Meditaciones de Marco Aurelio

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Santiago Cubillos Duran

Licenciatura en filosofa 1531829


Universidad del valle

Meditaciones
Comentario a la meditacin primera del segundo libro

Introduccin
El emperador Marco Aurelio, estoico de gran renombre hoy da conocido
como el emperador filsofo es una figura representativa en la Stoa,
motivo este de mi comentario actual. Conviene decir que no he de
elucidar trminos en especial, pero que si intentar brindar a mi lector
cuanto ejemplo y similitud pudiese suscitar fragmento alguno de la
meditacin primera. Signo de ello ser el detenido examen desde
diferentes apreciaciones presentes al principio del escrito, pues ser la
parte que creo ms importante ya que de ella se emana la reflexin
pstuma incluso presente en otras meditaciones del mismo libro.
Se pasa entonces por una breve elucidacin sobre Las meditaciones y
su propsito hacia su relacin con el cosmopolitismo romano y la
amistad filosfica como parte de una actitud para soportar aquello que
el emperador seala que nos puede volver en adversarios los unos de
los otros. He de admitir que me resulta extraa la forma en la que
conclu el comentario, pues durante detenidas y reiteradas lecturas no
pude evitar preguntarme a modo de crtica sobre la razn por la cual
Marco Aurelio dice que no puede recibir dao alguno desde otro hombre.
De ello dar un ligero comentario, pero puede que quiz sea un equvoco
de mi parte por lo cual pido que no seas muy severo, por el contrario, la
pregunta podra resultarte razonable a ti tambin. Vale!

Comentario
Son Las meditaciones en semejanza con un retiro, pero no lo es para El
emperador como lo es para otro estoico ya que gran parte de su tiempo
lo invirti en la regencia del imperio, en campaas militares y en la vida
pblica. Por eso el ejercicio en sus escritos circunscribe constantemente
un distanciamiento espiritual de lo pblico y una correspondencia entre
ambos momentos de su vida: Un momento para el filsofo y otro para el
emperador, figuras constantemente influenciadas entre s.
Bello es el comienzo del libro segundo en la meditacin primera,
cuando a modo de inicio Marco Aurelio semeja a quien muy temprano en
la maana despierta bajo el abrazo de la aurora presto a aquello que
tiene por deber y querer. Por otra parte, tambin produce un efecto muy
en concordancia con el resto del libro segundo, pues en la medida que
avanza, lo hace como si de un da se tratase, siendo reiterativo, pero
tambin ahondando en modos de ilustrar para s lo que es importante, a
saber, el vivir de acuerdo con la naturaleza. Mas el vivir de acuerdo con
la Naturaleza no ser ciertamente el tema principal, pues entendemos
que es algo siempre presente en el corpus estoico. Se trata pues de
considerar que no se ha de obrar como adversarios, despreciando a los
dems y a la Naturaleza.
Es esta meditacin es una consideracin que Marco Aurelio llevar
para s, no como parte de un mero da sino como parte de aquella
memoria herclitea que suscita un eterno retorno: Ningn hombre
puede baarse dos veces en el mismo ro, mas nos recuerda que el ro,
como la aurora, siempre estar all. La meditacin tambin anuncia otra
cosa: la aurora es un momento que despunta en toda la naturaleza y, en
ese sentido, en todos los hombres; hombres a los que atae tambin la

meditacin que l hace para s, pues en tanto que hombres son


susceptibles de toparse con los dilemas que menciona al principio de la
meditacin. Pero cmo es algo que tambin beneficia a otros hombres?
Eso es algo que sin complicacin alguna podra respondernos Sneca en
la epstola octava de su primer libro, cuando al principio y durante la
misma recomienda que el retiro del sabio es til a la comunidad1. Y qu
puede ser este cuidado de Marco Aurelio sino la visin cosmopolita de
Roma en forma de consejo: quien cuida de s, cuida de lo que le
rodea. Recordemos tambin que alguna vez dir que l en tanto que
Antonino es ciudadano de Roma, pero en tanto que hombre es
ciudadano del mundo.
No quiero decir que Marco Aurelio lo escribiera con la intencin y
propsito de legar semejante pensamiento a los hombres, incluso sera
algo contrario a la idea de una meditacin, pero s lo hace teniendo en
cuenta que cuanto pueda mejorarse a s, podr ser bueno a los otros
hombres ya que podr hacerle frente a la aversin que estos pudieran
suscitar en l. El emperador sirve entonces su pensamiento y obra como
un ejemplo digno de ser imitado. Vase entonces cmo este dialogo y
conducta constante consigo mismo es la presencia de la tica estoica en
una frase que en su momento Sneca toma de Epicuro: Esto lo digo no
para muchos, sino para ti, pues somos un pblico bastante grande el
uno para el otro2; siendo esa la amistad consigo mismo3.

1 En realidad, es la forma en como la editorial de la edicin titula la epstola,


pero que concreta bien gran parte del contenido en la misma.
2 Epstolas morales a Lucilio. Libro 1, epstola 7 (11). EDITORIAL GREDOS, S.
A.Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espaa, 1986.

3 Hecatn.

No olvida tambin Marco Aurelio en recordar que al sabio nada le


sucede sin que este lo haya meditado: Me encontrare con un
indiscreto, un ingrato, un insolente, un mentiroso, un envidioso, un
insociable. Todo eso les acontece por ignorancia de los bienes y de los
males.4 Hasta este momento se ha expuesto implcitamente la
presencia de la tica estoica en reconocimiento de las cosas que
suceden por la Fortuna, pues es esta postura un cuidado de s y un arma
(Enquiridin) para las cosas que suceden en correspondencia con la
Fortuna.
Mediante esas palabras el emperador se prepara al comienzo de su
da para los advenedizos que pudiera depararle la Fortuna, pero hace la
salvedad que es por causa de la ignorancia de los bienes y de los males.
No hay que pasar por alto cuando menciona que l ha observado que
la naturaleza del bien es lo bello y la naturaleza de mal es lo
vergonzoso puesto que ese es otro signo de la constante vigilancia y
preocupacin. Resalta entonces la presencia de la fsica en este
momento de la meditacin, pues Marco Aurelio da cuenta de que an los
hombres siendo muy distintos los unos de los otros uno son indiscretos,
otros insolentes, otros envidiosos y si se quiere, algunas o todas esas
caractersticas juntas en una sola persona; en todo se parecen por
cuanto proceden de la Naturaleza y estn sujetos a ella.
A este momento quiero suscitar una crtica de mi parte, pues el
emperador dice en la meditacin que no puede recibir dao de ninguno
de ellos por causa de aquello que acontece por ignorancia pero a m se
me ocurre que hay que considerar como algo malo, segn el estoicismo,
que todo el tiempo que no se emplea bien es cosa mala. Recurdese
entonces como Sneca aconsejaba en este respecto a su querido Lucilio
cuando le escriba comentndole sobre las personas o situaciones que
4 Libro 2, Meditacin 1. Marco Aurelio, Meditaciones. Editorial PlanetaDeAgostini, S.A. (1.995)

podran restarle el bien del tiempo. Si en este sentido un hombre


sustrae el tiempo al emperador entonces no sera un mal?

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