
Virginia
Reinareflexiones sobre su objeto, ubicacin epistemolgica, devenir histrico y tendencias
Historia
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educacin:
actuales
AB S T R AC T
INTRODUCCIN
En esta poca de prisas, de constante estrs, de aceleracin continuada, con frecuencia descuidamos
la bsqueda de espacios de reflexin acerca de las actividades que llenan nuestra vida profesional
cotidiana. Siguiendo una de las mximas de nuestro pedagogo favorito, el brasileo Paulo Freire
(1921-1997), pretendemos repensar lo pensado, revisar nuestros planteamientos acerca del
campo al que estamos consagrados como docentes e investigadores, la Historia de la Educacin.
12
Como primer paso, hemos credo conveniente esclarecer qu entendemos por educacin, pues no
debemos olvidar que dicho concepto, como cualquier otro, est dotado de historicidad, adems de
poseer una enorme complejidad. De la idea sobre la realidad educativa que manejemos, depender
el tipo de Historia de Educacin que construyamos como investigadores o que enseemos en
nuestras
clases, en nuestra faceta de docentes. Este anlisis nos conducir a preferir la denominacin de
Historia de la Educacin sobre la de Historia de la Pedagoga, que predomin durante mucho
tiempo, a la hora de designar esta disciplina, entendindola como la historia de los procesos
educativos, de los paradigmas educativos que se han ido sucediendo, de las instituciones docentes en
un sentido amplio, de las mentalidades, actitudes y compor tamientos en el seno de unas
sociedades con unas prcticas educativas determinadas, de rol social, cultural y pedaggico del
maestro, en perspectiva diacrnica, de su articulacin societaria en orden a la consecucin de
unos logros profesionales, culturales o sociales, de los condicionantes polticos que han
propiciado un peculiar ordenamiento jurdico de la educacin o de la tarda escolarizacin de los
sectores marginados.1
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actuales
RUIZ BERRO, J.: Metodologa docente de la Historia de la Educacin, Revista de Ciencias de la Educacin, n 157, 1994,
pp.
73-74.
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1.1 Historicidad y complejidad del fenmeno educativo
No hay duda de que la realidad educativa est marcada por el signo de la historicidad. Porque la
educacin es una cualidad privativa del hombre y al hombre le es esencial el moverse en la
Historia.2
Y es que quizs lo primero en lo que debemos centrar la atencin es en el carcter histrico del
ser humano y en su necesidad de educacin, de crecimiento, de desarrollo, de ser ms.
2
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Uno de los pedagogos contemporneos que, a nuestro entender, establece una reflexin
lcida acerca de la historicidad del ser humano es Paulo Freire, quien explicita claramente la
antropologa de la que par te a la hora de disear su propuesta educativa. El brasileo basa sus
planteamientos en la idea de aper tura, de inacabamiento del ser humano. ste no es un ser
concluido, terminado, tiene que ir construyendo su existencia. A diferencia del resto de los
animales, posee conciencia de su incompletitud, es capaz de reflexionar acerca de s mismo y de
saberse viviendo en el mundo. Es el homo sapiens sapiens, el hombre que sabe que sabe. Su
conciencia es siempre intencional, es conciencia de, conciencia cargada de contenido, una
conciencia volcada hacia el mundo, en relacin dialctica con l.3 No existe conciencia sin mundo, ni
mundo sin conciencia, es decir, sin la presencia de los seres humanos. Mientras que para los
animales, la realidad externa que los rodea constituye un mero sopor te atemporal, es decir, el
aqu no es sino un hbitat con el que contacta, viven sumergidos en la vida, sin posibilidad de
emerger de ella, ajustados y adheridos a la realidad, para los hombres y mujeres la realidad
circundante se convier te en mundo.4 Esto se realiza gracias a la capacidad de los seres humanos
de actuar sobre ella a par tir de unos propsitos, de unos fines determinados, impregnndola de
este modo de humanidad, transformndola mediante su praxis, a travs de su trabajo. Modificar
el mundo es humanizarlo, aunque esto no suponga la humanizacin de los hombres y mujeres.
Puede sencillamente implicar la impregnacin del mundo con la presencia creativa del ser humano,
pero dicha impregnacin puede conducir tanto a la humanizacin como a la deshumanizacin, al
engrandecimiento del sujeto como ser tico o a su degradacin. Ahora bien, ambas
alternativas revelan al ser humano su naturaleza problemtica, le impulsan a que ejerza su
liber tad. Los hombres construyen la historia que, a su vez, los constituye.5 El aqu ya no es slo
un espacio fsico como para el resto de los animales, es tambin un espacio histrico.6
La concepcin humanista de la conciencia coincide con la de los fenomenlogos: En lugar de una conciencia cosa, la
concepcin humanista entiende, con los fenomenlogos, la conciencia como un despegarse del hombre hacia el mundo. No es
un recipiente que se llena, es un ir hacia el mundo para captarlo. Lo propio de la conciencia es estar dirigida a algo. La esencia
de su ser es su intencionalidad intentio, intendere; de ah que toda conciencia es siempre conciencia de. Aun cuando la
conciencia realiza la vuelta sobre s misma, algo tan evidente y sorprendente como la intencionalidad (Jaspers) sigue siendo
conciencia de. En este caso, conciencia de conciencia; conciencia de s misma..... FIORI, J. L. Dialctica y Liber tad, en FREIRE,
P.: FIORI, H. y FIORI J. L.: Educacin liberadora, Biblioteca Promocin del pueblo, n 17, Ed. Zero zyx, Madrid, 4 ed,
noviembre,
1978 (1 ed., nov. 1973), p. 51.
4
El animal slo tiene contactos, slo se adapta al ambiente. El ser humano tiene relaciones, se integra en el contexto. Los
contactos propios de la esfera animal implican, contrariamente a las relaciones, respuestas singulares, reflejas y no
reflexivas, culturalmente inconsecuentes. De ello resulta el acomodamiento, no la integracin. El hombre, en cambio, es un ser
integrado. Su lucha viene siendo, a travs del tiempo, la de superar los factores que lo hacen acomodado o ajustado,
FREIRE, P. La educacin como prctica de la liber tad, Siglo XXI, Madrid, 7 ed., 1986, p. 32.
5
Como dijo Marx, la historia no nos dirige, nosotros construimos la historia. La historia nos constituye mientras la construimos...
Necesitamos ser sujetos de la historia, aun cuando no podamos dejar de ser totalmente objetos de la historia. Y para ser
sujetos, necesitamos sin duda dirigirnos crticamente a la historia. Como par ticipantes activos y sujetos reales, slo podemos
construir historia cuando somos permanentemente crticos con nuestras propias vidas. FREIRE, P. Revisin de la
pedagoga crtica. Entrevista a Paulo Freire por Donaldo Macedo, La naturaleza poltica de la educacin, Cultura, poder y
liberacin, Paids-MEC, Barcelona, 1990, p. 195.
6
FREIRE, P.: Accin cultural y concienciacin, La naturaleza poltica de la educacin, Cultura, poder y liberacin, Paids-MEC,
Barcelona, 1990, pp. 86-89 y FREIRE, P.: Pedagoga da autonomia. Saberes Necesarios Prtica Educativa, Paz e Terra, 13
ed.,
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1999, p. 60.
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La educacin para Freire, pues, toma como base la indeterminacin del ser humano, la conciencia
que tiene de su finitud, de ser inacabado, que le lleva a estar en una bsqueda constante de
ser ms, de crecer como persona. En esta bsqueda no est solo sino que la realiza en
comunin con otros seres humanos, con los otros miembros de la comunidad en la que est
inser to. El yo personal siempre es una interaccin del componente gentico y del ambiente
donde el sujeto se desarrolla.7 Y en ese ambiente siempre est vigente el pasado cultural, la
forma de aprehender la realidad, de enfrentarse a los problemas vitales que la comunidad ha
ido gestando durante siglos.8 En el yo se funden pasado experiencias anteriores presente
y futuro expectativas y planes de accin.9 Y ello sin que haya de ser entendido slo desde la
perspectiva ontogentica sino tambin filogentica.
Esta indeter minacin del ser humano se une a la indefensin caracterstica de nuestra
especie que plantea asimismo la exigencia de educacin. Tal como afir ma Manganiello, el
acto educativo es inherente y necesario a la naturaleza humana. El hombre, al nacer, es
quiz el ser de la naturaleza ms desamparado. Abandonado a sus propias fuerzas en los
primeros aos, no tardara en sucumbir. La inferioridad de sus recur sos y medios fsicos de
defensa y la lentitud de su proceso de maduracin le hacen imprescindible la proteccin
ajena durante mayor tiempo que a cualquiera de los otros seres vivos.10 Ello origina que en
toda sociedad o grupo humano, ms o menos evolucionado, institucionalizado o no, exista el
cuidado educativo, inicindose con lo que se suele denominar la crianza para continuar en
las sociedades ms avanzadas con la educacin reglada. En este proceso, que comienza con
el nacimiento, el neonato ir aprendiendo a responder a cier tos estmulos y no a otros, a
pensar de acuerdo con una determinada lgica, a interpretar y valorar la realidad confor me
a los patrones de su cultura. Este proceso bsico no vara de un gr upo humano a otro, de
una
Esta explicacin interaccionista es hoy en da la ms aceptada: el ser humano en la interaccin con el ambiente (percibindolo,
ajustndose a l y transformndolo) se desarrolla tanto biolgica como psquicamente. Esta explicacin integra la doble
etimologa latina de la palabra educacin, educare y educere. El primero significa crianza, dotacin, alimentacin; el segundo,
desarrollo, extraccin, etctera. Educare apuntara a la enseanza (accin externa), educere, al aprendizaje (accin interna).
Histricamente, esta doble va ha dado lugar a posiciones encontradas, a diferentes modelos de escuela, unos defendan que la
educacin era la exclusividad de la accin externa, otros que la educacin era un fenmeno prioritariamente de desarrollo. Hoy
en da estas posiciones antagnicas carecen de significacin gracias a los conocimientos cientficos que sobre el ser humano se
han ido generando. Cfr. CASTILLEJO BRULL, J. L.: La educacin como fenmeno, proceso y resultado, en CASTILLEJO, J. L. y
otros: Teora de la Educacin, editorial Taurus Universitaria, Ciencias de la Educacin, Madrid, 1993, p. 18.
8
Esta idea de que constituimos nuestro yo ms personal con los otros es reflejada de forma magistral por el pedagogo brasileo
en el siguiente fragmento: Aun cuando se tengan rasgos individuales, la existencia individual no explica totalmente la conciencia
individual; aun cuando yo tenga rasgos singulares, yo soy existencia social... No es el yo existo, yo pienso, que explica el yo
existo. Es el nosotros pensamos que explica el yo pienso. No es el yo s que explica el nosotros sabemos. Es el
nosotros sabemos lo que explica el yo s. Es al revs.. FREIRE, P. Entrevistas con Paulo Freire, editorial Gernika, Mxico,
1976, p. 64.
9
La vida del animal y del vegetal se da en un tiempo que no les per tenece, ya que les falta conciencia reflexiva de su estar en
el mundo. Por eso, slo podemos hablar de conciencia histrica si nos referimos a los hombres. De esta forma, hay una solidaridad
entre el presente y el pasado, donde el primero apunta hacia el futuro, en el cuadro de la continuidad histrica. No hay fronteras
rgidas en el tiempo, cuyas unidades espaciales, en cier ta forma, se interpenetran. FREIRE, P. Extensin o comunicacin? La
concientizacin en el medio rural, editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 1973, p. 68.
10
MANGANIELLO, E. M.: Introduccin a las Ciencias de la Educacin, ed. Librera del Colegio, Buenos Aires, pp. 1415.
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poca histrica a otra,11 pero s el contenido de la educacin, lo que se ensea y tiene que
aprender. Estas variaciones se justificarn por los valores, objetivos y aspiraciones de cada sociedad,
por los fines que se plantee.12
Los procesos educativos, por tanto, se inser tan en unas coordenadas espacio-temporales que los
configuran, se incardinan en un proyecto global de la sociedad. No es la educacin la que conforma
la sociedad de cier ta manera, sino la sociedad la que, conformndose de cier ta manera,
constituye la educacin de acuerdo con los valores que la orientan.13 Ahora bien, junto a
esa funcin reproductora, la educacin puede ser palanca de cambio, de transformacin, dado que
le posibilita, en ocasiones, contar con un reper torio de competencias que le hace capaz de
criticar de forma constructiva la sociedad en la que vive, de inter venir sobre ella en una lnea
optimizadora.14
Es quizs el llamado enfoque culturalista el que mejor nos introduce en la cuestin de la historicidad
del fenmeno educativo. Desde esta perspectiva, la educacin se contempla como un bien
de cultura, como sntesis de cultura, como individualizadora de cultura, como conservadora de
cultura y como transformadora de cultura.15 Todas estas caracterizaciones emparentan educacin e
historia puesto que subrayan el hecho de que cada sociedad, en cada poca histrica, ha
defendido una determinada concepcin de la educacin y unas formas de practicarla. Los
procesos educativos se han ido ajustando a los cambios experimentados por la Humanidad y
pueden ser analizados en su evolucin. Si bien la educacin, concebida en sentido general
como proceso de desarrollo del hombre desde s mismo y desde los otros, es un fenmeno
histrico porque desde los orgenes humanos se constituy como proceso necesario para el
sujeto, es, a su vez, un fenmeno de
Una revisin del conjunto de definiciones del concepto de educacin nos conduce a extraer una serie de notas comunes:
a) hecho especficamente humano, b) idea de mejora, de perfeccionamiento, c) admite significados de fenmeno, proceso,
resultado, d) dirigida a la totalidad, a todas las dimensiones de la persona intelectual, afectiva, moral, social, esttica, etc., e)
implica la organizacin de la par te ms instintiva del ser humano, f) atiende a la dimensin individual y social del ser humano,
g) atiende a tres mbitos: formal, no formal e informal, en funcin de su intencionalidad y sistematizacin.
