Primer Movimiento Insurgente Del 5 de Noviembre de 1811
Primer Movimiento Insurgente Del 5 de Noviembre de 1811
Primer Movimiento Insurgente Del 5 de Noviembre de 1811
Introducción ------------------------------------------------------------------Página 2
Objetivos de la Investigación --------------------------------------------Página 3
Desarrollo del contenido --------------------------------------------------Página 4-19
Conclusiones ----------------------------------------------------------------Página 20
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Introducción
Los Movimientos independentistas en El Salvador 1811,1814 y 1821 conocidos por algunos como
los Gritos de Independencia de Centroamérica, fue una sublevación en contra de las autoridades de
la Capitanía General de Guatemala. La Intendencia de San Salvador se había mantenido como la
principal productora de añil en la región, pero el monopolio comercial impuesto por las casas
comerciales guatemaltecas, junto a la crisis económica y política que sobrevino a las colonias
americanas del Imperio español a inicios del siglo XIX, motivó a los pobladores de la ciudad de San
Salvador para lograr un gobierno autónomo.
Esto dio como resultado el inicio de los movimientos independistas de El Salvador, iniciando el, El 5
de noviembre de 1811 los salvadoreños fueron liderados por un grupo de criollos. Los alzados
lograron deponer a las autoridades coloniales y nombrar a sus propios dirigentes, pero la revuelta no
encontró respaldo en los demás poblados de la intendencia, por lo que la ciudad quedó aislada. Las
autoridades de la Capitanía General de Guatemala enviaron una misión de índole pacífica para
restaurar el orden en la localidad. Este movimiento fue también el primer intento de sublevación en la
capitanía, previo a la Independencia de Centroamérica en 1821.
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Objetivos de la Investigación
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Movimientos insurgentes en El Salvador
Desde el inicio del siglo XVII, el cultivo de añil había sido la base económica de la
Intendencia de San Salvador. Las plantaciones cubrían casi todo el territorio y el tinte
extraído era la principal exportación del Reino de Guatemala.Precisamente, la provincia
de San Salvador había sido la principal productora en los últimos 25 años del siglo XVIII.
La industria era controlada por una élite criolla conformada por españoles, criollos y
ladinos,propietaria de considerables extensiones de tierra. Dicha élite ostentaba el poder
político en la intendencia salvadoreña, gracias a que el añil también propiciaba que la
hacienda fuera una importante unidad productiva.Además existía la participación de los
pequeños productores o poquiteros (en su mayoría ladinos y mulatos) que rendían un
estimado de dos tercios del monto total. Por otro lado, la actividad económica de este
rubro incentivaba la ganadería en Honduras, Nicaragua7 y Costa Rica.
A mediados del siglo XVIII, la demanda de añil era creciente por parte de la manufactura
textil de Inglaterra y Cataluña y alcanzó su apogeo entre los años 1760 y 1792.11
También el sistema de navíos sueltos, implantado por la corona española desde 1778,12
había favorecido el comercio. Sin embargo, la exportación del producto hacia los puertos
españoles desde el Reino de Guatemala, y los flujos comerciales en la parte
septentrional del istmo (que incluía a San Salvador), era dominada por los comerciantes
de Guatemala, quienes estaban vinculados con las casas comerciales de Cádiz.
Precisamente, la prosperidad del añil conformó una nueva elite de criollos e inmigrantes
españoles que se radicaron en la Ciudad de Santiago de los Caballeros y posteriormente
en Nueva Guatemala de la Asunción.Aunque en pocos en número, ellos lograron
controlar el comercio interno. La familia Aycinena era la más prominente entre la
aristocracia guatemalteca y entre sus haberes se contaban haciendas de ganado en
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Guatemala y de añil en San Salvador, así como almacenes y tiendas de menudeo en
esta misma ciudad y San Vicente.
