Dinamicas e Informacion Extra 18 - Dora Romero

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DINAMICAS 18/10/19 – DORA ROMERO VEGA

1. Dinámica: Búscame
Descripción: En esta actividad se harán grupos de dos personas y cada grupo deberá
coger un papelito en donde aparecerá el nombre de un animal. A continuación se
vendarán los ojos a todos los participantes. Una vez vendados, el encargado de la
actividad cambiará a una persona de cada grupo de lugar y deberán buscarse
imitando el sonido del animal mientras suena de fondo una música. Cuando las
parejas se encuentren, deberán llegar hasta el sonido de la música que es donde se
encontrará el encargado de la actividad.

Objetivos:
-Sensibilizar sobre las dificultades que pasa en la comunidad y a veces nos hacemos
los ciegos y no queremos ver lo que realmente pasa.
Materiales:
-Humanos: Un encargado y un mínimo de 10 personas.
-Materiales: Se necesitará alguna prenda con la que se puedan tapar los ojos, un
aparato con el que reproducir música y papelitos.

2.- Dinámica: ¿A ti te gustaría?


Descripción: En esta actividad se entregará a cada participante un papelito en el que
deberán escribir el nombre de la persona que está escribiendo y lo que desea que
haga alguno de sus compañeros (por ejemplo: “Yo Andrea deseo que Julio ladre como
un perrito delante de todos nosotros"). Después de escribir el deseo, lo doblarán y lo
entregarán al encargado de la actividad, el cual después de recoger todos los
papelitos descubre el nombre de la actividad y explica que lo que hayan escrito deberá
realizarlo la persona que lo escribió. El encargado leera en voz alta los deseos de los
niños pero omitiendo el nombre de la persona a la que supuestamente iba dirigido.
Objetivos:
-Sensibilizar sobre el trato que damos a los demás, el cual muchas veces no nos
gustaría que nos lo hiciesen a nosotros.
Recursos:
-Humanos: Un encargado y un mínimo de 10 personas.
-Materiales: Se necesitarán papelitos y lápices o bolígrafos.

3.- Relación entre docente y alumno (información para guiarse)


