Origen y Diversidad de La Especie Canina
Origen y Diversidad de La Especie Canina
Origen y Diversidad de La Especie Canina
Origen y diversidad
de la especie canina
Dunner S, Cañón J
Laboratorio de Genética. Dpto. de Producción Animal. Facultad de Veterinaria, UCM.
Desde el inicio del proceso de domesticación del perro, hace unos 11.000-16.000
años a partir de poblaciones de lobo, el ancestro salvaje del perro, el patrón actual
de diferenciación es consecuencia de un proceso evolutivo reticulado, implicando
múltiples eventos de migración, introgresión y aislamiento reproductivo que ha dado
lugar a un gran número de razas, con una elevada variabilidad interracial. Por otro
lado, este elevado grado de diferenciación genética entre razas, y la abundante infor-
mación molecular disponible en esta especie desde la secuenciación de su genoma,
permiten, entre otras aplicaciones que se describen en este capítulo, determinar con
gran precisión el origen racial de un determinado ejemplar, incluso la proporción de
genoma que proviene de cada una de las razas que puede haber estado en el origen
de un determinado ejemplar.
LA ESPECIE CANINA
Introducción
Para quién se interesa a la especie canina, es llamativo constatar la diversidad tanto
morfológica como de comportamiento que muestran sus representantes. Con unos
estándares de tamaños y de peso que varían de 18 a 90 cm y de 0,5 a 100 kg en función
de las razas (por ejemplo entre el chihuahua y el mastín), no existe ninguna especie de
mamífero que muestre una variabilidad morfológica tan grande. Esta heterogeneidad
también es fisiológica: existen diferentes poblaciones en las que las esperanzas de
vida varían de 6 a 14 años y el tamaño de camada es de 2 a 8 cachorros.
Además, la sociabilización y la plasticidad de los caracteres de comportamiento
en la especie le ha permitido ser apta para una gama muy variada de usos: unos
datan de los primeros tiempos de la domesticación (caza, compañía, guarda,
eliminación de basuras, fuente de alimentación), otros (salvamento, aduanas,
perros lazarillos) se han desarrollado mucho más recientemente. Hay que re-
calcar que no existe una especie doméstica con tantos usos diferentes como el
perro: caza, guarda (de rebaños, de casas…), compañía, ayuda a la seguridad y/o
socorro (perros policía, perros aduana, perros de avalancha, ayuda a los disca-
pacitados (perros lazarillos, tracción de vehículos ligeros), carrera, ayuda para
buscar alimentos (perros trufa), alimento para el hombre (en algunas
regiones del planeta). Esta diversidad de usos solo ha podido ser posible
gracias a una gran plasticidad morfológica y comportamental de la especie.
Conviene buscar las razones de esta variabilidad. Según algunos autores, esta
diferenciación morfológica de los cánidos es esencialmente postnatal y ligada en
parte a la neotenización1 que muestra la especie. Otra hipótesis se basa en la
existencia de un número especialmente importante de mutaciones producidas
por deslizamiento en genes que corresponden al desarrollo ontogénico1. Una va-
riabilidad de las repeticiones nucleotídicas en estos genes conllevaría variaciones
morfológicas importantes. Esta particularidad de los cánidos en general se debe-
ría a un defecto en los mecanismos de reparación del genoma. Las mutaciones
por deslizamiento, siendo 100.000 veces más frecuentes que las mutaciones por
inserción, serían la causa de esa plasticidad morfológica, y explicarían el elevado
potencial evolutivo de la especie canina. Esa plasticidad ha permitido que algunas
razas se adapten a las condiciones impuestas por el hombre como, por ejemplo,
la selección de los individuos de la raza pastor alemán y pastor belga que han pa-
sado a partir en el siglo XX de ser perros pastor a ser perros de defensa.
años, sin embargo la evidencia genómica sugiere que el perro ha podido diver-
gir de otros cánidos hace unos 100.000 años. Al margen de cuál puede ser la
fecha de nacimiento oficial del perro como (sub)-especie, se trata de un lapso de
tiempo corto en relación con la edad del Homo sapiens.
chino del pleistoceno. b) Las poblaciones de perros del sureste de Asia presentan
una mayor diversidad molecular y por ello se habla de una domesticación extre-
mo-oriental. Sin embargo, otros resultados posteriores contradicen esta teoría y
sugieren eventos de domesticación, múltiples e independientes, tanto en Europa
como en Asia. Utilizando chips de 48.000 marcadores de tipo SNP y análisis de
bloques haplotípicos, unos autores muestran en 2011 que los lobos americanos,
el lobo de los Grandes Lagos, y el lobo rojo, son el resultado de la hibridación
de variedades derivadas del lobo gris y del coyote respectivamente. Esta historia
genómica divergente sugiere que no tienen un ancestro común reciente, y que si-
gue existiendo una hibridación interespecífica en la actualidad. Claramente estos
resultados no reflejan que el origen del perro sea Asia oriental, sino que sugieren
bien la existencia de otros orígenes, de retrocruzamientos antiguos o, por último,
indican un sesgo en la variación de ADN mitocondrial debido a la posible mayor
dispersión de las hembras. Actualmente, las herramientas moleculares disponi-
bles (con las que se puede comparar no sólo regiones cromosómicas en forma de
haplotipos sino genomas completos), permiten detectar un modelo demográfico
en el cual perros y lobos sufrieron hibridaciones constantes para luego divergir a
través de un proceso dinámico que incluye cuellos de botella (es decir una reduc-
ción drástica de su población original) en ambos linajes, y el establecimiento de
un flujo de genes entre las dos especies posterior a esa divergencia.