El comercio del añil decayó por la crisis económica que sobrevino en los años finales del
siglo XVIII. Por un lado, la planta comenzó a ser cultivada en otras regiones como la India
o Venezuela. Otra circunstancia era la guerra sostenida por España contra Inglaterra en
los años previos a las Guerras Napoleónicas, la cual interrumpió el comercio,
ocasionando que los productores de añil no pudieran vender sus productos en el exterior.
Además, la corona española demandó el apoyo financiero de las colonias americanas a
través de contribuciones patrióticas y la consolidación de vales reales, medidas que
impactaron en San Salvador, pues muchos debían dinero a la Iglesia Católica, institución
que otorgaba préstamos. Por ejemplo, la familia de Manuel José Arce, quien sería uno
de los involucrados en el alzamiento de 1811, se vio obligada a pedir dinero prestado
para pagar la consolidación. En contraparte, la familia Aycinena se beneficiaba de las
pérdidas de sus deudores. Otra adversidad fue una plaga de chapulín que había
destruido la cosecha de los años 1802 y 1803.
Debido a que la sociedad centroamericana descansaba sobre bases agrarias, fueron los
centros urbanos los que reflejaron más la crisis, pues el desempleo intensificó las
migraciones a las ciudades. Esto sucedió con más énfasis en Nicaragua y San Salvador,
importantes centros productores de ganadería y añil, respectivamente.
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Aparte de la crisis económica, también San Salvador no era ajena a la crisis política
desatada por la invasión francesa a España en 1808, pues en América surgió la
incertidumbre debido a los regímenes en disputa de José Bonaparte y la Junta Suprema
Central. A pesar de los acontecimientos, la élite comercial guatemalteca pudo sortear las
inquietudes independentistas de la Capitanía, creando una alianza entre ellos y las
autoridades, especialmente con José de Bustamante y Guerra. A pesar de todo, el
reconocimiento de las posesiones americanas como parte esencial de la monarquía
española en 1809, por parte de la Junta Central, fue un hecho trascendental en la
formación de un sentimiento libertario en América.
Las Reformas Borbónicas y otras políticas de la corona española
Uno de los objetivos de las Reformas Borbónicas implantadas en América, por parte de
la corona española —medidas vinculadas al movimiento cultural de la Ilustración—, era
ganar más poder frente a las élites criollas locales. En el Reino de Guatemala la medida
no surtió efecto, pues con el establecimiento del régimen de intendencias los cargos
fueron ocupados por miembros de la Real Audiencia de Guatemala, más leales a los
intereses comerciales monopolistas de la Ciudad de Guatemala. Pese a la situación, en
San Salvador gobernaron intendentes interinos entre 1798 y 1804, lo que dio posibilidad
a los criollos de experimentar cierta autonomía.
Otra medida fue el traslado de la feria comercial al importante centro productor de añil
de San Vicente en 1783, pero los guatemaltecos lograron mudarla a San Salvador en
1787 y mantuvieron la práctica de fijar precios por medio de sus representantes allí
afincados en perjuicio de los cosecheros locales. Asimismo, en vista de la crisis
económica, en 1811 también fue creada una junta de la Sociedad Económica en San
Salvador, organismo encargado del mejoramiento de la educación y la actividad
económica, así como del fomento de la actividad artesanal.
Las tensiones entre Guatemala y San Salvador. El rol de los mestizos
En los últimos años del periodo colonial los salvadoreños tenían una economía dinámica,
contraria a la guatemalteca que era estacionaria y autosuficiente. Mientras los
guatemaltecos vivían de las transacciones comerciales y el trabajo indígena, los
salvadoreños estaban más relacionados con la actividad productiva. Sin embargo, de
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todas las provincias de la Capitanía, San Salvador era la que recibía la influencia más
directa por parte de la metrópoli guatemalteca, la cual no siempre era beneficiosa. Esto
dio lugar a que las relaciones políticas entre ambas provincias fueran tensas, por la
existencia de intereses en juego y la presencia de los grupos sociales de más base
económica en el Reino.