El aula es, sin duda, el medio fundamental donde el docente despliega sus recursos
personales y didácticos para cumplir con su labor, que tiene como eje medular la
relación con el alumno. Y como toda relación humana, posee unas características
implícitas y explícitas que le imprimen un sello y dinámica particular. No obstante, la
relación profesor-alumno en el aula presenta algunas configuraciones que la hacen
especialmente diferente de cualquier otra interpersonal:
1.- La relación entre el profesor y el alumno no se establece sobre la base de simpatía
mutua, afinidad de caracteres o de intereses comunes. Más bien, se funda en una
cierta ‘imposición’: están ahí sin consulta o consentimiento previos, lo cual genera
-sobre todo en los comienzos de cada periodo lectivo -expectativas mutuas que se
confirman o no con arreglo al desempeño del profesor y del alumno como tales.
2.- Es una relación -bipolar de ida y vuelta- que se establece entre personas de
diferente edad y grado de madurez. A la intensidad, variedad e irracionalidad de las
reacciones, de los comportamientos, de las actitudes y de las motivaciones de los
alumnos, el profesor debe responder con paciencia, ecuanimidad, prudencia y
exigencia en su actuar, en sus juicios y en las manifestaciones de su carácter.
3.- La relación de docencia es una relación interpersonal pero no amical. Primero,
porque la relación amistosa se establece entre dos personas en su concreta
individualidad, es decir, conociéndose mutuamente. Segundo, esa relación
estrictamente personal consiste en un mutuo querer y procurar, cada uno, los fines
personales e individuales del otro.
En el trato y la relación maestro-alumno (de ‘ida’), se realiza el esquema de la amistad:
aquél busca en el discípulo al individuo concreto y determinado. El hecho de que la
clase sea colectiva no menoscaba la individuación concreta, porque el esfuerzo radical
del profesor se encamina a descubrir, bajo lo común y general, lo propio y particular de
cada educando. En cambio, la relación del discípulo con el maestro (de ‘vuelta’) no
realiza el esquema de amistad puesto que el alumno no busca esencialmente el
hombre concreto que hay debajo del maestro. La actitud del alumno, por el contrario,
tiende a mantener con el docente un tipo de relación puramente profesional y externa.
El maestro se pone al servicio de los fines particulares del alumno. En la docencia, la
persona del maestro se entrega, por tanto, a la consecución de los fines del
estudiante. En cambio, el discípulo no se pone a su vez al servicio de los fines
particulares del maestro. El maestro ‘da’ y el alumno ‘recibe’, sin devolver. El alumno
-en el buen sentido del término- es ingrato siempre; lo es por definición, por esencia.
Lo es por necesidad vital, con una ingratitud no imputable al vicio y de la que el
maestro rigurosamente no tiene derecho a quejarse. Pero la dedicación y la
abnegación le permiten darse cuenta de que el discípulo, con solo serlo, devuelve en
cierto modo indirectamente lo que recibe. El profesor, al ser amigo y atender a sus
alumnos, descubrirá realizados en cada uno de ellos sus propios fines como frutos de
su entrega y esfuerzo. Entonces, la manera como el alumno corresponde y compensa
los afanes del maestro consiste sencillamente en aceptarlos y aprovecharlos.
4.- Por su condición de tal, al profesor le compete marcar el inicio, la dinámica y la
continuidad de la relación. En primer lugar, porque es a él a quien corresponde
generar el clima apropiado en el aula que garantice la fluidez de las relaciones con los
alumnos. En este sentido, tiene en sus manos la posibilidad de fomentar un ambiente
rico en situaciones de crecimiento o, por defecto, un ambiente lo suficientemente tenso
e incómodo que termine frenando la expresión de las particularidades, de las
iniciativas y de la participación en los alumnos.
En segundo lugar, porque para promover un clima apropiado dentro del aula conviene
recordar con García Morante que “la ejemplaridad constituye un elemento esencial en
la profesión del magisterio. En las otras profesiones no hay ejemplaridad, sino pura y
simple eficiencia. En cambio, en el docente la eficiencia de la misma profesión viene
condicionada por la ejemplaridad, porque la acción del docente sobre el educando no
se cumpliría correctamente si el educando -que es sujeto percipiente- descubriera en
el docente los mismos defectos o vicios contra los cuales el docente predica”.
En tercer lugar, porque la construcción de un ambiente apropiado y cálido dentro del
aula reclama que el docente no enajene su responsabilidad en el control y manejo de
la disciplina. Los brotes de indisciplina exigen una rápida respuesta pues atentan
contra el desarrollo eficiente de una clase. Un ambiente cálido y exigente a la vez se
construye:
Con reglas claras y sanciones efectivamente impuestas. El docente no puede extraer
de la ‘manga’ -con arreglo a su estado de ánimo- las reglas y las sanciones. Tiene que
existir objetividad y continuidad. Normas pocas y claras, por lo tanto, las sanciones
acordadas tienen que ser aplicadas. Por función, por ser testigo de excepción, y a