12
En nuestro caso, entendemos que la educacin posee como finalidad bsica conseguir una persona capaz de poseer un
conocimiento cier to sobre la realidad en la que vive y poder transformarla, orientndola hacia valores como la paz, la justicia
social, la cooperacin, la solidaridad y la tolerancia. Valores que sostienen la tica humanista que profesamos. Se trata de forjar
un sujeto capaz de un pensar crtico que d lugar a la accin.
13
FREIRE, P.: La desmitificacin de la conciencia y otros escritos, editorial Amrica Latina, Bogot, 1975, p. 88.
14
Diferentes autores de la pedagoga crtica han sealado como, por un lado, la educacin reproduce la ideologa dominante y,
por otro, proporciona, independientemente de la intencin que tiene el poder, la negacin de esa ideologa (o su desvelamiento)
por la confrontacin entre ella y la realidad (como de hecho est siendo y no como el discurso oficial dice que es), realidad vivida
por los educandos y por los educadores. Lerena, por ejemplo, recuerda que el tringulo formado por la cultura, el poder y las
clases sociales enmarca lo que es el mundo de la educacin y las prcticas educativas. Apple tambin hace hincapi en la conexin
de la educacin con las esferas ideolgica, poltica y econmica de la sociedad. Cfr. APPLE, M. W.: Educacin y poder, ed. Paids,
Barcelona, 1982; LERENA, C.: Educacin, en DEL CAMPO, S. (ed.) Tratado de Sociologa, Tomo II, Ed. Taurus, Madrid, 1987;
FREIRE, P.: La desmitificacin de la concienciacin y otros escritos, ed. Amrica Latina, Bogot, 1975.
15
Nez y Romero, hablando de la funcin de la educacin en relacin a la cultura comentan: la educacin debera llegar... a
confundirse con la cultura, ya que ello supondra que el individuo estuviese en todo momento al corriente de las
grandes manifestaciones de la actividad humana y que a su vez fuera capaz de realizar sobre ellas un juicio de valor
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persona. NEZ CUBERO, L. y ROMERO PREZ, C.: Pensar la Educacin. Una aproximacin sistmica a la Filosofa de
Educacin, ed. PreuSpnola, Sevilla, 2002, pp. 53-54.
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carcter histrico propio por cuanto la variabilidad respecto a su funcionalidad, a sus fines,
ha determinado, en ocasiones, el propio desarrollo de la historia del hombre. sta es la razn
de la impor tancia del conocimiento del pasado y del uso y consideracin que a travs del tiempo
se ha tenido de tal acontecimiento, sta es la impor tancia, pues, del estudio de la Historia de la
Educacin.
La Historia de la Educacin es la historia de los distintos enunciados que de la misma se han
hecho diacrnicamente y sincrnicamente,16 y de las prcticas a que han dado lugar. Su tarea es
estudiar la realidad educativa (objeto material) en su acontecer histrico (objeto formal), lo que
conlleva conocerla en su dinamismo, inser ta en un todo (contexto poltico, social, econmico,
cultural) que le da sentido, integrando el pasado en su presente con cesin al futuro.17
O como ms tcnicamente apunta Escolano El historiador de la educacin ha de investigar
y explicar, en primer trmino, cmo se origina en una estructura histrico-social dada su
subsistema educativo- pedaggico, cules son las notas que lo caracterizan, de qu forma
satisface las expectativas funcionales del modelo social, o contribuye a crear mecanismos
crtico-dialcticos en orden a la innovacin y, como finalmente, se interrelaciona con los
dems factores configurativos de la estructura de la sociedad (demografa, economa,
organizacin social, ideologas, poder poltico, mentalidades, ciencia, tecnologa...).18
No es, sin duda, una misin fcil, exige la existencia de un pensamiento complejo como complejo
es el ser humano, de un pensamiento sistmico, global, integral, evolutivo y procesual, apar
tado de una visin reduccionista o unilateral.19
1.2 Amplitud del campo de estudio: de la Historia de la Pedagoga a la Historia
de la Educacin
Historia de la Pedagoga o Historia de la Educacin?, ambos descriptores sealan
entidades diferentes o son dos significantes que apuntan a un mismo significado? Intentaremos dar
respuesta a estos interrogantes y para ello, habremos de acudir a la evolucin de la
historiografa histrico- educativa, a su vinculacin original con la Historia de la Filosofa y a su
emancipacin posterior.
Hoy en da, la denominacin ms aceptada para una disciplina que abarque la educacin en un
sentido amplio e integral, es Historia de la educacin. Sin embargo, en castellano, ha sido muy
utilizada la designacin alternativa de Historia de la Pedagoga. En principio, la distincin
que se manifiesta entre las dos denominaciones respondera al distinto tipo de aspecto de la
realidad
En un mismo momento histrico se pueden manejar varios conceptos de educacin.
CAPITN DAZ, A.: Historia y Educacin, Revista Espaola de Pedagoga, ao XXXVI, abril-junio, 1978, p. 11.
18
ESCOLANO, A.: La historiografa educativa. Tendencias generales, en DE GABRIEL, N. Y VIAO, A. (eds.): La investigacin
histrico-educativa. Tendencias actuales, ed. Ronsel, Barcelona, 1997, p. 68.
16
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actuales 19 NEZ CUBERO, L. y ROMERO PREZ, C.: Pensar la Educacin. Una aproximacin sistmica a la Filosofa de la Educacin,
PreuSpnola, Sevilla, 2002, p. 52.
Ed.
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VALLE LPEZ, A. del: Historia de la Educacin Contempornea. Fundamentacin cientfica y metodolgica, ediciones Nieva,
Madrid, 1990, p. 58.
24
GUTIRREZ ZULOAGA, I.: El estudio comparativo e histrico de la Pedagoga como materia de enseanza en Espaa,
Cincuentenario de los estudios universitarios de Pedagoga, Universidad Complutense, Madrid, p. 36.
25
Salvo en el mbito anglosajn, que siempre predomin el trmino History of Education.
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como apndice de la misma, lo que origin, durante mucho tiempo, que prcticamente no se
deslindara. A medida que la Pedagoga se fue desarrollando y adquiriendo entidad independiente,
era frecuente ver utilizadas conjuntamente ambas expresiones como lo hacen, por ejemplo,
Luzuriaga en su manual titulado Historia de la educacin y de la Pedagoga26 o Huber t, que
escribe como subttulo de su Histoire de la Pdagogie, Historia de las doctrinas pedaggicas
y de los hechos educativos.
Se entra as en un perodo, que llega hasta nuestros das, en que frente a autores que usan ambas
expresiones indistintamente, otros prefieren marcar diferencias, en general, aludiendo a varios
argumentos: intencin aplicativa de la Historia de la Educacin frente a carcter normativo de
la Historia de la Pedagoga,27 distinta abarcabilidad (ms amplia para la Historia de la
Educacin), constatacin de la falta de unin entre la prctica educativa y la teora de los grandes
pedagogos del momento en educacin.28
En la actualidad, aunque los trminos Historia de la Educacin e Historia de la Pedagoga
puedan ser considerados sinnimos,29 dada la evolucin de la disciplina hacia una perspectiva
integral, social, globalizadora de la educacin, cada vez es ms frecuente el uso de la denominacin
de Historia de la Educacin frente a otras posibles, reservndose la designacin de Historia de
la Pedagoga para el estudio de las teoras y reflexiones pedaggicas que han tenido lugar en los
diversos pueblos y a lo largo de las diversas pocas.30 As concebida, quedara subsumida dentro
de la Historia de la Educacin, en cuyo campo contara con una parcela propia. No existe un
divorcio entre una y otra, las dos ver tientes se complican. El concepto integral de la Historia de
la Educacin exige estudiar la configuracin cientfica y disciplinar de la Pedagoga, las
doctrinas
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actuales referencia a la educacin. As, en Francia, la mayora de las obras publicadas tratan de Histoire de lducation o Histoire de l
ensegneiment. En ingls, el trmino History of Education goza de amplio predicamento, ocupando un lugar marginal otras
denominaciones. Cfr. TIANA FERRER, A.: La investigacin histrico-educativa actual. Enfoques y mtodos, UNED, Madrid, 1988,
p.10.
30
Diccionario de las Ciencias de la Educacin, Diagonal/ Santillana, Madrid, 1983, vol. I, p. 730. Las voces Historia de la
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RUIZ BERRO, J.: Metodologa docente de la Historia de la Educacin, Revista de Ciencias de la Educacin, n 157, 1994,
pp.
73-74.
34
DICCIONARIO DE EDUCACIN, p. 729.
35
Diccionario de las Ciencias de la Educacin, Diagonal/ Santillana, Madrid, 1983, vol. I, p. 730. Las voces Historia de la
Educacin e Historia de la Pedagoga se deben a M Isabel Gutirrez Zuloaga.
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La historia sectorial puede ser definida como la que presenta un solo nivel dentro de la existencia social como un todo.
21
ARSTEGUI, J.: La investigacin histrica.
Teora y mtodo. Crtica, Barcelona, 1995, p. 189. Asimismo, Arstegui seala que las
historias sectoriales pueden ser territoriales o temticas. Las primeras estaran caracterizadas por el intento de globalizacin
del proceso histrico sobre un territorio concreto, mientras que las segundas, analizaran de modo sistemtico un fenmeno
par ticular, con preferencia a los anlisis cronolgico o territorial. La Historia de la Educacin podra ser considerada como una
historia sectorial temtica. Ibdem. p. 322.
37
ESCOLANO BENITO, A.: Historia de la Educacin, Anaya, Madrid, 1984, p. XX.
38
Estas influencias de la Historia general siempre han estado presentes en la base que orienta a publicaciones de gran
significatividad para el mbito de la Historia de la Educacin como la britnica History of Education, la nor teamericana History
of Education Quaterly, o la espaola Historia de la Educacin.
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actuales 39 Los hechos educativos se hallan engarzados en el acontecer histrico total. Este engarce o ar ticulacin constituye
en
gran medida la clave de la significacin y sentido de esos hechos y una de las garantas de su correcta comprensin y
valoracin. De este lado, el peligro est en desconectar el hecho histrico-pedaggico de su natural contexto.. REDONDO E.:
La Historia de la Educacin: cuestiones conceptuales y metodolgicas, Introduccin a Historia de la Educacin en Espaa y
Amrica, vol. I, Fundacin Santa Mara-Eds. S.M., Madrid, 1992, p. 50.
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La Historia de la Educacin mantiene una estrecha relacin con la Historia de la Cultura con la que
durante muchos aos estuvo identificada e incluso todava hoy es difcil deslindar el campo de lo
educativo del de lo cultural, an cuando el fenmeno educativo tenga un sentido ms restrictivo que
el propiamente cultural. M. Crubellier45 ha puesto de relieve las fuer tes vinculaciones entre educacin
y cultura, invitando a los historiadores de la educacin a ahondar en la investigacin de las
mismas. Par te de tres supuestos: a) en toda educacin subyace y se aprecia el sedimento de
una cultura, entendida como una manera peculiar de afrontar la vida; b) cualquier cultura para
permanecer reclama una educacin, sin la cual le es imposible subsistir y c) cuando un
sistema educativo atrasado est en disonancia y entra en contradiccin con la cultura que le
sirve de sopor te se
ESCOLANO BENITO, A.: La historiografa educativa. Tendencias generales. en DE GABRIEL, N. Y VIAO FRAGO, A.: La
investigacin histrico-educativa. Tendencias actuales, Ronsel, Barcelona, 1997, p. 67.
41
Hay que destacar las apor taciones de la sociologa de la reproduccin, en concreto Bowles y Gintis plantean, con su
teora de la correspondencia, que existe un paralelismo entre la esfera econmica y la esfera educativa. Cfr. BOWLES, S. y
GINTIS, H.: Schooling in capitalist America, Basic Books, Nueva York, 1976 y, de los mismos autores, Democracy and
Capitalism: Proper ty, community, and the contradictions of modern social thought, Basic Books, Nueva York, 1986.
42
Cfr. FERNNDEZ ENGUITA, M.: La cara oculta de la escuela. Educacin y trabajo en el capitalismo, Siglo XXI, Madrid, 1990.
43
ESCOLANO BENITO, A.: La historiografa educativa. Tendencias generales, p. 70.
40
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actuales
Cabe resaltar las apor taciones que, para el campo de la Historia de la Educacin, han ofrecido algunos representantes de la
llamada Sociologa de la Educacin como Basil Bernstein (Clases, Cdigos y Control, cinco volmenes, vols. 1-3 en ed. Akal. Vols.
4 y 5 en ed. Morata, 1972-1991), P. Bourdieu y J. C. Passeron (La Reproduccin, Laia, Barcelona, 1983), Ch. Baudelot y R. Establet
(La escuela capitalista en Francia, Siglo XXI, Madrid, 1980).
45
Crf. CRUBELLIER, M.: ducation et culture. Une direction de recherche. Histoire de lducation, n 1, 1978, pp. 39-48.