Precisamente, por ser San Salvador el centro comercial más importante del Reino,
padeció más las consecuencias de la crisis económica. Muchos trabajadores resultaron
afectados por el desempleo, lo que desencadenó el descontento en los criollos. En
consecuencia, por el hecho de vivir bajo dos «dictaduras», la colonial y la guatemalteca,
hizo de la provincia la más interesada por la independencia en el istmo.
Por otro lado, una circunstancia fundamental en la región era el crecimiento poblacional
de los mestizos o ladinos. En San Salvador, como sucedía en Nicaragua, Costa Rica y
Honduras, se habían convertido en un grupo numeroso. De acuerdo a un censo de 1798
en la Intendencia de San Salvador habitaban 69 836 individuos entre españoles y
ladinos, mientras los indios totalizaban 66 515.35Además, hacia el final del siglo XVIII —
aunque en los poblados importantes como Santa Ana, San Miguel y San Vicente los
criollos y peninsulares tenían el control de la provincia— eran los ladinos quienes
ocupaban sus tierras en detrimento de las comunidades indígenas.
Esta característica de la población de San Salvador ayudó para que alcanzara un grado
de desarrollo económico con cierto equilibrio social, incluso mayor que todas las
provincias del Reino de Guatemala. La población homogénea de San Salvador —así
como la de Nicaragua—, y su alto grado de concentración territorial, debilitaron el sistema
de castas.
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Desde 1805 gobernaba la Intendencia de San Salvador don Antonio Gutiérrez y
Ulloa, quien mantenía relaciones de amistad con los criollos de la ciudad, particularidad
que les favorecería en la preparación de la sublevación. En la Capitanía General de
Guatemala, José de Bustamante y Guerra había asumido el gobierno el 14 de marzo de
1811 en lugar de Antonio González Mollinedo y Saravia, quien había desempeñado una
política moderada en su administración. Sin embargo, González había creado el Tribunal
de Fidelidad en Guatemala el año anterior, para perseguir a todos los que propagaren
noticias contrarias a la corona española. Ese tribunal había juzgado a los salvadoreños
Justo Zaldívar, de San Alejo, y Valentín Porras, por difundir ideas contrarias a la
monarquía. Sus bienes fueron confiscados, aunque retornados una vez que el tribunal
fue disuelto en febrero de 1811.
Por su parte, Bustamante y Guerra era férreo opositor a las corrientes independentistas
y rechazaba el Estatuto de Bayona. También le disgustaba el hecho que González
Mollinedo había fomentado la libertad de imprenta en su administración.48Bustamante
promovió el espionaje y tenía como aliado al religioso Ramón Casaus y Torres quien
había calificado con graves epítetos a Miguel Hidalgo y Costilla durante su estadía en
México.
También los hermanos Aguilar se mostraban sediciosos ante las disposiciones de las
autoridades eclesiales de Guatemala, pues se negaron a publicar edictos «contra los
insurgentes» y tampoco celebraron la conmemoración del Levantamiento del 2 de mayo.
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nadie podía transitar en el territorio sin el permiso respectivo. Es posible que Gutiérrez y
Ulloa fuera instruido para actuar en contra de los rebeldes, sin embargo, quizá por la
amistad que había mantenido con los criollos de la ciudad desatendió la efervescencia.
Dos eventos causaron alarma entre los salvadoreños en esos días de agitación. Uno fue
el apresamiento del cura Manuel Aguilar en Guatemala en el mes de octubre. El religioso
era una persona muy querida en la intendencia de San Salvador, pero fue acusado de
mantener correspondencia con «un emisario de nueva España, que estaba dividido en
facción, o con uno de los cabecillas del mismo Reino». También su hermano Nicolás fue
obligado comparecer ante el arzobispado de Guatemala, por compartir el mismo
pensamiento con su hermano menor. El otro acontecimiento fue el rumor que el cura
Delgado sería asesinado, un bulo quizá provocado por los criollos para aumentar la
aversión popular contra las autoridades. En cualquier caso, se armaron turnos entre los
vecinos para cuidarlo.En vista que la tensión aumentaba en San Salvador, algunos
residentes españoles se vieron obligados a dejar la ciudad y tomaron rumbo a otras
localidades por su seguridad. Informado de los sucesos, Bustamante esperaba la
sublevación en Salvador para enero de 1812 y por eso los sediciosos adelantaron los
planes.
