Tipos de Lectura

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TIPOS DE LECTURA

1. Lectura oral
Conocemos como lectura oral o vocal a aquel tipo de lectura en el que el sujeto
exterioriza mediante la voz aquello que es leído. Dicho de otra forma, la lectura
oral es aquella que hacemos cuando leemos en voz alta.
Es habitual que se use cuando se le lee algo a otra persona o cuando
pretendemos utilizar el sonido como pista memorística o como método para poder
concentrarse en el contenido de la lectura aún en condiciones poco óptimas.

2. Lectura subvocal o silenciosa


Se denomina lectura silenciosa o subvocal aquella que se lleva a cabo de manera
silenciosa y de manera interiorizada. No producimos ningún sonido, aunque lo
reproducimos mentalmente.
Se trata de un tipo de lectura que precisa de capacidad para concentrarse y que
requiere de cierto dominio de la capacidad para leer de manera fluida, ya que se
pasa directamente a interpretar el material visual sin traducirlo externamente al
sonido (pasándolo directamente a nivel interno).

3. Lectura rápida
La lectura rápida o superficial se caracteriza por llevarse a cabo de manera veloz
pero sin detenerse ni profundizar en lo leído. Permite hacerse una idea de lo que
estamos leyendo, la temática y tal vez la estructura básica, pero de manera
general y sin tener en cuenta aspectos más profundos o complejos.
4. Lectura secuencial
Una lectura que se lleva a cabo sin prisas y teniendo en cuenta la totalidad del
texto, sin saltarse nada pero sin pararse a reflexionar en profundidad sobre
ninguno de sus apartados.

5. Lectura intensiva
Otro de los tipos de lectura es la intensiva, la cual implica que se lleva a cabo una
lectura extensa y concienzuda de la totalidad del texto y en la que se ha repasado
cada detalle de manera exhaustiva.

6. Lectura involuntaria o inconsciente


La lectura involuntaria, tal y como nos dice el término, es la que se produce de
manera inconsciente y sin que medie la voluntad del sujeto para leer el contenido.
Esta lectura implica cierta capacidad de comprensión lectora, ya que requiere ser
capaz de procesar el mensaje escrito antes incluso de que nos demos cuenta de
que estamos leyendo. Es lo que ocurre cuando leemos algo por accidente. Un
ejemplo lo podemos encontrar en casi cualquier producto publicitario, ya que es
algo que se aprovecha en marketing con estímulos salientes y con poca letra.

7. Lectura mecánica
Denominamos lectura mecánica a aquella que se lleva a cabo de manera
automática pero voluntaria, transformando en sonidos los símbolos y mensajes
escritos. Se pasa de grafemas a fonemas. Sin embargo, no es necesario que
existe siquiera una comprensión del mensaje. Sería el primero de los tipos de
lectura que llegan a aprenderse, ya que es el paso previo necesario para poder
llegar a comprender lo leído.

8. Lectura comprensiva o receptiva


La lectura comprensiva se caracteriza por el hecho de que el material leído resulta
comprendido por el lector, de tal manera que el acto de leer implica la integración
de conocimiento y una interpretación válida del material leído. Comprender
supone poder extraer conclusiones del material extraído del texto tras agrupar el
material leído y extraer las ideas principales del texto. Requiere, asimismo, de
tener suficiente capacidad de lectura mecánica para poder existir.

9. Lectura selectiva
Semejante a la lectura rápida, la lectura selectiva se caracteriza por que el lector
no analiza la totalidad del texto, sino que realiza una lectura saltatoria en función
de las partes más relevantes tales como los conceptos considerados clave, los
títulos o elementos que el lector esté buscando de modo directo.