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produce una crisis. De esta forma, se afianza la voluntad de atender desde la esfera histricoeducativa a las realizaciones de la Historia Cultural. Asimismo, hemos de considerar que el universo
de la cultura, dada su amplitud, se encuentra a su vez internamente sectorializado en
diversas parcelas. El ar te, la religin, la filosofa, el derecho... informan las orientaciones de la
educacin y, con frecuencia, norman los patrones del compor tamiento individual y social,
originando, a veces, elementos pedaggicos de influencia directa, sobre todo a la luz de la funcin
social que desempean.46
Las diferentes historias sectoriales que se ocupan de esas parcelas sern tambin una impor
tante ayuda para el historiador de la educacin. Rota la hegemona de la Historia de la Filosofa
sobre los planteamientos abrazados por la historiografa educativa en sus comienzos, hay que
adver tir que sta ofrece significativos anlisis y reflexiones al campo educativo.
La Historia Poltica no debe quedar olvidada, ms an si tenemos en cuenta, como destaca P. Freire,
la dimensin poltica que tiene todo acto educativo.47 Todo proceso educativo induce unas actitudes
y valores en los educandos que los torna pasivos o crticos, egostas o solidarios, entre otros.
Temas como el ordenamiento jurdico-administrativo de los sistemas educativos, las propuestas que
emanan en materia de enseanza de las diferentes corrientes ideolgicas y grupos de opinin, los
mviles a los que obedecen las reformas poltico-institucionales en el campo de la educacin, etc.,48
requieren sin lugar a dudas las apor taciones que nos proporcionan los historiadores
especializados en el mbito poltico.
No hay que descuidar tampoco la Historia de las Ciencias y de las Tcnicas y sus relaciones con la
Historia de la Educacin. Los saberes pedaggicos constituyen un sector cientfico y han de ser
historiados con el mismo aparato conceptual y metodolgico que las dems ciencias. Asimismo,
desde el campo tecnolgico, se trasvasan al educativo, numerosas realizaciones que conforman el
sopor te material y didctico de la enseanza: mobiliario, utillaje didctico, etctera.49 En
la actualidad, los avances en las telecomunicaciones, el uso de INTERNET en el aula,
est revolucionando la forma de concebir la educacin, el procesamiento de informacin por par
te del alumnado y las dinmicas que se establecen en las clases, entre otras.
Por ltimo, queremos referirnos a la impor tancia que para la Historia de la Educacin posee el
conocimiento de la Historia de la Literatura, ya que como seala M N. Gmez Garca, es en el
campo de la ficcin donde a veces se expresa mejor la atmsfera esencial del mundo que se
pretende historiar... La Historia de la Literatura no es otra cosa que la Historia del mundo creado
por el hombre y percibir en l el papel asignado a la educacin es descubrir la mentalidad de
una
46
Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: La historiografa educativa. Tendencias generales, en DE GABRIEL, N. Y VIAO, A.(eds.): La
investigacin histrico-educativa. Tendencias actuales, Ronsel, Barcelona, 1997, p. 71.
47
Cfr. FREIRE, P.: La naturaleza poltica de la educacin. Cultura, poder y liberacin, Paids Ibrica, Barcelona, 1990.
48
Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: Historia de la Educacin, Anaya, Madrid, 1984. pp. XXIX-XXX.
49
Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: Historia de la Educacin, Anaya, Madrid, 1984. p. XXX.
50
GMEZ GARCA, M N.: Proyecto docente para la Ctedra de Historia Moderna y Contempornea, documento indito, Sevilla,
1994, p. 108.
23
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poca desde la visin y la pluma de uno de sus representantes.50 No hay que olvidar adems, el
papel que la propia enseanza de la literatura ha jugado en los currcula de los escolares como
fuente de transmisin de valores y cdigos de conducta, modelos que pueden ser estudiados por el
historiador de la educacin.51
Cerramos con estas palabras, tambin de M N. Gmez Garca, que recogen magnficamente el
espritu de este apar tado: Cier tamente que la historia del hombre es una sola historia y que
sera un error hacer de las historias sectoriales microhistorias que impidiesen la perspectiva de
globalidad que la historia necesita. Pero tambin lo es que la especializacin se hace necesaria
sobre todo en el campo de la investigacin. Por ello, la medida estar en valerse de las historias
sectoriales sin minimizar excesivamente el objeto investigado, intentando integrar cualquier
conocimiento histrico en el marco de lo que podra ser la llamada Historia total. Y, en el
caso de la Historia de la Educacin, tal situacin se hace necesaria de suyo porque entendemos
que no hay actividad ms especficamente humana que la educativa.52 El deseo: incardinar la
Historia de la Educacin en un proyecto de historia integral interdisciplinar, armonizando la
sectorializacin de los conocimientos con la globalizacin de las interpretaciones.
2.2 Historia de la Educacin y ciencias sociales
Si definimos las ciencias sociales (humanas o ciencias del hombre) como conjunto de disciplinas
acadmicas que estudian un complejo nmero de fenmenos relacionados con la realidad especfica
del ser humano, como individuo y como colectivo,53 parece evidente que la historiografa se
encontrara entre ellas. Dichas ciencias van a compar tir problemas54 y a establecer interrelaciones
que les proporcionarn un enriquecimiento en sus potencialidades explicativas de la realidad. En el
caso de la Historia de la Educacin, ese dar la mano a las otras ciencias sociales es una clara
exigencia de su propio objeto de estudio: basta apelar a la historicidad del hecho educativo para
comprender que mal podra interpretarse y conocerse en su totalidad sin acudir a otros testimonios
de ciencias vecinas.
24
Este marco de relacin no ha sido siempre comprendido e interpretado de la misma manera y con
idntico alcance. Probablemente la integracin plena de la Historia de la Educacin en el mbito de
las ciencias sociales ha sido una de las consecuencias principales del proceso emancipador de la
Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: El pensil de las nias, EDAF, Madrid, 2001. En este libro Escolano nos muestra cmo a travs
de la literatura manejada por las nias durante el siglo XIX y la primera mitad del XX se inculcaban los valores y cdigos de
conducta que se consideraban apropiados para las mujeres.
52
GMEZ GARCA, M N.: Proyecto docente para la Ctedra de Historia Moderna y Contempornea, op. cit. p. 109.
53
ARSTEGUI, J.: La investigacin histrica. Teora y mtodo, Crtica, Barcelona, 1995, p. 66.
54
Arstegui seala que las dificultades epistemolgicas de las ciencias sociales se centran especialmente en tres cuestiones: a)
la consecucin de unos modos aceptables de observacin y experimentacin; b) la necesidad y posibilidad de objetividad y c)
la resolucin de los problemas derivados de la explicacin. Ibdem, p. 72.
51
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Historia de la Educacin como disciplina cientfica, mas este proceso no fue tranquilo sino
problemtico, unas veces a causa de una asuncin acrtica de conceptos, teoras, metodologas
tomadas en prstamo de otras ciencias; otras, por la desconfianza ante las anexiones y el temor de
prdida de identidad de la propia disciplina.
El discurso relacional con las ciencias sociales experiment un notable impulso con la renovacin
historiogrfica representada por los Annales.55 Dicha corriente defenda la necesidad de una historia
abier ta, una historia total que tomara en consideracin los diversos aspectos de la actividad
humana. Explicitaba la voluntad de sntesis en la medida en que pona en relacin los diferentes
factores de una situacin o de un problema. Tal voluntad reclamaba la favorable recepcin de la
Historia a otras disciplinas, como la sociologa, la economa o la geografa, en definitiva, hacia todas
las que de alguna manera se interesasen por ese mundo humano donde se inscriba la educacin.
Ante ese conjunto de ciencias sociales, la Historia reivindicaba su posicin privilegiada, su lugar
central: slo ella sera capaz de hacer converger las ciencias sociales y de trabar sus respectivas
contribuciones, convir tindose as en la disciplina reina.
La Historia total constitua un atractivo reclamo investigador pero tambin una difcil coyuntura
cientfica. Si par timos de que la Historia es el movimiento de todas las instancias de la actividad
humana relacionadas, adems, en un sistema de complejidad creciente, hemos de asumir que
esa globalidad es irreductible como objeto de conocimiento a trminos ms simples, puesto
que la sectorializacin y la especializacin son formas de rodear este obstculo, no de
eliminarlo. En busca del inventario lo ms exhaustivo posible de las condiciones en que se producan
los fenmenos y procesos histricos que pretendan ser explicados, se apel a la ayuda conceptual y
metodolgica de las ciencias sociales, pero el panorama se mostraba demasiado vasto y pareca
excesivamente difcil establecer una jerarqua entre las posibles colaboraciones.56
En el caso de la Historia de la Educacin, se trataba de resituar el fenmeno educativo dentro
de la compleja dinmica social y econmica de las sociedades,57 para de este modo contribuir
ms eficazmente a la reconstruccin y comprensin de las manifestaciones de la vida social a
travs del tiempo. El logro de dicho objetivo le llev a intensificar sus contactos con otras
disciplinas que
Inicialmente existi un perodo de rechazo frente a la emergencia, amenazante para la historia, de la sociologa, pero ms tarde
sta abraza el mtodo histrico en su afn de alcanzar cotas ms altas de cientificidad. Al respecto sealaba Simiand: Si el estudio
de los hechos humanos quiere constituirse en ciencia positiva, eso debera conducirnos a rechazar los hechos nicos para tomar
aquellos que se repiten, es decir, a descar tar lo accidental para aproximarnos a lo regular, a eliminar lo individual para estudiar
lo social (SIMIAND, F.: Mthode historique et science sociale, Annales ESC, pp. 83-119, cita p. 95). Hernndez Sandoica
describe el proceso de distanciamientos y encuentros entre la Sociologa y la Historia en Los Caminos de la Historia. Cuestiones
de historiografa y mtodo, Sntesis, Madrid, 1995, pp. 73-76.
56
Barraclough seala dos fases distintas en ese dilogo entre Historia y Ciencias Sociales. En la primera, desde principios hasta
mediados del XX, el inters de los historiadores se centr en aprehender las categoras conceptuales y especulativas de la
Sociologa, la Antropologa y la Psicologa, mientras que en la segunda, que se extiende hasta nuestros das, se ha trasladado
a la esfera metodolgica. BARRACLOUGH, G.: Historia, Corrientes de la investigacin en las Ciencias Sociales, vol. II, TecnosUNESCO, Madrid, 1981, pp. 348-353.
57
SOLA, P.: Nuevas corrientes en Historia de la Educacin, Cuadernos de Pedagoga, n 65, 1980, p.
67.
55
25
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siempre haban estado ms o menos presentes en sus preocupaciones (Ar te, Literatura...), a
las que se sumaron otras como la Economa, la Poltica, la Demografa, la Sociologa, la
Etnografa o la Antropologa. Luego harn lo propio otros movimientos cientficos relacionados
con los campos jurdicos, psicolgicos, filosficos, y lingsticos o los ms recientes de la ciencia
o de la tcnica, enriqueciendo y ensanchando la reflexin histrico-educativa y otorgndole
nueva legitimidad. Estos prometedores alientos historiogrficos afectaron tambin a una
renovacin de las fuentes documentales, los formas de investigar y de exponer los
resultados de los trabajos. Listas parroquiales, catastros, registros parroquiales, pelculas
cinematogrficas, testamentos, mobiliario escolar, testimonios de vida, y un sinfn de objetos
que nos revelan el mundo educativo de determinada poca se van a conver tir en fuentes,
tratamientos cuantitativos y cualitativos de los datos sern empleados indistintamente en las
investigaciones histrico-educativas, tablas y relatos narrativos se darn la mano en la exposicin
de las conclusiones.
26
Realmente, casi todas las ciencias sociales tienen utilidad para el historiador de la educacin, aunque
sta sea variable en funcin del tema de estudio. Por ejemplo, la demografa, y ms especficamente,
la demografa histrica, se ocupa del anlisis cuantitativo de las poblaciones humanas a lo largo del
tiempo58 por lo que puede servir, entre otros usos, para suministrar datos y modelos metodolgicos
que ayuden a reconstruir los procesos de escolarizacin y alfabetizacin, facilitando un seguimiento
de sus trayectorias y los opor tunos estudios comparativos; o para ofrecer indicadores que
nos proporcionen conocimiento de la natalidad y la mor talidad infantil, las actitudes y compor
tamientos domsticos en torno al parto y a la primera infancia. La sociologa tambin ha
suministrado importantes aportaciones conceptuales y metodolgicas. Probablemente, sea una de
las ciencias sociales que ms ha contribuido a la expansin del campo cognitivo de la historia de la
educacin hacia los diversos agentes formativos y espacios de socializacin (familia, oficio,
comunidad religiosa, etc.), as como a facetas de la institucin escolar marginadas por la
investigacin histrico-educativa (prcticas educativas cotidianas en el aula, profesionalizacin del
docente). Introdujo nuevas categoras conceptuales (reproduccin, movilidad social, etc.) e
instrumentos de investigacin tanto cuantitativos (anlisis estadstico) como cualitativos
(encuestas).59 La antropologa ha dado una llamada de atencin a la necesidad de considerar los
componentes culturales que impregnan la educacin en cada sociedad y condicionan los
comportamientos individuales y colectivos de sus miembros, de contemplar las diversas
manifestaciones de la cultura popular, de dirigir la mirada a las minoras tnicas y a los grupos
marginados. Al igual que la sociologa, ha incorporado nuevas estrategias como la observacin, el
trabajo de campo y la entrevista, con los que se enriquece adems el aparato crtico-documental de
nuestra disciplina.60 En general, las ciencias sociales han contribuido a que la historiografa educativa
BARRACLOUGH, G.: Corrientes de la investigacin en las Ciencias Sociales, vol. II, Tecnos-UNESCO, Madrid, 1981, pp. 391400.
