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EL CUERPO DEL DESACATO
Quiero agradecer la generosa invitacin de la Dra. Raquel Chagas
a participar en este Congreso del Centro Universitario del Sur que responde a la enorme necesidad de contar con espacios como ste para compartir nuetras ideas, preocupaciones y ocupaciones en torno a esta solitaria profesion del psicoanlisis que hemos elegido. Siguiendo los lineamientos propuestos, tomar, dos ejes temticos que se entretejen alrededor del puntal que es, como siempre, el tema de la sexualidad. Adolescencia y cuerpo van a orientar el avance de estas reflexiones en las que se impone de inicio cuestionarnos acerca de lo que enmarca esta etapa de la vida. La Organizacin Mundial de la Salud, al definir los limites de la adolescencia, incluye un periodo pre, que se corresponde con el inicio de la pubertad, y un post, que casi se fusiona con la juventud, alargndose desde los 10-11 aos hasta los 21-23. Sorprendente!. De los 10 a los 23 aos!!. Podramos preguntarnos entonces, Cundo se deja de ser nio?. Cundo se empieza a ser adulto? Qu parmetros utilizamos? Qu significa hablar de adolescencia desde una lectura psicoanaltica? Con S. Freud aprendimos acerca de la particular concepcin de la sexualidad que humaniza al cachorro humano al ser implantada como espina en la carne y que ser comprendida como esa sexualidad infantil perverso polimorfa que segn sus avatares, sobre-determinar perenemente los deseos del Yo. Como sabemos, son principalmente tres propiedades las que definen esta sexualidad infantil: Zona ergena, auto-erotismo y apuntalamiento. Qu es lo que enmarca entonces el pasaje a la adolescencia?. Los primeros indicios provendrn del cuerpo. Segundo tiempo de la sexualidad que con la denominada metamorfosis de la pubertad trastoca la imagen traspasando el cuerpo. Y decir cuerpo no es hablar de un organismo, sino de la apropiacin de la imagen que los avatares de la 2
pubertad ponen en extrema tensin. Cuerpo y sexualidad
entretejindose para dar lugar al desconcierto, al estallido y al arrebato. Abriendo un breve parntesis para referirme a la relacin entre el yo y el cuerpo, conviene tener en cuenta que previo al nacimiento del Yo el sufrimiento o el placer sern vividos bajo la lgica del auto- engendramiento (postulado propio del registro originario), pero una vez que ste aparece en escena, estar obligado a declarar al cuerpo como propio y se ver conminado a renegar acerca de la presencia de lo otro conformando su ncleo as como de la autonoma del cuerpo en relacin a sus deseos (los del yo). Explicar para incluir lo primario. Recordemos que para el yo, el cuerpo es su primer posesin y su primer doble, un cuerpo que gracias al Otro, al lenguaje y la cultura, es arrancado del orden biolgico para transformarlo en un cuerpo libidinal, narcisisado, completo. En relacin a este tema O. Chamizo nos plantea: Este proceso de apropiacin, de convertir a ese cuerpo en una mismidad con el yo, supone en realidad la construccin de un cuerpo, con investidura narcisista tejido y tensado desde las zonas ergenas pero sin recubrirlas con la libido narcisista, ya que las zonas ergenas son irreductibles a la mismidad del narcisismo, all donde son huella del (o) Otro sobre el cuerpo que devendr propio La condicin de zona ergena no es biolgica, es una donacin, es dada por el otro. el cuerpo propio est entramado en diversos cuerpos y en diversos modos de corporeizar que estn compro-metidos por el cuerpo del otro y en el cuerpo del otro. Es tambin gracias a esta apropiacin que realiza el yo respecto a su cuerpo mediante la investidura narcisista gracias a la cual se hace posible la relacin de identidad entre el yo y el cuerpo que la imagen que refleja el espejo no es de rganos, lo que el reflejo devuelve a la mirada es un rostro, una imagen que permite decir Yo soy ese. Esto es, el estadio del espejo, que como describe Lacan, es el proceso a travs del cual, en la anticipacin de la imagen unificada que la mirada del 3
