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Planificación: planes territoriales de emergencia

Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y León

(PLANCAL)

CAPÍTULO I. INTRODUCCIÓN, MARCO LEGAL Y DISPOSICIONES GENERALES.


1. Introducción.
2. Fines y objetivos.
3. Estructura y contenidos.
4. Marco legal.
5. Alcance.
6. Niveles de gravedad.
7. Fases.
8. Normas para la elaboración de planes.
CAPÍTULO II. ÁMBITO GEOGRÁFICO.
1. Fisiográfica.
1.1. Relieve.
1.2. Geología.
1.3. Hidrología.
1.4. Vegetación.
1.5. Fauna.
2. Clima.
3. Demografía.
4. Socioeconomía.
5. Redes de infraestructura.
5.1. Red de comunicaciones viarias.
5.2. Red de transporte ferroviario.
5.3. Red de transporte aéreo.
5.4. Red de gasoductos y oleoductos.
5.5. Infraestructuras de telecomunicaciones.
6. Condiciones ambientales.
CAPÍTULO III. RIESGOS.
1. Análisis de riesgos.
1.1. Consideraciones Generales.
1.2. Análisis de Riesgos y Evaluación de Consecuencias.
1.3. Inventario de Riesgos.
1.4. Mapas de Riesgos.
CAPÍTULO IV. ESTRUCTURA, ORGANIZACIÓN Y FUNCIONES.
1. Introducción.
2. Estructura organizativa.
3. Dirección del plan.
4. Funciones del director del plan.
5. Comité asesor.
6. Gabinete de comunicación.
7. Centros de coordinación operativa (CECOP).
8. Puesto de mando avanzado. Coordinador de operaciones.
9. Grupos de acción.
9.1. Grupo Intervención.
9.2. Grupo Sanitario.
9.3. Grupo Seguridad.
9.4. Grupo Logístico y de Apoyo.
9.5. Grupo de Asistencia Social.
CAPÍTULO V. OPERATIVIDAD.
1. Notificación y alarma.

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2. Activación del plan y constitución del CECOP.


3. Actuaciones y operaciones.
4. Desactivación del plan.
5. Coordinación e integración de planes.
CAPÍTULO VI. MEDIDAS DE PROTECCIÓN.
1. Medidas de protección a la población.
1.1. Control de accesos.
1.2. Avisos a la población.
1.3. Medidas básicas de autoprotección.
1.4. Confinamiento.
1.5. Alejamiento.
1.6. Evacuación.
1.7. Albergue.
2. Medidas de protección a los bienes.
3. Medidas de protección al medio ambiente.
4. Rehabilitación.
CAPÍTULO VII. MEDIOS Y RECURSOS.
1. Conceptos.
2. Catalogo de medios y recursos movilizables.
3. Incorporación al plan.
4. Listado de códigos y términos. Recogida de datos.
CAPÍTULO VIII. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.
1. Disposiciones generales.
2. La autoprotección.
2.1. Concepto.
2.2. Clasificación.
2.3. Integración en el PLANCAL.
3. El voluntariado en protección civil.
CAPÍTULO IX. IMPLANTACIÓN Y MANTENIMIENTO.
1. Implantación.
2. Mantenimiento de la operatividad.
2.1. Ejercicios de adiestramiento.
2.2. Simulacros.
2.3. Información a la población.
2.4. Programa de información y formación.
2.5. Revisión y actualización del Plan.

ANEXOS
1.1. Diccionario de términos.
2.1. Tablas.
2.2. Ámbito geográfico.
3.1. Tablas de riesgos.
4.1. Grupos de acción.
5.1. Activación de niveles.
6.1. Medidas de protección.
6.2. Guía de avisos a la población.
7.1. Catálogo de medios y recursos movilizables.
7.2. Diccionario de los tipos de medios y recursos.
7.3. Asignación de medios.
Cartografía.

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CAPÍTULO I. INTRODUCCION, MARCO LEGAL, DISPOSICIONES GENERALES.

1. Introducción.

La ley 2/1985, de 21 de enero, sobre Protección Civil, constituye el marco legal que determina
todo el sistema de prevención y de respuesta ante situaciones de grave riesgo colectivo,
calamidad pública o catástrofe extraordinaria, en las que la seguridad y la vida de las personas
pueden peligrar y sucumbir masivamente, generándose unas necesidades y unos recursos que
pueden exigir la contribución de todas las Administraciones públicas, organizaciones, empresas
e incluso de particulares.

Los aspectos más significativos de este sistema se basan en la planificación de las actuaciones
a realizar en tales situaciones, y en la previsión de los adecuados mecanismos de coordinación
entre las distintas Administraciones Públicas implicadas y de éstas con los particulares.

De acuerdo con las previsiones de la citada Ley, por Real Decreto 407/1992, se aprueba la
Norma Básica de Protección Civil que constituye el marco fundamental para la integración de
los Planes de Protección Civil en un conjunto operativo y susceptible de una rápida aplicación,
determina el contenido de lo que debe ser planificado y, establece los criterios generales a que
debe acomodarse dicha planificación para conseguir la coordinación necesaria de las
diferentes Administraciones Públicas, permitiendo, en su caso, la función directiva del Estado
para emergencias en que esté presente el interés nacional.

Conforme a la Norma Básica, se entiende por Plan de Protección Civil la previsión del marco
orgánico-funcional y de los mecanismos que permiten la movilización de los recursos humanos
y materiales necesarios para la protección de las personas, los bienes y el medio ambiente en
caso de grave riesgo colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública, así como el
esquema de coordinación entre las distintas Administraciones llamadas a intervenir. La citada
Norma Básica establece dos tipos de planes: Planes Territoriales y Planes Especiales.

Los Planes Territoriales se elaborarán para hacer frente a las emergencias generales que se
puedan presentar en cada ámbito territorial y establecerán la organización de los servicios y
recursos que procedan:

a) De la propia Administración que efectúa el Plan.

b) De otras Administraciones Públicas según la asignación que éstas efectúen en función


de sus disponibilidades y de las necesidades de cada Plan Territorial.

c) De otras entidades públicas o privadas.

Los Planes Especiales se elaborarán para hacer frente a los riesgos específicos cuya
naturaleza requiera una metodología técnico-científica adecuada para cada uno de ellos.

Este Plan tiene también un carácter de plan coordinador, en cuanto que la Protección Civil
actúa a través de procedimientos de ordenación, planificación, coordinación y dirección de los
distintos Servicios Públicos relacionados con la emergencia a afrontar. La organización de
estas funciones requiere una estructura operativa, con mando único, a diseñar en los distintos
Planes.

El Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y León (PLANCAL) constituye, en definitiva, el


marco de referencia para el desarrollo de la Protección Civil en la Comunidad de Castilla y
León.

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Este Plan de Protección Civil tiene un carácter dinámico, que debe ser periódicamente
completado y perfeccionado. A tal fin, se estructura en una parte básica y un conjunto de
anexos y adendas, de forma que permita simplificar el proceso de actualización.

2. Fines y objetivos.

El PLANCAL tiene la finalidad de constituir un instrumento eficaz que permita a la


Administración de la Comunidad de Castilla y León hacer frente a las situaciones de grave
riesgo colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública que puedan presentarse en su
ámbito competencial, y establecer el marco organizativo general para alcanzar los siguientes
objetivos:

- Establecer las directrices para la planificación territorial de la gestión de emergencias


en la Comunidad de Castilla y León.

- Promover el estudio y desarrollar las medidas de prevención y protección para las


personas, los bienes y el medio ambiente ante los riesgos de carácter general
susceptibles de ocasionar graves consecuencias en esta Comunidad.

- Diseñar el marco que permita la integración y articulación con los Planes Territoriales
de ámbito inferior, así como facilitar la integración en los Planes de ámbito estatal,
cuando las situaciones de emergencia lo requieran.

- Definir la estructura operativa de respuesta para hacer frente a cualquier emergencia


que pueda producirse en la Comunidad Autónoma.

- Establecer directrices para la elaboración de los Planes Municipales,


Supramunicipales, Comarcales y Provinciales.

- Establecer un sistema organizativo para la coordinación de los servicios y recursos de


las diferentes Administraciones Públicas y de otras Entidades públicas o privadas ante
aquellas situaciones.

3. Estructura y contenidos.

El Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y León, elaborado de acuerdo con los
principios informadores de la Norma Básica de Protección Civil: responsabilidad, autonomía de
organización y gestión, coordinación, complementariedad, subsidiariedad, solidaridad,
capacidad de integración y garantía de información, y teniendo en consideración todos los
aspectos que se determinan como Directrices de elaboración en el número 4 de esa Norma,
estructura sus contenidos en los siguientes Documentos:

I. Plan Básico.

Contiene los conceptos y criterios generales que determinan la planificación para hacer frente a
las emergencias generales que puedan presentarse, considerando las singularidades
específicas de la Comunidad de Castilla y León. Describe los contenidos esenciales y el marco
global en que se configuran los elementos organizativos de los servicios y recursos necesarios
para la aplicación del Plan, además de las medidas de protección, los criterios para la
movilización de medios y recursos, y los elementos que deberán configurar el programa de
implantación y mantenimiento.

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II. Anexos.

Describen el desarrollo de los elementos del Plan Básico, referido a las condiciones
normativas, organizativas y técnicas del momento concreto en que se elabora el PLANCAL, y
que irán variando a lo largo del tiempo.

III. Adendas.

Recogerán una planificación detallada y específica de los riesgos, elaborada con criterios
técnicos y metodológicos adecuados a cada una de las situaciones que se aborden, en forma
de Guías de Respuesta y de Planes Sectoriales de Emergencias.

La estructura operativa y los procedimientos organizativos del PLANCAL han sido


determinados de modo que permitan asegurar el ejercicio de la dirección y coordinación de las
actuaciones, ya sea cuando el Plan se aplique dentro de las competencias propias de la
Administración de Castilla y León, como cuando ésta deba coordinar la aplicación simultánea
de distintos Planes de ámbito local, o cuando la dirección deba ser transferida a la Autoridades
del Estado, en los supuestos de emergencia en que esté presente el interés nacional, de forma
que el PLANCAL quede integrado en el conjunto de los Planes de Protección Civil.

4. Marco legal.

El soporte legal del PLANCAL se fundamenta en la siguiente normativa general.

- Constitución Española de 27 de diciembre de 1978.

- Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio.

- Constitución Española de 27 de diciembre de 1978.

- Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, de los estados de alarma, excepción y sitio.

- Ley Orgánica 4/1983, de 25 de febrero, del Estatuto de Autonomía de Castilla y León,


en redacción ordenada por Ley Orgánica 11/1994 de 24 de marzo y Ley Orgánica
9/1999, de 13 de enero.

- Ley 2/1985, de 21 de enero, sobre Protección Civil.

- Ley 7/1985, de 2 de abril, reguladora de Bases de Régimen Local.

- Ley 6/1997, de 14 de abril, de Organización y Funcionamiento de la Administración


General del Estado.

- Real Decreto 407/1992, de 24 de abril, por el que se aprueba la Norma Básica de


Protección Civil.

- Decreto 1125/1976 de 8 de abril, sobre colaboración de las autoridades militares con


las gubernativas en los estados de normalidad y excepción.

- Decreto 4/1988, de 21 de enero, de la Junta de Castilla y León, por el que se establece


la composición, organización y funcionamiento de la Comisión de Protección Civil de
Castilla y León.

- Decreto 71/2003, de 17 de julio, por el que se establece la estructura orgánica de la


Consejería de Presidencia y Administración Territorial.

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- Sentencia número 123/1984 de 18 de diciembre de 1984, del Tribunal Constitucional


(Conflicto de competencia 568/1983).

- Sentencia del Tribunal Constitucional número 133/1990, de 19 de julio. (Recurso de


inconstitucionalidad 3551/1985).

5. Alcance.

Su alcance viene definido por los riesgos identificados en la Comunidad que puedan generar
situaciones graves de emergencia y exigir una respuesta extraordinaria por parte de las
Administraciones Públicas, a excepción de aquellos riesgos que son objeto de Planes
Especiales. Los Planes Especiales del ámbito de la Comunidad Autónoma vigentes al inicio de
la aplicación del PLANCAL son el Plan de Protección Civil ante Emergencias por Incendios
Forestales (INFOCAL) y los Planes de Emergencia Exterior de los establecimientos afectados
por el artículo 9 del Real Decreto 1254/1999. Aunque los Planes Especiales no son integrados
en el PLANCAL, éste determinará los mecanismos y procedimientos necesarios para coordinar
sus actuaciones y optimizar los recursos, cuando se dé una coincidencia temporal y territorial
en emergencias que supongan la activación de ambos tipos de Planes.

El ámbito geográfico y competencial del PLANCAL es el correspondiente a la Administración de


la Comunidad de Castilla y León, independientemente de los Planes Territoriales aprobados y
homologados por las Administraciones Locales en sus respectivos ámbitos de competencia. No
obstante, el PLANCAL se aplicará con carácter supletorio en los ámbitos de la Comunidad que
no cuenten con un Plan Territorial en vigor, y asimismo, la Administración de Castilla y León
asumirá la dirección y coordinación de las actuaciones, según lo dispuesto en el número 3.3 de
la Norma Básica de Protección Civil, cuando la naturaleza y extensión del riesgo, el alcance de
la situación de emergencia o los servicios y recursos a movilizar excedan las competencias de
una determinada Administración Local.

La estructura organizativa de la Administración de Castilla y León en órganos territoriales y


centrales determina, por analogía, una configuración del PLANCAL en el nivel provincial o
territorial y el nivel regional o de Comunidad Autónoma.