10. Lectura reflexiva


La lectura reflexiva se caracteriza por el hecho de que a través de la lectura del
texto la persona que lo lee sea capaz no solo de extraer conclusiones y valorar la
adecuación del texto, sino que también le puede permitir pensar y reflexionar
respecto a sus propios conocimientos, carencias y fortalezas más allá de lo que se
pueda llegar a extraer y valorar del propio material.
11. Lectura literal
Este tipo de lectura se caracteriza por el hecho de que la información extraída del
texto se procesa sin realizar ningún tipo de inferencia, de manera que solo se tiene
en cuenta lo que significan directamente las palabras escritas. No se valora la
posible existencia de dobles sentidos o interpretaciones diferentes más allá de lo
que el mensaje quiere decir de manera explícita.

12. Lectura inferencial


Al contrario que ocurre en la lectura literal, en la lectura inferencial se parte del
material que se encuentra a nivel implícito en el texto, aún si no aparece de
manera directa en el texto.
Se utilizan las ideas y significados obtenidos no solo del texto directo sino del
contexto en el que se produce el material, las posibles intencionalidades de los
escritores o los conocimientos que el lector tenga al respecto. Permite establecer
conclusiones que no se encuentran en el propio texto, así como interpretar dobles
sentidos y otros significados del contenido.

13. Lectura crítica


La lectura crítica implica una lectura inferencial del material escrito a la que a su
vez se añade un matiz valorativo por parte del lector: se trata no solo de leer sino
de analizar el texto. Además de interpretar la información escrita, se evalúa y
juzga no solo lo escrito sino lo que se puede extraer de ello, y especialmente si
aquello leído es válido y fiable según el punto de vista y el criterio del lector.
14. Lectura informativa
Consideramos lectura informativa a aquella que tiene como principal objetivo la
obtención y/o transmisión de conocimiento, siendo el propósito del acto lector el de
incorporar los datos obtenibles del material. No pretende ser entretenido ni ameno,
aunque puede resultarlo de manera secundaria.

15. Lectura recreativa


La lectura recreativa se caracteriza principalmente por el hecho de que se lleva a
cabo con el único propósito de entretenerse y disfrutar, sin pretender recibir
información real o mejorar los conocimientos (si bien esto puede llegar a lograrse,
no será el propósito real del hecho de leer sino un beneficio secundario).

16. Lectura científica


Podemos llamar lectura científica a aquella que pretende ser de interés y
aplicación a nivel científico, con lo que implica una lectura comprensiva y crítica
además de la realización de una extensa búsqueda de información que pueda ser
comprobable. Además tiene como objetivo la obtención de conocimiento, por lo
general de una temática concreta identificada con anterioridad. Puede incluir la
lectura e interpretación de datos estadísticos y fórmulas propias de las diferentes
disciplinas científicas.
17. Lectura fonética
La lectura fonética se caracteriza por no basarse tanto en la búsqueda de un
sentido al contenido y material escrito sino que se basa más en trabajar el sonido,
la articulación y la fonética con la que se leen las palabras.

18. Lectura musical


La lectura musical es un tipo de lectura que difiere del resto en el hecho de que en
su caso la simbología que es interpretada no centra en buscar un significado a
nivel de concepto, sino que principalmente proporciona información de un sonido,
además de su ritmo y la melodía en que debe ser leída. Es el tipo de
lectura mediante la cual los músicos interpretan las partituras.

19. Lectura braille


La lectura en braille es un tipo de lectura que tiene la peculiaridad de que no se
basa en la interpretación de símbolos percibidos a través de la visión, sino que la
simbología empleada para leer se percibe a través del tacto. Este sistema es el
principal mecanismo de lectura que posee la población invidente.
20. Lectura pictográfica
Se denomina lectura pictográfica a aquella actividad lectora en la cual el sujeto no
interpreta grafemas en forma de letras, sino que lee a partir de imágenes y
símbolos pictóricos que representan ideas concretas. En realidad, las primeras
formas de comunicación escritas fueron de tipo de pictográfico, pues podrían
encontrarse ejemplos de ella prácticamente desde la prehistoria.