agente materno ofrece al beb, permite la asuncin de una imagen
integrada que en la adolescencia, frente a esa irrupcin pulsional del orden de lo traumtico, parece fragmentarse, o por lo menos volverse sensible de fragmentacin. El cuerpo es por tanto el lugar que habita el Yo y del cual se apropia gracias a que fue con-cedido por el agente materno, del cual siempre llevar las marcas que dejaron sus cuidados, sus deseos, su mirada, convirtindolo as en un mapa ergeno que gua al Yo en su bsqueda de placer, pero que tambin le imprime la marca de esa primer mirada que lo sujet igualmente a sus deseos, sus ilusiones e incluso a sus designios. Cuando seas grande t sers , formulacin indispensable en los primeros momentos para aduearse de los enunciados identificatorios que lo constituyen, pero que llegada la adolescencia deja de ser promesa para convertirse en amenaza. Y es entonces cuando surge el grito: es mi cuerpo, me pertenece, puedo hacer lo que quiera con l pero entonces, quin es l?. quin soy Yo? Cuerpo e imagen en una especie de fusin que se quiebra, que se vuelve amorfa y que se funde o se confunde para el propio yo suscitando que lo ms ntimo, (el cuerpo), se vuelva extrao. Versin tambin del doble, en esa presencia desconcertante en que suele encontrarse el adolescente, y que hace bisagra con la figura del doble como mensajero de la muerte en tanto aquel nio-rey concebido como proyeccin narcisista de los padres que delegaron en l su deseo de inmortalidad o proyectaron la realizacin de sus ideales incumplidos, figura que retorna ahora como adolescente para decirle a los padres ... no soy ese, no soy t, no deseo tus deseos Sin embargo, no es nada fcil renunciar a la infancia, al yo ideal o nio maravilloso que se niega a morir y que se desea matar pero que al mismo tiempo aterroriza con la amenaza de abandonar para siempre y dejar en la orfandad. Ese nio maravilloso que forjaron los padres a golpe de narcisismo, que tena la vida resuelta pues dependa de la 4
omnipotencia parental y cuyo mayor anhelo era coincidir con esa
imagen producto del narcisismo de los padres. His majesty the baby como la design Freud. Todo este proceso implica prdidas que cabalgan sobre la dolorosa cada de la imagen idealizada de los padres todo poderosos de la infancia, representantes de la fuente de todo saber y creencias. Esas figuras caen, son derribadas por la turbulencia adolescente transformndose en blanco para la desautorizacin y el descrdito. t qu sabes, eso ya lo s , no entiendes nada .. Contando con 13 aos Patricio deca Estoy furioso, mis padres son unos estpidos, no entienden que ya no soy un nio y me voy a largar de la casa. Seguro que se van a morir de miedo por no saber donde estoy, claro me ira a casa de fulanito que fue mi mejor amigo en la primaria, seguro que su mam comprender, ella si que es a toda madre Siempre desafiante con sus padres, en una especie de juego de alianzas y complicidades (sus padres estaban separados y no se hablaban casi nunca) sin embargo haba consultas en las que lloraba desconsoladamente pues se senta gordo y chaparro. Sufra tratando de ser admirado y ganar terreno de libertad realizando actos de vandalismo de los que l mismo se asustaba un poco despus, aunque sobre el mismo suceso contado dos o tres sesiones despus, agregaba detalles bastante fantsticos y cargados de omnipotencia. Lo ltimo que supe de l es que haba logrado su objetivo e ingres a una escuela militarizada. (sic) La adolescencia forma parte de un proceso en el que se encuentran enfrentando la enorme paradoja existencial de no querer morir atrapados en el deseo de los padres, pero al mismo tiempo parecen necesitar de un otro que les guie nuevamente, que les diga qu deben y qu no deben desear, hacer, pensar. Se sienten impelidos a llevar a cabo ese desasimiento de los padres y ponen en juego el cuerpo como escenario de la accin, pues ms all del cambio puberal que padecen, es el anclaje para tener y re-tener la imagen devuelta por la 5
mirada de los otros. Ese extrao, que no slo lo es para quienes
