Ali Ahmad Said Esber-Adonis
Ali Ahmad Said Esber-Adonis
Ali Ahmad Said Esber-Adonis
Ali Ahmad Said Esber1 (Al Qassabin, 1 de enero de 1930), conocido por su seudónimo
Adonis o Adunis, es un poeta y ensayista sirio.
Adonis ha desarrollado su carrera literaria principalmente en el Líbano y Francia. Ha publicado
más de veinte libros de poemas en árabe, y es considerado desde hace varios años uno de
los aspirantes a obtener el Premio Nobel de Literatura.
Biografía
Adonis nació en el norte de Siria, en una familia alauí. Durante su infancia trabajó en el
campo, pero ya en aquella época su padre le recitaba poesías, que le hacía memorizar.
Adonis pronto mostró facilidad para la composición, y en 1947, con 17 años, tuvo la
oportunidad de recitar un poema delante del presidente sirio Shukri al-Kuwatli; esto supuso su
ingreso en una escuela de Latakia y después en la Universidad de Damasco, donde se
licenció en Filosofía en 1954.
Pese a lo que se ha afirmado, el seudónimo de Adonis no se lo impuso el líder del
nacionalismo sirio, Antun Saadeh, sino que fue el propio Ali Ahmad quien lo eligió tras haber
visto sus obras rechazadas en varias revistas bajo su nombre real. En 1955, Said estuvo
preso durante seis meses por ser miembro del Partido Social Nacionalista de Afganistán. Tras
su liberación, se instaló en Beirut, donde fundó, junto con el poeta Yusuf al-Khal, la revista
Shi'r (‘poesía’). A partir de este momento, Adonis abandonó el nacionalismo sirio, para abrazar
el panarabismo, al tiempo que renunciaba a buena parte de la carga política en sus obras.
Said recibió una beca para estudiar en París entre 1960 y 1961. Entre 1970 y 1985 fue
catedrático de literatura árabe en la Universidad del Líbano. En 1976, fue nombrado profesor
invitado en su alma máter. En 1980, emigró a París para escapar de la Guerra Civil Libanesa,
y durante unos años fue profesor en la La Sorbona y en el Colegio de Francia.
Crítica
Adonis es un pionero dentro de la moderna poesía árabe. Es considerado como un rebelde,
un iconoclasta que sigue sus propias reglas. Como afirma en su Introducción a la poesía
árabe, esta «no es el monolito que pretende sugerir la visión crítica dominante, sino que es
plural, en ocasiones hasta llegar a la autocontradicción». Las obras de Adonis han sido
estudiadas por el poeta y crítico literario Kamal Abu Deeb, con quien editó la revista Mawakif
en Beirut en la década de 1970.
Adonis ha sido considerado como un candidato al Premio Nobel de Literatura en varias
ediciones.
Es también ensayista y traductor (tanto de autores árabes al francés como de franceses al
árabe). Ha obtenido numerosos galardones; entre los últimos, destaca el Premio Goethe 2011.
Adonis ha publicado más de veinte libros de poemas, algunos de los cuales han sido
traducidos al español; también han sido vertidos al castellano algunas obras de historia y
crítica literaria.
Premios y distinciones
Premio de la revista Shi'r 1961
Premio de los Amigos del Libro 1968 (Beirut)
Syria-Lebanon Award 1971 of the International Poetry Forum (Pittsburg)
Premio Nacional de Poesía 1974 (Beirut)
Miembro de la Academia Mallarmé (1983)
Officier des Arts et des Lettres (Francia, 1983)
Medalla Picasso 1984 (UNESCO)
Gran Premio de las Bienales Internacionales de la Poesía de Lieja 1986
Miembro de la Academia Universal de Culturas (París, 1990)
Premio Jean Marlieu Etranger 1991 (Marsella)
Premio Nazim Hikmet 1994 (Estambul)
Premio Méditerranée-Etranger 1995 (París)
Premio del Foro Cultural Libanés en Francia 1995
Premio de Poesía de Struga 1997
Premio de Poesía Nonino 1999 (Italia)
Premio Alain Bosquet 2000 (Paris)
Doctor honoris causa por la Universidad de Ginebra (2004)
Medalla de Oro del Gobierno de Italia (Comité Científico del Centro Internacional de
Investigaciones Pio Manzú, 2006)
Doctor honoris causa por la Universidad Estadounidense de Beirut (2007)
Premio Bjornson 2007 (Noruega)
Premio Grinzane Cavour per la Lettura 2008 (Italia)
Premio Max Jacob 2008 (Francia)
Premio Giovanni Pascoli 2008 (San Mauro di Romagna, Italia)
Premio Goethe 2011 (Fráncfort del Meno)
Obras en español
Poesía
Deseo
Si me abriera sus brazos
un cedro,
entre las arboledas de honduras y de años.