TECNICAS DE LECTURA
1. Vuelve a leer el texto
Normalmente al leer un texto por primera vez nos quedaremos con la idea
principal. Si luego queremos profundizar, volver a leerlo es una de las mejores
opciones ya que cuando sabemos de qué trata, los detalles que en un principio
pudimos pasar por alto serán mucho más obvios tras la segunda lectura.

2. Usa tu conocimiento previo


La información que vamos aprendiendo en el trancurso de nuestra vida puede
resultarnos de mucha ayuda para afrontar nuevas situaciones. De igual modo,
cuando vayamos a leer un texto, estos conocimientos previos son de suma
importancia pues pueden facilitar la comprensión del mismo.
3. Lee entre lineas, usa las pistas del contexto
Cuando nos encontramos inmersos en la lectura de un texto y tenemos problemas
con el significado de una palabra pero no disponemos de herramientas para
averiguar su significado, debemos fijarnos en las partes del texto que la rodean.
De esto precisamente es de lo que hablamos cuando nos referimos a ‘las pistas
del contexto’. Este método consiste en la comprensión de una palabra cuyo
significado desconocemos ubicándola en contexto con el resto del texto. Debemos
ser capaces de leer entre líneas, al final todo se basa en emplear la lógica.

4. Piensa en voz alta


Todo adquiere mayor sentido cuando lo decimos en voz alta puesto que es mucho
más sencillo entender algo cuando se explica mediante la voz en lugar de leyendo
para uno mismo. Si leemos algo y resulta que no lo hemos comprendido por
completo, repetirlo en voz alta es una idea a tener en cuenta.

5. Haz un resumen
Cuando terminamos de leer puede que alguno de los detalles no hayan quedado
del todo claros. En este caso reunir los datos más importantes del texto tales como
los personajes, el motivo, los problemas, los resultados… puede servir como
ayuda para llenar esos pequeños huecos argumentales que no quedaron
completamente claros durante la primera lectura.
6. Ubica las palabras claves
Afrontar un texto no es una tarea fácil. Ponerse a escribir sin seguir ningún tipo de
estructura o sin tener en cuenta los elementos que forman parte del relato
narrativo sería un error. Normalmente los escritores colocan palabras claves,
palabras que se repiten a lo largo del texto y que ayudan al lector a prestar mayor
atención de manera inconsciente en eso que el autor quiere remarcar. Ubicar esas
palabras clave puede resultar de gran ayuda para la comprensión del texto.

7. Haz predicciones
Algo que siempre está en nuestra mente es la expectativa, expectativa ante
cualquier cosa. Hacer predicciones de cómo terminará el texto nos ayudará a
involucrarnos en el mismo.

8. Visualiza
Una idea que verdaderamente puede ayudarnos a la hora de comprender un texto
es crear nuestras propias imágenes mentales de eso que estamos leyendo.
9. Organizadores de texto
A la hora de estudiar o comprender un texto de mayor extensión, los
organizadores de texto pueden convertirse en nuestros mayores aliados. Puede
que los conozcamos como mapas conceptuales, algo muy parecido a un resumen
del texto pero más ordenado. En estos mapas tomaríamos los datos más
relevantes los cuales uniríamos mediante conexiones con sus respectivos
conceptos. Si existe alguna relación entre un concepto y otro, resulta muy positivo
hacer una conexión entre ellos o una jerarquía que ayude a ver de una manera
gráfica cómo uno afecta al otro y viceversa.

10. Evalúa lo aprendido


Una vez hayamos leído el texto en cuestión, verificar si lo hemos entendido todo o
si por el contrario existen partes que nos hayan costado más, es muy importante
para lograr una total comprensión del texto. Si existe algo que no haya quedado
del todo claro y somos conscientes de ello desde un principio, es mucho mejor
percatarse de ello a tiempo para poder corregirlo.