6. Niveles de gravedad.

En función de la naturaleza y extensión del riesgo, la gravedad de la emergencia y los servicios


y recursos a movilizar, se establecen los siguientes niveles:

Nivel de Gravedad 0. Emergencias cuya consecuencia son daños materiales o medio


ambientales leves, o susceptibles de afectar a personas, que puedan ser controladas por los
servicios de emergencia, o dentro de los Planes Territoriales de las Administraciones Locales,
sin que sea necesario activar el PLANCAL.

Nivel de Gravedad 1. Emergencias que superan el Nivel 0 cuya consecuencia son daños
materiales, efectos medio ambientales de extensión limitada y daños a personas, que puedan
ser controladas con los servicios y recursos propios de la Administración de Castilla y León, o
asignados al PLANCAL.

Nivel de Gravedad 2. Emergencias derivadas del Nivel 1 con graves consecuencias, o que
requieran para su control la solicitud a otras Administraciones Públicas de servicios, medios o
recursos extraordinarios no asignados al PLANCAL. El Órgano competente de la Comunidad
Autónoma establecerá directamente este nivel cuando la emergencia produzca graves daños a
las personas, los bienes o el medio ambiente.

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Nivel de Gravedad 3. Emergencia declarada de Interés Nacional o que requiere la activación de


un Plan Estatal.

Para el establecimiento de los niveles de intervención adecuados a cada situación concreta, se


aplicarán los criterios y parámetros cualitativos o semicualitativos que, para cada tipo de
emergencia, se relacionan en las fichas de activación incluidas en el Anexo 5.1 y con mayor
precisión en las Guías de Respuesta que se incorporarán como Adendas.

7. Fases.

Cualquiera que sea el nivel de gravedad se considerarán, según los grados de inmediatez del
suceso, las siguientes Fases:

FASE DE ALERTA. El suceso adverso aún no se ha producido pero existen indicios de que se
puede producir, o cuando habiéndose producido éste, las actuaciones se están desarrollando
mediante la aplicación de un plan de nivel inferior.

FASE DE EMERGENCIA. Período de tiempo durante el que está activado el Plan


correspondiente en función de la gravedad del fenómeno adverso ocurrido.

FASE DE REHABILITACION. Tiempo posterior a la emergencia durante el que se procede a la


vuelta a la normalidad, eliminando o reduciendo los efectos de la catástrofe, al menos en
aquellos aspectos esenciales para la vida y actividad social propia de la comunidad afectada, y
en la que se aplican las ayudas de solidaridad necesarias.

8. Normas para la elaboración de planes.

Los Planes Territoriales serán elaborados por las Administraciones competentes teniendo
como referencia la Norma Básica de Protección Civil, que, en su número 4, establece los
contenidos mínimos que deben desarrollar como requisito para su homologación e integración
en Planes de ámbito superior.

Con objeto de orientar en la elaboración e integración de los Planes y aproximar los criterios
para su homologación, se renovará la Directriz para elaborar los Planes Municipales,
Supramunicipales, Comarcales y Provinciales. Ésta debe considerarse como una guía
orientativa, de forma que cada Administración la adecue a sus características y necesidades de
planificación específicas, siempre que el Plan Territorial dé respuesta a los aspectos indicados
en la Norma Básica.

La Directriz para la elaboración de los Planes será también una referencia para las revisiones y
actualizaciones periódicas previstas en los Planes Territoriales ya implantados.

Los Planes Municipales, Supramunicipales, Comarcales y Provinciales constarán de los


siguientes documentos:

PLAN BÁSICO

Debe figurar el objeto y alcance, la estructura, la organización y funciones, los procedimientos


operativos, las normas para la integración con otros planes, las medidas de protección, los
medios asignados y el programa de implantación y mantenimiento del Plan.

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GUÍAS DE RESPUESTA

Especificaciones sobre los medios, los procedimientos y las medidas de protección especiales
para cada tipo de riesgo, que por su propia naturaleza no están contemplados en el Plan
Básico.

CATÁLOGO DE MEDIOS Y RECURSOS MOVILIZABLES

Listado de medios y recursos movilizables en cada ámbito territorial, catalogados de acuerdo


con las normas aprobadas por la Comisión Nacional de Protección Civil.

CARTOGRAFÍA Y ANEXOS

CAPÍTULO II. ÁMBITO GEOGRÁFICO.

1. Fisiografía.
2
El territorio de Castilla y León, que comprende una superficie de 94.224 Km , y que representa
un 18,7% del total del Estado Español, se constituye en gran parte (84%) alrededor de la
Cuenca de Duero.

Administrativamente se organiza en nueve provincias, cuyas extensiones y número de términos


municipales que las componen, se exponen en la Tabla 2.1. del Anexo 2.1.

1.1. Relieve.

El armazón topográfico básico es una gran cuenca fluvial, con formas de relieve planares,
limitada perimetralmente por tres cadenas montañosas, y en la frontera portuguesa por las
profundas incisiones fluviales, labradas por el río Duero.

La distribución del terreno por altitud, sería la siguiente:

- El 1,9% se sitúa por debajo de los 601 metros.

- El 66,5% se encuentra entre los 601 y 1.000 metros.

- El 31,4% se sitúa entre los 1.001 y los 2.000 metros.

- El 0,2% restante se encuentra por encima de los 2.000 metros.

1.2. Geología.

El esquema geológico básico de distribución de materiales, es el de una depresión interior


ocupada por sedimentos Terciarios, subhorizontales e inconexos en su mayor parte,
circundada por materiales rocosos palezoicos y mesozoicos intensamente tectonizados.

Sobre estos materiales, que rellenan en posición casi horizontal la Cuenca del Duero, se
desarrollan los paisajes más conocidos y peculiares de la región, formados por páramos,
campiñas y valles, que dan lugar a un relieve de llanuras escalonadas.

Desde un punto de vista sismotectónico, tradicionalmente se considera este territorio como


estable sísmicamente, al estar formado por terrenos no afectados por procesos orogénicos
activos. No obstante, hay un cierto grado de sismicidad con epicentros detectados en la

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periferia regional. No son previsibles sismos de una intensidad superior a VI, ni siquiera
superiores a IV en más del 50% de la superficie.

1.3. Hidrología.

Bajo un prisma hidrológico, la Cuenca del Duero recoge y organiza la mayor parte de la red de
drenaje de Castilla y León (84% del territorio), pero no se puede obviar la pertenencia de
significativos sectores de la región (16%) a otras cuencas y vertientes hidrográficas, como son
las del Alto Sil, del Tajo y del Ebro principalmente, aunque existen ríos que desembocan en el
Cantábrico.

Así ocurre con los nacimientos del Cares y del Sella en el Norte de la provincia de León que
llevan sus aguas al Cantábrico, al igual que los ríos Ordunte y Cadagua en el Norte de Burgos.
Es de máxima importancia en el sector Occidental de la región, la Cuenca del río Sil, que
recoge aguas de Laciana, el Bierzo y la Cabrera Baja para llevarlas al río Miño, lo mismo que
hace el río Bibey con sus aguas procedentes del Oeste Zamorano.

Por otra parte, las aguas del Tajo se nutren con dos ríos abulenses, el Alberche y el Tietar, y
uno salmantino, el Alagón, los cuales introducen importantes cambios ecológicos en el sector
meridional de la región. Por el Este, en torno a la cabecera del Duero, la delimitación
geográfica también se complica; así, en Soria, una parte de las Tierras Altas vierte
directamente hacia el Ebro, y en el sector oriental de la provincia a la misma cuenca a través
del río Jalón. Es, sin embargo, la provincia de Burgos la que mayor superficie tiene bajo la
influencia de la Cuenca del Ebro.

1.4. Vegetación.

La vegetación natural de Castilla y León se encuentra fuertemente alterada debido al impacto


producido por la acción antrópica. Las especies autóctonas características han sido sustituidas
por cultivos, pastizales o repoblaciones de coníferas.

Los suelos determinan los tipos de vegetación predominantes:

- Campiñas arcillosas dedicadas a cultivos agrícolas.

- Suelos más sueltos o arenosos donde predominan los pinares.

- Penillanuras paleozoicas del oeste regional, dominadas por bosques de encinas


acompañadas por tipos de robles.

- Páramos como terreno de los matorrales.

- Cadenas montañosas que rodean la región, con distintos tipos de bosques.

1.5. Fauna.

Haciendo mención a la fauna que puebla la Comunidad Autónoma de Castilla y León,


encontramos algunas especies importantes, entre ellas, el Oso Pardo, el Lince Ibérico, el
Águila Imperial, el Buitre, la Cigüeña Negra, el Urogallo y la Avutarda.

Algunas de estas especies como el Oso Pardo, la Cigüeña Negra, el Águila Imperial y el Lince
Ibérico, se encuentran en el grupo de especies amenazadas, por lo que en la actualidad
existen Planes de Recuperación del Oso Pardo y la Cigüeña Negra, así como Programas de
Actuación para el Águila Imperial y el Lince Ibérico.

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[Fuente: LIBRO VERDE DEL MEDIO AMBIENTE EN CASTILLA Y LEÓN 1999]

2. Clima.

Los condicionantes fundamentales del clima de Castilla y León, y más concretamente en el


caso de la Submeseta Septentrional o Cuenca del Duero, son los siguientes: la elevada altitud
media y el aislamiento en las influencias oceánicas, lo cual le confiere un alto grado de
continentalidad.

Todo esto da lugar a unas temperaturas rigurosas con elevados contrastes y unas
precipitaciones escasas, al tiempo que desiguales en el tiempo y en el espacio.

[Fuente: INSTITUTO NACIONAL DE METEOROLOGÍA – MINISTERIO DE MEDIO AMBIENTE]

Este esquema de carácter generalista, presenta numerosas excepciones microclimáticas, entre


las que cabe citar por su importancia la Depresión Berciana, la zona de Miranda de Ebro,
Candeleda en Ávila o Saucelle en Salamanca.

3. Demografía.

Las actuales características sociodemográficas de la población de Castilla y León son, en gran


medida, consecuencia de la fuerte emigración que tuvo lugar entre los años 50 y 70 del pasado
siglo, fenómeno que prácticamente se ha detenido. Incluso en la actualidad regresan a la
Región algunas de las personas que durante los años citados emigraron.

La evolución demográfica se aprecia al considerar que en el año 1900 la población de Castilla y


León era de 2.351.943 personas, lo que representaba el 12,5 de la población nacional. El
crecimiento demográfico, a tasas muy altas, superiores al 10 por mil anual, se mantuvo hasta el
año 1960, en el cual la población de la Comunidad Autónoma alcanzó su techo, 2.916.116
habitantes.

A partir de ese año el descenso en la población ha sido continuo, de manera que en 1999, la
población regional era de 2.488.062 personas (rectificación padronal de 1999. Instituto
Nacional de Estadística), es decir 428.000 habitantes menos que en el año 1960. Además, la
participación en el conjunto nacional descendió hasta el 6,2% del total, lo que significa que en
el siglo XX la población de Castilla y León, en términos porcentuales, se ha reducido a la mitad,
respecto al total de España.

La densidad demográfica de Castilla y León, 26 habitantes por km2, es la tercera más baja de
España, sólo por delante de Castilla-La Mancha y Aragón. Esta situación poblacional, por tanto,
tiene similitud con las regiones interiores españolas como Aragón, Castilla-La Mancha y
Extremadura, puesto que la densidad del conjunto de las cuatro tan sólo llega a 24 habitantes
por km2. En el conjunto de España la densidad supera los 78 habitantes por km2 y en la Unión
Europea los 115.

Las diferencias en la densidad de población son muy notables a nivel provincial y oscilan entre
los 60,7 hab/km2 de Valladolid, próxima a la media nacional, y los 8,9 hab/km2 de Soria
(provincia con menor densidad de población de toda España). Además, la mayoría de la
población se concentra en los núcleos urbanos más importantes y fundamentalmente en las
capitales de provincia, donde la densidad poblacional varía desde los 4.069,7 habitantes por
km2 de Salamanca hasta los escasos 125,2 de Soria, en tanto que extensas áreas de la Región
se encuentran débilmente pobladas.

Así pues, por lo que respecta a la densidad, se pueden distinguir tres tipos de territorios
diferentes en Castilla y León:

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- Las áreas rurales de montaña y secano de la meseta, con densidades municipales


inferiores a 10 hab/km2.

- Las áreas de regadío y las cuencas mineras con densidades próximas a la densidad
media regional.

- Las áreas urbanas con elevada densidad.

[Fuente: PLAN DE DESARROLLO REGIONAL DE CASTILLA Y LEÓN 2000-2006]

Los 2.466.606 habitantes que en la actualidad constituyen la población de Castilla y León (el
6,2% del total del Estado) se distribuyen en 2.248 municipios (el 28% de los existentes en
España).

4. Socioeconomía.

La estructura productiva de Castilla y León, en relación con el resto de España, se caracteriza


por una mayor presencia del sector agrario, industrial y de construcción y una menor
participación relativa del sector servicios.

No obstante, la economía regional ha experimentado desde la década de los 80 una importante


transformación estructural. Ésta se ha caracterizado por la progresiva disminución del peso del
sector agrario y por la creciente importancia que adquieren las actividades de servicios en el
conjunto de la economía.

Desde una perspectiva del largo plazo habría que destacar que el Valor añadido Bruto (VAB)
del sector primario, que significaba en 1986 el 9,79% de la economía regional, representaba en
1996 el 7,38%. A su vez, la población ocupada en este sector ha pasado de significar el
22,79% del empleo global de 1986, a representar el 13,41% en 1996 (11,32% en el cuarto
trimestre de 1998).

En el mismo período el porcentaje de participación en el VAB de los servicios destinados a la


venta se ha elevado desde el 39,23% de 1986 hasta el 42,14% en 1996. El empleo lo ha hecho
desde un porcentaje del 32,31%, hasta un 36,56%.

El crecimiento del sector servicios también se ha extendido a los servicios públicos que han
pasado de significar el 14,81% en 1986 a representar el 17,17% en 1996. El porcentaje de
participación del empleo creció desde el 16,94% hasta el 22,14%.