59
Cfr. LUC, J. N.: LHistoire de lEducation: un renouveau, Lcole et la vie, n 8, 1981, pp. 21-22; CHARTIER, R.: Educacin,
Historia de la La Nueva Historia, Mensajero, Bilbao, 1988, pp. 175-176; CASPARD, P.: LHistoire de lEducation en France, 1
Encontro de Historia da Educaao em Por tugal, Fundaao Calouste Gulbekian, 1988, p. 139.
58
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Cfr. CIEZA GARCA, J. A.: Historia de la Educacin y Ciencias Sociales, Sociedad, ideologa y educacin en la Espaa
Contempornea, ICE, Salamanca, 1985, pp. 99-100; CASPARD, P.: LHistoire de lducation en France, en Primer Encontro
de Historia da Educaao em Por tugal, Fundaao Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1988, p. 139.
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la Historia de la Educacin a los planes de formacin de maestros pues se consider que reuna
las caractersticas ptimas para ser utilizada como fuente de reflexin, experiencia e inspiracin
para los docentes del maana, tanto en la orientacin de su prctica profesional como las
dimensiones moral y cvica.64
Ese espacio disciplinar y acadmico entre las ciencias de la educacin contina mantenindolo y
no son pocos los trabajos que clasifican los saberes relacionados con la educacin que
introducen nuestra disciplina dentro del rtulo de ciencias de la educacin.65 En general,
entre todas las taxonomas, pueden sealarse algunos puntos de convergencia: el tratamiento
como una ciencia general de la educacin, es decir, el nfasis en el carcter globalizador que
debe poseer; su condicin diacrnica peculiaridad por ser ciencia histrica y su ver tiente
fundamentante y esclarecedora del fenmeno de la educacin en sus diferentes manifestaciones.
Ya se vio en un apar tado anterior, las razones por las que actualmente tiene pleno sentido
considerar que la Historia de la Educacin es una historia sectorial dentro de la historiografa
general, con la que compar te discurso epistemolgico y metodolgico,66 pero, de nuevo, es
preciso formular el interrogante central: y no puede ser vista como ciencia de la educacin?
Posee un objeto de estudio comn con ellas, compar te tradicin acadmica, forma par te del
currculo de formacin de los docentes... no puede adscribirse a las mismas?
En la actualidad, cobra fuerza el paradigma crtico, con el cual compar timos los principales
postulados y en el cual intentamos enmarcar nuestro quehacer. Para autores representativos de
esta corriente, como Carr y Kemmis,67 la investigacin histrico-educativa debera ser concebida
como ciencia social crtica, pero, eso s, el resto de las tradicionales ciencias de la educacin
habran de ser practicadas en esa misma lnea. Dentro de este modelo de investigacin, se define
una determinada concepcin de la naturaleza de la realidad, una epistemologa, una apuesta por
una metodologa y tcnicas de investigacin y un sentido de la finalidad que se atribuye a la
investigacin que concuerdan con nuestra forma de abordar la Historia de la Educacin.
64
28
ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en NVOA,
A. y RUIZ BERRIO. J. (eds.): A Historia da Educaao em Espanha e Por tugal, Socidad Por tuguesa de Ciencias da EducaaoSEDHE, lisboa, 1993, p. 332.
65
Cfr. FERNNDEZ, A. y SARRAMONA, J.: La educacin. Constantes y problemtica actual, CEAC, Barcelona, 1984, pp. 63-97 y
GARCA ARETIO, L.: La educacin. Teoras y conceptos. Perspectiva integradora, Paraninfo, Madrid, 1989. De forma ms especfica:
MIALARET, G.: Ciencias de la educacin, Oikos-Tau, Barcelona, 1981, pp. 44-46; GARCA GARRIDO, J. L.: Educacin comparada.
Fundamentos y problemas, Dykinson, Madrid, 1982, pp. 185-220; COLOM, A.: Teora y metateora de la Educacin. Un enfoque a
la luz de la Teora general de Sistemas, Trillas, Mxico, 1982, pp. 133-140. TOURIN, J. M.: Teora de la educacin: identificacin
de la asignatura y competencia disciplinar, Revista de Ciencias de la Educacin, n 137, 1989, pp. 26-30; MEDINA RUBIO, R. y
otros: Teora de la Educacin, UNED, Madrid, 1997, tomo I, pp. 9-13.
66
Escolano seala que el discurso histrico compor ta una racionalidad analtico-explicativa diferente de la emprica, en la que
se apoyan fundamentalmente las ciencias de la educacin, aunque pueda servirse de algunos de sus modelos y tcnicas. Las
finalidades de ambos tipos de racionalidad son distintas: la primera se limita a mostrar y explicar realidades pretritas, mientras
la ciencia emprica se define por sus objetivos de control y prediccin. Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: La historiografa educativa.
Tendencias generales, en DE GABRIEL, N. Y VIAO, A. (eds.): La investigacin histrico-educativa. Tendencias actuales, Ronsel,
Barcelona, 1997, p. 58.
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Tal modelo asume que la realidad no es algo dado sino que es construida. Es dinmica, en
continuo desarrollo y tiene un carcter dialctico: las situaciones sociales comprenden aspectos
objetivos, en los que ningn individuo par ticular puede influir en un momento dado
estructuras, y aspectos subjetivos, provenientes de los propios sujetos, de sus creencias,
de sus actitudes, de sus entendimientos. Frente a una concepcin continuista y acumulativa del
progreso en el conocimiento, se defiende la discontinuidad. Ya Kuhn, a travs de su constructo de
paradigma haba desarrollado la tesis de que la evolucin del saber habra que interpretarla como
una sucesin de revoluciones en el curso de las cuales resultan derribados y reemplazados los
paradigmas predominantes, que implican modos de interpretar la realidad y definen nociones
tales como conocimiento, teora y verdad.68 No hay ningn paradigma que sea en s mismo
impersonal y objetivo sino que todos estipulan una determinada visin del mundo que incorpora
preferencias ideolgicas y presupuestos normativos. Postulados como los de objetividad,
neutralidad, infalibilidad del conocimiento, se vienen abajo, cmo hablar de neutralidad cuando
los hechos a los que apela el cientfico no son unos datos inconfundibles e inmediatamente
reconocibles sino que dependen de las teoras dentro de las cuales operan? Este modelo de
investigacin crtica, que compar timos, postula que el conocimiento es subjetivo, determinado
por el contexto social y poltico. Nuestras teoras siempre estn contaminadas por las creencias
y valores de la comunidad investigadora que son de ndole social y, por consiguiente, siempre son
productos sociales.
Frente a una concepcin analista o atomista, el modelo de investigacin que proponen los defensores
de esta corriente es holista, supone una visin global que integre todos los aspectos de la realidad,
que incluya el axioma gestltico de que el todo es siempre ms que la suma de las par tes: no
hay una yuxtaposicin de elementos, al igual que el cuerpo humano no es una simple adicin de
los rganos y los sistemas que lo configuran. Las ideas, el pensamiento, los hechos educativos
son vistos como entidades socio-histricas explicables, por tanto, slo en vir tud del contexto
en que fueron forjados y no como categoras abstractas. Sin un adecuado conocimiento del
pasado ser difcil una correcta comprensin del presente ya que como refiere Popkewitz, la
percepcin de lo que es la enseanza, las nociones de infancia y aprendizaje, as como las
mentalidades organicistas asociadas al concepto de profesionalizacin son par te de un todo que
se ha formado a lo largo de perodos de tiempo de larga duracin; podemos entender los temas
estructurales si estudiamos la
forma y las condiciones en las que surgieron nuestra concepcin moderna de individualidad,
racionalidad, ciencia y progreso.69 Y adems, como seala Gmez Garca, el propio carcter del
fenmeno educativo, cuya dimensin histrica es una de sus notas esenciales, justifica la necesidad
de una ciencia de la educacin cuyo objeto de conocimiento sea el pasado de ese objeto.70
67
CARR, W. y KEMMIS, S. T.: Teora crtica de la enseanza, Mar tnez Roca, Barcelona,
1988.
68
KUHN, T. S.: La estructura de las revoluciones cientficas, FCE, Mxico, 1981, 5 reimpresin.
69
POPKEWITZ, T. S.: La Historia en la Pedagoga, la Pedagoga como Historia, traduccin de Rosario Angeles Pereyra de History
in Educational Science: Educational Science as History, en PILTMAN, A. (comp.), Deakin University, Victoria, 1986, p. 20. Citado
por GMEZ GARCA, M N.: Proyecto docente para la Ctedra de Historia de la Educacin Moderna y Contempornea, documento
indito, Sevilla, 1994, p. 117.
70
GMEZ GARCA, M N.: Proyecto docente para la Ctedra de Historia de la Educacin Moderna y Contempornea, documento
indito, Sevilla, 1994, p. 117.
29
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A nuestro parecer, es especialmente relevante el propsito de una ciencia educativa crtica, que va
ms all de explicar o el de entender, se dirige a transformar la educacin. En este sentido,
se acerca a la opinin de historiadores como Fontana71 o Lzaro Domnguez quienes
estn especialmente interesados por una historia viva que cumpla una funcin social. Dice este
ltimo: La historia conocimiento tiene sentido al servicio, con sentido crtico, de la realidad
presente problematizadora. Y como tal, logra su plenitud en la consecucin de efectos
transformadores en las conciencias y en las realidades cotidianas.72 Dentro del campo de la
historia de la educacin, son significativas las reflexiones de Viao quien obser va, en esta lnea,
el compromiso social del investigador: una disciplina [la historiografa] que hace de lo muer to
un objeto de saber, da lugar al hacerlo, a una nueva manera de ver el presente y de conformar su
memoria, la memoria de cada generacin; de quienes, desde ese presente, estn abriendo el
futuro. Es ah, justamente, donde nace la responsabilidad social, moral, del historiador.73 Para
nosotros, la Historia cobra pleno valor en funcin de este presente que nos apela a intentar una
mejora, a una optimizacin de la realidad que vivimos. Si, como defienden los pragmatistas, el
pensamiento surge a par tir de situaciones de incer tidumbre, si son los problemas los que
incitan a pensar, sern los interrogantes que planteemos al pasado los que impulsen nuestro
pensamiento y con ello, nuestra posterior actuacin , y esas preguntas estn hechas desde un
presente que nos hace que centremos nuestra atencin en determinados problemas, en cier tos
aspectos de esa realidad pretrita. La Historia, con la reflexin que debe de provocar sobre el
anlisis de los factores que inter vienen en cada situacin dndole una configuracin
especfica, debera ayudar a aclararnos sobre cmo actuar ante una realidad que nos resulta
insatisfactoria, en nuestro caso, en la ver tiente educativa. En esta lnea es en la que vemos
que no hay una lnea fuer temente divisoria entre la Historia de la Educacin y disciplinas como
la organizacin escolar, la didctica o la orientacin educativa: todas pueden ser enfocadas con
base a este modelo de investigacin.
30
La ciencia educacional usando la terminologa propia de Carr y Kemmis sera un modo de accin
colectivo en que la relacin entre la teora y la prctica no es sencillamente una funcin cognitiva
sino que la teorizacin es un proceso pblico y una prctica social. La teora educacional
tendr como finalidad la de informar y guiar las prcticas de los educadores indicando qu
acciones deben emprender si quieren superar sus problemas prcticos. Se dirigir a modificar
las situaciones que
obstaculizan el logro de los objetivos educacionales e impiden el trabajo crtico, reflexivo, en los
contextos educativos. Para desarrollar ese entendimiento sistemtico de los factores limitativos,
se requiere una par ticipacin activa y colaborativa de todos los implicados en la empresa
educativa
Fontana reivindica como objetivo del historiador explicar el mundo real y ensear a otros a verlos con ojos crticos para ayudar
a transformarlo: Sabemos que nuestra obligacin es ayudar a que se mantenga viva la capacidad de las nuevas generaciones
para razonar, preguntar y criticar, mientras, entre todos, reconstruimos los programas para una nueva esperanza y evitamos que,
con la excusa del fin de la historia, lo que paren de verdad sean nuestras posibilidades de cambiar el presente y construir un futuro
mejor. FONTANA, J.: La historia despus del fin de la historia, Crtica, Barcelona, 1992, p.144.
71
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LZARO DOMNGUEZ, P.: En torno a la Historia viva, Debates por una Historia viva, Universidad de Deusto, Bilbao, 1990,
p.
71.
73
VIAO FRAGO, A.: De la impor tancia y utilidad de la historia de la educacin (o de la responsabilidad moral del historiador),
en
DE GABRIEL, N. y VIAO FRAGO, A. (eds.): La investigacin histrico-educativa. Tendencias actuales, Ronsel, Barcelona, 1997, p.
33.
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 2, No. 1, Enero - Junio 2006, pgs. 11- 51
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Historia
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actuales
31
construccin social.77
La Historia de la Educacin se relaciona adems con disciplinas pedaggicas como la Didctica o
CARR, W.: Hacia una ciencia crtica de la educacin, Aler tes, Barcelona, 1990, p.
100.