mayor abundamiento porque los alumnos esperan que las reglas se cumplan, al
docente le corresponde directamente el control disciplinario del aula. Trasladar por
comodidad, por debilidad o por no afectar su ‘popularidad’ a los superiores, la
corrección y la sanción, supone una pérdida de prestigio para el propio docente. Para
los directivos representa una manera sutil de minar su autoridad, pues, al ejercerla, sin
elementos de juicio objetivos, deciden parcializándose, lo que perjudica a una de las
partes: al alumno o al profesor. Al mismo tiempo, el traspaso frecuente de la propia
responsabilidad disciplinaria termina por desnaturalizar la figura de la autoridad dado
que solo se acude a ella en su función remunerativa y se le coloca en la tesitura de
tomar medidas radicales para eliminar los brotes de indisciplina.
El docente debe velar y cuidar para que dentro del aula los elementos físicos y
materiales estén armónicamente dispuestos, ordenados y limpios. De ese modo
también se contribuye a la generación de un ambiente cálido y propenso al trabajo.
Organizar eficazmente las actividades a realizar con los alumnos comenzando,
indudablemente, con una concienzuda preparación del dictado de clase.
5.- La relación se establece con cada uno y con todos los alumnos en su conjunto. La
percepción de lo que haga o deje de hacer el docente difiere -aunque no radicalmente-
de alumno a alumno. Cada estudiante tiene sus propios “apercipientes” (Herbart), es
decir, puntos de vista personales en torno a las cosas y a los acontecimientos. Por eso
es importante cimentar en el aula, sobre la base de unas reglas “un sistema de
referencia para poder reconocer y aceptar la realidad de otros mundos para otros
sujetos sin necesidad de negar la realidad de su mundo propio. De esta suerte se
crea, por encima de la diversidad de los mundos individuales, un sistema general de
transferencias o traducciones que permiten cernerse sobre todos esos mundos -sobre
el suyo propio también- y le ponen en posesión de uno como integración de todos los
mundos individuales” (García Morante).
La expresión “esto no es justo”, aludida comúnmente por los alumnos, encuentra aquí
su sustento. Máxime, cuando ante una misma indicación o estímulo el profesor
procede de distinta manera con los alumnos. Por eso es importante atender los
hechos lo más objetivamente posible para no generar precedentes, que luego el
profesor difícilmente podrá revertir.
6.- Cada alumno aporta a la relación su propio marco de referencia, su manera de ser,
su intimidad, sus necesidades, emociones y prejuicios, que influyen en sus
comportamientos y respuestas.
7.- Igualmente, el profesor aporta a la relación su propio marco de referencia, su
manera de ser, sus necesidades, prejuicios y obligaciones, que influyen
significativamente en sus emisiones y también en sus respuestas. Cuando el profesor
no controla sus reacciones, cuando se deja llevar por sus emociones, por sus
simpatías, por procedimientos en el pasado eficaces sin atender el presente, cuando
trasluce su tedio, cuando externaliza su disconformidad con alguna norma del colegio,
cuando extrapola machaconamente su experiencia personal como modelo de lo que
debería ser o lo que se debería hacer, mediatiza y contamina la relación con sus
alumnos.
8.- La materia que imparte el docente está tan integrada a su persona que corre el
riesgo de creer que aquella tiene por sí misma el atractivo suficiente para el alumno,
de modo que este responda siempre con atención y con eficiencia en clase. A
diferencia de lo que ocurre en la Universidad, donde los alumnos valoran y admiran el
dominio de los conocimientos, en el colegio la eficacia de la instrucción pasa
necesariamente por la percepción que tenga el alumno de la personalidad del
profesor. Por eso el docente debe “evitar empujar la enseñanza hasta los extremos
límites a que puede llegar en el conocimiento del tema. Abnegadamente debe refrenar
ese ímpetu a rebasar las fronteras asignadas a su grado o materia… En verdad, no es
cosa fácil sino esforzada mantener el nivel más homogéneo posible dentro del grupo.
Pero es requisito indispensable. Porque el abandono de algunos discípulos equivale a
la comisión de una iniquidad por parte del profesor. Las consecuencias son
perjudiciales para el niño o el joven” (García Morante).
9.- La relación profesor-alumno que se establece no es gratuita de entrada. Al
comienzo se basa en la apreciación de papeles establecidos que con la continuidad se
delimitan, se precisan y consolidan. La función del docente contiene más funciones y
es más amplia: instruye, estimula, corrige, forma y orienta. Cuando el docente es
íntegro conoce su materia, es cálidamente exigente por ser ejemplar, logra el afecto y
la admiración de sus alumnos. Su prestigio mueve al alumno a responder con respeto,
atención e interés por su curso.
10.- En la relación con el alumno interviene otro elemento que es fundamental para su
sostenimiento: la axiología y principios del colegio, que el docente debe procurar
encarnar; de manera que, desde su ámbito, contribuye eficazmente al logro del perfil
del alumno, en el cual está comprometido el centro educativo.