La noche del cuatro de noviembre, un grupo de vecinos —encabezados por los Arce,
padre e hijo— fueron donde el intendente Gutiérrez y Ulloa para reclamar libertad de
Manuel Aguilar en Guatemala, así como anular el comparendo a Nicolás. Gutiérrez
expresó su inutilidad al respecto, alegando que era asunto del arzobispado
guatemalteco. Tras la negativa, se propusieron apresar esa noche al presunto
sospechoso que atentaría contra Delgado. El intendente puso en estado de alerta la
localidad y delegó a José Rossi Rubí para que tomase las armas ante cualquier
eventualidad. El mismo Rossi comunicó las disposiciones a los vecinos, quienes se
organizaron en grupos para proteger la vivienda de Delgado.
La mañana del martes cinco, los sublevados se dispusieron apresar a los españoles que
había en la ciudad, entre ellos a Felipe Cerezo quien logró escapar. En un informe de
Pedro Alda, quien acudió a la residencia de Delgado para pedir explicaciones de tales
acciones, dio a entender:
Entonces conocí la maldad que envolvía a semejante proyecto, e hice ver al Padre Cura
y a su hermano…el riesgo que corrían sus vidas.
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las campanas, quizá creyendo que así se podría solucionar el conflicto, pero lo único que
hizo fue aglomerar más gente de la que estaba reunida. No existieron más daños en la
casa del intendente que un farol roto y el derribo de una puerta.53 Una vez el intendente
se hizo presente al cabildo, y en medio de las ofensas del público, los insurgentes
demandaron la investidura de Bernardo de Arce como alcalde de primer voto y delegaron
a Manuel José Arce como su representante. Al mismo Arce se le adjudica esta proclama:
Para el día ocho fueron elegidas las nuevas autoridades. Leandro Fagoaga asumió como
alcalde de primer voto, debido a la renuncia de Bernardo Arce. Fagoaga era acompañado
del alcalde segundo José María Villaseñor; ocho regidores; y el secretario Juan Manuel
Rodríguez. El cargo de intendente recayó en José Mariano Batres.Las proclamas eran
dictadas por Arce.5455Por otra parte, Delgado solicitó a José Rossi que entregase el
bastón de mando, pero este le replicó: «le respondí con una desvergüenza que aquel
bastón me lo había dado el Rey, (y que) no lo largaría, solo que me quitasen el brazo y
(así) me dejó».
Aunque una versión indica que existió el asalto de la sala de armas y expolio de las cajas
reales, en términos generales las jornadas se desenvolvieron sin actos de violencia
contra las autoridades coloniales. Esto se debió a los esfuerzos de los cabecillas del
movimiento para contener cualquier exceso de la multitud. Nuevamente destacaron el
cura Delgado quien predicó obediencia a las autoridades nombradas, y Arce dando
voces generales, arengando «que se contuviesen», pues «qué se diría de San
Salvador». De esta manera trataban de demostrar que lo sucedido no era un triunfo del
libertinaje.
Consecuencias
A pesar del éxito logrado, y el curso normal que San Salvador tuvo en los días
posteriores, los insurrectos no trabajaron con los partidarios de la emancipación en los
demás poblados de la intendencia. Al final la ciudad quedó aislada y los rumores en
contra de los alzados permitieron a los ayuntamientos organizarse para repeler cualquier
foco de insurrección.