75
SEIGNOBOS, Ch.: Lenseignement de lhistoire dans les facults. III. Mthodes dexposition, Revue
76
BAUDELOT, Ch. y ESTABLET, R.: La escuela capitalista en Francia, Siglo XXI, Madrid, 1980; BOURDIEU, P. y PASSERON, J. C.: La
74
Virginia
Reinareflexiones sobre su objeto, ubicacin epistemolgica, devenir histrico y tendencias
Historia
de laGuichot
educacin:
actuales Reproduccin, Laia, Barcelona, 1983.
VIGOTSKY, L. S.: Pensamiento y lenguaje, La Plyade, Buenos Aires, 1977; El desarrollo de los procesos psicolgicos
superiores, Crtica, Barcelona, 1979; Obras escogidas, Visor, Madrid, 1992.
77
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Reinareflexiones sobre su objeto, ubicacin epistemolgica, devenir histrico y tendencias
Historia
de laGuichot
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actuales
32
imagen del pasado. Se par te del supuesto de que los hechos y documentos que se registran hablan por s mismos, por lo que
la investigacin habra de centrarse sobre todo en la recopilacin, acreditacin y descripcin de aqullos apuesta del
positivismo. El historicismo concibi la historia como una ciencia de lo idiogrfico, frente al carcter nomottico de las ciencias
naturales. As pues, la historia se encargara de describir hechos individuales, singulares e irrepetibles, sin posibilidades de
generalizacin. En un intento de transcender el anecdotismo en que podan caer la descripciones, el historicismo plante el
problema de la comprensin, mediante la bsqueda del sentido de las llamadas constantes histricas, que se obtendran mediante
el anlisis de los datos acumulados por el historiador. Pese a estos intentos, la ciencia histrica practicada por ambos
movimientos no transcendi el nivel de la erudicin descriptiva. Cfr. ESCOLANO BENITO, A.: La historiografa educativa.
Tendencias generales, en DE GABRIEL, N. y VIAO FRAGO, A. (eds): La investigacin histrico-educativa. Tendencias actuales.
Ronsel, Barcelona, 1997, pp. 54-55.
80
Otros autores del momento son Schwarz, que trata de elaborar una Historia de la Educacin como apndice de una obra ms
general, Teora de la Educacin (1813); Stolck, con su Historia de la Pedagoga (1776); Lorenz y su Historia de la Educacin en
Bosquejos y cuadros (1880); Von Raumer, con Historia de la Pedagoga y Schmid, quien en colaboracin con otros especialistas,
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Historia
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actuales
publica la Historia de la Educacin en cinco volmenes, entre 1884 y 1902. Cfr. CORTS GINER, I. y VILA FERNNDEZ, A.: Historia
e Historia de la Educacin. Planteamientos actuales, Mad. S.L., Sevilla, 1986, pp. 32-33.
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 2, No. 1, Enero - Junio 2006, pgs. 11- 51
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como una fuente de reflexin, experiencia e inspiracin con vistas a la preparacin profesional y
cultural de los futuros educadores: sus contenidos desempeaban una funcin formativa, tanto en
el aspecto moral, de orientacin de la conducta, como metodolgico, en cuanto a propuestas de
inter vencin, sin olvidar su uso como cimiento de identidad nacional.81
La historiografa educativa germana servir de referente, de modelo, a la cultivada en otros
pases europeos, sin negar la existencia de peculiaridades en los mismos. En Italia, la
historiografa pedaggica presenta en sus inicios como notas caractersticas un escaso valor
cientfico, ausencia de reflexin metodolgica, profunda dependencia filosfica, carcter
marginal y marcado sesgo ideolgico, rasgos que van a perdurar hasta la dcada de los
sesenta del siglo XX.82 Idealismo y positivismo son las dos corrientes que presentan mayor
empuje.83 En Francia, se pueden distinguir cuatro etapas, siguiendo a P. Caspard.84 La primera se
extiende hasta 1870 y tiene a J. Paroz como autor ms representativo, siendo quizs su obra
ms significativa en este campo la Histoire gnrale de la Pedagogie (1824-1899). Como en
otros pases europeos, se percibe claramente la funcin otorgada a la Historia de la Educacin
de contribuir a la cohesin ciudadana y al for talecimiento de la identidad propio de los
nacionalismos y, tambin con tal objetivo, se hace uso de la comparacin. La segunda etapa se
desarrolla hasta la Primera Guerra Mundial, fase fecunda donde destacan las obras de G.
Compayr (Histoire de la pdagogie de 1883) y de E. Durkheim (Lvolution pdagogique en
France, publicada pstumamente, en 1939) y que se desenvuelve a la par de los debates
polticos que desencadenarn la lucha escolar entre los par tidarios del Antiguo Rgimen y
los liberales.85 Dicha fase es seguida por otra de declive para la produccin historiogrfica que
concluye en la dcada de los cincuenta para dar lugar, por fin, a una renovacin significativa
derivada tardamente de la escuela de los Annales y su manifiesto por una nueva
Seala Pereyra que tanto para Niemeyer como para Cramer, la Historia de la Educacin era una verdadera fuente de
conocimiento puesto que da la oportunidad al educador de examinar cuidadosamente los principios de la educacin, para saber
cmo operan en los textos reales de la experiencia humana y para aprender mejor a usarlos. Cfr. PEREYRA, M.: La Historia de
la Educacin en la formacin de educadores. Orgenes y evolucin de una disciplina escolar, Tmpora, n 2, 1981, p. 32.
82
Autores ms relevantes de estos inicios de la historiografa italiana son E. Celesia, G. Allievo, E. Micheli, P. Siciliani o G. B. Gerini.
Cfr. CAMBI, F.: Aspetti della ricerca storico-pedagogica nel Novecento italiano, en SANTONI, A. y TREBISACCE, G. (eds.): I
problemi epistemologici della ricerca storico-educativa, Pellegrini, Cosenza, 1983, pp. 191-212.
83
La historiografa educativa italiana en el siglo XX se ve primero fuertemente impregnada de positivismo (ej., la Storia della Scuola
in Italia (1913) de G. Manacorda), dominando ms tarde la corriente idealista (ejs.: La pedagoga revoluzionaria (1919) de E.
Codignola; Disegno storico delleducazione (1923) de G. Saitta; Sommario di Pedagoga como scienza filosofica (1934/1942) de G.
Gentile). Finalizada la Segunda Guerra Mundial, se asiste a una lucha entre conservadores y progresistas que se ver reflejada en la
produccin historiogrfica inclinada hacia una u otra tendencia (ejs.: Educazione e autorita nellItalia moderna (1951) de L. Borghi;
Storia della scuola popolare in Italia (1954) de D. Bertoni; Il marxismo e leducazione (1964-1966) de M. A. Manacorda). Cfr. TOMASI,
T.: Orientamenti per una storia della storiografia pedaggica italiana, Ricerche Pedagogiche, n 58, 1981, pp. 21-22.
84
Cfr. CASPARD, P.: Histoire et historiens de leducation en France, Les dossier de lducation, n 14-15, 1988, pp. 929.
85
La lucha escolar se entabla entre monrquicos y republicanos, clericales y laicos. Los republicanos y laicos acusan al Antiguo
Rgimen y a la Monarqua de arcasmo, ignorancia y oscurantismo, encumbrando las iniciativas escolares modernizadoras
promovidas por la Revolucin y la burguesa liberal. Los monrquicos y clericales, por el contrario, enaltecen la obra educativa
realizada por la Iglesia en su devenir secular y reprueban la accin ejecutada en este dominio por la Revolucin y el Estado liberal.
Este enfrentamiento ideolgico har que la Historia de la Educacin francesa del momento incorpore una densa carga ideolgica,
privilegindose el anlisis de la ofer ta escolar del Estado y la Iglesia y sus apor tes al desarrollo de la instruccin. CASPARD,
P.: Histoire et historiens de lducation en France, en Les dossier de leducation, n 14-15, 1988, pp. 7- 8.
81
33
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actuales
historia. En el Reino Unido, tres obras pueden destacarse, Introduction to the History of Educational
Theories (1881) de O. Browing, Pioneers of Modern Education (1905) de J. W. Adamson y
Doctrines of the Great Educators (1918) de R. R. Rusk. En ellas, se obser va la tendencia a
tomar como ncleo central la historia de las ideas pedaggicas y los aspectos polticoadministrativos. Esta misma perspectiva es contemplada en la historiografa educativa de Por
tugal, que disfruta de un perodo especialmente fructfero en el ltimo tercio del siglo XIX y los
primeros aos del XX.86
Tambin en el caso de Por tugal, la renovacin historiogrfica llegar en la dcada de los
sesenta del siglo pasado.87
Mayor desarrollo dedicaremos a comentar la evolucin de la historiografa educativa espaola
hasta llegar a nuestros das, cuyos contenidos se vieron muy influidos por la historiografa
europea de la poca, especialmente por la alemana y la francesa.88 Los primeros trabajos de Historia
de la Educacin son los de J. M Blanco White, una serie de ar tculos publicados entre 1823
y 1831, Spain, Bosquejo desde la historia del entendimiento en Espaa desde la restauracin
de la literatura hasta nuestros das u Opresin del entendimiento en Espaa y Education in
Spain. Con ellos, se puede considerar que comienza una primera etapa dentro de la
historiografa educativa espaola, que cubrir desde 1834 a 1898, donde tambin se enmarcan
las obras de Manuel Benito Aguirre, A. Gil de Zrate, J. M. Snchez de la Campa, V. de la Fuente y
Manuel B. Cosso.89 En lneas generales, estos trabajos se caracterizan por su concepcin
historiogrfica historicista y positivista, y presentan cier ta tendencia de legitimacin de la poltica
educativa del momento. Adems, aparece en los manuales de
De este perodo de oro de la historiografa por tuguesa son las obras de J. Silvestre Ribeiro (Histria dos
establecimientos cientficos, literarios e ar tsticos de Por tugal nos succesivos reinados da Monarchia, 1871-1892), A. da
Costa (Histria da Instruao popular em Por tugal de 1871), T. Braga (Historia da Universidade de Coimbra nas suas relaoes
com a Intruao publica por tuguesa (1892-1902)), A. Filipe de Matos (O passado, o presente e o futuro da escola primria por
tuguesa, de 1907), F. Deusdado (Educadores por tugueses, 1909), A. dos Santos (O encino primario em Por tugal, 1913), A.
Pimentel Filho (Lioes de Pedagoga Geral e de histria da educaao, 1919) y S. Pellico Filho (Histria da instruao popular
em Por tugal, 1923). Cfr. FERNNDEZ, R.: Historia da Educaao, Historia das Mentalidades, Historia da Cultura, Primer
Encontro de Historia da Educaao em Por tugal, Fundacin Calouste Gulbenkian, Lisboa, pp. 255-273.
87
Un precedente sera la Historia da fundaao do Colgio Real de Nobres de Lisboa, de 1959, escrita por R. de Carvalho.
Ibdem.
88
Nos serviremos principalmente de las obras de A. Escolano Benito (Diccionario de Ciencias de la Educacin. Historia de la
Educacin I. De la Antigedad a la Ilustracin, Anaya, Madrid, 1984, pp. XI-XLIII; La investigacin en Historia de la Educacin
86
34
en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, Revista de Ciencias de la Educacin, n 155, julio-septiembre de 1993, pp. 331-349;
La historiografa educativa. Tendencias generales, en DE GABRIEL, N. y VIAO FRAGO, A. (eds.): La investigacin histricoeducativa. Tendencias actuales. Ronsel, Barcelona, 1997, pp. 51-84 ), de L. Esteban Mateo (Pasado, presente y futuro de la
Historia de la Educacin, Escolarizacin y Sociedad en la Espaa Contempornea, II Coloquio de Historia de la Educacin,
Universidad de Valencia, Valencia, 1983, pp. 999-1039), de J. Ruiz Berro (La investigacin espaola en Historia de la Educacin.
La Seccin de Historia de la Educacin de la Sociedad Espaola de Pedagoga, 1er. Encontro de Historia da Educaao em
Por tugal. Investigaoes e Actividades, Fundaao Calouste Gulbenkian, Lisboa, 1988, pp. 153-174) y de A. Tiana Fer
rer (Investigacin histrica-educativa actual. Enfoques y mtodos, Cuadernos de la UNED, Madrid, 1988).
89
BENITO AGUIRRE, M.: Bosquejo histrico-filosfico del estado de la educacin primaria en Espaa (1841); GIL DE ZRATE, A.:
De la instruccin pblica en Espaa, Imprenta del Colegio de Sordomudos, Madrid, 1855; SNCHEZ DE LA CAMPA, J. M.: Historia
filosfica de la Instruccin Pblica en Espaa desde sus primitivos tiempos hasta el da, Imprenta Timoteo Arniz, Burgos, 1871/
Espaa, For tanet, Madrid,
1897.
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74; DE LA FUENTE, V.: Historia de la Instruccin Pblica en Espaa y Por tugal, Revista de la Universidad de Madrid, n
2,
Madrid,
1873, pp. 185-201 y n 4, 1873, pp. 465-479; DE LA FUENTE, V.: Historia de las Universidades, Colegios y dems establecimientos
de enseanza de Espaa, Imprenta de Vda. e Hijo de Fuentenebro, 4 vols. 1884-1889; COSSO, M. B.: La enseanza primaria
en
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Pedagoga de las escuelas normales un apndice de Historia de Educacin, como por ejemplo el
Bosquejo histrico de la ciencia pedaggica (1864) de F. Macas o la Historia de la Pedagoga
(1891) de S. Aguilar. Asimismo, hay que sealar las traducciones de obras extranjeras como
la Historia Universal de la Pedagoga (1888) de J. Paroz o el Compendio de Historia de la
Educacin (1889) de A. Daguet y las apor taciones de algunos articulistas en peridicos de
enseanza como La Idea, o revistas como El Magisterio Guipuzcoano o La Escuela Moderna. Sin
embargo, es todava escaso el desarrollo de la historiografa educativa durante el siglo XIX.