El sector industrial regional en dicho período ha disminuido ligeramente su participación en el


VAB y en el empleo de Castilla y León. Sin embargo, mantiene desde comienzos de la década
de los 90 una presencia en torno al 27% del VAB regional, por encima de la media española, y
próximo al 19% del empleo.

El sector de la construcción apenas varía su situación en el contexto de la economía regional,


si bien su participación oscila en función del ciclo coyuntural. El peso del sector de la
construcción en 1986 era del 7,94% en términos de VAB y del 7,57% en relación al empleo. En
1996 suponía el 8,83% del VAB regional y el 9,27% del empleo total.

Mención especial merecen las energías renovables, con un peso cada vez más importante
dentro de la economía regional, gracias a los aprovechamientos hidroeléctricos y a las
centrales térmicas derivadas de la minería del carbón.

Por lo que respecta al tamaño de las empresas, se puede afirmar que en Castilla y León las
PYMES tienen una mayor presencia que en el conjunto de España. Así, en 1997 se

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contabilizaron en Castilla y León 142.385 empresas, según datos del Instituto Nacional de
Estadística. De ellas, un 59,2% son empresas sin asalariados, un 40,7% tienen menos de 100
asalariados, un 0,1% entre 100 y 500 asalariados, en tanto que 22 tienen la consideración de
grandes empresas (más de 500 asalariados).

Las empresas de la Comunidad Autónoma representan un 5,8% del total nacional. Este
porcentaje es mayor en el estrato de empresas sin asalariados (el 6,1%), en tanto que se
reduce a medida que se asciende en el tamaño de la empresa. Así, las empresas regionales
con menos de 100 asalariados suponen el 5,4% del total de España; las que tienen entre 100 y
500 el 3,0%; y las mayores de 500, el 2,1%.

En términos de aportación al Producto Interior Bruto, las microempresas suponen un 27% del
PIB regional, el resto de las PYMES un 32% y las grandes empresas un 41%. Lógicamente, en
términos de empleo, los anteriores porcentajes varían en las grandes empresas dada la mayor
productividad de las mismas.

Destaca, por último, que las empresas más grandes de la Región tienen una representación
más relevante en los sectores de energía e industria, y las más pequeñas en los de
construcción y servicios.

[Fuente: PLAN DE DESARROLLO REGIONAL DE CASTILLA Y LEÓN 2000-2006]

5. Redes de infraestructura.

5.1. Red de Comunicaciones Viarias.

El transporte por carretera constituye sin lugar a dudas el prioritario del conjunto del transporte
que se realiza por la Comunidad de Castilla y León.

La trama viaria está integrada por varios niveles jerárquicos de carreteras, cuya titularidad y
gestión corresponden a diversos organismos de la administración y a empresas concesionarias
de capital privado.

La Red de Interés General del Estado (RIGE), está integrada por un conjunto articulado de vías
de alta capacidad destinadas al tráfico internacional e interregional, que soportan una alta
densidad de tráfico con una significativa presencia de mercancías peligrosas.

La Red Autonómica está constituida por tres niveles jerárquicos de infraestructuras viarias: la
Red Regional Básica, la Red Regional Complementaria de Itinerarios Preferentes y la Red
Regional Complementaria de Tramos Locales.

La Tabla siguiente sintetiza los datos más importantes referidos a la Red de Carreteras
Autonómicas, y la descripción completa de la Red se recoge en el Anexo 2.2.

Kilómetros Tramos
Totales Red. Castilla y León 11.389,61 1.250
Red Básica Provincia de Ávila 233,07 29
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Ávila 484,531 39
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Ávila 274,62 25
Totales Red. Ávila. 992,221 93

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Red Básica Provincia de Burgos 187,95 16


Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Burgos 924,21 107
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Burgos 701,961 114
Totales Red. Burgos. 1.814,12 237
Red Básica Provincia de León 368,94 35
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de León 668,37 54
Red Complementaria tramos Locales Provincia de León 769,034 81
Totales Red. León. 1.806,34 170
Red Básica Provincia de Palencia 347,18 36
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Palencia 378,26 50
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Palencia 841,993 111
Totales Red. Palencia. 1.567,43 197
Red Básica Provincia de Salamanca 293,887 21
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de 613,29 45
Salamanca
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Salamanca 356,5 36
Totales Red. Salamanca. 1.263,68 102
Red Básica Provincia de Segovia 176,44 17
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Segovia 407,17 40
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Segovia 219,56 40
Totales Red. Segovia. 803,17 97
Red Básica Provincia de Soria 190,929 14
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Soria 340,21 32
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Soria 372,283 39
Totales Red. Soria. 903,422 85
Red Básica Provincia de Valladolid 231,39 21
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Valladolid 323,9 46
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Valladolid 541,37 71
Totales Red. Valladolid. 1.096,66 138
Red Básica Provincia de Zamora 179,23 18
Red Complementaria Itinerarios Preferentes Provincia de Zamora 531,317 54
Red Complementaria tramos Locales Provincia de Zamora 432,01 59
Totales Red. Zamora. 1.142,56 131

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5.2. Red de Transporte Ferroviario.

La red de ferrocarril de Castilla y León se descompone en la red gestionada por RENFE, que
comprende el mayor desarrollo ferroviario, y los ferrocarriles de vía estrecha, gestionados en su
mayoría por FEVE.

La red de ancho RENFE se estructura en tres niveles:

- Red Básica.

- Red Complementaria.

- Red Secundaria.

En relación a las líneas de vía estrecha, gestionadas por FEVE, la única que tiene una cierta
entidad, es el eje León-La Robla-Bilbao.

5.3. Red de Transporte Aéreo.

Está configurado por las siguientes instalaciones:

Bases aéreas abiertas al tráfico aéreo civil:

- Villanubla (Valladolid).

- Matacán (Salamanca)

- León.

Aeropuerto civil:

- Burgos.

De los cuatro aeropuertos, es el de Valladolid-Villanubla el que tiene un mayor volumen en las


categorías de los mismos: nº de vuelos, pasajeros y mercancías.

5.4. Red de gasoductos y oleoductos.

La Red Energética Básica está constituida por los gasoductos y oleoductos nacionales y por las
líneas de distribución de energía eléctrica en alta tensión (220 y 400 kV). Estas
infraestructuras, junto con las Centrales de producción, Estaciones y Redes de distribución de
energía eléctrica, gasoductos no nacionales y Plantas de almacenamiento y distribución de
gas, constituyen el soporte de un servicio público esencial para la actividad económica, así
como para la vida cotidiana en la Comunidad de Castilla y León, y es al tiempo una fuente de
riesgos a afrontar en el PLANCAL, tanto por las emergencias derivadas de accidentes que
pudieran afectarles, como por los fallos en su funcionamiento.

Su representación cartográfica, incluida en el correspondiente Anexo, configura el Mapa


Energético Regional que, en lo relativo a los gasoductos y oleoductos que discurren en su
integridad, o atraviesan Castilla y León, consta de las siguientes infraestructuras:

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Red de gasoductos en operación.

Los datos que se indican han sido facilitados por el Ente Regional de la Energía de Castilla y
León (EREN) y corresponden a septiembre de 2002. La titularidad es de ENAGAS, S.A.,
excepto en aquellos que expresamente se señala otro titular.

Santo Tomé del Puerto–Segovia.

Sus 51 km. discurren por la provincia de Segovia, carece de ramales, y la presión nominal de
funcionamiento es de 72 bar.

Burgos–Madrid.

Con ramales a Segovia y a Palencia–Valladolid, el gasoducto principal, a 80 bar, tiene un


recorrido de 325 km por las provincias de Burgos y Segovia.

Aranda de Duero–Zamora–Salamanca–León–Oviedo.

Tiene 405 km de longitud en su recorrido por las provincias de Burgos, Valladolid, Zamora,
León y Salamanca, y su presión de funcionamiento nominal es de 80 bar.

Almendralejo–Salamanca.

Es la continuación hacia el Sur del anterior gasoducto y atraviesa 86 km en la provincia de


Salamanca, con una presión nominal de 84 bar. Están en operación dos ramales a Guijuelo y
Béjar.

Burgos–Palencia–Valladolid.

Es un ramal del gasoducto Burgos–Madrid, con 95 km y una presión nominal de 72 bar.

Haro–Burgos.

Con un recorrido de 42 km en la provincia de Burgos a 80 bar de presión nominal, tiene


ramales a Briviesca y a Cerezo del Río Tirón. Burgos–Cantabria–Asturias.

Transcurre por la provincia de Burgos, con una longitud de 80 km, define una presión nominal
de 80 bar y tiene operativo un ramal a Aguilar de Campoo.

Villamañán–Ponferrada.

Con 183 km de longitud en la provincia de León y una presión de 72 bar, cuenta con ramales a
La Bañeza, Hospital de Órbigo y Torre del Bierzo, que operan a 16 bar.

Aranda de Duero–Soria.

Atraviesa Burgos y Soria, tiene una longitud de 158 km y una presión nominal de 72 bar.
Cuenta con ramales a Almazán, Golmayo, La Serrezuela y Villaciervos, operando a 16 bar.

Boecillo–Olmedo.

Con 24 km de longitud en la provincia de Valladolid, y una presión de 80 bar.

Además de los anteriores, se encuentran en fase de ejecución los gasoductos de titularidad de


Distribuidora Regional de Gas, Olmedo–Medina del Campo (17 km, 80 bar) y Boecillo–Portillo.

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Las instalaciones primarias de distribución de gas natural se completan con las Plantas Satélite
de Gas Natural Licuado de Ávila, Medina del Campo, Arévalo, Cuéllar, Iscar, Peñaranda de
Bracamonte, Ágreda y Cistierna.

Red de Oleoductos en operación.

La Comunidad está atravesada por oleoductos desde las proximidades de Miranda de Ebro
hasta Salamanca, y de Venta de Baños a León, que dan servicio a los Parques de
Almacenamiento y Distribución de la Compañía Logística de Hidrocarburos, situados en
Burgos, León, Valladolid y Salamanca.

5.5. Infraestructuras de Telecomunicaciones.

La Sociedad de la Información, es la denominación que se le da en Europa al fenómeno de la


utilización de las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones (por ejemplo Internet) para
dinamizar la economía y la sociedad. Es una propuesta política, nacida del seno de la Unión
Europea a finales del año 1993. Puede considerarse como el vehículo para el progreso de las
Regiones Europeas, sobre todo aquellas que no gozan del potencial económico de las regiones
más ricas de Europa.

La implantación de la Sociedad de la Información depende, en primer lugar, de la existencia de


infraestructuras tecnológicas informáticas y de comunicaciones y en segundo lugar, pero no
menos importante, depende de los usuarios y de la intensidad, frecuencia y diversidad del uso
que estos usuarios hagan de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para
realizar una gama cada vez más amplia y variada de actividades y tareas y para establecer
todo tipo de relaciones a través de las redes telemáticas.

La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) define la brecha digital


como la distancia entre individuos, hogares, empresas y áreas geográficas con diferentes
niveles socio-económicos, con respecto tanto a sus oportunidades para acceder a las TIC
como a su uso de Internet para una amplia variedad de actividades. Por otra parte, el Informe
sobre Desarrollo Humano 2001 de la ONU, que ya incluyó desde 1999 el acceso a las redes y
el uso de las TIC entre sus indicadores, señala que las TIC tienen influencia sobre el desarrollo
en la medida en que reducen el aislamiento geográfico, económico y social y aumentan el
acceso a la información y la educación.

En el interior de los países, especialmente de los países ricos y postindustrializados, la brecha


digital se manifiesta en que los usuarios de Internet se concentran en las zonas urbanas, entre
los que poseen mayores niveles de estudios y mayores recursos económicos, son más jóvenes
y son preferentemente varones. Sin embargo, las diferencias de género y edad tienden a
borrarse rápidamente, como ha sucedido en los Estados Unidos, Canadá, Australia y la Unión
Europea.

En la medida en que la implantación de la Sociedad de la Información depende de la


disponibilidad de infraestructuras de acceso -especialmente de ordenadores y redes
telemáticas-y de la existencia de usuarios de las mismas, se considerarán las diferencias
existentes entre Castilla y León y la media nacional, así como de España respecto a la Unión
Europea en lo relativo a los tres indicadores principales que permiten definir los requisitos
mínimos para la presencia de la Sociedad de la Información.

Estos indicadores son la red telefónica básica (aunque también las que posibilitan la banda
ancha: RDSI, ADSL y cable), la disponibilidad de ordenadores personales (PC), dado que ésta
sigue siendo la forma principal de acceso a las redes, y el porcentaje de usuarios de Internet en
la población, procediendo los datos analizados de las fuentes primarias indicadas en el Anexo

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2.2, y extraídos de la base de datos de indicadores de Ciencia y Tecnología de ese mismo


Ministerio.

Respecto a las líneas telefónicas por 100 habitantes, la media de la Unión a finales de 1999
estaba en 100,5 líneas. España, con 82, quedaba por debajo de la media, y sólo Irlanda estaba
por debajo de las 80 líneas por 100 habitantes. Castilla y León se encontraba prácticamente en
la media nacional, respecto a este indicador.

Atendiendo al número de ordenadores personales (PC) en empresas y en hogares, el promedio


de la Unión era del 34% a finales de 1999. España se encontraba también por debajo respecto
a este indicador, con menos del 24% y en Castilla y León se situaba próximo al 16%. En 2001,
el indicador (B.3.3.3) del número de hogares con PC referido al territorio nacional se sitúa en el
29%, mientras que en Castilla y León representa el 22,5%. No obstante, la tasa de incremento
anual en esta Comunidad, en torno al 10%, supera notablemente el 7,5% de la media nacional,
por lo que estas diferencias deben acortarse en los próximos años.