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El censo efectivo (N) de una población es una cifra teórica que representa el censo de reproductores de la
población tal que si se cruzan de forma equilibrada darían lugar a la endogamia actual observada en dicha
población. El interés de este concepto es consecuencia de su relación con el incremento por generación en endo
1
JDPLD¨)WDO\FRPRILJXUDHQODHFXDFLyQVLJXLHQWH1 .
¨)
Razas de perros
los huesos largos, etc., y encontraron que un número muy reducido de regiones
cromosómicas explican la mayor parte de la variación fenotípica encontrada para
estos caracteres. Se comprobó, además, que estos cambios genómicos son con-
secuencia de procesos de selección recientes, que se asocian a caracteres espe-
cíficos de razas (tamaño corporal, tipo de capa, forma de orejas), lo que confirma
el papel jugado por el hombre en la modificación de la arquitectura genética del
perro.
A partir de mediados del siglo XIX, con el concepto “fijista” de raza, comienza el
aislamiento reproductivo de forma más sistemática entre los animales que se cla-
sificaban en las diferentes razas, cuyo número actual ronda las 400 (actualmente
hay 358 razas caninas reconocidas por la Federación Cinológica Internacional). Es
evidente que el concepto de raza ha ido modificándose a lo largo del tiempo, pero
las consecuencias se han mantenido. Entre estas, la principal es una redistribu-
ción de la variabilidad genética, parte de la cual se atribuye a diferencias entre
razas. El nivel de aislamiento reproductivo alcanzado entre las razas caninas ha
llevado a uno de los más elevados niveles de diferenciación genética entre razas
de todas las especies domésticas. Recientes trabajos utilizando tanto microsaté-
lites como SNPs atribuyen a las razas entre el 27% y el 33% de la variabilidad
genética total, valores muy superiores a los que se encuentran en otras especies
domésticas.
Comentábamos que la noción de raza desde el siglo XIX ha sido tratada desde
muy diversos puntos de vista (biológicos, culturales, sociales, administrativos),
que pueden ser incluso antinómicos. De las muchas definiciones disponibles pre-
sentamos la de Clutton-Brock (1999): “Una raza es un grupo de animales que han
sido seleccionados por los humanos para poseer una apariencia uniforme, heredable
que la distingue de los demás grupos de animales de la misma especie”. Aunque,
como decía K. Hammond, quien fue responsable del grupo de Recursos Genéti-
cos Animales de la FAO: “una raza es una raza si un número suficiente de personas
dicen que lo es”. Que esto es así, es decir, que el reconocimiento de una raza es
un procedimiento administrativo sin que sea necesario invocar bases científicas,
es comprobable en numerosos ejemplos: La FCI tenía reconocidas dos razas en
la antigua Yugoeslavia, el perro pastor yugoslavo de Charplanina y el perro pastor
del macizo del Karst, pero como consecuencia de la división del país en estados
independientes, dos nuevas razas, morfológicamente similares, han sido recono-
cidas por la FCI, el pastor de los cárpatos, y el pastor de Bosnia-Herzegovina y de
Croacia.
En los últimos años, ha habido cerca de medio millón de inscripciones de perros
de raza pura en los libros genealógicos. En España, el Libro de Orígenes o LOE
es mantenido por la Real Sociedad Canina de España (RSCE), que es miembro de
pleno derecho de la Fédération Cynologique Internationale (FCI) desde 1912. De las
57.000 inscripciones realizadas en el LOE el año 2013, la mayor parte correspon-
den a las siguientes razas: perro de pastor alemán, yorkshire terrier, chihuahua,
setter inglés, labrador retriever, bichón maltés, golden retriever, bulldog francés,
schnauzer miniatura, teckel, bulldog inglés, epagneul bretón, bóxer, rottweiler,
perro de agua español, american staffordshire terrier, mastín español, stafford-
shire bull terrier, caniche y perro de pastor belga. Las cifras acumuladas de los
últimos cinco años muestran una clara preferencia por las razas perro de pastor
alemán y yorkshire terrier (40.330 y 38.812 e inscripciones respectivamente).
La gran mayoría de los perros inscritos en el LOE pertenecen a poblaciones rela-
tivamente homogéneas desde un punto de vista morfológico y comportamental,
que están bien seguidas y seleccionadas. Esta selección racial permite, al favo-
recer tipos especializados, ampliar la diversidad entre poblaciones dentro de la
especie. También ha inducido seguramente una reducción de la variabilidad gené-
tica intra-racial y el incremento, bajo el efecto del aumento de la consanguinidad,
de la incidencia de las afecciones hereditarias dentro de las poblaciones. Este