La segunda etapa historiogrfica educativa espaola se sita entre 1898 y 1936. Se produce
una expansin considerable de la produccin,90 en paralelo con el proceso de institucionalizacin
de la Historia de la Pedagoga como disciplina acadmica superior.91 Esto es observable tanto en
lo que se refiere a obras nacionales (Escribano, Ruiz Amado, Tudela, Casas Snchez)92 como a
traducciones de publicaciones relevantes de la historiografa francesa, alemana y anglosajona
(Davidson, Compayr, Damseaux, Monroe, Wicker t)93 y a inventarios de recursos (R. Blanco y
Snchez, L. Luzuriaga, D. Barns). Siguen respondiendo a concepciones historicistas y
positivistas, corrientes que predominaban en el resto de Europa.
Tras la Guerra Civil, comienza una tercera etapa dentro de la historiografa pedaggica y se
extiende hasta los primeros aos de los setenta. Sufri en muchos aspectos una regresin, aunque
sta coincide con una fase de expansin de los estudios pedaggicos en las universidades y con el
aumento de la produccin bibliogrfica en otros campos de la actividad cientfica, incluido el de los
estudios sobre educacin. Se constata una fuer te dependencia respecto del exterior: hay un
elevado nmero de manuales traducidos a travs de los cuales se continan recibiendo influencias
de los modelos historicistas (Dilthey), positivistas (Huber t, Atkinson, Beck), personalistasculturalistas (Morando, Abbagnano-Visalberghi, Agazzi), neoidealistas (Codignola) o los derivados
del movimiento social catlico (Willmann). En la dcada de los setenta, junto a obras con anlisis
Hasta un total de 873 ha cuantificado Esteban Mateo. Cfr. ESTEBAN MATEO, L.: Pasado, presente y futuro de la Historia de
la Educacin, en AAVV: Escolarizacin y sociedad en la Espaa contempornea, Universidad de Valencia, Valencia, 1983, p.
1032.
91
La Historia de la Educacin aparece por primera vez como materia explcitamente nominada en la reforma de las escuelas
normales promovida en 1898 como par te del curso superior para la obtencin del llamado grado de maestro normal. Las reformas
de los planes de formacin de maestros de 1901 y 1903 tambin incluyen la Historia de la Pedagoga en los cursos del
grado superior. Dicha materia tambin es contemplada en el Plan Bergamn de 1914 y en el Plan Profesional Republicano de
1931.
92
Muchos manuales espaoles eran simples transcripciones, a menudo entrecomilladas, de tratados extranjeros. Positivismo e
historicismo son las corrientes historiogrficas que en ellos prevalece. En ellos, los contenidos se suelen exponer de
manera acumulativa y sustentado en unos cuantos autores y hay una repetida utilizacin del progreso como una
constante en el desarrollo educativo. Cfr. ESCOLANO BENITO, A. (coord.): Diccionario de Ciencias de la Educacin. Historia de la
Educacin I. De la Antigedad a la Ilustracin, op. cit., p. XVI y XVII, donde se analiza el manual de G. Escribano, Historia de la
Pedagoga (1910) y asimismo LEDESMA REYES, M.: Acercamiento a la evolucin ms reciente de la historiografa educativa en
el Estado espaol, Op. cit. pp. 234-236, en el que se examina el manual de Manuel Casas Snchez, Elementos de Historia de
la Pedagoga (1909).
93
La recepcin de estos textos fue tarda, pudiendo constatarse que el tiempo medio transcurrido entre las ediciones de los
manuales en sus respectivos pases y la aparicin en su versin castellana es de unos veinte aos. Responden a concepciones
historiogrficas historicistas y positivistas.
90
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36
BOYD, W. y KING, E. J.. Historia de la educacin, Editorial Huemul, Buenos Aires, 1977; DEBESSE, M. y MIALARET, G.: Historia
de la pedagoga, Oikos-Tau, Barcelona, 1973/1979, vols. I y II.; BOWEN, J.: Historia de la educacin occidental, Herder, Barcelona,
1976/1979/1985, vols. I, II y III.
95
GALINO, M A.: Historia de la Educacin. Edades Antigua y Media, Gredos, Madrid, 1960.
96
ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en NVOA,
A., RUIZ BERRIO, J. (eds.): A Histria da Educaao em Espanhya e Por tugal, Sociedad Por tuguesa de Ciencias da EducaaoSEHDE, Lisboa, 1993, p. 335.
97
PRELLEZO, J. M.: Educacin y familia en A. Manjn. Estudio histrico crtico, Pas-Verlag, Zurc, 1973; CACHO VIU, V.: La
Institucin Libre de Enseanza. Orgenes y etapa universitaria, Rialp, Madrid, 1962; GMEZ MOLLEDA, M D.: Los reformadores de
la Espaa contempornea, CSIC, Madrid, 1966; JIMNEZ LANDI, A.: La Institucin Libre de Enseanza, Taurus, Madrid,1973;
LVAREZ MORALES, A.: La Ilustracin y la reforma de la Universidad en la Espaa del siglo XVIII, Pegaso, Madrid, 1971; PESET,
J. L.: La Universidad Espaola (siglos XVIII y XIX), Taurus, Madrid, 1974.
94
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Entre 1940 y 1976, Escolano contabiliza 872 trabajos. En ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la
Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en NVOA, A. , RUIZ BERRO, J. (eds.): A Histria da Educaao em
Espanhya e Por tugal, Sociedad Por tuguesa de Ciencias da Educaao-SEHDE, Lisboa, 1993, p. 336.
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comienza a haber clara conciencia de que la educacin es un hecho parcelario que forma par te de
los sistemas sociales en que se genera y de los que funcionalmente depende, por lo que su
historizacin debe ser contextualizada en ese marco de historia total, que aborde la diferentes
dimensiones de la realidad. En cier ta manera, la nueva historia podra identificarse con lo que
ha dado en llamarse historia social de la educacin, una historia que pone nfasis en la
consideracin de las variables que definen el contexto en que nacen y se desarrollan los
discursos, las estructuras y las prcticas educativas y que, adems, presta especial atencin a los
colectivos, verdaderos sujetos de la historia frente a la postura tradicional de la historia de atender
a las personalidades relevantes.
Este nuevo enfoque repercute directamente en el rea de estudio de la historia de la educacin. Se
busca, como se ha indicado, superar los esquemas personalistas, la historia de los grandes
pedagogos, con el fin de integrar todos los planos de la realidad educativa (hechos, normas, ciencia,
tecnologa) y sus interacciones con el sistema social (economa, demografa, estructura social,
mentalidades). Todo ello va a traer como consecuencia acudir al apoyo de otras ciencias
(antropologa, psicologa, sociologa, economa, lingstica, demografa) con lo que se favorece la
interdisciplinariedad.104 En la base, se halla la creencia de que se pueden extrapolar al anlisis
de los sistemas sociales del pasado las herramientas conceptuales, metodolgicas y tcnicas
que hoy emplean las ciencias sociales. Los temas tradicionales (ideas pedaggicas, instituciones
escolares, poltica educativa) siguen existiendo, pero ya el enfoque es diferente gracias a esa
atencin que se presta al contexto, y ahora se produce una eclosin de nuevos temas:
alfabetizacin,105 historia de la infancia y de la adolescencia,106 de la educacin de la mujer,107 de la
educacin rural y urbana,108 de las mentalidades
TIANA FERRER, A.: Investigacin histrico-educativa actual. Enfoques y mtodos, UNED, Madrid, 1988. p. 29.
Temas que fueron abordados desde perspectivas metodolgicas limitadas, como el caso de la alfabetizacin, han experimentado
un sustancial replanteamiento metodolgico. Por ejemplo, A. Viao Frago, en Leer y escribir. Historia de dos prcticas culturales
(Fundacin Educacin, voces y vuelos, IAP, Mxico, 1999) trata la alfabetizacin entremezclando cuestiones propias de la historia
general y de historias sectoriales como la cultura escrita, la educacin, la literatura, la comunicacin, la antropologa, la psicologa,
etc.
105
Cfr. NEGRN FAJARDO, J.: Escolarizacin y Sociedad en Tenerife en la segunda mitad del siglo XIX, Tesis doctoral, Universidad
de Oviedo, 1986; NEGRN FAJARDO, J.: La creacin del Instituto de Canarias, origen de la escolarizacin secundaria pblica en
las islas, Escolarizacin y sociedad en la Espaa contempornea 1808-1970, Ed. Rubio Esteban, Valencia, pp. 459-472; MATO
DAZ, A.: La escuela primaria en Asturias (1923-1937). Los procesos de alfabetizacin y escolarizacin, Ministerio de Educacin
y Ciencia, Direccin Provincial de Asturias, Oviedo, 1992; LARQUI, C.: Lalphabtization des madrilnes dans la deuxime moiti
du XVIIeme sicle. Stagnation ou volution?, De lalphabtization aux circuits du livre en Espagne, XVIeme-XVIIeme sicles,
103
104
39
CNRS, Paris, 1987, pp. 73-93.
Cfr. MARTN MARTN, F. J.: La imagen del nio a travs de los sermonarios, Historia de la Educacin, Salamanca, n 6,
1987, pp. 7-22; MNGUEZ LVAREZ, C.: La vida del nio entre la familia y la escuela: imgenes de familia, escuela e infancia
reflejadas en las novelas espaolas publicadas entre 1975-1900, Edinford, Mlaga, 1992; ESTEBAN RUIZ, F. T.: La infancia
como categora social e historiogrfica. Introduccin hermenutica a la Historia de la Educacin Infantil, en AAVV: Etnohistoria
de la escuela, XII Coloquio Nacional de Historia de la Educacin, SEHDE, Universidad de Burgos, Burgos, 2003, pp. 957966.
107
Cfr. FLECHA GARCA, C.: Mujeres universitarias en Espaa en 1900, Espacio y tiempo, n 1, 1987, pp. 75-92; FLECHA GARCA,
C.: Algunos aspectos sobre la mujer en la poltica educativa durante el rgimen de Franco, Historia de la Educacin, Salamanca,
n 8, 1989, pp. 77-97; FLECHA GARCA, C.: La educacin de las nias en los reglamentos escolares de finales de siglo, Mujer
y Educacin en Espaa 1868-1975. VI Coloquio de Historia de la Educacin, Sociedad Espaola de Historia de la Educacin106
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actuales Universidad de Santiago, Depar tamento de Historia de la Educacin, 1990, pp. 427-436; PASTOR I HOMS, I.: La educacin
femenina en la postguerra (1939-1945). El caso de Mallorca, Ministerio de Cultura, Instituto de la Mujer, Madrid, 1984.
108
Cfr. NIETO BEDOYA, M.: La escuela en el medio rural. Provincia de Palencia a mediados del siglo XVIII (1752), Tesis doctoral,
Editorial de la Universidad Complutense, Servicio de reprografa, Madrid, 1988.
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BUTTS, F. y CREMIN, L. A.: A History of education in American Culture, Henry Holt and Company, inc. Nueva York, 1953
(ed. castellana: Historia de la educacin en la cultura nor teamericana, Editorial Bibliogrfica Argentina, Buenos Aires, 1959, cita p.
19).
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educacin:
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investigacin histrico-educativa con el esclarecimiento de los temas de hoy y que busca recuperar
el pasado desde las expectativas contemporneas.114
En el campo epistemolgico, la nueva historia de la educacin compar te con otras ciencias
sociales las pretensiones de cientificidad a travs del cumplimiento de los requisitos que impone el
mtodo cientfico: formulacin clara de los problemas, planteamiento de hiptesis verificables,
posibilidad de comprobacin de las respuestas dadas mediante el contraste de stas con fuentes
que previamente han sido sometidas a crtica externa e interna, etctera. La nueva historia de la
educacin se define como una ciencia en construccin con aspiraciones explicativas.
El reforzamiento de este conjunto de cambios se ha visto reforzado por una mejora de
las interconexiones dentro de la comunidad cientfica de los historiadores dedicados a este
campo. Revistas como History of Education Quar terly (Bloomington), cuyo primer nmero data
de 1961, Har vard Educational Review, History of Education (Londres), Histoire de l
Education (Pars), Paedagogia Historica (Gante), el Bolletino del C.I.R.S.E. (Parma) o la
espaola Historia de la Educacin (Salamanca); asociaciones profesionales internacionales como
la I.S.C.H.E. (International Standing Conference for the History of Education) o la Red
Latinoamericana de Historiadores de la Educacin; centros de investigacin como el Instituto
National de Recherche Pdagogique (I.N.R.P.) y el Ser vice de lHistoire de l Education,
dependiente del primero, ambos franceses, el Centro Italiano di Richerca Storico Educativa
(C.I.R.S.E.), el Centre pour ltude de lHistoire de lEducation belga, el Instituto Pedaggico de la
Universidad de Zurich (Suiza); sociedades nacionales como la History of Education Society en
Inglaterra, la Society of Norwegian School History, la Canadian History of Education Association,
la Sociedad Espaola de Historia de la Educacin, etc., junto con la celebracin de Congresos y
reuniones cientficas nacionales e internacionales son punto de encuentro para el intercambio de
las nuevas maneras de abordar la investigacin histrico-educativa.