4. La importancia de una buena relación entre el profesor y estudiante


(información para guiarse)

- He perdido la cuenta de la cantidad de veces que me han dicho que las reglas sin
relaciones conducen a la rebelión. Sin embargo, hoy en día, las relaciones con los
estudiantes parecen ser temidas en lugar de aceptadas.
Con los años, por casualidad, descubrí que este precepto de antaño es fundamental
para las reglas de la clase y para aprender por sí mismo. Las relaciones son una parte
esencial del aprendizaje, especialmente las relaciones entre profesores y estudiantes.
Los educadores interactúan con sus alumnos de dos maneras importantes: personal o
impersonal. No es difícil entender que una interacción personal es mejor que una
impersonal. Como padre, cada instrucción que doy a mis hijos se ve afectada por
muchos factores, pero uno de los más importantes es mi relación personal con ellos.
Yo soy su padre; por lo tanto, tengo una relación creciente con ellos que los motiva a
escucharme (bueno, al menos la mayor parte del tiempo).
Como maestros, a menudo nos quejamos de que nuestros alumnos no escuchan,
sueñan demasiado y hablan mientras estamos hablando. Ya sea que nos demos
cuenta o no, estos son ejemplos de estudiantes que interactúan con su entorno de
aprendizaje, pero a menudo, para nuestra frustración, su interacción es con la parte
equivocada: unos con otros.
Lo que me di cuenta es que la interacción que exigía a mis alumnos ya estaba
teniendo lugar. El problema no era su falta de interacción; se fue a convertirse en una
parte significativa de su interacción en curso.
¿Cuál es la vía lenta de la interacción profesor-estudiante?
Inicialmente, traté de controlar mi clase con solo mi voz. Sin que yo sepa, las personas
absorben la información a través de sus sentidos, por igual, con una excepción: el
sentido auditivo. De acuerdo con investigaciones, las señales auditivas son
ligeramente diferentes. Se registran como memoria ecoica y eso requiere más tiempo
para procesar que los otros sentidos. No me di cuenta de que solo usando mi voz,
estaba usando el sentido más lento para controlar mi clase.
¿Cuál es la vía rápida de la interacción profesor-estudiante?
Si me preguntan ¿cuál es la respuesta para interactuar positivamente con los
estudiantes para que aprendan? ¡Para mí una sola palabra: relaciones
interpersonales! Tengo relaciones sociales con mis estudiantes, y estoy defendiendo
algo que se llama intencionalidad relacional.
La intencionalidad relacional implica mantener nuestra autoridad mientras construimos
relaciones con los estudiantes. Implica acciones con tus estudiantes. Podría pensarlo
como si fuera parte del plan de instrucción. Es una relación que modela el respeto y la
cordialidad de maneras que enseñan a ambos.
La intencionalidad relacional es asegurarse de que conoce los nombres de sus
estudiantes. Está utilizando por favor y gracias a ellos en todo momento,
independientemente de su respuesta. Es querer saber detalles de sus vidas. Es decir
gracias a ellos por un acto amable. Está encontrando sus éxitos para equilibrar sus
fallas. Es entender que son niños y les permite ser niños.
Como su maestro, usted está modelando, a través de intencionalidad relacional, la
relación que desea tener con ellos, y cómo deben relacionarse con su mundo, que son
a su mentor.

¿Qué es la Intencionalidad Relacional?


Una vez más, en la intencionalidad relacional no se está haciendo amigo de sus
alumnos; está construyendo relaciones que van más allá de la amistad. Una vez, un
colega anunció en un banquete de premiación que echaría de menos a dos
estudiantes de último año que se graduaban ese año.
En un excelente discurso, los llamó sus “mejores amigos” varias veces. Convertirse en
“amigo” de sus alumnos es muy peligroso, especialmente en la cultura actual. La
amistad se basa en la igualdad y la comunidad; la enseñanza y la tutoría no lo son.

A menudo los estudiantes se desconectan cuando aprenden conceptos difíciles.