familiarmente dejan de "reconocerlo", es tambin un extrao para s mismo. Desobediencia, desafo, descaro, reto, oposicin, menosprecio y duelo son algunos sinnimos para el trmino desacato, y recurrentemente tambin para describir el comportamiento de los adolescentes pero habr que poner nfasis en que dichos atributos forman tambin parte de sus vivencias, percepciones y emociones en relacin a su propio cuerpo. Ese cuerpo que por momentos deviene Unheimlich y que igualmente perciben como en un desdoblamiento en el que ese cuerpo amenaza con el desacato hacia los deseos del propio yo. Es as que resulta fundamental comprender la angustia que puede invadirles en esos momentos en los que el Yo se ve confrontado a la realidad del cuerpo como extraa a su dominio. El cuerpo, ese objeto del cual se crea el amo, puede, sin que el yo lo quiera ni lo pueda prever, volverse lugar y causa de sufrimiento. Por esta propiedad del objeto- cuerpo se revela definitivamente no idntico al yo, hecho ms determinante en tanto que le impone al yo un sufrimiento que este ltimo no puede ni anular ni evitar, que se impone como prueba irrefutable de la autonoma de la realidad y de los objetos que ocupan la escena, de su no sumisin al deseo del yo. La pulsin exacerbada en la adolescencia hace padecer al yo su vasallaje al ello; bajo los efectos del embate pulsional, las emociones, la excitacin, las fantasas, los sueos diurnos y nocturnos pero tambin los hmedos sorprenden y parecera que sobrepasan la capacidad de elaboracin del yo. Opino que una de las razones que los llevan a buscar fronteras y lmites a travs del tatuaje, del arete, del corte, de los efectos que producen las drogas, o el alcohol puede ser comprendido tambin como recursos que encuentran para tratar de re-encontrarse consigo mismo; en un intento, a veces extremo, de recuperar esa vivencia de supuesta unidad y aparente dominio Extrao a s mismo, el adolescente tendr 6
que re-inventar-se a travs de sus elecciones, sus mitos personales, su
sistema de valores, sus puntos de referencia; la pregunta de quin soy, que sustituye a la pregunta de qu me est pasando propia de la pubertad puede responderla mejor en relacin a lo que no es o lo que no quiere llegar a ser. Se tratara entonces de un trabajo a realizar, en el que se articula la representacin de s, que incluye entre otros el par ilusin-desilusin, la reelaboracin de su lugar frente a s mismo, los otros y con el mundo. En este proceso es inevitable el surgimiento de una violencia, que en cierto sentido me ha hecho pensar en lo que Winnicott nos plantea acerca de la importancia de la destruccin del objeto para crear el objeto. Dice: El objeto siempre es destruido. Esta destruccin se convierte en el teln de fondo inconsciente para el amor a un objeto real, es decir. un objeto que se encuentra fuera de la zona de control omnipotente del sujeto. El estudio de este problema implica una afirmacin del valor positivo de la destructividad. sta, ms la supervivencia del objeto a la destruccin, ubica al objeto fuera de la zona creada por los mecanismos mentales proyectivos del sujeto. De ese modo se crea un mundo de realidad compartida, que este puede usar y que puede devolverle una sustancia que-no-es-yo. Con lo cual ilumina una perspectiva simblica que se refiere a la destruccin del objeto subjetivo, para que aparezca el objeto objetivamente percibido ( con todo lo relativo del trmino objetivamente). Una paciente a la que llamar Marcela lleg a consulta a los 15 aos, tena marcas en las piernas que eran ms que rasguos pues deca que era una forma de mitigar el dolor y la tristeza que senta, cortarse era algo que la calmaba. Tambin tena tatuajes (ocultos para la mirada de sus padres), aretes que poda ponerse para salir y quitarse al llegar a casa. En sus sueos y fantasas apareca ella muerta y la reconfortaba pensar que sus padres la lloraban, que sobre todo la madre 7
arrepentida la miraba en el fretro, la miraba a ella. En ocasiones se