Dedicamos ahora un apar tado al desarrollo de las ltimas tendencias histrico-educativas en
Espaa dado que nos atae ms cercanamente. En nuestro pas, el proceso renovador se aprecia
con ms fuerza a par tir del lustro 1970-1975, fecha en que Ruiz Berro115 sita el inicio de
la cuar ta etapa en la evolucin de la historiografa pedaggica en nuestras fronteras. Junto a
factores
acadmicos y cientficos, en este proceso de renovacin influyeron las circunstancias relacionadas
Su concepcin de una historia-problema se observa al abordar el debate sobre el significado de tradiciones, ideales y prcticas
democrticas en Estados Unidos, as como las instituciones y teoras econmicas, las diferentes concepciones sobre la naturaleza
humana, la inteligencia y el aprendizaje, etc.
114
No podemos dejar de mencionar a John Dewey, figura al que dedicamos nuestra tesis doctoral (El pensamiento educativo de
John Dewey, 2001, publicada como Democracia, ciudadana y educacin: una mirada crtica sobre la obra pedaggica de John
Dewey, ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 2003) quien ya en Democracia y Educacin (1929) sealaba que la historia adquiere su valor
en relacin con el presente y sus problemas. Es cier to que el estado social actual no puede separarse de su pasado dir el
pragmatista nor teamericano pero igualmente lo es que el pasado no puede separarse del presente vivo y conservar su sentido.
La historia trata del pasado, pero este pasado es la historia del presente. El verdadero punto de par tida es, en todo momento,
alguna situacin contempornea con sus problemas. Cfr. DEWEY, J.: Democracia y Educacin, Morata, Madrid, 1994, pp. 184185.
115
RUIZ BERRO, J.: La investigacin espaola en Historia de la Educacin. La Seccin de Historia de la Educacin de la Sociedad
41
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Reinareflexiones sobre su objeto, ubicacin epistemolgica, devenir histrico y tendencias
Historia
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educacin:
actuales Espaola de Pedagoga, op. cit., pp. 153-174.
Virginia
Reinareflexiones sobre su objeto, ubicacin epistemolgica, devenir histrico y tendencias
Historia
de laGuichot
educacin:
actuales
con los cambios sociales y polticos que tuvieron lugar en Espaa en torno a la cada de la dictadura
del General Franco. La transicin a la democracia y el desarrollo del Estado de las autonomas
favorecieron el nacimiento de nuevos intereses dentro de la investigacin histrica.116 Esta nueva
etapa se va a caracterizar por la expansin de la investigacin, por la madurez institucional
alcanzada y por una fuer te renovacin de los temas de estudio y de los mtodos de trabajo:
a) Expansin de la investigacin histrico-educativa: El desarrollo acadmico que origin la
reforma educativa de 1979 supuso un crecimiento considerable del nmero de ctedras y
de depar tamentos de Historia de la Educacin. Esta infraestructura produjo un
notorio incremento en el conjunto de profesores e investigadores dedicados a esta
disciplina. Asimismo, hay que resear el aumento espectacular de las publicaciones
unitarias y peridicas: libros, ar tculos de revistas especializadas, actas de
coloquios, jornadas, seminarios, y todo tipo de sesiones acadmicas en torno a cuestiones
referidas a la Historia de la Educacin.117
b) Progresiva madurez corporativa e institucional del colectivo de profesores e investigadores
que integran esta rea de conocimiento, que lleva aparejada un cier to
distanciamiento respecto a otros gremios pedaggicos y una mayor aproximacin a otros
sectores acadmicos de la historia sea general o especializada.118 Los historiadores de la
educacin espaoles se han sumado, adems, a los circuitos internacionales con su
vinculacin institucional a organismos de escala supranacional, su colaboracin en
proyectos de otros pases,119 su par ticipacin en congresos y jornadas fuera de
nuestras fronteras, con sus estancias de docencia e investigacin ms all de nuestro
territorio nacional, etc. Asimismo, hay que destacar la tendencia asociativa de los
miembros del colectivo que cristaliza en dos sociedades cientficas: la Societat d
Histria de lEducaci dels Paisos de Llengua Catalana, fundada en 1983, y la Sociedad
Espaola de Historia de la Educacin (SEDHE), que empez a prefigurarse con la
creacin de la Seccin de Historia de la Educacin de la
La conciencia de estar asistiendo al despegue de nuevas formas de convivencia nacional indujo a replantear el pasado,
ejercicio que se perciba como necesario en orden a afrontar los nuevos retos de la vida democrtica. Por otro lado, los primeros
116
42
pasos dados para disear los espacios autonmicos suscitaron, al mismo tiempo que el relanzamiento de los mviles nacionalistas y
regionalistas, un inters inusitado por la historia local de los distintos pueblos que configuren el mosaico espaol.
ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en NVOA,
A., RUIZ BERRO, J. (eds.): A Histria da Educaao em Espanhya e Por tugal, Sociedad Por tuguesa de Ciencias da EducaaoSEHDE, Lisboa, 1993, p. 340.
117
Una relacin de los diferentes congresos de la Sociedad Espaola de Historia de la Educacin con sus correspondientes
temticas se puede encontrar en LEDESMA REYES, M.: Acercamiento a la evolucin ms reciente de la historiografa educativa
en el Estado espaol, op. cit. pp. 249-250.
118
ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en
NVOA, A., RUIZ BERRO, J. (eds.): A Histria da Educaao em Espanhya e Por tugal, Sociedad Por tuguesa de Ciencias
da Educaao-SEHDE, Lisboa, 1993, p.337.
119
Son iniciativas actuales compar tidas, por ejemplo, el Proyecto M.A.N.E.S. sobre la evolucin de los manuales escolares,
patrocinado por la U.N.E.D. en colaboracin con el Service dHistoire de lEducation del I.N.R.P., el C.I.R.E.M.I.A. (Centro Interuniversitario
de Investigacin sobre la Educacin en el Mundo Ibrico e Iberoamericano), de Tours y diversas universidades espaolas y
latinoamericanas, o el proyecto de estudio sobre la historia del tiempo escolar en Europa, coordinado por M. M. Compre.
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 2, No. 1, Enero - Junio 2006, pgs. 11- 51
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educacin:
actuales
Sociedad Espaola de Pedagoga en 1979 y, diez aos despus, alcanz entidad propia. El
Boletn de Historia de la Educacin de la SEDHE, el Full Informatio de la Sociedad
Catalana, Historia de la Educacin. Revista interuniversitaria, junto con ar tculos de
contenido histrico en otras revistas de temtica pedaggica como Bordn, Revista
de Educacin, Revista Espaola de Pedagoga, han ser vido para estrechar los vnculos
entre los investigadores que cultivan esta disciplina.
c) Renovacin temtica y metodolgica: Es consecuencia del influjo tardo que las
orientaciones y mtodos modernos de la historia general, de otras historias sectoriales
y de las ciencias sociales ejercieron sobre los modos de construir la Historia de la
Educacin. Se trata de una concepcin integral de la misma, que tiene en cuenta
los diferentes planos, social, econmico, poltico, cultural, que inciden en los hechos
educativos y que la sita en la lnea de la llamada Historia Social120. Frente a la lnea
positivista e historizante anterior, se busca una historia construida bajo modelos
rigurosos de explicacin cientfica y atenta a la contextualizacin de los
fenmenos educativos estudiados.121 El acercamiento a otras ciencias sociales se
hace visible en la utilizacin de modelos cuantitativos, de conceptos tomados en
prstamo de la demografa, la economa y otras ciencias sociales y del lenguaje
acuado por las principales corrientes historiogrficas (Annales, Marxismo,
Estructuralismo).
d) En cuanto al espacio histrico estudiado, la investigacin se centra casi exclusivamente
en Espaa y con frecuencia en los territorios regionales que conforman el pas estudios
de historia local/regional elaborados por autores procedentes de los centros universitarios
ubicados en dichos territorios, y en cuanto a la poca preferida, es la
contempornea la que obtiene la mayor preferencia en concreto, el perodo de la
Restauracin. Las temticas son muy diversas. Escolano seala dos ejes
estructurales, escolarizacin y sociedad y sistemas pedaggicos. En el primero, se
abordan aspectos como la imagen y condicin social de la infancia, de los docentes,
educacin y economa, implantacin de la red escolar primaria en diferentes espacios
territoriales, educacin y mentalidad colectiva, educacin de minoras y grupos
especiales, la educacin de adultos y efectos
sociales de la escolarizacin, entre otros. En el segundo, encontramos estudios sobre
instituciones pedaggicas, manuales escolares, espacio y educacin, sistemas y mtodos
Seala Nava Rodrguez: la historia educativa puede y debe recurrir a mtodos y tcnicas habitualmente manejados por los
historiadores de otros sectores, para sincronizarse con las tendencias ms actuales de la investigacin histrica y lograr as
profundizar en el conocimiento de las interdependencias que la educacin mantiene con otras variables del sistema escolar.
NAVA RODRGUEZ, M T.: La Educacin en la Europa Moderna, Sntesis, Madrid,1991, pp. 119-120.
121
Las ideas, las instituciones, la poltica educativa, la prctica educativa, las experiencias educativas, los mtodos, los textos,
la relacin entre los agentes educativos, etc., debidamente contextualizados, integran la historia de la educacin, porque el
concepto de educacin mismo no est limitado a la institucin educativa, tiene un significado ms amplio. LEDESMA REYES, M.:
Acercamiento a la evolucin ms reciente de la historiografa educativa en el Estado espaol, op. cit., p. 256.
120
43
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actuales
44
Han sido invadidos los historiadores de la educacin por estas notas caractersticas de la
postmodernidad?, presentan sus obras los rasgos de esa conciencia postmoderna? Sin
que parezca que se pueda dar una respuesta tajante,126 parece existir un reconocimiento
de que
ESCOLANO BENITO, A.: La investigacin en Historia de la Educacin en Espaa. Tradiciones y nuevas tendencias, en
NVOA, A., RUIZ BERRO, J. (eds.): A Histria da Educaao em Espanhya e Por tugal, Sociedad Por tuguesa de Ciencias
da Educaao-SEHDE, Lisboa, 1993, pp. 347-349.
123
Ibdem.
124
GONZLEZ LUIS, M L.: A propsito del saber histrico-pedaggico (I). Reflexiones desde algunas lecturas de la
postmodernidad. La acreditacin de saberes y competencias. Perspectiva histrica, SEDHE-Dpto. de Ciencias de la Educacin de
la Universidad de Oviedo, Oviedo, 2001, p. 808..
125
STONE, L.: The Revival of Narrative: Reflections on a New Old History, Past and Present, 85, 1979, pp. 324.
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122
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It is not easy to perceive if the new hiatory of education has incorporated the historiographic tendencies derived from
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cier tos enfoques emergentes en la novsima Historia de la Educacin responden con retraso a
los estilos de la postmodernidad, sugieren una nueva cultura que se anuncia con narrativas
complejas, historias diversas y lenguajes mltiples.127 Este cambio en la historiografa expresara
una reaccin de cansancio ante el uso y abuso de modelos estructuralistas en dcadas anteriores
que terminaron por disolver al hombre y su historia,128 lo cual, como seala Escolano, supona un
efecto incompatible con las tradiciones pedaggicas de historia de la educacin y con el
autntico ethos de los historiadores acadmicos.129 Significara asimismo un intento de
acabar con todo positivismo historicista, reductor de la historia a mera crnica, y con los residuos
idealistas rastreadores de un sentido para el devenir histrico acudiendo a las grandes ideas
(progreso, razn), el rechazo a cualquier Teologa de la Historia. Y quizs, especialmente, la
conciencia de que no se puede saber nada sin duda.130 Podemos mencionar entre los rasgos
esenciales de la ltima historiografa:
a) Deconstruccin del objeto histrico-pedaggico: Todo puede ser historiado. Hay
una extraordinaria diversificacin de las cuestiones a las que se le dedica atencin,
una curiosidad histrico-educativa que se dirige al estudio de mltiples temas hasta
entonces olvidados dentro de la investigacin pedaggica: infancia, mujer,
nacionalismos y localismos, minoras tnicas y culturales, mentalidades, higiene,
arquitectura escolar, currculo, tecnologa material de la enseanza, tiempo
escolar...131. En concreto, la
postmodernism, although the presence of certain themes and lines of research in our discipline does appear to suggest that some
of present day study practices display similarities to the new narratuve styles (...) Within an evidently theoretical relativism, our
discipline has been introducing new themes and styles which coincide with, but do not depend on postmodern discourse.
ESCOLANO BENITO, A.: Postmodernity or Hight Modernity? Emerging approaches in the New History of Education. Paedagogica
Historica, XXXII, vol. 2, 1993, p. 339.
127
ESCOLANO BENITO, A.: La Historia de la Educacin despus de la posmodernidad, en RUIZ BERRO, J. (ed.): La cultura
escolar de Europa. Tendencias histricas emergentes, Biblioteca Nueva, Madrid, 2000, p. 303.
128
Nvoa constata que se ha efectuado el trnsito desde la estructuras hacia la valoracin de las singularidades individuales y
colectivas, se ha producido un retorno al sujeto: Aprs avoir racont lhistoire des contextes scolaires, la recherche se tourne
vers les subjectivits, en essayant de rendre raison de lexprience des individus et des individus integres dans leurs
commuauts dappar tenance et de montrer comment ils vivent leurs parcours ducatifs. (..) La pluralit des histories tient
compte de la conscience de chacun vis--vis de sa propre vie, non pas un iquement dan s une perspective individuelle, mais aussi
en tant que sujets appar tenant des communauts de sens. NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, op.
cit., p. 21.