Pueden hablar con sus compañeros de clase o quedarse dormidos. Muchos temas
complejos en educación o vida a menudo no tienen ejemplos concretos: después de
todo, son abstractos. En estos casos, el aprendizaje depende en gran medida de la
relación entre el mentor y el alumno.
Es la relación que proporciona las experiencias tangibles necesarias para ilustrar
conceptos abstractos. A medida que los estudiantes profundizan en el aprendizaje que
es más difícil y abstracto, las relaciones con los demás pueden ser uno de los únicos
elementos concretos de su aprendizaje.
5.- Consideraciones del código de ética del docente
PRIMERA CONSIDERACIÓN
FUNCION DEL PROFESOR
Art. 7°.- El profesor es el agente fundamental de la educación y contribuye con la
familia y la comunidad al logro de la personalidad del educando.
Art. 8°.- El profesor debe guardar incólume su dignidad personal y profesional, su
honor y sus méritos.
Art. 9°.- El profesor debe gozar de plena libertad magisterial para desempeñar su
función, disponiendo de los mejo- res métodos de enseñanza y material educativo.
Art. 10°.- El profesor trabaja y se realiza en función social, en función de la
comunidad, de la cual es parte y recusando toda acción en favor de grupos de poder
político y / o económico.
Art. 11°.- El profesor merece un trato digno en lo personal, profesional además de
tener derecho a una remuneración económica decorosa.
Art. 12°.- El profesor es responsable de coadyuvar al diseño del modelo social basado
en los principios éticos de la igualdad, la justicia, el trabajo y la honestidad; en la
Constitución Política y las leyes del Estado, así como en el respeto a las leyes sociales
de buenas relaciones humanas.
Art. 13°.- El profesor debe considerar que el Perú es una estructura social pluricultural
y multilingüe; por tanto debe ser tenida como tal para la aplicación de sus
conocimientos profesionales, científicos y técnico-pedagógicos en el desarrollo de su
función docente.
Art. 14°.- El profesor tiene el deber moral de propender el desarrollo de programas
curriculares científica y tecnológicamente adecuados a las necesidades de la
comunidad e inspirados en los valores, el docente tiene el deber moral de propender al
desarrollo de programas espirituales de la misma.
Art. 15°.- Asimismo, el profesor debe tener presente que dadas las diferencias
anteriores, debe propiciar una educación con contenidos curriculares universales y
diferenciados, destinados a lograr el desarrollo de la unidad política, igualdad
económica e identidad cultural, en observación total a la Constitución Política del
Estado, las leyes y los principios educativos.
Art. 16°.- El profesor es el agente social más importante para lograr la preservación y
conservación de la identidad cultural del país y actuar con energía frente a los
procesos de alienación cultural extranjerizante y de modelos ajenos ala comunidad
nacional.
Art. 17°.- El profesor tiene la obligación de velar por el desarrollo integral del
educando basando su accionar en defensa de los principios democráticos, de la
independencia personal y justicia social.
Art. 18°.- El profesor tiene el deber de una permanente labor de capacitación y
actualización profesional, tendiente a su desarrollo personal, profesional, familiar y
social.
Art. 19°.- El profesor tiene el deber de mantener en permanente desarrollo la teoría
educativa acorde a las características y condiciones de la nación y del país, basando
su actuar en el desarrollo histórico y social con el propósito de orientarlo a mejores
condiciones de vida.
Art. 20°.- Es deber del profesor custodiar los derechos inalienables del educando y de
la comunidad.
Art. 21°.- El profesor tiene el deber de defender los derechos del educando ante
cualquier agresión personal o institucional, denunciando a los culpables.
Art. 22°.- Las decisiones del profesor con relación a su función educativa son
irrevocables e inapelables y se le debe el mayor sigilo profesional si constituye el
sustento espiritual del educando.
Art. 23°.- La puntualidad y responsabilidad, la dignidad y la calidad profesional son las
cualidades que el profesor debe observar en el centro educativo, en el Colegio
Profesional y dentro de la comunidad.