En lo relativo a los porcentajes de usuarios de Internet respecto a la población total, en 1999 la


población española hacía uso de Internet en menor medida que la media de la Unión, y por lo
que se refiere a Castilla y León, este indicador se situó en el 16,5% en febrero de 2002,
porcentaje que triplica el correspondiente a finales de 1999, y con tasas de incremento
crecientes. Estos datos se corresponden, en líneas generales, con los correspondientes a la
disponibilidad de PC en el hogar, que aunque no es el único lugar de acceso a Internet en
nuestro país, sí es con diferencia el principal, según los datos del propio Estudio General de
Medios.

Por último, se ha incluido en el Anexo 2.2 el número de licencias de radioaficionados, por


provincias, en la Comunidad de Castilla y León, ya que representa una de las infraestructuras
de telecomunicación del mayor interés para la Protección Civil.

6. Condiciones ambientales.

Castilla y León posee un patrimonio medioambiental de extraordinaria relevancia e interés. Sin


embargo, dada su variedad y lo extenso del territorio se presentan algunos problemas en el
medio natural que es necesario abordar de forma integral. Por ello, la Administración Regional
ha reunido en un solo departamento todas las competencias medioambientales, al objeto de
realizar de forma coordinada las actuaciones relativas a la protección preventiva del medio
ambiente, medio forestal, espacio natural y biodiversidad, los recursos hídricos, los residuos, la
contaminación, así como la formación y la educación ambiental.

La Comunidad estableció su propia Red de Espacios Naturales (REN), por medio de la Ley
8/1991, de 10 de mayo, de Espacios Naturales. En ella se incluyen 39 Espacios Naturales;
hasta 2002 han sido declarados protegidos 15 de ellos, que ocupan una superficie de 388.400
hectáreas.

La Directiva 92/43/CEE, sobre Conservación de los Hábitats Naturales y de la Fauna y Flora


Silvestre, conocida comúnmente como Directiva Hábitats, propone la creación de una red
ecológica europea de zonas de especial conservación (ZECs), denominada Red Natura 2000.
Esta red, cuyo objeto es contribuir al mantenimiento de la diversidad biológica mediante la
conservación de Hábitats y especies consideradas de interés comunitario, incorpora las zonas
de especial protección para las aves (ZEPAS) declaradas previamente, derivadas de la
aplicación de la Directiva 79/409/CEE para la Conservación de las Aves Silvestres. La
legislación española traspone dicha Directiva mediante el Real Decreto 1997/1995, en el que
se establece que las comunidades autónomas elaborarán una lista de lugares de interés
comunitario (LICs), que puedan ser declarados zonas de especial conservación (ZECs).

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Castilla y León ha elaborado una propuesta de LICs en la que se han incluido los espacios que
forman la Red de Espacios Naturales de la Comunidad. También debe considerarse el
Catálogo de Zonas Húmedas donde se incluyen 297 humedales. El Catálogo de espacios de
interés natural incluye, además, los Lugares de Interés Comunitario y las Zonas de Especial
Protección para las Aves que, con una superficie de 2.211.603 hectáreas representa el 23% del
territorio de Castilla y León.

De las 635 especies de vertebrados que hay en España, 418 están presentes en Castilla y
León. De ellas, hay 30 endemismos y más de 100 están consideradas como amenazadas.

El principal problema de gestión de Hábitats y especies en Castilla y León es la enorme


extensión de las zonas a proteger, lo que dificulta enormemente tareas tan fundamentales
como el seguimiento y la vigilancia.

La mayoría de los Hábitats y especies tienen una gran dependencia de las prácticas agrícolas,
ganaderas y selvícolas. En consecuencia, la gestión y conservación deben poner un énfasis
muy especial en el mantenimiento de determinadas prácticas tradicionales y en el abandono de
prácticas perjudiciales, lo que no es posible abordar sin las correspondientes compensaciones
de renta a los titulares de las explotaciones agrarias o forestales.

Hay que destacar específicamente que se ha elaborado también el Estatuto de Protección de


hábitat del oso pardo y de la cigüeña negra.

[Fuente: PLAN DE DESARROLLO REGIONAL DE CASTILLA Y LEÓN 2000-2006 Y


CONSEJERÍA DE MEDIO AMBIENTE]

CAPÍTULO III. ANÁLISIS DE RIESGOS.

1. Consideraciones generales.

La Norma Básica de Protección Civil establece entre sus principios informadores la exigencia
de que el servicio público de protección civil realice, como funciones esenciales, la previsión de
los riesgos y la prevención, entendida ésta como el estudio e implantación de las medidas
oportunas para mantener bajo observación, evitar o reducir las situaciones de riesgo potencial
y los daños que se pudieran derivar de éstas. En relación con ello, señala que los Planes
Territoriales deberán especificar un inventario de riesgos potenciales, de tal modo que se
efectúe una previsión, en lo que se refiere al análisis de los supuestos de riesgos, sus causas y
efectos, así como de las zonas que pudieran resultar afectadas.

En el PLANCAL se ha optado por efectuar una zonificación del territorio, y obtener una
estimación semicualitativa de los riesgos potenciales en cada zona, teniendo presente que la
utilización de valores numéricos, como se hace en las tablas de valoración de los riesgos
contemplados en el Plan, debe interpretarse como una expresión relativa de los índices de
ponderación a efectos de su ordenación y priorización, no como una cuantificación absoluta de
los parámetros o variables seleccionados.

2. Análisis de Riesgos y Evaluación de Consecuencias.

El análisis de riesgos en el marco del PLANCAL se efectúa en dos fases metodológicamente


diferenciadas. En primer lugar se determina el inventario de riesgos potenciales, procediendo a
su identificación y clasificación para obtener, con los criterios apropiados, una análisis
comparativo. Una vez ponderados y priorizados, se desarrolla un tratamiento común para la
planificación de los riesgos genéricos dentro del PLAN BÁSICO, y por otro lado se prevé una
planificación específica para los riesgos que requieran un análisis singular, ya sea por su
destacada relevancia o por sus características metodológicas. Esto se efectúa a través de las

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GUÍAS DE RESPUESTA que se irán incorporando como ADENDAS al Plan en la medida en


que se desarrollen.

Los resultados del análisis de riesgos se reflejan en el PLANCAL por medio de los Mapas de
Riesgos, que constituyen la expresión gráfica de la importancia relativa con que, en cada zona,
se valora el riesgo analizado. Las zonas son las unidades geográficas en que se divide el
territorio de la Comunidad de Castilla y León, para cada uno de los riesgos analizados, de
forma que cada zona se caracterice por una “intensidad cualitativa” de riesgo aproximadamente
uniforme y diferenciado de las zonas contiguas.

La zonificación se establece, para cada tipo, en función de los focos de riesgo y de los
elementos vulnerables que contiene, y constituye la base para determinar las unidades de
planificación y de actuación. Se han establecido zonas de planificación singulares para los
siguientes elementos:

- Núcleos de población, incluyendo urbanizaciones y zonas residenciales, con un


número de habitantes superior (o cercano a) 4.000.

- Polígonos u otras agregaciones de riesgos de origen tecnológico, diferenciados de los


núcleos de población.

- Áreas de especial relevancia, o sujetas a protección por su carácter histórico, cultural o


medioambiental.

Para la ponderación de los riesgos y la valoración de las consecuencias en cada zona se ha


utilizado un conjunto de criterios que, cuantificados mediante una escala numérica y
ponderados por factores adecuados, representan los resultados del análisis en forma de tablas
de valoración de riesgos y mapas de riesgos. Estos criterios o factores de valoración son los
siguientes:

- Probabilidad de ocurrencia de los sucesos, estimada mediante una cuantificación en


media anual de las frecuencias conocidas en un periodo dado, y una valoración
semicualitativa de la probabilidad “a priori”, sobre la base del conocimiento del conjunto
o población de los datos a estimar.

- Tipo de zona: residencial, industrial, protegida y otras.

- Densidad y dispersión de la población.

- Localización, distribución y distancia a los focos de riesgo.

- Factores de mayoración o minoración del riesgo que consideren las características de


especial vulnerabilidad, la ubicación, o el entorno geográfico y topográfico, la
adecuación de las infraestructuras, y la proximidad o alejamiento de los servicios de
atención de emergencias, entre otros.

3. Inventario de Riesgos.

Al elaborar el inventario de riesgos potenciales habrá que tener en cuenta, por un lado, el
alcance del PLANCAL como Plan de Protección Civil, que la Norma Básica delimita
conceptualmente al marco para la protección de las personas los bienes y el medio ambiente
en caso de grave riesgo colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública, y por otro
lado, el contexto de Planificación determinado por las diferentes disposiciones normativas.

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Por ello, el inventario de riesgos a desarrollar en el plan no debe incluir aquellos que no
representen un riesgo extraordinario, en el sentido antes indicado, o cuyas consecuencias
previsibles requieran una atención para la que están previstos mecanismos de movilización y
coordinación en los protocolos de actuación de los Servicios de Atención de Emergencias
rutinarios, como son los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamento, los Servicios de
Emergencias Sanitarias y aquellos del Centro Castilla y León 112. Estos disponen de los
procedimientos, basados en la movilización de sus propios medios, o en Convenios de
colaboración, para coordinar las actuaciones de los recursos necesarios en la atención de las
situaciones de emergencia ordinarias, de modo que no sea necesario activar el PLANCAL sino
en aquellas situaciones de carácter extraordinario definidas en la Norma Básica de Protección
Civil.

Tampoco se incluyen en el inventario de riesgos aquellos que son objeto de planificación


específica, como se contempla en las distintas Directrices Básicas para Planes Especiales.

A continuación se relacionan los riesgos que pueden determinar una situación de grave riesgo
colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública y que son objeto de análisis en el
ámbito de aplicación del PLANCAL.

- Incendios:

• en medio urbano.

• en establecimientos industriales, excepto los afectados por un Plan de Emergencia


Exterior (P.E.E. Real Decreto 1254/1999).

• en medio rural.

- Explosiones y fugas de gases y líquidos combustibles y tóxicos:

• en medio urbano.

• en establecimientos industriales, excepto los afectados por un Plan de Emergencia


Exterior.

- Derrumbamiento de construcciones

- Vertidos tóxicos, excepto los afectados por un Plan de Emergencia Exterior

- Epidemias y riesgos de origen biológico

- Accidentes catastróficos en el transporte, excepto cuando estén implicadas mercancías


peligrosas

- Interrupción de servicios públicos esenciales:

• electricidad.

• gas.

• agua.

• transportes.

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• comunicaciones.

• distribución de productos farmacéuticos.

• distribución de combustibles y carburantes.

• recogida de basuras urbanas.

• reparto de alimentos básicos.

- Accidentes en actos multitudinarios

- Deslizamiento de tierras, cuando no sea aplicable el Plan Especial de Inundaciones

- Fenómenos meteorológicos adversos:

• lluvia.

• nieve.

• viento.

• olas de frío.

• deshielos.

• nieblas.

• olas de calor.

• tormentas.

4. Mapas de Riesgos.

En el Anexo 3.1 se recogen los resultados del análisis de riesgos, con su ponderación y la
valoración de consecuencias, la zonificación y la priorización efectuada, que constituye la base
para la toma de decisiones referentes a las medidas de prevención y de protección a adoptar.
Para los riesgos incluidos en el Anexo se elaborarán Guías de Respuesta con un análisis
pormenorizado de sus causas y efectos, la implantación de las medidas específicas, en cada
caso, para controlar las situaciones de riesgo potencial y los daños que se pudieran derivar de
ellas, las líneas de actuación para afrontar esas situaciones y la rehabilitación de los servicios
públicos indispensables para la vuelta a la normalidad.

Estas Guías de Respuesta, que serán incluidas como Adendas al PLANCAL, podrán integrarse
cuando corresponda, para favorecer su desarrollo metodológico y aplicación, en Planes
Sectoriales de Emergencias como los que se relacionan de forma no exhaustiva:

- Plan Sectorial de Emergencias en actividades industriales y energéticas, que incluirá:

• Guía de respuesta ante accidentes por sustancias peligrosas en los


establecimientos que no cuentan con un Plan de Emergencia Exterior.

• Guía de respuesta ante accidentes en oleoductos y gasoductos.

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• Guía de respuesta ante la interrupción de servicios públicos de suministro


energético: electricidad, gases combustibles, y líquidos combustibles y
carburantes.

- Plan Sectorial ante Emergencias que afecten al Medio Ambiente.

CAPÍTULO IV. ESTRUCTURA, ORGANIZACIÓN Y FUNCIONES.

1. Introducción.

La organización de las funciones de coordinación y dirección de los distintos servicios de


emergencia, para hacer frente a los riesgos y a los efectos de los sucesos catastróficos
previstos en el PLANCAL, requiere una estructura operativa con mando único, como se
establece en el artículo 9 de la Ley 2/1985, de Protección Civil. Esta estructura operativa se
determinará en función del sistema organizativo de la Administración competente que, en la
Comunidad de Castilla y León, se configura en Órganos centrales o Consejerías y
Delegaciones Territoriales en cada una de las Provincias.

2. Estructura organizativa.

Cualquiera que sea el nivel de activación del PLANCAL, la organización para hacer frente a las
emergencias adoptará esta estructura:

3. Dirección del plan.

La dirección y coordinación de las actuaciones será ejercida por un órgano de dirección cuya
composición se determina en función de la gravedad de la emergencia, su alcance territorial y
los servicios y recursos a movilizar.

El nivel de gravedad 0, que corresponde a una emergencia incluida en el ámbito de aplicación


del PLANCAL, controlada por los servicios de emergencia o por las actuaciones de los Planes
Territoriales de ámbito local (de forma que no se precisa la activación del PLANCAL),
determina no obstante su notificación a las Entidades y Autoridades afectadas.