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Las noticias de los sucesos del cinco de noviembre llegaron a San Vicente el día siete
por medio de un anónimo, y las autoridades expresaron al capitán Bustamante «el dolor
con que ha visto turbada la singular quietud de que nos gloriamos todos los habitantes
de este reino»; el día nueve el ayuntamiento de San Miguel mandó a quemar en plaza
pública la invitación de los independientes para que se unieran al movimiento; el once de
noviembre el ayuntamiento de Santa Ana protestó contra el movimiento, y la calificó de
«sacrílega, subversiva, sediciosa, insurgente, y opuesta hasta el último grado de
fidelidad, vasallaje, sumisión, subordinación»; Metapán emitió un acta de protesta;58
mientras, Zacatecoluca expresó:
En medio del torrente de males que nos amenaza, nuestra firmeza en resistirlos y
precaverlos será inalterable, y uniformes nuestros votos declamarán constantemente
contra toda sociedad intrusa, y seguiremos el camino de la virtud, y nuestros alientos
sólo respirarán vivas repetidos por la Religión, Rey y Patria!
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la religión». Sin embargo, la sublevación encontró eco en la ciudad de León, Nicaragua,
pues el 13 de diciembre la población se amotinó en contra el intendente José Salvador.
Los sucesos en esta provincia no acabaron hasta el año siguiente.
El mismo día que fueron recibidas las noticias desde San Salvador, el cabildo
guatemalteco expresó su sorpresa y preocupación. También organizó una diputación con
el fin de calmar los «movimientos populares», la cual emplearía todos los «medios que
la prudencia dicte y parezcan convenientes». Bustamante aceptó la sugerencia y
propuso como diputado a José María Peinado, considerado afín a las ideas liberales y
progresistas. Le acompañarían José de Aycinena, investido como el nuevo intendente
de San Salvador. A la comitiva se sumó fray Mariano Vidaurre.
Mientras tanto, por esos días llegó a la Intendencia de San Salvador el liberal
guatemalteco Mateo Marure, padre del historiador Alejandro Marure, con cartas de
recomendación de Manuel Aguilar. Tras un encuentro en mejicanos con Nicolás Aguilar,
pasó a la ciudad donde se entrevistó con los líderes del movimiento. Allí discutieron el
monto de armas y dinero necesarios para cualquier enfrentamiento bélico, que en ese
momento eran insuficientes; Marure ofreció reforzar con «un millón de pesos». Los
salvadoreños se mostraron alegres ante la propuesta, pero Delgado preguntó al
guatemalteco cómo lo conseguiría. Éste respondió con una extraña solución:
...sale al corredor del cabildo un escribano con el verdugo, quien llevará en las manos
una palangana y sobre ella un cuchillo: el pregonero gritará: 800.000 pesos dan por la
cabeza de don Gregorio Castriziones ¿ai quien puje y quien dé más? Entonces
Castriciones saldrá ofreciendo 200.000 pesos y se completa el millón.
Al final los salvadoreños desoyeron a Marure quien fue encaminado para Guatemala.
Por su parte, la comisión partió de la capital del Reino el 19 de noviembre. Tres días
después llegaron a Santa Ana, donde atendieron la pacificación de Tejutla, Chalatenango
y Metapán. En esta ciudad Aycinena dispuso que se encarcelaran a los principales
involucrados, y no a los que hubiesen tenido una participación menor. Arribaron a San
Salvador el tres de diciembre donde fueron recibidos por los cabecillas del movimiento.
Con una actitud de condescendencia, los enviados aceptaron la separación de Gutiérrez
y Ulloa, pero pidieron la disolución de la Junta Gubernativa. También Aycinena asumió
como nuevo intendente.
Es posible que el ambiente de cordialidad que en apariencia tuvo la reunión se debiera
a las personalidades involucradas en el movimiento. Cualquier represión a los miembros
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de las distinguidas familias salvadoreñas o a los clérigos, muy a pesar de la recia
autoridad de Bustamante, pudo haber causado serias consecuencias, algo que no era
conveniente por la difícil situación que pasaba la monarquía española.Además la
fidelidad a las autoridades fue premiada: el presbítero Doctor Manuel Ignacio Cárcamo
de Santa Ana, el doctor Manuel Antonio Molina de San Vicente, y el doctor Manuel
Barroeta de San Miguel, obtuvieron el rango de Canónigos Honorarios de la Catedral de
Guatemala. La ciudad de San Miguel obtuvo el título de Muy Noble y Muy Leal Ciudad,
San Vicente alcanzó el rango de ciudad, y Santa Ana el de villa.