SEGUNDA CONSIDERACIÓN
LA COMUNICACIÓN ENTRE PROFESORES Y ALUMNOS
Art. 24°.- Es un deber ineludible del profesor hacia el educando servirlo con empeño y
satisfacción, sin coartar ni su libertad ni su conciencia, cualquiera fuera su condición
social, económica, raza y religión.
Art. 25°.- El alumno es el sujeto espiritual y material, con libertad y libre albedrío, con
derechos de la ley natural y de las leyes internacionales, que merecen toda atención
del profesor y sus cuidados.
Art. 26°.- El alumno tiene derecho a exigir a sus padres, a la comunidad a los poderes
públicos y al Estado, que se le brinden las mejores condiciones para su educación, y
formación integral.
Art. 27°.- El alumno tiene derecho a la vida, la salud y educación, y el Estado tiene la
obligación de asegurar la gratuidad de la enseñanza, mientras el profesor tiene la
función de exigir su cumplimiento.
Art. 28°.- El alumno tiene derecho al desarrollo de su personalidad, sus aptitudes, sus
habilidades y destrezas; su capacidad espiritual y física hasta alcanzar el logro
máximo de sus potencialidades.
Art. 29°.- El alumno tiene derecho al respeto de sus padres, a su idioma, su identidad
cultural; respeto a los valores culturales de la comunidad de la cual es parte integral.
Art. 30°.- Al alumno se le debe proporcionar toda la orientación sexual y vocacional,
orientación sobre sus derechos y libertades fundamentales así como su derecho de
acceso al conocimiento de la ciencia, la tecnología y la cultura universal.
Art. 31°.- El alumno tiene derecho a ser respetado y estimado por el profesor, a
cuestionar los criterios valorativos, conceptuales y morales, pudiendo recurrir a
instancias superiores, si fuera necesario, para lograr el cumplimiento de los mismos.
Art. 32°.- Los profesores tienen el deber de denunciar ante las autoridades
competentes los casos de maltratos físicos, morales, o espirituales y todas las faltas
contra la dignidad y honor del educando.
Art. 33°.- El alumno tiene derecho a libertad de expresión en sus distintas
manifestaciones: de pensamiento, de creación y de culto religioso, aún si es distinto al
de sus padres, tutores y/o profesores.
Art. 34°.- El alumno tiene derecho a expresar su opinión libremente en todos los
asuntos que le afectan y por los medios que elija, ya que se tenga en cuenta sus
opiniones en función de su edad y madurez.
Art. 35°.- Los alumnos tienen derecho a ser matriculados en el sistema regular de la
enseñanza que sus padres determinen; debiendo ser respetados integralmente frente
a estas decisiones.
Art. 36°.- Todo alumno tiene derecho a la atención integral de su edad corporal y
espiritual que permitan el desarrollo de su personalidad en condiciones adecuadas.
Art. 37°.- Los alumnos adolescentes y adultos tienen derecho al trabajo y
remuneración justa, con las observaciones de ley, siempre y cuando su actividad
laboral no importe riesgo ni peligro para su desarrollo, su salud física, mental y
emocional, y no perturbe su asistencia al Centro Educativo que haya escogido para su
educación.
Art. 38°.- Los alumnos tienen el deber de obedecer a sus padres con amor y aprecio,
sin lesionar sus derechos.
Art. 39°.- El alumno tiene la obligación de respetar, obedecer y mostrar aprecio a sus
padres, dentro y fuera del Centro Educativo y respetar los derechos de los demás.
Art. 40°.- El profesor es el primer defensor de los derechos del alumno ante
cualesquiera instancias y solicitar la defensa y protección por parte de la Orden.

TERCERA CONSIDERACIÓN
OBJETIVOS COMUNES DE LOS PADRES DE FAMILIA Y PROFESORES
Art. 41°.- Todo niño o adolescente tiene derecho a vivir, crecer, y desarrollarse en el
seno de su familia. Si careciera de familia natural, tiene derecho a una familia con el
apoyo decidido del Estado y las instituciones benéficas.
Art. 42°.- Si el niño o adolescente educando es vejado por sus padres naturales o
adoptivos, el adolescente tiene el deber de denunciar tales hechos, y solicitar su
protección.
Art. 43°.- Todo padre o madre desea la mejor para sus hijos, y por tanto, debe
proporcionarles alimento, habitación, educación y bienestar corporal y espiritual,
dentro del ambiente de libertad y amor paternal y maternal.
Art. 44°.- El profesor tiene el sagrado deber de brindar al educando protección a sus
intereses y derechos.
Art. 45°.- Los padres de familia deben recurrir al profesor de sus hijos para informarles
sobre su avance formativo. La coordinación entre padres y educadores es fundamental
y debe ser permanente para lograr el desarrollo integral del educando.
Art. 46°.- Las pruebas de evaluación de los educandos deben de ser remitidas a los
padres de familia para que se enteren de los resultados. El educando tiene derecho a
exigir a los profesores tal devolución.
Art. 47 .- Las autoridades educativas de los centros educativos están en la obligación
de proporcionar los informes de los cambios conductuales de los educandos a los
padres de familia época del año escolar.
Art. 48°.- Los profesores que se negaran a exhibir las pruebas de evaluación de los
educandos son pasibles a las sanciones de la autoridad en el Centro Educativo, y la
reincidencia debe ser causal de suspensión, y por tanto, a juicio sumario administrativo
por un Consejo de Honor Educativo.
Art. 49 .- Los ultrajes contra la dignidad de los educandos serán severamente
sancionados por las autoridades competentes, y la Orden separará de su seno a los
profesores que infrinjan tales maltratos, pues contravienen a su función y ética
profesional.
Art. 50°.- Los profesores que hayan sufrido sentencia del fuero civil o penal por
ultrajes a menores, serán suspendidos de la función educativa y separados de la
Orden.