129
ESCOLANO BENITO, A.: Postmodernity or Hight Modernity? Emerging approaches in the New History of Education, op. cit,
p. 331.
130
El cambio ms impor tante en la postura de los historiadores de la educacin se refiere al reconocimiento de una
poca caracterizada por sistemas de pensamientos (y de accin) bsicamente estables y coherentes ya se ha acabado. La
posmodernidad representa la conciencia de que no se puede saber nada sin duda, que no hay ninguna Teologa de la Historia;
por tanto, todas las visiones de un progreso inexorable son inaceptables. La historia es la epistemologa social que cuestiona las
relaciones entre el conocimiento y el poder en base de su ubicacin en un tiempo y un espacio determinados. NVOA, A.:
El pasado de la educacin: la construccin de nuevas historias, 1996.
131
Sin embargo, seala Escolano que es altamente improbable que este desarrollo de la historiografa pedaggica sea un efecto
inducido por la influencia del discurso postmodernista. Indica que la introduccin de algunos nuevos temas en la Historia de la
Educacin (gnero, ecologismo, interculturalismo, regionalismo, diferencias, etc.) no slo puede ser percibido como evidencia de
la fragmentacin deconstructiva de la nueva historia, tambin expresara el relativismo pluralista y la atencin a las cuestiones de
esa Alta Modernidad de la que habla Habermas, como el valor de la individualidad y de la solidaridad, que haban sido
ocultadas por una historiografa obsesionada por la bsqueda de estructuras y de descripciones generales, en la que
los sujetos individuales, los grupos y las culturas, se disuelven al perderse su diversidad. Op. cit., pp. 332 y 334.
45
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46
Cfr. NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, janvier, 1997, pp. 16-
132
17.
Ibdem, p.
16.
134
Compar timos la opinin de Fontana quien afirma: Una cosa es que pensemos que una explicacin histrica ms rica debe
incluir hoy muchos factores que anteriormente no tombamos en cuenta o que considerbamos complementariamente
porque no ramos conscientes de su impor tancia, y otra que interpretemos eso como una invitacin a abrir nuevos campos
separados que tendern a conver tirse en la prctica en discursos independientes. FONTANA, J.: La Historia despus del fin de
la Historia, Crtica, Barcelona, 1992, p. 82.
135
STONE, L.: The Revival of Narrative: Reflections on a New Old History, Past and Present, 85, 1979, pp. 324.
133
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Labsence dun modle thorique consensuel et lmergence dun esprit scientifique qui tend privilegier les
espaces disciplinaires de frontire contribuient llargissement du rper toire mthodologique de lhistorie de lducation,
dans le cadre dune mobilisation dapproches anthropologiques, culturelles, lingistiques, psychologiques et sociologiques.
NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, 1997, p. 16.
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estudios sobre los procesos de larga duracin en educacin, como los de construccin y
cambio de los sistemas educativos, y la segunda etapa ha tenido una influencia
ms multidireccional, bajo el comn denominador de conceder una gran relevancia
a los factores sociales que actan sobre los fenmenos educativos. Un ejemplo de esta
ltima puede ser la historia de la socializacin, formalizada por U. Herrmann, que
seala tres lneas de investigacin: la historia de la infancia, de la adolescencia y de
la familia; el anlisis histrico de los procesos educativos experimentados por nios y
adolescentes, en funcin de su edad, condiciones de vida y educacin; y la historia de la
conceptualizacin del adolescente, el nio y la familia, segn sus diversas tradiciones
culturales, clases sociales y circunstancias vitales.139 Entre las caractersticas
principales de los ltimos tiempos de esta nueva historia social de la educacin
estn el distanciamiento de las explicaciones estructuralistas, la adopcin de
prcticas metodolgicas cada vez ms diversificadas y la comprensin del lenguaje
como elemento de organizacin (y no slo de descripcin) de fenmenos sociales y
educativos.140
d) Historia de las mentalidades educativas: Se trata de una historia de las representaciones,
mitos, valores e imgenes mentales en este caso, relacionados con el mundo educativo
propias de una poca o de un grupo determinado que constituyen la psique colectiva. El
propio G. Duby mantena que el estudio de las mentalidades del pasado no puede llevar a
una marcha segura sin apoyarse en una historia de la educacin en sentido amplio, es
decir, de todas las comunicaciones del individuo con su entorno, de los medios a travs de
los cuales recibe los modelos culturales.141 El trmino mentalidades incluye el dominio
afectivo, el mundo de los sentimientos, de las pasiones, de la sensibilidad. En este campo de
la cultura psicolgica se hacen esfuerzos por desvelar las claves de los comportamientos
de los grupos, es decir, se reconstruyen las conductas, las expresiones, los silencios, que
traducen las concepciones y las sensibilidades colectivas.
Betancor y Almeida sealan tres peligros que de no ser evitados por los cultivadores de
tal tipo de historiografa dificultaran la comprensin histrica de una formacin social
completa: 1) considerar excesivamente autnomo el nivel ideolgico de un grupo social
y estudiarlo al margen de los dems apar tados que inciden en dicho grupo;142 2) primar
excesivamente la representacin mental que de s misma tiene una sociedad, o la que de
la misma se hace el investigador, olvidando los acontecimientos polticos y sociales
que pueden condicionar esa representacin mental143 y 3) aplicar con escaso rigor y
demasiada
48
139
Cfr. DEPAEPE, M.: On the relatioship of theory and history in Pedagogy, Leuven University Press, 1983, pp. 60-
66.
140
Cfr. NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, 1997, p. 27. Algunas
obras representativas son McCLELLAN, B. E. y REESE, W. J. (eds.): The Social History of American Education, Urbana & Chicago,
1988; LABAREE, D.: The Making of an American High School: The Credential Mar ket and the Central High School of
Philadelphia, 1838-1939, New Haven, 1988; SEMEL, S.: The Dalton School. The Transformation of a Progressive School, New
York, 1992; MIREL, J.: The Rise and Fall of an Urban School System: Detroit, 1907-1981, Ann Arbor, 1993.
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DUBY, G.: Histoire des mentalits, en SAMARAN CH. (dir.): LHistoire et ses mthodes (Encyclopdie de la Pliade, vol.
XI), Gallimard, Pars, 1961, p. 957.
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Sera una lstima que la investigacin en el terreno de las mentalidades se llevase a cabo de manera demasiado
abstracta; (...) los productos del pensamiento y la interpretacin no pueden separarse de la existencia de la gente en
este mundo. FICHTENAU, H.: Living in the tenth century. Mentalities and social order, University of Chicago Press, 1991,
p. XVII.
143
Fontana hace hincapi en la legitimidad del esfuerzo por recuperar para la ciencia histrica el campo de las ideas, de
los sentimientos y la cultura, pero subraya que no hay que caer en la radicalidad de hacer de las representaciones mentales el
motor fundamental de la historia. FONTANA, J.: La Historia despus del fin de la Historia, Crtica, Barcelona, 1992, p. 110 y ss.
144
BTANCOR LEN, M. A. y ALMEIDA AGUIAR, A.: La Historia de la educacin fsica y el depor te: reflexiones metodolgicas
en torno a la Nueva Historia, La acreditacin de saberes y competencias. Perspectiva histrica, SEDHE-Dpto. de Ciencias
de la Educacin de la Universidad de Oviedo, Oviedo, 2001, p. 776.
145
CARON, J. C.: lcole de la violence. Chiments et ser vices dans linstitution scolaire au XIX eme sicle. Aubier, Paris,
1999.
146
Editado por la Universidad de Salamanca.
147
En GUEREA, J. L. y TIANA, A. (eds): Clases populares, cultura, educacin. Siglos XIX y XX. UNED-Casa Velsquez, Madrid,
pp. 189-231.
148
ESCOLANO, A.: El Pensil de las Nias, EDAF, Madrid, 2001. Recoge una antologa literaria e iconogrfica de la
representacin femenina en la mentalidad dominante dentro de la sociedad espaola de la segunda mitad del XIX y
principios del XX.
149
Claro ejemplo de la interdisciplinariedad de la nueva historia cultural son: HUNT, L. (ed.): The New Cultural History,
University of California Press, Bekerley, 1989 y BARNES, A. E. y STEARNS, P. N. (ed.): Social History and Issues in Human
Consciousness. Some Interdisciplinary Connections, New York University Press, 1989.
142
49
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g) Nueva historia de las ideas pedaggicas: Supone una vuelta al inters por la historia del
pensamiento pedaggico pero donde la mirada se fija en la construccin, difusin y
recepcin de los discursos en el tiempo. Se busca detectar el grado de recepcin real
que los grandes pensadores sobre educacin tuvieron en la sociedad de su poca, puesto
que se ha tomado conciencia de que cada sociedad se apropia de las ideas,
reformulndolas, readaptndolas a sus condiciones especiales, y, en definitiva,
llegando casi a alterar la propuesta pedaggica del autor. Hay una revalorizacin de la
hermenutica, analizando
50
La nouvelle histoire culturelle, (...), a soulign que les mots ne sont pas uniquement un reflet (description ou
rpresentation) de la ralit, mais quils sont des instruments qui produisent et qui transforment la realit. NVOA, A.: La
nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, janvier, 1997, p. 11.
151
VIAO FRAGO, A.: Historia de la educacin e historia cultural, Posibilidades, problemas, cuestiones, Revista de
Educacin, n 306, enero-abril, 1995, p.
246.
152
NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, janvier, 1997, p. 21.
153
Lneas de investigacin expuestas por A. Viao en Historia de la educacin e historia cultural, Posibilidades, problemas,
cuestiones, Revista de Educacin, n 306, enero-abril, 1995, pp. 245-269.
154
Cfr. AGULHON, M.: Pnitiens et Franc-Maons de lancienne Provence: essai sur la sociabilit mridionale, Fayard, Pars,
1968 y La sociabilit est-elle objet dhistoire?, en AAVV: Sociabilit et socit bourgeoise en France, en Allemagne et
en
Suisse, 1750-1850, Ed. Recherche sur les Civilisations, Pars, 1986, pp. 13-22.
155
GUEREA, J. L.: Fuentes para una historia de la sociabilidad en la Espaa contempornea, Estudios de Historia Social,
150
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 2, No. 1, Enero - Junio 2006, pgs. 11- 51
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Historia
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educacin:
actuales
50-51, 1989, pp. 273-305.
Revista Latinoamericana de Estudios Educativos. Volumen 2, No. 1, Enero - Junio 2006, pgs. 11- 51
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educacin:
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todas las lecturas reales o posibles de los textos, de los discursos pedaggicos,
recogiendo las teoras que determinan su relacin con el contexto: la del giro
lingstico y la de la recepcin que enriquecern los procesos de configuracin de los
discursos educativos. La problemtica del poder ocupa un papel central pues la
investigacin histrica aspira a identificar la forma en la que los discursos pedaggicos
definieron las subjetividades, las identidades colectivas y los saberes.156
A. Nvoa es uno de los pocos historiadores de la educacin que ha efectuado
una propuesta historiogrfica posmoderna que intenta no desembocar en un
relativismo histrico-cultural. Habla de incluir puntos de vista mltiples y diversificados en
la narrativa histrica ante la necesidad de hacer preguntas nuevas y buscar
significados diferentes, imaginar otras historias.157 La renuncia a los discursos
hegemnicos y totalizadores ha dado entrada a nuevos temas, mtodos y estilos
narrativos que refuerzan la sensacin de relativismo y se ha reforzado la necesidad de
planteamientos interdisciplinares, que, a veces, ofrecen una imagen un tanto mosaical,
tpica igualmente de la postmodernidad, de nuestra disciplina.
Par a qu nos pueden ser vir fundamentalmente los planteamientos de
la postmodernidad? A nuestro entender, nos lanza a pensar en nuevas maneras de
mirar los textos, de inscribir los textos dentro de los discursos y de relacionar tanto los
textos como los discursos con sus contextos, como indica Hayden White.158 En
definitiva, nos induce a cuestionarnos nuevamente nuestras prcticas y ello siempre es
favorable para el avance de cualquier disciplina. Ese repensar lo pensado,
desaber lo sabido y dudar de la propia duda que, como propona Machado159 con
su Juan de Mairena es el nico modo de empezar a creer en algo. El discurso de la
postmodernidad nos incita a pensar el pasado en trminos de encrucijadas a par tir de
las cuales son posibles diversas opciones, evitando admitir sin discusin que la frmula
que se impuso en determinado momento era la nica posible.
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NVOA, A.: La nouvelle histoire amricaine de lducation, Histoire de lducation, n 73, janvier, 1997, p. 33.
NOVA, A.: El passat de leducaci. La construci de noves histories, Temps dEducaci, 15, primer semestre,
1996, pp. 250-275. Nvoa propone la siguente organizacin de los principales campos de bsqueda de la Historia de la
Educacin, relacionndolos con cuatro trminos reformulados por las nuevas corrientes historiogrficas: Historia de
los actores educativos (experiencia), Historia de las prcticas educativas (cultura), Historia de las ideas pedaggicas
(discurso) e Historia de los sistemas educativos (identidad).
158
WHITE, H.: The Content of the Form. Narrative Discourse and Historical Representation, Baltimore & London, 1987, p.
185.
159
MACHADO, A.: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apcrifo. Edicin de Jos Mara
Valverde, Clsicos Castalia, Madrid, 1991, cap. XXXV, p.
199.
156
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