Si me guardara
de las perlas y velas tentadoras.
Yo no le respondí,
no podía decir ni una palabra.
Había roto todos mis papeles,
por no haber encontrado
estrellas en las nubes de la tinta-
Y no le respondí.
La noche era una choza beduina.
Las lámparas,
la gente de la tribu.
Y yo, tan solamente
un sol enflaquecido,
bajo el cual la ancha tierra
había cambiado de sitio las colinas.
Mientras el descarriado se encontraba
con el largo camino.
El extravío
Perdido, tiro mi rostro al polvo
y a la mañana,
lo arrojo a la locura.
Mis ojos son de yerba y son de incendio.
Mis ojos son banderas y emigrantes.
El viajero
He dejado
-viajero.
mi rostro sobre el vidrio de mi lámpara.
Mi mapa es una tierra sin creador.
La negación de todo, mi evangelio.
Naciendo, nuevamente,
en cada día.
Homenaje a ella
...CUERPO-
la más bella morada de la imaginación.
Placer-
resurrección del cuerpo.
...Sus lágrimas-
arroyo en el que navega el deseo.
Cuando me ve
su rostro se enciende.
Yo soy su fuego interno.
Se levanta en su cuerpo,
duerme en el cuerpo de ella.
La línea recta
es círculo en el amor.
Sé modesta, lengua.
Sólo el cuerpo puede escribir al cuerpo.
Sueña, sueña-
dice la rosa marchita.
He visto a la mujer
que vio la golondrina
que creó la primavera:
eres tú.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
Homenaje a ellos
¡QUE VELOZ es la bala!
No obstante, jamás llegará.
Están sentados-
sus pestañas son velas,
sus manos restos de navíos.
De vez en cuando
el cielo envía un ángel para visitarlos
mas éste se pierde por el camino.
Avanzo en su dirección.
Entre ellos, muerta, una mujer a la que amé.
Entre ellos, un niño que se parece a mí.
Tu pálida imagen
relumbra nuevamente en ellos:
¡Salve! Feminidad de la tierra.
Sin embargo...
No veo en sus heridas ninguna rosa
y las estrellas, sobre ellos, permanecen blancas.
El día se inclina,
el cielo se acurruca
y el sol
se contenta con ser bastón
para el viejo vendedor de fruta.
Se ahoga al recordar.
Se ahoga al intentar olvidar:
es un infierno que se devora.
El humo es tinta
que escribe el tiempo.
Calle-
templo que se apoya en las muletas de sus oraciones.
La ceniza
que ha devorado a los muertos
no se acuerda de ninguno.
Si el mar envejeciera
elegirá Beirut como recuerdo.
Desesperado,
hasta el aire se dispone
a tender el cuello a cualquier asesino.
Rebaños de sangre
pastan por la superficie de la tierra.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
Homenaje a la soledad
SOLEDAD - jardín
con un sólo árbol.
Desde la infancia
por este camino vamos
mi amigo el poeta y yo.
¡Qué extraño!
Sus pasos todavía vuelan con el polvo.
Sediento
sólo me saciará
un agua que no puedo alcanzar.
Sé ausencia
para permanecer como pregunta.
Amo la lluvia
que ama la palidez de la tierra.
Si no actúas
más que para realizar aquello que deseas,
¡qué ínfimo es lo que haces!
A veces
el sol no puede alumbrarte
y una vela te alumbra.
Saldré de mi soledad
mas ¿para ir adónde?
Ayer , al despertarme,
vi al sol frotarse los ojos
en el cristal de mi ventana.
A veces siento
que el abismo al que me asomo
no es lo bastante amplio para mis pasos.
Confieso mi error-
creo que era acertado.
Escribe-
esa es la vía suprema
para leerte a ti mismo
y escuchar al mundo.
Demasiado tarde
para que seas tú mismo y para saber quién eres-
se te escapó la infancia.
Me das tu rostro,
te doy mis pensamientos.
El rugido es nuestra promesa:
puedes guiarme, mar.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
Homenaje al claroscuro
MUJERES:
nubes que llueven lágrimas.