Para el nivel de gravedad 1, su declaración y la Dirección del Plan corresponden al Delegado


Territorial cuando el alcance de la situación esté limitado a una provincia. Si la emergencia

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afectara a más de una provincia, la Dirección será asumida por el Consejero de Presidencia y
Administración Territorial, quien podrá delegar funciones en el Director General competente en
materia de Protección Civil o en cualquiera de los Delegados Territoriales de las provincias
afectadas.

En el nivel de gravedad 2, si el alcance y la extensión del riesgo están limitados a un ámbito


provincial, la Dirección del Plan corresponde al Delegado Territorial, y si afecta a más de una
provincia, al Consejero de Presidencia y Administración Territorial, quien podrá delegar
funciones en el Director General competente en Materia de Protección Civil o en cualquiera de
los Delegados Territoriales. La declaración de este nivel será efectuada por, o a propuesta de,
el Delegado Territorial competente.

Cuando para hacer frente a la emergencia, el Director deba solicitar apoyo de servicios, medios
o recursos de otras Administraciones no asignados al Plan, se constituirá un Comité de
Dirección Provincial, formado por el Delegado Territorial de la Junta de Castilla y León y las
Autoridades que corresponda: Subdelegado del Gobierno, en su caso, y Alcaldes o Presidente
de la Diputación. La coordinación y dirección de las actuaciones corresponderá al Delegado
Territorial, y el mando de los medios de apoyo solicitados de otras Administraciones, a las
Autoridades competentes.

Si la situación afectara a más de una provincia, el Comité de Dirección estará constituido por el
Consejero de Presidencia y Administración Territorial y el Delegado del Gobierno en Castilla y
León (o los representantes que designen), pudiendo éstos convocar a las Autoridades locales
afectadas. La coordinación y dirección de las actuaciones corresponderá al representante de la
Junta de Castilla y León, y el mando de los medios de apoyo solicitados de otras
Administraciones, a las Autoridades respectivas.

Cuando el Director del Plan considere que la evolución de la emergencia pueda hacer
previsible la solicitud de medios no asignados al PLANCAL, o que pueda derivar al nivel de
gravedad 3, se constituirá el Comité de Dirección en la forma antes prevista. El Comité de
Dirección Regional podrá solicitar la declaración de Emergencia de Interés Nacional o la
activación de un Plan Estatal, en cuyo caso la dirección será transferida en la forma que en
éste se determine.

En el nivel de gravedad 3, la coordinación y dirección de las actuaciones corresponden a la


Autoridad designada por la Administración del Estado, manteniéndose las Autoridades de las
respectivas Administraciones al mando de sus propios medios.

4. Funciones del director del plan.

En el Director del Plan recae la coordinación y dirección de todas las actuaciones, y asume las
siguientes funciones:

- Declarar la activación y aplicación del PLANCAL.

- Determinar el nivel de gravedad, según los criterios previstos en el Plan.

- Proponer la activación en un nivel superior, cuando su Dirección en esta situación no le


corresponda.

- Decidir, oído el parecer del Comité Asesor y en su caso del Comité de Dirección, las
actuaciones más convenientes para hacer frente a la emergencia y la aplicación de las
medidas de protección a la población, los bienes, el medio ambiente, y al personal que
interviene en las operaciones.

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- Solicitar el apoyo de servicios, medios o recursos de otras Administraciones.

- -Determinar y coordinar la información a la población.

- Asegurar que la información sobre la emergencia se haga llegar a la Consejería de


Presidencia y Administración Territorial, a las Subdelegaciones o a la Delegación del
Gobierno en Castilla y León, y a las Autoridades locales afectadas.

- Facilitar la transferencia de la Dirección de la emergencia cuando otra Autoridad deba


asumirla.

- Declarar el fin de la emergencia y la desmovilización de los medios desplegados una


vez cumplida su misión.

- Asegurar, en el ámbito territorial que le corresponda, la aptitud del sistema organizativo


y de los servicios, medios y recursos asignados para mantener la capacidad de
respuesta y la operatividad ante cualquier emergencia prevista en el Plan.

5. Comité asesor.

Es el órgano de asistencia al Director del Plan en la ejecución de sus funciones, ya sea con
relación a las actuaciones en situación de emergencia, como en lo referente al mantenimiento
de la operatividad del Plan. El Director podrá convocar a la totalidad o a parte de sus
miembros, según lo considere adecuado, de acuerdo con las necesidades de cada momento.

Su composición, cuando la Dirección del Plan corresponda al Delegado Territorial, será la


siguiente:

- Jefe del Grupo de Intervención

- Jefe del Grupo Sanitario.

- Jefe del Grupo de Seguridad.

- Jefe del Grupo Logístico y de Apoyo.

- Jefe del Grupo de Asistencia Social.

- Jefe de la Sección de Protección Civil de la Delegación Territorial.

- Jefe del Gabinete de Comunicación.

- Jefes de Servicio de la Delegación Territorial que tengan relación con la emergencia a


afrontar.

- Técnicos o expertos que la Dirección del Plan considere necesarios, así como
Responsables de los medios cuya intervención se requiera.

Cuando la Dirección del Plan sea asumida por el Comité de Dirección Provincial, se convocará,
además, a los Jefes de Servicio o de Unidad de Protección Civil de las Administraciones que
integren el Comité, pudiendo también convocarse a los Responsables o Técnicos de los
medios de apoyo.

El Comité Asesor, cuando la Dirección del Plan corresponda al Consejero de Presidencia y


Administración Territorial, estará constituido por:

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Planificación: planes territoriales de emergencia

- Jefe del Grupo de Intervención

- Jefe del Grupo Sanitario.

- Jefe del Grupo de Seguridad.

- Jefe del Grupo Logístico y de Apoyo.

- Jefe del Grupo de Asistencia Social.

- Jefe de Servicio de Protección Civil de la Consejería.

- Jefe de Servicio del Centro Castilla y León 112.

- Jefe del Gabinete de Comunicación.

- Jefes de Servicio competentes de las Consejerías que tengan relación con la


emergencia a afrontar.

- Técnicos de la Dirección General competente en materia de Protección Civil que la


Dirección del Plan considere necesarios, así como los Responsables de los medios
cuya intervención se requiera.

Cuando la Dirección del Plan sea asumida por el Comité de Dirección Regional, se convocará
además a los Jefes de Servicio o de Unidad de Protección Civil de la Delegación del Gobierno
y de las Administraciones que integren el Comité.

Las funciones del Comité Asesor son:

- Asistir a la Dirección del Plan sobre la posible evolución de la emergencia, sus


consecuencias, medidas a adoptar y medios necesarios en cada momento.

- Estudiar y proponer las modificaciones pertinentes para una mayor eficacia del Plan.

- Proponer un programa anual de actuaciones encaminadas al mantenimiento de la


operatividad del Plan, en el que se incluya la realización de ejercicios y simulacros, así
como determinar sus características y evaluar sus resultados.

6. Gabinete de comunicación.

La Dirección del Plan contará con un Gabinete de Comunicación que canalizará y supervisará
toda la información que se suministre a los medios de comunicación. La información a la
población se considerará parte esencial en la gestión de una emergencia y se realizará a través
de un único portavoz oficial.

Si la Dirección del Plan es de ámbito provincial, estará formado por el personal del Gabinete de
Prensa de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León. Cuando la Dirección sea
regional, estará formado por el personal de la Dirección de Comunicación de la Presidencia de
la Junta de Castilla y León. Las funciones básicas del Gabinete de Comunicación son las
siguientes:

- Centralizar, coordinar y elaborar la información sobre la emergencia y facilitarla a los


medios de comunicación, una vez aprobada por la Dirección del Plan.

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- Supervisar que la información que se transmite a la población a través de los medios


de comunicación es la adecuada para una situación de emergencia (clara, coherente,
concisa...).

- Difundir las resoluciones, orientaciones y recomendaciones emanadas de la Dirección


del Plan.

- Informar sobre la emergencia a cuantas personas u organismos lo soliciten,


principalmente a los medios de comunicación y a las personas afectadas por la
emergencia.

7. Centros de coordinación operativa (CECOP).

El CECOP es el elemento de la estructura organizativa mediante el cual el Director del Plan


ejecuta las funciones de coordinación y dirección de las operaciones en caso de emergencia.
Sus misiones fundamentales son, por tanto, la recogida, elaboración y valoración de los datos e
informaciones necesarios para facilitar el proceso de toma de decisiones por el Director del
Plan, la comunicación de las acciones a los responsables de la intervención y el control del
sistema de operaciones, mediante el análisis de las desviaciones sobre los resultados
esperados y la realimentación del proceso de decisión con las correcciones adecuadas.

La capacidad operativa del CECOP se sustenta sobre la base de un conjunto de


infraestructuras permanentes que den soporte a las funciones a desarrollar en caso de
emergencia, constituidas por un equipo técnico responsable de los recursos organizativos y
materiales, un sistema de información y gestión de las emergencias planificadas y una red de
comunicaciones que cubra las necesidades de recogida y transmisión de los datos y las
decisiones.

La configuración territorial de la Administración de Castilla y León determina una implantación


de los Centros de Coordinación Operativa en los niveles provincial y regional. Cuando se
constituya un Comité de Dirección, el CECOP pasará a ser Centro de Coordinación Operativa
Integrado (CECOPI).

Se instalará un CECOP Provincial en la ubicación que cada Delegación Territorial determine,


con la infraestructura organizativa y material necesaria para el cumplimiento de sus funciones,
que como mínimo estará formada por estos recursos:

- El Coordinador del CECOP, que será el Jefe de la Sección de Protección Civil de la


Delegación Territorial.

- Los Operadores del Centro Castilla y León 112.

- El sistema integrado de información y comunicaciones del Centro Castilla y León 112.

- La Sala de Coordinación Operativa, donde se reúne la Dirección del Plan y el Comité


Asesor.

- El Gabinete de Comunicación.

El CECOP Regional estará localizado en las instalaciones del Centro Castilla y León 112, y
contará con la siguiente infraestructura:

- El Coordinador del CECOP, que será el Jefe de Operaciones del Centro Castilla y León
112.

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- Los Técnicos de emergencias de la Dirección General competente en materia de


Protección Civil.

- Los Operadores asignados por el Centro Castilla y León 112, que contarán con un
puesto específico, independiente de la Sala de Operaciones del Centro.

- El sistema integrado de información y comunicaciones del Centro Castilla y León 112.

- La Sala de Coordinación Operativa, donde se reúne la Dirección del Plan y el Comité


Asesor.

- El Gabinete de Comunicación.

8. Puesto de mando avanzado. Coordinador de operaciones.

El Puesto de Mando Avanzado (PMA) es el Centro de referencia, próximo al lugar del siniestro,
donde se coordinan todas las actuaciones en la zona de intervención, dirigido por el
Coordinador de Operaciones y constituido por un representante operativo de los Grupos de
Acción que intervienen. El Coordinador de Operaciones será el Jefe del Grupo de Acción que
se determine en las Guías de Respuesta, y al asumir esa función delegará la Jefatura del
Grupo en otro de sus componentes. Mientras las Guías no entren en vigor, o cuando no lo
dispongan de otro modo, el Coordinador de Operaciones será el Jefe del Grupo de
Intervención, sin perjuicio de que el Director del Plan designe otro responsable cuando lo
considere procedente.

El PMA deberá contar con los sistemas y equipos de comunicaciones necesarios para asegurar
una conexión permanente con el Centro de Coordinación Operativa y con los Grupos de
Acción.

El Coordinador de Operaciones desarrollará las siguientes funciones:

- Ejecutar las acciones de carácter estratégico que el Director del Plan curse a través del
CECOP.

- Decidir las tareas de intervención.

- Definir las órdenes operativas que se deriven de la estrategia elegida y asegurar que
se transmiten a los distintos Grupos y Servicios en la Zona de Intervención.

- Coordinar la actuación de los medios intervinientes.

- Informar al CECOP sobre la evolución de la emergencia y proponer las medidas a


adoptar para su control.

- Solicitar al CECOP los medios que sean necesarios en la Zona de Intervención.

- Delimitar las diferentes Zonas o Áreas de actuación.

- Establecer y dirigir el Puesto de Mando Avanzado.

9. Grupos de acción.

Para la ejecución de las actuaciones previstas en el Plan se constituirán los siguientes Grupos
de Acción:

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- Grupo de Intervención.

- Grupo Sanitario.

- Grupo de Seguridad.

- Grupo Logístico y de Apoyo.

- Grupo de Asistencia Social.

Los Planes Sectoriales y las Guías de Respuesta en que se desarrolle el Plan Básico podrán
determinar la constitución de otros Grupos de Acción, así como modificar la composición de los
mismos para adaptarlos a las características específicas de los riesgos que en aquellos se
aborden. Los fines y las funciones de los diferentes Grupos de Acción se indican en los
siguientes apartados, mientras que la composición concreta de los mismos en sus niveles
Territorial y Regional se refleja en el Anexo 4.1.

Los componentes de estos Grupos que no pertenezcan a la Administración de Castilla y León


serán asignados al PLANCAL para desempeñar sus funciones mediante el procedimiento
normativamente establecido, previa solicitud de los Directores del Plan en cada nivel Territorial
o Regional.

9.1. Grupo de intervención.

Lo constituye el conjunto de medios materiales y humanos cuya actuación principal son las
operaciones necesarias para controlar, reducir y neutralizar las consecuencias de las
emergencias

Funciones:

- Evaluar, limitar y extinguir las consecuencias de los siniestros.

- Rescate y salvamento de personas amenazadas por los siniestros.

- Aplicar las primeras medidas de protección de carácter urgente.

9.2. Grupo sanitario.

Cuando la situación lo requiera o aconseje, y en cualquier caso que se declare el Nivel de


Gravedad 2, se constituirá el Grupo Sanitario, con la misión de establecer las medidas de
asistencia sanitaria, protección a la población y prevención de la salud pública.