La otra conmoción fue el movimiento de Enero de 1814, el cual tuvo lugar en San
Salvador. Ese estallido social constituyo un reflejo de las reformas políticas adoptadas
en el imperio español y acordado en España. Sobre todo por la aprobación de la
constitución española de 1812, llamada de Cádiz. También contribuyo a ese
acontecimiento la actitud arbitraria del gobernante que nos había asignado la nobleza
criolla terrateniente, el criollo intendente José María Peyado.
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Represión contra el Movimiento Insurgente.
El conflicto surgió cuando Peynado, a impulsos de su oído contra las masas ordeno sin
base justa la detención de todos los alcaldes de barrio discordes con su modo de pensar,
aduciendo el pretexto de que esos funcionarios municipales se sabía que estaban
dedicados a actividades subversivas, ordeno al mismo tiempo que se entregaran armas
y cartuchos a los “voluntarios honrados de Fernando VII” con el fin de mantenimiento del
orden público.
La noticia de esa conducta del intento provoco gran indignación. Se exaltaron las masas
de indios y mestizos y concurrieron al redor de sus autoridades municipales y a donde
algunos de los caudillos criollos, con el objetivo de apoyarles a obtener orientación. Esa
colectividad exaltada reclamo la libertad de los presos y el desarme de los “voluntarios
de Fernando VII”, amenazaban con recurrir a rebelión si no se accedía al pedimento.
José Matías Delgado había tenido que trasladarse a Guatemala para haber sido
nombrado miembro de la diputado provincial, queda como dirigentes a los caudillos
Manuel Aguirre, Miguel Delgado, Manuel José Arce.
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empuje de las masas. Nos referimos al alcalde segundo de San Salvador Pedro Pablo
Castillo.
Este hombre con rudos lenguajes de hombre de pueblo, se opone a las preposiciones
claudicantes de los Criollos, y consciente del poderío incontrastable de un pueblo Unido
y dispuesto a luchar hasta la muerte, decide que no se presenten súplicas en y tímidos
memoriales al intendente, sino que se plantee un ultimátum que se libera en los presos
políticos que se desarmen las los voluntarios y Para mayor garantía que las armas sean
entregadas al ayuntamiento de no acceder habría revuelta general y el intendente que
sus sostenedores darse a estas condiciones sería aplastado por la furia popular.
El profesor Lardé y Larín asevera que el mencionado intendente José María Peynado
logró develar inteligentemente esta segunda Conspiración. La verdad es que el triunfo
del gobierno criollo al servicio de los intereses imperiales se debió más que todo a las
vacilaciones propuestas le llamaron otros de los Criollos salvadoreños con la salvedad
de Miguel delgado y de los padres Aguilar.
En tales procesos los Criollos con excepción de los padres Aguilar no se comportaron
con la dignidad que corresponde a los que luchan por una causa noble y se han
constituido en los representativos del pueblo para exculparse no vacilan en atribuir toda
la responsabilidad del movimiento a Pedro Pablo castillo y en expresar a voz en cuello
su firme adhesión a la monarquía española.
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ladrones y a los otros se les llamó gasistas imputando les que eran partidarios del gas o
Baco es decir que eran ebrios.
Según el testimonio de Los grandes cronistas de esos sucesos Don Alejandro Marure Y
don Manuel Montufar los gasistas ganaron las mencionadas elecciones a diputados
Cortes y ayuntamiento gracias al dinero que prodigaron a la ayuda de los autoridades a
los halagos que tuvieron los artesanos y tomaron por pretexto y por divisas combatir la
aristocracia.