11. Cuestiona el texto


A medida que vayamos leyendo debemos tomarnos el tiempo que sea necesario
para cuestionar el contenido. Realizar preguntas acerca de lo que estamos
leyendo nos ayudará a comprender su planteamiento al mismo tiempo que puede
proporcionarnos una nueva perspectiva. Si nos cuestionamos eso que hemos
leído, seremos capaces de interpretar mucho mejor el relato.

12. ¡Para!
No somos máquinas por lo que de la misma manera que nuestros músculos se
cansan después de realizar una actividad física, nuestros ojos y nuestra mente
también pueden sentir ese cansancio. Tras largos periodos de tiempo leyendo sin
apenas descanso, lo más probable es que nuestra compresión y atención
disminuyan considerablemente. Lo más aconsejable en estos casos es parar y
tomar un descanso realizando otro tipo de actividad que nada tenga que ver con la
lectura.

13. Monitorea y repara tu entendimiento.


Como lectores tenemos que estar concentrados en eso que estamos leyendo
poniendo toda nuestra atención en el relato para poder comprender su argumento.
Si se diese el caso de que no acabamos de entender lo que hemos leído,
debemos parar e intentar reparar esa falta de entendimiento. Podemos comenzar
por releer eso que no ha quedado del todo claro y si todavía tenemos dificultades
siempre podemos buscar soluciones alternativas como pedir ayuda a alguien que
sí entienda el contenido del texto.

14. Parafrasea
Una excelente idea que podemos llevar a cabo cuando no tenemos muy claro
algún concepto de un texto, es tratar de repetir eso que acabamos de leer pero
empleando nuestras propias palabras.

15. Toma apuntes


Los apuntes son una parte importante del aprendizaje puesto que nos sirven de
repaso. Sirven para ubicar los puntos importantes del texto y para organizar la
estructura del mismo. Unas notas realizadas a mano nos ayudarán a tener las
ideas mucho más claras y ordenadas.

16. Ajusta el ritmo en el que lees


Es muy probable que cuando comencemos a leer un texto vayamos mucho más
rápido pero conforme avancemos en el relato el ritmo de lectura disminuya ya que
nuestra mente se cansa antes. Llegados a este punto no debemos agobiarnos, la
comprensión es más importante que la velocidad. Aquí el que comprende gana.

17. Ten prioridad por alguna información


Este es un punto importante ya que en algunas ocasiones los autores además de
dar a conocer la idea principal de su relato también mencionan una serie de
detalles que de una forma u otra sirven para complementar la idea principal
aunque no sean del todo relevantes para su comprensión. Esto puede terminar
confundiendo al lector y para evitar que esto suceda, cuando nos encontremos
ante un texto bastante extenso y lleno de información, lo más aconsejable es que
nos centremos en buscar lo que nos interesa y una vez hayamos comprendido la
idea principal pasemos a prestar mayor atención a los pequeños detalles.

18. Proponte un objetivo como lector


Para muchos leer resulta apasionante y para otros es simplemente una actividad
más. Lo que sí que es un hecho que puede afectar tanto a ávidos lectores como a
personas que dediquen menos tiempo a la lectura, es que a la larga leer por leer
no resulta nada placentero. Lo mejor que podemos hacer para no acabar
hastiados por la lectura es marcarnos una serie de objetivos, escoger temas que
nos interesen y saber cuándo tomar un descanso.

19. Conexiones textuales


Para tener una mayor comprensión del texto no es suficiente con leerlo. También
es necesario detectar relaciones dentro del propio relato en el caso de que éste
fuera bastante extenso. Los conectores ayudan mucho para llevar a cabo esta
labor puesto que nos pueden resultar muy útiles a la hora de obtener una
comprensión integral de lo que estamos leyendo.

20. Haz una lectura rápida


Una manera sencilla de interpretar y conocer la idea principal de un texto en un
primer momento, es realizando una lectura rápida y superficial que sirva para
obtener una idea general de lo que ocurre en la historia.

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