CUARTA CONSIDERACIÓN
RELACIÓN DE LOS PROFESORES CON LOS ORGANISMOS ESTATALES DEL
SECTOR EDUCACIÓN
Art. 51°.- Los profesores de los centros educativos estatales y particulares tienen los
mismos derechos y las mismas obligaciones mientras desempeñan sus funciones
educativas.
Art. 52°.- El vínculo que une al profesor con las autoridades educativas estatales o
particulares es fundamentalmente profesional y de ninguna manera como una relación
de dependencia condicionada o de causa-efecto. El docente tiene derecho a exigir
trato respetuoso y digno así como una remuneración justa de acuerdo al costo de vida
determinado por las entidades especializadas así como producto de estimaciones
hechas por el órgano especializado de la Orden.
Art. 53°.- Todos y cada uno de los profesores tienen el derecho a la defensa gremial
de la Orden cuando sus intereses profesionales, éticos, morales, e inclusive
económicos fueran mellados. Existe un deber moral de aceptar las medidas que
adopte la Orden, en defensa de los mismos.
Art. 54°.- Las medidas extremas adoptadas por los profesores en protesta por sus
derechos lesionados ante las autoridades serán defendidas por la Orden ante los
diferentes Foros Nacionales e Internacionales.
Art. 55°.- Todo reclamo de derecho de los profesores deberá conocer la Orden
haciéndolo la suya para mediar ante las autoridades competentes.
Art. 56°.- Igualmente, los profesores tienen la obligación de cumplir fielmente su
función profesional en su centro de trabajo con responsabilidad y puntualidad.

QUINTA CONSIDERACIÓN
LAS RELACIONES ENTRE PROFESORES
Art. 57°.- Los profesores entre sí se merecen respeto y reconocimiento personal y
profesional.
Art. 58°.- Las decisiones de un profesor son irrevocables en materia de su
responsabilidad y las modificaciones solamente serán a "motu proprio".
Art. 59°.- Los profesores que pertenezcan a la misma especialidad y tengan la misma
función y responsabilidad debe coordinar para realizar acciones de actualización
periódica y permanentemente en técnicas y métodos educativos, e intercambiar sus
experiencias.
Art. 60°.- Son deberes de los profesores: Desempeñar sus funciones con dignidad y
eficiencia, con lealtad a los derechos de los educandos y padres de familia; orientar al
educando con respeto de su libertad y personalidad; respetar los valores éticos y
sociales de la comunidad y velar por el mantenimiento adecuado del local,
instalaciones y equipamiento del Centro Educativo, La biblioteca y los medios
audiovisuales deben ser prioridad frente a cualquier otra modalidad o vehículo de
transmisión de conocimientos que generen espíritus individuales ó egoístas.
Art. 61°.- Los profesores gozan de estímulos en diferentes grados por sus méritos, y
sanciones al incumplimiento de sus deberes y obligaciones.
Art. 62°.- Los Profesores o Licenciados en Educación tienen derecho a un emolumento
por sus funciones sin privilegios ni discriminaciones, y los montos serán determinados
por los mismos docentes y ser presentados por intermedio de la orden, rechazando las
imposiciones políticas, ajenas a la realidad.

SEXTA CONSIDERACIÓ
RELACIÓN DE LOS PROFESORES CON LA COMUNIDAD, LAS INSTITUCIONES
Y EL ESTADO
Art. 63°.- Las relaciones entre los profesores con la comunidad y las instituciones
establecidas deben ser permanentes, francas, dialógicas y constructivas.
Art. 64°.- La comunidad es una fuente inagotable y rica en iniciativas y proyectos. Esta
fuente constituye la causa creadora multifacética de la cual el magisterio debe nutrirse
para elaborar sus proyectos.
}Art. 65°.- La conciencia comunitaria se manifiesta permanentemente en sus
reuniones, sesiones, asambleas y actividades. Esta conciencia necesita orientación
ideológico-doctrinaria y ordenamiento de sus anhelos hacia un modelo social
autónomo, comunitario, solidario, justo y libre.

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