Según esos mismos cronistas El Triunfo de los contrarios llevó a los cacos a tomar la
determinación de trabajar con más ardor en pro de la independencia por eso apoyándose
en la en los achaques que padecían lograron que el capitán general Carlos Urrutia y
Montoya gracias a hábil presión depositara en mando de don Gabino Gansa quien según
Marure era el hombre más apropiado para gobernar en aquellas circunstancias por su
carácter naturalmente voluble como es fácil colegir de la relación anterior se puede notar
que el proceso de liberación se ve facilitado por el cambio de actitud de los nobles.
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El plan de Iguala
en bicho virreinato la lucha por la liberación de España había llegado hasta confrontación
Armada Y aunque los ejércitos coloniales habían Derrotado a los grandes Rebeldes de
Hidalgo y Costilla y Morelos como subsistían fuerzas Insurgentes al mando de Vicente
Guerrero y de otros jefes para someter a los cuales se había formado un ejército al
mando del General Agustín Iturbe quién obrando bajo el influjo de la masonería y de la
aristocracia mexicana pronunció El llamado grito de Iguala en unión con el jefe insurrecto
Vicente Guerrero el 24 de febrero de 1821 Ese pronunciamiento es llamado también plan
de Iguala o de las tres garantías.
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sin adoptar el plan de Iguala o acondicionamiento le ofrecía que está restablecer y a la
República emplearían todos sus trabajos y empeños para que lo tuviera la primera
presidencia de la nación que pondría grandes recursos a la disposición de su gobierno y
que entonces contará con el apoyo y prestigio que pondrán crearle los cuscatlecos
salvadoreños. Gansa se resistió al principio a este intento de seducción y ordenó que los
firmantes fueran procesados pero esa actitud de severidad Colonial no duró mucho
tiempo.
La independencia un hecho.
Los individuos del ayuntamiento Don Mariano Larrabe, don José Antonio Labarre, Don
Isidro audiciones y don Pedro Arroyo los diputados por el claustro universitario doctor
Mariano Gálvez y Serapio Sánchez. Los representantes del colegio de abogados doctor
Francisco Córdoba y Don Santiago Milla. Los oidores Don Miguel Moreno Don Miguel
Larreynaga y don Tomas Horan. Entre otros
La declaración de independencia
El relato de los hechos que sucedieron durante la memoria hablé sesión lo haremos con
base en lo que nos informó los grandes menciona dos cronistas Don Alejandro Marure Y
don Manuel Montufar. Según el segundo cronista comenzó la sesión por la lectura de los
oficios remitidos por los ayuntamientos de la Ciudad real Comitán y Tuxtla en los que se
comunicaba la proclamación de su independencia por esas ciudades y excitaban a que
se hicieran lo mismo en Guatemala.
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Después se inició la discusión esta fue libre y era un espectáculo dice Montufar tan raro
como nuevo ver los agentes y representantes del rey de España reunidos con Los hijos
del país para discutir bajo la presencia del primer agente de gobierno si Guatemala sería
o no independiente.
Según los citados cronistas apoyaron a Castilla la mayoría de los cacos y aún algunos
magistrados y funcionarios y origen español y otros funcionarios europeos aún más
según Montufar la mayoría era en pro de la independencia inmediata aunque no llegaron
a escrutar se me recoger los votos formalmente ni en orden. La muchedumbre que se
encontraba en el Palacio prorrumpir en exclamaciones y vivas Cuando alguien se
expresaba a favor de la Independencia y si ocurría lo contrario daban demostraciones
patentes de descontentos por medio de su sordo rumor, además había invadido gran
parte de la sala hasta el grado de confundir los espectadores con los integrantes de la
junta, la mayoría de los anti independientes ante esas circunstancias optaron por
retirarse temerosos de algún desaguisado.
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Conclusiones
-El primer movimiento insurgente ocurrido en 1811 seda debido a la injustica en la parte
textil puesto que san Salvador era la principal ciudad que producía el añil, sin embargo
era Guatemala la que decidía los precios para exportación del material a Europa.
Bibliografía
-
https://es.wikipedia.org/wiki/Primer_movimiento_independentista_en_San_Salvador_de
_1811
-Historia General de El Salvador por Oscar Martínez Peñate.
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