Árboles-
pañuelos anudados a las caderas del horizonte
y brotes semejantes a senos.
Gaviotas-
chozas volantes
rodeadas de playas.
La luz no se defiende-,
La luz ataca
o se rinde.
Lo extraordinario es lo habitual-
dormido en el lecho de nuestros sueños.
La norma es siempre
anomalía reiterada.
Cielo- sombrero
lo bastante grande para todas las cabezas.
La nieve
es amiga del cansancio,
hermana de la vejez.
La nube no grita
ni habla,
mas lo dice todo.
La desesperación es costumbre,
la esperanza es invención.
La sombra de la rosa
es otra rosa marchita.
El invierno se alegra
cuando vuelve a casa
y lee la escritura del otoño.
A veces
le crecen las garras al campo
mientras espera el agua.
Ola- guitarra
cuyas cuerdas son las playas.
La nube es un libro
que el agua escribe para un sólo lector:
la tierra.
Estrellas-
alfabeto que escribe el espacio.
La luz es un cuerpo
del que no vemos más que los brazos.
El agua es un cuerpo
del que no vemos más que el rostro.
El meteoro cae
y la hoja cae.
La nube es un traje
que ningún cuerpo puede vestir .
Jardín- mujer
cuyo cuerpo es la tierra
y la hierba el vestido.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
Los días-
cartas que el tiempo escribe a los hombres
sin palabras.
Cada día
el sol alumbra a un niño
llamado mañana.
Su vida dura poco.
El tiempo es viento
que sopla del lado de la muerte.
Es el alba-
En el balcón las flores se frotan los ojos.
En la ventana
ondean las trenzas del sol.
Si el día hablara,
anunciaría la noche.
El invierno es soledad,
el verano migración.
Entre ambos, la primavera es un puente.
Sólo el otoño se adentra en todas las estaciones.
Se le concedió a mi tristeza
ser una continua noche.
El pasado,
lago para un solo nadador:
el recuerdo.
La luz- vestido
que a veces teje la noche.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
Si el espacio llorase,
como pretende la nube,
el viento sería una historia de lágrimas.
Arbol-*
feminidad del viento.
En el polvo toco
los dedos del viento.
En el viento leo
la escritura del polvo.
¡Viento!-
Establo en la ciudad
caballo en la aldea.
El viento no firma
las cartas que escribe.
Nubes- libros
que el viento desgarra.
El viento es el dialecto
en la naturaleza.
La luz es la lengua culta.
El aire-
único amante
con quien baila la rama
mientras ella se dispone a acostarse
con otro amante.
Danza es el viento
y todas las cosas
salones de baile.
Árboles...
libros hojeados por el viento.
Humo- siembra
que sólo puede cosechar
la hoz del viento.
Hoy,
triste por el aire enfermo,
la adelfa no ha bailado.
De "Homenajes" 1988
Versión de María Luisa Prieto
La herida
I
La hoja dormida bajo el viento
es un barco para la herida.
El tiempo perecedero es la gloria de la herida,
y el árbol que sube por nuestras cejas
es un lago para la herida.
II
A la lengua de timbres asfixiados
yo le otorgo la voz de la herida.
A la piedra que viene de lejos,
al mundo seco, a la aridez,
al tiempo transportado en camilla de hielo,
le enciendo el fuego de la herida.
Y cuando la historia arda en mis vestidos
y las uñas azules crezcan en mi libro.
Cuando le grite al día:
¿quién eres tú?,
¿quién te ha arrojado en mis cuadernos
y en mi tierra virgen?,
notaré cómo brillan en mis cuadernos
unos ojos de polvo.
Oiré decir a alguien:
Yo soy esa herida que comienza a crecer
en tu historia pequeña.
III
Te he llamado nube,
¡oh herida y paloma del adiós!
Te llamé pluma y libro.
Y es ahora cuando empiezo a dialogar
con la lengua hundida
en las islas viajeras,
en el archipiélago de la vieja caída.
Es ahora cuando enseño a dialogar
al viento y las palmeras,
¡oh herida y paloma del adiós!
IV
Si en el país de los espejos y los sueños
tuviera un puerto.
Si poseyera un barco
y los restos de un pueblo.
O una ciudad tuviera
en el país del llanto y de los niños.
V
Llueve sobre nuestros desiertos,
¡oh mundo engalanado del sueño y la nostalgia!
Llueve, y agítanos, a nosotros, que somos
palmeras de heridas.
