Practica 7
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CASO PRÁCTICO
Los cambios de turno también eran inconvenientes para su vida social. Los
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Bakers eran miembros de un club de póquer que se reunía dos veces al mes
los viernes por la noche. Las parejas solían reunirse a las ocho de la noche y
jugar durante cuatro horas. Cuando Carl estaba de turno vespertino, no había
manera en que pudieran jugar. Cuando trabajaba en el turno nocturno, sólo
podían estar parte del tiempo, puesto que Carl tenía que salir a tiempo
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CASO PRÁCTICO
para alistarse e ir a sus labores. Sólo cuando trabajaba el turno diurno podían
participar en plenitud. Por lo mismo, estaban jugando en su club sólo una o
dos veces cada dos meses. Sus amigos habían conseguido que otra pareja los
sustituyera, pero los Backers temían verse obligados a retirarse del club
porque la pareja sustituta estaba jugando con más frecuencia que ellos.
Marilyn Baker había comenzado a sentir un poco de lástima por ella misma.
Sin embargo, reconocía que estos cambios turno podían causarle más estrés a
Carl que a ella. Recordaba que él estaba trabajando en el turno vespertino
cuando llegó al pueblo el Custom Boat and Trailer Show (exhibición de barcos
y remolques hechos ad hoc). Él había estado pendiente para ver las nuevas
lanchas para pesca de robalos durante semanas enteras, pero sólo pudo estar
una hora en la exhibición antes de tener que irse a trabajar. Los fines de
semana parecían especialmente duros para Carl. Los sábados y los domingos,
justo cuando encontraba algo que le gustaba hacer, con frecuencia se topaba
que era hora de ir al trabajo. Tom, su hijo de 10 años, entró a la cocina con un
calendario de las ligas pequeñas de beisbol en la mano. Tom dijo: “Mamá, el
torneo regional es en tres semanas. ¿Podrías tú y papá ir a mis juegos?”
Marilyn se levantó para ver el itinerario de trabajo de Carl, que estaba pegado
en la puerta del refrigerador. “Tu papá estará trabajando en el turno
vespertino esa semana, pero yo puedo ir. Trabajaré algunas horas extras y
puedo canjear días de permiso con alguien en equipo de trabajo. Así podré
tener suficiente tiempo para ver todos tus juegos”, le dijo Marilyn. A Tom le
encantaba que su madre estuviera en sus juegos de beisbol, pero de todas
maneras se entristeció. “Papá ya no ve mucho de mis juegos”, musitó saliendo
lentamente de la cocina.