Sus funciones son:

- Establecimiento del Puesto Médico Avanzado.

- Atención a accidentados y heridos.

- Coordinación de traslados a Centros Hospitalarios.

9.3. Grupo de seguridad.

Se constituirá cuando, por decisión del Director del Plan, la situación lo requiera, y en cualquier
caso que se declare el Nivel de Gravedad 2, con el fin de garantizar el orden, la seguridad y la
protección de personas y bienes.

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Sus funciones son:

- Seguridad ciudadana.

- Control de accesos y regulación del tráfico.

- Facilitar el acceso de los medios de intervención a las zonas indicadas por el


Coordinador de Operaciones.

- Apoyar la realización de los Avisos a la población que pudiera verse amenazada y


facilitar la organización, si fuera preciso, de la evacuación y albergue.

9.4. Grupo logístico y de apoyo.

Está constituido por aquellos medios que atienden al abastecimiento, transporte, y en general
todo lo relacionado con la logística de los Grupos y Servicios en las Zonas de Actuación.
También colaborará en el análisis técnico de las informaciones y datos relacionados con la
emergencia.

Sus funciones son:

- La provisión de los equipamientos y suministros complementarios a los recursos


aportados por los otros Grupos de Acción que sean requeridos en la intervención.

- La gestión de los medios de transporte necesarios.

- El aprovisionamiento de los abastecimientos necesarios para la alimentación del


personal actuante.

- Recabar y analizar datos e informaciones de carácter técnico relacionados con las


situaciones de emergencia.

- Proponer medidas y actuaciones a seguir en la fase de rehabilitación.

9.5. Grupo de asistencia social.

Cuando el Director del Plan considere necesario prestar atención de carácter social a la
población afectada, se constituirá este Grupo con los medios y recursos de los Servicios de
Acción Social y las Entidades de carácter Social cuando se requiera.

Funciones:

- Prestar atención material, social y psicológica a los familiares de víctimas, afectados


por la evacuación y otras necesidades derivadas de la emergencia.

- Obtener y facilitar toda la información relativa a posibles afectados, facilitando los


contactos familiares y la localización de personas.

- Atender al alojamiento y primeras necesidades y llevar el control de la población


desplazada.

- Facilitar la atención adecuada a las personas con necesidades especiales.

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CAPÍTULO V. OPERATIVIDAD.

1. Notificación y alarma.

Las emergencias o situaciones que pueden dar lugar a la activación del PLANCAL en
cualquiera de sus niveles pueden ser conocidas a través de diferentes fuentes, principalmente
el Centro Castilla y León 112, las Autoridades Públicas u otras Entidades.

En todo caso, cualquier información sobre una emergencia previamente contrastada y


notificada al Director del Plan a través del Coordinador del CECOP, mediante los protocolos
establecidos en cada caso por el Centro Castilla y León 112, las Autoridades o Entidades, se
considera una condición de inicio del procedimiento previo a la activación del Plan.

En primera instancia, el Coordinador del CECOP deberá valorar si la condición de inicio puede
suponer un riesgo o amenaza de los contemplados en alguno de los Planes de Protección Civil
cuya competencia corresponde a la Administración de la Comunidad y, en caso afirmativo,
iniciará el procedimiento de la Fase de Alerta, previo a la activación del Plan, con la
comunicación de esta situación al Director del Plan. Simultáneamente efectuará las
notificaciones a las Administraciones Públicas y a otras Entidades, protocolariamente
establecidas en el Plan Básico, las Guías de Respuesta, o los Planes Especiales que
correspondan.

2. Activación del plan y constitución del CECOP.

La activación del PLANCAL será efectuada a solicitud del Director de un Plan Territorial o por
iniciativa del Director del PLANCAL cuando se presente alguna de las siguientes condiciones:

a) Necesidad de aportación y coordinación de recursos de diferentes Administraciones, a


solicitud del Director de un Plan de ámbito local, o de coordinar la aplicación simultánea
de diferentes Planes Territoriales.

b) Con carácter supletorio, cuando no exista el Plan de ámbito local, o subsidiario, en el


caso que dicho Plan no haya sido activado y la gravedad de la situación lo haga
necesario o afecte a materias de competencia autonómica.

c) Para afrontar emergencias cuya dirección corresponda directamente a la


Administración de Castilla y León, por el ámbito territorial, los recursos a movilizar, o la
gravedad y las dimensiones efectivas o previsibles.

En el Anexo 5.1 se representa un diagrama que concreta las situaciones de activación.

Las intervenciones en emergencias de los medios y recursos pertenecientes a la


Administración de Castilla y León como actuaciones o servicios rutinarios, o cuando aquellos
estén asignados a Planes Territoriales de ámbito local, no determinan la activación del
PLANCAL. Si los Directores de esos Planes recabaran la actuación con carácter no ordinario
de servicios o recursos de esta Administración, y no se considerara necesario activar el
PLANCAL, los representantes de la Junta de Castilla y León se integrarán, de la forma que
determinen los respectivos Planes, en sus órganos de Dirección o asesoramiento.

Los criterios de decisión para la activación del Plan y la declaración de los Niveles de
Gravedad, así como los criterios y los protocolos para su notificación a las Entidades afectadas
se establecerán en las Guías de Respuesta; en tanto no estén en vigor, se aplicarán los
criterios determinados en el Anexo 5.1.

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Una vez asumida la Dirección del Plan según los criterios determinados en el Capítulo 4, la
Autoridad competente declarará formalmente la activación del PLANCAL en fase de
emergencia y con el nivel de gravedad que, en función de la naturaleza y extensión del riesgo,
el alcance de la situación y los servicios y recursos a movilizar, corresponda en aplicación de
los criterios de decisión genéricos que se establecen en el Capítulo 1 y de los específicos
señalados en el Anexo 5.1 o, en su caso, en las Guías de Respuesta. Asimismo dispondrá el
envío de las notificaciones preceptivas, mediante los protocolos que se detallan en el Anexo
5.2, a las Autoridades o Entidades que corresponda.

El Director del Plan dispondrá la constitución del CECOP y de los demás órganos de la
estructura organizativa como se indica en el Capítulo 4. Cuando se constituya un Comité de
Dirección, el CECOP se configurará como CECOPI.

Cuando se produzca una situación de emergencia en que esté presente el interés nacional,
según el artículo 1.2 de la Norma Básica de Protección Civil, el Consejero de Presidencia y
Administración Territorial podrá instar, a través del Delegado del Gobierno, la declaración del
interés nacional. En ese supuesto, el PLANCAL pasará a un Nivel de Gravedad 3,
correspondiéndole al Estado la dirección y coordinación de las actuaciones.

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Proceso de decisión

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El apoyo y la asistencia técnica requeridos por el Director del Plan, desde el momento de su
activación, será asegurado por la inmediata movilización del Coordinador del CECOP y los
técnicos de Protección Civil de las Delegaciones Territoriales y de la Dirección General
competente en materia de Protección Civil, a través de un sistema de localización para estas
contingencias.

Esa Dirección General elaborará un Manual de Procedimientos de Actuación ante


Emergencias, como norma de referencia que permita a los Directores del Plan en cualquiera de
sus ámbitos territoriales abordar, con criterios homogéneos y adecuados a las especificaciones
del PLANCAL, los aspectos operacionales del Sistema de Gestión de Emergencias.

Los sistemas de información y comunicaciones requeridos para la dirección y coordinación de


las operaciones, serán asignados a los CECOP por el Centro Castilla y León 112. Entre ellos
se incluirán sistemas digitales de información geográfica (GIS), bases de datos geo-
referenciadas para facilitar la gestión de los medios y recursos disponibles, y sistemas de
comunicaciones de emergencia abiertos a las nuevas tecnologías digitales.

3. Actuaciones y operaciones.

La compartimentación de las actuaciones en las zonas de operaciones y de apoyo, así como la


delimitación de las áreas de actuación corresponde al Puesto de Mando Avanzado, cuyo
Coordinador de Operaciones asumirá la aplicación y el control de las acciones estratégicas
cursadas por la Dirección del Plan a través del CECOP, que se ejecutarán por los diferentes
Grupos de Acción.

En las Guías de Respuesta se establecerán, para cada riesgo específico, los criterios y
procedimientos para delimitar las zonas y áreas de actuación, las acciones principales de
control, las acciones auxiliares, la coordinación de los Grupos de Acción, y cualquier otro
procedimiento que se determine para la neutralización de las consecuencias derivadas de la
emergencia.

4. Desactivación del plan.

Una vez controlada la situación y eliminados los riesgos, el Director declarará el fin de la
emergencia, que conlleva la desactivación del Plan y el inicio de la Fase de Rehabilitación.
Este proceso podrá ser efectuado, cuando lo considere conveniente, de forma gradual
mediante la transición a un Nivel de Gravedad inferior.

Por los medios indicados en el apartado 1 de este Capítulo, se notificará a las Autoridades y Entidades
afectadas la finalización de la situación de emergencia, según los protocolos correspondientes
especificados en el Anexo 5.1.

5. Coordinación e integración de planes.

La coordinación entre las Administraciones Regional, Estatal y Locales en el ámbito de la


Protección Civil es requisito esencial para afrontar con eficacia las situaciones de emergencia,
y en particular las que requieran la intervención de recursos pertenecientes a diferentes
Administraciones. Cabe examinar los requerimientos de coordinación bajo distintos enfoques:

Coordinación para la Dirección de la Emergencia.

La Norma Básica de Protección Civil determina que la Administración del Estado establecerá
los procedimientos organizativos necesarios para asegurar el ejercicio de la dirección y
coordinación de los Planes Territoriales por las Autoridades estatales, en las situaciones de
emergencia en que pueda estar presente el interés nacional. En otro caso, y siempre que sea

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necesario coordinar medios de diferentes Administraciones para las actuaciones, la estructura


organizativa del PLANCAL dispone la integración de representantes de las mismas en el
Comité de Dirección para la coordinación y dirección, y en el Comité Asesor para las funciones
de apoyo y asesoramiento técnico.

Coordinación de los Servicios intervinientes.

El PLANCAL contempla también formas de cooperación y colaboración, aún cuando no sea


necesaria la declaración de emergencia de interés nacional y así, prevé la asignación de
medios y recursos de titularidad estatal a determinados Grupos de Acción. Se aplicarán los
procedimientos normativamente establecidos para solicitar dicha adscripción, así como para la
asignación, con carácter exclusivamente funcional, del personal de los Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad del Estado, cuando fuera necesario. La intervención de medios y recursos no
asignados en la forma señalada o, en su caso, de las Fuerzas Armadas deberá solicitarse,
cada vez que sea preciso, al Delegado o al Subdelegado del Gobierno según corresponda, en
la forma adecuada.

Análogos procedimientos deberán seguirse respecto a la coordinación con las


Administraciones Locales que no cuenten con un Plan Territorial homologado.

Los Planes Territoriales aprobados por las Corporaciones Locales que han sido homologados
definen procedimientos de coordinación estables y en forma protocolizada. Ello simplifica la
coordinación tanto en la Dirección como en la Intervención ante emergencias que afecten a los
respectivos ámbitos competenciales local y autonómico. En estos Planes de ámbito municipal,
supramunicipal, comarcal o provincial, quedan definidas las interfases que permitirán la
coordinación en la dirección de la emergencia y la integración de los diferentes servicios y
recursos, a través de la constitución del Comité de Dirección y la configuración del CECOP
como CECOPI.

Los mecanismos para coordinar las actuaciones y optimizar los recursos, cuando se dé una
coincidencia temporal y territorial en emergencias que supongan la activación del PLANCAL y
de alguno de los Planes Especiales cuyo ámbito competencial corresponda a la Comunidad
Autónoma, serán especificados en las Guías de Respuesta, teniendo siempre en cuenta el
principio de unidad en el mando de la estructura operativa que establece la Ley sobre
Protección Civil. Cada Plan actuará según sus propios procedimientos, coordinando las
actuaciones con otros Planes en un órgano de Dirección común (el Comité de Dirección), cuya
composición resultará de la integración de los Comités de Dirección respectivos. En estos
supuestos, los Centros de Coordinación Operativa (en el caso del INFOCAL, Centro Provincial
o Autonómico de Mando) se configurarán de forma integrada como CECOPI.

CAPÍTULO VI. MEDIDAS DE PROTECCIÓN.

1. Medidas de protección a la población.

La finalidad esencial de la Protección Civil es proteger a la población de los efectos adversos


de cualquier emergencia que pueda amenazar o afectar a la comunidad. Por tanto las medidas
de protección a la población deben ser minuciosamente estudiadas a la hora de planificar las
actuaciones para casos de grave riesgo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública.

Las medidas de protección a la población que se van a considerar, con objeto de evitar o
minimizar los efectos adversos del riesgo, independientemente de las medidas paliativas de los
efectos de la emergencia que se identificarán en las Guías de Respuesta, son:

- Control de accesos.

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- Avisos a la población.

- Medidas básicas de autoprotección.

- Confinamiento.

- Alejamiento.

- Evacuación.

- Albergue.

En este Capítulo se enumeran las medidas a considerar, mientras que su concreción y los
detalles de aplicación se especifican en el Anexo 6.1.

1.1. Control de accesos.

Tiene por objeto evitar la exposición innecesaria de la población a los peligros de la zona
afectada por el siniestro, y proporcionar espacio y tiempo a los grupos actuantes.

Esta medida lleva consigo:

- Aislamiento de las Áreas de Intervención y Socorro, permitiendo sólo el acceso a los


equipos que han de intervenir en estas Áreas.

- Control de accesos al Área Base, la Zona de Apoyo al CECOP, hospitales y tanatorios.

- Facilitar los movimientos del personal y vehículos de los Grupos de Acción.