escapaba de su casa y beba de ms, fumaba mariguana o ingera tachas, se las ingeniaba para ir a raves y quedarse a dormir con su novio, con el cual tena una relacin sumamente conflictiva y violenta aunque no llegaban a los golpes. Se podra decir que durante los primeros dos aos de anlisis destruy todos los objetos que pudo, padres, hermanos, parejas, amigos Y sin embargo, esos objetos sobrevivieron, gracias a lo cual ella pudo usarlos (logrando crear nuevos modos de relacin de objeto). En relacin con su propio cuerpo, dej de intentar someterlo a travs de marcas y pas a ser un lugar de placer restableciendo esa relacin en la que no tena que luchar ms para sentirlo como propio. Desde esta perspectiva, planteara yo que el adolescente tiene que hacer el duelo por los padres de la infancia y por el cuerpo infantil, como objetos a los cuales tendr que destruir; sobre todo si pensamos que acicateados por la segunda oleada de la sexualidad, la destruccin va dirigida hacia esos objetos pulsionales, parciales, incestuosos que invaden la escena fantasmtica (objetos subjetivos dira Winnicott). El psicoanlisis nos ha enseado que el movimiento inherente al fenmeno de la adolescencia es sexual y pulsional. A su vez, interroga cmo debe encontrar cada uno su lugar en un discurso que haga vnculo social. Cmo puede el sujeto adolescente traducir el excedente de sensualidad que irrumpe en su cuerpo? Qu precio deber pagar por franquear esta etapa de riesgos? De qu margen de maniobra dispone? Cules son los caminos que se les abren o encuentran para contener el estallido del cuerpo que los hace sentir y vivir en el desacato? Son interrogantes que deben permanecer abiertos a la respuesta que cada sujeto logre construir desde su propia historia pero que tambin actan como bisagras para continuar la reflexin y la bsqueda de comprensin en por lo menos dos direcciones que comprometen el cuerpo de manera central: Ciertas manifestaciones en la clnica que nos llevan a poner en 8
cuestin el diagnstico y la psicopatologa (fenmenos de
descorporizacin, anorexias que ahora inician desde los siete u ocho aos, bulimias veladas por aparentes problemas de obesidad, ) por un lado y por el otro, algunos fenmenos sociales en los que el despedazamiento del cuerpo aparece como protagonista en escenas dantescas que invaden la realidad de manera cada vez ms cotidiana. Como botn de muestra tenemos al Ponchis Sin aportar respuestas acabadas, la propuesta consiste en no tratar la cuestin de los adolescentes desde fuera, sino desde la asuncin de la propia convivencia con lo extrao y con lo desconocido que habita en uno mismo. De lo que se trata entonces es de perder el miedo a los propios fantasmas, situacin para nada sencilla, pero que permitir tomar distancia de los propios demonios para acercarse a los del otro, abriendo vas de encuentro, reencuentro y porqu no?, desencuentros tambin, sin que stos cobren tintes de aniquilamiento, sin guerra a muerte, con la reivindicacin del valor de la palabra en la confrontacin de ideas. Se trata de responsabilizar al sujeto, no frente a la justicia, la comunidad, ni la familia, sino frente a s mismo. La precariedad y el destiempo son nuestras condiciones de vida. Nacemos prematuros, y en ese largo perodo de dependencia recibimos de nuestro cuerpo, de los otros, de nuestros propios procesos psquicos y del mundo, una serie de percepciones y de estmulos que siempre exceden nuestra capacidad de elaborar respuestas ms o menos satisfactorias. El lenguaje nos marca aun cuando no entendemos nada. Y cuando ya podemos entender algo, no sabemos hablarlo. La sexualidad nos marca aun cuando no sabemos siquiera que tenemos un cuerpo y una psique, y cuando ya lo sabemos, todava falta mucho para que podamos satisfacerla.1
1 Berezin, Ana, Sobre la Crueldad. La oscuridad en los ojos, Psicolibro, Buenos Aires, 2010. Pp 46
Factores Motivacionales Que Determinan El Consumo de Cigarrillo en Los Estudiantes Universitarios de La Escuela de Administración y Negocios Internacionales de La Universidad Alas Peruanas Filial Huacho 2014