Y pártenos dos ramos
de un árbol enamorado del silencio de la herida,
de un árbol que vele sobre la herida
con las cejas y las manos arqueadas.
¡Oh mundo engalanado del sueño y la nostalgia!
¡Oh mundo que me cae sobre la frente!,
como la herida dibujado.
No te acerques, la herida
está más cerca que tú.
No me tientes, la herida
es más bella que tú.
Y esa magia lanzada por tus ojos
sobre los reinos últimos
ha sido sobrepasada por la herida.
La pasó, sin dejar una vela seductora,
sin dejarle una isla siquiera.
De "Canciones de Mihyar el de Damasco" 1961
Versión de Pedro Martínez Montávez
La perdición
La perdición, la perdición...
La perdición nos salva y guía nuestros pasos.
La perdición es resplandor,
y el resto, máscara.
La única tierra
Habito estas palabras vagabundas.
Vivo, y sólo mi rostro me acompaña.
Mi rostro:
mi camino.
Con tu nombre.
Contigo, ¡oh tierra mía!,
que, encantada,
te alargas.
Tú sola.
Con tu nombre,
¡oh muerte!,
¡amigo mío!
Las estrellas
Camino,
y en pos mío caminan las estrellas.
Camino a su mañana.
Y el secreto,
la muerte,
lo que nace
y el oscuro cansancio
asesinan mis pasos
y reavivan mi sangre.
Yo soy aquél
cuyo camino aún no ha comenzado;
el que no tiene estrella.
Los días
Con los ojos cansados de días...
Con los ojos cansados sin días...
¿Podrá pasar, acaso, el muro de los días
en busca de los días?
Mi inquietud...
¡Negro horizonte mío
de inquietud!
Apriétame a ser nuevo, pégamelo, desgarra,
quema, avéntalo.
Mis secretos...
Yo tengo mis secretos.
Para poder marchar sobre la telaraña.
Yo tengo mis secretos.
Para poder vivir bajo los párpados
de un dios que nunca muere.
Habito, enamorado,
en mi voz y en mi frente.
Y tengo mis secretos,
para que, cuando muera,
puedan venir a mí mis descendientes.
Os dije...
Os dije
que he escuchado a los mares
leerme sus poemas,
que he escuchado a la campana
que dormita en las conchas.
Os dije
que he cantado en la boda del diablo,
en el banquete de la fantasía.
Os dije
que he visto en la lluvia de la historia,
en la distancia encendida,
un hada y una casa.
Otra voz
Perdió el hilo de las cosas, y se apagó
su estrella perceptora. No tropezó.
Y cuando su paso fue ya de piedra
y el tedio le dejara surcos en las mejillas,
recogió lentamente sus despojos:
los recogió para la vida, diseminándose.
Panorama (sueño)
Por mi tierra...
Por mi tierra yo hiero estas venas malditas.
Por mi tierra escondí entre mis heridas
mi mañana y mis vientos.
Rostro de mujer
Vivo en el rostro de una mujer
que habita en una ola
a la que la marea empuja hacia una playa
cuyo puerto se pierde en sus conchas.
Vivo en el rostro de una mujer
que me hace morir, que quiere ser
faro apagado
en mi sangre que navega
a los confines del delirio.
Salmo
Le creo al viento un pecho, una cadera sobre la que apoyarme. Creo al rechazo un rostro que con el
mío comparo. Me sirvo de las nubes cual cuadernos y tinta. Lavo la claridad.
El cielo tiene lóbulos que corto, y las lágrimas, hojas sobre las que yo escribo, las amapolas, galas
que me visten, y los pinos, cintura que me ríe. Sin encontrar a nadie a quien amar, ¿es demasiado,
muerte, que me ame a mí mismo?
Me auto-acuno. Mis senderos yo creo de mis dedos y dispongo el espacio en circular, lo mismo que
mis ojos. Invento un agua que no me sacie nunca. Igual que el aire soy, sin leyes qué acatar. Creo un
paraje donde convergen infierno y paraíso. Invento otros demonios con quienes yo compito en
carreras y apuestas.
De "Libro de las huidas y mudanzas por los climas del día y de la noche" 1965
Traducción de Federico Arbos
Y mañana...
Mañana...
En el fuego y la dulce primavera,
sabrás que voy matando a la manada,
que transporto en mis brazos la semilla.
Y en mí creerán tus ojos.
Mañana.
Sí,
mañana.