Para lo cual se procederá a las siguientes acciones:

- Derivación del tráfico normal por itinerarios alternativos.

- Reserva de itinerarios, con circulación preferente, para vehículos de intervención y


transporte de heridos.

- Señalización, en su caso, de itinerarios para la evacuación de la población.

- Orden y seguridad en el tráfico.

- Servicio de control en las zonas de acceso restringido.

1.2. Avisos a la población.

Las personas y las comunidades tienen derecho a conocer y participar en las decisiones que
puedan afectar a su vida y su salud, a sus bienes y a su entorno. Por tanto, las Autoridades
están obligadas a comunicar y difundir los posibles riesgos que en un momento determinado
pueden amenazar a la comunidad y los accidentes graves que se produzcan.

La información a la población ha de ser adecuada y ponderada a la gravedad del siniestro, de


forma que la alarma desencadenada motive actitudes positivas, evitando generar más
problemas que los que se pretenden evitar. El objetivo de la comunicación de riesgos es
conseguir una población informada, interesada, práctica y colaboradora, sin pretender una
minimización del nivel de alarma, pero intentando evitar que ésta derive en una situación de
pánico. Los aspectos de los que se debe informar a la población son:

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- Características de los riesgos a los que están expuestos los ciudadanos.

- Medidas adoptadas para evitarlos o minimizarlos.

- Medidas que debe tomar la población para protegerse de los riesgos.

La confianza de la población y la credibilidad de las autoridades encargadas de dar la


información son dos factores fundamentales para el éxito de todo el proceso de comunicación.

Hay diferentes formas de informar sobre los riesgos, pero el mejor sistema es aquel que se
ajusta a las condiciones específicas de cada zona y de cada población. En el Anexo 6.1 se
determinan los mecanismos utilizados para la información a la población y al público en
general.

1.3. Medidas básicas de autoprotección.

La población potencialmente sometida a un riesgo debe familiarizarse con las medidas de


protección necesarias, para lo cual debe tener un conocimiento previo suficiente.

Los órganos de dirección del PLANCAL deben programar y desarrollar las necesarias
campañas públicas, formativas e informativas, así como promover la participación de la
población en ejercicios y simulacros.

En este sentido es muy conveniente llevar a cabo, en los centros de enseñanza, campañas
educativas en relación con la protección civil y la autoprotección, tanto en el ámbito escolar
como en otras facetas de la vida cotidiana.

El Anexo 6.2, GUIA DE AVISOS A LA POBLACION, recoge las medidas de autoprotección


individual para algunos tipos de riesgo.

1.4. Confinamiento.

Frecuentemente se pretende que los comportamientos de la población se adapten a lo previsto


en los planes, sin tener en cuenta sus reacciones básicas e instintivas. Esto no es realista y
normalmente conduce al fracaso. Son los planes los que deben adaptarse a las conductas
habituales de la población. En este sentido hemos de contar con las dos reacciones básicas,
de naturaleza instintiva, de cualquier ser vivo ante una amenaza: la inhibición y la
hipermotricidad. Cada una de estas dos reacciones puede dar lugar a dos tipos de
comportamientos: uno positivo de carácter protector, organizado y prospectivo, y otro
destructivo, desorganizado y egoísta.

En su aspecto negativo estas dos reacciones pueden dar lugar a la inmovilización que
incapacita para la defensa y la ayuda, o a la huida despavorida y desordenada que produce
más daños que los que se pretendía evitar. En su aspecto positivo actúan como auténticos
mecanismos de defensa, en los que han de basarse las medidas de protección a la población:
el confinamiento y la evacuación.

El confinamiento consiste en el refugio de la población en sus propios domicilios, o en otros


edificios o recintos próximos en el momento de anunciarse la adopción de esta medida. Esta
medida es aconsejable cuando:

- La catástrofe es súbita e inesperada.

- El riesgo residual es de corta duración.

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- Población muy numerosa.

- Falta de entrenamiento e información en evacuaciones.

En aquellos casos en que la medida de protección a la población aconseje el confinamiento, los


elementos a tener en cuenta para la información de las autoridades y las actuaciones de la
población, son los siguientes:

- Naturaleza y características del agente agresor.

- Protección.

- Entradas y ventanas.

- Ventilación.

- Abastecimiento de agua, alimentos y medicinas.

- Instalaciones sanitarias.

- Suministro de energía.

- Relaciones con el exterior.

- Convivencia (en locales de confinamiento colectivo).

El primer elemento es el que condiciona las demás medidas a adoptar cuando se decida el
confinamiento. En el Anexo 6.1 se detallan las actuaciones en caso de confinamiento.

1.5. Alejamiento.

El alejamiento es una medida de protección a la población que se adopta en las siguientes


circunstancias:

- Atenuación rápida de los efectos del agente agresor con la distancia o interposición de
obstáculos a su propagación.

- Riesgos residuales de corta duración.

- Población no muy numerosa.

- Medios de transporte propios disponibles.

Cuando se adopte esta medida hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:

- Atención a la población en los lugares de concentración, alejados del peligro

- Normas para dejar sus casas en las mejores condiciones y de precaución en la


evacuación.

- En el caso de peligro de explosión no se utilizarán vehículos y se evitarán puntos de


ignición.

- Servicio de orden y seguridad en la evacuación.

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- Atención y medios de traslado para grupos críticos.

- Normas para el retorno.

1.6. Evacuación.

La evacuación es el traslado de un colectivo de su lugar de residencia a otro más seguro,


generalmente desconocido para él, debido a una situación de emergencia, que constituya un
peligro para el desenvolvimiento de la vida normal.

Es una medida compleja y difícil que se justifica únicamente si el peligro a que está expuesta la
población es lo suficientemente importante, y siempre que este peligro no sea mayor en el
traslado que si permaneciese en sus residencias habituales. Puede realizarse en las siguientes
circunstancias:

- Población no excesivamente numerosa.

- Climatología favorable.

- Riesgo residual duradero.

- Estructura y medios adecuados.

- Población informada y entrenada en evacuaciones.

Se emplea el término evacuación cuando la medida se realiza de forma urgente porque la


amenaza es próxima. Cuando el peligro se ve lejano en el tiempo o la situación está controlada
y el movimiento de las personas puede hacerse con cierta calma, a la evacuación se denomina
traslado. En el Anexo 6.1 se desarrollan las actuaciones en caso de evacuación.

1.7. Albergue.

Se entiende por albergue el cobijo en que culmina la protección a una población evacuada. La
población evacuada puede ser albergada en hoteles, residencias e incluso en domicilios
particulares. Esta última es una buena solución cuando la población es pequeña y se prevé una
corta duración en su estancia, pero cuando no es posible se recurre a los albergues de
circunstancias.

La ubicación de los albergues puede estar en medio urbano o extraurbano. En ambos casos
hay ventajas e inconvenientes, dependiendo de factores tanto físicos como sociológicos que
habrá que analizar en cada caso particular, cuando exista esta alternativa. Cualquiera que sea
el lugar, es conveniente que la población evacuada permanezca unida, tanto para no romper
los lazos sociales, como para no interferir demasiado en la vida de los ciudadanos del lugar
donde se ubica el albergue.

Los albergues de circunstancias se pueden habilitar en Edificios o en Acampada. Las


condiciones de vida en el albergue deberán respetar la dignidad de los albergados, preservar
un cierto grado de intimidad, y facilitar las relaciones sociales y el autogobierno. En el Anexo
6.1 se detallan las posibilidades y circunstancias a considerar para esta medida.

2. Medidas de protección a los bienes.

De forma prioritaria deben protegerse la vida e integridad de las personas. Una vez atendida
ésta, tan pronto como sea posible, deberán ordenarse también medidas de protección de los
bienes.

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El principal objetivo de las medidas protectoras de los bienes es el rescate o conservación de


los de mayor valor o importancia, tanto material como cultural: bienes inmuebles y muebles de
carácter histórico, artístico o cultural (museos, archivos. monumentos, etc.). Otro objetivo de
este tipo de medidas es la protección de los bienes cuyo daño o destrucción pueda incrementar
el riesgo inicial.

3. Medidas de protección al medio ambiente.

En las Guías de Respuesta deben preverse procedimientos de actuación relativos a medidas


de protección del medio ambiente ante riesgos que incidan en el mismo. La autoridad o director
del plan puede pedir el asesoramiento y actuación de los diferentes órganos especializados.

Se tendrán en consideración medidas para la protección del medio terrestre, acuático -


superficial o subterráneo- y atmosférico.

4. Rehabilitación.

Una vez controlado el riesgo, e incluso a veces durante la fase de emergencia, deben
adoptarse medidas para el restablecimiento de los servicios públicos esenciales y emprender
todas las actuaciones encaminadas al restablecimiento de la normalidad.

Para la determinación de las medidas reparadoras debe procederse previamente a la


valoración de los daños producidos, según el procedimiento especificado en el Anexo 6.1.

En los informes deben constar los diferentes daños producidos o los que se podrían producir
de continuar la situación de catástrofe o calamidad, detallando por separado los daños
causados a personas, bienes y medio ambiente. El análisis de los informes debe permitir
también evaluar los riesgos asociados, tales como instalaciones de gas, electricidad,
abastecimiento de agua, comunicaciones, etc.

La recopilación de toda la información disponible sobre el coste de las pérdidas servirá de base
para emprender por cada organismo competente las acciones correctoras, valoración de los
gastos de emergencia y posibles ayudas a particulares y Administraciones para resarcir los
daños, en la forma prevista en la legislación vigente.

El Anexo 6.1 relaciona las actuaciones que deben ser objeto de atención prioritaria y la
determinación de las medidas reparadoras, referidas a la rehabilitación de los servicios
públicos esenciales, cuando la carencia de estos servicios constituya por sí misma una
situación de emergencia o perturbe el desarrollo de las operaciones. Asimismo se indican los
procedimientos para valorar los daños producidos en la catástrofe y determinar los
equipamientos y suministros necesarios para atender a la población.

CAPÍTULO VII. MEDIOS Y RECURSOS.

1. Conceptos.

La magnitud y los valores que están en juego en las situaciones de emergencia, y el


condicionamiento de la escasez de medios para la total cobertura de la protección a las
personas, los bienes y el medio ambiente, hacen necesaria la aportación de los recursos
humanos y materiales pertenecientes a todas las Administraciones Públicas así como de
Organismos, entidades privadas y de los ciudadanos.

La Protección Civil no puede considerarse como un servicio que requiera disponer de sus
propios medios, sino como un sistema organizativo que actúa a través de procedimientos de
ordenación, planificación, coordinación y dirección de los distintos servicios públicos

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relacionados con las emergencias a afrontar. La organización de estas funciones requiere una
estructura operativa, con mando único, tal como se especifica en el Capítulo 4.

El Catálogo de recursos movilizables en caso de emergencia constituye una recopilación de los


medios y recursos humanos y materiales, tanto del sector público como del sector privado, que
se elaborará conforme al sistema de clasificación nacional homologado por la Dirección
General de Protección Civil.

Los medios que se pondrán a disposición de la Dirección del PLANCAL para las actuaciones
que le corresponden pueden provenir de:

a) La Administración de Castilla y León.

b) Otras Administraciones Públicas, según la asignación que éstas


efectúen en función de sus disponibilidades y de las necesidades del PLANCAL.

c) Entidades públicas o privadas.

Cabe efectuar una distinción metodológica de los medios disponibles por el PLANCAL, en
función del carácter con que intervienen en caso de emergencia.

Medios ordinarios son los recursos y servicios que intervienen, generalmente antes de que se
activen los Planes, con carácter rutinario y dirigidos por sus propios mandos bajo sus
protocolos de actuación, tales como los Servicios de Extinción de Incendios y Salvamento,
Servicios de Emergencias Sanitarias, Cuerpos de Seguridad, Servicio de Emergencias 1-1-2 y
otros. Estos medios se movilizan de acuerdo con sus procedimientos rutinarios o los
establecidos en Convenios de colaboración, y coordinan sus actuaciones con los demás
recursos y servicios en la forma que determine el PLANCAL, una vez que éste haya sido
activado.

Medios asignados son los medios humanos y materiales cuya titularidad corresponde a la
Administración de Castilla y León, a otras Administraciones Públicas y a Entidades públicas o
privadas y se enmarcan en la estructura organizativa del PLANCAL, previa asignación
efectuada por las Administraciones y Entidades según el procedimiento normativamente
establecido. Estos medios quedan a disposición de la Dirección del Plan, con la finalidad de
completar su capacidad operativa para hacer frente a las situaciones de emergencia que lo
requieran.

Medios de apoyo son los demás medios disponibles que no hayan sido asignados al
PLANCAL, y que tras su activación pueden solicitarse expresamente según el procedimiento
normativamente establecido, con carácter extraordinario y limitado en el tiempo, en tanto
resulten necesarios para suplementar los medios y recursos asignados al Plan.

2. Catálogo de medios y recursos movilizables.

La determinación de los medios y recursos movilizables en caso de emergencia objeto del


PLANCAL, así como los procedimientos adecuados para la recogida de los datos necesarios,
la adscripción de los medios propios de la Administración de Castilla y León, la solicitud de
medios y recursos de otras Administraciones —según el protocolo establecido por la Comisión
de Protección Civil de Castilla y León que se recoge en el Anexo 7.3— y la especificación de
los mecanismos de movilización, serán objeto del Plan de Implantación que cada Director
elaborará, para el correspondiente ámbito territorial provincial o regional del PLANCAL, tras su
aprobación por la Junta de Castilla y León y su homologación por la Comisión Nacional de
Protección Civil.

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El Catálogo de Medios y Recursos de Protección Civil recogerá en archivos estructurados


como Base de Datos las informaciones necesarias para la identificación, selección y
movilización de los recursos en caso de emergencia, según la estructura, nomenclatura y
sistema organizativo normalizados en el ámbito nacional y homologados por la Dirección
General de Protección Civil, y constará de los siguientes elementos:

3. Incorporación al plan.

Una vez confeccionado el Catálogo de Medios y Recursos de la Administración Autonómica, y


completado con los correspondientes a otras Administraciones Públicas y a las Entidades
públicas y privadas que aporten medios al PLANCAL, la Base de Datos será incorporada como
parte del mismo.

4. Listado de códigos y términos. Recogida de datos.

Los códigos de identificación de cada elemento son los aprobados por la Comisión Nacional de
Protección Civil que responden a términos definidos comúnmente para todas las
Administraciones.

En el Anexo 7.1 figura el Listado de Códigos y los modelos de fichas de recogida de datos junto
a las normas e instrucciones para su cumplimentación.

El Anexo 7.2 recoge el Diccionario de Términos aprobado por la Comisión Nacional de


Protección Civil.

CAPÍTULO VIII. LA PARTICIPACIÓN CIUDADANA.

1. Disposiciones generales.

En la Exposición de Motivos de la Ley 2/85 sobre Protección Civil, entre los fundamentos del
modelo de Protección Civil que se diseña para España, dice que:

"La tarea fundamental del sistema de protección civil consiste en establecer el óptimo
aprovechamiento de las posibles medidas de protección a utilizar. Consecuentemente, debe
plantearse no sólo la forma en que los ciudadanos alcancen la protección del Estado y de los
otros poderes públicos, sino procurando que ellos estén preparados para alcanzar por sí
mismos tal protección”.

“En los supuestos de emergencia que requieran la actuación de la protección civil, una parte
muy importante de la población depende, al menos inicialmente, de sus propias fuerzas. De ahí
que, como primera fórmula de actuación, haya que establecer un complejo sistema de acciones
preventivas e informativas, al que contribuye en buena medida el cumplimiento de los deberes
que se imponen a los propios ciudadanos, con objeto de que la población adquiera conciencia
sobre los riesgos que puede sufrir y se familiarice con las medidas de protección que, en su
caso, debe utilizar”.

“Se trata, en definitiva, de lograr la comprensión y la participación de toda la población en las


tareas propias de la protección civil, de las que los ciudadanos son, al mismo tiempo, sujetos
activos y beneficiarios. Comprensión social y participación que, en todos los países, ha
requerido tiempo y que, en última instancia, debe ser el resultado de una permanente
movilización de la conciencia ciudadana y de la solidaridad social”.

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2. La autoprotección.

2.1. Concepto.

Se entiende por Autoprotección la organización de los recursos humanos y materiales de la


propia sociedad para la prevención de situaciones de emergencia, así como para garantizar la
intervención inmediata en el control de aquellas hasta que sea posible la actuación de los
servicios coordinados por Protección Civil, y el apoyo a los mismos en lo que sea necesario.

La organización de estos recursos de forma ordenada y estructurada, como un sistema de


control y gestión de la seguridad en el desarrollo de las actividades que puedan dar origen a
una situación de emergencia, incluyendo el análisis de los riesgos y las medidas preventivas,
será concretada en la elaboración de Planes de Autoprotección y su integración en los
correspondientes Planes de Protección Civil.

2.2. Clasificación.

La Autoprotección puede enfocarse, en atención al tipo de actividades desarrolladas, desde el


punto de vista de la Autoprotección Ciudadana y de la Autoprotección Corporativa.

La Autoprotección Ciudadana se entiende como el derecho de todo conjunto de ciudadanos a


organizarse en asociaciones de autoprotección con el fin de establecer el sistema de acciones
y medidas encaminadas a prevenir y controlar los riesgos inherentes a la zona que habitan, a
dar respuesta a las emergencias en su fase inicial, y a garantizar la integración en el sistema
público de Protección Civil.

La Autoprotección Corporativa consiste en el sistema de acciones y medidas adoptadas por


una entidad, pública o privada, encaminadas a prevenir y controlar los riesgos, a dar respuesta
a las emergencias y a garantizar la integración en el sistema público de Protección Civil,
mediante un Plan de Autoprotección Corporativa.

2.3. Integración en el PLANCAL.

El artículo 6 de la Ley 2/1985 sobre Protección Civil establece que el Gobierno establecerá las
directrices básicas para regular la autoprotección. La Junta de Castilla y León determinará, una
vez que esté en vigor la Norma Básica de Autoprotección, los criterios para la integración de la
autoprotección corporativa y ciudadana en el Plan Territorial de Protección Civil de Castilla y
León.

3. El voluntariado en protección civil.

En el artículo 14 de la Ley 2/1985 sobre Protección Civil se establece que corresponderá a las
diferentes Administraciones Públicas las actuaciones preventivas en materia de Protección
Civil, de promoción y apoyo a la vinculación voluntaria y desinteresada de los ciudadanos, a
través de organizaciones que se orientarán principalmente a la prevención de situaciones de
emergencia que puedan afectarles en el hogar familiar, edificios para uso residencial y privado,
manzanas, barrios y distritos urbanos, así como el control de dichas situaciones, con carácter
previo a la actuación de los servicios de Protección Civil o en colaboración con los mismos.

Desde la perspectiva de la iniciativa social, los ciudadanos reclaman a su vez un papel más
activo en la solución de los problemas que les afectan.

Esta participación tiene como forma de manifestación más significativa el voluntariado,


expresión de la solidaridad desde la libertad y el altruismo.

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Corresponde a la Junta de Castilla y León establecer los principios que inspiran el voluntariado
de Protección Civil en la Comunidad Autónoma, así como su régimen jurídico y las condiciones
y requisitos que han de cumplir las asociaciones constituidas a tal fin. Asimismo, la Junta de
Castilla y León determinará, una vez que esté en vigor la normativa específica de regulación
del voluntariado, los criterios para la integración de las agrupaciones municipales de protección
civil y las asociaciones colaboradoras en el sistema de Protección Civil de Castilla y León.

CAPÍTULO IX. IMPLANTACION Y MANTENIMIENTO.

1. Implantación.

Una vez aprobado el PLANCAL y homologado por la Comisión Nacional de Protección Civil,
según lo establecido en el artículo 10 de la Ley 2/1985 sobre Protección Civil, la Consejería de
Presidencia y Administración Territorial desarrollará las acciones de implantación necesarias en
coherencia con las misiones que le son asignadas en el Plan.

Según establece la Disposición Transitoria del Real Decreto 407/1992 respecto a los Planes
Especiales de Comunidades Autónomas pendientes de aprobación, así como respecto a los
riesgos no previstos en el PLANCAL, seguirán aplicándose las disposiciones del Real Decreto
1378/1985.

Tras la entrada en vigor del PLANCAL, su implantación será efectuada de forma progresiva de
acuerdo con un programa elaborado por el Director del Plan en cada nivel provincial o regional,
que tendrá en consideración la situación de las estructuras organizativas e infraestructuras
materiales que aseguren la operatividad, y en particular la configuración territorial del Centro
Castilla y León 112 como soporte de los sistemas de información y comunicaciones de
emergencias. En esta fase se abordarán las actuaciones necesarias para la instalación y
dotación de los Centros de Coordinación Operativa (CECOP), la asignación de medios y
recursos propios o de otras Administraciones, la catalogación de los medios y recursos
movilizables, la elaboración de las Guías de Respuesta, y la integración del sistema de
comunicaciones de emergencia en la plataforma tecnológica del Centro Castilla y León 112.

En las provincias que, a la entrada en vigor del PLANCAL, no cuenten con Centros de
Coordinación Operativa, la Dirección del Plan, una vez activado, será asumida en la forma
prevista en el Capítulo IV, ubicándose los respectivos Centros de Coordinación en la
Subdelegación del Gobierno que proceda, como forma de colaboración entre ambas
Administraciones. Esta fase será de carácter transitorio, en tanto las instalaciones del
CECOP/CECOPI de las Delegaciones Territoriales de la Junta de Castilla y León no estén
plenamente funcionales.

El programa de implantación comprenderá asimismo las previsiones que se requieran para


asegurar el mantenimiento de su eficacia a lo largo del tiempo, entre las que se considerarán:

- Información y capacitación a los responsables de su aplicación.

- Comprobaciones periódicas.

- Ejercicios y simulacros.

- Revisión y actualización periódicas.

2. Mantenimiento de la operatividad.

El mantenimiento de la operatividad del PLANCAL debe fundamentarse en la permanente


adecuación a los objetivos del Plan de su estructura organizativa y de las infraestructuras

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materiales, y específicamente de los recursos humanos y del sistema de información, mediante


la planificación, programación y ejecución de las acciones formativas y el programa de
entrenamiento basado en ejercicios y simulacros que elaborarán anualmente los Directores del
Plan.

2.1. Ejercicios de adiestramiento.

Un ejercicio de adiestramiento consiste en la alerta de únicamente una parte del personal y


medios adscritos al Plan (por ejemplo, un Grupo de Acción, un Servicio, etc.).

Así como el simulacro se plantea como una comprobación de la operatividad del Plan en su
conjunto, el ejercicio se entiende más como una actividad tendente a familiarizar a los distintos
Grupos y Servicios con los equipos y técnicas que deberían utilizar en caso de emergencia. Por
otra parte, al realizarse en grupos más reducidos, constituye un elemento de mayor agilidad
que el simulacro para la verificación parcial del funcionamiento del Plan.

El Jefe de cada Grupo o Servicio preparará, de acuerdo con el programa anual de actividades,
los ejercicios en los que los miembros del mismo deban emplear todos o parte de los medios
necesarios en caso de emergencia, y su ejecución irá seguida de un proceso de evaluación de
los resultados y la propuesta de las medidas correctoras necesarias.

2.2. Simulacros.

Un simulacro consiste en la activación simulada del Plan en su totalidad, con objeto de


comprobar la adecuación a sus objetivos del sistema organizativo y de los elementos que lo
componen, especialmente los medios humanos y materiales asignados, y particularmente los
siguientes:

- El funcionamiento y efectividad de los sistemas de avisos a la población y de


transmisiones.

- La rapidez y eficacia en la respuesta de los Grupos de Acción y en la aplicación de las


medidas de protección.

- La adecuación (en condiciones ficticias) de las medidas de protección y una primera


evaluación de su eficacia.

En el programa de mantenimiento anual, el Director de cada Plan especificará los criterios y las
características de los simulacros a realizar, que serán desarrollados en cada caso por el
Comité Asesor. Tras su ejecución, el Comité Asesor efectuará la evaluación de los resultados y
propondrá al Director las medidas correctoras pertinentes.

2.3. Información a la población.

Las medidas de protección personal de la población potencialmente afectada por determinados


riesgos constituyen un complemento indispensable al resto de las medidas adoptadas por el
PLANCAL. Por esta razón, y con el fin de familiarizarse con las mismas y facilitar la aplicación
de otras medidas de protección, es fundamental que los ciudadanos tengan un conocimiento
suficiente del contenido del Plan y de las actitudes que deben adoptar ante avisos de
emergencia.

Las Guías de Respuesta especificarán, para los riesgos específicos en que se considere
necesario, los criterios, procedimientos y medios de información y avisos a la población
afectada.

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2.4. Programa de información y formación.

Los programas de información y formativos del personal adscrito al Plan, adecuados a las
funciones asignadas y a su nivel de formación, serán establecidos anualmente por los
Directores de los Planes y contemplarán los siguientes aspectos:

- Descripción básica de los riesgos potenciales.

- Medidas de prevención, protección y mitigación de las consecuencias.

- Descripción general del Plan.

- Procedimientos de actuación en cada riesgo según la Guía de Respuesta.

- Sistema de comunicaciones.

- Conocimiento de la zona objeto de planificación y de los municipios afectados.

- Conocimiento de los Planes Territoriales de ámbito local correspondientes .

2.5. Revisión y actualización del Plan.

La Norma Básica de Protección Civil plantea, en las directrices para la elaboración de los
Planes Territoriales, el criterio de flexibilidad que permita el ajuste del modelo de planificación
establecido al marco real de cada situación que se presente. Asimismo se tiene en
consideración que la estructura de un plan de emergencia no debe tener un carácter rígido e
inmutable, sino que ha de adaptarse a los cambios en la organización, la normativa y los
conocimientos técnicos.

Para facilitar el procedimiento de revisión y actualización periódica, en aplicación de tales


criterios, se ha estructurado el PLANCAL en diferentes documentos:

El Plan Básico comprende los conceptos y criterios que determinan la planificación para hacer
frente a las emergencias generales que puedan presentarse, considerando las singularidades
específicas de la Comunidad de Castilla y León, los contenidos esenciales y el marco general
en que se configuran los elementos organizativos de los servicios y recursos necesarios para la
aplicación del Plan.

Los Anexos describen el desarrollo de los elementos del Plan Básico, referido a las condiciones
normativas, organizativas y técnicas del momento concreto en que se elabora el PLANCAL, y
que irán variando a lo largo del tiempo.

Las Adendas recogerán una planificación detallada y específica de los riesgos, elaborada con
criterios técnicos y metodológicos adecuados a cada una de las situaciones que se aborden, en
forma de Guías de Respuesta y de Planes Sectoriales de Emergencias.

El Plan será objeto de actualización en la medida que evolucionen los elementos de


información, las condiciones técnicas, organizativas y cualesquiera otras modificaciones que
hagan necesario revisar o introducir nuevos Anexos y Adendas. También se tendrán en cuenta
los resultados de la evaluación de los ejercicios, simulacros, y del análisis de los accidentes
que pudieran ocurrir, para revisar los procedimientos de actuación, las medidas de protección a
la población y la estructura organizativa del Plan.

Con esa finalidad, la Junta de Castilla y León faculta a la Consejería de Presidencia y


Administración Territorial para que dicte las disposiciones oportunas.

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ANEXOS OMITIDOS

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